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Facultad de Psicología.UNT.
Cátedra “Teoría y Téc. de Expl. Psic. (Niños).
Servicio de Evaluación y Diagnóstico Psicológico Infantil (CUAP)
Autoras: Dra. Norma Contini y Psic. Natalia Gronda
Febrero 2014

DEVOLUCION DE INFORMACIÓN. CIERRE DEL PROCESO DE EVALUACIÓN


PSICOLÓGICA EN NIÑOS Y ADOLESCENTES

En la primera entrevista con los padres que consultan por un


niño/adolescente el Psicólogo fijó el encuadre de trabajo. Se explicitó así, que el
proceso de evaluación psicológica implicaba diversos encuentros con el niño y
que, luego de concluido el mismo se informarían - de un modo verbal - los
resultados, tanto a los padres consultantes como al niño/adolescente portador del
síntoma. En el caso de que hubiera un derivante, se eleva al mismo un informe
escrito. Mientras el Informe es un documento unidireccional, la entrevista de
devolución de información (ED) es una comunicación verbal, un diálogo entre
Psicólogo y consultantes. En ese encuentro el psicólogo ofrecerá los resultados
obtenidos, pero no es el único protagonista. Los padres por un lado y el
niño/adolescente por otro tienen un espacio propicio para ampliar, corregir,
profundizar en áreas que hayan resultado relevantes durante el proceso de
evaluación. No se trata así de una relación asimétrica, donde el experto es “el que
sabe” y los padres esperan que se les comunique un determinado diagnóstico. En
este sentido, un avance en el enfoque de la EP es otorgar un mayor crédito a la
autopercepción del consultante (Korchin & Shuldberg, 1981; Frank de Verthelyi,
1992; Contini, 2011). En esta línea, Tarragona Sáez toma de Friedman la noción
de “colocar al sujeto en el ‘asiento’ del conductor’ ”, como experto de sus propios
dilemas, en el marco de las terapias posmodernas (Tarragona Sáez, 2006, 2010).
Reconocer que el consultante (sujeto, familia) tiene un conocimiento de sí mismo
y que dicho conocimiento es valioso en el proceso de evaluación supera la
asimetría tradicional experto-paciente.
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DAR A CONOCER LOS RESULTADOS


Esta etapa del proceso se conoce como Entrevista de Devolución de
Información (ED). Igualmente, en la entrevista inicial con los padres y en la
entrevista con el niño se enfatizó que uno de los objetivos primordiales del
proceso de Evaluación Psicológica era que el psicólogo lograra un conocimiento
del perfil psicológico del niño/adolescente, y que el propio examinado adquiriera
un mayor conocimiento de sí mismo. Este conocer las propias fortalezas y
debilidades es el paso obligado para una etapa posterior de intervención que
genere un cambio en la salud integral del consultante. De allí es que se convierte
en una pieza clave de cierre del proceso de EP. Igualmente tiene una dimensión
ética, y es que el psicólogo no debe ocultar información a los consultantes,
información que les pertenece y es necesaria para ellos.
Si bien se puede constatar que es escasa la bibliografía en español sobre
este tópico (Avila Espada, Jiménez Gómez, Ortiz Quintana y Rodriguez Sutil,
1992), diversos autores coinciden en definir la ED como una comunicación verbal,
síntesis de información relevante obtenida en el proceso de evaluación (Albajari,
2004; Avila Espada, Jiménez Gómez, Ortiz Quintana y Rodriguez Sutil, 1992;
Frank de Verthleyi, 1989; Lunazzi, 1992; Ocampo y Arzeno, 1983; Sendin, 2000).
Dichos resultados sitúan al síntoma en el contexto de la vida del niño y en el
sistema familiar y social. Se propone dar respuesta a la pregunta que motivó la
consulta, es decir el porqué de un determinado síntoma.
Desde un punto de vista lingüístico debe ser comprensible para los padres
y el niño, teniendo en cuenta el nivel sociocultural; desde un punto de vista de los
contenidos, deben estar jerarquizados y ser comunicados de un modo dosificado
(Ocampo, Arzeno y Grassano, 1983). Ello implica que no se hará referencia a
todos los datos encontrados, sino que ha mediado una labor previa por parte del
psicólogo de análisis y selección de información que lo ha conducido a la
elaboración de una hipótesis diagnóstica; que ha logrado diferenciar aspectos
saludables relevantes de aspectos psicopatológicos; dentro de estos últimos ha
identificado la intensidad, es decir si el trastorno es leve, moderado o grave. El
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concepto de dosificar la información, alude así también a que el psicólogo debe


