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MÓDULO 1.

INCLUSIÓN EDUCATIVA

ATENCIÓN A LA DIVERSIDAD

PRESENTACION DEL TEMA

DIAGNOSTICO DE SITUACION

María José Borsani

“Son cosas chiquitas. No acaban con la pobreza, no nos sacan del


subdesarrollo, no socializan los medios de producción y de cambio, no expolian
la cueva de Alí Babá.
Pero quizás desencadenen la alegría de hacer y la traduzcan en
actos.
Y al fin y al cabo, actuar sobre la realidad y cambiarla, aunque sea un poquito,
es la única manera de probar que la realidad es transformable”.
Eduardo Galeano

Pensar la escuela del tercer milenio nos plantea el desafío de la


diversidad de las aulas en un mundo cambiante, en un contexto sociopolítico y
económico que se modifica día a día, con la repercusión que esto tiene en la
constitución subjetiva de los alumnos y de los maestros, en el entramado de las
relaciones interpersonales y en el tejido social.
La escuela no queda exenta de la crisis social de este momento. En su
seno se reproducen los mismos síntomas que pueblan el mundo del afuera en
el que viven los chicos: vacío institucional, falta de un proyecto claro y
sostenido, violencia, desprestigio del poder y la autoridad, desvalorización del
trabajo y de la producción intelectual.
La población escolar de hoy en día ha crecido impregnada por la cultura
teletecnomediática cuyos efectos ya estamos vislumbrando en las aulas, son
personajes acostumbrados al mundo virtual y a la vertiginosidad de las
comunicaciones. Viven en una sociedad globalizada y a la vez sumamente
fragmentada, que ha sido protagonista de drásticas reformas estructurales, con
una deuda social cada día más difícil de resolver que se traslada,
inevitablemente, a la infancia, a la que le tenemos que agregar los terribles
acontecimientos que conmueven al mundo entero al despuntar este nuevo
siglo.
Esta realidad mutante, con niños que nos plantean nuevas formas de
aprender y de contactar, necesita una escuela que considere la diversidad de
su alumnado para albergar bajo su techo a la población infantil.

La escuela es la institución educativa por excelencia a la que debe


pertenecer un niño, a la que le compete la transmisión programada de la
herencia cultural. Sostenerse dentro del sistema educativo le permite a
cada sujeto apropiarse de los valores culturales que jerarquiza la
comunidad a la que pertenece.

La inclusión escolar, y la permanencia del alumno dentro del


sistema educativo, es relevante en este momento histórico, donde la
globalización, paradójicamente, genera mayor exclusión, y la singularidad
del sujeto difícilmente se recorta de la masificación y a la par se
despliegan auspiciosas políticas inclusivas en una coyuntura cuyo rasgo
preponderante es la complejidad.

Ante este mundo fraccionado, donde el ser humano es concebido como


material descartable y la marginación moneda corriente, la exclusión del
sistema escolar no es solo patrimonio de alumno con discapacidad, sino
síntoma que marca también grupos étnicos, religiosos, lingüísticos, sociales y
culturales diferentes al grupo hegemónico para el que fue concebida en sus
orígenes la escuela. Desde esta perspectiva, la complejidad del contexto
escolar plantea la atención a la diversidad como único modo de avanzar en la
temática.
Aquel niño que no sea alojado por la escuela pasará a vivir por fuera del
mundo de la cultura y será un testigo mudo y analfabeto del fracaso del sistema
educativo.
Convengamos, entonces, que es necesario trabajar en aras de prevenir
el fracaso escolar para evitar el malestar y la exclusión que se genera en
los sujetos que quedan expuestos a él. Profundizando este aspecto creo que
se impone aunar criterios para evitar la deserción escolar que sobreviene al
fracaso en los niños de las zonas más carencias, en los chicos con
discapacidades, compromisos sensoriales, problemas emocionales o del
desarrollo, enfermedades crónicas, diferencias étnicas, lingüísticas, religiosas,
etcétera. Todos ellos, niños que podemos considerar en riesgo dentro del
sistema educativo tradicional. Cabe acá preguntarse entonces si es el alumno
quien deserta de la escuela o si es la escuela quien deserta de sus alumnos.
El chico que se ve involucrado en la deserción escolar no sólo queda
excluido del sistema escolar, sino que queda desprotegido de toda institución
durante la infancia. Esta exclusión expone al sujeto a un alto riesgo social, ya
que al perder la escuela pierde la institución contenedora por excelencia
durante la infancia.
De transcurrir su niñez en la escuela, seguramente otro será su destino,
y quizás pueda posicionarse en el mundo de la cultura como un ciudadano
activo con instrumentos que le permitan leer la realidad, pensarla y en el mejor
de los casos transformarla.
Hoy nos convoca concebir una escuela que incluya, integre y
capacite, que no genere mayor discapacidad, que intente vincular a cada
uno de sus alumnos con el campo de lo social. Una escuela que pueda
trocar los valores del capital económico que ofrece un futuro mejor tan solo
para unos pocos por los valores del capital humano, de la cultura, del
conocimiento, del arte, del trabajo que abre la puerta a un mundo mejor para
muchos más.

