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219691772.
Febrero 20 2024.
Aspectos generales de la evaluación en niños.
Motivo de consulta:
Los motivos por los que se lleva a un niño a consulta con un especialista de la
salud mental son múltiples y muy variados; por lo general, son los padres quienes
solicitan una evaluación para su hijo porque identifican en él algo que consideran
un “síntoma anormal”, o porque alguna otra persona, por ejemplo, una maestra o
autoridad en la escuela, les señala que el pequeño tiene problemas.
Sin embargo, lo que puede tener valor de síntoma para los adultos no
necesariamente lo tiene para el niño. Cuando se trabaja con menores es
necesario tomar en cuenta que no es él quien solicita la consulta, sino que son
otros los que requieren que se le evalúe y se le trate.
Los padres que son enviados al psicólogo por este tipo de problemas en sus hijos,
pueden presentar una diversidad de reacciones que el profesional debe
considerar. Es probable que, en muchas ocasiones, los padres vayan angustiados
o reticentes pues temen descubrir que la falla no es del niño sino de ellos mismos,
lo que los lleva a presentarse con una transferencia negativa que en realidad se
establece desde antes de conocer al psicólogo, y que va desde el temor hasta el
franco rechazo.
Hay padres que muestran otro tipo de expectativas al solicitar una evaluación
psicológica, como, por ejemplo, cuando han acudido ya con otros especialistas,
quienes han hecho un diagnóstico y han indicado un tratamiento que a ellos no les
parece, entonces buscan que el psicólogo les diga algo que les agrade más. Esto
es frecuente cuando se ha detectado una alteración grave en el niño, como
deficiencia mental, psicosis o algún otro trastorno semejante. Entonces, el
psicólogo deberá decidir si es conveniente hacer una nueva evaluación o si deben
utilizarse los datos que los padres ya tienen para trabajar con ellos, en sesiones
psicoterapéuticas, su dificultad para aceptar la situación.
Lo primero que como psicólogo tiene uno que plantearse al evaluar a un niño, es
el objetivo de esta tarea, es decir, para qué y para quién se hace, así como qué se
pretende con ella. Se realiza una evaluación para tener un diagnóstico de la
situación que se presenta. Dicho diagnóstico va a implicar muchas cosas, entre
otras, como lo que se mencionó antes, que quizá no sea el niño quien requiera el
tratamiento.
Las pruebas proyectivas están poco estructuradas porque se trata de que el sujeto
proyecte sus características individuales. Suponen que mientras más vagos sean
los estímulos más pone el sujeto de sí mismo, pues tiene que estructurar más la
respuesta con base en su individualidad.
Una vez que el psicólogo ha utilizado en la clínica las diversas técnicas de las que
dispone, podrá evaluar la situación del niño llevado a consulta. Después de que ha
obtenido una serie de datos a través de las diferentes técnicas utilizadas, tendrá
entonces que integrarlos para lograr una “comprensión” objetiva. Si se encuentran
contradicciones entre los datos tendrá que entenderlas, no eliminarlas.
Transferencia y contratransferencia:
Podría ser también que por diversas razones el psicólogo se convierta en cómplice
de los padres y comprometa al niño en un tratamiento que no es necesario, ya
sea, por razones contratransferenciales o por necesidades económicas o de
prestigio.
Tal vez suceda, en otros casos, que se convierta involuntariamente en juez de los
padres, situación que a veces ellos temen y ven confirmada. Es importante que el
psicólogo evite jugar este papel, pues no tiene derecho a juzgar a los padres.
Éstos reviven también su propia infancia con la de sus hijos, por lo que, aunque no
quieran ser como sus progenitores, a veces se descubren actuando exactamente
como ellos.
Como lo señala Arfouilloux (1977), aparentemente no hay nada más fácil que
entrevistarse con un niño, podría pensarse que, con sólo tener intuición,
sentimientos y simpatía, bastaría para establecer la relación con él. Sin embargo,
la experiencia demuestra que aparte de las cualidades personales que
evidentemente intervienen, la situación de entrevista moviliza en el niño y en el
entrevistador todo un conjunto de fenómenos subjetivos que influyen en la relación
y organizan el intercambio que se da en ese proceso.
Existe un sinnúmero de literatura acerca del desarrollo del niño, de sus distintos
modos de expresión (lenguaje, juego, dibujo), pero hay relativamente pocos
trabajos sobre la manera en que los usa en su relación con los demás, lo que
pone de manifiesto la dispersión y falta de método de los distintos modos de
abordar al niño.
Lo anterior nos lleva hacer una serie de observaciones que hay que tomar en
cuenta cuando se trata de la entrevista con niños.
Cuando se entrevista a adultos que acuden voluntariamente a consulta, éstos por
lo general son autosuficientes tanto desde el punto de vista físico como en los
aspectos económico y psicológico. En estos casos, se toman acuerdos y se
establecen condiciones únicamente con ellos. Cuando se trata de niños, la
situación es diferente por completo, pues el niño no es autosuficiente ni económica
ni física ni emocionalmente. En este caso, por tanto, no solamente se le entrevista
a él, sino que es necesario entrevistar a los padres también, porque son ellos los
que se responsabilizarán de la situación, de hecho, el pequeño ni siquiera puede
llegar solo al lugar de la entrevista.
