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FICHAS COAUTORÍA

(Nota: Las fichas de la Parte I están organizadas de la más reciente a la


más antigua y los datos identificadores se encuentran al inicio)

PARTE I
RELEVANTE

Sala de Casación Penal


ID : 770747
M. PONENTE : DIEGO EUGENIO CORREDOR
NÚMERO DE PROCESO : 57051
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP1742-2022
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Bogotá
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 25/05/2022
FUENTE FORMAL : Constitución Política de Colombia de
1991 art. 239-2 / Ley 599 de 2000 art.
31 / Ley 906 de 2004 art. 32-1 y 74 /
Ley 1142 de 2007 / Ley 1453 de
2011 / Ley 1542 de 2012 / Ley 1826
de 2017

TEMA: NULIDAD - Debido proceso: delitos querellables / DELITO


QUERELLABLE - Acción penal: requisitos de procesabilidad de la acción
penal / HURTO CALIFICADO - No es delito querellable / HURTO
AGRAVADO - Cuando se trata de un agravante específico no es delito
querellable / COAUTORÍA IMPROPIA - Principio de imputación
recíproca / COAUTORÍA IMPROPIA - Se configura

Tesis:
«El defensor del procesado refiere que se violó el debido proceso porque
no se formuló querella dentro del plazo establecido en la Ley, requisito
obligatorio dado que la cuantía del hurto fue estimada en la suma de
$3.000.000, por lo que debe declararse la nulidad de lo actuado.

Al efecto, debe partir por señalar la Sala, que el artículo 74 de la Ley


906 de 2004 -aún con las modificaciones introducidas por las leyes
1142/07, 1453/11, 1542/12 y 1826/17-, dispone que se requiere
querella, entre otros, para el delito de «hurto simple cuya cuantía no
exceda de ciento cincuenta (150) salarios mínimos mensuales legales
vigentes (C. P. artículo 239 inciso 2º)».

Dicho esto, es necesario precisar que en la audiencia de formulación de


imputación se le enrostró a JRG, la comisión del delito de hurto
calificado agravado, en calidad de coautor, entre otras conductas
punibles, reato que no se encuentra enlistado en el artículo 74 de la Ley
906 de 2004, por lo tanto, no se necesitaba la interposición de la
querella para el inicio de la acción penal.

Ahora bien, el defensor aduce que las circunstancias de calificación


punitiva -con violencia sobre las cosas- y de agravación -por dos o más
personas que se hubieren reunido o acordado para cometer el hurto y
en establecimiento público o abierto al público- no le pueden ser
atribuidas a su representado, porque él no ejerció ninguna violencia
sobre las cosas, ni ingresó al lugar donde ocurrieron los hechos.

Con tal postura, el profesional del derecho olvida que los coautores
impropios -grado de participación que se le atribuyó a RG- responden
por el resultado común acordado y no por su específica contribución o
aporte, de conformidad con el principio de imputación recíproca que
gobierna la coautoría impropia.

[...]

Por lo tanto, la censura propuesta por el defensor no está llamada a


prosperar».

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 49485 | Fecha: 08/07/2020


| Tema: COAUTORÍA IMPROPIA - Principio de imputación recíproca /
COAUTORÍA IMPROPIA - Se configura Rad: 54658 | Fecha: 10/03/2021
| Tema: SISTEMA PENAL ACUSATORIO - Formulación de la imputación:
requisitos, relación clara y sucinta de los hechos jurídicamente
relevantes, alcance / SISTEMA PENAL ACUSATORIO - Principio de
congruencia: acusación y sentencia, imputación fáctica y hechos
jurídicamente relevantes / SISTEMA PENAL ACUSATORIO - Formulación
de la imputación: requisitos, relación clara y sucinta de los hechos
jurídicamente relevantes, efectos de no hacerlo / SISTEMA PENAL
ACUSATORIO - Formulación de la acusación: requisitos, relación clara y
sucinta de los hechos jurídicamente relevantes, efectos de no hacerlo /
SISTEMA PENAL ACUSATORIO - Formulación de la imputación:
requisitos, relación clara y sucinta de los hechos jurídicamente
relevantes, deber de la Fiscalía de determinarlos, parámetros para
hacerlo Rad: 44599 | Fecha: 08/03/2017 | Tema: SISTEMA PENAL
ACUSATORIO - Formulación de la imputación: requisitos, relación clara y
sucinta de los hechos jurídicamente relevantes, deber de la Fiscalía de
determinarlos, parámetros para hacerlo / SISTEMA PENAL ACUSATORIO
- Hechos jurídicamente relevantes: aspectos requeridos para
establecerlos por parte del fiscal en la acusación y el juez en la
sentencia Rad: 51408 | Fecha: 25/04/2018 | Tema: SISTEMA PENAL
ACUSATORIO - Formulación de la imputación: requisitos, relación clara y
sucinta de los hechos jurídicamente relevantes, deber de la Fiscalía de
determinarlos, parámetros para hacerlo / SISTEMA PENAL ACUSATORIO
- Hechos jurídicamente relevantes: aspectos requeridos para
establecerlos por parte del fiscal en la acusación y el juez en la
sentencia Rad: 51539 | Fecha: 30/01/2019 | Tema: SISTEMA PENAL
ACUSATORIO - Formulación de la imputación: requisitos, relación clara y
sucinta de los hechos jurídicamente relevantes, deber de la Fiscalía de
determinarlos, parámetros para hacerlo / SISTEMA PENAL ACUSATORIO
- Hechos jurídicamente relevantes: aspectos requeridos para
establecerlos por parte del fiscal en la acusación y el juez en la
sentencia Rad: 52311 | Fecha: 11/12/2018 | Tema: sISTEMA PENAL
ACUSATORIO - Hechos jurídicamente relevantes: parámetros para
determinarlos en el delito de concierto para delinquir Rad: 25913 |
Fecha: 15/05/2008 | Tema: PRINCIPIO DE CONGRUENCIA - Concepto /
PRINCIPIO DE CONGRUENCIA - Equivalencia personal, fáctica y jurídica:
su propósito es asegurar al procesado que no recibirá fallo adverso por
aspectos ajenos a los cargos formulados Rad: 32685 | Fecha:
16/03/2011 | Tema: PRINCIPIO DE CONGRUENCIA - Concepto /
PRINCIPIO DE CONGRUENCIA - Equivalencia personal, fáctica y jurídica:
su propósito es asegurar al procesado que no recibirá fallo adverso por
aspectos ajenos a los cargos formulados Rad: 26468 | Fecha:
27/07/2007 | Tema: PRINCIPIO DE CONGRUENCIA - Acusación y
sentencia: variación de la calificación jurídica en la sentencia, procede
siempre que se trate de un delito de menor entidad, respete el núcleo
factico de la imputación y no implique afectación de derechos de las
partes e intervinientes Rad: 51666 | Fecha: 11/09/2019 | Tema:
CONCIERTO PARA DELINQUIR - Se configura: elemento (acuerdo),
vocación de permanencia Rad: 49157 | Fecha: 05/05/2021 | Tema:
CONCIERTO PARA DELINQUIR - Se configura: elemento (acuerdo),
vocación de permanencia Rad: 50366 | Fecha: 20/09/2017 | Tema:
COHECHO PROPIO – Elementos Rad: 34282A | Fecha: 23/03/2017 |
Tema: COHECHO PROPIO – Elementos Rad: 54384 | Fecha: 07/04/2021
| Tema: COHECHO PROPIO – Elementos Rad: 34282A | Fecha:
23/03/2017 | Tema: COHECHO PROPIO - Delito de ejecución
instantánea Rad: 50366 | Fecha: 20/09/2017 | Tema: COHECHO
PROPIO - Delito de ejecución instantánea Rad: 54509 | Fecha:
27/05/2020 | Tema: COHECHO PROPIO - Delito de ejecución
instantánea

RELEVANTE

Sala de Casación Penal


ID : 761012
M. PONENTE : MYRIAM ÁVILA ROLDÁN
NÚMERO DE PROCESO : 59100
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP566-2022
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de
Medellín
CLASE DE ACTUACIÓN : IMPUGNACIÓN ESPECIAL
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 02/03/2022
FUENTE FORMAL : Constitución Política de Colombia de
1991 art. 235 num. 7 / Ley 906 de
2004 art. 288, 337, 448 / Ley 599 de
2000 art. 29 num. 2 / Acto Legislativo
01 de 2018

ASUNTO:
A la luz de los argumentos de la impugnación, en primer lugar, deberá
analizarse si, como afirma el defensor, la imputación fáctica realizada al
acusado fue indeterminada, de tal manera que vulneró sus garantías del
debido proceso y derecho de defensa. Para el efecto, la Sala reiterará su
jurisprudencia sobre las características que debe reunir la atribución de
los hechos jurídicamente relevantes, de cara a sus finalidades en el
marco del debido proceso. A continuación, examinará si en el presente
asunto, la misma fue adecuadamente efectuada o se incurrió en alguna
irregularidad, con la potencialidad de ocasionar la nulidad de la
actuación. De no advertirse irregularidad alguna en relación con lo
anterior, en segundo lugar, la Sala habrá de examinar la valoración de
las pruebas llevada a cabo por el Tribunal. En particular, deberá
establecer si, como lo sostiene la defensa, se llegó a conclusiones
insostenibles a la luz de los medios de convicción practicados en
desarrollo del juicio oral

TEMA: COAUTORÍA - Demostración / COAUTORÍA -


Elementos / PRINCIPIO DE CONGRUENCIA - Concepto: garantía
inmanente a los derechos al debido proceso y a la defensa, en su
componente de contradicción / SISTEMA PENAL ACUSATORIO -
Principio de congruencia: acusación y sentencia, imputación fáctica y
hechos jurídicamente relevantes / SISTEMA PENAL ACUSATORIO -
Principio de congruencia: se vulnera si la sentencia se profirió por
hechos que no fueron atribuidos por la Fiscalía / SISTEMA PENAL
ACUSATORIO - Principio de congruencia: imputación fáctica y jurídica
de los cargos / SISTEMA PENAL ACUSATORIO - Principio de
congruencia: adopta un esquema rígido de la descripción fáctica y
flexible de la delimitación típica o jurídica / PRINCIPIO DE
CONGRUENCIA - Congruencia personal, fáctica y jurídica: la
congruencia fáctica y personal es absoluta / PRINCIPIO DE
CONGRUENCIA - Congruencia personal, fáctica y jurídica: la
congruencia jurídica es relativa / SISTEMA PENAL ACUSATORIO -
Formulación de la acusación: requisitos, relación clara y sucinta de los
cargos, no hacerlo puede derivar en una nulidad

Tesis:
«[...] la jurisprudencia de esta Corporación ha indicado que, si se
plantea un supuesto de coautoría, en los términos del artículo 29, inciso
segundo, del Código Penal, la Fiscalía debe constatar los elementos
estructurales de dicha figura. Aquí es de particular importancia la
descripción típica de que se trate y el respectivo desarrollo doctrinario o
jurisprudencial, luego debe verificar si los hechos del caso pueden ser
subsumidos o no en ese referente normativo (Ver, entre otras, CSJ SP,
2 Sep. 2009, Rad.29221).

En general, la correcta imputación, en los planos fáctico, jurídico y


personal, como es sabido, se halla inescindiblemente vinculada al
principio de congruencia y, por esta vía, a los derechos de defensa y
debido proceso. De esta forma, solo si el imputado conoce con exactitud
los hechos que se le atribuyen y su calificación jurídica podrá llevar a
cabo, en plenitud, el ejercicio del derecho de contradicción. La
imputación fáctica, sin embargo, cobra una relevancia particular, en los
términos del artículo 448 de la Ley 906 de 2004.
Así, esta Sala ha sostenido que mientras la determinación jurídica posee
una connotación flexible, pues resulta factible su modificación en el
juicio, lo propio no ocurre con la imputación fáctica. La descripción de
los hechos atribuidos y de las circunstancias de comisión relevantes, se
ha reiterado, debe ser completa y no puede ser objeto de alteración
sustancial a lo largo del proceso, pues es particularmente ese ámbito de
la imputación el punto de partida para una adecuada labor defensiva. El
núcleo de la imputación fáctica debe mantenerse, por ende, desde la
formulación de la imputación hasta la sentencia ejecutoriada (y SP741-
2021, Rad. 54658).

Como resultado de lo anterior, cualquier desarmonía sustancial en el


ámbito fáctico entre estos estadios -imputación, acusación y sentencia-
resulta violatoria del debido proceso. De la misma manera, no solo ante
una discordancia sino también en los casos en los cuales la imputación y
la acusación no contienen de forma suficiente los hechos en los cuales
consisten los cargos, estos actos procesales habrán dejado de cumplir
su propósito y el debido proceso resulta menoscabado. En este
escenario, ha dicho la Sala, procede la invalidez del trámite, como única
forma de subsanar la irregularidad (CSJ SP14792-2018, Rad. 52507)».

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 41685 | Fecha: 25/06/2015


| Tema: SISTEMA PENAL ACUSATORIO - Principio de congruencia:
adopta un esquema rígido de la descripción fáctica y flexible de la
delimitación típica o jurídica Rad: 41685 | Fecha: 25/06/2015 | Tema:
FLAGRANCIA - Si es sorprendido: no puede beneficiarse con rebaja de
pena Rad: 45899 | Fecha: 23/11/2017 | Tema: IN DUBIO PRO REO -
Aplicación: la duda razonable se resuelve en favor del procesado Rad:
34017 | Fecha: 03/09/2020 | Tema: DOBLE CONFORMIDAD -
Impugnación especial: procede ante Sala de Casación Penal, cuando la
primera condena fue emitida en segunda instancia Rad: 29221 | Fecha:
02/09/2009 | Tema: SISTEMA PENAL ACUSATORIO - Formulación de la
imputación: requisitos, relación clara y sucinta de los hechos
jurídicamente relevantes y de las consecuencias jurídicas Rad: 54658 |
Fecha: 10/03/2021 | Tema: SISTEMA PENAL ACUSATORIO - Hechos
jurídicamente relevantes: delimitación ante pluralidad de sujetos activos
Rad: 29221 | Fecha: 02/09/2009 | Tema: COAUTORÍA - Demostración
Rad: 54658 | Fecha: 10/03/2021 | Tema: PRINCIPIO DE CONGRUENCIA
- Congruencia personal, fáctica y jurídica: la congruencia fáctica y
personal es absoluta Rad: 20376 | Fecha: 21/03/2003 | Tema: TRÁFICO
FABRICACIÓN O PORTE DE ESTUPEFACIENTES - Elementos: verbos
rectores, conservar, elemento subjetivo, intención de consumo o
comercialización, demostración Rad: 49967 | Fecha: 14/06/2017 |
Tema: TRÁFICO FABRICACIÓN O PORTE DE ESTUPEFACIENTES -
Elementos: verbos rectores, conservar, elemento subjetivo, intención de
consumo o comercialización, demostración Rad: 16823 | Fecha:
18/12/2003 | Tema: TRÁFICO FABRICACIÓN O PORTE DE
ESTUPEFACIENTES - Elementos: verbos rectores, conservar, es un acto
que se extiende en el tiempo Rad: 49967 | Fecha: 14/06/2017 | Tema:
TRÁFICO FABRICACIÓN O PORTE DE ESTUPEFACIENTES - Elementos:
verbos rectores, conservar, elemento subjetivo, intención de consumo o
comercialización, demostración Rad: 37175 | Fecha: 12/10/2016 |
Tema: IN DUBIO PRO REO - Aplicación: la duda razonable se resuelve
en favor del procesado

RELEVANTE

Sala de Casación Penal


ID : 761679
M. PONENTE : DIEGO EUGENIO CORREDOR
NÚMERO DE PROCESO : 50621
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP592-2022
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de
Medellín
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 02/03/2022
FUENTE FORMAL : Ley 599 de 2000 art. 38, 61, 63, 68A,
209, 269, 340 / Ley 906 de 2004 art.
448 / Ley 1142 de 2007 art. 31 / Ley
1709 de 2014 art. 29

TEMA: CONCIERTO PARA DELINQUIR - Demostración / CONCIERTO


PARA DELINQUIR - Demostración: acuerdo de voluntades y conexidad
de hechos / CONCIERTO PARA DELINQUIR - Delito de mera conducta
/ COAUTORÍA - División del trabajo / CONCIERTO PARA
DELINQUIR - Dolo / CONCIERTO PARA DELINQUIR -
Consumación / TESTIMONIO - Apreciación probatoria / PRUEBA -
Apreciación probatoria: las pruebas deben ser apreciadas en
conjunto / CONCIERTO PARA DELINQUIR - Se configura / DOBLE
CONFORMIDAD - Sentencia: confirma condena

Tesis:
«En lo que corresponde con Y.M.M.M., se presenta evidente la
estructura tanto material como jurídica del mencionado reato, por
cuanto, se patentizó el acuerdo de voluntades efectuado entre ésta y
varias integrantes de la organización criminal, cuyo propósito estuvo
dirigido a defraudar las arcas de la entidad bancaria, el cual operó por
varios años, cuando menos, entre enero de 2008 y noviembre de 2011.

Ya la Corte, cuando examinó la responsabilidad del otro recurrente en


los hechos objeto de acusación, determinó la estructura de la banda, el
tiempo en que alcanzó a operar y el modus operandi de la misma, sin
que sea necesario reiterar aquí esos argumentos, pues, no se discute
que de la procesada se predica su pertenencia a dicha organización, no
solo dentro del lapso que se señalara atrás, sino con muy parecidas
actividades a las que se reportan respecto de C.M., en tanto, incluso
ocupaba el mismo tipo de cargo al interior de la entidad crediticia y se le
sabe ejecutando similares conductas delictuosas, que aquí se ratifican
con la demostración, más adelante desarrollada, de que también ejecutó
el ilícito de acceso abusivo a un sistema informático.

Respecto de la precisa tarea que adelantaba la acusada dentro de la


división de funciones de la agrupación L.J.M.J. - analista 3, asesora del
banco [...]-, indicó que varios de sus integrantes, clientes de la entidad,
con documentación inconsistente, pidieron ampliación de sus créditos,
aprovechando que tenían varios productos en el banco.

Con esos propósitos, dijo, la organización contó con funcionarios del


banco que brindaron colaboración, por cuanto, pudo detectar que la
procesada M.M., actuando como informadora de la entidad, sucursal
Museo de Oro de esta capital -en donde trabajó entre el 2010 y el 2012-
recibió documentos a los integrantes de la organización, en concreto,
H.A.H.N., L.H.B. y M.M.L., pese a que estos consignaban información
que no correspondía a la realidad.

Pudo dar cuenta la testigo, de que después de aprobados los créditos y


aumentado sus cupos, la procesada les realizó “(…) una gran cantidad
de consultas, casualmente en los momentos en que ingresaban los
cheques, incluso habían unas consultas, casualmente mucho después a
la que se había hecho la liberación del cupo” .

Sobre la importancia de los informadores en la empresa criminal,


aseguró la testigo que una vez consignados los títulos fraudulentos, se
requería del apoyo de éstos para que hicieran consultas durante,
mediante y después del ingreso del cheque, pues, aprovechando la falla
en el sistema, procedía de inmediato la organización a realizar
transacciones, compras o hacer giros y evitar el retroceso de la
operación una vez restablecido el sistema.

Contrario a lo sostenido por la testigo, manifiesta la defensa que las


consultas realizadas por los operadores del banco, no revestía
importancia para la organización, por no generar la liberación de cupo a
favor del cliente, pudiendo éstos verificar sus saldos a través de los
medios informáticos que la entidad ofrecía.

Ya la sala se refirió a este tópico, discutido también respecto del otro


acusado recurrente, así que allí se remite para lo pertinente.

Ninguna duda asoma, se agrega, respecto de que, en cumplimiento del


acuerdo de voluntades los informadores se constituían en pieza
importante para la organización; no de otra manera se explica que entre
octubre de 2010 y enero de 2011, la acusada M.M. lograra realizar, de
lo probado en la actuación, más de 144 consultas a las cuentas de
L.H.B., uno de los integrantes del grupo criminal.

Consultas éstas que efectuó antes, durante y con posterioridad a la


consignación de cheques, muchos de los cuales lograron cobrarse de
manera fraudulenta.

Se insiste, por tanto, que la información que los funcionarios del banco
brindaban a la organización era de suma importancia, tanto así, que
J.A.B.G. -condenado por estos hechos-, refirió que facilitó sus cuentas
bancarias a la organización, para cometer el fraude, y que durante el
tiempo en que se hicieron las operaciones “nunca consultó” sus
productos, porque la mencionada información se la aportaba […]-en
algunas ocasiones se refirió a […].-, en tanto, era a través de éste que
se establecía el valor de dinero que aparecía en su cuenta.

Recuérdese que E.E.R.D. se erigió en uno de los principales líderes de la


organización criminal, quien, de acuerdo con lo declarado por J.G.S.C.,
tenía vínculos con el también acusado F.D.C.M., otro de los
informadores de la entidad bancaria.

Se corrobora, por tanto, que era a través de estos funcionarios que la


organización accedía a información suficiente para hacer posible la
operación fraudulenta.

No de otra manera se explica que la procesada M.M., el 3 de diciembre


de 2010 haya realizado 5 consultas, antes de que se retiraran
fraudulentamente $23.100.000, y que de la misma forma actuara, el 6
de diciembre cuando en horas de la mañana efectúo 15 consultas,
algunas de ellas precedentemente y otras después del cobro irregular de
$6.800.000.

A ello se suma que pese a estas irregularidades y de que el cliente se


encontraba en mora, la procesada no dio aviso inmediato a su jefe
directo o a la oficina correspondiente, acerca de la situación presentada,
como en efecto lo ratificó la investigadora L.J.M.J. .

Sobre el mencionado señalamiento, la defensa argumenta que la


procesada informó de ello a su jefe inmediato L.P.O.M., sin que ésta
iniciara investigación sobre los hechos.

Sin embargo, en un intento fallido para justificar el actuar dolosa de


M.M., la defensa se aparta del verdadero contenido del testimonio
ofrecido por O.M., en tanto, ésta en realidad aseguró que cuando se
encontraba desempeñando el cargo de gerente del banco [...] sucursal
Centro, la procesada, en su condición de informadora “alguna vez me
comento de un cliente de cartera con mucho atraso (…) le afectaba su
indicador de cartera” ; sin embargo, aclaró la testigo que el usuario
tenía su cuenta en la oficina Museo de Oro, en donde ella, la testigo,
ninguna injerencia tenía.

De suerte que, era obligación de la acusada, si es que ningún vínculo


tenía con la organización, informar de las irregularidades a su jefe
inmediato, una vez ocurridas, sin que ello pueda asumirse corresponder
al simple comentario efectuado a quien carecía de posibilidad jerárquica
o funcional para asumir la cuestión.

En audiencia, igualmente, ilustró la testigo E.D. , que los informadores


tenían como obligación perfilar a los clientes, es decir, que una vez
recibidos los documentos por parte de éstos - para ampliación de
créditos-, debían filtran la información, verificando las inconsistencias
que pudieran presentar, como igualmente lo informó el investigador
J.A.R.V.

Y, aunque la testigo reconoció que los informadores del banco no


aprobaban los créditos, de igual manera dijo que tenían como función su
pre-aprobación, por lo que éste trámite se constituía en un filtro de
importancia para la verificación inicial de posibles inconsistencias.

Agregó, además, que los mencionados funcionarios, luego de la


aprobación final del crédito, debían continuar velando por el buen
comportamiento del cliente y mantener su cartera saneada, para evitar
mora en los pagos.

La Sala no duda de que los vínculos de M.M. con la organización y su


responsabilidad a título de dolo en el delito de concierto para delinquir,
refulgen evidentes, por cuanto, además de las pruebas analizadas
existen otras directas e indirectas que se alzan en su contra.

Véase, por ejemplo, que respecto del actuar delictivo de la acusada


declaró P.C.C.C. , -Representante Legal de […], asesor legal en riesgo,
investigación y fraude financiero-, recordando las irregularidades
encontradas en la documentación que recibió el procesado C.M. para la
ampliación de los créditos con relación al hoy condenado J.A.U.Q., al
paso de indicar que el mismo procedimiento, por fuera del curso normal
que le competía como informador, encontró respecto de M.M., con
relación a los integrantes de la organización L.H.B., M.M.L. y J.J.S. -hoy
condenado por estos hechos-.

Aseguró que, dentro de la documentación entregada a la procesada para


la ampliación de los créditos, los cuenta-habientes aportaron direcciones
del domicilio familiar y comercial, que no correspondían a la realidad.
Igual inconsistencia verificó en la información de ingresos económicos,
pues, en uno y otro formulario diferían considerablemente, siendo
obligación de los informadores, como en efecto lo ratificó L.E.D. ,
verificar esa serie de situaciones.

De acuerdo con lo señalado por el testigo C.C., la acusada realizó una


serie de consultas en lo que toca con L.H.B., lo mismo que M.M.L. y
J.J.S., pues, accedió a sus cuentas por fuera del horario de trabajo y
cuando se evidenciaba la consignación de títulos valores fraudulentos,
varios de ellos cobrados irregularmente.

Por su parte, M.A.A.C. , auditora forense de [...], encontró que entre


junio de 2010 y junio de 2011, los informadores del banco, entre ellos
M.M., de manera inusual hicieron múltiples consultas al cliente que
coincidía con la consignación de títulos valores que fueron cancelados
por la falla en el sistema; en este caso, la procesada accedió 144 veces
a las cuentas de L.H.B. -hoy condenado por estos hechos-, muchas de
ellas las hizo por fuera de su horario laboral, vulnerando el reglamento
interno de identificación del cliente.

Irregularidades de las que igualmente dio cuenta el analista forense de


[...] J.C.R.M., tras aseverar que en el estudio realizado en la base de
datos proporcionada por la entidad bancaria, logró establecer la serie de
movimientos fraudulentos realizados por parte de los integrantes de la
organización, durante varios meses, en los que hubo intervención de
algunos informadores de la entidad.

Mencionó que entre estos funcionarios se encontraba la acusada M.M.,


dado que realizó infinidad de consultas durante su horario de trabajo y
por fuera del mismo, como ocurrió entre octubre de 2010 y enero de
2011, ingresos a las plataformas virtuales, que coincidieron con el pago
de títulos valores fraudulentos al cuentahabiente con cédula […], esto
es, L.H.B..

Agregó el analista, que la acusada realizó varias consultas el 4 de


noviembre de 2010 -5 consultas-, el 9 del mismo mes y año -4
consultas-, el 3 de diciembre -15 consultas-, todas ellas antes y después
de que fraudulentamente se cancelara la suma de 23 millones de pesos.

Actividad que igualmente efectúo los días 6, 7, 13, 15, 22, 23, 25, 27 y
28 de diciembre del mismo año -2010-, así como durante el mes de
enero de 2011, cuando accedió a las cuentas de B., lo que coincidió con
el retiro fraudulento de suma superior a los 70 millones de pesos.

En estas condiciones, concluye la Sala que la procesada, en su condición


de informadora del banco [...], hizo parte de la organización criminal
conformada por particulares, en su mayoría clientes de la misma
entidad, que actuaron con criterio de permanencia, pues, aprovechando
la desincronización de los sistemas y con la ayuda de ésta, lograron
sustraer de manera ilícita fuertes sumas de dinero, en detrimento de las
arcas de la entidad.

El actuar de la procesada se reputa eminentemente doloso, por cuanto,


con conocimiento de causa utilizó su cargo con fines ilícitos y vulneró el
bien jurídico de la fe pública.

Por tanto, la valoración que efectúo el Tribunal resulta acertada, al


sujetarse a los principios de la sana crítica, por lo que la Sala no casará
el fallo de condena respecto del delito de concierto para delinquir
atribuido a Y.M.M.M.

En consecuencia, en garantía de la doble conformidad, confirmará la


condena que le fuera impuesta por este delito».
Sala de Casación Penal
ID : 759353
M. PONENTE : PATRICIA SALAZAR CUELLAR
NÚMERO DE PROCESO : 54465
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP382-2022
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Bogotá
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 16/02/2022
FUENTE FORMAL : Ley 906 de 2004 art. 7-4° y 381-1 /
Ley 599 de 2000 art. 239, 240-4, 241-
10 y 267-1

TEMA: COAUTORÍA IMPROPIA - Configuración / COAUTORÍA


IMPROPIA - División del trabajo / COAUTORÍA IMPROPIA - División
del trabajo: prueba para condenar / COAUTORÍA IMPROPIA - No es
necesario que los coautores se conozcan / RESPONSABILIDAD
PENAL - Configuración: deviene de unos hechos jurídicamente
relevantes

Tesis:
«Tanto a quo como ad quem, al valorar conjuntamente las pruebas,
infirieron que los desconocidos delincuentes informáticos y todos los
procesados actuaron coordinadamente, en ejecución de tareas diversas
que suponían un acuerdo.

Según se extracta de las sentencias de instancia, la declaratoria de


responsabilidad penal de WG y AA se basa en una hipótesis de coautoría
impropia en la que, de un lado, superando los sistemas de seguridad
informática de Bancolombia y suplantando a usuarios ante los sistemas
de autenticación, hackers desconocidos, utilizando múltiples direcciones
de protocolo de internet en Colombia y en el exterior, accedieron a las
cuentas de […] y […]. y extrajeron dinero de ellas; de otro, personas
con cuentas de Bancolombia (WG, AA, CS y RB recibieron los fondos
hurtados mediante transferencias electrónicas, con el propósito de
cobrarlos.

En ese contexto, para los falladores, el trabajo criminal se dividió entre


quienes irrumpieron virtualmente y las personas a las que se les
abonaron sumas de dinero para ser retiradas. Y si bien la Fiscalía no
identificó a quienes actuaron en la primera fase de la operación, sin que
se acreditaran los detalles sobre un acuerdo expreso entre aquéllos y los
aquí procesados, el convenio se infirió por medio de indicios y
conexiones forenses que denotan el conocimiento de todos los acusados
tanto del plan criminal como de la intención de perfeccionarlo con el
retiro del dinero de las diferentes cuentas[…]

[…]

En síntesis, la responsabilidad de AA y WG se infiere de varias premisas


fácticas indicativas de que el abono a la cuenta de CL de los recursos
hurtados virtualmente de las cuentas de […] y […]., se hizo para que
fuera cobrado por aquéllos, a saber: i) apenas ingresó el dinero se
efectuaron operaciones para distraer el origen de los fondos, pues fue
transferido a AA; ii) este movimiento a la cuenta personal de aquella fue
injustificado; iii) seguidamente, aprovechando la confianza que se le
tenía a la señora A en el banco y el halo de solvencia económica que
tenía la empresa CN ante la sucursal San Luis de Medellín, aquélla quiso
retirar ese dinero en efectivo el mismo día; iv) sólo se entregaron
$59.000.000, pues el resto del dinero no se pudo justificar y v) no se
demostró que CN tuviera que realizar pagos urgentes ese día.

En similar dirección, para el juez de primer grado, de los dineros


hurtados a las mismas personas, también se hizo una transferencia a
CSC, quien igualmente retiró la suma abonada tan pronto ingresó en su
cuenta de Bancolombia.

En conclusión, que no se hubiera identificado al o los hackers, ni


especificado los términos del acuerdo entre aquéllos y los aquí
sentenciados no implica que no se hubiera determinado que todos
actuaron en una misma operación criminal, con división de funciones.

4.2.1.2. Respecto de RRVB, aunque no intentó retirar la suma


consignada en su cuenta ($90.000.000), ello, según los juzgadores,
tuvo lugar porque i) fue alertado por funcionarios del banco sobre el
origen ilícito de los recursos, quienes además le sugirieron devolver el
dinero y ii) necesariamente tuvo que haber suministrado sus datos para
que le fuera transferido el dinero a su cuenta, de donde se sigue que sí
estaba involucrado en el hurto del dinero de JA y su empresa[…]

[…]

En este último razonamiento coincide el tribunal al considerar que un


delincuente informático, dado su conocimiento tecnológico y especial
habilidad, por lo general se asegura de dirigir los recursos hurtados
virtualmente a sitios en los que efectivamente pueda disponer de ellos.
Además, para los juzgadores hay otras dos razones confirmatorias que
los $90.000.000 no ingresaron a la cuenta de RBV por error, sino con el
propósito de que los cobrara.

Como primera medida, al reseñar el testimonio de RB en su propia


causa, el a quo destacó que, entre otros aspectos, clarificó que él no
maneja plataformas virtuales ni claves de seguridad, de donde se sigue
que, si aquél no podía hacer transferencias electrónicas, se cierra la
posibilidad de que los hackers hubieran utilizado su cuenta como un
eslabón transitorio para mover el dinero a otra cuenta, siendo necesario
que el retiro se hiciera por el cuentahabiente.

En esa dirección, también destacó el juez, invocando el testimonio de


GDFC, Directora de Servicio de Bancolombia, que el único producto
adquirido por RB es una cuenta de ahorros y, según indicó LMMC, para
hacer operaciones virtuales los cuentahabientes necesitan de una clave
que se asigna de manera personal.

En segundo orden, se lee en el fallo de primera instancia, con los


extractos incorporados por el investigador JAMS se estableció que los
$90.000.000 que ingresaron a la cuenta de RB se transfirieron a título
de “pago a proveedores”, algo inconsecuente con lo dicho por aquél en
el juicio, en el sentido de saber que lo recibido no era un pago de un
cliente.

Esas fueron las razones por las cuales, para el tribunal, “igual suerte
ocurre con las pruebas allegadas al plenario por parte de la defensa
técnica de BV, las que se encaminan a demostrar que aquél devolvió los
$90’000.000 con una misiva que remitió a la entidad bancaria junto a
los extractos. Empero, esto no derruye ni mella la tesis acusatoria, en
tanto la obtención de los datos necesarios para hacer la transferencia
deviene en que aquél ofreció su información personal, número de cuenta
bancaria y de cédula de ciudadanía para que se le hiciese el abono
monetario”».

HURTO CALIFICADO - Coautoría impropia / HURTO CALIFICADO Y


AGRAVADO - Coautoría / SENTENCIA - Condenatoria: grado de
certeza racional, debe emanar de una prueba directa, indirecta o
indiciaria / SISTEMA PENAL ACUSATORIO - Prueba indirecta:
apreciación / INDICIO - Apreciación probatoria / INDICIO - Hecho
indicador / INDICIO - Inferencia lógica / INDICIO - Hecho indicador:
debe estar probado / INDICIO - Diferente a las reglas de la experiencia
propias de la sana crítica / INDICIO - Hecho indicado / INDICIO -
Valor demostrativo: depende de la relación de mayor o menor
probabilidad entre el hecho indicador y el indicado / INDICIO -
Confrontación con las reglas de la experiencia / INDICIO - Apreciación:
evento en que la prueba indiciaria no tiene la fuerza para sustentar una
sentencia condenatoria / INDICIO - Inferencia lógica: Indebidamente
construida / CONOCIMIENTO PARA CONDENAR - Requisitos:
convencimiento más allá de toda duda razonable / APLICACIÓN
INDEBIDA DE LA LEY - Se configura / CASACIÓN - Sentencia: la
Corte casa la condenatoria impugnada, y dispone la absolución del
procesado

Tesis:
«Identificados -individualmente y en su conjunto- los fundamentos
probatorios en que se edifica la declaratoria de responsabilidad de los
procesados en la presente actuación como coautores impropios de hurto
calificado agravado, la Sala detecta varias incorrecciones en el escrutinio
probatorio.

La hipótesis delictiva está cifrada en que hackers desconocidos,


superando los sistemas de seguridad informática de Bancolombia,
accedieron a las cuentas de JA y […] Ltda. y extrajeron dinero de ellas,
el cual fue transferido a varias personas, entre ellas RRBV, quienes
recibieron los fondos hurtados mediante transferencias electrónicas con
el propósito de cobrarlos.

La condena deriva de la proposición fáctica consistente en que la función


de WHGS, AMAA, CASC y RRVB era la de retirar en efectivo el dinero
hurtado, transferido en diferentes cuantías a sus cuentas. A ello subyace
la afirmación de que aquéllos y los hackers acordaron apropiarse de los
$350.000.000 hurtados al señor AL y su empresa.

Dicho aserto no está soportado en pruebas directas sobre la


intervención de los procesados en los actos de ilícita extracción
electrónica del dinero de las víctimas ni de su posterior transferencia a
sus cuentas de ahorros en Bancolombia. Sin embargo, los falladores
concluyeron que todos ellos, incluido el señor BV, actuaron
mancomunadamente con los delincuentes informáticos -con división de
trabajo- en la misma operación de fraude informático.

La existencia de un convenio entre los delincuentes informáticos y los


aquí procesados, entonces, se declaró probada por vía indirecta,
mediante indicios que denotan el conocimiento de todos ellos tanto del
plan criminal como de la intención de perfeccionarlo con el retiro del
dinero de las diferentes cuentas, que habrían ofrecido para el
apoderamiento ilícito de los recursos sustraídos.
4.2.2.1. Todo indicio supone un hecho indicador del cual se infiere la
existencia de otro, con base en la experiencia, la lógica o postulados
científicos.

A la hora de construir un indicio, con lo primero que hay que contar es


con un hecho indicador debidamente probado, lo que implica que es
necesario señalar cuáles son las pruebas de ese hecho indicador y qué
valor se le confiere a las mismas. Pues si no se cuenta con pruebas del
hecho indicador, o existiendo no se les da credibilidad, obviamente no
puede declararse probado el hecho y, por ende, tampoco puede
intentarse la construcción de ningún indicio.

Probado el hecho indicador, el segundo paso es señalar la regla de la


experiencia, de la lógica o de la ciencia. Este peldaño no puede omitirse,
puesto que de la regla aplicada va a depender, en buena medida, el
carácter o fuerza probatoria del indicio. Además, dado que la máxima
eventualmente usada puede ser falsa o tomada con un alcance diferente
al que realmente tiene, es indispensable que se exprese para que pueda
ser controvertida y, de esa forma, garantizar adecuadamente el derecho
de defensa.

El tercer paso será enunciar el hecho indicado, cuyo grado de


asentimiento dependerá, como ya se indicó, del alcance de la regla de la
experiencia, de la lógica o científica.

Por último, ha de valorarse el hecho indicado en concreto y en conjunto


con los demás medios probatorios, en orden a concluir finalmente qué
se declara probado.

Desde esa perspectiva, la Sala encuentra que el acuerdo entre RB y


quienes extrajeron electrónicamente el dinero de las víctimas para que
aquél retirara una parte en efectivo ($90’000.000) de su cuenta de
ahorros, a la que aquéllos transfirieron parte de lo hurtado, es una
conclusión a la que se arribó por vía inferencial erróneamente.

[…]

[…]de entrada, es infundado sostener que los $90´000.000 le fueron


transferidos al señor BV con el propósito de que él los retirara. La
inmediatez con la que los demás procesados retiraron y transfirieron -
para distraer su origen- los recursos permite afirmar que, en ellos, sí
estaba dado ese propósito, máxime que desplegaron otros actos
indicativos de ello, sin que sus explicaciones resultaran creíbles.
Empero, la situación de RB es distinta, pues no intentó retirar tal suma,
lo que hace decaer la conexión con el hurto informático.

Desde luego, los juzgadores atribuyen la falta de cobro del dinero a que
el banco lo alertó sobre la procedencia ilícita de los recursos. Sin
embargo, tal razonamiento pasa por alto un factor indicativo del
desconocimiento del señor B sobre la transacción.

Ello, incluso, opera como un contraindicio favorable al prenombrado


acusado. Si la experiencia indica que, por lo general, el retiro de las
sumas hurtadas electrónicamente se efectúa a través de otra
transacción inmediatamente o en un breve lapso -como se constató en
el actuar de los demás procesados-, que RB por iniciativa propia no
hubiera intentado retirar los $90’000.000 el mismo día en que fueron
extraídos ilícitamente por los delincuentes informáticos permite inferir
razonablemente que desconocía dicha operación y nada había convenido
con aquéllos.

Incluso, está descartado que alguno de los demás procesados hubiera


podido alertar a RB de que se abstuviera de retirar el dinero debido a la
detección de la operación ilegal, pues en el caso del señor SC, el retiro
inmediato fue exitoso, mientras que WG y AA, al día siguiente,
persistieron -careciendo de soportes de la transacción- en gestionar el
retiro.

Si el éxito del hurto por medios virtuales se consolidaba con el retiro en


efectivo de la suma extraída de las cuentas de las víctimas, la prontitud
en el cobro era un factor fundamental de la operación. De ahí que la
ausencia de un pronto interés de retirar dinero por RB indica que no
estaba vinculado al plan criminal.

Tales razones dejan en el vacío la suposición asumida por los juzgadores


en el sentido que el señor BV iba a retirar el dinero, pero se abstuvo de
hacerlo por alerta de los funcionarios del banco sobre el origen ilícito de
los recursos, quienes además le sugirieron devolver el dinero.

Desde esa perspectiva, no solo el patrón de conducta de RB es distinto


al de los demás procesados, sino que tal conclusión deriva de errores de
identidad en la apreciación de las pruebas.

[…]

De esa descripción reseñada por el a quo conviene destacar que la


alerta del banco no fue inmediata, sino un día después, lapso en el que,
a juzgar por la experiencia, una persona involucrada con un ilícito de
esa naturaleza habría intentado retirar los recursos.

Ese es el aspecto esencial para evaluar el comportamiento posterior del


acusado y poder inferir si estaba o no vinculado al ilícito. Incluso, del
testimonio en causa propia de RB, quien tiene un negocio familiar de
mantenimiento de tractomulas, camiones y transporte pesado, se extrae
que la devolución del dinero no fue inmediata, sino que días después,
cuando se le explicó que el bloqueo de la cuenta se debía a un ilícito,
ante su interrogante de lo que se debía hacer, elaboró un manuscrito en
el que autorizaba debitar $90’000.000 que, sabía, no correspondían a la
suma contratada con su cliente GY, quien habría de pagarle mediante
consignación.

A ese respecto, bien llama la atención el fiscal delegado ante la Corte,


en relación con el testimonio de la señora FC, con quien se prueba que
RBV: i) acudió al banco, atendiendo el requerimiento de sus
funcionarios, dos días después del depósito; ii) no tenía manera de
hacer transacciones electrónicas; iii) no intentó hacer ningún tipo de
retiro por canales presenciales; iv) cuando vio la cifra manifestó que no
era suya, porque lo que esperaba era un valor menor, entregando los
documentos que soportaban la transacción que mencionó y v) de
manera inmediata firmó un documento para que el dinero le fuera
retirado de su cuenta.

Así que, con las premisas fijadas por los falladores de instancia, mal
podría probarse por vía inferencial que RVB conocía de la ilícita
transacción e iba a contribuir en el perfeccionamiento de la operación
criminal con el retiro en efectivo de los $90’000.000 transferidos a su
cuenta.

Y tampoco puede validarse esa conclusión bajo el entendido, del todo


equivocado, que aquél “necesariamente” tuvo que haber suministrado
sus datos para que le fuera transferido el dinero a su cuenta.
En línea de principio podría admitirse que un delincuente informático,
debido a sus habilidades y pericia, no dirigiría recursos extraídos
electrónicamente a cuentas de personas no involucradas en el plan
criminal y que, por lo tanto, no retirarían en efectivo el dinero hurtado.
Empero, de ello no se sigue que el titular de una cuenta a la que ingresa
dinero de ese origen necesariamente está involucrado en el ilícito.

En primer lugar, no es descartable el error o, incluso, una intención de


perjudicar a alguien mediante este tipo de transacciones. Si se admitiera
como regla que un delincuente informático es infalible o que solo se
transfiere dinero a alguien porque esa persona lo va a cobrar en
ejercicio de un preconcebido plan criminal se llegaría a validar riesgosos
escenarios de responsabilidad.

En segundo término, es igualmente plausible que la remisión de una


parte del dinero hurtado a otra cuenta haya sido un mecanismo de
distracción para dificultar la detección del ilícito. Incluso, pese a que en
el presente caso no se alcanzó a realizar de esa manera, es también
viable la modalidad de transferencia en cadena a una o varias cuentas
que sirven de eslabones para difuminar la trazabilidad de las
transacciones antes de que los recursos lleguen a un sitio en el que se
disponga de ellos.

Ahora, que RBV no tuviera cuentas virtuales, manejara ese tipo de


plataformas ni tuviera claves de seguridad es una razón insuficiente
para concluir que indefectiblemente habría de retirar en efectivo la suma
hurtada. Si los delincuentes informáticos son -y fueron en el presente
caso- capaces de superar los mecanismos de seguridad electrónica y
manipularon los sistemas informáticos de Bancolombia para extraer
dinero de las víctimas, nada obsta para que, de la misma manera,
pudieran superar esas barreras y acceder a la cuenta de RB para
disponer de los recursos que allí transfirieron.

En la misma dirección queda sin piso la suposición consistente en que el


prenombrado acusado debió facilitar su número de cuenta bancaria y
demás datos personales para que se le hiciera la transferencia. Lo cierto
es que los desconocidos delincuentes superaron fuertes medidas de
seguridad informática y, manipulando sistemas informáticos, extrajeron
dinero de la cuenta de las víctimas, quienes de ninguna manera
suministraron ni ofrecieron información para ello. Y más deleznable es el
argumento si se tiene en cuenta que no toda transferencia requiere
datos adicionales al número de cuenta; es más, como subrayó el fiscal
delegado ante la Corte, ninguno de los testigos funcionarios de
Bancolombia afirmó que, para adelantar la transacción bancaria
exitosamente, se requerían datos como nombres, cédulas, NIT o claves.

Por último, para nada inconsistente se advierte la descripción de “pago a


proveedores” evidenciada en el extracto de la cuenta del señor BV con lo
que dijo éste en el juicio, en el sentido de saber que lo recibido no era
un pago de un cliente. Aquél clarificó que no se trataba de una
consignación del señor GY -no de cualquier cliente-, con quien había
celebrado un contrato, porque el precio de este no era de $90.000.000,
cuestión que en manera alguna es contradictoria.
4.2.3. Así que al decaer los fundamentos probatorios en que se soporta
la intervención de RBV, como coautor de hurto calificado agravado, mal
podría afirmarse su responsabilidad en un grado de conocimiento más
allá de duda razonable, como lo exigen los arts. 7° inc. 4° y 381 inc. 1°
del C.P.P.
4.3. Conclusión.

En vista de los detectados errores de hecho en la apreciación y


valoración de las pruebas, se violó indirectamente la ley sustancial por
aplicación indebida de los arts. 239, 240-4, 241-10 y 267-1 C.P., por lo
que la sentencia habrá de casarse para absolver al señor BV».

RELEVANTE

Sala de Casación Penal


ID : 747895
M. PONENTE : PATRICIA SALAZAR CUELLAR
NÚMERO DE PROCESO : 59801
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP4543-2021
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de
Riohacha
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 06/10/2021
FUENTE FORMAL : Ley 599 de 2000 art. 30 y 340 / Ley
906 de 2004 art. 232

TEMA: CONCIERTO PARA DELINQUIR - Diferente a la coautoría en la


comisión de cualquier delito

Tesis:
«[…] la conducta y los elementos constitutivos del concierto para
delinquir, la jurisprudencia tiene dicho (CSJ SP2772-2018, rad. 51.773):

El delito de concierto para delinquir tiene lugar cuando varias personas


se asocian con el propósito de cometer delitos indeterminados, ya sean
homogéneos, como cuando se planea la comisión de una misma especie
de punibles, o bien heterogéneos, caso en el cual se concierta la
realización de ilícitos que lesionan diversos bienes jurídicos; desde
luego, su finalidad trasciende el simple acuerdo para la comisión de uno
o varios delitos específicos y determinados, en cuanto se trata de la
organización de dichas personas en una sociedad con vocación de
permanencia en el tiempo.

En esa misma decisión, recalcando las diferencias esenciales entre la


coautoría y el concierto para delinquir, la Corte estableció los elementos
configuradores de este delito, en los siguientes términos:

En efecto, la indeterminación en los delitos objeto del concierto para


delinquir apunta a ir más allá de la comisión de punibles específicos en
un espacio y tiempo determinados, pues en este caso se estaría en
presencia de la figura de la coautoría, en cuanto es preciso para
configurar aquel delito el carácter permanente de la empresa
organizada, generalmente especializada en determinadas conductas
predeterminables, pero no específicas en tiempo, lugar, sujetos pasivos,
etc., es decir, “sin llegar a la precisión total de cada acción individual en
tiempo y lugar”, de modo que cualquier procedimiento ilegal en procura
de la consecución del fin es admisible y los comportamientos pueden
realizarse cuantas veces y en todas aquellas circunstancias en que sean
necesarios.

[…]

A diferencia del instituto de la coautoría material, en el que la


intervención plural de individuos es ocasional y se circunscribe a acordar
la comisión de delitos determinados y específicos, en el concierto para
delinquir, a pesar de también requerirse de varias personas, es
necesario que la organización tenga vocación de permanencia en el
objetivo de cometer delitos indeterminados, aunque se conozca su
especie, v.g. homicidios, exportación de estupefacientes, etc.

[…]

En suma, el delito de concierto para delinquir requiere: primero: un


acuerdo de voluntades entre varias personas; segundo: una
organización que tenga como propósito la comisión de delitos
indeterminados, aunque pueden ser determinables en su especie;
tercero: la vocación de permanencia y durabilidad de la empresa
acordada; y cuarto: que la expectativa de realización de las actividades
propuestas permita suponer fundadamente que se pone en peligro la
seguridad pública».

CONCIERTO PARA DELINQUIR - Demostración: se prueba a partir de


la ejecución material de conductas ilegales cometidas en el
tiempo / CONCIERTO PARA DELINQUIR - Demostración: acuerdo de
voluntades y conexidad de hechos / CONCIERTO PARA DELINQUIR -
Empresa criminal: diferencia con la figura de la coautoría

Tesis:
«[…] ha de destacarse que la Fiscalía, desde la acusación, optó por
acreditar indirectamente la vinculación del acusado como integrante del
grupo criminal liderado por alias [...]. La hipótesis delictiva consiste en
que el abogado GG, paralelamente a su legítima actividad legal como
defensor y asesor jurídico de paramilitares, se adhirió -infringiendo la
ley penal- a un grupo de autodefensas, adscribiéndose al propósito
común de cometer delitos indeterminados que favorecieran a la
organización.

Para acreditar tal proposición fáctica, la acusación propuso una


estrategia inductiva de demostración, cifrada en identificar una
pluralidad de sucesos delictivos en los que efectivamente tuvo
intervención el señor GG para, a partir de ellos, inferir que éste se
concertó con sus clientes, líderes de bloques paramilitares, para
delinquir indeterminadamente en beneficio de éstos.

Desde esa perspectiva, carecen de solidez las críticas consistentes en


que la ausencia de pruebas sobre el momento en que los prenombrados
cabecillas paramilitares y el acusado acordaron expresamente cometer
delitos indeterminados, comporta la inexistencia del concierto para
delinquir. Si bien una de las maneras de acreditar la pertenencia a una
empresa criminal es mediante evidencia atinente a cuándo y cómo se
fundó o alguien se adhirió a aquélla -como en episodios de pactos
conocidos dentro del fenómeno de alianzas entre paramilitares y
funcionarios públicos, en el contexto de la llamada “Parapolítica”-,
también es verdad que la ejecución de múltiples delitos puede ser
indicativa de la existencia de un consenso para delinquir
indeterminadamente. En esta última hipótesis, como lo ha formulado la
jurisprudencia (CSJ SP 29 sep. 2010, rad. 29.632), “los delitos
ejecutados en función del acuerdo son manifestación del consenso
ilegal”.

En ese marco de análisis, desde luego, la simple pluralidad de delitos o


la mera concurrencia de personas en la ejecución de éstos no implica,
per se, la existencia de un concierto para delinquir. No. La verificación
de la existencia de éste por vía inductiva supone comprobar algo más, a
saber, que a la multiplicidad de conductas delictivas cometidas por el
sujeto activo o a la concurrencia de personas en ello subyace una
conexión interna, que permita entenderlas como pertenecientes al
propósito común perseguido por la empresa criminal en particular y
explicarlas como manifestación de la voluntad común de delinquir
abierta e indeterminadamente, que es el sustrato de amenaza al bien
jurídico de la seguridad pública.

A ese respecto, la jurisprudencia ha desarrollado el concepto de


“empresa criminal” a fin de precisar los contornos del concurso de
personas y de delitos, de cara a la concreción del delito de concierto
para delinquir, diferenciándolo de supuestos de coautoría. Sobre el
particular, mediante SP 25 sep. 2013, rad. 40.545, la Sala puntualizó:

No necesariamente el simple y llano concurso de personas en la


comisión de uno o varios delitos, o el concurso material de dos o más
punibles estructuran un concierto para delinquir, pues tales
circunstancias pueden ser también predicables del instituto de la
coautoría, motivo por el cual se impone precisar el ámbito de ambas
figuras a fin de evitar que se viole el principio non bis in ídem, al asumir
indebidamente a los coautores de cualquier delito como sujetos activos
del concierto para delinquir.

En efecto, tanto en la coautoría material como en el concierto para


delinquir media un acuerdo de voluntades entre varias personas, pero
mientras la primera se circunscribe a la comisión de uno o varios delitos
determinados (coautoría propia: todos realizan íntegramente las
exigencias del tipo; o coautoría impropia: hay división de trabajo entre
quienes intervienen, con un control compartido o codominio de las
acciones), en el segundo se orienta a la realización de punibles
indeterminados, aunque puedan ser determinables.

A diferencia del instituto de la coautoría material, en el que la


intervención plural de individuos es ocasional y se circunscribe a acordar
la comisión de delitos determinados y específicos, en el concierto para
delinquir, a pesar de también requerirse de varias personas, es
necesario que la organización tenga vocación de permanencia en el
objetivo de cometer delitos indeterminados, aunque se conozca su
especie, v.g. homicidios, exportación de estupefacientes, etc.

[…]

Adicionalmente, en tanto la coautoría no precisa que el acuerdo tenga


vocación de permanencia en el tiempo, pues una vez cometida la
conducta o conductas acordadas culmina la cohesión entre los
coautores, sin perjuicio de que acuerden la comisión de otra
delincuencia, caso en el cual hay una nueva coautoría, en el concierto
para delinquir tal elemento de durabilidad en punto de los efectos del
designio delictivo común y del propósito contrario a derecho, se erige en
elemento ontológico dentro de su configuración, al punto que no basta
con el simple acuerdo de voluntades, sino que es imprescindible su
persistencia y continuidad.

En la coautoría material, el acuerdo debe ser previo o concomitante con


la realización del delito, pero nunca puede ser posterior. En el concierto
para delinquir el acuerdo o adhesión a la empresa criminal puede ser
previo a la realización de los delitos convenidos, concomitante o incluso
posterior a la comisión de algunos de ellos; en este último caso, desde
luego, sólo se responderá por el concierto en cuanto vocación de
permanencia en el propósito futuro de cometer otros punibles, sin que
haya lugar a concurso material con las conductas realizadas en el
pasado.

Aunque indistintamente la doctrina y la jurisprudencia utilizan la


expresión “empresa criminal” para referirse tanto a la coautoría material
como al concierto para delinquir, lo cierto es que si se define la empresa
(del latín emprendere) como una unidad económico-social de personas,
bienes materiales y técnicos, y recursos financieros, con ocasión de la
cual varios individuos se unen con el fin común de perdurar y
consolidarse, mediante el desarrollo de actividades colectivas
organizadas para obtener beneficios, es claro que resulta más apropiado
utilizar tal vocablo para aludir al concierto para delinquir, en cuanto
supone estabilidad, permanencia y durabilidad, y no a la coautoría
material que como se dijo se agota en cada delito realizado.

En el mismo sentido se tiene que si no resulta apropiado llamar


empresario a quien junto con otras personas realiza una operación, una
o dos transacciones, tampoco es pertinente tener como concertado para
delinquir a quien comete uno o varios delitos definidos y específicos,
pues en tal caso se trata del instituto de la coautoría.

Ahora, si es empresario quien adelanta múltiples negocios diversos o


signados por una misma especie, en el marco de un proceder con
pretensiones de permanencia, todos ellos orientados por una finalidad
de beneficio, cometerá el punible de concierto para delinquir aquél que
mancomunadamente con otros planee la ejecución de diversos delitos
indeterminados, siempre que esté presente la vocación de durabilidad
de tal asociación.

Por antonomasia el concierto para delinquir es ejemplo de delito de


carácter permanente, pues comienza desde que se consolida el acuerdo
de voluntades para cometer delitos indeterminados, y se prolonga en el
tiempo hasta cuando cesa tal propósito. Bien puede ocurrir que los
asociados deciden finalizarlo porque consiguieron sus objetivos o se ha
dificultado la realización de los delitos propuestos; las autoridades
desmantelan la empresa criminal; o por otra razón que cierra la
vocación de permanencia del propósito ilegal».

CONCIERTO PARA DELINQUIR - Agravado: con fines de


paramilitarismo, alianzas con particulares / CONCIERTO PARA
DELINQUIR - Diferente a la coautoría en la comisión de cualquier delito
/ CONCIERTO PARA DELINQUIR - Diferente al concurso de conductas
punibles / CONCIERTO PARA DELINQUIR - Agravado: con fines de
paramilitarismo, abogado que traspasa los límites de su profesión

Tesis:
«[…] la Sala constata que, ciertamente, es dable afirmar con certeza
que el acusado, sin perjuicio del ejercicio de su cargo de defensor y
asesor legal de paramilitares -actividad del todo legítima-, traspasó los
límites de su actividad profesional y se adhirió a la organización criminal
liderada por sus clientes, a quienes, pese a defender en los estrados
judiciales, también servía a través de las acciones delictivas que fueren
necesarias para librarlos de responsabilidades penales.

Su incursión en múltiples delitos, la naturaleza de éstos y la manera en


que participó en actividades delincuenciales en favor del grupo armado
ilegal permiten inferir que se adscribió a éste y actuó como un miembro
más de las autodefensas, ya no al servicio de sus integrantes desde la
perspectiva jurídica, sino en beneficio de los propósitos criminales de la
organización, en la que se subordinó a la jerarquía de sus comandantes
y contribuyó a la causa delincuencial, desde su particular rol.

En primer lugar, la reconstruida estructura probatoria en que se soporta


la declaratoria de responsabilidad por concierto para delinquir agravado
muestra que en manera alguna el tribunal confundió los actos
preparatorios del homicidio con los elementos constitutivos de dicho
delito contra la seguridad pública.

No es cierto que el ad quem, simple y llanamente, hubiera argumentado


que el acusado se concertó con los paramilitares porque, además del
homicidio, incurrió en el delito de tráfico, fabricación o porte de armas
de fuego o municiones, al suministrarle al sicario la pistola con que fue
asesinado el procurador GR. Tal proposición fragmenta indebidamente
las razones probatorias expuestas por el tribunal, que no invocó una
lógica meramente cuantitativa para denotar la existencia de un
concierto para delinquir, sino que analizó un curso de conducta
desplegado por el acusado para inferir que estaba concertado con los
cabecillas paramilitares, a fin de cometer delitos indeterminados.

Falta al principio de honestidad argumentativa sostener que la condena


del acusado por concierto para delinquir deriva, sin más, de que aquél
incurrió en un concurso de delitos constituido por homicidio agravado y
tráfico, fabricación o porte de armas de fuego o municiones. La
estructura probatoria es algo más elaborada: la probada comisión de
esos delitos, más la evidencia de que el señor GG participó de otras
conductas delictivas contra la recta y eficaz impartición de justicia, así
como la manera en que el procesado interactuaba en el marco del
aparato organizado de poder (planeando crímenes, intermediando para
la consecución de sicarios y subordinado a la autoridad de los jefes
paramilitares) son situaciones que, valoradas articuladamente, permiten
concluir que dichos comportamientos no son aislados, sino reflejo de un
consenso para delinquir de forma abierta e indeterminada.

De suerte que, ante dicha estructura probatoria es infundado alegar que


el ad quem confundió los elementos definitorios del concierto para
delinquir con un supuesto de concurso de conductas punibles y
coautoría. La multiplicidad de conductas punibles, junto a otros factores
que más adelante serán analizados por la Sala, muestran que, desde la
perspectiva del concierto, al procesado no se le reprochó por una o dos
“operaciones o transacciones” definidas o específicas que se agotaron
con su realización, sino por haberse adherido a los propósitos criminales
de la organización paramilitar, prestándose para cometer cuanto delito
se requiriera para librarlos de responsabilidad penal y, por esa vía,
permitir la continuidad de su actividad delincuencial.

Tampoco es cierto que el tribunal hubiera afirmado pertenencia del


acusado a la organización por el hecho de trabajar como defensor de
paramilitares. En aparte alguno del fallo impugnado se advierte tal
conjetura, sino que, como pasa a verificarse, el curso de conducta
desplegado por el señor GG muestra que no sólo acordó con los líderes
de la organización la ejecución del procurador, sino que este delito es
manifestación de su adhesión al grupo paramilitar, marco en el cual
ejecutó otras conductas ilícitas integrado a la estructura de la
organización, respetando las jerarquías del aparato organizado de poder
y cumpliendo encargos criminales de sus jefes».

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 29632 | Fecha: 29/09/2010


| Tema: CONCIERTO PARA DELINQUIR - Demostración: se prueba a
partir de la ejecución material de conductas ilegales cometidas en el
tiempo Rad: 40545 | Fecha: 25/09/2013 | Tema: CONCIERTO PARA
DELINQUIR - Empresa criminal: diferencia con la figura de la coautoría
Rad: 26828 | Fecha: 18/03/2015 | Tema: CONCIERTO PARA DELINQUIR
- Agravado: con fines de paramilitarismo, alianzas con particulares Rad:
51773 | Fecha: 11/07/2018 | Tema: CONCIERTO PARA DELINQUIR -
Diferente a la coautoría en la comisión de cualquier delito Rad: 54215 |
Fecha: 03/04/2019 | Tema: DOBLE CONFORMIDAD - Impugnación
especial: está desprovista de la técnica de la casación y se rige por la
lógica del recurso de apelación

Sala de Casación Penal


ID : 747129
M. PONENTE : DIEGO EUGENIO CORREDOR
NÚMERO DE PROCESO : 58911
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP4357-2021
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de
Antioquia
CLASE DE ACTUACIÓN : IMPUGNACIÓN ESPECIAL
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 29/09/2021
FUENTE FORMAL : Ley 906 de 2004 art. 179 Y 447 / Ley
1395 de 2010 art. 91

TEMA: DOBLE CONFORMIDAD - Sentencia: confirma


condena / COAUTORÍA - Se configura

Tesis:
«En estas condiciones, una vez respondidas las inquietudes del defensor
y verificado que, en efecto, la prueba recogida demuestra más allá de
toda duda, que SUV atacó con arma cortopunzante al afectado y le
causó lesiones que degeneraron en deformidad física permanente, la
Corte confirmará la decisión de segunda instancia, en lo que
corresponde al acusado en cuestión.

Igual conclusión opera respecto de comportamiento de AFUV, pues,


aunque del mismo no se pregona que directamente hiriera con arma
blanca al afectado, es indiscutible que se hallaba en el lugar y
acompañaba a S, su hermano, cuando se desencadenó el ataque, al
punto que participó en el mismo propinando patadas y golpes a CDP, tal
cual, de manera coincidente y completamente creíble, detallan MÁR y su
madre, DFRZ, quienes pudieron observar desde el balcón el inicio de la
agresión.

Cuando se ha determinado que SUV, en efecto contaba con un puñal y


usó el mismo para agredir al afectado, la intervención concomitante de
su hermano, AFUV, con igual propósito de causar daño, liga ambas
conductas en sus componentes de conocimiento y voluntad, a la manera
de concluir en la típica división de funciones que gobierna la coautoría.

En este sentido, no importa que no existiera un acuerdo previo y


expreso de voluntades para tal efecto, pues, la conjunción de estas se
entiende tácita -dada la progresión de los hechos-, materializada en el
actuar común de los hermanos UV.

El resultado, por último, obedece al querer, conjunción de voluntades y


actuar conjunto de ambos procesados».

Sala de Casación Penal


ID : 747139
M. PONENTE : GERSON CHAVERRA CASTRO
NÚMERO DE PROCESO : 56962
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP4352-2021
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Bogotá
CLASE DE ACTUACIÓN : IMPUGNACIÓN ESPECIAL
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 29/09/2021
FUENTE FORMAL : Constitución Política de Colombia de
1991 art. 235 / Acto Legislativo 01 de
2018 / Ley 599 de 2000 art. 376 / Ley
906 de 2004 art. 205, 277 Y 382

TEMA: COAUTORÍA - Demostración / COAUTORÍA - Se


configura / TRÁFICO FABRICACIÓN O PORTE DE
ESTUPEFACIENTES - Se configura

Tesis:
«[...], la Sala examinará los específicos reclamos que eleva el defensor
de LETM respecto de la responsabilidad penal atribuible a su prohijado.

Para empezar, valga recordar que no hay duda o discusión sobre su


concurrencia al lugar de los hechos como pasajero del vehículo
conducido por ÁMU, automotor en el cual se transportaba el alcaloide
que iba a ser entregado a ÓF o los emisarios que él enviara.

Sobre el particular, la defensa alega que LETM es ajeno a los hechos


investigados, al considerar que i) los testigos, y capturados, ÓEFE y
JRTE no lo conocían y ii) su presencia en dicho lugar se trató de una
mera casualidad, en tanto, simplemente, estaba guiando a su amiga y
acompañante a la pizzería “La Piazzeta” y a la panadería “Davipán”.

Desde ya puede indicarse que estos argumentos no tienen asidero, por


lo que se ratificará su condena, dado que no resultan verosímiles por
varias razones.

De la investigación puede extraerse que eran dos grupos delincuenciales


involucrados en el traspaso del alcaloide, por una parte, ÁMU en
representación de quien entregaba y por otra, ÓEFE, en voz de quien
recibía. A su vez, entre uno y otro grupo no existía ninguna relación o
conocimiento, a excepción de los dos precitados, pues como lo aseveró
ÓF, este conoció a Á cuando laboró como cocinero en un bar que ella
administraba .

Lo anterior explica por qué LETM no fuera conocido de JRT o JAM, por la
sencilla razón que estos acudieron al lugar como partes del extremo que
recibía el alcaloide, es decir, un grupo distinto a la organización que
entregaba o traspasaba la cocaína incautada.

Bajo el anterior entendido, correspondían a círculos diferentes, pues


entre el grupo que entregaba y el que recibía solo tenían una relación y
conocimiento previo ÁMU y ÓEFE, y no entre todas y las demás
personas involucradas en los hechos objeto de investigación; tanto así
que, Á a quien esperaba encontrar al momento de la entrega era a ÓF .

Por otra parte, en relación con el dicho que su presencia en el lugar fue
por mera casualidad, no se trata más que una simple aseveración que
no solo carece de respaldo probatorio, sino que a partir de los objetivos
hechos comprobados en la investigación es desvirtuada.

Para empezar, debe precisarse que el plan para efectuar la entrega de la


cocaína era lo suficientemente elaborado para que nada saliera mal, ello
puede extraerse de las comunicaciones mediante texto de los celulares
BlackBerry entre alias Pandora (ÁU) y alias Jay, conocidas y traídas a
juicio por la investigadora EJCH, quien expuso que del BlackBerry de
Pandora se hablaba de una operación en la que «asignaron unos roles a
las personas que iban a participar en esa entrega », para después hacer
una falsa incautación. Naturalmente, no era intervenir en la entrega de
unas simples camisetas, como en el lenguaje cifrado se afirmaba.

Expone la investigadora que existía una fluida comunicación entre alias


Pandora y alias Jay, en la que se mantenían al tanto de la operación a
realizar, donde la primera (Pandora) participaba de la entrega del
cargamento a Ó; y el segundo coordinaba el subsiguiente falso retén
policial para quitarle el alcaloide a Ó, al punto que, ella «le debía dar las
explicaciones en qué carro iba a ir, era un carro negro, la placa
terminaba en 2, que tenía que estar pendiente de qué día era el pico y
placa para que ella no fuera a tener problemas, porque ella iba a llevar
esas cosas en el carro, y el día que fue a hacer la entrega ella fue muy
específica cuando mandó el mensaje […] “voy en camino a entregar, voy
con L porque eso pesa” »

Así mismo, de la declaración de la investigadora ECH y la sustentación


del informe de las comunicaciones interceptadas se puede extraer que la
encargada de responder por la entrega del alcaloide era ÁU, quien
naturalmente no lo guardaba en su residencia ubicada en el barrio
Salitre de Bogotá .

Tal y como se conoció de la comunicación vía BlackBerry, Pandora


mantenía al tanto de cada detalle de la operación a alias Jay, desde
cuando salió de su casa, el 17 de junio de 2014 desde las 6:22 am,
cuando se registró la siguiente conversación, traía al juicio por la
investigadora EJCH, [...]:

[...]

Si bien la investigadora entiende que la mercancía era guardada por


Lucho, dado el contenido, cronología y contexto de las conversaciones,
ello no lo pudo asegurar con total certeza, tal y como lo reconoció al ser
contrainterrogada por el defensor de LETM . No obstante, para la Sala
resulta válida la conclusión según la cual, el alcaloide sí estaba guardado
en un lugar muy cercano al punto donde se iba a entregar, pues no
tiene otra explicación que, luego de recoger la sustancia, Pandora diga
que va con Lucho y que en 10 minutos estará en el lugar de la entrega.
Es decir, ella estimó en dicho breve lapso la duración total del recorrido
entre el lugar donde se guardaba la sustancia hasta donde se entregaba
a Ó o a sus emisarios.

Todo este escenario, y dada la premura del tiempo en que se


desarrollaba la entrega de la mercancía, sin duda, le resta credibilidad a
la hipótesis del encuentro casual o fortuito que alega el defensor.

En efecto, del contexto de la anterior comunicación se descarta el


encuentro casual propio de dos amigos que desde hace tiempo no se
veían, por el contrario, ÁMU no solo estaba comprometida y concentrada
exclusivamente con deshacerse de la cocaína y efectuar la entrega del
alcaloide, sino quería cumplir cabalmente el horario propuesto en el
desarrollo de la operación ilegal.

No es de poca importancia que ÁU sin ambages diga que a la entrega


acude con “Lucho”, quien sin duda es LETM, pues era su único
acompañante en el vehículo. Ello significa que L -LETM- era conocido al
interior de la empresa criminal, dado el trato de confianza que revelan
los mensajes sobre este personaje al indicar ÁU que realiza la operación
con apoyo de éste, en razón a que los paquetes a entregar pesaban
mucho.

A partir de todo lo expuesto, no se entiende que el encuentro sea de un


simple saludo, en la medida que TM permaneció al interior del Mazda
durante la espera aproximada de 15 minutos mientras arribaba el taxi ,
y una vez se corroborara que el vehículo a recibir el alcaloide era el taxi
Symbol, de manera inmediata ayudara en el rápido traspaso del
alcaloide de un baúl a otro . Entonces, refulge evidente que era
necesaria la concurrencia de LETM para que se encargara de traspasar la
cocaína al taxi en el menor tiempo posible, pues como se explicó por
alias Pandora, el cargamento era pesado .

Así mismo, además de la presta disposición a realizar el traspaso rápido


de la sustancia al taxi, el investigador de Policía Judicial, LELR, expuso
que una maleta tenía el cierre dañado , por lo que era incuestionable
que quien manipulara dicha valija conocería lo que había en su interior.

Por lo tanto, no resulta lógico que, si ÁMU, alias “Pandora”, lleva la


sustancia en una maleta con la cremallera dañada y sabe que así se va
a entregar, permita que alguien ajeno a la organización delictiva la tome
en sus manos, pues este eventual individuo percibiría de manera
evidente lo que lleva su interior, lo que podría frustrar el operativo de
entrega o afectar a la banda criminal.

Desde la anterior perspectiva se hace inviable atender la consideración


de la mera casualidad en el lugar donde se produjo la captura por parte
de LET.

Todo lo anterior, sirve para corroborar, contrario a lo argumentado por


la defensa, quien demandó, como pretensión subsidiaria, se degrade su
participación a título de cómplice, que la responsabilidad penal de TM es
a título de coautor, dado que concurrió directa y activamente a la
realización del cometido delictual, esto es, el transporte del alcaloide
que iba a ser entregado a ÓF, De este modo, intervino, bajo división de
funciones, en el traslado de la sustancia, en unidad de designio criminal
con ÁU, y en la fase final de la operación su aporte fue esencial, en
tanto tuvo el rol fundamental de cargar las maletas de un baúl a otro,
ante su alto peso.

Su presencia e involucramiento en los hechos investigados no tiene otra


explicación más que su vinculación con la organización criminal en
calidad de coautor, dada la importancia de su aporte en el traslado de la
sustancia y en el lugar de la captura, consistente en traspasar de una
manera rápida el alcaloide al taxi que la iba a recoger, circunstancia
que, como se dijo, no solo desvirtúa la tesis de ajenidad a la conducta
punible, sino que infirma, igualmente que, su compromiso penal lo sea
en grado de complicidad.

Con fundamento en todo lo expuesto, surge acreditado, más allá de


toda duda razonable la responsabilidad del procesado, en calidad de
coautor del delito de tráfico, fabricación y porte de estupefacientes
agravado. En consecuencia, dado su acierto se confirmará el fallo
impugnado».

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 19773 | Fecha: 12/05/2004


| Tema: INDICIO – Estructura Rad: 31592 | Fecha: 06/05/2009 | Tema:
SISTEMA PENAL ACUSATORIO - Registro y allanamiento: diferente a los
actos urgentes que puede realizar la policía judicial Rad: 31352 | Fecha:
23/06/2010 | Tema: TRÁFICO FABRICACIÓN O PORTE DE
ESTUPEFACIENTES - Elementos: Verbos rectores, delito de conducta
alternativa

Sala de Casación Penal


ID : 742768
M. PONENTE : EUGENIO FERNANDEZ CARLIER
NÚMERO DE PROCESO : 52657
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP3779-2021
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Cali
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 25/08/2021
FUENTE FORMAL : Ley 906 de 2004 art. 201 Y 205 / Ley
599 de 2000 art. 20 Y 404 / Ley 890
de 2004 art. 12 / Constitución Política
de Colombia de 1991 art. 123

TEMA: COAUTORÍA - Demostración / COAUTORÍA - Se


configura / CASACIÓN - Sentencia: la Sala no casa el fallo impugnado

Tesis:
«Para la Sala, como también lo destacó el Tribunal, los procesados
actuaron en connivencia, pues aun cuando VG y MA llegaron al lugar del
suceso por la solicitud que les hizo en tal sentido GV, lo cierto es que
aquellos, atendida su condición de miembros del CTI con funciones de
policía judicial, y la capacitación recibida para esos efectos, no solo en
tal entidad, sino en el extinto DAS, como lo reconoció el segundo de los
nombrados —al que perteneció por cerca de 10 años—, conocían de las
exigencias legales y reglamentarias para adelantar actividades de
verificación o actos urgentes en relación con información obtenida por
fuentes no formales, sobre la probable realización de conductas
delictivas.

Pese a ello, a sabiendas que habían terminado su turno de trabajo, que


no tenían programado un acto urgente en el sitio de los hechos, que
ningún reporte hicieron a sus superiores en relación con esa “labor de
verificación”, y que al llegar al lugar tuvieron elementos de juicio que les
permitían actualizar su conocimiento sobre la ausencia de tipicidad del
hecho, apoyaron a GV para ingresar, sin el consentimiento voluntario de
los moradores, en el inmueble donde funcionaba la […], presionando ese
acceso con la amenaza de “traer refuerzos y perros antiexplosivos”.

Ninguno de los aludidos procesados podía desconocer, en razón de su


experiencia como funcionarios de policía judicial del CTI, que una
diligencia de registro y allanamiento como la que adelantaron en el
citado bien raíz —independientemente de que GV fue el único que
ingresó—, además de que está sometida, obligatoriamente, a control
judicial posterior, sólo procede dentro de una investigación penal en
curso, por motivos razonablemente fundados y previa orden escrita del
fiscal que la dirige. Y aun cuando, excepcionalmente, la ley permite en
determinados supuestos llevarla a cabo sin este último requisito, entre
ellos, cuando obra el consentimiento expreso y voluntario de quien
pueda resultar afectado con tal procedimiento , en el asunto debatido,
como ha quedado visto, no existía al menos indagación penal abierta, ni
siquiera un reporte de inicio, tampoco se acreditaron motivos fundados
ante funcionario competente alguno, y la anuencia dada por los
moradores del inmueble fue obtenida bajo presión, tal y como lo
indicaron éstos.

Los aspectos atrás resaltados permiten inferir el acuerdo entre los


procesados para llevar a cabo el acto contrario a derecho que se les
reprocha, connivencia que termina siendo confirmada por el hecho de
que, tras constatar que el material que se hallaba en la […] no
correspondía a explosivos, sino a productos pirotécnicos, y que les
fueron exhibidos documentos que acreditaban su legalidad, VG y GV
continuaron presionando la voluntad de los detentadores de esa
mercancía, al descalificar los respectivos documentos e insistir en que
ésta sería inevitablemente decomisada, todo con el evidente ánimo de
obtener la exigencia dineraria expresada a CABA.

No sobra destacar aquí que, aún si la aludida mercancía se encontrara


infringiendo alguna disposición administrativa para su tenencia o
conservación por parte del últimamente citado —hipótesis que no es la
ocurrida aquí como se acreditó en el juicio— , lo cierto es que, como un
evento semejante devendría en contravención de policía, los acusados
carecían de competencia para emitir concepto adverso sobre los
documentos que les fueron exhibidos, y para amonestar, prevenir o
amenazar a su poseedor o propietario con la inminente incautación de
los productos pirotécnicos, pues actuaciones como esas resultaban por
completo ajenas a su órbita funcional.

Ahora bien, en cuanto a MAA, la prueba de cargo de orden testimonial


no le atribuye un actuar protagónico como el resaltado frente a los otros
dos acusados, empero, sí es coincidente en que los tres funcionarios
concurrieron a la […] simulando estar en cumplimiento de sus funciones,
lo cual, como quedó ya decantado (supra 13), no era cierto, luego esa
actuación, es decir, su presencia en las afueras del inmueble donde
funcionaba la […] en evidente señal de respaldo del allanamiento sin
orden de funcionario competente y de las otras actuaciones de sus
compañeros, permite atribuirle la condición de coautor del delito de
concusión.
A este respecto importa recordar que, de acuerdo con la jurisprudencia,
“en una actuación mancomunada a título de coautoría, la acción se
analiza en contexto de tal forma que se verifique que quienes
intervienen den muestras de un acuerdo expreso o tácito, previo o
concomitante, sin que ello implique que cada elemento del tipo sea
ejecutado por cada uno de ellos, sino que basta que aporten durante la
fase de ejecución, uno o varios de los elementos relevantes para lograr
el propósito común. El ámbito de la acción así dominado conlleva a que
el hecho es de todos y pertenece a todos, pues todos aceptan
implícitamente lo que cada uno hará de cara al delito que se actualiza” .

Y aun cuando la prueba testimonial tampoco le atribuye a MA y a VG el


haber realizado ellos solicitud económica a las víctimas, impera recordar
que “en materia de coautoría rige el principio de imputación recíproca,
de acuerdo con el cual a cada uno de los partícipes se les imputa la
totalidad del hecho con independencia de la concreta aportación que
haya prestado para la consecución del fin lesivo, siempre y cuando
aquella responda al principio de esencialidad en un plan común, lo que
atiende a la idea de que realizan un hecho propio” , razón por la que,
para el resultado común propuesto, tienen igual relevancia acciones
como la de permanecer prestando seguridad y apoyo a las acciones de
los otros ejecutores, como ocurre respecto del primero de los citados, y
la de coadyuvar la descalificación de la documentación que fue exhibida
por los comerciantes de los productos pirotécnicos, como lo hizo el
segundo».

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 56600 | Fecha: 15/07/2020


| Tema: CONCUSIÓN - Metus publicae potestatis Rad: 46165 | Fecha:
01/06/2017 | Tema: CONCUSIÓN - Elementos: verbos rectores Rad:
51482 | Fecha: 07/03/2018 | Tema: CONCUSIÓN - Abuso del cargo o
de la función

RELEVANTE

Sala de Casación Penal


ID : 739523
M. PONENTE : JOSÉ FRANCISCO ACUÑA VIZCAYA
NÚMERO DE PROCESO : 47063
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP3218-2021
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de
Barranquilla
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 28/07/2021
FUENTE FORMAL : Ley 133 de 1994 art. 4 / Ley 53 de
1887 art. 4 Y 8 / Ley 906 de 2004 art.
421 / Ley 599 de 2000 art. 21, 32 Y
212 / Constitución Política de Colombia
de 1991 art. 19 Y 74 / Convención
Americana sobre Derechos Humanos –
Pacto de San José art. 12 / Pacto
Internacional de Derechos Civiles y
Polìticos art. 18

TEMA: COAUTORÍA - Se configura / COAUTORÍA - Demostración

Tesis:
«Descartado que LJDD actuase cobijada por un error, pierde sentido la
alegación de su defensor según la cual obró como instrumento de GR,
quien, a su decir - y como lo habría admitido el ad quem - ostentaba el
dominio del hecho.

Y es que, aunque el Tribunal sí exteriorizó algunas apreciaciones con las


que pareció indicar que ÉAGR fue el único de los involucrados que
intervino con dominio de los hechos - por ejemplo, al señalar que era el
«líder de la actividad criminal» y que pudo «sugestionar a los demás
presentes» - se trata de dichos de paso puramente formales. Lo cierto,
desde la perspectiva sustancial, es que la Corporación nunca negó que
DD compartiese con aquél el control de los sucesos, conforme lo precisó
más adelante:

[...]

En cualquier caso, y al margen de los reparos que puedan formularse


contra el fallo de segundo grado a este respecto, lo cierto es que la
prueba practicada acredita suficientemente y sin duda que DD actuó
como verdadera co-autora con dominio compartido de los hechos.

En efecto, los testimonios en su conjunto demuestran que ÉAGR estuvo


acompañado por la procesada durante el 6 de noviembre de 2010.
Ambos permanecieron en la habitación del segundo piso donde EPMP fue
asesinada. Durante ese período, DD comunicó a quienes se encontraban
en la primera planta que “estaban orando a E”, e incluso, fue ella quien
subió una jarra con hielo, miel y sal, los cuales, según puede colegirse,
fueron usados para maltratar a la víctima, no solo porque se
encontraron en el dormitorio (de acuerdo con el registro fotográfico),
sino por la deshidratación extrema y gastritis hemorrágica que presentó
la ofendida, al parecer y justamente, por la ingesta de sal. También
puede inferirse que fue quien maquilló y vistió el cadáver de la ofendida,
pues ÉG, alrededor de las 8:00 P.M. - es decir, cuando ya se había
producido el deceso - manifestó ante IEPB y sus hijas que EP y LJDD se
estaban «arreglando».

En síntesis, y como, en últimas, el defensor no rebate que la nombrada


sí participó en la comisión del delito, basta recordar, luego de
constatado que su intervención no fue al modo de un simple
instrumento, lo que al respecto consideró el a quo con la corroboración
del superior:

[...]

El cargo único formulado por el defensor de la acusada, por lo expuesto,


no está llamado a prosperar».

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 48993 | Fecha: 03/05/2007


| Tema: PRINCIPIO DE CONFIANZA - No aplica para quien aporta
dolosamente a la realización de la conducta Rad: 48321 | Fecha:
18/10/2017 | Tema: PRINCIPIO DE CONFIANZA - Concepto Rad: 54497
| Fecha: 09/09/2020 | Tema: CULPABILIDAD - Concepto: en la teoría
normativa / CULPABILIDAD - Conciencia de la ilicitud / CULPABILIDAD -
Elementos básicos de la exigibilidad / CULPABILIDAD - Capacidad de
autodeterminación: para motivarse a actuar de modo normativamente
adecuado / CULPABILIDAD - Capacidad de autodeterminación:
normalidad motivacional, de acuerdo a las características de sanidad y
madurez mental y de inserción en la cultura hegemónica /
CULPABILIDAD - Capacidad de autodeterminación: constituye una
presunción necesaria para sostener la legitimidad del sistema de
derecho penal / CULPABILIDAD - Capacidad de autodeterminación: no
es obligación de la Fiscalía el demostrarla / IMPUTABILIDAD -
Concepto / INIMPUTABILIDAD - Supuestos normativos: por incapacidad
del agente de comprender la ilicitud de su comportamiento /
INIMPUTABILIDAD - Supuestos normativos: por incapacidad de
determinarse conforme a la comprensión de la ilicitud /
INIMPUTABILIDAD - Se debe probar su existencia al momento de
ejecutar la conducta / INIMPUTABILIDAD - Configuración: no está
supeditada únicamente a la comprobación científica del padecimiento
psicológico o psiquiátrico del agente / INIMPUTABILIDAD -
Configuración: depende de un juicio valorativo para determinar si se
afectó la capacidad para comprender el reproche del acto imputado o
para determinarse por tal comprensión Rad: 36312 | Fecha: 12/02/2014
| Tema: DOLO EVENTUAL – Concepto / DOLO EVENTUAL - Configuración

Sala de Casación Penal


ID : 737194
M. PONENTE : LUIS ANTONIO HERNÁNDEZ BARBOSA
NÚMERO DE PROCESO : 58750
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP2793-2021
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Tunja
CLASE DE ACTUACIÓN : IMPUGNACIÓN ESPECIAL
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 07/07/2021

TEMA: CONOCIMIENTO PARA CONDENAR - Requisitos:


convencimiento más allá de toda duda razonable acerca de la ocurrencia
del delito y la responsabilidad del acusado / SISTEMA PENAL
ACUSATORIO - Identificación e individualización del
procesado / COAUTORÍA - Demostración / ACCESO CARNAL
VIOLENTO - Agravado: demostración

Tesis:
«En cuanto se refiere a que en la acusación no se ubicó a VG en la
tienda de BIB, encuentra la Corte que si bien no fue referido por la
Fiscalía, su testimonio no se erigió en pilar del fallo de condena, es
decir, se trató de una omisión insustancial, máxime si aquél declaró
haber estado en el establecimiento cuando ingerían cerveza y chicha,
pero luego de que LAH, JJA y JCP se fueron, él salió con FC y NG, se
despidieron y tomó su camino en sentido contrario, luego no fue testigo
del ataque aquí investigado.

Aunque la defensora dijo que se trataba de “un testigo importante”, lo


cierto es que su aporte solo consistió en ubicar a los agresores en la
tienda donde se encontraba su hermana y CA, y de cómo JP convidó a
NG a ingerir licor en otro sitio, situación también relatada por BIB y RTR,
quienes atendían a los clientes en aquél lugar.

Así las cosas, la queja de la recurrente resulta intrascendente.


[…]

[…]advierte la Corte que desde la formulación de imputación y en la


resolución acusatoria se precisó la imputación fáctica, así como la
jurídica, las cuales, como es propio del juicio, fueron debatidas en la
vista oral y consiguieron acreditarse, especialmente con el testimonio
directo de la víctima sobreviviente[…] así como con los testimonios de
BIB y RTR sobre la situación que precedió al ataque, en conjunto con las
declaraciones de referencia de CAGB y GGA, quienes relataron lo que a
su vez les expuso FUC al visitarlo en el hospital.

Como la recurrente adujo que fue en la sentencia de segunda instancia


en la cual se estableció “la verdadera identificación e individualización de
MAPA Y/O JJAT cuando la labor de plena identificación e individualización
debía estar consolidada desde la audiencia de formulación de imputación
conforme a la exigencia del artículo 288 de la Ley 906 de 2004”,
constata la Sala que la inconformidad es confusa, pues está claro que
quien se identificó como JJAT, fue la persona que el día de los sucesos
llegó a la tienda de BB con LAH y CPA.

[…]

[…]si se estipuló probatoriamente que AT, identificado con cédula de


ciudadanía 80.130.982, nacido el 15 de mayo de 1975 en Bogotá, con
1,78 metros de estatura y de profesión ayudante de construcción, es el
mismo MAPA, nombre con el cual purgó pena en un establecimiento
penitenciario, la queja de la defensa carece de importancia, toda vez
que no hay asomo de alguna inconsistencia en torno a la identidad del
mencionado ciudadano, es decir, se trata del mismo señalado por los
testigos como presente en la tienda en compañía de los otros dos
acusados, máxime si ninguna manifestación se efectuó sobre el
particular a lo largo del proceso.

Resta señalar que FAB, técnica investigadora del CTI, declaró en el juicio
cómo logró establecer que JJAT y MAPA eran la misma persona, y que
con esta última identidad le figuraba una condena de 24 años de prisión
por los delitos de homicidio y acceso carnal violento en una menor.

[…]

Con los testimonios de BIB y RTR, así como de la víctima sobreviviente,


se probó que los tres procesados ingresaron a la tienda de propiedad de
la primera a ingerir licor, oportunidad en la cual entablaron conversación
con quienes allí se encontraban, esto es, FC y NG. Si cuando salieron
estos dos y tomaron camino a su casa, la mujer fue atacada inicialmente
por JP diciéndole “esto es lo que quería la malparida”, al tiempo que la
tumbó, la golpeó, intentó quitarle el pantalón y la hirió con un arma
cortopunzante en el cuello, mientras los otros dos evitaron que el
hombre la defendiera y procedieron a sujetarlo y golpearlo, para luego
ser herido con la navaja que portaba CP, según lo relató el occiso a
CAGB y GG no hay duda acerca de la reconstrucción del cuadro conjunto
sobre los momentos previos al ataque y la forma en que finalmente se
perpetró, sin que medie vacío o contradicción entre la imputación fáctica
de la acusación y la del fallo de condena.

[…]

Conforme a lo expuesto, advierte la Corte que no hay dudas


trascedentes sobre la materialidad de los delitos o la responsabilidad de
JJAT, como para revocar el primer fallo de condena.».

Sala de Casación Penal


ID : 730873
M. PONENTE : LUIS ANTONIO HERNÁNDEZ BARBOSA
NÚMERO DE PROCESO : 55687
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP1761-2021
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Bogotá
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 12/05/2021
FUENTE FORMAL : Ley 599 de 2000 art. 83, 83-5, 86,
340-2 y 3, 342 / Ley 733 de 2002 art.
8

TEMA: VIOLACIÓN DIRECTA DE LA LEY SUSTANCIAL - Aplicación


indebida / COAUTORÍA - Diferencia con el concierto para
delinquir / COAUTORÍA - Elementos / CONCIERTO PARA
DELINQUIR - Elementos / NON BIS IN IDEM - No se vulnera

Tesis:
«[…]el defensor de RM postuló la violación directa por aplicación
indebida del artículo 29 del Código Penal al afirmar que en el fallo
atacado se confundieron los actos preparatorios de la coautoría de un
tipo penal autónomo, con el delito de concierto para delinquir agravado,
encuentra la Sala que ya ha tenido oportunidad de señalar la diferencia
entre ambas figuras.

Así, ha precisado la jurisprudencia que tanto en la coautoría material


como en el concierto para delinquir media un acuerdo de voluntades
entre varias personas, pero mientras la primera se circunscribe a la
comisión de uno o varios delitos determinados (Coautoría propia: Todos
realizan íntegramente las exigencias del tipo. O Coautoría impropia: Hay
división de trabajo entre quienes intervienen, con un control compartido
o condominio de las acciones), en el segundo se orienta a la realización
de punibles indeterminados, aunque puedan ser determinables.

A diferencia del instituto de la coautoría material, en el que la


intervención plural de individuos es ocasional y se circunscribe a acordar
la comisión de delitos determinados y específicos, en el concierto para
delinquir, a pesar de también requerirse de varias personas, es
necesario que la organización tenga vocación de permanencia en el
objetivo de cometer delitos indeterminados, aunque se conozca su
especie. V.g. homicidios, exportación de estupefacientes, etc.

No es necesaria la materialización de los delitos indeterminados


acordados para que autónomamente se entienda cometido el punible de
concierto para delinquir, mientras que en la coautoría material no basta
que medie dicho acuerdo, pues si el mismo no se concreta, por lo
menos, a través del comienzo de los actos ejecutivos de la conducta
acordada (tentativa), o bien, en la realización de actos preparatorios de
aquellos que por sí mismos comportan la comisión de delitos (como
ocurre por ejemplo con el porte ilegal de armas), la conducta delictiva
acordada no se entiende cometida (principio de materialidad y
proscripción del derecho penal de intención), es decir, el concierto para
delinquir subsiste con independencia de que los delitos acordados se
cometan o no, mientras que la coautoría material depende de por lo
menos el comienzo de ejecución de uno de los punibles convenidos.

Adicionalmente, en tanto la coautoría no precisa que el acuerdo tenga


vocación de permanencia en el tiempo, pues una vez cometida la
conducta o conductas acordadas culmina la cohesión entre los
coautores, sin perjuicio de que acuerden la comisión de otra
delincuencia, caso en el cual hay una nueva coautoría, en el concierto
para delinquir la durabilidad de los efectos del designio delictivo común
y del propósito contrario a derecho, se erige en elemento ontológico
dentro de su configuración, al punto que no basta con el simple acuerdo
de voluntades, sino que es imprescindible su persistencia y continuidad.

En la coautoría material el acuerdo debe ser previo o concomitante con


la realización del delito, pero nunca puede ser posterior . En el concierto
para delinquir el acuerdo o adhesión a la empresa criminal puede ser
previo a la realización de los delitos convenidos, concomitante o incluso
posterior a la comisión de algunos de ellos; en este último caso, desde
luego, sólo se responderá por el concierto en cuanto vocación de
permanencia en el propósito futuro de cometer otros punibles, sin que
haya lugar a concurso material con las conductas realizadas en el
pasado.

Por antonomasia el concierto para delinquir es ejemplo de delito de


carácter permanente, pues comienza desde que se consolida el acuerdo
de voluntades para cometer delitos indeterminados y se prolonga en el
tiempo hasta cuando cesa tal propósito ilegal.

A diferencia del anterior, por regla general la coautoría material al ser


de índole dependiente de la realización del delito pactado, comienza y se
agota con la comisión de dicho punible.

Con base en las precisiones jurisprudenciales expuestas, colige la Corte


que si en este asunto se acreditó fácticamente la connivencia que por
más de un año medió entre militares del Batallón La Popa en Cesar con
jefes paramilitares ubicados en la misma zona, es evidente la vocación
de continuidad que tuvo tal acuerdo, lo cual descarta el planteamiento
de la defensa, orientado a señalar que se trató de una coautoría
material en la comisión de varios delitos, pues se reitera, se trató de un
proceder de mutua colaboración prolongado en el tiempo.

Tal cadena de sucesos no corresponde a una conducta con división de


trabajo y tareas propias de la coautoría material impropia, sino a un
acuerdo de voluntades en el cual intervino JPR, como oficial S2 en el
área de inteligencia, además de coordinador operativo del grupo élite
llamado Zarpazo, con evidente vocación de permanencia en el tiempo,
orientado a la comisión de delitos indeterminados pero determinables
(homicidio en personas protegidas), todos ellos para mostrar
ilegítimamente resultados operacionales del Ejército Nacional.

Como el casacionista dijo que unos mismos hechos fueron adecuados a


dos delitos en evidente violación del non bis in ídem, baste indicar que
en esta actuación se procede, como de manera reiterada lo señalaron
los falladores y se ha puntualizado en esta decisión, únicamente por el
punible de concierto para delinquir agravado.

Así las cosas, en ninguna confusión o error incurrieron los funcionarios,


en cuanto aplicaron de manera atinada los artículos 340, incisos 2 y 3
del Código Penal, en concordancia con la circunstancia de agravación
establecida en el artículo 342 del mismo ordenamiento, motivo por el
cual no es procedente la casación del fallo impugnado».

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 39611 | Fecha: 21/10/2013


| Tema: PRESCRIPCIÓN - Servidor público: término a tener en cuenta
Rad: 42630 | Fecha: 20/03/2013 | Tema: PRESCRIPCIÓN - Servidor
público: término a tener en cuenta Rad: 41592 | Fecha: 09/04/2014 |
Tema: PRESCRIPCIÓN - Servidor público: término a tener en cuenta
Rad: 43574 | Fecha: 30/04/2014 | Tema: PRESCRIPCIÓN - Servidor
público: término a tener en cuenta Rad: 35113 | Fecha: 05/06/2014 |
Tema: PRESCRIPCIÓN - Servidor público: término a tener en cuenta
Rad: 40098 | Fecha: 27/03/2019 | Tema: PRESCRIPCIÓN - Servidor
público: término a tener en cuenta Rad: 52341 | Fecha: 10/06/2020 |
Tema: SENTENCIA - No es necesario hacer mención de todas las
pruebas recaudadas Rad: 54870 | Fecha: 20/04/2019 | Tema:
SENTENCIA - No es necesario hacer mención de todas las pruebas
recaudadas Rad: 47960 | Fecha: 01/11/2017 | Tema: SENTENCIA - No
es necesario hacer mención de todas las pruebas recaudadas Rad:
34197 | Fecha: 23/05/2017 | Tema: CASACIÓN - Principio de
trascendencia / SENTENCIA - No es necesario hacer mención de todas
las pruebas recaudadas Rad: 55276 | Fecha: 26/06/2019 | Tema:
FALSO JUICIO DE IDENTIDAD - Técnica en casación: el recurrente debe
precisar el aparte o fragmento de la prueba tergiversado, mutilado o
adicionado Rad: 32863 | Fecha: 03/02/2020 | Tema: TESTIMONIO -
Apreciación probatoria: la condición del testigo no implica su falta de
credibilidad, condenado por otros delitos Rad: 51773 | Fecha:
11/07/2018 | Tema: COAUTORÍA - Diferencia con el concierto para
delinquir Rad: 36299 | Fecha: 15/02/2012 | Tema: COAUTORÍA -
Elementos

Sala de Casación Penal


ID : 730025
M. PONENTE : DIEGO EUGENIO CORREDOR
NÚMERO DE PROCESO : 49157
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP1653-2021
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Cali
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 05/05/2021
FUENTE FORMAL : Ley 599 de 2000 art. 31, 39, 60, 61 y
340 / Ley 1453 de 2011 art. 46 / Ley
906 de 2004 art. 287 y 373 / Ley 733
de 2002 art. 8 / Ley 1121 de 2006 art.
19

TEMA: FALSO JUICIO DE IDENTIDAD - Por tergiversación: se


configura, pero no es trascendente para casar el fallo / CONCIERTO
PARA DELINQUIR - Demostración / PRUEBA - Libertad
probatoria / COAUTORÍA - Demostración / COAUTORÍA - Se configura
/ CONCIERTO PARA DELINQUIR - No se puede confundir con la
coautoría / CONCIERTO PARA DELINQUIR - Se configura

Tesis:
«[...], en el caso que ocupa la atención de la Sala, la condena del
acusado por el delito de concierto para delinquir agravado se torna
indiscutible por estar probada, más allá de toda duda, su asociación con
otras personas para cometer el delito de extorsión, razón por la cual el
fallo de segunda instancia, en lo que toca con este ilícito, no será
casado. Veamos:

Con ocasión de la información suministrada por una fuente humana en


el mes de octubre de 2011, las labores investigativas coordinadas por la
fiscalía, dispuestas desde ese mes hasta el de mayo del año siguiente,
tales como interceptación de comunicaciones y seguimiento a personas,
lograron detectar el modo operacional de un grupo de individuos que se
dedicaba al hurto de automotores en la ciudad de Cali, mediante el
atraco o el halado, para luego dejarlos a disposición de otras personas
quienes, a su turno, se encargaban de ubicar a los propietarios de esos
vehículos y exigirles, a modo de «rescate», la entrega de una suma de
dinero para su devolución.

Como gerente en la ejecución de los actos de investigación estuvo a


cargo el perito profesional en identificación de automotores e
Investigador Judicial Jorge ICV, adscrito a la Policía Nacional, el cual, en
el juicio oral, en condición de testigo de cargo, sesiones de 28 de
octubre de 2013 y 14 de enero de 2014, se refirió a los resultados de la
operación denominada «Camaleón», consignados en el informe ejecutivo
-FPJ-3- de 5 de julio de 2012, indicando, inicialmente, que a través del
análisis de las llamadas interceptadas, respecto de los abonados
telefónicos revelados por el informante, se logró identificar los
componentes de la actividad delictiva y a algunos de sus integrantes,
quienes fueron ubicados en un organigrama, [...]:

[...]

A partir de esa semblanza que, en oposición a la inconformidad del


casacionista, emana de la percepción directa que tuvo el policial de los
actos investigativos a cargo, vale decir, registra lo que contenían las
interceptaciones, más no porque los sentenciadores lo ubicaran como
testigo presencial de las conductas ilícitas desarrolladas por la asociación
criminal, surge como obvia consecuencia que la actividad desplegada
por quienes fueron identificados como integrantes del segundo
componente delincuencial, guardaba estrecha relación con el primer
colectivo encargado del hurto de los vehículos, pues, solo respecto de
los bienes materia de esa ilicitud se abría la posibilidad de solicitar su
«rescate» a las víctimas.

[...]

Se evidencia, entonces, la coexistencia de dos agrupaciones delictivas


cuyo accionar se nutría del mismo bien, es decir, los vehículos
automotores, los cuales, en la «cadena delincuencial», pasaban por
diversos estadios de ilicitud, siendo el primero su desapoderamiento a
las víctimas para, seguidamente, como una alternativa, negociarlo con
quienes, a la postre, ubicaban al propietario para exigirle una suma de
dinero por su devolución so pena de ser desarmados y vendidos por
partes o trasladados a zona fronteriza a fin de comercializarlos en otro
país.

Es cierto, eso sí, como lo infiere el casacionista, que se evidencia un


yerro en lo adverado por los juzgadores respecto de lo depuesto por el
investigador, pues, parcialmente incurrieron en falso juicio de identidad
por tergiversación, toda vez que la correcta audición de su exposición
enseña que al acusado no se le detectó como «parte de una agrupación
dedicada al hurto de automotores…», y tampoco se «ubicó a HAB alias
[…], como el coordinador de los hurtos...», falencia que, valga
destacarlo, fue propiciada por la manera ambigua en que la Fiscalía
abordó la secuencia fáctica, desde la misma formulación de imputación.

Empero, el error de hecho despejado no alcanza la fuerza requerida


para exonerar de responsabilidad al acusado, como lo sugiere el censor,
pues, de manera diáfana, se itera, el testigo deslindó dos grupos,
liderados e integrados por personas diferentes; uno de ellos, para lo que
interesa a esta actuación, el encargado de ejecutar el «rescate» de los
vehículos hurtados, en el que AB tuvo un papel protagónico, cuestión
fáctica que ha guardado el mismo hilo conductor en el discurrir del
proceso.

La interceptación de las líneas telefónicas comprometidas apuntó, en


particular, a la número […], lográndose establecer que era usada por
AB, lo que fue corroborado a través del procedimiento técnico y la
actividad de vigilancia y seguimiento de la que fue objeto el implicado.

[...]

En efecto, el audio que registró la llamada a la que hizo alusión el


deponente, respalda no solo la información atinente al lugar en que se
ubicaría al acusado en cumplimiento de una cita médica, sino que,
además, su interlocutor lo llamó a él por su nombre, aspecto que
fortalece el procedimiento para su identificación.[...].

[...]

Y, en correlación con ello, el mismo declarante identificó al implicado en


la vista pública como la persona que pudo apreciar en cumplimiento de
aquella cita médica . [...].

[...]

Esta sinopsis es lo suficientemente ilustrativa para tener como


acreditado que el portador e interlocutor de la referida línea
interceptada no era otra persona distinta al acusado AB, descartando así
la ausencia de acreditación de este tópico, como en su oportunidad lo
cuestionó la defensa, pues, el principio de libertad probatoria establecido
en el artículo 373 del estatuto adjetivo penal de 2004, según el cual «los
hechos y circunstancias de interés para la solución correcta del caso, se
podrán probar por cualquiera de los medios establecidos en este código
o por cualquier otro medio técnico o científico, que no viole derechos
humanos», conduce a predicar que en el cotejo técnico de voces la
identificación se puede llevar a cabo por cualquier otro medio, incluso,
como en el presente caso, mediante prueba testimonial.

En efecto, el reconocimiento realizado por el investigador judicial fue


confirmado mediante su testimonio rendido en el juicio, por lo que, en
cumplimiento de los requisitos de publicidad, inmediatez y contradicción
dejó sin soporte la incertidumbre confeccionada por el censor a partir de
la disconformidad creada por la fuente humana, quien, si bien, respecto
del implicado suministró un nombre diverso al del implicado -HFBH-,
fueron las necesarias labores de corroboración realizadas en el marco de
la investigación, liderada por el testigo policial, las que permitieron
depurar y establecer el nombre preciso del acusado.

[...]

De tal manera, que la asidua comunicación entre los integrantes de las


estructuras criminales fue tema desarrollado en el juicio oral por cuenta
del testigo de cargo YEPG, Técnico Analista de la Sijin -sesión de 6 de
noviembre de 2013-, quien, al referirse al informe de 19 de julio de
2012, elaborado en el curso de la investigación, dio cuenta de la
frecuencia con que el acusado sostenía comunicación, bien con quienes
se determinó participaban de los hurtos, ora en relación con aquellos
que se encargaban, dentro del ramo por él liderado, de ubicar a las
víctimas para solicitar el «rescate» de sus vehículos.

[...]

Al acompasar la anterior información con la exposición vertida por el


investigador líder, JICV, se tiene que, durante esa misma línea de
tiempo logró identificarse el accionar de la cadena delincuencial en
veinticuatro (24) eventos, precisando que fueron muchos más, solo que
por falta de recursos no fue posible consolidar su judicialización, lo que
sí aconteció, cuando menos, respecto de cuatro casos en que los
resultados de la interceptación telefónica ilustran la participación del
acusado en el rol específico de coordinar la exigencia de dinero a las
víctimas, para hacerles devolución de sus vehículos.

De tal manera que, en la audiencia de juicio oral, sesión de 23 de


octubre de 2013, a instancia de la Fiscalía, en desarrollo del
interrogatorio formulado al referido testigo, se exhibieron algunos
audios del plexo global que previamente fuera descubierto a la defensa,
los cuales, a partir de la explicación ofrecida por el deponente, permiten
dar cuenta de las conversaciones sostenidas entre el acusado y otros
individuos, en el rol de ubicar los automotores hurtados, negociarlos con
el delincuente que lo tuviera en su poder y, simultáneamente, a través
de intermediarios, contactar a los propietarios para exigirles una suma
de dinero a cambio de la devolución del bien.

En específico, se refirió a los siguientes vehículos: (i) camioneta marca


Kia de placas […], de propiedad de LSB; (ii) Renault 12 de placas […],
de propiedad del señor ODCT; (iii) Chevrolet Luv de placas […], de
propiedad del señor JAG y (iv) camioneta Chevrolet Luv de placas […],
cuyo propietario es el señor LMMZ; automotores de los que, como
común denominador, se tuvo noticia que habían sido previamente
hurtados, bien por denuncia, ora por llamada a la línea 123 de la Policía
Nacional, según las labores de verificación indicadas por el citado
investigador.

Así las cosas, el testigo señaló que, de acuerdo con la información


suministrada por el analista de la sala de interceptaciones, para el mes
de marzo de 2012 se tuvo conocimiento del hurto de una camioneta,
razón por la que debía estarse a la espera de la denuncia que formulara
la víctima, pues, según los audios captados, el propietario sería
contactado para exigirle dinero por su devolución.

En relación con esa información la Fiscalía exhibió la interceptación


telefónica n° 308 de 12 de marzo de 2012 , que atañe a una
conversación en la que AB, no solo es indagado por su interlocutor
acerca del paradero de uno de los vehículos comprometidos en esta
actuación, sino que, a su turno, él también intenta la localización de otra
de las camionetas que igualmente conforma el grupo de ilicitudes que le
fueron endilgadas.[...].

[...]

De las conversaciones precedentes, contrario a la crítica elevada por el


casacionista, refulge el rol de coordinador y de director que AB ejercía
en la actividad delictiva dispuesta por la organización criminal, pues,
además de constatar la ubicación del vehículo del cual, incluso, develó
un ítem relevante para la identificación del mismo (audio n° 313), y ser
él quien negociaba el precio del automotor con el delincuente que lo
tuviera en su poder (audios n° 333 y 384), ello con el propósito de
mejorar la suma por solicitar a la víctima para la devolución del mismo y
obtener así mayores dividendos (audio n° 339), determinaba en qué
momento se proseguía o no con la operación de «rescate» (audio n°
400), como aconteció en el evento que viene de relacionarse, toda vez
que, según se extrae de otros audios interceptados en esta misma
secuencia, debido a la sospecha de que la persona afectada quería
ponerlos en evidencia ante las autoridades, es que el implicado,
inicialmente, dispuso descartar la exigencia económica, por lo que su
interlocutor no tuvo alternativa diversa que obedecer. Ello, aunado a
que, expresamente, se adjudicó el liderazgo de esta «vuelta», (audio n°
384) para ofrecerle tranquilidad a quien, en principio, tenía en su poder
el vehículo.
Empero, finalmente fue la entrega del dinero por parte de la víctima,
seguramente por la persuasión de los malhechores, lo que les hizo
retomar el rumbo de su accionar delictivo, en tanto, de los audios
interceptados se extrae que AB, luego de recibir el parte positivo sobre
la recepción del dinero, toma contacto con la persona que en su poder
tiene la camioneta para entregarle la suma pactada y así hacerse al
rodante que finalmente sería devuelto a su propietaria. [...].

[...]

Adicionalmente, apréciese como, en oposición a lo esbozado por el


casacionista, este evento no corresponde a un suceso esporádico o
aislado en el proceder delictivo del acusado, pues, como se infiere de los
apartes resaltados en las conversaciones, se denota que ésta ya era una
práctica delictiva de asidua reiteración entre los integrantes de la
asociación criminal.

[...]

Así las cosas, como se anticipó al inicio de este capítulo, resulta evidente
la estructuración material y jurídica del delito de concierto para delinquir
agravado, en tanto, existió: (i) un acuerdo de voluntades entre varias
personas; (ii) para crear y darle existencia a una organización delictiva
que tuvo como propósito la comisión de delitos indeterminados en su
número y ejecución, aunque específica en la especialidad; (iii) con
vocación de permanencia y (iv) liderada por el acusado AB.

Adicionalmente, es de precisar que si de algunos de los


comportamientos extorsivos atribuidos al acusado, no se devela su cabal
materialización, como se analizará en el capítulo siguiente, cabe reiterar
que el punible de concierto para delinquir es un delito de mera
conducta, pues, no precisa de un resultado, o mejor, de la cabal
materialización de los delitos objeto de acuerdo; se entiende que el
peligro para la seguridad pública tiene lugar desde el mismo momento
en que los asociados fraguan la lesión de bienes jurídicos .

[...]

Así las cosas, contrario a la inconformidad del casacionista, no existe


margen de duda acerca de la dinámica interacción entre el acusado y
quienes integraban ese andamiaje delincuencial, así como del recorrido
delictivo destinado a elevar exigencias económicas a las víctimas, para
la devolución de sus vehículos, proceder que, como se comprobó con las
interceptaciones de comunicaciones, perduró por un espacio importante
de tiempo; máxime cuando, como lo referenciaron los propios
interlocutores en algunos apartes transliterados, su actuación trascendió
de los cuatro específicos eventos que vienen de mencionarse.

Por ello, para la Corte es claro que no se trató, como lo expuso el


casacionista, de conductas ilícitas autónomas, perpetradas bajo la figura
de la coautoría, sino de una verdadera estructura criminal que se
materializaba hacia delitos concretos, cuya comisión, en lo que
corresponde al componente liderado por el acusado, iniciaba con la
ubicación del sujeto que en su poder tenía el bien hurtado, con el que
acordaba el precio para tener la disposición del automotor, negociación
inicial en la que era factible coordinar, con otros miembros de la
organización, la suma que se le exigiría a las víctimas para devolvérselo,
eso sí, cuidando siempre que la cifra permitiera obtener algún margen
de ganancia.

Proceder delictivo que, incluso, perduró hasta cuando se logró la


desarticulación de la agrupación delictiva, y que, según el análisis del
investigador, a partir de la información que reportaron las líneas
interceptadas a diversos miembros de la organización, azotó al
conglomerado social de la ciudad de Cali en un prolongado espacio de
tiempo.

Por tal motivo, se descarta el error de interpretación normativo aducido


por el casacionista al amparo de la causal primera del artículo 181 de la
Ley 906 de 2004, toda vez que, finalmente, con acierto, los juzgadores
estructuraron la comisión del delito de concierto para delinquir agravado
por el cual fue acusado el implicado».

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 44425 | Fecha: 10/05/2016


| Tema: SISTEMA PENAL ACUSATORIO - Principio de congruencia:
imputación fáctica, obligación de respetarla Rad: 52713 | Fecha:
30/10/2019 | Tema: PRINCIPIO DE CONGRUENCIA - Congruencia
personal, fáctica y jurídica / PRINCIPIO DE CONGRUENCIA - Acusación y
sentencia / PRINCIPIO DE CONGRUENCIA - Congruencia personal,
fáctica y jurídica: La congruencia fáctica y personal es
absoluta / SISTEMA PENAL ACUSATORIO - Formulación de la
imputación: funciones en el sistema procesal / SISTEMA PENAL
ACUSATORIO - Formulación de la imputación: funciones en el sistema
procesal, garantizar el ejercicio del derecho de defensa / SISTEMA
PENAL ACUSATORIO - Formulación de la imputación: requisitos, relación
clara y sucinta de los hechos jurídicamente relevantes, deber de la
Fiscalía de determinarlos / SISTEMA PENAL ACUSATORIO - Adición a la
imputación: mecanismo idóneo para modificar la premisa fáctica
derivada de los actos de investigación

Sala de Casación Penal


ID : 727000
M. PONENTE : EYDER PATIÑO CABRERA
NÚMERO DE PROCESO : 52590
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP994-2021
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de
Medellín
CLASE DE ACTUACIÓN : IMPUGNACIÓN ESPECIAL
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 24/03/2021
FUENTE FORMAL : Ley 599 de 2000 art. 28 y 29 / Ley 906
de 2004 art. 381 / Ley 1098 de 2006
art. 78 y 150 / Acto Legislativo 01 de
2018 art. 3 núm. 2

TEMA: COAUTORÍA - Configuración / COAUTORÍA - Modalidades:


propia e impropia / COAUTORÍA IMPROPIA - Diferencia con la
coautoría propia / AUTOR - Concepto: no se limita a quien realiza
materialmente la acción, sino que involucra a quienes tienen el dominio
del hecho y participan del plan común / COAUTORÍA - Requisitos:
subjetivo, decisión de realizar conjuntamente la conducta
punible / COAUTORÍA - Elementos

Tesis:
«Para el caso que nos ocupa, con relación a la coautoría, se pregona su
configuración cuando la conducta es realizada material y directamente
por varias personas en acuerdo, sea que todos desarrollen integra y en
conjunto la acción descrita o que la hagan con trabajo dividido.
La Sala ha ratificado la división entre coautoría propia e impropia al
señalar que, “La primera ocurre cuando varios sujetos, acordados de
manera previa o concomitante realizan el verbo rector definido por el
legislador, mientras que la segunda, la impropia, llamada coautoría
funcional, precisa también de dicho acuerdo, pero hay división del
trabajo, identidad en el delito que será cometido y sujeción al plan
establecido, modalidad prevista en el artículo 29-2 del Código Penal, al
disponer que son coautores quienes, “mediando un acuerdo común,
actúan con división del trabajo criminal atendiendo a la importancia del
aporte”; se puede deducir, ha dicho la Sala, de los hechos demostrativos
de la decisión conjunta de realizar el delito.” (CSJSP, 25 jul 2018, Rad.
50394).
De igual forma, se ha insistido en que el concepto de autor no se limita
a quien realiza materialmente la acción, sino que este involucra a
quienes tienen el dominio del hecho y participan del plan común [...]

[...]

En este sentido, la Sala ha aceptado además la posibilidad de imputar


responsabilidad a título de coautoría impropia en casos en lo que
inclusive el resultado ilícito tan solo se establecía como probable, pero
luego de su ejecución fue posible ratificar la idoneidad de los elementos
utilizados y su inclusión dentro del plan criminal, es decir, valida este
título de imputación en los eventos en los que las diferentes conductas
ejecutadas constituyan una decisión conjunta, con co-dominio del hecho
y una aportación de parte en la fase ejecutiva, resultando el hecho
claramente previsible al haberse asumido como una posibilidad concreta
desde el momento de la planeación de los acontecimientos .
En decisión del 26 de septiembre de 2012, radicado 38250, recordó la
Sala los elementos estructurantes de la coautoría concretándolos en,
“acuerdo común, división del trabajo y observación del peso del aporte”,
y analizándolo de otra forma, se requiere el cumplimiento de los
siguientes elementos: i) desde el aspecto subjetivo, la existencia de un
acuerdo común y el convencimiento sobre el dominio del hecho, y ii) en
la fase objetiva, el co-dominio funcional de la acción criminal y el aporte
significativo del implicado.”».

PARTÍCIPES - Clases: determinador y el cómplice / COMPLICIDAD -


Diferencia con la coautoría

Tesis:
«Ahora bien, respecto a los partícipes el artículo 30 se ocupa de
establecer quienes con su actuar o injerencia en la comisión de una
conducta punible adquieren esta calidad, concretándolos en el
determinador y el cómplice. Pues si bien este artículo al finalizar su
redacción hace alusión al interviniente, modalidad que por su ubicación
sistémica podría entenderse comprendida dentro de la citada categoría
general, bien lo ha señalado la Sala se trata de institutos jurídicos
diferentes.

Así las cosas, respecto al cómplice la Sala ha sido enfática en señalar


que se trata de un instituto diferente al de la coautoría puesto que éste
detenta el dominio del hecho, mientras que el cómplice se limita a
prestar una ayuda que no reviste significativa importancia para la
ejecución de la conducta punible[...]».