La escuela del tercer milenio será la escuela de la diversidad, de lo


diferente, de lo distinto como lo es el escenario de este nuevo mundo
para responder a la nueva demanda del amplio espectro de alumnos que
pueblan las aulas.

Necesitamos concebir una escuela inclusiva, pluralista, con mayor


movilidad y flexibilidad, donde sea posible la ubicación de un escolar según
las necesidades y prioridades que se susciten en el transcurso del aprendizaje.
Una escuela más amplia, que respete la diversidad de su alumnado, y
permita a cada niño invertir su deseo, capacidad y energía en dar respuesta y
solución a los conflictos cognitivos acorde a sus reales posibilidades, una
escuela que se pregunte sobre la modalidad subjetiva de aprender y genere un
espacio creativo para la construcción del saber.
La escuela inclusiva nos impone la condición de reflexionar acerca de la
articulación indispensable que debe existir entre los currículos y el alumno para
que el proceso de aprendizaje sea factible.
Esta propuesta remite a la escuela amplia que necesitamos construir para
enfrentar el desafío de este imprevisible tercer milenio.
Una escuela que toma la diversidad como un valor educativo ineludible,
donde lo plural se erige como la impronta de lo común y cotidiano. Plural
en tanto múltiple, diferente, referenciada por lo que se presenta en más de
un aspecto y toma la coexistencia de elementos o factores dispares u
opuestos en el seno de la realidad escolar conformando en ese rasgo su
profunda riqueza.

Escuela plural que va más allá de su propia enunciación y se plasma a través


de la consideración de ser realizada, de un hacer, de una praxis, de un acto
que la concreta.
Más de una vez la escuela, al igual que otras instituciones vinculadas con la
infancia deja de construirse y parecería estar “vacía”, carente de recursos
reales y simbólicos, por lo que se presenta como un espacio donde solo se da
lo ya instituido que no responde a la demanda de la época y marca los
reiterados quiebres que existen entre esta institución y la comunidad.
En estas circunstancias los sujetos que conforman la escuela no pueden
“sujetarse” a la institución, no se apropian de ella para cuestionarla, construirla,
renovarla y hacerla crecer colectivamente sino que se someten a los modos
establecidos por los “usos y costumbres”. Los discursos y las propuestas
imperantes no dan cuenta del acontecimiento, del malestar, que desborda por
todos lados sino que se limitan a reforzar lo establecido.
Los docentes y profesionales interesados por la construcción de una Escuela
Inclusiva han de aventurarse en este emprendimiento científico para el que
necesitarán ser andamiados en el arduo trabajo de recorrer un camino abierto
al conocimiento que, como todo lo que se inaugura ha de resultar novedoso,
distinto, riesgoso e irrepetible.
Las temáticas de este escrito han sido nucleadas en torno a los ejes troncales
vinculados con la Inclusión Educativa y los movimientos que se han de dar en
el seno de la comunidad educativa y en la privacidad del aula para poder
construir la escuela plural.
Pensaremos la “Inclusión Educativa” como una categoría de trabajo y
reflexión amplia que ubica el tema desde lo general a lo particular convocando
a pensar en la transformación necesaria para avanzar desde la escuela
tradicional hacia la escuela de la diversidad, en la articulación indispensable
entre la escuela común y la escuela especial, el lugar y el sentir docente y de
los demás profesionales ligados al tema educativo, y las invariantes
institucionales que obstaculizan los procesos de integración educativa.

