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Título: Reflexiones críticas sobre el sujeto del Derecho de Huelga


Autor: Álvarez, Eduardo
Publicado en: DT2010 (junio), 1373
Cita Online: AR/DOC/3661/2010
Sumario: I. Introducción y crítica.- II. Nuestra posición. El sujeto variable y dinámico del conflicto
"No es posible determimar el sujeto del derecho de huelga de una manera apriorística y dogmática y que el
titular es variable y dinámico, ya que depende de la tipología del conflicto y de su finalidad específica en el
marco de las relaciones colectivas."
I. Introducción y crítica
Uno de los debates más encendidos tanto en el Derecho del Trabajo Argentino como en otros países, ha sido
el de titularidad del derecho de huelga. Estas líneas están destinadas a invitar a una nueva reflexión, desde la
humildad de mi posición aislada, en la creencia de que, no por minoritaria ha dejado de ser la correcta, en
particular si se tiene en cuenta la doctrina elaborada por La Corte Suprema de Justicia de la Nación en la
sentencia dictada el 11/8/2008, en autos "Asociación de Trabajadores del Estado c/Estado Nacional". Scarpia, el
personaje inolvidable de "Tosca", frente al coro, sostiene que la "verdad" habita en el "solista" y confieso que,
por momentos, me siento inclinado a creerle.
El análisis del sujeto habilitado para decidir la medida de acción directa e implementarla, fue enfocado
desde lo que podríamos llamar "la concepción colectiva" por oposición a la individual. La tendencia se ha
inclinado hacia los que sostienen que la titularidad concierne al grupo de trabajadores de la actividad u oficio,
unidos por una misma suerte y no a éstos, como simples sujetos individuales.
Un ejemplo de esta polémica puede encontrarse en el debate de la convención constituyente de 1957, que
terminó consagrando al "gremio" como titular del derecho y, en la cual, el constituyente Alfredo Palacios,
propuso, con el énfasis que lo caracterizaba, la sustitución de dicho concepto por la palabra "trabajadores",
fundado en que "el derecho de huelga es un derecho que tienen los trabajadores de concertarse para no trabajar.
Ese derecho no es solamente del gremio, sino de cualquier trabajador" (1). Pero, en definitiva, triunfó la tesis del
convencional Bravo, que alude a la pluralidad, en la inteligencia de que, para utilizar las expresiones de
Jaureguiberry, la huelga no sería un derecho individual de los trabajadores sino un de derecho colectivo, aunque
con la aclaración de que tampoco sería un derecho del sindicato, porque la sindicalización es libre y podría
presumirse indebidamente que para declarar la huelga habría que sindicalizarse (2).
Como se ve la controversia acerca del sujeto, tal como se ha descripto y más allá de sus facetas cronológicas
e históricas, posee puntos de contacto con la conceptualización del titular del derecho que se efectúo en España,
donde se aludió a que se trataría de un "derecho individual de ejercicio colectivo", pero concedido "uti singulis"
a los trabajadores, para utilizar la expresión vertida por el Tribunal Constitucional en la sentencia dictada el
08/04/1981 al interpretar el art. 32 del Real Decreto 17/77 (3).
No obstante lo expuesto, no parecería poder discutirse que lo "colectivo" subyace en lo que respecta al
sujeto del derecho de huelga, más allá de que se remita o no, a una decisión individual que deba materializarse
en el intento de concertar la medida de acción directa. No existe la imperceptible "huelga de uno mismo", ni la
abstención individual como medio de presión, que aparecería descalificada por su propia ineficacia y solo
concebible en el terreno de las hipótesis lógicas.
Al partirse de la base de un "sujeto colectivo", entendido como pluralidad, arribamos a otra discusión en
torno a la titularidad, que hace a la disyuntiva de sí se considera que el grupo colectivo debe presentar una
formalización orgánica bajo la especie de asociación sindical o si basta la pluralidad concertada.
En el sistema de "unidad promocionada", previsto por el tradicional Derecho Argentino, la pregunta que
subyace es la siguiente: La huelga para ser tal, ¿debe ser decidida por una asociación sindical con personería
gremial o puede ser declarada simplemente por un grupo de trabajadores? Ernesto Krotoschin ha sostenido que
el Art. 14 bis de la Constitución Nacional garantiza el derecho de huelga "a los gremios" y que la palabra
"gremio" está muy lejos de ser sinónimo de asociación profesional más representativa. Dicho autor se basó en la
discusión que hubo en el seno de la Convención, en la que se habría afirmado que el derecho de huelga está
conferido a una "pluralidad de trabajadores", unido al hecho de pertenecer al mismo gremio, con la precisión
específica de que la huelga "no es un derecho del sindicato ni de la asociación profesional, no teniendo
necesidad siquiera que su ejercicio fuera homologado por los representantes del sindicato" (4).
