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Fundamentación de la metafísica de las costumbres

-Capítulo primero;
No es posible pensar nada que pueda considerarse como bueno sin restricciones,
a no ser una buena voluntad. Tanto los talentos del espíritu (el juicio, el
entendimiento...) como las cualidades del temperamento ( el valor, la decisión...)
pueden ser buenos y deseables, pero también malos y dañinos, dependiendo de los
usos que haga de ellos la voluntad(carácter). Ya que si no existe una buena voluntad
(como principio de toda acción) que se acomode a un fin universal, nunca se
conseguirá la satisfacción. Así, la buena voluntad se convierte en la condición
indispensable para hacernos dignos de ser felices.

Algunas cualidades pueden considerarse de buena voluntad(son buenas en


muchos aspectos), pero sin embargo, no tiene un valor interno absoluto, sino que
siempre presuponen una buena voluntad, por lo que están muy lejos de poder ser
definidas como buenas sin restricción, así no nos permiten considerarlas como
absolutamente buenas. Ya que si los principios de una buena voluntad, pueden
llegar a ser malas.

La buena voluntad no es buena por lo que realice ni por su adecuación para alcanzar
algún fin que nos hayamos propuesto, sino que es buena en sí misma y por sí
misma. Por lo que no puede añadir ni quitar valor a la voluntad.

La naturaleza de un modo u otro(o quizás de una manera equivocada) a concebido


a nuestra voluntad el uso de la razón, como directora. Ante este fin la razón debe
satisfacer o intentar satisfacer las preocupaciones del hombre, considerando que
estas preocupaciones sean de buena voluntad, ya que cuanto más se preocupa la
razón cultivada de gozar de la vida y alcanzar la felicidad, más se aleja el hombre
de la verdadera satisfacción. Pero, quizás la razón no sea lo suficientemente apta
para dirigir nuestra voluntad entorno a la satisfacción de nuestras necesidades, a
cuyo fin nos hubiera conducido mejor(posiblemente) los instintos naturales, sin
embargo la razón nos ha sido concedida como facultad práctica (como facultad que
debe influir sobre la voluntad), por lo que el destino de la razón tiene que ser el de
producir una buena voluntad(buena en sí misma).

Kant continua exponiendo que para desenvolver el concepto de una voluntad digna
de ser estimada por sí misma( una voluntad buena sin ningún propósito, en sí
misma), se debe considerar el concepto del deber que contiene el de una voluntad
buena.

Por ello, sé a de distinguir si la acción, conforme al deber, sucede por deber o al


contrario por una acción egoísta.

Ciertos actos por muy conformes que sean al deber, carecen sin embargo de un
verdadero valor moral.
Los propósitos que podamos tener al realizar una acción y sus efectos,
considerados como fines y motores de la voluntad, no pueden proporcionar a las
acciones ningún valor absoluto y moral. Lo que nos lleva a preguntar dónde reside
el valor de las acciones. Según Kant debe residir en el principio de la voluntad,
prescindiendo de los fines por los que llevamos a cabo las acciones, ya que la
voluntad analizada a través del principio a priori( que es formal) y del principio a
posteriori(que es material),se encuentra en una encrucijada, es decir, esta tendrá
que ser determinada por el principio formal del querer en general, cuando una
acción sucede por deber, puesto que todo principio material le ha sido sustraído.

También a de considerarse que el deber es la necesidad de una acción por respeto


a la ley. Así, el valor moral de la acción no reside en el efecto que en ella se espera,
ni en ningún principio de la acción que necesite tomar su fundamento determinante
en ese efecto esperado, ya que todos esos efectos esperados pudieron realizar por
otras causas. Por lo que la representación de la ley en sí misma( que solo se puede
encontrar en los seres racionales)es el fundamento determinante de la voluntad,
que puede constituir el bien moral, el cual esta presente en la persona que obra
según esa ley. Pero entonces ¿cuál puede ser esa ley cuya representación tiene
que determinar la voluntad, para que está pueda llamarse buena en absoluto y sin
restricciones?

Kant considera que para hallar esa ley buena y universal cada hombre a la hora de
llevar a cabo una acción por deber debe considerar si esta podría convertirse en ley
universal ( adoptada por todos los hombres como ley para conseguir la buena
voluntad), es decir, si esta ley universal podría servir como principio de voluntad
para todos los seres racionales.

