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Doctorado en ciencias de la educación

Política educativa en el contexto nacional e internacional.

Manuel Alberto Reyes Carbal


000-00-3685

Documento: Tendencias internacionales en materia


de política educativa.
Unidad 2

Dr. Juan Carlos Centeno Maldonado


28 de mayo 2022

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Introducción

El objetivo principal del presente trabajo es sintetizar las tendencias

macro (sociales, políticas y económicas) y la redundancia en los diferentes

sistemas educativos de Latinoamérica. Para ello se parte de la globalización, el

cual es un referente que ha impactado profundamente en las economías y en la

definición de políticas a nivel social, educativo, del conocimiento, cultural y en las

mismas políticas de cada nación, ya sean internas o internacionales, así como al

área de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), las cuales han

tenido un significativo desarrollo a nivel mundial y han permeado toda actividad

humana.

El trabajo se inicia con la descripción de los desafíos de la globalización en

los sistemas educativos de Latinoamérica, seguidamente, se plasman las visiones

sobre desarrollo y educación, luego se hace alusión al impacto de los cambios

tecnológicos que acompañan a la globalización en el marco de la educación,

posteriormente, se menciona la generación de conocimiento y desarrollo de

competencias y, por último, se hace énfasis en las prioridades de los sistemas

educativos de Latinoamérica, la dimensión internacional de la educación y el

reconocimiento de las necesidades regionales.

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Tendencias internacionales en materia de política educativa

Antes de iniciar con la disertación, eje del presente trabajo, es conveniente

referir que la globalización es un proceso de corte económico que ha repercutido

en muchos campos del diario accionar de los países que la han adoptado. Con

ella, han buscado la manera de mejorar las condiciones económicas, políticas,

sociales y culturales, así como todo lo relacionado con las Tecnologías de la

información y la comunicación. A propósito de ello, y como uno de los pilares de la

globalización, se da inicio al trabajo en sí con el siguiente aparte:

Los desafíos de la globalización en los sistemas educativos


latinoamericanos.

En las últimas décadas el auge del capitalismo ha influenciado todo lo

relacionado con las economías mundiales hasta convertirse en lo que hoy día se

conoce como la globalización. Martin (2000, citada por Avendaño y Guacaneme,

2015) considera que dicho proceso se caracteriza por pretender reducir todo un

compendio de dimensiones a una sola dimensión: la económica. Lo anterior,

produce diferencias muy marcadas en el sistema económico de los países que

adoptan aquel proceso, sobre todo aquellos países considerados como

subdesarrollados.

En consecuencia, de acuerdo con Avendaño y Guacaneme (2015), la

globalización es el resultado de un proceso político, es decir, de la organización

socioeconómica y la manifestación del poder por parte de los gobernantes. Por

tanto, se convierte en un discurso que posibilita el diseño y ejecución de políticas,

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planes y programas a escala mundial para recrear una sociedad, los cuales

influyen en los sistemas sociales, culturales, educacionales, comunicacionales,

entre otros. A partir de la interacción comunicacional creciente entre los usuarios y

la internet se ha desencadenado que las generaciones contemporáneas sean

generadoras de información lo que los hace sujetos inclinados hacia al consumo

de información permanente y a la interacción con la misma de forma crítica, hecho

que se evidencia, según Avendaño y Guacaneme (2015), en el flujo de

información y datos que es cada vez mayor en las fuentes académicas y no

académicas, lo cual es producto de la actividad en red, el auge de las

comunidades de aprendizaje y la virtualidad como movilización del conocimiento.

Sin embargo, Aunque la globalización ha logrado que las sociedades gocen

de un mayor acceso al conocimiento, en América latina, se nota la desigualdad

social, evidenciada en términos de educación, no sólo en cuanto a la calidad, sino

también por los criterios economicistas, productivistas y de eficacia con que se

han pretendido evaluar todos los procesos educativos. (Gorostiaga y Tello 2011).

De acuerdo a los citados autores, Colombia se enmarca dentro de las políticas

neoliberales, y por ello el sistema educativo es fiscalizado a través de la prueba

PISA, lo que evidencia la influencia de la OCDE y del BID. Por tanto, varios

teóricos concuerdan que son grandes los retos y desafíos que enfrentan los

sistemas educativos de la región de América latina, entre los que se encuentran:

equidad, universalización del ciclo básico de enseñanza, disminución de las tasas

de repitencia y deserción escolar, incorporación de nuevas tecnologías de la

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información, fortalecimiento de los vínculos con los mercados laborales,

fortalecimiento de la ciudadanía, conciliación entre identidad local y globalización,

entre otros.