INCLUSION EDUCATIVA

El análisis de la Inclusión Educativa, como el de cualquier otro tema vinculado


a la escuela, saca a la luz las complejas relaciones existentes dentro del campo
de la educación que se extienden desde las concernientes a las jerarquías
ministeriales hasta las vinculaciones más sutiles que se establecen entre un
maestro y su alumno.
En este vasto espectro cabe entonces reflexionar tanto sobre la implicancia
de las grandes esferas donde se deciden las políticas de Estado como las
de la sociedad donde se exhibe la pauperización y la precariedad en la que ha
caído, por múltiples causas, el acto educativo en las últimas décadas.
Desde el punto de vista macro el centro de la mirada se sitúa en las fuertes
críticas que sustentan el reclamo ineludible sobre la responsabilidad y
actuación del Estado en el resguardo y garantía de la educación de su pueblo.
Estas exigencias y requerimientos están debidamente fundadas en el deterioro
que ha sufrido el sistema educativo en las épocas del neoliberalismo, en la
progresiva pérdida de su capacidad de control, regulación y prevención para
garantizar el cumplimiento de cuestiones básicas como es una enseñanza de
calidad para todos los alumnos.
Para alcanzar estos propósitos generales en el marco de la Inclusión Educativa
se hace necesario dirigir la acción en múltiples direcciones: reforma educativa,
re diseño de los planes de estudio, incremento en el área de recursos
humanos, programas de actualización y capacitación docente, creación de
gabinetes y equipos de apoyo, concientización a la comunidad etc....
Acotando el análisis la concreción de los propósitos particulares queda
en manos de la gestión específica de cada escuela, plasmada en el
Proyecto Educativo Institucional (P.E.I.).

Al articular estas dos miradas consideramos que la política de Estado en


materia de la educación básica es prioritaria y fundamental, pero es tan sólo
una parte de la cuestión por lo que es también imprescindible extender el
análisis con igual rigurosidad a los ámbitos y responsabilidades grupales e
individuales que podríamos ubicar dentro del orden privado. Por lo que el
apropiado funcionamiento del sistema educativo no depende única y
exclusivamente de la calidad o eficiencia estatal sino también de la forma en
que la sociedad, desde sus estratos dirigentes y sus grupos constitutivos hasta
cada uno de sus individuos, se comporte y comprometa en relación al interés
colectivo y al Estado.
Este planteo nos lleva a la imperiosa necesidad de re construir y actualizar
seriamente un pacto social que garantice las libertades individuales a la par de
responsabilizarnos de nuestro accionar como sujetos sociales ya que los
grandes temas de la educación incumben a la sociedad en general y a las
instituciones educativas en particular, a sus grupos directivos, a los docentes, a
los padres de familia y los alumnos.
Es por esta razón que, en el análisis de cualquier tema educativo, además de
exigir al Estado el cumplimiento riguroso de sus deberes, es necesario revisar
las condiciones y compromisos inherentes al orden individual, a cómo nos
situamos, cada uno de nosotros, ante la ley, frente a nuestros deberes y
derechos y los deberes y derechos de los otros ciudadanos, ante los bienes
públicos y privados.
La vigencia de la seria deuda educativa estatal, insoslayable, no nos exime
como responsables de lo que sucede en el campo educativo, por lo que para
avanzar al respecto cada uno ha de hacerse cargo de lo que le compete en su
ámbito.
Reconocernos afectados e involucrados en la situación que analizamos nos
remite a un problema ético en torno a nuestra responsabilidad social.
Quizás esta modalidad dialéctica de mensurar la responsabilidad del
Estado ante la sociedad, a la par de valorar la responsabilidad civil ante el
Estado, nos permita sostener una crítica, reflexiva, acorde al momento
histórico social que nos toca vivir.