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 54215 | Fecha: 03/04/2019


| Tema: DOBLE CONFORMIDAD - Debido proceso: procedimiento y
medidas provisionales adoptadas en la providencia Rad: T-117 | Fecha:
02/02/2013 | Tema: PRINCIPIO PRO INFANS Rad: 52054 | Fecha:
20/05/2020 | Tema: PRINCIPIO PRO INFANS - Genera exigencias
reforzadas de diligencia para la fiscalía, cuando la víctima es menor de
edad / SISTEMA PENAL ACUSATORIO - Declaraciones rendidas antes del
juicio: del menor víctima, herramientas para utilizarlas, como prueba,
deben cumplir con todos los requisitos legalmente exigidos Rad: 56919 |
Fecha: 21/10/2009 | Tema: FISCALÍA GENERAL DE LA NACIÓN - La
Corte le hace llamado de atención: por el manejo inadecuado de la
prueba testimonial de niños que comparecen a la actuación penal en
calidad de víctimas Rad: 50394 | Fecha: 25/07/2008 | Tema:
COAUTORÍA - Modalidades: propia e impropia / COAUTORÍA IMPROPIA -
Diferencia con la coautoría propia Rad: 34703 | Fecha: 14/12/2011 |
Tema: AUTOR - Concepto: no se limita a quien realiza materialmente la
acción, sino que involucra a quienes tienen el dominio del hecho y
participan del plan común Rad: 45266 | Fecha: 18/02/2015 | Tema:
AUTOR - Concepto: no se limita a quien realiza materialmente la acción,
sino que involucra a quienes tienen el dominio del hecho y participan del
plan común Rad: 50639 | Fecha: 25/10/2017 | Tema: AUTOR -
Concepto: no se limita a quien realiza materialmente la acción, sino que
involucra a quienes tienen el dominio del hecho y participan del plan
común Rad: 56400 | Fecha: 27/05/2020 | Tema: AUTOR - Concepto: no
se limita a quien realiza materialmente la acción, sino que involucra a
quienes tienen el dominio del hecho y participan del plan común Rad:
52590 | Fecha: 27/08/2019 | Tema: COAUTORÍA - Requisitos:
subjetivo, decisión de realizar conjuntamente la conducta punible Rad:
38320 | Fecha: 26/09/2012 | Tema: COAUTORÍA – Elementos Rad:
50394 | Fecha: 25/07/2018 | Tema: COMPLICIDAD - Concepto /
COAUTORÍA - Diferencia con la complicidad

RELEVANTE

Sala de Casación Penal


ID : 726949
M. PONENTE : JOSÉ FRANCISCO ACUÑA VIZCAYA
NÚMERO DE PROCESO : 56942
NÚMERO DE PROVIDENCIA : AP996-2021
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de
Medellín
CLASE DE ACTUACIÓN : IMPUGNACIÓN ESPECIAL
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 17/03/2021
FUENTE FORMAL : Ley 599 de 2000 art. 30-1 y art. 32 /
Ley 747 de 2002 art. 1 / Ley 906 de
2004 art. 381 / Acto Legislativo 01 de
2018 art. 3 núm. 2

TEMA: FALSEDAD EN DOCUMENTO PRIVADO - Creación y uso:


coautoría / FALSEDAD EN DOCUMENTO PRIVADO - Se configura

Tesis:
«Así las cosas, acierta el Tribunal cuando, de la prueba recaudada,
deduce que el procesado, con el propósito de obtener del Consulado
Británico la visa que le permitiría a AIJC abandonar el país e ingresar al
Reino Unido, por la cual cobró entre 7 y 8 millones de pesos , plasmó
información falsa en el formulario de solicitud y la respaldó con un
certificado laboral ideológicamente apócrifo, en el cual se aseguraba,
contrariando la verdad, la existencia de una vinculación laboral como
asistente de presidencia de (…) desde el año 2005, trabajo por el cual
recibía una erogación mensual de $1.980.570.oo.

Más allá de los motivos por los cuales la ciudadana JC no asistió al


evento de café, o la forma de vinculación laboral que pudo sostener con
(…), se encuentra demostrado más allá de toda duda, que entre esta
sociedad comercial y la aludida señora no existió relación laboral alguna;
repárese en la afirmación según la cual ni siquiera le constaba que el
procesado tuviera una empresa dedicada al café y que su único interés
era llegar a Londres a encontrarse con su ex esposo con quien se
dirigiría a España.

El defensor aduce que el certificado laboral apócrifo no fue firmado por


su defendido sino por GAA como jefe de recursos humanos de (…), y por
ello no debió ser condenado por tal reato. Esta postura parte del errado
convencimiento según el cual los actos de elaboración y uso del
documento falso, deben converger en un mismo sujeto, hipótesis
descartada de tiempo atrás por esta Sala […]
[…]

Así las cosas, aun cuando el certificado falaz estuviera rubricado por
alguien diferente al procesado, este, al usarlo persiguiendo el fin ilícito
trazado, esto es, presentarlo como soporte de la solicitud de visa por la
cual percibiría un pago a cambio, tipifica objetivamente el delito de
falsedad en documento privado

[…]

Así las cosas, ningún yerro detecta la Sala en el razonamiento del


Tribunal, que condujo a la determinación de responsabilidad penal de
MCR en el delito de falsedad en documento privado».

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 54215 | Fecha: 03/04/2019


| Tema: DOBLE CONFORMIDAD - Debido proceso: procedimiento y
medidas provisionales adoptadas en la providencia AP1263-2019,
garantizan a plenitud su eficacia jurídica Rad: 12781 | Fecha:
25/05/2000 | Tema: FALSEDAD EN DOCUMENTO PRIVADO - Creación y
uso: coautoría Rad: 39257 | Fecha: 16/10/2013 | Tema: FALSEDAD EN
DOCUMENTO PRIVADO - Creación y uso: coautoría Rad: 47500 | Fecha:
08/08/2018 | Tema: FALSEDAD EN DOCUMENTO PRIVADO - Creación y
uso: coautoría Rad: 11780 | Fecha: 01/08/2000 | Tema: SISTEMA
PENAL ACUSATORIO - Principio de congruencia: no se vulnera, si se
acusa en calidad de autor y se condena como determinador Rad: 24824
| Fecha: 22/06/2006 | Tema: SISTEMA PENAL ACUSATORIO - Principio
de congruencia: no se vulnera, si se acusa en calidad de autor y se
condena como determinador Rad: 26513 | Fecha: 05/12/2007 | Tema:
SISTEMA PENAL ACUSATORIO - Principio de congruencia: no se vulnera,
si se acusa en calidad de autor y se condena como determinador Rad:
31111 | Fecha: 27/07/2009 | Tema: SISTEMA PENAL ACUSATORIO -
Principio de congruencia: no se vulnera, si se acusa en calidad de autor
y se condena como determinador Rad: 43127 | Fecha: 30/04/2014 |
Tema: SISTEMA PENAL ACUSATORIO - Principio de congruencia: no se
vulnera, si se acusa en calidad de autor y se condena como
determinador Rad: 45428 | Fecha: 11/03/2015 | Tema: SISTEMA PENAL
ACUSATORIO - Principio de congruencia: no se vulnera, si se acusa en
calidad de autor y se condena como determinador Rad: 56462 | Fecha:
29/07/2020 | Tema: SISTEMA PENAL ACUSATORIO - Principio de
congruencia: no se vulnera, si se acusa en calidad de autor y se
condena como determinador Rad: 31111 | Fecha: 27/07/2009 | Tema:
DETERMINADOR - Autor: tienen el mismo grado de punibilidad Rad:
27337 | Fecha: 23/08/2007 | Tema: TRAFICO DE MIGRANTES-Orígen y
trascendencia internacional Rad: 45237 | Fecha: 25/02/2015 | Tema:
TRÁFICO DE MIGRANTES – Configuración Rad: 32422 | Fecha:
10/03/2010 | Tema: TRÁFICO DE MIGRANTES – Antijuridicidad Rad:
25465 | Fecha: 12/10/2006 | Tema: TRÁFICO DE MIGRANTES - Delito
de conducta alternativa Rad: 25465 | Fecha: 22/10/2006 | Tema:
TRÁFICO DE MIGRANTES - Delito peligro Rad: 32422 | Fecha:
22/10/2006 | Tema: TRÁFICO DE MIGRANTES - Delito pluriofensivo

RELEVANTE

Sala de Casación Penal


ID : 726956
M. PONENTE : LUIS ANTONIO HERNÁNDEZ BARBOSA
NÚMERO DE PROCESO : 56587
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP1035-2021
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Bogotá
CLASE DE ACTUACIÓN : IMPUGNACIÓN ESPECIAL
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 17/03/2021
FUENTE FORMAL : Ley 906 de 2004 art. 32-3, 181 y 189 /
Ley 1709 de 2014 art. 22, 29 y 38B /
Ley 599 de 2000 art. 63, 68A y 327A

TEMA: APODERAMIENTO DE HIDROCARBUROS, SUS DERIVADOS,


BIOCOMBUSTIBLES O MEZCLAS QUE LOS CONTENGAN - Se
configura / APODERAMIENTO DE HIDROCARBUROS, SUS
DERIVADOS, BIOCOMBUSTIBLES O MEZCLAS QUE LOS
CONTENGAN - Consumación / APODERAMIENTO DE
HIDROCARBUROS, SUS DERIVADOS, BIOCOMBUSTIBLES O
MEZCLAS QUE LOS CONTENGAN - Coautoría / APODERAMIENTO DE
HIDROCARBUROS, SUS DERIVADOS, BIOCOMBUSTIBLES O
MEZCLAS QUE LOS CONTENGAN - Diferencias con el abuso de
confianza / ABUSO DE CONFIANZA CALIFICADO - Se estructura:
cuando se apropia de un bien entregado a título no traslativo de dominio
/ CONCURSO APARENTE DE TIPOS - Principio de
especialidad / COAUTORÍA - División del trabajo / COAUTORÍA - Se
configura / APODERAMIENTO DE HIDROCARBUROS, SUS
DERIVADOS BIOCOMBUSTIBLES O MEZCLAS QUE LOS
CONTENGAN - Demostración / IN DUBIO PRO REO - No se vulnera

Tesis:
«Acerca de que no se configuró el apoderamiento del hidrocarburo,
advierte la Sala que tal como lo señaló el Tribunal, el recaudo probatorio
demostró cómo CAM, en compañía de ÉM y CG, entre otros, se
encontraban “encima y alrededor de dos camiones y que cuando estos
individuos advirtieron la presencia de la policía trataron de huir, pero
fueron aprehendidos, según lo declararon los testigos con algunas
variaciones, a cinco, diez o quince metros de distancia de los vehículos”.

Ahora, es claro que el combustible sí salió de la esfera de dominio de


Ecopetrol, pues de una parte, el parqueadero en el cual se encontraba el
camión conducido por MV no correspondía a la empresa propietaria del
referido líquido, ni se encontraba dentro de la ruta que debía transitar
de Facatativá a Acacías (Meta), con ocasión de su trasporte,
circunstancia de la cual se deduce que había un acuerdo con quienes en
el sitio aguardaban para trasvasar el hidrocarburo, esto es, para
apoderarse del mismo.

Es cierto que MV era el encargado de trasportar el combustible, pero


también lo es, que faltando a su cometido decidió desviarse de la ruta
para ingresar al parqueadero donde lo esperaban otras personas con
otro camión para apoderarse del líquido, en el marco de una coautoría
material impropia con división de tareas.

No se trató de un delito de abuso de confianza, pues en virtud del


principio de especialidad como solución al concurso aparente de delitos,
se constata de una parte, que la riqueza descriptiva del apoderamiento
de hidrocarburos es más rica y exacta, específicamente en cuanto se
refiere a la calificación del objeto material sobre el cual debe recaer la
conducta punible, mientras el abuso de confianza, que vulnera el
patrimonio económico, sanciona a quien se apropie de cosa mueble
ajena recibida a título no traslativo de dominio.

Y de otra, el conductor MV no recibió el combustible a título alguno,


pues simplemente tenía el contacto físico con tal material que
transportaba, de modo que tampoco se configura el elemento normativo
dispuesto para el delito de abuso de confianza, esto es, recibir el objeto
a título no traslativo de dominio, como ocurre, por ejemplo, con el
arrendamiento, el comodato, el depósito o la prenda.

Ahora, acertó el Tribunal al dar por acreditada la responsabilidad de MR


a partir de su presencia a mitad de la noche en un parqueadero donde
se encontraban otras personas reunidas para apoderarse del
hidrocarburo, pues carece de sentido que quienes acuerdan cometer un
delito como el investigado, permitan que individuos ajenos a los
comprometidos en la actividad criminal estén presentes y puedan
incluso constituirse en testigos de tal conducta.

Por el contrario, que a media noche el acusado estuviera junto con el


conductor del camión y otras personas en medio de los carrotanques,
con mangueras y una motobomba, cuyo ruido guió a los policías,
permite colegir su real intervención en el delito allí ejecutado, con
mayor razón si todos salieron huyendo al percatarse de la presencia de
la policía, sin que entonces tenga valía aducir que se trató del inocente
proceder de un ciudadano dentro de un parqueadero público al cual
concurrió a llevar unas prendas de ropa, se reitera, a mitad de la noche,
a su viejo amigo ÉMV, mudas de las cuales, como lo destacó el Tribunal,
no se dio cuenta en el acta de registro e incautación, con mayor razón si
por su experiencia como conductor podía advertir que se trataba de una
conducta delictiva, como para quedarse por más de una hora en aquél
sitio, además de huir cuando se percató del ingreso de las autoridades al
parqueadero.

De ninguna manera se invirtió la carga de la prueba en contra de CM, es


solo que su proceder no corresponde al alegado por la defensa y avalado
por el juez de primer grado en aplicación del principio in dubio pro reo,
sino al de quien participa mediante división de trabajo en la coautoría de
un delito contra el orden económico y social como el apoderamiento de
hidrocarburos (artículo 327 A del Código Penal).

A partir de lo expuesto, considera la Sala que atinó el Tribunal al revocar


el fallo absolutorio para, en su lugar, condenar a CAMR como coautor
del referido delito».

Sala de Casación Penal


ID : 727329
M. PONENTE : LUIS ANTONIO HERNÁNDEZ BARBOSA
NÚMERO DE PROCESO : 56587
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP1965-2021
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Bogotá
CLASE DE ACTUACIÓN : IMPUGNACIÓN ESPECIAL
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 17/03/2021
FUENTE FORMAL : Ley 906 de 2004 art. 32, 181, 189 /
Ley 599 de 2000 art. 63, 327A / Ley
1709 de 2014 art. 29

TEMA: APODERAMIENTO DE HIDROCARBUROS, SUS DERIVADOS,


BIOCOMBUSTIBLES O MEZCLAS QUE LOS CONTENGAN -
Demostración / COAUTORÍA IMPROPIA - Se configura / CONCURSO
APARENTE DE TIPOS - Principio de especialidad / APODERAMIENTO
DE HIDROCARBUROS, SUS DERIVADOS, BIOCOMBUSTIBLES O
MEZCLAS QUE LOS CONTENGAN - Diferencias con el abuso de
confianza / APODERAMIENTO DE HIDROCARBUROS, SUS
DERIVADOS, BIOCOMBUSTIBLES O MEZCLAS QUE LOS
CONTENGAN - Se configura / SUSPENSIÓN CONDICIONAL DE LA
EJECUCIÓN DE LA PENA - Improcedencia / PRISIÓN
DOMICILIARIA - Improcedencia: cuando haya sido condenado por los
delitos enlistados en el art. 68A de la Ley 599 de 2000 / DOBLE
CONFORMIDAD - Sentencia: confirma condena

Tesis:
«Acerca de que no se configuró el apoderamiento del hidrocarburo,
advierte la Sala que tal como lo señaló el Tribunal, el recaudo probatorio
demostró cómo C.A.M., en compañía de E.M. y C.G., entre otros, se
encontraban “encima y alrededor de dos camiones y que cuando estos
individuos advirtieron la presencia de la policía trataron de huir, pero
fueron aprehendidos, según lo declararon los testigos con algunas
variaciones, a cinco, diez o quince metros de distancia de los vehículos”.

Ahora, es claro que el combustible sí salió de la esfera de dominio de


Ecopetrol, pues de una parte, el parqueadero en el cual se encontraba el
camión conducido por M.V. no correspondía a la empresa propietaria del
referido líquido, ni se encontraba dentro de la ruta que debía transitar
de Facatativá a Acacías (Meta), con ocasión de su trasporte,
circunstancia de la cual se deduce que había un acuerdo con quienes en
el sitio aguardaban para trasvasar el hidrocarburo, esto es, para
apoderarse del mismo.

Es cierto que M.V. era el encargado de trasportar el combustible, pero


también lo es, que faltando a su cometido decidió desviarse de la ruta
para ingresar al parqueadero donde lo esperaban otras personas con
otro camión para apoderarse del líquido, en el marco de una coautoría
material impropia con división de tareas.

No se trató de un delito de abuso de confianza, pues en virtud del


principio de especialidad como solución al concurso aparente de delitos,
se constata de una parte, que la riqueza descriptiva del apoderamiento
de hidrocarburos es más rica y exacta, específicamente en cuanto se
refiere a la calificación del objeto material sobre el cual debe recaer la
conducta punible, mientras el abuso de confianza, que vulnera el
patrimonio económico, sanciona a quien se apropie de cosa mueble
ajena recibida a título no traslativo de dominio.

Y de otra, el conductor M.V. no recibió el combustible a título alguno,


pues simplemente tenía el contacto físico con tal material que
transportaba, de modo que tampoco se configura el elemento normativo
dispuesto para el delito de abuso de confianza, esto es, recibir el objeto
a título no traslativo de dominio, como ocurre, por ejemplo, con el
arrendamiento, el comodato, el depósito o la prenda.

Ahora, acertó el Tribunal al dar por acreditada la responsabilidad de


M.R. a partir de su presencia a mitad de la noche en un parqueadero
donde se encontraban otras personas reunidas para apoderarse del
hidrocarburo, pues carece de sentido que quienes acuerdan cometer un
delito como el investigado, permitan que individuos ajenos a los
comprometidos en la actividad criminal estén presentes y puedan
incluso constituirse en testigos de tal conducta.

Por el contrario, que a media noche el acusado estuviera junto con el


conductor del camión y otras personas en medio de los carrotanques,
con mangueras y una motobomba, cuyo ruido guió a los policías,
permite colegir su real intervención en el delito allí ejecutado, con
mayor razón si todos salieron huyendo al percatarse de la presencia de
la policía, sin que entonces tenga valía aducir que se trató del inocente
proceder de un ciudadano dentro de un parqueadero público al cual
concurrió a llevar unas prendas de ropa, se reitera, a mitad de la noche,
a su viejo amigo E.M., mudas de las cuales, como lo destacó el Tribunal,
no se dio cuenta en el acta de registro e incautación, con mayor razón si
por su experiencia como conductor podía advertir que se trataba de una
conducta delictiva, como para quedarse por más de una hora en aquél
sitio, además de huir cuando se percató del ingreso de las autoridades al
parqueadero.

De ninguna manera se invirtió la carga de la prueba en contra de C.M.,


es solo que su proceder no corresponde al alegado por la defensa y
avalado por el juez de primer grado en aplicación del principio in dubio
pro reo, sino al de quien participa mediante división de trabajo en la
coautoría de un delito contra el orden económico y social como el
apoderamiento de hidrocarburos (artículo 327 A del Código Penal).

A partir de lo expuesto, considera la Sala que atinó el Tribunal al revocar


el fallo absolutorio para, en su lugar, condenar a C.A.M.R. como coautor
del referido delito.

En cuanto atañe a la negación de la condena de ejecución condicional,


encuentra la Sala que si la pena impuesta fue de 117 meses y 1 día de
prisión, como el delito se cometió el 29 de marzo de 2012 se encontraba
vigente la Ley 599 de 2000 modificada por la Ley 1474 de 2011. Aquella
disponía en su artículo 63 para acceder a dicho subrogado que la pena
impuesta no excediera de 3 años de prisión, término superado con la
punibilidad tasada, al igual que el de 4 años de privación de la libertad
dispuesto en el artículo 29 de la Ley 1709 de 2014 que podría ser
aplicada en virtud del principio de favorabilidad.

Respecto de la prisión domiciliaria se observa que el Tribunal señaló:

[...]

Sobre el particular advierte la Sala que de conformidad con el artículo


38B de la Ley 1704 de 2014, posterior a la fecha del delito, pero
aplicable retroactivamente en virtud del principio de favorabilidad, la
prisión domiciliaria procede cuando la “pena mínima prevista en la ley
sea de ocho (8) años de prisión o menos”, circunstancia aquí satisfecha,
pues de acuerdo con el artículo 327 A del estatuto punitivo, el delito por
el cual se procede tiene una sanción mínima de 8 años.

No obstante, no se cumple la segunda exigencia dispuesta en la citada


disposición de la Ley 1709 de 2014, pues el delito de apoderamiento de
hidrocarburos se encuentra dentro del listado contenido en su artículo
32 (artículo 68 A del Código Penal), punibles para los cuales se excluye
la suspensión condicional de la ejecución de la pena, así como la prisión
domiciliaria.

Así las cosas, acertó el Tribunal al negar el subrogado penal y la pena


sustitutiva.

Entonces, no se revocará la sentencia como lo solicitó el defensor, es


decir, se confirmará el primer fallo de condena proferido contra el
procesado, precisando que contra esta decisión -dictada por la máxima
Corporación de la jurisdicción ordinaria— no procede recurso alguno,
tanto menos el de casación, pues no se trata de un fallo de segunda
instancia (inciso 1 del artículo 181 de la Ley 906 de 2004)».

RELEVANTE

Sala de Casación Penal


ID : 722840
M. PONENTE : DIEGO EUGENIO CORREDOR
NÚMERO DE PROCESO : 52150
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP371-2021
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de San Gil
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 17/02/2021
FUENTE FORMAL : Ley 599 de 2000 art. 29

ASUNTO:
En aras de resolver el recurso de casación, la Corte examinará los
siguientes tópicos, en seguimiento del único cargo planteado en la
demanda: primero, se recordará la jurisprudencia de la Corte sobre la
coautoría impropia y los requisitos exigidos para su estructuración;
luego, se expondrán los errores en los que incurrió el Tribunal al
momento de valorar los testimonios rendidos por JLMC, JVV, MZRP y
NACG; y finalmente, se adoptará la decisión que en derecho
corresponde.

TEMA: COAUTORÍA IMPROPIA - Jurisprudencia Penal / COAUTORÍA


IMPROPIA - Concepto / COAUTORÍA IMPROPIA - Concepto:
precisión de precedente jurisprudencial / COAUTORÍA IMPROPIA -
Elementos / COAUTORÍA IMPROPIA - División del
trabajo / COAUTORÍA IMPROPIA - División del trabajo: prueba para
condenar / COAUTORÍA - Acuerdo puede ser antecedente o
concomitante al comportamiento / COAUTORÍA - Acuerdo puede ser
expreso o tácito

Tesis:
«De manera preliminar se debe indicar que la Corte analizará esta forma
de participación - coautoría impropia-, porque a HRP se le atribuyo
haber participado en un plan común con su hermano ARP, dirigido a
causarle la muerte a la víctima, por lo que, luego de distribuir las
funciones que cada uno realizaría, llevó a cabo un aporte esencial para
la consecución de dicho propósito.

De acuerdo con la definición prevista en el artículo 29 de la Ley 599 de


2000, conforme con la cual “Son coautores los que, mediando un
acuerdo común, actúan con división del trabajo criminal atendiendo la
importancia del aporte”, la Corte ha enfatizado que la coautoría
impropia exige la necesaria presencia de los siguientes elementos: i) un
acuerdo o plan común; ii) división de funciones y iii) trascendencia del
aporte en la fase ejecutiva del ilícito.

Sobre la comprensión de estos conceptos, la Sala en reciente


pronunciamiento reiteró y precisó lo siguiente (CSJ AP2981-2018, Rad.
50394):

“Ha dicho la Corte que la figura de la coautoría comporta el desarrollo de


un plan previamente definido para la consecución de un fin propuesto,
en el cual cada persona involucrada desempeña una tarea específica, de
modo que responden como coautores por el designio común y los
efectos colaterales que de él se desprendan, así su conducta individual
no resulte objetivamente subsumida en el respectivo tipo penal, pues
todos actúan con conocimiento y voluntad para la producción de un
resultado (CSJ SP, 27 may. 2004. Rad. 19697 y CSJ SP, 30 may. 2002.
Rad. 12384).

Respecto del concurso de personas en la comisión delictiva se ha


precisado que existen diferencias entre la coautoría material propia y la
impropia. La primera ocurre cuando varios sujetos, acordados de
manera previa o concomitante, realizan el verbo rector definido por el
legislador, mientras que la segunda, la impropia, llamada coautoría
funcional, precisa también de dicho acuerdo, pero hay división del
trabajo, identidad en el delito que será cometido y sujeción al plan
establecido, modalidad prevista en el artículo 29-2 del Código Penal, al
disponer que son coautores quienes, “mediando un acuerdo común,
actúan con división del trabajo criminal atendiendo la importancia del
aporte”; se puede deducir, ha dicho la Sala, de los hechos demostrativos
de la decisión conjunta de realizar el delito (CSJ, SP, 22 de enero de
2014. Rad. 38725).

La Corte ha precisado que en dicha modalidad de intervención criminal


rige el principio de imputación recíproca, según el cual, cuando existe
una resolución común al hecho, lo que haga cada uno de los coautores
se extiende a todos los demás conforme al plan acordado, sin perjuicio
de que las otras contribuciones individualmente consideradas sean o no
por sí solas constitutivas de delito, pues todos actúan con conocimiento
y voluntad para la producción de un resultado (CSJ SP, 2 jul. 2008. Rad.
23438)”

En el mismo sentido, en la decisión CSJ SP2198-2020, Rad. 49485, la


Sala señaló:
«En estos casos de coautoría impropia, el resultado típico es producto
de la voluntad común, en forma tal que, si bien en principio podría
afirmarse que cada conducta aisladamente valorada no posibilita su
directa adecuación, el común designio que ata a la totalidad de cuantos
intervienen con actos orientados a su ejecución, rechaza un análisis
sectorizado de cada facción e impone por la realización mancomunada
que desarrolla el plan urdido, que sólo pueda explicarse bajo la tesis de
la coautoría impropia, en tanto compromete a todos los copartícipes
como si cada uno hubiere realizado la totalidad del hecho típico y no,
desde luego, por la porción que le fue asignada o finalmente ejecutó».

Ahora bien, la Corte tiene dicho que el acuerdo constitutivo de la


coautoría impropia puede ser expreso o tácito y surgir en forma previa a
la comisión del delito o concomitante a su ejecución (CSJ SP4904-2018,
Rad. 49884):

«Si bien el acuerdo previo o concomitante que se precisa para


configurar la coautoría material impropia puede acontecer en el marco
de una reunión, la suscripción de un documento, una decantada
preparación ponderada del delito, también puede ocurrir de manera
intempestiva, sin una formalidad especial, pues basta por ejemplo, un
gesto, un ademán, una mirada, un asentimiento, en suma, la expresión
clara en la coincidencia de voluntades orientada a la realización de un
mismo objetivo delictivo, lo cual debe ser apreciado en cada caso
concreto al constatar la forma en que se desarrollaron los hechos en sus
momentos antecedentes, concomitantes y posteriores.

No en vano el acuerdo puede ser expreso, como cuando cada uno de los
coautores hace explícita su voluntad, por antonomasia propia del pacto
previo y la preparación ponderada del atentado al bien jurídico, pero
también puede ser tácito, como ocurre en el caso de un grupo de
asaltantes entre los cuales algunos llevan armas letales cuyo porte es
consentido por los otros, todos en procura de sacar avante la lesión al
patrimonio económico».

Sobre la acreditación del acuerdo, la Corte en la decisión CSJ AP, 10 oct.


2012, Rad. 39349 - reiterada en CSJ SP151-2014, Rad. 38725; CSJ
SP14005-2014, Rad. 37074; CSJ SP8346-2015, Rad. 42293; CSJ
SP3764-2017, Rad. 48544, CSJ AP7084-2017, Rad. 48086, entre otras-,
señaló:

«Deviene diáfano que para la coautoría funcional el acuerdo del plan


criminal no requiere de un pacto detallado, pues se deduce de los actos
desencadenantes de los hechos demostrativos de la decisión conjunta
de su realización, además, en ese designio común ninguno de los
participantes realiza íntegramente el tipo penal, ya que cada uno de
ellos hace su aporte, sólo que el delito se les imputa de manera integral.

Según la teoría del dominio del hecho, autor es quien domina el hecho y
para efectos de la coautoría lo decisivo es tener un dominio funcional del
hecho, pues cada sujeto controla el acontecer total en cooperación con
los demás, no tiene en sí mismo un dominio parcial, ni tampoco global,
sino que éste se predica de todos.
(…)

Lo anterior implica al operador judicial sopesar tanto el factor subjetivo


relacionado con el asentimiento expreso o tácito de los sujetos conforme
al plan común y su decidida participación en tal colectividad con ese
propósito definido, como factores objetivos dados por la conducta
desplegada por cada uno como propia de una labor conjunta o global, y
la entidad de tal aporte»».

COAUTORÍA IMPROPIA - Diferencia con la coautoría


propia / COAUTORÍA - Diferencia con la complicidad

Tesis:
«[...] sobre las diferencias entre los conceptos de coautor propio,
impropio y cómplice, la Corte en la decisión CSJ AP2981-2018, Rad.
50394, indicó lo siguiente:

«Por su parte, el artículo 30-3 de la Ley 599 de 2000 preceptúa que es


cómplice “quien contribuya a la realización de la conducta antijurídica o
preste ayuda posterior, por concierto previo o concomitante a la
misma”.

Se caracteriza - la complicidad- porque la persona contribuye a la


realización de la conducta punible de otro, o presta una ayuda posterior
cumpliendo promesa anterior, de modo que no realiza el
comportamiento descrito en el tipo, ni tiene dominio en la producción
del hecho, porque su conducta no es propiamente la causa de un
resultado típico, sino una condición del mismo (CSJ SP, 21 sep. 2000.
Rad. 12376).

En suma, únicamente quien tiene el dominio del hecho puede tener la


calidad de coautor, mientras que el cómplice es aquél que se limita a
prestar una ayuda o brinda un apoyo que no es de significativa
importancia para la realización de la conducta ilícita, es decir, participa
sin tener el dominio propio del hecho (CSJ SP, 9 mar. 2006. Rad.
22327)"».

COMPETENCIA PARA SU JUZGAMIENTO)FALSO JUICIO DE


IDENTIDAD - Por cercenamiento: se configura / FALSO JUICIO DE
IDENTIDAD - Por tergiversación: se configura / HOMICIDIO
AGRAVADO - Demostración / COAUTORÍA - No se configura: cuando
no media conocimiento del hecho, decisión de realización conjunta,
dominio funcional y aporte esencial en su ejecución

Tesis:
«(c) Dijo el Tribunal, que MJ no reaccionó a las provocaciones y al
advertir que se acababa la oportunidad para cometer el ilícito, porque la
víctima ya estaba muy cerca de su casa, HRP «se adelanta, ataca a P ya
no sólo verbalmente sino materialmente, lo despoja del bordón que
habría utilizado para su defensa» mientras que ARP, «por detrás le
propina con una piedra un fuerte golpe en la cabeza que de forma
inmediata derribó a Luis Francisco y le provocó estado de inconsciencia
y salivación».

Los testigos presenciales de manera coincidente señalan que los hechos


se empezaron a desarrollar cuando todos se encontraban muy cerca del
lugar de residencia de LFMJ, justo después de que éste abriera una
cerca para que ingresaran los caballos - el que llevaba la carga y en el
que se transportaba su hijo-.

Según el dicho del Tribunal, el aporte de HRP al plan común consistió en


agredir a la víctima (i) verbalmente, utilizando expresiones soeces; y (ii)
«materialmente», en tanto que la desarmó quitándole la vara que tenía
en la mano para, por un lado, evitar que se defendiera, y por el otro,
facilitar que ARP le propinara la pedrada en la cabeza.

Pues bien, JLMC - hijo de la víctima- manifestó que su papá estaba


caminando por los potreros, cuando los procesados los alcanzaron.
Aseguró que HRP iba a pie, se acercó hasta donde estaba su padre y
estando frente a frente, empezó a lanzarle improperios. Entre tanto,
ARP iba montado en un caballo, callado, pero al ver que su hermano «le
estaba buscando problemas a mi papá, él se bajó del caballo y se entró
a la finca donde estaba mi papá, por donde iba mi papá, y ahí fue donde
cogió la piedra y se la metió en la cabeza» . Indicó que su padre no
pudo ver a A, porque se encontraba de espaldas a él, pero que HRP sí
vio a ARP justo en el momento en que tomó la piedra y la lanzó a su
papá.

[...]

Sin embargo, JVV y MZRP manifestaron que no escucharon voces,


insultos o maltratos verbales entre HRP y LFMJ; contradicción que puede
explicarse porque estas dos personas se encontraban a varios metros de
distancia del lugar donde ocurrieron los hechos. En contrario, JLMC -
hijo de la víctima- se encontraba en una posición privilegiada que le
permitió observar y escuchar más de cerca lo sucedido.

En efecto, VV manifestó que él iba de puntero, a aproximadamente 10


metros de distancia de la víctima, y aunque MZRP trató de ubicarse en
un lugar muy cerca del lugar de los acontecimientos, JLMC, cuando se le
preguntó por la reacción de MZ, al observar la agresión a su padre, dijo:
«Pues, doña M, ella no estaba cerca cuando fue el problema, cuando le
pegaron a mi papá, ella se encontraba lejos, siempre lejos» .

Dicho esto, encuentra la Corte que el Tribunal, con base en el testimonio


de JLMC, consideró que el aporte de HRP al plan común dirigido a
causarle la muerte a LFMJ, consistió en insultarlo, lanzándole
expresiones soeces; sin embargo, ese sólo hecho, por sí solo, no puede
llegar a considerarse como un aporte esencial para la comisión del delito
de homicidio, más aún, cuando ya se encuentra descartado que HRP
hubiese desarrollado dicha actividad en el trayecto que conduce de La
Palma a la vereda Fávita.

Ahora bien, según el Tribunal, el otro aporte de HRP al plan común,


consistió en agredir “materialmente” a la víctima, desarmándola, ya que
le quitó la vara que tenía en la mano, para por un lado, evitar que LFMJ
se defendiera, y por el otro, facilitar que ARP le propinara la pedrada en
la cabeza.

No obstante, la Corte encuentra que ese hecho no se encuentra


acreditado más allá de toda duda razonable.

[...]

Entonces, si, como lo dice el testigo JLMC -quien, se insiste, tenía una
ubicación privilegiada que le permitía ver lo que sucedía-, HRP le quitó
la vara a la víctima cuando ARP ya había atestado el golpe y ésta yacía
en el suelo, no puede afirmarse, sin cercenar el referido testimonio, que
el aporte del primero consistió precisamente en desarmar a LFMJ, para
evitar que se defendiera y facilitar que su hermano le propinara la
pedrada en la cabeza, como lo afirmó el Tribunal.

De otro lado, JVV manifestó que él iba de puntero, a aproximadamente


10 metros de distancia de P , y cuando volteó a mirar, observó que HRP
«ya le había quitado la vara, y P le decía que no lo molestara que lo
dejaran quieto que él no les iba haciendo anda, que no, que no lo
molestaran», entre tanto, ARP, que estaba detrás de LFMJ, le lanzó una
piedra en la cabeza y la víctima de inmediato cayó al suelo.

HOMICIDIO AGRAVADO - Demostración / COAUTORÍA - No se


configura: cuando no media conocimiento del hecho, decisión de
realización conjunta, dominio funcional y aporte esencial en su ejecución
/ COAUTORÍA - Demostración / CÓMPLICE -
Concepto / CÓMPLICES - Acuerdo de voluntad con los
autores / COMPLICIDAD - No se configura / CASACIÓN - Sentencia:
la Corte casa la condenatoria impugnada, y dispone la absolución del
procesado

Tesis:
«2.1. Conclusión

El anterior examen deja en evidencia, como se aseguró al inicio, que los


argumentos expuestos por el Tribunal para concluir que HRP es coautor
del homicidio de quien en vida respondía al nombre de LFMJ, no solo
resultan contrarios al contenido material y objetivo de las pruebas
analizadas, sino que, para su construcción, el Ad-quem incurrió en
graves errores en el proceso de valoración individual de los referidos
medios de convicción y en la apreciación conjunta de las pruebas
debatidas en el juicio oral, en el que se soslayó la racionalidad, por la
desatención de las reglas de la sana crítica o la inadecuada verificación
del contenido objetivo de los medios suasorios.

3. La solución del caso

Dentro del presente asunto no aparece acreditado que en el camino que


del corregimiento La Palma conduce a la vereda Fávita, HRP hubiese
acordado con su hermano A, causarle la muerte a LFMJ.

Tampoco aparece probado que, ya estando en el lugar de los hechos, se


hubiere presentado un acuerdo intempestivo, fortuito y tácito, entre HRP
y su hermano A, con el mismo propósito, pues, del análisis de la
secuencia de hechos narrados por los testigos, no se evidencia que
entre los hermanos se hubiese presentado algún tipo de gesto, ademán,
mirada, asentimiento, en suma, alguna expresión clara en la
coincidencia de voluntades orientada a la realización de un mismo
objetivo delictivo.

Tampoco aparece demostrado que HRP hubiera realizado un aporte


esencial dirigido a causarle la muerte a LFMJ.

En contrario, la evidencia revela que la muerte de la víctima acaeció por


una acción individual y de ímpetu realizada por ARP, que sólo él
dominaba -de ningún modo le puede ser atribuida a HRP, en tanto, de
manera sorpresiva y sin mediar palabra, se bajó del caballo, tomó una
piedra y sin más la descargó en la cabeza de la víctima.

En consecuencia, respecto de HRP no se encuentran acreditados, más


allá de toda duda razonable, los requisitos exigidos por la Ley y la
Jurisprudencia para la configuración de la coautoría, ya que no se probó
la existencia de un acuerdo previo, ni la distribución de funciones, ni un
aporte esencial dirigido a la consecución de un fin común.

Incluso, advierte la Corte, independiente de las rencillas anteriores o la


discusión que en ese momento pudo haberse presentado entre el
acusado y el hoy occiso, la dinámica de los hechos, por su desenlace
inmediato, debió también sorprenderlo, circunstancia que elimina
cualquier tipo de consciencia o voluntad dirigidos a asumirlos como
propios.

Tampoco es factible asumir pasible de atribución penal un supuesto


comportamiento cómplice, como lo adujo la procuradora, pues, para que
sea adecuada la atribución a este título, lo debido demostrar no es que
la persona estuvo presente cuando se ejecutó el hecho, sino que conocía
su naturaleza delictuosa y tuvo la voluntad -antes o durante su
ejecución- de contribuir al mismo, para lo cual se concertó con el autor
o autores y acordó su particular intervención en el mismo, así esta fuese
posterior, convenio que dentro del presente asunto no está acreditado
(CSJ SP1402-2017, Rad. 46099).

Por lo demás, debe aclararse a la representación del Ministerio Público,


que también la intervención a título de cómplice reclama de acuerdo
previo o concomitante, y no posterior, como parece darlo a entender en
su intervención.
En consecuencia, la Corte casará, por los cargos formulados, la
sentencia impugnada, para absolver a HRP, por el delito de homicidio
agravado».

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 21393 | Fecha: 13/09/2006


| Tema: PRINCIPIO DE RAZÓN SUFICIENTE – Concepto Rad: 21844 |
Fecha: 13/02/2008 | Tema: PRINCIPIO DE RAZÓN SUFICIENTE –
Concepto Rad: 34491 | Fecha: 26/10/2011 | Tema: PRINCIPIO DE
RAZÓN SUFICIENTE – Concepto Rad: 44036 | Fecha: 27/08/2014 |
Tema: PRINCIPIO DE RAZÓN SUFICIENTE – Concepto Rad: AP2981-
2018 | Tema: COAUTORÍA - Diferencia con la complicidad Rad: 39319 |
Fecha: 10/10/2012 | Tema: COAUTORÍA IMPROPIA - División del
trabajo: prueba para condenar Rad: SP151-2014 | Tema: COAUTORÍA
IMPROPIA - División del trabajo: prueba para condenar Rad: AP7084-
2017 | Tema: COAUTORÍA IMPROPIA - División del trabajo: prueba para
condenar Rad: SP4904-2018 | Tema: COAUTORÍA - Acuerdo puede ser
antecedente o concomitante al comportamiento / COAUTORÍA - Acuerdo
puede ser expreso o tácito Rad: SP2198-2020 | Tema: COAUTORÍA
IMPROPIA – Elementos / COAUTORÍA IMPROPIA - División del trabajo /
COAUTORÍA IMPROPÍA - División del trabajo: prueba para condenar
Rad: AP2981-2018 | Tema: COAUTORÍA IMPROPIA – Elementos /
COAUTORÍA IMPROPIA - División del trabajo / COAUTORÍA IMPROPÍA -
División del trabajo: prueba para condenar

RELEVANTE

Sala de Casación Penal


ID : 722986
M. PONENTE : EYDER PATIÑO CABRERA
NÚMERO DE PROCESO : 51848
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP403-2021
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Cali
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 17/02/2021
FUENTE FORMAL : Ley 906 de 2004 art. 181, 373, 404 Y
448 / Ley 599 de 2000 art. 212 / Ley
1761 de 2015 / Ley 1709 de 2014 /
Ley 1257 de 2008 / Ley 74 de 1968
TEMA: ACCESO CARNAL VIOLENTO - Demostración / COAUTORÍA -
Demostración / ACCESO CARNAL VIOLENTO - Se configura: a través
de la inserción de los dedos en la cavidad vaginal / ACCESO CARNAL
VIOLENTO - Agravado: se configura, evento en que la mujer víctima
fue reducida mediante violencia física por los agresores

Tesis:
«El apoderado de NJÁR, por su parte, estima que los elementos de juicio
allegados no son suficientes para establecer la responsabilidad penal de
su prohijado, toda vez que, no permiten avizorar que hubiera
intervenido en la afrenta sexual.

Pues bien, aunque la Corte no desconoce que JTR reveló que el sujeto
que se movilizó en la motocicleta no ascendió al vehículo, lo cual, en
principio, permite inferir que ÁR no participó en la agresión sexual en
vista de que conducía ese rodante, se tiene que a lo largo de su
intervención, así como en las declaraciones rendidas al uniformado y la
médica forense, fue enfática e insistente en afirmar que los cuatro
hombres -incluido el que usaba camisa roja en audiencia - que la
acompañaron esa noche la penetraron con los dedos.

A esto se adiciona que, al momento del inesperado ataque, la ultrajada


estaba bajo el influjo de bebidas alcohólicas que pudieron afectar en
cierta medida su percepción y memoria. Eso sí, indudablemente, de la
actitud violenta y la forma en que fue abordada por los agresores es
evidente que todos procedieron a penetrar su cavidad vaginal.

Igualmente, se cuenta con el reconocimiento que la denunciante realizó


de los procesados en la audiencia de juicio oral, a quienes identificó
como los sujetos que la violentaron el día de los hechos.

[...]

Es que, si bien OJ puntualizó que al momento de arribar, NJÁR se


encontraba por fuera del vehículo, a renglón seguido, el uniformado
refirió que la puerta del copiloto se encontraba abierta, es decir, que ese
puesto fue ocupado segundos antes por otra persona, en este caso, ese
encartado, quien desde esa posición alcanzó a manipular la zona
erógena de JTR.

De igual modo, nada impide pensar que en los 10 o 15 minutos que


duró la afrenta los cuatro enjuiciados abrieron todas las puertas del
automotor con el propósito de rotar posiciones y poder acceder su
cavidad vaginal».

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 23027 | Fecha: 13/06/2006


| Tema: ACCESO CARNAL VIOLENTO - No siempre se ocasionan lesiones
o trasmiten enfermedades a las víctimas Rad: SP8290-2017 | Tema:
TESTIMONIO - Apreciación probatoria: contradicciones, de un mismo
testigo o de unos con otros, no constituyen razón suficiente para
desestimar su credibilidad / TESTIMONIO - Apreciación probatoria:
contradicciones, relevancia según si se presentan frente a los elementos
esenciales o accesorios del relato Rad: SP19802-2017 | Tema:
PRINCIPIO DE CONGRUENCIA - Congruencia fáctica: el núcleo central de
la imputación es intangible Rad: 50587 | Fecha: 02/09/2020 | Tema:
ENFOQUE DE GÉNERO - En la valoración probatoria: no se traduce en un
enfoque diferencial, sino que debe guiarse por criterios generales de
racionalidad / ENFOQUE DE GÉNERO - En la valoración probatoria:
implica que la apreciación de los medios suasorios se agote sin la
invocación de argumentos o inferencias estereotipadas Rad: SP2143-
2018 | Tema: PRINCIPIO DE CONGRUENCIA - Vulneración: modalidades
Rad: 31280 | Fecha: 08/07/2009 | Tema: PRINCIPIO DE CONGRUENCIA
- Congruencia personal, fáctica y jurídica: la congruencia fáctica y
personal es absoluta / PRINCIPIO DE CONGRUENCIA - Congruencia
personal, fáctica y jurídica: la congruencia jurídica es relativa

RELEVANTE

Sala de Casación Penal


ID : 721063
M. PONENTE : LUIS ANTONIO HERNÁNDEZ BARBOSA
NÚMERO DE PROCESO : 57264
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP168-2021
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Bogotá
CLASE DE ACTUACIÓN : IMPUGNACIÓN ESPECIAL
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 03/02/2021
FUENTE FORMAL : Ley 600 de 2000 art. 398 / Ley 599 de
2000 art. 29, 30, 51, 61, 103, 104 /
Ley 906 de 2004 art. 7
TEMA: COAUTORÍA - Complicidad: diferencias / COAUTOR - Es
realmente un autor y procede la misma pena / COAUTORÍA -
Configuración / COAUTORÍA - Modalidades: propia e
impropia / COAUTORÍA - Concepto / COMPLICIDAD -
Concepto / COAUTORÍA - Se configura: cuando media conocimiento del
hecho, decisión de realización conjunta, dominio funcional y aporte
esencial en su ejecución / COAUTORÍA IMPROPIA - Se configura:
respecto de la labor del campanero / COMPLICIDAD - No se configura:
cuando se tiene dominio del hecho / PRINCIPIO DE NON
REFORMATIO IN PEJUS - Apelante único: no se puede hacer más
gravosa su situación

Tesis:
«[...]la degradación de la responsabilidad de las procesadas de
coautoras a cómplices se observa contraria a la postura jurisprudencial
vigente en Colombia, que de manera pacífica considera que la labor del
campanero corresponde a la coautoría y no a una participación
accesoria.

Lo anterior porque normalmente quien actúa como vigía conoce y quiere


la ejecución del crimen, sólo que por el reparto preacordado de tareas,
cumple la misión de estar atento a lo que sucede alrededor del lugar
donde se comete el ilícito a efectos de avisar sobre cualquier problema
que se presente, con lo cual asegura la ejecución del delito y evita el
sorprendimiento en flagrancia. Por ello, en virtud del principio de
imputación recíproca, la porción armónicamente realizada por cada uno
de los intervinientes es extensible a los restantes y todos son
responsables de los ilícitos cometidos como si los hubiese perpetrado
uno solo de ellos (CSJ 11/07/02, rad. 11862, 21/08/03, rad. 19213,
08/07/09, rad. 31085, 25/05/11, rad. 36277, SP16201-20149, entre
otras).

En ese orden, si el Tribunal consideraba que SP y NJRT hacían parte del


grupo «los japoneses» y que «su aporte a las actividades criminales de
la organziación consistió en avisar a sus compinches de la presencia de
la fuerza pública», debió condenarlas como coautoras, pues esos
comportamientos son propios de esa figura jurídica y no de una simple
complicidad.

Recuérdese que la coautoría se configura cuando varias personas


realizan la conducta, lo cual resulta claro, por ejemplo, cuando todos los
atacantes disparan sus armas de fuego contra la víctima -coautoría
propia-, pero no es tan evidente en los eventos en los que el delito se
realiza mediante el aporte conductual de diferentes sujetos en virtud de
la división de trabajo pactada -coautoría impropia-, evento en el que la
voluntad común une a todos los que intervienen con actos orientados a
su ejecución.

El artículo 29 del Código Penal establece que «son coautores los que,
mediando un acuerdo común, actúan con división del trabajo criminal
atendiendo la importancia del aporte», de suerte que lo esencial es que
los intervinientes despliegan su comportamiento unidos por una
comunidad de ánimo en la que dividen tareas, de forma que aunque los
actos parciales no serían suficientes por sí solos para determinar
objetivamente el hecho, la existencia de un reparto de funciones y suma
de esfuerzos sí lo son.

El cómplice, por su parte, es «quien contribuya a la realización de la


conducta antijurídica o preste una ayuda posterior, por concierto previo
o concomitante a la misma» -art 30 C.P.-, esto es, quien presta ayuda o
brinda apoyo no significativo para la realización de la conducta ilícita, sin
tener el dominio del hecho. Pero lo que sucede con el campanero es que
conoce el plan criminal y lo quiere, sólo que en el reparto de trabajo le
corresponde la labor de vigilar, situación que no lo exime de responder
por la coautoría del delito.

Con todo, como la defensa es la única parte apelante, en virtud del


principio de no reformatio in pejus, si la Sala ratifica la decisión del
Tribunal, no podría modificar ni la pena impuesta ni la modalidad de
participación señalada en la sentencia por ser menos gravosa que la que
correspondería por la coautoría».

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 25913 | Fecha: 15/05/2008


| Tema: PRINCIPIO DE CONGRUENCIA - Acusación y sentencia: alcance
Rad: 32685 | Fecha: 16/03/2011 | Tema: PRINCIPIO DE CONGRUENCIA
- Acusación y sentencia: alcance Rad: 26468 | Fecha: 27/07/2007 |
Tema: PRINCIPIO DE CONGRUENCIA - Acusación y sentencia: variación
de la calificación jurídica en la sentencia, procede siempre que se trate
de un delito de menor entidad, respete el núcleo factico de la imputación
y no implique afectación de derechos de las partes e intervinientes Rad:
45589 | Fecha: 30/11/2016 | Tema: PRINCIPIO DE CONGRUENCIA -
Acusación y sentencia: variación de la calificación jurídica en la
sentencia, procede siempre que se trate de un delito de menor entidad,
respete el núcleo factico de la imputación y no implique afectación de
derechos de las partes e intervinientes Rad: 11862 | Fecha: 11/07/2002
| Tema: COAUTOR - Es realmente un autor y procede la misma pena
Rad: 19213 | Fecha: 21/08/2003 | Tema: COAUTOR - Es realmente un
autor y procede la misma pena Rad: 31085 | Fecha: 08/07/2009 |
Tema: COAUTOR - Es realmente un autor y procede la misma pena Rad:
36277 | Fecha: 25/05/2011 | Tema: COAUTOR - Es realmente un autor
y procede la misma pena Rad: 40087 | Fecha: 20/11/2014 | Tema:
COAUTOR - Es realmente un autor y procede la misma pena Rad: 40702
| Fecha: 24/07/2013 | Tema: TESTIGO DE OÍDAS - Diferente a un
rumor Rad: 43514 | Fecha: 16/07/2014 | Tema: PRIVACION DEL
DERECHO A LA TENENCIA Y PORTE DE ARMAS - Marco de punibilidad
Rad: 43881 | Fecha: 11/03/2015 | Tema: PRIVACION DEL DERECHO A
LA TENENCIA Y PORTE DE ARMAS - Marco de punibilidad Rad: 48659 |
Fecha: 05/07/2017 | Tema: PRIVACION DEL DERECHO A LA TENENCIA
Y PORTE DE ARMAS - Marco de punibilidad

Sala de Casación Penal


ID : 722253
M. PONENTE : HUGO QUINTERO BERNATE
NÚMERO DE PROCESO : 46043
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP165-2021
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de
Antioquia
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 27/01/2021
FUENTE FORMAL : Ley 906 de 2004 art. 184 / Ley 600 de
2000 art. 249 Y 257

TEMA: TESTIMONIO - Apreciación probatoria: recuerdo de hechos


ocurridos tiempo atrás / TESTIMONIO - Credibilidad: lo importante es
que la narración que haga el testigo se mantenga incólume sobre los
elementos centrales del hecho percibido / COAUTORÍA -
Demostración / HOMICIDIO AGRAVADO - Se configura: evento en
que se modificó la escena para acreditar un falso
combate / DESAPARICIÓN FORZADA - Se configura

Tesis:
«Adicional a todo cuanto se ha dicho, que muestra la suficiencia de la
estructura fáctica y jurídica de la sentencia impugnada, despojada del
desconocimiento manifiesto de las reglas de producción o de apreciación
probatoria, en lo que concierne a los motivos de censura hasta ahora
analizados, queda por apuntar el aporte esencial de las declaraciones de
los parientes de LAGE, quienes, además de saber que éste no tenía
ningún vínculo con grupos guerrilleros que operaban en Sonsón, estaban
enterados a qué se dedicaba, cómo era su modo de vida, descubrieron
su inesperada desaparición del lugar donde habitaba, iniciaron la
búsqueda, y aproximadamente 7 días después de haberlo reportado el
ejército como muerto en combate, ocultando e impidiendo su
identificación, confirmaron sus sospechas, acerca de que miembros del
ejército lo había sacado arbitrariamente de su vivienda.

Al respecto declararon MDGE y JJJA, precisando el Tribunal que


confluyeron a desvirtuar la argucia de la muerte en combate de LAGE y
a confirmar la desaparición forzada, pues informaron que, tras haber
tenido contacto con éste en los primeros días de enero de 2005, al no
volver a encontrarlo en su finca ni tener noticias de su paradero,
emprendieron su búsqueda. Las averiguaciones, incluso con los soldados
que estaban en Sonsón, los llevaron hasta la SIJIN, donde identificaron
el cadáver del hombre presentado como N.N., dado de baja en
enfrentamiento con una patrulla militar el 4 de enero de 2005, que
correspondía realmente a su pariente, un modesto labriego y jornalero,
que tenía pequeños cultivos en su finca, cuyo producto vendía algunas
veces en la galería de Sonsón y era reconocido en la vereda Aures
Cartagena por pertenecer a la Junta de Acción Comunal.

Frente a esas declaraciones, observa la Sala cómo, esencialmente, se


mantuvieron invariables en el relato de las circunstancias y los motivos
por los que dieron por desaparecido a LAGE y cómo, en efecto, tras la
búsqueda infructuoso, acudieron a la autoridad militar, exhibieron una
fotografía, pero no recibieron ninguna respuesta, hasta cuando la
Fiscalía, el 11 de enero de 2005, los remitió a la SIJIN.

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 52747 | Fecha: 04/06/2018


| Tema: DELITOS DE LESA HUMANIDAD - Codificación: Estatuto de
Roma / DELITOS DE LESA HUMANIDAD - Elementos / DELITOS DE LESA
HUMANIDAD - Declaratoria: autoridad competente para hacerla /
DELITOS DE LESA HUMANIDAD - Declaración: se realiza al interior del
proceso correspondiente, improcedencia, dado que no fue motivo de
debate antes del arribo en casación
RELEVANTE

Sala de Casación Penal


ID : 720586
M. PONENTE : PATRICIA SALAZAR CUELLAR
NÚMERO DE PROCESO : 48154
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP021-2021
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Bogotá
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 20/01/2021
FUENTE FORMAL : Convención Interamericana contra la
Fabricación y el Tráfico Ilícitos de
Armas de Fuego, Municiones,
explosivos y Otros Materiales
Relacionados art. 1-3 / Ley 1453 de
2011 / Decreto 2535 de 1993 art. 8 lit.
f

ASUNTO:
La censura centra su refutación en errores de apreciación probatoria.
Por ello, a fin de verificar si el tribunal incurrió en violación indirecta de
la ley sustancial, por errores de hecho en la fijación de los enunciados
fácticos con fundamento en los cuales declaró la responsabilidad del
acusado como coautor del delito previsto en el art. 366 del C.P., la Sala
procederá, en primer lugar, a reconstruir la argumentación que soporta
la declaratoria de responsabilidad penal (num. 4.2.1.). Con ese
trasfondo, en segundo orden, se contrastará esa estructura probatoria
con los reproches formulados por el censor, a fin de determinar si el ad
quem cometió alguna infracción que invalide el escrutinio probatorio
aplicado (4.2.2.) y, entonces, establecerá si las declaraciones de hechos
que integran el fallo deben modificarse o si, en ausencia de yerros en su
construcción, han de permanecer inmodificables (num. 4.2.2.6.). Y, con
esa base, se establecerá si ha de decaer algún fundamento de la
decisión condenatoria que conlleve a casar la sentencia impugnada o si
ésta ha de mantenerse incólume (num. 4.3.).

TEMA: FALSO RACIOCINIO - No se configura por desacuerdo en la


valoración probatoria / SISTEMA PENAL ACUSATORIO - Hechos
jurídicamente relevantes: en el delito de fabricación, tráfico y porte de
armas, municiones de uso restringido, de uso privativo de las fuerzas
armadas o explosivos / COAUTORÍA IMPROPIA - Técnica en casación:
la censura no puede efectuarse desde un contexto fragmentado e
incompleto / PRUEBA PERICIAL - Dictamen de balística forense:
apreciación probatoria, para determinar la aptitud del arma para
producir disparos / SISTEMA PENAL ACUSATORIO - Prueba pericial:
testimonio del perito, apreciación, técnico en mantenimiento de
sistemas de artillería / FABRICACIÓN, TRÁFICO Y PORTE DE
ARMAS, MUNICIONES DE USO RESTRINGIDO, DE USO
PRIVATIVO DE LAS FUERZAS ARMADAS O EXPLOSIVOS - En la
modalidad de tráfico: funcionalidad del arma, libertad probatoria para su
demostración / FABRICACIÓN, TRÁFICO Y PORTE DE ARMAS,
MUNICIONES DE USO RESTRINGIDO, DE USO PRIVATIVO DE LAS
FUERZAS ARMADAS O EXPLOSIVOS - En la modalidad de tráfico:
funcionalidad del arma, demostración así no cuente con todos sus
accesorios / FABRICACIÓN, TRÁFICO Y PORTE DE ARMAS,
MUNICIONES DE USO RESTRINGIDO, DE USO PRIVATIVO DE LAS
FUERZAS ARMADAS O EXPLOSIVOS - Idoneidad del arma: mortero,
concepto / FABRICACIÓN, TRÁFICO Y PORTE DE ARMAS,
MUNICIONES DE USO RESTRINGIDO, DE USO PRIVATIVO DE LAS
FUERZAS ARMADAS O EXPLOSIVOS - Se configura

Tesis:
«[...] la crítica del libelista realmente se dirige a cuestionar el raciocinio
aplicado por el ad quem al valorar la aludida información de cara a la
hipótesis delictiva. Mas en esta fase del escrutinio probatorio tampoco
se evidencian errores constitutivos de falso raciocinio. Para la Sala,
como pasa a verse, las conclusiones a las que arribó el tribunal son
sólidas y del todo respetuosas de las reglas de la sana crítica.

Los hechos jurídicamente relevantes materia de acusación y objeto de


controversia probatoria en el juicio, valga enfatizar, se refieren a una
operación de tráfico de armas y municiones de uso privativo de la
Fuerza Pública. En su conjunto, esa operación, detectada y frustrada por
las autoridades, se componía de varias fases: i) la extracción del
mortero, sus accesorios y la munición del batallón por un sargento
retirado y un exintegrante del Ejército; ii) el fraccionamiento de tales
artefactos para ser distribuidos y ocultados transitoriamente en
diferentes sitios y iii) su posterior suministro a un grupo armado ilegal.
El aquí acusado, en el marco de tal actividad criminal conjunta, actuaba
en la segunda fase, esto es, en el ocultamiento transitorio del
armamento.

Así se desprende de la hipótesis delictiva que, en lo fáctico, se fijó en la


acusación:
[...]

No obstante, los cuestionamientos a la valoración y conclusiones


probatorias fijadas por el tribunal son desatinados. El censor
desmiembra los presupuestos fácticos de la acusación y plantea un
escenario de atipicidad a partir de un contexto fragmentado e
incompleto, pues limita la hipótesis delictiva a la incautación aislada del
mortero y, en referencia a este momento, es que pretende enfocar los
conceptos emanados de las pruebas periciales.

Empero, tal entendimiento no es admisible para derruir el escrutinio


probatorio aplicado por el ad quem, como quiera que hace abstracción
de la cadena en la que la actuación del acusado, bajo la óptica de la
coautoría impropia, era un eslabón que, anudado a las demás fases de
la detectada operación de tráfico, tenía como finalidad el suministro del
mortero, sus accesorios y la munición a un grupo armado ilegal.

A la hora de valorar las pruebas en conjunto, el censor no puede


pretender que el juzgador aplique un razonamiento limitado a verificar
la acreditación de presupuestos fácticos cercenados e incompletos. De
ahí que la alegada falta de “funcionamiento autónomo” del mortero “al
momento de la incautación”, quizás fuera sólida si la acusación derivara
simplemente de la incautación del cañón al aquí acusado, por haberlo
conservado en su inmueble, nada más. En esa eventualidad, dando por
sentado que a aquél no le fueron hallados artefactos adicionales para
lograr la percusión y eyección de las granadas, ciertamente sería dable
alegar la inexistencia de un injusto típico.

Mas ese escenario no fue por el que se formuló acusación, ya que, se


reitera, la hipótesis delictiva comprendió un contexto fáctico mucho más
amplio, que artificiosamente es ignorado por la censura, pero que al ser
reconstruido por la Sala muestra cómo el raciocinio aplicado por el
tribunal fue correcto.

Estando probado que i) los plurimencionados exmilitares extrajeron los


artefactos bélicos de la guarnición militar; ii) aquéllos, por instrucciones
de Los Guapuchones , ocultaron el mortero en el taller del procesado
mientras que las demás piezas las ubicaron en otros inmuebles y iii) que
tanto el arma como sus accesorios serían entregados a un grupo armado
ilegal, es correcto concluir que la funcionalidad del mortero hallado al
acusado ha de analizarse al momento de su extracción en su totalidad -
cañón, bípode, placa y accesorios de disparo-, en el marco de la
mentada operación de tráfico.
Y esa conclusión probatoria cuenta con un soporte suficiente, en la
medida en que, por una parte, con los testimonios del Coronel LC y el
técnico JCGR se prueba que el mortero fue extraído del depósito de
armamento y artillería en funcionamiento en el batallón; por otra, con la
declaración rendida por el perito JMAR -técnico en sistemas de
mantenimiento de artillería- se determinó que el ánima del mortero
incautado se encontraba en condiciones óptimas.

De suerte que, con esa evidencia, debidamente articulada, hay razón


suficiente para afirmar la funcionalidad del arma (mortero), sin que, en
virtud del principio de libertad probatoria, sea imprescindible
determinarla con fundamento en una prueba de disparo. Si el defensor
pretendía controvertir tal conclusión, pudo haber provocado la práctica
de dicho examen balístico, pero se abstuvo de hacerlo. Es más: el
argumento del censor es inconsistente, pues dice que el arma no puede
funcionar porque carece de elementos de disparo; pero, a la vez,
reniega de que no se hubiera efectuado prueba de disparo, en la cual
aquéllos habrían de ser utilizados.

Bien se ve, entonces, que la funcionalidad del mortero se predica del


momento de su extracción ilícita, cuando estaba integrado por sus
accesorios e inició la operación de tráfico, lo que deja en el vacío el
planteamiento según el cual su funcionalidad se afirmó por el ad quem
bajo el entendido que habrían de adicionarse elementos no hallados al
procesado. Con todo, ese es un dato que no puede desecharse sin más,
pues el técnico en mantenimiento de artillería AR no sólo verificó que el
mortero (o cañón) se encontraba en perfecto estado, sino que, pese a
haber sido presentado para examen sin accesorios, clarificó que la
función de lanzar granadas podía realizarse si aquéllos se adicionaran.

La defensa, acogiendo lo argumentado por el juez de primera instancia,


monta una lectura probatoria que mal podría acoger la Sala, pues
emplea una premisa cuya formulación es errónea. Para el defensor,
coadyuvado en ese aspecto por el fiscal delegado ante la Corte, lo
incautado fue un simple “tubo”, como si se tratara de una pieza que
integra un arma de guerra (mortero). De ahí, la censura propone
escenarios de atipicidad bajo el entendido que la “pieza” o “parte” no es
un arma.

Sin embargo, ha de precisarse que un mortero es, por definición, un


cañón. Y éste, en términos sencillos, es un tubo, vocablo que fue
utilizado coloquialmente durante el juicio. Pero lo cierto es que,
técnicamente, el mal llamado “tubo” es en verdad un mortero, esto es,
un arma de guerra (art. 8° lit. f del Decreto 2535 de 1993), no una
pieza o parte de ésta.

A ese respecto, ha de traerse a colación lo declarado por el


subintendente FGCV, quien encontró “el tubo o cañón”, así como el
testimonio pericial del técnico en explosivos JCGR, quien clarificó que “el
tubo es el mortero”.

Entonces, lo incautado no fue un tubo que hiciera parte de un mortero o


fuera una pieza integrante de éste. No. Lo extraído del batallón, hallado
en poder del señor RP y que habría de ser suministrado a un grupo
armado ilegal fue un mortero en sí. Es decir, un cañón lanzagranadas
que, en su esencia como arma, no estaba descompuesto, sino ausente
de accesorios como la base, el bípode y los dispositivos de disparo.

Así se constata en el informe de investigador introducido con el


testimonio del patrullero LHIC (fls. 15-17 C. pruebas). Allí claramente se
lee que lo incautado fue “un arma de guerra” (elemento A), no una
parte de ella. En concreto, se dejó constancia del hallazgo de “un
mortero Brandt de 120 mm con asa de transporte”. El elemento A,
aclara el investigador, es un “tubo de mortero empleado por las fuerzas
militares para disparar en tiro parabólico granadas para mortero de
guerra calibre 120 milímetros”.

Entonces, se trata de un mortero cuya funcionalidad está probada por


encontrarse en óptimas condiciones, el cual fue extraído del batallón con
todos sus accesorios -ubicados en diferentes lugares-. Allí inició la
operación ilegal, en la que el aquí acusado tuvo intervención en la fase
de conservación y ocultamiento del arma. Por consiguiente, los
argumentos expuestos por el censor en manera alguna acreditan un
falso raciocinio. El planteamiento según el cual el mortero “no puede ser
utilizado” es del todo infundado y contraevidente».

FALSO JUICIO DE IDENTIDAD - Por tergiversación: no se


configura / COAUTORÍA IMPROPIA - Se configura / COAUTORÍA -
Demostración / TESTIMONIO - Apreciación probatoria: análisis en
conjunto con las demás pruebas / TESTIMONIO - Apreciación
probatoria: contradicciones / TESTIMONIO - Apreciación probatoria:
evento en que hay ánimo protector con el procesado / FABRICACIÓN,
TRÁFICO Y PORTE DE ARMAS, MUNICIONES DE USO
RESTRINGIDO, DE USO PRIVATIVO DE LAS FUERZAS ARMADAS O
EXPLOSIVOS - Se configura

Tesis:
«[...] no es cierto que el ad quem hubiera tergiversado los testimonios
de NDB y EBS. En ese aspecto es igualmente evidente la falta de
fundamento de un reclamo por falso juicio de identidad. A aquéllos no se
les puso a decir que conocían al aquí procesado. En la sentencia
impugnada claramente se reseña que los prenombrados testigos, como
lo indica el censor, afirmaron desconocer al señor RP. Así lo apreció y
entendió el tribunal. Cuestión distinta es que, en punto de valoración, se
hubiera negado credibilidad a ese aspecto, sin que el censor refute las
razones por las cuales se determinó que los señores D y B pretendían
exonerar al aquí acusado de responsabilidad, pese a que sí intervino en
la plurimencionada operación de tráfico de armamento de uso privativo
de las Fuerzas Armadas.

En concreto, fueron varias las razones por las cuales, no obstante haber
sostenido los exmilitares que JAR no era parte de la operación de
tráfico, el ad quem declaró probado que el aquí acusado sí tuvo una
intervención trascendente en ella mediante la conservación transitoria
del mortero en su inmueble, a saber: i) es inverosímil que el arma
hubiera sido llevada por un supuesto cliente que llevó un vehículo para
hacerle reparaciones y que, luego de recogerlo, dejó el cañón en el
taller; ii) la longitud (2.00 mts.) y el peso del artefacto (82 kilos) hacen
que difícilmente pueda ser movido por una sola persona; iii) un
empleado del taller del procesado aseguró, contrario a lo expuesto por
el señor R, que el vehículo en mención entró al lugar únicamente con la
caja de herramientas; iv) los exmilitares DB y BS, a la hora de declarar
en juicio sobre JAR, mostraron una extraña reticencia, a diferencia de su
testimonio en punto de otros aspectos del plan criminal y v) aquéllos
indicaron que el mortero se ubicó en ese taller, por instrucción de “Los
Guapuchones”, quienes eligieron ese lugar.

Así, entonces, no habiendo referido los señores D y B que llevaron un


campero para dejar arreglando en el taller, engañando a su propietario
para dejar oculto el mortero allí, sino que EB ingresó al lugar y ocultó el
mortero, mimetizándolo detrás de unos palos, al tiempo que un
empleado del taller corroboró que sí ingresó un campero para hacerle
reparaciones, pero sin artefacto de guerra alguno en su interior, el ad
quem, articulando en un solo tejido los anteriores hechos, infirió que el
aquí acusado sí está involucrado en el ilícito, pero los testigos buscaban
ocultar los nombres de los demás integrantes de la red criminal.

Y esa conclusión, para la Sala, es sólida, máxime si se tiene en cuenta


que fue el grupo armado ilegal el que escogió el taller del procesado
para ocultar el mortero. De suerte que, si la operación se frustró y los
exmilitares negociaron con un grupo criminal organizado, es plausible
que a la negativa de reconocer la intervención del señor RP subyazca
una intención de no querer revelar detalles que perjudicara a los
miembros de la organización denominada “Los Guapuchones” -quienes
escogieron el taller AutoRivas para ocultar el mortero-, por cuanto de
ello podría derivar un riesgo de retaliaciones hacia los testigos, quienes
ya condenados por su conducta ilícita procuran al máximo no involucrar
a las personas con las que traficaban armamento.

Aunado a lo anterior, la Sala encuentra otras razones para sostener que


el aquí acusado sí estuvo involucrado en la operación de tráfico del
mortero, pese a que los exmilitares que lo sustrajeron con el propósito
de suministrarlo el referido grupo armado ilegal, hubieran simulado no
conocer a JAR. En efecto, varias mentiras se detectan en los testimonios
de los exmilitares DB y BS, que sólo se explican en la intención de
favorecer al aquí procesado.

Si aquéllos ya aceptaron responsabilidad por la sustracción del mortero,


la munición y sus accesorios, así como por el tráfico de estos artefactos
de artillería, lo cual implica entender que, en el marco del proceso en el
que fueron sentenciados se acreditó la funcionalidad del arma, no tiene
sentido que hubieran querido sostener, en el juicio contra el señor RP,
que el mortero no funcionaba porque “estaba en desuso”. Esa aserción
no es creíble por cuanto: i) difícilmente van a traficar con armas
inservibles cuando el “cliente” es una peligrosa organización armada; ii)
existe concepto pericial sobre la óptima condición del mortero y iii) éste
fue sustraído del depósito de armas en uso del Batallón Landazábal.
Además, no sobra destacar que, pese a la probada condición de arma
del fuego del mortero, fueron aquéllos quienes insistentemente se
referían al mismo como un “tubo” desmembrado del arma.

De igual manera, es inconsistente el relato ofrecido por aquéllos en lo


relacionado a la manera en que ingresó el mortero al taller y quién lo
recibió. Lo primero que salta a la vista es que, según DB, EB dejó el
carro donde transportaron el arma parqueado fuera del taller y aquél
ingresó con él solo, sin ayuda. Empero, ello es increíble, dado que, como
se vio, la longitud (2 mts) y peso del artefacto (82 kilos) hacen
improbable que una sola persona lo trasladara de un lugar a otro.
Incluso, si al taller podían ingresar el vehículo, no tiene sentido que,
exponiéndose a ser visto, el señor B lo hubiera cargado y sin la ayuda
de su socio criminal.

Ese es el pretexto usado por el exsargento DB para mostrarse ajeno a la


identificación de quien recibió el mortero en el taller. Con todo, en curso
del contrainterrogatorio, aquél aseguró que “el tubo” le fue entregado a
un muchacho joven, moreno, entre 26 y 30 años. Pero ello es indigno de
credibilidad, por cuanto EB, quien trasladó e hizo entrega del mortero,
sostuvo que en taller no lo recibió el procesado, sino “un señor de más
edad”.

De otro lado, el procesado no dio ninguna razón sobre el supuesto


cliente que dejó el carro en el taller. Y no puede darla por cuanto fueron
los exmilitares DB y BS quienes, siguiendo las instrucciones de Los
Guapuchones, llevaron el motero para ocultarlo en ese lugar. De ahí que
tampoco tenga solidez la supuesta falta de dolo en el actuar del señor
RP, como lo destacó el fiscal delegado ante la Corte, pues no se probó
que algún cliente hubiera ingresado el arma de guerra al taller
indicándole al acusado que ese artefacto era “un tubo de Ecopetrol”.

Esa hipótesis es menos creíble si se tiene en cuenta que el acusado


testificó en su causa, pero no suministró ninguna información sobre la
identificación del cliente, pese a que, supuestamente, suscribieron un
contrato y le cobró cuatro millones de pesos. Ningún contrato, factura ni
la más mínima documentación fue incorporada al juicio, como tampoco
indicó el señor RP algún dato que permitiera creer en su versión.

Antes bien, de su dicho se extractan más aspectos que muestran


mendacidad. Para tratar de justificar por qué el vehículo salió del taller,
pero “el tubo” quedó allí, el acusado indicó que no sabía para dónde se
trasladó el carro, al que habrían de hacérsele arreglos de tapicería y
electricidad, “porque estaba recién pasado al barrio”. Empero, ello es
difícil de creer, puesto que, acorde con el certificado de tradición y
libertad de matrícula del inmueble en que funciona el taller, el señor RP
adquirió el bien por compraventa el 22 de mayo de 1992».

COAUTORÍA - Diferencia con el concierto para delinquir / COAUTORÍA


IMPROPIA - Se configura / CONCIERTO PARA DELINQUIR - No se
configura / FABRICACIÓN, TRÁFICO Y PORTE DE ARMAS,
MUNICIONES DE USO RESTRINGIDO, DE USO PRIVATIVO DE LAS
FUERZAS ARMADAS O EXPLOSIVOS - Se configura

Tesis:
«[...] desde la perspectiva probatoria, se cuestiona que no se probó que
JARP fuera integrante de una organización criminal. Y ello es cierto. El
tribunal para nada abordó lo concerniente al cargo por concierto para
delinquir, pues la absolución en ese aspecto no fue impugnada por la
Fiscalía. Mas ello en nada afecta la estructura probatoria con
fundamento en la cual el aquí acusado fue condenado como coautor del
delito previsto en el art. 366 del C.P., debido a su intervención en la
traficación del mortero, en conjunto con otras personas.
Al margen de que en la acusación se hubiera aludido a un posible nexo
de la operación de tráfico de armamento con un permanente suministro
de armas a bloques de las FARC, lo cierto es que ello es indiferente para
derruir las bases argumentativas de la declaratoria de responsabilidad
del procesado.

El señor RP no fue juzgado ni acusado por rebelión y pese a que no se


acreditó en el juicio -con la suficiencia necesaria para condenar- una
hipótesis de concierto para delinquir, que en esencia supone la
asociación para cometer delitos indeterminados, lo cierto es que sí se
probó la intervención del acusado en una operación de tráfico de
armamento de uso privativo de las Fuerzas Armadas, que fue ejecutada
mancomunadamente con una pluralidad de personas -entre ellas, los
exmilitares DB y BS-, en la que la tarea esencial del procesado fue la de
conservar el mortero, cuyo destino final sería la entrega a una
organización criminal».

SISTEMA PENAL ACUSATORIO - Hechos jurídicamente relevantes:


coautoría / COAUTORÍA IMPROPIA - Se configura / COAUTORÍA -
Demostración / FABRICACIÓN, TRÁFICO Y PORTE DE ARMAS,
MUNICIONES DE USO RESTRINGIDO, DE USO PRIVATIVO DE LAS
FUERZAS ARMADAS O EXPLOSIVOS - Verbos rectores:
conservar / FABRICACIÓN, TRÁFICO Y PORTE DE ARMAS,
MUNICIONES DE USO RESTRINGIDO, DE USO PRIVATIVO DE LAS
FUERZAS ARMADAS O EXPLOSIVOS - Verbos rectores:
trafique / FABRICACIÓN, TRÁFICO Y PORTE DE ARMAS,
MUNICIONES DE USO RESTRINGIDO, DE USO PRIVATIVO DE LAS
FUERZAS ARMADAS O EXPLOSIVOS - Se configura

Tesis:
«Lo probado, en efecto, encuentra adecuación típica en una hipótesis de
coautoría impropia en la comisión del delito de conservación y tráfico de
armas de uso privativo de la Fuerza Pública.

Ahora, ciertamente, la calificación jurídica de la conducta incluida en la


acusación no especificó el tipo de coautoría (propia o impropia). Sin
embargo, ese factor no comporta indeterminación en la acusación que
viole el debido proceso por indefensión, como tampoco se evidencian las
alegadas insuficiencias fácticas a partir de las cuales se pregona el
supuesto quebrantamiento del principio de congruencia entre la
acusación y la sentencia.

Desde la perspectiva de la suficiencia de los hechos jurídicamente


relevantes, en la formulación de hipótesis delictivas por coautoría, la
jurisprudencia (CSJ SP5660-2018, rad. 52.311) tiene establecido:

Cuando en los cargos se plantea que el imputado o acusado actuó a


título de coautor (de uno o varios delitos en particular), la Fiscalía debe
precisar: i) cuál fue el delito o delitos cometidos, con especificación de
las circunstancias de tiempo, modo y lugar; ii) la participación de cada
imputado o acusado en el acuerdo orientado a realizar esos punibles; iii)
la forma cómo fueron divididas las funciones; iv) la conducta realizada
por cada persona en particular y v) la trascendencia del aporte realizado
por cada imputado o acusado, lo que, más que enunciados genéricos,
implica establecer la incidencia concreta de ese aporte en la
materialización del delito; etcétera. Solo de esta manera se puede
desarrollar, en cada caso en particular, lo dispuesto por el legislador en
materia de concierto para delinquir, coautoría, complicidad, entre otras
expresiones relevantes del principio de legalidad.

Y esos presupuestos, para la Sala, se verifican en el presente caso,


pues, reitérase, en su conjunto, la operación de tráfico de armamento,
en la que al señor RP se le atribuyó intervención, se compuso de varias
fases: i) la extracción del mortero, sus accesorios y la munición del
batallón por exmilitares; ii) el fraccionamiento de tales artefactos para
ser distribuidos y ocultados transitoriamente en diferentes sitios y iii) su
posterior suministro a un grupo armado ilegal. Y el aquí acusado, en el
marco de esa particular actividad criminal conjunta, actuó en la segunda
fase, esto es, en el ocultamiento transitorio del armamento. Esos
enunciados fácticos, como se vio (cfr. num. 4.2.2.2. supra) se extractan
de la acusación y, por haberse acreditado así en juicio, no se advierte
incongruencia alguna.

En esas fases de la operación de tráfico, en verdad, se advierte la


actuación de los involucrados con división de tareas, en ejecución de
una resolución común. No es cierto, como lo sostienen el defensor y el
fiscal delegado ante la Corte, que tales aspectos no se imputaron ni
probaron. La conservación del mortero atribuida al señor RP, puede
extraerse de la acusación, no fue aislada sino conexa a la posterior
intención de suministrarlo a un grupo armado ilegal, lo cual implica
tráfico. Y ello, además, se probó en juicio.

En ese devenir, valga precisar, fueron los denominados “Guapuchones”


quienes designaron al aquí acusado como el encargado de conservar el
arma, mimetizada en su inmueble, mientras los accesorios y munición
fueron ocultados en otros lugares, con la finalidad de eludir la detección
por las autoridades y, finalmente, lograr el cometido de hacerse a los
artefactos de artillería.

Para el censor y el fiscal delegado ante la Corte, la actuación con tareas


divididas en ejecución de un acuerdo criminal no se probó. Mas ese
planteamiento estriba en una premisa incorrecta, esta es, que los
exmilitares DB y BS -quienes sustrajeron el mortero y lo ocultaron en el
taller del procesado por instrucción de Los Guapuchones, a quienes se lo
iban a entregar posteriormente- desconocían a JARP y que, por ello,
éste “no se prestó para almacenar” el mortero en su taller.

Pero, como se determinó en precedencia (cfr. num. 4.2.2.4.), tales


asertos son falsos. Habiendo sido puesto el aquí acusado como el
encargado de la tarea de conservar el mortero, por instrucción de “Los
Guapuchones”, sin que sea creíble que el arma ingresó a su taller siendo
engañado, en manera alguna se aprecia participación en un “delito
ajeno”, sino su intervención articulada en la mentada operación de
tráfico.

Esa concreta tarea de ocultar el mortero transitoriamente, mientras los


demás artefactos bélicos se distribuían en otros inmuebles -pero que a
la postre tendría un destino común- ostenta plena trascendencia en el
marco de la operación de tráfico descubierta. Si el artefacto esencial -el
arma de guerra misma (mortero)- quedó en manos del señor RP, mal
podría afirmarse ausencia de dominio del hecho, pues el
perfeccionamiento de la operación criminal tendría lugar con la entrega
del mortero al grupo ilegal, el cual, precisamente, puso al acusado como
intermediario para ese fin.

Desde luego, no existen datos sobre la confección del acuerdo, ya que


se desconocen detalles sobre los términos de la negociación, sus
pormenores, la planeación del ilícito, entre otros. Empero, ello no
implica que no se hubiera acreditado la forma en que cada implicado
participó en la acordada operación criminal y la forma en que se
dividieron las funciones. Los exmilitares DB y BS, encargados de
sustraer el arma, los accesorios y la munición, así como de
transportarla, dieron cuenta de ello: tenían un pacto con “Los
Guapuchones” para suministrarles los artefactos de artillería y los
integrantes de ese grupo armado ilegal dispusieron el ocultamiento
transitorio del mortero en el taller del señor RP. En ese contexto, no sólo
se descubrió a éste conservando el mortero, sino que además se
pudieron establecer conexiones forenses que lo vinculan con la
operación de tráfico.

De suerte que, al estar debidamente probados los supuestos de hecho


que dan lugar a la adecuación de la conducta en el título de intervención
de coautoría impropia, la declaratoria de responsabilidad penal del
acusado por conservación y tráfico de armas de uso privativo de la
Fuerza Pública es correcta. Entonces, la condena dictada por el tribunal
cumple los requerimientos legales de rigor, de donde se sigue la
improsperidad de la petición subsidiaria elevada por el fiscal delegado
ante la Corte».

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: SP9379-2017 | Tema:


FABRICACIÓN, TRÁFICO Y PORTE DE ARMAS DE FUEGO O MUNICIONES
- Idoneidad del arma: posibilidad efectiva de realizar disparos,
afectación del bien jurídico tutelado

RELEVANTE

Sala de Casación Penal


ID : 718216
M. PONENTE : LUIS ANTONIO HERNÁNDEZ BARBOSA
NÚMERO DE PROCESO : 51642
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP4763-2020
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de
Barranquilla
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 02/12/2020
FUENTE FORMAL : Ley 906 de 2004 art. 404 / Ley 599 de
2000 art. 29 Y 57

TEMA: APLICACIÓN INDEBIDA DE LA LEY - No se


configura / COAUTORÍA - Se configura / HOMICIDIO AGRAVADO -
Se configura

Tesis:
«Con relación a la primera censura, en la cual se planteó la violación
directa por indebida aplicación del artículo 29 del Código Penal, advierte
la Corte que en ningún aparte de los fallos de primera y segunda
instancia se afirmó que los mencionados procesados no hubieran
intervenido en la comisión de la conducta homicida, como para concluir
que los sentenciadores dejaron de aplicar la referida norma (exclusión
evidente), le dieron una aplicación indebida o la interpretaron de
manera errónea.

Por el contrario, en ambas decisiones se insistió en que la agresión


contra OPC fue emprendida por DA y MM, mientras inicialmente YM
sujetaba a OPP, hijo de la víctima, para que no lo defendiera, pero luego
se unió a los otros dos propinándole toda clase de golpes, inclusive con
una piedra.

[...]

Como viene de verse, no tuvo lugar la denunciada violación directa del


artículo 29 de la Ley 599 de 2000, pues a partir de la intervención de los
tres procesados, acreditada con la declaración de OPP, testigo directo de
los hechos, se dio por establecido que de común acuerdo coetáneo con
los sucesos agredieron a PC con puños, patadas y golpes con piedras en
su humanidad hasta que perdiera el sentido, procediendo en un
comienzo DY a sujetar al hijo de la víctima, de 18 años, para que no
procurara salvarla del ataque.

El reproche no prospera».

FALSO RACIOCINIO - No se configura por desacuerdo en la valoración


probatoria / TESTIMONIO - Apreciación probatoria,
denunciante / TESTIMONIO - Apreciación probatoria: análisis en
conjunto con las demás pruebas / TESTIMONIO - Apreciación
probatoria: la condición del testigo no implica su falta de credibilidad,
familiar / TESTIMONIO - Valoración probatoria:
requisitos / TESTIMONIO - Apreciación probatoria: la condición del
testigo no implica su falta de credibilidad, conflicto previo con la familia
del procesado / TESTIMONIO - Apreciación probatoria: testigo
único / PRUEBA - Apreciación probatoria: no hay tarifa
legal / COAUTORÍA - Acuerdo puede ser expreso o
tácito / COAUTORÍA - Demostración / COAUTORÍA - Se configura

Tesis:
«En cuanto atañe al segundo cargo, en el cual el defensor planteó la
violación indirecta de la ley sustancial por falso raciocinio sobre las
pruebas de cargo, considera la Sala que en los fallos se efectuó un
análisis detallado sobre lo declarado por los mismos procesados y sus
contradicciones, todo ello para otorgar credibilidad al testimonio del
muchacho hijo de la víctima.
En efecto, PP dio cuenta del desarrollo de la agresión, desde el momento
en que transportaba a su padre en la bicicleta y fueron tumbados,
pasando por los momentos en que aquel fue agredido en el suelo con
puños y patadas, hasta cuando huyó para buscar ayuda, regresando
luego con un policía de vigilancia y encontrando a su progenitor
inconsciente.

No se aviene con el análisis expuesto en los fallos que el defensor


pretenda, sin más, que se otorgue absoluta credibilidad al relato de
OAD, orientado, de una parte, a aducir que actuó bajo un estado de ira
o de intenso dolor y, de otra, que DJY y MM se marginaron por completo
de la agresión.

No es cierto lo afirmado por el recurrente acerca de que “nuestra


legislación procesal ha dicho ‘que la versión sobre los hechos que
suministre el sindicado es la más importante de todas las que se pueden
conseguir’”, pues el artículo 404 de la Ley 906 de 2004 establece que
para apreciar el testimonio se tendrá en cuenta la naturaleza del objeto
percibido, el estado de sanidad del sentido o sentidos por los cuales se
tuvo la percepción, las circunstancias de lugar, tiempo y modo en que se
percibió, los procesos de rememoración, el comportamiento del testigo
en el interrogatorio, la forma de sus respuestas y su personalidad.

Conforme a ello, los funcionarios consideraron, con apoyo en las


múltiples lesiones establecidas en los dictámenes legales, que lo
declarado por el hijo de la víctima ofrecía credibilidad, máxime si tenía
interés, no en que se sancionara a cualquier persona, menos inocente,
sino a quienes efectivamente observó de manera directa golpear a su
progenitor.

Adicionalmente, aunque se trata de un testigo único respecto del


señalamiento de los acusados como responsables, es pertinente
recordar que la Sala ha reconocido la valía de tales declaraciones únicas
en el marco de determinadas circunstancias , pues el legislador no tarifó
probatoriamente la demostración material del delito o la responsabilidad
del procesado a partir de dos o más declaraciones.

Es verdad que quien tenía motivos para atacar a PC era DA, en atención
a su vieja enemistad, pero sin duda, a tal proceder se unieron los otros
dos acusados (acuerdo coetáneo), pues fue DY quien sujetó a padre e
hijo hasta que cayeron de la bicicleta, para luego retener al segundo,
mientras MM y OAD golpeaban al progenitor, pero cuando el muchacho
huyó se unió a la agresión.
Además, bien está precisar que la conducta de sujetar a PP para que no
ayudara a su padre no corresponde a un comportamiento lícito o
irrelevante, sino a un paso más en la división de trabajo en orden a
asegurar el éxito de la paliza en marcha.

Reitera la Corte, es posible que el ataque no estuviera planeado entre


los tres acusados con antelación a los sucesos, pero sí es claro que a
partir de su encuentro con los P, se consolidó el acuerdo coetáneo para
agredir brutalmente a quien finalmente perdió la vida».

COAUTORÍA - Acuerdo puede ser antecedente o concomitante al


comportamiento / COAUTORÍA - Diferente a la
complicidad / AUTORÍA - Teoría del dominio del hecho / COAUTORÍA -
Requisitos: objetivo, codominio funcional del hecho / COAUTORÍA -
Diferente a la complicidad: teoría subjetiva o del animus
auctoris / COAUTORÍA - Diferente a la complicidad: teoría del dominio
del hecho / COMPLICIDAD - Concepto / COAUTORÍA - Se configura:
cuando se tiene dominio del hecho / COMPLICIDAD - No se configura:
cuando se tiene dominio del hecho / HOMICIDIO AGRAVADO - Se
configura

Tesis:
«Al concluir su intervención digital en el traslado de las demandas, el
Procurador Delegado sugirió a la Corte casar parcialmente el fallo, en el
sentido de reconocer a MMM y DJY como cómplices del delito contra la
vida y realizar el correspondiente ajuste punitivo, por considerar que
hay duda acerca de “la intensidad y grado del aporte proporcionado al
autor directo” por parte de los mencionados acusados.

Sobre el particular encuentra la Sala que no hay lugar a acceder a tal


solicitud, pues conforme se ha expuesto en esta decisión, quedó
suficientemente probado el rol desempeñado por cada uno de los
procesados, sin desconocer, desde luego, que quien tenía el móvil para
la agresión era DA.

En efecto, entre OPC y OADA había una animadversión de años atrás,


pero cuando en la madrugada del 2 de marzo de 2014, el último, junto
con DY y MM vieron a los P en una bicicleta, YM los sujetó hasta que
cayeron y procedió a retener al muchacho, mientras los otros dos
comenzaron a golpear en el piso a PC que estaba embriagado.
Una vez PP se soltó y huyó, DY se incorporó a la tarea conjunta de
golpear a la víctima hasta que perdió el sentido y entonces fue recogida
por su hijo, quien la llevó al Hospital General de Barranquilla a donde
ingresó en estado de coma y meses después falleció.

De tal reconstrucción de los sucesos ninguna duda hay acerca de que


YM y MM actuaron como coautores, esto es, que realizaron la conducta
matadora, luego resultaría inconsistente tratarlos como cómplices.

En tal sentido es pertinente recordar que la denominada teoría subjetiva


o del animus auctoris que distinguía entre autor y cómplice dependiendo
de si se actuaba en delito propio o ajeno, planteó varias dificultades y
entonces fue revaluada por la teoría del dominio del hecho, en la cual es
autor quien tiene ese dominio (directo, funcional o de la voluntad), y es
cómplice quien carece de él.

Dominar el hecho significa estar en posesión de las calidades personales


y materiales para suspender el comportamiento en cualquier momento
del iter críminis, pues se tiene la capacidad de definir el cómo, cuándo y
dónde.

Es cómplice quien contribuye a la realización de la conducta punible de


otro, o presta una ayuda posterior cumpliendo promesa anterior, es
decir, no realiza el comportamiento descrito en el tipo, ni tiene dominio
en la producción del resultado, porque su conducta no es propiamente la
causa de un resultado típico, sino una condición del mismo .

En suma, en la decisión citada por el Procurador Delegado se concluyó


que únicamente quien tiene el dominio del hecho puede tener la calidad
de coautor, mientras el cómplice se limita a prestar una ayuda o brinda
un apoyo que no es de significativa importancia para la realización de la
conducta ilícita, es decir, participa sin tener el dominio propio del
hecho .

Así las cosas, es claro que MM Y DY tenían dominio del hecho, razón por
la cual estuvo bien que fueran acusados y condenados como coautores».

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 50394 | Fecha: 25/07/2018


| Tema: COAUTORÍA - Se configura: cuando se tiene dominio del hecho
Rad: 44602 | Fecha: 10/12/2014 | Tema: TESTIMONIO - Apreciación
probatoria: testigo único Rad: 48587 | Fecha: 13/02/2019 | Tema: IRA
O INTENSO DOLOR - Configuración: no tiene reconocimiento a partir de
personalísimos sentimientos ni para favorecer temperamentos
impulsivos, iracundos, irascibles, irritables o coléricos Rad: 22783 |
Fecha: 13/02/2008 | Tema: IRA O INTENSO DOLOR - Elementos que se
deben tener en cuenta para su reconocimiento / IRA O INTENSO DOLOR
- Configuración: es necesario acreditar la relación causal entre el acto de
provocación y la reacción Rad: 34614 | Fecha: 11/05/2011 | Tema: IRA
O INTENSO DOLOR - Elementos que se deben tener en cuenta para su
reconocimiento / IRA O INTENSO DOLOR - Configuración: es necesario
acreditar la relación causal entre el acto de provocación y la reacción
Rad: 50394 | Fecha: 25/07/2018 | Tema: IRA O INTENSO DOLOR -
Intenso dolor: concepto / IRA O INTENSO DOLOR - Ira: concepto / IRA
O INTENSO DOLOR - Elementos que se deben tener en cuenta para su
reconocimiento / IRA O INTENSO DOLOR - Configuración: es necesario
acreditar la relación causal entre el acto de provocación y la reacción

Sala de Casación Penal


ID : 716515
M. PONENTE : GERSON CHAVERRA CASTRO
NÚMERO DE PROCESO : 56451
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP4649-2020
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Pereira
CLASE DE ACTUACIÓN : IMPUGNACIÓN ESPECIAL
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO
FECHA : 25/11/2020
FUENTE FORMAL : Ley 599 de 2000 art. 82, 83 Y 86 / Ley
906 de 2004 art. 189, 292 Y 293

TEMA: COAUTORÍA IMPROPIA - Concepto / COAUTORÍA


IMPROPIA - Se configura: evento en que unos de los agresores
acorralaron a la víctima en tanto que otro le asestó las heridas por arma
cortopunzante / COAUTORÍA - Demostración / HOMICIDIO - Se
configura

Tesis:
«De la coautoría.

Establecido que los acá procesados sí hicieron parte del grupo de


personas que atacaron mortalmente a JAC, la Sala se ocupará ahora de
revisar si el Tribunal de segunda instancia acertó al condenar a ELG y
JFGG, como coautores de dicho homicidio.

Sobre la figura de la coautoría, la Corte, en sentencia SP9404-2018, se


refirió de la siguiente manera:

[...]

Pues bien, de acuerdo con el anterior aparte jurisprudencial, el presente


asunto deberá estudiarse bajo la óptica de la coautoría impropia y, en
ese sentido, verificar si se concretaron los elementos que la constituyen,
para de esa manera poder concluir si a los procesados les asiste
responsabilidad penal en el hecho que se les endilga, bajo la calidad de
coautores.

Demostrado se encuentra que en la madrugada del 18 de enero de


2009, EL y JFG, se encontraban en las calles del municipio de Santa
Rosa de Cabal en compañía de AFC y MAO.

También se acreditó que ese grupo de individuos en un determinado


momento resolvieron atacar a JAC, persona de avanzada edad que se
encontraba en estado de embriaguez, al que además pusieron en estado
de indefensión a partir de una golpiza que le fue propinada por los acá
enjuiciados y AFC, quienes lograron derribarlo para seguir pegándole en
el suelo, asegurando así la absoluta reducción de la víctima, lo que
facilitó asestarle las 10 puñaladas que terminaron con su vida.

Así mismo, se probó que, tras el ataque, los acá enjuiciados y sus
compinches, emprendieron la huida, siendo capturados cuadras
adelante, gracias a la descripción que de los mismos hiciera el hijo del
occiso y un vigilante de la zona, quienes fueron testigos presenciales de
los sucesos mortales.

Ahora bien, el origen del mencionado ataque carece de toda claridad,


pues según versión entregada por MAO, todo inició por un supuesto
interés de los jóvenes por defender a un familiar de CR de un supuesto
atraco, en tanto que éste último, durante su declaración, sostuvo que
todo comenzó por la necesidad que les surgió de defenderse de una
presunta agresión que les realizara el occiso, mientras que el hijo de
éste afirmó ignorar qué suceso desencadenó el mortal ataque.

No obstante lo anterior, lo que sí se encuentra ampliamente demostrado


es que fue la agresión cometida por los acá investigados, junto a sus
compañeros de tragos, la que derivó en la muerte violenta de JAC en la
madrugada del 18 de enero de 2009 y que, dicha arremetida, fue el
resultado de un acuerdo tácito y concomitante entre el grupo de amigos,
pacto este que los llevó a unirse para enfrentar y agredir,
conjuntamente, al ciudadano en mención.

Dicho acuerdo, según se estableció, se encontraba reforzado por los


vínculos de amistad y familiaridad que existe entre los integrantes del
grupo agresor, quienes reconocieron, no solo conocerse de mucho
tiempo atrás, sino que además admitieron que la noche de los sucesos,
se encontraban juntos departiendo desde hacía un buen rato y que su
intención siempre fue la de actuar en unidad al momento de enfrentar a
quien a la postre resultó muerto.

Tan cierto es lo anterior que, por ejemplo, MAO en su versión narró


cómo ante el supuesto llamado de ayuda realizado por AFC, todos
acudieron en su apoyo y fueron a perseguir al sujeto que él les señaló
como el presunto atracador de un familiar suyo.

O cuando la misma deponente dijo en juicio oral que todos “los


muchachos” se habían quitado las camisas y las correas para tratar de
desarmar al “cucho”, el cual les había sacado un cuchillo de carnicería.

También puede observarse un deseo de unidad grupal cuando CR, en su


testimonio aseguró que ante el supuesto ataque que les realizara el hoy
occiso, todos sus compañeros resolvieron enfrentarlo buscando
desarmarlo.

Entonces, si bien es cierto no existe claridad acerca de los motivos que


llevaron a los acá procesados y sus compinches a agredir a JC, lo que no
ofrece duda razonable alguna es que, entre los integrantes del grupo
atacante, sí existió un pacto de carácter tácito para desafiar entre todos
al mencionado ciudadano, ello con independencia de las causas del
enfrentamiento y sin que les importara las consecuencias que les
acarreara tal acto.

Ahora bien, dicho pacto implicó una división de trabajo donde


concomitante con el suceso, cada uno de los implicados asumió un rol
determinante en el resultado final.

En ese sentido y, a partir de las declaraciones entregadas en la vista


pública por los diversos testigos presenciales del suceso, está
demostrado que entre todos los integrantes del grupo de agresores
acorralaron a JAC, impidiéndole de esa manera su huida, acto seguido
JFG le propinó una patada de tal magnitud que logró desestabilizar a C y
tumbarlo, para luego los hombres continuar agrediéndolo en el suelo,
imposibilitando que el atacado se defendiera o pudiera escapar,
situación que le facilitó a AFC las condiciones para que pudiera asestarle
las 10 puñaladas que terminaron por segar la vida de la víctima.

Los aportes tanto de E como de JF, fueron de gran importancia para el


resultado mortal del suceso, pues ellos al acorralar a la víctima,
contribuyeron con eficacia a que ésta no pudiera eludir el ataque, pues
con su acto le cerraron todas las vías de escape que pudiera tener,
evento que les aseguró una posición de superioridad y un dominio
absoluto de la situación.

Una vez JAC fue sitiado por sus agresores, estos empezaron a golpearlo
en repetidas ocasiones, hasta que JFG le asestó una patada de tal
magnitud que lo logró desestabilizar, situación que resultó determinante
en las resultas finales del ataque, pues de ese modo se abrieron camino
para seguir golpeando a la víctima en el suelo, anulándole cualquier
forma de defensa y terminando de poner la señor C en unas condiciones
de inferioridad que le cercenaron cualquier posibilidad de respuesta,
creando así las condiciones ideales para que AFC tuviera la plena
posibilidad de propinarle las puñaladas que terminaron con la vida de la
mencionada persona.

Visto lo anterior, resulta viable sostener que los acá procesados, no solo
participaron en el evento violento investigado, sino que su aporte fue de
tal importancia para el resultado final del suceso criminal que, incluso,
es posible asegurar que tuvieron un dominio sobre el hecho, pues si
ellos no acceden a perseguir, rodear, golpear y reducir JAC, éste no
hubiera sido puesto en una manifiesta condición de inferioridad, aspecto
que, posiblemente, le habría brindado mayores probabilidades, tanto de
defensa, como de salir indemne del ataque, pues al confrontar una sola
persona armada, sus posibilidades de contrarrestar la agresión, o de
huir, eran exponencialmente mayores.

Y es que incluso es posible pensar que, si ELG y JFGG no prestan su


apoyo a AFC, éste pudo haber desistido de cualquier intención criminal,
ello por cuanto que la camaradería existente entre ellos, se habría visto
amenazada.

En síntesis, puede la Sala concluir que ELG y JFGG, sí tuvieron una


participación importante en los sucesos que culminaron con la muerte
violenta de JAC, al punto que, con sus actuaciones lograron estructurar
la existencia de una coautoría impropia en ese suceso, según se
describió renglones atrás, motivo por el cual es posible afirmar que el Ad
quem acertó en sus apreciaciones y decisión sancionatoria».
JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Tema: COAUTORÍA IMPROPIA -
Concepto Rad: AP5358-2018 Tema: SISTEMA PENAL ACUSATORIO -
Sentencia de segunda instancia: diferente a su lectura en audiencia
pública Rad: SP4573-2019 | Tema: PRESCRIPCIÓN - Suspensión del
término: a partir del fallo de segunda instancia Rad: AP1263-2019 |
Tema: DOBLE CONFORMIDAD - Impugnación especial: procede ante
Sala de Casación Penal, cuando la primera condena fue emitida en
segunda instancia

Sala de Casación Penal


ID : 718344
M. PONENTE : EUGENIO FERNANDEZ CARLIER
NÚMERO DE PROCESO : 56784
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP4702-2020
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Única de Santa
Rosa de Viterbo
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 25/11/2020
FUENTE FORMAL : Ley 599 de 2000 art. 5, 10, 16, 135,
168 Y 170

ASUNTO:
[...] el punto en controversia estriba, en la responsabilidad atribuida a
YADG y HHFM como coautores de la privación de la libertad y posterior
muerte de LOH y JFNC.

TEMA: FALSO JUICIO DE IDENTIDAD - Concepto / FALSO JUICIO


DE IDENTIDAD - Por tergiversación: su demostración implica
confrontar el texto exacto del contenido de la prueba con el que leyó el
juzgador / FALSO JUICIO DE IDENTIDAD - Por tergiversación: no se
configura / COAUTORÍA IMPROPIA - División del trabajo / DEMANDA
DE CASACIÓN - Principio de corrección material: se vulnera

Tesis:
«En tratándose del error de hecho por falso juicio de identidad, éste se
presenta cuando el juzgador al apreciar una determinada prueba, falsea
su contenido material por una incorrecta lectura, bien porque le hace
agregados que no le corresponden a su texto (tergiversación por
adición), porque omite tener en cuenta apartes importantes del mismo
(tergiversación por cercenamiento), o porque trasmuta su literalidad
(tergiversación por trasmutación).

En el caso concreto, aunque el recurrente ataca la apreciación del


testimonio de EYOH señalando que se tergiverso el mismo, claramente
se evidencia que la propuesta es reñir con las conclusiones que adoptó
el fallador a partir de las afirmaciones del declarante, pues en ningún
momento está evidenciando las discrepancias existentes entre lo
indicado por éste y lo señalando por el Tribunal, menos precisó la
trascendencia de la supuesta tergiversación.

Además, en ningún momento el Ad quem desconoció las aclaraciones


que hizo el testigo frente a la persona que observó maltrataban los
militares en el patio de su vivienda, mucho menos concluyó que de lo
señalado por éste se infería la participación de los acusados,
simplemente advirtió que de lo expuesto por el declarante podía
acreditarse que efectivamente integrantes del Ejército Nacional hicieron
presencia en su residencia, que allí lastimaban a un ciudadano, que por
lógica resultaba ser su consanguíneo, pues aunque posteriormente
aclaró no estar seguro de ello, finalmente la única persona reportada
muerta ese 22 de junio de 2004 fue LOH.

Situación que concatenada con otra serie de inferencias acreditadas en


el plenario, tales como el arribo a la casa de la familia OH del escuadrón
militar del cual hacía parte los acusados, el ingreso y saqueo a la
vivienda, la apariencia de legalidad del actuar del grupo frente a la
comunidad y las autoridades, el silencio por tanto tiempo en contar lo
realmente sucedido, aunado a la falta de veracidad en las versiones de
los procesados e inconsistencias en las mismas, permitían determinar su
responsabilidad en los hechos investigados.

Es más, en ningún momento se desconoció quienes fueron los autores


materiales de las ejecuciones extrajudiciales aquí investigadas como lo
señala el Ministerio Público, por el contrario, el fallo acepta que los aquí
acusados no fueron los que dispararon contra LOH y JFNC, pero dicha
situación en manera alguna los excluía de responsabilidad, pues como lo
señaló la Fiscalía en la acusación, «su comportamiento encababa en la
descripción de una coautoría impropia por división de trabajo», dada esa
contribución efectiva que prestaron para el resultado finalmente
obtenido.
En ese contexto, la exposición hace palpable es una estimación propia
de los medios de convicción y más que ello, del hecho y sus
circunstancias, pues acogiendo los señalamientos del declarante OH, el
recurrente adopta sus personales conclusiones que dejan ver
expresamente su opinión acerca de no haberse logrado demostrar la
participación de los acusados en los hechos materia de investigación,
desconociendo que el Tribunal fue claro en advertir que el testimonio de
EY no era el único medio probatorio que permitió acreditar la
responsabilidad de DG y FM.

Ahora, dice el demandante, en otro apartado de los errores


fragmentarios postulados, que el Tribunal no podía considerar las
versiones que dieron los padres del occiso al no haber sido ratificadas
ante funcionarios con jurisdicción, argumento que sin lugar a dudas
desconoce el principio de corrección material, en virtud del cual las
razones, los fundamentos y el contenido del ataque deben corresponder
en un todo con la verdad procesal.

Ciertamente PH y JJOM, denunciaron el homicidio de su hijo ante la


Personería Municipal de Chita, sin embargo, desconoce el censor que
éstos testigos posteriormente comparecieron no solo ante el Juzgado 78
de Instrucción Penal Militar de Sogamoso -fls. 116 y ss 1- sino ante la
Unidad de Fiscalías para Asuntos Humanitarios de Santa Rosa de Viterbo
-Fls. 322 y ss C.2.- a reiterar sus dichos, que su consanguíneo fue
asesinado por los miembros del Ejército que llegaron a su residencia,
militares que lo obligaron a colocarse un uniforme de camuflado para
hacerlo pasar como un guerrillero, cuando L era tan solo un niño que
debió abandonar sus estudios para colaborar en los quehaceres de la
casa, dada la situación económica en la que vivían.

En conclusión, el actor a toda costa pretende a lo largo de su


argumentación anteponer su estudio de la prueba, en el que analiza los
medios de convicción de manera parcelada, para concluir que el Tribunal
incurrió en falsos juicios de identidad, simplemente porque llegó a unas
conclusiones diferentes a las que él plantea, lo que da lugar a que el
cargo no prospere».

COAUTORÍA IMPROPIA - Diferencia con la coautoría


propia / HOMICIDIO EN PERSONA PROTEGIDA - Se configura:
evento en que se modificó la escena para acreditar un falso
combate / HOMICIDIO EN PERSONA PROTEGIDA -
Coautoría / HOMICIDIO EN PERSONA PROTEGIDA -
Dolo / HOMICIDIO EN PERSONA PROTEGIDA -
Demostración / COAUTORÍA IMPROPIA - Se configura / DOBLE
CONFORMIDAD - Sentencia: confirma condena

Tesis:
«[...] el punto en controversia estriba, en la responsabilidad atribuida a
YADG y HHFM como coautores de la privación de la libertad y posterior
muerte de LOH y JFNC.

Ello en la medida en que, en relación con la estimación de los elementos


probatorios, es el parecer del censor que los apreciados por el Tribunal
no pueden conducir fundadamente a demostrar, más allá de toda duda,
la responsabilidad de sus defendidos, pues a pesar de aceptar que, en
efecto, HHFM y YADG hicieron parte de la escuadra No. 2 “Bisonte 2” del
Batallón de Artillería No. 1 Tarqui de Sogamoso, ninguno de ellos
evidencia que participaron de alguna manera en la privación ilegal de la
libertad y posterior ejecución extrajudicial de LOH y JFNC, por el
contrario, éstos prueban que quienes materializaron dichas conductas
fue el teniente JAVS y los soldados profesionales JABM y AGM,
argumento coadyuvado por el representante de la Sociedad.

Relieva en primer término, sin embargo, tal planteamiento una


confusión entre coautoría propia e impropia al exigir la existencia de
prueba demostrativa de que fueron los aquí procesados quienes
materialmente le ocasionaron la muerte a OH y NC, no obstante ser
claro que la primera se presenta cuando varios individuos mediante
acuerdo previo o concomitante realizan la conducta, pero todos
actualizan el verbo rector definido en el tipo, mientras que, en la
segunda, hay división de trabajo, al punto que, incluso, algunos pueden
realizar comportamientos objetivamente impunes, pero que por el
acuerdo expreso o tácito de voluntades y la identidad en el delito se
hacen responsables de todo.

En estos casos de coautoría impropia, el resultado típico es producto de


la voluntad común, en forma tal que, si bien en principio podría
afirmarse que cada conducta aisladamente valorada no posibilita su
directa adecuación, el común designio que ata a la totalidad de cuantos
intervienen con actos orientados a su ejecución, rechaza un análisis
sectorizado de cada facción e impone por la realización mancomunada
que desarrolla el plan urdido, que sólo pueda explicarse bajo la tesis de
la coautoría impropia, en tanto compromete a todos como si cada uno
hubiere realizado la totalidad del hecho típico y no, desde luego, por la
porción que le fue asignada o finalmente ejecutó.

Desconoce así el casacionista el principio de imputación recíproca propio


de esta clase de coautoría, según el cual los resultados lesivos que cada
uno de los partícipes realice les serán atribuibles a los demás.

Que en términos del demandante, incluso del Ministerio Público, los aquí
acusados no hubiesen disparado las armas que le ocasionaron la muerte
a las víctimas, en nada los exime de responsabilidad, porque de
conformidad con el citado principio de imputación recíproca que
gobierna la coautoría, cuando para la ejecución de la conducta existe
acuerdo de voluntades, tácito o expreso, los resultados punibles que
perpetre cada uno de los coautores en orden a la realización del plan
común son imputables a todos los demás, incluyendo aquellas
contribuciones que individualmente consideradas no sean constitutivas
de delito.

En el asunto bajo estudio son diversas las circunstancias modales


suficientemente acreditadas que denotan la existencia de una serie de
datos convergentes y concordantes de los que se desprende la
intervención como coautores de los aquí acusados, en el sentido de
haber actuado de consuno en el cometido criminal.

[...]

En ese sentido, la modificación de la escena en procura de acreditar un


supuesto combate, independientemente que unos hubiesen sido los
encargados de prestar seguridad en la zona y otros los que dispararan,
denota que se presentó ese acuerdo coetáneo con la acción de disparar
contra los inermes campesinos, máxime cuando no se aviene con alguna
regla de la experiencia que sin más interés que el de proteger a un
superior, se consienta la modificación del sitio de los hechos, y más aún,
con posterioridad, dentro de la investigación, contra toda evidencia, se
sostenga tozudamente durante más de 6 años que los occisos humildes
campesinos era unos milicianos, fallecidos en el fragor de un combate
protagonizado por guerrilleros que les dispararon y motivaron su
reacción.

Como quedo señalado, ninguno de los procesados manifestó en sus


indagatorias que las muertes de las jóvenes víctimas fueron
accidentales, un error, una equivocación; por el contrario, coincidieron
al señalar que fueron atacados por grupos ilegales, vieron fogonazos, el
combate duró entre 20 y 30 minutos, dieron de baja a unos guerrilleros,
y los muertos tenían un fusil galíl, un revólver, una granada,
respectivamente.

Y Aunque en el interrogatorio practicado en la audiencia pública,


aclararon que fueron presionados por sus superiores para no contar la
realidad de lo acontecido, especialmente por el teniente VS, quien
incluso les indicó que debían declarar, existen algunas circunstancias
que demeritan tal coacción y, por el contrario, permiten advertir esa
alianza, pacto, entre los integrantes del pelotón de querer hacer ver las
muertes de los civiles como bajas en combate.

Es así que existe evidencia que permiten señalar sin lugar a dudas que,
materializadas las ejecuciones, los integrantes del pelotón Bisonte “2”
procedieron a señalarle no solo a los civiles que se fueron encontrando
en el lugar, sino incluso a sus mismos compañeros, que los muertos
eran guerrilleros dados de baje en combate.

[...]

En esta perspectiva, difícilmente podría admitirse que la conducta


reprochable respondió a la voluntad de determinados integrantes de la
unidad, y que los restantes no prestaron su concurso voluntario y
consciente para el resultado desencadenado, máxime cuando el mismo
teniente JAVS de manera clara e inequívoca señaló que sus hombres en
los dos eventos aquí investigados no solo actuaron con conocimiento y
voluntad para la producción del resultado, sino que todos prestaron su
asentimiento sobre lo que se iba a llevar a cabo con los jóvenes LOH y
JFNC.

[...]

Este escenario probatorio permite en consecuencia establecer que no


obstante la disposición estratégica de los integrantes de la tropa, sobre
cada uno de ellos gravitó el conocimiento de los hechos, la decisión de
realizar de manera conjunta la conducta punible, el dominio funcional de
los acontecimientos y su aportación esencial en la fase ejecutiva del
delito.

[...]

En ese contexto, las manifestaciones de los procesados en el sentido de


que no sabían que iban a matar a las aquí víctimas, responde a la
necesidad de eludir su responsabilidad por sus consecuencias y no
porque desde el principio se opusieran a ello y no lo las quisieran.

De otra parte, no podría señalarse, como de alguna manera lo deja


entrever la defensa, que el teniente VS en la audiencia pública señaló
que el único responsable de los hechos era él, pues contrario a ello
refirió que, todas las personas que participaron en las muertes debían
saber lo que hicieron, «en que parte del ajedrez se encuentran ellos».

Incluso llegó a afirmar que fue en el batallón donde se pusieron de


acuerdo para las declaraciones que se dieron allí, esto es, decir la forma
más correcta de poder presentar la muerte en combate, pero en manera
alguna se amenazó a algún soldado para que declarara de una manera
determinada, pues todos eran conscientes de lo que había ocurrido.

Es más, de su versión logra extraerse el acuerdo que existió entre los


integrantes de la escuadra No. 2 que comandaba para llevar a cabo los
homicidios, solo que, en esta oportunidad, advierte que los aquí
acusados no tuvieron conocimiento de lo que finalmente se realizó, pues
dijo que las muertes se pactaron tan solo con el sargento DABM y los
soldados JABM y AGM, sujetos que curiosamente fueron quienes
materializaron las muertes de los humildes campesinos, y que por
cierto, algunos habían aceptado los cargos.

Tampoco es cierto que el soldado JABM haya precisado que los aquí
procesados no participaron en los homicidios, pues los ubica en los
lugares donde sucedieron los hechos, es más, hace referencia a que en
el homicidio de JF con «los muchachos, con los otros soldados que
habían ahí procedieron a hacer la simulación del combate.

Situación que igualmente se presenta con las versiones de AGM, pues lo


único que hace este soldado es narrar las circunstancias de tiempo,
modo y lugar en que en su criterio se llevaron a cabo las muertes de las
víctimas, incluso contrariando lo afirmado por la defensa, señaló que
cuando se ejecutó a OH y a NC toda la escuadra se encontraba presente
en el lugar, presentándolos luego como muertos en combate ,

Así las cosas, resulta ampliamente evidenciada la contribución de los


acusados en los hechos investigados, pues como integrantes de la
escuadra Bisonte “2” no solo mantuvieron bajo presión a las víctimas,
sino que apoyaron y contribuyeron en la preparación de sus muertes y
la posterior modificación de la escena, aunado a la significativa labor de
continuar dando apariencia de legalidad del actuar colectivo, ante la
comunidad y las autoridades respectivas.

En consecuencia, la lista de los pretendidos aspectos que aduce la


demanda como omitidos por la sentencia son realmente enunciados
temáticos que involucran criterios divergentes en sus distintos
contenidos, pero no alegaciones que debiera abordar la segunda
instancia en forma distinta a como se les dio respuesta. Se trata de
argumentos de inconformidad que no asumen en forma cierta las
pruebas sustento de la sentencia, para declarar la responsabilidad de los
miembros del Ejército en los delitos por los cuales se les formuló
acusación».

AUSENCIA DE RESPONSABILIDAD - Se obre en cumplimiento de


orden legítima de autoridad competente emitida con las formalidades:
en virtud del deber de obediencia debida, el subordinado no está
obligado a cumplir órdenes manifiestamente ilegales / SECUESTRO
SIMPLE - Agravado: se configura / HOMICIDIO EN PERSONA
PROTEGIDA - Se configura: evento en que se modificó la escena para
acreditar un falso combate / COAUTORÍA IMPROPIA - Se
configura / CIRCUNSTANCIAS DE MAYOR PUNIBILIDAD - Ejecutar
la conducta punible: con abuso de la condición de superioridad sobre la
víctima / CIRCUNSTANCIAS DE MAYOR PUNIBILIDAD - Obrar en
coparticipación criminal: se configura / DOBLE CONFORMIDAD -
Sentencia: confirma condena

Tesis:
«[...] mención especial merece para la Sala, la intranscendencia que
brinda las afirmaciones del cabo DABM en la audiencia pública, que lo
que hicieron los soldados, entre ellos, los aquí acusados fue tan solo
cumplir las órdenes del teniente VS, pues de acuerdo con lo expuesto
por la Corte Constitucional en la sentencia C-540/02, la obediencia
debida no puede ser alegada como eximente de responsabilidad por
quien ejecuta una operación de inteligencia cuando esta suponga una
violación a los derechos humanos o una infracción al derecho
Internacional Humanitario (DIH), siendo evidente en consecuencia, que
todos y cada uno de los soldados tenían el deber de cumplir el mandato
constitucional previsto en el artículo 217 que determina que las Fuerzas
Militares tendrán como finalidad primordial la defensa de la soberanía, la
integridad del territorio nacional y del orden constitucional, deber que
resultó desconocido por quienes empuñaban las armas del Estado.

Las anteriores afirmaciones por cierto sirven de respuesta a la


consideración hecha por el delegado del Ministerio Público, quien, en el
traslado de la demanda, aboga por la absolución de los aquí acusados,
al advertir que los hechos acaecidos obedecen al deber y obligación que
ostentan los soldados de respetar la cadena de mando y la jerarquía de
las órdenes que realizan sus superiores.

El error en el razonamiento del representante de la Procuraduría estriba


en omitir que la acción desplegada por el pelotón de soldados no
correspondió a una actividad legítima, propia del servicio militar, esto
es, que las unidades militares no obedecían en este caso a un
despliegue táctico que enfrentó una ofensiva armada, como fue
justificado el episodio, sino a una actuación criminal, donde la
participación de cada uno de sus miembros lejos de llevarse a cabo en el
marco de un combate, se presentó como la aportación a la comisión de
un delito, por lo que las razones referidas a la función institucional no se
correspondían con los hechos acaecidos.

La función asignada a los miembros del pelotón, entre ellos a los


soldados DG y FM, no eran propias de una misión constitucional y, en
consecuencia, no eran ajenos a la ejecución delictiva, quedando
establecido con toda claridad que todos los integrantes de la unidad
militar actuaron como coautores de los delitos imputados, incluso con
prescindencia de la posición interna que cada individuo tuviera sobre la
esencialidad de su aporte para la consecución del propósito común.

En ese contexto probatorio, como bien lo señaló el Tribunal, la


participación de los acusados no fue casual como lo han pretendido
presentar, pues su comportamiento encaja en la descripción de una
coautoría impropia, había cuenta que está probado que la privación de
la libertad y posterior muerte de LOH y JFNC, se produjo a manos de
miembros del Ejército Nacional, y que los procesados en su calidad de
soldados formaban parte de la patrulla y se hallaban presentes al
momento de la comisión de los delitos, existiendo un acuerdo previo
entre todos sus miembros con plena capacidad volitiva y
autodeterminación, que permite predicar un obrar consciente y
deliberado, pues contando con la posibilidad de actuar de manera
diferente, decidieron participar activamente en el plan criminal para
darle muerte a los civiles y presentarlos como el resultado de una
operación militar.