Visiones sobre desarrollo y educación

Teniendo en cuenta, que la globalización va en aumento y frenar su

proliferación es casi imposible, la educación se ha visto en la necesidad de

adaptarse a las implicaciones que esta trae consigo, buscando que sus efectos en

cuanto a tecnología y acceso al conocimiento, lleguen a un mayor número de

personas y, por otro lado, que se reduzcan los costos sociales inherentes a su

implementación, creando las condiciones propicias que preserve y respete el

pluralismo cultural. Si las políticas educativas no son claras y adecuadas para el

contexto de la población, se terminará imponiendo la lógica del mercado,

obedeciendo a las demandas de los países industrializados. Según Ball (2014),

son muchas las organizaciones que promocionan apoyo financiero para invertir en

educación, promoviendo la privatización de la misma. Esas acciones debilitan aún

más los estados nacionales; y la globalización económica y cultural terminará

imponiendo un concepto productivista de educación, obviando los derechos

humanos e ignorando los valores sociales e individuales.

Por su parte, Cobo (2005), considera que la educación debe promover

valores y principios éticos básicos, una educación que incentive la convivencia y el

desarrollo personal integral que promueva el ejercicio de la ciudadanía y la cultura

de la paz y la solidaridad internacional. De allí, que se busque una educación de

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calidad basada en la equidad que atienda a las necesidades de aprendizaje, por lo

menos las más básicas: lectura, escritura, valores culturales y morales; mismas

que demandan de una formación orientada al permanente cambio y en miras de

vivir en la sociedad de la información y las comunicaciones. En palabras de la

UNESCO (1996, citada por Hernández 2010), la educación debe estar

encaminada hacia: aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a ser y

aprender a convivir; aspectos que se ha de convertir en esenciales en estos

tiempos, puesto que, representa los ámbitos externo e interno de la educación, de

la responsabilidad con sentido democrático. Algunas organizaciones como la

CEPAL y la UNESCO (1992), apoyan la calidad con equidad, ya que en América

latina hay una distribución inequitativa de lo atinente a lo patrimonial, lo

ocupacional y del aspecto educativo.

Con base a lo anterior, uno de los tantos desafíos de la educación

latinoamericana tiene que ver con el aseguramiento y universalización del ciclo

básico, incluida la educación preescolar, en donde debe primar el acceso al

sistema educativo formal de los niños, a partir de su primera infancia; con el fin de

evidenciar mayores niveles de desarrollo cognitivo, psico–afectivo, emocional y

habilidades sociales de los mismos. La implementación de modelos educativos en

la región, que vayan relacionados con la globalización, deben propender por una

educación de alta calidad, puesto que, a mayor calidad, mayor competitividad en

la vida laboral, y, por tanto, mejores condiciones de vida, lo que redundaría en el

cierre de las brechas sociales de la región.

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Para cerrar este aparte, es conveniente mencionar que aún hay un desafío

por lograr, se trata de la incorporación de las tecnologías de la información y la

comunicación (TIC). Si bien, ha habido mayor acceso al conocimiento debido a la

incidencia de los medios tecnológicos, mismos que han ido evolucionando, el

sector rural en Latinoamérica carece de acceso a internet y medios de

comunicación, por lo que se hace necesario ampliar y democratizar las

oportunidades de aprendizaje por estos medios. Al respecto, Valverde, Garrido y

Sosa (2010), consideran que: “Las políticas educativas para la integración de las

tecnologías de la información y la comunicación en las aulas han mejorado el

equipamiento y la infraestructura de los centros educativos, sin embargo, aún no

se ha experimentado el profundo cambio educativo anunciado por dichas políticas.

Las políticas operativas han generado programas e inversión tecnológica, pero

carecen de una visión estratégica compartida con el profesorado”.

Pero, además de lo anterior, como se afirmó, la infraestructura tecnológica

no tiene ni cumple con la cobertura necesaria para los usuarios de las zonas más

apartadas y de las comunidades más vulnerables: las zonas rurales, lo que

vislumbra la inequidad en las políticas de los estados latinoamericanos. Por lo que

Valverde et al (2010), proponen que los estados deben idearse políticas

estratégicas y políticas operativas. Estratégicas porque tratan de proporcionar un

conjunto de metas y una visión acerca del papel de las tecnologías en los

procesos educativos y sus potenciales beneficios, y operativas porque establecen

los programas y proporcionan recursos (todo lo relacionado con el equipamiento

técnico) para hacer posibles los cambios de las políticas estratégicas.