En el mismo sentido, se expidió Guillermo A. F. López, quién sostuvo que los debates de la Convención
Constituyente de 1957 y, en especial la exposición de motivos del miembro informante de la comisión
pertinente, surgía con claridad que el vocablo "gremio" habría sido utilizado como sinónimo de simple
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pluralidad de trabajadores y afirmó, con agudeza, que las razones que llevaban a considerar al sindicato con
personería gremial como titular del derecho de huelga eran más políticas y pragmáticas que jurídicas (5).
Fernández Madrid, por su parte, ha manifestado sus reparos a una concepción que implique, como lo hace la
jurisprudencia prevaleciente, asignar exclusivamente al sindicato con personería gremial la posibilidad de
recurrir a la medida de acción directa y ha propiciado una interpretación amplia, en especial ante las
características multifacéticas que pueden asumir los conflictos (6).
Asimismo, ésta parecería haber sido, en su momento, la tesis de la Suprema Corte de Justicia de la Provincia
de Buenos Aires, en la famosa sentencia "Leiva, Horacio y otro c/Swiff Armour S.A." dictada el 6/7/84. Pero lo
cierto es que un sector de la doctrina, encabezado por Máximo Daniel Monzón, interpretaron este
pronunciamiento como fruto de una situación atípica producida por la crisis institucional por la que atravesara el
sindicalismo a partir de 1976 y ratificaron la tesis restrictiva e institucional del sindicato con personería gremial
como único titular del derecho de huelga, con criterio que fue compartido por reciente jurisprudencia de la
Cámara (7).
Esta polémica, con matices propios de los distintos diseños de la organización sindical, transciende nuestra
frontera, y tanto el derecho anglosajón como el derecho francés ha repensado el tema de la titularidad en
relación a los conceptos de "wildcat strickers" y "greves sauvages", o sea, huelgas salvajes. Tal vez el ejemplo
más típico del modelo orgánico institucional sea germánico, en el cual el sindicato posee el monopolio del
derecho a la huelga y la jurisprudencia lo ha definido como "sujeto necesario". En la misma tendencia puede
inscribirse la Ley Francesa del 31/7/63 que aludió al Sindicato como único titular de las medidas de acción
directa, aunque para el ámbito sector público (8).
La posición restrictiva que ciñe la titularidad al sindicato con personería gremial se sustenta en la
característica singular del modelo argentino y en lo previsto por el art. 5 inciso d) de la ley 23.551, que hace una
concreta referencia al derecho de las asociaciones sindicales de recurrir a la huelga y adoptar las demás medidas
legitimas de acción sindical. Asimismo, se ha afirmado que, aunque la ley no lo diga de manera expresa, el
sindicato con personería gremial es el único que asume la representación de los intereses colectivos de categoría
y los que, por otra parte, pueden celebrar convenios colectivos de trabajo que son los que, normalmente, ponen
fin a determinados tipos de conflictos.
Se ha objetado, por contraposición a la tesis expuesta, que el hecho de que la ley 23.551 aluda al derecho a
la huelga y que se imponga a los estatutos la necesidad de describir el procedimiento para decretar las medidas
de acción sindical, no significa que se atribuya una exclusividad al sindicato con personaría gremial y que hay
muchos conflictos que no concluyen en una norma análoga al convenio colectivo de la ley 14.250.
II. Nuestra posición. El sujeto variable y dinámico del conflicto
A mi modo de ver, la discusión debería considerarse superada y juzgo erróneo todo intento de limitar el
ejercicio del derecho de huelga a la decisión de un sindicato orgánico, ya sea con personería gremial, en el caso
del modelo argentino, o bajo la forma de un ente colectivo institucional en los sistemas comunes que no
promocionan la unidad.
Considero que la atribución del derecho a un sujeto monopólico se debe a razones históricas y pragmáticas,
que hicieron canalizar la conflictividad colectiva, al menos en el caso argentino, en un diseño que concluía,
como ya lo apuntara, en una norma de efectos análogos al convenio colectivo. Asimismo, esta posición es
coherente con un concepto limitativo de la huelga, que se concebía exclusivamente como arma en los
denominados conflictos de intereses o de revisión y no resultaba admisible para aquellos que denominamos
"huelga de acatamiento", que está destinada a obtener el cumplimiento de los derechos emergentes de una
norma y no a la creación de un nuevo ordenamiento de mayor beneficio.
