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KANT: DE LA FILOSOFÍA TEÓRICA A LA FILOSOFÍA PRÁCTICA

1. En su libro Crítica a la Razón Pura Kant pretendió dar respuesta a la


pregunta epistemológica “¿Qué puedo saber?”. La respuesta que
resultó ser una superación del racionalismo y del empirismo puede
resumirse en la siguiente frase: si bien todo conocimiento comienza
en la experiencia, no todo procede la experiencia.

2. Efectivamente el sujeto, al conocer, aporta a las impresiones


sensibles una forma y una estructura que condicionan la manera en
que se conoce.

3. El espacio y el tiempo constituyen las formas puras de la


sensibilidad, mientras que las categorías del entendimiento
constituyen los conceptos puros a partir de los cuales es posible
comprender lo percibido (un ejemplo de dichas categorías lo es la
causalidad). Las formas puras y las categorías son elementos a priori
de la experiencia que nos ayudan a entender lo que ocurre.

4. La base o inspiración que utilizó Kant para su teoría se encuentra en


las leyes de Newton y el empirismo de Hume. Sin embargo, Hume
niega que la relación de causalidad sea una ley existente en la
realidad misma, afirmando que tan solo constituye una construcción
del entendimiento humano que vincula un hecho con otro cuando
percibe la continuidad persistente entre ambos. De esta manera, la
causalidad termina siendo el resultado de la aplicación del método
inductivo y por lo tanto deviene en un principio carente de
universalidad y necesidad como debiera serlo.

5. Como a Kant no le parecía correcto que todo fuera contingente y de


cierta manera relativo construyó una teoría que terminó siendo una
verdadera revolución copernicana en la cual dejó de ponerse énfasis
en la realidad y pasó a centrarse en el sujeto cognoscente porque en
él y sólo en él es donde está el fundamento de la universalidad y
necesidad que luego reflejan los hechos.

6. Igualmente demostró que el sujeto que piensa y conoce es capaz de


emitir muchos juicios. No obstante, solamente los juicios sintéticos a
priori (los juicios de la ciencia) son intrínsecos a la específica
capacidad de obrar del ser racional y son, a su vez, la condición de
posibilidad del conocimiento de los objetos.

7. De esta manera:

7.1. Las leyes son necesarias porque están en la mente que conoce,
y no fuera de ella.
7.2. Esa circunstancia hacer a su vez que nuestros juicios sobre el
mundo exterior sean objetivos.
7.3. Sin embargo, la razón no queda satisfecha con el conocimiento
de la realidad empírica sino que termina interesándose en otro
tipo de conocimientos que se concretan en tres objetivos:

7.3.1. La libertad de la voluntad


7.3.2. La inmortalidad del alma
7.3.3. La existencia de Dios

7.4. El interés que mueve a la razón a investigar sobre esos


grandes temas no es especulativo (¿cuánto puedo saber sobre
esas cosas?), sino más bien práctico: ¿Qué debemos hacer si la
voluntad es libre, si existe Dios y si hay un mundo futuro?

8. A diferencia de los sucesos del mundo empírico que explicamos por


la concatenación de causas y efectos, el comportamiento humano
está movido por la voluntad que se le aparece a la razón como un
fuerza indeterminada y libre. Esto se conoce como una de las
antinomias de la razón pura y que consiste más específicamente en
la contraposición que se presenta entre la causalidad natural y la
libertad. Así mismo se percata que la realidad de la libertad es
empíricamente indemostrable, pero que, al mismo tiempo, la hipótesis
de que somos libres es imprescindibles para abordar los problemas
morales. En otras palabras: es preciso presuponer la libertad porque
sin ella no es posible la moral, pero no podemos verificar que somos
libres porque la libertad no es un hecho empírico. En consecuencia,
la fe en la libertad actúa en la razón práctica como un juicio
sintético a priori y que, en este caso, será el fundamento del deber
moral.