ser cuidadoso respecto del grado de tolerancia del yo de los padres para recibir
información que atañe a la salud del hijo, o del propio niño/ adolescente. “…el
psicólogo debe operar con un yo capaz de discriminar lo que debe y puede decir
y lo que no puede ni debe decir al paciente por una parte y a sus padres por la
otra. Esto significa dosificar la información…” (Ocampo, Arzeno y Grassano,
1983:400).
Una buena conducción de la ED supone pericia por parte del psicólogo y,
es posible que en casos complejos – cuando se consulta por un niño/adolescente-
se presenten situaciones que pueden girar en torno a:
a) Cuando un adolescente, que desde un punto de vista legal depende de los
padres plantea confidencialidad, es decir que estos no sepan la situación
por la cual atraviesa, y cuando dicha situación compromete seriamente su
salud, por ejemplo un embarazo no deseado, consumo excesivo de
sustancias, relación con una pareja que lo somete a maltrato. El
adolescente expresa a lo largo del proceso de evaluación que él por sí
mismo intentará resolver su problemática. El psicólogo se debate entonces,
entre la ética del secreto profesional, lo cual aseguraría un vínculo de
confianza con el adolescente, y la valoración de los riesgos a los que queda
expuesto dicho adolescente, al no contar con un red de apoyo para encarar
su conflicto. En este caso, se puede iniciar la entrevista de devolución
aceptando el pedido de confidencialidad, pero al mismo tiempo invitándolo
a realizar un análisis de riesgos y conveniencias de mantener su secreto.
Así también plantear el rol de mediador que puede asumir el psicólogo
frente a los padres, a fin de que estos logren comprender la situación
actual, superar la hostilidad, rechazo o extrema angustia que les provoca,
para dar paso a otra etapa de apoyo para que el adolescente afronte la
situación, con vistas a resolverla preservando su salud.
b) Discrepancias muy acentuadas entre el motivo de consulta y la severidad
de los hallazgos derivados de la EP. Muchas veces llegan a la consulta
niños derivados por la escuela por bajo rendimiento escolar y por
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comportamientos con pares y maestros que los padres interpretan como


”propios de cualquier niño”. “Yo también fui así”, o “a esa edad no se puede
pedir que se comporte como ‘un grande’, son expresiones frecuentes de los
padres en entrevista inicial.
La identificación de comportamientos de aislamiento, de períodos de
soliloquio, de déficit severo en las posibilidades de comunicación
(deambular solo en el patio durante los recreos, no inclusión en grupos de
trabajo en el aula), la presencia de respuestas bizarras, y la alternancia de
estos comportamientos con otros de impulsividad descontrolada (arrojar
objetos contundentes a los compañeros, morder a otros o a sí mismo),
hacen que el psicólogo centre su interés clínico en el interrogante ¿hacia
dónde se orienta la estructuración psíquica de este niño? ¿Cuál es la
severidad del cuadro psicopatológico que, desde la mirada de padres y
maestros se presenta solapada con la “inmadurez” de la infancia?
En la ED con los padres, se abordará el tema del bajo rendimiento escolar
–motivo de consulta - pero sin desmerecerlo, se argumentará la importancia
de focalizar la asistencia psicológica en los rasgos de carácter encontrados
con vistas a hacer prevención a la instalación de un cuadro psicopatológico
más severo. Igualmente sería útil que los padres visualizaran el enlace
causal entre este trastorno y el rendimiento escolar. Se está así
jerarquizando información, lo cual es esencial para la toma de decisiones
que supone la conclusión de proceso de EP. En síntesis, si se trabajara
solo sobre el síntoma, se podría recomendar la intervención de un
pedagogo; si se jerarquizara el déficit encontrado en la organización
psicológica del niño –posición clínica que asumimos - la recomendación
sería asistencia psicológica para el niño con inclusión de los padres.