He definido a la huelga como el poder jurídico de causa un perjuicio absteniéndose de cumplir una
prestación laboral como instrumento de presión sobre la voluntad del empleador, para compeler a la aceptación
de un beneficio o a la efectivización de lo dispuesto por la norma preestablecida (9).
Como se ve he partido de una concepción amplia y, por lo tanto, no participo de la tesis que ciñen sus fines,
aunque no desconozco que, en lo esencial, las medidas de presión tienen su lugar natural en el intento de
conquistar nuevos derechos (10).
Por otra parte, si se analiza la historia del movimiento obrero, se advertirá que el nacimiento de la huelga,
como manifestación espontánea del conflicto, es anterior a la normativa que regula la creación y
conceptualización misma de los sindicatos e, incluso, las primeras huelgas nacen de uniones colectivas
espontáneas o de coaliciones coyunturales. Esta circunstancia no debería ser soslayada porque sería
inconcebible que un derecho hubiese existido antes que su propio sujeto y con el criterio restrictivo cabría

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concluir, al menos desde la razón, que solo existe el derecho de huelga como sucedáneo de una normativa que
cree a los sindicatos como entes de existencia ideal.
Lo cierto es que no podría desconocerse, a mi modo de ver, la naturaleza colectiva de la huelga y sería
exigible un sujeto de tal esencia, es decir, la agrupación de trabajadores, más allá de la forma que esta podría
asumir y cuando hablo de forma, incluyo la espontaneidad de una decisión emanada de una unión coyuntural,
cuya cohesión provenga de los mismos intereses emergentes de su actividad o de su condición de dependientes
de un mismo empleador. Lo expresado, me lleva a concluir que no es posible imaginar a la huelga como el
derecho del trabajador individual o "utis singulis", para utilizar la expresión del Tribunal Constitucional
Español, y la alusión a que se trata de un "derecho individual de ejercicio colectivo", si bien es gráfica, me
parece artificiosa.
En síntesis, cabe afirmar el carácter colectivo del sujeto, aunque no identifico sujeto colectivo con sindicato
y, menos aun, con sindicato con personería gremial. Esta conclusión primera es más coherente con los
principios emergentes de la libertad sindical a los que ya he aludido y, en particular, con la doctrina elaborada
por la denominada "libertad sindical negativa" que se basa, en el derecho a no afiliarse y a la cual parecería
hacer una referencia muy concreta la Corte Suprema de Justicia de la Nación en la sentencia dictada el 11 de
noviembre de 2008 en autos "ATE c/Estado Nacional".
Repárese, en que el Alto Tribunal considera inadmisible la necesidad de una afiliación a una asociación
sindical con personería gremial para poder ejercer la representación de los trabajadores y, esta interpretación,
que compartimos, se proyecta de una manera clara sobre el sujeto del derecho de huelga, porque el grupo
colectivo estaría obligado a afiliarse a un sindicato para poder ejercer el medio de presión que cuenta con la
consagración constitucional (11).
Creo necesario destacar, asimismo que, en el marco del Derecho Positivo Argentino no existe ninguna
normativa específica que permita sostener una concepción tan limitativa acerca del sujeto, porque el articulo 5
inciso d) de la ley 23.551 incluye como derecho de todas las asociaciones sindicales, sin circunscribirlo a las
que cuentan con personería gremial, el de ejercer el derecho de huelga y "de adoptar demás medidas legítimas
de acción sindical" y el articulo 31 al describir de los "derechos exclusivos" de la asociación sindical con
personería gremial no menciona el de la huelga. El texto de la norma está lejos de ser taxativo y no permite, al
menos, una hermenéutica como la que pretende monopolizar el ejercicio de las medidas de acción directa en el
sindicato con personería gremial.
Pero aun dejando lado los razonamientos descriptos cabe destacar que la Comisión de Expertos de la
Organización Internacional del Trabajo ha recordado al Estado Argentino que "la mayor representatividad no
debería implicar para el sindicato que la obtiene privilegios que excedan de la prioridad en materia de
representación en las negociaciones colectivas, en la consulta por las autoridades y en la designación de los
delegados ante los organismos internacionales" (12). El derecho de huelga no está incluido entre las
prerrogativas de marras y, por lo tanto, sería lesivo de la libertad sindical prevista en el Convenio Nro. 87 de la
Organización Internacional del Trabajo un criterio interpretativo que implicara considerar que únicamente el
sindicato "más representativo" es el titular de un derecho tan relevante para los trabajadores, como lo es el
recurrir a las medidas de acción directa.