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Impacto de los cambios tecnológicos

En la actualidad los docentes y autoridades educativas de los países

latinoamericanos se preocupan no sólo por el contenido de los programas de

enseñanza, sino también por la forma de transmitirlos. La tecnología, muy a pesar

de los beneficios que proporciona, muchas veces encuentra obstáculos en su

objetivo de ampliar el alcance de las TIC para los estudiantes. Aun así, La

tecnología ha cambiado la forma en la que se vive hoy en día y se ha convertido

en algo habitual en la vida diaria. La sociedad va evolucionando progresivamente

a lo largo del tiempo incorporándolas y no por ello, el campo educativo iba a ser

ajeno a esos cambios.

Chan (2016), considera que las condiciones para la innovación educativa se

han favorecido en los últimos años, por convergencia de ideas originadas desde

hace, al menos, dos siglos, con soportes y medios que hoy, no sólo las han hecho

visibles, sino que han permitido su desarrollo y difusión de manera exponencial. La

incorporación de las nuevas Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC),

era sólo cuestión de tiempo en la educación. Estas permiten que se acceda a la

información de una forma diferente, novedosa y más rápida que en años atrás,

además también permite generarla y transmitirla.

Brunner (2001), reconoce que ha habido múltiples situaciones que

visibilizan el impacto de los cambios tecnológicos en materia de educación: El

conocimiento dejó de ser lento, escaso y estable. Ahora está en constante proceso

de expansión, movimiento y renovación. Las instituciones educativas han dejado


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de ser el único medio por el cual las nuevas generaciones entran en contacto con

el conocimiento y la información. En la actualidad no sólo se han multiplicado las

agencias educativas, sino también los medios masivos de comunicación y las

industrias culturales. La palabra del docente y los textos escritos dejaron de ser el

soporte exclusivo de la comunicación educacional. Es cada vez más frecuente el

uso de multimedia y recursos disponibles en la web en educación. La escuela no

debe actuar como si las competencias y aprendizajes correspondieran a la de la

época de la Revolución Industrial. Es necesaria la implementación de nuevas

metodologías, aplicadas al mundo en el que se vive.

En fin, Brunner (2001), considera que los cambios tecnológicos están

sirviendo de base para el surgimiento de un entorno completamente nuevo y

diferente dentro del cual, en adelante, tendrán que desenvolverse los procesos de

enseñanza y aprendizaje; entorno caracterizado por un capitalismo global basado

en el conocimiento y por la transformación de las sociedades en sistemas

dependientes de flujos de información (la sociedad de la información). Todo ello,

conduce al replanteamiento de competencias y destrezas que las sociedades

deben enseñar y aprender con el fin de adaptar los sistemas educativos a las

transformaciones tecnológicas y culturales propias del siglo XXI, sin descuidar el

cultivo de la identidad cultural de los pueblos de la región. (CEPAL/OEI/CE, 2004).

Generación de conocimiento y desarrollo de competencias.

Consiste en incrementar la productividad, formando estudiantes,

ciudadanos y trabajadores que se comprometan continuamente con la tarea de

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generar conocimiento, innovar y aprender a lo largo de toda la vida y que se

beneficien tanto de la creación de este conocimiento como de la innovación y del

aprendizaje permanente. De acuerdo con la UNESCO (2008), en este enfoque, los

docentes deben ser capaces de diseñar y participar en actividades de clase que

permitan avanzar hacia el alcance de esos objetivos políticos en las instituciones

educativas en la elaboración de programas alineados con ellos.

Así pues, con este enfoque el currículo va más allá del estricto

conocimiento de las asignaturas escolares para integrar explícitamente las

habilidades indispensables para el Siglo XXI, necesarias para la creación de

nuevo conocimiento. Por ejemplo, solución de problemas, comunicación,

colaboración, experimentación, pensamiento crítico y expresión creativa se

convierten en objetivos curriculares y pasan a ser objetos de nuevos métodos de

evaluación. Gorostiaga y Tello (2011), plantean que el sistema educativo debe

contribuir a la competitividad de la producción interna, tanto de bienes como de

servicios. Elevar la productividad de manera masiva, es decir, a través de la

formación de los educandos, y a la vez, generar grandes saltos en aquellos

espacios con ventajas comparativas en la economía global, son tareas que la

educación no puede perder de vista en su rol de formación de las nuevas

generaciones.

La dimensión internacional de la educación

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Los estados y sus gobiernos establecen el sentido, los objetivos y las

proyecciones de sus estructuras educativas y el rol de cada uno de sus actores,

así como la definición del currículo y de sus contenidos. Tal es el caso del plan

decenal de educación en el que intervienen los diversos actores de la educación.