9. ¿Qué es lo que mueve a la libertad? No una causa natural, sino la


voluntad una de cuyas determinaciones es el deber moral.

10. De igual manera, la pregunta acerca de ¿Qué debo hacer?, nos va


a conducir a respuestas mediante la formulación de leyes, pero de
leyes distintas de las que nos ayudan a conocer la realidad empírica.
Ahora se trata de leyes morales y NO de leyes físicas. De esta
manera se tiene que:

LEYES FÍSICAS Y PRINCIPIOS LEYES MORALES


LÓGICOS
Responden a la pregunta qué Responden a la pregunta qué
puedo conocer (científicamente) debo hacer.
Son conocidas mediante el uso Son producidas mediante el uso
teórico de la razón pura. práctico de la razón pura.
Estos (leyes y principios) se Las leyes morales obligan a la
cumplen necesariamente. voluntad pero con la
particularidad de que ésta puede
desobedecerlas pues la necesidad
es moral.
11. Esto lleva a Kant a plantearse una nueva pregunta: ¿En qué
consiste el deber o la ley moral? Para dar respuesta Kant se
desprende la teología y plantea que es la misma razón la que nos
guía y establece el deber moral y no un superior a nosotros.

12. A diferencia de Hume, Kant considera que el método inductivo no


es el adecuado para fundamentar la universalidad de la ley (ya sea
científica o moral), pues ninguna ley deriva su necesidad de la
observación de unos hechos contingentes, por persistentes que sean.
Así pues, la ley moral ha de ser a priori, como los juicios sintéticos,
un faktum de la razón, no la generalización de una serie de
costumbres dadas. De esta manera, la ley moral no refleja lo que
hamos, sino lo que debemos hacer; no se refiere al ser, sino al deber
ser.

13. En consecuencia, la fuerza del deber moral tiene que residir en


algo permanente, más fuerte que la diversidad empírica, en un poder
que sólo reside en la razón.

14. Así las cosas, ¿cómo se llega a esas leyes morales puras que
determinan a priori , sin motivos empíricos, lo que se debe hacer de
forma universal? Mediante 5 pasos:

14.1. La buena voluntad como punto de partida. Según Kant no


existe nada en el mundo ni fuera de él que sea absolutamente
bueno o bueno sin restricción sino tan solo la buena voluntad.
Por lo tanto, la clave de la bondad no radica en el resultado de
la acción, sino en la intención, en la voluntad de hacer algo
bueno. De esta manera, Kant buscó un principio que se
sustentara en sí mismo y no dependiera de sus
consecuencias o resultados. Por lo tanto, la ética no ha de
ser teleológica, sino deontológica; basada en el deber, no en los
fines.

Así las cosas, ¿qué busca el deber moral? Producir la voluntad


buena; esto es, una voluntad que quiera hacer el bien.

14.2. Una voluntad es buena si actúa por el deber. Una voluntad sólo
será buena si actúa porque existe un imperativo moral que le
impone el deber de actuar. Así pues, será diferente actuar por
el deber (buena voluntad) que actuar conforme el deber
(legalidad).

14.3. El deber moral es representación de la ley. Todo ser racional


por el hecho de serlo posee la idea de lo que es una ley, lo cual
vuelve a poner de manifiesto que el punto de partida para
explicar la moralidad (así como se hizo con el conocimiento
científico) no es la realidad, sino la menta humana.
14.4. Toda ley es universal y necesaria. Una ley moral obliga a todos
los seres racionales en las mismas circunstancias. Por lo tanto
sólo es moralmente bueno aquello que debería ser bueno
universalmente y valer para todos sin excepción. De esta
manera, ningún ser racional puede querer, como tal ser
racional, que el asesinato, el hurto o la mentira se conviertan
en norma universal. Por eso, tales acciones no pueden ser
morales y sólo serán morales aquellas acciones que pudieran
convertirse en una ley universal. Sin embargo, como la
voluntad está escindindida entre el impulso sensible (la
inclinación) y el mandato racional, éste último tiene que
imponérsele al sujeto bajo la forma de un imperativo categórico
(es decir, independiente de las consecuencias, o sea no
hipotético).