Como se puede apreciar la Inclusión Educativa no escapa a lo expresado en


esta breve introducción sino por el contrario, se convierte en un escenario
propicio donde estas paradojas se despliegan con todo su esplendor como un
tema transversal que atañe a cada uno de los partícipes del acto educativo.
Podemos afirmar entonces que la Inclusión Educativa es, o debería ser, una
cuestión de Estado, una cuestión institucional e individual de relevancia
inmersa en el paradigma de la complejidad.
La construcción de una escuela plural e inclusiva pone sobre la mesa de
discusión la esencia misma de la educación ya que cuestiona a quién se
le enseña, qué se enseña, para qué y cómo se lo hace.

La inclusión educativa supone profundos cambios en los docentes de escuela


común y de escuela especial, quienes se encuentran en un nuevo espacio
compartido para construir una forma inédita de trabajo a partir de conformar un
equipo interdisciplinario donde intercambiar lineamientos y aportes teórico –
prácticos que promuevan el desarrollo de todos los alumnos.
Al pensar en la escuela de la diversidad se abre la singular oportunidad de
revisar todo aquello que acontece en el seno de la institución educativa: las
formas de enseñar, los programas y contenidos educativos, los vínculos
cotidianos que se establecen en el escenario escolar, la comunicación, la
dinámica del poder que subyace en toda institución, el respeto por uno mismo y
por el otro, por sus intereses, capacidades y dificultades, el orden instituido, sus
normas y disciplinas.
Sin soslayar el lugar que le compete al Estado, anhelo que nuestra función
crítico reflexiva pueda contribuir a la construcción de un mundo y una escuela
más justa.
Hoy nuestro objetivo es garantizar la permanencia de todos los alumnos/as
dentro del sistema educativo, para posibilitar desde la escuela una mayor
inclusión y contención social y trayectorias de aprendizajes coherentes.
Para esto es indispensable construir una escuela inclusiva, pluralista, donde la
diversidad sea concebida como un valor humano, como un valor educativo
que puebla las aulas, y que se manifiesta a través de las diferencias étnicas,
religiosas, lingüísticas, sociales, culturales, subjetivas, etc.. existentes en todo
grupo escolar.

Como podemos apreciar la Inclusión Educativa no se guía por un proyecto


monocultural, homogeneizante, tampoco se limita a la matriculación de
alumnos/as con alguna discapacidad o con “necesidades educativas
especiales” y o necesidades educativas en la escuela común, sino que está
convocada desde una mirada más amplia, por el reconocimiento de la
diversidad como rasgo primordial del escenario escolar.
Para poder concretar tan alto anhelo es necesario repensar las instituciones
educativas, la práctica docente y el niño como sujeto de la educación. A la par
se impone trabajar desde un diseño curricular de base flexible, descentralizado,
que pueda revisarse y adecuarse contextualmente según las necesidades de la
población infantil, la región o el ámbito donde se lo efectivice.
CONCEPTOS BASICOS PARA HABLAR DE INCLUSION
EDUCATIVA

La inclusión educativa es comprendida como “la capacidad del Sistema


Educativo de atender a todos, niños y niñas, sin exclusiones de ningún tipo.
Para ello es necesario abordar la amplia gama de diferencias que diferencias
que presentan los estudiantes y asegurar la participación y el aprendizaje de
cada uno de ellos en el marco de los servicios comunes y universales. En
definitiva la educación inclusiva apunta a que todos los estudiantes de una
determinada comunidad aprendan juntos independientemente de sus
condiciones personales, sociales y culturales. (Ministerio de Educación de la
Nación, 2009:12-13)
Educación, común y especial se complementan y constituyen como garantes
de trayectos y recorridos escolares novedosos e innovadores al generar el
mejor itinerario posible que le permita a cada estudiante el cumplimiento de la
educación obligatoria, en función de las necesidades y las posibilidades de
cada uno.