Dominio funcional de hecho con división de trabajo que se hace más


evidente, cuando puede verificarse que los aquí acusados como
integrantes de la escuadra No. 2 “Bisonte 2” del Batallón de Artillería
No. 1 Tarqui de Sogamoso, no solamente el 22 de junio de 2004,
presentaron a un humilde joven campesino como muerto en combate,
sino que, pasados tan solo 20 días, esto es, el 18 de julio de 2004,
vuelven y ejecutan a otro joven que no tenía ninguna participación en el
conflicto armado.

Curiosamente en los dos hechos se presentan las mismas situaciones,


presencia en el lugar de los mismos uniformados, ejecución
extrajudicial, simulación de combate, alteración de la escena del crimen,
y apariencia de legalidad del actuar colectivo ante la comunidad y las
autoridades respectivas.

Desacertado en consecuencia resultan las consideraciones del recurrente


de estimar que los aquí acusados no son responsables de los delitos
imputados al no haber disparado contra los civiles muertos, porque en
virtud de este principio, las acciones realizadas por cada uno de los
coautores impropios, no solo son imputables a quien las ejecuta, sino a
todos los participantes.

En conclusión, para la Sala emerge evidente el grado de participación


como coautores de cada uno de los incriminados, puesto que con
independencia de las funciones que les fueron asignadas dentro del
contingente militar, sobre cada uno de ellos gravitó el conocimiento de
los hechos, la decisión de realizar de manera conjunta la conducta
punible, el dominio funcional de los acontecimientos y su aportación
esencial en el delito.

En consecuencia, por los cargos formulados en la demanda, no se


casará la sentencia de segunda instancia que decidió condenar a HHFM y
YADG como autores impropios de los delitos de homicidio en persona
protegida y secuestro simple agravado, ambas conductas en concurso
homogéneo y sucesivo, en tanto los errores probatorios denunciados no
se configuraron en el caso, pues se insiste no se trató de una
tergiversación del contenido de los medios de conocimiento o en su
defecto de una omisión de los mismos, sino del desacuerdo del
recurrente con las inferencias construidas por el Tribunal, a partir de
estas probanzas.

En tales condiciones el juicio de materialidad, autoría y responsabilidad


del Tribunal en contra de los incriminados por el concurso heterogéneo y
homogéneo de los delitos de homicidio en persona protegida y secuestro
simple agravado es acertado y ajustado a derecho; luego la
argumentación presentada por el recurrente y el representante de la
Sociedad no alcanza a derruir la persuasión del juez de segundo grado
quien se atuvo, apropiadamente, a uno de los pilares que guía su
accionar: las pruebas legalmente practicadas.

Aunado a lo anterior, no encuentra la Sala en las consideraciones del


fallo del Tribunal reparos a la determinación adoptada en relación con
las circunstancias de mayor punibilidad imputadas y por las que se
condenara a los procesados, artículo 58 numerales 5º y 10º del Código
Penal, pues resulta evidente que el número de autores armados,
entrenados especialmente para el combate, denotaba manifiesto abuso
de las condiciones de superioridad numérica y de armamento frente a
las víctimas civiles desarmadas, quienes les habían puesto de presente
que no representaba ningún peligro, no obstante ello recibieron varios
impactos de arma de fuego propinados con intención de segar su vida,
poniendo en evidencia la mayor reprochabilidad social y jurídica que
este tipo de conductas amerita.

13. En conclusión, como los errores de estimación probatoria


denunciados por el demandante, incluso por el representante de la
Sociedad, resultaron infundados y, por el contrario, al hacer un
escrutinio tanto de las pruebas de cargo como de descargo en ejercicio
de su competencia para hacer efectiva la garantía de doble conformidad
judicial, la Corte encuentra que la estimación de los elementos de
persuasión por parte fallador de segundo grado fue integral, fidedigna y
con observancia de los postulados de la sana crítica, razones por la que,
no casará el fallo impugnado, el cual se mantendrá incólume con todas
las consecuencias señaladas en la respectiva determinación».

Sala de Casación Penal


ID : 715723
M. PONENTE : FABIO OSPITIA GARZÓN
NÚMERO DE PROCESO : 55490
NÚMERO DE PROVIDENCIA : AP3145-2020
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de
Medellín
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO
FECHA : 18/11/2020
FUENTE FORMAL : Ley 906 de 2004

TEMA: COAUTORÍA IMPROPIA - Principio de imputación recíproca6


DEMANDA DE CASACIÓN - Inadmisión por técnica

Tesis:
«La Sala inadmitirá la demanda estudiada por no reunir los requisitos
mínimos de orden formal necesarios para su estudio de fondo, ni
satisfacer los presupuestos básicos de orden sustancial para la
realización de los fines del recurso».
JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 25322 | Fecha: 12/12/2005
| Tema: SISTEMA PENAL ACUSATORIO - Mecanismo de insistencia:
procedencia

Sala de Casación Penal


ID : 717324
M. PONENTE : HUGO QUINTERO BERNATE
NÚMERO DE PROCESO : 52986
NÚMERO DE PROVIDENCIA : AP3223-2020
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Pereira
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO
FECHA : 18/11/2020
FUENTE FORMAL : Ley 906 de 2004 art. 180, 181 Y 184 /
Ley 599 de 2000 art. 30, 213A, 214 Y
217 / Ley 1236 de 2008 art. 11 / Ley
1329 de 2009 art. 2

TEMA: FALSO JUICIO DE IDENTIDAD - Por tergiversación: no se


configura / FALSO JUICIO DE IDENTIDAD - Por cercenamiento: no se
configura / COAUTORÍA - Se configura / PROXENETISMO CON
MENOR DE EDAD - Se configura

Tesis:
«Bajo el supuesto de falso juicio de identidad, censura el impugnante
nuevamente la tergiversación y cercenamiento de los testimonios de
M.H.G. y L.D.S., con la finalidad de dar respaldo probatorio a la
tipificación de la conducta de proxenetismo con menor de edad, pese a
que no se podía extractar del contenido material de esas declaraciones
que DFB participara en la actividad criminal de su compañera marital y
coacusada.

Así, afirma, D.M.H. no mencionó que el acusado prestara su habitación


para atender a los clientes, o les cobrara por ese uso y recibiera una
comisión por los servicios de prostitución de las menores; como
tampoco L.D.S. hizo señalamiento en ese sentido.

No obstante, indica, que el Tribunal fundó la sentencia en lo declarado


por las menores y en el hecho que el acusado le miró el cuerpo a
D.M.H.; pero omitió tener en cuenta que L.D.S., explicó que a su llegada
a la residencia de la familia B -el procesado- no hizo ningún contacto
con ella, y que las mencionadas no indicaron tener conocimiento sobre
la función que cumplía el mismo.

Como se advierte de la fundamentación de los reproches y de la


reproducción literal de las declaraciones de las afectadas, el debate
presentado en casación no supera el característico alegato de instancia
—ajeno, por demás, al análisis integral de las pruebas apreciadas por el
Tribunal— no acreditando el falso juicio de identidad pretendido. En
efecto, el impugnante no valora el contexto general de lo debatido en
juicio, sino algunas particularidades en apariencia útiles a la defensa del
procesado.

No obstante, ni siquiera vistas en esa forma descontextualizada, los


apartes destacados por el recurrente consiguen mostrar que las testigos
mencionadas relegaran a DFB de la actividad de prostitución
cotidianamente llevada a cabo en su residencia, involucrando a varias
mujeres menores de edad.

[...]

Lo reseñado antes conduce a desestimar las censuras, teniendo en


cuenta que no se refleja la mutilación o tergiversación frente a los
aspectos cardinales que llevaron a los juzgadores a determinar que las
declaraciones de las dos menores suministraban datos suficientes para
afirmar la participación del acusado, en calidad de coautor del delito de
proxenetismo con menor de edad, no obstante exponerse a su
compañera marital como la persona que lideraba la ilegal actividad,
pues de la misma no solo se lucraba económicamente DFB, sino que
conscientemente la patrocinaba por ejecutarse cotidianamente, con la
presencia de varias menores de edad, dentro de su residencia y en su
dormitorio, sometiéndolas al escrutinio visual de su cuerpo, al menos a
dos de ellas, cuando se presentaron en su casa, con referencia a M.H.G.
y su amiga menor con la que un día fueron a atender clientes que
pagaban por los servicios sexuales».

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 39160 | Fecha: 14/08/2012


| Tema: PROXENETISMO CON MENOR DE EDAD - Debe entenderse
como un delito de inducción a la prostitución
Sala de Casación Penal
ID : 718178
M. PONENTE : EUGENIO FERNANDEZ CARLIER
NÚMERO DE PROCESO : 57155
NÚMERO DE PROVIDENCIA : AP3403-2020
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de
Popayán
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO
FECHA : 18/11/2020
FUENTE FORMAL : Ley 906 de 2004 art. 180 Y 183 / Ley
599 de 2000 art. 365

TEMA: FALSO JUICIO DE EXISTENCIA - Por omisión: no se configura


/ COAUTORÍA IMPROPIA - Principio de imputación
recíproca / HOMICIDIO - No exige para su configuración el
móvil / FABRICACIÓN, TRÁFICO, PORTE O TENENCIA DE ARMAS
DE FUEGO, ACCESORIOS, PARTES O MUNICIONES - Demostración:
no requiere la incautación del arma

Tesis:
«El demandante, a su vez, presentó otro cargo en el que propuso la
violación indirecta de la ley sustancial proveniente de un error de hecho,
al parecer por omisión, en la valoración probatoria. En el desarrollo del
reproche, sin embargo, no expuso un problema de semejante índole, ni
tampoco uno de apreciación parcial de la prueba (que, de haber sido así,
debió plantear por la vía del falso juicio de identidad por oblación). Se
limitó a señalar que el relato de la principal testigo de cargo estaba lleno
de inconsistencias, como que ella afirmó haber visto al acusado, poco
después del disparo, huyendo con un arma de fuego en su mano, sin
tener en cuenta que (i) los capturados fueron dos (el acusado y su
hermano menor de edad), (ii) a ninguno se les encontró un arma de
fuego, (iii) no se sabe quién fue el que accionó el revólver y (iv)
tampoco se conoce los motivos que tenían para hacerlo.

Todos estos reparos, por lo demás, pueden contestarse sin la necesidad


de analizar de fondo la actuación. En primer lugar, que hayan sido dos o
más personas las capturadas por el homicidio de otra, o que ambas
participaran para obtener el resultado típico sin saberse (por ejemplo)
quién fue la que disparó el arma, no afectaría la situación del aquí
acusado, dado el principio de reciprocidad propio de la coautoría. En
segundo lugar, es inane para la configuración del injusto que no se
conozca el móvil del acusado, pues la imputación al tipo subjetivo no
requiere de la demostración de tal elemento. Y, por último, tampoco es
necesario para la demostración del tipo del artículo 365 del Código Penal
la incautación del arma de fuego, ya que está establecido que el
acusado o el menor portaban, sin permiso, un revólver que emplearon
contra la víctima.

Los reproches, por consiguiente, carecen de sustento».

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 24322 | Fecha: 12/09/2005


| Tema: SISTEMA PENAL ACUSATORIO - Mecanismo de insistencia:
procedencia

SALVAMENTO / ACLARACIÓN / ADICIÓN DE VOTO:


SALVAMENTO PARCIAL DE VOTO: EUGENIO FERNANDEZ CARLIER

RELEVANTE

Sala de Casación Penal


ID : 715203
M. PONENTE : PATRICIA SALAZAR CUELLAR
NÚMERO DE PROCESO : 57201
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP4464-2020
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de
Florencia
CLASE DE ACTUACIÓN : IMPUGNACIÓN ESPECIAL
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 11/11/2020
FUENTE FORMAL : Protocolo II adicional a los Convenios
de Ginebra de 1949 relativo a la
protección de las víctimas de los
conflictos armados sin carácter
internacional, 1977 art. 13 /
Constitución Política de Colombia de
1991 art. 217 Y 235 / Acto Legislativo
01 de 2018 art. 3 / Ley 599 de 2000
art. 32.3 Y 135

ASUNTO:
2. Estudio de fondo: Como quedó dilucidado, el cuestionamiento de la
defensa de los acusados radica en la manera como el Tribunal valoró la
prueba aducida al proceso, lo cual, en concreto, puede presentarse a
través de los siguientes problemas jurídicos: i) La condición de persona
protegida del occiso JVCR, conforme a los Convenios Internacionales
sobre Derecho Humanitario ratificados por Colombia; ii) la existencia o
no de un combate con miembros del Ejército Nacional del que resultó
muerto JVCR; y, iii) la forma de participación criminal atribuida a los
acusados y la prueba sobre su responsabilidad penal. En procura de
ello, la Corte examinará las pruebas practicadas, en su conjunto, al
tiempo que atenderá los argumentos particulares ofrecidos por el
apoderado de los procesados, anticipando, de una vez, que del estudio
de los presupuestos que delimitan este asunto, conforme los términos
de la impugnación, se concluirá que es necesario confirmar la decisión
de segunda instancia.

TEMA: HOMICIDIO EN PERSONA PROTEGIDA -


Coautoría / APARATO ORGANIZADO DE PODER - Coautoría: por
cadena de mando, se admite frente a conductas cometidas por
servidores públicos / COAUTORÍA - División del
trabajo / COAUTORÍA - Se configura

Tesis:
«En la sentencia impugnada el Tribunal determinó que fue demostrada
la responsabilidad de los acusados en calidad de coautores del delito de
Homicidio en persona protegida, para lo cual fundamentó que actuaron
de manera conjunta, pero con división de trabajo, en la ejecución de la
conducta punible.

Así mismo, se destacó que los procesados se encontraban al mando del


ST. AFMB, quien a su vez recibía órdenes superiores del Coronel EPT,
configurándose el fenómeno denominado como coautoría por cadena de
mando, en tanto de manera jerárquica se articuló un propósito inscrito
dentro de una «estrategia criminal del terrorismo de Estado» desde las
órdenes impartidas por los estamentos superiores hasta su ejecución
por los militares de menor rango que consumaron el propósito
perseguido.

El impugnante critica, con especial rigor, que dentro de las Fuerzas


Militares pueda aplicarse la llamada coautoría por cadena de mando, en
tanto, según argumenta, dentro de los estamentos castrenses el mando
es jerarquizado, es decir, vertical, y no horizontal, de allí que resulta
contrario a derecho comparar la estructura de las Fuerzas Militares con
los aparatos organizados de poder como empresa criminal, pues en
estas la estructura es de mando horizontal, por lo que responde quien
emite el plan como el que lo ejecuta. En el caso objeto de estudio,
enfatiza, se trató de actividades constitucionales que responden a la
línea o delegación de mando ejecutadas a través de las órdenes de
operaciones, órdenes de operaciones fragmentarias y misiones de
trabajo, que fue lo que ocurrió cuando con su pelotón el ST. MB llevó a
cabo una misión de verificación y control.

En este caso en particular, en el que se juzga la conducta de los


soldados en la ejecución del delito como realizadores materiales del
comportamiento lesivo, se hace insustancial el debate sobre los
conceptos de la autoría mediata por dominio funcional de aparatos
organizados de poder o la responsabilidad penal por cadena de mando al
interior de esos aparatos de poder por dominio de la organización o de
la voluntad, pues tal teoría, como bien se sabe, se ha venido aplicando
como forma de atribución de resultados a quienes no ejecutan
materialmente la conducta, pero la ordenan, tratándose en especial de
crímenes cometidos por grupos al margen de la ley o por miembros del
Estado que actúan como un aparato organizado e ilegal de poder .

La Sala, por lo tanto, no entrará en el análisis de dicha figura, como lo


propone el impugnante, toda vez que el juzgamiento recae en este caso
sobre los soldados que de manera directa ejecutaron la conducta
punible, sin perjuicio, claro está, de las imputaciones que puedan
gravitar sobre los mandos superiores que resultaren comprometidos en
la ejecución extrajudicial o arbitraria de JVCR, bajo un patrón de
conducta que, a decir del testigo RDMP, supuso la intervención de
oficiales de alto rango militar con influencia de mando sobre el batallón
castrense al que pertenecieron los acusados para el momento de los
hechos.

No obstante lo anterior, tampoco le asiste razón al recurrente cuando


sostiene, en el campo de la coautoría, como forma de intervención en la
conducta punible, que, contrario a lo considerado por el Tribunal, no
existe prueba alguna que permita inferir la planificación de la acción
antijurídica, así como tampoco se acreditaron los aportes y las tareas
específicas ejecutadas por cada uno de los procesados en acatamiento al
plan criminal. En suma, sostiene, se trató de una acción legítima,
desarrollada en el marco de los deberes impuestos a los miembros de
las Fuerzas Militares por el artículo 217 de la Constitución Política, sin
que exista manifestación alguna de los soldados participantes en los
hechos en el sentido de haber sido guiados por el ST. MB en la muerte
de CR, fuera de combate.

Ciertamente, ninguno de los soldados declaró en el sentido de la


existencia de un plan criminal fraguado en el propósito de causar la
muerte de JVCR, para luego presentar la acción como legítima ejecutada
en estricto cumplimiento de los deberes legales asignados a los soldados
adscritos a la tropa militar. Por supuesto, no podría esperarse una
declaración en ese sentido cuando todos ellos se vieron involucrados en
la conducta delictiva conjunta, resultando apenas natural que se haya
tratado de ocultar cualquier evidencia que los comprometiera en la
planeación y ejecución de los hechos, sosteniéndose por todos una
teoría que, a fuerza de las circunstancias, se resquebrajó a lo largo del
proceso.

Como lo recuerda el libelista, en materia de coautoría la responsabilidad


penal individual se establece a partir de la presencia de un requisito de
carácter subjetivo, relacionado con la decisión conjunta de realizar la
conducta punible; y, otro, de carácter objetivo, atinente al co-dominio
del hecho, de tal manera que todos los intervinientes dominen los
acontecimientos, y, además, que su aportación se produzca en la fase
ejecutiva.

En su proposición, sin embargo, el impugnante pasa por alto las


concretas circunstancias modales acreditadas y que bien se pueden
inferir de la existencia de una serie de datos convergentes y
concordantes que señalan la intervención como coautores de los
miembros de la tropa militar, en el sentido de haber actuado de consuno
para el cometido criminal, no solamente en la planeación de la conducta
mediante un acuerdo común, sino también en su ejecución, a través de
contribuciones objetivas para su realización.

Se trata de todos aquellos aspectos que en el acápite anterior se han


puesto de relieve, sin que se haga necesario entrar de nuevo en los
detalles ya advertidos, y que, a la luz de una adecuada valoración
probatoria, desdicen de las circunstancias presentadas por los militares
que intervinieron en los hechos y que permiten establecer con grado de
certeza la realización de una conducta que no está amparada por el
ordenamiento jurídico.

En primer lugar, cabe destacar, la mala justificación en la presentación


como informante de RMM, señalada como delatora de un hecho por
completo incierto e indeterminado, que supuestamente sirvió de
fundamento para adelantar las actividades que dieron como resultado la
muerte de JVCR. La información que dijo haber escuchado no se
compadece con la que transmitió al ST. MB y con la que éste dijo haber
empleado para llegar a su objetivo. En su testimonio, MM, compañera
sentimental de uno de los procesados, como quedó visto, es
inconsistente y no se ofrece como una fuente confiable para acreditar la
condición de combatiente de CR.

En segundo lugar, la presentación de JVCR con el alias de […], como un


integrante de la Columna Móvil Teófilo Forero de las FARC, a partir del
referido testimonio de RMM y de información de inteligencia militar no
contrastada, no permite acuñar su condición de combatiente y, por lo
tanto, no podía recibir un tratamiento distinto al de un civil, persona
protegida por el Derecho Internacional Humanitario dentro del ámbito
del conflicto armado interno.

En tercer lugar, la presentación del escenario de los hechos como un


contexto de combate, se encuentra completamente desvirtuado con
condiciones objetivas demostradas a lo largo del proceso, entre otras: i)
el arma de fuego, con su proveedor en mal estado de funcionamiento,
que acompañaba el cadáver de CR ii) la desproporción que esa
circunstancia representaba para enfrentarse a un pelotón dotado con
armas de largo alcance; iii) la incompatibilidad con residuos de disparo
en las manos del occiso; iv) la ausencia de vainillas de la munición
disparada por los soldados en la escena de los hechos; vi) las notables
contradicciones sobre la posición de los integrantes del pelotón bajo el
mando del ST. MB y, sobre todo, de los soldados que dispararon; y, vii)
la inconsistencia sobre la munición gastada en la misión militar.

En cuarto lugar, es imposible soslayar el testimonio de RDMP, quien sin


haber presenciado el desenvolvimiento de los hechos, era soldado activo
del batallón para aquella época y se desempeñaba como radio operador
y encargado de las comunicaciones, enterándose por ese medio de la
acción sistemática relacionada con ejecuciones extrajudiciales
dispuestas por los mandos superiores y ejecutadas por los miembros de
los pelotones. Por ese motivo, dio cuenta de diversos casos de ejecución
de personas que después de ejecutadas eran presentadas como bajas
de guerrilleros producidas en combate, dando información precisa sobre
las circunstancias que rodearon los distintos hechos. En el caso de JVCR,
hizo un relato que coincide con aquellos aspectos relevantes sobre su
ejecución y el tratamiento que se le dio al suceso antes y después de su
ocurrencia, lo que encaja con precisión en la hipótesis que dio por
demostrada el juez colegiado.

Tales circunstancias dan perfecta cuenta de la participación en los


hechos constitutivos de la conducta punible de los procesados SLP.
MNG, SLP. GAG y SLP. LALB, quienes hacían parte del pelotón militar
que en conjunto se trasladó a ese paraje sobre la vía a El Palestro y, sin
que mediara ningún combate, ejecutaron a JVCR, con lo que quedó
suficientemente definido que cada uno de ellos dominó tales
acontecimientos y ofreció su aporte en la fase ejecutiva.

Lo anterior para significar que todos los soldados, como una unidad
militar al mando de un comandante, actuaron de manera coordinada y
aunque se admitiera que en su actuación al margen de la ley hayan
realizado actividades distintas, lo que en verdad no es posible
determinar con explicitud habida cuenta de la clandestinidad del hecho,
es evidente que no podía existir inconexión entre ellos, por lo que a
todos se extiende el dominio funcional de los acontecimientos.

Como ya esta Sala lo ha precisado , en materia de coautoría rige el


principio de imputación recíproca, de acuerdo con el cual a cada uno de
los partícipes se les imputa la totalidad del hecho con independencia de
la concreta aportación que haya prestado para la consecución del fin
lesivo, siempre y cuando aquella responda al principio de esencialidad
en un plan común, lo que atiende a la idea de que realizan un hecho
propio, siendo de igual relevancia para el resultado acciones tales como
la prestación de seguridad de unos miembros del pelotón, la disposición
de la tropa en orden de la realización de la acción antijurídica y la
ejecución por quien realizó el disparo que produjo su muerte.

Tales aportaciones, deben ser objeto de escrutinio de manera particular,


en relación con cada uno de los partícipes, a fin de determinar, como ya
se ha precisado, su conocimiento de los hechos, su decisión de realizar
de manera conjunta la conducta punible, su dominio funcional de los
acontecimientos y su aportación en la fase ejecutiva del delito.
Obviamente, por las mismas características del acontecimiento, no es
posible la determinación de la acción desplegada por cada uno de los
intervinientes, pues ninguno de ellos, como testigos de los hechos,
reveló las circunstancias de realización de la conducta, lo que no impide
sostener que su aporte individual resultó esencial para la consecución
del resultado lesivo.
Lo cierto es que, a sabiendas de lo sucedido, todos los integrantes del
pelotón, entre ellos los acusados, prestaron su contribución esencial,
llevando a cabo una actuación conjunta, con la que de manera objetiva
determinaron el curso del suceso. Conocimiento que se deriva del hecho
de que la acción desplegada por el pelotón de soldados no correspondió
a una actividad legítima, propia del servicio militar, esto es, que las
unidades militares no obedecían en este caso a un despliegue de
registro y control dentro del marco de una operación militar, como fue
justificado el episodio, sino a una actuación criminal, donde la
participación de cada uno de sus miembros, lejos de llevarse a cabo en
el marco de un combate, se presentó como la aportación a la comisión
de un delito.

De esa manera, la función asignada a los miembros del pelotón, entre


ellos a los procesados, no era propia de una misión constitucional y, en
consecuencia, no eran ajenos a la ejecución delictiva, quedando
establecido con toda claridad que todos los integrantes de la unidad
militar actuaron como coautores del delito de homicidio, incluso con
prescindencia de la posición interna que cada individuo tuviera sobre la
esencialidad de su aporte para la consecución del propósito común».

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 48724 | Fecha: 29/01/2020


| Tema: HOMICIDIO EN PERSONA PROTEGIDA - Concepto / HOMICIDIO
EN PERSONA PROTEGIDA - Elementos: persona protegida, concepto /
DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO - Civiles: población civil,
concepto / HOMICIDIO EN PERSONA PROTEGIDA - Configuración:
implica una relación sustancial entre el Derecho Internacional
Humanitario y el concepto de conflicto armado Rad: 54215 | Fecha:
03/04/2019 | Tema: DOBLE CONFORMIDAD - Impugnación especial:
procede ante Sala de Casación Penal, cuando la primera condena fue
emitida en segunda instancia

Sala de Casación Penal


ID : 716091
M. PONENTE : JAIME HUMBERTO MORENO ACERO
NÚMERO DE PROCESO : 57147
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP4524-2020
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de
Cartagena
CLASE DE ACTUACIÓN : IMPUGNACIÓN ESPECIAL
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 04/11/2020
FUENTE FORMAL : Ley 599 de 2000 art. 30, 86 y 397

TEMA: SENTENCIA - Motivación anfibológica: se


configura / PECULADO POR APROPIACIÓN - Delito de
resultado / COAUTORÍA - Se configura: cuando se tiene dominio del
hecho / PRINCIPIO DE NON REFORMATIO IN PEJUS - Apelante
único / INDICIO - Apreciación probatoria / PECULADO POR
APROPIACIÓN - Consumación / PECULADO POR APROPIACIÓN -
Dolo / PECULADO POR APROPIACIÓN - Se configura

Tesis:
«La Sala observa, como se anotó al inicio, que el Tribunal incurre en
yerros argumentales que conspiran contra una adecuada delimitación de
los hechos y sus efectos, pues, a más de omitir precisar, pese a las citas
jurisprudenciales efectuadas, por qué en el caso concreto el
comportamiento del procesado puede rotularse a título de cómplice,
acorde con el momento del decurso delictuoso en el cual interviene y la
importancia del aporte que se le atribuye, también emerge anfibológica
su postura respecto a la consumación del delito de peculado.

Para una cabal comprensión de lo debatido, la Corte entiende necesario


precisar que en razón a su naturaleza objetiva típica, el delito de
peculado por apropiación se entiende de resultado, dado que se utiliza la
acepción verbal “apropiarse”, en cuanto, efectiva y material asunción,
dentro del patrimonio propio del funcionario o de un tercero, de los
bienes o dineros del Estado o de empresas o instituciones en que este
tenga parte o de bienes o de fondos parafiscales, o de bienes de
particulares cuya administración, tenencia o custodia se le haya
confiado.

Ello conduce, entre otros efectos, a que se admita la modalidad tentada


del delito, cuando los bienes o dineros no pasan efectivamente a manos
del funcionario o terceros; y, que se entienda aun latente el punible, en
la fase ejecutiva, hasta tanto se obtenga dicha apropiación, si ello en
realidad ocurre.

Para el caso concreto, aplicada la connotación de delito de resultado que


anima el peculado, no es posible afirmar, como de manera vaga lo da a
entender el Tribunal en algunos apartados del fallo, que el delito se
ejecutó, exclusivamente, cuando el alcalde municipal suscribió los
contratos artificiales; ni tampoco, cuando entregó las resoluciones de
pago al acusado.

Es claro, frente a lo discutido aquí, que la consumación del delito


demandó de otras tantas actividades posteriores, tanto del
burgomaestre, como del procesado, entre las cuales se destacan la
presentación de la demanda ejecutiva para el cobro de lo
supuestamente debido, el acuerdo de pago que se logró durante ese
trámite y la orden final, entregada por el alcalde, de pagar por cuotas
los más de cien millones de pesos, que fueron efectivamente recibidos
por el procesado.

Solo en este apartado final, cuando se recibió la suma total de dinero,


ha de estimarse cabalmente consumado el delito.

Por ello, como lo sostiene en su salvamento de voto (o aclaración) uno


de los magistrados del Tribunal, la actividad atribuida al acusado debe
estimarse no solo objetiva, sino trascendente en el cometido de afectar
el patrimonio municipal, dado que, sin la misma, emerge obvio, no
podía haberse consumado la ilicitud.

De esta manera, la definición de complicidad en el actuar del particular


se ofrece aventurada y carente de soporte material, dado que, de un
lado, desconoce la importancia del aporte atribuido objetivamente al
acusado; y, del otro, pasa por alto que el procesado sí contaba con
dominio del hecho, pues, de no incoar el correspondiente proceso
ejecutivo, no habría sido posible consumar la ilicitud.

A este efecto, debe la Corte destacar cómo la definición fáctica no ha


sido, en sí misma, motivo de discusión, en el entendido que todas las
partes aceptan probado: (i) que los contratos suscritos por el alcalde
con tres personas, son espurios en toda su extensión, dado que jamás
se realizaron ni programaron realizar las actividades allí descritas; (ii)
que la fraudulenta actuación del burgomaestre iba encaminada a
obtener los dineros necesarios para pagar la deuda adquirida, antes de
las elecciones, con JEPR; (iii) que por virtud de esto, una vez legalizada
la presunta ejecución del contrato, el alcalde entregó a PR, las
resoluciones que autorizaban el pago a los contratistas; (iv) que JEP, se
hizo a los servicios de una abogada, a quien entregó los poderes
firmados por los contratistas, para que demandara por la vía ejecutiva al
municipio; (v) que la abogada demandó al municipio, en nombre de los
contratistas, y luego de librarse mandamiento de pago llegó a un
acuerdo con el municipio para el pago por cuotas de más de cien
millones de pesos, que siempre entregó a PR, hasta que se cubrió la
deuda.

Lo referido advierte evidente el papel fundamental que en la


consumación del delito tuvo el acusado, independientemente de la
responsabilidad penal que quepa atribuirle en ello, pues, siempre ha
señalado que estaba completamente convencido de la legalidad de su
actuar.

Ahora, la precisión que se hace en torno del tipo de participación que es


dable atribuir al acusado -coautor en calidad de interviniente especial-,
carece ya de efectos materiales concretos que redunden en la pena
aplicable al acusado, dado que se trata del único impugnante y obrar en
contrario vulnera de manera ostensible el principio de no reforma en
peor.

Verificado el tipo de actuación que en abstracto correspondería endilgar


al procesado, resta ahora determinar si en efecto, como sostiene el
fallador ad quem, el expediente cuenta con elementos de juicio
suficientes para asumir que actuó con dolo, esto es, que conocía de la
naturaleza ilícita de su actuar y quiso ejecutar la conducta.

A este respecto, cabe destacar que el Tribunal sustentó dicha


responsabilidad en elementos esencialmente indiciarios, controvertidos
de manera acerba por el impugnante, que se refieren a: (i)el préstamo
de dinero por parte del acusado al alcalde local, con fines de
financiamiento de su campaña; (ii) el acusado recibió de manos del
alcalde documentos y resoluciones a partir de las cuales advertir que se
le pagaría con dineros públicos; (iii) el procesado contrató los servicios
de una abogada para cobrar deudas personales con contratos públicos;
y, (iv) PR recibió el dinero “conocedor de la procedencia que tuvo el
mismo”.

En contrario, el recurrente explicó que: (i) el indicio extraído del hecho


que el dinero fuera dirigido a cubrir gastos de la campaña -que el
procesado debería colegir que se le pagaría con dineros producto de la
función pública-, no lo es tal, dado que no se funda en una regla de la
experiencia atendible.

En contrario, agrega, es conocido que muchas personas -incluso bancos-


hacen préstamos de campaña sin esperar que los mismos se sufraguen
con dineros públicos.

(II). Del hecho que se recibieran documentos por parte del alcalde,
relativos a los contratos realizados, no puede inferirse que el procesado
conociera que los mismos no se ejecutaron, entre otras razones, porque
el alcalde le aseveró que efectivamente habían sido adelantados.

(iii) Contratar un profesional del derecho a fin de determinar la validez


de los documentos, no representa ningún indicio de responsabilidad
penal, pues, ello ocurrió apenas como medio adecuado para asegurarse
de actuar correctamente.

(iv) La aseveración atinente a que el acusado conocía el origen del


dinero que se le entregaba, no corresponde a un indicio, sino a la
conclusión que debió demostrarse con pruebas.
En seguimiento de la teoría del riesgo, la defensa señala que su
representado judicial no creó un riesgo “pues este estaba siendo creado
por el autor”, ni puede exigírsele un comportamiento diferente al
adoptado, como quiera que confió en el alcalde municipal.

La Corte, contrastadas las razones del Tribunal con la impugnación del


defensor del acusado, entiende que, en efecto, la argumentación del Ad
quem es equivocada, cuando de enfocar los elementos indiciarios
recogidos en contra del segundo, se trata.

Es evidente, sobre el particular, que la primera conclusión extraída por


el Tribunal, dentro de los hechos objetivos no discutidos, carece de
soporte inferencial válido, pues, no es posible señalar que siempre o casi
siempre que se presta dinero para una campaña política, este será
pagado con dineros públicos esquilmados al erario y que, además, ello
es conocido o esperado por el prestamista.

Además, como lo hace ver el recurrente, tanto el funcionario público,


alcalde, como el acusado, quienes operaron en calidad de prestatario, el
primero, y prestamista, el segundo, coincidieron en señalar durante sus
respectivas indagatorias, que se acordó el pago del dinero con la venta
de ganado de propiedad del burgomaestre, sin que dicha afirmación
haya sido cuestionada en su veracidad por el fallador de segundo grado.

Es también evidente que la afirmación referida a que el procesado


conocía el origen ilícito de los dineros entregados por la alcaldía
municipal, no representa una verdadera inferencia extraída de las
pruebas, sino la conclusión que debió extractarse de ellas, por lo cual,
así planteada, se ofrece apenas petición de principio que ningún efecto
comporta en punto de la demostración de responsabilidad penal.

Desde luego, de la forma en que lo presenta la defensa, la simple


contratación de una profesional del derecho en aras de examinar la
validez de los documentos presentados por el alcalde para garantizar el
pago de la deuda, así como la misma entrega de estos, no se erigen en
hechos concretos que puedan definir, por sí mismos, algún indicio
confiable de responsabilidad penal.

Empero, el impugnante omite referirse al contexto general de la entrega


de dichos documentos y la participación puntual que se atribuye a la
abogada, suficientes, por sí mismos, para atribuir al procesado una
participación objetiva incontrastable, pero además, cabal conocimiento
de la ilegalidad que comportaban y voluntad inequívoca dirigida a la
consumación del reato.

[...]

En estas circunstancias, para la Sala se verifica evidente que el


entramado delictuoso, con toda su complejidad y pasos obligados,
necesariamente debía contar con la previa anuencia del cobrador,
ostensible como se hace que el riesgo corrido al elaborar contratos
espurios, con la intervención y conocimiento, no solo de varios
dependientes del ente municipal, sino de los tres presuntos contratistas,
no podía estar sometido al aleas de que, sin conocer de ello
anticipadamente, el prestamista rehusase aceptar la dificultad que
entraña acudir después a la vía judicial.

En otras palabras, el que se coordinasen tantas actividades, todas


escalonadas y dirigidas al presupuesto final de pagar con dineros del
ente local la deuda personal del mandatario, implicaba, por razón de la
importancia y necesidad de cada intervención, que cada uno de los
partícipes conociese el hecho y aceptase a realizar su parte.

[...]

El contexto general antes descrito permite concluir a la Corte, que todo


el recorrido delictuoso, desde que se celebraron los contratos espurios,
hasta que se llegó al acuerdo de pago y efectivamente se cubrieron las
cuotas, demandó de la actuación consciente y voluntaria, a más del
alcalde, dos de sus funcionarios y los contratistas, de la abogada y el
acusado, directos beneficiarios de ese dinero, sin cuyo concurso doloso
no habría tenido lugar el desfalco patrimonial al ante local

Es por ello que emerge acertada la decisión de segundo grado atacada


por la defensa, independientemente de los yerros valorativos que
encierra el fallo».

Sala de Casación Penal


ID : 714088
M. PONENTE : JAIME HUMBERTO MORENO ACERO
NÚMERO DE PROCESO : 55008
NÚMERO DE PROVIDENCIA : AP2973–2020
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Bogotá
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO
FECHA : 28/10/2020
FUENTE FORMAL : Ley 190 de 1955 art. 31 / Ley 599 de
2000 art. 86 / Ley 890 de 2004 art. 6 /
Ley 600 de 2000 art. 207 Y 212 /
Decreto Ley 100 de 1980 art. 177

TEMA: AUTORÍA MEDIATA - No se configura / COAUTORÍA - Se


configura / CASACIÓN - La simple discrepancia en la apreciación
probatoria no constituye yerro demandable / RECEPTACIÓN - Se
configura: a través del desarrollo de labor comercial de cooperativas,
tendientes al ocultamiento de recursos provenientes de organización
dedicada al narcotráfico

Tesis:
«En lo correspondiente al segundo cargo, explíquese que la instancias
reconocieron que RA tenía asiento en las empresas […] e […], como
accionista y miembro de la junta directiva de […] y accionista de la
cadena de droguerías y, en ese rol -reitérese, cuando ya ostentaba la
mayoría de edad- convino en traspasar sus acciones entre una y otra
cooperativa, participó de las asambleas donde se tomaron las decisiones
de enajenación y otorgó contratos de mandato, suscritos con la
intención de ocultar las empresas del accionar del Estado y asegurar el
provecho indebido, obtenido del narcotráfico.

Aunque en el expediente existen múltiples referencias a los hermanos


RO como los creadores y directores de la intrincada estratagema
delictiva, ampliamente detallada, los jueces unipersonal y plural tuvieron
en cuenta que las maniobras tendientes a ocultar las trazas de ilegalidad
de los recursos y asegurar su producto, requerían de la participación de
un sinnúmero de personas.

Recuérdese, sobre el particular, que tiene la condición de autor, tanto


quien realiza la conducta (autor material), como aquél que domina la
voluntad de otro y lo objetiva como instrumento de su propósito criminal
(autor mediato).

La Sala ha indicado (Cfr. CSJ SP, 29 sep. 2003, rad. 19734) que en el
instituto jurídico de la autoría mediata reclamada por el recurrente, una
persona (el hombre de atrás), utiliza a otra (ejecutor instrumental),
para que cumpla el comportamiento objetivamente típico. En ese caso,
el autor mediato es el único responsable, porque la «persona
objetivada» no realiza conducta, o despliega conducta que no es típica,
u obra en concurrencia de una causal de exclusión de responsabilidad o
es inimputable.

[...]

Es por lo anterior que el procesado no pudo explicar su conducta a partir


de la sola referencia de fungir como persona objetivada por parte de su
padre y de su tío, habida cuenta que la forma de receptación utilizada,
ciertamente reclamaba, por su naturaleza, de una capital intervención
de distintos actores, que no fungieron como meros ejecutores
instrumentales, sino que promovieron la operación de circulación del
capital ilegal a través de la negociación de diversas empresas, forma de
participación en la delincuencia juzgada, que concretaron las instancias
a partir de la coautoría atribuida por la fiscalía, asunto, por demás,
examinado en esta providencia (numeral 4.3.1.5).

En suma, los cargos que por nulidad y por violación directa de la ley
sustancial efectúa el recurrente, solo reflejan su desacuerdo frente a la
decisión adversa a los intereses de su cliente, pero, de ninguna manera
censuras que deban ser estudiadas por la Corte en un fallo de fondo,
razón para inadmitir el libelo casacional propuesto».

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 44124 | Fecha: 28/10/2016


| Tema: AUSENCIA DE RESPONSABILIDAD - Se obre en cumplimiento
de orden legítima de autoridad competente emitida con las formalidades
Rad: 46420 | Fecha: 30/01/2019 | Tema: AUSENCIA DE
RESPONSABILIDAD - Se obre en cumplimiento de orden legítima de
autoridad competente emitida con las formalidades Rad: 37175 | Fecha:
12/10/2016 | Tema: REGLAS DE LA EXPERIENCIA - Proposición: debe
ser estructurada con generalidad y universalidad Rad: 17752 | Fecha:
18/05/2005 | Tema: PRUEBA INDICIARIA - Técnica en casación Rad:
37695 | Fecha: 17/11/2011 | Tema: SENTENCIA - Defectos en la
motivación: modalidades, técnica en casación Rad: 24143 | Fecha:
29/07/2008 | Tema: SENTENCIA - Defectos en la motivación:
modalidades, técnica en casación Rad: 29384 | Fecha: 28/05/2008 Rad:
16618 | Fecha: 21/08/2003 | Tema: VIOLACIÓN INDIRECTA DE LA LEY
SUSTANCIAL - Error de hecho: modalidades / VIOLACIÓN INDIRECTA
DE LA LEY SUSTANCIAL - Error de hecho: técnica en casación

RELEVANTE

Sala de Casación Penal


ID : 714596
M. PONENTE : JOSÉ FRANCISCO ACUÑA VIZCAYA
NÚMERO DE PROCESO : 53434
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP4091-2020
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Bogotá
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 21/10/2020
FUENTE FORMAL : Ley 906 de 2004 art. 293 / Ley 890 de
2004 / Ley 599 de 2000 art. 30, 286 y
288

ASUNTO:
Teniendo en cuenta que los dos cargos formulados por el censor se
hallan estrechamente vinculados en cuanto cuestionan que el acusado
tenga la calidad de interviniente del delito de falsedad ideológica en
documento público, la Sala los resolverá conjuntamente; sin embargo,
previamente a ocuparse del disenso del demandante, la Sala se referirá
a la postura de la Fiscalía Delegada según la cual, la alegación del
recurrente constituye una retractación vedada del allanamiento a
cargos.

TEMA: FALSEDAD IDEOLÓGICA EN DOCUMENTO PÚBLICO - No se


configura / OBTENCIÓN DE DOCUMENTO PÚBLICO FALSO - Se
configura: cuando se usa un título universitario del extranjero falso para
homologarlo ante el Ministerio de Educación Nacional / SISTEMA
PENAL ACUSATORIO - Principio de congruencia: variación de la
calificación jurídica por el juez, procedencia / PRINCIPIO DE
CONGRUENCIA - Acusación y sentencia: variación de la calificación
jurídica en la sentencia, de falsedad ideológica en documento público a
obtención de documento publico falso / COAUTORÍA - Se
configura / CASACIÓN - Redosificación punitiva

Tesis:
«El caso concreto.

Acotado lo anterior, la Corte advierte que le asiste razón al recurrente al


considerar que la adecuación típica que corresponde a la conducta
desplegada por su defendido es la de obtención de documento público
falso y no la de falsedad ideológica en documento público en calidad de
interviniente.

El reparo es adecuado en el entendido de que la imputación de


responsabilidad a título de interviniente presupone que el encartado
realiza actos de coautor ejecutando como suya la conducta descrita en
el verbo rector de un delito con sujeto activo calificado, sin tener las
condiciones especiales exigidas en tal sentido por el tipo penal.

Dicho presupuesto no puede tener cabida en el presente asunto si se


tiene en cuenta que el punible de falsedad ideológica en documento
público requiere para su configuración no solo que el perpetrador tenga
la calidad de servidor público, sino también que ostente la facultad
reglada para extender el documento oficial del cual se reputa la falsedad
ideológica.

En este sentido la Sala constata que si bien CC se coludió con LHA,


profesional adscrita al grupo de convalidaciones del Ministerio de
Educación Nacional, quien para la fecha de los hechos poseía la
condición de servidora pública, no recaía en ella, en el ejercicio de sus
funciones, la facultad de expedir la resolución de convalidación de los
estudios superiores supuestamente cursados en la […] de Perú por el
enjuiciado.

En realidad, quien puntualmente ostentaba esta potestad reglada era la


Directora de Calidad para la Educación Superior del Ministerio, doctora
JHR, funcionaria quien extendió la resolución de convalidación y
reconocimiento producto del entramado defraudatorio que los implicados
desarrollaron para la obtención de esta.

Es así como, al no cumplir con una de las dos condiciones especiales


exigidas por el delito de falsedad ideológica en documento público, LHA
no podría cometerlo; por ende, CC tampoco podría fungir como
interviniente, es decir, realizar actos de coautoría sin tener las
cualificaciones exigidas en el tipo penal, cuando el coautor del que se
reputaban dichas condiciones especiales no cumplía íntegramente con
ellas, lo cual impide la adecuación del comportamiento a la norma penal
por la que se dictó fallo condenatorio.

Así las cosas, la imputación jurídica que se ajusta a la facticidad del


presente caso es a todas luces la de obtención en documento público
falso, como lo sostiene el casacionista y lo estima la Procuradora
Delegada, pues el plan orquestado por LH y CECC se desplegó de tal
manera que activaron el proceso de convalidación mediante la
radicación del formato de solicitud ante el Ministerio de Educación
Nacional el 17 de enero de 2014 a nombre del procesado, valiéndose,
entre otros documentos, del título apócrifo de médico cirujano plástico y
estético del 19 de diciembre de 2013 expedido por la […] de Perú,
induciendo en error a la Directora de Calidad para la Educación Superior
del Ministerio de Educación, para que, cursado todo el procedimiento
correspondiente, expidiera la Resolución […] del 26 de marzo de 2014,
por medio de la cual se convalida y reconoce para todos los efectos
académicos y legales en Colombia el título espurio que supuestamente
cursado en el extranjero, como equivalente al de especialización en
cirugía plástica, reconstructiva y estética.

Por tanto, de la imputación fáctica, como de los elementos suasorios


aportados por el Ente acusador, se concluye que a través de la puesta
en marcha de la solicitud de convalidación y la radicación de
documentos falsos, entre ellos el título de especialización de la
universidad peruana, y a sabiendas de ello, se obtuvo que la Directora
de Calidad para la Educación Superior del Ministerio de Educación
Nacional extendiera el documento público correspondiente,
materialmente auténtico, pero que al soportarse en documentos
apócrifos se torna ideológicamente falso, consignando una declaración
carente de veracidad, en cuanto la convalidación y el reconocimiento del
título de especialización no guarda identidad con la realidad.

Ahora bien, establecido que CC incurrió en el punible de obtención de


documento público falso en calidad de coautor, al dividir y aportar
esencialmente a la ejecución de la conducta delictiva desarrollada con
LH, producto de la cual obtuvo la resolución antes referida, la
Corporación destaca que no es procedente acceder a la petición del
censor en cuanto a decretar la nulidad de lo actuado a partir de la
audiencia de formulación de imputación para realizarle a su asistido “la
imputación por el delito de obtención de documento público falso” , por
dos razones fundamentales.

La primera de ellas, por cuanto el estrado defensivo no se desplegó


esfuerzo alguno para probar la existencia de un proceso que
presuntamente cursa actualmente contra su representado por el delito
en cuestión, que acarrearía una virtual vulneración del principio del non
bis in ídem. Debido a que la Sala no cuenta con elementos de juicio para
constatar las razones que en ese sentido fundamentan la solicitud, no
puede ser atendida. En todo caso, la defensa no está desprovista de las
facultades para hacer valer los derechos del procesado, entre ellos el
respeto al principio del non bis in ídem, cuando en otro escenario
judicial se le pretenda vincular por el mismo delito y los mismos hechos
aquí conocidos.

La segunda, estriba en que el decreto de la nulidad comporta un


remedio extremo inapropiado para superar el dislate de subsunción en
el sub lite, ya que el yerro puede ser subsanado en este estadio
extraordinario mediante la degradación del tipo penal de falsedad
ideológica en documento público al de obtención de documento público
falso que resulta más favorable al procesado y que, además, honra la
máxima de estricta tipicidad.

En este sentido, la Sala tiene dicho de antaño que jurídicamente es


posible condenar por un delito de menor entidad sin violentar de modo
alguno el principio de congruencia, aun cuando la Fiscalía no lo haya
solicitado, si el factum permanece invariable, el delito es del mismo
género y no se afectan derechos fundamentales de otros sujetos
intervinientes.

[...]

Así las cosas, cumplidos los requisitos para imponer la degradación, se


procede a redosificar la pena teniendo como base la sanción prevista
para el ilícito de obtención de documento público falso -artículo 288 del
Código Penal- por el que se condenará a CC, y que va, incluido el
aumento de la Ley 890 de 2004, de 48 a 108 meses de prisión sin
inhabilitación para el ejercicio de derechos y funciones públicas como
pena principal, inferior a la sanción que impone la falsedad ideológica en
documento público.

Dado que en el presente caso no existen circunstancias genéricas de


mayor punibilidad, ni tampoco antecedentes penales contra el
encartado, se partirá del primer cuarto de movilidad, es decir, de 48 a
63 meses para tasar la pena imponible.

Con esto presente, se tomará el mínimo de 48 meses para aplicar el


descuento punitivo del 50% al cual se hizo acreedor el procesado al
allanarse a cargos en la audiencia de formulación de imputación, de
manera que la pena a imponer queda dosificada en 24 meses de prisión,
tiempo por el cual también se cuantifica la accesoria de inhabilitación
para el ejercicio de derechos y funciones públicas, conservándose la
suspensión condicional de la pena».

Sala de Casación Penal


ID : 707105
M. PONENTE : JAIME HUMBERTO MORENO ACERO
NÚMERO DE PROCESO : 55046
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP3213-2020
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Cali
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 26/08/2020
FUENTE FORMAL : Ley 599 de 2000 art. 51 Y 52

TEMA: SISTEMA PENAL ACUSATORIO - Teoría del caso: evento en


que la presentada por la defensa no encuentra
demostración / HOMICIDIO AGRAVADO - Demostración / SISTEMA
PENAL ACUSATORIO - Descubrimiento probatorio: obligaciones de la
Fiscalía, cuando acopia pruebas de interés para la defensa / SISTEMA
PENAL ACUSATORIO - Carga de la prueba: obligaciones de la
defensa / SISTEMA PENAL ACUSATORIO - Audiencia preparatoria:
solicitud y decreto de pruebas, autonomía de la Fiscalía para determinar
las que solicita, en razón a la utilidad que le representan para sustentar
la acusación / SISTEMA PENAL ACUSATORIO - Principio adversarial:
facultades y obligaciones de la defensa / SISTEMA PENAL
ACUSATORIO - Evidencia física: arma cortopunzante, evento en que la
Fiscalía la descubrió en la audiencia preparatoria pero no solicitó su
aducción al juicio / SISTEMA PENAL ACUSATORIO - Descubrimiento
probatorio: obligaciones de la Fiscalía, deber de lealtad, evento en que
se no se afectó por la no incorporación al juicio del arma utilizada en el
delito / SISTEMA PENAL ACUSATORIO - Descubrimiento probatorio:
nulidad, por incumplimiento de la Fiscalía, de su deber de descubrir
elementos de juicio que sirven a la defensa, supeditada a la
trascendencia que ellos ofrecen a la teoría del caso / PRUEBA
PERICIAL - Dictamen: necropsia, apreciación probatoria, herida post
mortem / PRUEBA DOCUMENTAL - Video:
apreciación / TESTIMONIO - Apreciación probatoria / TESTIMONIO -
Apreciación probatoria: contradicciones / SISTEMA PENAL
ACUSATORIO - Acusado como testigo: medio probatorio, que debe ser
valorado por el funcionario judicial en conjunto con los elementos de
juicio / HOMICIDIO AGRAVADO - Se configura / COAUTORÍA - Se
configura / DOBLE CONFORMIDAD - Sentencia: confirma condena

Tesis:
«En el presente caso, se llevó a cabo una profusa actividad probatoria,
adelantada por ambas partes procesales - fiscalía y bancada de la
defensa-, dirigida a sustentar probatoriamente sus teorías del caso.

La de la Fiscalía, conforme con la cual AFDD y AFMS, en compañía de


otros, le causaron varias heridas con arma blanca a JEPL, quien, como
consecuencia de ello falleció.

Y la de la bancada de la defensa, que propende por determinar que los


implicados no estaban en el lugar ni a la hora en que tuvieron
ocurrencia los hechos, lo que descarta de tajo su participación en los
mismos.

A este efecto, el defensor de AFDD planteó que, si bien, su defendido


participó en una riña inicial, nunca se acercó al lugar donde le dieron
muerte a la víctima; y, el abogado de AFMS refiere que su protegido
judicial estaba en su casa, dormido, cuando los hechos ocurrieron.

[...]

Para la Sala, la versión ofrecida por el procesado se muestra a todas


luces inverosímil, pues, si sus agresores lo superaban numéricamente y,
además, lo tenían doblegado al punto que estando él en el suelo le
propinaban golpes y puñaladas, resulta inexplicable que los supuestos
atacantes no le hubiesen causado ni una sola lesión y, además, que
hubiesen huido sin finiquitar su cometido, sólo porque la hermana de
éste hizo mucho ruido, pues, el mismo implicado dijo que nadie acudió
en su ayuda.

Cuando a AFDD se le preguntó por lo que ocurrió después de que los


amigos de JE salieron huyendo, esto continuó diciendo el testigo:
[...]

Este relato también se muestra carente de toda credibilidad, pues, está


probado que AFDD y JEPL, pese a vivir en el mismo barrio, ser vecinos y
haber sido amigos en la infancia, a medida que fueron creciendo se
hicieron enemigos porque son hinchas de dos equipos de fútbol
diferentes, lo que ha generado una problemática social en el barrio,
ampliamente conocida por los vecinos y la autoridad policial.

Es evidente que el procesado pretende desdibujar, sin ningún éxito, que


entre él y la víctima existía una relación de enemistad porque
pertenecían a bandos distintos, lo que finalmente se constituyó en el
móvil para cometer el delito.

En ese contexto, si minutos antes los amigos de JEPL - todos hinchas del
equipo contrario al de DD- habían agredido al procesado, quien luego de
la agresión se levantó del suelo «ofendido», tal y como él lo declaró, es
increíble que luego de encontrarse con JE, hayan salido caminando
juntos con destino a la diagonal 13, como si de buenos amigos se
trataran.

Pero, además, es inconcebible que JEPL, sólo reaccionara violentamente


en contra de AFDD cuando, al encontrarse con sus amigos de bando,
éstos lo hicieran entrar en razón haciéndole saber que la persona que lo
acompañaba era su enemigo “Pipe”, como si ese hecho, en ese
particular contexto, pudiera pasar desapercibido fácilmente.

Ahora bien, la existencia de la presunta agresión por parte de JE hacia el


procesado DD queda en duda, pues, cuando el delegado del Ministerio
Público le preguntó cómo ocurrió su enfrentamiento con JEPL, él
declarante de manera contradictoria dijo lo siguiente: «Yo no me he
enfrentado con JE, yo me enfrenté fue con los amigos de John Esteban.
Ellos a mí me intentaron atacar a mí, o sea, que yo entiendo, algo por
yo tener una riña con JE fuera que yo hubiera peleado con él
directamente, yo con él nunca peleé con él ese día…».

Finalmente, el propio procesado se sitúa en el lugar de los hechos, en


compañía de su madre, con quien se trasladó caminando hasta su casa -
tal y como lo declararon los testigos de cargo-, sólo que en su relato lo
hace radicar antes de que JEPL fuera brutalmente asesinado, en su afán
natural y entendible de extraerse de la escena del crimen, coincidiendo
su dicho en este punto con lo narrado por su primo JEEC, quien también
aseguró que vio a DD devolverse en compañía de su madre, varios
metros atrás del lugar del ataque.

No obstante, el dicho de DD y JEEC, permite corroborar las


declaraciones de DHR y GML, quienes manifestaron que vieron a AFDD y
AFMS caminar en compañía de la madre y hermana de primero,
segundos después de que ocurrieron los hechos; una razón más para
otorgarle plena credibilidad a los testigos de cargo, reiterando que HR
dijo que vio a los procesados en el momento en que estaban apuñalando
a JE, en compañía de otros.

Dicho esto, es evidente que AFDD intentó fabricar un relato con el afán
de extraerse del lugar de los hechos, para lo cual se sirvió de un
familiar, JEEC, sin embargo, no tuvieron éxito en dicha pretensión, pues,
el interrogatorio cruzado de los testigos dejó en evidencia las
confusiones e incongruencias en las que incurrieron, sin que puedan
soslayarse las relaciones de parentesco y de amistad existentes entre el
testigo y el procesado, que explicarían el interés en este proceso.

[...]

La Sala de manera reiterada ha sostenido que al analizar el testimonio,


lo que destruye su valor y credibilidad es la verdadera contradicción,
interna o externa, sobre aspectos esenciales relevantes, cuya
depreciación será mayor cuando sea menos explicable la inconsistencia.
En contraste, las desarmonías sobre aspectos accesorios no destruyen la
credibilidad del testimonio, aunque pueden aminorarla, sin que ello
traduzca ruptura de la verosimilitud. (CSJ SP, 17 Jun. 2010, Rad.
33734, reiterada en CSJ SP, 22 May. 2013, Rad. 40555).

Por otro lado, dice el censor que los testigos LZÁ, JCS y MDRG no
estaban en posibilidad de observar a los agresores, porque se
encontraban a 150 metros de distancia de donde ocurrieron los hechos,
la luz era deficiente y había muchas personas alrededor de la víctima;
afirmaciones que se constituyen en meras suposiciones carentes de
respaldo probatorio, que dejan en evidencia la pretensión del libelista de
imponer su postura sencillamente porque es la que resulta más
conveniente a los intereses que defiende, pasando por alto el contenido
objetivo de las pruebas.

En efecto, MDRG señaló a AFDD y AFMS, como dos de las personas que
apuñalearon a la víctima. Dijo que él se encontraba aproximadamente a
100 metros o media cuadra del lugar donde estaban agrediendo a John
Esteban, que la visibilidad del lugar era «muy buena» y que, si bien,
había varias personas alrededor de la víctima lesionándolo, ello no
impedía ver lo que estaba sucediendo.

Sala de Casación Penal


ID : 704038
M. PONENTE : LUIS ANTONIO HERNÁNDEZ BARBOSA
NÚMERO DE PROCESO : 57264
NÚMERO DE PROVIDENCIA : AP1913–2020
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Bogotá
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO
FECHA : 19/08/2020
FUENTE FORMAL : Ley 599 de 2000 art. 29 Y 30 / Ley 906
de 2004 art. 183 Y 184

TEMA: APLICACIÓN INDEBIDA DE LA LEY - No se


configura / VIOLACIÓN DIRECTA DE LA LEY SUSTANCIAL - Implica
un juicio en derecho / VIOLACIÓN DIRECTA DE LA LEY
SUSTANCIAL - Técnica en casación: el demandante debe aceptar los
hechos declarados en la sentencia y la valoración de la prueba realizada
por el juzgador / COAUTORÍA - Diferente a la complicidad

Tesis:
«La demandante argumenta la aplicación indebida del artículo 29 del
Código Penal, que regula la autoría, y echa de menos la utilización del
artículo 30 del mismo estatuto, relativo a la complicidad, planteamiento
que se identifica con la causal primera de casación.

Con todo, antes que esbozar un debate de naturaleza exclusivamente


jurídica, propone uno de carácter probatorio, en la medida que
cuestiona la valoración probatoria del Tribunal acorde con la cual, los
sentenciados se encontraban en el techo de la casa de las víctimas
porque hacían parte del acuerdo para acabar con sus vidas y, por ello,
fueron coautores del delito. Para la defensora, por el contrario, su
presencia en ese lugar es intrascendente porque sólo brindaban «apoyo
emocional» a los atacantes, de forma que, a lo sumo, son cómplices.

Ese razonamiento contiene, sin duda, un sustento probatorio porque


cuestiona las conclusiones que los falladores obtuvieron del análisis de
los medios de convicción acopiados en el debate público e intenta
imponer la visión de la recurrente sobre la forma en que ocurrieron los
hechos, proceder contrario al cargo seleccionado, que únicamente
admite debates de carácter jurídico y no controversias sobre el devenir
de los sucesos investigados.

Al margen de lo anterior, las instancias explicaron ampliamente las


razones por las que las pruebas otorgan certeza de la responsabilidad de
BSFR y JATM en la muerte de los hermanos JFN y ARN, argumentos
ignorados por la censora al pretender degradar la responsabilidad de sus
defendidos con apoyo en razones distantes por completo de lo
demostrado en el juicio, así como de la estructura y naturaleza de las
figuras jurídicas de autoría y complicidad.

[...]

Aducir que la presencia de los sentenciados portando armas de fuego en


el techo de la casa de las víctimas, en el momento en que fueron
asesinadas, sólo constituye una complicidad, además, de desconocer la
lógica del comportamiento humano, omite considerar que en el juicio se
demostró que FR y TM integraban la banda de «los japoneses», la cual
tenía rivalidad con los occisos y había tratado de matarlos en anteriores
oportunidades.

En ese contexto, el cargo, antes que demostrar la violación directa de la


ley por parte de los juzgadores, contiene la visión personal de la
defensora sobre las pruebas y el valor que debió otorgárseles, actitud
que omite considerar que ese tipo de discrepancias no son atendibles en
sede de casación, dada la doble presunción de acierto y legalidad que
reviste el fallo impugnado, en tanto el criterio valorativo del juzgador
prevalece sobre el de los sujetos procesales.

En suma, la censura no demostró la configuración de ningún yerro de


orden casacional que altere la presunción de doble acierto y legalidad
que cobija la sentencia porque se limitó a disentir de la decisión
planteando argumentos alejados de la realidad y de la dogmática de las
figuras jurídicas que menciona.

No hay lugar, en fin, a la admisión de la demanda».


Sala de Casación Penal
ID : 702891
M. PONENTE : EUGENIO FERNANDEZ CARLIER
NÚMERO DE PROCESO : 52070
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP2875-2020
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Cali
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 05/08/2020
FUENTE FORMAL : Ley 599 de 2000 art. 27 Y 103

TEMA: DOBLE CONFORMIDAD - Sentencia: confirma


condena / HOMICIDIO - Tentado: se configura / COAUTORÍA - Se
configura

Tesis:
«Reexaminados los hechos y la prueba de cargo y de descargo, la Sala
advierte que el relato de la víctima, JHMT, acerca de las circunstancias y
los autores de las múltiples lesiones que sufrió en la fecha de autos, se
ofrece verosímil pues su versión se percibe lógica, fluida, concatenada y
detallada en aspectos temporales y espaciales, además de gozar de
respaldo en otros elementos probatorios en los que no se observa
motivo para su desestimación, luego la conclusión necesaria es que el
mérito que presta ese conjunto probatorio de cargo permite llegar al
conocimiento más allá de toda duda acerca de la responsabilidad de MP
y JC como coautores de tentativa de homicidio.

No sobra resaltar que aun cuando el ofendido no le endilgó al último de


los citados la ejecución de agresión alguna con arma corto punzante,
ello no es razón que permita concluir una responsabilidad distinta a
aquella por la que fue acusado, pues lo relevante para ese debate es
que el aludido procesado participó conjunta y simultáneamente con MP y
el otro implicado, AG, en la materialización de un ataque
desproporcionado (en número de oponentes e instrumentos lesivos)
contra la integridad física de MT, a raíz del cual sufrió diversas lesiones
que pusieron en riesgo su vida.

Precisamente, en la resolución simultánea de los agresores para llevar a


cabo el ataque, los unos con arma blanca, y el otro con sus puños y
pies, se materializa la coautoría endilgada, ya que todos obraron con un
mismo y común designio, como también lo destacó el Fiscal Delegado al
indicar que “la intensidad de la agresión, la naturaleza del arma y las
características de las heridas causadas, revelan un ánimo a fin en cada
uno de los agresores, que si bien no fue premeditado o pre acordado, se
asumió en el desarrollo mismo de la agresión”, configurándose así la
modalidad de imputación y el obrar doloso de los acusados.

Sin duda la Corte opta por dar doble conformidad judicial a la sentencia
de condena emitida por el Tribunal, al encontrar acreditados, como los
halló establecidos ese fallador, los elementos objetivos y subjetivos de
la conducta punible de la que se ocupó este proceso. Y dado que la
critica probatoria ensayada por el impugnante a través de este
mecanismo careció de eco, devine imperiosa la decisión de mantener
incólume la declaración de responsabilidad hecha en segunda instancia,
pues, de acuerdo con lo examinado párrafos atrás, las consideraciones
del ad-quem constituyen soporte sólido y suficiente del juicio
condenatorio».

SALVAMENTO / ACLARACIÓN / ADICIÓN DE VOTO:


ACLARACIÓN DE VOTO: EUGENIO FERNANDEZ CARLIER

Sala de Casación Penal


ID : 703088
M. PONENTE : GERSON CHAVERRA CASTRO
NÚMERO DE PROCESO : 52567
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP2847-2020
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Neiva
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 05/08/2020
FUENTE FORMAL : Ley 599 de 2000 art. 51, 58.10, 60,
61, 104, 240 Y 365.5

TEMA: CIRCUNSTANCIAS DE MAYOR PUNIBILIDAD - Obrar en


coparticipación criminal: se configura / CIRCUNSTANCIAS DE MAYOR
PUNIBILIDAD - Obrar en coparticipación criminal:
concepto / CIRCUNSTANCIAS DE MAYOR PUNIBILIDAD - Obrar en
coparticipación criminal: es diferente a la coautoría / COAUTORÍA -
Concepto / COAUTORÍA - Se configura / COAUTORÍA - Diferente a la
coparticipación criminal / NON BIS IN IDEM - No se vulnera: evento
en que se imputó el delito de homicidio agravado a título de coautoría y
se aplicó la circunstancia de mayor punibilidad de la
coparticipación / NON BIS IN IDEM - No se vulnera: evento en que se
aplicó la coparticipación criminal como agravante específico en el porte
de armas

Tesis:
«Adujo de otra parte el actor quebranto del principio non bis in ídem,
por ser incompatible imputar a los procesados coautoría y a la vez la
circunstancia de mayor punibilidad del art. 58.10 esto es, “obrar en
coparticipación criminal”.

Dada la claridad conceptual derivada de las nociones de autoría y


coautoría como formas de intervención en el delito y de coparticipación
como circunstancia agravante cuando quiera que media la participación
de varias personas en su realización; adviértase de una vez que no
existe la incompatibilidad lesiva del principio non bis in ídem a que se
alude en este aspecto de la censura, mucho menos, como se verá,
cuando la primera precisa de un esquema comprensivo de los aportes
individuales que se engloban en la producción de un único hecho
delictivo imputable a todos cuantos intervienen en dominio funcional del
mismo, en tanto que la coparticipación está referida a la mediación que
justamente tienen varios individuos (autores, determinadores o
cómplices) en su ejecución, sin sujeción al codominio funcional que les
es predicable.

Por ende, la coautoría se afirma de aquél volumen de actos coordinados


que deben valorarse con un sentido unitario de realización a todos los
intervinientes bajo el mismo grado de atribución, es decir, que debe
hacerse una valoración global de los aportes bajo la noción del dominio
funcional del hecho; mientras que la coparticipación criminal como
circunstancia agravante afirma la intención de diversas personas sin
distinguir el título de la imputación que les corresponde a cada una.

Menos aún cabe afirmar vulneración del non bis in ídem, cuando quiera
que la circunstancia de mayor punibilidad que sirve de marco referente
al delito base de la dosificación punitiva, como lo es, según se verá
adelante, el de homicidio, no es predicable del delito contra el
patrimonio económico, en relación con el cual, en forma independiente,
la misma media como agravante específica, sucediendo lo propio con el
mismo grado de autonomía, respecto del atentado contra la seguridad
pública de porte ilegal de armas, esto es, haberse ejecutado en
coparticipación criminal.

Así lo ha entendido, por lo demás, doctrina de la Sala frente a una


propuesta sustancialmente idéntica a la que se hace en este caso:

[...]

Lo propio cabe señalar, en lo concerniente a la afirmada vulneración del


principio “non bis in ídem”, que se dice derivada de estar agravado el
delito de porte ilegal de armas por obrar en coparticipación criminal, no
obstante a también tomarse en cuenta esa circunstancia como de mayor
punibilidad (Art. 58.10 C.P.), toda vez que la concurrencia de esta
última sólo sirve de criterio base para el cuarto punitivo en que debe
situarse respecto del delito de homicidio, por ser el de mayor gravedad,
pero no tiene incidencia en el de porte ilegal de armas, sobre el cual
recae exclusivamente la específica agravante (Art. 365.5 C.P.)».

Sala de Casación Penal


ID : 702106
M. PONENTE : GERSON CHAVERRA CASTRO
NÚMERO DE PROCESO : 53826
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP2684-2020
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de
Bucaramanga
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 29/07/2020
FUENTE FORMAL : Ley 906 de 2004 art. 181

TEMA: TESTIMONIO - Apreciación probatoria: la condición del testigo


no implica su falta de credibilidad, familiar / TESTIMONIO - Apreciación
probatoria: nerviosismo del testigo / TESTIMONIO - Apreciación
probatoria: no se evalúa la cantidad de testigos sino su
calidad / TESTIMONIO - Apreciación probatoria: recuerdo de hechos
ocurridos tiempo atrás / TESTIMONIO - Apreciación probatoria:
contradicciones / COAUTORÍA - Concepto / COAUTORÍA -
Demostración / COAUTORÍA - Se configura / HOMICIDIO
AGRAVADO - Se configura / FABRICACIÓN, TRÁFICO Y PORTE DE
ARMAS DE FUEGO O MUNICIONES - Se configura / DOBLE
CONFORMIDAD - Sentencia: confirma condena

Tesis:
«[...] con sujeción a lo propuesto en la impugnación y para dar
cumplimiento al principio de doble conformidad judicial, motivo por el
cual se dio trámite a la demanda con observancia de los lineamientos
fijados en la decisión del 3 de abril de 2019, la Sala una vez apreciada la
prueba allegada al juicio oral, no encuentra razones probatorias ni
jurídicas que conduzcan a revocar la condena.

[...]

En materia de prueba testimonial, rige el sistema de sana crítica o


persuasión racional en su apreciación, razón por la cual, la ley establece
los criterios que la orientan. Entre ellos, además de los principios
técnico-científicos sobre la percepción y la memoria, el juez tendrá en
cuenta lo relativo a la naturaleza del objeto percibido, al estado de
sanidad del sentido o sentidos por los cuales se tuvo la percepción, las
circunstancias de tiempo, modo y lugar en que se percibió, los procesos
de rememoración, el comportamiento del testigo durante el
interrogatorio y el contrainterrogatorio, la forma de sus respuestas y su
personalidad.

El análisis riguroso, a partir de tales criterios, es el que permite


reconocer credibilidad al testimonio respecto de lo observado y percibido
directa y personalmente por el testigo y no la existencia de otro que lo
desdiga. Ambos pueden referirse al mismo objeto, pero ello no
determina su veracidad. Es posible que mientras uno dice la verdad el
otro mienta.

Su fuerza persuasiva dependerá en mayor o menor grado del relato, de


su coherencia interna y externa frente al tema de declaración, los
motivos por los cuales vio y percibió el objeto de su testimonio, las
causas que explican y justifican su rememoración, las respuestas a las
preguntas formuladas en su desarrollo, sus condiciones personales y
posición en relación con la persona de quien depone.

De otro lado, la duda no surge de la sola divergencia de la prueba


testimonial, según lo visto, sino de la imposibilidad de considerar
mendaces a los testigos que al declarar sobre el mismo hecho ofrecen
versiones distintas, pero fundadas en razones plausibles que explican el
conocimiento personal del objeto de su declaración.

En este sentido, es preciso indicar que SR es hermano de M y afín de


JAC, lo cual, en principio, revela un motivo de sospecha respecto de su
declaración, por el interés derivado del parentesco con ellos.

A esta causa de desprestigio de su versión, contribuye el testimonio de


AA a que ubica a la víctima, al acusado y su mujer en la fiesta de la […],
y no en la mencionada por él. Además, haber visto a la víctima
abandonar el lugar en su moto, como siempre lo veía entrar y salir del
barrio, y no en el vehículo del cual habla SR y con el que supuestamente
propició daño a la motocicleta de un tercero.

Pero el demérito de su declaración, proviene de la actitud asumida en su


declaración, conforme puede verse en el video que la contiene. La
narración de los hechos, reducida a la existencia de un problema con la
victima a quien apuñala, obedece no a la dificultad en rememorarlos
debida a los nervios, sino a su incomodidad producto de la mendacidad
con la cual se disponía a declarar y las consecuencias penales derivadas
de ella.

De ahí que el relato guiado por la defensa, se simplifica a repetir que él


ocasionó las tres lesiones con arma blanca a la víctima y huyó del lugar,
después de caer por el botellazo propinado en su cabeza por el herido y
oír los disparos, sin convicción alguna de lo que decía, mostrándose
incapaz de ofrecer explicaciones creíbles de por qué asumió como suyo
un problema ajeno, pues la moto supuestamente dañada por aquél era
de un tercero.

Como también al dejar al albur o azar su hipotética presentación en la


fiscalía, sin precisar el lugar ni identificar al funcionario que
supuestamente oyó su relato, lo cual, además de incomprensible resulta
inadmisible que pasados más de tres años, se presente a cargar con la
autoría de las lesiones, porque en su sentir la víctima murió por los
disparos de arma de fuego y no por las heridas infringidas por él,
dejando librados a su suerte al cuñado y hermana, quienes, según el
testigo, no tuvieron ninguna participación en los hechos porque se
habían quedado en la fiesta en la cual había tenido el problema con JV,
conforme respondiera a instancias de la defensa y la fiscalía.

La Sala no encuentra ningún elemento de juicio que permita, así sea


mínimamente, reconocer alguna credibilidad a la versión de JCSR.

Distinto es el mérito suasorio del testimonio de NESS, testigo directo de


los hechos. Aun cuando de él, en principio también puede predicarse un
motivo de sospecha por el trato que tenía con la víctima, con la cual
horas antes había compartido, el mismo es insuficiente para restarle la
credibilidad que ofrece.

En efecto, el relato espontáneo y sincero de los hechos, le impide hacer


cualquier manifestación distinta a la de ver llegar a la licorera al acusado
con su mujer en una de las dos motos, a quién -se reitera- dijo con toda
firmeza haberlo visto de “frente”, mientras advierte la presencia de dos
personas más que los acompañaban.

Pudo escuchar a la mujer, por estar al lado de la víctima, pedirle que


ahora si le dijera “loca hijueputa”; vio salir detrás de ella al que atacó a
su amigo con un arma blanca, sin poder afirmar de quién se trataba; al
que con un arma de fuego impidió a quienes estaban en el lugar
defender a la víctima; al que la hizo caer cuando corría al trabarla con
uno de sus pies; y al que le disparó estando en el piso, sin mostrar
animosidad alguna, en particular, contra el acusado.

Nadie negó la presencia del testigo, en el sitio donde dijo hallarse, la


cual pasó inadvertida para JCSR, quien en su declaración ni siquiera lo
menciona.

Es verdad, que en el juicio antes de su declaración se dio lectura al


escrito dirigido a la fiscalía , mediante el cual pedía protección para su
vida y familia por sentir temor, pero no por haber sido amenazado,
como lo afirma la defensa, ni para que declarara en determinado
sentido, sino por residir en el mismo barrio que vive la familia del
acusado, el cual, de todos modos, no le impidió acudir a narrar lo
presenciado ese amanecer.

Además, la Sala no observa problemas de rememoración en el


testimonio, sustentados por la defensa en el transcurso del tiempo, sin
indicar cuáles, al señalar que su declaración se produjo 6 años después
de los hechos, cuando en realidad la rindió el 28 de octubre de 2014,
esto es, dos años y menos de cinco meses después de acaecido el
homicidio.

En nada afecta su testimonio, la manifestación de haber visto llegar


cuatro personas en las dos motos y huir cinco, la cual de ningún modo
constituye contradicción suya. A lo sumo, indicativa de la presencia en el
lugar de los hechos de un conocido o amigo del grupo que arribó a
agredir a la víctima, resulta insustancial en relación con la presencia del
acusado en el lugar donde fue herido mortalmente JV.
Ahora bien, los hechos narrados por el testigo guardan conexión con lo
inicialmente acaecido en la fiesta de la casa 57-44, no porque AA esa
misma madrugada se enterara que el muerto “saboteó a la muchacha”,
sino en razón a lo escuchado a la pareja en el parqueadero después de
salir del citado inmueble, de donde también vio partir a la víctima, y
haber observado al “moreno” que los acompañaba portar un arma de
fuego tipo revólver.

Que en la investigación no se hubiera establecido cuál fue problema


entre la mujer y la víctima en aquella fiesta, toda vez que AA ni VC lo
supieron; el primero, afirma haber visto que los asistentes a la fiesta se
empujaban y arrojaban botellas contra el piso, lo cierto es que hubo un
altercado entre ellos, que refulge de lo requerido por la mujer al
acusado minutos después en el parqueadero y de la recriminación hecha
a la víctima luego de bajarse de la moto, como del motivo de su muerte
oído por AA.

Tal circunstancia no impide atribuir la responsabilidad penal que


corresponde a JAC como coautor, quien esa noche estaba dispuesto “pa
las que sea”, no obstante el testigo de visu haya manifestado que “no
puede decir que lo atacó”, refiriéndose a la víctima.

Ciertamente la doctrina y jurisprudencia, cuando varias personas


intervienen en la comisión de un delito, han dicho que su participación
es un problema de coautoría, la cual puede ser propia o impropia.

En la primera modalidad, cada uno de los partícipes agota


materialmente los elementos descriptivos del tipo penal. En la segunda,
existe una verdadera distribución de la tarea criminal acordada
previamente o surgida en la ejecución de la conducta punible, en la que
unos realizan una parte de ella y otros, otra, completando la totalidad
de la configuración típica.

En la coautoría impropia hay un co-dominio funcional del hecho, de


modo que el aporte decisivo de cada participe contribuya a la realización
del plan común. Su ejecución sin él, lo frustraría o dificultaría.

En este asunto, el conocimiento o resolución de la idea criminal de los


partícipes era clara. En el parqueadero, la mujer pidió al acusado -su
esposo- no hacerla quedar mal, lo cual escuchó de viva voz el vigilante
AA.

Esto es, existía un propósito de antemano: buscar a la víctima para


cobrarle su comportamiento o ¿quizás atrevimiento? En palabras de MS,
“ahora sí, dígame loca hijueputa”, según lo cuenta SS, testigo que
compartía con su amigo, cuando la mujer se bajó de la moto
acompañada de su esposo y dos sujetos más que iban en otra, a
recriminarlo.

El plan de eliminar a JV, fue aceptado por JAC cuya contribución o


aporte, hizo posible la ejecución del delito.

En vez de buscar cordura o disuadir a MS, invitándola a ir a la casa, a


olvidar el episodio, a restarle importancia al mismo o a negarse a
transportarla en su moto, optó por hacer alarde de la mala y añeja
costumbre de una mal entendida hombría al responderle a su
amonestación “conmigo pa las que sea”, esto es, evidenció su resolución
de participar en la encerrona a la cual sería sometido el occiso, quien
media hora antes se había atrevido a “sabotear” a su esposa.

De ello no queda duda. En otra moto, los acompañaba un individuo


“moreno” portando un arma de fuego, tipo revólver, según lo apreció AA
cuando se les acercó para que se alejaran del parqueadero, aledaño a la
casa donde se realizó la fiesta que había terminado por intervención
policial por un problema entre los asistentes.

En su moto, C llevó a su mujer a donde estaba JV, a cuyo sitio llegaron


acompañados de dos sujetos más que montaban otra moto, uno de ellos
sacando un arma de fuego cuando la víctima fue herida, para impedir
que alguien “se parara por él”, es decir, la defendiera.

En tales circunstancias, sin que el testigo SS hubiera visto al acusado


atacar al agredido, pues todos corrieron cuando el individuo sacó el
arma de fuego y conminó a los que se encontraban en el lugar a no
terciar en su favor, es evidente, además, de que quien lo apuñaló, otro
tercer sujeto intervino para hacerlo trastabillar y caer al piso, donde fue
rematado con dos disparos realizados a su cabeza.

Recuérdese que la mujer llegó con su esposo y dos hombres más, y


conforme con el relato de SS, cuatro personas intervinieron en la celada
para atacarlo e impedir que lo ayudaran o huyera de ellos.

Que el de visu no haya precisado la intervención del acusado, esta


circunstancia no diluye su responsabilidad penal, dado que su aporte fue
esencial para la realización de la tarea criminal, en tanto respaldo y
asintió en el ataque que inició con el reclamo que al occiso le hizo su
pareja, seguido de las agresiones físicas perpetradas contra la
humanidad de éste, al punto que, si hubiera desaconsejado a su mujer
en vez de respaldar su idea y negado a transportarla al lugar donde se
encontraba la víctima, con el conocimiento de que esta sería agredida,
seguramente su muerte no se habría producido.

El examen integral de la prueba, lleva a la Sala a impartir confirmación


al fallo de condena proferido por el Tribunal Superior de Bucaramanga,
al estar demostrado más allá de toda duda, la existencia de los delitos
materia de juzgamiento y la responsabilidad del procesado JACC en su
realización, a título de coautor».

Sala de Casación Penal


ID : 703063
M. PONENTE : HUGO QUINTERO BERNATE
NÚMERO DE PROCESO : 55617
NÚMERO DE PROVIDENCIA : AP1735-2020
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal Justicia y
Paz de Bogotá
CLASE DE ACTUACIÓN : SEGUNDA INSTANCIA
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO
FECHA : 29/07/2020
FUENTE FORMAL : Ley 1592 de 2012 art. 14 y 27 / Ley
1395 de 2010 art. 10 / Ley 975 de
2005 art. 2, 3, 10, 11A, 17 y 26 /
Decreto 1069 de 2015 art.
2.2.5.1.2.2.7 / Decreto 3011 de 2013
art. 20

TEMA: APARATO ORGANIZADO DE PODER - Autoría mediata:


demostración / APARATO ORGANIZADO DE PODER - Coautoría: por
cadena de mando / COAUTORÍA IMPROPIA -
Configuración / APARATO ORGANIZADO DE PODER - Autoría mediata
por dominio de la voluntad / APARATO ORGANIZADO DE PODER -
Autoría mediata por dominio de la voluntad: es diferente a aquélla por
coacción o instrumento / APARATO ORGANIZADO DE PODER -
Autoría mediata por dominio de la voluntad: elementos

Tesis:
«En este punto recuérdese que la Sala se ha pronunciado en relación
con la autoría mediata en aparatos organizados de poder por dominio de
la voluntad para atribuir la autoría de conductas punibles a personas
diferentes de quienes los ejecutan materialmente, en casos que son
cometidas por miembros de una estructura organizada con el fin de
atribuir responsabilidad no solamente a los autores materiales sino
también a quienes tienen control jerárquico de la organización aun
cuando no hayan tenido «injerencia directa sobre aquellos que
materializan o ejecutan las acciones ilícitas en el grupo».

[…]

[…] De esta forma la Sala ha desarrollado la tesis de la atribución de


resultados antijurídicos «…a quienes ostentan una posición de mando
dentro de una organización jerárquica respecto de hechos cometidos por
sus subordinados, cuando quiera que aquéllos materializan un mandato
delictivo transferido a lo largo del escalafón de la estructura hasta sus
ejecutores materiales», precisando que la imputación de uno o más
delitos a los líderes de la agrupación delincuencial requiere que «…hayan
tomado parte o contribuido, de alguna manera, a su realización»

Esto puede presentarse, se indicó en la providencia citada, porque han


dado la orden, expresa o tácita, de cometer determinadas conductas
punibles comunicando ese designio, por conducto de los mandos medios
o inferiores, a quienes lo han de ejecutar materialmente; o porque los
delitos ordenados se corresponden con el ideario de la agrupación o su
plan criminal.

Por consiguiente, «…no son atribuibles a los superiores aquellos delitos


que, no obstante haber sido cometidos por miembros de la organización
delictiva, no fueron ordenados por ellos y se apartan del modo operativo
de la misma, su ideario o plan de acción…»

De lo anterior se sigue que la condena proferida por la jurisdicción de


transición en contra de los dirigentes de las ACMM por el homicidio del
soldado VH, no se constituye por sí misma en el medio demostrativo de
que ese reato, sí y solo sí, fue ordenado y cometido siguiendo sus
órdenes o por estar vinculado con las políticas de las autodefensas.

En contrario lo que esto demuestra es la trascendencia de la infracción


al compromiso de verdad en que incurrió CP pues contribuyó para que
quienes fungieron como sus superiores en el grupo ilegal aceptaran
responsabilidad por un hecho absolutamente opuesto a la política
habitual del grupo de no atentar contra miembros de las Fuerza
Militares».
JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 29472 | Fecha: 10/04/2008
| Tema: LEY DE JUSTICIA Y PAZ - Beneficios: exclusión, condena por
nuevas conductas delictivas, naturaleza objetiva de la causal Rad:
53516 | Fecha: 20/02/2019 | Tema: LEY DE JUSTICIA Y PAZ -
Beneficios: exclusión, condena por nuevas conductas delictivas,
naturaleza objetiva de la causal Rad: 44692 | Fecha: 04/03/2015 |
Tema: LEY DE JUSTICIA Y PAZ - Beneficios: exclusión, incumplimiento
de los compromisos, de contribución al esclarecimiento de la verdad y la
construcción de la memoria histórica Rad: 33663 | Fecha: 03/08/2016 |
Tema: APARATO ORGANIZADO DE PODER - Autoría mediata:
demostración / APARATO ORGANIZADO DE PODER - Coautoría: por
cadena de mando / COAUTORÍA IMPROPIA - Configuración / APARATO
ORGANIZADO DE PODER - Autoría mediata por dominio de la voluntad /
APARATO ORGANIZADO DE PODER - Autoría mediata por dominio de la
voluntad: es diferente a aquélla por coacción o instrumento / APARATO
ORGANIZADO DE PODER - Autoría mediata por dominio de la voluntad:
elementos Rad: 33848 | Fecha: 08/06/2018 | Tema: APARATO
ORGANIZADO DE PODER - Autoría mediata: demostración / APARATO
ORGANIZADO DE PODER - Coautoría: por cadena de mando /
COAUTORÍA IMPROPIA - Configuración / APARATO ORGANIZADO DE
PODER - Autoría mediata por dominio de la voluntad / APARATO
ORGANIZADO DE PODER - Autoría mediata por dominio de la voluntad:
es diferente a aquélla por coacción o instrumento / APARATO
ORGANIZADO DE PODER - Autoría mediata por dominio de la voluntad:
elementos Rad: 50236 | Fecha: 05/12/ 2018| Tema: APARATO
ORGANIZADO DE PODER - Autoría mediata: demostración / APARATO
ORGANIZADO DE PODER - Coautoría: por cadena de mando /
COAUTORÍA IMPROPIA - Configuración / APARATO ORGANIZADO DE
PODER - Autoría mediata por dominio de la voluntad / APARATO
ORGANIZADO DE PODER - Autoría mediata por dominio de la voluntad:
es diferente a aquélla por coacción o instrumento / APARATO
ORGANIZADO DE PODER - Autoría mediata por dominio de la voluntad:
elementos

RELEVANTE

Sala de Casación Penal


ID : 700941
M. PONENTE : GERSON CHAVERRA CASTRO
NÚMERO DE PROCESO : 56591
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP2544-2020
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de
Sincelejo
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 22/07/2020

TEMA: APARATO ORGANIZADO DE PODER - Coautoría: por cadena


de mando, se admite frente a conductas cometidas por servidores
públicos / APARATO ORGANIZADO DE PODER - Coautoría: por
cadena de mando, no se configura / APARATO ORGANIZADO DE
PODER - Autoría mediata por dominio de la voluntad: es diferente a la
coautoría impropia / COAUTORÍA PROPIA - Concepto / COAUTORÍA
IMPROPIA - Concepto / APARATO ORGANIZADO DE PODER -
Autoría mediata: no se configura / COAUTORÍA - Se
configura / COAUTORÍA IMPROPÍA - División del trabajo: prueba para
condenar / HOMICIDIO EN PERSONA PROTEGIDA -
Coautoría / HOMICIDIO EN PERSONA PROTEGIDA - Tipicidad
objetiva: se configura / HOMICIDIO EN PERSONA PROTEGIDA -
Tipicidad subjetiva: dolo, se configura / HOMICIDIO EN PERSONA
PROTEGIDA - Dolo / HOMICIDIO EN PERSONA PROTEGIDA -
Antijuridicidad / HOMICIDIO EN PERSONA PROTEGIDA - Se
configura: evento en que hizo parte un plan criminal, orientado la
realización de ejecuciones extrajudiciales a cambio de otorgamiento de
permisos a soldados / HOMICIDIO EN PERSONA PROTEGIDA - Se
configura: evento en que fue ideado y ejecutado por miembros del
Ejército Nacional

Tesis:
«Las aceptaciones del cabo GC y del recluta QL de haber disparado al
joven retenido en la casa y a EVG comandante “Tigre uno”, y la
individualización del sargento viceprimero LECC, del soldado JAC y del
suboficial FAPC, como los autores de la ejecución del herido, de RRL y
de la mujer que acompañaba a éste, que hacen algunos de sus
compañeros, no desvirtúa la figura de la coautoría impropia bajo la cual
los procesados fueron acusados.

Es obvio que, descubierta la naturaleza de la operación militar, cada uno


de quienes la planearon e intervinieron en su ejecución quisieron
mostrarse ajenos, manifestando que no hicieron uso de su arma y
dotación oficial, no se acercaron al lugar donde las personas fueron
ejecutadas porque se les asignaron roles distintos, o solo vinieron a
verlas en el batallón o no pensaron en la decisión tomada por algunos
de sus compañeros, cuando su aporte contrario a lo dicho resultó
esencial para la configuración típica.

El Tribunal con sustento en los presupuestos requeridos para la


estructuración de la autoría mediata en aparatos organizados de poder
por dominio de la voluntad y bajo el argumento de la inaplicabilidad en
este asunto de la coautoría impropia, por considerarla incapaz de
explicar la atribución de responsabilidad penal a altos mandos dentro de
organizaciones jerarquizadas, estima que la imputación al citado oficial
de los actos cometidos por el grupo militar no es posible jurídicamente
ni con sustento en la prueba recaudada en la actuación.

El artículo 29 del Código Penal contempla el concurso de personas en el


delito. Considera coautores a los que, mediando un acuerdo común,
ejecutan el delito con división de la tarea criminal con atención a la
importancia de su aporte.

Se habla de una coautoría propia, cuando cada uno de los ejecutantes


del hecho punible realizan todos los elementos de la descripción típica. Y
una impropia, en donde cada uno de los autores en cumplimiento de la
labor delictual, ejecuta una parte del tipo que contribuye a la comisión
de la conducta punible.

La Sala frente a la participación plural de personas jerárquica y


subordinadas, pertenecientes a una organización criminal, quienes
mediando la distribución y concurrencia de aportes realizan la conducta
punible, considera que la misma se resuelve a la manera de una cadena.

[...]

En esta forma denominada coautoría por cadena de mando,


generalmente no hay contacto físico, verbal y conocimiento entre quien
imparte la orden y el o los ejecutantes, debido a la transmisión del
mandato secuencial y descendente a través de otros dependientes.
Como enlaces articulados al conocer de manera inmediata a la persona
antecedente de quien la recibieron y de forma subsiguiente a la que se
la trasmiten, terminan convertidos en anillos de una cadena.

Siendo característica de organizaciones criminales o de grupos armados


ilegales, esta forma de coautoría también se admite frente a conductas
cometidas por servidores públicos.

[...]
Bajo tales premisas, se equivoca la instancia al echar de menos los
presupuestos de la “autoría mediata en aparatos organizados de poder”,
porque en este asunto no se trata de la hipótesis del “hombre de atrás”
que sin conocer al que la ejecutará, confía en que algún miembro de la
organización la cumplirá (fungibilidad del ejecutor), sin necesidad de
acudir a la fuerza o al error que caracteriza la concepción tradicional de
la autoría mediata.

Constituyendo la acusación el marco fáctico y jurídico, en esta “el juicio


de reproche de los encartados frente a los delitos enrostrados se les
realiza desde la conocida teoría de la coautoría impropia, pues cada uno
de ellos no ejecutó integra y materialmente la(s) conducta(s)
reprochables(s), pero si aportaron con su contribución en la consecución
del resultado propuesto, con dominio funcional y división de trabajo,
bajo un acuerdo expreso que tuvo su escenario el 21 de diciembre de
2006, en la reunión presidida por el señor coronel PD” .

Imputación que de ningún modo resulta equivocada, dada la aceptación


expresa de los integrantes del pelotón […] con el oficial encartado, quién
no acudió a un tercero para acordar la comisión de los hechos, pues se
trasladó a la base de aquél, en donde en reunión presidida por él, les
impartió la orden de llevar a cabo la misión táctica […].

[...]

Desde esta perspectiva, no es pertinente acudir a la coautoría por


cadena de mando, cuando es un problema de coautoría impropia
definido por la Fiscalía en la acusación, en cuanto el oficial acusado
acordó con los soldados profesionales la ejecución de la orden sin
intermediarios. La ideación y el plan común suyos, fueron transmitidos a
los ejecutantes verbalmente antes de su realización.

El oficial PD lo admite, cuando en su indagatoria manifestó haber


ordenado la misión táctica […] a la compañía […] con sustento en lo
dicho por el informante GÁ, reunido al pelotón, utilizado un papelógrafo
para graficar el esquema del área, donde hacía presencia un grupo de
bandas criminales que estaba intimidando a la población y aceptó haber
concedido permiso a sus integrantes y otorgado el plan caribe a alguno
de ellos, precisando que en “en ningún momento se les dio por bajas” y
negando habérselas exigido, al insistirles en el uso de las armas solo si
era necesario.

En estas condiciones, la responsabilidad del alto oficial no deviene por el


mando, sino de su participación directa en la ideación y planeación de la
operación ilegal, que incomodó al coronel GC, titular de la guarnición
militar, no por su ilegalidad sino por sus resultados, “él estaba muy
bravo con la tropa es decir con la compañía […] que porque era
desleales que porque tenía que darle bajas al coronel P ”.

Adicionalmente, luego de explicarles el objetivo de la misión, sobre el


atril o tablerito y valiéndose del “guía” que lo acompañaba, y de
hablarles de lo bien que les iría porque la información de GÁ era fija,
según lo manifestado por MC, CC y RR, les pidió traer bajas o dar
“resultados” que serían retribuidas con un permiso de treinta días.

[...]

Permisos que no pueden explicarse ni justificarse en la política


ministerial de la época como lo entendió el ad quem, porque la Directiva
Ministerial No. 29 de 2005 establecía el pago de recompensas e
incentivos a los militares no por llevar a cabo ejecuciones sumarias o
“falsos positivos”, sino por las bajas efectivamente producidas en un
enfrentamiento o combate armado con grupos ilegales.

Lo usual y normal es que el comandante de una institución castrense


frente al éxito de una operación militar conceda beneficios a las
unidades participantes en ella, pero no que los ofrezca antes de su
ejecución pidiendo determinados resultados operacionales.

La prueba testimonial citada controvierte la negativa del oficial de haber


exigido bajas que serían retribuidas con el permiso, la cual lejos de
mostrar un acuerdo previo para perjudicar la situación del coronel,
evidencia espontaneidad y sinceridad en esos aspectos, por tanto,
creíble y admisible para deducirle responsabilidad en las ejecuciones
sumarias.

Por lo demás, las bajas solicitadas no lo fueron bajo el alcance


restringido fijado por el Tribunal, al señalar con apoyo en la Real
Academia de la Lengua que tal acepción “indefectiblemente no
corresponde a una muerte, pues la misma puede corresponder a una
herida”.

Cuando PD dijo que no admitía capturas, el significado de bajas o


resultados operacionales no era distinto al de suprimir la vida de
quienes fueran retenidos, tal como lo entendieron los acusados y las
llevaron a cabo inducidos y motivados por el permiso ofrecido por él, en
el caso de su obtención.
Si el pedido del oficial no hubiera sido ese, no habrían ejecutado a todos
los aprehendidos esa mañana, con mayor razón cuando los que se
movilizaban en la moto por haber sido sorprendidos en otro lugar no
tenían conocimiento de la ejecución del herido y de los retenidos en la
casa, lo cual no obligaba a los acusados a matarlos para evitar que
aquellos los denunciaran.

Comportamiento reprobable y reprochable del alto oficial, que estaba


obligado por el ordenamiento jurídico y su condición de militar a
preservar y proteger la vida y no a estimular y propender por la
supresión de quienes fueran retenidos independientemente de su
condición, debiendo procurar su entrega a las autoridades encargadas
de investigarlos y juzgarlos por sus eventuales delitos y no instar a su
ejecución.

De otro lado, los soldados profesionales acusados asumieron su


participación en la misión con el propósito de dar bajas o producir
resultados, contribuyendo cada uno con su aporte esencial al plan
común propuesto, es decir la causación de la muerte de las personas
que serían retenidas en la misión táctica, como finalmente ocurrió.

Era apenas natural, ante el descubrimiento por la justicia del plan


criminal orquestado por el coronel PD, su negación por los involucrados
en él. De ahí que no obstante reconocer su existencia, quieran
marginarse aduciendo cada uno razones o explicaciones acerca de su
intervención, que los mostrarían ajenos a las decisiones de los
ejecutores materiales.

[...]

Del relato de todos ellos queda claro que no hubo ningún combate, que
las tres personas sorprendidas en la casa y las dos que se desplazaban
en la moto, no opusieron resistencia alguna a su retención, siendo
desarmadas y llevadas a un mismo paraje donde fueron ejecutadas, al
igual que la herida por el soldado FK al repeler el ataque del cual
momentos antes había sido víctima.

[...]

Ahora bien, según lo visto, ninguno de los soldados involucrados habría


presenciado la muerte de las seis (6) personas y menos participado en
su ejecución, salvo QL, quien admitiera, aduciendo la supuesta falta de
mando del teniente SC, haber disparado a EVG alias […].

Trasladan la responsabilidad únicamente al teniente SC, quien en


ampliación de su indagatoria no solo se mostró ajeno a los hechos, sino
que negó las promesas hechas por PD y dijo que los dos capturados por
él, fueron ejecutados sin autorización y consentimiento suyos ; o al
sargento primero CC, único en insistir en que las seis (6) bajas fueron
producto de un combate .

Por eso, los soldados R, CP, CB, JV, MP, RM, RR, RR, LT, TM y SG,
manifiestan no haber disparado las armas de dotación oficial que
portaban.

De acuerdo por lo dicho por MC, SC, FK, GC, juzgados en otra actuación,
y QL, RRL, la mujer, dos de las personas no identificadas, entre ellas la
herida, fueron ejecutadas por el soldado profesional CA, los cabos PC,
GC y el sargento CC.

En este sentido, CA habría dado muerte a RR; PC a la mujer; GC al


joven que acompañaba a los dos mencionados; y, CC al herido. Ninguno
de los otros integrantes de la unidad militar dice quién mató al
“explosivista”, mientras QL admitió la de VG alias […].

Estas ejecuciones que parecieran corresponder a la decisión individual


de cada uno de los señalados no lo son. Tienen su génesis en el
mancomunado acuerdo criminal ideado y propiciado por el coronel PD
con la patrulla encargada de su ejecución, conocedora de antemano de
sus resultados a partir de la información entregada por el desertor del
grupo eliminado la mañana del 22 de diciembre.

El plan contemplado era uno: “matar”. Las bajas o resultados no


admitían capturas, esa fue la naturaleza de la orden y así la ejecutó la
patrulla militar, ignorando las normas del derecho internacional
humanitario sobre el trato y socorro que debe prestarse al combatiente
herido y a quienes habiendo sido capturados no ofrecieren resistencia
alguna; en vez de auxiliarlos y entregarlos a las autoridades
competentes para su juzgamiento, decidieron conforme con lo
convenido ejecutarlos sin miramiento alguno.

En principio, la compañía […] estaba integrada por soldados


profesionales, conocedores por su condición de sus obligaciones y
deberes; no eran reclutas sino miembros de la institución militar, según
el sargento CC tenían una experiencia de ocho (8) años, de modo que
entendían perfectamente la jerga militar, y cuando el coronel les pidió
bajas o resultados, evidentemente sabían qué comprendían, contrario a
lo insinuado por CB, JV, SV, RR y R, quienes hablan de incautación de
armamento, droga, explosivos, capturados o neutralizados, con el
evidente propósito, según lo dicho, de mostrarse ajenos a la ilicitud.

[...]

Tales posiciones, al contrario de lo pensado por los procesados,


evidencian la distribución de la tarea criminal.

[...]

No era necesario que todos ejecutaran la acción sino una parte de ella.
Es indiferente que los acusados hubieran disparado o no. Su aporte y
contribución al resultado típico fue esencial, en obedecimiento al plan
común que consistía en eliminar a las víctimas, cuya retención fue
posible por la división en grupos de la unidad militar, no para enfrentar
un combate que de suyo sabían no existiría sino para evitar la fuga de
quienes había certeza pernoctaban en ese lugar.

[...]

En consecuencia, que unos fueran los encargados de aprehenderlos y


llevarlos al lugar de su ejecución, otros fueran asignados a la seguridad
después de su retención y otros los que les dispararan, denota la
división de la labor criminal, su aporte a la realización del plan común y
la asunción del hecho como propio, razón por la cual los soldados
profesionales acusados responderán penalmente como coautores del
homicidio de los cinco (5) hombres y de la mujer, con excepción de QL
condenado por el de EVG alias […], que responderá por cinco (5)
homicidios.

[...]

De ahí, que SC haya dicho que frente a los retenidos en la casa, luego
de haber ejecutado al herido, “mi primero C nos dio la orden de llevarlos
hacia la mata de monte, vinimos por ellos mi cabo P, el soldado M, otros
dos soldados y yo y además los que estaban en la casa cuidándolos”; y,
de los dos que se desplazaban en la motocicleta, “nos fuimos hacia el
sitio donde supuestamente estaba la caleta, se bajaron allá mi teniente
S y los otros soldados que iban con ellos y el guía, llegaron allá y
supuestamente encontraron el hueco, ya no había nada ahí, que ya
habían sacado las armas de ahí, de ahí se volvieron a subir al camión
todos, lo llevaron a la mata de monte de nuevo, donde estaba el otro y
los muertos, y dieron la orden de matarlos”.

Esto es, que no todos los acusados quedaron asignados a seguridad


como quieren ahora presentarse, varios de ellos se encargaron de llevar
a los retenidos al lugar donde fueron ejecutados por otros de sus
compañeros, siendo inadmisible el desconocimiento de la intención de
matarlos, cuando como se ha visto, desde la reunión ya sabían de ella.

Si no hubiera sido así, no habrían acordado por sugerencia del teniente


JJSC, quiénes debían declarar y cómo debían hacerlo.

“Pues nos pusimos de acuerdo con los demás implicados, mi teniente S


nos reunió y nos dijo que debíamos decir”, manifestó GC; “ese día que
llegamos, que escogieron la gente para la declaración” señaló RR; “Yo
ese día me encontraba en el hospital y mi teniente Sandoval me dijo
que fuera a declarar y que dijera eso que eso fue en combate, en
enfrentamiento” expresó BA; “en la diligencia inicial el teniente S, nos
reunió y nos dijo que teníamos que decir, porque no íbamos a tener
problemas” afirmó FK; y, “la diligencia inicial era que se había cuadrado
que así tocaba, pero la verdad de lo que sucedió es lo que estoy
diciendo hoy”, agregó Serna Montoya.

De manera que, en ausencia de circunstancias excluyentes de la


responsabilidad penal, la Sala considera suficientes los elementos de
juicio para reprochar y declarar responsables penalmente a IPD, GER,
LCB, DSJV, MCP, MDP, JELT, HJMP, RRM, RRR, JLRR, DJSG, EQL y JATM
como coautores del delito de homicidio en persona protegida.

Conducta que, ejecutada en concurso homogéneo (se realizaron seis


ejecuciones), es típica tanto en el plano objetivo (el comportamiento se
subsume en el artículo 135 del Código Penal) como en el subjetivo, pues
el actuar doloso de los procesados surge evidente, ya que su condición
de militares les hacía conocedores de que constituye una grave
infracción a la ley penal, ejecutar este tipo de atentados contra la vida,
y no obstante ese conocimiento de manera voluntaria y libre le quitaron
la vida a seis personas indefensas (artículo 22 Código Penal).

Asimismo, dicho comportamiento en cuanto representó cegar la vida de


seis individuos sin causa jurídicamente atendible, es materialmente
antijurídico, destacándose en sede de juicio de reproche que, siendo los
procesados en los términos del artículo 33 del Código Penal, personas
imputables, actuaron con conciencia de la ilicitud de su actuar, estando
en condiciones de realizar una conducta conforme a derecho».
Sala de Casación Penal
ID : 699952
M. PONENTE : GERSON CHAVERRA CASTRO
NÚMERO DE PROCESO : 49485
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP2198-2020
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de
Popayán
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 08/07/2020
FUENTE FORMAL : Ley 906 de 2004 art. 448 / Ley 599 de
2000 art. 58.10, 58.13 Y 61 / Ley 890
de 2004 art. 14

TEMA: COAUTORÍA IMPROPIA - Concepto / COAUTORÍA


IMPROPIA - Principio de imputación recíproca / COAUTORÍA
IMPROPIA - Se configura / COAUTORÍA IMPROPIA -
Demostración / HOMICIDIO - Coautoría / COAUTORÍA - Acuerdo
puede ser antecedente o concomitante al
comportamiento / COAUTORÍA - Acuerdo puede ser expreso o tácito

Tesis:
«[...] en relación con la estimación de los elementos probatorios, es el
parecer del censor que los apreciados por el Tribunal no pueden
conducir fundadamente a demostrar, más allá de toda duda, la
responsabilidad de su defendido, pues a pesar de aceptar que, en
efecto, los internos OA y OG se trenzaron en un riña con armas
cortopunzantes, ninguno de ellos evidencia que en verdad aquél le haya
propinado alguna herida al segundo y menos que fuera letal, o que, si
no lo hizo, mal puede imputársele el actuar de los otros dos partícipes
del hecho, TM y DV, por no existir prueba de que el resultado fue
producto de una conducta mancomunada precedida de algún acuerdo
entre los calificados como coautores.

Relieva en primer término, sin embargo, tal planteamiento una


confusión entre coautoría propia e impropia al exigir la existencia de
prueba demostrativa de que fue el procesado quien materialmente
propinó la puñalada que le ocasionó la muerte a OG, no obstante ser
claro que la primera se presenta cuando varios individuos mediante
acuerdo previo o concomitante realizan la conducta, pero todos
actualizan el verbo rector definido en el tipo, mientras que, en la
segunda, hay división de trabajo, al punto que, incluso, algunos pueden
realizar comportamientos objetivamente impunes, pero que por el
acuerdo expreso o tácito de voluntades y la identidad en el delito se
hacen responsables de todo.

En estos casos de coautoría impropia, el resultado típico es producto de


la voluntad común, en forma tal que, si bien en principio podría
afirmarse que cada conducta aisladamente valorada no posibilita su
directa adecuación, el común designio que ata a la totalidad de cuantos
intervienen con actos orientados a su ejecución, rechaza un análisis
sectorizado de cada facción e impone por la realización mancomunada
que desarrolla el plan urdido, que sólo pueda explicarse bajo la tesis de
la coautoría impropia, en tanto compromete a todos los copartícipes
como si cada uno hubiere realizado la totalidad del hecho típico y no,
desde luego, por la porción que le fue asignada o finalmente ejecutó.

Desconoce así el casacionista el principio de imputación recíproca propio


de esta clase de coautoría, según el cual los resultados lesivos que cada
uno de los partícipes realice les serán atribuibles a los demás.

Que en términos del demandante no se hubiere probado que el


procesado le infligió alguna puñalada a OG y menos que si se la propinó
fuera fatal, en nada exime de responsabilidad al sentenciado, porque de
conformidad con el citado principio de imputación recíproca que
gobierna la coautoría, cuando para la ejecución de la conducta existe
acuerdo de voluntades, tácito o expreso, los resultados punibles que
perpetre cada uno de los coautores en orden a la realización del plan
común son imputables a todos los demás, incluyendo aquellas
contribuciones que individualmente consideradas no sean constitutivas
de delito.

También desconoce el censor que en cuanto hace al acuerdo éste puede


ser previo o concomitante al hecho ilícito y tácito o expreso, no
necesariamente ha de ser antecedente ni explícito.

[...]

Ahora, es cierto, acaso por imposible en eventos como el que se juzga,


que no exista o no se logre hallar una prueba que de manera directa
acredite la mediación de ese acuerdo entre los ejecutores del punible,
más aún cuando el mismo puede emerger coetáneamente a los sucesos
y de manera implícita.
En este asunto, las circunstancias del suceso, y así elucubró
correctamente el ad quem, permiten inferir la existencia de ese acuerdo,
si no previo ni expreso, sí por lo menos coetáneo e implícito al momento
de ocurrencia del delito pues quedó demostrado, i) que el acusado se lio
en riña con el ahora occiso; ii) que para esos efectos, usó, como lo
hicieron TM y D, un arma cortopunzante, hecho que, inclusive, en
principio da la idea de un acuerdo precedente, pues cómo entender tal
coincidencia de llegar a la hora de sol armados de esa manera, no
obstante haber sido requisados previamente inclusive con aparato
detector de metales, según declaró el dragoneante OD; iii) que, a juzgar
porque se hallaban ensangrentados y así lo declararon los tres
funcionarios del INPEC antes citados, efectivamente O hirió a su
contrincante; iv) que dada la naturaleza del arma, aportada al juicio
como elemento material probatorio y fotográficamente fijada, había sin
duda la intención de matar y iv) que el resultado muerte se logró, así
hubiere sido con la participación de otros dos atacantes.

Todo ello, permite colegir, como lo hizo acertadamente el Tribunal, la


existencia de un acuerdo como elemento de la coautoría para matar a
GMO; el acusado y quienes aceptaron anticipadamente su
responsabilidad querían matarlo y lo lograron, resultado al que arribaron
por el acuerdo coetáneo y tácito de obtenerlo, nada de lo cual fue
evaluado por el recurrente más allá de afirmar la inexistencia de prueba
al respecto, pero sin apreciar los hechos indicantes antes precitados y
de los que igualmente se valió la segunda instancia para llegar a tal
conclusión por vía inferencial.

No hay, por tanto, en el anterior contexto elemento de juicio alguno que


permita señalar que el juzgador, como igualmente lo estiman la Fiscalía
y el Ministerio Público, erró al valorar los testimonios [...]».

TESTIMONIO - Apreciación probatoria: procesado por los mismos


hechos, que se autoincriminó / TESTIMONIO - Credibilidad: apreciación
/ HOMICIDIO - Coautoría: se configura

Tesis:
«[...] es cierto que TM y DV se autoincriminaron y consecuentemente
aceptaron su responsabilidad en la ejecución del homicidio de GMO,
pero además de que un tal allanamiento no excluye de manera
automática a otros eventuales responsables, se trata del testimonio, el
del primeramente mencionado, quien declaró en juicio, que debe
someterse como cualquier otro, al escrutinio con fundamento en el
método racional, o sana crítica.
En ese orden, la auto atribución exclusiva de responsabilidad por parte
de T y sus afirmaciones en torno a que el acá procesado nada tuvo que
ver en los hechos, resultan carentes de crédito y no sólo porque no se
haya detectado en la víctima herida alguna en el cuello con arma
cortopunzante, aunque sí una contusión, según se aprecia en el informe
de necropsia, sino porque, examinada su declaración, ni siquiera da
cuenta de que entre O y O se presentó la riña de que hablan todos los
demás testigos y cuya existencia admite la defensa.

Su testimonio pretende negar, inclusive, ese hecho, plenamente


demostrado, así como negar que O portara arma alguna, en el propósito
de hacerse responsable exclusivo, con DV, del resultado, desconociendo
un suceso del que objetivamente dan cuenta los funcionarios del INPEC
que ese día se encontraban en funciones de custodia y aspirando a que
se desconozca que en poder del acusado fue hallado precisamente un
elemento cortopunzante.

Como en estas condiciones se advierte demostrada, más allá de toda


duda, la responsabilidad de CJOA, como coautor del homicidio de GMOG,
la sentencia impugnada será en dicho sentido confirmada».

RELEVANTE

Sala de Casación Penal


ID : 700011
M. PONENTE : EYDER PATIÑO CABRERA
NÚMERO DE PROCESO : 51444
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP2339-2020
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Cali
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 01/07/2020
FUENTE FORMAL : Ley 599 de 2000 art. 31 y 397 / Ley
906 de 2004 art. 20, 32, 161, 176, 179
179B, 194, 216, 292 y 481 /
Constitución Política de Colombia de
1991 art. 29 / Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Polìticos art. 14.5 /
Convención Americana sobre Derechos
Humanos – Pacto de San José art. 8.2
h

ASUNTO:
Delimitación de los problemas jurídicos planteados Inicialmente,
corresponde a la Sala examinar si es viable la imputación jurídica del
delito de peculado por apropiación a título de intervinientes de los
acusados, de cara a la actividad delictiva de los funcionarios
presustanciadores del Instituto de Seguros Sociales y el engaño al que
habría sido sometido TJRM, Jefe del Departamento de Atención al
Pensionado, por parte de aquellos, para la suscripción de las
resoluciones de reconocimiento de pensión de vejez y la orden de pago
de las mismas, propósito en el cual aludirá al tratamiento del concurso
de personas extraneus e intraneus en los punibles especiales y al
fenómeno de la autoría mediata en este tipo de reatos. Así mismo,
constatará si el Tribunal incurrió en infracción directa de la ley
sustancial, como consecuencia de la presunta atipicidad de la conducta
de peculado por apropiación, en punto del elemento estructural del tipo,
relativo a la responsabilidad funcional de los servidores públicos autores
de la misma y, consecuentemente, verificará si es posible edificar juicio
de reproche en cabeza de los procesados –usuarios- a título de
intervinientes. De igual manera, evaluará si se recayó en falso juicio de
existencia por suposición, en torno a la prueba de la participación de
servidores públicos en el trámite de las pensiones de RMM y SAL, por
una parte, y OML, JJRC y LETL, por otra, y, finalmente, analizará si se
infringió de manera directa la ley sustancial con la aplicación indebida
de la figura del delito continuado. En todo caso, evaluará, dentro del
principio de limitación, es decir, en relación con los reproches
señalados, si el ad quem recayó en algún yerro de juicio, con efecto
trascendente, en el ejercicio de valoración probatoria, a fin de
garantizar el principio de doble conformidad judicial.

TEMA: DELITOS ESPECIALES - Propios: autoría y


participación / DELITOS ESPECIALES - Impropios: autoría y
participación / AUTORÍA - Concepto de dominio del
hecho / COAUTORÍA IMPROPIA - Elementos / CÓMPLICE -
Concepto / PARTÍCIPES - Clases: determinador y el
cómplice / DETERMINADOR - Concepto

Tesis:
«El tratamiento jurídico de las categorías dogmáticas de autoría y
participación en los tipos penales especiales propios e impropios no ha
sido homogéneo en los sistemas penales contemporáneos, toda vez que
la doctrina, las legislaciones internas y la jurisprudencia se han
orientado por diversas soluciones según privilegien aspectos tales como
los conceptos unitario, restrictivo y extensivo de autor, los principios de
accesoriedad, de unidad de imputación y las teorías del dominio del
hecho y de infracción de deber.

Ahora bien, partiendo de la teoría del dominio del hecho, acogida por la
doctrina dominante, es indispensable distinguir entre autor y partícipe,
empezando por señalar que el primero es todo aquel que ejecute la
conducta con dominio del hecho (artículo 29 del Código Penal) y el
segundo es el que preste una colaboración no esencial en la realización
de la misma sin tener tal dominio (artículo 30 ibidem).

Este puede expresarse como dominio de “la acción”, cuando es el autor


inmediato o directo el que desarrolla el comportamiento, de “la
voluntad” si se utiliza a otro como instrumento en autoría mediata, o
“funcional” -objetivo y positivo-, bajo el concepto restrictivo de autor , si
es que se realiza en conjunto con otros, esto es, en coautoría propia o
impropia.

Recuérdese que la coautoría impropia exige cumplir con las siguientes


características: i) un acuerdo o plan criminal común entre los agentes,
de manera que cada uno de ellos se comprometa a asumir una tarea
parcial o total del acuerdo de voluntades, ii) división del trabajo, en el
que ninguno de los sujetos activos realiza completamente el
comportamiento típico de manera individual, iii) el aporte debe ser
importante, o sea, de tal magnitud, que sin ella no se hubiese producido
el resultado típico y, iv) la actuación tiene que realizarse en la fase
ejecutiva del recorrido criminal.

Por su parte, quienes no dominan objetiva y positivamente el hecho son


cómplices, si prestan una ayuda o brindan un apoyo que no es de
significativa importancia para la realización de la conducta ilícita, o
determinadores, si mediante instigación, mandato, inducción, consejo,
coacción, orden, convenio o cualquier medio idóneo, logran que otra
realice material y directamente la conducta desvalorada descrita en un
tipo penal».

DELITOS ESPECIALES - Autoría mediata: el intraneus puede actuar


como autor mediato respecto de un extraneus o de otro
intraneus / DELITOS ESPECIALES - Autoría mediata: el extraneus no
puede ser autor mediato de un injusto especial / COAUTORÍA
MEDIATA - No hay impedimento para fusionar la coautoría y la autoría
mediata / COAUTORÍA MEDIATA - Concepto / COAUTORÍA
MEDIATA - En la jurisprudencia penal internacional / COAUTORÍA
MEDIATA - Elementos / COAUTORÍA MEDIATA - Elementos:
objetivos, requiere un plan común criminal ideado o concertado por una
pluralidad de sujetos / COAUTORÍA MEDIATA - Elementos: objetivos,
requiere que la repartición de las tareas o roles esenciales para su
ejecución pueda ser llevada a cabo de manera personal y a través de
otros individuos a los que se utiliza para tal fin / COAUTORÍA
MEDIATA - Elementos: subjetivo, implica la conciencia de la ilicitud y
del carácter esencial de la contribución

Tesis:
«Ahora bien, el intraneus, por su lado, puede actuar como autor
mediato -respecto de un extraneus o de otro intraneus-, lo que significa
que teniendo el dominio del hecho, en tanto hombre de atrás, no realiza
el comportamiento delictivo por sí mismo, sino que se vale de otro
sujeto que en hipótesis de coacción, error, uso de inimputables o
aparato organizado de poder, ejecuta el delito especial.

El extraneus, por su lado, no puede ser autor mediato de un injusto


especial, porque adolece del elemento personalísimo del tipo, que, en el
caso de los funcionarios públicos, está atado a un deber de fidelidad,
como expresión del contenido antijurídico social-ético del hecho .

Dicho autor mediato, a su vez, puede actuar en concurso de personas, o


sea, en coautoría mediata, si es que, varios sujetos, con dominio
funcional del hecho, realizan la conducta punible a través de uno o
múltiples individuos que se utilizan como instrumento(s).

La doctrina sostiene que no existe impedimento para fusionar la


coautoría y la autoría mediata, ya que si

un sujeto utiliza como instrumento a varios que actúan conjuntamente


para cometer el hecho, o varios sujetos acordados (y tan sólo mediante
la actuación de todos ellos sobre el instrumento o instrumentos; a este
caso es al que más propiamente se le podría denominar coautoría
mediata) realizan el hecho a través de una o varias personas que actúan
como instrumento.