14.5. La ley moral tiene la forma de un imperativo categórico: Los


imperativos hipotéticos son aquellos que establecen un
mandato de hacer algo para obtener un fin, por ejemplo,
“llévate el paraguas si no quieres mojarte”. El imperativo
categórico, en cambio, es un mandato absoluto no
condicionado por ningún propósito.

15. Primera formulación del imperativo categórico: Obra sólo


según una máxima tal que puedas querer al mismo tiempo que se
torne ley universal.

15.1. Máxima: principio subjetivo de acción; es decir, aquello que de


entrada impulsa al individuo a actuar. Una máxima puede ser
moralmente correcta o no.

15.2. Relación entre la máxima y el imperativo categórico: el


imperativo categórico lo que nos hace es decirnos cuándo una
máxima es moralmente correcta. Y, ¿cuándo lo es? Cuando es
posible desear o querer que se vuelva una ley universal porque
sólo será un deber moral aquello que sea sea universalizable.

15.3. Ejemplos:

(i) El suicidio: Hay que condenar el suicidio como


moralmente incorrecto porque aceptar la
autodestrucción como principio resultaría contrario a la
razón y al principio de supervivencia que toda vida lleva
consigo. De esta manera, nadie puede querer
racionalmente que se universalice el suicidio.
(ii) El incumplimiento de las promesas: Tampoco puede
aprobarse porque en el concepto de promesa está
implícito el imperativo de su cumplimiento. Si no fuera
así, la promesa dejaría de serlo y no tendría sentido.
(iii) Desperdiciar o malgastar los talentos: Igualmente no es
racional que el despilfarro de los talentos sea una ley
universal pues algo así impediría la mejora la
humanidad y algo así es irracional.
(iv) Querer desatender al prójimo en apuros: No puede
convertirse en una ley universal puesto que esa norma
acabaría perjudicándolo a uno mismo al no poder
esperar o demandar ayuda de nadie.

Por lo tanto, según Kant en esos cuatro casos la razón impone


el deber de no suicidarse, de cumplir con las promesas, sacar
provecho de los talentos y ser benevolente con el prójimo. No
se impone por las consecuencias nefastas que de hacerlo
conllevaría, sino que se impone porque es racional.

16. La dignidad y la autonomía como principios: la segunda


formulación del imperativo categórico. Hasta este momento se ha
encontrado la forma de la ley: tiene que ser universal (porque toda
ley lo es). Entonces, ahora hay que proceder a buscar una materia a
la ley, es decir, algo que dé contenido a la ley universal.

16.1. Interrogantes: ¿Qué es lo que puede determinar a la voluntad


absolutamente? O ¿qué es lo que la voluntad puede querer
como un valor absoluto y no como un medio para alcanzar
otra cosa?

16.2. Respuesta: Eso objeto del querer de la voluntad no puede ser


otro que el ser humano mismo. Por lo tanto el principio que
mueve a la buena voluntad por encima de cualquier cosa es la
humanidad.

16.3. Segunda formulación del imperativo categórico: Obra de tal


modo que uses a la humanidad, tanto en tu persona como en la
persona de cualquier otro, siempre como un fin al mismo tiempo
y nunca solamente como un medio.

En otras palabras el respecto a uno mismo como persona, el


respeto al otro y el respeto, en general, a la humanidad es el
deber moral supremo que ha de servir de criterio para todos
los demás deberes.

17. Tercera formulación del imperativo categórico: actúa como si


la máxima de tu acción debiera convertirse por tu voluntad en ley
universal de la Naturaleza. Éste imperativo también se conoce como
la fórmula de la autonomía de la voluntad y según la cual la ley
moral no puede ser de ningún modo heterónoma o derivada de otras
leyes (ya sea jurídicas, religiosas, sociales etc.) sino que tan solo
debe provenir de la racionalidad del sujeto.

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