La inclusión educativa es un proceso amplio mediante el cual los alumnos y


alumnas, con o sin discapacidad, estudian en las escuelas y aulas comunes
compartiendo un curriculum común al que acceden a través de las
particulares configuraciones de apoyo que se diseñan en función de las
barreras que condicionan el aprendizaje y la participación. Se consideran las
necesidades educativas de cada alumno y se ofertan sistemas de apoyo y
adecuaciones curriculares según se requieran en cada caso. Este proceso
tiene como eje el derecho al aprendizaje del alumno/a y contempla un trabajo
conjunto entre el personal de educación especial con la escuela común, la
familia y los profesionales eventualmente intervinientes.

El pensar la inclusión educativa como un proceso implica plantear un progreso,


una acción de ir hacia delante en el transcurso del tiempo, es el conjunto
ordenado de acciones necesarias para lograr las condiciones favorables de
aprendizaje para cada alumno/as del grupo clase.

Ha de entenderse que la Inclusión Educativa, cuyo eje es el aprendizaje


pedagógico, se inscribe dentro de un proyecto mayor que es la inclusiòn
de todo individuo a la vida en sociedad. El proyecto de Inclusión Educativa
puede ser temporal o definitivo, y necesita ser evaluado continuamente a fin de
redefinir su curso constantemente.
Un proyecto tan auspicioso necesita una renovación profunda en los
parámetros que guían la escuela tradicional para que pueda claudicar a su
espíritu homogeneizador y abra sus puertas a la diversidad.
LA CONSTRUCCION DEL PROYECTO EDUCATIVO INSTITUCIONAL

Llegamos aquí a un punto en el que se impone reflexionar sobre el Proyecto


Educativo Institucional, soporte fundamental desde el que se sostiene la
ejecución, la puesta en acto de la Educación Inclusiva. El armado de un
proyecto implica concebir, idear, planear, quizás hasta inventar o crear algo
original, innovador. Supone compartir el trabajo propio con otros, en el marco
del tiempo y el espacio escolar.
Así como sostenemos que mientras que un alumno no entienda porqué hace lo
que está haciendo se aleja del genuino proceso de aprendizaje y sólo
reproduce un saber ajeno a él, también podemos afirmar que mientras que un
docente efectúe correctamente la tarea que se le asignó en un momento dado
pero no piense ni se replantee su praxis, no está aportando su propio saber ni
recreando su práctica cotidiana en consonancia con la demanda de los tiempos
que corren.
Con el afán de ser coherentes con los postulados constructivistas para delinear
el P.E.I. se convoca a los docentes como sujetos cognoscentes capaces de
producir conocimiento.
Al hablar de un proyecto institucional el tema se ubica dentro del trabajo
interdisciplinario que se construye en la escuela, labor que prioriza la genuina
producción de equipo al situarlo por sobre la suma del quehacer de los
integrantes o la media de su compromiso y disposición individual.
La organización institucional es considerada un factor determinante para
promover la calidad del proceso educativo de cada uno de los alumnos.
La educación inclusiva supone una interesante oportunidad para propiciar
cambios en el modelo organizacional prevaleciente en cada escuela debido a
que la propuesta ubica la escuela en un nuevo nivel de reflexión, de
responsabilidad, de acción y exigencias.
Abrir la escuela a la diversidad para considerar las necesidades educativas de
todos los alumnos dentro de un programa pedagógico con sentido de
continuidad sólo es posible si existe un proyecto educativo institucional que
presida, oriente, de sentido, avale y acompañe los diferentes accionares que se
van suscitando.