De este modo, lo importante es auscultar la presencia de un


“instrumento” utilizado, sin perjuicio del número de personas que se
encuentren “atrás”.
La doctrina le ha otorgado un tratamiento restrictivo a la coautoría, no
obstante, se ha evolucionado hacia una conceptualización más amplía y
comprensiva, extendiendo su fórmula convencional a otra de las formas
de autoría: la mediata, consiguiendo así una combinación especial que
aborda nuevos retos, de cara a la variación y multiplicidad de
expresiones del crimen.

Sobre el particular, si bien la fusión entre la coautoría y la autoría


mediata ha adquirido auge a nivel del sistema penal internacional -casos
Katanga y Ngudjolo de la C.P.I.-, nada obsta para extender tal figura a
casos en los que participa un número plural de personas que
instrumentalizan a otro(s) bajo un plan criminal previo, de modo que
podría sostenerse que “constituye una cuarta manifestación de la teoría
del dominio del hecho, consistente en aplicarse conjuntamente la figura
de la coautoría (codominio del hecho) y de la autoría mediata”.

[...]

En cuanto a los ingredientes objetivos de la coautoría mediata se


requiere un plan común criminal ideado o concertado por una pluralidad
de sujetos y que la repartición de las tareas o roles esenciales para su
ejecución pueda ser llevada a cabo, en parte, de manera personal y a
través de otros individuos a los que se utiliza para tal fin. Como
componente subjetivo es necesario que los agentes que fungen como
coautores mediatos tengan conciencia de la ilicitud y del carácter
esencial de su contribución.

Así las cosas, no es imposible fundir en una sola categoría dogmática a


la coautoría y la autoría mediata, en la medida que, si, varios sujetos,
con unidad de designio criminal, se aprestan a usar a otro para que
ejecute materialmente la acción desvalorada, estarán en una hipótesis
de coautoría mediata».

PECULADO POR APROPIACIÓN - Coautoría mediata / PECULADO


POR APROPIACIÓN - Coautoría mediata: de los funcionarios
presustanciadores de trámites pensionales del Instituto de los Seguros
Sociales / DELITOS ESPECIALES - Interviniente: lo relevante es que
se encuentre probada la concurrencia de un autor intraneus en la
comisión de la conducta y el aporte del particular
extraneus / PECULADO POR APROPIACIÓN - Interviniente: la
imputación procede cuando incluye a un servidor público que actúa en
contubernio con una o más personas que no tengan esa
calidad / PECULADO POR APROPIACIÓN - Se configura: : mediante
el reconocimiento ilícito de pensiones y el pago de los correspondientes
retroactivos / COAUTORÍA MEDIATA - Se configura / PECULADO
POR APROPIACIÓN - Interviniente / INTERVINIENTE - En delitos
especiales o de sujeto activo calificado: responde como coautor cuando
se acreditan los elementos de esa figura jurídica / ERROR DE TIPO -
Invencible: se configura / PECULADO POR APROPIACIÓN - Error de
tipo / CONCURSO APARENTE - No se configura / CONCURSO
MATERIAL - Se configura / PECULADO POR APROPIACIÓN - Puede
concursar con el delito de fraude procesal / CONEXIDAD - Ideológica:
de delito medio a fin, entre fraude procesal y peculado por
apropiación / VIOLACIÓN DIRECTA DE LA LEY SUSTANCIAL - No se
configura

Tesis:
«De acuerdo con la hipótesis de hechos jurídicamente relevantes, se
tiene que, un grupo de funcionarios del Instituto de Seguros Sociales,
entre ellos, HFLM, MSG y SLRR -que no fueron juzgados en esta causa-
se asociaron para defraudar las arcas de esa entidad, para lo cual
instrumentalizaron al jefe del Departamento de Atención al Pensionado,
a efecto de que, a partir de historias laborales falsas, previamente
confeccionadas por ellos, este suscribiera las resoluciones de
reconocimiento y pago de múltiples pensiones de vejez en favor de
usuarios que no reunían los requisitos de ley para acceder a esa
prestación, quienes por sí mismos o a través de abogados, con
conocimiento y voluntad sobre la ilicitud, suministraron a los citados
oficinistas los documentos que irían a soportar, junto con las referidas
historias fraudulentas, las peticiones prestacionales.

Operó, entonces, entre los funcionarios del Instituto de Seguros Sociales


y los particulares, un concurso de personas para iniciar el trámite
fraudulento de reconocimiento de pensión de vejez, con base en el cual
desplegaron un actuar torticero en el que los primeros avalaron la
realidad de las historias laborales previamente falsificadas y los
segundos aportaron el insumo documental para la conformación de los
expedientes de solicitud respectivos.

Mientras tanto, el gerente de la institución no tenía conocimiento de la


actividad criminal, por lo que, bajo el sometimiento a un error invencible
de tipo, propiciado por sus subalternos, derivado de la presustanciación
irregular del trámite pensional, que concretamente consistió en la
ratificación de la veracidad de unas historias laborales que no coincidían
con las asentadas en la base de datos oficial, autorizó el reconocimiento
de las pensiones y el pago de los correspondientes retroactivos, bajo
una apariencia de buen derecho.
En ese sentido, se tiene que, los funcionarios oficinistas actuaron en
coautoría mediata y los particulares a modo de intervinientes en el
punible.

Ciertamente, es evidente que cada uno de los particulares se puso de


acuerdo con los funcionarios operativos para iniciar la fase ejecutiva del
delito, la que se complementó con las labores tramposas de
presustanciación de los trámites pensionales por parte de estos, y se
consumó con la suscripción de los actos administrativos de
reconocimiento de las prestaciones deprecadas, en cabeza del jefe de
atención al pensionado de la institución, el cual estaba amparado en la
presunta realidad material de la información inserta en la
documentación puesta a su consideración.

La responsabilidad de los funcionarios del nivel intermedio surge del


hecho del acuerdo de voluntades entre ellos para defraudar al Instituto
de Seguros Sociales, actividad que, básicamente, consistió en hacer
pasar como auténticas unas historias laborales que reflejaban una
realidad diversa, en términos de semanas cotizadas, cambios de salarios
y patronales, a la que verdaderamente reportaban los solicitantes,
actividad en la que soslayaron, desde las facultades propias de sus
cargos, los requisitos exigidos para el reconocimiento de las
prestaciones económicas, creando la ficción de legalidad en el trámite;
aportes indispensables para la apropiación de los dineros, toda vez que
sin la cooperación de cada uno de ellos no se hubiese podido perpetrar
el delito, toda vez que los empleados del Instituto garantizaron que las
solicitudes ilícitas de pensión avanzaran en el proceso interno de la
entidad, lo cual se produjo en la fase ejecutiva del punible

Debido a la división del trabajo descrita anteriormente, cada uno de los


oficinistas tuvo el dominio objetivo y positivo del hecho, pues se
entrelazaron en una relación de co-dependencia causal en la
estructuración del ardid que permitiría consolidar una situación de error,
que finalmente sería trasladada a quien iría a fungir como su
instrumento, o sea, al jefe de atención al pensionado de la entidad, con
la facultad legal para ser utilizado en el perfeccionamiento del injusto.

Recuérdese, en este punto, que TJRM no sabía del ilícito planeado ni


actuó con arreglo a la finalidad criminal de los defraudadores, pues
estaba convencido de que su actuar era conforme a derecho, debido a
que los empleados vinculados se encargaron de crear una estratagema
para que él no se enterara de que en realidad los solicitantes no
cumplían con los requisitos legales para acceder a la pretensión.
[...]

Así, pues, lo anterior se condensa en una manifestación de la coautoría


mediata, toda vez que el gerente, con el estatus institucional descrito en
el tipo penal, fue usado como herramienta criminal en función del
designio delictivo de los empleados de la entidad, los cuales se apoyaron
para cumplir su propósito en las acciones ilegales de los usuarios y
abogados, quienes a sabiendas de que ningún derecho les asistía en la
reclamación realizada, acudieron a pedirlo.

No sobra señalar que, en este caso, tanto el “instrumento”, quien, como


se anotó atrás, no responde penalmente por haber ejecutado la acción
desvalorada en un supuesto de error, como los coautores mediatos -
esto es, los funcionarios presustanciadores- compartían la cualificación
exigida por el delito perpetrado para el autor, de tal suerte que, al ser
todos servidores públicos no existe dificultad dogmática para la
adecuación típica de los agentes. Recuérdese, en este punto, que, para
que se concrete el supuesto de la autoría mediata en un delito especial
como el de peculado por apropiación, se requiere que tanto el autor
mediato -que aquí es de carácter plural- como el sujeto
instrumentalizado tengan la misma cualidad exigida por el tipo.

Se configuró, por ende, una coautoría mediata entre los


presuntanciadores, pues el jefe de atención al pensionado fue utilizado
por los ellos -no por los particulares- quienes lograron imponer su
voluntad delictiva sobre la de él, imprimiéndole al trámite una apariencia
de legalidad, aspecto que dicho funcionario desconocía por completo y
que los exime de responsabilidad, en tanto confió en que los filtros
realizados por sus subordinados estaban arropados por la verificación
fiel de la documentación aportada por los usuarios y la registrada en las
bases de datos de la entidad.

Mientras tanto, los particulares cumplieron el rol de intervinientes, pues,


no teniendo la cualidad de servidores públicos exigida en el tipo penal
de peculado, prestaron su concurso para iniciar los irregulares trámites
administrativos de reconocimiento de la pensión de vejez, aportando,
para el efecto, la documentación que, junto con las historias laborales
falsas adosadas a las carpetas en la entidad, sería el soporte de las
decisiones ilegales.

6.2. En ese sentido, el ilícito perpetrado por los condenados es el de


peculado por apropiación y no, un delito contra el patrimonio económico
-que ni siquiera fue identificado por el abogado de la pareja MA-, tanto
porque no se encuentra vigente la tesis doctrinal en el sentido de que el
particular extraneus podría responder por el tipo penal simple
correlativo al de carácter especial -o sea, sin la cualificación jurídica -
para el caso, el hurto-, como debido a que, como enseguida se
precisará, el comportamiento juzgado no se subsume en el reato de
fraude procesal.

En realidad, se tiene que, contrario a lo argumentado por el


demandante, se está ante unos delitos conexos; el fraude procesal y el
peculado por apropiación -el primero prescrito-, que no pueden ser
considerados una unidad, sino como entes autónomos, que concurren de
forma material y no aparente.

En este evento, dichas conductas, aunque tienen una relación de medio


a fin, son independientes, de manera que, a modo de conexidad
ideológica, el primero se ejecutó para posibilitar la ejecución del otro, es
decir, se agotó el primero para seguidamente consumar el segundo.

Y es que, los dos tipos penales en comento son básicos, comportan


descripciones legales completamente autónomas y, no se inscriben en el
mismo bien jurídico protegido.

En efecto, la sanción del delito de fraude procesal ampara la eficaz y


recta impartición de justicia, y su concurrencia con el peculado supone
la vulneración de otro interés normativamente protegido, la
administración pública, por manera que la falta de identidad en el objeto
de protección de la norma penal impide que el concurso material
deducido, se resuelva como un caso de colisión de normas penales, pues
manifiestan un contenido de injusto propio que atiende, en cambio, un
supuesto de concurso ideal, bajo el entendido que la inducción en error
a un servidor público a través de medios fraudulentos, de ninguna
manera constituye un juicio desvalorativo, tendiente a la exclusión del
tipo penal que sanciona la apropiación en provecho propio o ajeno de los
bienes estatales.

De lo anterior, se sigue que, pueden concurrir ambos delitos, máxime


cuando, tratándose del fraude procesal, contrario a lo sostenido por el
demandante, no es que los funcionarios se hubieren engañado a sí
mismos, sino que lo hicieron respecto de su jefe -Director del
Departamento de Atención al Pensionado- al avalar de manera
conscientemente dolosa las historias laborales falsas de los usuarios
aquí procesados, quienes, de igual manera, cohonestaron con esa
actividad criminal.

[...]
Así las cosas, es palmario que no se incurrió en la violación directa de la
ley sustancial por derivar la condición de intervinientes a los procesados
en el delito de peculado por apropiación».

PECULADO POR APROPIACIÓN - Sujeto activo calificado: servidor


público / PECULADO POR APROPIACIÓN - Sujeto activo calificado:
servidor público, demostración de la calidad de autor / PECULADO POR
APROPIACIÓN - Coautoría mediata: de los funcionarios
presustanciadores de trámites pensionales del Instituto de los Seguros
Sociales / PECULADO POR APROPIACIÓN - Coautoría mediata: a
través de la participación de una cadena de funcionarios que se
articularon para ejecutar actos de corrupción junto con particulares
intervinientes / PRUEBA - Libertad probatoria / PRUEBA PERICIAL -
Informe contable: apreciación / PECULADO POR APROPIACIÓN -
Alcance del requisito relación funcional: disponibilidad jurídica y material
/ FALSO JUICIO DE EXISTENCIA - Por suposición: no se
configura / PECULADO POR APROPIACIÓN - Interviniente: puede
responder por la conducta así no se logre identificar al sujeto activo
calificado / DELITOS ESPECIALES - Interviniente: el extraneus puede
ser imputado así no se hubiere establecido la identidad del funcionario
ejecutor del ilícito / PECULADO POR APROPIACIÓN - Se configura:
mediante el reconocimiento ilícito de pensiones y el pago de los
correspondientes retroactivos / VIOLACIÓN DIRECTA DE LA LEY
SUSTANCIAL - No se configura por la discrepancia de criterios

Tesis:
«Según el censor, no existe en el proceso prueba alguna que acredite la
calidad de autores de los servidores públicos involucrados en el trámite
de las pensiones irregulares y de sus funciones, por consiguiente, a su
juicio, no podría deducirse ninguna responsabilidad penal en cabeza de
los aquí procesados.

Contrario a ello, se advierte que, atendiendo el principio de libertad


probatoria, al debate oral fueron llevados por la Fiscalía, testigos que
dieron cuenta de la forma en que varios de los funcionarios del Instituto
de Seguros Sociales que tenían la función de presustanciar el
reconocimiento de las pensiones -entre ellos, MS, HFLM y SLRR- dieron
curso a las solicitudes que pretendían prestaciones económicas a las que
los peticionarios no tenían derecho, bien porque jamás habían cotizado
al régimen de seguridad social en pensiones o lo habían hecho de
manera precaria, propósito para el cual aquellos visaron las historias
laborales falsas que exhibían sustanciales errores en la información ahí
consignada, configurando el insumo necesario para que, convencido de
la legalidad de los mismos, el Director suscribiera los actos
administrativos correspondientes y ordenara el pago respectivo.

[...]

Así, es palmario que, atendiendo la narración del citado testigo, a través


del cual se introdujeron las carpetas de solicitud de pensión de cada uno
de los usuarios, el testimonio de MTTM, quien dio cuenta de las
inconsistencias evidentes que exhibía cada historia laboral, así como la
pericia contable rendida por JNA , en torno al monto de cada
defraudación, se probaron los siguientes hechos respecto de los
recurrentes en casación y en impugnación especial:

[...]

Ninguno de los hechos debidamente probados por la Fiscalía fue


controvertido por la defensa, pues, a lo sumo, los apoderados de los
procesados empeñaron su esfuerzo a criticar, por la senda del
contrainterrogatorio, que los particulares no tuvieron acceso a las
historias laborales falsas, que la fuente de la información debatida fue el
mismo Instituto de Seguros Sociales, esto es, sus bases de datos y
demás documentos físicos en los que constaba el trámite dado a cada
una de las peticiones pensionales y que existe incertidumbre acerca de
la participación de los funcionarios encargados de sustanciar el asunto y
la falsedad de las historias laborales incorporadas a las carpetas
respectivas.

No obstante, dejaron de lado que, dada la división de tareas en el plan


criminal orquestado por los funcionarios presustanciadores del ISS el
aporte de los aquí procesados, en tanto extraneus de las conductas
peculadoras y falsarias se circunscribió a activar, sin tener derecho a
ello, por sí mismos o a través de apoderados, los trámites de las
pensiones de vejez con la presentación de las peticiones de
reconocimiento respectivas y el aporte de los documentos
indispensables para acreditar el cumplimiento de los requisitos de ley,
mismos que, fueron usados junto con las historias laborales falsas por
parte de los intraneus -autores mediatos- para dar apariencia de
legalidad a la actuación administrativa, y obtener el reconocimiento de
dichas prestaciones con la instrumentalización de quien tenía la
capacidad legal de emitir las resoluciones correspondientes.

También ignoró la bancada de la defensa que, si alguna duda le cabía


acerca de la fidelidad de las pruebas de cargo, cuyo origen institucional
le imprimía especial peso suasorio, ha debido acreditar que sus
prohijados verdaderamente trabajaron para las señaladas empresas,
durante el tiempo que dijeron haberlo hecho y con los salarios
reportados en las historias laborales falsas.

Tampoco cabe incertidumbre sobre la participación en grado de


coautoría mediata de diversos funcionarios de la entidad, los que, como
se destacó en cada caso, contrario a lo señalado por la defensa de MM y
AL, así como por los procesados TL y RC, fueron, en su mayoría,
identificados, y su participación evidenciada en el trámite de cada una
de las carpetas examinadas en el debate oral, pues así quedó asentado
con la correspondiente rúbrica de cada uno de los servidores vinculados
con el control del procedimiento administrativo.

Además, no puede olvidarse que, aún en aquellos casos en los que no


fue posible la identificación de los intraneus que actuaron como
coautores mediatos, es viable la atribución de responsabilidad respecto
de los extraneus, en la medida que se probó que para el reconocimiento
de las pensiones fue necesaria la participación de servidores públicos
que avalaron una información carente de soporte material.

Por igual, no es cierto que no se encuentran demostradas las funciones


cumplidas por los referidos servidores públicos, pues, se insiste, acerca
de las competencias desarrolladas por ellos, los testigos de cargo -RM,
TM y VV- dieron exacta cuenta en el juicio, anotando que tenían a su
cargo la verificación de la información consignada en la historia laboral y
demás documentación relacionada, a efecto de dilucidar si los usuarios
cumplían con los requisitos de ley.

[...]

En conclusión, no cabe reparo para hablar de la coautoría mediata entre


los funcionarios de nivel intermedio involucrados y de la calidad de
intervinientes de los particulares investigados, habida cuenta que, el
caso estudiado puede ser abordado por la doctrina como un ejemplo
clásico de autoría mediata, solo que, multiplicando los sujetos activos
dentro de la órbita de la dominación de la figura del hombre de atrás
que «controla la situación y posee “en sus manos” el acontecer global,
en virtud de su voluntad orientadora de acuerdo al plan” , el cual es
concretado por el ejecutor material previamente instrumentalizado -el
jefe de la unidad de atención al pensionado-, conducta en la que,
además, intervinieron unos extraneus que, con dominio positivo y
objetivo del hecho, concurrieron a la realización de la conducta
antijurídica, por cuanto aportaron de forma decidida y necesaria en la
ejecución del plan criminal, con los insumos indispensables -formulario
de solicitud y demás documentos que presuntamente acreditaban los
requisitos de ley- para iniciar los irregulares trámites pensionales.

De otra parte, según el censor, los funcionarios del Instituto de los


Seguros Sociales referidos en la investigación, esto es, MS, HFLM, no
detentaban la segunda cualificación del tipo del peculado por
apropiación, esto es, la relativa a la disposición funcional de los bienes
del Estado, y, en consecuencia, no era posible superar el juicio de
adecuación típica del respectivo injusto, de manera que, derivado de
ello, resultaba insostenible la hipótesis de que los aquí procesados
fueron intervinientes, ya que dicho delito, a juicio del defensor, es, en
principio, atípico.

Para justificarlo, manifiesta el demandante que, los supuestos autores


directos del delito, es decir, los servidores públicos, no dispusieron de
los dineros apropiados, dado que a ellos les «(…) correspondía hacer las
liquidaciones o control de calidad, dichas actividades si bien estaban
incrustadas en el trámite de la pensión eran instrumentales (…)» ,
resaltando que quien tenía dicha disponibilidad era TJR, esto es, el
Director del Departamento de Atención al Pensionado, mismo que fuera
engañado por los citados funcionarios de nivel intermedio, presuntos
sujetos activos del ilícito.

Al respecto, es claro que tal argumentación no se compadece con la


posición jurisprudencial reseñada atrás, básicamente cuando la exacción
de los dineros públicos se produce con la intervención de una cadena de
funcionarios que, aprovechando su cargo, se articulan para ejecutar
actos de corrupción.

Los servidores públicos del Instituto de los Seguros Sociales que


concurrieron a la verificación irregular de las historias laborales de los
aquí recurrentes sí tenían disponibilidad sobre los dineros apropiados,
bajo los conceptos de retroactivo y mesada pensional de vejez, ya que,
como lo sostuvo TJRM, esto es, el Director del Departamento de
Atención al Pensionado, aquellos, en su condición de presustanciadores,
eran los encargados de examinar el cumplimiento de los requisitos, tal
como lo admite el libelista, al señalar que “tenían participación en el
trámite de las solicitudes de pensión», toda vez que les correspondía
«hacer las liquidaciones o control de calidad” .

[...]

De acuerdo a lo anterior, fáctica y jurídicamente, los intraneus -


presustanciadores- que participaron en la defraudación son susceptibles
de ser tratados como coautores mediatos y los particulares -usuarios y
abogados- como intervinientes, ya que al no ser servidores públicos no
contaban con las calidades exigidas para activar por sí mismos el
punible en comento y tampoco poseían algún tipo de disponibilidad
sobre los dineros apropiados, la que sí tenían los presustanciadores y el
jefe de atención al pensionado del ISS, quien fue utilizado por aquellos,
para consumar el ilícito y, por ende, no es pasible de reproche jurídico
penal.

En todo caso, es claro que los usuarios -extraneus-, con su


comportamiento consciente y voluntario, sí contribuyeron a la
realización del verbo rector a cabalidad.

En suma, el primer y segundo cargos no están llamados a prosperar, ni


los reproches de las impugnaciones relaciones con estos temas, en tanto
el Tribunal no recayó en el falso juicio de existencia por suposición
predicado por la defensa de la pareja M y tampoco en la violación
directa de la ley sustancial respecto de la calidad de intervinientes de los
acusados».

DELITO CONTINUADO - Elementos: componente subjetivo, dolo


unitario, demostración / DELITO CONTINUADO - Elementos:
componente subjetivo, dolo unitario, es posible que los actos parciales
sean realizados en autoría mediata o en coautoría, siempre que la
homogeneidad de las acciones lo permita / PECULADO POR
APROPIACIÓN - Consumación y agotamiento: en pensión irregular, las
mesadas o incrementos mensuales no constituyen nuevo
delito / DELITO CONTINUADO - Diferente al concurso homogéneo

Tesis:
«De otra parte, según la providencia en cita -(CSJ SP194 14 feb. 2018,
rad. 51233)-, en la acreditación del dolo unitario no cabe la participación
de diversas personas; sin embargo, allí se desconoce que, si bien el
aspecto objetivo de la continuidad ejecutiva demanda la uniformidad del
sujeto activo, ello no equivale a la exigencia de un agente único, pues
bien es posible que los actos parciales sean realizados en autoría
mediata o en coautoría, siempre que la homogeneidad de las acciones lo
permita .

No obstante, razón le asistió a la Corte al señalar en la sentencia en


comento que no es posible la modalidad continuada cuando las distintas
acciones hacen parte del agotamiento de la referida conducta punible,
como lo serían las mesadas o incrementos pensionales en el punible de
peculado por apropiación, pues, en ese caso, no se trata de un injusto
unitario progresivo, integrado por la ejecución parcial de acciones u
omisiones, que se suman, atendiendo el plan del autor, sino de la
obtención de los objetivos perseguidos con la conducta.

Sobre el particular, la Corte, en la decisión reseñada reiteró que, cuando


la defraudación es el resultado de una decisión de un juez o funcionario
administrativo que tiene la disponibilidad jurídica del erario público, y
ella involucra el pago periódico de una obligación de tracto sucesivo, la
consumación formal de la infracción se produce con el primer
desembolso, pero los pagos subsiguientes hacen parte de los efectos
diferidos del punible.

[...]

Cada uno de esos pagos posteriores no implican la consumación de


delitos autónomos -concurso homogéneo-, ni integran un único delito
continuado, a la manera de agravación cuantitativa en unidad de
conducta final en sentido amplio, respecto de un plan previo, sino el
agotamiento del delito único de peculado por el monto total de lo
desembolsado, porque el agente solo habrá ejecutado el
comportamiento reprochado una única vez, esto es, formalmente
cuando dispuso ilegalmente de los bienes sometidos a su custodia y
reconoció el derecho ilegítimo y materialmente al producirse el pago de
la primera erogación, por manera que el pago fraccionado de la
prestación económica corresponde a la consecución de la finalidad
ilícita».

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 12191 | Fecha: 25/04/2002


| Tema: INTERVINIENTE – Evolución jurisprudencial: interpretación y
aplicación de la figura jurídica Rad: 20704 | Fecha: 09/07/2003 | Tema:
INTERVINIENTE – Evolución jurisprudencial: interpretación y aplicación
de la figura jurídica Rad: 27712 | Fecha: 23/01/2008 | Tema:
INTERVINIENTE - En delitos especiales o de sujeto activo calificado:
responde como coautor cuando se acreditan los elementos de esa figura
jurídica Rad: 28890 | Fecha: 12/05/2010 | Tema: INTERVINIENTE - En
delitos especiales o de sujeto activo calificado: responde como coautor
cuando se acreditan los elementos de esa figura jurídica Rad: 33319 |
Fecha: 09/03/2016 | Tema: INTERVINIENTE - En delitos especiales o de
sujeto activo calificado: responde como coautor cuando se acreditan los
elementos de esa figura jurídica Rad: 52816 | Fecha: 12/09/2019 |
Tema: DELITOS ESPECIALES – Interviniente: lo relevante es que se
encuentre probada la concurrencia de un autor intraneus en la comisión
de la conducta y el aporte del particular extraneus

RELEVANTE

Sala de Casación Penal


ID : 697524
M. PONENTE : JOSÉ FRANCISCO ACUÑA VIZCAYA
NÚMERO DE PROCESO : 52341
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP1175-2020
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Bogotá
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 10/06/2020
FUENTE FORMAL : Ley 599 de 2000 art. 27, 29, 51 y
103 / Constitución Política de Colombia
de 1991 art. 122

ASUNTO:
En primer lugar, entonces, abordará el examen del reproche según el
cual el Tribunal distorsionó las pruebas científicas indicativas de que la
agresión infligida a los ofendidos no puso en riesgo inminente su vida y
no configuró, por lo tanto, el delito de homicidio tentado. Desde luego,
de prosperar esta queja, la consecuencia no sería necesariamente la
absolución del acusado, como lo pide su defensora, sino la degradación
típica de la conducta por la de lesiones personales. Seguidamente,
analizará la censura consistente en que el ad quem tuvo por
demostrada la responsabilidad de DH porque omitió la valoración de
algunas pruebas y pasó por alto la existencia de contradicciones e
inconsistencias en los testimonios de los ofendidos. Finalmente, la
Corte, en tanto la sentencia atacada constituye la primera condena
irrogada contra DH, realizará algunas consideraciones sobre los
fundamentos probatorios de tal decisión, de suerte que se provea un
control judicial del fallo de condena más allá de las exigencias técnicas
propias del recurso extraordinario de casación.

TEMA: COAUTORÍA - Concepto / COAUTORÍA -


Elementos / COAUTORÍA - Acuerdo puede ser antecedente o
concomitante al comportamiento / COAUTORÍA PROPIA -
Concepto / COAUTORÍA IMPROPIA - Concepto / COAUTORÍA
IMPROPIA - Diferencia con la coautoría propia / COAUTORÍA
IMPROPIA - División del trabajo / COAUTORÍA IMPROPIA - Se
configura / HURTO CALIFICADO - Coautoría impropia / SISTEMA
PENAL ACUSATORIO - Variación de la calificación jurídica:
procedencia, de autor a coautor / HURTO CALIFICADO Y
AGRAVADO - Se configura / TENTATIVA DE HOMICIDIO - Coautoría

Tesis:
«La Corte advierte que a HADH debió condenársele en calidad de
coautor (y no como autor, excluyendo así la participación de la persona
que lo acompañaba) de los delitos imputados.

(i) En relación con el punible de hurto calificado, es claro que obró como
coautor impropio, porque la prueba practicada demuestra que no fue él
quien ejecutó el comportamiento definitorio de ese delito (esto es,
apoderarse de un bien mueble ajeno) sino que prestó una contribución
esencial para que otra persona (la mujer no identificada que estaba con
él) lo hiciera.

Recuérdese que, conforme lo dispone el artículo 29 del Código Penal, es


autor «quien realice la conducta punible» y coautores aquéllos que
«mediando un acuerdo común, actúan con división del trabajo criminal
atendiendo la importancia del aporte».

A su vez, la coautoría será propia si los sujetos «acordados de manera


previa o concomitante, realizan el verbo rector definido por el
legislador», e impropia cuando no todos los concertados ejecutan el
verbo rector, sino que actúan con «división del trabajo» y «sujeción al
plan establecido» .

En el caso concreto, emerge con claridad de los testimonios de las


víctimas que fue la anónima acompañante quien tomó la bicicleta y
otros objetos de su propiedad y se apoderó de ellos después de que el
acusado intentara quitarles la vida mediante sendas puñaladas.

La participación de DH en el curso fáctico delictivo, por lo tanto, no fue


la realización material del verbo rector, sino la prestación de una
contribución para que aquélla lo realizara; contribución que, dígase de
paso, fue esencial y no la de un simple cómplice, porque, con
incuestionable co-dominio del curso causal delictivo, permitió enervar
cualquier resistencia que pudieran ofrecer los perjudicados, detener su
desplazamiento y acceder a los objetos que portaban.

Así, la forma en que sucedieron los hechos lleva a inferir la existencia de


un plan común entre el enjuiciado y su acompañante, de acuerdo con el
cual aquél atacó a las víctimas y aquélla, de manera inmediata, tomó
sus pertenencias y desapareció de la escena.

A pesar de lo anterior, el ad quem resolvió condenar al procesado como


«autor de… hurto calificado» , con lo cual, a más de negar la
participación de la referida mujer en los hechos, incurrió en un error de
selección normativa, pues al presupuesto fáctico que tuvo por
demostrado no le era aplicable el primer inciso del artículo 29 de la Ley
599 de 2000, sino el inciso segundo de esa disposición.

(ii) Similar sucede con el ilícito de homicidio tentado agravado, por cuya
comisión en calidad de autor fue condenado DH.

En efecto, ante la inferencia de que el nombrado y su anónima


acompañante llegaron a un acuerdo para lograr el apoderamiento de los
bienes de las víctimas mediante el precedente atentado contra sus
vidas, es claro que uno y otra (así sólo el primero haya realizado
materialmente el verbo rector) obraron como coautores de la conducta
punible.

En tal virtud, se casará parcialmente y de oficio la sentencia de segunda


instancia para precisar que la responsabilidad de DH por los delitos
objeto de acusación lo es en calidad de coautor. Ninguna incidencia
tiene la anterior determinación en el monto de la pena irrogada, como
que ambas formas de participación criminal conllevan idéntica respuesta
punitiva».

Sala de Casación Penal


ID : 697630
M. PONENTE : LUIS ANTONIO HERNÁNDEZ BARBOSA
NÚMERO DE PROCESO : 50152
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP1027-2020
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de
Barranquilla
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 03/06/2020
FUENTE FORMAL : Ley 906 de 2004 art. 381 Y 438

TEMA: SISTEMA PENAL ACUSATORIO - Prueba de referencia:


prohibición de condenar con base exclusivamente en ellas, evento en
que no se vulnera / SISTEMA PENAL ACUSATORIO - Prueba de
referencia: prohibición de condenar con base exclusivamente en ellas,
puede ser superada con pruebas indirectas / SISTEMA PENAL
ACUSATORIO - Prueba de referencia: procedencia, desaparición
forzada, secuestro o evento similar, amenaza al testigo / COAUTORÍA
IMPROPIA - Se configura / INDICIO - Apreciación
probatoria / REGLAS DE LA EXPERIENCIA - No se
configuran / HOMICIDIO AGRAVADO - Tentado: se configura, evento
en que el sujeto activo en condición de mototaxista participó
materialmente en el comportamiento, llevando al sicario al lugar de los
hechos

Tesis:
«En atención a que las censuras formuladas por el recurrente se
circunscriben básicamente a cuestionar que los falladores no contaban
con las pruebas suficientes para declarar responsable a su asistido,
considera la Sala pertinente resolverlas de manera conjunta, como a
continuación se procede.

En efecto, en el primer cargo adujo que se condenó con base exclusiva


en pruebas de referencia, es decir, se quebrantó la tarifa legal negativa
establecida en el inciso 2 del artículo 381 de la Ley 906 de 2004. En el
segundo reproche reiteró el mismo planteamiento y agregó que la
entrevista de JEBB no es prueba de referencia admisible.

Sobre el particular advierte la Corte que asiste razón a la Fiscalía y al


Ministerio Público al expresar que el fallo impugnado no está fundado
únicamente en prueba de referencia, sino en prueba indirecta (o
indiciaria) y en la entrevista de una de las víctimas que no pudo
comparecer al juicio por estar amenazada de muerte y haberse radicado
en Venezuela.

Inicialmente es pertinente señalar que tales asuntos no fueron debatidos


ante los falladores, pues como lo expuso la Fiscalía, la defensa no solo
estipuló sino que aportó prueba indicativa de la participación material
del acusado en los hechos en su condición de conductor de la moto en la
cual llegó el sicario hasta el lugar de los hechos.

Así pues, desde un principio se acordó que no sería tema de prueba el


hecho de haberle sido “incautada una moto al imputado” (estipulación
No. 5, presentada en la audiencia del 26 de septiembre de 2014). En tal
sentido, la defensa aceptó que la moto incinerada por la comunidad era
conducida por JB luego de la comisión de las conductas contra la vida
investigadas.

Sobre el mismo hecho, a instancia de la defensa se escuchó en el juicio


a JAPC y JFRB, quienes declararon que el acusado tenía una motocicleta
propia, con la cual se dedicaba al mototaxismo, servicio que solía
prestar en la esquina de la calle 72 A con carrera 9 de Barranquilla y
que el día de los hechos aproximadamente a las 4 o 5 de la tarde le tocó
un servicio en turno, pero más tarde se enteraron que había sido
golpeado por varias personas y detenido por la policía.

Conforme a lo expuesto, la defensa no cuestionó como realidad fáctica


que JLBZ fuera el conductor de la moto en la cual se desplazó el
individuo que disparó contra JBB e hirió a LC, de modo que tanto la
estipulación como la prueba aportada por la defensa no riñen con la
practicada por la Fiscalía acerca de la participación material del
procesado en el desarrollo de la conducta investigada.

Entonces, constata la Sala, de una parte, que la sentencia de condena


no se fundamentó exclusivamente en prueba de referencia, sino
principalmente en proposiciones indiciarias derivadas de lo expuesto por
los declarantes, tanto de cargo como de descargo, sumadas a una de las
estipulaciones de las partes.

Y de otra, se observa que la entrevista realizada a la víctima JEBB,


incorporada al juicio por medio del testimonio de uno de los
investigadores, es prueba de referencia de carácter admisible, en cuanto
se acreditó cómo dicho individuo no pudo comparecer al proceso, pues
tuvo que irse para Venezuela por las múltiples amenazas contra su vida,
circunstancia que como ya lo ha dilucidado la Corte, configura la causal
de admisión consagrada en el artículo 438 literal b) de la Ley 906 de
2004, cuando el declarante es “víctima de un delito de secuestro,
desaparición forzada o evento similar”.

En cuanto atañe a las deducciones de los falladores en el proceso de


construcción de los indicios sobre la intervención subjetiva del acusado
en la comisión de los delitos contra la vida, se tiene que en el fallo de
primer grado se expresó:

[...]

Como viene de verse, la condena se soportó en: (i) Prueba de referencia


admisible que corresponde a la entrevista rendida por JEBB, (ii)
Estipulación acerca de que el procesado tenía y condujo la motocicleta
en la cual se transportó el sicario, que luego fue incinerada por la
comunidad, y (iii) Varios indicios deducidos a partir de las reglas de la
experiencia acerca del proceder del acusado antes, durante y luego de
cometida la conducta por parte de quien se transportaba en la
motocicleta conducida por él.

En tal sentido se tiene, que si como ya reiteradamente lo ha expuesto la


jurisprudencia , la coautoría material impropia se caracteriza por un
acuerdo previo o concomitante entre las personas sobre la comisión del
delito, división de trabajo en cuanto todos realizan un fragmento de la
conducta acordada, incluso algunos efectúan comportamientos diversos
del verbo rector del tipo, siendo llamados a responder en virtud de la
imputación recíproca con independencia de su aporte siempre que sea
importante en la comisión del delito, cada coautor tiene el dominio
funcional del comportamiento y todos se sujetan a lo acordado,
considera la Corte que tales elementos se configuran en este asunto,
como fue acertadamente deducido por los falladores.

[...]

Entonces, está acreditado que el acusado y quien efectivamente disparó,


permanecieron por algunos instantes esperando el momento en el cual
realizar la ofensa a la vida con proyectiles de arma de fuego, proceder
que no se aviene con el emprendido por un inocente y desapercibido
mototaxista ajeno al comportamiento delictivo que realizará su pasajero
y que, por el contrario, denota un acuerdo de voluntades y su estrecha
conexión subjetiva con la realización de la conducta dentro de una
división de trabajo inherente a la coautoría material impropia.

En segundo término, luego de descender de la moto el supuesto


pasajero, esgrimiendo el arma y disparando en varias ocasiones contra
JEBB y LJCS, hiriendo a este en el glúteo, JBZ observó el desarrollo de
los acontecimientos y esperó al sicario.

Desde luego, la conducta del acusado no corresponde a la de un


mototaxista ajeno a los delitos cometidos por su pasajero, pues pese a
percatarse de la gravedad del ataque emprendido por aquél, lo aguardó
hasta que terminó con su plan y esperó a que se subiera a la moto.

En tercer lugar, el acusado emprendió la huida con su supuesto pasajero


en la motocicleta, pero no consiguió controlarla y cayeron, actividad que
refuerza la deducción de que BZ realizó un papel activo, útil e
importante en las tentativas de homicidio aquí investigadas, sin que su
aporte correspondiera al de un desentendido mototaxista que cumple
con su trabajo honestamente como lo ha alegado la defensa a lo largo
de la actuación.

Tal como lo entendieron los falladores de instancia, es razonable deducir


que el sicario no iba a tomar un mototaxi para ir a cometer sus delitos
contra la vida sin que el conductor supiera de qué se trataba y mediara
un acuerdo sobre el desarrollo de lo planeado, incluyendo una
comunidad de voluntades acerca de la inicial acechanza de las víctimas,
la conducta agresora, la espera mientras se desarrollaba el
comportamiento y, no menos importante, la huida, no conseguida por la
intempestiva caída de los coautores en su rauda carrera, la cual condujo
a que la comunidad retuviera al acusado hasta que llegó la policía.

Además, es de esperarse que un honorable mototaxista no se quede


aguardando a su pasajero luego de ver directamente cómo dispara
contra dos personas con el ánimo de causarles la muerte, pues lo obvio
es que emprenda la huida para evitar verse involucrado en tan graves
delitos.

De otra parte, tampoco resulta consonante con las reglas de la


experiencia, como lo destacaron los falladores, que para la comisión de
un delito contra la vida un sicario contrate transporte de servicio público
sin previa advertencia de qué se trata y acuerdo de voluntades, pues el
mismo conductor puede delatarlo o hasta entregarlo a las autoridades
una vez realizada la conducta punible.

En suma, considera la Corte que tal como lo plantearon el Ministerio


Público y la Fiscalía, la prueba obrante es más que suficiente para
acreditar la materialidad de los delitos de tentativa de homicidio, y la
responsabilidad de JLBZ en ellos como coautor material impropio, en
cuanto encargado de transportar al sicario, aguardar la ejecución de su
conducta delictiva y procurar su huida, de manera que no es procedente
la casación del fallo».

RELEVANTE

Sala de Casación Penal


ID : 696449
M. PONENTE : LUIS ANTONIO HERNÁNDEZ BARBOSA
NÚMERO DE PROCESO : 56400
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP954–2020
PROCEDENCIA : Corte Suprema de Justicia Sala de
Casación Penal
CLASE DE ACTUACIÓN : SEGUNDA INSTANCIA
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 27/05/2020
FUENTE FORMAL : Acto Legislativo 01 de 2018 / Acto
Legislativo 02 de 2015 / Constitución
Política de Colombia de 1991 art. 134,
181, 235 / Ley 599 de 2000 art. 58,
61, 340, 356, 390, 395, 398 / Ley 600
de 2000 art. 232, 277, 288, 314, 316 /
Decreto 100 de 1980 / Ley 890 de
2004 art. 1, 14 / Ley 733 de 2002 /
Ley 1121 de 2006 / Ley 1762 de
2015 / Ley 1908 de 2018 / Ley 1864
de 2017 art. 6 / Ley 1453 de 2011 art.
19

ASUNTO:
Con el fin de resolver el recurso, por orden y método, la Corte se
pronunciará primero sobre los temas de competencia, luego analizará
las conductas por las cuales la ex congresista AMR fue condenada,
capítulo en el cual tratará, como corresponde, la supuesta ilegalidad de
la prueba y sus consecuencias, y por último se referirá a la dosificación
de la pena.

TEMA: CONCIERTO PARA DELINQUIR - Delito de


peligro / CONCIERTO PARA DELINQUIR - Bien jurídico tutelado:
seguridad pública / CONCIERTO PARA DELINQUIR - No se puede
confundir con la coautoría / CONCIERTO PARA DELINQUIR - Se
configura: elemento "acuerdo": vocación de permanencia / CONDUCTA
PUNIBLE - Antijuridicidad: requiere un principio de riesgo o
interferencia con el bien jurídico / CONDUCTA PUNIBLE -
Antijuridicidad: no corresponde a un mero desvalor de
intención / CONCIERTO PARA DELINQUIR - Demostración: se prueba
a partir de la ejecución material de conductas ilegales cometidas en el
tiempo / CONCIERTO PARA DELINQUIR - Antijuridicidad

Tesis:
«El delito de concierto para delinquir es un delito de peligro contra la
seguridad pública. En términos del artículo 340 del Código Penal,
consiste en concertarse con otros para cometer delitos. Para
diferenciarlo de la coautoría -una forma de ejecución de la conducta
delictiva entre varios—, la jurisprudencia ha señalado que es de la
esencia de esta ilicitud la vocación de permanencia para cometer delitos
indeterminados o determinables.

El énfasis de la conducta, como tipo penal formal que es, gira alrededor
del acuerdo. Ese es el epicentro de la acción. En la práctica, sin
embargo, es improbable que se procese a un colectivo por su mera
decisión de cometer delitos, sin un principio de riesgo o de interferencia
con el bien jurídico, salvo que se piense, lo cual no es cierto, que la
antijuridicidad penal corresponde a un mero desvalor de intención. Por
esta razón, el concierto para delinquir se prueba por lo general a partir
de la ejecución material de conductas ilegales cometidas en el tiempo:
ese es el rastro del acuerdo».

FABRICACIÓN, TRÁFICO, PORTE O TENENCIA DE ARMAS DE


FUEGO, ACCESORIOS, PARTES O MUNICIONES -
Configuración / FABRICACIÓN, TRÁFICO, PORTE O TENENCIA DE
ARMAS DE FUEGO, ACCESORIOS, PARTES O MUNICIONES -
Demostración / SENTENCIA - Grado de certeza: basado en la
valoración probatoria / FABRICACIÓN, TRÁFICO, PORTE O
TENENCIA DE ARMAS DE FUEGO, ACCESORIOS, PARTES O
MUNICIONES - Bien jurídico protegido: seguridad
pública / FABRICACIÓN, TRÁFICO, PORTE O TENENCIA DE ARMAS
DE FUEGO, ACCESORIOS, PARTES O MUNICIONES -
Coautoría / AUTOR - Concepto: no se limita a quien realiza
materialmente la acción, sino que involucra a quienes tienen el dominio
del hecho y participan del plan común / FABRICACIÓN, TRÁFICO,
PORTE O TENENCIA DE ARMAS DE FUEGO, ACCESORIOS, PARTES
O MUNICIONES - Tipicidad subjetiva: dolo, evento en que el sujeto
activo sabía y conocía del porte y tenencia ilegítima de las armas y
permitió el uso de ellas para sus personales intereses y los de la
organización ilegal / FABRICACIÓN, TRÁFICO Y PORTE DE ARMAS
DE FUEGO O MUNICIONES - Idoneidad del arma: posibilidad efectiva
de realizar disparos, afectación del bien jurídico
tutelado / FABRICACIÓN, TRÁFICO, PORTE O TENENCIA DE
ARMAS DE FUEGO, ACCESORIOS, PARTES O MUNICIONES - Se
configura

Tesis:
«El porte o tenencia ilegal de armas.
Como se indicó en su momento, en el capítulo correspondiente a la
descripción de la situación fáctica, en relación con el delito de porte
ilegal de armas de fuego de defensa personal [...]

[...]

En la parte motiva, después de referirse a lo expresado por FRPB, quien


dijo haber observado a los vigilantes portar armas de fuego, las cuales
no supo si tenían salvoconducto, y asimismo que en la sede de la
campaña se manejaban altas sumas de dinero y que días antes se
habían presentado problemas de seguridad en el sector [...]

[...]

Después de describir lo acontecido en la diligencia de allanamiento y


registro, resaltó que el revólver marca Llama Martial y la escopeta
Mosberg -cuya propiedad reivindicó FJRE, aun cuando la última figuraba
a nombre de ABD—, y otro revólver Smith & Wesson a nombre de JMSV,
tenían el permiso de porte vencido, y sin permiso las municiones
encontradas.

[...]

Igualmente la Sala de Juzgamiento de Primera Instancia mencionó que


FJRE, portero del inmueble, reconoció haber llevado dos de las armas de
fuego que guardó en el inmueble, y adujo que KS y FJP hicieron parte
del equipo de seguridad.

[...]

El artículo 365 del Código Penal delimita el delito de porte ilegal de


armas, una de las conductas por las cuales fue condenada la procesada.
Para lo que ahora importa, ese tipo penal establece que quien sin
permiso de autoridad competente “… porte o tenga en un lugar armas
de fuego de defensa personal, sus partes esenciales, accesorios
esenciales o municiones, incurrirá en prisión de nueve (9) a doce (12)
años.

En la diligencia de allanamiento y registro a “CB” se encontraron cuatro


armas, de ellas tres con salvoconducto vencido: dos revólveres, uno
marca Llama Martial, calibre 38, serie […], otro marca Smith and
Wesson, calibre 32 largo, serie […], y una escopeta tipo Mosberg, calibre
32, serie […], modelo 500, color pavonado.
También tres cartuchos calibre 32, dos calibre 7.65 mm, 7 para
escopeta calibre 16, una caja 19 cartuchos calibre 7.65 mm, 8 cartuchos
más para escopeta calibre 12 y 11 calibre 16.

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 39768 | Fecha: 31/01/2018


| Tema: FUERO - Aforados constitucionales: competencia de la Sala de
Casación Penal, Acto Legislativo 01 de 2018, se mantiene mientras
entran en funcionamiento las salas especializadas de instrucción y
juzgamiento de aforados Rad: 43931 | Fecha: 04/04/2018 | Tema:
FUERO - Aforados constitucionales: competencia de la Sala de Casación
Penal, Acto Legislativo 01 de 2018, se mantiene mientras entran en
funcionamiento las salas especializadas de instrucción y juzgamiento de
aforados Rad: 37395 | Fecha: 07/02/2018 | Tema: FUERO - Aforados
constitucionales: competencia de la Sala de Casación Penal, Acto
Legislativo 01 de 2018, se mantiene mientras entran en funcionamiento
las salas especializadas de instrucción y juzgamiento de aforados Rad:
51142 | Fecha: 21/02/2018 | Tema: FUERO - Aforados constitucionales:
competencia de la Sala de Casación Penal, Acto Legislativo 01 de 2018,
se mantiene mientras entran en funcionamiento las salas especializadas
de instrucción y juzgamiento de aforados Rad: SU 373 | Fecha:
15/08/2019 | Tema: ACTO LEGISLATIVO 01 DE 2018 - Sala Especial de
Instrucción y Juzgamiento: potestad jurisdiccional, hasta que entre en
funcionamiento Rad: 31653 | Fecha: 01/09/2009 | Tema: FUERO -
Congresista: cesación en el ejercicio del cargo, análisis de la relación
con las funciones Rad: 29632 | Fecha: 01/10/2009 | Tema: FUERO -
Congresista: cesación en el ejercicio del cargo, análisis de la relación
con las funciones Rad: 35592 | Fecha: 25/04/2018 | Tema: FUERO -
Congresista: cesación en el ejercicio del cargo, análisis de la relación
con las funciones, hechos relacionados con el liderazgo político que se
pretende obtener y o mantener Rad: 51773 | Fecha: 11/07/2018 |
Tema: CORRUPCIÓN DE SUFRAGANTE - Configuración Rad: 51142 |
Fecha: 21/02/2018 | Tema: CONCIERTO PARA DELINQUIR - No se
puede confundir con la coautoría Rad: 34703 | Fecha: 14/12/2011 |
Tema: FABRICACIÓN, TRÁFICO, PORTE O TENENCIA DE ARMAS DE
FUEGO, ACCESORIOS, PARTES O MUNICIONES - Coautoría Rad: 21064
| Fecha: 15/09/2004 | Tema: FABRICACIÓN, TRÁFICO, PORTE O
TENENCIA DE ARMAS DE FUEGO, ACCESORIOS, PARTES O MUNICIONES
- Se configura Rad: 50969 | Fecha: 06/12/2017 | Tema: CONGRESISTA
- Aplicación aumento de penas Ley 890 a pesar de trámite Ley 600:
variación jurisprudencial Rad: 50472 | Fecha: 21/02/2018 | Tema:
CONGRESISTA - Aplicación aumento de penas Ley 890 a pesar de
trámite Ley 600: variación jurisprudencial
RELEVANTE

Sala de Casación Penal


ID : 697357
M. PONENTE : EUGENIO FERNANDEZ CARLIER
NÚMERO DE PROCESO : 46953
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP1119-2020
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de
Florencia
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 27/05/2020
FUENTE FORMAL : Ley 906 de 2004 art. 292, 372 Y 373 /
Ley 1098 de 2006 art. 159 / Ley 599
de 20000 art. 31, 60, 61, 83, 135 Y
286

TEMA: HOMICIDIO EN PERSONA PROTEGIDA - Se configura: evento


en que integrantes del Ejército utilizaron la misión táctica como
instrumento para legitimar y legalizar la muerte de
civiles / HOMICIDIO EN PERSONA PROTEGIDA - Se configura:
evento en que se modificó la escena para acreditar un falso
combate / FALSEDAD IDEOLÓGICA EN DOCUMENTO PÚBLICO - Se
configura: cuando el servidor público consigna en el documento público
hechos o circunstancias ajenas a la realidad / FALSO RACIOCINIO -
Se configura / SISTEMA PENAL ACUSATORIO - Carga de la prueba:
Fiscalía / SISTEMA PENAL ACUSATORIO - Pruebas: si la defensa las
presenta deben ser valoradas con el mismo rigor que las de la
fiscalía / COAUTORÍA IMPROPIA - Se configura / CASACIÓN -
Sentencia: la Sala casa la absolutoria del Tribunal, para emitir una de
carácter condenatorio

Tesis:
«En resumen, como el análisis precedente evidenció los yerros de
estimación probatoria en que incurrió la decisión absolutoria confirmada
en la sentencia de segunda instancia, y la corrección de esos dislates
lleva a concluir que en el presente caso no existió el enfrentamiento
pretextado por los procesados, pues, se reitera, de acuerdo con el
testimonio de RRR los ciudadanos WACF y AVP, previamente fueron
sometidos y quedaron con vida bajo la custodia de los militares
implicados, se impone la casación de la decisión atacada para en su
lugar proferir sentencia condenatoria contra ERAP, DVR y JJMG, en
calidad de coautores de los delitos homicidio en persona protegida y
falsedad ideológica en documento público.

La forma de participación atribuida obedece a que, si bien es cierto no


se estableció qué militares de los que integraban la patrulla “Coraje-3”
fueron los que causaron las heridas mortales a las víctimas, igualmente
lo es que DAP fue quien elaboró y suscribió el Informe de Patrullaje en
el que las muertes de VP y CF fueron presentadas falsamente como
ocurridas en un enfrentamiento, en el cual, según el mismo documento,
también habrían participado VR y MG, de donde se colige la
aquiescencia y unión de voluntades y propósito de aquellos, para la
materialización tanto del doble atentado contra la vida, así como del
lesivo de la fe pública.

Las pruebas recopiladas y aquí analizadas, depuradas de los vicios en


las condiciones en que se ha registrado en esta providencia, permiten
dar por superada cualquier duda sobre la materialidad de los delitos, la
coparticipación y la responsabilidad penal de las personas a las cuales se
les condena en esta sentencia.

Es menester dejar claro que en tratándose de la pretensión punitiva, si


bien es cierto la carga probatoria es del Estado a través de la Fiscalía,
como insistentemente lo repitieron los falladores para denotar la
deficiente labor cumplida por ese órgano en este asunto (en lo cual está
de acuerdo la Corte), no lo es menos que esa máxima en manera alguna
puede interpretarse como obligación de la judicatura de allanarse, sin
ningún discernimiento serio, al contenido de las pruebas presentadas
por la defensa.

El sujeto pasivo de la acción penal no esta obligado a probar y le asiste


el derecho a guardar silenció, pero si renuncia a este y ofrece en
confrontación elementos de conocimiento para rebatir la acusación, sus
manifestaciones y pruebas deben ser escrutadas con el mismo rigor y
celo con el que se desbrozan los medios de persuasión presentados para
quebrar la presunción de inocencia que lo ampara, ejercicio que en el
presente caso arroja la convicción en el grado exigido en la ley acerca
de la responsabilidad de los procesados».
Sala de Casación Penal
ID : 693108
M. PONENTE : LUIS ANTONIO HERNÁNDEZ BARBOSA
NÚMERO DE PROCESO : 49650
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP706-2020
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Bogotá
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 04/03/2020
FUENTE FORMAL : Ley 599 de 2000 art. 239, 267 núm. 2

TEMA: COAUTORÍA IMPROPIA - No se configura / COAUTORÍA -


Demostración / COAUTORÍA PROPIA - No se
configura / COAUTORÍA - Requisitos: subjetivo, decisión de realizar
conjuntamente la conducta punible / HURTO CALIFICADO - No se
configura / HURTO - Simple: se configura / HURTO AGRAVADO -
Cuando la conducta se cometa sobre bienes del Estado / HURTO
AGRAVADO - Se configura / IN DUBIO PRO REO - Se debe aplicar si
no hay certeza de la participación del procesado / FALSO
RACIOCINIO - Se configura / DOBLE CONFORMIDAD - Sentencia:
modifica / DOBLE CONFORMIDAD - Sentencia: revoca y confirma
absolución de primera instancia / LIBERTAD - Inmediata e
incondicional: con ocasión de sentencia absolutoria

Tesis:
«Desde ya, la Sala anticipa que modificará la sentencia. El Tribunal se
equivocó al considerar como un solo hecho, tres eventos distintos, en
donde, además, no estuvieron simultáneamente todos los acusados. Así
lo manifestaron acertadamente, el Delegado de la Fiscalía ante la Corte
y la defensa.

[...]

Los tres hechos están claros. Todos sucedieron en la madrugada del 30


de noviembre de 2013, en 3 sitios distintos del barrio la Alquería y a
distintas horas. Sobre la identificación de sus autores, aunque la Fiscalía
señaló a los acusados como responsables, como también lo hicieron los
policías RJRA y HECM, al afirmar que así se lo hicieron saber las dos
víctimas que estuvieron presentes durante la captura, lo cierto es que:

(i) RDÁV y JDRQ negaron haber estado en el sitio en donde fueron


capturados los acusados.
(ii) Si bien RQ afirmó que WAAG, una vez llegó la policía, sacó la moto y
se fue hacia el sitio en donde adelantarían el operativo para capturar a
los responsables, ello no se pudo establecer pues la Fiscalía renunció al
testimonio de AG.

(iii) No obstante que JDRQ haya indicado que observó a ACRR, antes de
bajarse del taxi junto con otras personas a hurtarles sus pertenencias-
contradiciendo su propio dicho de que sólo se concentró en la persona
que lo atacó con un cuchillo, a quien no identificó—, RDÁV, desmintió
que éste, su hermano DRR o ATA hayan participado en dicho hecho.
Señaló ÁV que la persona que hirió con un cuchillo a RQ también lo
despojó a él de sus pertenencias, pero reiteró que no fue ninguno de los
acusados.

(iv) JDRQ afirmó haber sido despojado de su gorra en el segundo de los


hechos y señaló como el autor a DRR. Cuando esto ocurrió en el lugar
estaban ellos dos, DR y WAG.
(v) Aunque el patrullero RJRA manifestó que todos los jóvenes que
estaban presentes procedieron a agredirlos, señaló únicamente como el
autor del hurto del radio de la policía a ATA.

Lo anterior permite establecer que el Tribunal se equivocó, al asumir


como un solo hecho los tres acontecimientos. Se equivocó, igualmente,
al responsabilizar como coautores de estos hechos a los hermanos AC Y
DRR y a ATA.

En efecto, mientras el hurto de la gorra a RQ ocurrió frente a la


residencia de éste y cuando se encontraban presentes WAAG, DR y el
primo de éste DRR, a quien sin lugar a equívocos señaló como el
responsable del hecho, el hurto del radio ocurrió, minutos después, en
desarrollo de un procedimiento policivo, como lo narró el patrullero RA,
quien, de igual manera, claramente señaló de este hecho a ATA.

Por ende, cuando se produjo el hurto de la gorra sólo estaba presente


uno de los acusados y, si bien al materializarse el hurto del radio
estaban presentes los tres, no aparece prueba alguna que indique que
hubo un acuerdo previo o concomitante para apoderarse del radio, ni
que haya habido una división de trabajo entre los acusados o que
pertenezcan a una agrupación delictiva.

Sobre la coautoría propia e impropia, la jurisprudencia de la Corte tiene


señalado que:
“[L]a figura de la coautoría comporta el desarrollo de un plan
previamente definido para la consecución de un fin propuesto, en el cual
cada persona involucrada desempeña una tarea específica, de modo que
responden como coautores por el designio común y los efectos
colaterales que de él se desprendan, así su conducta individual no
resulte objetivamente subsumida en el respectivo tipo penal, pues todos
actúan con conocimiento y voluntad para la producción de un resultado .

Respecto del concurso de personas en la comisión delictiva se ha


precisado que existen diferencias entre la coautoría material propia y la
impropia. La primera ocurre cuando varios sujetos, acordados de
manera previa o concomitante, realizan el verbo rector definido por el
legislador, mientras que la segunda, la impropia, llamada coautoría
funcional, precisa también de dicho acuerdo, pero hay división del
trabajo, identidad en el delito que será cometido y sujeción al plan
establecido, modalidad prevista en el artículo 29-2 del Código Penal, al
disponer que son coautores quienes, “mediando un acuerdo común,
actúan con división del trabajo criminal atendiendo la importancia del
aporte”; se puede deducir, ha dicho la Sala , de los hechos
demostrativos de la decisión conjunta de realizar el delito.

La Corte ha precisado que en dicha modalidad de intervención criminal


rige el principio de imputación recíproca, según el cual, cuando existe
una resolución común al hecho, lo que haga cada uno de los coautores
se extiende a todos los demás conforme al plan acordado, sin perjuicio
de que las otras contribuciones individualmente consideradas sean o no
por sí solas constitutivas de delito .

En estos términos, al no estar presente ningún elemento probatorio que


indique la existencia de un grupo delincuencial y de un designio común,
no se puede predicar que hubo coautoría. Menos aún, como lo hizo el
Tribunal en el presente caso, a partir de la simple manifestación de una
de las víctimas de que se bajaron a “robarnos” (en el primer hecho), o
que al ingresar uno de los jóvenes a su residencia, esto prueba que era
integrante de la misma agrupación delictiva (en el tercer hecho). Sólo se
podría derivar una coautoría respecto del delito de violencia contra
servidor público, pero este ilícito no se juzga en este proceso.

De otra parte, observa la Sala que el Tribunal también se equivocó al


establecer la certeza sobre la participación de ACRR en todos los 3
hechos, cuando es claro que éste no estuvo presente cuando DRR le
hurtó la gorra a JDRQ, como tampoco fue señalado como el autor del
hurto del radio al patrullero RRA, hechos por los que se dictó la
condena.
Además, respecto del primer hurto, no sólo está presente la
contradicción en la versión de RQ, quien inicialmente indicó no haber
identificado a ninguno de los que se bajaron del taxi pues afirmó que su
atención se centró en la persona que lo atacó con el cuchillo y,
posteriormente, manifestó que observó en la parte delantera del taxi a
ACRR, sino que también obra el testimonio de RDÁV, quien
enfáticamente negó que éste, su hermano DRR o ATA hayan participado
en el mismo. Existe, entonces, duda razonable sobre la participación de
ACRR en el primero de los hurtos materializados y la certeza de su no
participación en los dos restantes.

Tiene parcialmente la razón, entonces, la Fiscalía Tercera Delegada ante


la Corte, al afirmar que la condena se produjo por hurto calificado y
agravado cuando debió hacerse por hurto simple y no se presentó
coautoría. En efecto, en la materialización del hurto de la gorra a RQ
éste no fue puesto en condiciones de indefensión. Tampoco se puede
imputar violencia sobre las personas en el hurto al radio pues la
agresión de que fue víctima el patrullero ya fue aceptada por los
acusados, cuando se allanaron a los cargos de violencia contra servidor
público. Sin embargo, en el hurto del radio, sí está presente la
circunstancia de agravación de que trata el artículo 267 del Código
Penal, en su numeral 2° “Sobre bienes del Estado”.

No le asiste la razón a la Fiscalía, sin embargo, respecto del sentenciado


ACRR pues está probado que no participó en el hurto de la gorra ni el
del radio. Además, respecto del primero de los hurtos, existe duda
razonable sobre su participación pues una de las víctimas lo reconoce
como presente en el lugar de los hechos y otra, enfáticamente señala
que allí no se encontraba. Por ende, esta duda razonable debe ser
resuelta a su favor, en virtud del principio in dubio pro reo.

Por consiguiente, la Corte casará parcialmente la sentencia. La


modificará ratificando la condena impuesta a DRR y a ATA, pero por el
delito de hurto simple el primero y, al segundo, por el delito de hurto
simple con la circunstancia de agravación establecida en el numeral 2°
del artículo 267 del Código Penal (el arma de dotación del policía RA es
un bien del Estado), lo cual claramente no quebranta el principio de
congruencia, al condenarse por un delito menos grave y respectarse el
núcleo fáctico de la imputación.

De otra parte, confirmará la sentencia absolutoria de primera instancia


dictada a favor de ACRR, en aplicación al principio de indubio pro reo,
por lo que se ordenará su libertad inmediata».

Sala de Casación Penal


ID : 691204
M. PONENTE : EUGENIO FERNANDEZ CARLIER
NÚMERO DE PROCESO : 56881
NÚMERO DE PROVIDENCIA : AP670-2020
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Bogotá
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO
FECHA : 26/02/2020
FUENTE FORMAL : Ley 906 de 2004 art. 180 y 183 / Ley
599 de 2000 art. 104

TEMA: VIOLACIÓN DIRECTA DE LA LEY SUSTANCIAL - Técnica en


casación: el demandante debe aceptar los hechos declarados en la
sentencia y la valoración de la prueba realizada por el
juzgador / VIOLACIÒN DIRECTA DE LA LEY SUSTANCIAL - Parte de
la aceptación plena de los hechos / VIOLACIÓN DIRECTA DE LA LEY
SUSTANCIAL - No se configura / DEMANDA DE CASACIÓN - Principio
de corrección material: obligación de que corresponda a la realidad
procesal / HOMICIDIO - Motivo abyecto o fútil / COAUTORÍA - Se
configura / DEMANDA DE CASACIÓN - Inadmisión por indebida
sustentación

Tesis:
«El tercer cargo, por su parte, también carece de sentido. Propuso el
recurrente la violación directa de la ley sustancial por indebida aplicación
de la agravante prevista en el numeral 4 del artículo 104 del Código
Penal, consistente en obrar por motivo abyecto o fútil. Pero, una vez
más, en lugar de plantear un tema de exclusiva interpretación o
selección normativa, presentó un debate de índole probatoria, según el
cual jamás se configuró la circunstancia de agravación porque la prueba
practicada nunca demostró un acuerdo entre los partícipes ni sevicia
contra la víctima.

Dicho alegato ni siquiera guarda relación con los hechos declarados por
las instancias. El delito de homicidio contra CYSN no se consideró
agravado por las circunstancias aludidas en la demanda, sino, en
palabras del Tribunal, porque la víctima le dijo a ABR “si tenía un
“cuero” -papel para confeccionar cigarrillos de marihuana-“ . Esta
situación, conforme a lo analizado por el juez de primer grado (y que no
fue objeto de discusión por los apelantes), fue suficiente para concluir
«que la muerte del menor se produjo por un hecho insignificante, trivial
y sin importancia» .

Y, dicho sea de paso, no es cierto que no esté probada la participación a


título de coautoría de los procesados, tal como lo sugirió el abogado en
este reproche cuando aseguró que no hubo un acuerdo entre las
personas que persiguieron a la víctima. De acuerdo con las instancias, el
acuerdo entre los partícipes fue concomitante a la realización del tipo
objetivo y el aporte específico de ARB en el fin común obtenido consistió
en (i) ir a su casa para obtener el arma de fuego y (ii) brindar apoyo
moral (o de superioridad numérica) a quien efectuó el disparo que acabó
con la vida del joven CYSN .

La casación no es una tercera instancia, sino un control constitucional y


legal que la Corte ejerce sobre las sentencias de segundo grado. El
escrito del demandante no es más que un alegato que bien hubiera
podido presentar ante los jueces para convencerlos en su momento de
la hipótesis absolutoria. Pero, a esta altura de lo actuación, la simple
discrepancia de opiniones no tiene incidencia alguna. La Sala no está
llamada a imponer su criterio, sino a respetar el del Tribunal cuando no
advierte (ya sea de oficio o a petición de parte) la existencia de un
específico error. La verdad (o la aproximación racional a la verdad) no
se obtiene con seleccionar la ‘mejor’ postura (aspecto que siempre
podrá caer en lo subjetivo o arbitrario), sino con determinar de manera
razonable que de ningún yerro quedó imbuida la decisión definitiva.

En este orden de ideas, el discurso del censor no fue suficiente para


controvertir la sentencia impugnada ni para demostrar un error de
trámite o juicio. Por ende, la demanda no será admitida.

Y como la Sala tampoco advierte en forma manifiesta la necesidad de


cumplir con alguno de los fines de la casación señalados en el artículo
180 de la Ley 906 de 2004, ningún pronunciamiento oficioso hará contra
la decisión adoptada por el juez plural.

Contra lo aquí adoptado, es procedente el mecanismo de insistencia en


los términos explicados por la Corte a partir del fallo CSJ SP, 12 sep.
2005, rad. 24322».
Sala de Casación Penal
ID : 685006
M. PONENTE : JAIME HUMBERTO MORENO ACERO
NÚMERO DE PROCESO : 53266
NÚMERO DE PROVIDENCIA : AP5393–2019
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Ibagué
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO
FECHA : 12/12/2019
FUENTE FORMAL : Ley 906 de 2004 art. 16, 180, 181,
184, 347, 379, 393 y 403

TEMA: APLICACIÓN INDEBIDA DE LA LEY - Técnica en


casación / COAUTORÍA - Demostración / COAUTORÍA - Se
configura / APLICACIÓN INDEBIDA DE LA LEY - No se configura por
la discrepancia de criterios / DEMANDA DE CASACIÓN - Es antitécnica
cuando se reduce a un alegato de instancia

Tesis:

«Se entremezclan aquí variados reclamos, que van desde el


desconcierto porque los juzgadores tuvieron a GG como coautor de los
hechos enrostrados, sin advertir, según su dicho, que éste no tuvo
participación en el porte de arma de fuego, ni en el homicidio tentado,
habida cuenta que quien así obró, esto es, GR, lo hizo «a motu propio»
[sic] y enfrentó las consecuencias que ello le acarreaba, lo que daría
lugar a su absolución; hasta la petición para que la Corte intervenga en
sede de casación a fin de que se tenga al procesado como cómplice,
pues, a pesar de que intervino de manera concertada con varias
personas en un plan criminal para atentar contra el patrimonio
económico, no tenía dominio del hecho consecuente: exhibición de un
arma de fuego y su utilización en contra de un miembro de la Policía
Nacional que acudió al lugar para conjurar el acto delincuencial .

Ello implicaría redosificar la pena impuesta, por «indebida aplicación del


artículo 30 del Código Penal».

El presente reparo, en lo fundamental derivado del anterior, se cimienta


en el hecho que, para el impugnante, a su patrocinado no debió
tenérsele como coautor de los cargos no aceptados. Por ello demanda la
declaración de inocencia en tal sentido, pero, a renglón seguido,
subsidiariamente depreca que, como máximo, su responsabilidad se
tome a título de cómplice de ambas conductas.

Al respecto, remárquese que la coautoría de JDGG, de manera hilvanada


fue abordada en las instancias.

Aunado a lo atrás transcrito, al interior de las providencias, que se


examinan como unidad inescindible, se explicó que a pesar de que GG
no llevara consigo el arma de fuego, ni que éste haya sido quien disparó
en contra del policial CCA, era viable que se le reconociera a título de
coautor bajo la teoría de coautoría impropia y el principio de imputación
recíproca, en la medida que los tres participantes del injusto, conforme
a un ilegal plan acordado, cada uno por su cuenta desarrolló una parte
del trabajo delictivo que confluyó en la obtención del resultado integral
convenido, con la subsunción en los tipos penales de que se habla.

Si los miembros del grupo delictual, de la que hacía parte GG,


resolvieron utilizar un arma de fuego para realizar su incursión delictiva
contra el patrimonio económico, admitieron anticipadamente su porte y
la posterior utilización, posibilidad en la que, es apenas obvio, deben
responder en calidad de coautores por los delitos contra la seguridad
pública y la vida e integridad personal. De ello se sigue que, al
representarse como probable el resultado, nada hizo el procesado en
procura de evitarlo, lo que sólo traduce su manifestación de voluntad
hacia su producción.

[…]

Por contera, el presente cargo que simplemente reitera su alegato de


instancia y que apunta a que se aplicó indebidamente el artículo 29 del
Código Penal y, consecuencialmente, dejó de aplicarse el 30 ibidem, no
encuentra respaldo en lo reconocido por los falladores de instancia en el
caso concreto, quienes, en efecto, examinaron los presupuestos que
delimitan la coautoría impropia, hallándolos satisfechos. Con ello
descartan también la alegada complicidad.

Ahora, si bien es cierto, GGtermina asumiendo una pena más severa a


la que afrontara el otro coautor, ya condenado, GR, ello no es suficiente
para sustentar un yerro casacional, como así se duele el libelista, habida
cuenta que a la condigna sanción que recibiera este último se llegó por
la vía de la terminación anticipada, dado que por preacuerdo con la
fiscalía, se degradó su forma de participación en todas las conductas
punibles imputadas, pasando de coautor a cómplice. Es por cuenta de
dicho instituto jurídico que se llegó a la categoría dogmática propuesta
por el recurrente, pero no porque se hubiera acogido su particular
razonamiento».

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 24322 | Fecha: 12/12/2005


| Tema: SISTEMA PENAL ACUSATORIO - Mecanismo de insistencia:
procedencia Rad: 42597 | Fecha: 25/07/2014 | Tema: SISTEMA PENAL
ACUSATORIO - Mecanismo de insistencia: procedencia

RELEVANTE

Sala de Casación Penal


ID : 684893
M. PONENTE : PATRICIA SALAZAR CUELLAR
NÚMERO DE PROCESO : 53173
NÚMERO DE PROVIDENCIA : AP5278-2019
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Bogotá
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO
FECHA : 04/12/2019
FUENTE FORMAL : Ley 599 de 2000 art. 340 / Ley 906 de
2004 art. 183, 184 inc. 2

TEMA: CONCIERTO PARA DELINQUIR - No se puede confundir con la


coautoría / CONCIERTO PARA DELINQUIR -
Demostración / CONOCIMIENTO PARA CONDENAR - Requisitos:
convencimiento más allá de toda duda / DEMANDA DE CASACIÓN -
Inadmisión por indebida sustentación

Tesis:
« […] en la sentencia anteriormente mencionada (CSJ SP2772-2018,
rad. 51.773), la Sala, recalcando las diferencias esenciales entre la
coautoría y el concierto para delinquir, estableció los elementos
configuradores de este delito, en los siguientes términos:

En efecto, la indeterminación en los delitos objeto del concierto para


delinquir apunta a ir más allá de la comisión de punibles específicos en
un espacio y tiempo determinados, pues en este caso se estaría en
presencia de la figura de la coautoría, en cuanto es preciso para
configurar aquel delito el carácter permanente de la empresa
organizada, generalmente especializada en determinadas conductas pre-
determinables, pero no específicas en tiempo, lugar, sujetos pasivos,
etc., es decir, “sin llegar a la precisión total de cada acción individual en
tiempo y lugar”, de modo que cualquier procedimiento ilegal en procura
de la consecución del fin es admisible y los comportamientos pueden
realizarse cuantas veces y en todas aquellas circunstancias en que sean
necesarios .

[…]

A diferencia del instituto de la coautoría material, en el que la


intervención plural de individuos es ocasional y se circunscribe a acordar
la comisión de delitos determinados y específicos, en el concierto para
delinquir, a pesar de también requerirse de varias personas, es
necesario que la organización tenga vocación de permanencia en el
objetivo de cometer delitos indeterminados, aunque se conozca su
especie. V.g. homicidios, exportación de estupefacientes, etc.

[…]

En suma, el delito de concierto para delinquir requiere: primero: un


acuerdo de voluntades entre varias personas; segundo: una
organización que tenga como propósito la comisión de delitos
indeterminados, aunque pueden ser determinables en su especie;
tercero: la vocación de permanencia y durabilidad de la empresa
acordada; y cuarto: que la expectativa de realización de las actividades
propuestas permita suponer fundadamente que se pone en peligro la
seguridad pública.

Y esos elementos -se advierte en el fallo impugnado- fueron verificados


en el actuar del señor GA, en conjunción con el comportamiento de la
líder de la organización criminal. Desde la perspectiva probatoria, no es
cierto que la condena esté soportada, simplemente, en la manifestación
de culpabilidad, pues a la actuación se incorporaron medios de
conocimiento que permiten corroborar en un grado de conocimiento más
allá de toda duda, la responsabilidad de aquél por concierto para
delinquir.

[…]

Es más, el propio censor reconoce que el procesado aceptó


responsabilidad por concierto para delinquir teniendo en cuenta los
elementos de convicción incorporados por la Fiscalía, como “las
declaraciones de varias víctimas adjuntas a las denuncias en contra de
[…], […], […] y […]; los informes de investigador de campo suscritos por
los patrulleros Alejandro Ospina Marín y Alexander Collado González
sobre la estructura criminal y sus vínculos; interceptaciones e
información suministrada por la Cámara de Comercio”, por lo que mal
podría admitirse la demanda bajo el supuesto de que no existen pruebas
suficientes que, junto al allanamiento, permitan declarar la
responsabilidad penal por concierto para delinquir.

En consecuencia, no habiéndose presentado los cargos en casación con


respeto de los requisitos mínimos para su estudio de fondo, es innegable
su fundamentación indebida, lo cual constituye razón suficiente para
inadmitir la demanda. Además, la Sala no advierte la presencia de
supuestos justificantes para superar los defectos del libelo, con el
propósito de decidirlo de fondo».

NOTA DE RELATORÍA: La providencia cita por error la jurisprudencia


AP1460-2017, rad. 50.346, el dato correcto es AP4160-2017(50346)

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: AP4160-2017(50346) |


Fecha: 28/06/2017 | Tema: DOSIFICACIÓN PUNITIVA - Concurso Rad:
SP2772-2018(51773) | Fecha: 11/07/2018 | Tema: COAUTORÍA -
Diferencia con el concierto para delinquir

RELEVANTE

Sala de Casación Penal


ID : 685123
M. PONENTE : EUGENIO FERNANDEZ CARLIER
NÚMERO DE PROCESO : 56429
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP5348-2019
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de
Medellín
CLASE DE ACTUACIÓN : SEGUNDA INSTANCIA
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 04/12/2019
FUENTE FORMAL : Constitución Política de Colombia de
1991 art. 235 núm. 7 / Acto Legislativo
01 de 2018 / Ley 906 de 2004 art.
205, 249, 404

TEMA: HOMICIDIO - Tentado: demostración / PORTE ILEGAL DE


ARMAS - Demostración / SISTEMA PENAL ACUSATORIO - Prueba de
referencia: apreciación probatoria / SISTEMA PENAL ACUSATORIO -
Prueba indirecta: apreciación / PRUEBA PERICIAL - Análisis de
residuos de disparo: apreciación probatoria / POLICIA JUDICIAL -
Facultades: actos urgentes / SISTEMA PENAL ACUSATORIO -
Diligencias que requieren orden judicial previa: obtención de muestras
que involucren el imputado, diferencia con los actos urgentes realizados
por la Policía Judicial / SISTEMA PENAL ACUSATORIO - Diligencias
que requieren orden judicial previa: obtención de muestras que
involucren el imputado, requieren la presencia del defensor / POLICIA
JUDICIAL - Facultades: actos urgentes, se realiza toma de muestras de
las manos y vestimenta del indiciado a efectos de verificar la existencia
de vestigios o residuos de disparos, su validez no requiere presencia del
defensor / TESTIMONIO - Apreciación probatoria: condiciones de
luminosidad, ubicación y sonidos / TESTIMONIO - Apreciación
probatoria: conocimiento indirecto / TESTIMONIO - Apreciación
probatoria: cuando el testigo rinde varias declaraciones, el juzgador
debe atender los principios técnico científicos sobre la percepción y la
memoria, indicativos de que el transcurso del tiempo puede difuminar
los recuerdos y las circunstancias en que se percibió el
hecho / TESTIMONIO - Derecho a guardar silencio:
alcance / COAUTORÍA IMPROPIA - Se configura / HOMICIDIO -
Tentado: se configura / PORTE ILEGAL DE ARMAS - Se
estructura / DOBLE CONFORMIDAD - Sentencia: confirma
condena / RECURSO DE APELACIÓN - Sala de Casación Penal:
confirma sentencia condenatoria

Tesis:
«El defensor pretende la revocatoria del fallo porque del acervo
probatorio acopiado en el juicio no se colige el estándar de conocimiento
necesario para condenar, en la medida que no comparte la apreciación
que de los medios de prueba efectuó el Tribunal, pues considera que
ninguno de éstos refiere que WECV estaba provisto de un arma de fuego
con la que realizó disparos contra el vehículo en el que se desplazaba
JPH a efectos de causarle su muerte.

Desde luego, debe aceptarse por la Sala, que dentro de este proceso no
existe testimonio directo que señale a WECV como el autor del delito de
tentativa de homicidio y porte ilegal de armas, pues ninguna de las
estipuladas o de las practicadas en el juicio oral lo señaló como la
persona que el 29 de diciembre del año 2016, siendo aproximadamente
las dos de la mañana, desplazándose en una motocicleta de alto
cilindraje junto con RSPR, disparó en contra de JPHM, quien conducía el
vehículo de placas […], causándole heridas en el brazo y muslo
izquierdo, lo que le significó una incapacidad médico legal de 62 días
provisionales; pero sin duda la prueba recaudada, sí permite mediante
razonamientos lógicos y de ciencia, establecer, como lo concluyó el
Tribunal, la responsabilidad del procesado a título de coautor.

En ese contexto, lo primero que deberá señalar la Sala es que las partes
dieron por probado que los vehículos que resultaron involucrados en el
accidente acaecido el 29 de diciembre de 2016, era el automóvil
particular de placas […] marca Mazda, color gris grafito y la motocicleta
sin placa, marca Yamaha, tipo enduro, línea XT660, color negra, modelo
2011 , pues así lo establecieron a través de la estipulación No. 2 .
De igual manera se dio por demostrado - estipulación No. 1- que
realizada inspección interior y exterior al vehículo de placas […], por
parte del técnico en balística del Cuerpo Técnico de Investigación EVS
[...]

[...]

[...] no se discute, como lo señaló el defensor, que del testimonio de


JJHT no puede establecerse que WECV haya sido la persona que disparó
contra el automóvil en el que se desplazaba JPHM, pero de su dicho sí se
puede advertir que un automóvil y una motocicleta se desplazaban a
gran velocidad por la autopista, que a la par de ello se escucharon unos
disparos de arma de fuego, para seguidamente estos automotores
colisionar, que uno de los ocupantes de la motocicleta era el procesado
y que la Policía le incautó a uno de ellos un arma de fuego.

Manifestaciones que se corroboran en otras declaraciones de importante


valor, como lo señalado por los patrulleros JABV y SBF, quienes fueron
los primeros policiales en llegar al sitio donde se presentó el accidente,
pues informaron haber observado que un vehículo estaba estrellado en
el separador de la autopista y una motocicleta a la orilla de la empresa
Alma Café, así como dos personas a su lado, una fallecida y la otra
lesionada, razón por la que procedieron a informar lo sucedido a la
patrulla que conformaba el cuadrante del sector.

[...]

Los policiales no solo confirman el dicho del testigo JJHT, en el sentido


que se presentó un accidente entre una motocicleta y un automóvil, que
el vehículo que se estrelló contra el separador de la autopista
presentaba orificios ocasionados con arma de fuego, lo que permite
deducir que se hicieron los disparos que escuchó dicho declarante.

Es más, los policiales JABU y DAGA, pudieron confirmar que el accidente


se presentó, pues así se lo comentaron algunos testigos presenciales del
hecho y que se encontraban en el lugar, porque las personas que se
desplazaban en la motocicleta estaban disparando contra quien conducía
el automóvil, situación que los llevó a judicializar al ciudadano que
estaba lesionado y quien resultó ser el aquí procesado W ESLMIN CV.

Y se dice que eran orificios causados con arma de fuego los que
presentaba el automóvil, pues como se indicara, las partes dieron por
probado que los hallazgos encontrados en la inspección interior y
exterior que se realizara al vehículo marca Mazda, de placas […], por
parte del técnico en balística del Cuerpo Técnico de Investigación EVS,
se trataba de orificios causados por proyectil de arma de fuego.

Es más, las conclusiones a las que llegó dicho experto en balística


permiten establecer que la información que recibieron los policiales JABU
y DAGA, de aquellas personas que se encontraban en el lugar de los
hechos y referidas a que el accidente se presentó por cuanto los
tripulantes de la motocicleta disparaban contra el conductor del
automotor, resulta indiscutible, pues véase como el experto EVS, indicó
frente a la trayectoria que pudieron haber tenido los disparos que recibió
el automóvil, que éstos provenían del exterior del vehículo.

No desconoce la Sala que los policiales no fueron los receptores directos


de la colisión presentada, sin embargo, ello en manera alguna los
convierte en testigos de referencia como para descalificar su testimonio,
pues si bien algunas de sus aseveraciones no las percibieron de manera
personal y directa, sino de las personas que allí se encontraban
«fisgoneando» lo sucedido, lo cierto es que las evidencias que
observaron en el lugar de los hechos no permiten dudar de su
conocimiento directo de los supuestos de hecho con los que se
constituye la prueba indirecta de cargos sobre la presencia del
procesado en el lugar de los hechos, al momento de cometerse el
crimen y presentado huellas visibles de haber participado, por lo que se
satisfacen los criterios establecidos por el legislador en el artículo 404
del Código de Procedimiento Penal para la apreciación del mismo.

Por otro lado, fue el mismo CV quien incluso corroboró lo que le fue
informado a los policiales que llegaron al sitio de los hechos, que el
automóvil arrolló a los de la motocicleta, pues al momento de renunciar
a su derecho a guardar silencio [...]

[...]

En ese contexto probatorio, fácil resulta concluir que, si se encuentra


acreditado que la motocicleta marca Yamaha, tipo Enduro, línea XT660 y
el automóvil de […] eran los únicos que se desplazaban por la autopista
a gran velocidad, que un ciudadano, JJHT, quién se encontraba
laborando cerca al sitio de ocurrencia de los hechos, escuchó unos
disparos en el sitio por el que transitaban aquellos, para seguidamente
observar como los vehículos colisionan, estableciéndose luego que dicho
automotor presentaba orificios de disparos en su puerta y ventana
delantera izquierda y que su conductor, JPHM, fue herido en su brazo y
pierna izquierda con proyectil de arma de fuego tipo revólver, quienes
realizaron dichos disparos fueron los tripulantes de la citada motocicleta,
esto es, el aquí acusado WECV y RSPR.

Es que no se demostró, es más, ni siquiera se insinuó por parte de la


defensa, que por el sector de la carrera […] con calle […] del municipio
de Bello (Antioquia), aquel 29 de diciembre de 2016, aproximadamente
a las dos de la mañana, alguna otra motocicleta con otros tripulantes
diferentes al aquí acusado y PR, se desplazaba en las condiciones
advertidas por las personas que se encontraban en dicho lugar a los
policiales que llegaron a verificar lo sucedido.

No debe perderse de vista además lo señalado por la investigadora del


Cuerpo Técnico de Investigación LFMB, que practicada la respectiva
inspección al cadáver de quien en vida se llamara RSPR, se procedió a
tomarle muestras de residuos de disparos, pues se tenía conocimiento
que quienes se desplazaban en la motocicleta que estaba allí tirada al
parecer habían disparado contra el conductor del vehículo.

Muestras que se le tomaron igualmente a WECV, la otra persona que se


desplazaba en la motocicleta, pero que había sido trasladado a la Clínica
del Norte por las lesiones que tenía, así como a sus prendas de vestir, la
cuales una vez rotuladas y embaladas fueron enviadas al laboratorio de
criminalística para el análisis respectivo.

Es así que, CLBE, profesional en química del Cuerpo Técnico de


Investigación, dijo haber llevado a cabo el estudio técnico de análisis de
residuos de disparo a través de la microscopía electrónica de barrido a
las muestras que le fueron allegadas a su laboratorio en 2 kits y que
fueron tomadas a WECV y RSPR, concluyendo que «sí se encontraron
partículas de residuo de disparo en el kit No. FGN-8670-2013 que
corresponde a las muestras tomadas a CC (…) RSPR, y sí se encontraron
partículas de residuo de disparo en el kit No. FGN-10687-2013 que
corresponde a las muestras tomadas a CC (…) WECV».

Y aunque la defensa pretendió desvirtuar la conclusión a la que llegó la


citada profesional, refiriendo que dichas partículas podrían tratarse de
elementos de la pólvora, en tanto, el aquí acusado, como éste lo refirió,
estuvo tirando voladores aquella noche del 29 de diciembre de 2016, lo
cierto es que la mencionada profesional fue clara en advertir que
científicamente no se podía hablar de algún otro elemento diferente a
los residuos de disparo en la prueba que realizó, pues precisamente lo
que analiza es que las muestras contengan plomo, antimonio y bario,
que son los elementos que de manera conjunta se hallan única y
exclusivamente en los residuos de disparo.

Tampoco podría señalarse que la citada prueba es ilegal al no haberse


practicado en presencia del defensor y por ende debe excluirse del
debate probatorio, pues basta revisar la declaración de la investigadora
del Cuerpo Técnico de Investigación LFMB y los diferentes formatos que
suscribió para tomar las muestras, para concluir que éstas fueron
adelantadas con base en la facultad otorgada a los funcionarios de
policía judicial en el artículo 205 del Código de Procedimiento Penal, esto
es, una vez tengan conocimiento de la ocurrencia de una conducta
punible, realicen sin necesidad de autorización de funcionarios judiciales,
los «actos urgentes» contemplados en esa norma.

En otras palabras, la toma de muestras de las manos y vestimenta del


indiciado para aquel momento a efectos de verificar la existencia de
vestigios o residuos de disparos, que además fue autorizado por WECV
no es un acto que tenga la connotación de «muestra corporal» , artículo
249 CPP, por lo cual su validez no se encuentra condicionada al
requerimiento mencionado por el defensor.

En ese contexto, si CV presentó en sus prendas de vestir y manos,


partículas de residuos de disparo, es por cuanto disparó un arma de
fuego, manipuló la misma o estuvo cerca de un lugar donde se hizo un
disparo o varios disparos con dicho elemento bélico.

La profesional CLBE explicó en juicio, aspecto no controvertido ni


tachado de falso por ninguna de las partes, que el resultado al cual llegó
una vez procedió a analizar las muestras de residuos de disparo
tomadas al procesado a través de la microscopía electrónica de barrido
indica una o varias de las siguientes condiciones: 1) que la persona
disparó un arma de fuego; 2) que la persona manipuló un arma de
fuego; 3) que la persona estuvo cerca de un lugar donde se hizo un
disparo o varios disparos con arma de fuego; y, 4) que la persona entró
en contacto con un objeto que tenía residuos de disparo.

Aspecto que concatenado con aquellas circunstancias demostradas en el


plenario, que WECV era quien se desplazaba en la motocicleta que
resultó colisionada por el vehículo de placas […]; que éste presentó
varios orificios causados por disparos de arma de fuego tipo revólver
calibre 38 realizados desde el exterior del mismo, conducido por JPHM,
quien resultó herido por proyectil de arma de fuego tipo revólver calibre
38; que para el momento de dicho accidente no transitaba por el sector
otros automóviles ni otras motocicletas, permiten concluir que WECV y
RSPR, fueron quienes dispararon contra la humanidad del mencionado
ciudadano.

No de otra manera se puede entender que en sus manos y vestimenta


se haya encontrado partículas que quedan cuando se dispara un arma o
en su defecto se ha manipulado dicho elemento bélico.

Y aunque CV al renunciar a su derecho a guardar silencio señaló que,


aquel 29 de diciembre de 2016 se encontraba celebrando su
cumpleaños, cuando su hermana PA lo llama para que fuera hasta su
casa ubicada en Girardota a recoger el regalo de cumpleaños que le
tenía, motivo por el que salió con un «amigo en mi moto» a recoger la
«ropita» que le iban a dar, cuando «a la altura más o menos de
Postobón, un carro nos colisiona sin saber porque, ni nada más»; lo
cierto es que DYSV, lo desmiente, pues si bien refirió que en su
residencia estaban celebrando el cumpleaños de W, que ese día
bebieron y tiraron pólvora, la salida de su hermano para donde PA
obedeció a que ésta también le tenía «preparada una reunión a él».

Entonces, se cuestiona la Sala, el desplazamiento de WECV hacia la


residencia de PA obedeció a que como éste mismo lo señaló era a
recoger el regalo de cumpleaños que ésta le tenía o como lo precisó
DYS, a seguir celebrando el cumpleaños en la casa de aquella, o por el
contrario, simplemente se trató de una invención para tratar de
justificar su presencia en el sitio de los hechos y poner en tela de juicio
la realidad de lo acontecido.

Resulta absurdo e inverosímil además que, un vehículo sin justificación


válida colisione a otro. Necesariamente considera la Sala que para que
ello ocurra debe existir una causa razonable, como por ejemplo,
salvaguardar la integridad personal de un ataque, salvo que se trate de
alguna negligencia, impericia o infracción al deber objetivo de cuidado,
aspectos que ni siquiera fueron aducidos en el sub examine.

En ese contexto, son las circunstancias que rodearon el episodio


delictual las que permiten abrazar lo indicado por los deponentes sin que
se adviertan contradicciones relevantes o dudas que impidan desconocer
la realidad de lo acontecido, que el aquí acusado participó en los
atentados contra la vida y seguridad pública por los que fue acusado.

Por último, para la Sala emerge evidente el grado de participación del


procesado, pues aunque ciertamente el Tribunal no lo refirió
expresamente, la valoración integral que realizara permite concluir que
actuó bajo la modalidad de la coautoría impropia, en desarrollo de la
cual con división de trabajo y de común acuerdo ejecutó las conductas
punibles por las que se le condenó, conclusiones soportadas en las
circunstancias fácticas que se probaron de cómo ocurrió el hecho y que
han sido registradas en el análisis que se viene haciendo.

En estas circunstancias, la redacción de la sentencia y la


conceptualización de sus argumentos, validada por la prueba legalmente
aportada al plenario, deja sin piso el ataque que pretende acreditar una
supuesta motivación deficiente del grado de participación atribuido al
enjuiciado, pues, en cambio, aparecen debidamente descritas y
sopesadas las circunstancias de tiempo, modo y lugar del injusto y
debidamente deducida la responsabilidad en contra de CV con
fundamento en prueba inferencial que dio cuenta que el 29 de diciembre
de 2016, junto con RSPR, a bordo de la motocicleta marca Yamaha
Enduro línea XT660, procedió a disparar contra el vehículo de placas […]
conducido por JPHM, hiriéndolo en su brazo y pierna izquierda, motivo
por el que éste los arrolla, estrellándose luego contra el separador de la
carrera […] por la que desplazaba.

En tales condiciones el juicio de materialidad, autoría y responsabilidad


del Tribunal en contra del incriminado por la tentativa de homicidio y el
porte ilegal de armas de fuego es acertado y ajustado a derecho; luego
la argumentación presentada por el recurrente no alcanza a salvar la
persuasión del juez de segundo grado quien se atuvo, apropiadamente,
a uno de los pilares que guía su accionar: las pruebas legalmente
practicadas.

Tampoco encuentra la Sala en las consideraciones del fallo del Tribunal


reparos a las determinaciones adoptadas en relación con la circunstancia
de mayor punibilidad imputada y la dosificación de la pena, en la que se
asumió como sanción básica la del delito más grave (tentativa de
homicidio) y de ésta la mínima del primer cuarto medio 162.10 meses,
que se incrementó en 50 meses por el delito concursante (porte ilegal
de armas).

Lo expuesto es suficiente para confirmar la sentencia condenatoria


proferida por el Tribunal de Medellín contra WECV».

Sala de Casación Penal


ID : 685204
M. PONENTE : EYDER PATIÑO CABRERA
NÚMERO DE PROCESO : 55717
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP5323-2019
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Bogotá
CLASE DE ACTUACIÓN : IMPUGNACIÓN ESPECIAL
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 04/12/2019
FUENTE FORMAL : Acto Legislativo 01 de 2018 / Ley 599
de 2000 art. 229 / Ley 882 de 2004
art. 1 / Ley 1142 de 2007 art. 33 / Ley
1453 de 2011 art. 108 / Ley 906 de
2004 art. 332 y 381 / Constitución
Política de Colombia de 1991 art. 29

TEMA: COAUTOR - Es realmente un autor y procede la misma


pena / AUTOR - Concepto / COAUTOR - Concepto / COAUTORÍA - No
se configura / DEBIDO PROCESO - No se vulnera: evento en que la
imputación y acusación a los procesados lo fue en calidad de autores,
pero en la sentencia condenatoria se les atribuyó la participación a título
de coautores

Tesis:
«En punto del cuestionamiento, no asiste razón al censor, toda vez que
el hecho de que el Tribunal impartiera sentencia de condena contra los
hermanos TB como coautores del delito de violencia intrafamiliar, no
tiene ninguna incidencia procesal con carácter sustancial, como lo
pregona en su escrito.

Ciertamente, tanto en la audiencia de imputación como en el escrito de


acusación y en la diligencia de su formulación, la Fiscalía endilgó a A y a
MATB el delito de violencia intrafamiliar del que habría sido víctima el
señor LETS, según hechos que habrían acaecido en los meses de marzo
y abril de 2011, cuando, por separado y en distintas circunstancias de
tiempo, modo y lugar, aquellos habrían proferido improperios contra su
padre y porque, en dos incidentes aislados, cada uno de ellos habría
intentado atacarlo físicamente.

Así mismo, y como lo sostiene la defensa, en este asunto no se acreditó


la existencia de un acuerdo previo o concomitante (expreso o tácito),
entre los acusados para perpetrar el delito de violencia intrafamiliar por
el que fueron condenados. Por consiguiente, no podría predicarse la
coautoría, como lo hizo el Tribunal.

No obstante, la mención al referido grado de participación no quebranta


ninguna garantía procesal reconocida por la Constitución y la ley a los
enjuiciados, por cuanto, según se infiere del artículo 29, in fine, del
Código Penal, el coautor es un autor que comete el delito con otros ,
definiendo al autor como quien realiza la conducta punible por sí mismo
o utilizando a otro como instrumento, es decir, quien realiza la acción
delictiva directamente. Por tanto, resulta irrelevante en este caso que se
considere que los acusados son coautores.

Por otra parte, ninguna consecuencia adversa a los procesados conllevó


la atribución de responsabilidad como coautores, pues además de que
por mandato expreso del referido precepto, tanto autores como
coautores incurren en la misma pena prevista para la conducta punible,
el Tribunal no dedujo en su contra ninguna causal de agravación
punitiva.

Por consiguiente, si bien desde la óptica de la acusación A y MATB serían


autores del delito de violencia intrafamiliar, lo cierto es que, de haberse
demostrado tanto la tipicidad objetiva del mismo, como su
responsabilidad en su comisión, habrían sido merecedores de la misma
pena que por habérseles considerado como coautores. De ahí que, se
itera, la mención a dicho grado de participación, efectuada por el
Tribunal en el fallo, no tiene ninguna incidencia desfavorable a ellos».

Sala de Casación Penal


ID : 683097
M. PONENTE : LUIS ANTONIO HERNÁNDEZ BARBOSA
NÚMERO DE PROCESO : 53205
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP4981-2019
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Santa
Marta
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 13/11/2019
FUENTE FORMAL : Ley 600 de 2000 art. 40, 207 y 232 /
Ley 599 de 2000 art. 180 / Ley 1564
de 2012 art. 337

TEMA: VIOLACIÓN DIRECTA DE LA LEY SUSTANCIAL - No se


configura / DESPLAZAMIENTO FORZADO -
Demostración / DESPLAZAMIENTO FORZADO - Se configura:
mediante la arbitraria suscripción de resoluciones de caducidad de
adjudicaciones de predios legalmente otorgadas a los pobladores y las
de adjudicación efectuada a miembros del grupo armado
ilegal / COAUTORÍA - Se configura

Tesis:
«[...] dados los restantes reparos formulados con sustento en la causal
primera de casación, prevista en el artículo 207 de la Ley 600 de 2000 y
no obstante que, en oposición a lo ya considerado en acápites
anteriores, se estimare superada la ausencia de interés, no se observa
que alguno de los mismos tenga vocación de éxito.

Así, si se trata de violación directa de la ley sustancial por


quebrantamiento de los principios de legalidad y tipicidad, que condujo a
la aplicación indebida del artículo 180 de la Ley 599 de 2000, referido al
delito de desplazamiento forzado, a pesar de que las resoluciones de
caducidad de las adjudicaciones las emitió el procesado a partir de 2002
cuando el desplazamiento físico se había producido sucesivamente
desde 1998, eso no revela en manera alguna y en contra de lo argüido
por el censor, que aquél no haya participado en la ejecución del punible
mencionado.

Es que, haciendo el acusado parte del grupo armado ilegal y siendo su


labor la de promoverlo y específicamente la de solidificar su presencia
territorial, no era necesario que personalmente ejecutara actos de
violencia o de coacción para que un sector de la población cambiare su
lugar de residencia. Dado que en esas condiciones existía una coautoría,
con división de tareas, el que personalmente el acusado no hubiere
ejecutado cada uno de los elementos descriptivos del tipo no lo exime
de responsabilidad, mucho menos cuando su función fue la de dar
apariencia de legalidad a una acción ilícita desde el cargo que entonces
ocupaba, por manera que con la arbitraria suscripción de las
resoluciones de caducidad de las adjudicaciones legalmente hechas a los
pobladores, de una parte y las de adjudicación efectuada a miembros
del grupo armado, de otra, logró la consumación de ese desplazamiento
en la medida en que así resultaba un imposible físico y jurídico que los
perjudicados retornaran a sus predios ya entonces adjudicados a las
autodefensas, a sabiendas de que el abandono de los inmuebles ocurrió
precisamente por la acción violenta del grupo ilegal.

Tampoco se advierte conculcado el principio de necesidad de la prueba


referido en el tercer reproche, pues examinado el contenido de la
sentencia de primera instancia en él se hace una suficiente valoración
probatoria y fáctica, sin limitarse exclusivamente a la aceptación de
cargos; así por demás lo entendió el a quo al señalar que “con todo y
que el acogimiento a cargos en el presente caso restringe la realización
de las audiencias preparatoria y pública, es deber del funcionario judicial
ceñirse a lo dispuesto en el artículo 232 de la Ley 600 de 2000, el cual
enseña que toda providencia debe fundarse en prueba legal, regular y
oportunamente allegada a la actuación y que no se podrá dictar
sentencia condenatoria sin que obre en el proceso prueba que conduzca
a la certeza de la conducta punible y de la responsabilidad del
procesado”.

En ese orden, a partir de la indagatoria del sindicado, de prueba


documental constituida por las resoluciones de caducidad y
adjudicaciones e indiciaria, principalmente, estructurada por el
desempeño del acusado en diversos cargos en la Regional del Incora
desde 1981 hasta 2006 y especialmente el de gerente entre el 21 de
noviembre de 2000 y el 13 de marzo de 2001 y entre el 10 y el 31 de
diciembre de 2002; el conocimiento que él tenía de la notoria situación
de violencia y desplazamiento que se vivía en la zona; el modo en que
operaba el grupo ilegal y las motivaciones mismas de los cuestionados
actos administrativos, el sentenciador encontró no solamente
acreditados cada uno de los delitos objeto de acusación, sino también la
responsabilidad que por los mismos se imputaba al acusado NQ.

Por tanto, sostener, como lo hace el censor de manera equivocada, que


la sentencia se fundó exclusivamente en la aceptación de los cargos,
desconoce no solamente que para esos efectos el juzgador se basó en
prueba documental y en la indagatoria del procesado, sino que además
lo hizo desde la construcción de una serie de indicios, todo lo cual en
conjunto permitió concluir que el enjuiciado fue coautor de los punibles
por los cuales se le convocó a juicio».
RELEVANTE

Sala de Casación Penal


ID : 683616
M. PONENTE : EUGENIO FERNANDEZ CARLIER
NÚMERO DE PROCESO : 51819
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP4936-2019
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal Justicia y
Paz de Bogotá
CLASE DE ACTUACIÓN : SEGUNDA INSTANCIA
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 13/11/2019
FUENTE FORMAL : Constitución Política de Colombia de
1991 art. 229 y 332 / Ley 1708 de
2014 art. 100 / Ley 1448 de 2011 art.
3-2 / Ley 1592 de 2012 art. 3 y 27 /
Ley 1382 de 2010 / Ley 975 de 2005
art. 5A. 17A, 17B, 17C, 23, 26-1, 34,
54 y 62 / Ley 906 de 2004 art. 32-3 y
455 / Ley 685 de 2001 art. 5 y 165 /
Ley 270 de 1996 art. 54 / Ley 84 de
1873 art. 714,715 y 716 / Decreto
1069 de 2015 art. 2.2.5.1.2.2.3,
2.2.5.1.2.2.4, 2.2.5.1.2.2.11 y 24 /
Decreto 3011 de 2013 art. 16, 17, 27 y
30 / Decreto 2655 de 1988 art. 3, 4 y
5 / Decreto 1265 de 1970 art. 7

ASUNTO:
Corresponde a la Sala, por razones de prioridad y claridad, que
permitan un cabal entendimiento de esta decisión, ocuparse de i) la
solicitud de nulidad de la actuación; ii) la necesidad de ordenar la
nulidad parcial, en algunos casos, con el propósito de asegurar la
efectividad de los derechos fundamentales de los intervinientes; iii) la
configuración de los patrones de macro criminalidad en el caso del BCB;
iv) las inconformidades particulares frente a precisos hechos
legalizados; v) las controversias sobre los bienes; vi) planteamientos de
la representación de las víctimas en materia de indemnizaciones; vii)
inconformidades de la defensa y de los postulados; viii) las medidas
colectivas de reparación; y ix) otras determinaciones.
TEMA: APARATO ORGANIZADO DE PODER - Autoría mediata:
demostración / APARATO ORGANIZADO DE PODER - Autoría mediata
por dominio de la voluntad: es diferente a la coautoría
impropia / SECUESTRO EXTORSIVO - Se configura / SECUESTRO
SIMPLE - No se configura / LEY DE JUSTICIA Y PAZ - Sentencia:
legalización de los cargos, en segunda instancia / LEY DE JUSTICIA Y
PAZ - Reparación integral: indemnización de perjuicios, perjuicios
morales, demostración / LEY DE JUSTICIA Y PAZ - Reparación
integral: indemnización de perjuicios, perjuicios morales, tasación
Tesis:
«La Sala destaca que DG, aunque aclaró los términos de su participación
en el hecho y que la orden fue impartida por CC, aceptó el cargo, en el
entendido de que su inobjetable pertenencia al grupo de autodefensas
lideradas por éste implicaba una responsabilidad por el secuestro, […]

[…]

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 46502 | Fecha: 09/09/2015


| Tema: LEY DE JUSTICIA Y PAZ - Sentencia: debe adoptarse por
mayoría de votos / JUEZ COLEGIADO - Sus decisiones se deben tomar
por mayoría absoluta de votos / SENTENCIA - Inexistencia por no
haberse adoptado por mayoría Rad: 45547 | Fecha: 16/12/2015 |
Tema: LEY DE JUSTICIA Y PAZ - Patrón de macrocriminalidad:
características / LEY DE JUSTICIA Y PAZ - Patrón de macrocriminalidad:
concepto / LEY DE JUSTICIA Y PAZ - Patrón de macrocriminalidad:
elementos / LEY DE JUSTICIA Y PAZ - Criterios de priorización y
selección: modelo para establecer los patrones de macrocriminalidad /
LEY DE JUSTICIA Y PAZ - Patrón de macrocriminalidad: deberes de la
Fiscalía / LEY DE JUSTICIA Y PAZ - Patrón de macrocriminalidad:
finalidad Rad: 44921 | Fecha: 23/11/2017 | Tema: LEY DE JUSTICIA Y
PAZ - Patrón de macrocriminalidad: características / LEY DE JUSTICIA Y
PAZ - Patrón de macrocriminalidad: concepto / LEY DE JUSTICIA Y PAZ -
Patrón de macrocriminalidad: elementos / LEY DE JUSTICIA Y PAZ -
Criterios de priorización y selección: modelo para establecer los
patrones de macrocriminalidad / LEY DE JUSTICIA Y PAZ - Patrón de
macrocriminalidad: deberes de la Fiscalía / LEY DE JUSTICIA Y PAZ -
Patrón de macrocriminalidad: finalidad Rad: 49170 | Fecha: 21/02/2018
| Tema: LEY DE JUSTICIA Y PAZ - Patrón de macrocriminalidad:
características / LEY DE JUSTICIA Y PAZ - Patrón de macrocriminalidad:
concepto / LEY DE JUSTICIA Y PAZ - Patrón de macrocriminalidad:
elementos / LEY DE JUSTICIA Y PAZ - Criterios de priorización y
selección: modelo para establecer los patrones de macrocriminalidad /
LEY DE JUSTICIA Y PAZ - Patrón de macrocriminalidad: deberes de la
Fiscalía / LEY DE JUSTICIA Y PAZ - Patrón de macrocriminalidad:
finalidad Rad: 50236 | Fecha: 05/12/2018 | Tema: LEY DE JUSTICIA Y
PAZ - Patrón de macrocriminalidad: características / LEY DE JUSTICIA Y
PAZ - Patrón de macrocriminalidad: concepto / LEY DE JUSTICIA Y PAZ -
Patrón de macrocriminalidad: elementos / LEY DE JUSTICIA Y PAZ -
Criterios de priorización y selección: modelo para establecer los
patrones de macrocriminalidad / LEY DE JUSTICIA Y PAZ - Patrón de
macrocriminalidad: deberes de la Fiscalía / LEY DE JUSTICIA Y PAZ -
Patrón de macrocriminalidad: finalidad

Sala de Casación Penal


ID : 682845
M. PONENTE : LUIS ANTONIO HERNÁNDEZ BARBOSA
NÚMERO DE PROCESO : 54125
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP4799-2019
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Bogotá
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 06/11/2019
FUENTE FORMAL : Ley 599 de 2000 art. 29, 43, 46, 52,
59, 60, 286 Y 288 / Ley 890 de 2004
art. 14 / Ley 906 de 2004 art. 293 Y
353 / Ley 23 de 1981 art. 48

TEMA: COAUTORÍA - Concepto / COAUTORÍA - Modalidades: propia e


impropia / COAUTORÍA IMPROPIA - Elementos / COAUTORÍA
MATERIAL PROPIA - Concepto / COAUTORÍA MATERIAL
IMPROPIA - Concepto / COAUTORÍA - Se configura: cuando media
conocimiento del hecho, decisión de realización conjunta, dominio
funcional y aporte esencial en su ejecución / COAUTORÍA - Acuerdo
puede ser antecedente o concomitante al
comportamiento / DETERMINADOR - En delitos especiales o de sujeto
activo calificado: le corresponde la pena prevista para la
infracción / INTERVINIENTE - En delitos especiales o de sujeto activo
calificado: le corresponde la pena prevista para la
infracción / COMUNICABILIDAD DE CIRCUNSTANCIAS - Alcance: no
es posible frente a la calidad del sujeto activo
calificado / INTERVINIENTE - Concepto

Tesis:
«Son coautores materiales quienes, teniendo la calidad dispuesta en el
respectivo tipo penal, pues son autores, tienen dominio funcional de la
conducta y prestan un aporte importante y fundamental para la
ejecución. Se trata de la participación plural de personas o concurso de
autores; puede tratarse de:

(i) Coautoría material propia, cuando varios individuos mediante


acuerdo previo o concomitante realizan la conducta y todos actualizan el
verbo rector definido en el tipo, por ejemplo, si conforme a lo acordado
cada uno hiere letalmente y con el propósito de causar la muerte a la
víctima y esta fallece.

(ii) Coautoría material impropia, precisa de los siguientes elementos:

(a) Acuerdo previo o concomitante entre las personas sobre la comisión


del delito: Ese convenio es generalmente expreso con precisa
identificación de roles, pero bien puede ocurrir que sea tácito o
supuesto, por ejemplo, cuando una banda de ladrones ingresa a un
establecimiento comercial para hurtar y todos portan armas de fuego, se
harán responsables de los resultados derivados de utilizar dichos
artefactos si uno de ellos dispara y causa la muerte al administrador del
local que ofreció resistencia al delito.

El acuerdo no tiene que ocuparse de una norma específica, sino del


contenido esencial del comportamiento, por ejemplo, no se descarta el
acuerdo si un grupo define la comisión del delito de hurto calificado,
pero finalmente realizan un hurto agravado.

(b) Media división de trabajo, en cuanto todos realizan un fragmento de


la conducta acordada, incluso algunos efectúan comportamientos
diversos del verbo rector del tipo, no por ello impunes, como cuando el
celador se limita conforme a lo acordado a dejar sin seguridad la puerta
de ingreso a una fábrica, para que los otros miembros de la asociación
ilegal puedan entrar a apoderarse de bienes muebles allí ubicados; es en
virtud de la imputación recíproca que todos responden por el todo, con
independencia de su aporte, el cual, como ya se dijo, debe revestir
importancia en la comisión del delito.

(c) Cada coautor tiene el dominio funcional del comportamiento, de


modo que su contribución debe ser importante para la comisión del
delito; si se trata de una sencilla colaboración podría corresponder a la
figura de la complicidad.

(d) Todos se sujetan a lo acordado, pues de las desviaciones o excesos


sólo responde quien las haya cometido, por ejemplo, si un grupo decide
asaltar un banco con armas de juguete para intimidar y no matar a
alguna persona, pero uno lleva por fuera del acuerdo un revólver de
verdad, con el cual dispara y causa la muerte al vigilante que reaccionó,
únicamente él responde de ese homicidio.

Así las cosas, al determinador de un delito con sujeto activo calificado,


tenga o no las condiciones exigidas, le corresponde la pena prevista
para la infracción. Al cómplice de un punible con sujeto activo calificado,
concurran o no en él tales calidades, se le sanciona con la pena prevista
en la norma, disminuida de una sexta parte a la mitad.

Resta señalar que no opera la comunicabilidad de circunstancias, pues la


condición de sujeto activo calificado hace parte de la estructura óntica
del delito, sin que corresponda a una circunstancia específica de
agravación o atenuación, por ejemplo, cuando el homicidio recae en el
padre del victimario. Es decir, tener el carácter de servidor público,
deudor alimentario, apoderado o mandatario, empleado o director de
una institución financiera o de cooperativas, en los ejemplos propuestos,
no corresponde a una circunstancia que pueda comunicarse.

En suma, la Corte, dentro de su función propedéutica y de unificación de


la jurisprudencia precisa: Es interviniente quien, careciendo de las
calidades especiales (jurídicas, profesionales o naturales) dispuestas por
el legislador en el tipo para el sujeto activo, realiza actos de coautor
material (propio o impropio), caso en el cual será sancionado con la
pena dispuesta en la respectiva norma punitiva, disminuida en la cuarta
parte».

OBTENCIÓN DE DOCUMENTO PÚBLICO FALSO -


Concepto / OBTENCIÓN DE DOCUMENTO PÚBLICO FALSO - No
requiere de sujeto activo calificado / OBTENCIÓN DE DOCUMENTO
PÚBLICO FALSO - Se configura: evento en que se indujo en error al
ministerio de educación para convalidar un título de estudio del
extranjero / COAUTORÍA IMPROPIA - Se configura

Tesis:
«El delito de obtención de documento público falso.

El artículo 288 del Código Penal sanciona al “que para obtener


documento público que pueda servir de prueba, induzca en error a un
servidor público, en ejercicio de sus funciones, haciéndole consignar una
manifestación falsa o callar total o parcialmente la verdad”.

Si en este asunto, como ya se expresó, LH y CFB acordaron solicitar la


convalidación y reconocimiento del título de especialista en cirugía
plástica y estética a sabiendas de que tal documento -debidamente
firmado por el acusado en su condición de interesado— y sus soportes
eran falsos, en procura de conseguir el objetivo principal, esto es, la
expedición de la correspondiente resolución por parte de la Directora de
Calidad para la Educación Superior del Ministerio de Educación Nacional,
quien previo concepto favorable de ANA y PLC, funcionarias de la Oficina
de Evaluación de Estudios de Educación Superior de la misma entidad,
inducida en error, pero de buena fe la expidió, es claro que mediante la
división de trabajo los orquestados cometieron el delito de obtención de
documento público falso.

Como tal punible no requiere de sujeto activo calificado, el doctor BG no


tiene la calidad de interviniente que realiza actos de coautor en delito
realizado por quien tiene la condición (jurídica, profesional o natural)
exigida en el tipo, sino simple y llanamente es coautor material impropio
de la obtención de documento público falso, al dividir con LH el devenir
de toda la puesta en escena defraudatoria orientada a conseguir la
resolución de convalidación y reconocimiento del título extranjero,
finalmente obtenida».

Sala de Casación Penal


ID : 679914
M. PONENTE : JOSÉ FRANCISCO ACUÑA VIZCAYA
NÚMERO DE PROCESO : 55704
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP4369-2019
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Bogotá
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 09/10/2019
FUENTE FORMAL : Ley 599 de 2000 art. 30, 38 G Y 397 /
Ley 600 de 2000 art. 404 / Decreto
Ley 100 de 1980

TEMA: DETERMINADOR - No es autor / DETERMINADOR - No posee


dominio del hecho / DETERMINADOR -
Configuración / DETERMINADOR - Configuración: de forma
indirecta / DETERMINADOR - Inducción / PECULADO POR
APROPIACIÓN - Determinador: mediante el otorgamiento de poderes
para obtener el pago de reclamaciones laborales ilegales / PECULADO
POR APROPIACIÓN - Determinador: es diferente al
autor / ABOGADO - Derecho de postulación: no puede invocarse como
pretexto para la exigencia de pretensiones abiertamente
ilegales / ABOGADO - Derecho de postulación: no puede invocarse
como excusa para determinar la comisión de delitos / COAUTORÍA -
Diferente a la participación como determinador

Tesis:
«[...], en la actuación está demostrado que MJMS, prevalido de su
condición de profesional del derecho, formuló, a nombre de varios
extrabajadores de Puertos de Colombia, reclamaciones administrativas
que posteriormente concilió ante las autoridades del trabajo . De ese
modo, logró que el entonces Director General de FONCOLPUERTOS,
mediante Resolución […], girase a terceros la suma de
$2.775.083.481,41 como pago de “prima sobre prima” y reconocimiento
de sanción moratoria.

En dicho curso comportamental, concretamente en lo que respecta a


MS, no se avizoran, contrario a lo estimado por los demandantes, actos
propios de la coautoría, sino unos típicamente definitorios de la
determinación.

Ciertamente, el acá enjuiciado no desplegó acciones de apropiación de


los recursos del erario, sino que, con su intervención en la diligencia de
conciliación de 30 de enero de 1998, suscitó en SAB - éste sí autor del
ilícito, quien realizó el verbo rector y estaba revestido de la cualificación
especial exigida para ello - la intención criminal, que se llevó a cabo
cuando aquél se apropió para terceros de la suma ya referida.

Sencillamente, el nombrado AB no hubiese procedido de esa manera de


no haber sido inducido precedentemente a hacerlo, para lo cual el
convenio conciliatorio celebrado entre MS y la representante judicial de
FONCOLPUERTOS se constituyó en medio idóneo. Ello de ninguna
manera indica que el enjuiciado haya concurrido a la ejecución material
o funcional de la conducta.

Y es que la Sala, de tiempo atrás, se ha ocupado de examinar el título


de participación por el que responden quienes, como el acusado en este
caso, acudieron a las autoridades judiciales o administrativas para
presentar, en condición de abogados, reclamaciones patentemente
ilegales que derivaron en la apropiación de recursos de
FONCOLPUERTOS, señalando “que los profesionales del derecho que
actuaron en tal condición responden como determinadores” , pues en
tales eventos, “el abogado ejerce el influjo suficiente para hacer nacer
en los funcionarios la idea criminal, (de suerte que) es claro que no
realiza la conducta punible, por lo que no es interviniente, sino
determinador” .

En el caso que ahora se examina, los recurrentes no ofrecen ninguna


razón de orden jurídico que haga necesario reevaluar dicho criterio, ni
exponen motivos fácticos o probatorios serios, más allá de sus
apreciaciones personales, que pongan en evidencia su inaplicabilidad a
la situación concreta que determinó la condena de MS, o lo que es igual,
que demuestren que éste actuó como un coautor no calificado.

[...]

Evidente, pues, que MJMS obró como un verdadero determinador, como


que su intervención en la comisión del delito consistió en incitar a los
coautores - ningunos otros que los servidores públicos que, por razón de
sus funciones, tenían a su cargo la administración del erario - para que
se apropiaran del peculio público en favor de terceros.

Tal razonamiento, que fue el subyacente a la acusación formulada


contra MS y el exteriorizado por las instancias para proferir condena, no
conlleva ni comporta ningún “esguince jurídico”, como lo alegan los
demandantes, sino apenas la subsunción de los hechos demostrados en
las normas aplicables, en concreto, las que consagran la determinación
como una forma de participación criminal.