PORQUÉ SE DEBE REALIZAR LA ENTREVISTA DE DEVOLUCIÓN DE


INFORMACIÓN
La tarea del psicólogo es devolver, restituir un perfil integrado del niño/
adolescente por el cual se ha consultado. Como agrega con acierto Frank de
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Verthelyi (1989), en el contexto clínico la devolución de información incluye


“…esclarecer, ampliar, rectificar, orientar, promover el cambio… (1989; 41).
Este momento del proceso de EP se considera clave, ya que si ha sido
bien conducido producirá un beneficio psicológico, tanto a los padres como al
niño, al devolverles un perfil más integrado, de aspectos muchas veces
disociados, o en otras ocasiones negativos que presentan al comenzar la
entrevista inicial. Podría afirmarse que dicha ED tendrá una función terapéutica.
Por ejemplo, un niño con muy baja autoestima por su rendimiento académico
deficitario, que en su entorno familiar y social se equipara a no ser inteligente, a
ser “tonto”, en la entrevista de devolución el psicólogo podría mostrarle, utilizando
como mediatizadores algunos instrumentos de evaluación empleados, que ha
logrado razonar, pensar, resolver problemas de un modo adecuado. Se puede
señalar: “ tu producción, la forma en que has trabajado, me permite pensar que tu
rendimiento en el colegio podría ser mucho mejor; cuentas con las herramientas
para pensar, tendríamos que considerar juntos por qué a veces en el colegio no
las puedes utilizar”. Con relación a los padres de este niño, los datos que provee
el psicólogo en la entrevista pueden contribuir a reparar la imagen dañada que
tienen del hijo “tonto”, en una cultura que ha sobrevalorado el éxito escolar; al
disminuir la angustia –en base a la intervención del psicólogo- y modificar la
imagen que tienen del niño, podrán otorgarle otro trato y encontrar estrategias
más ajustadas a las necesidades de aquel, todo lo cual puede crear condiciones
para un cambio.
Como contrapartida a lo precedentemente expresado, es prudente recordar
que en ocasiones, por las características de los padres, del niño o por la
complejidad del cuadro, no logran descifrar en una sesión toda la información que
el psicólogo comunica; las resistencias elevadas impiden modificar la perspectiva
desde la cual “leen“ los síntomas del hijo. En esos casos, el psicólogo necesitará
más de una sesión para la devolución de información, sin que ello asegure que se
pueda lograr un cambio y, por ende el beneficio psicológico del cual se habló en
párrafos anteriores. Si el psicólogo no asume una postura ingenua, no sentirá
que ha fracasado o que ha quedado impotente.
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OBJETIVOS
Siguiendo a Ocampo y otros, a Verthelyi y, en base a nuestra propia
experiencia, se puede afirmar que la ED se propone objetivos en relación a los
padres, al niño/adolescente y al propio psicólogo.

Objetivos con relación a los padres


 Evitar o disminuir la instalación de fantasías de enfermedad grave o
incurable en el hijo.
 Que logren insight sobre la problemática, evitando que hagan una
depositación masiva de la misma en la figura del psicólogo y de la posible
solución. Este objetivo tiene mayor vigencia cuando el nivel de defensas es
muy elevado y han llegado a la consulta por derivación (consideran que al
hijo “no le pasa nada”).
 Que logren modificar la percepción que tienen del hijo, ampliando la
perspectiva de la problemática, lo cual implica poder valorar los aspectos
saludables que conserva.
 Favorecer la discriminación de identidades padres-hijo, al realizar la
entrevista por separado (primero con los padres, luego con el niño),
otorgándole a cada uno un lugar protagónico, muy en especial cuando la
consulta es por un adolescente.
 Que puedan hacerse cargo de la situación actual y de la potencial
recomendación de llevar a cabo un proceso de intervención, ya sea
psicoterapéutico o multidisciplinar (fonoaudiológico, psicomotricista,
pedagógico).