Si se tiene en cuenta que la Corte Suprema de Justicia de la Nación en la sentencia mencionada, ha juzgado
vinculante a lo decidido por los órganos de control y aplicación de los organismos internacionales, es correcto
vaticinar un serio reproche de inconstitucional, por violación a la pirámide legislativa, a una interpretación
como la que considera al sindicato con personería gremial como único titular del derecho a la huelga y, a la que
no dudo en considerar errónea, antigua y fruto de una inercia poco feliz.
Descartada toda interpretación orgánica dogmática acerca del sujeto y en coherencia con una definición
amplia del derecho a la huelga, considero que la precisión de la titularidad del derecho es inescindible del
análisis de la tipología del conflicto, de su configuración y su finalidad. Por esta motivación, de carácter lógico,
me he opuesto tradicionalmente a toda consideración que partiera de un sujeto único y propongo identificar al
titular del derecho en función de las características que asume la controversia.
Para saber cual es el sujeto se debe elucidar con carácter previo qué tipo de conflicto se ha encendido. La
tesis que sostengo se sustenta en lo que denominamos el "sujeto colectivo dinámico" que a veces puede ser
identificado con una simple coalición de trabajadores o un sindicato con personería gremial según cual fuere la
teleología de la contienda.
En ese orden de ideas y en aras de dar un breve sustento ejemplificativo a mi posición advierto que nadie
podría sostener seriamente que el sindicato con personería gremial es el titular del derecho de huelga cuando la
medida de acción directa ha sido instada, por un grupo de "trabajadores en negro" que, al no tener reconocida la
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relación de dependencia, no se encuentran afiliados a asociación alguna y que concertan la medida para lograr la
regularización cabal de su situación. Tampoco podría sostenerse que un grupo de trabajadores aislados, sin el
aval de la entidad sindical con personería gremial, están facultados para concertar una medida de acción directa
que tiene por objeto la revisión y mejora de un convenio colectivo para toda la actividad suscripto por aquella.
La huelga genera perplejidades y una de ellas reside en la ausencia de un sujeto único. Se puede ser titular
del derecho en determinados conflictos y no en otros.
Prescindir de la naturaleza múltiple de todas las controversias colectivas para solidificar con rigidez el
concepto del sujeto, lleva, pues, a resultados erróneos y deja filtrar conceptos limitativos del derecho de huelga.
En resumen, considero que no es posible determinar el sujeto del derecho de huelga de una manera
apriorística y dogmática y que el titular es variable y dinámico, ya que depende de la tipología del conflicto y de
su finalidad específica en el marco de las relaciones colectivas.
(1) Convención Nacional Constituyente 1957, Diario de Sesiones, Tomo II, p.1955.
(2) Convención Nacional Constituyente 1957, Diario de Sesiones Tomo II, p.1459.
(3) Ver, también al respecto, las consideraciones expuestas por Carlos Palomeque López en "Derecho
Sindical Español". p.247.
(4) KROTOSCHIN, Ernesto "Tratado Práctico del Derecho del Trabajo", Tomo II. Ed. Depalma, 1977,
p.121.
(5) "Derecho de las Asociaciones Sindicales". Ed. La Ley, 2° edición, p.89.
(6) FERNANDEZ MADRID, Juan Carlos, "Tratado Práctico del Derecho del Trabajo", Tomo III, 3°
edición actualizada y ampliada. Ed. La Ley, Buenos Aires, 2009. p.507.
(7) Ver, entre otras, sentencia del 20/07/2007 de la Sala II dictada en autos "Zavaglia Gustavo Martín
c/Artes Gráficas Rioplatenses S.A. s/despido".
(8) "Derecho de las Asociaciones Sindicales", Ed. La Ley, ps. 41 y ss.
(9) ALVAREZ, Eduardo "Reflexiones sobre el Derecho a la Huelga"; Derecho del Trabajo, 1991, 581
(10) Ver, "Reflexiones sobre el derecho de huelga y derecho del Trabajo". LA LEY, 1991-1073.
(11) Uno de los aspectos que no ha sido suficientemente analizado del fallo "ATE c/Estado Nacional" ha
sido su incidencia en el sujeto del conflicto, porque si un grupo de trabajadores es elegido delegado y no
integran una asociación sindical con personería gremial no sería admisible desconocerles el derecho a la huelga.
No es concebible la representación del personal sin la potestad para instar medidas de acción directa y, cabría
preguntarse sí, a la luz de esta doctrina, no se tornaría más patético la concepción vetusta que implica ceñir el
sujeto al sindicato con personería gremial.
(12) Observación Individual sobre el Convenio sobre la Libertad Sindical y la protección del derecho de
sindicación, 1948 (núm. 87), Argentina (ratificación 1960), 2008

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