Por otra parte, los censores alegan que la calificación del


comportamiento de MJMS como el de un determinador es equivocada
porque (i) la formulación de un requerimiento extrajudicial no es un acto
idóneo para la inducción criminal y refleja únicamente un acto legítimo
de ejercicio de la profesión jurídica; (ii) MS no pudo haber determinado
a SAB, porque se acreditó que entre uno y otro no existió nunca
comunicación y ni siquiera se conocían; (iii) si el ad quem reconoció la
existencia de un acuerdo criminal con pluralidad de personas del que
hizo parte MS, este último necesariamente ha debido ser
responsabilizado como coautor impropio no calificado; (iv) el ad quem,
en el ejercicio de interpretar la figura del determinador para aplicarla al
caso examinado, invocó jurisprudencia posterior a los hechos, con lo
cual desconoció el principio de confianza legítima.

En relación con lo primero, dígase que, al margen de la apreciación


personal que puedan tener los demandantes sobre la idoneidad del
comportamiento de MJMS para determinar la comisión del delito
investigado, lo cierto es que, de acuerdo con la prueba recabada,
efectivamente lo fue.

La queja así planteada es contraevidente, pues está acreditado que,


como consecuencia del acuerdo conciliatorio promovido por aquél, SAB
(quien de hecho admitió su responsabilidad por ello) se apropió de
$2.775.083.481,41 en favor de terceros . En esas condiciones,
cuestionar la idoneidad o efectividad de los actos desplegados por MS
para determinar la ejecución del ilícito es inane y en nada controvierte
los fundamentos de los fallos atacados, porque la demostrada
materialidad del mismo hace obvio que el acto de determinación surtió
sus pretendidos efectos.

Igualmente inocuo se ofrece el alegato consistente en que la


formulación de las reclamaciones y su posterior conciliación
constituyeron apenas actos del ejercicio profesional de MJM como
abogado. Primero, porque ya la Sala, al examinar asuntos análogos al
presente, ha decantado que el derecho de postulación del que la Ley
reviste a los profesionales del derecho no puede invocarse como
pretexto para la exigencia de pretensiones abiertamente ilegales, ni
como excusa para determinar la comisión de delitos:

[...]

En esas condiciones, se trata de un subterfugio inaceptable, pues si el


encausado en realidad hubiese querido obrar conforme a derecho y con
apego a los lineamientos éticos y legales que rigen la profesión, ha
debido abstenerse de concurrir ante las autoridades administrativas para
incoar peticiones notoriamente improcedentes con el propósito de
provocar la apropiación de recursos del Estado.

Segundo, porque, en cualquier caso, los elementos de juicio que obran


en el expediente demuestran que MS, contrario a lo insinuado en los
recursos de casación, no se limitó a “comunicar” las pretensiones de los
extrabajadores incluidos en el acuerdo conciliatorio (esto es, a asumir y
cumplir los encargos conferidos al modo de un simple mandato), sino
que fue él quien los abordó a aquéllos para ofrecerles la posibilidad de
solicitar ante FONCOLPUERTOS el ilícito reconocimiento de la
denominada “prima sobre prima” y convencerlos de proceder de esa
manera.

En efecto, JMGL, uno de los pensionados reclamantes cuyo dicho no fue


controvertido ni desmentido, explicó las circunstancias en que conoció y
otorgó poder a MMS así:

[...]

En esa comprensión, no es que los requerimientos elevados por el


acusado y su posterior concurrencia a la conciliación hayan estado
circunscritas al estricto cumplimiento de una gestión profesional. Lo que
se percibe, por el contrario, es que se trató de una iniciativa propia del
enjuiciado, quien planeó y ejecutó un curso causal doloso dirigido a
crear un escenario propicio para la formulación de dichas solicitudes,
ostensiblemente improcedentes (y ni siquiera pretendidas por varios de
los extrabajadores), para, de ese modo, inducir a los funcionarios
competentes a la apropiación de capitales del erario, como en efecto
ocurrió.

Es cierto que, de acuerdo con lo atestado por SAB en la vista pública ,


éste no conoce a MJMS, ni tuvo con él contacto o comunicación en
relación con la conciliación celebrada el 30 de enero de 1998.

Ello, sin embargo, no tiene la consecuencia que los censores le


atribuyen, esto es, la de negar la determinación ejercida por el segundo
sobre el primero, pues con tal planteamiento pierden de vista que la
inducción puede producirse sobre un individuo con quien el
determinador no tenga interacción directa o inmediata precedente, e
incluso si uno y otro jamás llegan a conocerse. Así lo ha reconocido la
Sala:

[...]

En el caso que se examina, el concreto mecanismo de determinación


elegido por MS (esto es, la celebración de un acuerdo conciliatorio
vinculante para FONCOLPUERTOS) no requirió intercambio personal
alguno entre aquél y el funcionario determinado. El vínculo entre el acto
determinante de aquél y el hecho ejecutado por AB surge inequívoco en
tanto la apropiación de los recursos objeto del diligenciamiento,
perfeccionada a través de la Resolución No. 543 de 22 de abril de 1998,
tuvo incontrovertible inducción en el pacto celebrado entre el enjuiciado
y la apoderada judicial de la aludida entidad (por demás, también
determinada y acusada como coautora), y sólo a partir del mismo es
posible explicar el desembolso de los recursos públicos esquilmados.

Así las cosas, la inexistencia de interacciones entre MS y AB no


desvirtúa en modo alguno el fundamento de los fallos atacados, pues la
atribución de responsabilidad contra aquél no se sustentó en el
presupuesto de una determinación inmediata, sino que se erigió en la
comprobación de una instigación secuencial, perfeccionada en cadena a
través de quienes concurrieron a la diligencia de conciliación, y más
específicamente, de MACÁ, quien representó judicialmente a
FONCOLPUERTOS en esa diligencia.

Con similar orientación argumentativa, los censores insisten en el


cometido de demostrar que el nombrado obró como un coautor no
calificado, esta vez, aduciendo que MS no instigó el delito objeto de
acusación, sino que prestó una contribución funcional sustancial a su
comisión porque, al decir del ad quem, existía un acuerdo delictivo
consolidado entre aquél y funcionarios de FONCOLPUERTOS.

Pues bien, la Sala ya examinó, y a los argumentos allí expuestos se


remite, las razones por las que el comportamiento de MJMS corresponde
al de un determinador y no al de un coautor no calificado.

La prueba practicada, se reitera, no es indicativa de que MS haya


prestado una contribución fundamental al delito de la cual pueda
afirmarse de aquél la calidad de autor, ni demuestra tampoco que
dominara o co-dominara el comportamiento ilícito. Más allá de haber
inducido el delito mediante su participación en la diligencia de
conciliación ya mencionada, previa formulación de las reclamaciones
administrativas ante los funcionarios competentes de FONCOLPUERTOS,
nada permite inferir de aquél un grado mayor de intervención en el
curso causal criminal, como para adjudicársele la condición que
reclaman los recurrentes.

Y es que, en este punto, los recurrentes parten de una premisa


equivocada, esto es, que el Tribunal tuvo por demostrado que MJM hizo
parte de un acuerdo delictivo de voluntades definitorio de la coautoría.
Ello no es así. La Corporación, en términos claros e inequívocos,
concluyó, en armonía con el acervo probatorio, que el nombrado actuó
como determinador del delito investigado, y nunca le atribuyó
participación alguna en un convenio de esa naturaleza.
El ad quem sí mencionó el connotado desfalco de FONCOLPUERTOS,
pero no para afirmar que el acusado se puso de acuerdo con otras
personas para perpetrar el delito con división del trabajo, sino para
construir desde esa circunstancia un indicio de responsabilidad y, en
particular, del dolo.

[...]

Sin dificultad se advierte, entonces, que las instancias, contrario a lo


aducido en las demandas, nunca atribuyeron a MS una connivencia
criminal con otros individuos vinculados a la infame depredación de
FONCOLPUERTOS, sino que aludieron a ese macro fenómeno delictivo
para establecer el contexto en que se cometió el ilícito investigado y
reforzar, con base en ello, el convencimiento sobre el dolo con que
actuó el sentenciado».

Sala de Casación Penal


ID : 679458
M. PONENTE : LUIS GUILLERMO SALAZAR OTERO
NÚMERO DE PROCESO : 55356
NÚMERO DE PROVIDENCIA : AP4337-2019
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Ibagué
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO
FECHA : 02/10/2019
FUENTE FORMAL : Ley 906 de 2004 art. 180, 181 Y 184

TEMA: FALSO JUICIO DE IDENTIDAD - Diferente al falso


raciocinio / FALSO JUICIO DE IDENTIDAD - Por adición: no se
configura / COAUTORÍA IMPROPIA - Se configura / DEMANDA DE
CASACIÓN - Inadmisión por indebida sustentación

Tesis:
«Tampoco el reparo por error de hecho derivado de un falso juicio de
identidad se sujeta a las condiciones de técnica que lo hagan admisible
pues, además de que se evidencia confuso cuando se mezclan
argumentos propios del falso raciocinio al sostener que se incurrió en él
por no observarse las reglas de experiencia y de la sana crítica,
desconoce el verdadero contenido del testimonio rendido por la
ofendida, toda vez que ésta aseguró que tras recibir la llamada
telefónica amenazante se dirigió a su casa, allí en la sala estaban el
acusado y JEV, éste le hizo nuevamente la exigencia del dinero a cambio
de no retener a su hijo, mientras que AF reforzaba la acción
induciéndola a esa entrega más aun cuando se trataba de su pariente,
de modo que una vez obtenido parte del efectivo solicitado y un
computador, el acusado salió en posesión de éste para introducirlo en el
vehículo usado por VM.

Luego, lo que hizo el sentenciador fue inferir, con apoyo en la coautoría


impropia, que el acusado, en división de trabajo, concurrió a la
ejecución del delito y sus circunstancias, de modo que en esas
condiciones mal podría afirmarse que medió una irregular adición del
contenido objetivo declarado por OLL, máxime que ésta sí precisó la
intervención del procesado en esos hechos, señalando no sólo su
presencia en el lugar, sino la persuasión verbal de que entregara el
dinero puesto que se trataba de su hijo, nada de lo cual se desvirtúa por
que no haya tenido conocimiento de la forma en que AF arribó a su
residencia, ni de aquella en que se ingresó la moto que, supuestamente
hurtada, justificaría la retención de su descendiente».

RELEVANTE

Sala de Casación Penal


ID : 679782
M. PONENTE : JOSÉ FRANCISCO ACUÑA VIZCAYA
NÚMERO DE PROCESO : 48887
NÚMERO DE PROVIDENCIA : AP4423-2019
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Bogotá
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO
FECHA : 02/10/2019
FUENTE FORMAL : Ley 906 de 2004 art. 30, 181, 184 y
361

TEMA: PRUEBA PERICIAL - Dictamen: informe técnico médico legal


sexológico, apreciación / ACCESO CARNAL VIOLENTO -
Coautoría / PRUEBA PERICIAL - Dictamen: informe técnico médico
legal sexológico, concordancia con otras pruebas / DEMANDA DE
CASACIÓN - Principio de trascendencia / IN DUBIO PRO REO -
Técnica en casación: el recurrente debe considerar todos los elementos
y datos de la inferencia / ACCESO CARNAL VIOLENTO - Se
configura / DEMANDA DE CASACIÓN - Inadmisión por indebida
sustentación

Tesis:

«Se itera que las instancias en sus consideraciones, no se basaron


únicamente en las pruebas aludidas para establecer la coautoría de JR y
JR del acceso carnal violento como lo propuso el censor, ya que
mediante la prueba pericial sexológica de la víctima, se logró determinar
la existencia de lesiones corporales en las que se apreció la
concordancia de las mismas, con las versiones de los testigos.

[...]

De manera que, es desacertada la aserción del recurrente sobre la


inexistencia de la valoración de otras pruebas que condujeran a
establecer la configuración del hecho punible por parte de los
procesados.

7. En relación con la inconsistencia planteada por el casacionista entre el


diagnóstico de la Clínica de Occidente y Medicina Legal, se advierte que
según lo aseverado por la perito FCNG “ellos no valoraron la región
genital, es más yo creo que no valoraron casi nada porque no describen
todas la lesiones que ella tenía, aunque la paciente en el mismo
examen, ella dijo que no había permitido que la examinaran en el
hospital, ella no permitió que se le valorara la región genital,
básicamente creo que se limitaron a tomarle las muestras y a remitirla a
medicina legal” . (Negrillas no originales).

Por ende, el diagnóstico plasmado como normal rendido por el hospital,


no contravía el análisis realizado por Medicina Legal, en el que se hizo
un estudio más detallado de las lesiones sufridas en la humanidad de la
víctima, al punto que al negarse la perjudicada al análisis vaginal por
parte de la Clínica de Occidente, le era imposible para aquella
determinar la existencia de lesiones en la región vaginal y ello lo ratificó
medicina legal en el análisis sexológico rendido por la especialista.

[...]
En consideración con la trascendencia del error planteado por el censor
en el cargo, se itera que no posee fundamento alguno más que la
afectación de los intereses de sus representados, por lo tanto, no es
idóneo a fin de demostrar la capacidad del error para modificar el
sentido de la decisión del Tribunal Superior de Bogotá.

Finalmente, es de precisar que el análisis probatorio por parte de la


judicatura se ha de practicar en conjunto, a efectos de determinar la
responsabilidad penal de los procesados, aspecto que fue satisfecho por
las instancias al confrontar el relato de la víctima, la captura en
flagrancia con las declaraciones de los uniformados, la prueba pericial
sexológica y de genética forense sobre la víctima, los cuales conllevaron
a determinar la coautoría de los procesados del acceso carnal violento
agravado.

En concordancia con lo anterior, de ésa misma manera la censura que


pretenda la existencia de una duda razonable, ha de considerar todos
los elementos, datos de la inferencia como bien lo ha referido esta
Corporación.

[...]

En suma, al confrontar los fundamentos de la demanda de casación, el


libelista se limitó exclusivamente a enunciar inconsistencias de manera
aislada en los fundamentos de la demanda, e incluso en algunas
oportunidades no manifestó en qué consistían tales, efectuó
afirmaciones en contra de la verdad procesal y puso de presente
circunstancias que no fueron demostradas en juicio, las cuales tenía la
carga de probar para corroborar su hipótesis. En consecuencia, los
argumentos esgrimidos por el recurrente, son insuficientes e
inadecuados para admitir el libelo, al incumplir con los principios de
corrección material, claridad y trascendencia, que rigen para el recurso
extraordinario de casación».

Sala de Casación Penal


ID : 678369
M. PONENTE : EYDER PATIÑO CABRERA
NÚMERO DE PROCESO : 54902
NÚMERO DE PROVIDENCIA : AP4174-2019
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Buga
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO
FECHA : 25/09/2019
FUENTE FORMAL : Ley 906 de 2004 art. 180, 181, 184 y
351

TEMA: SISTEMA PENAL ACUSATORIO - Principio de congruencia: no


se vulnera / PECULADO POR APROPIACIÓN -
Coautoría / CONTRATO SIN CUMPLIMIENTO DE REQUISITOS
LEGALES - Se configura

Tesis:

«[...], es evidente que el censor vulnera los postulados de razón


suficiente y claridad al aseverar que se violó el principio de congruencia
sin ofrecer razón diversa a que su prohijada fue condenada
incumpliendo un presunto pacto con la Fiscalía, siendo que dicho axioma
se predica de la coherencia fáctica y jurídica entre la acusación y la
sentencia. Lo propio cabe sostener frente a la prédica del demandante
según la cual los juzgadores estaban obligados a variar la calificación
jurídica, cuando, se recaba, se trata de un proceso que terminó de
manera anticipada por voluntad de la indiciada.

Ahora, de cara al tercer cargo, como quiera que el demandante carece


de interés para controvertir en esta sede aspectos relacionados con el
injusto y su responsabilidad, es manifiesto que la Sala está impedida
para examinar de fondo las críticas enderezadas a obtener el
reconocimiento de la calidad de cómplice para su procurada, como
consecuencia de supuestos errores en la valoración probatoria.

No obstante, está bien señalar que dicho título de imputación en los


delitos de contrato sin cumplimiento de requisitos legales y peculado por
apropiación le fue atribuido a YMAQ porque se comprobó, con los
elementos materiales probatorios acopiados en la actuación, su
participación directa, en tanto secretaria de educación distrital, en las
fases precontractual y contractual atinentes al contrato de suministro -
que realmente era de compraventa- Nº 15BB1100 del 24 de junio de
2015, respecto de 30000 textos escolares que estaban desactualizados,
exhibían situaciones de plagio y no cumplían con el certificado de
registro de obras literarias inéditas del Ministerio de Educación Nacional,
lo que generó un detrimento patrimonial en las arcas del Estado».
JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 24026 | Fecha: 20/10/2005
| Tema: SISTEMA PENAL ACUSATORIO - Aceptación o allanamiento a
cargos: principio de no retractación Rad: 39025 | Fecha: 15/05/2013 |
Tema: SISTEMA PENAL ACUSATORIO - Aceptación o allanamiento a
cargos: principio de no retractación, salvo vicios del consentimiento /
SISTEMA PENAL ACUSATORIO - Aceptación o allanamiento a cargos:
concepto Rad: 39025 | Fecha: 15/05/2013 | Tema: SISTEMA PENAL
ACUSATORIO - Aceptación o allanamiento a cargos: control por el juez
de conocimiento, no es necesario llevarlo a cabo si éste ya se ejerció por
el juez de control de garantías

RELEVANTE

Sala de Casación Penal


ID : 678260
M. PONENTE : LUIS ANTONIO HERNÁNDEZ BARBOSA
NÚMERO DE PROCESO : 46382
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP3956-2019
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Bogotá
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 23/09/2019
FUENTE FORMAL : Constitución Política de Colombia de
1991 art. 12, 15, 221 y 235 / Ley 589
de 2000 art. 1 / Ley 599 de 2000 art.
165 / Decreto Ley 100 de 1980 art.
268A / Convención Americana sobre
Derechos Humanos. / Protocolo
Adicional de los Convenios de Ginebra
del 12 de agosto de 1949 relativo a la
Protección De Las Víctimas de los
Conflictos Armados sin Carácter
Internacional (Protocolo II). /
Convención Interamericana sobre
Desaparición Forzada de Personas.

TEMA: CONOCIMIENTO PARA CONDENAR - Requisitos:


convencimiento más allá de toda duda / DESAPARICIÓN FORZADA -
Responsabilidad: del líder de la operación militar / DESAPARICIÓN
FORZADA - Se configura: evento que se sustrajo a los retenidos de su
presentación a las autoridades civiles para ser entregados al contingente
militar / DESAPARICIÓN FORZADA - Coautoría impropia: del militar
que ostentaba el mando y control total de la operación

Tesis:

«El general JAAC, más allá de toda duda, fue el líder de la operación
militar. Ordenó el ingreso de vehículos militares al Palacio, como él
mismo lo aceptó -y lo confirmó el Comandante de la Escuela de
Caballería, coronel APV—, la ubicación de las tropas y asignó funciones a
los distintos miembros de la Brigada XIII; dispuso que las personas que
salieran del Palacio de Justicia debían ser conducidas a la Casa del
Florero, no para auxiliarlas, como él y el coronel SR lo afirmaron, sino
para identificarlas, interrogarlas y establecer a los posibles integrantes
del grupo enemigo.

Sus órdenes realizaban a la perfección la directriz del general SM:

“el individuo capturado dentro del mismo campo de combate debería ser
interrogado rápidamente y evacuado a los organismos superiores.”

No a la justicia, sino a los organismos superiores, que es distinto. Una


clara manifestación de que los retenidos se sustraían a las autoridades
civiles para ser entregados al contingente militar, un elemento
sustancial del delito de desaparición forzada.

Se insiste: el general JAAC dirigió el operativo de principio a fin y fue el


responsable directo del mando, durante la acción militar y las fases
posteriores de consolidación del operativo. A nadie se le ocurriría
pensar, en ese entramado de hechos y pruebas, que el general que
dirigió el desproporcionado operativo de la retoma del Palacio de Justicia
con el fin de enfrentar la criminal toma del mismo, una vez culminada la
acción militar y contrario a lo que acordaron los mandos, se hubiera
desentendido de los prisioneros y olvidado de los agresores, pues como
lo reafirmó el general RS, el mando conjunto sobre todas las tropas se le
entregó al general acusado.

La reflexión indiciaria, en fin, que parte de hechos probados y no de


suposiciones, permite afirmar que el general JAAC tuvo el control total
sobre las tropas y fue por tanto el artífice principal de las conductas
ocurridas con ocasión de la “solución final” que se dio a los sucesos
subsiguientes a la consolidación de ese operativo injustificable, no por
omisión, como se verá, sino por su aporte a la comisión de la conducta y
por el control absoluto de la operación que los mandos le confiaron.
Está probado, entonces, el mando y control del general acusado en
todos los actos de la operación militar, sobre todos y cada uno de los
contingentes y hombres que intervinieron en la misma».

GRABACIONES MAGNETOFÓNICAS - Apreciación


probatoria / DESAPARICIÓN FORZADA - Responsabilidad: del líder de
la operación militar / PRUEBA PERICIAL - Finalidad: Brindar al Juez
conocimientos científicos o técnicos, necesarios para resolver el
juicio / PRUEBA PERICIAL - Finalidad: no incluye la de brindar
conocimientos jurídicos / DESAPARICIÓN FORZADA - Coautoría
impropia: del militar que ostentaba el mando y control total de la
operación / DESAPARICIÓN FORZADA - Se configura: evento que se
sustrajo los retenidos de su presentación a las autoridades civiles para
ser entregados al contingente militar / FALSO JUICIO DE
IDENTIDAD - Técnica en casación: se debe comparar lo que la prueba
dice y lo que el fallador consignó y comprendió de ella / FALSO JUICIO
DE IDENTIDAD - No se configura

Tesis:
«En esta trama de órdenes y diálogos, en los cuales se destaca la
constante preocupación del mando militar por evitar la evasión de los
asaltantes del Palacio y la urgencia de establecer un control que se
sustenta en la sospecha como método de acción sobre posibles blancos,
la frase que se mencionará deja al descubierto el propósito delirante de
realizar el máximo control sobre todas las personas que salieron del
Palacio, durante y al finalizar el operativo, y la puesta en escena de
acciones en las cuales el “enemigo” se sustrae al poder civil y a su
protección, para caer en el vasto margen de maniobra de un estamento
meramente castrense.

Esa serie de acciones en las que se dispuso a ciencia y paciencia de los


que salieron vivos, de los heridos y de los ilesos, de los civiles y
asaltantes, retenidos y sospechosos, como lo demuestra el contenido de
las comunicaciones y declaraciones que se han indicado, llega a un nivel
de inflexión e irracionalidad en el momento en que, conforme a como se
había actuado frente a indiciados de ser miembros de la guerrilla, y ante
la aprehensión de una de ellas, se ordena que “si aparece la manga no
aparezca el chaleco.”

Esta expresión, que la defensa censura bajo la idea de que al apreciarla


se incurrió en un error de hecho por falso juicio de identidad, cierra el
círculo de acontecimientos en los cuales el procesado y general JAAC
emerge como uno de los líderes de una operación que antes que
defender el Estado de derecho -entendido en el mejor sentido de la
palabra, como expresión de principios que cohesionan al conjunto de la
Nación alrededor de valores democráticos—, lo hicieron en nombre del
orden y del honor militar, de la razón de Estado.

Con el fin de mostrar que el Tribunal incurrió en un falso juicio de


identidad al apreciar esta frase, la defensa la desgaja del conjunto -aun
cuando eso es lo que reprocha al Tribunal—, con lo cual disimula que
dichas comunicaciones conforman una unidad y no son simples
segmentos que al separarlos pierden su importancia. De modo que solo
a partir de ese inaceptable fraccionamiento sería posible atribuirle un
sentido distinto al que esa frase emblemática expresa, o incluso
menospreciar su contenido bajo el pretexto de presentarla como una
metáfora sin mayor relevancia en la aproximación a la verdad. Es en
este sentido que la defensa considera que dichas expresiones vistas
desde su individualidad -desde luego algo inadmisible—, impiden afirmar
que el general se concertó para desaparecer personas.

La Corte ha mostrado el liderazgo del general JAAC en todo el curso del


operativo. Ha indicado también, con la evidencia legalmente disponible,
que estuvo al tanto de todos los pormenores de la acción militar. Así
mismo ha demostrado que las comunicaciones se realizaban entre los
mandos militares y que el hecho de que en varias intervinieran solo
algunos de ellos, no significa que los demás, con capacidad de acción y
decisión, como el general acusado, no conocieran o estuvieran al
margen de los pormenores de las mismas.

Desde este punto de vista es evidente que el general JAAC no fue, no


pudo, no podía ser ajeno a la aprehensión y posterior desaparecimiento
de la guerrillera IFP. Claro, porque es cuando se produce su retención,
que se imparte la simbólica orden a la manera de un mandato
inaceptable:

[...]

La Corte considera igualmente que no era necesario recurrir a expertos


para captar el cabal sentido de la expresiva orden.

Los peritos, técnicos o expertos, le brindan al juez conocimientos


científicos o técnicos -no jurídicos—, necesarios para resolver el juicio;
los demás medios de prueba le sirven al juez para conocer qué hechos
ocurrieron en el pasado. Bajo esta idea, basta incorporar esa orden en el
entramado de comunicaciones entre los mandos militares y llevarla al
conjunto de la prueba, para saber que ese mandato correspondía a una
directriz que estaba cifrada desde el principio como objetivo en el Plan
“Tricolor 83”, guía de la acción militar, y que como se ha indicado, no
era, por el poder de coordinación que tenía el general AC sobre sus
subordinados, un tema menor del cual no estuviera enterado.

Por lo tanto, en ese entramado de comunicaciones, dicha orden se


refiere sin ninguna duda a la detención de la persona, a lo que seguía,
como se ha demostrado, su interrogatorio e identificación en la Casa del
Florero con el fin de verificar sus vínculos con la organización guerrillera,
como sucedió con otras personas “rescatadas”, con M, con S; la
sustracción a la autoridad civil era el siguiente paso.

En la demanda sin embargo se acude a suposiciones, como la de que el


Coronel LCS solía recurrir a gracejos, y que seguramente al referirse a la
manga lo hizo para representar a LO, de quien se decía que pudo
escapar, y que al mencionar el chaleco quizá se refería al M19 como un
todo. O tal vez -dice— a la preocupación por necesidad de agilizar el
combate y cumplir con la misión ordenada desde la Presidencia, “toda
vez que era conocida la posición presidencial de no negociar ni dialogar
con los perpetradores de la toma violenta”

Si el falso juicio de identidad, como lo concibe la teoría del recurso


extraordinario de casación, surge cuando al aprehender materialmente
la prueba el juzgador desfigura su literalidad al falsear el contenido
objetivo para atribuirle uno distinto, el error denunciado por la
defensora del general es inaceptable. En efecto, la defensa no congloba
la expresión que en su criterio fue mal interpretada con el conjunto de la
prueba, y con el crucial momento en que se produce, con lo cual atenta
precisamente contra el deber de ser fiel al contenido objetivo de la
prueba y de apreciarla en conjunto, una de las máximas de la sana
crítica que tanto se censura, para en su lugar entrar en el campo de la
especulación.

Otras veces sugiere que esa expresión es una simple “metáfora,”


conclusión que puede aceptarse a condición de que se entienda su
significado como figura retórica en el que se traslada el significado de un
concepto a otro, estableciendo una relación de semejanza o analogía
entre ambos términos. En ese entendido, la metáfora “si aparece la
manga que no aparezca el chaleco”, apreciada en el marco del concreto
momento en que se informa de la aprehensión de una abogada
guerrillera, es obvio que asimila manga y chaleco con captura y
ocultamiento, dado que la orden tiene como destinatario al mismo
sujeto: la mujer “apresada.”
Aclarado ese punto, se debe agregar que esa misma frase la empleó la
defensa para demandar un segundo falso juicio de identidad. La relación
temática entre los cargos, por lo tanto, es indiscutible. Claro que en este
caso no discute las inferencias que surgen de su contenido, sino que
censura el error del Tribunal al suponer que las expresiones utilizadas en
el diálogo entre los coroneles LCS y ES las escuchó el general acusado.
Concluye, entonces, que si el General SM fue beneficiado con la
preclusión de la investigación a pesar de que participó de dicha
conversación, el general que no lo hizo, no podía ser acusado.

Como consecuencia de esa indebida apreciación de la prueba, concluye,


el general AC no podía ser condenado como coautor mediato por
omisión en aparatos organizados de poder.

La Sala ya expresó al analizar la primera variante del error de hecho por


falso juicio de identidad propuesto por la defensa, que en la
comunicación en la que se imparte la orden cifrada, pero absolutamente
comprensible dado el entorno y circunstancias en que se manifiesta,
ciertamente no interviene el general JAAC. Sin embargo, bajo la
consideración de que el operativo de “retoma” del Palacio de Justicia no
fue una acción compartimentada, sino un conjunto de acciones con
unidad de mando en la persona del general acusado, concluyó que éste
sabía y estaba enterado del procedimiento a seguir con los retenidos
catalogados de ser sospechosos o miembros de la agrupación
guerrillera. Por eso, y porque como se indicó párrafos atrás, el que solo
intervengan dos oficiales con capacidad de mando, no significa que los
demás, y en particular el general JAAC, no estuviera al tanto de esas
directrices.

En efecto, en la comunicación sostenida entre el general JAAC (Arcano


6), y el general RSM (Paladín 6), al referirse al control que se debía
ejercer sobre RR, se reitera, éste deja entrever que las órdenes que se
impartían por ese medio eran conocidas por todos los mandos de la
operación. Así. Paladín 6 (SM) le dice a Arcano 6 (AC):

-Paladín 6. R. Allá Arcano 5 trate de ver a qué centro sería y lograr


identificarlo. Arcano 5 debe estar escuchándome. Siga

En tal sentido, entonces, es difícil aceptar que otros diálogos del mismo
tipo, entre los principales artífices de la llamada retoma del Palacio,
correspondan a un nivel de reserva tal que solo quienes participaban
expresamente en los mismos conocían de su contenido, y no el conjunto
de mandos de la jerarquía militar, cuando todo demuestra que la
interconexión era indispensable por razón precisamente de la
complejidad de la acción militar que se llevaba a cabo, y más aún
cuando la persona capturada no era cualquiera, sino una mujer que
había sido distinguida e identificada por los organismos estatales sujetos
a las directrices del General AC como comandante de la operación, y
aun por los particulares, como parte del grupo insurgente.

De manera que elaborar una conclusión a partir de segmentos de


conversaciones o de fragmentos de acciones, sin mirar el todo, y sin
destacar, como se ha hecho, el papel central del general JAAC, puede
conducir a pensar equivocadamente que las órdenes que se impartieron
en relación con los capturados solo les son imputables a unos y no a
otros, bajo la errada concepción de que el operativo fue fragmentado y
con una cierta e inexplicable dosis de autonomía en relación con
decisiones que no surgen en el momento, sino desde el inicio mismo del
operativo militar.

Así, la unidad de mando no fue producto del momento. El general RSM,


el 22 de abril de 1992, mediante declaración por certificación jurada, a
la cual ya se hizo alusión, aseguró que entre las estrategias del “Plan
Tricolor” se preveía la unificación operacional del mando de las Fuerzas
Militares, la Policía Nacional y el Departamento Administrativo de
Seguridad (DAS), en el comandante de la jurisdicción afectada, el
general JAAC, comandante de la Brigada XII.

Pensar, entonces, que el general acusado no supo, o no fue enterado, o


estuvo al margen de las órdenes y de la ejecución de las mismas en
relación con los “detenidos” o con los “rescatados” en la operación, sería
tanto como quitarle el mérito que para él se reclama, de ser el principal
artífice y mando supremo del ejercicio marcial de recuperación del orden
y la democracia, como acordaron sus superiores».

APARATO ORGANIZADO DE PODER - Autoría mediata:


concepto / APARATO ORGANIZADO DE PODER - Autoría mediata:
elementos / DESAPARICIÓN FORZADA - En el marco del conflicto
armado interno / APARATO ORGANIZADO DE PODER - Autoría
mediata: elementos, requiere de una estructura criminal organizada con
vocación de permanencia / APARATO ORGANIZADO DE PODER -
Autoría mediata: su fundamento consiste en que el sujeto activo no
realiza un acto de ejecución del tipo penal, sino que otro lo hace a su
nombre / APARATO ORGANIZADO DE PODER - Autoría mediata: por
omisión, no se configura / DESAPARICIÓN FORZADA - Se configura:
evento en que correspondió a un plan militar estratégicamente diseñado
y analizado como unidad / DESAPARICIÓN FORZADA - Se configura:
evento en que se obró con desatención del principio de distinción
establecido en los protocolos adicionales a los convenios de
Ginebra / COAUTORÍA - Requisitos: subjetivo, decisión de realizar
conjuntamente la conducta punible / COAUTORÍA - Requisitos:
objetivo, codominio funcional del hecho / COAUTORÍA IMPROPIA -
Concepto / COAUTORÍA IMPROPIA - Se configura / DESAPARICIÓN
FORZADA - Coautoría impropia: del militar que ostentaba el mando y
control total de la operación

Tesis:
«Para la Agencia Especial del Ministerio Público -contrario a la opinión de
la Procuradora que concurrió al trámite casacional—, el Tribunal
desconoció el principio de congruencia.

Adujo que la Fiscalía acusó al general JAAC como “coautor impropio” del
delito de desaparición forzada, y el Tribunal lo condenó como “autor
mediato por omisión en aparatos organizados de poder.” Al hacerlo,
considera que el Tribunal varió el supuesto fáctico y vulneró el derecho
de defensa del general, al impedirle controvertir probatoriamente la
acusación de último momento como “autor mediato por omisión en
aparatos organizados de poder”, novedosa imputación del juzgador de
segunda instancia que además contradice la dogmática de ese modelo,
que no prevé la autoría mediata omisiva en aparatos organizados de
poder.

[...]

La necesidad de sancionar a quienes no ejecutan materialmente la


conducta, pero la ordenan, tratándose en especial de crímenes
cometidos por grupos al margen de la ley o por miembros del Estado
que actúan como un aparato organizado e ilegal de poder -“máquinas en
las cuales las órdenes se disgregan, todo el trabajo se compartimenta,
se fragmenta e involucra a decenas y centenares de personas”, como
dice Aponte— llevó a idear, con el fin de evitar altos costos de
impunidad, la autoría mediata como forma de atribución de resultados:
un vínculo entre quien imparte la orden y domina el aparato organizado
criminal con poder de mando, y un autor fungible que ejecuta el
comportamiento responsablemente.

La Sala no hará un extenso análisis de la evolución de dicha figura.


Simplemente mencionará, según el diseño de la jurisprudencia sobre el
tema y la reflexión anterior, que la autoría mediata en aparatos
organizados de poder supone, entre otros: (i) una estructura criminal
organizada con vocación de permanencia, (ii) el vínculo con poder de
mando del autor mediato sobre la organización (el dominio de la
voluntad), y la (iii) actuación responsable del ejecutor fungible o
intercambiable.

El Tribunal consideró que no se demostró que el general JAAC hubiera


actuado al mando de un aparato de poder organizado al interior del
Estado y tampoco que ese colectivo lo hubiera hecho con vocación de
permanencia. Igualmente que la dogmática de la autoría mediata en
aparatos organizados de poder fue configurada para la sanción de
acciones positivas y no para omisiones. Aun así, concluyó lo siguiente:

“En nuestro caso concreto, en el delito de desaparición forzada de


personas que usualmente se imputa por comisión activa hemos
identificado la autoría del obligado por omisión de la acción esperada, lo
que a su vez es una infracción al deber de protección impuesto al autor
por la Constitución Política. Ya sea porque el caso no es frecuente, o
porque la doctrina no se había enfrentado a un caso teórico de esa
naturaleza, la declaración jurisdiccional puede parecer académicamente
novedosa, pero es la que la realidad impone.

… En fin, el ejercicio de su autoridad le imponía al general acusado el


deber de garantía de proteger los derechos de los civiles rescatados y
subversivos capturados, de donde se deriva su responsabilidad por la
intervención de quienes realizaron la instrucción de desaparecimiento de
sospechosos y de la combatiente vencida, cuando debía evitar que esa
instrucción se reiterara y, en todo caso, que se cumpliera.”

Como se ha indicado, el general JAAC fue el conductor del operativo


militar de principio a fin. Así también se definió fácticamente en la
sentencia de primera instancia, que es compatible con la acusación y
con la reconstrucción detallada que ha realizado la Sala del operativo,
desde sus inicios, hasta la culminación con la liberación de personas,
pero también con la retención de “sospechosos” y miembros vinculados
con el grupo armado ilegal, M 19.

Sobre este último momento es demoledora la comunicación a la que se


refirió la juez de primera instancia en la que Arcano 5, LCS ordena:

“Arcano 5: Eh, recomendación especial mantener eh los no heridos y los


que aún no se han podido identificar plenamente eh aislados, aislados,
eh, la Dinte lo va a apoyar para su clasificación, cambio.”

De allí, esto concluyó el Tribunal:

“… está probado que como superior en la cúspide de la Brigada militar


que reiteró y ejecutó el Plan de acción, no contrarrestó o impidió la
ejecución de esas instrucciones ilegales -pudiendo hacerlo—, por lo que
se le imputa el resultado, a título e coautor mediato en relación con los
otros coautores intermedios y ejecutores finales que reiteraron,
transmitieron y cumplieron las órdenes terminantes de desapariciones
forzadas.”

El discurso elaborado por el Tribunal para imputarle al general acusado


la desaparición de personas a título de “autor mediato por omisión en
aparatos organizados de poder”, deduciéndola de la infracción de un
deber a su posición de garante -elemento que no es un supuesto
autónomo de autoría —, por haber omitido como jefe de un aparato
organizado de poder “ad hoc”, los deberes inherentes a su función
frente a la decisión de sus subalternos de ocultar a los sospechosos y
retenidos, es equivocada y contraria a la evidencia.

La Sala no desconoce los esfuerzos dogmáticos por copar vacíos con el


fin de evitar costosas lagunas de impunidad y sabe de los esfuerzos de
todo orden -de la doctrina y de tribunales especiales internacionales,
desde Nuremberg hasta Ruanda y Yugoeslavia en Europa, y de
Argentina y Perú en Suramérica al juzgar crímenes de magnitudes
incomprensibles— para evitar la impunidad en eventos en donde la
imputación del resultado se complica en casos en donde el autor detrás
del autor se esconde en complejas estructuras criminales.

Como se indicó al iniciar esta decisión, la Corte considera que la


conducta atribuida al general JAAC es una manifestación del conflicto
armado. Eso, sin embargo, no significa que la única manera de atribuirle
el resultado al autor sea recurriendo a la figura de la autoría mediata en
aparatos organizados de poder por razón de esa situación. Primero,
porque tanto la autoría mediata en aparatos organizados de poder,
como la autoría mediata que podría denominarse “convencional,” se
sustentan en la idea de que el autor detrás del autor no realiza un acto
de ejecución del tipo penal, sino que lo hace otro a nombre de él, sea
que actúe como instrumento en el primer caso, o como sujeto fungible y
responsable en el otro.

Segundo, porque la autoría mediata que aquí se trata, requiere de una


estructura criminal organizada y con vocación de permanencia, aspecto
que el Tribunal consideró en la decisión que no se había probado, por lo
cual recurrió a la consideración que se trataba de una estructura de
poder “ad hoc.”

No se desconoce que las tesis acerca de la manera como imputar al


hombre de atrás son seductoras y que hacen parte de un derecho penal
que amplía los términos de imputación de la conducta al autor con el fin
de evitar que la rigidez de los textos legales deje a salvo a los
principales artífices, a quienes dominan la voluntad en el aparato
criminal.

Pero si algo se debe destacar es que, sea que se trate de un asunto de


autoría mediata o de autoría mediata en aparatos organizados de poder,
esas elaboraciones parten de un supuesto fundamental: que la dificultad
de imputar el resultado recae en el hecho de que el autor mediato no
ejecuta el comportamiento, no se implica con el momento ejecutivo del
comportamiento, o según algunos, “no interviene en la causalidad
natural”, aunque al controlar el aparato y la voluntad domine el hecho,
lo que hace que fracasen los arquetipos de la determinación.

Por lo que se ha expuesto, tal como se encuentra dicho en las


instancias, al general JAAC se le entregó el mando de la operación
militar de retoma del Palacio de Justicia; que se le haya entregado el
mando significa, en este caso, que tuvo el control de todo el operativo y
de las unidades que lo ejecutaron, de la Brigada XIII, del B2, de la
Policía, de la inteligencia.

Asimismo, está suficientemente probado que el general JAAC, Arcano 6,


no solo impartió ordenes, sino que participó directamente en el
operativo, manejó situaciones puntuales con las personas capturadas y
dispuso de ellos como consideró que la situación lo ameritaba.

El operativo debe analizarse como unidad; no es correcto fraccionar sus


momentos para buscar una tipicidad a cada segmento. Desde este punto
de vista se debe observar que la retención de los “sospechosos” y la
aprehensión de los guerrilleros, no es una acción o idea de último
momento, o la manifestación coyuntural de una idea que al final se le
ocurrió a alguien. No. Las órdenes del general AC, que la Sala ha
indicado, demuestran que él, conductor del operativo y dominador de la
acción, dispuso y ordenó la retención y custodia de los retenidos, de
aquellos que salieron vivos del Palacio, en medio de una acción que él
personalmente dirigió conforme al diseño del “Plan Tricolor” y al
convenio con sus superiores.

El posterior desaparecimiento no puede desvincularse de esta compleja


acción ni fraccionarse para encontrar la ilicitud en el acto final y no en el
conjunto del comportamiento, pues como se ha indicado, la desaparición
de los “capturados” corresponde a un plan estratégicamente diseñado
desde cuando se inició la operación conforme a las líneas del “Plan
Tricolor”, y que culmina precisamente con la captura y clasificación de
los sospechosos y con su posterior ocultamiento al poder civil, desde ese
momento y hasta ahora.

Actuaron, entonces, además, a pesar de que lo sabían -como lo


reconoció el general SM—, ante una situación singular relacionada con el
conflicto armado, por fuera del deber ético que imponen los protocolos
II y II adicionales a los convenios de Ginebra, lo que explica que no
distinguieran entre combatientes y no combatientes, entre ciudadanos y
sospechosos, asumiendo decisiones de facto ante una situación que ha
debido manejarse bajo las reglas del derecho.

Todo ello explica que el general JAAC, al participar de toda esa compleja
operación militar ejecutada por él y por sus subalternos, no omitió su
deber, sino que actuó como coautor, pues concurren en su caso dos
elementos esenciales de este tipo de imputación: un elemento objetivo
expresado en el aporte a la comisión de la conducta con dominio
funcional del hecho en la fase ejecutiva y subjetiva que se refleja en la
exteriorización de la voluntad con base en el acuerdo o en la decisión
común, como se probó (artículos 23 del Decreto 100 de 1980 y 29 de la
Ley 599 de 2000).

Según los artículos 268 A y 268 B, incorporados por el artículo 1 de la


Ley 589 de 2000 al decreto 100 de 1980, el delito de desaparición
forzada consiste en:

“Artículo 268 A. Desaparición forzada. El particular que perteneciendo a


un grupo armado al margen de la ley someta a otra persona a privación
de su libertad cualquiera que sea la forma, seguida de su ocultamiento y
de la negativa a reconocer dicha privación o de dar información sobre su
paradero, sustrayéndola del amparo de la ley, incurrirá en prisión de
veinticinco (25) a cuarenta (40) años, multa de quinientos (500) a dos
mil (2.000) salarios mínimos legales vigentes y en interdicción de
derechos y funciones públicas de cinco (5) a diez (10) años.

A la misma pena quedará sometido, el servidor público, o el particular


que actúe bajo la determinación o la aquiescencia de aquel, y realice la
conducta descrita en el inciso anterior.

Artículo 268B. Circunstancias de agravación punitiva. La pena prevista


en el artículo anterior será de cuarenta (40) a sesenta (60) años en los
siguientes casos:

1.- Cuando la conducta se cometa por quien ejerza autoridad o


jurisdicción…”

Por supuesto que, según la definición anterior, en estricto sentido y


conforme al mero sentido ontológico de la ley, el general JAAC no
ejecutó el verbo rector del tipo en sentido material. Pero según se ha
expuesto, su aporte fue esencial y definitivo a la ejecución del
comportamiento, que es precisamente en lo que consiste la coautoría
impropia -noción en la cual no todos los autores realizan actos
ejecutivos ni consumativos—, pero en la que, el aporte del coautor es
esencial; la ponderación del aporte del general, es pues, un tema que no
está en duda».

PRINCIPIO DE CONGRUENCIA - Concepto: constituye un acto


condición / PRINCIPIO DE CONGRUENCIA - Acusación y sentencia: la
armonía del supuesto fáctico es sustancial / PRINCIPIO DE
CONGRUENCIA - Debido proceso: incorpora la lealtad como elemento
de configuración de un juicio justo / INCONGRUENCIA - Fallo de
reemplazo en casación / PRINCIPIO DE CONGRUENCIA - Acusación y
sentencia: coautor y autor mediato / PRINCIPIO DE CONGRUENCIA -
Congruencia personal, fáctica y jurídica: la congruencia fáctica y
personal es absoluta / PRINCIPIO DE CONGRUENCIA - Congruencia
personal, fáctica y jurídica: la congruencia jurídica es
relativa / VARIACIÓN DE LA CALIFICACIÓN JURÍDICA -
Procedencia: es una opción que se admite desde el inicio del juicio, de
acuerdo a la Ley 600 de 2000 / VARIACIÓN DE LA CALIFICACIÓN
JURÍDICA - Modalidades: por error en la denominación jurídica de la
conducta / VARIACIÓN DE LA CALIFICACIÓN JURÍDICA -
Modalidades: originada en prueba sobreviniente / PRINCIPIO DE
CONGRUENCIA - No se vulnera / APARATO ORGANIZADO DE
PODER - Autoría mediata: por omisión, no se configura / COAUTORÍA
IMPROPIA - Se configura / DESAPARICIÓN FORZADA - Coautoría
impropia: del militar que ostentaba el mando y control total de la
operación

Sala de Casación Penal


ID : 675980
M. PONENTE : PATRICIA SALAZAR CUELLAR
NÚMERO DE PROCESO : 52590
NÚMERO DE PROVIDENCIA : AP3684-2019
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Bogotá
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO
FECHA : 27/08/2019
FUENTE FORMAL : Ley 599 de 2000 art. 29 / Ley 906 de
2004 art. 180 y 184

TEMA: VIOLACIÓN DIRECTA DE LA LEY SUSTANCIAL - Técnica en


casación: el demandante debe aceptar los hechos declarados en la
sentencia y la valoración de la prueba realizada por el
juzgador / VIOLACIÓN DIRECTA DE LA LEY SUSTANCIAL -
Modalidades / HURTO CALIFICADO - Con violencia sobre las personas
o las cosas: demostración / COAUTORÍA -
Demostración / COAUTORÍA - Evento en que los sujetos llevaban
armas cortopunzantes para hurtar a la gente y una de ellas comete
tentativa de homicidio contra una de sus víctimas / COAUTORÍA -
Dominio del hecho / COAUTORÍA - Requisitos: objetivo, codominio
funcional del hecho / COAUTORÍA - Requisitos: subjetivo, decisión de
realizar conjuntamente la conducta punible / TENTATIVA DE
HOMICIDIO - Se configura / TENTATIVA DE HOMICIDIO - Coautoría

Tesis:
«El recurrente plantea la presencia de una violación directa de la ley por
interpretación errónea del artículo 29 de la Ley 599 de 2000.

Tratándose de la violación directa de la ley sustancial, la labor de


demostración del vicio debe centrarse en la acreditación de un yerro de
juicio respecto del precepto que se ocupa de regular el supuesto fáctico,
evidenciando que, demostrada una situación concreta a la que
corresponde una específica institución normativa, el juzgador seleccionó
una norma que no era la llamada a gobernar el asunto (aplicación
indebida), omitió otra que sí resolvía los extremos de la relación jurídico
procesal (falta de aplicación o exclusión evidente) o, habiéndola
seleccionado correctamente, al aplicarla al caso le atribuyó un sentido
jurídico que no tiene o le extendió consecuencias contrarias a su
naturaleza jurídica (interpretación errónea)

Sin embargo, en la censura objeto de análisis no se desarrolló un


cuestionamiento acorde a ese error con vocación de derruir el fallo
impugnado.

El recurrente sostiene que el Tribunal no consideró la teoría del dominio


del hecho, con la cual se acreditaría que ninguna intervención tuvo el
acusado en la tentativa de homicidio perpetrada en contra de ESBL,
pues no tenía la posibilidad de dominar los acontecimientos cuando uno
de los jóvenes que lo acompañaba en la empresa de hurtar los bienes
de sus víctimas decidió, motu proprio, apuñalar a una de ellas, sin que
para ello AG hubiese prestado su concurso y tampoco su
consentimiento.

Desconoce en ese planteamiento el demandante que al valorar los


hechos con base en la prueba practicada, el juzgador llegó a la
conclusión de que cuando las tres personas que ejecutaron los hechos,
conforme a los planes que se habían trazados y al común acuerdo de
voluntades, emplearon armas cortopunzantes, cada uno de ellos, en
contra de sus víctimas, con el decidido propósito de atacarlas cuando
fuera necesario, lo que en efecto aconteció en el momento en que una
de ellas ofreció resistencia a sus injustas pretensiones

[…]

Así, la consecuencia sobre la manera en que se desarrollaron los hechos


no pudo ser otra para el ad quem que considerar a todos los
intervinientes como coautores tanto del hurto calificado como de la
tentativa de homicidio, pues en ese sentido, razonó, frente a las dos
conductas hubo una decisión conjunta, un co-dominio del hecho y una
aportación en la fase ejecutiva de cada uno de ellos, toda vez que
resultaba claramente previsible y asumido como una posibilidad
concreta desde el momento de la planeación de los acontecimientos que
para su ejecución se habría de emplear una violencia cristalizada en el
uso de las armas, dirigido a sojuzgar la voluntad de las víctimas, dentro
de lo cual la agresión física hacía parte del plan marcado entre ellos.

En ese sentido, cuando en su demanda el recurrente argumenta que el


procesado no podía tener ningún control sobre la actuación de los otros
dos partícipes habida cuenta de las circunstancias presentadas tales
como el lugar donde ocurrieron los hechos, la rapidez con que
sucedieron los mismos, la falta de luminosidad del lugar, así como el no
ponerse de acuerdo con las demás personas intervinientes sobre ese
episodio en concreto, está desconociendo el mismo supuesto fáctico que
fue asumido como demostrado por el fallador en la sentencia, lo cual
desdice del reproche que formula por violación directa en su variable de
interpretación errónea.

En realidad, el Tribunal realizó el proceso de adecuación típica partiendo


del hecho de que los tres intervinientes ejecutaron un plan previamente
ideado de común acuerdo y que participaron de los sucesos por su
propia voluntad, asumiendo de manera conjunta las consecuencias de
su proceder, sin que en esos propósitos se surtiera modificación alguna
en el plano de la responsabilidad individual por las circunstancias
presentadas relacionadas con la oscuridad del lugar o la fugacidad de la
acción, pues precisamente fueron estas condiciones las tenidas en
cuenta para el logro del cometido común y, en todo caso, el
apuñalamiento de una de las víctima no fue fruto de una decisión
individual, por propia iniciativa, de alguno de los ejecutores sino que se
trató de un asunto previsible y asumido por cada uno de ellos en su
decisión conjunta, puesto que el uso de las armas implicó, de suyo, una
clara decisión para agredir a las víctimas en el evento de que se
resistieran al injusto accionar de sus victimarios.

Así las cosas, la demanda no podrá ser admitida».

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 27537 | Fecha: 13/06/2007


| Tema: DEMANDA DE CASACIÓN - Admisión: reglas mínimas Rad:
27810 | Fecha: 25/07/2007 | Tema: DEMANDA DE CASACIÓN -
Admisión: reglas mínimas

RELEVANTE

Sala de Casación Penal


ID : 675140
M. PONENTE : LUIS ANTONIO HERNÁNDEZ BARBOSA
NÚMERO DE PROCESO : 53770
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP3361-2019
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de
Villavicencio
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 21/08/2019
FUENTE FORMAL : Ley 599 de 2000 art. 453

TEMA: FALSO RACIOCINIO - Técnica en casación: el recurrente debe


evidenciar el desconocimiento de principios de la lógica, reglas de la
experiencia o leyes de la ciencia / SENTENCIA - Condenatoria: principio
de doble conformidad, análisis del caso por la Corte / CONOCIMIENTO
PARA CONDENAR - Requisitos: convencimiento más allá de toda
duda / FRAUDE PROCESAL - Coautoría / FRAUDE PROCESAL - Se
configura: cuando se utilizan medio fraudulentos para inducir en error al
servidor público que selecciona al contratista / FRAUDE PROCESAL -
Se configura: evento en que se aportó una certificación falsa para
inducir en error al servidor público

Tesis:

«El falso raciocinio atribuido por el censor a la sentencia se configura


cuando, al valorar la prueba, el fallador quebranta la sana crítica
integrada por las reglas de la experiencia, los principios de la lógica y las
leyes de la ciencia.

Pues bien, en este caso el censor no demostró la configuración del vicio


aducido en la medida que no señaló el postulado de la sana crítica
vulnerado ni evidenció equívoco alguno en los razonamientos incluidos
en la sentencia de condena porque dirigió su esfuerzo argumentativo a
censurar la valoración conjunta de la prueba y la decisión del Tribunal,
como si se tratara de un alegato de instancia.

Al margen de lo anterior, la revisión detallada de la prueba recaudada


en el debate púbico, que la Corte realiza para satisfacer la garantía de
doble conformidad, permite concluir que el Tribunal valoró en debida
forma, bajo los principios de la sana crítica, las pruebas acopiadas en el
proceso, por manera que la condena proferida contra R y MESO se
produjo porque se demostró más allá de toda duda que incurrieron en el
delito de fraude procesal.

[…]

[…] la Sala encuentra acertada la decisión del Tribunal Superior de


Villavicencio de condenar a R y MESO como coautores del delito de
fraude procesal porque se probó, más allá de toda duda, que la
certificación del contrato de prestación de servicios 001 de 2007,
aportada ante la Administración Judicial para acreditar el factor
experiencia, configuró un medio engañoso idóneo para llevar a error al
funcionario que adjudicó el contrato a la empresa […], toda vez que el
convenio no tuvo existencia real.

[…]

La coautoría del fraude procesal por parte de los hermanos SO quedó


demostrada puesto que cada uno realizó una acción de innegable
trascendencia para lograr el fin común propuesto, a saber, obtener la
adjudicación del contrato -art. 29 C.P.-. Así, MESO presentó a la entidad
estatal el documento que certificaba la experiencia mínima exigida en el
pliego definitivo, sabiendo la mendacidad del hecho certificado.

Por su parte, RSO hizo constar un hecho ficticio con pleno conocimiento
de que sería aducido ante una entidad pública, pues en el documento de
su autoría se indica que se trataba de una “Certificación de experiencia”
expedida “con destino a la Dirección Seccional de Administración Judicial
Villavicencio”. Sabía el procesado, entonces, que ese documento sería
presentado ante la citada dependencia administrativa, esto es, que sería
usado para inducirla en error, dada la falsedad de la información que
contenía.

Siendo ello así, su accionar no se limitó al delito contra la fe pública sino


que también materializó el fraude procesal en la medida que
conscientemente certificó un hecho falso destinado a ser aducido ante la
Administración Judicial para obtener la adjudicación del contrato en
favor de la empresa […] de la que había sido gerente, según certificado
de Cámara de Comercio en el que se indica que fue nombrado en tal
cargo el 16 de diciembre de 2008.

En suma, la prueba acopiada en el proceso demostró que RSO suscribió


una certificación que contenía una información contraria a la verdad,
que sabía estaba destinada a ser usada en un proceso contractual, y
MESO la presentó ante la Administración Judicial para acreditar la
experiencia exigida en el pliego de condiciones, proceder que materializa
el delito de fraude procesal por el despliegue de medios fraudulentos
idóneos para inducir en error al servidor público encargado de
seleccionar al contratista.

No hay lugar, entonces, a casar la sentencia dado que el Tribunal no


incurrió en el error atribuido en la demanda y la Corte verificó, además,
que la decisión se ajusta probatoriamente a lo demostrado en el juicio y
no vulnera el debido proceso de las partes e intervinientes. En
consecuencia, en atención a la garantía de doble conformidad, la Sala
considera ajustada a derecho la sentencia condenatoria proferida por el
Tribunal Superior de Villavicencio el 9 de julio de 2018».

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 30184 | Fecha: 07/04/2010


| Tema: FRAUDE PROCESAL - Se estructura: ocurre dentro de una
actuación judicial o administrativa Rad: 43716 | Fecha: 19/10/2014 |
Tema: FRAUDE PROCESAL - Se estructura: ocurre dentro de una
actuación judicial o administrativa Rad: 48589 | Fecha: 25/04/2018 |
Publicado en: FRAUDE PROCESAL - Se estructura: ocurre dentro de una
actuación judicial o administrativa Rad: 2346 | Fecha: 15/08/2017 |
Tema: ACTO ADMINISTRATIVO - Lo constituye la acción de adjudicar un
contrato estatal

Sala de Casación Penal


ID : 669730
M. PONENTE : LUIS ANTONIO HERNÁNDEZ BARBOSA
NÚMERO DE PROCESO : 54961
NÚMERO DE PROVIDENCIA : AP2669-2019
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Bogotá
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO
FECHA : 03/07/2019
FUENTE FORMAL : Ley 906 de 2004 art. 181

TEMA: FALSO JUICIO DE EXISTENCIA - Por suposición: no se


configura / ABUSO DE CONFIANZA - Coautoría / DEMANDA DE
CASACIÓN - Inadmisión

Tesis:

«En el segundo cargo se plantea la configuración de un error de hecho


por falso juicio de existencia por suposición, al apreciar el pagaré
P78727516 del 11 de septiembre de 2012, que no suscribió ILRV. Según
el censor, como ella no firmó el documento, no le son aplicables las
consecuencias que surgen de ese título para establecer la fecha de
caducidad de la querella.

El casacionista analiza el tema fuera de contexto, es decir, no como una


conducta en la que convergen dos personas con ánimo de obtener
provecho aprovechando la confianza en el nivel de coautoría, y concluye
que la suscripción del pagaré por uno de los acusados es inoponible al
otro. Es decir, considera que la conducta de cada uno de los partícipes
tiene una autonomía inadmisible, siendo que el Tribunal analizó la
conducta en una unidad, de manera que por esa razón el enunciado es
totalmente alejado del tratamiento que se le dio en la sentencia.

Por lo tanto, esas deficiencias conceptuales llevan a que la demanda se


deba inadmitir».
JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 37465 | Fecha: 11/09/2013
| Tema: ABUSO DE CONFIANZA - Consumación

Sala de Casación Penal


ID : 669709
M. PONENTE : LUIS GUILLERMO SALAZAR OTERO
NÚMERO DE PROCESO : 52810
NÚMERO DE PROVIDENCIA : AP2624-2019
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Bogotá
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO
FECHA : 26/06/2019
FUENTE FORMAL : Ley 599 de 2000 art. 62 y 365 numeral
5 / Ley 906 de 2004 art. 180 / Ley
1453 de 2011

TEMA: VIOLACIÓN DIRECTA DE LA LEY SUSTANCIAL -


Interpretación errónea: exige demostrar que a pesar que la norma se
eligió acertadamente, no se le dio el alcance que le
corresponde / INTERPRETACIÓN ERRÓNEA DE LA LEY - No se
configura por discrepancia de criterios / CIRCUNSTANCIAS DE
AGRAVACIÓN PUNITIVA - Obrar en coparticipación
criminal / FABRICACIÓN, TRÁFICO, PORTE O TENENCIA DE ARMAS
DE FUEGO, ACCESORIOS, PARTES O MUNICIONES -
Coautoría / COAUTORÍA - Demostración

Tesis:

«El segundo cargo postula violación directa de la ley sustancial, en el


sentido de interpretación errónea del art. 365 numeral 5° del C.P., esto
es, que según el actor no procedía la agravante para el delito de porte
ilegal de armas por coparticipación criminal por el sólo hecho de
encontrarse dentro del vehículo tres personas al momento de intervenir
las autoridades policivas, puesto que esto se constituiría en una
aplicación meramente objetiva de dicho precepto, inconsulta del
fundamento legislativo para su inclusión normativa.

Pese a este enunciado, para extraer el yerro hermenéutico en que


estaría incurso el fallo, encuentra oportuno el actor evocar la exposición
de motivos de la Ley 1453 de 2011 en que se introdujo la referida
agravante, sin poder desde luego omitir que uno de sus fundamentos
estribaba en la lucha contra la criminalidad organizada, pese a lo cual,
afirma que esta circunstancia no era predicable “por el sólo hecho de
existir 3 personas en el vehículo donde encontraron el arma de fuego,
sin que se vislumbrare la existencia de un grave atentado contra la
seguridad pública o se tratara de un caso de criminalidad organizada o
terrorista”.

En contraste con dicha categórica aserción, desvirtuada como se verá a


través de sus propios enunciados, encuentra la Sala suficiente recordar,
tal y como se desprende de la reseña fáctica, que en este caso según
informe rendido por funcionarios de la SIJIN -Policía Metropolitana de
Bogotá-, a través de una fuente no formal se allegó información de
acuerdo con la cual a bordo de dos vehículos y una motocicleta,
portando armas de fuego, el 23 de octubre de 2012 en horas de la tarde
seis individuos se aprestaban a cometer un delito de hurto a personas
en la modalidad de fleteo, produciéndose la oportuna intervención
policiva con los resultados conocidos.

La imputación para todos los procesados lo fue a título de coautoría


propia, esto es, como ya fue advertido, por resultar predicable de todos
y cada uno de los intervinientes en el delito la actualización de los
elementos del tipo penal de fabricación, tráfico y porte de armas de
fuego o municiones. Todos los coautores se encontraban presentes al
momento de desarrollarse la conducta en forma tal que la ejecución de
la misma se produjo siéndoles imputables a cada uno y en correlato de
las tareas asignadas en orden a la materialización de otros atentados a
diversos bienes jurídicos.

En dicho contexto, ninguna viabilidad puede tener afirmar interpretación


errónea del art. 365.5 del C.P., en tanto se dedujo la agravante en
razón de obrar en coparticipación criminal, pues la misma no se imputó
por el hecho de encontrarse tres personas en posesión de armas de
fuego (pese a realmente ser seis los capturados) sino, según se conoció,
a que el empleo de los artefactos bélicos tenía por cometido la
realización de otros delitos, emergiendo entonces muy en claro que, sin
duda alguna, se trató de un grave atentado contra la seguridad pública
y que se está frente a un típico caso de criminalidad organizada,
supuesto así concebido por el legislador para incrementar la sanción en
estos supuestos y sin que implique por ende un exceso en la
interpretación y consiguiente aplicación del precepto que la contiene».

VIOLACIÓN INDIRECTA DE LA LEY SUSTANCIAL - Principio de


trascendencia / VIOLACIÓN INDIRECTA DE LA LEY SUSTANCIAL -
No se configura / VIOLACIÓN INDIRECTA DE LA LEY SUSTANCIAL -
No la constituye la discrepancia de la apreciación
probatoria / COAUTORÍA - Demostración

Tesis:

«El tercer cargo adujo violación indirecta por tergiversación de lo


depuesto por los policiales G.Q.M. y D.A.U.B, bajo el confuso argumento
según el cual pese a que el primero requisó la parte trasera del Aveo y
U. la delantera del mismo, el Tribunal “extendió lo dicho por el testigo
D.U. a todo el vehículo”, lo que encuentra relevante pues LC ocupaba
precisamente el asiento de atrás del automotor, sin que en dicho lugar
fuera hallada arma alguna.

Elocuente la ausencia de sustento material y consecuente


intrascendencia de esta tacha en los términos de su propia enunciación.
A las seis personas capturadas, según se advirtió, les fue imputado el
delito de fabricación, tráfico y porte de armas de fuego o municiones
agravado en concurso homogéneo y sucesivo, como coautores propios,
pues según bien se dijo, convinieron, concertaron, pactaron y
ejecutaron la conducta que materializó dicho atentado a la seguridad
pública, sin que, en estas condiciones, pueda afirmarse falseado el
testimonio de los agentes que intervinieron a partir de la narración
sobre cuál lugar de los vehículos fue objeto de requisa por cada uno y
en cuál se encontraron los artefactos bélicos, para en esa medida
pretender que pese a las conclusiones del sentenciador, precisamente
en el asiento ocupado por L C, como no se halló ningún arma, no
puedan imputársele los referidos punibles.

Tal cual se desprende del reproche, la sentencia no tergiversó lo


depuesto por los gendarmes, valoró sus atestaciones dentro de la
integral comprensión de la conducta desarrollada por los procesados
atendiendo a pacífica doctrina y jurisprudencia, bajo el entendido que
les era imputable a todos cuantos participaron en el delito de porte
ilegal, pues éste no supone que el agente lleve físicamente adherida a
su cuerpo el arma, sino que basta, conforme sucedió en este caso, que
tales elementos estuvieran a la mano de cada uno y conforme lo reseñó
el fallo, que la totalidad de intervinientes en el delito tenían dominio del
hecho.

Esta censura, desde luego, tampoco es viable».


JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 25006 | Fecha: 12/12/2005
| Tema: SISTEMA PENAL ACUSATORIO - Mecanismo de insistencia:
procedencia

RELEVANTE

Sala de Casación Penal


ID : 674197
M. PONENTE : JOSÉ FRANCISCO ACUÑA VIZCAYA
NÚMERO DE PROCESO : 47122
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP2285-2019
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Ibagué
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 26/06/2019
FUENTE FORMAL : Ley 906 de 2004 art. 282, 347, 392D,
393B y 403-4

ASUNTO:
Con el fin de dar respuesta al cargo admitido y garantizar el principio de
doble conformidad, la Sala analizará los siguientes aspectos, (i)
contenido de los interrogatorios que motivan los ataques del
casacionista, (ii) proceso de incorporación de los interrogatorios al juicio
oral, (iii) fundamentos probatorios y jurídicos del fallo de primera
instancia (iv) fundamentos probatorios y jurídicos de la sentencia del
tribunal, (v) concepto, requisitos de validez, naturaleza jurídica y
carácter discrecional de los interrogatorios a indiciado o imputado, y (vi)
validez de la valoración probatoria en el caso concreto.

TEMA: SISTEMA PENAL ACUSATORIO - Declaraciones rendidas antes


del juicio: cuando se utilizan para impugnar credibilidad y el testigo se
retracta o cambia de versión, se integran a la nueva
declaración / SISTEMA PENAL ACUSATORIO - Declaraciones rendidas
antes del juicio: cuando se utilizan para impugnar credibilidad y el
testigo se retracta o cambia de versión, su valoración se hace en
contexto bajo las reglas de apreciación racional / SISTEMA PENAL
ACUSATORIO - Declaraciones rendidas antes del juicio: alcance,
facilitar el interrogatorio cruzado (refrescar la memoria o impugnar la
credibilidad) o como medio de prueba (prueba de referencia, prueba
anticipada o versiones anteriores inconsistentes con lo declarado en
juicio) / TESTIGO - Directo / COAUTORÍA IMPROPIA - Principio de
imputación recíproca / COAUTORÍA IMPROPIA - Se
configura / SENTENCIA - Condenatoria: principio de doble
conformidad, análisis del caso por la Corte / HOMICIDIO - Se configura
/ HURTO CALIFICADO Y AGRAVADO - Se
configura / FABRICACIÓN, TRÁFICO Y PORTE DE ARMAS DE
FUEGO O MUNICIONES - Se configura / CONCIERTO PARA
DELINQUIR - Se configura

Tesis:

«La Sala ha sostenido, de manera reiterada, que los contenidos de las


declaraciones rendidas por fuera del juicio oral, que son utilizados en
éste para impugnar la credibilidad del testigo, cuando se retracta o
cambia de versión, se integran a la nueva declaración, y que su
valoración por el juez debe hacerse en su contexto, atendiendo las
reglas de la apreciación racional (CSJ, SP, noviembre 9 de 2006,
casación 25738; CSJ AP, septiembre 17 de 2008, casación 29861; CSJ
SP16660-2017, octubre 25 de 2017, casación 44819, entre otras).

Concretamente ha dicho que en estos eventos el testimonio queda


conformado por, (i) el relato suministrado por el testigo en el juicio oral,
(ii) los contenidos de las entrevistas o interrogatorios que se aportan en
el juicio para impugnar su credibilidad, y (iii) las respuestas que el
testigo entrega con ocasión de la impugnación. Y que es de cara a estos
componentes que corresponde determinar su alcance probatorio (CSJ
AP2783-2015, mayo 25 de 2015, casación 44367; CSJ AP2572-2016, 27
de abril de 2016, casación 46615, entre otras).

En el caso que se estudia, los juzgadores invocaron justamente estas


reglas de apreciación probatoria al valorar el relato de FJRC, y con
fundamento en ellas concluyeron que la verdad estaba del lado de las
afirmaciones realizadas en sus interrogatorios, no solo porque así se
establecía del estudio conjunto de sus contenidos, sino porque entre su
dicho y el relato entregado por algunas víctimas se registraban
coincidencias fácticas sustanciales que no dejaban dudas sobre la
veracidad de las afirmaciones del testigo en relación con estos hechos.
Esto permite concluir que los juzgadores no incurrieron en error alguno
al valorar como una unidad testimonial el contenido de los
interrogatorios rendidos por el coindiciado FJRC en la fase procesal de
indagación y el contenido de las respuestas por él entregadas en el
juicio oral, ni al darle a los señalamientos que el testigo hizo de los
acusados LCV (a. TRINO) y FO (a. […), de pertenecer a la organización
criminal y haber participado en los delitos por los cuales fueron
condenados, el alcance de prueba directa.

Como lo sostienen los fallos, FJRC, además de informar de la existencia


de la banda criminal a la cual pertenecía y de las personas que la
conformaban, señaló a LCV (a. […) de haber participado en los casos
uno y siete, y al coprocesado FO (a. […) de haberlo hecho en el caso
siete, con total conocimiento de causa, puesto que había intervenido en
el primero en condición de campanero y en el segundo en el carácter de
coejecutor directo de la conducta típica.

La condición de testigo directo de FJRC en estos hechos, tampoco se


pone en entredicho, pues, como también lo destacan los fallos, no solo
se cuenta con sus propias afirmaciones, sino con datos puntuales sobre
las circunstancias en que ellos ocurrieron, los bienes de los que se
apropiaron y algunas de las personas que retuvieron, que resultan
totalmente coincidentes con la información suministradas por las
víctimas que declararon en el juicio.

El casacionista asegura que el testigo FJRC no presenció la muerte de


JOFM por hallarse a las afueras del pueblo cumpliendo la función de
campanero, y que su conocimiento, en lo que tiene que ver con este
hecho, no es directo. Esto es cierto, pero carece de importancia, porque
la condena por este delito no se fundamentó en este señalamiento, sino
en la premisa de que LCV (a. […) intervino en este asalto haciendo parte
de un grupo criminal que utilizaba armas de fuego, y que esta situación
lo convertía en coautor del delito, así no hubiese disparado, en razón del
principio de imputación recíproca, predicable de la coautoría impropia.

También aquí acierta el tribunal, porque en virtud de este principio, las


acciones realizadas por cada uno de los coautores impropios, no solo
son imputables a quien las ejecuta, sino a todos los participantes. Y la
Sala ha dicho que si en la planeación del cometido común, el grupo
decide o acepta llevar armas para superar cualquier resistencia, y se
producen atentados contra la vida o la integridad personal, como
sucedió en este caso, todos responden por estas conductas (CSJ
SP4904-2018, 14 de noviembre de 2018, casación 49884; CSJ AP4348-
2016, 6 de julio de 2016, casación 48223; CSJ SP14845-2015, 28 de
octubre de 2015, casación 43868, entre otras).

Las condenas por los delitos de concierto para delinquir y porte ilegal de
armas de fuego de defensa personal, también consultan la realidad
probatoria, porque del testimonio de FJRC se establece que el recurrente
hacía parte de la banda criminal LOS PITUFOS con vocación de
permanencia, y que en los dos asaltos que se le atribuyen utilizaron
armas de fuego sin salvoconductos, aspecto (uso) del que igualmente
informan GHG, víctima del caso siete, y de LJGG, LFG y OCH, victimas
del caso uno.

El cargo no prospera».

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 48042 | Fecha: 07/02/2017


| Tema: SISTEMA PENAL ACUSATORIO - Interrogatorio al indiciado: se
puede hacer hasta antes del juicio oral Rad: 43490 | Fecha: 30/04/2014
| Tema: SISTEMA PENAL ACUSATORIO - Interrogatorio al indiciado: no
es obligatorio Rad: 46589 | Fecha: 16/03/2016 | Tema: SISTEMA PENAL
ACUSATORIO - Interrogatorio al indiciado: no es obligatorio Rad: 25738
| Fecha: 09/11/2006 | Tema: SISTEMA PENAL ACUSATORIO -
Declaraciones rendidas antes del juicio: alcance, facilitar el
interrogatorio cruzado (refrescar la memoria o impugnar la credibilidad)
o como medio de prueba (prueba de referencia, prueba anticipada o
versiones anteriores inconsistentes con lo declarado en juicio) Rad:
29861 | Fecha: 17/09/2008 | Tema: SISTEMA PENAL ACUSATORIO -
Declaraciones rendidas antes del juicio: alcance, facilitar el
interrogatorio cruzado (refrescar la memoria o impugnar la credibilidad)
o como medio de prueba (prueba de referencia, prueba anticipada o
versiones anteriores inconsistentes con lo declarado en juicio) Rad:
44819 | Fecha: 25/10/2017 | Tema: SISTEMA PENAL ACUSATORIO -
Declaraciones rendidas antes del juicio: alcance, facilitar el
interrogatorio cruzado (refrescar la memoria o impugnar la credibilidad)
o como medio de prueba (prueba de referencia, prueba anticipada o
versiones anteriores inconsistentes con lo declarado en juicio) Rad:
44367 | Fecha: 25/05/2015 | Tema: SISTEMA PENAL ACUSATORIO -
Declaraciones rendidas antes del juicio: entrevistas, alcance para
refrescar la memoria o impugnar la credibilidad, hacen parte del
testimonio Rad: 46615 | Fecha: 27/04/2016 | Tema: SISTEMA PENAL
ACUSATORIO - Declaraciones rendidas antes del juicio: entrevistas,
alcance para refrescar la memoria o impugnar la credibilidad, hacen
parte del testimonio Rad: 49884 | Fecha: 14/11/2018 | Tema:
COAUTORÍA IMPROPIA - Principio de imputación recíproca Rad: 48223 |
Fecha: 06/07/2016 | Tema: COAUTORÍA IMPROPIA - Principio de
imputación recíproca Rad: 43868 | Fecha: 28/10/2015 | Tema:
COAUTORÍA IMPROPIA - Principio de imputación recíproca

RELEVANTE
Sala de Casación Penal
ID : 675137
M. PONENTE : EUGENIO FERNANDEZ CARLIER
NÚMERO DE PROCESO : 45272
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP2288-2019
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Cúcuta
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 26/06/2019
FUENTE FORMAL : Ley 599 de 2000 art. 12, 29, 30-3 y 51
/ Ley 906 de 2004 art. 7, 187, 336,
372 y 381

TEMA: REGLAS DE LA LÓGICA - Principio de razón suficiente: se


vulnera / COAUTORÍA - Concepto / COAUTORÍA IMPROPIA -
Diferencia con la coautoría propia / COAUTORIA - Diferencia con la
complicidad / COMPLICIDAD - Concepto / FABRICACIÓN, TRÁFICO
Y PORTE DE ARMAS, MUNICIONES DE USO RESTRINGIDO, DE
USO PRIVATIVO DE LAS FUERZAS ARMADAS O EXPLOSIVOS -
Verbos rectores: conservar / FABRICACIÓN, TRÁFICO, PORTE O
TENENCIA DE ARMAS DE FUEGO, ACCESORIOS, PARTES O
MUNICIONES - Verbo rector: conservar, diferente al de
almacenar / FABRICACIÓN, TRÁFICO, PORTE O TENENCIA DE
ARMAS DE FUEGO, ACCESORIOS, PARTES O MUNICIONES - Verbos
rectores: tener en un lugar, es sinónimo de conservar / PRINCIPIO DE
CONGRUENCIA - No se vulnera / DEBIDO PROCESO - No se vulnera

Tesis:

«[…] la queja busca remover la doble presunción de acierto y legalidad


del fallo en lo referente a la responsabilidad de la procesada MPE,
condenada como coautora frente los delitos de tráfico y porte de armas
y municiones de uso privativo de las Fuerzas Armadas, en concurso con
fabricación, tráfico y porte de armas o municiones de defensa personal,
ambos agravados, atribuidos en la acusación bajo la modalidad
comportamental de “conservar”.

Para la Sala es claro, contrario al criterio expuesto por el Delegado de la


Fiscalía ante esta Corporación, que a pesar de no contar el cargo
propuesto con un derroche de argumentos sobre los vicios de
apreciación probatoria de los juzgadores de primero y segundo grado, si
fue precisa y reiterativa su inconformidad en cuanto a que los hechos
que se declararon probados no son suficientes para soportar la
atribución de responsabilidad por la que fue acusada y condenada PE, lo
cual sin mayor esfuerzo y en pocas palabras significa que el demandante
entiende vulnerado el principio lógico de razón suficiente.

Desde tal perspectiva la Sala reconstruirá de manera puntual la


valoración consignada en las instancias, sin perjuicio de advertir desde
ahora, y coincidiendo parcialmente con el concepto de la Agente del
Ministerio Público, que encuentra acreditado el reproche y la gravedad
del mismo con incidencia sustancial en la decisión, razón por la cual
casará el pronunciamiento, pero no solo en favor de la demandante,
sino también respecto de MOO, HAPV, y DFCF, pues la situación de
hecho que los liga con los delitos en calidad de coautores es idéntica a la
de PE.

[…]

[…] según los fundamentos de los actos procesales reconstruidos, es


innegable que el llamado a juicio y condena de los aquí procesados lo
fue como coautores de conservar las armas y municiones, tanto de uso
privativo de la Fuerza Pública como de defensa personal halladas en el
inmueble donde aquéllos departían.

Por lo tanto la comprensión y alcance de las dos expresiones atrás


resaltadas, la primera como forma de concurrir a la realización del
injusto típico y la segunda como verbo rector que especifica la acción
ejecutada por los procesados y que configuraría los dos delitos a ellos
atribuidos, es de singular importancia en este asunto frente al análisis
de los elementos probatorios incorporados por la Fiscalía para respaldar
su pretensión.

En ese orden de ideas, impera destacar entonces que la Sala en un


pronunciamiento reciente precisó y reiteró las diferencias entre los
conceptos de coautor propio, impropio y cómplice, consideraciones que
por su pertinencia se traen a colación:

Ha dicho la Corte que la figura de la coautoría comporta el desarrollo de


un plan previamente definido para la consecución de un fin propuesto,
en el cual cada persona involucrada desempeña una tarea específica, de
modo que responden como coautores por el designio común y los
efectos colaterales que de él se desprendan, así su conducta individual
no resulte objetivamente subsumida en el respectivo tipo penal, pues
todos actúan con conocimiento y voluntad para la producción de un
resultado.
Respecto del concurso de personas en la comisión delictiva se ha
precisado que existen diferencias entre la coautoría material propia y la
impropia. La primera ocurre cuando varios sujetos, acordados de
manera previa o concomitante, realizan el verbo rector definido por el
legislador, mientras que la segunda, la impropia, llamada coautoría
funcional, precisa también de dicho acuerdo, pero hay división del
trabajo, identidad en el delito que será cometido y sujeción al plan
establecido, modalidad prevista en el artículo 29-2 del Código Penal, al
disponer que son coautores quienes, “mediando un acuerdo común,
actúan con división del trabajo criminal atendiendo la importancia del
aporte”; se puede deducir, ha dicho la Sala, de los hechos demostrativos
de la decisión conjunta de realizar el delito.

La Corte ha precisado que en dicha modalidad de intervención criminal


rige el principio de imputación recíproca, según el cual, cuando existe
una resolución común al hecho, lo que haga cada uno de los coautores
se extiende a todos los demás conforme al plan acordado, sin perjuicio
de que las otras contribuciones individualmente consideradas sean o no
por sí solas constitutivas de delito.

Por su parte, el artículo 30-3 de la Ley 599 de 2000 preceptúa que es


cómplice “quien contribuya a la realización de la conducta antijurídica o
preste ayuda posterior, por concierto previo o concomitante a la
misma”.

Se caracteriza porque la persona contribuye a la realización de la


conducta punible de otro, o presta una ayuda posterior cumpliendo
promesa anterior, de modo que no realiza el comportamiento descrito
en el tipo, ni tiene dominio en la producción del hecho, porque su
conducta no es propiamente la causa de un resultado típico, sino una
condición del mismo.

En suma, únicamente quien tiene el dominio del hecho puede tener la


calidad de coautor, mientras que el cómplice es aquél que se limita a
prestar una ayuda o brinda un apoyo que no es de significativa
importancia para la realización de la conducta ilícita, es decir, participa
sin tener el dominio propio del hecho.

A su turno, en cuanto a la modalidad de comportamiento atribuida


frente a los dos delitos objeto de la acusación, consistente en la acción
demarcada por el verbo “conservar”, la Sala debe llamar la atención en
cuanto a que previamente al acto de subsunción de un supuesto fáctico
en uno normativo, el discernimiento del contenido teórico del precepto
positivo es condición insoslayable para garantizar su aplicación acertada
e igualitaria, finalidad para la que debe buscar respaldo el funcionario
(fiscal o juez) en los diversos medios dogmáticos, científicos y político
criminales admitidos, en aras de desentrañar o fijar su real alcance, esto
es, su auténtico o verdadero sentido al momento de activarlo.

Y ello es así porque mientras que la ley se interpreta, los hechos, en


cambio, se valoran, de donde surge la necesidad de, primero, establecer
el alcance hermenéutico de la hipótesis legal, para luego si juzgar si una
determinada o concreta conducta humana colma o satisface la
descripción típica con sujeción a su actual, exacto e inequívoco sentido,
en acatamiento, precisamente, de la garantía y principio rector de
estricta legalidad.

En ese orden de ideas, es necesario, entonces, señalar que el verbo


transitivo “conservar” tiene las siguientes acepciones: “1. Mantener o
cuidar de la permanencia o integridad de algo o de alguien // 2.
Mantener vivo y sin daño a alguien // 3. Continuar la práctica de hábitos
y costumbres // 4. Guardar con cuidado algo […] // 5. Preservar un
alimento en un medio adecuado […]”.

Acerca de la intelección o connotación jurídica del citado vocablo la


Corte también ha tenido oportunidad de pronunciarse en un ejercicio de
diferenciación con el de “almacenar”, en relación con delitos y objetos
de la misma naturaleza de los tratados ahora, motivo por el que
resultan ilustrativas las precisiones que en esa ocasión se hicieron, en
los siguientes términos:

“…[P]artiendo de la base gramatical, se tiene que de conformidad con el


Diccionario de la real Academia de la lengua, conservar significa en la
acepción apropiada para los efectos que ahora nos ocupan, “mantener
una cosa o cuidar de su permanencia, mantener vivo y sin daño a
alguien, guardar con cuidado una cosa” mientras que por almacenar se
entiende “poner o guardar en almacén, reunir o guardar muchas cosas”
y por Almacén, “casa o edificio donde se venden o guardan cualesquiera
géneros”, siendo [claro] que desde la primaria exégesis ya se evidencian
importantes diferenciaciones entre una y otra dicción, pues, mientras en
la conservación el fin de quien realiza la conducta es el de buscar la
inmutabilidad de determinado objeto, en el almacenamiento
necesariamente se exige una pluralidad de objetos que se van
aumentando o por lo menos, ese es fin inmediato que determina una tal
acción, pero no para perseguir su inmutabilidad, sino por el contrario,
“su venta” en la acepción gramatical, o lo que llevado a la
contextualización y dinámica de los objetos de que trata la norma en
análisis, esto es las armas y municiones, bien su ilegal comercio o su
uso, claro está, también ilegal.

[…]

[…]para la Sala es necesario resaltar que en el acto de acusación se


endilgó a los procesados, respecto de las armas y municiones de
defensa personal la acción regida por el verbo “conservar”, el cual no
aparece contemplado en el tipo penal vigente al tiempo de los hechos,
como en cambio sí figura en el concerniente a las de uso privativo de las
Fuerzas Armadas; sin embargo, dicho desatino, aunque criticable, no
implica la atribución de un comportamiento atípico, en la medida que el
significado de ese vocablo, como acaba de verse, traduce una actitud
pasiva de simple tenencia y por lo mismo resulta sinónimo o equivalente
la modalidad de “tener en un lugar”, acción consagrada explícitamente
en el respectivo precepto.

Entendido en esos términos el alcance de la conducta imputada en la


acusación frente a las armas y municiones de defensa personal, la Sala
no advierte vulneración de la garantía de estricta tipicidad ni afectación
del principio de congruencia, como componente del debido proceso, y
tampoco menoscabo al derecho de defensa de los procesados, dado que
los supuestos fácticos expresados en el acto contentivo de los cargos,
debatidos ampliamente en el juicio, se relacionan con la tenencia, por
parte de los enjuiciados, de elementos de la citada naturaleza así como
de uso privativo de las Fuerzas Armadas, en el interior de un inmueble
en el Municipio de Chinácota (N. de S.), esto es, en la cabaña N° 16 del
condominio Terrazas de Santa María, lugar en el que también fueron
capturados los aquí procesados».

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 50394 | Fecha: 25/07/2018


| Tema: COAUTORÍA - Concepto / COAUTORÍA IMPROPIA - Diferencia
con la coautoría propia / COAUTORIA - Diferencia con la complicidad /
COMPLICIDAD - Concepto Rad: 12376 | Fecha: 21/09/2000 | Tema:
COAUTORÍA - Concepto / COAUTORÍA IMPROPIA - Diferencia con la
coautoría propia / COAUTORIA - Diferencia con la complicidad /
COMPLICIDAD - Concepto Rad: 12384 | Fecha: 30/05/2002 | Tema:
COAUTORÍA - Concepto / COAUTORÍA IMPROPIA - Diferencia con la
coautoría propia / COAUTORIA - Diferencia con la complicidad /
COMPLICIDAD - Concepto Rad: 19697 | Fecha: 27/05/2004 | Tema:
COAUTORÍA - Concepto / COAUTORÍA IMPROPIA - Diferencia con la
coautoría propia / COAUTORIA - Diferencia con la complicidad /
COMPLICIDAD - Concepto Rad: 22327 | Fecha: 09/03/2006 | Tema:
COAUTORÍA - Concepto / COAUTORÍA IMPROPIA - Diferencia con la
coautoría propia / COAUTORIA - Diferencia con la complicidad /
COMPLICIDAD - Concepto Rad: 23438 | Fecha: 02/07/2008 | Tema:
COAUTORÍA - Concepto / COAUTORÍA IMPROPIA - Diferencia con la
coautoría propia / COAUTORIA - Diferencia con la complicidad /
COMPLICIDAD - Concepto Rad: 38725 | Fecha: 22/01/2014 | Tema:
COAUTORÍA - Concepto / COAUTORÍA IMPROPIA - Diferencia con la
coautoría propia / COAUTORIA - Diferencia con la complicidad /
COMPLICIDAD - Concepto Rad: 50394 | Fecha: 25/07/2018 | Tema:
COAUTORÍA - Concepto / COAUTORÍA IMPROPIA - Diferencia con la
coautoría propia / COAUTORIA - Diferencia con la complicidad /
COMPLICIDAD - Concepto Rad: 45899 | Fecha: 23/11/2017 | Tema:
SISTEMA PENAL ACUSATORIO - Fiscalía: obligaciones, frente a la
delimitación y verificación de hipótesis factuales / SISTEMA PENAL
ACUSATORIO - Captura en flagrancia: la Fiscalía tiene el deber de
demostrar los presupuestos fácticos plasmados en la acusación Rad:
48175 | Fecha: 15/03/2017 | Tema: SISTEMA PENAL ACUSATORIO -
Fiscalía: obligaciones, frente a la delimitación y verificación de hipótesis
factuales / SISTEMA PENAL ACUSATORIO - Captura en flagrancia: la
Fiscalía tiene el deber de demostrar los presupuestos fácticos plasmados
en la acusación Rad: 37175 | Fecha: 12/09/2016 | Tema:
CONOCIMIENTO PARA CONDENAR - Requisitos: convencimiento más allá
de toda duda

Sala de Casación Penal


ID : 666071
M. PONENTE : LUIS GUILLERMO SALAZAR OTERO
NÚMERO DE PROCESO : 52992
NÚMERO DE PROVIDENCIA : AP2029-2019
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Bogotá
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO
FECHA : 29/05/2019
FUENTE FORMAL : Ley 906 de 2004 art. 183, 184 / Ley
599 de 2000 art. 29

TEMA: VIOLACIÓN DIRECTA DE LA LEY SUSTANCIAL - Técnica en


casación: el demandante debe aceptar los hechos declarados en la
sentencia y la valoración de la prueba realizada por el
juzgador / CASACIÓN - Principio de debida
fundamentación / COAUTORÍA - Demostración / VIOLACIÓN
DIRECTA DE LA LEY SUSTANCIAL - No se configura / CASACIÓN -
Principio de la integración de la proposición jurídica
completa / DEMANDA DE CASACIÓN - Inadmisión por técnica

Tesis:

«Se tiene dicho que cuando se alega la violación directa de la ley


sustancial, el actor admite los hechos y la valoración probatoria del
juzgador, porque la vía escogida corresponde a un juicio en puro
derecho que recae sobre la sentencia, de modo que su labor se
circunscribe a señalar el error, su existencia, modalidad e incidencia en
el fallo.

Aun cuando el casacionista invoca la causal y la clase de infracción de la


ley sustancial, el desarrollo de la censura carece de la debida
fundamentación jurídica, al limitar su discurso a señalar que de acuerdo
con lo consignado en los fallos de primera y segunda instancia, el aporte
del acusado no fue determinante en la ejecución del delito.

[…]

[…] el libelista desatiende las razones expuestas en el fallo de primera


instancia, conforme con las cuales para lograr el propósito criminal era
indispensable que uno de los que habían acordado cometer el delito,
prestara las cuentas para recibir y manejar el dinero, al considerar que
no podía ejecutarse de otra manera la estafa, por el riesgo de que fuera
depositado en cuentas de desconocidos y estos desaparecieran con el
botín.

Conforme con ello, era necesario que la argumentación jurídica a partir


de los hechos declarados en el proceso, mostrara que en realidad el rol
del implicado en la empresa criminal conjunta carecía de importancia, y
por tanto, no lo hacía coautor, pero que de todos modos por estar
demostrado que a sus cuentas ingresó plata de los estafados, debía
responder bajo otro grado de participación por no ser ajeno a la
conducta delictiva acordada con el coacusado Palacios.

Lo anterior obedece a la proposición jurídica incompleta que acompaña a


la demanda, ya que en la formulación del único cargo el recurrente
alegó la violación directa de la ley sustancial por aplicación indebida del
inciso segundo del artículo 29 del Código Penal, sin expresar cuál era la
disposición sustantiva que en su lugar debía aplicarse.
De ahí que su solicitud de dictar sentencia de reemplazo en la cual se
absuelva a M.C. del delito por el que es condenado, no guarda
correspondencia con el error alegado, que le imponía en todo caso,
respetar la valoración probatoria del juzgador, que conforme con lo
indicado en el fallo muestra que acordó con otro la participación en la
conducta objeto de la condena.

Esto es, su razonamiento debió enfocarse a mostrar desde el derecho


que el inculpado no era coautor pero que debía responder a otro título,
en cuyo propósito como se ha advertido por la naturaleza de la causal
invocada, debía hacerlo teniendo en cuenta los hechos declarados.

Por las razones anteriores, el libelo termina siendo un alegato en el que


el impugnante faltó a su obligación de desarrollarlo de acuerdo con las
exigencias técnicas mediante la presentación de una debida
fundamentación y proposición jurídica completa, que mostrara que el
aporte importante en la ejecución del delito atribuido al encartado con
fundamento en los hechos que declaró probados el Tribunal, no lo era.
Una vez cumplido tal cometido, señalar entonces el grado de
participación, lo cual evidentemente se echa de menos en el escrito.

En consecuencia, la demanda no reúne los requisitos mínimos para


disponer su admisión, ni la Sala observa motivos que conduzcan a
superar sus defectos u obliguen a intervenir en salva guardia de las
garantías de los intervinientes».

Sala de Casación Penal


ID : 666115
M. PONENTE : PATRICIA SALAZAR CUELLAR
NÚMERO DE PROCESO : 54975
NÚMERO DE PROVIDENCIA : AP2075-2019
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Cali
CLASE DE ACTUACIÓN : REVISIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO
FECHA : 29/05/2019
FUENTE FORMAL : Ley 600 art. 75 núm. 3, 76, 220 núm.
1, 221 y 222
TEMA: ACCIÓN DE REVISIÓN - Condena contra dos o más personas
por delito que no pudo cometer sino una o un número menor de las
sentenciadas / COAUTORÍA IMPROPIA - Diferencia con la coautoría
propia / ACCIÓN DE REVISIÓN - Condena contra dos o más personas
por delito que no pudo cometer sino una o un número menor de las
sentenciadas: no se configura

Tesis:

«El numeral 1° del artículo 220 de la Ley 600 de 2000 prevé que la
acción de revisión procede “Cuando se haya condenado o impuesto
medida de seguridad a dos o más personas por una misma conducta
punible que no hubiera podido ser cometida sino por una o por un
número menor de las sentenciadas”.

Sobre esta causal, la Sala, en providencia CSJ AP, 19 ag. 1997, rad.
13237, precisó lo siguiente:

Fijando el contenido de esta causal la jurisprudencia de esta Sala ha


precisado que las dos hipótesis a que ella se refiere, esto es, que el
delito no podía cometerse sino por una sola persona, o que la infracción
sólo podía realizarse por un número menor al de las personas
condenadas, dice en relación a aquéllos casos en que no obstante ser
indiscutible en razón a la naturaleza y características de la delincuencia
objeto de juzgamiento y los hechos que probatoriamente se hayan
acreditado en la sentencia, el fallador condena a varias personas cuando
la conducta imputada sólo podía ser obra de una de ellas o ser cometida
por un número inferior de las que fueron sentenciadas.

De ahí que al precisar su concreto alcance haya señalado la Corte que


‘esta causal no se refiere a los eventos en que por interpretación de las
normas o de los hechos, el recurrente considera, disintiendo del
razonamiento del Juez que profirió la sentencia, que en una determinada
conducta no se puede predicar la coautoría, pues este debate se tiene
que dar en las distintas etapas del proceso, o en la Corte, pero sólo en
sede de casación, y como violación directa o indirecta de la ley
sustancial, según el caso’ (Auto de febrero 8 de 1990. Dr. Jaime Giraldo
Ángel), es decir, que dicha causal no posibilita -como ninguna lo hace-,
discrepar total o parcialmente con la valoración probatoria de la
sentencia, pues de lo que en realidad se trata es de demostrar que a
través de los hechos probados surge de manera objetivamente
indiscutible, que frente al caso concreto el delito tuvo que ser cometido
por una sola persona o por un número inferior a las condenadas.
(Destaca la Sala).

Bajo esta orientación jurisprudencial, resulta claro que la causal de


revisión analizada únicamente es procedente en aquellos casos en los
cuales la naturaleza del delito objeto de juzgamiento y los hechos
declarados probados, solamente admiten su ejecución por una persona
o por un número inferior de quienes fueron materia de condena.

Precisado lo anterior, en el asunto bajo examen resulta incuestionable


que los argumentos en los cuales se fundamentó la demanda de revisión
no corresponden a la hipótesis de la causal invocada pues, la libelista no
dedicó línea alguna en su escrito a demostrar, tanto fáctica como
jurídicamente, que los punibles por los cuales fue condenado su
defendido no admiten su realización por el número de personas que
soportan la sentencia.

Es que, la actora se limitó a manifestar que los testigos divagaron


respecto a la cantidad de personas que cometieron el punible, ya que
“sostuvieron múltiples hipótesis, por ejemplo, i) que eran 4 los sujetos
que subieron, ii) luego que eran tres iii) que fue un amplio grupo de más
de seis (sic)”.

Así mismo que, era evidente “la ausencia del condenado en el hecho
investigado”, por cuanto “se encontraba el día de los acontecimientos
atendiendo su negocio de juego de sapo” y que “el verdadero autor del
homicidio y conato fue JC” debido a que los declarantes en juicio lo
identificaron como la persona que disparó el arma de fuego. Inclusive,
pretende que por medio de esta acción se degrade el grado de
participación por el cual fue condenado su prohijado, en tanto “debería
habérsele imputado “complicidad” y no coautoría”.

Afirmaciones con las cuales no hace otra cosa que contradecir su


planteamiento pues, reconoce tácitamente, que su defendido sí participo
en los hechos objeto de condena y, además, que la conducta delictiva sí
pudo haber sido cometida por un número plural de personas, incluso
superior de las que fueron condenadas. Sumado a esto, no aporta
ningún elemento de juicio orientado a acreditar que los delitos por los
cuales se profirió sentencia sólo pudieron ser cometidos por JFC, de
manera que, tal aserción tampoco logra aminorar la justeza que revisten
los fallos de instancia.

[…]

[…] el juez de primera instancia abordó el problema jurídico relativo a


establecer si de las conductas perpetradas por los prenombrados
enjuiciados era dable pregonar su grado de participación como
coautores de los injustos que les fueron endilgados por la fiscalía,
asunto que fue resuelto en sentido positivo.

El sentenciador precisó que aquellos eran coautores impropios,


comoquiera que se verificaban los presupuestos para ello: i) acuerdo
común, ii) dominio funcional del hecho, e iii) importancia del aporte para
la ejecución de los punibles. Expresamente, señaló:

“[…] la intervención plural de los agentes, disparando, armando balacera


para con esa actitud ahuyentar las personas y actuar con el fin
predeterminado, no implica que todos hubiesen tenido que disparar
sobre el obitado y el sobreviviente, porque ya lo advertíamos renglones
atrás que solo quedaron registrados dos impactos, uno para cada uno de
los agredidos, empecé todos los declarantes hablan de una gran
balacera”.

De ahí que, aunque la coautoría propia exige, en efecto, que el verbo


rector de la conducta típica sea realizado por cada uno de los sujetos a
quienes se les atribuye tal calidad, no sucede lo mismo con la coautoría
impropia, según la cual, en virtud del principio de imputación recíproca
todos los coautores responden penalmente por las acciones de los
demás, incluyendo aquellas que no realizaron materialmente, como en
el caso, disparar el arma homicida y agresora, ya que actúan
conjuntamente con conocimiento y voluntad para lograr el resultado
delictivo.

En consecuencia, se aprecia que el único objetivo de la demandante es


controvertir la coautoría atribuida por los falladores y sobre la cual
declararon responsable al hoy condenado ÁRC. Es decir, lo que en
realidad se pretende es continuar la discusión probatoria y censurar la
apreciación que los jueces tuvieron sobre los elementos de juicio
allegados al proceso, desconociendo abiertamente el carácter
extraordinario de la acción de revisión, de manera que el cargo
formulado no prosperará».

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 40103 | Fecha: 28/11/2012


| Tema: ACCIÓN DE REVISIÓN - Demanda: requisitos, constancia de
ejecutoria Rad: 13237 | Fecha: 19/08/1997 | Tema: ACCIÓN DE
REVISIÓN - Condena contra dos o más personas por delito que no pudo
cometer sino una o un número menor de las sentenciadas / COAUTORÍA
- Elementos Rad: 34646 | Fecha: 25/04/2012 | Tema: ACCIÓN DE
REVISIÓN - Hecho y prueba nuevos: concepto Rad: 45973 | Fecha:
18/05/2016 | Tema: ACCIÓN DE REVISIÓN - Hecho y prueba nuevos:
no es una nueva valoración de las pruebas

RELEVANTE

Sala de Casación Penal


ID : 669147
M. PONENTE : EYDER PATIÑO CABRERA
NÚMERO DE PROCESO : 46900
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP1854-2019
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de
Bucaramanga
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 29/05/2019
FUENTE FORMAL : Ley 599 de 2000 art. 27, 29-2, 31, 38,
54,55,58, 62,63,68 Y 135 / Ley 906 de
2004 art. 16, 27, 135-1, 188-2,
284,404, 437,438 Y 447 / Ley 890 de
2004 art. 14 Y 51-3

TEMA: COAUTORIA - Se configura: cuando media conocimiento del


hecho, decisión de realización conjunta, dominio funcional y aporte
esencial en su ejecución / VIOLACIÓN INDIRECTA DE LA LEY
SUSTANCIAL - Error de hecho: trascendencia / CONOCIMIENTO
PARA CONDENAR - Requisitos: convencimiento más allá de toda
duda / SISTEMA PENAL ACUSATORIO - Sentencia de casación:
cuando revoca la absolución no tiene aplicación el art. 447

Tesis:

«Por último, para la Sala emerge evidente el grado de participación


como coautores de cada uno de los incriminados, puesto que con
independencia de las funciones que les fueron asignadas dentro del
contingente militar, sobre cada uno de ellos gravitó el conocimiento de
los hechos, la decisión de realizar de manera conjunta la conducta
punible, el dominio funcional de los acontecimientos y su aportación
esencial en la fase ejecutiva del delito.
En definitiva, certificado como está que los juzgadores incurrieron en
crasos errores de hecho con efecto trascendente en el contenido de
justicia incorporado al fallo absolutorio proferido en favor del SV. GAOG,
CS. MCYM, SLP. PJTW, SLP. JAHR, SLP. LMBA, SLP. WGA, SLP. JMGB y
SLP. ESF y que el acervo probatorio examinado de manera conjunta
conduce al estándar de conocimiento más allá de toda duda razonable,
es forzoso concluir que la sentencia debe ser condenatoria, por lo que el
fallo de segunda instancia será casado y, en su lugar, se dispondrá la
condena en los términos de la acusación.

Es oportuno resaltar que en esta instancia, no es procedente realizar la


audiencia de que trata el artículo 447 de la Ley 906 de 2004, toda vez
que “tras auscultar los orígenes de la disposición y su correlativo paso
por el Congreso de la República se arriba a la conclusión en el sentido de
que el único momento procesal concebido para la realización de la
multimencionada audiencia es después de que el juez de primer grado
anuncia el sentido condenatorio del fallo o cuando acepta el acuerdo
celebrado con la Fiscalía, para luego si disponer “el lugar, fecha y hora
de la audiencia para proferir sentencia”…”».

RESPONSABILIDAD PENAL - Es personal e


intransferible / COAUTORÍA - Requisitos / COAUTORÍA - Requisitos:
subjetivo, decisión de realizar conjuntamente la conducta
punible / COAUTORÍA - Requisitos: objetivo, codominio funcional del
hecho / COAUTORÍA IMPROPIA - Diferencia con la coautoría
propia / INDICIO - Apreciación probatoria: convergencia y
concordancia de los datos / COAUTORÍA IMPROPIA - Principio de
imputación recíproca / COAUTORIA - Se configura: cuando media
conocimiento del hecho, decisión de realización conjunta, dominio
funcional y aporte esencial en su ejecución / HOMICIDIO EN
PERSONA PROTEGIDA - Se configura: evento en que se modificó la
escena para acreditar un falso combate / HOMICIDIO EN PERSONA
PROTEGIDA - Coautoría / HOMICIDIO EN PERSONA PROTEGIDA -
Dolo

Tesis:

«Acorde con los términos en que fue elevada la acusación por la Fiscalía
es adecuado resaltar que en materia de coautoría la responsabilidad
penal individual se establece a partir de la presencia de un requisito de
carácter subjetivo, relacionado con la decisión conjunta de realizar la
conducta punible; y, otro de carácter objetivo, atinente al co-dominio
del hecho, de tal manera quetodos los intervinientes dominen los
acontecimientos, y, además, que su aportación se produzca en la fase
ejecutiva.

Respecto del concurso de personas en la comisión delictiva se ha


recalcado que existen diferencias entre la coautoría material propia y la
impropia. La primera ocurre cuando varios sujetos, acordados de
manera previa o concomitante, realizan el verbo rector definido por el
legislador, mientras que la segunda, la impropia, llamada coautoría
funcional, precisa también de dicho acuerdo,pero hay división del
trabajo, identidad en el delito que será cometido y sujeción al plan
establecido, modalidad prevista en el artículo 29-2 del Código Penal, al
disponer que son coautores quienes, “mediando un acuerdo común,
actúan con división del trabajo criminal atendiendo la importancia del
aporte”; se puede deducir, ha dicho la Sala, de los hechos demostrativos
de la decisión conjunta de realizar el delito.

Recuérdese que en una actuación mancomunada a título de coautoría, la


acción se analiza en contexto de tal forma que se verifique que quienes
intervienen den muestras de un acuerdo expreso o tácito, previo o
concomitante sin que ello implique que cada elemento del tipo sea
ejecutado por cada uno de ellos sino que basta que aporten, durante la
fase de ejecución, uno o varios de los elementos relevantes para lograr
el propósito común. El ámbito de la acción así dominado conlleva a que
el hecho es de todos y pertenece a todos, pues todos aceptan
implícitamente lo que cada unohará de cara al delito que se actualiza.

En el asunto bajo estudio son diversas las circunstancias modales


suficientemente acreditadas que denotan la existencia de una serie de
datos convergentes y concordantes de los que se desprendela
intervención como coautores de los miembros de la tropa militar, en el
sentido de haber actuado de consuno en el cometido criminal.

En esa medida, los acusados SV. GAOGI CS. MCYM, SLP. PJTW, SLP.
JAHR, SLP. LMBA, SLP. WGA, SLP. JMGB y SLP. ESF hacían parte de la
tropa militar que en cumplimiento de una orden de
operacionestransitaba por la vereda Chucurí, quienes al advertir la
presencia de los civiles y, sin que mediara ningún combate, abrieron
fuego contra estos y ocasionaron la muerte de dos de ellos, con lo que
quedó suficientemente definido que cada uno de ellos dominó parte de
la acción y ofreció su aporte en la fase ejecutiva.

Se recordará, para tal efecto, que los testigos de los acontecimientos,


JECQ y EMF aludieron a la presencia simultánea de numerosos
miembros de la unidad militar a los cuales escucharon y observaron.
Lo anterior para significar que todos los soldados actuaron de manera
coordinada y aunque se admitiera que en su incursión el grupo estuvo
organizado estratégicamente por secciones y escuadras,no existía tal
inconexión entre sus integrantes que pudiera hacer predecir que el
dominio funcional de los incidentes radicara en un reducido grupo de
vanguardia, mientras que los hombres que conformaban las escuadras
posteriores carecían del co-dominio de los acontecimientos. Lo cierto es
que se trataba de una cuadrilla al mando de un comandante y que se
movilizó de manera coordinada hacia su objetivo.

La información probatoria indica que el objetivo común de la tropa se


concretó en la ejecución de las personas que caminaban por la vía rural
a tempranas horas de la mañana. Se advierte que, enese cometido, se
toparon con tres habitantes del sector que luego intentaron corroborar
la hipótesis de los agresores.

En esta perspectiva, difícilmente podría admitirse que la conducta


reprochable respondió a la voluntad de determinados integrantes de la
unidad, y que los restantes no prestaron su concurso voluntario y
consciente para el resultado desencadenado, más cuando en la novedad
de cartuchos utilizados, 6 de ellos aseveraron haber empleado su arma
de dotación.

Es importante precisar que en materia de coautoría rige el principio de


imputación recíproca, de acuerdo con el cual a cada uno de los
partícipes se les imputa la totalidad del hecho con independencia de la
concreta aportación que haya prestado para la consecución del fin
lesivo, siempre y cuando aquella responda al principio de esencialidad
en un plan común, lo que atiende a la ideade que realizan un hecho
propio, siendo de igual relevancia para el resultado acciones tales como
la prestación de seguridad de unos miembros de la patrulla, la alteración
de la escena y el contubernio para acreditar el combate.

Tales aportaciones, deben ser objeto de escrutinio de manera particular,


en relación con cada uno de los partícipes, a fin de determinar, como ya
se ha precisado, su conocimiento de los hechos,su decisión de realizar
de manera conjunta la conducta punible, su dominio funcional de los
acontecimientos y su aportación en la fase ejecutiva del delito.

En lo que concierne a los aquí procesados, precisa la Sala, se tiene


demostrado que el SV. GAOG era el comandante del pelotón militar y el
CS. MCYM, cabecilla de la primera escuadra que marchaba en la parte
frontal de la tropa. El SLP. PJTW y el SLP. JAHR, integraban esa
cuadrilla; en tanto que los SLP. LMBA, SLP. WGA, SLP. ESF y SLP. JMGB
hacían parte del segundo grupo, aparentemente encargado de continuar
el rastro de sangre observado cerca del primer occiso. Se aclara que el
acusado S F no accionó el arma asignada para la misión, por cuanto se
trataba de una ametralladora, que de acuerdo a SV. GA no resultó
necesario utilizar. Eso sí, según el SV. GAOG partió junto con su
escuadrón tras el rastro del líquido hemático.

Así, la intervención en la misión militar es reconocida por los acusados y


pese a que hacían parte de camarillas diferentes, su aporte individual
fue esencial para la consecución del resultado lesivo. Aunque no es
posible la determinación de la acción desplegada por cada uno de los
intervinientes dada la alteración del escenario original, en el que es
oportuno destacar, pretendieron hilvanar su participación en los sucesos
mediante el reporte de munición empleada, así como en la versión
otorgada durante la labor de reconstrucción de los hechos; no emerge
duda sobre la presencia de estos en el sitio y hora del evento.

Así las cosas, quedó establecido que, no obstante la disposición


estratégica de los integrantes de la tropa, según sus rangos y de las
funciones exactas que tácticamente les fueron asignadas, todos
prestaron su contribución esencial y llevaron a cabo una actuación
conjunta, con la que de manera objetiva determinaron el curso de lo
acaecido.

Imposible, por demás, resulta saber quién, de todos los militares


participantes en la operación, fue el encargado de disparar el o las
armas de alta velocidad que ocasionaron los decesos de JDCBP y JCCQ.
Esa acción final resulta indeterminada desde el punto de vista probatorio
por la misma dinámica de los episodios, donde cualquiera de los
uniformados estuvo en condiciones de descerrajar el arma de fuego,
empero, lo cual se presentó una decisión conjunta dominada por el dolo
en cada uno de los partícipes.

Las funciones desplegadas por los miembros de la unidad, no eran


propias de una misión constitucional y, en consecuencia, no eran ajenos
a la ejecución delictiva. De igual forma, se estableció con claridad que
todos los integrantes del escuadrón -referidos en el informe de
operación- actuaron como coautores del delito de homicidio, incluso con
prescindencia de la posición interna quecada individuo tuviera sobre la
esencialidad de su aporte para la consecución del propósito común».

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 46153 | Fecha: 30/09/2015


| Tema: SISTEMA PENAL ACUSATORIO - Prueba anticipada: requisitos /
SISTEMA PENAL ACUSATORIO - Prueba de referencia: admisibilidad
Rad: 44564 | Fecha: 05/12/2018 | Tema: DOBLE CONFORMIDAD -
Impugnación especial: procedimiento transitorio en la Sala de Casación
Penal cuando la primera sentencia condenatoria es dictada en sede del
recurso

SALVAMENTO / ACLARACIÓN / ADICIÓN DE VOTO:


SALVAMENTO DE VOTO: EUGENIO FERNANDEZ CARLIER

Sala de Casación Penal


ID : 663861
M. PONENTE : LUIS ANTONIO HERNÁNDEZ BARBOSA
NÚMERO DE PROCESO : 54543
NÚMERO DE PROVIDENCIA : AP1547-2019
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Cali
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO
FECHA : 30/04/2019
FUENTE FORMAL : Ley 906 de 2004 art. 183, 184

TEMA: DEMANDA DE CASACIÓN - Técnica / CASACIÓN - Principio de


autonomía de las causales / VIOLACIÓN DIRECTA DE LA LEY
SUSTANCIAL - Modalidades: técnica en casación / VIOLACIÓN
INDIRECTA DE LA LEY SUSTANCIAL - Modalidades: técnica en
casación / FALSO JUICIO DE EXISTENCIA - Por omisión: técnica en
casación / FALSO RACIOCINIO - Técnica en casación: el recurrente
debe evidenciar el desconocimiento de principios de la lógica, reglas de
la experiencia o leyes de la ciencia / COAUTORÍA IMPROPIA -
Diferente a la participación como determinador / CASACIÓN - Principio
de transcendencia / DEMANDA DE CASACIÓN - Inadmisión

Tesis:

«Para comenzar se observa que de manera impropia el impugnante


denunció en forma sincrónica la violación directa de la ley (causal
primera) y la ocurrencia de errores de hecho derivados de falsos juicios
de existencia por omisión y falso raciocinio, que corresponden a la
violación indirecta (causal tercera).

Con tal proceder, olvidó que la postulación de la causal señala al actor el


sendero por el cual debe transitar en orden a formular el cargo y
emprender la consecuente acreditación, como que no se aviene con la
seriedad de este recurso extraordinario formular simultáneamente dos
causales, sin precisar sus alcances y tanto menos sin desarrollar los dos
reproches conforme a tal postulación, en manifiesto quebranto del
principio de autonomía de las causales, según el cual, a cada una de
ellas corresponde un ámbito de protección y un discurso que le es
propio, sin que puedan ser mezclados.

En forma sintética puede manifestarse que en sede casacional le


correspondía al Fiscal postular la violación directa de la ley, su
vulneración indirecta, o el quebranto de derechos y garantías.

La violación directa de la ley sustancial tiene lugar cuando a partir de la


apreciación de los hechos legal y oportunamente acreditados dentro del
expediente, los sentenciadores omiten aplicar la disposición que se
ocupa del asunto en concreto, en cuanto yerran acerca de su existencia
(falta de aplicación o exclusión evidente), realizan una errada
adecuación de los hechos probados a los supuestos que contempla la
norma (aplicación indebida), o le atribuyen al precepto un sentido que
no tiene o le asignan efectos diversos o contrarios a su contenido
(interpretación errónea). Se trata de un error de los juzgadores sobre la
normatividad, que ubica el debate en un escenario estrictamente
jurídico, todo lo cual exige del censor la aceptación de la realidad fáctica
declarada en las instancias.

No se trata de un escenario informal para abrir cualquier debate


orientado a que el actor se oponga, sin más, a los fundamentos jurídicos
de las decisiones de instancia, sino de una oportunidad para denunciar y
demostrar falencias sobre la exclusión evidente, la aplicación indebida o
la interpretación errónea de la ley sustancial.

La violación indirecta corresponde a una indebida apreciación de las


pruebas por parte de los funcionarios, que ocurre por errores de hecho,
cuando pese a obrar en el proceso el medio probatorio no fue valorado
(falso juicio de existencia por omisión); ya porque sin figurar en la
actuación se supuso su presencia allí y fue ponderado en la decisión
(falso juicio de existencia por suposición); bien porque al considerarlo
distorsionaron su contenido cercenándolo, adicionándolo o
tergiversándolo (falso juicio de identidad); también, cuando sin incurrir
en alguno de los yerros referidos derivaron del medio probatorio
deducciones contrarias a los principios de la sana crítica, esto es, los
postulados de la lógica, las leyes de la ciencia o las reglas de la
experiencia (falso raciocinio).

Igualmente tiene lugar por errores de derecho, cuando se negó a


determinado medio probatorio el valor conferido por la ley o le fue
otorgado un mérito diverso al atribuido legalmente (falso juicio de
convicción), o bien, porque los funcionarios al apreciarlo lo asumieron
erradamente como legal aunque no satisfacía las exigencias señaladas
por el legislador para tener tal condición, o lo descartaron aduciendo de
manera equivocada su ilegalidad, pese a que se cumplieron cabalmente
los requisitos dispuestos en la ley para su práctica o aducción (falso
juicio de legalidad).

La acreditación de cada uno de tales errores va aparejada de la


demostración de su trascendencia en el marco del conjunto de pruebas
obrante en la actuación, con suficiente entidad para señalar que el yerro
en la apreciación del medio probatorio condujo a los falladores a la falta
de aplicación o aplicación indebida de la ley sustancial.

Cuando la finalidad es denunciar la violación de derechos o garantías,


corresponde al censor señalar claramente la especie de incorrección
sustantiva determinante de la invalidación, los fundamentos fácticos y
las normas conculcadas, con la indicación de los motivos de su
quebranto. También es de su resorte especificar el límite de la actuación
a partir del cual se produjo el vicio, así como la cobertura de la nulidad,
demostrar que procesalmente no existe manera diversa de restaurar el
derecho afectado y, lo más importante, acreditar que la anomalía
denunciada tuvo incidencia perjudicial y decisiva en la declaración de
justicia contenida en el fallo impugnado (principio de trascendencia),
pues este recurso extraordinario no puede sustentarse en
especulaciones, conjeturas, afirmaciones carentes de demostración o en
situaciones ausentes de quebranto.

Ninguno de los procederes mencionados fue emprendido por la Fiscalía,


pues se limitó a señalar, sin demostración alguna, que el Tribunal erró al
apreciar a las pruebas, pero no se detuvo a precisar de qué manera se
produjo tal yerro, sobre cuál prueba recayó, qué trascendencia tuvo en
la decisión absolutoria finalmente adoptada, o de qué manera otros
medios de convicción le dan pábulo, entre otras posibilidades.
Además, pese a que aludió a unos falsos juicios de existencia por
omisión, no identificó las pruebas válidamente obrantes en la actuación
que fueron pretermitidas y tanto menos indicó su aporte demostrativo
sobre la responsabilidad penal de RA.

Como también expresó que el Tribunal incurrió en falsos raciocinios, no


atinó a precisar respecto de cuáles pruebas recayeron los yerros y
tampoco estableció los principios lógicos, las leyes científicas o las
máximas de la experiencia desatendidas, es decir, no procuró la
demostración del reproche.

De otra parte, el casacionista manifestó que el acusado debe responder


con base en la “coautoría material impropia en estructura organizada de
poder”, expresión que no corresponde a las elaboraciones dogmáticas
sobre el concurso de personas en el delito.

En efecto, si a lo largo de la actuación y en el juicio refirió que AC era


cabecilla de Los Rolos y en tal condición orquestó el atentado a FEGT, es
claro que aludió a la figura del determinador , dado que en la coautoría
material impropia hay división de trabajo en la realización de un
comportamiento acordado respecto del cual todos quieren su comisión,
figura sustancialmente diferente de la autoría mediata en aparatos
organizados de poder, caracterizada por las cadenas de mando, la
conformación de una estructura y la fungibilidad del ejecutor consciente,
máxime si no adujo por qué la banda de Los Rolos corresponde a una
estructura organizada de poder .

Como viene de verse, tal confusión conceptual contribuye a advertir que


el cargo carece del señalamiento preciso y conciso de la causal invocada
y de sus fundamentos, según lo exige el legislador en el artículo 183 de
la Ley 906 de 2004.

[…]

Las señaladas falencias de la demanda imponen a la Sala su inadmisión


de acuerdo con lo dispuesto en el artículo 184 de la Ley 906 de 2004.