Con relación al paciente (niño/adolescente)


 Lograr una mayor disposición a brindar información y a colaborar al haberse
planteado al comienzo del proceso que se devolvería información.
 Al igual que lo planteado para los padres, evitar la instalación de fantasías
de enfermedad, gravedad o incurabilidad, que se pueden desencadenar
cuando se oculta información.
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 Que logre un conocimiento de sí mismo, en base a una re-lectura de las


cogniciones y afectos que registra sobre sí con la información que
comunica el psicólogo.

Con relación al Psicólogo


 Asumir el compromiso ético de devolver a los consultantes una información
que les pertenece.
 Dar respuestas a las preguntas del/los consultantes.
 Incrementar cuantitativa y cualitativamente el nivel de información que se
tiene de los consultantes, de manera que se pueda formular una hipótesis
diagnóstica precisa.
 Evitar la depositación masiva en la figura del psicólogo de la problemática.

TÉCNICA DE DEVOLUCIÓN DE INFORMACION


En este apartado se tratará de dar repuestas a preguntas frecuentes con respecto
a la DE:

¿A quién va dirigida?
¿En cuántas sesiones se realiza?
¿En qué momento del proceso se planifica?

¿A quién va dirigida?
A los padres y al niño/adolescente en sesiones distintas.
Se realiza en primer término con los padres, pues de ellos depende que el
niño/adolescente pueda iniciar un proceso psicoterapéutico, o de otra
especialidad. Esa información es fundamental para la posterior entrevista con el
niño/adolescente. Como bien señala Frank de Verthelyi, los niños, aun los
pequeños, tienen derecho a estar informados de las decisiones que se toman con
ellos. De allí es que en el primer encuentro del proceso de Evaluación Psicológica
se comienza preguntando si él /ella sabe el motivo por el cual ha venido a ver al
psicólogo, o dicho en otros términos, si los padres le han informado que han
visitado previamente a aquél y, el motivo por el cual viene a la consulta
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psicológica. En ese momento el psicólogo asume el compromiso ético de devolver


la información que se genere durante el proceso de evaluación, enfatizando que
el objetivo del mismo es que él / ella logre un mayor conocimiento de sí mismo.
En la ED con niños pequeños se pueden usar recursos verbales
(explicación oral) o bien recursos gráficos o lúdicos, de técnicas que se hayan
empleado durante el proceso de evaluación que faciliten la comunicación de los
resultados. En cambio no se deben mostrar protocolos de pruebas a los padres.
Por ejemplo, en una consulta por bajo rendimiento escolar se pueden revisar las
respuestas acertadas al WISC IV para rectificar una imagen -en lo cognitivo -
desvalorizada de sí que le impide un funcionamiento eficaz; con otro niño podría
ser necesario trabajar los errores, mostrándole cómo su prisa por responder y
actitud displicente frente a la tarea influyó en su actuación (Frank de Verthelyi,
1989). Se deben seleccionar cuidadosamente estos ejemplos priorizando la
confidencialidad y el respeto por la intimidad del examinado.

¿En cuántas sesiones se realiza?


Si bien ello depende de la complejidad del caso y del grado de insight y
flexibilidad de los padres y del niño, nuestra propia experiencia, tanto en
instituciones como de consulta privada permite afirmar que debe resolverse en
una sola sesión. La necesidad de tomar decisiones sobre la base de los hallazgos
de la EP, las urgencias propias de cada caso, la planificación de los servicios
públicos, muchas veces con pacientes en lista de espera, determinan que deba
realizarse en una sola sesión.

¿En qué momento del proceso se planifica?