Sin embargo, no se puede desconocer el riesgo, de que el mercado termine

imponiendo su lógica mercantilista, ocasionando el debilitamiento de los Estados

nacionales, cuya consecuencia sea una concepción de la educación que privilegie

la productividad por sobre la formación integral y la realización humana; además

de desconocer los valores sociales e individuales que sirven de inspiración para el

cumplimiento de los derechos humanos.

Una prueba de que esto es el afán de los países de Latinoamérica en

adecuarse a las imposiciones de la OCDE, por ejemplo, el Gobierno de Colombia,

ha buscado adecuar sus políticas educativas a partir de las solicitudes de la OCDE

en cuanto a procesos de evaluación docente y a estudiantes, implementando

metodologías estandarizadas que no tienen en cuenta el contexto de la región y

marcan una gran brecha entre el sector público y el privado, con las que se

buscan resultados sin tener en cuenta todo lo que rodea a esos resultados.

Reconocimiento de las necesidades regionales

En la actualidad, existen problemas que afronta la educación, tales como:

acceso, eficacia, eficiencia, equidad, género, calidad y relevancia. En opinión de

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Hallak (1999), ésta podría contribuir a regular la globalización, especialmente en la

creación de condiciones que garanticen el respeto a los derechos humanos y a la

cultura de las regiones. Con esto, la educación debería dedicar atención especial

a todos los niveles, a los potenciales que encierra la diversidad humana,

particularmente lo que dice acerca de la comprensión de la heterogeneidad e

información sobre las desigualdades socioeconómicas e injusticia social que

imperan en los países de Latinoamérica.

En cuanto a la calidad de la educación, Bourdieu y Passeron (1998)

enfatizan en las diferencias que reciben los estudiantes de los sectores más

vulnerables y carentes en términos económicos respecto de los más acomodados,

cuando la educación debería constituirse en una auténtica influencia para el

desarrollo y cambio social, en muchos casos, en "reproductora" del orden

socioeconómico vigente. Es decir, la educación no es más que otra de las

expresiones de la desigualdad e inequidad social que se vislumbra en los países

en vía de desarrollo, en nuestro caso, Latinoamérica.

Un ejemplo de la desigualdad social que opera en Latinoamérica, se

evidencia en el acceso a la tecnología e información entre los distintos segmentos

sociales pues, hay estudiantes que tienen un acceso amplio a los medios de

comunicación; otros tienen un acceso restringido, casi nulo o aún inexistente en el

peor de los casos; aun así, son evaluados de la misma forma, con pruebas

estandarizadas que nada obedecen a su contexto. Ello acrecienta la "brecha

tecnológica" entre unos y otros, con consecuencias futuras respecto de la

inserción y competitividad laboral de esos estudiantes; perpetuando los círculos de

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pobreza y marginación en el continente. Otro ejemplo imperante en la realidad

nacional está enmarcado en la capacidad de acceder a la educación superior al

nivel de pregrado o posgrado, además de la calidad de la educación inicial la cual

no solo no es pública, sino que también la calidad de la misma está enmarcada en

su capacidad adquisitiva.

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Conclusión

Si las políticas educativas no son claras y adecuadas para el contexto de la

población, se terminará imponiendo la lógica del mercado, obedeciendo a las

demandas de los países industrializados, debilitando aún más los estados

nacionales; y la globalización económica y cultural terminará imponiendo un

concepto productivista de educación, sin tener en cuenta los derechos humanos e

ignorando los valores sociales e individuales. La globalización ha traído consigo un

modelo burocrático que ha carecido de aceptación, por lo tanto, se requiere de

destrezas para quienes serán responsables de la conducción de las

organizaciones públicas o privadas. En este sentido, ya no se desea una

educación estandarizada sino, más bien, diferenciada conforme a los

requerimientos sociales. Igualmente, la formación para la ciudadanía, lejos de la

uniformidad ideológica, requiere activar en los educandos valores.

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Referencias

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crítica. Civilizar, 16 (30), pp. 191-206. Recuperado
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de: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=275031898058

Brunner, J. J. (2001). La educación al encuentro de las nuevas tecnologías.


Recuperado de: http://200.6.99.248/~bru487cl/files/JJ_IIPE_BA_4.pdf

Chan, M.E. (2016). La virtualización de la educación superior en América Latina:


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Recuperado de: http://www.revistaeducacion.educacion.es/re352/re352_05.pdf

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