Finalmente, no se observa con ocasión de la sentencia impugnada o


dentro del curso de la actuación procesal, violación de derechos o
garantías, como para adoptar la decisión de superar los defectos de la
demanda y decidir de fondo, según lo dispone el inciso 3º de la norma
citada».
RELEVANTE

Sala de Casación Penal


ID : 664133
M. PONENTE : EUGENIO FERNANDEZ CARLIER
NÚMERO DE PROCESO : 40098
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP1039-2019
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de
Antioquia
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 27/03/2019

TEMA: CASACIÓN - Principio de inescindibilidad: sentencias de primera


y segunda instancia; unidad jurídica / APARATO ORGANIZADO DE
PODER - Autoría mediata: concepto / APARATO ORGANIZADO DE
PODER - Autoría mediata: elementos / APARATO ORGANIZADO DE
PODER - Coautoría: por cadena de mando / PRINCIPIO DE
CONGRUENCIA - Equivalencia personal, fáctica y jurídica: su propósito
es asegurar al procesado que no recibirá fallo adverso por aspectos
ajenos a los cargos formulados / PRINCIPIO DE CONGRUENCIA -
Acusación y sentencia: alcance

Tesis:

«Las críticas formuladas al fallo de segunda instancia en las demandas


de las que se ocupa ahora la Sala, pretenden derruir la unidad jurídica
inescindible conformada por las sentencias de primero y segundo grado,
en cuanto ambas sedes coincidieron en absolver a OEB, JFCL, HACO,
RBC, ÁPP y SCR frente a los cargos por homicidio en persona protegida,
cometido en concurso homogéneo, y concierto para delinquir agravado -
así como del delito de actos de barbarie, absolución esta última frente a
la cual los impugnantes no expresaron reparo-.

[…]

[…] las premisas fácticas sobre las cuales la Sala debe resolver la
pretensión de los demandantes se sintetizan de la siguiente manera:

(i) Un grupo de soldados adscritos al Batallón de Infantería Nº 47


Francisco de Paula Vélez, fue enviado a partir del 16 de febrero de 2005
a participar en un operativo militar legítimo, orientado a perseguir a
grupos armados ilegales [subversivos y autodefensas] que hacían
presencia en la región montañosa del Urabá, los cuales con su actuar
implicaban una amenaza constante a los derechos fundamentales de
campesinos, pueblos indígenas y la Comunidad de Paz de San José de
Apartado, entre otros, residentes en ese territorio.

(ii) La respectiva tropa, a la que pertenecían COBC, PP y CR, en


desarrollo de esa misión oficial hicieron parte de quienes se aliaron con
una facción de las AUC [frente[…[ ], con la finalidad de atacar
campamentos de la guerrilla y de adjudicarse como propios los
resultados de una tal incursión [muerte de guerrilleros, incautación de
material subversivo, etc.], y con tal propósito consintieron y en efecto
patrullaron [por varios días] la zona asignada para el operativo, en
compañía de integrantes de ese grupo al margen de la ley.

(iii) En desarrollo de esa ilegal convención, el 21 de febrero de 2005, los


miembros del frente “[…]” de las AUC dieron muerte a ocho civiles
[entre ellos, dos infantes y dos menores de dieciocho años] habitantes
de la región, so pretexto de que se trataba de guerrilleros, y en fosas
comunes enterraron los cuerpos de unas de las víctimas, mientras que
los de otras los dejaron ocultos entre la vegetación.

(iv) Los militares que aceptaron patrullar la región simultáneamente con


los integrantes de las AUC, estuvieron cerca de los sitios donde
ocurrieron las muertes cometidas por éstos, y aun cuando se enteraron
de ese accionar de los ilegales no reportaron la ocurrencia de los
respectivos decesos.

(v) Según la acusación, desde un principio el TC. OEB y el MY. JFCL,


mandos inmediatamente superiores de los militares enviados a cumplir
la misión, les impartieron a éstos órdenes verbales para llevarla a cabo
con intervención de los miembros de las AUC, y además le aportaron a
la tropa dos guías pertenecientes a ese grupo armado ilegal para que la
asistieran en los desplazamientos.

Confrontados los fundamentos de la absolución emitida en primera y


segunda instancia a favor de los acusados EBCL, CO, BCPP y CR, con el
epílogo fáctico atrás precisado, acerca del cual, valga aclarar, sólo hay
controversia en cuanto al último punto, la Sala advierte que los
reproches expuestos en las censuras formuladas por el apoderado de la
Parte Civil están llamados a prosperar, pues, como más delante se verá,
los yerros de valoración probatoria ciertamente ocurrieron y fueron
determinantes de una equivocada declaración de justicia.
Ahora bien, la Corte asumirá conjuntamente el estudio de la única queja
que en igual sentido presentó el Fiscal Seccional Delegado, habida
cuenta de que sus fundamentos, en esencia, coinciden con los del
aludido demandante, y al salir airosa la pretensión de éste también se
satisface la de aquél.

No obstante, en relación con los argumentos de la Parte Civil es


necesario aclarar que frente a los procesados atrás mencionados el
estudio de la atribución de responsabilidad por los delitos en cuestión,
no es posible hacerlo con remisión a la llamada teoría de la “autoría
mediata en aparatos organizados de poder por dominio de la voluntad
del ejecutor material” para declarar que los citados actuaron dentro de
un tal contexto -como es la pretensión de ese demandante-, porque ello
exigiría o implicaría discurrir sobre aspectos fácticos no investigados o
no explicitados en el pliego de cargos, tal y como quedó evidenciado en
los fundamentos de esa pieza procesal atrás reseñados (supra 13.1.).

En efecto, acerca de tal construcción dogmática esta Sala, en los


pronunciamientos en los que se ha referido a ella, dejó claro que la
misma “tiene aplicación a los casos en que las conductas punibles objeto
de reproche son cometidas por miembros de una estructura organizada,
pero se busca atribuir responsabilidad por las mismas no sólo a aquéllos
-los autores materiales-, sino también a quienes ejercen control sobre la
jerarquía organizacional, así no hayan tenido “injerencia directa sobre
aquellos que materializan o ejecutan las acciones ilícitas en el grupo”, en
cuanto hayan contribuido sustancialmente a la perpetración de los
ilícitos”.

Y acerca de sus elementos constitutivos, los cuales deben estar


acreditados y expresamente atribuidos al procesado en el acto que hace
las veces de acusación, ha señalado que son: (i) la existencia de una
organización jerarquizada orientada a la comisión de conductas al
margen de la ley; (ii) la posición de mando o jerarquía que ostenta al
interior de aquélla el agente a quien se le hace el juicio de atribuibilidad;
(iii) la comisión de un hecho punible perpetrado materialmente por uno
o varios integrantes de la organización, cuya ejecución es ordenada
desde la comandancia, y desciende a través de la cadena de mando, o
hace parte del ideario o finalidad delictiva de la estructura; y (iv) que el
agente conozca la orden impartida, o el ideario o derrotero criminal de
la organización en cuyo marco se produce el delito, y quiera su
realización.

Demostrados esos requisitos, ha puntualizado la Corte, “la imputación a


los líderes de la organización criminal, según lo ha entendido la Sala, se
hace en condición de autores mediatos, pues “toda la cadena actúa con
verdadero conocimiento y dominio del hecho”, aunque también ha
admitido la atribución de delitos cometidos por subordinados a los
líderes de organizaciones estructuradas a título de coautores materiales
impropios” (negrillas ajenas al texto).

Confrontados los presupuestos fácticos que habilitan recurrir a la


construcción conceptual en referencia, con los hechos declarados en la
acusación -e incluso en los fallos- (supra 13.2 y 13.3) es evidente que
un pronunciamiento en esta sede alejado de aquéllos derroteros
terminaría por vulnerar la garantía de congruencia.

A este respecto no sobra recordar que la acusación o pliego de cargos


constituye un acto sustancial en el que se definen los contornos fáctico,
jurídico y personal de la pretensión punitiva del Estado respecto del
sujeto pasivo de la acción penal, y con base en ésta es carga del
aparato judicial, en la fase de juicio, quebrar la presunción
constitucional de inocencia que ampara a todo ciudadano. Una vez en
firme los cargos endilgados en la acusación, el procesado obtiene la
certeza de que no recibirá un fallo adverso por aspectos no previstos
expresamente en esa resolución.

Desde esa perspectiva, la acusación constituye una barrera que le


impide al juez agravar la situación del acusado para sustentar su
responsabilidad en hechos o circunstancias no discutidos ni deducidos de
manera clara y precisa en ese acto estructural del proceso y, por
contera, no puede modificar el núcleo fáctico de los cargos, ni suprimir
circunstancias atenuantes reconocidas acerca de los mismos o incluir
agravantes no contempladas para estos, so pena de infringir el
denominado principio de congruencia, que no es más que la estricta
correspondencia entre la acusación y la sentencia.

En la acusación que gobierna este asunto, con base en los hechos


decantados, no se hizo alusión alguna a que los aquí procesados como
“eslabones articulados” o “anillos de una misma cadena” conformaran,
pertenecieran o hicieran parte de una organización jerarquizada al
margen de la ley en la que en el marco de su ideario criminal aquéllos
hubiesen tomado parte o contribuido, de alguna manera, en la
materialización de las conductas punibles aquí tratadas.

Por el contrario, en esa pieza procesal, la cual si bien es cierto no es un


paradigma de argumentación, desde el punto de vista fáctico se planteó
que los respectivos delitos ocurrieron en desarrollo de un operativo
militar legítimo, en el cual el obrar de los procesados consistió en
“aceptar”, “consentir” y “tolerar” el llevar acabo esa misión
“conjuntamente” con los integrantes del bloque “[…]” de las AUC para
atacar a las FARC-EP, lo cual se tradujo o implicó que los aquí
encausados se “adhirieron” y “apoyaron” la causa o empresa ilícita de
ese grupo armado ilegal, y que al “cohonestar” con la misma entraran a
“formar parte” de esta, motivo por el que en la parte resolutiva se les
atribuyó la condición de “COAUTORES” frente a todas las conductas
punibles.

No desconoce la Corte que el ente acusador incurrió en imprecisiones


conceptuales al aducir en algunos apartados que los acusados faltaron a
los deberes inherentes a su posición de garantes derivada de sus
funciones como miembros de la Fuerza Pública, empero, tal aserción es
evidente que fue hecha en el pliego de cargos como argumento
accesorio para poner énfasis en el carácter manifiestamente contrario a
derecho del comportamiento observado por los investigados, sin que la
afirmación en comento se erija o comporte algún yerro anfibológico que
pueda afectar la validez del acto, pues, como se indicó, desde el punto
de vista fáctico en ese acto procesal el obrar de los acusados se delineó
o inscribió en la concepción dogmática de la coparticipación, luego es
desde esa arista o con base en esa imputación que la Sala está obligada
a hacer el estudio del caso».

CONCIERTO PARA DELINQUIR - Concepto / CONCIERTO PARA


DELINQUIR - Se configura: elemento "acuerdo" / CONCIERTO PARA
DELINQUIR - Agravado: para promover un grupo armado al margen de
la ley / CONCIERTO PARA DELINQUIR - Delito de mera
conducta / CONCIERTO PARA DELINQUIR - No se puede confundir
con la coautoría / CONCIERTO PARA DELINQUIR - Alianza entre la
Fuerza Pública y los paramilitares / CONCIERTO PARA DELINQUIR -
Agravado: se configura / HOMICIDIO EN PERSONA PROTEGIDA - Se
configura / PRUEBA - Apreciación probatoria: las pruebas deben ser
apreciadas en conjunto / RESPONSABILIDAD PENAL - Se
configura / COAUTORÍA - Se configura

Tesis:

«Como se puntualizó párrafos atrás, dado que la atribución de los


cargos en la acusación se sustenta en la coautoría, la Sala considera
oportuno, acerca del delito de concierto para delinquir, rememorar las
siguientes precisiones que sobre el mismo hizo en reciente oportunidad:

[…]
Siguiendo los derroteros fijados en la citada decisión, en el presente
evento es indiscutible que en la época de los hechos se hallaban
constituidos y operaban en distintas partes del territorio nacional
colectivos de personas que se denominaron Autodefensas Unidas de
Colombia, de quienes era predicable o atribuible el delito de concierto
para delinquir, en la modalidad de organizar o promover “grupos
armados al margen de la ley” (C.P. art. 340, inc. 2º, mod. Ley 733 de
2002, art. 8), asociaciones con vocación de permanencia que, como lo
precisan la acusación y el fallo censurado, además del objetivo
específico de combatir la presencia y accionar de grupos insurgentes,
también cometían delitos indeterminados en tiempo, modo y espacio.

Ahora bien, igualmente es claro que la adhesión, aunque transitoria,


expresada y materializada (en los términos de la acusación) por los
militares aquí procesados respecto de esa organización delictiva, o de
una facción perteneciente a la misma como aquí ocurrió ([…]), los hace
incursos en la correspondiente conducta típica.

Vale la pena precisar aquí que al ser el delito de concierto para delinquir
de mera conducta por cuanto para su cristalización no exige un
determinado resultado, esa adhesión consciente y voluntaria a la
empresa ilícita ya establecida o constituida, esto es, al grupo armado
ilegal, implica que los nuevos integrantes de la agremiación son
coautores propios, igual que ya lo eran sus predecesores, porque unos y
otros realizaron o recorrieron de manera íntegra la correspondiente
hipótesis típica (concertarse).

Despejada y acreditada como se ha expuesto la responsabilidad de los


procesados en el delito de concierto para delinquir con la finalidad de
conformar grupos armados ilegales, deviene también clara la atribución
para todos ellos del delito de homicidio en persona protegida, cometido
en concurso material homogéneo, aspecto objetivo acerca del cual
ningún cuestionamiento fue formulado.

A este respecto la Corte debe precisar que a los procesados les es


imputable en las mismas condiciones de coautoría el delito de homicidio
en persona protegida, en concurso homogéneo, porque el objetivo de la
ilegal conjunción era el de obtener para los aludidos miembros del
Ejército Nacional como obra propia los resultados del patrullaje ilegal,
tales como decomiso de caletas, de armas de la subversión, o incluso la
muerte de guerrilleros, producidos o concretados con la incursión
armada de los integrantes de las AUC, auspiciada y apoyada por
aquéllos.[…]
[…]

[…] la Sala precisa que no resiste la menor discusión el afirmar que las
muertes de integrantes de grupos subversivos provocadas o causadas
por el obrar ilegal de miembros de las AUC -o viceversa-, así ocurran en
un contexto de enfrentamiento armado entre esas dos facciones,
siempre serán y deben ser considerados como homicidios, y si el hecho
se materializa con intervención de integrantes las Fuerzas Armadas -o
de Policía- en circunstancias como las aquí establecidas, los resultados
obtenidos en desarrollo del respectivo acuerdo les serán atribuible a
estos últimos.

Y por la misma razón, si en desarrollo de un convenio ilícito como el que


es objeto de estudio, los miembros del grupo armado ilegal al atacar
campamentos subversivos, arremeten contra personas extrañas a la
organización antagonista, esto es, ajenas al conflicto armado, y les
causan la muerte, ese resultado también les es atribuible a las Fuerzas
Armadas o de Policía que de alguna forma hayan intervenido en el
respectivo curso causal.

Es importante precisar aquí que de acuerdo con la acusación y los


hechos que se aceptaron probados en las sentencias de primera y
segunda instancia, así como los que en esta sede se decantaron en
relación con los procesados absueltos para revocar tal determinación,
todos ellos de manera consciente y voluntaria, resolvieron adherirse a
los fines de la organización ilícita en comento, esto es, las AUC con el fin
de atacar a las FARC-EP, luego los resultados delictivos inherentes a la
ejecución de ese acuerdo ilegal los hace incursos en las conductas
punibles materializadas, pues el obrar de cada uno fue sustancial frente
a las mismas.

En conclusión, a los acusados CL,EB,CO, BC, PP y CR, les es atribuible el


delito de concierto para delinquir agravado, materializado por el hecho
de que se aliaron con los miembros del grupo armado ilegal para
desarrollar y dirigir el operativo militar en contra de integrantes de las
FARC-EP que hacían presencia en el territorio respectivo, así como el de
homicidio en persona protegida consumado o desencadenado como fruto
del obrar delictivo, debidamente acordado y desarrollado con el aporte
que se atribuye a cada uno de los acusados.

La prueba en la que se sustenta la decisión de condena es directa e


indiciaria, estimada en su conjunto, con la credibilidad que merecen y se
les otorga en esta decisión, la conclusión no puede ser otra que la
declaratoria de responsabilidad penal por los delitos de concierto para
delinquir agravado y homicidio en persona protegida en concurso
homogéneo, en contra de quienes fueron absueltos por esos delitos.
Se suma a lo ya dicho al resolver los cargos de la demanda de casación,
que del grupo de procesados absueltos, PP,CR, AC y BC, participaron en
el desarrollo de los actos cumplidos en los lugares por donde se
desarrolló el recorrido de miembros del ejército regular colombiano e
integrantes de la AUC; aquéllos conocieron y consintieron ser parte de
ese patrullaje con un grupo numeroso de personas al margen de la ley,
los que entre su logística portaban armas idóneas para el combate, el
enfrentamiento y el ataque.

Ellos, y los demás que estuvieron en el terreno, como GS, cumplieron


las instrucciones y desarrollaron las operaciones siguiendo órdenes
impartidas por los mandos militares a cargo, esto es, OEB y JFCL,
Comandante y Jefe de Operaciones del Batallón Militar,
respectivamente. Esa conducta, en ejercicio de la función militar, los
llevó a unirse con un grupo ilegal, permitiendo con ese proceder la
intervención de los paramilitares en la ejecución de los actos delictivos
que realizaron, así facilitaron los resultados delictivos en ese tránsito por
una zona en la que se utilizó el armamento bélico portado como
efectivamente ocurrió respecto de los homicidios, delitos que tienen
relación directa y que se derivan de la finalidad y la acción ejecutada
con base en la alianza para el patrullaje, ese actuar de los militares
regulares se convirtió en un apoyo y una ayuda ilegal, eficaz y
sustancial en el plan y la distribución de tareas asumidas entre ellos.
Con esta conducta, dejaron de ser autoridades legales instituidas para
proteger la vida de los colombianos y se convirtieron en un medio
sustancial y coautores no solo para fomentar los fines de los
paramilitares, sino también para asumir como suyos los reatos contra la
vida consumados efectivamente en varias personas.

Es un hecho objetivo cierto, consentido y conocido por todos los


procesados, la unión de voluntades, propósitos y fuerzas de aquéllos con
el grupo al margen de la ley, pero también lo es que el patrullaje se hizo
a sabiendas del porte para su uso de armamento por parte de los
integrantes de las AUC; las Fuerzas Militares regulares de Colombia no
se opusieron ni condicionaron el patrullaje a que no se usaran las armas
ni se dispara a las personas, es revelador de que esta posibilidad
delictiva se asumió con el hecho de no haberse reportado a la autoridad
competente la comisión de los homicidios, amén que el lenguaje cifrado
en las conversaciones radiales y los contenidos permiten inferir e
involucrar a los que fueron absueltos y estuvieron en el territorio de los
hechos como coautores responsables de los delitos contra la vida de
personas protegidas por el Derecho Internacional Humanitario, así como
del lesivo de la Seguridad Pública.

Los que no estuvieron en el patrullaje, estos es, OEB y JFCL, no son


declarados responsables penalmente por su investidura militar y el
ejercicio de esta función para el momento de los hechos, los supuestos
que apoyan la inferencia para la condena y su compromiso penal se
deriva porque cumplieron una tarea y una labor importante,
trascendente en relación con los resultados punibles por los que se les
condena como coautores, a ellos les correspondió instruir, formular
planes para el desarrollo del operativo, apoyar facilitando unos guías
para que orientaran a los integrantes de las Fuerzas Militares y obtener
el encuentro con los miembros de la AUC para realizar el patrullaje,
eligiendo como tal a personas vinculadas con las AUC, de esa manera se
cumplió la infiltración en la zona, bajo la modalidad de obrar como un
solo eje de marcha incorporándolos como unidad a los integrantes del
grupo ilegal y a la autoridad militar. A estas situaciones debe
adicionarse la aquiescencia de EB y CL para que se realizara un
recorrido conjunto de tropas bajo su cargo y responsabilidad, respecto
de las cuales, conforme al testimonio de GS, quienes se comunicaron
con éste radialmente para confirmar directrices relacionadas con el
operativo.

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: 39611 de 21/10/2013, 35113 de


05/06/2014: PRESCRIPCIÓN - Servidor público 39611 de 21/09/2013,
35113 de 05/06/2014: PRESCRIPCIÓN - Término a tener en cuenta a
partir de la ejecutoria de la resolución acusatoria 33663 de 03/08/2016:
APARATO ORGANIZADO DE PODER - Autoría mediata: elementos 25974
de 08/08/2007, 40214 de 12/02/2014, 50236 de 05/12/2018: APARATO
ORGANIZADO DE PODER - Autoría / APARATO ORGANIZADO DE PODER
- Coautoría: por cadena de mando 29221 de 02/09/2009: APARATO
ORGANIZADO DE PODER - Coautoría: por cadena de mando 17089 de
23/09/2003, 27852 de 22/07/2009, 51773 de 11/07/2018: CONCIERTO
PARA DELINQUIR - Concepto C-241 de 20/05/1997, 17089 de
25/06/2002, 19712 de 23/09/2003, 28362 de 15/07/2008, 40545 de
25/09/2013: CONCIERTO PARA DELINQUIR - Se configura: elemento
"acuerdo" 48820 de 14/11/2018: DOBLE CONFORMIDAD - Impugnación
especial: procede cuando la primera condena se emite en casación
Sala de Casación Penal
ID : 658479
M. PONENTE : LUIS ANTONIO HERNÁNDEZ BARBOSA
NÚMERO DE PROCESO : 54633
NÚMERO DE PROVIDENCIA : AP694-2019
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Bogotá
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO
FECHA : 27/02/2019
FUENTE FORMAL : Ley 906 de 2004

TEMA: VIOLACION DIRECTA DE LA LEY SUSTANCIAL - Parte de la


aceptación plena de los hechos / VIOLACIÓN DIRECTA DE LA LEY
SUSTANCIAL - Implica un juicio en derecho / VIOLACIÓN DIRECTA
DE LA LEY SUSTANCIAL - Técnica en casación / COAUTORÍA
IMPROPIA - Se configura

Tesis:

«[…] el impugnante, dentro de esa gama descontextualizada de


argumentos que nutren el cargo, de manera adjetiva buscó controvertir
la justeza de los argumentos planteados por el Tribunal para despejar
coautoría en el actuar de su representado judicial.

Ello daría lugar a pensar que la crítica se inscribe en el ámbito de la


violación directa de la ley, que reclama de una discusión eminentemente
dogmática en torno de la coautoría impropia y su aplicación en el caso
concreto.

Sucede, sin embargo, que si la causal escogida es esta, no es posible


controvertir los hechos, ni la valoración probatoria contenidas en la
sentencia, en el entendido, precisamente, que lo buscado es determinar
que la norma escogida, o la interpretación realizada por el Tribunal, no
se aviene con esos hechos.

Vale decir, para que consulte mínimos de lógica argumental, en este


caso el demandante que eligió la senda de la violación directa, debe
aceptar que quien ejecutó materialmente el homicidio fue el compañero
del acusado, solo que ello no puede transmitirse a este.

No obstante, ya señalado el punto la demanda busca soportarlo en que


no se demostró cómo ocurrieron los hechos, o mejor, que ningún testigo
relata haber visto cuando el otro asaltante atacó con arma de fuego a la
víctima, circunstancia puntual que, cabe resaltar, se opone
sustancialmente a los hechos estimados probados por el Tribunal,
desnaturalizando por completo la esencia de la causal.

Cierto, sí, que en un acápite el impugnante parece indicar que el


procesado no tenía dominio del hecho, supuestamente porque cuando el
homicidio se perpetraba, estaba él sometido por los transeúntes.

Poco añade, sin embargo, para entender que se trata de una crítica
seria y razonada a la figura de la coautoría impropia, cuando, en
contrario, los falladores advirtieron, con citas jurisprudenciales
pertinentes, que en este caso se trata de que ambos asaltantes
aceptaron, al llevar armas de fuego, usar estas para someter a la
víctima u obtener impunidad, independientemente de que en el
momento preciso debieran manifestar expresa anuencia para el efecto.

[…]

Por manera que, lo adecuado no es controvertir si la Fiscalía pudo o no


obtener más y mejores medios de prueba, sino demostrar que los
allegados no son suficientes para soportar la condena».

Sala de Casación Penal


ID : 658851
M. PONENTE : PATRICIA SALAZAR CUELLAR
NÚMERO DE PROCESO : 49877
NÚMERO DE PROVIDENCIA : AP763-2019
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Buga
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO
FECHA : 27/02/2019
FUENTE FORMAL : Constitución Política de Colombia art.
13 / Ley 906 de 2004 art. 180, 181,
182, 184 / Ley 600 de 2000 art. 310 /
Ley 599 de 2000 art. 12, 25, 29-2, 376

TEMA: DEMANDA DE CASACIÓN - Principio de corrección material:


obligación de que corresponda a la realidad procesal / SISTEMA PENAL
ACUSATORIO - Formulación de la imputación: requisitos, relación clara
y sucinta de los hechos jurídicamente relevantes / TRÁFICO,
FABRICACIÓN O PORTE DE ESTUPEFACIENTES - Agravado: se
configura / COAUTORÍA IMPROPIA - División del trabajo / DEFENSA
TÉCNICA - No se vulnera / NULIDAD - Debido proceso: no se
configura

Tesis:

«En el segundo cargo, se alega la violación al debido proceso por la


indeterminación de los hechos que fueron imputados, tanto en la
audiencia de formulación inicial como en la posterior acusación, a JCRM,
pues sólo se indicó que él y los demás procesados cometieron el delito
«por acción o por omisión». Además, cuestiona que en la sentencia, se
condenó a aquél por una «conducta omisiva sin mencionar los
elementos propios de la omisión impropia…».

Esta censura desconoce, absolutamente, el principio de corrección


material porque, tanto en los actos procesales de imputación como en la
sentencia, los hechos jurídicamente relevantes atribuidos al acusado
demandante fueron precisos y específicos, nunca genéricos ni
abstractos; además, nunca consistieron en una conducta omisiva
impropia. Obsérvese:

a) La imputación fáctica en la acusación, coherente con la realizada en


la audiencia inicial de formulación, incluyó una parte referida a todos los
coautores y otra en la que se individualizó la participación de cada uno
de ellos.

[…]

[…] el defensor edifica un ataque a la validez de los actos de imputación


mediante el cercenamiento de sus contenidos, por lo que el mismo es
abiertamente infundado.

b) Así mismo, falta a la verdad procesal cuando afirma que la sentencia


condenó a su representado por una omisión impropia para, enseguida,
cuestionar que no se tuvieron en cuenta los requisitos previstos en el
artículo 25 del Código Penal. En efecto, basta leer algunos párrafos de
aquella decisión para advertir que JCRM fue condenado no por un delito
de omisión impropia sino por uno de acción realizado en coautoría y, por
tanto, con distribución de tareas.

En ese orden, se le atribuyó haber aprovechado su cargo de supervisor


para ejecutar las funciones que, por acuerdo previo con otros operarios
del Puerto de Buenaventura y con el propósito de transportar,
almacenar y sacar del país 325 kilogramos de cocaína, le
correspondieron, entre ellas las de permitir la introducción de la droga al
contenedor, omitir reportar las anomalías que presentaba el palo de café
del lote […] y certificar que la carga que se trasladó hasta aquél
coincidía con la almacenada en la bodega […].

[…]

En síntesis, el recurrente pretende acreditar la irregularidad de un acto


procesal a partir de información que no coincide con la realidad
procesal. Siendo así, por carencia de objeto, la petición de nulidad no
podía, como en efecto no lo fue, ser sustentada desde los demás
principios que orientan su declaratoria; por lo que, la alusión a la
violación a la defensa técnica por indeterminación de los hechos
imputados, en aras de justificar la trascendencia del vicio, carece de
cualquier supuesto de hecho».

DEMANDA DE CASACIÓN - Principio de corrección material: obligación


de que corresponda a la realidad procesal / COAUTORÍA IMPROPIA -
División del trabajo / COAUTORÍA IMPROPIA - No se puede confundir
con la imputación por un delito de omisión impropia / VIOLACIÓN
DIRECTA DE LA LEY SUSTANCIAL - No se configura / TRÁFICO
FABRICACIÓN O PORTE DE ESTUPEFACIENTES - Agravado: se
configura

Tesis:

«En el tercer cargo, se denuncia la aplicación indebida del artículo 376


del C.P., porque este define conductas activas, de las cuales la
acusación seleccionó las de almacenar y transportar para sacar del país,
y JCRM fue condenado por una omisiva consistente en no «dar aviso de
la contaminación de la carga de café a pesar de que era su obligación al
ostentar el cargo de supervisor»-. Además, como argumento
consecuencial, vuelve a pregonar la falta de aplicación del artículo 25
ibídem, en la parte que regula los requisitos de los delitos de comisión
por omisión.

Por la misma razón que la anterior, esta censura desconoce la realidad


procesal y, con ello, el principio de corrección material; pues, se insiste,
el referido acusado fue condenado por participar, previo acuerdo, en la
ejecución de un plan mancomunado cuyo objeto fue transportar y
almacenar sustancia estupefaciente con el propósito de sacarla del país
con destino a Bélgica, para el cual los coautores se dividieron tareas de
acuerdo al rol que cada una de aquéllas tenía en la operación de
embalaje del contenedor […] (supervisores, auxiliares de tarja,
conductores de montacargas, basculistas, entre otros), en el que se
introduciría, clandestinamente, la cocaína, como efectivamente se hizo.

En esa empresa criminal, RM, aprovechando la calidad de supervisor de


la operadora naviera «[…]», permitió que, junto con la carga de café, al
contenedor se ingresara el clorhidrato de cocaína y que para, tal efecto,
se utilizara un montacargas distinto al que había sido asignado; además,
hizo constar que el producto cargado coincidía, en cantidad y calidad,
con el lícito almacenado en la bodega No 3 del puerto. Obviamente,
también se le endilgó el haber callado las varias anomalías que
presentaba el lote […].

Entonces, el reclamo del defensor parte de su propia confusión porque la


decisión de condena de su representado se fundó en la comisión de la
conducta punible de tráfico, fabricación o porte de estupefacientes (art.
376 C.P.) en coautoría -impropia- (art. 29, inc. 2, ibídem), mientras que
aquél cree que lo fue por un delito de omisión impropia, conforme a los
parámetros regulados en el artículo 25 sustantivo, cuando,
evidentemente, ello no fue así. En consecuencia, resultan impertinentes
los argumentos tendientes a demostrar que el procesado no ostentaba
posición de garante frente al bien jurídico de la salud pública».

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 27022 | Fecha: 09/05/2007


| Tema: NULIDAD - Técnica en casación Rad: 30300 | Fecha:
29/10/2010 | Tema: NULIDAD - Técnica en casación Rad: 43158 |
Fecha: 12/03/2014 | Tema: NULIDAD - Técnica en casación Rad: 38512
| Fecha: 12/12/2012 | Tema: SISTEMA PENAL ACUSATORIO - Principio
de inmediación: cambio de juez, eventos en que no se desconoce el
principio Rad: 24322 | Fecha: 12/12/2005 | Tema: VIOLACIÓN
INDIRECTA DE LAY SUSTANCIAL - Modalidades: técnica en casación /
FALSO RACIOCINIO - Técnica en casación: el recurrente debe evidenciar
la forma y el elemento de la sana crítica desconocidos por el juzgador /
FALSO RACIOCINIO - No se configura por desacuerdo en la valoración
probatoria / SANA CRÍTICA - Técnica en casación / REGLAS DE LA
LÓGICA - Técnica en casación / REGLAS DE LA EXPERIENCIA -
Proposición: deben referirse a fenómenos de observación cotidiana /
FALSO JUICIO DE IDENTIDAD - Por adición: no se configura / DEMANDA
DE CASACIÓN - Principio de corrección material: obligación de que
corresponda a la realidad procesal Rad: 25891 | Fecha: 07/09/2006 |
Tema: VIOLACIÓN INDIRECTA DE LAY SUSTANCIAL - Modalidades:
técnica en casación / FALSO RACIOCINIO - Técnica en casación: el
recurrente debe evidenciar la forma y el elemento de la sana crítica
desconocidos por el juzgador / FALSO RACIOCINIO - No se configura por
desacuerdo en la valoración probatoria / SANA CRÍTICA - Técnica en
casación / REGLAS DE LA LÓGICA - Técnica en casación / REGLAS DE LA
EXPERIENCIA - Proposición: deben referirse a fenómenos de
observación cotidiana / FALSO JUICIO DE IDENTIDAD - Por adición: no
se configura / DEMANDA DE CASACIÓN - Principio de corrección
material: obligación de que corresponda a la realidad procesal Rad:
25790 | Fecha: 13/09/2007 | Tema: VIOLACIÓN INDIRECTA DE LAY
SUSTANCIAL - Modalidades: técnica en casación / FALSO RACIOCINIO -
Técnica en casación: el recurrente debe evidenciar la forma y el
elemento de la sana crítica desconocidos por el juzgador / FALSO
RACIOCINIO - No se configura por desacuerdo en la valoración
probatoria / SANA CRÍTICA - Técnica en casación / REGLAS DE LA
LÓGICA - Técnica en casación / REGLAS DE LA EXPERIENCIA -
Proposición: deben referirse a fenómenos de observación cotidiana /
FALSO JUICIO DE IDENTIDAD - Por adición: no se configura / DEMANDA
DE CASACIÓN - Principio de corrección material: obligación de que
corresponda a la realidad procesal Rad: 29251 | Fecha: 15/05/2008 |
Tema: VIOLACIÓN INDIRECTA DE LAY SUSTANCIAL - Modalidades:
técnica en casación / FALSO RACIOCINIO - Técnica en casación: el
recurrente debe evidenciar la forma y el elemento de la sana crítica
desconocidos por el juzgador / FALSO RACIOCINIO - No se configura por
desacuerdo en la valoración probatoria / SANA CRÍTICA - Técnica en
casación / REGLAS DE LA LÓGICA - Técnica en casación / REGLAS DE LA
EXPERIENCIA - Proposición: deben referirse a fenómenos de
observación cotidiana / FALSO JUICIO DE IDENTIDAD - Por adición: no
se configura / DEMANDA DE CASACIÓN - Principio de corrección
material: obligación de que corresponda a la realidad procesal Rad:
29529 | Fecha: 09/06/2008 | Tema: VIOLACIÓN INDIRECTA DE LAY
SUSTANCIAL - Modalidades: técnica en casación / FALSO RACIOCINIO -
Técnica en casación: el recurrente debe evidenciar la forma y el
elemento de la sana crítica desconocidos por el juzgador / FALSO
RACIOCINIO - No se configura por desacuerdo en la valoración
probatoria / SANA CRÍTICA - Técnica en casación / REGLAS DE LA
LÓGICA - Técnica en casación / REGLAS DE LA EXPERIENCIA -
Proposición: deben referirse a fenómenos de observación cotidiana /
FALSO JUICIO DE IDENTIDAD - Por adición: no se configura / DEMANDA
DE CASACIÓN - Principio de corrección material: obligación de que
corresponda a la realidad procesal Rad: 31109 | Fecha: 04/03/2009 |
Tema: VIOLACIÓN INDIRECTA DE LAY SUSTANCIAL - Modalidades:
técnica en casación / FALSO RACIOCINIO - Técnica en casación: el
recurrente debe evidenciar la forma y el elemento de la sana crítica d

Sala de Casación Penal


ID : 655882
M. PONENTE : EUGENIO FERNANDEZ CARLIER
NÚMERO DE PROCESO : 54450
NÚMERO DE PROVIDENCIA : AP255-2019
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Bogotá
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO
FECHA : 30/01/2019
FUENTE FORMAL : Ley 599 de 2000 art. 32 inc. 6 / Ley
906 de 2004 art. 180 y 183

TEMA: CASACIÓN - Principio de coherencia / CASACIÓN - Principio de


no contradicción: no es posible atacar en un mismo cargo por violación
directa y por violación indirecta / DEMANDA DE CASACIÓN - Es
antitécnica cuando se reduce a un alegato de instancia / LEGÍTIMA
DEFENSA - No se configura / COAUTORÍA IMPROPIA - Principio de
imputación recíproca6 DEMANDA DE CASACIÓN - Inadmisión por técnica

Tesis:

«En este caso, los cargos presentados por el recurrente no podrán ser
atendidos (y, por consiguiente, su demanda tampoco será admitida),
toda vez que carecen de coherencia jurídica, así como de fundamentos.

Por un lado, el defensor propuso cinco (5) reproches de violación directa


de la ley sustancial. Pero, en cuatro (4) de ellos, invocó como preceptos
dejados de aplicar unas normas de derecho procesal, lo que contradice
el sentido de la causal primera. Y, en el único cargo que citó normas de
derecho sustancial, dijo en el planteamiento que la norma vulnerada era
el artículo 9 del Código Penal, pero en el desarrollo del mismo tan solo
se refirió al desconocimiento del artículo 32 numeral 6 de la Ley 599 de
2000.

Igualmente, en el último cargo, que propuso al amparo de la causal


tercera, no de la primera, sostuvo erradamente que el yerro consistía en
una violación directa, cuando se sabe que dicha causal solo sirve para
plantear violaciones indirectas. Los equívocos conceptuales del
demandante son, entonces, evidentes.

Por otro lado, desde un punto de vista material, ningún problema de


fondo presentó el recurrente susceptible de ser abordado en sede de
casación. Todo aquello que definió como “violaciones directas de normas
de procedimiento penal [sic]” nunca tuvo desarrollos en concreto. Se
quedó en aserciones genéricas, como decir que no se obtuvo el
conocimiento más allá de toda duda razonable, o no se entrevistaron a
todos los potenciales testigos, o los jueces le otorgaron credibilidad al
testigo de cargo pero no a los de la defensa, etc. No precisó cada tema
ni se refirió a la relevancia que tendrían los vicios ante la decisión
adoptada. La argumentación es insuficiente.

Como si lo anterior fuese poco, se advierte que varios de los alegatos ni


siquiera soportan una confrontación con los presupuestos de hecho y de
derecho que dejó consignados el Tribunal en el fallo recurrido. Así, por
ejemplo, reclamó el censor porque no se le reconoció a JFCM la causal
de ausencia de responsabilidad relativa a la legítima defensa. Pero, de la
simple lectura de la sentencia de segunda instancia, queda en claro que
lo que se declaró como demostrado fue la existencia de una riña entre
Ramiro Bonilla Melo y los ocupantes de la moto, situación que impide la
aplicación del numeral 6 del artículo 32 del Código Penal.

Y, dicho sea de paso, el que el acompañante del acusado haya podido


ser el causante de la fractura del brazo tampoco los exonera ni da pie a
la duda razonable, puesto que ambos obraron en coautoría, aspecto que
implica la aplicación del principio de imputación recíproca, según el cual
lo que haga cada uno de los coautores es extensible a todos los demás,
sin perjuicio de que las contribuciones individuales sean o no
constitutivas de delito.

En este orden de ideas, el discurso del censor no es suficiente para


controvertir la sentencia impugnada ni para demostrar un error de
trámite o uno de juicio. De ahí que su demanda no será admitida».

RELEVANTE

Sala de Casación Penal


ID : 652004
M. PONENTE : PATRICIA SALAZAR CUELLAR
NÚMERO DE PROCESO : 52311
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP5660-2018
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de
Medellín
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 11/12/2018
FUENTE FORMAL : Constitución Política de Colombia de
1991 art. 29 / Ley 599 de 2000 art.
180, 188D Y 376 / Ley 906 de 2004
art. 287, 288, 327, 336, 337, 339, 350
Y 376

TEMA: SISTEMA PENAL ACUSATORIO - Hechos jurídicamente


relevantes: delimitación ante pluralidad de sujetos activos / SISTEMA
PENAL ACUSATORIO - Hechos jurídicamente relevantes: parámetros
para determinarlos en el delito de concierto para
delinquir / JURISPRUDENCIA - Precedente: ratificación de línea
jurisprudencial / CONCIERTO PARA DELINQUIR -
Concepto / CONCIERTO PARA DELINQUIR - Delito
permanente / COAUTORÍA - Diferencia con el concierto para
delinquir / CONCIERTO PARA DELINQUIR - Puede ser para cualquier
clase de delito / CONCIERTO PARA DELINQUIR - Delito de mera
conducta / CONCIERTO PARA DELINQUIR - Elementos / PRINCIPIO
DE LEGALIDAD - Alcances

Tesis:

«La delimitación de los hechos jurídicamente relevantes ante la


pluralidad de sujetos activos.

Este es, sin duda, uno de los ámbitos donde se presentan mayores
imprecisiones en la delimitación de los hechos jurídicamente relevantes.
Por su utilidad para resolver el caso objeto de análisis y en aras de
consolidar el desarrollo jurisprudencial sobre esta materia, la Sala
abordará algunos aspectos de la estructuración de los hechos
jurídicamente relevantes frente al delito de concierto para delinquir (es
de su esencia la participación de varias personas) y en los casos de
coautoría (ídem).

En primer término, es necesario precisar las diferencias que, en


abstracto, pueden predicarse de estas dos figuras, a partir de su
reglamentación legal. Al efecto, recientemente (CSJSP,. 11 Jul. 2018,
Rad. 51773) esta Corporación reiteró lo siguiente:

“El delito de concierto para delinquir tiene lugar cuando varias personas
se asocian con el propósito de cometer delitos indeterminados, ya sean
homogéneos, como cuando se planea la comisión de una misma especie
de punibles, o bien heterogéneos, caso en el cual se concierta la
realización de ilícitos que lesionan diversos bienes jurídicos; desde
luego, su finalidad trasciende el simple acuerdo para la comisión de uno
o varios delitos específicos y determinados, en cuanto se trata de la
organización de dichas personas en una sociedad con vocación de
permanencia en el tiempo.

En efecto, la indeterminación en los delitos objeto del concierto para


delinquir apunta a ir más allá de la comisión de punibles específicos en
un espacio y tiempo determinados, pues en este caso se estaría en
presencia de la figura de la coautoría, en cuanto es preciso para
configurar aquel delito el carácter permanente de la empresa
organizada, generalmente especializada en determinadas conductas
predeterminables, pero no específicas en tiempo, lugar, sujetos pasivos,
etc., es decir, “sin llegar a la precisión total de cada acción individual en
tiempo y lugar” , de modo que cualquier procedimiento ilegal en procura
de la consecución del fin es admisible y los comportamientos pueden
realizarse cuantas veces y en todas aquellas circunstancias en que sean
necesarios .

En cuanto a la comisión del referido comportamiento es suficiente


acreditar que la persona pertenece o formó parte de la empresa
criminal, sin importar si su incorporación se produjo al ser creada la
organización o simplemente adhirió a sus propósitos con posterioridad, y
tampoco interesan las labores que adelantó para cumplir los cometidos
delictivos acordados.

Contrario a lo expuesto por algún sector de la doctrina patria, tal como


se advierte sin dificultad en el desarrollo legislativo del concierto para
delinquir, no se encuentra circunscrito al acuerdo de voluntades sobre la
comisión de delitos contra el bien jurídico de la seguridad pública, pues
por voluntad del legislador que no distinguió, el pacto puede recaer
sobre una amplia gama de delincuencias lesivas de ese u otros bienes
jurídicos, e inclusive respecto de punibles de la misma especie .

Es un delito de mera conducta, pues no precisa de un resultado; se


entiende que el peligro para la seguridad pública tiene lugar desde el
mismo momento en que los asociados fraguan la lesión de bienes
jurídicos.
No necesariamente el simple y llano concurso de personas en la
comisión de uno o varios delitos, o el concurso material de dos o más
punibles estructuran un concierto para delinquir, pues tales
circunstancias pueden ser también predicables del instituto de la
coautoría, motivo por el cual se impone precisar el ámbito de ambas
figuras a fin de evitar que se viole el principio non bis in ídem al asumir
indebidamente a los coautores de cualquier delito como sujetos activos
del concierto para delinquir, temática central de la demanda de casación
promovida por la defensa en este asunto.

En efecto, tanto en la coautoría material como en el concierto para


delinquir media un acuerdo de voluntades entre varias personas, pero
mientras la primera se circunscribe a la comisión de uno o varios delitos
determinados (Coautoría propia: Todos realizan íntegramente las
exigencias del tipo. O Coautoría impropia: Hay división de trabajo entre
quienes intervienen, con un control compartido o condominio de las
acciones), en el segundo se orienta a la realización de punibles
indeterminados, aunque puedan ser determinables.

A diferencia del instituto de la coautoría material, en el que la


intervención plural de individuos es ocasional y se circunscribe a acordar
la comisión de delitos determinados y específicos, en el concierto para
delinquir, a pesar de también requerirse de varias personas, es
necesario que la organización tenga vocación de permanencia en el
objetivo de cometer delitos indeterminados, aunque se conozca su
especie. V.g. homicidios, exportación de estupefacientes, etc.

No es necesaria la materialización de los delitos indeterminados


acordados para que autónomamente se entienda cometido el punible de
concierto para delinquir, mientras que en la coautoría material no basta
que medie dicho acuerdo, pues si el mismo no se concreta, por lo
menos, a través del comienzo de los actos ejecutivos de la conducta
acordada (tentativa), o bien, en la realización de actos preparatorios de
aquellos que por sí mismos comportan la comisión de delitos (como
ocurre por ejemplo con el porte ilegal de armas), la conducta delictiva
acordada no se entiende cometida (principio de materialidad y
proscripción del derecho penal de intención), es decir, el concierto para
delinquir subsiste con independencia de que los delitos convenidos se
cometan o no, mientras que la coautoría material depende de por lo
menos el comienzo de ejecución de uno de los punibles convenidos.

Adicionalmente, en tanto la coautoría no precisa que el acuerdo tenga


vocación de permanencia en el tiempo, pues una vez cometida la
conducta o conductas acordadas culmina la cohesión entre los
coautores, sin perjuicio de que acuerden la comisión de otra
delincuencia, caso en el cual hay una nueva coautoría, en el concierto
para delinquir la durabilidad de los efectos del designio delictivo común
y del propósito contrario a derecho, se erige en elemento ontológico
dentro de su configuración, al punto que no basta con el simple acuerdo
de voluntades, sino que es imprescindible su persistencia y continuidad.

En la coautoría material el acuerdo debe ser previo o concomitante con


la realización del delito, pero nunca puede ser posterior. En el concierto
para delinquir el acuerdo o adhesión a la empresa criminal puede ser
previo a la realización de los delitos convenidos, concomitante o incluso
posterior a la comisión de algunos de ellos; en este último caso, desde
luego, sólo se responderá por el concierto en cuanto vocación de
permanencia en el propósito futuro de cometer otros punibles, sin que
haya lugar a concurso material con las conductas realizadas en el
pasado.

Por antonomasia el concierto para delinquir es ejemplo de delito de


carácter permanente, pues comienza desde que se consolida el acuerdo
de voluntades para cometer delitos indeterminados y se prolonga en el
tiempo hasta cuando cesa tal propósito ilegal.

A diferencia del anterior, por regla general la coautoría material al ser


de índole dependiente de la realización del delito pactado, comienza y se
agota con la comisión de dicho punible.

En suma, el delito de concierto para delinquir requiere: Primero: Un


acuerdo de voluntades entre varias personas; segundo: Una
organización que tenga como propósito la comisión de delitos
indeterminados, aunque pueden ser determinables en su especie;
tercero: La vocación de permanencia y durabilidad de la empresa
acordada; y cuarto: Que la expectativa de realización de las actividades
propuestas permita suponer fundadamente que se pone en peligro la
seguridad pública.”

Bajo el entendido de que el principio de legalidad tiene su principal


escenario de concreción en la determinación de los hechos en cada caso
en particular, resulta imperioso que al estructurar las premisas fácticas
de la acusación y la sentencia el fiscal y el juez, respectivamente,
constaten que cada uno de los elementos estructurales del delito
(previstos en abstracto) encuentran desarrollo en los hechos objeto de
decisión judicial.
Así, por ejemplo, una hipótesis de hechos jurídicamente relevantes por
el delito de concierto para delinquir debe dar cuenta, entre otras cosas,
de que cada imputado, acusado o condenado: (i) participó del acuerdo
orientado a generar una empresa criminal, “con vocación de
permanencia y durabilidad”, dispuesta para cometer cierto tipo de
delitos; (ii) se trata de delitos indeterminados, así sean determinables -
homicidios, hurtos-, lo que se contrapone a los acuerdos esporádicos
para cometer un delito en particular -el homicidio de X, el hurto en la
residencia de Y, etcétera-; (iii) el rol de cada imputado, acusado o
condenado en la organización -promotor, director, cabecilla, lo que
implica suministrar la mayor información posible acerca de la estructura
criminal; (iv) la mayor concreción posible sobre el tiempo de existencia
de la organización, así como de su área de influencia.

Siendo claro que este delito se consuma independientemente de la


materialización de las actividades ilícitas para las que fue creada la
organización, cuando lo acordado se concreta en la realización de delitos
en particular debe tenerse en cuenta que: (i) constituyen delitos
autónomos; (ii) si la Fiscalía planea incluirlos en la imputación y la
acusación, debe estructurar una hipótesis de hechos jurídicamente
relevantes que incluya todos los elementos estructurales previstos en la
respectiva norma penal; (iii) ya no se trata de delitos indeterminados,
sino de conductas realizadas bajo puntuales circunstancias de tiempo,
modo y lugar; y (iv) todo bajo el entendido de que en las imputaciones
y acusaciones por concursos de conductas punibles debe especificarse el
referente fáctico de cada delito, sin perjuicio de las estrategias
orientadas a presentar los cargos de la manera más clara, lógica y
simplificada, como lo dispone el ordenamiento jurídico.

De otro lado, cuando en los cargos se plantea que el imputado o


acusado actuó a título de coautor (de uno o varios delitos en particular),
la Fiscalía debe precisar: (i) cuál fue el delito o delitos cometidos, con
especificación de las circunstancias de tiempo, modo y lugar; (ii) la
participación de cada imputado o acusado en el acuerdo orientado a
realizar esos punibles; (iii) la forma cómo fueron divididas las funciones;
(iv) la conducta realizada por cada persona en particular; (iv) la
trascendencia del aporte realizado por cada imputado o acusado, lo que,
más que enunciados genéricos, implica establecer la incidencia concreta
de ese aporte en la materialización del delito; etcétera. Solo de esta
manera se puede desarrollar, en cada caso en particular, lo dispuesto
por el legislador en materia de concierto para delinquir, coautoría,
complicidad, entre otras expresiones relevantes del principio de
legalidad».
JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: C-181 DE 2016 | Tema:
PRINCIPIO DE LEGALIDAD - Tipicidad Rad: C-827 DE 2011 | Tema:
PRINCIPIO DE TIPICIDAD - Elementos Rad: C-343 DE 2006 | Tema:
PRINCIPIO DE TIPICIDAD - Elementos Rad: 45899 | Fecha: 23/11/2017
| Tema: SISTEMA PENAL ACUSATORIO - Estándar de conocimiento:
para la procedencia de la imputación y la acusación Rad: 44599 | Fecha:
08/03/2017 | Tema: SISTEMA PENAL ACUSATORIO - Formulación de la
imputación: requisitos, relación clara y sucinta de los hechos
jurídicamente relevantes, determinación de la relevancia jurídica Rad:
51773 | Fecha: 11/07/2018 | Tema: CONCIERTO PARA DELINQUIR -
Concepto Rad: 27852 | Fecha: 22/07/2009 | Tema: CONCIERTO PARA
DELINQUIR - Concepto Rad: 17089 | Fecha: 23/09/2003 | Tema:
CONCIERTO PARA DELINQUIR - Puede ser para cualquier clase de delito
Rad: 40545 | Fecha: 25/09/2013 | Tema: CONCIERTO PARA DELINQUIR
- Puede ser para cualquier clase de delito Rad: 45594 | Fecha:
05/10/2016 | Tema: SISTEMA PENAL ACUSATORIO - Acusación: el juez
no puede hacer control material, salvo violación flagrante a garantías
fundamentales Rad: 45594 | Fecha: 05/10/2016 | Publicado en:
SISTEMA PENAL ACUSATORIO - Formulación de la acusación: control
por el Juez Rad: 44866 | Fecha: 16/04/2015 | Tema: SISTEMA PENAL
ACUSATORIO - Formulación de la acusación: funciones del juez, velar
por la claridad de los cargos elevados Rad: 44950 | Fecha: 25/01/2017
| Tema: DEFENSA TÉCNICA - Nuevo apoderado no puede argumentar la
violación de este derecho por disparidad de criterios con el anterior
apoderado Rad: 44950 | Fecha: 25/01/2017 | Tema: DEMANDA DE
CASACIÓN - Principio de corrección material: obligación de que
corresponda a la realidad procesal Rad: 44950 | Fecha: 25/01/2017 |
Tema: DEFENSA TÉCNICA - No se vulnera

Sala de Casación Penal


ID : 652117
M. PONENTE : JOSÉ FRANCISCO ACUÑA VIZCAYA
NÚMERO DE PROCESO : 47120
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP16258-2018
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de
Manizales
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 11/12/2018
FUENTE FORMAL : Constitución Política de Colombia de
1991 art. 29 / Ley 600 de 2000 art.
237 Y 276 / Ley 906 de 2004 art. 314 /
Ley 599 de 2000 art. 29, 103 Y 104-7

TEMA: CASACIÓN OFICIOSA - Procedencia / CASACIÓN


OFICIOSA - Intervención de los acusados en la conducta
punible / COAUTORIA - Diferente a la complicidad / CASACIÓN
OFICIOSA - Complicidad: dosificación punitiva / COAUTORÍA -
Concepto / COAUTORÍA - Elementos

Tesis:
«[…] el planteamiento de la recurrente conduce a examinar de oficio la
categoría dentro de la cual se enmarca la intervención de los acusados
LE, a saber: en la figura de la coautoría como lo declaró el Tribunal, o de
la complicidad en consideración a la labor desarrollada y al momento en
que la ejercieron.

La jurisprudencia de la Corte tiene definido que la coautoría se predica


cuando plurales personas son gregarias por voluntad propia de la misma
causa al margen de la ley, comparten conscientemente los fines ilícitos
propuestos y están de acuerdo con los medios delictivos para lograrlos,
de modo que cooperan poniendo todo de su parte para alcanzar esos
cometidos, realizando cada uno las tareas que le corresponden,
coordinadas por quienes desempeñan a su vez el rol de liderazgo.
Quienes así actúan, coparticipan criminalmente en calidad de coautores,
aunque no todos concurran por sí mismos a la realización material de los
delitos específicos. Son coautores, porque de todos ellos puede
predicarse que dominan el hecho colectivo y gobiernan su propia
voluntad, en la medida justa del trabajo que les correspondiere efectuar,
siguiendo la división del trabajo planificada de antemano o acordada
desde la ideación criminal (CSJ SP, 7 Mar. 2007, Rad. 23825; SP, 1 Jul.
2015, Rad. 4229).

Y, cómplice, “es la persona que contribuye a la realización de la


conducta antijurídica o presta una ayuda posterior, por concierto previo
o concomitante a la misma, lo que permite colegir que ese partícipe
accesorio no realiza la conducta típica, sólo contribuye de manera más o
menos eficaz, sin tener dominio en la producción del hecho. Por eso,
como no realiza el verbo rector, su conducta no puede ser la causa del
resultado antijurídico sino una condición del mismo”. (Cfr. CSJ AP891-
2014, Rad. 42428; SP 15 Mar 2017 Rad. 48544).

Por supuesto que la labor de búsqueda de los ejecutores materiales,


antecedió al perfeccionamiento del punible, y dado que no se acreditó
en el trámite que los acusados LE contribuyeron con tareas adicionales
de las cuales predicar que compartían el fin ilícito y dominaban su
ejecución, o que materialmente intervinieron en su desarrollo, la
condición que les asiste es la de cómplices, como en últimas lo revelan
las motivaciones del fallo recurrido que en este punto constantemente
los señala como partícipes, en la concreta actividad de conseguir los
sicarios para darle muerte al periodista.

Surge, de ese modo, que el Tribunal le asignó al hecho declarado en la


sentencia una consecuencia diversa a la que correspondía, pues
enmarcándose la actuación de los acusados LE a una contribución
importante que dio inicio a lo que sería la ejecución del homicidio, ilícito
que tampoco ejecutaron materialmente, debe ser condenados en su
condición de cómplices, no de coautores como en forma errada lo
sentenció el Tribunal.

En orden a corregir el error del sentenciador de segundo grado, dado


que los extremos punitivos del homicidio agravado en la legislación
vigente al momento de los hechos, oscilaban entre 300 y 480 meses de
prisión, y que la sanción para el cómplice se disminuye de una sexta
parte a la mitad, debe establecerse, en armonía con el artículo 60-5 del
Código Penal, entre 150 y 400 meses, y como el ad quem trazó el
ámbito de movilidad dentro de los cuartos medios (212,5 a 337,5); se
tomará como base de la pena el mínimo de ese segmento y se
aumentará, en la proporción considerada por el juzgador en segunda
instancia. Así las cosas, la pena definitiva que deben cumplir Fabio y
JHLE será de 213,5 meses de prisión, esto es, 17 años, 9 meses y 15
días, lapso al que también se reduce la pena accesoria de inhabilitación
para el ejercicio de derechos y funciones públicas».

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 42441 | Fecha: 30/11/2016


| Tema: TESTIGO DE OÍDAS - Valoración probatoria / TESTIGO DE
OÍDAS - Presupuestos a aplicar en la apreciación de este medio de
persuasión Rad: 40702 | Fecha: 24/07/2013 | Tema: TESTIGO DE
OÍDAS - Valoración probatoria / TESTIGO DE OÍDAS - Presupuestos a
aplicar en la apreciación de este medio de persuasión Rad: 23825 |
Fecha: 07/03/2007 | Tema: COAUTORÍA - Concepto / COAUTORÍA -
Elementos Rad: 42458 | Fecha: 16/10/2013 | Tema: COAUTORIA -
Diferente a la complicidad Rad: 45544 | Fecha: 15/03/2017 | Tema:
COAUTORIA - Diferente a la complicidad

Sala de Casación Penal


ID : 650568
M. PONENTE : EUGENIO FERNANDEZ CARLIER
NÚMERO DE PROCESO : 54152
NÚMERO DE PROVIDENCIA : AP5184-2018
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Ibagué
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO
FECHA : 05/12/2018
FUENTE FORMAL : Ley 906 de 2004 art. 7 y 180

TEMA: VIOLACIÓN DIRECTA DE LA LEY SUSTANCIAL - Implica un


juicio en derecho / VIOLACIÓN DIRECTA DE LA LEY SUSTANCIAL -
Parte de la aceptación plena de los hechos / DEMANDA DE
CASACIÓN - Principio de corrección material: obligación de que
corresponda a la realidad procesal / INTERPRETACIÓN ERRÓNEA DE
LA LEY - No se configura / COAUTORÍA - Elementos / VIOLACIÓN
DIRECTA DE LA LEY SUSTANCIAL - Diferente a la violación indirecta
de la ley sustancial / DEMANDA DE CASACIÓN - Es antitécnica cuando
se reduce a un alegato de instancia

Tesis:

«Si se acude a la vía directa de violación de la ley sustancial, el


demandante debe conocer que su controversia se ofrece necesariamente
dogmática, de cara a lo que determinada norma consagra y su
aplicación en el caso concreto.

Desde luego, ello implica un ejercicio decantado de hermenéutica que


permita verificar cómo el contenido de la norma o normas que
disciplinan el tema sustancial, se refleja en los hechos específicos que
gobiernan el proceso.

Pero, además, en consonancia con lo anterior, la causal de casación


elegida en el primer cargo reclama del impugnante aceptar los hechos
estimados ciertos por el Tribunal, al igual que la correspondiente
valoración probatoria que condujo a ello.
Esto, por cuanto, debe resaltarse, precisamente lo discutido atañe a la
manera en que las normas se aplican a dichos hechos, que sirven de
necesario soporte a la discusión.

Y, por último, del demandante se exige, cual sucede con todas las
causales, absoluta corrección material en sus afirmaciones, de manera
tal que lo sostenido en el cargo de verdad se corresponda con lo que
contienen las decisiones o lo efectivamente tratado en las
correspondientes audiencias.

Ninguna de esas tres exigencias fue cumplida por el aquí recurrente,


pues, para comenzar con el primer tópico, en lugar de efectuar un
análisis conceptual del fenómeno de coautoría que quiere introducir
como ajeno al caso concreto, con el indispensable estudio de la norma
que lo contiene y sus derivaciones jurisprudenciales o doctrinarias,
apenas expone, como especie de criterio de autoridad, su particular
visión de lo que el instituto comporta, sin efectuar algún tipo de examen
específico que permita verificar cuál es el adecuado sentido que dicho
precepto entrega al mismo o por qué la interpretación del Tribunal se
estima equivocada.

Y si bien, adujo que la coautoría reclama de acuerdo criminal, actuación


mancomunada y dominio del hecho, nunca precisó si efectivamente el
Ad quem los desconoció o interpretó de manera inadecuada.

Y no lo hizo, precisa la Corte para descender al segundo de los yerros


argumentativos en que incurrió el demandante, porque en lugar de
cumplir con el presupuesto básico de limitar la discusión al plano
estrictamente jurídico o dogmático, el impugnante soportó su tesis en
aspectos eminentemente fácticos o probatorios, a partir de controvertir
la concreta participación que en lo ocurrido tuvo su representado
judicial.

[…]

Es evidente, así, que la discusión no está planteada en términos de la


causal aducida, violación directa de la ley sustancial, porque la crítica no
hace relación a que el Tribunal dejase de aplicar, aplicara indebidamente
o interpretase mal el contenido de una norma, sino que se busca
controvertir la existencia o no de los elementos fácticos que configuran
la coautoría despejada en disfavor de los condenados.

Ello implica, cabe destacar, que el debate se desplace necesariamente


de la sede dogmática hacia los errores de hecho o de derecho en la
asunción de validez de las prueba, su examen objetivo o la valoración
de las mismas, tópicos, todos, que remiten al escenario de los errores
de derecho -falso juicio de legalidad y falso juicio de convicción- o de
hecho -falso juicio de existencia, falso juicio de identidad o falso
raciocinio-, ninguno de los cuales fue abordado, así fuese de manera
somera, por el casacionista, con lo cual el cargo no solo queda huérfano
de sustento, sino que se erige en típico alegato de instancia ajeno a esta
sede de impugnación.

Finalmente, se aprecia ostensible la vulneración del principio de


corrección material en la propuesta casacional del recurrente, pues,
asume como propias del fallo afirmaciones que este jamás contiene, en
todo ajenas al soporte fáctico y probatorio del mismo.

En este sentido, dice el demandante en el numeral tres del primer


cargo, que “En la sentencia condenatoria de segunda instancia se
consigna expresamente que fue el joven YN conocido con el alias de
“[…] el que le asestó varias puñaladas al hoy occiso WSG, como se
consignó en los folios 27 y 28 de dicha providencia, señalándose, a su
vez, que si bien el acusado CDMB (“[…]”) también hirió al hoy occiso en
una de sus piernas, esta herida no le causó la muerte…”.

Nada más alejado de la realidad. La sola lectura del fallo de segundo


grado permite advertir que, por el contrario, allí expresamente se
advirtió que el crimen, en lo que toca con la directa autoría material,
debe atribuirse exclusivamente, ni siquiera por vía de la autoría
impropia, que fue la endilgada a los otros dos acusados, a CDMB, pues,
a través de testimonios de quienes presenciaron lo ocurrido, puede
detallarse que fue él quien propinó con un puñal la herida letal en el
pecho de la víctima.

[…]

De ninguna manera, entonces, es posible atender a los hechos que


estima probados el demandante en aras de adelantar una artificiosa
crítica del fenómeno de coautoría -cuando más aplicable a los otros dos
acusados, pero nunca a su representado judicial, en cuanto, cabe
destacar de nuevo, fue considerado autor material directo del crimen-,
razón suficiente para inadmitir el primer cargo, introducido como
principal en la demanda».

Bastante socorrido ha sido el tópico del in dubio pro reo en casación,


pues, de manera equivocada se viene entendiendo que es este el mejor
camino para soslayar la justeza argumental que reclaman las causales y
así entronizar veladamente la particular visión que el afectado con la
decisión tiene de las pruebas recogidas en juicio.

Tesis:

« En otras palabras, bajo el amparo del principio en cuestión se busca


hacer valer el alegato de instancia propio de los recursos ordinarios de
impugnación.

Es necesario recordar al aquí demandante, dado que incurre en la


práctica reseñada, que el beneficio de la duda puede alegarse por la vía
directa de violación de la ley sustancial, o por la indirecta de los errores
de hecho o de derecho.

Si se trata de acudir a la causal primera, al recurrente le cabe demostrar


que el juzgador desconoció la norma, a pesar de reconocer la
inexistencia de prueba suficiente para condenar.

Vale decir, la violación surge de la falta de aplicación de la norma -


artículo 7° de la Ley 906 de 2004- una vez el fallador, en la valoración
probatoria, reconoce la existencia de duda.

Para su demostración, huelga anotar, basta con transcribir los apartados


en los cuales el fallo reconoce no poseer plena prueba del delito y
consecuente responsabilidad penal del acusado en el mismo; para
confrontar ello con la parte resolutiva de la sentencia, en la cual se
condena al procesado.

Si no se trata de este aspecto el controvertido, esto es, si efectivamente


el Tribunal asumió existir plena prueba de responsabilidad, lo que
corresponde es demostrar por vía indirecta la vulneración del postulado
in dubio pro reo, esto es, verificar que luego de materializado un error
de este tenor, ya el plexo probatorio no asoma suficiente para
determinar probado, más allá de toda duda, que la conducta punible sí
se presentó y debe atribuirse al acusado.

Lo que debe exponer el demandante, entonces, es la naturaleza del


vicio, error de hecho o de derecho, que permite, eliminado el mismo y
en la nueva evaluación general, introducir la duda.

En lugar de ello, el impugnante destina el cargo a entronizar su


particular verificación de credibilidad de lo narrado por los testigos
presentados al juicio, para así, como se aprecia obvio, dudar de lo que
narran los declarantes de cargo, quienes observaron al acusado CDMB,
asestando la puñalada mortal a la víctima; y, en contrario, el censor
entrega plena veracidad a lo expresado por los testigos de descargos, en
cuanto, señalan la intervención del apodado […] en la arremetida
mortal.

Ya se anotó, al examinar el cargo principal, que el Tribunal adelantó una


sólida y completa labor de verificación testifical para explicar por qué
era creíble el primer grupo de testigos -los de cargos-, y no el segundo,
sin que el recurrente acierte a justificar así fuese de manera somera
cuál es el yerro en que pudo incurrir el Ad quem en esa actividad.

[…]

Como el casacionista no solo se equivoca al exponer la causal


propuesta, sino que omite demostrar la existencia de algún tipo de vicio
valorativo en el examen probatorio adelantado por el Tribunal, se alza
necesario inadmitir el segundo cargo, planteado como subsidiario».

Sala de Casación Penal


ID : 650604
M. PONENTE : EUGENIO FERNANDEZ CARLIER
NÚMERO DE PROCESO : 53505
NÚMERO DE PROVIDENCIA : AP5243-2018
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de
Bucaramanga
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO
FECHA : 05/12/2018
FUENTE FORMAL : Ley 906 de 2004

TEMA: VIOLACIÓN DIRECTA DE LA LEY SUSTANCIAL - Parte de la


aceptación plena de los hechos / VIOLACIÓN DIRECTA DE LA LEY
SUSTANCIAL - Implica un juicio en derecho / COAUTORÍA - División
del trabajo / COAUTORÍA - Demostración

Tesis:

«El libelista incurre en desaciertos al denunciar la aplicación indebida del


artículo 29 inciso segundo de la Ley 599 de 2000 y la falta de aplicación
de los artículos 9, 12 de mismo ordenamiento sustantivo, porque
alejado del debate en puro derecho para demostrar el error de selección
normativa al supuesto de hecho declarado por el Tribunal como
probado, propugna por la modificación fáctica al asegurar que no medió
entre los sujetos acuerdo común o división del trabajo y que el solo
hecho de haber transportado a MFL a casa de alias […], no es un aporte
esencial a la conducta delictiva.

Con tal postura, además de deducir conclusiones ajenas a los fallos,


pasa por alto que tras el análisis probatorio el Tribunal determinó que
RD hacía parte de la organización delictiva desempeñando una actividad
principal en el transporte de los expendedores, actividad propia de la
coautoría funcional deducida de los actos desencadenantes de los
hechos que demostraban la decisión conjunta de su realización.

Desdeña el censor que bajo la coautoría funcional, en ese designio


común ninguno de los participantes realiza íntegramente el tipo penal,
ya que cada uno de ellos hace su aporte, sólo que el delito se les imputa
de manera integral. Lo decisivo es tener un dominio funcional del hecho,
pues cada sujeto domina el acontecer total en cooperación con los
demás, no tiene en sí mismo un dominio parcial, ni tampoco el dominio
global, sino que éste se predica de todos, por ello se determinó en el
fallo que el plan común consistía en traficar estupefacientes con claras
funciones asignadas a los otros integrantes como la de empacar,
transportar y vender, correspondiendo al procesado la de movilizar a los
encargados de ponerla en el comercio.

[…]

Como se concluye que la demanda no será admitida […]».

RELEVANTE

Sala de Casación Penal


ID : 651243
M. PONENTE : EUGENIO FERNANDEZ CARLIER
NÚMERO DE PROCESO : 50236
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP5333-2018
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de
Medellín
CLASE DE ACTUACIÓN : SEGUNDA INSTANCIA
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 05/12/2018
FUENTE FORMAL : Constitución Política de Colombia de
1991 art. 13, 93 / Ley 975 de 2005
art. 5A, 20, 26-1, 37-3 / Ley 1592 de
2012 art. 2, 3, 4, 16A, 27 / Ley 1564
de 2012 art. 54 / Ley 906 de 2004 art.
32-3 / Ley 599 de 2000 art. 2, 13, 25,
29, 30, 31, 61, 138 / Ley 782 de
2002 / Ley 742 de 2002 / Ley 84 de
1873 art. 306 / Ley 1448 de 2011 art.
3-2 / Decreto 3011 de 2013 art. 16, 17
/ Decreto 1069 de 2015 art.
2.2.5.1.2.2.4 / Estatuto de Roma art. 8
Y 28A / Protocolo Adicional de los
Convenios de Ginebra del 12 de agosto
de 1949 relativo a la Protección de las
Víctimas de los Conflictos Armados
Internacionales (Protocolo I). art. 1.1 /
Regla 153 del Derecho Internacional
Humanitario Consuetudinario

ASUNTO:
La sustentación de los recursos de apelación interpuestos por los
apoderados de las víctimas y el delegado de la Fiscalía General de la
Nación, giran alrededor de 3 ejes temáticos: (i) caracterización de los
patrones de macro criminalidad, (ii) violencia basada en género y (iii) el
daño a la víctima y resarcimiento del perjuicio

TEMA: AUTOR - Concepto / AUTOR MEDIATO -


Concepto / COAUTORÍA - Concepto

Tesis:

«Sobre las formas de responsabilidad criminal por hechos ejecutados


por un tercero que no opera como instrumento.

En principio, el autor del delito, de acuerdo con el artículo 29 de la Ley


599 de 2000, es quien personalmente o a través de un instrumento - es
decir, un sujeto que obra bajo coacción o sin conocimiento -, realiza
íntegramente la conducta punible, esto es, quien ejecuta el verbo rector
o el comportamiento penado.

Estas hipótesis configuran la autoría inmediata o mediata, según el


caso, o la coautoría, esto último, cuando el dominio del ilícito está
repartido en una cantidad plural de personas que, en razón de un
acuerdo previo, contribuyen sustancialmente a la ejecución del
comportamiento penado.

Sin perjuicio de lo anterior, en el desarrollo de la ciencia jurídico penal


se han identificado situaciones en las que un sujeto no ejecuta el delito
parcialmente o en su integridad, ni personalmente ni por intermedio de
un instrumento, a pesar de lo cual la Ley, por razones de política
criminal, lo equipara al autor y le imparte idéntico tratamiento
punitivo».

APARATO ORGANIZADO DE PODER - Autoría mediata:


concepto / APARATO ORGANIZADO DE PODER - Autoría mediata:
demostración / APARATO ORGANIZADO DE PODER - Organización
criminal: título de participación, línea jurisprudencial / APARATO
ORGANIZADO DE PODER - Coautoría: por cadena de
mando / COAUTORÍA IMPROPIA - Configuración / APARATO
ORGANIZADO DE PODER - Autoría mediata por dominio de la
voluntad / APARATO ORGANIZADO DE PODER - Autoría mediata por
dominio de la voluntad: es diferente a aquélla por coacción o
instrumento / APARATO ORGANIZADO DE PODER - Autoría mediata
por dominio de la voluntad: elementos

Tesis:

«Autoría mediata en aparatos organizados de poder por dominio de la


voluntad.

La Sala, para atribuir la autoría de uno o más delitos a personas


distintas de quienes los ejecutan materialmente, ha desarrollado y
aplicado la tesis de la responsabilidad por cadena de mando - a la que
en adelante, y para evitar confusiones, se denominará autoría mediata
en aparatos organizados de poder por dominio de la voluntad - derivada
de los planteamientos que en la doctrina penal alemana y,
específicamente, en la obra de Claus Roxin, se han consolidado.

Tal construcción conceptual tiene aplicación a los casos en que las


conductas punibles objeto de reproche son cometidas por miembros de
una estructura organizada, pero se busca atribuir responsabilidad por
las mismas no sólo a aquéllos - los autores materiales -, sino también a
quienes ejercen control sobre la jerarquía organizacional, así no hayan
tenido “injerencia directa sobre aquellos que materializan o ejecutan las
acciones ilícitas en el grupo”, en cuanto hayan contribuido
sustancialmente a la perpetración de los ilícitos:

[…]

Así pues, el desarrollo conceptual al que se hace referencia está


orientado a lograr la atribuibilidad de resultados antijurídicos a quienes
ostentan una posición de mando dentro de una organización jerárquica
respecto de hechos cometidos por sus subordinados, cuando quiera que
aquéllos materializan un mandato delictivo transferido a lo largo del
escalafón de la estructura hasta sus ejecutores materiales.

En esas condiciones, “dada la ausencia de contacto físico, verbal y de


conocimiento entre el primer cabo ordenador y el último que consuma la
conducta punible, sucede que el mandato o propósito se traslada de
manera secuencial y descendente a través de otros dependientes. Estos
como eslabones articulados conocen de manera inmediata a la persona
antecedente de quien escucharon la orden y de forma subsiguiente a
quien se la trasmiten. Todos se convierten en anillos de una cadena en
condiciones de plural coautoría”.

Así, se hace posible “predicar responsabilidad tanto de quien ha


ejecutado el hecho personalmente, como de quien no lo ha hecho pero
se encuentra vinculado al mismo en virtud de su pertenencia, con cierto
poder de mando, al aparato organizado de poder”. La imputación a los
líderes de la organización criminal, según lo ha entendido la Sala, se
hace en condición de autores mediatos, pues “toda la cadena actúa con
verdadero conocimiento y dominio del hecho”, aunque también ha
admitido la atribución de delitos cometidos por subordinados a los
líderes de organizaciones estructuradas a título de coautores materiales
impropios.

Esta forma de participación criminal se diferencia de la autoría mediata


por coacción o instrumento porque, en este caso, el perpetrador
material del delito no es un objeto, entendido como una persona que
obra bajo coacción insuperable o que no comprende su comportamiento,
sino que se trata, por el contrario, de un individuo que actúa libre e
inteligentemente, de modo que también él incurre en responsabilidad
penal como autor material del ilícito.

Ahora bien, la imputación de uno o más delitos a los líderes de la


estructura organizada requiere que aquéllos hayan tomado parte o
contribuido, de alguna manera, a su realización, por lo cual sólo resulta
viable cuando los superiores i) han dado la orden, explícita o implícita,
de que se realicen las conductas punibles, la cual es comunicada
descendientemente desde las esferas de control de la organización hasta
quienes la ejecutan materialmente, o ii) los delitos se enmarcan dentro
del ideario de la organización o en su plan criminal.

En esa lógica, no son atribuibles a los superiores aquellos delitos que, no


obstante haber sido cometidos por miembros de la organización
delictiva, no fueron ordenados por ellos y se apartan del modo operativo
de la misma, su ideario o plan de acción, pues de lo contrario,
terminaría por sancionárseles sin que hubiesen realizado un aporte a
tales conductas ilícitas.

De acuerdo con lo expuesto, son elementos constitutivos de esta forma


de participación:

i) La existencia de una organización jerarquizada.

ii) La posición de mando o jerarquía que ostenta el agente al interior de


aquélla.

iii) La comisión de un delito perpetrado materialmente por integrantes


de la misma, cuya ejecución es ordenada desde la comandancia y
desciende a través de la cadena de mando, o hace parte del ideario
delictivo de la estructura.

iv) Que el agente conozca la orden impartida o la política criminal en


cuyo marco se produce el delito, y quiera su realización.

Nótese que en este escenario, aunque el individuo tampoco obra como


autor, se le equipara jurídicamente a éste y se le responsabiliza como si
lo fuera».

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: T-010 DE 2015 | Tema: LEY


DE JUSTICIA Y PAZ - Principio de enfoque diferencial: concepto Rad: T-
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POSICIÓN DE GARANTE - Competencia derivada: de organización, de
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derivada: de organización, de institución o injerencia / POSICIÓN DE
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INDEMNIZACIÓN DE PERJUICIOS - Daño a la salud: evolución
jurisprudencial / INDEMNIZACIÓN DE PERJUICIOS - Daño a la vida de
relación: debe abordarse como daño a la salud / INDEMNIZACIÓN DE
PERJUICIOS - Daño a la salud: su demostración constituye una carga
atribuible a quien Rad: 25000 | Fecha: 28/08/2014 | Tema:
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INDEMNIZACIÓN DE PERJUICIOS - Daño a la salud: evolución
jurisprudencial / INDEMNIZACIÓN DE PERJUICIOS - Daño a la vida de
relación: debe abordarse como daño a la salu

Sala de Casación Penal


ID : 651597
M. PONENTE : EYDER PATIÑO CABRERA
NÚMERO DE PROCESO : 53611
NÚMERO DE PROVIDENCIA : AP5260-2018
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de
Popayán
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO
FECHA : 05/12/2018
FUENTE FORMAL : Ley 906 de 2004 art. 180, 181 y 184

TEMA: DEMANDA DE CASACIÓN - Principio de


autonomía / DEMANDA DE CASACIÓN - Principio de no
contradicción / PRUEBA PERICIAL - Dictamen: apreciación
probatoria / FALSO JUICIO DE LEGALIDAD - Técnica en
casación / COAUTORÍA - Técnica en casación / COAUTORÍA -
Diferencia con el concierto para delinquir

Tesis:

«[…] en afrenta contra el principio de autonomía que obliga a que las


censuras se postulen de manera separada, el libelista asegura además
que se vulneró el principio de contradicción “en el manejo y desarrollo
de la prueba”, lo que indicaría una irregularidad en el proceso de
formación de las pruebas, que debiera haber sido atacada por la senda
del error de derecho por falso juicio de legalidad. No obstante, al tiempo
asegura que dicho postulado -de contradicción se vulneró porque se
incurrió en “error grave en la conjugación, apreciación y determinación
de la prueba que a la postre sirvió de base y fundamento para condenar
a nuestros defendidos”, lo que sugiere defectos a la hora de sopesar los
medios de convicción, y contraviene el principio lógico de no
contradicción.

De otro lado, de manera deficiente, el impugnante sostiene que no se


encuentran satisfechos los elementos que configuran la coautoría, en
tanto grado de participación, particularmente, el acuerdo común anterior
y la división de trabajo.

Sin embargo, tal premisa deja al margen los razonamientos de los


falladores, a partir de los cuales aparece probado que, el convenio
criminal fue concomitante a los hechos y que cada uno de los miembros
del grupo atacante cumplió un rol determinante y esencial en el
cometido de arrebatarle la vida al inculpado, el cual finalmente no se
cumplió por la intervención de la ciudadanía y la oportuna atención
médica.

[…]

Del mismo modo, es patente la confusión dogmática del libelista pues en


el propósito de demostrar que la coautoría pregonada por la Fiscalía y
admitida por los falladores no se encuentra probada, acude a señalar
que no se acreditó que sus clientes incursionaran en un concierto para
delinquir, comportamiento éste que corresponde a una conducta punible
autónoma y completamente diversa de la coautoría propia o impropia,
pasible de ser ejecutada respecto de cualquier delito, en tanto se trata
de un grado de participación en la comisión de un injusto.

Así también, aunque el defensor pretende descalificar la consideración


de la judicatura en el sentido que fueron varias las patadas y pedradas
recibidas por el ofendido y para el efecto señala que el dictamen de
Medicina Legal sólo da cuenta de una sola pedrada y varias patadas,
desatiende que dicha conclusión judicial es producto de la valoración
conjunta del acervo probatorio, ejercicio deductivo en el que los
juzgadores se valieron del principio de libertad probatoria y examinaron
las experticias médico legales como los testimonios de quienes
percibieron de manera directa los hechos, encontrando que fueron
múltiples y variados los impactos que recibió la víctima -con puños,
patadas, arma cortopunzante y pedradas-.

Ahora, si bien el jurista dice haberse apoyado en la lógica a efecto de


fundamentar el reproche, no lo hizo y más bien resulta palmaria la
ausencia absoluta de idoneidad de la censura, motivo suficiente para
inadmitirla».

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 24322 | Fecha: 12/12/2005


| Tema: FALSO JUICIO DE IDENTIDAD - Por cercenamiento: técnica en
casación / NULIDAD - Técnica en casación

Sala de Casación Penal


ID : 651618
M. PONENTE : EYDER PATIÑO CABRERA
NÚMERO DE PROCESO : 50819
NÚMERO DE PROVIDENCIA : AP5263-2018
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Buga
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO
FECHA : 05/12/2018
FUENTE FORMAL : Ley 522 de 1999 art. 442 / Ley 599 de
2000 art. 29, 32 y 376 / Ley 906 de
2004 art. 7 y 184

TEMA: VIOLACIÓN DIRECTA DE LA LEY SUSTANCIAL - Parte de la


aceptación plena de los hechos / INTERPRETACIÓN ERRÓNEA -
Técnica en casación / COAUTORÍA - Elementos / PRINCIPIO DE
LEGALIDAD - No se vulnera / TRÁFICO, FABRICACIÓN O PORTE DE
ESTUPEFACIENTES - Elementos: verbos rectores,
transportar / VIOLACIÓN DIRECTA DE LA LEY SUSTANCIAL - No se
configura

Tesis:

«En el segundo cargo, el defensor persiste en las mismas falencias,


porque al acusar la violación directa, por interpretación errónea del
artículo 376 del Código Penal, desatiende la carga de admitir la forma
como fueron declarados los hechos y valoradas las pruebas y se margina
de la realidad procesal.

Es cierto que el concepto de interpretación errónea, supone que el


juzgador selecciona el precepto que efectivamente regula el caso, pero
le otorga unos alcances que no corresponden a su sentido jurídico. Sin
embargo, la demostración del dislate debe partir, no del contenido de
los medios de demostración, como erradamente lo entiende, sino de la
verdad probatoria declarada por el sentenciador, la que no puede ser
fraccionada para soportar el dislate pues, de ser así, la censura resulta
inane.

Así ocurre en este caso, porque cuando el demandante aduce que el


comportamiento de su asistido, consistente en la revisión externa del
equipaje de mano que llevaba consigo el pasajero TM, no se subsume
en la descripción de la conducta, concretamente en la acción de
transportar la sustancia alucinógena, se margina de enfrentar todas la
circunstancias que rodearon el acontecimiento delictivo y que
condujeron a atribuirle responsabilidad penal, a título de coautor,
porque, tal como lo expuso el Ad quem, su “intervención fue permitir el
paso del señor HTM, conociendo que su equipaje de mano transportaba
sustancia estupefaciente que sería llevada a Madrid España”

Si la coautoría implica la realización del injusto por varias personas, con


división de tareas, previa celebración de un acuerdo común y lo que
cada una haga se le atribuye a las demás por virtud del principio de
imputación recíproca, resulta un desatino predicar que, en este caso, los
sentenciadores atentaron contra el principio de legalidad, al enrostrar al
uniformado una conducta que el legislador no ha concebido y que, de
contera, la acción de inspeccionar deviene atípica.

De manera que, si en la ejecución del injusto de tráfico de


estupefacientes, en la modalidad de transportar, cada sujeto hace su
aporte, no es lógico exigir, como lo hace el letrado, que “el agente a
través de cualquier medio desplace o lleve las sustancias alucinógenas
de un lugar a otro”, porque, como de tiempo atrás lo tiene dicho la
Corte, para la atribución de responsabilidad, no resulta indispensable
que cada interviniente lleve a cabo o ejecute la totalidad del supuesto
fáctico contenido en el tipo.

[…]

El demandante también le atribuye al Ad quem el yerro de


interpretación errónea, porque no se puede entender que los sujetos
“que intervienen en la revisión del equipaje de forma casual y no
perciban su contenido” ameritan una sanción penal.

Tal reclamo, es el fruto de la interpretación descontextualizada de la


sentencia de segunda instancia, porque esa afirmación hace parte de la
valoración probatoria, […]

[…]

[…] no es posible interpretar, como lo hace el actor, que se debe


sancionar penalmente a quien revise un equipaje de forma casual y no
perciba su contenido, pues claramente está haciendo referencia a que,
en este caso concreto, el policial a cargo de la inspección del equipaje
no detectó el alucinógeno, pese a que era fácil percibir su contenido
dadas las características de la maleta.

De la estructura argumentativa de la sentencia de segunda instancia,


tampoco deriva que se está equiparando la modalidad de transportar, al
hecho de que el agente permita el paso, se trata nuevamente de una
interpretación acomodada del censor, quien se margina en todo
momento de la realidad procesal, en especial, de la ejecución
mancomunada del ilícito y del aporte por el cual se elevó en su contra
reproche penal, para imponer su propia visión, sin poner al descubierto
la ocurrencia del yerro judicial, que apenas dejó enunciado.

La propuesta del libelista, lejos está de estructurar un reparo casacional,


menos aún, por violación directa de la ley sustancial, pues ya se ha visto
que en todo momento cuestiona el análisis del componente
demostrativo de responsabilidad penal de su asistido».

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 18103 | Fecha: 02/03/2005


| Tema: FALSO JUICIO DE LEGALIDAD - Técnica en casación: principio
de trascendencia Rad: 31085 | Fecha: 08/07/2009 | Tema: FALSO
JUICIO DE LEGALIDAD - Técnica en casación: principio de trascendencia
Rad: 31646 | Fecha: 19/09/2014 | Tema: FALSO JUICIO DE LEGALIDAD
- Técnica en casación: principio de trascendencia

Sala de Casación Penal


ID : 648623
M. PONENTE : EYDER PATIÑO CABRERA
NÚMERO DE PROCESO : 53476
NÚMERO DE PROVIDENCIA : AP4901-2018
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Buga
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO
FECHA : 14/11/2018
FUENTE FORMAL : Ley 906 de 2004 art. 180, 181, 184,
184 inc. 2 y 184 inc. 3

TEMA: VIOLACIÓN DIRECTA DE LA LEY SUSTANCIAL - Técnica en


casación / AUTORÍA MEDIATA - Modalidades / DEMANDA DE
CASACIÓN - Principio de no contradicción / COAUTORÍA IMPROPIA -
Elementos

Tesis:

«De otra parte, el censor juzga equivocado que el Tribunal abordara el


tema de la autoría mediata para visibilizar el error del a quo al condenar
al acusado por los homicidios agravados, por cuanto, afirma el libelista,
el juez de primera instancia solo habría apelado a la figura de la
coautoría impropia.

No obstante, por un lado, la crítica enderezada a reprobar una “errónea


interpretación de la ley”, como consecuencia de “aplicar en este caso el
aporte del profesor CLAUS ROXIN, en torno al tema de la autoría
mediata, cuando es claro que el AQUO, fundament[ó] la responsabilidad
penal del procesado en el fenómeno jurídico de la coautoría impropia”,
ha debido elevarse por la senda de la causal primera.

Y por otro, la lectura del fallo del a quo permite advertir que ninguna
razón le asiste al recurrente, pues, en efecto, el juzgador unipersonal sí
apeló a aquella categoría -autoría mediata- al señalar que el concepto
de coautoría se extendía a los dirigentes del grupo delincuencial,
considerando su orden jerárquico o línea de mando, aunque no fueran
ejecutores directos del accionar criminal, luego, no devenía del todo
exótico que el ad quem resaltara la confusión dogmática de su inferior y
que infiriera que no se acreditó que i) el acusado hiciera parte de la
referida línea de mando, ii) impartiera instrucciones para la comisión de
los homicidios y extorsiones o iii) tuviera la capacidad de oponerse a las
decisiones del cabecilla de la banda -alias “[…]”-.

Finalmente, resulta lesivo del principio de no contradicción que se afirme


en el libelo que el ad quem “desconoció o mal interpretó el alcance del
artículo 29, inciso segundo (2º) del Código Penal” acerca de la coautoría
impropia, así como la jurisprudencia de la Corte sobre el particular, toda
vez que tal postulación inadvierte que argüir la falta de aplicación de
dicha norma excluye la posibilidad de alguna hermenéutica equivocada y
viceversa.

En todo caso, está bien resaltar que, el Tribunal sí examinó los


presupuestos que delimitan la coautoría impropia de cara al caso
concreto, encontrando que no se estaban satisfechos porque no se
probó el acuerdo común, la división de tareas y el aporte esencial que el
procesado habría prestado en la comisión de los homicidios.

Lo infundado de la demanda determina, por lo tanto, su inadmisión, en


los términos del canon 184, inciso segundo, de la Ley 906 de 2004».

RELEVANTE

Sala de Casación Penal


ID : 656899
M. PONENTE : LUIS ANTONIO HERNÁNDEZ BARBOSA
NÚMERO DE PROCESO : 49884
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP4904-2018
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de
Medellín
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 14/11/2018
FUENTE FORMAL : Constitución Política de Colombia de
1991 art. 31 Y 116 / Ley 600 de 2000
art. 77-1B / Ley 906 de 2004 / Ley 599
de 2000 art. 19, 29-2, 135 / Acto
Legislativo 003 de 2002 art. 1

TEMA: COAUTORÍA IMPROPIA - Diferencia con la coautoría


propia / COAUTORÍA - Concepto / COAUTORÍA IMPROPIA - Principio
de imputación recíproca / COAUTORÍA - Acuerdo puede ser
antecedente o concomitante al comportamiento / COAUTORÍA -
Acuerdo puede ser expreso o tácito

Tesis:
«[…] se procede a abordar la figura de la coautoría, respecto de la cual
la defensa ha sentado su inconformidad.

Acerca del concurso de personas en la comisión delictiva se ha precisado


que existen diferencias entre la coautoría material propia y la impropia.
La primera ocurre cuando varios sujetos, acordados de manera previa o
concomitante, realizan el verbo rector definido por el legislador,
mientras que la segunda, la impropia, llamada coautoría funcional,
precisa también de dicho acuerdo, pero hay división del trabajo,
identidad en el delito que será cometido y sujeción al plan establecido,
modalidad prevista en el artículo 29-2 del Código Penal, al disponer que
son coautores quienes, “mediando un acuerdo común, actúan con
división del trabajo criminal atendiendo la importancia del aporte”; se
puede deducir, ha dicho la Sala , de los hechos demostrativos de la
decisión conjunta de realizar el delito.

Ha indicado la Corte que la figura de la coautoría comporta el desarrollo


de un plan definido para la consecución de un fin propuesto, en el cual
cada persona involucrada desempeña una tarea específica, de modo que
responden como coautores por el designio común y los efectos
colaterales que de él se desprendan, así su conducta individual no
resulte objetivamente subsumida en el respectivo tipo penal, pues todos
actúan con conocimiento y voluntad para la producción de un resultado.

También se ha puntualizado que en dicha modalidad de intervención


criminal rige el principio de imputación recíproca, según el cual, cuando
existe una resolución común al hecho, lo que haga cada uno de los
coautores se extiende a todos los demás conforme al plan acordado, sin
perjuicio de que las otras contribuciones individualmente consideradas
sean o no por sí solas constitutivas de delito.

Si bien el acuerdo previo o concomitante que se precisa para configurar


la coautoría material impropia puede acontecer en el marco de una
reunión, la suscripción de un documento, una decantada preparación
ponderada del delito, también puede ocurrir de manera intempestiva,
sin una formalidad especial, pues basta por ejemplo, un gesto, un
ademán, una mirada, un asentimiento, en suma, la expresión clara en la
coincidencia de voluntades orientada a la realización de un mismo
objetivo delictivo, lo cual debe ser apreciado en cada caso concreto al
constatar la forma en que se desarrollaron los hechos en sus momentos
antecedentes, concomitantes y posteriores.

No en vano el acuerdo puede ser expreso, como cuando cada uno de los
coautores hace explícita su voluntad, por antonomasia propia del pacto
previo y la preparación ponderada del atentado al bien jurídico, pero
también puede ser tácito, como ocurre en el caso de un grupo de
asaltantes entre los cuales algunos llevan armas letales cuyo porte es
consentido por los otros, todos en procura de sacar avante la lesión al
patrimonio económico».

COAUTORÍA IMPROPIA - Se configura / CONOCIMIENTO PARA


CONDENAR - Requisitos: convencimiento más allá de toda
duda / DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO - Principio de
distinción / CONFLICTO ARMADO - Responsabilidad de las partes en
conflicto: adoptar las medidas posibles para asegurar la protección de
las civiles afectados / COAUTORÍA IMPROPIA - Principio de
imputación recíproca / COAUTORÍA - Acuerdo puede ser antecedente o
concomitante al comportamiento / CASO FALSO POSITIVO -
Tipificación: homicidio en persona protegida / HOMICIDIO EN
PERSONA PROTEGIDA - Se configura: evento en que se modificó la
escena para acreditar un falso combate

Tesis:

«Una vez efectuadas las anteriores precisiones, advierte la Corte que el


Teniente CARR sí actuó en calidad de coautor material impropio del
homicidio del agricultor PFC, por las siguientes razones:

Se probó con suficiencia, más allá de toda duda, que la víctima no tenía
en su poder un fusil como para haber disparado contra la patrulla
comandada por el mencionado Teniente, proyectiles calibre 5.56 como
los que fueron hallados en un bolso que se dijo le pertenecía, similares a
los utilizados por los militares que le causaron la muerte.

Con la declaración de los campesinos agricultores WADLO, JA, NV, MR,


EP (compañera permanente), NC y JM, se acreditó que PF era un
indígena Zenú, oriundo de Córdoba, que había llegado a la región desde
pequeño donde se había dedicado a la agricultura, cultivaba aguacate,
ñame, plátano y maíz, trabajaba por jornal, era esposo y padre de 2
hijos, jugaba futbol y era apreciado por la comunidad, sin que hubiese
sido visto departiendo con guerrilleros.

Se demostró que las manchas de sangre halladas en la silla artesanal


adosada al burro corresponden a PF (uniprocedencia de ADN), con lo
cual se prueba que iba montado sobre el semoviente cuando fue
atacado.

Según el acta de levantamiento del cadáver, al momento de su muerte


PF vestía camisa azul, jean del mismo color y botas plásticas, que los
procesados describieron como ropa “vieja y “raída”, es decir, no portaba
uniforme similar o igual al camuflado de las fuerzas armadas, que
conforme a las reglas de la experiencia visten los guerrilleros y que en el
Boletín diario de información 007 S2BACIM1-2007 se dijo tenían los “30
sujetos de la cuadrilla 35 de las Farc” vistos el domingo 4 de febrero de
2007 en el Cerro Mancomojón del Corregimiento de Tierra Grata.

Se demostró con el informe de laboratorio de balística forense que la


víctima recibió de frente los impactos de arma de fuego cuando iba
sentado sobre el jumento -que también murió como consecuencia del
ataque—, estableciéndose además que los disparos únicamente se
produjeron en dirección al occiso y que en sentido contrario, es decir,
hacia el lugar en el cual se encontraba la patrulla no se accionó arma
alguna.

[…]

Está acreditado que el agricultor PF era una persona protegida por el


DIH , en cuanto no intervino en contienda armada alguna, en aplicación
del principio de distinción (norma imperativa de derecho internacional o
ius cogens), que esencialmente se orienta a “la protección de la
población civil y de objetos civiles, y establece la distinción entre
combatientes y no combatientes; los Estados nunca pueden hacer a los
civiles objeto de ataques, y en consecuencia nunca pueden utilizar
armas que sean incapaces de diferenciar entre objetivos civiles y
militares” , en el entendido de que el propósito central del DIH no es
conceder o reconocer derechos a los contendientes en el conflicto, sino
proteger a la población civil que se encuentra en medio del mismo.

De acuerdo con el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, “las


partes en los conflictos armados tienen la responsabilidad primordial de
adoptar todas las medidas posibles para asegurar la protección de los
civiles afectados” y se concreta en las siguientes reglas: (i) Prohibición
de dirigir ataques contra la población civil, (ii) Prohibición de desarrollar
acciones orientadas a aterrorizar a la población civil, (iii) Diferenciación
entre bienes civiles y objetivos militares, (iv) Prohibición de ataques sin
distinción y de armas con efectos indiscriminados, (v) Prohibición de
atacar condiciones básicas de supervivencia de la población civil, y (vi)
Prohibición de atacar personas puestas fuera de combate.

En todo caso, debe señalarse que en virtud del principio de imputación


recíproca, como ya se precisó, todos los coautores responden en virtud
del acuerdo común y los efectos derivados de él, así su conducta
individual no sea recogida objetivamente como delictiva, en cuanto
proceden con conocimiento y voluntad para la producción del resultado.

[…]

Si de las pruebas recaudadas se demuestra que los miembros de la


patrulla, así como el Teniente CAR, no pudieron incurrir en forma
sincrónica en el error de creer que eran objeto de un ataque armado por
parte de guerrilleros, se impone concluir que medió entre ellos un
acuerdo concomitante con la acción de disparar contra el inerme
agricultor PMF montado en un burro, pues huelga señalar que
acreditados los hechos, no se advierte un proceder individual de cada
uno que finalmente se conjugó en el homicidio investigado.

En efecto, si como lo relató el Teniente R, disparó hacia el aire, pero


arrojó tres granadas, en tanto los otros accionaron sus fusiles contra el
objetivo, se reitera, un humilde campesino desarmado y montado sobre
un burro, que en un camino real -no una zona selvática o boscosa— era
imposible confundirlo con una célula guerrillera que les disparaba,
necesariamente debió mediar un acuerdo en proceder de tal manera, lo
cual viene a ser confirmado con la conducta ulterior de modificar la
escena de los hechos, colocar al occiso un bolso con proyectiles 5.56
similares a los utilizados en el ataque del que fue víctima, además de
reportarlo como subversivo dado de baja en combate.

La modificación de la escena en procura de acreditar un supuesto


combate en el cual resultó muerto PF, viene a confirmar la coautoría del
Teniente R en el homicidio, pues no se aviene con alguna regla de la
experiencia que un superior de manera tan decidida y sin más interés
que el de proteger a sus subordinados de las consecuencias de un error,
consienta la modificación del sitio de los hechos, reporte radialmente un
hecho no ocurrido y más aún, con posterioridad, dentro de la
investigación, contra toda evidencia, sostenga tozudamente que el
occiso agricultor era un miliciano, fallecido en el fragor de un combate
protagonizado por 3 o 4 guerrilleros que les dispararon y motivaron la
reacción de él y su patrulla.

[…]

En efecto, es claro que todo el montaje de la escena, el reporte por


radio, las intervenciones de CAR dentro del proceso, permite advertir
que estaba fabricando su propia exculpación y con ello, la de sus
subordinados involucrados, todo lo cual denota que si se presentó ese
acuerdo coetáneo con la acción de disparar contra el inerme campesino.
Además, se tiene que muy conveniente resultaba que el Teniente R
disparara hacia el aire en el momento en que los miembros de la
patrulla a su cargo accionaban fusiles Galil y ametralladora M-60 contra
PF, pues el ruido derivado de las percusiones creaba el desconcierto
necesario para hacer creer a los moradores de la zona que se había
producido un combate -en tal sentido, NRM declaró que se produjo una
“balacera” y JR, uno de los procesados, señaló que la confrontación duró
de 10 a 15 minutos— y no, como en efecto ocurrió, el homicidio de
quien luego fue reportado falsamente como guerrillero o miliciano dado
de baja al atacar con arma de fuego a la patrulla.

Demostrada la coautoría del Teniente CAR, el cargo no está llamado a


prosperar».

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 38685 | Fecha: 19/08/2015


| Tema: JUEZ PENAL DEL CIRCUITO - No existe diferencia sustancial con
el Juez Especializado / DEBIDO PROCESO - Juez natural Rad: 23871 |
Fecha: 10/08/2005 | Tema: JUEZ PENAL DEL CIRCUITO - No existe
diferencia sustancial con el Juez Especializado Rad: 44414 | Fecha:
24/09/2014 | Tema: JUEZ PENAL DEL CIRCUITO - No existe diferencia
sustancial con el Juez Especializado Rad: 38725 | Fecha: 22/01/2014 |
Tema: COAUTORÍA - Concepto Rad: 19697 | Fecha: 27/05/2004 |
Tema: COAUTORÍA - Concepto Rad: 12384 | Fecha: 30/05/2002 |
Tema: COAUTORÍA - Concepto Rad: 50394 | Fecha: 25/07/2018 |
Tema: CAUTORÍA IMPROPIA - Diferencia con la coautoría propia /
COAUTORÍA - Concepto Rad: 19697 | Fecha: 27/05/2004 | Tema:
CAUTORÍA IMPROPIA - Diferencia con la coautoría propia / COAUTORÍA
- Concepto Rad: 12384 | Fecha: 30/05/2002 | Tema: CAUTORÍA
IMPROPIA - Diferencia con la coautoría propia / COAUTORÍA - Concepto
Rad: 23438 | Fecha: 02/07/2008 | Tema: COAUTORÍA IMPROPIA -
Principio de imputación recíproca Rad: 48431 | Fecha: 09/08/2017 |
Tema: DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO - Principio de
distinción Rad: 46263 | Fecha: 09/05/2018 | Tema: DOLO EVENTUAL -
No se configura / DOLO DIRECTO - Se configura / DOLO EVENTUAL -
Frente a la culpa con representación / PRINCIPIO DE CONGRUENCIA -
No se vulnera: cuando no se varia el núcleo factico de la imputación /
PRINCIPIO DE NON REFORMATIO IN PEJUS - No se vulnera Rad: 51038
| Fecha: 28/02/2018 | Tema: DOLO EVENTUAL - No se configura /
DOLO DIRECTO - Se configura / DOLO EVENTUAL - Frente a la culpa con
representación / PRINCIPIO DE CONGRUENCIA - No se vulnera: cuando
no se varia el núcleo factico de la imputación / PRINCIPIO DE NON
REFORMATIO IN PEJUS - No se vulnera

Sala de Casación Penal


ID : 644369
M. PONENTE : EYDER PATIÑO CABRERA
NÚMERO DE PROCESO : 48855
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP3745-2018
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de
Valledupar
CLASE DE ACTUACIÓN : SEGUNDA INSTANCIA
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 05/09/2018
FUENTE FORMAL : Ley 906 de 2004 art. 32 núm. 3

TEMA: INDICIO - Apreciación probatoria / COAUTORÍA - División del


trabajo / COAUTORÍA - Demostración / CONOCIMIENTO PARA
CONDENAR - Requisitos: convencimiento más allá de toda
duda / PRUEBA - Apreciación probatoria

Tesis:

«Resaltó el recurrente que la primera instancia no demostró que lo


expresado por el procesado en su interrogatorio fuera falso, incoherente
y contradictorio.

Sobre este punto, advierte la Corte que las aseveraciones de EGa fueron
infirmadas por la prueba de cargo. El acusado en el juicio sostuvo que
no escuchó, ni tuvo conocimiento de la conversación entre AFBG y el
abogado RFPC, en la cual el primero le demandó al segundo “cuatro
paquetes”, para “ayudarle” con la revocatoria de la medida de
aseguramiento.

[…]

Esta declaración contradice abiertamente la del implicado con la que


pretende mostrarse completamente ajeno a la petición efectuada por el
Secretario del Centro de Servicios, pero, lo cierto es que ese hecho tuvo
lugar en la oficina del juez, estando solo tres personas, puesto que
AFBG condujo al abogado PC al Despacho de EG y, a puerta cerrada, le
preguntó cuánto había “para la vuelta” y el dialogo surtido entre
apoderado y empleado judicial fue presenciado en forma silenciosa por
el Juez, situación que jamás pudiera haberse dado, de no ser porque los
dos servidores públicos se habían puesto previamente de acuerdo para
realizar esta acción delictiva. El suceso, tal como fue relatado por el
letrado, no solo desvirtúa la postura defensiva del acusado, sino que,
además, demuestra la coautoría en la realización de la conducta punible,
pues mientras el Secretario ofreció la ayuda que cuantificó en “cuatro
paquetes”, el Juez se interesó por revisar los elementos de prueba con
que contaba el abogado a fin de preparar la decisión. Ello permite
colegir la división de trabajo y el aseguramiento del resultado
prometido, con lo cual se intentó persuadir a la víctima.

La declaración rendida por el abogado RFPC es, sin duda alguna, la


prueba que compromete seriamente la responsabilidad del implicado,
puesto que es detallado, circunstanciado, imparcial, desinteresado y a
pesar del tiempo transcurrido desde el suceso hasta el juicio oral, dio
cuenta de la forma en que se desarrolló la reunión, cómo se le ofreció
ayuda y, además, describió con precisión la participación del Juez EG,
tal como se plasmó en la transcripción traída a esta sentencia.

Pero, ese testimonio no está solitario, además se cuenta con la


declaración de DEMH, quien informó que sí hubo una reunión en la
oficina del Juez EG en la que estuvieron presentes, además de ese
funcionario, el Secretario y el apoderado solicitante de la revocatoria de
la medida de aseguramiento. Y, si bien es cierto, no fue testigo
presencial de la petición efectuada por AFBG ni de lo expresado por el
Juez frente a los elementos de prueba, su exposición contribuye a hacer
más creíble la de RFPC.

En consecuencia, no le asiste razón al defensor cuando cuestionó la


estructuración del indicio analizado, puesto que, sin dubitación alguna,
las manifestaciones del implicado fueron desvirtuadas, no sólo con el
testimonio analizado en precedencia, sino que otros medios de prueba
que contribuyen a configurar el conocimiento más allá de toda duda,
necesario para condenar.

[…]

El defensor alegó que la primera instancia fundó ese indicio a partir de


la reunión ocurrida en el despacho del Juez EG con el Secretario ABG y
el abogado PC, el día en que ocurrieron los hechos y, de la facultad que
tenía como Coordinador del Centro de Servicios del Sistema Acusatorio
para asumir el conocimiento de solicitudes de usuarios, lo que se
demostró a través del testimonio del investigador JCU.

Reclamó el apelante que el fallador, a través de este indicio, consideró


demostrada la existencia de un acuerdo previo, con división de trabajo,
el cual no se encuentra justificado, pues la reunión fue provocada
exclusivamente por el Secretario BG, quien condujo al abogado a la
oficina del Juez.

En relación con este particular, al analizar el material probatorio


practicado en el juicio oral se encuentra que ambos aspectos fueron
debidamente acreditados y que la afirmación del recurrente no
encuentra respaldo en las pruebas legal y oportunamente aducidas a la
actuación, no pasando de ser más que una subjetiva interpretación de lo
ocurrido el día de los hechos.

La reunión en la que participaron el acusado, el Secretario del Centro de


Servicios y PC, quedó demostrada como se apreció en precedencia, pues
de su existencia dio cuenta, incluso, el propio acusado en su declaración
en la audiencia.

[…]

[…] la Corte encuentra que no le asiste razón al recurrente cuando


plantea que no existió acuerdo previo entre el Secretario y el Juez EG ya
que se probó que BG condujo al abogado al despacho del Juez EG, quien
tenía la facultad como Coordinador del Centro de Servicios del Sistema
Acusatorio para asumir el conocimiento de solicitudes de usuarios,
prerrogativa que no ostentaba ningún otro funcionario de esa
dependencia judicial.

Así las cosas, se impone confirmar el fallo objeto de impugnación, pues


encuentra la Sala que la apreciación probatoria realizada por el a quo
corresponde a la valoración, que, con sana crítica, ameritan las pruebas
de cargo aportadas, mismas que no fueron desvirtuadas por las
practicadas en virtud de la solicitud defensiva».

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 19149 | Fecha: 03/12/2003


| Tema: SISTEMA PENAL ACUSATORIO - Versiones rendidas antes del
juicio: como prueba de referencia, requisitos / SISTEMA PENAL
ACUSATORIO - Versiones rendidas antes del juicio: como prueba de
referencia, derecho de confrontación / DERECHO A LA NO
AUTOINCRIMINACIÓN - Alcance / SISTEMA PENAL ACUSATORIO -
Pruebas: admisibilidad Rad: 31338 | Fecha: 22/07/2009 | Tema:
SISTEMA PENAL ACUSATORIO - Versiones rendidas antes del juicio:
como prueba de referencia, requisitos / SISTEMA PENAL ACUSATORIO -
Versiones rendidas antes del juicio: como prueba de referencia, derecho
de confrontación / DERECHO A LA NO AUTOINCRIMINACIÓN - Alcance /
SISTEMA PENAL ACUSATORIO - Pruebas: admisibilidad Rad: 33837 |
Fecha: 18/03/2015 | Tema: SISTEMA PENAL ACUSATORIO - Versiones
rendidas antes del juicio: como prueba de referencia, requisitos /
SISTEMA PENAL ACUSATORIO - Versiones rendidas antes del juicio:
como prueba de referencia, derecho de confrontación / DERECHO A LA
NO AUTOINCRIMINACIÓN - Alcance / SISTEMA PENAL ACUSATORIO -
Pruebas: admisibilidad Rad: 48131 | Fecha: 25/01/2017 | Tema:
SISTEMA PENAL ACUSATORIO - Versiones rendidas antes del juicio:
como prueba de referencia, requisitos / SISTEMA PENAL ACUSATORIO -
Versiones rendidas antes del juicio: como prueba de referencia, derecho
de confrontación / DERECHO A LA NO AUTOINCRIMINACIÓN - Alcance /
SISTEMA PENAL ACUSATORIO - Pruebas: admisibilidad Rad: 46814 |
Fecha: 27/06/2018 | Tema: SISTEMA PENAL ACUSATORIO - Versiones
rendidas antes del juicio: como prueba de referencia, requisitos /
SISTEMA PENAL ACUSATORIO - Versiones rendidas antes del juicio:
como prueba de referencia, derecho de confrontación / DERECHO A LA
NO AUTOINCRIMINACIÓN - Alcance / SISTEMA PENAL ACUSATORIO -
Pruebas: admisibilidad

RELEVANTE

Sala de Casación Penal


ID : 641937
M. PONENTE : FERNANDO ALBERTO CASTRO
CABALLERO
NÚMERO DE PROCESO : 52073
NÚMERO DE PROVIDENCIA : AP3637-2018
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de
Cartagena
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO
FECHA : 29/08/2018
FUENTE FORMAL : Constitución Política de Colombia de
1991 art. 29 / Acto Legislativo 01 de
2018 / Ley 906 de 2004 art. 7, 180,
181, 184, 381 y 402
TEMA: DEMANDA DE CASACIÓN - Principio de corrección material:
obligación de que corresponda a la realidad procesal / ALTERACIÓN DE
RESULTADOS ELECTORALES - Configuración / ALTERACIÓN DE
RESULTADOS ELECTORALES - Modus operandi / COAUTORÍA -
Demostración

Tesis:

«[…] el libelista asevera que el ad-quem analizó la responsabilidad de


todos los procesados de manera colectiva y no individual, por lo que se
desconoce el grado de participación y la responsabilidad de cada uno de
los encartados en el delito por el que fueron condenados.

Tal afirmación resulta contraria al principio de corrección material, en


virtud del cual las razones, los fundamentos y el contenido del ataque
deben corresponder en un todo con la verdad procesal. El Tribunal
individualizó la responsabilidad de los procesados atendiendo el rol, por
demás común, que cada uno de ellos desempeñaba, esto es, como
miembros de las comisiones escrutadoras de los municipios de […], […]
y […]; dado que, en tal condición, alteraron los resultados de las
votaciones y luego los consignaron en los formularios E-24, los cuales
fueron por todos ellos suscritos, con el único de fin de favorecer a un
candidato en particular.

Finalmente, el recurrente sostiene que el juez colegiado, de manera


equivocada, pretende “demostrar la coautoría bajo una supuesta
división de trabajo entre quienes amañan a mano los formularios y
quienes digitan la información electoral en digital…”, pese a que los
digitadores no fueron vinculados al proceso penal.

Lo anterior no resulta conforme con la realidad procesal, pues, no es


cierto que el Tribunal haya predicado la existencia de la coautoría entre
los aquí procesados y los digitadores, sencillamente, porque estos
últimos no estaban en posibilidad de modificar los formularios E-14.

Lo que encontró el Ad-quem es que los implicados, esto es, TEOQ, DLM,
LCGG, GPV, XGG, PVGO, RJCS y EGGR, en su condición de miembros de
las diferentes comisiones escrutadoras, actuaron de manera
mancomunada para favorecer a una candidatura en particular. Para ello,
alteraron los resultados electorales de la contienda llevada a cabo el 14
de marzo del 2010, y luego los consignaron en los formularios E-24,
logrando su propósito criminal conjunto, consistente en favorecer a los
candidatos HP y JPM, para que salieran elegidos como congresistas de la
república.

[…]

No puede explicarse sino a través del fenómeno de la coautoría, que


confluyan respecto de los comicios llevados a cabo el 14 de marzo de
2010, el mismo interés evidente e inocultable por favorecer a dos
candidatos en particular, sumado a la similar calidad de los acusados,
quienes en la misma fecha, y en su condición de miembros de las
comisiones escrutadoras de los municipios de […], […] y […], a través
de un modus operandi sofisticado y común a todos, ejecutaran el ilícito.

En efecto, el modus operandi empleado da cuenta de la necesidad de


adelantar una preparación anterior, que vinculase a los co procesados
con una actuación concreta de modificar los formularios E-14 y E-24,
implicando ello no solo el actuar material conjunto, sino la voluntad
conciente dirigida por quien o quienes gobernaron el acto criminal.

Por todo lo expuesto, las falencias en las que incurrió el recurrente


conducen a inadmitir el libelo, como previamente se anunció».

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 21321 | Fecha: 30/06/2006


| Tema: REGLAS DE LA EXPERIENCIA - Técnica en casación Rad: 37667
| Fecha: 07/09/2011 | Tema: REGLAS DE LA EXPERIENCIA - Técnica en
casación Rad: 32488 | Fecha: 15/09/2010 | Tema: FALSO RACIOCINIO
- Leyes de la ciencia Rad: 46901 | Fecha: 26/04/2017 | Tema: FALSO
RACIOCINIO - Leyes de la ciencia

Sala de Casación Penal


ID : 641957
M. PONENTE : FERNANDO ALBERTO CASTRO
CABALLERO
NÚMERO DE PROCESO : 50711
NÚMERO DE PROVIDENCIA : AP3645-2018
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de
Cundinamarca
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO
FECHA : 29/08/2018
FUENTE FORMAL : Ley 906 de 2004 art. 180

TEMA: NON BIS IN IDEM - Alcance y significado / NON BIS IN


IDEM - Circunstancias de agravación y formas de
participación / CIRCUNSTANCIAS DE MAYOR PUNIBILIDAD - Obrar
en coparticipación criminal: no viola el principio de doble
incriminación / TENTATIVA - Concepto / COAUTORÍA - Elemento
amplificador del tipo / PARTÍCIPES - Elemento amplificador del tipo

Tesis:

«[…] la precaria fundamentación de la demanda bastaría para su


inadmisión, sin que, además, se encuentre motivo que amerite superar
sus defectos para asegurar el cumplimiento de las garantías
fundamentales del procesado, en concreto, sobre la prohibición de doble
incriminación, respecto de lo cual la Sala ha señalado, entre las
hipótesis de aplicación, que «de una misma circunstancia no se pueden
extractar dos o más consecuencias en contra del procesado o
condenado. Se le conoce como prohibición de la doble o múltiple
valoración», cuyo fundamento es la necesidad de la seguridad jurídica y
la efectividad del derecho material, en forma que, encontrándose
legitimado el Estado para sancionar los delitos o las faltas disciplinarias,
dictada «una decisión definitiva sobre el hecho constitutivo del delito o
de la falta y sobre la responsabilidad o inocencia del implicado, no puede
retomar nuevamente ese hecho para someterlo a una nueva valoración
y decisión» (Corte Constitucional T-537 de 2002).

[…]

En el asunto que se estudia, ese triple componente no se presenta, pues


no se trata de una misma situación concurrente que da lugar a doble
incriminación o doble valoración sobre una misma causa en detrimento
del acusado. La autoría y la participación —en sus diversas modalidades
— como componente del tipo, o por el dispositivo amplificador del
mismo, determinan el vínculo entre la acción delictiva y el sujeto que la
realiza o que contribuye en su ejecución; en consecuencia, delimita la
condición en la que el procesado habrá de responder penalmente. En
ese aspecto, cada tipo penal establece los límites mínimo y máximo de
punibilidad referente, en principio, al autor, generándose una variación
que depende del grado de contribución o de intervención en el delito,
más no por la cantidad de personas que integran el sujeto activo de la
conducta, de acuerdo con lo previsto en el artículo 30 del Código Penal,
tema sobre el cual se volverá más adelante.
En correspondencia con lo dicho, la Corte recuerda que en relación con
las causales de mayor punibilidad el criterio imperante señala que deben
estar determinadas jurídicamente en la acusación para que puedan
deducirse en la sentencia. Por ello, en concreto, para diferenciar la
calidad en la que se atribuye la conducta al sujeto de la agravante
genérica del artículo 58, numeral 10, del Código Penal, esta Sala ha
indicado, que la expresión de participación plural de personas en la
conducta, sin imputación específica de la causal indicada, no es
suficiente para que pueda modificarse el cuarto de movilidad, toda vez
que:

“(…) con acusar a una persona de haber realizado la conducta punible a


título de, por ejemplo, coautor, cómplice, autor mediato o determinador,
no es posible asegurar que se está atribuyendo para efectos de la
punibilidad circunstancia de agravación alguna…, sino tan solo se está
sustentando jurídicamente una forma de participación que sirve como
base para argüir que, en atención del respeto al derecho penal de acto o
principio del hecho, el implicado debe responder por el injusto, a pesar
de que sólo lo perpetró de manera parcial, o determinó a otro a hacerlo,
o no fue su ejecutor material, o se valió de otro individuo como
instrumento (o como parte de una cadena de mando), o su aporte no
fue esencial para la consumación del delito, o no reunía las calidades
especiales requeridas para el sujeto activo, etcétera.

En otras palabras, dado que equívoco significa “[q]ue puede entenderse


o interpretarse en varios sentidos, o dar ocasión a juicios diversos”,
cualquier valoración de unos hechos en la providencia acusatoria, de la
que se desprenda que en la realización del injusto participaron varios
sujetos activos, de ninguna manera constituye desde el punto de vista
jurídico una imputación atinente a la circunstancia prevista en el
numeral 10 del artículo 58 de la ley 599, anterior numeral 7 del artículo
66 del anterior Código Penal, pues ésta bien puede ser vista como un
señalamiento a título de coautor, autor mediato, cómplice o
determinador, según sea el caso, sin que necesariamente implique la
atribución de una circunstancia merecedora de un mayor reproche
punitivo. (CSJ SP, 20 feb. 2008, rad. 21731). (Negrillas fuera de texto).”