Los contenidos de la devolución se definen a partir de la triple lectura de
los datos que lleva a cabo el psicólogo empleando su juicio clínico. Recurrencias y
convergencias en el material sentarán las bases para la formulación de una
hipótesis diagnóstica y para la definición de un perfil psicológico del niño/
adolescente. Pero no es menos cierto que la planificación de la entrevista de
devolución comienza ya con el primer encuentro con la familia consultante. En tal
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sentido, si el psicólogo identifica en la entrevista inicial con padres un elevado


nivel defensivo, y sostienen por ejemplo que “la escuela lo único que hace es
derivar al psicólogo y se lava las manos”, “qué adolescente no es rebelde, así fui
yo también y ahora soy una persona normal y me va muy bien”, le convendría
planificar la ED de modo tal que los padres puedan hacer un insight, reconociendo
la potencial vinculación entre los síntomas del hijo y el sistema familiar en el cual
está inserto. A la inversa, si se consulta, por ejemolo, por un adolescente con muy
baja autoestima, con escasos recursos para comunicarse y cuyos padres tienen
frente a él una posición de crítica y descalificación, en la ED se tendrá que
argumentar -siempre en base a los hallazgos tanto clínicos como de pruebas
psicológicas – acerca de los aspectos saludables que sí tiene conservados,
“reintegrando” a los padres una imagen del hijo más armónica. Darle a su vez al
adolescente un espacio para pensar su propia autoimagen a la luz de los
hallazgos precedentemente mencionados.

¿CÓMO PLANIFICAR LA ENTREVISTA DE DEVOLUCIÓN?


Siguiendo a Verthelyi y, a partir de nuestra propia experiencia se considera
conveniente que el psicólogo planifique la ED teniendo en cuenta:
*Número de sesiones a realizar: se argumentó en este trabajo que sería
una sola entrevista con los padres y una con el niño.
*Cantidad y cualidad de la información a transmitir: se planteó la
jerarquización de la información, siendo el juicio clínico el que sostenga una
devolución que no sea excesivamente breve y por tanto insuficiente; o excesiva y
por ende intolerable para el yo de quien la recibe. Se insistió igualmente en la
noción de dosificación. Por otra parte, la cantidad y profundidad de la información
está en relación con otra variable: si con esa entrevista se despide el psicólogo de
la familia consultante, o si habrá posibilidades de continuar con asistencia
psicológica. Sendín (2000) aporta elementos clínicos valiosos, al decir que son los
padres (o el niño) quienes dan “indicadores comunicacionales” (p. 330) que
orientan al psicólogo acerca de si los consultantes van asimilando la información
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que se le ofrece. En tal sentido, considera que el psicólogo debiera poder realizar
algunas tareas que permitan conducir de forma exitosa la entrevista, y detalla 4:
1) Mientras transcurre la entrevista, ajustar progresivamente la información,
en función de cada caso y de las señales que emiten –sobre todo a nivel pre
verbal – los consultantes. A su vez, el diálogo con el psicólogo es una oportunidad
para la emergencia de contenidos que no fueron dados en la entrevista inicial. Por
ejemplo, padres que consultan por un adolescente que empeora progresivamente
su rendimiento académico; en la ED plantean “lo que no le hemos dicho es que J.
es adoptivo. Para nosotros es nuestro hijo, así es que no tenemos previsto
avisarle. Pero lo que nos llamó la atención es que cuando le recriminamos que no
estudiaba nos enfrentó diciendo ¿quiénes son Uds. para exigirme? No
entendemos cómo dijo eso, porque él no sabe de su adopción”. Estos datos son
muy valiosos y orientarán al psicólogo a trabajar con los padres la conveniencia
de esclarecer la adopción y con el hijo su identidad personal y el lugar que otorga
a estos padres adoptivos.
2) Detenerse en los aspectos que resultan problemáticos, ampliando la
información y favoreciendo las interacciones.
3) Tolerar el desacuerdo de los padres (o del niño/adolescente) con
respecto a algunos señalamientos o descripciones.
4) Permitir que sean los mismos consultantes quienes decidan sobre qué
aspectos profundizar o recibir información (Sendín, 2000: 331)
*Secuencia de presentación de dicha información: se sugiere iniciar la
entrevista enunciando el motivo por el cual la familia llegó a la consulta. Este
modo de comenzar se vincula a un objetivo central, el de responder a las
preguntas que motivaron la consulta (Klopfer, 1980), sin que esto limite la libertad
que el psicólogo tiene para posicionarse en el caso (Frank de Verthelyi, 1989;
Contini, 2011). El objetivo de responder al consultante, que parece ser una
obviedad, no lo es, ya que una de las críticas que se han formulado al proceso de
evaluación es que no siempre da respuestas al motivo por el cual se lo realizó. En
síntesis, el psicólogo logra hacer una muy buena descripción del consultante, pero
no responde con claridad al motivo de consulta.
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Luego de plantear el motivo de consulta, se sugiere proseguir con un