Otro aspecto en el que puede diferenciarse la entrevista del niño de la del adulto,
es en el tiempo. Para el niño puede resultar cansado estar con el psicólogo 50
minutos o una hora, lo que tradicionalmente dura una entrevista, por lo que es
posible tener entonces sesiones más cortas con él. Aunque esto puede ser
variable de acuerdo con el niño, cada caso es distinto. A veces, el darle una
sesión de duración determinada en un día establecido, constituye ya un paso
enorme en el caso de un niño que no es tomado en cuenta por sus padres, o que
no le ponen límites claros.
Proceso de la entrevista.
Si se quiere trabajar con niños es necesario expresarse de tal manera que nos
entiendan, esto es ponerse a su altura; una de las virtudes de la técnica de
Melanie
Cuando nos entrevistamos con el niño deben observarse todas sus conductas, ya
que a través de ellas podrá obtenerse mayor información, comprensión y
explicación de los resultados obtenidos a través de las diferentes técnicas que se
empleen en el proceso de la evaluación psicológica.
Para estimular la comunicación y lograr una mejor relación con el niño pueden
emplearse algunos recursos como son el juego y el dibujo. Estas dos técnicas son
de gran ayuda en el trabajo con menores, porque es la manera en que
generalmente se comunican, además de que cualesquiera de estas dos
actividades, por sí mismas, les causan un gran placer y les permiten liberar
tensiones internas a través de la fantasía y, de este modo, manejar más fácilmente
las situaciones que les resultan traumáticas.
Diferentes autores consideran al juego como algo inherente al niño y le confieren
un gran valor tanto en el proceso de evaluación psicológica como en el
psicoterapéutico, por lo que se incluye un resumen de los diferentes conceptos
que se tienen del juego desde el punto de vista psicológico.
Erikson (citado por Hartley et al., 1965) considera que el juego es la medida
terapéutica más natural que proporciona la infancia. El niño lo utiliza para
compensar derrotas, sufrimientos y frustraciones.
Freud (citado por Lebovici, 1970) plantea que el juego tiene una serie de funciones
como son permitir la manifestación de la renuncia a la satisfacción del instinto a
través de éste, por otro lado, el niño puede convertir un suceso desagradable en
juego, porque así tiene dominio sobre él, de igual manera, un suceso aterrador
puede convertirse en el contenido del juego.
Lebovici (1970), por su parte, señala que existen diferentes niveles en el juego
representativo, construidos con diversos objetos y que deben tenerse presentes
cuando se trabaja con el niño; por ejemplo, en muchos casos éste construye con
sus juegos un mundo que tiene un valor representativo y al cual le dedica atención
y cuidados, no obstante, en dicho mundo el pequeño no siempre logra expresar lo
que él quisiera, por eso es necesario observar sus titubeos y lapsus,
manifestaciones que probablemente son expresiones de pulsiones que se dan a
nivel preconsciente.
En cuanto al dibujo, es una técnica que puede usarse desde que el niño es
pequeño y es particularmente útil en la etapa de latencia. Se trata de un método
representativo de la imaginación que encuentra su origen o continuación en la
fantasía, en el sueño y el ensueño, en vigilia y en la invención de escenas,
historias, novelas y cuentos. En el dibujo el pequeño se revela, se atreve a ser él
mismo, y se permite expresarse. El dibujo tiene la estructura de un sueño, por
tanto, el dibujo libre en presencia del terapeuta representaría, en esta analogía, la
técnica de la asociación libre. El inventar una historia partiendo del dibujo
realizado, proporciona el puente verbal que funge como intermediario entre la
fantasía productora y el esclarecimiento de la transferencia.
USO DE OTRAS TÉCNICAS DE LA ENTREVISTA.
Desde el punto de vista de los autores, aunque estas listas de verificación son de
gran utilidad sobre todo en la investigación, deben utilizarse junto con otras
técnicas para tener una mejor comprensión de cada caso, de manera especial en
la evaluación completa debe incluirse una entrevista abierta con el niño y los
padres, como ya se ha mencionado.
Sattler (1998), propone usar una batería multimodal en la evaluación infantil, que
puede ayudar a:
• Entender la naturaleza del síntoma y qué tanto éste impide la funcionalidad del
niño.
• Evaluar qué tanto el menor se encuentra en riesgo de presentar psicopatología u
otro tipo de trastorno conductual.
• Evaluar los cambios que se den durante el tratamiento tanto en los niños como
con sus padres o cuidadores.
Antecedentes:
Historia del desarrollo:
Opinión de los padres acerca de su propia infancia:
Resumen de las sesiones de juego:
Comentarios:
Desde el punto de vista del niño, los adultos son enormes. La visión que tienen de
los adultos no es la de sus caras, sino de sus pantalones, faldas y piernas. Para
establecer contacto visual con el niño, la primera regla es bajar físicamente al nivel
de su rostro. Usted puede haber notado que las maestras de preescolar pasan
mucho tiempo agachadas y sentadas en cuclillas para estar al nivel de los niños.