De manera que, como se anunció, ni de la descripción de la conducta


delictiva en cada tipo penal, ni por virtud de los dispositivos
amplificadores relacionados con formas de participación en el hecho, la
norma establece un criterio modificador de la punibilidad por la
pluralidad de sujetos activos, que haga inconciliable la imputación de
“coparticipación criminal” como motivo de mayor punibilidad a los
coautores o copartícipes, pues la situación resulta completamente ajena
a la prohibición de doble incriminación.

En refuerzo de lo anterior, se debe indicar que los dispositivos


amplificadores del tipo tienen por fin colmar las carencias en la
definición del delito, resultantes, no de una confusa o incompleta
descripción, sino de las variables que pueden darse al enfrentar el juicio
de tipicidad del hecho en concreto sobre la ejecución de la conducta o
respecto del sujeto que la ejecuta —generalmente expresado con el
singular “el que”, “el servidor público que”—en orden a evitar una
innecesaria exhaustividad en la definición de todas las hipótesis
realizables en cada tipo delictivo de la parte especial del Código Penal, e
impedir la impunidad de acciones que estando dirigidas a la producción
del resultado prohibido y atentando efectivamente contra el bien jurídico
protegido, no se perfeccionan o no se ajustan estrictamente a todas las
elementos caracterizados por la norma.

Para ello, en la parte general del código se prevé, de una lado, la figura
de la tentativa (artículo 27), aplicable cuando se da inicio a “la ejecución
de una conducta punible mediante actos idóneos e inequívocamente
dirigidos a su consumación, y esta no se produjere por circunstancias
ajenas” a la voluntad del sujeto activo; en tanto que el concurso de
personas (artículo 28), se prevé para los delitos en los que, siendo
monosubjetivos y/o de sujeto activo calificado, concurre en su
realización un número plural de personas como partícipes
(determinador, cómplice e interviniente - artículo 30).

Así entonces, la pena para quien realiza el delito como autor —singular o
plural—, se encuentra determinada en el tipo penal de la parte especial.
En la parte general, a fin de dar el tratamiento correspondiente a esas
situaciones que no están contenidas en la descripción de los elementos
de cada delito, tratándose de los partícipes, establece que el
determinador incurre en la pena prevista para la infracción; al cómplice
se le disminuye de una sexta parte a la mitad; y al interviniente se le
rebaja en una cuarta parte.

En conclusión, es claro que la ley no fija una sanción penal más grave a
la prevista en el tipo básico o en los calificados o agravados cuando se
da la condición plural de autores o partícipes; luego la imputación de la
conducta delictiva en cualquiera de esas modalidades de participación
(coautores, determinadores, cómplices, intervinientes), bien puede
confluir con la circunstancia de mayor punibilidad del artículo 58 de
Estatuto Punitivo, por haber obrado en “coparticipación criminal”, sin
incurrir en la prohibición de doble incriminación, que aplica para todos
los delitos o todos los partícipes, además porque la “coparticipación
criminal” tampoco se encuentra prevista como causal de agravación en
el delito de homicidio.

En suma, la Sala reitera que además de no encontrar que la demanda


se baste a sí misma para demostrar una vulneración trascendental del
debido proceso por un vicio de garantía, tampoco se precisa la
necesidad de resolver de fondo para cumplir alguno de los fines del
extraordinario recurso, por lo que se inadmitirá la demanda».

Sala de Casación Penal


ID : 656882
M. PONENTE : LUIS ANTONIO HERNÁNDEZ BARBOSA
NÚMERO DE PROCESO : 49811
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP3649-2018
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Buga
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 22/08/2018
FUENTE FORMAL : Ley 599 de 2000 art. 29 Y 51 / Ley 906
de 2004 art. 381, 402, 403 Y 404

TEMA: FALSO RACIOCINIO - Diferente al falso juicio de


identidad / CONOCIMIENTO PARA CONDENAR - Requisitos:
convencimiento más allá de toda duda / IN DUBIO PRO REO - Cuando
no se logra la certeza racional / COAUTORÍA - Concepto: elementos,
configuración / COAUTORÍA - Demostración / FALSO JUICIO DE
IDENTIDAD - Por tergiversación: no se configura / TESTIMONIO -
Apreciación probatoria / FALSO RACIOCINIO - No se
configura / TESTIMONIO - Apreciación probatoria: el juez puede
acogerlo parcialmente

Tesis:

«En atención a que los cargos propuestos por la Fiscalía se orientan a la


misma finalidad, esto es, a revocar la absolución de los hermanos J y
JAR dispuesta por el Tribunal para, en su lugar, confirmar la condena
dictada en el fallo de primera instancia, procede la Sala a analizarlos
conjuntamente.
[…]

Los cargos planteados, se recuerda, los hizo consistir la recurrente en


que el Tribunal valoró erradamente el testimonio de JEAC. Primero
porque aplicó una regla de la experiencia que no ostenta los requisitos
para ser tenida como tal y con apoyo en ella desestimó la afirmación del
testigo según la cual observó cuando YSAR ultimó a JM Yepes. Segundo
porque tergiversó esa declaración al colegir que cuando JAR se abalanzó
sobre el «Nene», lo hizo para impedir que se consumara el crimen,
cuando sólo pretendía que no se cometiera al interior de su vivienda.

Aunque los reparos se identifican con el falso raciocinio y no con el falso


juicio de identidad denunciado, la Sala resolverá el problema jurídico
propuesto por cuanto la demanda fue declarada ajustada a derecho
desde el punto de vista formal.

De acuerdo al artículo 29 del Código Penal, «son coautores los que,


mediando un acuerdo común, actúan con división del trabajo criminal
atendiendo la importancia del aporte».

Como el artículo 381 de la Ley 906 de 2004 exige para condenar que el
juez, a partir de las pruebas debatidas en el juicio, adquiera
conocimiento más allá de toda duda sobre el delito y la responsabilidad
del acusado, cuando se impute la coautoría de un hecho punible, los
citados elementos deben estar acreditados probatoriamente. De no ser
así, prevalece el principio de in dubio pro reo y, consecuentemente,
procede la absolución de los procesados.

El fallador, por ende, debe constatar tanto el asentimiento expreso o


tácito de los sujetos conforme al plan común como su decidida
participación en la ejecución del delito, a partir de las pruebas
practicadas en el juicio.

En este evento, como estableció el Tribunal, no se demostró más allá de


toda duda que los hermanos AR hubiesen acordado con JJC, alias «N» y
JMGS el homicidio de JM y de JEAC, pues la forma como se
desenvolvieron los acontecimientos no devela la existencia de un pacto
para atentar contra la vida de los citados ciudadanos. Indica, por el
contario, que la agresión se produjo como consecuencia del altercado
suscitado entre alias «Nene» y JM por la pretensión de éste de vender
marihuana en la zona dominada por aquél.

Es así que antes del altercado los hermanos AR compartieron con JM y


JEA el consumo de estupefacientes y luego se dirigieron a la casa de
habitación de J a esperar la llegada de alias «N», jefe del tráfico en la
zona de Coronado, para hablar sobre la participación de Mosquera en el
negocio de venta de marihuana, lo cual denota una relación de
camaradería, impropia de quienes planean un crimen como el
investigado.

[…]

Aún más, AC declaró que no vio a los hermanos AR portando armas de


fuego y que las únicas personas que las llevaban eran alias «N», JMG y
la víctima JM. Y aunque es cierto que el occiso recibió 16 impactos, a
partir de esa información no se puede colegir, como hace el Ministerio
Público, que fueron percutidos por J y J.

Con mayor razón cuando las armas no fueron recuperadas, no se


elaboró estudio balístico ni se determinó si los disparos adicionales se
hicieron por la recarga de los artefactos de alias «N» y de JMS, hecho
que es posible atendiendo el lapso transcurrido entre la agresión inicial y
la realizada cuando el cuerpo estaba en el antejardín, o si se usaron
otras armas o la que portaba la propia víctima, dado que en la
inspección técnica al cadáver no fue hallada y el testigo declaró que la
llevaba en el bolsillo del pantalón.

Y si bien JEA sostuvo que en su huida pudo observar cuando sacaron de


la casa el cuerpo de JM y cuando J le disparó, su versión en este aspecto
se torna inverosímil porque las condiciones de visibilidad no le permitían
percibir lo sucedido, pues en el contrainterrogatorio reconoció que la
zona a la que huyó «estaba muy oscura» ya que el altercado se suscitó
después de las seis de la tarde.

[…]

El Tribunal no tergiversó, por ende, el testimonio de JEAC al concluir que


la única intervención en los hechos de JAR fue abalanzarse contra el «N»
para evitar que disparara contra JM, pues no es cierto como aduce la
recurrente, que el testigo dijera que lo hizo para evitar que el delito no
se cometiera al interior de la casa sino afuera. En ninguna parte del
audio se advierte esa afirmación.

Sin otro elemento de juicio que ampliara la información sobre el


comportamiento desplegado por JAR en el crimen, el Tribunal sólo halló
dudas sobre su participación, pues «sin una prueba diferente al
testimonio de JEA es imposible para la Sala, determinar quién de los
tres sujetos que se quedaron con J (J, J o Nene) fue quien lo ultimó en
la calle, cuando en principio pudiera pensarse que terminara con dicha
acción el jefe del microtráfico, alias […], quien se vio amenazado por el
reclamo del occiso y porque además el mismo testigo presencial, nunca
les vio armas a J ni a J mientras esperaron a N y a JM. Si éste último
salió en su persecución, la primera inferencia es que quien los remató
fue N».

La absolución en segunda instancia, se recuerda, se produjo porque el


fallador colegiado no obtuvo conocimiento más allá de toda duda sobre
la responsabilidad de los hermanos AR, conclusión razonable si en
cuenta se tiene que el único testigo de la participación de los implicados
en los hechos presenta una versión que contradice las reglas de la
experiencia.

[…]

Para la Corte, entonces, la apreciación de la declaración de JEAC


efectuada por el Tribunal no infringió los principios contenidos en los
artículos 402, 403 y 404 del Código de Procedimiento Penal, relativos al
conocimiento personal del testigo, la impugnación de credibilidad y la
apreciación del testimonio. Tampoco omitió la sana crítica ni aplicó una
regla de la experiencia inexistente, como adujo la demandante.

Por el contrario, revisó con detenimiento cada uno de los hechos


referidos por el declarante y los contrastó con las circunstancias que
expuso, con lo cual satisfizo la obligación de tener en cuenta «lo relativo
a la naturaleza del objeto percibido, el estado de sanidad del sentido o
sentidos por los cuales se tuvo la percepción, las circunstancias de
lugar, tiempo y modo en que se percibió, los procesos de rememoración,
el comportamiento del testigo durante el interrogatorio y el
contrainterrogatorio, la forma de sus respuestas y su personalidad»,
como lo exige el citado artículo 404.

A diferencia de la primera instancia que sin ningún reparo acogió las


afirmaciones del testigo, el Tribunal realizó una valoración crítica a partir
de la cual otorgó crédito a los hechos que el declarante estaba en
condiciones de percibir y desestimó los que consideró inverosímiles.

Con ese proceder el Tribunal cumplió con la obligación de aplicar las


reglas de apreciación probatoria contenidas en las normas de
procedimiento penal nacional, pues «no es posible desatender que
cuando del análisis de lo expuesto por los testigos se trata, el juez está
en libertad de determinar las materias que resultan inverosímiles,
separándolas de aquellos elementos que sí deben ser aceptados. Para
ello se procede analizando en su particularidad la narración de cada
testigo confrontándola con la universalidad del cúmulo probatorio, y por
medio de los ejercicios de credibilidad se establece lo que se aproxima a
la verdad y lo que trata de desvirtuarla o generar confusión sobre lo
ocurrido y que es objeto de reconstrucción en el proceso penal» (CSJ AP
2/5/11, rad. 34976)».

NOTA DE RELATORÍA: Se aclara que la fecha correcta de la presente


providencia es 15 de agosto y el número de acta corresponde al 268

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 34976 | Fecha: 02/05/2011


| Tema: TESTIGO - Apreciación probatoria Rad: 36544 | Fecha:
02/11/2011 | Tema: REGLAS DE LA EXPERIENCIA - Concepto / REGLAS
DE LA EXPERIENCIA - Configuración

Sala de Casación Penal


ID : 640111
M. PONENTE : LUIS ANTONIO HERNÁNDEZ BARBOSA
NÚMERO DE PROCESO : 50394
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP2981-2018
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Bogotá
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 25/07/2018
FUENTE FORMAL : Ley 599 de 2000 art. 29 núm. 2, 28,
30 núm. 3 y 57 / Ley 906 de 2004

TEMA: COAUTORÍA - Concepto / COAUTORÍA IMPROPIA -


Diferencia con la coautoría propia / COAUTORÍA IMPROPIA - División
del trabajo / COMPLICIDAD - Concepto / COAUTORÍA - Diferencia
con la complicidad / COAUTORÍA IMPROPIA - Principio de imputación
recíproca

Tesis:

«Ha dicho la Corte que la figura de la coautoría comporta el desarrollo


de un plan previamente definido para la consecución de un fin
propuesto, en el cual cada persona involucrada desempeña una tarea
específica, de modo que responden como coautores por el designio
común y los efectos colaterales que de él se desprendan, así su
conducta individual no resulte objetivamente subsumida en el respectivo
tipo penal, pues todos actúan con conocimiento y voluntad para la
producción de un resultado.

Respecto del concurso de personas en la comisión delictiva se ha


precisado que existen diferencias entre la coautoría material propia y la
impropia. La primera ocurre cuando varios sujetos, acordados de
manera previa o concomitante, realizan el verbo rector definido por el
legislador, mientras que la segunda, la impropia, llamada coautoría
funcional, precisa también de dicho acuerdo, pero hay división del
trabajo, identidad en el delito que será cometido y sujeción al plan
establecido, modalidad prevista en el artículo 29-2 del Código Penal, al
disponer que son coautores quienes, “mediando un acuerdo común,
actúan con división del trabajo criminal atendiendo la importancia del
aporte”; se puede deducir, ha dicho la Sala, de los hechos demostrativos
de la decisión conjunta de realizar el delito.

La Corte ha precisado que en dicha modalidad de intervención criminal


rige el principio de imputación recíproca, según el cual, cuando existe
una resolución común al hecho, lo que haga cada uno de los coautores
se extiende a todos los demás conforme al plan acordado, sin perjuicio
de que las otras contribuciones individualmente consideradas sean o no
por sí solas constitutivas de delito.

Por su parte, el artículo 30-3 de la Ley 599 de 2000 preceptúa que es


cómplice “quien contribuya a la realización de la conducta antijurídica o
preste ayuda posterior, por concierto previo o concomitante a la
misma”.

Se caracteriza porque la persona contribuye a la realización de la


conducta punible de otro, o presta una ayuda posterior cumpliendo
promesa anterior, de modo que no realiza el comportamiento descrito
en el tipo, ni tiene dominio en la producción del hecho, porque su
conducta no es propiamente la causa de un resultado típico, sino una
condición del mismo.

En suma, únicamente quien tiene el dominio del hecho puede tener la


calidad de coautor, mientras que el cómplice es aquél que se limita a
prestar una ayuda o brinda un apoyo que no es de significativa
importancia para la realización de la conducta ilícita, es decir, participa
sin tener el dominio propio del hecho».
COAUTORÍA IMPROPIA - División del trabajo: prueba para
condenar / COAUTORÍA IMPROPIA - Configuración / COAUTORÍA
IMPROPIA - Principio de imputación reciproca

Tesis:

«Si como fue señalado al establecer la conducta por la cual fue acusado
y condenado en las instancias PGR, acordó con su hijo OGP ir hasta la
residencia de LAGR y una vez allí, permaneció cerca del sitio, armado
con un revólver y pendiente de lo que ocurriera, en una labor de
“respaldo o aseguramiento del propósito criminal que los movía”, esto
es, causar la muerte a su hermano, advierte la Corte que el reclamo del
demandante no está llamado a prosperar.

En efecto, no es procedente reconocer en la conducta desplegada por el


acusado PG una situación propia de complicidad concomitante, pues en
el contexto en el cual su hijo O disparó sobre LA, su aporte no fue
insignificante o intrascendente, por el contrario, mediando concierto
previo, que como lo señaló el defensor, es común tanto a la complicidad
como a la coautoría, acordó a través de la división de trabajo
permanecer cerca del lugar de los hechos, armado y pendiente de
asegurar el éxito de su propósito, esto es, tomar venganza por la
muerte violenta de sus hijos P y MGP por parte de JELH, miembro de la
banda delincuencial de […], liderada por LAGC, ([…]), hijo de LAGR,
contra quien se dirigió la agresión que culminó con el homicidio
investigado en estas diligencias.

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 19697 | Fecha: 27/05/2004


| Tema: COAUTORÍA - Concepto Rad: 12384 | Fecha: 30/05/2002 |
Tema: COAUTORÍA - Concepto Rad: 38725 | Fecha: 22/01/2014 |
Tema: COAUTORÍA IMPROPIA - División del trabajo Rad: 23438 | Fecha:
02/07/2008 | Tema: COAUTORÍA IMPROPIA - División del trabajo Rad:
12376 | Fecha: 21/09/2001 | Tema: COMPLICIDAD - Concepto Rad:
48086 | Fecha: 25/10/2017 | Tema: COAUTORÍA - Diferencia con la
complicidad Rad: 22327 | Fecha: 09/03/2006 | Tema: COAUTORÍA -
Diferencia con la complicidad Rad: 46413 | Fecha: 19/08/2015 | Tema:
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| Fecha: 13/02/2008 | Tema: IRA O INTENSO DOLOR - Elementos que
se deben tener en cuenta para su reconocimiento Rad: 33163 | Fecha:
30/06/2010 | Tema: IRA O INTENSO DOLOR - Elementos que se deben
tener en cuenta para su reconocimiento Rad: 34614 | Fecha:
11/05/2011 | Tema: IRA O INTENSO DOLOR - Elementos que se deben
tener en cuenta para su reconocimiento

RESERVA

Sala de Casación Penal


ID : 638794
M. PONENTE : JOSÉ FRANCISCO ACUÑA VIZCAYA
NÚMERO DE PROCESO : 52418
NÚMERO DE PROVIDENCIA : AP3044-2018
PROCEDENCIA : Corte Suprema de Justicia Sala de
Casación Penal
CLASE DE ACTUACIÓN : ÚNICA INSTANCIA
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO
FECHA : 19/07/2018
FUENTE FORMAL : Constitución Política de Colombia de
1991 art. 235 num. 3 / Acto Legislativo
01 de 2018 / Ley 599 de 2000 art. 390
/ Ley 600 de 2000 art. 39, 297, 356,
357, 363, 395, y 399 / Ley 1864 de
2017 art. 6, 8, y 12

TEMA: CORRUPCIÓN DE SUFRAGANTE -
Configuración / COAUTORÍA - Demostración / DOCUMENTO
PÚBLICO - Certificación laboral: concepto / CORRUPCIÓN DE
SUFRAGANTE - Elementos: promesa, alcance / CORRUPCIÓN DE
SUFRAGANTE - Modus operandi

Tesis:

«El delito de corrupción al sufragante

Este tipo penal se encuentra descrito en el artículo 390 de la Ley 599 de


2000, modificado por el artículo 6° de la Ley 1864 de 2017 […].

[…]

Como se analizó en acápites anteriores, la ex - congresista AMR hacía


parte de una organización delictiva conformada por políticos y
particulares, cuyo designio era la compra de votos para los candidatos
que hacían parte del grupo criminal.
Se sabe que esta “organización criminal electoral” estaba conformada
por coordinadores y líderes que reclutaban ciudadanos a quienes se les
entregaba, como contraprestación, una suma aproximada a los $50.000
por la compra del voto en favor de la candidata AMR. Del mismo modo,
cada líder recibía una bonificación de $10.000 por cada sufragio que
lograra conseguir para la candidata y otra suma más por los demás
gastos que representara la consecución de cada votante.

En la actuación existe tanto prueba testimonial como documental que


acreditan la ocurrencia de los hechos y la probable responsabilidad de la
funcionaria en dicho acontecer delictivo, en su calidad de coautora.

Según el testigo FRPB, en el devenir delictivo, los coordinadores y


líderes se encargaban de ubicar sufragantes en diferentes zonas o
barrios en la ciudad de Barranquilla, en municipios cercanos y otros
departamentos, ofreciéndoles dinero para que otorgaran su voto en
favor de la candidata.

Para las elecciones del 11 de marzo de 2018, el acuerdo consistió en


pagar por cada voto $50.000. Inicialmente recibían $15.000, luego de
sufragar, regresaban a la sede política en donde entregaban el
certificado electoral, al que se le adhería un sticker con el logo “gracias
por tu apoyo”, momento en el cual recibían el resto del dinero prometido
correspondiente a $35.000

[…]

[…] el investigador experto de la fiscalía en asuntos electorales NPM,


contó que dentro del material incautado estaban listas con nombres de
sufragantes, su número de cédula de ciudadanía, fotocopias de dichos
documentos y certificados de votación que venían grapados con la
contraseña, nombre del líder y el logo de la campaña.

Por su naturaleza de instrumentos públicos, los certificados electorales


son expedidos por la Registraduría Nacional del Estado Civil y
entregados exclusivamente al sufragante una vez cumple el deber
democrático de votar por el candidato de su preferencia, luego ninguna
razón, distinta a la indicada por el testigo PB, se ofrece para que se
hallaran dichos certificados en la sede política de la investigada.

No debe olvidarse que los certificados electorales son intransferibles,


deben ser conservados por el sufragante para ser utilizado en distintos
beneficios por participar en la justa electoral.
Ninguna razón válida justifica el hallazgo de grandes cantidades de
dichos documentos en la sede política de la investigada, lo cual conduce
a deducir que tal y como lo afirmó el testigo PALENCIA BORRERO se
encontraban allí para controlar la compra de los sufragios a través de las
listas de votantes hallados igualmente en el registro del inmueble, pues
dicho documento permite contrastar ese nombre con los listados de
electores que también se encontraron en poder de la organización

[…]

[…] para la consumación del punible de corrupción del sufragante, basta


con desplegar la conducta corruptora sobre un ciudadano apto para
votar, es decir, prometer, ofrecer, pagar el beneficio o la dádiva. No se
requiere por tanto que la promesa efectivamente se cumpla o que el
destinatario de ésta vote en la forma propuesta o deje de hacerlo.

La conducta delictiva puede ejecutarse con anterioridad o de manera


concomitante con la votación pública. De hecho, debido a que muchas
veces concursan los delitos de fraude en inscripción de cédulas y
corrupción de su fragante, este último suele consumarse antes de que
se cierre el proceso de inscripción de cédulas. En todo caso, lo
importante es que con el ofrecimiento económico, con la promesa o el
pago de dinero se menoscaba el libre ejercicio del sufragio por parte del
ciudadano.

En esas condiciones, existen declaraciones, documentos e indicios


graves que respaldan la ocurrencia de los hechos y compromete
seriamente la responsabilidad de la acusada en la compra de votos
realizados en la campaña del 11 de marzo de 2018 cuando aspiró y
ganó una curul al Senado de la República.

Por eso la ex - congresista AMR debe ser acusada como coautora del
delito de corrupción al sufragante, conforme lo establece el artículo 390
del Código Penal, inciso 4º, modificado por el artículo 6° de la Ley 1864
de 2017 que establece una pena de cuatro (4) a ocho (8) años de
prisión y un aumento de una tercera parte a la mitad cuando la
conducta es realizada por un servidor público, a quien entregue, como
en este caso, dinero o dádiva a un ciudadano o extranjero habilitado por
la ley con el propósito de sufragar por un determinado candidato o
partido o corriente política».
JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 39768 | Fecha: 31/01/2018
| Tema: FUERO - Congresista: competencia de la Corte Suprema Rad:
48965 | Fecha: 17/01/2018 | Tema: FUERO - Congresista: competencia
de la Corte Suprema Rad: 50969 | Fecha: 01/02/2018 | Tema: FUERO -
Congresista: competencia de la Corte Suprema Rad: 37395 | Fecha:
07/02/2018 | Tema: FUERO - Congresista: competencia de la Corte
Suprema Rad: 51580 | Fecha: 12/02/2018 | Tema: FUERO -
Congresista: competencia de la Corte Suprema Rad: 23754 | Fecha:
06/03/2008 | Tema: INSTRUCCIÓN - Término Rad: 36046 | Fecha:
11/02/2013 | Tema: INSTRUCCIÓN - Término Rad: 40054 | Fecha:
22/01/2014 | Tema: INSTRUCCIÓN - Término Rad: 35691 | Fecha:
19/03/2014 | Tema: INSTRUCCIÓN - Término Rad: C-241 | Fecha:
20/05/1997 | Tema: CONCIERTO PARA DELINQUIR - Se configura Rad:
17089 | Fecha: 25/06/2002 | Tema: CONCIERTO PARA DELINQUIR - Se
configura Rad: 19712 | Fecha: 23/10/2003 | Tema: CONCIERTO PARA
DELINQUIR - Se configura Rad: 22626 | Fecha: 22/06/2005 | Tema:
CONCIERTO PARA DELINQUIR - Se configura Rad: 28362 | Fecha:
15/07/2008 | Tema: CONCIERTO PARA DELINQUIR - Se configura

RELEVANTE

Sala de Casación Penal


ID : 638210
M. PONENTE : LUIS ANTONIO HERNÁNDEZ BARBOSA
NÚMERO DE PROCESO : 51773
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP2772-2018
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de
Medellín
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 11/07/2018
FUENTE FORMAL : Ley 599 de 2000 art. 340 y 342

TEMA: CONCIERTO PARA DELINQUIR - Concepto / CONCIERTO


PARA DELINQUIR - Delito permanente / COAUTORÍA - Diferencia con
el concierto para delinquir / CONCIERTO PARA DELINQUIR - Puede
ser para cualquier clase de delito / CONCIERTO PARA DELINQUIR -
Delito de mera conducta / COAUTORÍA - Elementos / CONCIERTO
PARA DELINQUIR - Elementos

Tesis:
«El delito de concierto para delinquir tiene lugar cuando varias personas
se asocian con el propósito de cometer delitos indeterminados, ya sean
homogéneos, como cuando se planea la comisión de una misma especie
de punibles, o bien heterogéneos, caso en el cual se concierta la
realización de ilícitos que lesionan diversos bienes jurídicos; desde
luego, su finalidad trasciende el simple acuerdo para la comisión de uno
o varios delitos específicos y determinados, en cuanto se trata de la
organización de dichas personas en una sociedad con vocación de
permanencia en el tiempo.

En efecto, la indeterminación en los delitos objeto del concierto para


delinquir apunta a ir más allá de la comisión de punibles específicos en
un espacio y tiempo determinados, pues en este caso se estaría en
presencia de la figura de la coautoría, en cuanto es preciso para
configurar aquel delito el carácter permanente de la empresa
organizada, generalmente especializada en determinadas conductas
predeterminables, pero no específicas en tiempo, lugar, sujetos pasivos,
etc., es decir, “sin llegar a la precisión total de cada acción individual en
tiempo y lugar”, de modo que cualquier procedimiento ilegal en procura
de la consecución del fin es admisible y los comportamientos pueden
realizarse cuantas veces y en todas aquellas circunstancias en que sean
necesarios.

En cuanto a la comisión del referido comportamiento es suficiente


acreditar que la persona pertenece o formó parte de la empresa
criminal, sin importar si su incorporación se produjo al ser creada la
organización o simplemente adhirió a sus propósitos con posterioridad, y
tampoco interesan las labores que adelantó para cumplir los cometidos
delictivos acordados.

Contrario a lo expuesto por algún sector de la doctrina patria, tal como


se advierte sin dificultad en el desarrollo legislativo del concierto para
delinquir, no se encuentra circunscrito al acuerdo de voluntades sobre la
comisión de delitos contra el bien jurídico de la seguridad pública, pues
por voluntad del legislador que no distinguió, el pacto puede recaer
sobre una amplia gama de delincuencias lesivas de ese u otros bienes
jurídicos, e inclusive respecto de punibles de la misma especie.

Es un delito de mera conducta, pues no precisa de un resultado; se


entiende que el peligro para la seguridad pública tiene lugar desde el
mismo momento en que los asociados fraguan la lesión de bienes
jurídicos.
No necesariamente el simple y llano concurso de personas en la
comisión de uno o varios delitos, o el concurso material de dos o más
punibles estructuran un concierto para delinquir, pues tales
circunstancias pueden ser también predicables del instituto de la
coautoría, motivo por el cual se impone precisar el ámbito de ambas
figuras a fin de evitar que se viole el principio non bis in ídem al asumir
indebidamente a los coautores de cualquier delito como sujetos activos
del concierto para delinquir, temática central de la demanda de casación
promovida por la defensa en este asunto.

En efecto, tanto en la coautoría material como en el concierto para


delinquir media un acuerdo de voluntades entre varias personas, pero
mientras la primera se circunscribe a la comisión de uno o varios delitos
determinados (Coautoría propia: Todos realizan íntegramente las
exigencias del tipo. O Coautoría impropia: Hay división de trabajo entre
quienes intervienen, con un control compartido o condominio de las
acciones), en el segundo se orienta a la realización de punibles
indeterminados, aunque puedan ser determinables.

A diferencia del instituto de la coautoría material, en el que la


intervención plural de individuos es ocasional y se circunscribe a acordar
la comisión de delitos determinados y específicos, en el concierto para
delinquir, a pesar de también requerirse de varias personas, es
necesario que la organización tenga vocación de permanencia en el
objetivo de cometer delitos indeterminados, aunque se conozca su
especie. V.g. homicidios, exportación de estupefacientes, etc.

No es necesaria la materialización de los delitos indeterminados


acordados para que autónomamente se entienda cometido el punible de
concierto para delinquir, mientras que en la coautoría material no basta
que medie dicho acuerdo, pues si el mismo no se concreta, por lo
menos, a través del comienzo de los actos ejecutivos de la conducta
acordada (tentativa), o bien, en la realización de actos preparatorios de
aquellos que por sí mismos comportan la comisión de delitos (como
ocurre por ejemplo con el porte ilegal de armas), la conducta delictiva
acordada no se entiende cometida (principio de materialidad y
proscripción del derecho penal de intención), es decir, el concierto para
delinquir subsiste con independencia de que los delitos convenidos se
cometan o no, mientras que la coautoría material depende de por lo
menos el comienzo de ejecución de uno de los punibles convenidos.

Adicionalmente, en tanto la coautoría no precisa que el acuerdo tenga


vocación de permanencia en el tiempo, pues una vez cometida la
conducta o conductas acordadas culmina la cohesión entre los
coautores, sin perjuicio de que acuerden la comisión de otra
delincuencia, caso en el cual hay una nueva coautoría, en el concierto
para delinquir la durabilidad de los efectos del designio delictivo común
y del propósito contrario a derecho, se erige en elemento ontológico
dentro de su configuración, al punto que no basta con el simple acuerdo
de voluntades, sino que es imprescindible su persistencia y continuidad.

En la coautoría material el acuerdo debe ser previo o concomitante con


la realización del delito, pero nunca puede ser posterior. En el concierto
para delinquir el acuerdo o adhesión a la empresa criminal puede ser
previo a la realización de los delitos convenidos, concomitante o incluso
posterior a la comisión de algunos de ellos; en este último caso, desde
luego, sólo se responderá por el concierto en cuanto vocación de
permanencia en el propósito futuro de cometer otros punibles, sin que
haya lugar a concurso material con las conductas realizadas en el
pasado.

Por antonomasia el concierto para delinquir es ejemplo de delito de


carácter permanente, pues comienza desde que se consolida el acuerdo
de voluntades para cometer delitos indeterminados y se prolonga en el
tiempo hasta cuando cesa tal propósito ilegal.

A diferencia del anterior, por regla general la coautoría material al ser


de índole dependiente de la realización del delito pactado, comienza y se
agota con la comisión de dicho punible.

En suma, el delito de concierto para delinquir requiere: Primero: Un


acuerdo de voluntades entre varias personas; segundo: Una
organización que tenga como propósito la comisión de delitos
indeterminados, aunque pueden ser determinables en su especie;
tercero: La vocación de permanencia y durabilidad de la empresa
acordada; y cuarto: Que la expectativa de realización de las actividades
propuestas permita suponer fundadamente que se pone en peligro la
seguridad pública».

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 27852 | Fecha: 22/07/2009


| Tema: CONCIERTO PARA DELINQUIR - Concepto Rad: 17089 | Fecha:
23/09/2003 | Tema: COAUTORÍA - Diferencia con el concierto para
delinquir Rad: 40545 | Fecha: 25/09/2013 | Tema: CONCIERTO PARA
DELINQUIR - Puede ser para cualquier clase de delito Rad: 36299 |
Fecha: 5/02/2012 | Tema: COAUTORIA - Elementos Rad: 17089 |
Fecha: 25/06/2002 | Tema: CONCIERTO PARA DELINQUIR - Elementos
Rad: 19712 | Fecha: 23/09/2003 | Tema: CONCIERTO PARA DELINQUIR
- Elementos Rad: 28362 | Fecha: 15/07/2008 | Tema: CONCIERTO
PARA DELINQUIR - Elementos

Sala de Casación Penal


ID : 634192
M. PONENTE : SALA DE CASACIÓN PENAL
NÚMERO DE PROCESO : 49315
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP1970-2018
PROCEDENCIA : Corte Suprema de Justicia Sala de
Casación Penal
CLASE DE ACTUACIÓN : ÚNICA INSTANCIA
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 31/05/2018
FUENTE FORMAL : Constitución política art. 2, 11, 22, 189
y 315 / Ley 600 de 2000 art. 237 y
277 / Ley 599 de 2000 art. 27, 31, 42,
60, 61, 103, 104, 340 núm. 2 y núm.
3,y 366 / Ley 733 de 2002 art. 8 / Ley
1121 de 2006 art. 16 y 19 / Decreto
2535 de 1993 / Ley 1709 de 2014 art.
23 / Ley 1708 de 2014

TEMA: TRÁFICO FABRICACIÓN O PORTE DE ESTUPEFACIENTES -


Se configura / COAUTORÍA - Apreciación probatoria / DELITO
CONTINUADO - Elementos / TRÁFICO FABRICACIÓN O PORTE DE
ESTUPEFACIENTES - Delito de ejecución instantánea

Tesis:

«Las pruebas analizadas comprueban la existencia de una estructura


criminal organizada a la que pertenecía el acusado como uno de sus
líderes, cuya finalidad era sacar del país cocaína; además, las mismas
acreditan que, efectivamente, se sacó del territorio nacional con destino
a Centroamérica, en el año 2006, tres cargamentos de cocaína ya
analizados, uno de 1200 kilogramos, otro de 1500 kilogramos, y un
tercero superior a 2000 gramos, según el dinero entregado al grupo
ilegal «ÁGUILAS NEGRAS» por el porcentaje convenido.

La responsabilidad penal de MD es a título de coautor dado que para la


ejecución de los tres envíos, medió en su ejecución el acuerdo de
voluntades entre los integrantes de la organización, en la que hubo
división de funciones -unos transportaron, otros prestaban seguridad- y
aportó un elemento esencial para la ejecución del plan criminal
tendiente a la obtención del resultado típico.

En el caso específico de MEMD el denunciante lo señaló como dueño de


uno de los envíos y que colaboraba para garantizar la llegada de los
mismos a su destino, según las circunstancias relatadas por SG, dado
que como alcalde del pueblo «cuadraba la policía». Así contribuyó de
manera efectiva en la realización del ilícito.

Por lo anterior, se condenará a MEMD como coautor del delito de tráfico


de estupefacientes previsto en el artículo 376, original del Código Penal
-atendida la época de ocurrencia de los hechos (2006)-, por sacar del
país sin permiso de autoridad competente sustancias estupefacientes en
tres oportunidades diferentes, es decir, en concurso homogéneo y
sucesivo de conformidad a lo preceptuado en los artículos 29 y 31 de la
misma normatividad.

Se advierte que, conforme a la acusación, se descarta en este caso la


configuración del delito continuado, por cuanto la modalidad delictiva de
sacar del país estupefacientes es de ejecución instantánea, es decir, la
vulneración al bien jurídico realizada al momento de su consumación se
extingue con esta. Por lo tanto, su comisión se presenta mediante un
solo acto de ocurrencia inmediata por lo que se configura un solo delito,
cada vez que se consuma el verbo rector.

Sin embargo, en ocasiones es posible su comisión en este tipo de delitos


mediante varios actos sucesivos que mirados separadamente se
subsumen en el tipo penal, pero desde el punto de vista jurídico
representa una unidad materializando un delito continuado.

Los elementos de este último son: (i) pluralidad de comportamientos


que realizan un mismo tipo penal; (ii) unidad de designio o lo que es
igual, dolo unitario y global; y, (iii) vulnerabilidad gradual del bien
jurídico, por lo que se excluyen aquellos de carácter personalísimo,
como por ejemplo, la vida, la integridad o formación sexual, entre otros.
(CSJ SP AP1938-2017, 23 mar. 2017, rad. 34282 A; CSJ SP9235-2014,
16 jul. 2014, rad. 41800; CSJ SP7135-2014, 5 jun. 2014, rad. 35113).

Conforme a la prueba, en el presente evento concurren el primer y el


tercer elemento del delito continuado, más no el segundo. En efecto, los
tres envíos de droga hacia el exterior -Centroamérica- tipifican la
conducta penal y vulnera el bien jurídico de la seguridad pública que
puede verse afectado de manera gradual.

No obstante, el dolo global o unitario se desecha por cuanto cada


cargamento obedeció a un objetivo específico e independiente, es decir,
no hay unidad de finalidad. YSG refirió tres momentos diferentes,
detallando la singularidad de cada uno de ellos.

Probatoriamente se estableció que cada cargamento tenía como


finalidad el envío de una cantidad determinada de cocaína, la cual fue
remitida con un destino específico hacia el exterior por vía marítima, en
diferente fecha, a través de la modalidad de lanchas rápidas,
obedeciendo cada envío a un designio individual. Por lo tanto, se
configuran tres ilícitos individualmente considerados, razón de ser del
concurso de delitos».

HOMICIDIO AGRAVADO - Por precio, promesa remuneratoria, ánimo


de lucro o por otro motivo abyecto o fútil / HOMICIDIO AGRAVADO -
Situación de indefensión o inferioridad / HOMICIDIO - Tentado: se
configura / COAUTORÍA IMPROPIA - Configuración / TESTIMONIO -
Apreciación probatoria: la condición del testigo no implica su falta de
credibilidad, desmovilizado / COAUTORÍA IMPROPIA - Principio de
imputación recíproca

Tesis:

«Conforme a la acusación el procesado tomó parte en la planeación y


ejecución del atentado contra la vida de WJPP, ejecutado el 26 de
noviembre de 2006, en horas de la madrugada, en su residencia ubicada
en el municipio de [...], el cual fue realizado por individuos que lanzaron
a su interior granadas de fragmentación y accionaron armas de fuego,
ocasión en la que no se obtuvo la muerte de la víctima, quien resultó
ilesa, por causas ajenas a la voluntad de los autores del hecho. En la
residencia pernoctaban siete personas más.

Estas conductas deben ser analizadas al tenor de los tipos penales de


homicidio agravado en grado de tentativa por cuanto medió el pago de
dinero a los autores materiales y se aprovechó el estado de indefensión
en que se encontraba la víctima, dormido en su casa habitación a altas
horas de la noche; y porte ilegal de armas de fuego y municiones de uso
privativo de las fuerzas militares.

El análisis conjunto de las pruebas conduce a la certeza de la ocurrencia


de los hechos y la responsabilidad de MEMD.
Sobre la tentativa de homicidio en la humanidad de WPP.

El conjunto probatorio demuestra la ocurrencia del delito de homicidio


agravado en grado de tentativa, que contó con la participación de MEMD
en la planeación y realización del ataque cometido contra la vida de WPP
y las personas que en ese momento lo acompañaban; hecho acaecido el
26 de noviembre de 2006 en su vivienda, el cual fue ejecutado
materialmente por YESG, "alias […]", EMEA, "alias […]"; y RMDP, "alias
[…]", entre otros.

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 51142 | Fecha: 21/02/2018


| Tema: FUERO - Aforados constitucionales: competencia de la Sala de
Casación Penal, Acto Legislativo 01 de 2018, se mantiene mientras
entran en funcionamiento las salas especializadas de instrucción y
juzgamiento de aforados Rad: 37395 | Fecha: 07/02/2018 | Tema:
FUERO - Aforados constitucionales: competencia de la Sala de Casación
Penal, Acto Legislativo 01 de 2018, se mantiene mientras entran en
funcionamiento las salas especializadas de instrucción y juzgamiento de
aforados Rad: 39768 | Fecha: 31/01/2018 | Tema: FUERO - Aforados
constitucionales: competencia de la Sala de Casación Penal, Acto
Legislativo 01 de 2018, se mantiene mientras entran en funcionamiento
las salas especializadas de instrucción y juzgamiento de aforados Rad:
43184 | Fecha: 26/02/2014 | Tema: TRÁFICO FABRICACIÓN O PORTE
DE ESTUPEFACIENTES - Elementos: Verbos rectores, delito de conducta
alternativa Rad: 48679 | Fecha: 01/11/2017 | Tema: PRUEBA -
Apreciación probatoria: las pruebas deben ser apreciadas en conjunto
Rad: 34282 | Fecha: 23/03/2017 | Tema: DELITO CONTINUADO -
Elementos Rad: 41800 | Fecha: 16/07/2014 | Tema: DELITO
CONTINUADO - Elementos Rad: 35113 | Fecha: 05/06/2014 | Tema:
DELITO CONTINUADO - Elementos Rad: 35780 | Fecha: 14/09/2015 |
Tema: HOMICIDIO - Tentado: presupuestos Rad: 35493 | Fecha:
23/05/2012 | Tema: COAUTORÍA IMPROPIA – Configuración Rad: 42477
| Fecha: 07/09/2016 | Tema: COAUTORÍA IMPROPIA – Configuración
Rad: 35331 | Fecha: 13/06/2012 | Tema: SENTENCIA CONDENATORIA -
Requisitos Rad: 44312 | Fecha: 23/11/2016 | Tema: SENTENCIA
CONDENATORIA - Requisitos Rad: 15884 | Fecha: 04/09/2002 | Tema:
SENTENCIA CONDENATORIA - Requisitos Rad: 40461 | Fecha:
16/03/2016 | Tema: TESTIMONIO - Apreciación probatoria: La condición
del testigo no implica su falta de credibilidad Rad: 45165 | Fecha:
01/06/2017 | Tema: TESTIMONIO - Apreciación probatoria: La condición
del testigo no implica su falta de credibilidad Rad: 30716 | Fecha:
03/05/2017 | Tema: INHABILITACIÓN PARA EL EJERCICIO DE
DERECHOS Y FUNCIONES PÚBLICAS - Dosificación punitiva Rad: 36511
| Fecha: 19/06/2019 | Tema: INHABILITACIÓN PARA EL EJERCICIO DE
DERECHOS Y FUNCIONES PÚBLICAS - Dosificación punitiva Rad: C-630
de 2012 | Fecha: 15/08/2012 | Tema: INHABILITACIÓN PARA EL
EJERCICIO DE DERECHOS Y FUNCIONES PÚBLICAS - Dosificación
punitiva Rad: 34282 | Fecha: 27/10/2014 | Tema: PRISIÓN
DOMICILIARIA - Improcedencia: cuando la condena sea por concierto
para delinquir agravado

SALVAMENTO / ACLARACIÓN / ADICIÓN DE VOTO:


SALVAMENTO DE VOTO: EYDER PATIÑO CABRERA

DOBLE CONFORMIDAD - Concepto / DOBLE INSTANCIA - Acto


Legislativo 01 de 2018 / DOBLE INSTANCIA - Concepto / NORMA
CONSTITUCIONAL - Acto Legislativo 01 de 2018: vigencia e
implementación / CORTE SUPREMA DE JUSTICIA - Sala de Casación
Penal: competencia y estructura, Acto Legislativo 01 de 2018,
aplicabilidad, mientras se expide la ley que cree las salas especiales, la
Sala mantiene todas sus competencias menos la de dictar sentencia

Tesis:

«Mi discrepancia en torno a la competencia de la Sala de Juzgamiento


de la Sala de Casación Penal para proferir sentencia de carácter
condenatorio contra aforados ha sido reiterado, en cuanto ello lleva
ínsito la anulación de la garantía de los condenados de impugnar esa
determinación, prevista no solo en instrumentos internacionales sino en
nuestro ordenamiento interno, por virtud de la reciente reforma a la
Carta Política -Acto Legislativo 01 del 18 de enero de 2018-.

El Acto legislativo 01 de 2018 implementó en Colombia el derecho a la


doble instancia y a impugnar la primera sentencia condenatoria.

Con tal propósito, respecto de los delitos que cometan los congresistas,
creó, al interior de la Sala de Casación Penal de la Corte Suprema de
Justicia, la Sala Especial de Instrucción, encargada de investigar y
acusar, y la Sala Especial de Primera Instancia, comisionada para
juzgar.

Desde que se expidió esa reforma constitucional, he sido enfático en


sostener que, a partir de su entrada en vigencia, la Sala de Casación
Penal, tal como está conformada en este momento, carece de
competencia para emitir fallo condenatorio y que toda primera
determinación de esa naturaleza debe ser susceptible de recurrirse por
el procesado.

En efecto, la doble instancia tiene una relación íntima con el debido


proceso y, obviamente, con el derecho de defensa, en cuanto permite
dar mayor eficacia al acceso a la administración de justicia y al ejercicio
de la contradicción.

El estándar internacional exige disgregar los funcionarios que investigan


de aquellos que juzgan, a la vez que contempla la garantía de impugnar
la primera condena.

La Convención Americana sobre Derechos Humanos, en su artículo 8.

[…]

Igualmente, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos,


contempla en su canon 14:

[…]

La Corte Interamericana de Derechos Humanos ha sido consistente en


sostener que el propósito de la impugnación del fallo es proteger el
derecho de defensa y asegurar que la sentencia adversa pueda ser
revisada por un juez o tribunal distinto y de superior jerarquía. En ese
sentido, ha considerado que lo esencial es permitir un nuevo análisis de
todos los aspectos -normativos, fácticos y probatorios- alegados por el
recurrente y que puedan tener repercusión en la decisión.

En torno al canon 8.2 h de la Convención, esa instancia internacional ha


indicado:

“99. La Corte ha sostenido que el artículo 8.2.h de la Convención se


refiere a un recurso ordinario accesible y eficaz. Ello supone que debe
ser garantizado antes de que la sentencia adquiera la calidad de cosa
juzgada. La eficacia del recurso implica que debe procurar resultados o
respuestas al fin para el cual fue concebido. Asimismo, el recurso debe
ser accesible, esto es, que no debe requerir mayores complejidades que
tornen ilusorio este derecho. En ese sentido, la Corte estima que las
formalidades requeridas para que el recurso sea admitido deben ser
mínimas y no deben constituir un obstáculo para que el recurso cumpla
con su fin de examinar y resolver los agravios sustentados por el
recurrente.
100. Debe entenderse que, independientemente del régimen o sistema
recursivo que adopten los Estados Partes y de la denominación que den
al medio de impugnación de la sentencia condenatoria, para que éste
sea eficaz debe constituir un medio adecuado para procurar la
corrección de una condena errónea. Ello requiere que pueda analizar
cuestiones fácticas, probatorias y jurídicas en que se basa la sentencia
impugnada, puesto que en la actividad jurisdiccional existe una
interdependencia entre las determinaciones fácticas y la aplicación del
derecho, de forma tal que una errónea determinación de los hechos
implica una errada o indebida aplicación del derecho.
Consecuentemente, las causales de procedencia del recurso deben
posibilitar un control amplio de los aspectos impugnados de la sentencia
condenatoria.”

Por su parte, la Corte Constitucional, en aplicación de cánones


convencionales y en observancia de jurisprudencia de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos, analizó el derecho a la
impugnación y a la garantía de la doble instancia, y determinó que son
estándares constitucionales autónomos y categorías conceptuales
distintas e independientes que, en algunos casos, pueden coincidir […].

[…]

En la sentencia transcrita, el alto tribunal exhortó al Congreso de la


República para que, en el término de un año contado a partir de la
notificación de la determinación, regulara integralmente el derecho a
impugnar todas las sentencias condenatorias, y previó que, de no
expedirse la regulación por parte del órgano de representación popular,
se entendería que procede la impugnación de todas las sentencias
condenatorias ante el superior jerárquico o funcional de quien impuso la
condena.

Transcurrido el plazo, el Congreso de la República no legisló, y tampoco


la Sala de Casación Penal de la Corte Suprema de Justicia pudo asegurar
tales garantías. La regla prescrita por la Corte Constitucional era
absolutamente imposible de ser verificada por la Corporación, no solo
por su naturaleza, órgano de cierre, que, por su organización legal y
reglamentaria, carece de superior sino por la ausencia de ley.

El Acto Legislativo 01 del 18 de enero de 2018 hace el reconocimiento


constitucional de las aludidas garantías […].

[…]
La antedicha trascripción revela que lo pretendido por el legislador fue
ajustar el ordenamiento interno a los patrones internacionales y
asegurar que toda persona tenga la oportunidad de que su proceso sea
revisado por una autoridad superior, así como garantizar la doble
conformidad de la primera condena».

NORMA CONSTITUCIONAL - Vigencia, eficacia e


implementación / NORMA CONSTITUCIONAL - Acto Legislativo 01 de
2018: vigencia e implementación / CORTE SUPREMA DE JUSTICIA -
Sala de Casación Penal: competencia y estructura, Acto Legislativo 01
de 2018, aplicabilidad, mientras se expide la ley que cree las salas
especiales, la Sala mantiene todas sus competencias menos la de dictar
sentencia / DOBLE INSTANCIA - Acto Legislativo 01 de 2018

Tesis:

«[…] con la expedición del Acto Legislativo el panorama jurídico cambió


diametralmente. La doble instancia y la doble conformidad deben ser
resguardadas y la Corte Suprema de Justicia, como órgano máximo de
la jurisdicción ordinaria, está impelida a adoptar medidas para su
efectiva observancia.

La garantía de la doble instancia contra toda sentencia que profiera la


Sala Especial de Primera Instancia y el derecho a la impugnación de la
primera condena, están reconocidos hoy en la Constitución Política. Su
aplicación es inmediata, como surge del contenido del canon 4 del acto
reformatorio, según el cual: «[e]l presente acto legislativo rige a partir
de la fecha de su promulgación y deroga todas las disposiciones que le
sean contrarias». Su publicación en el Diario Oficial tuvo lugar el 18 de
enero del año en curso .

Por manera que, si como lo ha recalcado la Corte Constitucional -entre


otras, en CC C-757/01-, las normas superiores son de aplicación
inmediata y no requieren «reiteración de su contenido en normas de
otra jerarquía para garantizar su efectividad (C.P., art. 4º)», y las
disposiciones del Acto Legislativo ya se encuentran vigentes, resulta
imposible la competencia para fallar que la mayoría atribuye a la Sala de
Casación Penal en este caso, con la consecuente exclusión de la doble
instancia.

Lo anterior encuentra respaldo en el canon 4° de la Carta Política, que


prevé que la Constitución «es norma de normas», en caso de
incompatibilidad entre ella y la ley «u otra norma jurídica, se aplicarán
las disposiciones constitucionales», e impone la obligación de que todos
los nacionales y extranjeros en Colombia la acaten.

Ese mandato, valga la anotación, había sido considerado desde 1887, en


la Ley 153, que en su artículo 9 establece: «[l]a Constitución es ley
reformatoria y derogatoria de la legislación preexistente. Toda
disposición legal anterior a la Constitución y que sea claramente
contraria a su letra o a su espíritu, se desechará como insubsistente».
Dicho cuerpo normativo instituyó, además, reglas a aplicar cuando se
advierta incongruencia en las leyes, exista oposición entre ley anterior y
ley posterior, o frente al tránsito legal de derecho antiguo al nuevo.
Obsérvese:

“Artículo 40. [Modificado por el art. 624, Ley 1564 de 2012]. Las leyes
concernientes a la sustanciación y ritualidad de los juicios prevalecen
sobre las anteriores desde el momento en que deben empezar a regir.
Pero los términos que hubieren empezado a correr, y las actuaciones y
diligencias que ya estuvieren iniciadas, se regirán por la ley vigente al
tiempo de su iniciación.

Artículo 43. La ley preexistente prefiere a la ley ex post facto en materia


penal. Nadie podrá ser juzgado o penado sino por ley que haya sido
promulgada antes del hecho que da lugar al juicio. Esta regla solo se
refiere a las leyes que definen y castigan los delitos, pero no a aquellas
que establecen los tribunales y determinan el procedimiento, las cuales
se aplicarán con arreglo al artículo 40.”

Ahora bien, el Acto Legislativo en comento no previó disposiciones


transitorias en punto de su implementación y en la actualidad no se ha
proferido la ley en virtud de la cual se establezca la logística para poner
en marcha la Sala Especial de Instrucción y la Sala Especial de Primera
Instancia. No obstante, a pesar de que tal funcionamiento operativo es
imprescindible para garantizar la plena eficacia de la administración de
justicia como fin y deber del Estado y que la persona contra la que se
procede penalmente tiene derecho a que su actuación se adelante en
forma pronta y oportuna, también lo es que ello no puede materializarse
atropellando sus derechos constitucionales y legales, máxime cuando -
itero- en la fecha ese acto reformatorio está rigiendo.

La razón fundamental en la que descansa mi postura es la siguiente:


como la Sala de Juzgamiento de la Sala de Casación Penal -la integrada
por siete magistrados- carece de superior funcional, la sentencia de
carácter condenatorio que dicte, como ocurre en este caso, no es
susceptible de ser revisada por otra autoridad, lo que -repito- lesiona el
derecho a la doble instancia y a la consiguiente garantía de doble
conformidad.

Aunque podría tildarse de contradictoria mi tesis, habida cuenta que soy


del criterio -ampliamente conocido por la mayoría de la Sala- que, de
cara a la entrada en vigencia del Acto Legislativo tantas veces referido y
a la inexistencia de las salas especializadas por él creadas, la Sala de
Casación Penal mantiene su competencia para continuar con el trámite
de los procesos que se encuentran en etapa preliminar, instructiva y de
juzgamiento -en los que no ha finalizado la audiencia pública-, en
realidad no es paradójica.

En efecto, la prórroga de competencia o la conservación de competencia


que predico para estas etapas, no descansa en un criterio irrazonable,
como que la competencia sea fragmentaria o parcial, como lo sugirió la
mayoría en el auto que dentro de este mismo radicado se profirió, CSJ
AP1360-2018, sino en que ante las hoy no integradas salas especiales,
se hace necesario garantizar al procesado la continuación de la
actuación penal seguida en su contra, así como la no paralización de la
administración de justicia, que se erige como derecho fundamental. Los
investigados no pueden quedar abocados a una espera indefinida de su
situación judicial, máxime cuando, según lo prevé el artículo 48 de la
Ley 153 de 1887 «[l]os jueces o magistrados que rehusaren juzgar
pretextando silencio, oscuridad o insuficiencia de la ley, incurrirán en
responsabilidad por denegación de justicia».

Cosa distinta es emitir sentencia condenatoria, porque, en la situación


actual, ello violenta el derecho fundamental a la doble instancia y a la
garantía de doble conformidad frente a la primera condena, que ya
están consagrados expresamente en la Carta Política».

CORTE SUPREMA DE JUSTICIA - Sala de Casación Penal:


competencia y estructura, Acto Legislativo 01 de 2018, aplicabilidad,
debe ser interpretado en relación con los derechos fundamentales y las
garantías procesales

Tesis:

«Las modificaciones introducidas a los preceptos constitucionales, que


se relacionen con doble instancia, la doble conformidad y los procesos
de investigación y juzgamiento penales, deben ser interpretadas a la luz
de la parte dogmática de la Carta Política.

Insisto, la competencia no es parcial. Mi tesis se encamina a asegurar (i)


la efectiva administración de justicia, que implica, en estos casos,
continuar con el conocimiento de las actuaciones ya mencionadas, y (ii)
la vigencia de los derechos fundamentales de los procesados con el
reciente reconocimiento constitucional de los mismos por parte del
Congreso de la República, que se reflejan en la posibilidad de impugnar
la sentencia condenatoria.

De cara a las normas constitucionales vigentes y ante la inexistencia


física de las salas especializadas, se presenta una tensión entre dos
derechos de rango constitucional: la prestación del servicio público de
administración de justicia y el de recurrir la decisión adversa. Si ella se
resolviera otorgando prevalencia a uno de ellos sobre al otro, se
ocasionaría una afectación grave de derechos fundamentales.

Así, una forma de resolver sería, que la Sala de Casación Penal continúe
conociendo de los procesos de única instancia, incluso hasta proferir
sentencia -que es la solución adoptada por la mayoría-; y otra manera
de hacerlo sería, que la Sala de Casación Penal no conozca de esas
actuaciones porque perdió total competencia en dichos eventos.

Una cualquiera de las dos hipótesis extremas, violentaría derechos


fundamentales. La primera, porque imposibilita la impugnación del
primer y único fallo condenatorio; y la segunda, porque paralizaría la
administración de justicia.

Por esa razón, acudiendo a los artículos 2, 4 y 228 de la Constitución


Política, propuse una solución intermedia que permita una menor
afectación de los derechos de los procesados: que la Sala de Casación
Penal siga conociendo de la actuación penal, pero sin proferir fallo
condenatorio.

Ello porque el juez no puede negarse a administrar justicia, pero esa


administración de justicia debe ser íntegra y completamente garantista
de las formas propias y del debido proceso. Por ende, dictar sentencia
impide garantizar el derecho a la impugnación de la primera condena,
que hoy día ya está reconocido en la Constitución Política.

Tampoco propugno porque se incumpla con la obligación judicial de


resolver el fondo del asunto, sino de lograr un consenso para que ese
fallo condenatorio pueda ser impugnado. Aclaro al respecto, que si es de
índole absolutoria, no se configura lesión a la garantía de la doble
instancia, porque la doble conformidad se predica en favor del
procesado y, finalmente, éste fue quien terminó siendo favorecido por la
determinación.
Con esa orientación, he salvado el voto a las sentencias que en esas
condiciones ha proferido la Sala (CSJ SP364-2018, rad. 51142; CSJ
SP379-2018, rad. 50472; CSJ SP436-2018, rad. 51833; CSJ SP621-
2018, rad. 51482, y CSJ SP693-2018, rad. 43421)».

CORTE SUPREMA DE JUSTICIA - Sala de Casación Penal:


competencia y estructura, Acto Legislativo 01 de 2018, aplicabilidad,
modificación del reglamento / COMPETENCIA - Concepto

Tesis:

«[…] tal como lo indiqué en el salvamento de voto consignado a la


sentencia de casación CSJ SP722-2018, radicado 46361, la Sala de
Casación Penal, ante la existencia de una mandato constitucional, habría
podido, para garantizar la plena eficacia de la administración de justicia
como fin y deber del Estado y no trasladar cargas inapropiadas a la
persona contra la que se procede penalmente, quien tiene derecho a
que su situación se resuelva de forma pronta y oportuna, proponer la
modificación del reglamento y dividirse, como incluso lo sugiere el Acto
Legislativo en comento, para adoptar la decisión y así asegurar que los
restantes magistrados conocieran sobre la impugnación.

Ese mecanismo, contrario al pensar de la mayoría, no implica asumir


atribuciones propias y exclusivas del Congreso de la República, pues
conforme lo dispone el artículo 235 de la Constitución Política, antes en
el numeral 6, ahora, tras la reforma, en el 9, la Corte está facultada
para darse su propio reglamento, el cual debe estar acorde con los
mandatos superiores hoy existentes.

Cabe recordar que, para lograr propósitos semejantes, relacionados con


las funciones de instrucción y juzgamiento en procesos seguidos contra
miembros del Congreso, la Corte Suprema de Justicia, frente a lo
ordenado por la Corte Constitucional en la sentencia C-545 de 2008,
hizo uso de esa facultad al expedir el Acuerdo 001 de 2009, por el cual
adicionó al Reglamento General de la Corporación. En dicho acto se
dispuso separar esas funciones, de modo que la de investigación
estuviese a cargo de tres magistrados de la Sala de Casación Penal y la
de juzgamiento en cabeza de los seis restantes.

Coherente con mi repetido criterio y con la posición inamovible de la


Sala de su no división, en sesión del 4 de abril del año en curso presenté
a la Sala un proyecto en el que reiteré la falta de competencia para
dictar fallo de fondo.
Sin embargo, fui derrotado ese mismo día por la mayoría que, en una
providencia sin precedentes y ostensiblemente desfavorable para el
procesado, me “requirió” para que presentara un «proyecto de decisión,
en el menor término posible». Ese mandato de la mayoría desconoce, a
mi juicio, el Reglamento de la Sala de Casación Penal (Acuerdo 013 de
2004), porque conforme a su artículo 5.4.5.:

“Más, si la ponencia resulta derrotada por la mayoría de la Sala, el


proceso pasará al magistrado siguiente, por orden alfabético, que haga
parte de la mayoría. El magistrado ponente y quienes lo hayan
respaldado con su voto, dejarán la debida constancia de su salvamento
en el acta respectiva, pero el proyecto será firmado con acta y fecha del
día en el que el nuevo ponente lo presente, una vez se haya refrendado
la votación.

Por manera que si la ponencia que registré previamente a esta -en la


que consideré que no había competencia para proferir fallo-, fue
vencida, no había lugar sino a pasar el expediente al doctor LGSO,
Magistrado que sigue en turno por orden alfabético en la Sala de
Juzgamiento, para que elaborara el proyecto de fondo.

La competencia es, lo ha reiterado la jurisprudencia (cfr. CSJ SP 4 may.


2011, radicado 31091):

“la atribución legal concreta de una cantidad de jurisdicción a cada uno


de aquellos órganos, en sentido amplio denominados jueces, en
determinadas áreas y respecto de específicos asuntos con preferencia e
independencia de los demás de su clase; la competencia tiene como
presupuesto la pluralidad de órganos investidos de jurisdicción dentro de
un territorio, luego las reglas de competencia tienen por objeto
determinar cuál de ellos va a ser el que conozca, con preferencia o
exclusión de los demás, de una controversia que ha puesto en
movimiento la actividad jurisdiccional.”

Si soy de la convicción que la Sala de Casación Penal no tiene


competencia, de carácter constitucional, para fallar, me resultaba
insostenible presentar un proyecto en el que se examinaran aspectos de
fondo, como la responsabilidad del incriminado.

No obstante, en claro respeto por mis compañeros y con el fin de no


obstaculizar el desarrollo de la Corte, decidí registrar el proyecto de
fallo, tal como me fue reclamado en el Auto AP1360-2018, rad. 49315».

HOMICIDIO - Agravado: para preparar, facilitar o consumar otra


consumar otra conducta punible; para ocultarla, asegura su producto o
la impunidad, para sí o para los copartícipe / HOMICIDIO - Análisis
probatorio

Tesis:

«Se acusó al Senador MEMD por el homicidio cometido en contra de


WJPP el 1º de julio de 2009, en el municipio de […], perpetrado por un
individuo que le propinó un disparo en su humanidad, quien huyó del
sitio.

La ejecución de esa conducta punible tuvo como propósito, entre otros,


ocultar la participación del aforado en el delito de tentativa de homicidio
y evitar pagar la deuda económica que tenía el occiso con motivo del
apoyo que le brindó la víctima para su elección a alcalde de […] en
2003. Así las cosas, se tipifica el injusto de homicidio agravado, en
atención a que se habría cometido para ocultar otro reato y asegurar la
impunidad para sí y para otros copartícipes mediante el pago de una
suma de dinero, al tenor de lo normado por los artículos 103 y 104
numerales 2 y 4 del Código Penal.

El contenido de las pruebas demuestra la materialidad del hecho y la


plena responsabilidad penal del acusado en el delito.

[…]

Así las cosas, a mi juicio, la Sala ha debido condenar también al


incriminado como determinador de homicidio agravado.

Finalmente, debo reiterar, que, teniendo en cuenta mi postura sobre la


doble conformidad frente a la primera condena, tal como lo expuse en
acápite anterior de este voto disidente, insisto en que la Sala de
Casación Penal ha debido garantizar al acusado su derecho de
impugnar, pero, como no lo hizo -porque no se dividió-, era inviable
proferir en este momento un fallo».

RELEVANTE

Sala de Casación Penal


ID : 641998
M. PONENTE : FERNANDO ALBERTO CASTRO
CABALLERO
NÚMERO DE PROCESO : 49009
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP1750-2018
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de
Popayán
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 23/05/2018
FUENTE FORMAL : Ley 169 de 1896 art. 4 / Ley 599 de
2000 art. 27, 182, 244 y 245 / Ley 890
de 2004 / Ley 906 de 2004 art. 449

ASUNTO:
[…] se emprende el análisis del fallo desde el enfoque del cargo por
violación directa de la ley sustancial que se hace consistir por el
defensor del acusado AAN, en la falta de aplicación de la interpretación
realizada por la Corte en la providencia CSJ SP, 18 dic. 2013, rad.
37442, sobre el elemento normativo del provecho ilícito que describe el
delito de extorsión

TEMA: FALSO JUICIO DE IDENTIDAD - Por adición:


configuración / FALSO JUICIO DE IDENTIDAD - Por supresión:
configuración / PRUEBA - Apreciación probatoria: sana
crítica / PRUEBA - Apreciación probatoria: las pruebas deben ser
apreciadas en conjunto / EXTORSIÓN - Análisis
probatorio / TESTIMONIO - Apreciación probatoria / CONTEXTO -
Construcción: elementos que sirven de base, alcance
probatorio / COAUTORÍA - Demostración / CONOCIMIENTO PARA
CONDENAR - Requisitos: convencimiento más allá de toda duda

Tesis:

«[…] se determinó que en la sentencia impugnada no se declaró


probada la exigibilidad de la obligación contenida en las letras de
cambio, razón por la que la Sala se ocupará enseguida de los errores en
la apreciación de las pruebas en las que se fundó el fallo para deducir la
responsabilidad penal de los acusados como coautores del delito de
extorsión.

En ese orden, se constatará si en la apreciación de los medios


probatorios el Tribunal aplicó las reglas establecidas en la ley, en
concreto los criterios que informan el sistema de la sana crítica. Con ese
objetivo para la Sala es necesario indicar el contenido material de cada
una de las pruebas practicadas durante el juicio, confrontándolo con los
fundamentos expuestos por el ad quem al revocar la absolución y, en su
lugar, condenar a los procesados como coautores del delito de extorsión
cometido en el grado de tentativa.

En primer orden, se compendian los fundamentos del fallo objeto de


censura, que declaró probado lo afirmado por el denunciante acerca del
pago de $7.000.000 a cuenta de las letras de cambio firmadas a EB,
cuando éste las cobró a través de varios sujetos armados, agregando
que, según OT, “por el temor que le ocasionaba la presencia de estas
personas en su vivienda, no pidió la devolución de las dos letras de
cambio…”.

En relación con ese aspecto transcrito, con acierto reprochan los


defensores que la declaración del denunciante fue adicionada, pues no
es esa la explicación indicada por el testigo de la causa por la cual dejó
de recuperar los títulos.

Igualmente, a partir del testimonio del denunciante, el ad quem agrega


que “conocida la prueba de descargo testimonial… la víctima… indica el
origen de las dos letras, los negocios que hizo con ellas y sostiene que
posteriormente aparecieron en manos de los tres procesados a quienes
no les debía ese dinero…” […].

[…]

Por eso cuestiona que el juzgador de primera instancia haya dado plena
credibilidad a las versiones de los procesados “que ninguna
fundamentación probatoria ostentan, y desecha la contundencia de los
relatos de la víctima y sus hermanos… desconociendo la sindicación
seria y responsiva… e igualmente descartando el hallazgo de las dos
letras de cambio en poder de los implicados cuando fueron sorprendidos
a punto de recibir la exigencia dineraria”.

Reitera que las letras de cambio “aparecieron en manos de los


procesados que le hicieron diferentes exigencias dinerarias [a OT], y
hasta le retuvieron a su hermano con amenaza de muerte, para que
pagara la suma de doce millones de pesos e hiciera el traspaso de un
vehículo”.

[…]
La Corte, igualmente deja anotadas las razones en las que fundamentó
la primera instancia la absolución.

Luego de indicar los motivos por los que no otorgaba plena credibilidad
a los testimonios de OY y AT, concretó que lo verdaderamente
trascendental fue que “el constreñimiento ejercido por los integrantes de
la banda […], liderada por el […] que responde al nombre de AAN,
siempre fue la del pago de las letras de cambio originadas en la
compraventa del camión, y que aún no habían sido canceladas por OYT”.

De ahí que dio especial relevancia a las versiones del acusado NC,
afirmando que éste y DHJ, en medio de esa situación denunciada,
lógicamente tenían interés en propiciar un acuerdo con AN que les
permitiera cobrar lo adeudado a ellos por OYT; como consecuencia de lo
cual “se deduce que hubo un constreñimiento ilegal sobre la forma de
cobrar unas obligaciones nacidas de negocios de compraventa de
rodantes y prendas con tenencia producto de préstamos de dinero,
también soportados en letras de cambio…, sin que acudiera[n] a la
jurisdicción civil para incoar las acciones que tenía[n]”.

Por eso, consideró que tratándose de delitos de especies diversas,


ubicados en títulos distintos, que protegen, a la vez, bienes jurídicos
disímiles, y cuya competencia para el juzgamiento, respecto de la
conducta delictiva de constreñimiento ilegal que, a su juicio, fue la que
se configuró, no le estaba asignada, por virtud del principio de
congruencia, “no le queda más remedio a esta funcionaria que proferir
una sentencia absolutoria por extorsión a favor” de los procesados.

Ahora, con la finalidad de examinar el acierto y legalidad de la sentencia


impugnada, la Sala procede a indicar lo que se debatió probatoriamente
en el juicio, de cara a los fundamentos de la condena.

Para comenzar, además de lo que fue reseñado sobre la forma como el


denunciante dice haber pagado la obligación garantizada con las letras
de cambio, sin que éstas le fuera retornadas, en relación con lo ocurrido
en junio de 2010, después de haber firmado el traspaso del vehículo de
su propiedad y de encontrarse liberado JAT, el Tribunal indica que OT,
“pensando que había acabado el problema no pensó de nuevo en ello,
pero estando en casa de su padre con su hermano ATM, arribaron NC y
DHJL, con las dos letras de cambio otra vez y le precisaron que con
intereses les debía doce millones de pesos”, y por eso su hermano AT le
sugirió ir a la policía.
[…]

Como se evidenciará, debe concederse razón a los defensores, pues


esas afirmaciones contenidas en la sentencia, ciertamente no se
acompasan con lo afirmado por el denunciante, de un lado, sobre el
discurrir de los hechos después de que lo despojaron del vehículo de su
propiedad y retuvieron a su hermano JAT —respecto a lo cual no se
extracta de lo debatido en el juicio que hubieran transcurrido varios
meses, al cabo de los cuales supuestamente volvieron a aparecer la
letras de cambio como pretexto para exigirle dinero—; ni, de otra parte,
acerca de lo sucedido en el encuentro con los mencionados acusados en
la casa o por el sector por donde habitaba el padre de los hermanos T.

Sobre la participación de los tres acusados en los hechos que terminaron


con la captura el 12 de junio de 2010 en el operativo antiextorsión
planeado por el GAULA, el denunciante, al contrario de lo dicho por el ad
quem, indicó que aproximadamente 15 días después de haberle
comprado a DHJL el automóvil de placa […], lo sacó al sector de […]
para ofrecerlo en venta; allí se presentaron unas personas —según se
estableció en el juicio uno de ellos era AAN, a quien se referencia como
el […], acompañado de otros dos hombres— que con el pretexto de
estar interesados en comprarlo acabaron reteniéndolo, así como a JAT,
amenazando con hacerle daño a éste, si el denunciante no pagaba las
letras de cambio giradas a EB; afirma que una hora después, se
presentó el […], quien le dijo que los devolvería una vez le pagara unas
letras de cambio que tenía en su poder; por ello, aceptó firmar el
traspaso del vehículo.

Es evidente que el testimonio de OT no revela alguna intervención inicial


de NC o de DJ, ni se extracta el conocimiento y la participación de éstos,
a pesar de lo cual el Tribunal se refiere indistintamente a los tres
procesados ejecutando con unidad de acción y de designio cada uno de
esos hechos, como si en forma directa los antes mencionados hubieran
intervenido en la retención del automotor y del hermano del
denunciante y en las exigencias iniciales para liberarlo y devolver el
carro junto con las letras de cambio, o en la coacción para hacerle
firmar al denunciante el traspaso del automotor.

En contraposición a esos razonamientos del ad quem, OT precisó que


fue después de ese intimidante encuentro con el […], cuando NC se
ofreció a ayudarle para recuperar el vehículo; que lo puso en contacto
por teléfono con el mencionado, quien le “pidió $12.000.000”; asevera,
además, que a partir de ese momento negoció únicamente con NC,
hasta acordar que el pago sería solo de $6.500.000.
La Sala advierte que frente a esas manifestaciones del testigo, no es
claro, con la perspicacia con la cual intenta explicarlo el mismo y con la
seguridad que da por cierta el Tribunal, que se hubiera demostrado un
acuerdo previo, concomitante o subsiguiente entre los tres hombres que
retuvieron el carro y a JAT —de los cuales solo se identificó a AAN (a.
[…]) —, con los demás acusados.

Ninguna prueba es suficientemente indicativa de que la causa por la que


NC le aconsejó al denunciante negociar la devolución del carro, se
debiera a la existencia de un acuerdo con los hombres involucrados en
esas retenciones, que los conociera o antes hubiera conversado con
ellos, que estuviera presente o de alguna otra forma participando en el
momento en que AAN, acompañado de otras dos personas, llegó
aparentando estar interesado en comprar el carro, solo para
despojárselo al propietario, ni cuando el mismo hombre retornó al lugar
para exigir el traspaso del automotor, a fin de pagarse con ello las
letras; tampoco se probó que con posterioridad, la intervención de NC y
de DJ estuviera determinada por la intención de secundar una exigencia
económica que sabían ilegal.

No obstante, como aparece en lo reseñado de la sentencia impugnada,


el Tribunal, sin ese respaldo probatorio, termina por hacer figurar a NC y
a DJ actuando confabulada y deliberadamente, de principio a fin, con
AAN. A esas conclusiones arribó el Tribunal, mutilando y adicionando la
prueba testimonial, incurriendo de esta forma en falsos juicios de
identidad.

Es así como, al contrario de lo dicho por el ad quem, lo que se indica por


los declarantes es que después de haber firmado el traspaso del
vehículo, estando ya liberado el hermano del denunciante, NC, conocido
comisionista que laboraba por el sector y cuyo hijo se había ido también
con AT, ofreció intervenir —no precisan los hermanos TM si eso ocurrió
el mismo día o después— para recuperar el carro y que la exigencia
económica de $12.000.000 se redujera.

Esa intermediación que escasamente y sin explicación plausible sugiere


el denunciante se debía a la relación previa con AA y sus acompañantes,
no pasa de ser una conjetura; pero fue sostenida por el Tribunal como
un hecho acreditado, a pesar de no aludir a un mínimo soporte
probatorio.

[…]
En refuerzo de lo dicho, en cuanto que no existe indicación probatoria
sobre la injerencia o el conocimiento por parte de NC respecto de ese
suceso inicial, el propio denunciante indicó que de las personas que se
llevaron el automotor “al único que recuerdo era el que se hacía llamar
[…], los demás no me recuerdo, pero él fue el que llegó preguntando por
el carro y luego vino a negociar conmigo, él estaba junto con dos
personas más”; que decían ser de “un grupo que se llamaba de […]…,
que tenía toda la gente… en [[…]] y que él era el dueño del parque”.

A pesar de ello, también manifestó OT que “D [J] se la pasaba con…


[…]”; a su vez, en oposición al agregado que a su declaración hace el
Tribunal, dice que DHJ “nunca mencionó nada de la plata ni de las
deudas…, nunca me habló de negociación… de la cobranza de la plata…
nunca me habló de la plata y de las letras”; por igual dice que
“entiend[e] que el señor D [J] era el contacto… él era el contacto que
llevaba a […] para que me colaboraran, para que me rebajaran esa
plata; sí tenía contacto con ellos, pero conmigo no tuvo ninguno”.

Esa afirmación del testigo, no tuvo ningún respaldo probatorio, en la


medida en que no especificó qué lo llevaba a entender que el acusado
DHJ era el intermediario con los que habían retenido el carro, además
de que antes reiteró que quien se comunicó por teléfono con AAN (a.
[…]) y con quien acabó negociando la suma de dinero por pagar, fue con
NC, descartando, entonces, que DJ franca o veladamente tuviera alguna
injerencia.

[…]

No se trataba, en ese contexto, de acoger, irracionalmente, las


versiones de los acusados NC y DJ; más bien de no esquivar su análisis,
como lo hizo el Tribunal, y de contrastarlas críticamente con los demás
medios de conocimiento. Evidentemente, respecto de si las letras de
cambio habían sido canceladas antes o no, si la obligación estaba
vigente y, por lo mismo, era exigible, no se demostró en el juicio que
fuera un tema de conocimiento de los acusados antes mencionados, que
los involucrara en la ilegal pretensión de que el denunciante pagara por
recuperarlas.

En cambio de eso, para explicar cómo terminaron inmiscuidos en el


problema, en forma coincidente los mencionados procesados afirman
que del negocio del Chevrolet OT quedó debiéndole a DJ solo
$1.000.000, mientras se hacía el traspaso, pues habiéndose negociado
en $12.000.000, se pagó el préstamo de $6.000.000 por el que el
automotor había sido dejado en prenda antes de venderlo al
denunciante; éste giró una letra a favor del mencionado vendedor por
$4.000.000, a la cual abonó $3.000.000; pero, a la vez, le pidió a NC
que le consiguiera $6.000.000, garantizados también con el automotor.

A pesar de esas manifestaciones del procesado, que no pudieron ser


desvirtuadas, OT asegura que del negocio de Chevrolet Swift, aún debía
a DJ $5.000.000, obligación en la que se ratifica cuando fue interrogado
por la defensa, y señaló que al comprarlo “el carro estaba empeñado…
lo que qued[ó] debiendo era para desempeñarlo, o sea, $5.000.000”. No
explica el testigo a favor de quién estaba “empeñado”, ni en qué forma
se garantizó el pago de esa deuda, si el automotor estaba en su poder,
aspectos que sí lo precisó NC, pero sin coincidir con el dicho del
denunciante.

Por eso, resulta lógico deducir que si lo afirmado por este último
mencionado fuera verdad, ninguna razón tendría el acreedor para negar
que se le debía esa cantidad de dinero, reclamando únicamente
$1.000.000, con suficiente detalles acerca de la razón de su dicho. Por
tanto, la confesión de una deuda por ese monto, las explicaciones
ofrecidas por los acusados y la falta de claridad de OT en relación con
las especificaciones del crédito, dan mayor peso al testimonio de NC,
respecto a que la deuda del mencionada por el denunciante no era Con
DJ, sino por un préstamo que él le consiguió y que el acreedor respaldó
con el vehículo.

[…]

Conforme con lo que se viene reseñando, es claro que el Tribunal se


equivocó al afirmar que OT, convencido de que ya todo se había
solucionado con la entrega del traspaso del vehículo, dio por superada
esa situación, hasta cuando los acusados supuestamente volvieron a
aparecer exigiéndole $12.000.000 a cuenta de las letras de cambio más
los intereses. En esa forma, el ad quem adicionó los testimonios,
aparentando que el hecho delictivo cesó cuando OT entregó el traspaso
del vehículo o que al menos éste así lo entendió, de lo cual derivaría
que, una vez más, se habría entregado un bien a cambio de las letras,
sin reclamarlas, lo que además de resultar increíble, no se atiene al
contenido fáctico de los testimonios de cargo.

En el mismo sentido el Tribunal sugiere que al reanudarse las exigencias


extorsivas, NC y DHJ se involucraron directamente en las exigencias
extorsivas, partiendo de la premisa falsa de que hubo un lapso durante
el cual las acciones de constreñimiento cesaron y por eso, según
interpretó equívocamente el ad quem, el denunciante se había
despreocupado.

[…]

No obstante el propósito velado de dejar en duda si esa mediación fue


desinteresada o por alguna relación entre NC y los supuestos
cobradores, lo cierto es que de esas aseveraciones no puede concluirse,
con la certeza con la cual se afirma en la sentencia condenatoria
recurrida, que los tres acusados, en algún momento actuaron
asociadamente, con la finalidad de hacer una exigencia económica ilícita
a OT.

Ese acuerdo delictivo tampoco se consigue fundamentar en la


declaración de JATM, quien comenzó reconociendo a NC (alias […])
como comisionista en […], porque “él buscaba clientes para vehículos de
[su] hermano [OT] o viceversa; él ayudaba en la compra y venta… de
vehículos, él conseguía clientes”.

[…]

En refuerzo de lo que se destaca, también relató el testigo aludido que


un día estaba con sus hermanos en el Treinta y Uno de Marzo, allí
llegaron NC y DHJ, quienes aseguraron “que ya tenían cuadrada una
reunión con los señores que tenían el vehículo…”, después de lo cual OT
buscó ayuda con el GAULA, se organizó el operativo, se concertó una
cita en un restaurante frente al terminal, donde se produjo la captura.

Una vez más se hacen evidentes los yerros del Tribunal en la


apreciación de los medios probatorios, pues conforme a lo que éstos
decían no podía afirmarse, sin motivo de duda, (i) que NC y DHJ se
hubieran llevado el vehículo que éste le había vendido días antes a OT, y
retenido a su hermano para obligarlo a hacer, tolerar u omitir alguna
cosa; (ii) que los mencionados acusados, precisamente, constriñeran al
denunciante, a cambio de liberar a AT y devolver el automotor, a firmar
el traspaso del carro y un contrato de compraventa; (iii) que los
mismos, prevalidos de dos letras de cambio, cada una por $5.000.000,
exigieran el pago de $6.500.000 por la entrega del automotor y de los
títulos valores; (iv) por tanto, que los documentos hubieran estado en
poder de los dos acusados y que con base en ellos directa o
indirectamente coaccionaran a OT a reconocer y pagar una deuda de
$12.000.000, incluidos los intereses.

No contribuyen a aclarar ese panorama de incertidumbre los testimonios


de los agentes de policía, Yony Mauricio Cometa López y Holman Yesid
Ángel Puya, no obstante que ratifican las circunstancias en torno de las
cuales se produjo la captura de los acusados y que el origen de la
misma fue la denuncia presentada por OYT, acompañada de unas
grabaciones sobre las exigencias económicas —que no fueron aportadas
como evidencia en el juicio, ni se conoció el concreto contenido de las
mismas—. Con base en esa información, agregan los policiales, se
planeó la operación con la colaboración del denunciante, que culminó al
ser aprehendidos tres ciudadanos en […], en el terminal de transporte
de […], incautadas dos letras de cambio y la recuperación de un
vehículo en […].

A pesar de conocerse esa situación en torno de la cual se produjo la


captura de NC y DJ, acompañados de AAN en medio de una exigencia
ilegal de carácter económico que se le hacía a OT, los medios
probatorios no indican, más allá de duda razonable, que los dos
primeros nombrados tuvieran conocimiento, al menos, de que el
presunto cobro del valor de las dos letras de cambio en el que insistía
AA, fuera indebido, no por la forma como se ejecutaba, pues sobre el
constreñimiento tenían suficiente ilustración, al menos NC, sino porque
la obligación se hubiera extinguido o, simplemente, en razón de que los
cobradores no tenían ningún derecho derivado de los títulos valores, ni
actuaban a nombre y para favorecer a EB, en las maniobras extorsivas.

[…]

Además, si bien se sabe que al menos el mismo día de la captura NC


tuvo el automóvil, no era extraño ni por sí solo incriminatorio, pues,
como lo afirman los testigos de la Fiscalía, la cita concertada con el
denunciante era, específicamente, para que se lo devolvieran, junto con
las letras de cambio, en lo cual el acusado no ha negado su mediación.
Por demás, los hermanos TM, específicamente el denunciante, no se
atrevieron a afirmar que aquél hubiera ejercido constreñimiento
acompañado de exigencia de dinero u otra utilidad; la condición a la cual
invariablemente se refirieron fue a la de mediador con los supuestos
cobradores de las letras, sin reservarse la suspicacia respecto de que
pudiera tener algún vínculo con éstos».

SISTEMA PENAL ACUSATORIO - Derecho de defensa: derecho a


guardar silencio y o renunciar a éste / PROCESO PENAL - Pruebas:
búsqueda de la verdad / FISCAL - Deberes en la investigación / FALSO
JUICIO DE IDENTIDAD - Por adición: configuración / TESTIMONIO -
Apreciación probatoria: relato confuso e ilógico / FALSO JUICIO DE
IDENTIDAD - Por supresión: configuración / COAUTORÍA - Extorsión:
no se presenta cuando los inculpados son ajenos al carácter indebido de
la exigencia de pago

Tesis:

«Siguiendo con las pruebas practicadas en el juicio, de las que no se


consigue inferir que las letras de cambio hubieran estado bajo el
dominio de NC y DHJL, o que tuvieran la intención de obtener el pago de
las mismas, los procesados renunciaron al derecho a guardar silencio y
declararon en su propio juicio.

El primero de los nombrados, en correspondencia con lo manifestado


por los testigos de la Fiscalía, explicó que en su oficio de comisionista
conoció y tuvo tratos comerciales con OYT, desde 8 años antes de los
hechos por los que se le juzga; agrega que DJ le autorizó vender el
Chevrolet Swift y pagar un crédito que tenía con la misma DL; OT se
interesó en comprarlo, lo negociaron en $12.000.000, de los que
canceló $8.000.000 y giró una letra por $4.000.000; a esta abonó
después $3.000.000; 15 días más tarde el denunciante le pidió que le
consiguiera un préstamo de $6.000.000, ofreciendo como garantía el
carro.

En relación con ese supuesto préstamo al que ninguna mención hizo el


denunciante, no obstante reconocer que tenía una deuda de
$5.000.000, la cual adjudica a favor DJ, el procesado NC afirma que los
$6.000.000 los prestó DL y se firmó una letra, que el deudor no pagó;
puntualiza que con su hijo JAC recogió en […] el Chevrolet Swift y OT los
autorizó a ofrecerlo; por eso lo mantenían en el sector […].

[…]

Con referencia al hecho de que las llaves las tenía JC, es oportuno
aclarar que no es verdad lo alegado por la defensora del acusado NC, en
el sentido de que fue JAT quien ratificó que fuera así, pues en la
declaración de éste, a la cual ya hizo referencia, no hay aserto en ese
sentido.

Respecto de las condiciones en las cuales conoció a AAN, el implicado


NC relató que dos días después de la retención del Chevrolet Swift,
encontró a unas personas tanqueándolo en […], quienes le dijeron que
OT debía dinero y no quería pagar; desde ese mismo lugar llamó al
denunciante y le comentó que estaba con esas personas; por tanto, que
fue así como se hizo el “enlace… con O [T] para que cuadraran ese
problema”.
Nada de eso fue desvirtuado mediante la prueba de cargo presentada
por la Fiscalía, de donde se sigue que los graves motivos de duda acerca
de la supuesta existencia de una relación entre NC y AAN, aprovechada
para acordar y ejecutar los actos extorsivos contra OT, no se resolvieron
mediante las pruebas practicadas en el juicio.

De la misma forma, no se controvierte la afirmación del acusado, según


la cual, fue después de esa conversación telefónica que se produjo a los
dos días, desde el mismo sitio donde accidentalmente se encontró con el
automotor y sus ocupantes, cuando OYT le contó que él le había pagado
esas letras de cambio al […]; que, entonces, el procesado le sugirió
hacer un arreglo con esas personas, porque ese no era su problema y
tenía que responderle por los $6.000.000, y al advertirle a OT que iba a
formular denuncia, fue éste quien le pidió “que no hiciera eso, que no
quería problemas con la familia, que él vendía [un] lote y [le] pagaba”.

Esa situación, sin encontrarse enteramente acreditada, pues es verdad


que al final la defensa renunció al testimonio de EL por encontrarse
supuestamente en delicado estado de salud, tampoco es inadmisible
para explicar el interés legítimo que podría tener NC en que OT llegara a
un acuerdo con AN, pues el vehículo retenido o despojado era garantía
del pago de los $6.000.000 y él había sido comisionista en la
compraventa entre el denunciante y DJ, luego estaba enterado, además,
de la deuda aún existente de ese negocio, que no excedía el
$1.000.000.

Respecto a su presencia, acompañado de DHJ en la casa paterna de los


hermanos TM, afirmó NC que en ese momento OT cuadró todo con las
personas que tenían el carro, mediante comunicación telefónica, y le
aseguró que a él le pagaba una vez vendiera un parqueadero que tenía
en el barrio […].

De lo indicado hasta ahora, queda claro que la prueba de cargo


presentada por la Fiscalía, no se contrapone esencialmente a la versión
que entrega el acusado en el juicio, y que el Tribunal adicionó el
contenido fáctico de los testimonios de los hermanos Torres Mosquera,
en el sentido de afirmar que NC y DJ tenían en su poder las dos letras
de cambio y por su propia cuenta o a nombre de los cobradores,
exigieron la suma de $12.000.000, para retornar el automotor y los
títulos valores.

Debe detenerse la Sala, sin embargo, en el confuso e ilógico relato de


NC sobre lo sucedido previamente a la captura, en el sentido de que
acordado entre el denunciante y los ilegales cobradores que el vehículo
quedaba en pago de la exigencia dineraria —de lo cual tendría que
inferirse que NC y DJ no se beneficiarían del pacto, en cuanto pudieran
cobrar las deudas respectivas— OT lo llamó para pedirle que preguntara
si AAN […]estaría dispuesto a venderle el mismo automóvil, “que [se] lo
dej[aran] barato, en $8.000.000”, porque quería “ganar[se] una
platica”, y que, en efecto, quienes lo tenían aceptaron.

Concretamente manifiesta NC que le dijeron: “véndaselo y como ese


carro estaba empeñado, dijo, le paga allá al señor los $3.000.000 y me
da el excedente”; que llamó a DHJ para que se presentara, pues en esa
forma se asegurarían de recibir tanto los $6.000.000 de los cuales él era
acreedor, en representación de DL, como el $1.000.000 adeudado a DJ.

Más adelante precisa que autorizado por alias […] a vender el carro a
OT, se citaron para el día sábado, estaba en […] cuando el denunciante
lo llamó, le dijo que se encontraran en el terminal para pagarle el
vehículo, “yo no le vi ni un problema a esto, llam[ó] a D [J] le dij[o]
vamos que este man va a comprar el carro, que te pague a vos el millón
y a mí me pague los $6.000.000”.

La situación así descrita es incomprensible, pues de ella solo podría


extractarse que el denunciante pagaría $8.000.000 a cambio del carro
del cual lo habían despojado, suma que tendría que destinarse al pago
de $3.300.000 a LACD, $6.000.000 a NC y $1.000.000 a DJ, excediendo
el monto que entregaría OT; luego AAN y sus compinches solo se
quedarían con los $3.300.000 del préstamo de AC.

De ahí que el argumento así construido evidentemente no desacredita al


denunciante respecto de las circunstancias que de manera diferente
relata, en torno del encuentro que facilitó la captura de los procesados,
esto es, con la finalidad de entregar $6.500.000 que le exigían para
devolverle el carro y las letras de cambio. Con todo, tampoco se
despejan los aludidos motivos de duda relacionados con la participación
del acusado en las maniobras de constreñimiento, dirigidas a obligar a
OT a dar una suma de dinero indebida, con aprovechamiento ilícito.

[…]

En sus declaraciones en el juicio, el acusado DHJL se refiere


estrictamente a lo que era de su interés y a él le concernía, explicando
que le entregó a NC el Chevrolet Swift para que le consiguiera un
préstamo por $6.000.000, autorizándolo a venderlo; se negoció en
$12.000.000 y en su momento el comprador, OT, dijo que solo tenía
$8.000.000, los cuales le recibió y le entregó a NC $6.000.000 para
pagar la deuda; de los $4.000.000 restantes el denunciante le abonó
$3.000.000 y quedó un saldo de $1.000.000 hasta que se hicieran
papeles.

En esa medida es claro, pues no existen razones para rechazar la


explicación, que DJ pagó el préstamo de los $6.000.000, o al menos le
entregó esa suma de dinero a NC para hacer lo propio; luego que lo
adeudado por OT a cuenta de ese negocio, eran solamente $4.000.000,
de los cuales abonó después $3.000.000 al mismo DHJ.

Así mismo, es creíble que el denunciante, a 12 de junio de 2010 no


había cancelado las deudas a NC ni a DJ; las dos involucraban el
vehículo del cual fue despojado por AAN. En esa medida, es factible que
los inculpados hubieran mediado la situación ilegal, ajenos el carácter
indebido de la exigencia de pago de una supuesta obligación, con el fin
de recuperar su dinero.

[…]

Atendiendo a las manifestaciones del acusado, confrontadas con las


pruebas de cargo ofrecidas por la Fiscalía y la declaración de NC, es
manifiesto que no se consigue rebatir que DJL fue completamente ajeno
a lo sucedido entre los hermanos TM y las personas que junto con AAN
retuvieron a JAT y el vehículo, para obtener un provecho económico
ilícito; así mismo, que el motivo de su presencia el 12 de junio de 2010,
en el restaurante […], cuando se produjo la captura, haya sido entregar
el traspaso abierto del vehículo que le había vendido al denunciante y
recuperar el $1.000.000, sin el ánimo de constreñirlo a pagar lo no
debido.

Como se advirtió en otro apartado, la insinuación de OT y de AT acerca


de que DJL supuestamente fue el contacto inicial con los aparentes
cobradores, no se demostró y este acusado lo niega, sin que fuera
refutado, en tanto que su versión es apoyada por NC.

En esas condiciones, es manifiesto y determinante el error de


apreciación de esas declaraciones, estructurándose un falso juicio de
identidad por cercenamiento, que llevó al reductivo alcance que dio el
Tribunal al contenido de las mismas, sin ocuparse realmente de
confrontarlas con objetividad e integralmente […]».

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: C-836 | Fecha: 09/08/2011


| Tema: DOCTRINA PROBABLE - Concepto Rad: 37442 | Fecha:
18/12/2013 | Tema: EXTORSIÓN - Provecho ilícito Rad: 8864 | Fecha:
23/08/1995 | Tema: EXTORSIÓN - Provecho ilícito Rad: C-284 | Fecha:
27/06/1996 | Tema: EXTORSIÓN - Provecho ilícito Rad: 22065 | Fecha:
24/10/2007 | Tema: EXTORSIÓN - Diferente a constreñimiento ilegal
Rad: 43041 | Fecha: 22/02/2017 | Tema: EXTORSIÓN - Diferente a
constreñimiento ilegal

Sala de Casación Penal


ID : 631872
M. PONENTE : EUGENIO FERNANDEZ CARLIER
NÚMERO DE PROCESO : 51653
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP1326-2018
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Bogotá
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 09/05/2018
FUENTE FORMAL : Convención Americana sobre Derechos
Humanos. art. 8 núm. 2 lit. b / Pacto
Internacional de Derechos Civiles y
Polìticos art. 14 núm. 3 lit. a / Ley 599
de 2000 art. 376 núm. 1 / Ley 600 de
2000 art. 206 y 404

TEMA: PRINCIPIO DE CONGRUENCIA - Congruencia personal, fáctica


y jurídica: La congruencia fáctica y personal es absoluta / PRINCIPIO
DE CONGRUENCIA - Acusación y sentencia: no se pueden incluir
hechos no contemplados en la acusación / COAUTORÍA - Demostración

Tesis:

«En este asunto la revisión detallada y objetiva de las piezas procesales


anteriores a las atrás recapituladas, permite constatar que desde
cuando se ordenó vincular a VZ y NC , el motivo de ello fue la
pertenencia de ambos a un grupo de personas dedicadas a traficar con
alucinógenos, y el haber intervenido cada uno con ocasión de esa
asociación, específicamente, el primero, en el envío de cocaína el 2 de
febrero de 2005 a Miami - La Florida (Estados Unidos), y el segundo en
la remisión de igual clase de narcótico el 26 de febrero de ese año a
Bruselas (Bélgica), mismos supuestos fácticos por los que uno y otro
fueron expresamente interrogados en sus respectivas injuradas , y por
los cuales les fue resuelta la situación jurídica.

Luego si desde el inicio de la imputación penal se le comunicó a los


precitados la realización de acciones que configuraban, por una parte, el
delito de concierto para delinquir con fines de narcotráfico, y de otro, un
solo hecho constitutivo de tráfico, fabricación o porte de
estupefacientes, circunscrito a los aludidos decomisos, cargos que
fáctica y jurídicamente fueron reiterados en la acusación, como quedó
establecido párrafos atrás, surge ostensible el desacierto de la
sorpresiva atribución de hechos distintos a los que en su momento les
fueron explícitamente comunicados y endilgados en el pliego de cargos.

Para empezar, es menester puntualizar que el acto de acusación de


primera instancia, ninguna modificación válida sufrió con el
pronunciamiento del superior funcional al desatar el recurso de
apelación presentada por los procesados, como que en tal decisión de
segunda instancia, en virtud de la garantía y prohibición de reforma en
peor , y del principio de limitación , conforme a decantada doctrina de
esta Sala, no podía agravar la condición de los impugnantes únicos, ni
extender su análisis a aspectos diferentes a los censurados.

Ahora bien, no solo por lo anterior deviene ineficaz lo afirmado por el


fiscal ad-quem al resolver la apelación, en el sentido de que la
responsabilidad de los procesados, entre ellos los aquí demandantes, no
se contrae únicamente a los puntuales casos en los que se concretó su
participación, con base en que por el lenguaje cifrado, en clave o de
sobre entendidos que usaban en las abundantes comunicaciones
telefónicas interceptadas, fluía el agotamiento de un sin número de
operaciones ilegales realizadas entre aquéllos, por el común designio
que los unía y bajo distribución de tareas.

Sino que el carácter genérico, abstracto, gaseoso de una tal atribución


en relación con el delito de tráfico, fabricación o porte de
estupefacientes, riñe con las exigencias legales y constitucionales más
atrás precisadas frente a la concreción que debe tener la acusación, y
por lo tanto carece de idoneidad para sostener que al resolver la
apelación del pliego de cargos el fiscal de segunda instancia endilgó a
los acusados, frente a uno cualquiera de los otros decomisos de droga
investigados, responsabilidad por coautoría impropia, pues en parte
alguna de la aludida decisión fue individualizado el aporte objetivo y
sustancial por distribución de tareas en relación con los demás hechos
constitutivos del punible en cuestión, y menos señaló o específico un rol
funcional de cada uno de los procesados dentro de la estratificación de
la organización con base en lo cual fuera sustentable la imputación de
responsabilidad en otros o en todos los demás sucesos al amparo de
otras teorías como, por ejemplo, la que alude a la cadena de mando en
aparatos organizados de poder.

En últimas la imposibilidad del fiscal ad-quem de circunscribir un aporte


concreto de los procesados frente a los otros hechos de tráfico de
estupefacientes investigados, determinó que le impartiera confirmación
integral, sin adiciones, a la acusación de primera instancia, en la que a
VZ y NC se les atribuyó un único delito de tráfico, fabricación o porte de
estupefacientes en relación con los sucesos explícitamente referenciados
por el fiscal de primer grado».

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 18457 | Fecha: 14/02/2002


| Tema: VARIACIÓN DE LA CALIFICACIÓN JURÍDICA - Procede siempre
y cuando se respete el núcleo fáctico Rad: 34495 | Fecha: 08/11/2011 |
Tema: VARIACIÓN DE LA CALIFICACIÓN JURÍDICA - Procede siempre y
cuando se respete el núcleo fáctico Rad: 36597 | Fecha: 28/03/2012 |
Tema: VARIACIÓN DE LA CALIFICACIÓN JURÍDICA - Procede siempre y
cuando se respete el núcleo fáctico Rad: 39851 | Fecha: 14/11/2012 |
Tema: VARIACIÓN DE LA CALIFICACIÓN JURÍDICA - Procede siempre y
cuando se respete el núcleo fáctico Rad: 38725 | Fecha: 22/01/2014 |
Tema: VARIACIÓN DE LA CALIFICACIÓN JURÍDICA - Procede siempre y
cuando se respete el núcleo fáctico

Sala de Casación Penal


ID : 629495
M. PONENTE : LUIS GUILLERMO SALAZAR OTERO
NÚMERO DE PROCESO : 49433
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP1038-2018
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Cali
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 11/04/2018
FUENTE FORMAL : Constitución Política de Colombia de
1991 art. 6 y 122 / Ley 84 de 1873 art.
2341 / Ley 599 de 2000 art. 10, 22,
23, 25, 94, 397, 400, 401 y 428 / Ley
600 de 2000 art. 56, 205, 208, 216,
220, núm. 3, 234, 306 y 373

TEMA: DERECHO DE DEFENSA - No se vulnera / DERECHO DE


DEFENSA - Conformada por: defensa técnica y defensa
material / COAUTORÍA - Configuración

Tesis:

«Ninguna ambigüedad o anfibología lesiva del derecho de defensa logra


advertirse en el fallo impugnado porque se hubieren empleado, según el
censor, los términos de autor, coautor o miembro de una empresa
criminal para sustentar la responsabilidad de RG, porque aunque en
sentido estricto correspondan a categorías jurídicas diversas no
necesariamente excluyentes y sí complementarias, eso no generó
incertidumbre o confusión acerca de que su compromiso se derivó en
cuanto hizo confluir su voluntad y actividad para defraudar con otros el
patrimonio de la entidad para la cual laboraba, de modo que desde los
tres frentes antes descritos participó en aras de hacer su aporte
significativo con el objetivo último de apropiarse ilícitamente de los
recursos destinados a auxilios educativos, situación fáctica de la que
además siempre estuvo enterado y ejerció su defensa material y técnica
según se aprecia durante la investigación y el juicio.

Ahora, más allá de exponer tan escueto reparo, el censor no logra


demostrar que con el uso de esa terminología la defensa haya llegado a
una confusión tal que le imposibilitara su ejercicio, mucho menos
cuando, se reitera, las sentencias de instancia fueron profusas en
argumentar su condición de coautor y así se reflejó en la parte
resolutiva de las mismas, ya que en la de primera se señaló
expresamente que la condena lo era en tal calidad como penalmente
responsable del delito de peculado por apropiación.

De otro lado, la lesividad de la supuesta transgresión a la defensa es


apenas una conjetura del demandante, cuando lo cierto es que al
acusado no se le imputaron circunstancias de mayor punibilidad, no por
otra razón el juzgador, al tasar la pena, se ubicó en el primer cuarto de
movilidad».

SENTENCIA - Defectos de la motivación: motivación incompleta, no se


configura / INDICIO - Inferencia lógica / DERECHO DE DEFENSA - No
se vulnera / COAUTORÍA IMPROPIA - Configuración

Tesis:
«Tampoco puede prosperar la denuncia que se plantea por motivación
incompleta porque la lectura de las sentencias de instancia permiten
observar que con suficiencia los elementos de la coautoría impropia, así
como los de la responsabilidad imputada a GR, fueron explicitados a lo
largo de sus respectivas argumentaciones.

No hay ciertamente en este proceso una prueba que de manera directa


demuestre el acuerdo tácito o expreso, previo o concomitante a la
ejecución del delito, lo cual es usual en casos como este, a no ser que
alguno de los implicados delate a sus compañeros de ilicitud, mas eso
no significa que se haya comprobado lo contrario cuando el juzgador en
una labor inferencial a partir de los hechos y de la manera en que a su
ejecución concurrió cada uno de los involucrados pudo determinarlo. Por
la complejidad de la función pública, las diversas etapas que la misma
atraviesa, los distintos funcionarios que en ella intervienen, fue posible
inferir razonablemente la existencia de ese acuerdo que el censor echa
de menos.

El fallador no dio por hecho, sin más, que FR convino con los otros
procesados para defraudar el erario; a tal aserto arribó por un examen
deductivo que le valió para sostener que por la naturaleza del trámite de
adjudicación y pago de auxilios educativos ello sólo podía ocurrir con la
participación de aquellos que intervinieron ya como beneficiarios
solicitantes, o miembros de los Comités de Becas o de Bienestar
Laboral, o jefe de Talento Humano, o coordinador de nómina, pues es
evidente que la asignación y pago de auxilios demandaba la intervención
de diversas personas y funcionarios, sin cuya concurrencia el dinero no
habría podido salir del patrimonio de […].

La responsabilidad de FR no se derivó de su mera condición de Jefe de


Talento Humano, tal cual erradamente lo sostiene el libelista, sino de las
actividades que hizo o dejó de hacer en esa calidad, de sus omisiones en
cuanto miembro de los comités de Becas y de Bienestar Laboral y de sus
acciones en cuanto cofundador y presidente del Fondo […]. No hubo en
ese contexto suposición, ni presunción de los elementos de la coautoría,
sino inferencias razonables que el casacionista no ha demeritado y que
en todo caso no constituyen un defecto de motivación, sino nuevamente
una simple contraposición al criterio del fallador.

Igual suerte de improsperidad corre la invocada violación al derecho de


defensa porque supuestamente no se dio respuesta a las alegaciones del
procesado formuladas por vía de apelación de la sentencia del a quo,
toda vez que el examen de la proferida por el ad quem revela lo
contrario, ya que no sólo se les dio una réplica a través de todos
aquellos argumentos que esgrimió el Tribunal para sustentar la
responsabilidad del acusado y responder las alegaciones de la defensa,
sino que específicamente en acápite separado se hizo el examen de las
inconformidades expresadas por el procesado».

COAUTORÍA IMPROPIA - División del trabajo / COAUTORÍA


IMPROPIA - Configuración / COAUTORÍA - Diferencia con la
complicidad / APLICACIÓN INDEBIDA DE LA LEY - No se
configura / FALTA DE APLICACIÓN DE LA LEY - No se
configura / INTERPRETACIÓN ERRÓNEA DE LA LEY - No se configura

Tesis:

«Aplicación indebida de los artículos 397 y 29 del Código Penal y falta de


aplicación de su artículo 30 en tanto a ARA se le ha tratado
erróneamente como coautor impropio del delito de peculado.

Si la coautoría impropia, en términos expuestos reiteradamente por la


Sala, implica que cada uno de los sujetos intervinientes en el punible no
lo ejecutan integral y materialmente, pero sí prestando una contribución
objetiva a la consecución del resultado común en la que cada cual tiene
dominio funcional del hecho con división de trabajo, cumpliendo acuerdo
expreso o tácito y previo o concomitante con la comisión del hecho, sin
que para la atribución de responsabilidad resulte indispensable que cada
uno de aquellos ejecute la totalidad del supuesto fáctico descrito en el
tipo, no se entiende de qué manera podría haber el sentenciador
infringido de modo directo la ley sustancial porque le haya asignado tal
condición al procesado, si eso por demás fue lo que revelaron las
pruebas.
Haber reconocido que A no perteneció al Comité de Becas o que no era
el ordenador del gasto no conlleva a sostener ausente su calidad de
coautor si por otro lado, como en efecto sucedió, se demostró que sí
intervino en el trámite de esas becas y en la asignación de los recursos
respectivos en la medida en que actuó en alguna de las etapas que
obligatoriamente debía cursar ese proceso hasta llegar a su fase final de
pago, porque de una parte era quien daba el visto bueno a todas las
decisiones y documentos que en esa materia tomara y expidiera FR, de
quien era su asistente, coordinaba la nómina o lideraba esa área, hacía
parte del Comité de Bienestar Laboral al cual le correspondía hacer
seguimiento, entre otras actividades, a la de beneficios educativos y
finalmente era el representante legal de […], fondo a través del cual
efectivamente se canalizaron muchos de los auxilios educativos
ilícitamente apropiados.
Luego dadas todas esas circunstancias en que los hechos ocurrieron,
ninguna posibilidad jurídica existía de tener al acusado como un
cómplice en atención a que su contribución o aporte en el delito no fue
la de un simple auxiliador del hecho de otro, sino su actividad puesta a
la ejecución de su propia ilicitud, como que en las condiciones descritas
tenía el dominio del hecho desde la tarea que la concernía.

Interpretación errónea de los artículos 59, 60.1 y 401 del Código Penal;
aplicación indebida del inciso 2º del artículo 397 y falta de aplicación del
inciso 1º del mismo precepto de la Ley 599 de 2000.

En consideración del demandante se infringió la ley sustancial en los


sentidos dichos por cuanto no obstante que en la acusación no se hayan
incluido circunstancias de mayor o menor punibilidad, se tasó la pena
con sustento en el citado inciso 2º del artículo 397 que precisamente
prevé una circunstancia de agravación.

Sin embargo, examinadas la acusación de primera y segunda instancia y


las sentencias, fácil se advierte la incorrección material de la censura;
de una parte es cierto que la acusación no imputó circunstancias de
mayor o menor punibilidad, pero a su vez el fallo fue congruente con
ello al punto que para efectos de dosificar la sanción se ubicó en el
primer cuarto de movilidad, lo que no habría sucedido si hubiere tenido
en cuenta causales de una u otra modalidad que lo habrían obligado a
situarse en los cuartos medios.

De otro lado, el artículo 397 citado prevé en su inciso 2º una


circunstancia de agravación punitiva, que no circunstancia de mayor
punibilidad pues éstas se hallan previstas en el artículo 58 del Código
Penal, derivada de la cuantía, la cual fue debidamente imputada en la
acusación tanto fáctica como jurídicamente, en la medida en que no sólo
se le atribuyó al acusado haberse apropiado de dineros en suma
superior a tres mil millones de pesos, sino que jurídicamente se
transcribió precisamente el inciso 2º antes reseñado.

Ahora, en cuanto a la diminuente punitiva señalada en el artículo 401


del Código Penal, en parte alguna del proceso se acreditó que el acusado
haya reintegrado total o parcialmente las sumas ilícitamente apropiadas,
luego mal podría invocarse errónea interpretación de la citada norma
cuando no se verificaron los supuestos fácticos que la hicieran viable».

FALSO JUICIO DE EXISTENCIA - Por suposición: no se configura si la


prueba existe en el proceso / COAUTORÍA - Acuerdo: análisis
probatorio de las circunstancias / COAUTORÍA -
Demostración / COAUTORÍA - Diferencia con la complicidad

Tesis:

«Sobre la formulada en nombre de JC.

[…]

VIOLACIÓN DIRECTA DE LA LEY SUSTANCIAL - Modalidades: no se


puede alegar más de una sobre la misma prueba / DECISIONES
JUDICIALES - No pueden estar ceñidas a las teorías o tesis
doctrinales / VIOLACIÓN DIRECTA DE LA LEY SUSTANCIAL -
Implica un juicio en derecho / VIOLACIÓN DIRECTA DE LA LEY
SUSTANCIAL - Parte de la aceptación plena de los
hechos / DECISIONES JUDICIALES - Motivación: manifestación del
debido proceso / DELITOS DE COMISIÓN POR OMISIÓN - No
excluye la modalidad dolosa / CONDUCTA PUNIBLE - Omisión
impropia: permite la coautoría / FALTA DE APLICACIÓN DE LA LEY -
No se configura

Tesis:

«Subsidiariamente acusa el defensor de LEI y AH la sentencia


impugnada de violar en forma directa la ley sustancial por aplicación
indebida de los artículos 10, 22, 25 y 397 del Código Penal y falta de
aplicación de los artículos 10, 23, 25 y 400 de la misma obra que
condujo a calificar erradamente la conducta imputada a los acusados
como peculado por apropiación y no como peculado culposo que era, en
su sentir, la acertada.

Además del contrasentido que evidencia la anterior postulación por


cuanto se aduce de manera simultánea aplicados indebidamente y
dejados de aplicar los artículos 10º y 25 del Código Penal, el desarrollo
del cargo no permite establecer si la inconformidad es la señalada o si
es porque en opinión del censor en los delitos de omisión impropia no
cabe la coautoría, o porque se haya deferido a los acusados una posición
de garantes en relación con lo cual enseña una serie de facetas de la
teoría que subyace a dicha figura, olvidando que, según lo relieva el
Ministerio Público, las decisiones judiciales no pueden estar ceñidas a las
teorías o tesis doctrinarias porque no se trata este de un espacio
académico o de aprendizaje, sino de pronunciamientos a través de los
cuales se resuelve la situación jurídica de un ser humano.
Ahora, si el reparo se centra sólo en la modalidad dolosa o culposa del
delito atribuido a los acusados, como era la pretensión inicial, las críticas
del demandante no lo son directamente en el plano jurídico, que es lo
idóneo cuando se acude a la causal de casación por violación directa de
la ley, sino sobre los hechos en la medida en que cuestiona que el
juzgador les haya predicado conocimiento y voluntad a partir del
dominio del punible o porque en su parecer el descuido, el
incumplimiento, no tenía como objetivo permitir el apoderamiento de los
recursos públicos.

Pero además, a pesar de las extensas elucubraciones que expone el


demandante acerca de los delitos de comisión por omisión o de omisión
impropia y de la responsabilidad que por ellos cabe a quien tiene una
posición de garante, no se entiende cuál es su relación con la forma de
culpabilidad en que haya sido ejecutado, acaso es que de aquellos no es
viable predicarse la modalidad dolosa?

Mucho menos comprensible el cargo cuando se sostiene que el juzgador


para estructurar el dolo se apoyó en la coautoría, como si fueran
conceptos incompatibles o si en el establecimiento de aquél tuviera
alguna incidencia la discusión doctrinaria y jurisprudencial relativa a la
posibilidad de que en los delitos de omisión impropia sea o no viable la
coautoría, luego no se sabe en últimas si la censura es porque el juez
condenó como coautores a quienes ejecutaron el delito por omisión, no
siendo ello posible según el casacionista, o si porque se les encontró
responsables de una conducta dolosa, no siéndolo.

Ahora, desde la perspectiva de inaplicación de los artículos 10, 23, 25 y


400 del Código Penal, ninguna evidencia hay de que el sentenciador
haya considerado o reconocido fáctica y jurídicamente la descripción
culposa del punible por el hecho de haber afirmado que los acusados
desconocieron los deberes asignados de estar pendientes y atentos al
destino de los dineros asignados, como garantes de los bienes de la
administración, o que desconocieron las normas que se los imponían,
mucho menos cuando para el propio demandante es claro que los
procesados conocían el peligro que su conducta representaba para los
recursos del erario y que previeron dicho resultado, vale decir que
tenían conocimiento de la omisión en que estaban incurriendo y de sus
efectos, pero a pesar de eso persistieron en su actitud no con la
confianza de poder evitarlo, sino como aporte significativo para que
quienes concurrieron a la ejecución del delito por acción lograran su
consumación.

Las simples exculpaciones de los acusados, según erradamente lo


pretende el demandante, no generan por sí mismas la demostración de
que se trató de un hecho culposo el ejecutado por aquellos, pues fue el
examen de las funciones que les concernían y la actitud que asumieron
frente a ellas que el sentenciador llegó a la conclusión de que concurrían
los elementos del dolo.

Como no hay entonces razones jurídicas para considerar que los


acusados cometieron el delito en modalidad culposa, este reparo, al
igual que el primero, carece de prosperidad, por ello tampoco la
sentencia será casada respecto de LEIR y ADJHL».

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 25536 | Fecha: 27/07/2006


| Tema: POSICIÓN DE GARANTE - Circunstancias en que se puede
constituir Rad: 35113 | Fecha: 05/06/2014 | Tema: PRINCIPIO DE
CONGRUENCIA - Acusación y sentencia: no se desconoce si se casa
como autor por comisión por omisión y se condena como autor por
acción, con fundamento en los mismos hechos Rad: 44036 | Fecha:
27/08/2014 | Tema: PRINCIPIO DE RAZÓN SUFICIENTE - Concepto
Rad: 34491 | Fecha: 26/10/2011 | Tema: PRINCIPIO DE RAZÓN
SUFICIENTE - Vulneración: al dar por probado lo que debió ser objeto
de demostración

Sala de Casación Penal


ID : 634652
M. PONENTE : PATRICIA SALAZAR CUELLAR
NÚMERO DE PROCESO : 46146
NÚMERO DE PROVIDENCIA : AP1322-2018
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de
Popayán
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO
FECHA : 04/04/2018
FUENTE FORMAL : Ley 906 de 2004 art. 18, 180, 181 y
184

TEMA: DEMANDA DE CASACIÓN - Principio de corrección material:


obligación de que corresponda a la realidad procesal / FALSO JUICIO
DE IDENTIDAD - Por supresión: no se configura / VIOLACIÓN
DIRECTA DE LA LEY SUSTANCIAL - Diferente a la violación indirecta
de la ley sustancial / COAUTORÍA - Diferencia con la complicidad

Tesis:

«En el cargo subsidiario, el impugnante alega falso juicio de identidad


por el cercenamiento de los testimonios de MTC y GWAZ, de quienes,
manifiesta, no indicaron que LAVR hubiese participado en el secuestro
de JMRB “en hechos ocurridos el 11 de julio de 2011 a eso de las 18
horas a las afueras de Popayán en la vía que conduce hacia la ciudad de
Cali”, sino “en (…) actos ideativos (sic) (…) y de planeación o actos
preparatorios”, y “colaboró con un aporte económico para esa finalidad”;
descripción fáctica que de haber sido observada, no debía ser calificado
como coautoría, sino como complicidad.

[…]

[…] el cargo examinado carece de corrección material, pues los jueces


en las instancias no desconocieron o cercenaron lo declarado por los
testigos CN y AZ, en el sentido de que LAVR, ideó, planeó, y pagó dinero
para el secuestro de JMRBO; como tampoco la sentencia les atribuyó
haber señalado contra el acusado alguna participación material llevada a
cabo “a eso de las 18 horas a las afueras de Popayán en la vía que
conduce hacia la ciudad de Cali”.

Cosa diferente es que, el juez colegiado calificó el actuar de VR como


“coautoría” […].

[…]

En este orden de ideas, si alguna inconformidad tenía el demandante


con la aplicación del anterior cimiento dogmático-jurídico de la
sentencia, le correspondía formular su cuestionamiento por la senda de
la violación directa, no la indirecta.

De otra parte, la demanda soslaya la real dimensión de los fundamentos


fácticos de la sentencia, la cual no se contrae a señalar simplemente que
el procesado ideó, planeó y “colaboró” con un aporte económico.
Concretamente el Tribunal calificó como “coautoría” la participación de
VR en el secuestro extorsivo de JMRBBO, -cuyo hecho no fue objeto de
discusión-, fundado en que aquél (i) “planeó el plagio” de éste; (ii)
participó en “4 de las 5 reuniones en casa de MA” llevadas a cabo para
distribuir funciones y, en cuyos encuentros, (iii) entregó información del
paradero de la víctima con el fin de privarlo de su libertad
ilegítimamente; (iv) se comprometió a conseguir el dinero para acceder
a las armas con las que se realizó el acto ilegal y (v) pagó $450.000 a
GW, por su labor consistente en recoger y trasladar al secuestrado.

Acciones en conjunto dirigidas, no a colaborar, como lo indica el


impugnante, sino a conseguir la realización y consumación de la
conducta delictiva imputada, con dominio o control funcional del hecho.