detalle de los aspectos saludables, para continuar luego con los aspectos
desajustados o psicopatológicos. El conocimiento que el psicólogo va
aprehendiendo a lo largo del proceso, tanto de los padres como del niño
/adolescente, le dará elementos clínicos para saber si enfatizará en uno u otros,
sin dejar de considerar ambos. Así, no será lo mismo el diálogo con padres
fuertemente culpabilizados, que padres con un sistema defensivo de negación
resistente. En esta instancia, si no se informa adecuadamente a los padres,
podrían incurrir en fantasías de enfermedad grave, incurable e irreparable, o por
lo contrario desembarazarse de la situación sintiendo que no hay problema
alguno.
Por ejemplo, padres que consultan por su segundo hijo, dado que observan
en él características muy similares al primogénito, el cual fuera diagnosticado de
hiperkinesia luego de haber padecido la sintomatología propia del cuadro, tanto en
sus relaciones familiares, como con pares y en el aula. El alto nivel de
responsabilidad y culpabilidad por no haberlo detectado y tratado a tiempo, hace
que dichos progenitores pretendan “prevenir” la aparición de estas dificultades en
su otro hijo. Siendo que en el proceso de EP no se pudo comprobar dicha
presunción, es que en la ED debe hacerse énfasis sobre los aspectos saludables y
características individuales de este niño. En otro caso, la pareja parental solicita
una EP para confirmar la hipótesis de que su hijo sería un niño con altas
capacidades, y que sus dificultades en el ambiente escolar se deben a la
incomprensión y falta de respuestas adecuadas a sus necesidades. Sin embargo,
en el proceso de EP se infiere que su funcionamiento intelectual es promedio; se
observa un desajuste del niño con el entorno, manifestando una serie de
comportamientos oposicionistas y agresivos, y una escasa tolerancia a la
frustración que ya no serían esperables para su edad. Aquí es entonces necesario
dar a conocer claramente estas características a los padres en la ED,
advirtiéndoles de la posible conformación de un cuadro psicopatológico que
requiere de asistencia psicológica.
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*Lenguaje a emplear: el psicólogo debe desarrollar la habilidad de


comunicar con precisión y claridad los hallazgos obtenidos. Los conceptos deben
expresarse en un lenguaje inteligible sin emplear códigos de teorías, por ejemplo,
“Martín no ha superado la situación edípica”, “la relación entre Ud. y su hijo es
simétrica”. Como ha señalado Klopfer (1980), todo planteo complejo puede ser
expresado con una terminología comprensible. Muchas veces el psicólogo puede
buscar impactar a los padres con un lenguaje sofisticado.
Finalmente es prudente recordar que la planificación de la ED es necesaria,
pero flexible. Los temas a abordar y el estilo comunicacional los irá definiendo el
psicólogo a partir de las reacciones que observe en los padres – aceptación,
bloqueo, colaboración, desinterés- en el diálogo con ellos.