Kant expone un ejemplo para entender lo citado anteriormente;

Cuestiona si es prudente o si es conforme al deber hacer una falsa promesa en


aquellas situaciones en las que estamos apurados. Para saber si es lícito o no hacer
una falsa promesa, nos deberíamos de preguntar si esta acción podría servir como
ley universal, es decir, tanto para mí como para los demás. Pronto llegaríamos a la
conclusión de que si por ley y como valor moral, no aceptamos las mentiras, no
podíamos querer una ley universal de mentir, pues según esta ley ninguna promesa
seria verdadera y también nos mentirían a nosotros por lo que no querríamos esa
ley como universal.

Por lo tanto para saber si mi voluntad es moralmente valida, basta con preguntarse
uno mismo si esa acción la querríamos como ley universal.

La razón por naturaleza sabe distinguir lo que ocurre conforme al deber o contrario
al deber(lo bueno y lo malo). Por lo que tiene la facultad de juzgar, pero para
desarrollar esta labor la razón necesita experimentar, analizar, buscar y comprender
ciertas leyes convencionales o naturales para poder llegar a saber si una acción es
de buena voluntad y si esta no se realiza por una acción egoísta. Tanto la razón
culta como la vulgar que tienen el mismo fin llegar a una buena voluntad, que no es
buena por la acción concreta que realice, ni por atenerse a las leyes o a las
costumbres, sino únicamente por cumplir el dictamen de la razón (sometimiento de
la voluntad a la razón).

-Capítulo segundo;

*El peor servicio que se puede hacer de la moralidad es quererla deducir a ciertos
ejemplos. Ya que, cualquier ejemplo debe ser juzgado previamente por los
principios de la moralidad, para saber si es digno de servir como modelo, porque el
ejemplo no puede ser el que nos proporcione el concepto de moralidad. El ejemplo
es una regla intuitiva que nos ayuda a comprender ciertos conceptos pero no nos
proporcionan el concepto en sí mismo sino una idea intuitiva, dirigida( y a su vez
juzgada) por la razón.

*Todos los conceptos morales tienen su origen (a priori) en la razón, y ello en la


razón humana tanto vulgar como culta, la cual dirige la voluntad de los seres
racionales para averiguar el sentido practico o empírico de esos conceptos.

*En la naturaleza cada cosa actúa según las leyes. Solo los seres racionales poseen
la facultad de obrar según las leyes, es decir, posee una voluntad, esta se convierte
en razón práctica cuando al derivar las acciones de las leyes se exige la razón.

*Toda ley práctica representa una acción como buena y necesaria para el sujeto
capaz de determinar prácticamente por la razón. Si la acción es buena solo como
medio para conseguir otra cosa, es el imperativo hipotético. Si la acción es
representada como buena en sí( como principio de la voluntad) es el imperativo
categórico.

*Hay otro imperativo que no se refiere a la materia de la acción, sino a la forma y al


principio de donde ella surge, se llama el imperativo de la moralidad. La moralidad
es la relación de las acciones con la autonomía de la voluntad.

*La voluntad es considerada con una facultad, que determina como obrar conforme
a las leyes (solo en los seres racionales), pero el fin es lo que sirve a la voluntad de
fundamento objetivo de su autodeterminación y este fin debe valer para todos los
seres racionales.

*Suponiendo que halla algo cuya existencia posea un valor absoluto, como el fin(
es lo que sirve a la voluntad de fundamento objetivo) en sí mismo, en ello estaría el
fundamento de un posible imperativo categórico, es decir, de la ley práctica.

El valor de todas las cosas que pueden obtener los seres racionales por medio de
las acciones esta condicionado.

El fin en sí mismo, constituye un principio objetivo de la voluntad humana, el cual


puede servir como ley práctica universal.
*Se puede entender como reino de los fines al enlace sistemático de distintos seres
racionales por leyes comunes, ya que todos los seres racionales están sujetos a la
ley.

*Todo ser racional, como fin en sí mismo y siguiendo las leyes a las que esta
sometido, debe poderse considerar legislador universal, porque esa aptitud de sus
máximas para la legislación universal lo distingue como fin en sí mismo.

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