-La gestión del proyecto

Inclusión Educativa necesita de una gestión y organización escolar clara y


eficaz, en la que sean partícipes todos los sectores de la comunidad educativa,
donde se respete el consenso como base de la toma de decisiones, se
considere el disenso como expresión democrática de las minorías y se
privilegie el compromiso solidario en el quehacer cotidiano de construir una
escuela plural.
El trabajo institucional ubica la organización institucional como un factor
determinante para promover la calidad del proceso educativo en el más amplio
sentido y es la gestión institucional la que propicia el terreno para que la
Inclusión Educativa se concrete, se efectivice.
Sin hacerle esquives a los conflictos y las tensiones propias de toda
organización escolar, la gestión articula teoría con praxis al propender que las
ideas se plasmen en actos fundantes de la escuela abierta a la diversidad.
Una adecuada gestión institucional legitima y acompaña la puesta en acto
de la Inclusión Educativa licitando en igual medida tanto los espacios
relativos a la formación y capacitación docente como aquellas instancias
concernientes a flexibilizar cuestiones administrativas y organizativas.
Entre estas últimas se incluyen las modificaciones indispensables que se
desprenden de la nueva articulación de las coordenadas espacio y tiempo
institucional y áulico.

-Emprendimiento compartido

La inclusión educativa es planteada, desde el P.E.I., como una tarea conjunta,


con objetivos y accionares institucionales que comprometen a todos los
miembros de la comunidad y no sólo a algunos maestros aislados o a un
reducido grupo de ellos.
Una vez que el P.E.I. incluye la decisión de construir la escuela plural la
inclusión deja de ser una cuestión personal para pasar a ser una cuestión
institucional que como tal ha de ser asumida y respaldada por los directivos.
El “mejor” maestro, el asesor más capacitado, el director más experimentado y
convocado por la Educación Inclusiva, si los hubiera, no aseguran la posibilidad
ni la factibilidad del proyecto, ya que éste no es un emprendimiento individual,
ni es digitado arbitrariamente desde las altas esferas, sino que tiene que ver
con una práctica entre todos, con una construcción compartida. Una práctica de
reflexión y construcción que se relaciona con la formación, la capacitación, el
apropiarse del saber propio de cada docente y del gestado como institución, a
la par que se construye un proyecto basado en el consenso, con respeto del
desacuerdo que existe en todo grupo.
Un factor clave en el diseño y puesta en marcha del P.E.I. es el que se refiere a
los vínculos humanos que se establecen entre los miembros de la comunidad
educativa por lo que es relevante generar un espacio para el abordaje de estas
cuestiones.
Toda institución que intente iniciar un recorrido en Inclusión Educativa ha de
realizar un profundo trabajo de aprendizaje y reflexión grupal que le permita, a
cada uno de sus miembros, revisar sus concepciones más profundas. Esta
recapacitación ha de ser programada y sustentada desde un proyecto que
posibilite y optimice la producción, tal como nos lo planteamos con nuestros
alumnos en el aula.

-La diversidad como valor educativo

Es imposible trabajar en Inclusión Educativa si no se concibe la diversidad


como un valor humano y como un valor educativo. Para ello es necesario
comenzar a trabajar nuestra propia concepción al respecto como adultos,
nuestros prejuicios, temores y dificultades.
Comprender y valorar las diferencias sigue siendo un desafío para las culturas
en general y para las instituciones educativas en particular. Revalorizar la
alteridad supone un profundo trabajo personal donde el otro me interpela y
cuestiona desde su propia diferencia. Al jerarquizar el valor de la diversidad
resulta interesante que ese otro sea distinto por que en realidad es su
diferencia la que me interroga.
Quienes sólo pueden revisar y discutir sus posiciones con personas que
piensan exacta o aproximadamente lo mismo que ellos suelen quedar
refugiados y, hasta atrapados, en discursos que parecen ser más una
repetición de postulados que una construcción actualizada en estos planteos.
Cuando impera el absolutismo conceptual no se corre ningún riesgo, no pasa
nada porque no se permite que pase algo, todo queda como está.
La diversidad como valor humano se pone en juego cuando el otro me
interpela, con sus planteos, con sus ideas, con sus demandas. El otro diferente
es el que me desestabiliza y permite una reflexión amplia y fecunda que me
cuestiona y por ello me enriquece.
Para poder trabajar en Inclusión Educativa y dar respuesta a las necesidades
educativas especiales de los alumnos es necesario que la escuela en su
conjunto se sitúe ante la diversidad inherente a cada sujeto y a cada grupo
escolar como un factor de enriquecimiento y que comprenda que hoy lo común
es lo diverso.
Poder considerar el valor de la diversidad como una condición humana y
como un valor educativo conlleva implícito un profundo trabajo personal
y de conjunto tanto en lo ideológico y conceptual como en lo
metodológico y organizativo.