ACERCA DE LA DEVOLUCIÓN DE INFORMACIÓN AL DERIVANTE


Al derivante se envía un informe escrito, pero se sugiere que toda vez que
sea posible se complemente dicho informe con una ED. El diálogo
interdisciplinario enriquecerá la comprensión del caso y la lectura del mismo
desde distintas perspectivas teóricas y disciplinares. Esta recomendación va en
línea con el concepto de que la evaluación en infancia y adolescencia es
multinformante (padres, maestros, jueces, pediatra, neurólogo infantil). El
psicólogo ha recibido información del/los derivante/s, que ha sido integrada con la
información específica generada a partir de la entrevista inicial y de las pruebas
psicológicas. En ese sentido corresponde éticamente devolver dicha información
integrada a la específicamente psicológica. Esa polifonía de voces que le otorga
complejidad al proceso de evaluación, brinda también una lectura más holística
de cada caso.

RESUMEN
La ED es un dispositivo clave que cierra el proceso de evaluación
psicológica. Se trata de una relación dialógica entre el psicólogo y una familia
consultante que supera la asimetría experto-paciente. En la misma el rol del
psicólogo no es sencillo ya que debe reintegrar de manera jerarquizada y
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dosificada a los consultantes (padres y niño) la información que fue recogiendo a


lo largo del proceso. Previamente ha realizado una labor clínica de búsqueda de
evidencias múltiples y de transformación de datos que le han permitido formular
una hipótesis diagnóstica. En términos generales puede afirmarse que si la ED ha
sido bien conducida producirá un beneficio psicológico en el grupo familiar, tendrá
una función terapéutica. El diálogo psicólogo- consultantes hará posible una re-
lectura del síntoma del niño en el contexto de la biografía de este y del sistema
familiar y complementariamente del sistema social. Esta devolución es esencial
para que los consultantes logren un mayor conocimiento de sí mismos, y para
otorgarles protagonismo (y no depositar todas las expectativas de resolución del
conflicto en el profesional) en la búsqueda de un cambio saludable.

REFERENCIAS
Albajari, V. (2004). La entrevista en el proceso psicodiagnóstico. Bs.As: Psicoteca
Editorial.
Ávila Espada, A., Ortiz Quintana y Jiménez Gómez (1992). El Informe Psicológico
en la clínica, en Ávila Espada, A., Jiménez Gómez, F, Ortiz Quintana, P. y
Rodriguez Sutil, C., Evaluación en Psicología Clínica I. Salamanca: Amarú.
Contini, N. (2011). De cómo la Psicología Positiva puede incidir en las prácticas en
evaluación psicológica Trabajo monográfico inédito.
Frank de Verthelyi, R. (1989). Temas en evaluación Psicológica. Buenos Aires:
Lugar Editorial.
Klopfer, W. (1980). El informe psicológico. Buenos Aires: Ediciones Buenos Aires.
Korchin, S. & Shuldberg, D. (1981). The future of clinical assessment. American
Psychologist, 36(10): 1147-1158.
Lunazzi, H. (1992). Lectura del Psicodiagnóstico. Bs.As: editorial De Belgrano.
Ocampo, M.E, García Arzeno, M. y Grassano de Piccolo (1983). Las técnicas
proyectivas y el proceso psicodiagnóstico. Bs.As: Nueva Visión, Tomo II.
García Arzeno, M.E. (1993). Consideraciones actuales acerca de la entrevista de
devolución de los resultados del psicodiagnóstico en M. García Arzeno,
Nuevas aportaciones al psicodiagnóstico clínico. Bs.As: Nueva Visión.
Sendín, M. C. (2000). Diagnóstico Psicológico. Bases conceptuales y guía práctica
en los contextos clínico y educativo. Madrid: Psimática.
Tarragona Sáez, M. (2006). Las terapias posmodernas: una breve introducción a
la terapia colaborativa, la terapia narrativa y la terapia centrada en
soluciones. Psicología Conductual, Vol. 14, Nº 3: 511-532.
Tarragona Sáez, M. (2010). Psicología Positiva y psicoterapia en A. Castro Solano
(comp.) Fundamentos de Psicología Positiva. Buenos Aires: Paidós.

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