Si usted no es tan flexible, necesitará una silla, pero deberá quedar al mismo nivel
que el niño. Practique hasta que se sienta cómodo.
Se debe tener un lugar libre de estímulos, pero siempre en beneficio del menor;
esto, para que este en confort. Se debe tener todo a la mano, tanto la silla como la
mesa deben estar bien para poder manipular ciertos objetos a utilizar y deben
estar resistente para el uso rudo o cualquier movimiento.
Con menor formalidad, pueden usarse una gran variedad de actividades para
reforzar las preguntas. Suele ser útil jugar con muñecas, proponer dibujos e
historietas, emplear juguetes diversos: carritos y casitas, bolsas de compras y
areneros. Las preguntas pueden formularse en videos y caricaturas. También
quizás sean de gran ayuda la plastilina, los crayones y papel para dibujar. Lo
principal es recordar que la actividad debe elegirse cuidadosamente, de tal forma
que se convierta en una parte integral de la entrevista, y no en una simple
diversión.
Aun cuando debe ser considerado el nivel general de desarrollo del lenguaje de un
niño, no es necesario que un entrevistador hable con los niños en tono
condescendiente. Para transmitir la idea deseada, el lenguaje debe ser claro y
sencillo; deben evitarse las oraciones largas y complicadas. Por lo general,
presenta poca dificultad hacer una pregunta a la vez, expresada de manera
simple.
También se dice que los niños, debido a su menor desarrollo cognoscitivo, son
más susceptibles que los adultos a equivocarse al recordar los eventos. Aunque la
evidencia de investigación no apoya estos argumentos.
Recompensas:
El hecho de que un niño deba recibir una recompensa por participar en una
entrevista, es un tema siempre polémico. Por una parte, parece justo que se
recompense el esfuerzo del niño; por la otra, la promesa de una recompensa
puede constituir un soborno.
Es mejor evitar que la cooperación del niño se base en recibir una recompensa
posterior. Esto puede conllevar malos resultados con mucha facilidad.
Duración:
Lenguaje adolescente:
Dos aspectos son de particular importancia en la entrevista con adolescentes: el
primero es su capacidad para comprender y usar el lenguaje; el segundo es el
estilo de discurso que adoptan para expresarse.
Junto con el amplio campo del desarrollo físico, también existe un gran desarrollo
cognoscitivo y de personalidad. La capacidad lingüística está bien desenvuelta
entre los adolescentes, aunque algunos son mejores que otros para expresar sus
ideas. Puede parecer que las diferencias sociales en el estilo del lenguaje
oscurezcan el pensamiento de aquellos con una competencia lingüística escasa.
Sin embargo, quizás el mayor problema de los entrevistadores adultos no sea que
los adolescentes carezcan de la capacidad para expresarse, sino que el lenguaje
popular de moda de los adolescentes es casi un idioma extraño para muchos
adultos. Resulta casi imposible para un adulto mantener una conversación en el
lenguaje que comparten los adolescentes. Los adultos que no están cercanamente
relacionados con la cultura de los jóvenes pronto descubrirán su ignorancia.
De muchas maneras, este lenguaje tiene una función similar al de los “lenguajes
secretos” construidos por los niños en el juego y para comunicarse con parientes y
amigos cercanos. Los adolescentes procuran que los adultos no sepan lo que se
comunican entre ellos. El lenguaje de los adolescentes contrasta con el de los
niños que se encuentra muy influido por la publicidad y la cultura infantil.
Apariencia:
Así como con sus estilos de lenguaje, es probable que, con la vestimenta, los
peinados y cortes de cabello, los adolescentes traten de dar una apariencia que
pueda ocultar sus verdaderas actitudes y capacidades. Cuídese de atribuir una
mente desaliñada a un adolescente vestido de forma despreocupada. Las modas
son en extremo variables y se ven fuertemente influidas por la presión de su
mismo grupo.
Conducta no verbal:
Al igual que con la apariencia, existen modas en la conducta no verbal, así como
diferencias culturales, de género y edad. Los adolescentes pueden ser muy
expresivos con su lenguaje corporal, en especial cuando se encuentran
emocionalmente muy involucrados. Los gestos le pueden parecer exagerados al
adulto.
Rapport:
Por encima de cualquier cosa, los adolescentes no quieren ser tratados como
niños. Debido a la desigualdad del crecimiento adolescente hacia la madurez,
parecerá que en ciertas situaciones pueden comportarse como niños o como si
desearan la seguridad de la niñez. Este comportamiento puede manifestarse por
sí mismo en el curso de la entrevista si las preguntas se vuelven amenazantes.
Será necesario un cambio en el estilo de cuestionamiento para restablecer su
sentido de aceptación y valía personal.
Entrevista con los padres:
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REFERENCIAS:
Gomila, M. V. (2008). Psicodiagnóstico clínico infantil. Edicions Universitat Barcelona.
Keats, D. (1999). Interviewing: A Practical Guide for Students and Professionals. UNSW
Press.