NO LLAME YA!!!

La construcción de un Proyecto Educativo Institucional que contemple la


Inclusión Educativa supone, como ya se ha expresado en líneas anteriores, un
arduo trabajo colegiado entre todos los actores de la escena escolar.
Una escuela que comulgue con las necesidades de la época y trascienda en
cada alumno supone un cambio de paradigma. Requiere de una gestión
institucional fuerte y decidida, del compromiso y la capacitación docente
continua y de jerarquizar la diversidad al rango de valor educativo.
Construir la escuela de la diversidad no resulta una tarea sencilla porque no
son sencillos lo tiempos que corren. Este presente no es una panacea y la
concreción del objetivo propuesto no se consigue con la inmediatez con la que
se accede a la mayoría de las necesidades cotidianas, llamando por teléfono,
apretando un botón o pasando una tarjeta magnética que resuelve la necesidad
con tal velocidad que no se llega a sentir la falta que generó el deseo.
Este emprendimiento apela a todo lo contrario, requiere situarse en la cultura
del trabajo, del esfuerzo, de la reflexión y la construcción personal y colegiada.
Tamaña innovación no se da por ósmosis ni por arte de magia. Requiere
tiempo y esfuerzo.
A MODO DE RESUMEN DE LO EXPRESADO EN LAS PAGINAS
ANTERIORES LES PROPONGO REPASAR EL TEMA DE ESTE
PRIMER MODULO INTRODUCTORIO DEL CURSO A TRAVES DE
LOS SIGUIENTES GRAFICOS

“… MUCHAS DE LAS COSAS


QUE NECESITAMOS
PUEDEN ESPERAR
EL NIÑO NO
ÉL ESTÁ HACIENDO AHORA
MISMO SUS HUESOS
CRIANDO SU SANGRE Y
ENSAYANDO SUS SENTIDOS
A ÉL NO SE LE PUEDE
RESPONDER: MAÑANA
ÉL SE LLAMA: AHORA …”

Gabriela Mistral

m jborsani@arnet.com .ar

ES CUELA TRADIC IONAL ES CUELA DE LA DIVERS IDAD

 Modelo médico patológico Señala  Modelo pedagógico Delimita las


causas, déficit, diagnóstico necesidades educativas especiales
dificultades, pronóstico, etc...
 Modalidad rehabilitatoria, correctiva,  Modalidad educativa y cultural
asistencial transmisión de saberes, instrucción
básica.
 Evalúan los profesionales (médico,  Evalúan los docentes (en
Psiquiatra, psicólogo, fonoaudiólogo, colaboración de los profesores de
Psicopedagogo, etc...) apoyo y de los otros profesionales de
equipos interdisciplinarios)
 Medición según criterio normativo en  Valoración en función de la propuesta
relación a alumnos de su misma edad. curricular para todos los alumnos
Curriculum especiales considerando Adecuaciones
Curriculares.
 Curriculum cerrado
 Curriculum abierto
 Problemas de aprendizaje
 Se evalúa para sancionar y excluir  Problemas de enseñanza
 De la segregación  Se evalúa para mejorar la enseñanza
 A la Integración
 De la discapacidad
 A la capacidad
DIVERSIDAD
 Variedad
 Diferencia
 Desigualdad
 Distinto
 Complejidad
 Desemejanza
 Pluralidad
 Multiplicidad
 Abundancia de varias cosas o aspectos diferentes.

Antónimos: Unidad, Unicidad, Monotonía, Igualdad.


m jborsani@arnet.com

DIVERSIDAD EN LAS AULAS

 Étnica
 Lingüística
 Poblacional
 Subjetiva
 Familiar
 Religiosa
 Discapacidad, trastornos del lenguaje, motores,
visuales, etc… problemas del aprendizaje
 Capacidades especiales, talentos especiales
 Sociocultural
 Políticas
mjborsani@arnet.com.ar
 Económicas

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