Además, las premisas en las que se funda la coautoría fueron fijadas no


sólo a partir de los testimonios de CN y AZ -aludidos por el censor-, sino
con base en su valoración conjunta con otras pruebas, entre las que se
cuentan: (i) el testimonio del investigador MC, -quien dijo que CN,
después de su captura, señaló a los que participaron en el secuestro con
nombres, descripciones, horas, fechas y vehículos en que se
movilizaban, obteniendo así la individualización, entre otros, de LAVR,
identificado por el capturado como la persona que planeó la actividad
ilícita, aportó el dinero para conseguir las armas y suministró la
información relacionada con la víctima-; (ii) la declaración de CBO, en
punto de lo que, previo al juicio, relató sobre el comportamiento
anormal del acusado “para con su hermano JM desde antes de su
secuestro”; manifestación sobre la cual fueron testigos ALI y JAL y se
introdujo al juicio la correspondiente acta, y (iii) el análisis de las
llamadas entrantes y salientes entre GWAZ, LAVR, MTC N y MAMV.

En el mismo cargo subsidiario el demandante nuevamente dice haber


sido omitidas las declaraciones de RB, CB, ZD y MG, en el sentido de
que VR “estuvo todo el día en el almacén […], ubicado en el centro de la
ciudad de Popayán en la […], desde las ocho de la mañana hasta las
siete y treinta de la tarde, sin que se hubiese retirado en ningún
momento”.

Esta censura parte de supuestos sobre la actuación que no le


corresponden, como se demostró en el numeral 4.2.2., a cuyas razones
se atiene la Sala.

Con esa manera de “sustentar”, el libelista desconoce tanto la


naturaleza del recurso de casación como los reales fundamentos del fallo
impugnado y pretende que la Sala convalide su lectura subjetiva o
reexamine todas las cuestiones que menciona, sin asumir la carga de
demostrar la existencia cierta de algún error trascendente en la
providencia impugnada, en detrimento de las presunciones de acierto y
legalidad que la cobijan.

Pasa por alto el demandante que, en sede de casación, se está obligado


a desvirtuar las mencionadas presunciones, lo cual impone el deber de
desarrollar un ejercicio de deconstrucción objetiva de los fundamentos
de la sentencia.

De manera que los reproches examinados carecen de la autonomía,


claridad, objetividad y desarrollo necesarios para ser resueltos de fondo
en casación por vía de la infracción indirecta de la ley sustancial».

Sala de Casación Penal


ID : 627674
M. PONENTE : EYDER PATIÑO CABRERA
NÚMERO DE PROCESO : 46040
NÚMERO DE PROVIDENCIA : AP1036-2018
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Buga
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO
FECHA : 14/03/2018
FUENTE FORMAL : Ley 599 de 2000 art. 7 y 29 inc. 1 /
Ley 906 de 2004 art. 180, 181,184-2 y
184 inc. 3

TEMA: NULIDAD - Técnica en casación / SENTENCIA - Defectos de


motivación: técnica en casación / DEMANDA DE CASACIÓN - Principio
de corrección material: obligación de que corresponda a la realidad
procesal / DEMANDA DE CASACIÓN - Idoneidad formal e idoneidad
sustancial / COAUTORIA - Configuración / INDICIO - Apreciación
probatoria: convergencia y concordancia de los datos

Tesis:

«La acreditación de las nulidades está atada a la comprobación cierta de


yerros de garantía o de estructura insalvables que hagan que la
actuación y la decisión de segunda instancia pierdan toda validez formal
y material, por lo que corresponde al libelista expresar con nitidez los
razones de censura, señalar, conforme al principio de taxatividad, la
irregularidad sustancial que afecta el proceso, determinar la forma en
que ellas rompen la estructura de la actuación o afectan las garantías de
los sujetos procesales y la fase en la que se produjeron.
Igualmente, la fundamentación del ataque se debe hacer a la luz de los
postulados que rigen la declaración de las nulidades, esto es, los de
convalidación, protección, instrumentalidad de las formas, trascendencia
y residualidad, pues si se avizora que el defecto denunciado no afecta
en grado sumo el desarrollo de la actuación, ni altera lo decidido en el
fallo censurado, no hay lugar a decretarlo.

Además, si son varias las presuntas anomalías, la crítica se debe


proponer en capítulos separados, estableciendo cuál de ellas se invoca
como principal y cuál(es) como subsidiaria(s) en tanto fueren
excluyentes.

Si el vicio denunciado corresponde a una violación del proceso debido,


es necesario que el actor identifique la falencia que alteró el rito legal,
pero, si afecta el derecho de defensa, debe especificar el acto que
lesionó esa garantía; en cada hipótesis, la argumentación debe estar
acompañada de la solución respectiva.

Así mismo, no cabe duda que los defectos de motivación, bien sea por
ausencia absoluta, deficiencia sustancial o ambigüedad, conllevan a la
trasgresión de los derechos al debido proceso y a la defensa y pueden
ser atacados por la vía de la nulidad; sin embargo, la postulación
específica de uno u otro tipo de error no es homogénea, pues la
argumentación que los soporta es diversa en cada caso, en tanto el
primero apunta a la categórica falta de fundamentación fáctico jurídica
del fallo, la segunda, a la ausencia parcial de elementos de juicio
suficientes de orden probatorio o legal que lo tornan incompleto y la
última, a la confusa, contradictoria, ambigua, imprecisa o dilógica
proposición de los argumentos de la decisión que la hace ininteligible. El
cuarto defecto de motivación, que no corresponde a un error in
procedendo sino a uno de juicio, denominado falsa motivación, en
cambio, se ataca por la vía de la causal tercera.

Aunque el censor aduce que la motivación en torno al grado de


participación atribuido a su representada: coautoría, fue deficiente o
incompleta, falta al principio de corrección material porque las
sentencias exhiben una realidad diversa.

Mientras la queja del recurrente se concreta en que no se demostró con


medio de prueba alguno la mencionada teoría de la participación
criminal y tampoco se fijaron sus alcances suasorios, la Corte advierte
que el libelista menosprecia apartes centrales de los fallos, inherentes,
justamente, a la sustentación de la coautoría endilgada.
En verdad, el casacionista inadvirtió momentos descriptivos y
explicativos de gran valía, que agotaron dicha imputación, por ejemplo,
cuando expusieron toda la secuencia o cadena delictual generada por la
procesada en su condición de sujeto activo de cara a los demás
coautores hasta el desenlace criminal perpetrado por el autor material.

El mayor yerro se condensa en el hecho que el litigante aísla o deja sin


comunicación probatoria todo el concurso fáctico. Ese cerco teórico le
permite asumir una postura de participación criminal de cómplice,
cuestión que se sale de contexto, en la medida que los hechos muestran
una unidad de intención y acción que es indivisible y no puede
fraccionarse, para extraer conclusiones dogmáticas a favor de la
enjuiciada.

En este punto, es cuando la ausencia de idoneidad de la demanda se


correlaciona con la infracción del principio de corrección material.
Obsérvese que, el censor ataca las sentencias de instancia porque, a su
juicio, adolecen de motivación suficiente, pero excluye de frente la
prueba indiciaria con la que se fundamentó la coautoría, hasta el punto
de llegar a desconocer su existencia en el plenario. Si ello es así,
entonces, partió de una base argumentativa incorrecta, porque las
instancias fincaron la atribución, precisamente, en el acuerdo común de
voluntades para acabar con la vida del esposo de la procesada.

La ausencia de motivación o su incompleta explicación probatoria y


dogmática no puede argumentarse so pretexto del desconocimiento
palpable de la construcción indiciaria, para afirmar que la acusada
solamente tuvo como función la de informadora […].

[…] el autor material, VP, desde el inicio de la narración de los hechos,


refirió a una mujer que le estaba informando a un tercero, -paso a paso-
los movimientos de la víctima; igualmente, para identificarla aseguró
que vivía en el mismo edificio que DD, que para esa fecha estaba
acompañándolo al cine y que andaba con un niño, datos exactos, con
base en los cuales se ejecutó el ilícito contra la vida de aquél.

[…]

El iter criminis fue demarcado en la narración que de los hechos hizo el


autor material del homicidio, tanto que con precisión ubicó a su víctima
manejando la motocicleta descrita por los otros coautores, le disparó en
la cabeza en varias oportunidades y huyó pensando que había
finiquitado su misión sicarial.
[…]

Estos hechos fueron aceptados por las instancias como jurídicamente


relevantes, para atribuirle a la procesada la calidad de coautora.

En este punto, la Sala debe advertir que los requerimientos dogmáticos


del recurrente no pueden -para su validez- ser textuales a los sugeridos
en la demanda, puesto que la coautoría además de manifestarse
fácticamente, también tuvo una elocuente estructuración lingüística en
las sentencias, sin que se deba recurrir a una nulidad para reclamar su
adecuación.

[…]

[…] no se requería de ingentes esfuerzos argumentativos, como los


requiere el demandante, para desarrollar el concepto dogmático de la
coautoría como reproche penal contra su mandante MM.

Como se dijo atrás, y se reafirma ahora, el demandante fragmenta la


unidad fáctica para, a partir de ahí elaborar su tesis de contraste,
cuando asegura, por ejemplo, que si ella era una informante, la
respuesta adecuada de la jurisdicción ha debido ser a título de una
contribuyente al delito, más no como coautora, toda vez que, en su
criterio, en los fallos de condena nunca se dijo que ella hubiera
desplegado actos de co-dominio funcional del hecho, ni actos de
ejecución mancomunada con el autor material. Sin embargo, pasa por
alto el libelista, los presupuestos dogmáticos trazados por la instancia
inferior, los que para él no son importantes, en la medida que allí no se
esgrimen sus mismas o idénticas palabras, lo cual desborda cualquier
sentido de fundamentación de un determinado ataque en casación.

[…]

En estas circunstancias, la redacción de las sentencias y la


conceptualización de sus argumentos, validada por la prueba legalmente
aportada al plenario, deja sin piso el ataque que pretende acreditar una
supuesta motivación deficiente del grado de participación atribuido a la
enjuiciada, pues, en cambio, aparecen debidamente descritas y
sopesadas las circunstancias de tiempo, modo y lugar del injusto y
debidamente deducida la responsabilidad en contra de la acusada con
fundamento en prueba inferencial que dio cuenta de las conversaciones
vía celular entre ella y alias “El Viejo”, 10 días antes de ocurrir el
homicidio tentado.
[…]

No es cierto, entonces que la referencia de los sentenciadores al acuerdo


común entre los copartícipes fuera simplemente enunciativo, ni que se
haya obviado el principio de necesidad de la prueba, ya que desconoce
que tanto juez como tribunal basaron sus valoraciones probatorias, en la
narración primigenia que hiciera el autor material del hecho, en el de la
víctima y en la de los investigadores.

En ese orden, igualmente falaz resulta la afirmación del abogado en el


sentido que los jueces cognoscentes le atribuyeron responsabilidad
penal a su prohijada, por el solo hecho de arribar ella a su casa
momentos antes de la ejecución de la conducta criminal, porque no
había prueba de la coautoría, ni se habló de la transcendencia de su
aporte, o se estimó algún medio suasorio, habida cuenta que los
proveídos impugnados muestran todo lo contrario. El juicio de reproche
no provino de ese devenir fáctico aislado sino de los indicios que
surgieron de las llamadas entre la procesada y quien contrató al sicario
y el dicho de éste según el cual la mujer que i) vivía con el ofendido en
el mismo edificio, ii) había ido con él a cine, iii) se transportaba en un
vehículo Mazda 3 gris y iv) llevaba un niño con el que entraría a su
residencia por el lado opuesto al de aquél, era quien lo iba entregar,
persona que no es otra que VAMM.

[…]

Por último, el cómo, cuándo y dónde se perfeccionó el acuerdo, fue uno


de los aspectos abordados por el Tribunal, quien infirió a partir de la
comunicación mantenida por la inculpada con alias “El Viejo”, 10 días
antes del homicidio tentado, su participación activa en estos hechos, con
fechas, horas, enlaces link, objetivo del victimario, contraprestación,
personas involucradas, información veraz para perpetrar el delito,
descripción de lugares, transportes y personas, hasta llegar al resultado
determinado por la mujer, como concluyeron los falladores.

En ese orden, por insustancial, no procede la admisión del reproche


examinado».

Sala de Casación Penal


ID : 627701
M. PONENTE : PATRICIA SALAZAR CUELLAR
NÚMERO DE PROCESO : 46361
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP722-2018
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Única de Mocoa
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 14/03/2018
FUENTE FORMAL : Constitución Política de Colombia de
1991 art. 35 y 235 / Decreto Ley 100
de 1980 / Ley 40 de 1993 / Ley 599 de
2000 art. 61, 63 y 104 núm. 7 / Ley
600 de 2000 art. 82 / Ley 1709 de
2014 art. 23 / Acto Legislativo 01 de
2018 art. 7 núm. 3

TEMA: VIOLACIÓN DIRECTA DE LA LEY SUSTANCIAL - No se


configura / COAUTORÍA - Acuerdo: análisis probatorio de las
circunstancias

Tesis:

«El demandante reprocha que el fallador desconociera que la acusación


formulada en contra de AGL, se hizo a título de coautor impropio de los
homicidios de MAEG y MHVO, para lo cual erró en el examen “de la
prueba, en general, y concretamente los testimonios y versiones de GS”

El simple enunciado muestra que la discusión no es eminentemente


jurídica o de orden dogmático, sino que penetra en el ámbito de los
errores de juicio, con lo cual se excluye la violación directa de la ley.

En efecto, el fallo no desconoce que son coautores los que actúan


mediando un acuerdo común con división de trabajo criminal atendiendo
la importancia del aporte, solo que, luego de examinar las pruebas
concluyó que existe duda acerca de la participación de AGL en los
homicidios de la pareja, bien como coautor al haber intervenido en las
labores de inteligencia, o como autor material que hizo parte del grupo
de hombres que sacaron de su vivienda a MAE y MHV para asesinarlos».

FALSO JUICIO DE EXISTENCIA - Por omisión: no se configura si la


prueba fue apreciada / FALSO JUICIO DE IDENTIDAD - Por
distorsión: se configura / COAUTORÍA IMPROPIA - Configuración:
relevancia de la presencia en el lugar de los hechos, análisis
probatorio / FALSO JUICIO DE IDENTIDAD - Por supresión: se
configura / LEY DE JUSTICIA Y PAZ - Versión libre: verdad

Tesis:

«[…] el demandante dirige su mayor esfuerzo al señalamiento de


errores de hecho en la valoración de las pruebas que vinculan al
procesado con los homicidios de MAEG y su pareja MHV, refiriéndose
tangencialmente al tema del concierto para delinquir, la Sala responderá
inicialmente aquellos reproches, no sin antes mencionar que el fallo
parte del supuesto fáctico no controvertido de que los asesinatos fueron
perpetrados por miembros de las Autodefensas Unidas de Colombia,
grupo paramilitar que para la época (2001) operaba en el departamento
del Putumayo y al que pertenecía AGL.

Al amparo de la violación indirecta de la ley, el recurrente presenta


diversos reproches, todos encaminados a evidenciar la presencia de
yerros de valoración probatoria.

Aunque enuncia la presencia de un error de hecho por falso juicio de


existencia por omisión del testimonio de GS, alias […], es claro que los
juzgadores valoraron este medio probatorio. Precisamente del ejercicio
de apreciación de esa prueba surgen los alegados yerros por falso juicio
de identidad por tergiversación y por cercenamiento, como pasará a
verse.

[…]

La transcripción de los apartes que se ocuparon de la valoración del


testimonio de GS evidencian que, como lo denuncia el recurrente, se
presentan errores que trascienden en la resolución del caso, toda vez
que el fallador parte del supuesto falso de que este testigo negó la
participación de AGL en los homicidios de ME y MHV, cuando realmente
lo que dijo fue que este no hizo parte del grupo de hombres que sacó a
la pareja de la vivienda para asesinarla en un paraje alejado del centro.

A partir de esa errada concepción, pasó por alto el tribunal que la


acusación en contra del procesado se produjo en su condición de
coautor impropio de los homicidios de la pareja, en tanto, como
integrante de las AUC y encargado de realizar labores de inteligencia y
de armerillo, elaboró un listado de residentes en […], que por su
supuesta colaboración con la guerrilla, fueron señalados como objetivos
militares.
Bajo esa imputación, era irrelevante que se acreditara la presencia de
AGL en […] el 10 de junio de 2001, cuando la pareja y otras personas
fueron sacadas violentamente de sus lugares de residencia para ser
ultimadas con disparos de arma de fuego. De la misma manera, en nada
desvirtúa la acusación el hecho de que tampoco se probó que GL hizo
parte del grupo que materialmente ejecutó los homicidios.

Bajo tal entendido, la tergiversación surge de deducir, erradamente, que


GS “exime de toda responsabilidad a GL” porque aquel no estuvo ese
día en […], pues tal aserción sería eficaz si se tratara de excluir la
coautoría propia, forma de participación que no se atribuyó a GL.

Desconoce el fallador que el ente acusador en todo momento de la


actuación procesal tuvo claridad acerca de que el “señalamiento” no fue
físico ni ocurrió el 10 de junio de 2001 en […] cuando sacaron a las
víctimas de su casa para ultimarlas, sino que estuvo dado por las
labores de inteligencia realizadas varios meses atrás por integrantes de
las AUC, en las que se marcaba a la pareja como colaboradora de
actividades guerrilleras, gestión suficiente para que sus nombres fueran
incluidos en un listado de personas incómodas para ese grupo
delincuencial, varias de las cuales fueron asesinadas el mismo día en
ese municipio.

En conclusión, la Fiscalía no afirmó que AGL ejecutó integral y


materialmente la conducta punible, luego, no era necesario que el 10 de
junio de 2001, cuando asesinaron a la pareja, este permaneciera
físicamente en […], pues su contribución objetiva a la consecución del
resultado ya había sido prestada y no se requería de su presencia física.

De acuerdo con lo anterior, lo dicho por GS (postulado a los beneficios


de la Ley de Justicia y Paz) el 15 de enero de 2014 en la audiencia
pública no guarda relación con la intervención del procesado a título de
coautor impropio, sino con la ausencia física de este en el grupo de
personas que cumplió el “operativo de ejecución de la pareja”.

Pero además, esta circunstancia, ubicación de AGL en […] el día que


ocurrieron los hechos, también fue objeto de errores de apreciación en
cuanto el fallador mutiló la ampliación de indagatoria rendida por este el
5 de junio del 2012, estructurando un error de hecho por falso juicio de
identidad, pues el mismo procesado aceptó que el 10 de junio de 2001
si estaba en ese municipio, solo que no en el lugar donde lo ubicaban los
testigos

[…]
De no haber sido cercenado este relato, el juzgador no habría dado por
sentado que el 10 de junio de 2001 AGL no estuvo en […], como lo
declaró en el juicio GS, alias […], afirmación que soportó la conclusión
de que éste eximió por completo de responsabilidad al aquí procesado y
de su ajenidad con los hechos juzgados.

En el ejercicio estimativo de las pruebas el fallador incurrió en otros


errores, pero esta vez referidos a la labor que desempeñaba AGL como
integrante de las AUC del Putumayo.

Aunque el procesado se mostró ajeno a las actividades ilícitas de la


organización criminal a la que pertenecía, indicando que su única
función era la reparación de las armas, su amigo y compañero de
militancia paramilitar, GS, dio detalles del papel que cumplía GL dentro
del grupo armado ilegal, información que no fue tenida en cuenta por los
juzgadores.

En efecto, diferentes fueron las oportunidades en las que GS se refirió a


los hechos que aquí se juzgan, pues su vinculación al proceso de la
justicia transicional de Justicia y Paz le impone el deber de decir la
verdad sobre los actos ilícitos cometidos por él durante su pertenencia a
las Autodefensas Unidas de Colombia, o de aquéllos de los que, sin
haber participado, tuvo conocimiento.

[…]

Luego de dar detalles sobre las relaciones cercanas de AG con los


comandantes de las AUC del sur del Putumayo, al punto que fue este
quien vinculó a GS a la organización, contó que el alcalde de la época
les colaboraba y que AGL era el contacto con los comerciantes.

En la misma versión libre, GS reiteró que las labores de inteligencia que


terminaron con la conformación de la lista con aproximadamente quince
nombres de personas de […] que serían asesinadas, se elaboró en el
mes de noviembre de 2000 y hasta el mes de enero de 2001; es decir,
seis o siete meses antes de perpetrarse los homicidios, y en forma clara
reiteró la incidencia que el alcalde de la época tuvo en la inclusión de
EE, pues en las “REUNIONES CON EL SEÑOR A SOLICITABA QUE
PRIMORDIALMENTE CUANDO INGRESARAMOS LE QUITARAMOS A ESTA
SEÑORA DEL CAMINO.”

De la misma manera, sobre la injerencia de AGL en la elaboración de la


lista, GS alias […] relató en la misma fecha que aquél, por su cercanía
con el comercio, era quien transmitía la información de inteligencia y
pedía que se incluyera a alguna persona por petición de los
comerciantes.

[…]

Ya dentro de esta actuación y en ampliación de indagatoria, GS volvió a


referirse a AG ratificando que estuvieron (GS y A) a cargo de las labores
de inteligencia que sirvieron para elaborar la lista en la que se
encontraba MAE y su compañero, agregando, que este no hizo parte del
‘operativo’ en el que fueron ejecutados.

[…]

Los apartes transcritos resultan necesarios para visibilizar el


cercenamiento de las versiones de GS, dado que este siempre ubicó a
AGL como una persona activa dentro del grupo paramilitar y a quien se
le encargaban labores diversas, todas de confianza, pues era el contacto
entre el grupo y los comerciantes de […]; a su vez, el enlace con el
alcalde de la época ‘M; entregaba información de las personas que
conocía y percibía como colaboradores de la guerrilla, y por su
conocimiento del manejo del comercio en el pueblo estuvo a cargo de la
presentación del nuevo ‘financiero’ a los comerciantes.

La omisión de lo informado por alias ‘C, condujo a la errada conclusión


de la existencia de dudas en la participación de AGL en los homicidios
EA y MH, cuando las pruebas cercenadas evidencian que GL si cumplía
labores de inteligencia en […] y elaboró la lista con los nombres de más
de quince personas que más tarde fueron asesinadas por los
paramilitares ante la ‘confirmación’ de la información.

Pero además, el fallo tergiversa otros apartes de las versiones de GS


alias ‘C, pues erróneamente concluyó que este se retractó de lo que
había dicho en torno a las labores que cumplía AGL en el grupo
paramilitar, cuando lo que realmente dijo siempre, fue que su amigo GL
no hizo parte del grupo de personas que llegó hasta el inmueble donde
residía la pareja y la sacó violentamente para después llevarla hasta el
puente del río Mocoa en donde les dispararon y lanzaron sus cuerpos al
agua.

En la misma línea, el fallador concluye que no había necesidad de que


AGL fuera hasta la vivienda donde residía MAE para mostrársela a
quienes ejecutarían el homicidio, pues GS también conocía a esta
víctima por compartir con ella la actividad de vendedores ambulantes en
[…], deducción que surge de la distorsión de lo declarado por GS, quien
se refirió a la ausencia de un señalamiento físico en la perpetración de
los homicidios, más no, a la rotulación de sus nombres en la lista de
supuestos colaboradores de la guerrilla, lo cual hicieron G y S meses
atrás de la consumación de los homicidios.

Entonces, no es cierto, como lo afirman las instancias, que GS se


hubiera retractado durante la audiencia pública de juzgamiento de los
señalamientos que previamente hizo en contra de AGL; por el contrario,
ratificó que este participó en la inteligencia de la cual surgió el listado de
quienes serían asesinados por estar “señalados” de prestar colaboración
a las guerrillas de izquierda, respondiendo tajantemente que no estaba
diciendo nada distinto a lo ya informado.

[…]

[…] el fallador distorsionó lo declarado por GS en la audiencia de


juzgamiento, pues en modo alguno se retractó de lo ya dicho, y menos
mencionó que tan solo se refirió a AGL para simplemente ubicarlo como
integrante de las AUC, sin alguna participación en las muertes juzgadas.

Así las cosas, se encuentra probado que AGL cumplía labores de


inteligencia dentro del grupo paramilitar que operaba en el Putumayo y
que en el desempeño de ellas elaboró, junto con GS, una lista con más
de 15 nombres de pobladores de […] estigmatizados como
colaboradores de los grupos guerrilleros, entre ellos, EAE y MHV,
señalamiento por el cual fueron asesinados el 10 de junio de 2002».

FALSO JUICIO DE EXISTENCIA - Por omisión: se


configura / INDICIO - Apreciación probatoria: convergencia y
concordancia de los datos / FALSO JUICIO DE EXISTENCIA - Por
omisión: principio de trascendencia / COAUTORÍA IMPROPIA -
División del trabajo / TESTIMONIO - Apreciación
probatoria / PRUEBA - Principio de permanencia

Tesis:

«[…] en el error de hecho por falso juicio de existencia por omisión ante
la inobservancia de la prueba indiciaria que muestra que AGL ha
mentido para revelarse ante las autoridades como un ciudadano de bien
que se dedicaba a la actividad de vendedor ambulante en […] y se vio
marginalmente inmiscuido con el grupo delincuencial de las AUC porque
en alguna oportunidad fue designado por su “seriedad” para llevar un
recado de los comerciantes y desde ese momento tuvo que huir por
haber sido tildado de paramilitar.

En su afán por mostrarse totalmente ajeno a las actividades


delincuenciales del grupo armado al cual pertenecía, AGL pretende que
se crea que solo supo de los homicidios perpetrados en […] casi once
años después, cuando GS lo informó en el proceso de Justicia y Paz,
versión que dista de las pruebas legal y oportunamente allegadas al
proceso, pues GL estuvo presente en la reunión convocada por el
comandante E en la que se dio vía libre a las ejecuciones, después se
desplazó hasta […] en el mismo vehículo en el que iban los sicarios
encargados de ejecutar los crímenes, por último estuvo en el municipio
ese día 10 de junio de 2001 cuando la organización criminal asesinó con
lista en mano a siete personas, entre ellas, E y MH, a quienes sacaron
de su casa y trasladaron por todo el pueblo en un campero, mientras EA
pedía ayuda gritando que la iban a asesinar.

Estos atroces hechos no podían pasar desapercibidos para ningún


habitante del departamento del Putumayo, menos, para un integrante
de las AUC que, en cumplimiento de sus funciones ilícitas, se valía de su
actividad como vendedor ambulante para ser el vínculo entre los
comerciantes y la organización, y a su vez para obtener información que
trasladaba a sus comandantes, como sucedió con la tantas veces
mentada lista de la cual GL fue autor.

Conjuntamente aparece el hecho plenamente probado de que AGL no


limitó su actuar dentro de las AUC al arreglo de las armas de la
organización, pues su propia versión descarta que se tratara de un
miembro del grupo aislado del conocimiento de las actividades ilegales
ejercidas por el grupo en el departamento del Putumayo.

Es claro, como lo reprocha el demandante, que el fallador omitió evaluar


las circunstancias narradas por el procesado, a partir de las cuales se
indica que este cumplía labores de inteligencia en la organización y era
apreciado por el comandante E, al punto que lo sacó de […] cuando la
población se dio cuenta que era un paramilitar.

[…]

Omitió, igualmente el fallador, apreciar que de ser cierto que AGL solo
se dedicaba al arreglo de las armas dañadas, ninguna razón habría para
que hubiera sido citado a la reunión en la que se ordenó el operativo de
ejecución de las personas, situación que, en cambio, se explica, bajo el
entendido que quienes hicieron inteligencia para conformar la lista
debían estar al tanto del resultado de su labor.
Otra evidencia indiciaria omitida por el fallador, consiste en la relación
que AGL mantenía con ‘M, el alcalde de la época en […] y sus hermanos,
con quienes se reunía para escuchar sus peticiones de “quitar del paso”
a sus contradictores políticos a quienes este catalogaba de guerrilleros,
labor, que desde luego no es asignada a quien se encuentra separado
del actuar ilícito de la organización.

Obvió, igualmente, tener en cuenta que precisamente el día que AGL


viajó en el mes de junio de 2001 a […] en compañía de los sicarios, iba
con una ‘misión diferente’ a la de perpetrar los homicidios, pues él ya
había cumplido con su parte. En esta ocasión, dice GS, AG llevaba un
sobre que debía entregar al alcalde ‘M; mientras que el procesado niega
que su objetivo fuera ese y repite que solo fue a presentar al nuevo
‘financiero’ a los comerciantes. Cualquiera de las dos ‘misiones’ no
indican nada diferente a que GL si desempeñó actividades ilícitas
diferentes a las de su simple pertenencia a la organización criminal
arreglando armas.

La omisión en el examen de la prueba indiciaria, llevó al fallador a


concluir, erradamente, que AGL solo cumplió dentro de las AUC la labor
de armería y estuvo alejado de otras acciones delincuenciales.

De no haberse errado en forma trascendente en la valoración de las


pruebas, la decisión hubiera sido diametralmente opuesta, dado que
quedó probado que AGL perteneció al grupo armado ilegal AUC y en tal
condición cumplió labores de inteligencia a través de las cuales elaboró,
en compañía de GS, un listado conformado por aproximadamente 17
personas que serían asesinadas por la organización, ante el
señalamiento de pertenecer a la guerrilla.

Esa intervención en los homicidios de EE y MHV, lo ubican como coautor


impropio ante su contribución, sin que sea necesario para la atribución
de responsabilidad que este hubiera ejecutado directamente los
asesinatos, pues su participación obedeció al acuerdo común de la
organización a la cual pertenecía. De esa manera la Fiscalía acusó a
AGL, manteniendo su pretensión en el alegato de conclusión.

De otra parte, el demandante reprocha que el fallador desechara los


testimonios de FE, DAPE y RAQD, por ser “de oídas”.

Efectivamente erró el tribunal en el tratamiento otorgado a estas


declaraciones, en tanto las catalogó como “de oídas”, sin tener en
cuenta que sus dichos abarcan aspectos percibidos directamente por
ellos y frente a los cuales se omitió la correspondiente apreciación.

Es cierto que ninguno de ellos presenció los homicidios de FE y MHV; sin


embargo, todos relatan la situación que vivía […] al momento de la
incursión de los paramilitares al municipio y el rumor generalizado de
que uno de ellos era precisamente AGL, reconocido vendedor ambulante
de carne que, junto con GS delinquía en nombre de la organización
armada ilegal.

Ese conocimiento corresponde a su vivencia, dado que el 10 de junio de


2001 la señora madre y hermana de EA recibieron la visita de una
vecina del sector donde asesinaron a EA y a su compañero, quien les
informó que ella vio que los hombres tenían a la pareja sobre el puente
del río Mocoa y la mujer (de quien dio las características físicas)
forcejeaba, gritaba pidiendo auxilio e intentaba huir hasta que uno de
ellos le dio un puño y la lanzó contra el puente en donde le disparó en la
cabeza.

Lo anterior muestra que no se trató de un chisme conocido solo por los


tres declarantes, sino que lo dicho por estas personas refleja el terror
generalizado de los habitantes de […] ese domingo del mes de junio del
año 2001, información que ingresó al proceso conociendo la fuente que
la originó, en tanto la narraron quienes la vivieron y pueden dar cuenta
del sometimiento que vivió la población civil.

Adicionalmente, lo declarado por FE, DAPE y RAQD encontró respaldo en


otras pruebas recaudadas, puesto que GS confirmó que AGL arribó al
pueblo junto con el grupo de hombres encargado de materializar los
homicidios de las personas que conformaban la lista de los llamados
auxiliadores de la guerrilla. En cuanto a los pormenores de la
“operación•, narró que fue cierto que EA lloraba y clamaba para que no
la asesinaran; que la sacaron a ella y a HV en un campero rojo y
finalmente en el puente del río Mocoa les dispararon en la cabeza y
arrojaron los cuerpos para que se los llevara la corriente del agua.

Al mismo tiempo que el tribunal decidió no valorar estos testimonios,


adujo, frente a la declaración de FE, que debía descartarse por cuanto
“no acudió a estrados para ser escuchada…”, afirmación que se traduce
en el desconocimiento de las formas legales preestablecidas para la
incorporación de prueba testimonial al proceso regido por el trámite de
la Ley 600 de 2000 en el que opera el principio de permanencia de la
prueba.

Si bien es cierto esta Corporación ha señalado las similitudes en cuanto


a las cargas que deben asumirse cuando se pretende utilizar una
declaración rendida por fuera de la actuación penal (Ley 600) o anterior
al juicio oral (Ley 906), pues en ambos casos corresponde demostrarse
que la declaración realmente existió y que su contenido es el que
propone la parte que la pretende utilizar como soporte de su hipótesis
factual, la situación decidida es diferente, toda vez que FE si declaró
dentro del proceso, solo que no lo hizo en la audiencia pública.

Realizadas las anteriores precisiones, razón le asiste el demandante en


el reproche por la omisión de valorar los testimonios de la mencionada
FE, DAPE y de RAQD.

Comprobada la existencia de los yerros advertidos por el demandante,


no queda duda acerca de la intervención de AGL en los homicidios de
EAE y MHV, acción ilícita dentro de la cual le correspondió como
integrante de las AUC del sur del Putumayo, ‘señalar’ a sus víctimas, no
físicamente -como erradamente lo entendió el fallador- sino a través de
una lista producto de ‘la inteligencia’ que daba cuenta de que estos
auxiliaban a la guerrilla».

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 38250 | Fecha: 26/09/2012


| Tema: HOMICIDIO AGRAVADO - Con fines terroristas: diferencias con
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in ídem Rad: 44312 | Fecha: 24/11/2016 | Tema: SENTENCIA -
Condenatoria: proferida en única o segunda instancia o en casación,
impugnación según Acto Legislativo 01 de 2018, imposibilidad de
cumplirlo hasta que no se expida la ley que lo regule Rad: 39156 |
Fecha: 18/05/2016 | Tema: SENTENCIA - Condenatoria: proferida en
única o segunda instancia o en casación, impugnación según Acto
Legislativo 01 de 2018, imposibilidad de cumplirlo hasta que no se
expida la ley que lo regule Rad: 37858 | Fecha: 25/05/2016 | Tema:
SENTENCIA - Condenatoria: proferida en única o segunda instancia o en
casación, impugnación según Acto Legislativo 01 de 2018, imposibilidad
de cumplirlo hasta que no se expida la ley que lo regule

SALVAMENTO / ACLARACIÓN / ADICIÓN DE VOTO:


SALVAMENTO DE VOTO: EUGENIO FERNANDEZ CARLIER
SENTENCIA - Condenatoria: proferida en segunda instancia,
impugnación, procedencia / SALVAMENTO DE VOTO - Reiteración

SENTENCIA - Condenatoria: principio de doble


conformidad / SENTENCIA - Condenatoria: proferida en única o
segunda instancia o en casación, impugnación creada bajo el Acto
Legislativo 01 de 2018, procedenc

SALVAMENTO DE VOTO: EYDER PATIÑO CABRERA

SENTENCIA - Condenatoria: proferida en segunda instancia,


impugnación, por vía de la doble conformidad judicial,
procedencia / SENTENCIA - Condenatoria: proferida en única o
segunda instancia o en casación, impugnación creada bajo el Acto
Legislativo 01 de 2018, procedenci

SALVAMENTO DE VOTO: JOSÉ FRANCISCO ACUÑA VIZCAYA

CORTE SUPREMA DE JUSTICIA - Sala de Casación Penal:


competencia y estructura, Acto Legislativo 01 de 2018

SENTENCIA - Condenatoria: proferida en única o segunda instancia o


en casación, impugnación creada bajo el Acto Legislativo 01 de 2018,
procedencia

CORTE SUPREMA DE JUSTICIA - Sala de Casación Penal:


competencia y estructura, Acto Legislativo 01 de 2018, aplicabilidad,
debe ser interpretado en relación con los derechos fundamentales y las
garantías procesales / CORTE SUPREMA DE JUSTICIA - Sala de
Casación Penal: competencia y estructura, Acto Legislativo 01 de 2018,
aplicabilidad, mientras se expide la ley que cree las salas especiales, la
Sala mantiene todas sus competencias menos la de dictar sentencia

Sala de Casación Penal


ID : 628592
M. PONENTE : LUIS ANTONIO HERNÁNDEZ BARBOSA
NÚMERO DE PROCESO : 46412
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP063-2018
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Única de Santa
Rosa de Viterbo
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 31/01/2018
FUENTE FORMAL : Constitución Política de Colombia de
1991 art. 24 / Ley 1042 de 1978 art.
83 / Ley 599 de 2000 art. 29 / Ley 769
de 2002 art. 2 / Ley 906 de 2004 art.
21 núm. 1 / Decreto 1042 de 1978 art.
83

TEMA: FALSO JUICIO DE IDENTIDAD - Por distorsión: no se


configura / COAUTORÍA IMPROPIA - División del
trabajo / COAUTORÍA - Acuerdo puede ser antecedente o concomitante
al comportamiento / COAUTORÍA IMPROPIA - Configuración

Tesis:

«Según los censores, el yerro recayó sobre los testimonios de CAAQ y


ALRG y los documentos incorporados por ésta al juicio oral y suscritos
por el procesado JMUR.

Los defensores de BMP y ANPR adujeron que AQ no declaró, como lo


afirmó el Tribunal, que ellos realizaron actos constitutivos de la
concusión. El de UR argumentó que el testimonio de RG y los
documentos antes mencionados demuestran que éste no fue quien
solicitó a la víctima la utilidad indebida. Y el de EFPN sostuvo que de las
declaraciones, cuya distorsión denuncia, no se puede extraer prueba
acerca de la existencia del delito de concusión bajo la modalidad de
inducir ni tampoco de la autoría en el delito de falsedad por destrucción,
supresión u ocultamiento de documento público.

Ciertamente, el testigo AQ no afirmó que MP y PR realizaron


directamente los actos de inducción que llevaron a los propietarios o
tenedores de los vehículos inmovilizados a entregar el dinero requerido
para autorizar su salida de los patios del Instituto de […]. Tampoco la
declarante RG hizo lo propio respecto de UR. Esa situación, igualmente,
no aparece registrada en los documentos suscritos por éste e
introducidos por la citada testigo al juicio oral.
Pero es que el Tribunal no les atribuyó tales contenidos a esas pruebas.
En realidad, a partir de su valoración integral, concluyó que los acusados
actuaron bajo la modalidad de la coautoría impropia, en desarrollo de la
cual con división de trabajo y de común acuerdo ejecutaron las
conductas punibles de concusión y destrucción, supresión u
ocultamiento de documento público.

La Corporación judicial, en efecto, con fundamento en el testimonio de


AQ, reseñó cómo, después de la inmovilización del camión Kodiak, RP se
desplazó al hospital con su conductor para que le practicaran la prueba
de embriaguez y, posteriormente, MP habló con PN, comandante de la
policía de tránsito de […], para que le devolviera el automotor a su
propietario, como en efecto ocurrió, a cambio de lo cual éste entregó un
dinero. Situación similar, destacó el ad quem, sucedió con la camioneta
Mazda y, al final, se repartieron el producto de lo recibido, participando
de ello también el agente UV, como resultado de lo cual los exámenes
practicados a los conductores se ocultaron, sin que se les impusieran los
comparendos de rigor, según así lo declaró ALRN.

[…]

Como lo refirió el delegado de la Fiscalía, la jurisprudencia de la Sala


tiene dicho que el acuerdo constitutivo de la coautoría impropia puede
ser expreso o tácito y surgir en forma previa a la comisión del delito o
concomitante a su ejecución […].

[…]

Un acuerdo tácito y concomitante a los hechos fue el que ocurrió en el


presente evento. Ciertamente, a partir del interés de los propietarios o
tenedores de obtener la devolución de sus automotores, PN optó por
inducirlos a entregar una suma de dinero, como condición para obtener
ese cometido. Para el caso del camión Kodiak, conforme se infiere del
testimonio de AQ -especialmente de lo expresado en la entrevista que le
dio a la Policía Judicial, introducida al juicio oral a través del mecanismo
de impugnación de credibilidad — la exigencia se la hizo saber a través
de MP, quien de esa manera y con el recibo subsiguiente de la referida
utilidad, que entregó posteriormente a PN, se integró a la empresa
criminal.

A ella también se sumaron PR y UV, cuyo aporte a la misma consistió en


abstenerse de dar a conocer a las autoridades administrativas
respectivas el resultado de las pruebas de embriaguez para efectos de
imponer las correspondientes multas, a cuya función estaban obligados
aquéllos, como quiera que los dos conocieron el asunto relacionado con
el Kodiak, mientras el segundo se hizo cargo del atinente al Mazda.

En el caso de ese otro vehículo, como se deduce de la declaración del


citado testigo, fue el propio PN quien indujo a los interesados a la
entrega del dinero.

A cambio de los aportes por ellos prestados, realizados -se insiste— en


desarrollo del acuerdo común, PN, según se desprende del testigo AQ,
entregó a M y U, después de concretarse la devolución de los rodantes,
la parte del dinero que les correspondió por su intervención en la
empresa criminal.

Es cierto, el referido declarante dijo no haber visto que le haya hecho


entrega también a PR de otra porción de ese capital. Sin embargo, no
hay duda que éste también se sumó al acuerdo, pues, de una parte, el
propio testigo dijo que, en el caso del Mazda, PÑ solicitó el dinero para
distribuirlo entre cinco, incluido AQ, resultando claro que los restantes
cuatro correspondían a los aquí procesados, dado que eran quienes
tenían relación con los dos vehículos inmovilizados. Y, de la otra, porque
sólo así se explica que no haya reportado el procedimiento realizado,
incluyendo el resultado de la prueba de embriaguez y, por el contrario,
hubiese contribuido a la desaparición de ese documento.

Como, en consecuencia, los procesados actuaron en coautoría impropia,


deben responder por la totalidad de las conductas cometidas, incluida la
falsedad por destrucción, supresión u ocultamiento de documentos, sin
que haya lugar a predicar la realización por parte de MP que UV obró en
condición de cómplice, por cuanto sus comportamientos no pueden
apreciarse individualmente sino conectados al plan común que
tácitamente acordaron.

Conforme se señaló, a esa empresa criminal se sumó también PR de


manera que la pretensión de la defensa, orientada a obtener su
absolución por aplicación del principio in dubio pro reo, no es de recibo.

Desde luego, tampoco se acogerá la argumentación del defensor de PÑ,


según la cual de las pruebas allegadas a la actuación no se puede
extraer la existencia del delito de concusión bajo la modalidad de inducir
ni tampoco de la autoría en el delito de falsedad por destrucción,
supresión u ocultamiento de documento público.

[…]
Y, atendido el contexto en el cual ocurrieron los hechos, es decir, dentro
de los patios del […], en cuyo lugar se encontraba inmovilizado el
automotor, y que la suerte del mismo dependía en ese momento nada
menos que del comandante de tránsito de esa localidad, no puede
menos que concluirse que la expresión “colaborarle” llevaba ínsito el
requerimiento de una utilidad para lograr su salida de allí y para,
consecuentemente, omitir dar traslado a la autoridad respectiva los
resultados de la prueba de embriaguez.

En lo que se refiere a la camioneta Mazda, menos discusión existe frente


a la configuración de la concusión, pues de acuerdo con el testimonio de
A, tan pronto la persona (una dama) interesada en su devolución le
preguntó a PN cómo hacía para sacarlo de allí, éste le respondió que
debía entregarle $170.000 para “la gente del hospital” y adicionalmente
$30.000 para cada uno de los que estaban allí, haciendo así explícita la
condición que impuso para proceder en el aludido sentido.

Tampoco prosperan los cargos analizados en este acápite».

NOTA DE RELATORÍA: El decreto 1042 del año 2978 relacionado en la


página 23 realmente corresponde al año 1978.
La sentencia referenciada dentro de la providencia como C-401 de 2008,
corresponde realmente al año 1998(C-401 de 1998)

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: C-401 de 1998 | Fecha:


19/08/1998 | Tema: EMPLEADOS SUPERNUMERARIOS - Relación laboral
regida por las normas de derecho administrativo Rad: 11862 | Fecha:
11/07/2002 | Tema: COAUTORÍA IMPROPIA - División del trabajo Rad:
36337 | Fecha: 05/03/2014 | Tema: FE PÚBLICA - Concepto Rad:
46528 | Fecha: 16/12/2015 | Tema: DESTRUCCIÓN, SUPRESIÓN Y
OCULTAMIENTO DE DOCUMENTO PÚBLICO - Bien jurídico: fe pública

RELEVANTE

Sala de Casación Penal


ID : 594322
M. PONENTE : EUGENIO FERNANDEZ CARLIER
NÚMERO DE PROCESO : 36487
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP19677-2017
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de
Barranquilla
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 23/11/2017
FUENTE FORMAL : Ley 600 de 2000 art. 206

TEMA: POSICIÓN DE GARANTE - Concepto / POSICIÓN DE


GARANTE - Miembros de la fuerza pública: presupuestos / POSICIÓN
DE GARANTE - Miembros de la fuerza pública: análisis del
caso / POSICIÓN DE GARANTE - No se configura / COAUTORÍA
IMPROPIA - No se configura / FALSO JUICIO DE IDENTIDAD -
Configuración / COAUTORÍA IMPROPIA - Concepto / IN DUBIO PRO
REO - Se debe aplicar si no hay certeza de la participación del
procesado

Tesis:

«La posición de garante, como se sabe, consiste en el deber jurídico que


tiene una persona de impedir un resultado típico cuando conoce que va
a ocurrir y que el mismo es evitable dentro de la órbita de su obrar.

Es verdad que las Fuerzas Militares, en calidad de agentes del Estado,


ostentan posición de garante en relación con los bienes jurídicos cuya
protección les encomienda la Constitución y la Ley; empero, también es
cierto que el deber de actuar que emana de esa condición, como lo ha
puntualizado la jurisprudencia, exige un examen minucioso de la
relación existente con el respectivo bien jurídico, ya que no se trata de
erigir un deber de garantía ilimitado y absoluto.

[…]

El análisis, entonces, de esa relación impone determinar previamente la


competencia del sujeto, esto es, si le correspondía realizar los deberes
de seguridad en el tráfico o de protección frente a determinados bienes
jurídicos en relación con ciertos riesgos, para de esa forma evidenciar si
el resultado era cognoscible y evitable, labor en la que debe verificarse
siempre la concurrencia de los siguientes presupuestos:

(a) Situación de peligro para el bien jurídico.

(b) No realización de la conducta debida, por no actuar teniendo el


deber de hacerlo para evitar el resultado lo que eleva el riesgo creado.

(c) Posibilidad de realizar la acción debida, esto es, que el sujeto esté en
condición de evitar el resultado o aminorar el riesgo a través de la
acción debida para lo cual debe tener: [i] conocimiento de la situación
típica, esto es, que el resultado se va a producir, [ii] tener los medios
necesarios para evitar el resultado, [iii] contar con la posibilidad de
utilizarlos a fin de evitar el resultado.

(d) Producción del resultado.

En la situación debatida no solo carecen de acreditación esos


presupuestos, sino que además es, como mínimo, contraevidente
afirmar que el procesado se encontraba en esa especial situación.

A este respecto es importante destacar que de acuerdo con las


precisiones de los fallos de instancia y en armonía con las pruebas, el
aviso a las autoridades del inicial encuentro en la […] entre un grupo de
personas —las posteriores víctimas— que en forma agresiva increpaban
a otras dos —a […] y […] —, fue un hecho cierto reportado por un
ciudadano, lo cual originó la presencia en ese lugar tanto de miembros
del GRUPO GAULA como de la POLICÍA NACIONAL.

La referida prueba testimonial permitió concluir que con posterioridad a


ese suceso y en seguimiento del mismo para esclarecer lo que estaba
ocurriendo, hacen presencia en el Conjunto Residencial […], ubicado en
la carrera […], varios miembros del GRUPO GAULA vestidos de civil y
con distintivos, entre los que se hallaba el Sargento EAPG, quien
aduciendo que todo estaba bajo el control de ellos, se encargó de
despedir a los agentes de la Policía Nacional RRR y JLHP que habían
llegado también a verificar el suceso.

Ahora bien, los falladores de primero y segundo grado al analizar la


declaración de la señora GB frente a las iniciales versiones juradas de
AS y NS, concluyeron que éstos mintieron al sostener que fueron
secuestrados por extraños, pues el primero de ellos sí conocía con
antelación a VT (uno de los fallecidos y esposo de aquélla), a quien,
precisamente, citó a Barranquilla la fecha de marras para saldar una
deuda pendiente.

De ese hecho, y de la inicial reducción y retención de VT y demás


acompañantes en la carrera […] por parte de integrantes del GAULA,
acreditada con los testimonios de CANG y RLBZ, el ad-quem concluyó
que a partir de ese momento los efectivos del Ejército Nacional
integrantes del GRUPO GAULA que llegaron al señalado sitio,
pervirtieron la misión encomendada y trastocaron el cumplimiento de
sus deberes funcionales […].

[…]

Tal devenir fáctico evidencia el contrasentido de la tesis propuesta por la


Agente del Ministerio Público para confirmar el fallo en lo que respecta a
MP, toda vez que si en un principio las tropas bajo su mando salieron al
cumplimiento legítimo de sus funciones misionales, mal puede
sostenerse que el citado procesado sabía que los efectivos del GAULA
enviados a verificar la llamada que los alertó sobre el probable plagio de
dos comerciantes, a su vez iban a secuestrar y a ultimar a los
responsables de esa conducta, y en lugar de impedir los
correspondientes resultados omitió las acciones tendientes a evitarlos,
pues un actuar semejante —en el evento de estar acreditado— sería
indicativo de otra forma de concurrencia en las conductas, incongruente
con la omisión propia de quien ostenta una posición de garante.

Ahora bien, la Sala observa que de manera contraria a lo sostenido en


los fallos de instancia (y en la acusación), la narración del suceso
investigado plasmada en el “informe” aludido en esas decisiones y
suscrito por el procesado, en relación con los hechos del 14 de agosto
de 2006, no constituye prueba de participación por coautoría impropia
en los delitos en los que incurrieron sus subordinados.

Sala de Casación Penal


ID : 560626
M. PONENTE : JOSÉ LUIS BARCELÓ CAMACHO
NÚMERO DE PROCESO : 48086
NÚMERO DE PROVIDENCIA : AP7084-2017
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Bogotá
CLASE DE ACTUACIÓN : SEGUNDA INSTANCIA
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO
FECHA : 25/10/2017
FUENTE FORMAL : Ley 600 de 2000 art. 220 y 220-6

TEMA: COAUTORÍA - Elementos / COAUTORÍA - Diferencia con la


complicidad / COAUTORÍA IMPROPIA - Concepto / COAUTORÍA
IMPROPIA - Elementos

Tesis:

«[…] la tesis de la Corte sobre la coautoría impropia y su distinción


respecto de la complicidad ha sido, en general, constante.

[…]

[…] más recientemente ha insistido en la diferencia entre coautoría y


complicidad, de la siguiente manera (CSJ, SP, 1º de julio de 2015, rad.
42293):

“Para dilucidar el asunto, en primer lugar, se hará referencia a los


conceptos de coautoría y complicidad”.

“En una sentencia del 18 de junio de 2004 (CSJ SP, 18 Junio de 2014,
rad. 43772), la Sala evocó, con el fin de reiterar el criterio, una
jurisprudencia que con toda claridad explica en qué consiste la coautoría
y cómo se configura”:

“Se predica la coautoría, cuando plurales personas son gregarias por


voluntad propia de la misma causa al margen de la ley, comparten
conscientemente los fines ilícitos propuestos y están de acuerdo con los
medios delictivos para lograrlos, de modo que cooperan poniendo todo
de su parte para alcanzar esos cometidos, realizando cada uno las
tareas que le corresponden, coordinadas por quienes desempeñen a su
vez el rol de liderazgo”.

“En tales circunstancias, quienes así actúan, coparticipan criminalmente


en calidad de coautores, aunque no todos concurran por sí mismos a la
realización material de los delitos específicos; y son coautores, porque
de todos ellos puede predicarse que dominan el hecho colectivo y
gobiernan su propia voluntad, en la medida justa del trabajo que les
correspondiere efectuar, siguiendo la división del trabajo planificada de
antemano o acordada desde la ideación criminal (CSJ SP, 7 mar. 2007,
rad. 23825)”.

“De ese concepto se desprende que para la estructuración de la


coautoría deben concurrir elementos de orden subjetivo y objetivo”.

“Los primeros, se refieren al acuerdo expreso o tácito, en razón del cual


cada coautor se compromete a desarrollar la tarea que le corresponde
en la ejecución del plan criminal, lo cual implica que cada uno debe ser
consciente de que voluntariamente comparte la misma causa, el mismo
propósito ilícito y los medios que se emplearán para alcanzar tales
fines”.

“Los objetivos, aluden a que la contribución de cada coautor debe ser


esencial (“división del trabajo criminal atendiendo la importancia del
aporte”, Código Penal, art. 29, inc. 2), aspecto que necesariamente
remite al denominado “dominio funcional del hecho”, en virtud del cual
cada sujeto domina el acontecer total en cooperación con los demás”.

“Son precisamente esos los elementos que ha tenido en cuenta la Sala


(CSJ, SP, 22 de enero de 2014, rad. 38725), al precisar que la coautoría
funcional se puede deducir de los hechos que demuestran la decisión
conjunta de realizar el delito”:

“Es sabido que para la coautoría funcional el acuerdo del plan criminal
no requiere de un pacto detallado, pues se deduce de los actos
desencadenantes, de los hechos demostrativos de la decisión conjunta
de su realización”.

“Según la teoría del dominio del hecho, autor es quien domina el hecho
y para efectos de la coautoría lo decisivo es tener un dominio funcional
del hecho, pues cada sujeto controla el acontecer total en cooperación
con los demás, no tiene en sí mismo un control parcial, ni tampoco
global, sino que éste se predica de todos”.

“A su turno, de acuerdo con la definición prevista en el artículo 29 de la


Ley 599 de 2000 relacionada con que “Son coautores los que, mediando
un acuerdo común, actúan con división del trabajo criminal atendiendo
la importancia del aporte”, la Corte Suprema de Justicia ha enfatizado
en la necesaria presencia de los siguientes elementos: i) un acuerdo o
plan común; ii) división de funciones y iii) trascendencia del aporte en la
fase ejecutiva del ilícito”.

“Lo anterior implica al operador judicial sopesar tanto el factor subjetivo


relacionado con el asentimiento expreso o tácito de los sujetos conforme
al plan común y su decidida participación en tal colectividad con ese
propósito definido, como factores objetivos dados por la conducta
desplegada por cada uno como propia de una labor conjunta o global y
la entidad de tal aporte”.

“Pero, lo concerniente a la participación -en este caso la complicidad-


excluye la ejecución de la acción típica por parte del partícipe, porque lo
que éste hace es una contribución al injusto doloso que otro comete: “Si
se busca una característica general para todas las manifestaciones o
formas de aparición de la autoría que la delimite de la participación, se
ha de decir: el autor es la figura central en la realización de la acción
ejecutiva típica. El partícipe es una figura marginal o personaje
secundario…” (Roxin, Claus; Derecho Penal, Parte General, Tomo II,
parágrafo 25-10)”.

“Tal concepto ha sido claramente explicado por la doctrina en vigor de la


Sala (CSJ, AP, 26 de febrero de 2014, rad. 42428)”:

“Tanto el artículo 30 de la Ley 599 de 2000, como el artículo 24 del


Decreto 100 de 1980, (…), establecen que el cómplice es la persona que
contribuye a la realización de la conducta antijurídica o presta una
ayuda posterior, por concierto previo o concomitante a la misma”.

“Lo anterior permite entender que ese partícipe accesorio no realiza la


conducta típica, sólo contribuye de manera más o menos eficaz, sin
tener dominio en la producción del hecho. Por eso, como no realiza el
verbo rector, su conducta no puede ser la causa del resultado
antijurídico sino una condición del mismo”.

“En síntesis, “…sólo quien domina el hecho puede ser tenido como
autor; mientras que el cómplice es aquél que simplemente presta una
ayuda o brinda un apoyo que no es de significativa importancia para la
realización de la conducta ilícita, es decir, participa sin tener el dominio
propio del hecho.” (CSJ, SP, 9 de marzo de 2006, rad. 22327)”.

En lo que tiene que ver con la coautoría impropia, ha reiterado lo


siguiente (CSJ, SP, auto del 18 de junio de 2014, rad. 43772):

“De antaño ha explicado la jurisprudencia de esta Corporación (CSJ SP,


7 mar. 2007, Rad. 23825) en qué consiste la coautoría y cómo se
configura a pesar de que no todos concurran a la ejecución del hecho”:

“Se predica la coautoría, cuando plurales personas son gregarias por


voluntad propia de la misma causa al margen de la ley, comparten
conscientemente los fines ilícitos propuestos y están de acuerdo con los
medios delictivos para lograrlos, de modo que cooperan poniendo todo
de su parte para alcanzar esos cometidos, realizando cada uno las
tareas que le corresponden, coordinadas por quienes desempeñen a su
vez el rol de liderazgo”.

“En tales circunstancias, quienes así actúan, coparticipan criminalmente


en calidad de coautores, aunque no todos concurran por sí mismos a la
realización material de los delitos específicos; y son coautores, porque
de todos ellos puede predicarse que dominan el hecho colectivo y
gobiernan su propia voluntad, en la medida justa del trabajo que les
correspondiere efectuar, siguiendo la división del trabajo planificada de
antemano o acordada desde la ideación criminal”.

“Ese criterio fue recientemente confirmado por la Sala (CSJ SP, 22 ene.
2014, Rad. 38725), al precisar que la coautoría funcional se puede
deducir de los hechos que demuestran la decisión conjunta de realizar el
delito”:

“Es sabido que para la coautoría funcional el acuerdo del plan criminal
no requiere de un pacto detallado, pues se deduce de los actos
desencadenantes, de los hechos demostrativos de la decisión conjunta
de su realización”.

“Según la teoría del dominio del hecho, autor es quien domina el hecho
y para efectos de la coautoría lo decisivo es tener un dominio funcional
del hecho, pues cada sujeto controla el acontecer total en cooperación
con los demás, no tiene en sí mismo un control parcial, ni tampoco
global, sino que éste se predica de todos”.

“A su turno, de acuerdo con la definición prevista en el artículo 29 de la


Ley 599 de 2000 relacionada con que “Son coautores los que, mediando
un acuerdo común, actúan con división del trabajo criminal atendiendo
la importancia del aporte”, la Corte Suprema de Justicia ha enfatizado
en la necesaria presencia de los siguientes elementos: i) un acuerdo o
plan común; ii) división de funciones y iii) trascendencia del aporte en la
fase ejecutiva del ilícito”.

“Lo anterior implica al operador judicial sopesar tanto el factor subjetivo


relacionado con el asentimiento expreso o tácito de los sujetos conforme
al plan común y su decidida participación en tal colectividad con ese
propósito definido, como factores objetivos dados por la conducta
desplegada por cada uno como propia de una labor conjunta o global y
la entidad de tal aporte”.

Así, la reseña jurisprudencial precedente, extensa pero pertinente,


contenida en precedentes que se reiteran unos a otros, deja ver a las
claras que la postura de la Sala sobre el alcance de las figuras de la
coautoría y la complicidad ha sido constante. Más aun: al contrario de lo
que sugiere el accionante, se diría que la postura de la jurisprudencia de
la Sala se orienta cada vez más a involucrar a los intervinientes en el
delito como coautores, más que como cómplices».

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 17457 | Fecha: 09/03/2006


| Tema: COAUTORÍA - Elementos / COAUTORIA - Diferencia con la
complicidad / COAUTORÍA IMPROPIA - Concepto / COAUTORÍA
IMPROPIA - Elementos Rad: 22327 | Fecha: 09/03/2006 | Tema:
COAUTORÍA - Elementos / COAUTORIA - Diferencia con la complicidad /
COAUTORÍA IMPROPIA - Concepto / COAUTORÍA IMPROPIA - Elementos
Rad: 17457 | Fecha: 22/05/2003 | Tema: COAUTORÍA - Elementos /
COAUTORIA - Diferencia con la complicidad / COAUTORÍA IMPROPIA -
Concepto / COAUTORÍA IMPROPIA - Elementos Rad: 22327 | Fecha:
09/03/2006 | Tema: COAUTORÍA - Elementos / COAUTORIA - Diferencia
con la complicidad / COAUTORÍA IMPROPIA - Concepto / COAUTORÍA
IMPROPIA - Elementos Rad: 23825 | Fecha: 07/03/2007 | Tema:
COAUTORÍA - Elementos / COAUTORIA - Diferencia con la complicidad /
COAUTORÍA IMPROPIA - Concepto / COAUTORÍA IMPROPIA - Elementos
Rad: 38725 | Fecha: 22/01/2014 | Tema: COAUTORÍA - Elementos /
COAUTORIA - Diferencia con la complicidad / COAUTORÍA IMPROPIA -
Concepto / COAUTORÍA IMPROPIA - Elementos Rad: 42428 | Fecha:
26/02/2014 | Tema: COAUTORÍA - Elementos / COAUTORIA - Diferencia
con la complicidad / COAUTORÍA IMPROPIA - Concepto / COAUTORÍA
IMPROPIA - Elementos Rad: 43772 | Fecha: 18/06/2014 | Tema:
COAUTORÍA - Elementos / COAUTORIA - Diferencia con la complicidad /
COAUTORÍA IMPROPIA - Concepto / COAUTORÍA IMPROPIA - Elementos
Rad: 42293 | Fecha: 01/07/2015 | Tema: COAUTORÍA - Elementos /
COAUTORIA - Diferencia con la complicidad / COAUTORÍA IMPROPIA -
Concepto / COAUTORÍA IMPROPIA - Elementos Rad: 40208 | Fecha:
11/07/2013 | Tema: ACCIÓN DE REVISIÓN - Cambio de jurisprudencia

Sala de Casación Penal


ID : 560629
M. PONENTE : JOSÉ LUIS BARCELÓ CAMACHO
NÚMERO DE PROCESO : 47765
NÚMERO DE PROVIDENCIA : AP7089-2017
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de
Medellín
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO
FECHA : 25/10/2017
FUENTE FORMAL : Ley 906 de 2004 art. 184 y 393

TEMA: ERROR DE HECHO - Modalidades: técnica en


casación / COAUTORÍA IMPROPIA - Concepto / COAUTORÍA
IMPROPIA - Principio de imputación recíproca / ERROR DE HECHO -
Principio de trascendencia / FALSO JUICIO DE EXISTENCIA - Por
omisión: principio de trascendencia

Tesis:

«[…] cuando se acude a la violación indirecta de la ley sustancial, por


vía del error de hecho en las modalidades del falso juicio de existencia,
falso juicio de identidad o falso raciocinio, al recurrente le compete
acreditar, en el primer caso, que el juzgador omitió la consideración de
una prueba existente en el proceso o supuso la existencia de una que en
realidad no obraba válidamente en la actuación, y aquello que la misma
demostraría; en el segundo, que la sentencia efectivamente tomó en
cuenta el medio de convicción, pero alteró su identidad material por
haberlo cercenado, agregado, o por tergiversar su contenido, dando
lugar a conclusiones que de ella no se derivaban, con la consiguiente
incidencia en una parte sustancial del fallo Asimismo, cuando se acude
al error de hecho, en las modalidades de falso juicio de existencia o
falso juicio de identidad, es preciso que el casacionista no confunda la
prueba con lo probado, esto es, que interprete como si fuera suposición
de una prueba o alteración de su identidad material aquello que el
juzgador infiere de ella.

Y en el tercer caso -falso raciocinio-, al censor le compete demostrar


que en la apreciación de la prueba -que no fue omitida, supuesta su
existencia ni tergiversado su contenido- el fallador desconoció las
máximas de la sana crítica, es decir, las reglas de la lógica, la
experiencia o la ciencia.

[…]

De lo que se trata, entonces, es de demostrar la ilegalidad de la


apreciación probatoria adoptada en la sentencia, ilegalidad que
solamente puede hallarse en la configuración de los presupuestos de las
causales de casación legalmente previstas y en los lineamientos
desarrollados por la jurisprudencia de la Corte. No es de recibo,
entonces, procurar la demostración de los presupuestos del cargo
mediante la identificación de contradicciones probatorias, o a través de
una novedosa apreciación de los medios de convicción, sino acreditar
que la adoptada en la providencia es el producto de una u otra
ilegalidad, y que ello tuvo una clara incidencia en el resultado del
proceso, teniendo en cuenta siempre el preciso contenido de la
sentencia.

Aplicados los anteriores lineamientos a los diversos reproches que


contiene el cargo, se dirá que el censor pasa por alto que el juicio de
condena contra el procesado JAMH se edificó sobre la coautoría
impropia, esto es, que a aquel -junto a otros individuos, con acuerdo
previo, con división de trabajo y teniendo dominio del hecho- se le
atribuyen jurídicamente todas las acciones idóneas encaminadas a dar
muerte a la víctima.

Por tanto, los actos ejecutivos cometidos por unos se reputan también
de los otros, más aun si se tiene en cuenta la diversidad de elementos
causales que determinaron la muerte del menor EGZ; así las cosas, las
conductas que refieren los testigos, como el botellazo, golpes con una
piedra, patadas y demás, se les atribuye a todos los partícipes, como
formas idóneas para consumar el resultado por todos querido.

Ahora bien, el casacionista -a través de reproches de falso juicio de


identidad en las declaraciones de DYO y GP, y falso raciocinio en la
apreciación de las versiones de MR y GP-, asegura que no se puede
tener a MH como autor del botellazo del que fue víctima el joven GZ y,
en consecuencia, no se le puede atribuir el crimen.

Así propuestas las anteriores censuras surge nítido que resultan


intrascendentes. Lo anterior es así porque, según la modalidad de
coautoría deducida por el sentenciador, escasa relevancia tendría
establecer cuál de todos los partícipes realizó exactamente cada una de
muchas las acciones ejecutadas sobre la humanidad del ofendido,
idóneas para causarle la muerte. En este sentido, pues, los reproches
que componen el cargo, orientados a sembrar dudas sobre quién en
particular propinó el botellazo o la pedrada, o a involucrar la
participación de más individuos en el episodio criminal, se muestran
intrascendentes para enseñar los yerros probatorios alegados y, lo más
importante, su real incidencia en el sentido de la providencia.

No obstante lo anterior, lo cierto es que ningún yerro de apreciación


probatoria de aquellos susceptibles de ser corregidos en esta sede se
presenta por el hecho de acoger el Tribunal el dicho de GP y DYO, en
cuanto dijeron haber visto a JAMH cuando después de descender la
motocicleta Pulsar verde le propinó un botellazo al joven EGZ, como
también que este último fue golpeado con una piedra, pues
evidentemente ellas así lo refirieron, como también contaron que junto a
MH también concurrieron a propinar la violenta agresión los jóvenes O, J
y A.

[…]

Igual sucede cuando el impugnante pretende que en esta sede se


privilegie el dicho de EEL (censura de falso juicio de existencia por
omisión de su declaración) solamente porque su versión es incongruente
con la vertida por las testigos de cargo; y si bien es cierto que no se
puede desconocer que el fallador no se ocupó del dicho de esta
declarante, no lo es menos que tal circunstancia no es por sí misma
idónea para incidir en el resultado de la sentencia, pues lo que en
últimas subyace a la censura no es más que una discrepancia con la
apreciación judicial, pero no un error evidente y trascendente en esta
última.

En conclusión, el cargo contiene un conjunto de reproches solamente


idóneos para identificar inconsistencias en las pruebas, proponer una
apreciación diferente a la plasmada en la sentencia y criticar que el
Tribunal no se hubiera pronunciado sobre las numerosas inconsistencias
planteadas en esta sede, pero no para enseñar la materialidad de uno u
otro yerro o su relevancia para mutar el sentido de la providencia
impugnada.

[…]

[…] no sobra indicar que algunas de las censuras formuladas al amparo


del segundo cargo tienden a confundir la prueba con lo probado; así
sucede cuando bajo el rótulo de falso juicio de existencia alega que el
Tribunal infirió que el hoy procesado golpeó a la víctima con una piedra,
cuando los testigos no refieren tal cosa. La confusión en que incurre el
libelista por confundir la materialidad de la prueba con aquello que de
ella derivó el fallador acontece porque lo que la prueba revela es que en
verdad el ofendido fue agredido con ese instrumento contundente; que
el sentenciador haya inferido que el hoy procesado empleó esa arma
contra el menor no es una conclusión irregular, en el entendido de que
la modalidad de coautoría en que el Tribunal fundó el juicio de
responsabilidad permite atribuir a cada partícipe la realización de todas
las conductas idóneas para conseguir el resultado lesivo».
RELEVANTE

Sala de Casación Penal


ID : 559676
M. PONENTE : FERNANDO LEÓN BOLAÑOS PALACIOS
NÚMERO DE PROCESO : 48321
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP16915-2017
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Bogotá
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 18/10/2017
FUENTE FORMAL : Ley 600 de 2000

TEMA: COAUTORÍA - Acuerdo: análisis probatorio de las circunstancias


/ COAUTORÍA - No se configura / FALSO JUICIO DE IDENTIDAD -
Por supresión: se configura

Tesis:

«[…] ni siquiera en esas manifestaciones previas del Tribunal atinentes a


que la procesada debería conocer la corrupción rampante en la entidad y
además verificar a fondo el contenido de la conciliación, se inserta algún
tipo de demostración o argumentación referida al actuar doloso -la
consciencia y voluntad se infieren después por vía inferencial-mucho
menos puede concluirse el fenómeno de la coautoría.

Nada dentro del contexto argumental utilizado por el fallador de


segundo grado remite a la existencia de acuerdo previo o concomitante
con otras personas, que tampoco se mencionan, cabe destacar, para de
allí extractar un actuar específico que unido a otros trascendentes,
condujeran a la materialización del delito y, específicamente, de la
comunidad criminal atribuida a la acusada.

No se entiende, así, que del examen del comportamiento de la acusada,


referido en los acápites anteriores por la Corte, se siga indefectible, o
siquiera posible en términos estrictamente argumentales “que actuó
como coautora del ilícito”, cuando, se repite, apenas se hablaba de
incumplimiento de sus deberes y ni siquiera se referencia actuación
concreta de otra persona específica.

Ya en torno de la coautoría endilgada a la acusada, para la Corte es


claro que al proceso no fue allegado algún elemento de juicio en el cual
pueda fundarse esa particular forma de participación en el punible, en
tanto, las verificaciones probatorias adelantadas por las instancias se
dirigieron siempre a demostrar que debió ella haber examinado a fondo
la conciliación, detectar la irregularidad y, en consecuencia, abstenerse
de firmar la formalización adelantada ante el inspector del trabajo.

Solo por ello se coligió, sin más, que existió una especie de contubernio
criminal, se supone, con otro funcionario o funcionarios, para facilitar el
pago de las acreencias laborales.

Sin embargo, se recalca, ningún elemento de juicio, así fuese adjetivo,


determinó la materialidad del pacto criminal previo, ni tampoco se
argumentó sobre el particular, dejando huérfana de soporte la insular
afirmación.

[…]

[…] incurre el Tribunal en un error de hecho por falso juicio de identidad


por cercenamiento, en tanto, deliberadamente pasa por alto que varios
de los declarantes, funcionarios de la entidad, detallan esa actividad
como normal.

Baste citar, para el efecto, lo referido por MMV y NJBG -cuyas


declaraciones nunca fueron controvertidas o tachadas por las instancias
e incluso se transcribieron en el fallo de segundo grado-, claros en
expresar como normal y adecuado que previo a todo el trámite se
hiciera esa reunión inicial de conciliación, lo que explica que luego de las
verificaciones necesarias, la presentación del acta con su contenido solo
representara un trámite formal.

Es por ello, precisamente, que NJBG, advierte que se trataba, lo


acordado entre el director y el trabajador, de un “proyecto de
conciliación” sujeto, para su efectivización ante el inspector de trabajo, a
los controles subsecuentes.

De esta manera, para la Sala se ofrece incontrastable que el rechazo a


la explicación ofrecida por la acusada, en términos del Ad quem: “que
no tuvo oportunidad de revisar el documento porque fue sorprendida
por el encargo del jefe de la oficina y creyó en la licitud del proceder de
los empleados a cargo de las liquidaciones y controles actuando bajo un
mandato u orden del director”, se funda en una premisa errada, atinente
a que la procesada sabía que el acuerdo conciliatorio obedecía a “una
fórmula pactada por el gerente, pues, como se vio, ese pacto previo
nada de irregular o ilegal contiene, en lo que al aspecto formal
compete».
JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 44248 | Fecha: 07/06/2017
| Tema: SERVIDOR PÚBLICO - Posición de garante: únicamente por
omisión o extralimitación de deberes establecidos en la ley

Sala de Casación Penal


ID : 558046
M. PONENTE : EYDER PATIÑO CABRERA
NÚMERO DE PROCESO : 49322
NÚMERO DE PROVIDENCIA : AP6456-2017
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Bogotá
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO
FECHA : 27/09/2017
FUENTE FORMAL : Ley 906 de 2004 art. 180, 181, 184 - 2
y 404

TEMA: FALSO RACIOCINIO - Técnica en casación / FALSO


RACIOCINIO - No se configura por desacuerdo en la valoración
probatoria / TESTIMONIO - Apreciación probatoria / DEMANDA DE
CASACIÓN - Principio de corrección material: obligación de que
corresponda a la realidad procesal / COAUTORIA - Acuerdo: análisis
probatorio de las circunstancias / PRESUNCIÓN DE INOCENCIA -
Toda duda se debe resolver a favor del procesado

Tesis:
«El falso raciocinio, dentro de la vertiente del error de hecho, se
configura cuando una prueba, legalmente incorporada a juicio, es
considerada por el juzgador en inobservancia de “la sana crítica”, esto
es, de “las reglas de la lógica, las máximas de la experiencia o las leyes
de la ciencia”.

En ese contexto, le compete al demandante el deber de indicar el


elemento de convicción sobre el cual recae la incorrección, denotar su
contenido objetivo y el mérito asignado por el Tribunal, e, igualmente,
reseñar las reglas de la lógica, las máximas de la experiencia o las leyes
de la ciencia, que se creen infringidas en el proceso de valoración y el
alcance correcto, con expresa indicación de la trascendencia e incidencia
en la providencia, a partir de lo cual, finalmente, ha de demostrar que,
de no haberse incurrido en el defecto, el sentido de la decisión adversa
habría sido sustancialmente opuesto.

Ahora, en el caso bajo examen, si bien el opositor aduce el abandono de


los parámetros de la sana crítica por parte del juzgador, el contenido del
recurso se centra en prolongar la controversia en el campo de la
evaluación probatoria en relación con el testimonio de AJPP, aduciendo
que no se le otorgó crédito a sus manifestaciones, toda vez que
reconoció participar en el hurto que originó el desenlace fatal.

El reclamante sugiere que el Tribunal se equivocó al descartar el


compromiso que emergía de esa versión en contra de FRAR y EDC. Pero,
la postulación yace desprovista de desarrollo y sin el poder de incidir
efectivamente en los fundamentos del fallo.

Con el propósito de rebatir el valor suasorio otorgado al testimonio de


AJP P, formula sus propias reglas de la experiencia, conforme al
personal criterio de inferencia que le asiste, se limita a consignar difusos
y vagos enunciados referentes a que no todo criminal miente, sin colmar
la carga que le otorgue la categoría de pauta y la aptitud para ser
aplicada en términos generales y abstractos, con pretensión de
universalidad

Ciertamente, las expresiones del delegado de la fiscalía no son más que


la continuación de sus argumentos de instancia, según los cuales, FRAR
y EDC fueron vistos por AJPP al momento en el que las conductas
atribuidas eran cometidas y que el móvil del homicidio obedeció a que
junto con la víctima hurtaron una bicicleta de propiedad de EDC.

Lo anterior, con exclusivo soporte del relato de PP, razón por la cual, el
Tribunal elevó el rigor del examen de su testimonio, no tachándolo de
sospechoso, como equivocadamente lo señaló el recurrente en contravía
del principio de corrección material, sino, examinando con extremo
cuidado su versión para auscultar en la búsqueda de la verdad.

En este estadio, es pertinente precisar que, de acuerdo con los criterios


de apreciación testimonial establecidos en el artículo 404 de la Ley 906
de 2004, de forma expresa el ad quem infirió que la testigo participó
junto a C CBC en un hurto relacionado con el curso de los hechos, pero,
aun así, fue la única fuente de conocimiento del homicidio.

Encuentra la Corte, al contrastar las censuras propuestas con la


sentencia, que Ana Jazmín Pelayo Parra manifestó que junto con su
novio fueron abordados por cuatro hombres, los cuales recriminaron a
su pareja el hurto de la bicicleta y en el momento en que lo iban a
agredir ella corrió por ayuda, pero, se devolvió y observó que una moto
llegó, un sujeto se bajó y procedió a dispararle “a la distancia” a CCBC.

Aseveró luego que, la víctima llevaba un cuchillo con el que se defendió


porque lo golpearon con “puños, patadas y puñal”, no obstante, el
homicida fue alguien diferente a los primeros que iniciaron la discusión.

[…]

A partir de lo anterior, dedujo que la declarante no tuvo conocimiento


directo de acción alguna, en concreto, desplegada por parte de los
procesados en la materialización del crimen y la versión ostentó
inconsistencias que suscitaron duda en relación con la responsabilidad
de los mismos.

En cambio, el fallo relievó que los acusados renunciaron a su derecho a


guardar silencio y explicaron que, si bien tuvieron conocimiento del
hurto de la bicicleta, no participaron en el homicidio e incluso al
momento de los hechos se encontraban en lugares distintos.

[…]

El día de los hechos, a las 4:30 p.m., se reunieron John,” […] “, su novia
y JDC, éste llevó una navaja y un revolver que le pasó a la compañera
de “[…]” para evitar a la policía, luego, se ubicaron en una panadería
cercana hasta después de las 9 p.m., cuando un hombre salió de la casa
con la bici, la identificaron y lo siguieron, en la esquina lo tomó del
hombro derecho, lo bajó de la cicla y le dijo “usted le robó la cicla a mi
hermano”, esa persona le respondió “no y sacó un cuchillo”, J le “echó
mano ”y con su navaja le propinó varias puñaladas, en “el brazo y la
cabeza”, “la novia de […]” le pasó el revólver y le propinó un tiro de
frente, intentó huir y le dio otro por la espalda y cuando cayó le disparó
en la cara y se fue del lugar.

Al cotejar esa versión con el informe pericial de necropsia, resaltó el ad


quem que el dictamen describió una herida cortopunzante en la cabeza,
varias de defensa en las manos, oblaciones y tres impactos con arma de
fuego: uno en la región parietal izquierda, otro en la escapular izquierda
de la espalda y el último en el antebrazo del mismo lado, por lo que
encontró identidad en la detallada descripción del atentado a CCBC, por
parte de JDC, con las conclusiones del dictamen médico legal.
[…]

Frente a esa realidad probatoria, el libelista no concreta confrontación


alguna y solo trata de anteponer su óptica apreciativa con el objetivo de
prolongar el debate agotado en las instancias, desconociendo que el
proceso concluyó con el fallo de segundo grado y que a esta sede llega
bajo el amparo de la doble presunción de acierto y legalidad.

[…]

Por último, en lo pertinente a la proposición de condena con base en la


condición de coautores materiales, precisó que, AJPP no percibió,
puntualmente, la presunta intervención de los procesados en el hecho y
señaló que la persona que disparó y causó la muerte de CCBC no era
ninguno de los dos inculpados.

Subraya de igual forma que, la fiscalía incurrió en una deficiencia al


prescindir de sustentar los factores necesarios para la estructuración de
esa forma de participación, al punto que, durante el trámite nunca
refirió siquiera a un acuerdo anterior ni concomitante, así fuera tácito
entre los motociclistas y los acusados, con el agravante de que la testigo
de cargo ofrecida no logró “de manera directa y confiable, percibir el
desarrollo” de los hechos, con lo cual, se concluyó que, no existe prueba
convincente y suficiente para emitir condena.

Lo anterior, aunado a la suma de discordancias halladas en lo dicho por


A JPP, impactan en la construcción del juicio de reproche, aun dando por
descontado la versión de JDC, a quien el Tribunal le compulsó copias
para que fuera investigado por la eventual responsabilidad que le
corresponde en los hechos. Empero, no dejó de señalar el fallador que lo
declarado por éste último, junto con JJCM, ofrece mayor duda acerca de
si en realidad FRA y EDC participaron en la agresión y posterior
homicidio de CCBC.

[…]

En ese orden de ideas, más allá de los defectos formales de la demanda,


que por sí solos resultan suficientes para desestimar la pretensión,
desconoce el suplicante que la estimación expuesta en la sentencia
arriba a esta sede dotada de la presunción de acierto y legalidad, de
donde emerge inútil confrontar la sentencia con los alegatos de la
defensa y no con un auténtico principio de la sana crítica, con lo cual,
yace sin desarrollo el supuesto error formulado
Los reparos del actor, en evidente desmedro de las exigencias propias
del recurso, carecen de incidencia, porque sin enfrentar los argumentos
del fallador, pretende superponer la percepción del testimonio de AJPP,
desde su particular entendimiento, el cual no tuvo acogida en la
instancia».

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 41685 | Fecha: 28/11/2014


| Tema: FALSO RACIOCINIO - Técnica en casación Rad: 45289 | Fecha:
26/10/2016 | Tema: FALSO RACIOCINIO - Técnica en casación Rad:
45868 | Fecha: 29/06/2016 | Tema: FALSO RACIOCINIO - No se
configura por desacuerdo en la valoración probatoria

Sala de Casación Penal


ID : 555429
M. PONENTE : GUSTAVO ENRIQUE MALO FERNÁNDEZ
NÚMERO DE PROCESO : 51023
NÚMERO DE PROVIDENCIA : AP5857-2017
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Yopal
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO
FECHA : 06/09/2017
FUENTE FORMAL : Constitución Política de Colombia de
1991 art. 29 y 213 / Ley 599 de 2000
art. 171 / Ley 600 de 2000 / Ley 733
de 2002 art. 14 / Ley 906 de 2004 art.
5 transitorio / Decreto 2001 de 2002

TEMA: FALSO JUICIO DE IDENTIDAD - No se


configura / COAUTORÍA IMPROPIA - División del trabajo

Tesis:
«[…] pese a aseverar la existencia de un falso juicio de identidad -ni
siquiera se precisa si es por cercenamiento, adición o tergiversación-, el
demandante apenas se limita a advertir una muy etérea ajenidad del
procesado con los hechos, dado que se le puede significar en lugar
distinto al de su ocurrencia.

Sin embargo, resulta inane su pretensión, pues, a más de que jamás


precisa la existencia de un vicio propio de la casación en que incurriera
el Tribunal, desconoce por completo los argumentos que soportan la
sentencia de condena proferida contra su prohijado judicial, como si el
objeto de controversia no lo fuera, precisamente, lo valorado por las
instancias.

En este sentido, el impugnante presenta una tesis aislada, que parece


consultar lo explicado por el acusado, respecto de una supuesta
colaboración con las autoridades, previo a los hechos, pero ni siquiera
acierta a detallar cuáles son las pruebas que la soportan, o mejor, por
qué las instancias no aceptaron dicha hipótesis.

[…]

Aunque lo enunciado es suficiente para inadmitir el cargo, debe


agregarse que lo referenciado por el impugnante respecto de la
supuesta lejanía con el lugar de los hechos se observa intrascendente,
dado que en su caso la atribución penal se construyó a partir de la
llamada coautoría impropia, que implicó intervenir con posterioridad en
tareas de ocultamiento de lo hurtado e incluso que previo al asalto
estuvo en compañía de dos de los autores materiales.

El cargo debe ser inadmitido».

HURTO - Elementos: verbo rector, apoderarse, alcance / COAUTORÍA


IMPROPIA - División del trabajo

Tesis:
«[…] del hecho que el verbo rector estimado ocurrir por las instancias en
el secuestro, lo sea “ocultar”, y que atinente al hurto se trate de
“apoderarse”, no se sigue, como parece entenderlo el recurrente, que
esas acciones, por utilizar un término común, deban ser desplegadas en
su integridad por la persona para que solo así se le pueda estimar autor
o coautor.

Cuando las instancias se refirieron al tema, referenciando la existencia


de una banda criminal que contó con el mismo designio criminal,
previamente acordado, y división de funciones, no se entiende por qué
el casacionista persiste en sus afirmaciones, sin siquiera ocuparse de
dichos argumentos para demostrar la falacia o equivocación que
contienen.

Lo cierto es que el fallador expresamente delimitó al acusado como


miembro de la banda y sostuvo que previo a la ejecución material del
punible no solo se acordaron voluntades, sino que se distribuyó la tarea
que en el mismo desarrollaría cada coautor, correspondiéndole al
procesado vigilar la vía y asegurar la venta de los tractores, en términos
transcritos por el demandante, sin que ninguna de estas afirmaciones
fuese contradicha en el cargo.

Máxime que, precisamente, el artículo 29 citado por el impugnante


contempla esos elementos -división de trabajo criminal y acuerdo
común- como consustanciales al fenómeno de la coautoría.

El yerro en la posición dogmática del recurrente implica necesaria la


inadmisión del cargo
».

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 34696 | Fecha: 06/06/2011


| Tema: SISTEMA PENAL ACUSATORIO - Vigencia y aplicación: distritos
judiciales de Yopal, Arauca y San Andrés Rad: 25871 | Fecha:
15/11/2006 | Tema: SECUESTRO SIMPLE - Juez Natural: atendiendo el
contenido del artículo 14 de la Ley 733 de 2002 compete su
conocimiento a los Jueces Penales del Circuito Especializados Rad:
31745 | Fecha: 14/03/2012 | Tema: NULIDAD - Falta de competencia:
no se configura cuando un juez de igual o superior jerarquía adelanta el
juicio Rad: 32003 | Fecha: 14/04/2010 | Publicado en: SECUESTRO
SIMPLE - Liberación voluntaria de la víctima: condiciones

Sala de Casación Penal


ID : 554558
M. PONENTE : PATRICIA SALAZAR CUELLAR
NÚMERO DE PROCESO : 47133
NÚMERO DE PROVIDENCIA : AP5744-2017
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Bogotá
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO
FECHA : 30/08/2017
FUENTE FORMAL : Ley 599 de 2000 art. 29-2, 30 y 30-3 /
Ley 600 de 2000 art. 206, 207 y 212 /
Decreto 100 de 1980 art. 176

TEMA: VIOLACIÓN DIRECTA DE LA LEY SUSTANCIAL - Parte de la


aceptación plena de los hechos / VIOLACIÓN DIRECTA DE LA LEY
SUSTANCIAL - Modalidades: técnica en casación / DEMANDA DE
CASACIÓN - Principio de corrección material: obligación de que
corresponda a la realidad procesal / COAUTORÍA -
Configuración / PROCESO PENAL - Se fundamenta en las normas
nacionales

Tesis:

«Propone el censor, como cargo principal, la violación directa de la ley,


que presupone la aceptación plena de los hechos y la apreciación
probatoria efectuada en el fallo objeto del recurso. La carga del
demandante que plantea la violación de la ley por esta vía, consiste en
demostrar un yerro del ad quem en la selección o comprensión de una
norma específica, bien sea por (i) falta de aplicación, cuando se ignora
la norma llamada a regular el caso; (ii) aplicación indebida al ajustarse
en forma incorrecta el supuesto fáctico a una norma que no
corresponde, o, (iii) interpretación errónea cuando se le asigna al
precepto elegido de manera adecuada, un efecto contrario a su
contenido o un sentido jurídico del cual carece.

En el caso que ocupa a la Sala, el libelista encamina su reproche a la


indebida aplicación del inciso 2º del artículo 29 del Código Penal, en
cuanto define a quienes se considera autores y coautores de la conducta
punible, reclamando, a cambio, la falta de aplicación del artículo 176 del
Decreto 100 de 1980, que tipifica el delito de favorecimiento.

En orden a fundamentar su tesis, aduce que a pesar de que el fallo


concluye que CC es un partícipe, al mismo tiempo reconoce que no
existe prueba de que disparó su arma contra las víctimas, siendo su
única intervención el estar presente en una reunión celebrada días
después de perpetrados los secuestros y posteriores homicidios.

Tal manifestación desconoce lo declarado en la sentencia recurrida,


faltando al principio de corrección material […].

[…]

[…] el impugnante no acepta que los hechos fijados y declarados


probados ubican a CC como coautor, toda vez que a pesar de no existir
prueba que lo señale como uno de los hombres que accionó el arma en
contra de las víctimas, sí se estableció su intervención directa en el
operativo ilegal que culminó con el homicidio de las seis personas cuyo
seguimiento había sido dispuesto por este procesado en su condición de
jefe del ‘Blanco subversión’ del grupo de la DIJÍN armados ilegales.

No significa lo anterior, como lo quiere hacer ver el demandante, que el


juzgador hubiera afirmado que el procesado no tuvo conocimiento de la
perpetración de las conductas delictivas y que su única intervención
consistió en participar en una reunión convocada varios días después de
ocurridos los hechos, con el único fin de hacer ‘un pacto de silencio’.

[…]

Entonces, las razones, los fundamentos y el contenido del ataque no


corresponden con la realidad procesal, por cuanto no es cierto que el
fallo hubiera sostenido que la única participación de HECC se contrae a
una reunión con los integrantes del grupo de la DIJÍN en la que se hizo
un pacto de silencio. Por el contrario, el fallador colegiado señaló de
manera detallada que el procesado actuó directamente en el operativo
ilegal en el que se aprehendió a los hombres que pertenecían a la red
urbana de las FARC.

[…]

Lo anterior pone en evidencia que el recurrente se aparta por completo


de las pruebas y los hechos que se declararon probados en el fallo,
mostrando ello, que la crítica del recurrente no se circunscribe a
evidenciar la violación directa de la ley por indebida aplicación del inciso
2º del artículo 29 del Código Penal, sino a insistir, en contra de los
hechos fijados y la apreciación de los testimonios, que HECC no
intervino como coautor.

Para concluir sus argumentaciones, el demandante solicita a la Sala


variar la jurisprudencia nacional, para acoger la postura que, según
dice, es la admitida en España, cuando se está frente al encubrimiento
‘previamente pactado’, petición que desde luego no será objeto de
examen dado que el análisis debe ceñirse a los tipos penales y formas
de responsabilidad establecidas en las codificaciones nacionales, siendo
extraña a éstas el delito de ‘favorecimiento previamente pactado’.

Lo antes expuesto cobra vigencia para inadmitir el cargo subsidiario,


según el cual la sentencia contiene un quebrantamiento directo de la ley
sustancial, en cuanto se aplicó indebidamente el inciso 2º del artículo 29
del Código Penal, excluyéndose el artículo 30 ejusdem».

COAUTORÍA - Demostración / COAUTORÍA - Diferencia con la


complicidad / VIOLACIÓN DIRECTA DE LA LEY SUSTANCIAL - No se
configura por la discrepancia de criterios

Tesis:

«[…] no sobra advertir que el señalamiento concreto del testigo consistió


en que el teniente HECC “ejecutó” el operativo ilícito junto con el capitán
NF y por lo menos nueve hombres más que integraban el grupo de
‘armados ilegales’ de la DIJÍN, tal como se lee en la transcripción del
aparte pertinente de la sentencia.

Ahora bien, si el juzgador de primer grado utilizó la expresión


‘participación’ para referirse a la actuación de CC en la comisión de las
conductas punibles de homicidio y secuestro, no puede derivarse de allí
que calificó su intervención como cómplice, en los términos del artículo
30 del Código Penal, pues sin ninguna ambigüedad el fallo determina
que “la retención y el deceso de los antes mencionados fue producto de
la actuación de varios miembros de la Policía Nacional, entre ellos, el
señor HECC.”

Cuando el fallador se refiere a que CC participó en el hecho, no utiliza la


locución en su acepción jurídica en los términos del artículo 30 del
Código Penal, sino que lo hace en sentido genérico para aludir a la
intervención del procesado en los secuestros y homicidios ocurridos el 6
y 7 de septiembre de 1996.

De manera que el tribunal y el juez A quo (no se olvide que los fallos
pronunciados en el mismo sentido constituyen unidad inescindible),
concluyeron que efectivamente CC participó en los secuestros y
homicidios, específicamente al “ejecutar” el operativo ilícito en el cual el
oficial que lo coordinó llevó los vehículos del grupo de armados ilegales
“pues lo mandó a recoger [a CC] en una camioneta Luv, doble cabina,
roja, conducida por los agentes FF y CM y se encontró con el Capitán NF
en un barrio cercano a ciudad salitre, quien concurrió uniformado al
igual que el mayor CC y otro grupo de hombres”; es decir, como coautor
y no como cómplice.

Fue explícito el juzgador al analizar la intervención de CC en los hechos,


cuando expresó que:

[S]in dubitación alguna, tal como lo denotó la primera instancia, HECC


ubicado en su calidad de Jefe del Blanco de Subversión del Grupo de
Armados Ilegales de la DIJÍN, en un punto alto de la línea de mando,
con total dominio funcional del hecho, participó en las acciones de
retención y posterior asesinato de las víctimas, y, por ende, resulta
acertada la imputación que en el pliego de cargos se le hizo a título de
coautor de los delitos de secuestro agravado y homicidio agravado en
concurso.

Razonamiento que se identifica con la noción de coautoría prevista en el


inciso 2º del artículo 29 del Código Penal, cuya divergencia con la
complicidad (inciso 3º, art. 30 ibídem) ha sido precisada de tiempo atrás
por esta Corporación (CSJ SP 9 mar. 2006, rad. 22327).

Así las cosas, aunque el demandante enuncia la norma que considera


aplicada indebidamente y la que juzga inaplicada, no muestra el error en
el que incurrió el sentenciador ni confronta los razonamientos y
relaciones argumentativas contenidas en el fallo, a partir de la cuales se
concluyó que HECC es coautor de las conductas punibles de homicidio y
secuestro. Por el contrario, desvía su discurso al desconocimiento de la
situación fáctica que se dio como probada por el fallador.

En síntesis, la demanda debe ser inadmitida porque el impugnante (i) no


acredita la existencia de un error en los fundamentos que sirvieron de
sustento a la condena impuesta en contra de HECC, como coautor de los
delitos de homicidio y secuestro agravados, y (ii) desconoce la situación
fáctica que se dio como probada en el fallo, cuestionamiento que no es
propio de la causal primera, cuerpo primero del artículo 207 de la Ley
600 de 2000».

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 22327 | Fecha: 09/03/2006


| Tema: COAUTORIA - Diferencia con la complicidad

Sala de Casación Penal


ID : 554759
M. PONENTE : EYDER PATIÑO CABRERA
NÚMERO DE PROCESO : 47937
NÚMERO DE PROVIDENCIA : AP5775-2017
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de
Antioquia
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO
FECHA : 30/08/2017
FUENTE FORMAL : Ley 600 de 2000 art. 212-3
TEMA: COAUTORÍA - Acuerdo puede ser expreso o
tácito / COAUTORÍA - División del trabajo

Tesis:

«[…] afirma que si la responsabilidad es individual, el fallador se


sustrajo de determinar el actuar de cada uno de los procesados,
precisando cuáles fueron las acciones, retenes y requisas, los acuerdos y
divisiones de trabajo que llevaron al juzgador a concluir con la muerte
de PNV.

Empero, ese escueto reclamo, que no traduce algún yerro de


apreciación probatoria, se contrapone a la figura de la coautoría, en
cuanto implica la realización de un hecho de manera conjunta, que no
requiere de la existencia de un pacto específico, sino que se deduce del
accionar colectivo de los participantes, el cual permite atribuirles la
totalidad del acontecer, con independencia del aporte que cada uno
haya realizado.

En ese sentido, el juez plural precisó que los procesados actuaron de


manera concertada y realizaron los aportes suficientes y necesarios para
lograr su cometido criminal, el que planearon y ejecutaron cada uno de
ellos, con dominio del hecho, tal como lo apuntó en su decisión.

[…]

En tales condiciones, el reparo surge infundado».

Sala de Casación Penal


ID : 543595
M. PONENTE : FERNANDO ALBERTO CASTRO
CABALLERO
NÚMERO DE PROCESO : 49154
NÚMERO DE PROVIDENCIA : AP4702-2017
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de San Gil
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO
FECHA : 27/07/2017
FUENTE FORMAL : Ley 599 de 2000 / Ley 906 de 2004
art. 180, 181-3, 182, 183, 184 y 184-2

TEMA: FALSO JUICIO DE IDENTIDAD - No se


configura / TESTIMONIO - Credibilidad / COAUTORÍA - Acuerdo:
análisis probatorio de las circunstancias

Tesis:

«[…] el impugnante insistentemente argumenta que los indicios fueron


derivados de la adición, cercenamiento o distorsión de la prueba
testimonial, específicamente porque se sostuvo por los juzgadores que
era falaz la coartada presentada a través de las declaraciones de JEE
sobre la manera como éste conoció ese día de los hechos a la acusada,
con la intención por parte del declarante de mostrarla como una persona
completamente extraña a los demás involucrados que aceptaron la
responsabilidad penal preacordada con la Fiscalía, conclusión a la cual se
habría llegado mediante una expresión ajena a las declaraciones del
testigo.

Sin embargo, reitera la Sala, esa crítica realizada por el censor alude
solo a una parte de la apreciación del testimonio en cuestión, pues si
bien el a quo, al referirse a lo dicho por EC, lo consideró “mendaz,
abiertamente parcializado, como que incurre en protuberantes
contradicciones e inconsistencias [y] trae una historia totalmente
inverosímil de que recogieron accidentalmente a [VB] como alguien que
se encontraba a la vera del camino, habida cuenta que la prueba de
cargo desvirtúa este aserto”, (aspecto resaltado fuera de texto que por
ninguna parte consta en la declaración del testigo, según lo pone de
manifiesto el defensor), las circunstancias en las cuales supuestamente
habría conocido apenas ese día a la procesada no fue la única
manifestación que hizo el testigo y que se apreció en el fallo.

En efecto, los juzgadores tomaron en consideración, igualmente, la


situación relatada por JE a partir de su viaje desde Barranquilla con tres
personas más, entre ellos, NJFH, el hombre que logró evadirse de la
casa donde cometían el asalto, y FHO, capturado esa misma tarde,
después de los hechos, cuando iba por la vía hacia Bucaramanga,
saliendo de San Gil, en el carro Nissan blanco, en compañía de VB.

Sobre esos datos y la apreciación que de los mismos se hizo en la


sentencia, para deducir la responsabilidad penal de la inculpada, no se
dice nada en la demanda, tendiente a evidenciar que se encuentren
afectados por la censura postulada.

De otra parte, no fue el testimonio de JE la única prueba fundante de la


sentencia condenatoria contra la acusada, pues, además, se tuvieron en
cuenta manifestaciones de cuestionable credibilidad y, por tanto, tenidas
como una coartada falsa, como que ésta había viajado “en una de las
busetas de COOTRASANGIL…”; así mismo, que por “estar en prisión
domiciliaria en Girón a la una de la tarde, como lo certifican las
autoridades del INPEC al ejercer dicho control… no podía estar en el
lugar de los hechos, [destacando que] no se probó que hubiera
abordado la buseta, tampoco que se hubiera bajado en el terminal y
menos aún que hubiera ido al hotel en San Gil… dizque para verse con
quien le solucionaría su difícil situación económica”.

[…]

A lo anterior se agrega que la versión de JEEC —que claramente no solo


se refirió a la forma en que dijo haber conocido a VU, sino a todo el
trayecto que hizo desde Barranquilla hasta llegar a San Gil, pasando por
Bucaramanga— permitió a los juzgadores inferir que, como es de común
ocurrencia en esta forma delincuencia, hubo un acuerdo entre los
asaltantes, quienes se distribuyeron tareas; por lo mismo, que el
testimonio de JE, en cuanto tuvo por finalidad aprovechar la ocasión
para intentar hacer creer que la acusada estaba completamente al
margen del plan delictivo, fue un intento fallido y falaz de favorecerla».

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 47430 | Fecha: 24/02/2016


| Tema: FALSO JUICIO DE IDENTIDAD - Modalidades: técnica en
casación

Sala de Casación Penal


ID : 543478
M. PONENTE : LUIS ANTONIO HERNÁNDEZ BARBOSA
NÚMERO DE PROCESO : 48604
NÚMERO DE PROVIDENCIA : AP4721-2017
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Pereira
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO
FECHA : 24/07/2017
FUENTE FORMAL : Ley 43 de 1990 art. 13 / Ley 599 de
2000 art.9, 12, 316, 323 y 327 / Ley
600 de 2000 art. 212-3 y 213 / Ley
906 de 2004 art. 408 y 420

TEMA: LAVADO DE ACTIVOS - Dolo eventual / LAVADO DE


ACTIVOS - Coautoría / LAVADO DE ACTIVOS - Demostración:
trascendencia de la capacidad económica del procesado para adquirir
bienes / LAVADO DE ACTIVOS - Puede concursar con enriquecimiento
ilícito / LAVADO DE ACTIVOS - Elementos

Tesis:

«[…] carece de fundamento la crítica consistente en que el fallador


consideró aspectos propios de la culpa para sustentar la estructuración
del delito de lavado de activos. Hizo sí alusión al dolo eventual, pero se
trata de una modalidad de la conducta punible de connotación diversa a
la culposa.

Igual ocurre con la censura acorde con la cual de las cuentas de los
procesados se trasladaron esporádicamente algunos pocos recursos en
comparación con el alto volumen de fondos que manejó la empresa […].
Si bien ello es cierto, también lo es que el reproche formulado a L, R y
TA lo fue a título de coautoría, constituyendo la mencionada actividad el
aporte que éstos prestaron al propósito perseguido por todos los
integrantes de la empresa criminal así conformada […]

[…]

Debe señalarse, de otro lado, que la Corte no vislumbra equivocación


alguna en la decisión de los juzgadores de evidenciar la comisión por
parte de TA del delito de lavado de activos en la ausencia de capacidad
económica para adquirir las acciones que sirvieron para ocultar el origen
ilícito de los dineros captados de manera ilegal. Ciertamente, si carecía
de patrimonio para dicho propósito, nada absurdo resultaba concluir que
esa negociación la efectuó con capital obtenido fraudulentamente.

Tampoco advierte la Sala las contradicciones que el demandante


atribuyó a la sentencia impugnada en el tercer cargo. No es cierto que
allí se abrigara duda acerca del origen de los dineros o de su destino.
[…]

[…]
Contrario a lo que sostiene el censor, no resulta incompatible predicar la
presencia del delito de enriquecimiento ilícito y, al mismo tiempo,
admitir que los dineros se utilizaron en operaciones financieras por parte
de la empresa […], porque lo que determina la estructuración de dicho
punible es que esos fondos provenían de la captación ilegal e ingresaron
a las cuentas de los acusados […]

[…]

No es verdad, de otra parte, que la Corporación judicial haya planteado


dudas acerca de la existencia del dolo. Es cierto que reprochó a los
procesados obrar a título de dolo directo o de dolo eventual. Pero de ello
no surge la incertidumbre a que se refirió el demandante, pues en
ambos concurren los componentes cognoscitivo y volitivo que son
inherentes a esa modalidad de conducta punible».

Sala de Casación Penal


ID : 539852
M. PONENTE : JOSÉ LUIS BARCELÓ CAMACHO
NÚMERO DE PROCESO : 44248
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP8072-2017
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de
Barranquilla
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 07/06/2017
FUENTE FORMAL : Ley 599 de 2000 art. 32-10, 38B, 68A
y 397 / Ley 600 de 2000 art. 178, 194
y 232 / Ley 1709 de 2014 art. 23 y
32 / Decreto 2282 de 1989 art. 85-1,
85-4 y 85-5 / Decreto 1400 de 1970
art. 303

TEMA: INTERPRETACIÓN ERRÓNEA DE LA LEY - No se


configura / COAUTORÍA - División del trabajo / PECULADO POR
APROPIACIÓN - Coautoría / PECULADO POR APROPIACIÓN -
Disponibilidad jurídica: jueces como custodios de títulos
judiciales / COAUTORÍA - Diferencia con la complicidad

Tesis:

«Tratándose del cargo primero subsidiario del libelo presentado a


nombre de ZV, en el que se denuncia violación directa de la ley por
interpretación errónea del artículo 397 del Código Penal, la crítica no se
acompasa con el modo en que los sentenciadores plasmaron los hechos
y decantaron el mérito persuasivo de las pruebas allegadas a la
actuación. Ahora, pese a que este aspecto por cuenta de la admisión de
la demanda parecería superado en su cariz formal, no deja de constituir
una imprecisión lógica que repercute en la adecuada postulación del
presunto yerro desde su perspectiva sustancial, en la medidaque se
asume, de forma equívoca, que el juicio de reproche elevado al
escribiente consistió en que fue quien dio la orden de entregar los títulos
judiciales en comento, en condiciones precarias de legalidad.

Sin embargo, cotejando el marco teórico decantado por el ad quem y en


consonancia con la conceptualización efectuada en precedencia, la
injerencia de ZV en la cadena de sucesos reseñados -por la aludida
división de labores en el Juzgado Tercero Civil Municipal de Barranquilla-
no fue catalogada a título de autor ni de cómplice del delito de peculado
por apropiación, sino de coautor [...].

[...]

[...] aun cuando la configuración de la mayoría de estos indicios, según


el examen ya agotado, resulta discutible, por ejemplo, en cuanto a que
a este procesado le concernía verificar el certificado de existencia y
representación de la entidad demandante, que tenía injerencia en la
notificación del demandado, que los títulos judiciales debían salir a
nombre del I.S.S. y no de sus apoderados; subsisten otros que
mantienen la estructura del sentido de la decisión, y pese a que en uno
de los apartes de la sentencia por vaguedad se haga mención de ZV
como cómplice, tal yerro es irrelevante.

Lo anterior, porque al escribiente se le atribuyó en el fallo de condena


ser el encargado en el despacho de todo lo atinente al trámite de títulos
judiciales y así, en el organigrama del diseño criminal, le correspondía
su anómala gestión coadyuvando todas las irregularidades aludidas.
Entonces, abstenerse de reconocerle personería jurídica a los abogados
que los recibieron o la situación en la que se dieron los embargos, como
algunas de las variables que, sumadas a otras, no se ofrecen resultado
del azar o de la desidia dentro de la unidad de acción con la que se
esquilmó el erario, evidencian su compromiso penal por la permanente
actividad que mostró hacia la consecución de aquella finalidad. En ese
orden, en la actuación fulgen múltiples hechos indicadores que si bien
no se relacionaron de manera sistemática por el Tribunal, remiten hacia
esa conclusión una vez cotejada la incidencia material y funcional de ZV
dentro del contexto específico descrito, cobrando relevancia en ese
entorno, verbi gratia, el hecho de que el reparto del proceso ejecutivo se
direccionó para que se asignara al Juzgado Tercero Civil Municipal de
Barranquilla, conforme quedó acreditado en la foliatura mediante
informe del CTI n.º 580788 del 2 de febrero de 2011.

[...]

En este aspecto valga recalcar, una vez más, que cada una de estas
situaciones aisladamente considerada se ofrece inane para efectos de
arribar a la certeza demandada por el artículo 232 de la Ley 600 de
2000, pero todas ellas concatenadas dentro del iter criminis examinado
permiten develar, se subraya, la división de labores que dio lugar a la
defraudación dolosa del patrimonio del I.S.S. y en el que el escribiente
BEZV era pieza fundamental, para de consuno con la juez librar los
títulos judiciales de manera irregular. Esquema criminal en el que los
abogados que los reclamaron aceptaron el rol de determinadores de
estos servidores públicos quienes contaban con la disponibilidad jurídica
y material de los bienes estatales sustraídos en virtud de la referida
labor funcional compartimentada, según se plasmó en las sentencias
condenatorias dictadas en su contra [...].

[...]

Y es que la injerencia funcional de carácter primordial que tenía ZV en la


elaboración de los títulos fue ratificada por la titular del despacho [...].

[...]

[...] los involucrados en el trámite de los títulos pretenden difuminar su


real participación en los acontecimientos objeto del proceso
atribuyéndose de manera recíproca la responsabilidad en su elaboración,
cuando lo que se observa es que, por la división de funciones con la cual
se gestionaban, cada unotenía roles definidos en esa labor compuesta y
en la que se pasaron por alto las más mínimas verificaciones por el dolo
que acompañó su emisión irregular, propiciándose el apoderamiento del
erario por abogados que comparecieron al proceso ejecutivo de manera
que no solo debió generar suspicacia sino en especial, la oposición a sus
pretensiones, todo dentro del específico ámbito de competencia de esos
servidores públicos por razón de las múltiples y ostensibles falencias
sustanciales y además formales que trascendían a la llana
documentación falsaria.

[...]

[...] una vez llegado al cargo otra juez y de cara a ulteriores embargos
que solicitaron ser aclarados, el expediente se extravió temporalmente,
hecho que, de nuevo, no tendría que generar mayor recelo de no ser
por el cúmulo de circunstancias anómalas a las que ya se ha hecho
referencia y que confluyen hacia el convencimiento al cual arribó el
Tribunal con respecto a la figura de la coautoría en cuanto al rol del
escribiente, funcionario que no puede catalogarse cómplice, pues,
dentro de la división de labores en comento, su actividad era
fundamental para la anómala gestión de los títulos judiciales, sinella, no
se hubiese logrado su expedición y entrega. Por contera, al margen de
la disponibilidad jurídica de los dineros públicos, a ZV, en virtud del
principio de imputación recíproca que rige la coautoría, le es endilgable
el resultado traducido en el peculado por apropiación al ser definitiva su
injerencia como servidor público en la consumación del delito.

En consecuencia, el cargo en cuestión no prospera al partir, según se


examinó, de presupuestos errados con relación al título de imputación
endilgado y acreditado en este asunto concreto».

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 20651 | Fecha: 23/09/2003


| Tema: NOTIFICACIÓN PERSONAL - Deber de notificar al Fiscal
Delegado Rad: 25962 | Fecha: 30/11/2006 | Tema: NOTIFICACIÓN
PERSONAL - Deber de notificar al Fiscal Delegado Rad: 23047 | Fecha:
30/05/2007 | Tema: NOTIFICACIÓN PERSONAL - Deber de notificar al
Fiscal Delegado Rad: 28011 | Fecha: 14/08/2007 | Tema:
NOTIFICACIÓN PERSONAL - Deber de notificar al Fiscal Delegado Rad:
46628 | Fecha: 16/03/2016 | Tema: NOTIFICACIÓN PERSONAL - Deber
de notificar al Fiscal Delegado

Sala de Casación Penal


ID : 539099
M. PONENTE : LUIS ANTONIO HERNÁNDEZ BARBOSA
NÚMERO DE PROCESO : 46307
NÚMERO DE PROVIDENCIA : AP2904-2017
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de
Manizales
CLASE DE ACTUACIÓN : REVISIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO
FECHA : 05/05/2017
FUENTE FORMAL : Ley 906 de 2004

TEMA: RECURSO DE REPOSICIÓN - Finalidad / RECURSO DE


REPOSICIÓN - Sustentación / COAUTORIA - Concepto
Tesis:
«El recurso de reposición tiene como fin obtener que el mismo
funcionario o corporación judicial que emitió una decisión examine
nuevamente el asunto y, bajo una óptica distinta, varíe total o
parcialmente el criterio con sustento en el cual adoptó el
pronunciamiento inicial, o simplemente lo aclare o lo adicione.

Desde luego, en el caso de pretenderse la modificación de la


determinación, es necesario que el impugnante suministre suficientes y
poderosos elementos de juicio que conduzcan a infirmar o desvirtuar los
fundamentos de la providencia, pues sólo de esa manera resultará
exitosa la censura.

En el evento materia de análisis, el defensor insiste en señalar que la


sentencia de la Corte proferida el 15 de febrero de 2012 dentro del
radicado 36299 varió el criterio jurídico aplicado en el fallo condenatorio,
a cuya revisión aspira, pero lo hace desconociendo, una vez más, los
presupuestos fácticos que se dieron por demostrados en este último y,
además, pretendiendo acreditar, sin sustento alguno, que son
asimilables a los considerados en el nuevo pronunciamiento.

[…]

[…] se advierte que el abogado también persiste en pretermitir el


criterio jurídico aplicado en los fallos condenatorios, al pretender hacer
ver que la intervención de CG constituye actos preparatorios, pese a que
en esas decisiones se llegó a la conclusión de que se trató de típicos
actos ejecutivos, como se puso de manifiesto en la providencia objeto
del recurso de reposición.

Y es que, por demás, esa pretensión resulta de suyo contradictoria


porque si la participación del sentenciado hubiese ocurrido en la fase
preparatoria no tendría por qué buscar se le condene a título de
cómplice. De elemental conocimiento jurídico es que ese tipo de actos,
salvo casos excepcionales que no vienen al caso, no son punibles, como
lo recordó la Corte en la decisión 2 de septiembre de 2009 (rad. 29221),
citada en la sentencia invocada por el impugnante como fundamento de
la demanda de revisión, al expresar:

“Desde la teoría del delito, se entiende que los itinerarios puramente


ideativos de los comportamientos ilícitos no son punibles, porque ello
traduciría penalizar las expresiones del pensamiento, por ello, un apoyo
en esta etapa no constituye coautoría, tampoco cuando se evidencia en
actos preparatorios”.

En consecuencia, como el defensor no desvirtúa los fundamentos con los


cuales se profirió la decisión inadmisoria, la Sala se abstendrá de
reponerla».

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 29221 | Fecha: 02/09/2009


| Tema: COAUTORIA - Concepto

Sala de Casación Penal


ID : 536607
M. PONENTE : EYDER PATIÑO CABRERA
NÚMERO DE PROCESO : 46965
NÚMERO DE PROVIDENCIA : AP2649-2017
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de
Medellín
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO
FECHA : 26/04/2017
FUENTE FORMAL : Ley 599 de 2000 art. 242 / Ley 906 de
2004 art. 180, 181 y 184 inc. 3

TEMA: COAUTORIA - Apreciación probatoria / COAUTORÍA -


Configuración

Tesis:

«[…] la lectura atenta de las sentencias permite establecer, sin dificultad


alguna que, contrario a lo argüido por el recurrente, MEGA, alias “[…]”
no solo participó de principio a fin en el hurto del camión conducido por
BR y de las mercancías que transportaba, sino que se involucró
activamente en el secuestro y posterior homicidio de la víctima.

[…]

[…] se confirma que, distinto a lo señalado por el abogado, la encausada


es coautora de todos los ilícitos por los que fue sentenciada porque
aportó a la consumación de cada uno de ellos de manera eficiente y
esencial».

COAUTORÍA IMPROPIA - No es necesario que los coautores se


conozcan

Tesis:

«[…] es cierto que se ignora cuál fue el tipo de arma empleado en el


homicidio, así como el autor o autores materiales de dicho crimen, pero
inadvierte el demandante que tales datos no resultan indispensables a
los efectos del presente caso, si en cuenta se tiene que la imputación en
contra de la enjuiciada se hizo en grado de coautoría impropia y que lo
cierto es que el cadáver de la víctima mostraba haber sido ejecutada
con un arma de fuego».

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 11324 | Fecha: 13/06/2002


| Tema: DEFENSA TECNICA - Nuevo apoderado no puede argumentar la
violación de este derecho por disparidad de criterios con el anterior
apoderado Rad: 28013 | Fecha: 20/05/2003 | Tema: DEFENSA TECNICA
- Nuevo apoderado no puede argumentar la violación de este derecho
por disparidad de criterios con el anterior apoderado Rad: 35364 |
Fecha: 09/03/2011 | Tema: DEFENSA TECNICA - Nuevo apoderado no
puede argumentar la violación de este derecho por disparidad de
criterios con el anterior apoderado

RESERVA

Sala de Casación Penal


ID : 531251
M. PONENTE : EUGENIO FERNÁNDEZ CARLIER
NÚMERO DE PROCESO : 34282A
NÚMERO DE PROVIDENCIA : AP1938-2017
PROCEDENCIA : Corte Suprema de Justicia Sala de
Casación Penal
CLASE DE ACTUACIÓN : ÚNICA INSTANCIA
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO
FECHA : 23/03/2017
FUENTE FORMAL : Constitución Política de Colombia de
1991 art. 235-3 / Ley 599 de 2000 art.
29, 30, 31, 327, 340, 40 y 409 / Ley
600 de 2000 art. 39, 75-5, 136, 142-2,
239, 309, 332, 337, 338, 344, 395 y
397 / Ley 974 de 2005 art. 18

TEMA: COAUTORÍA IMPROPIA - Diferencia con la coautoría


propia / COAUTORÍA IMPROPIA - Concepto / COAUTORÍA PROPIA -
Concepto / INTERVINIENTE - Es autor

Tesis:

«[…] la Corte ha diferenciado los concepto de coautor propio e impropio,


en el entendido de que varios intervinientes realizan la conducta
punible, pero en el primer evento, coautoría propia, todos realizan actos
de igual índole o naturaleza, y en el segundo, la impropia, el hecho se
desarrolla por el grupo, cuyos miembros se integran mediante aportes
que cumplen con el plan concebido en división de trabajo de tal forma
que el resultado se imputada al grupo, así individualmente cada acción
no recorra los elementos del tipo .

Para la materialización de la coautoría impropia, se exige la concurrencia


de dos elementos, uno subjetivo y el otro objetivo:

El aspecto subjetivo requiere que los comuneros se pongan de acuerdo,


planifiquen la comisión del ilícito y, de consuno, decidan su
perpetración; y que cada uno de los comprometidos sientan que
formando parte de una colectividad con un propósito definido, el hecho
es suyo, pero incluido dentro de una obra mayor, global, es decir,
pertinente, imbricada, realizada por todos los concurrentes o, dicho con
otras palabras, la persona debe sentir que cumple tareas en
interdependencia funcional.

La fase objetiva, comprende: Primero, el codominio funcional del hecho,


entendido por tal que los varios individuos, sin sometimiento,
dependencia o subordinación de uno o unos de ellos a otros…., se dirijan
a la misma finalidad con un comportamiento esencial, mirado no en
términos absolutos sino relativos.

Por conducta esencial se debe entender, primero, que sin ello es


imposible concluir el hecho, o, segundo, que si una de las personas se
opone o entra en divergencia con los otros, pueda hacer fracasar el
plan, molestarlo o variarlo en su desarrollo, o, tercero, que la intrusión
de las personas no debe ser meramente casual, accidental o secundaria.

Segundo, aporte significativo durante la ejecución del hecho, es decir,


prestación de algo trascendente para su comisión, servicio importante
que cada uno de los concurrentes presta para la gesta delictiva. Esa
contribución común en pro del mismo fin puede ser material o moral
·espiritual”, por ejemplo, cuando en esta última hipótesis la presencia
definida de uno de los comuneros refuerza o estimula el cumplimiento
del plan trazado, presiona y multiplica las energías de los otros, apoya al
resto, reduce las defensas de las víctimas, aumenta la intimidación
padecida por ésta, aumenta la agresividad de los otros autores o
comporta una mayor seguridad para estos en cuanto v. gr. La cantidad
de sujetos intensifica el amedrentamiento que sufre la persona objeto
de la acción, etc.

Y, el aporte durante la ejecución del hecho quiere decir que la prestación


que hace la persona debe ocurrir total o parcialmente, entre el momento
en que se inicia la realización del verbo rector que guía la conducta
criminal y el logro de la consumación. De esta manera, el
comportamiento frente a la pura idea delictiva o a los actos
preparatorios, no constituye coautoría, como tampoco aquél
subsiguiente a la consumación o al último acto en materia de tentativa
del delito.”

En los tipos penales de sujeto activo calificado, solo puede ser autor la
persona que reúne la especial característica exigida por el legislador,
empero, puede ocurrir que en la ejecución material del ilícito participe
alguien que no cumpla con esa particular condición pero actúa
asumiéndolo como propio, siendo por tanto un claro coautor. En estos
casos, es tenido como coautor interviniente de conformidad con el inciso
final del artículo 30 del Código Penal».

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: 12682 de 17/03/1999: DEFENSA


TÉCNICA - Indagatoria 35592 de 16/04/2015: FUERO - Congresista:
cesación en el ejercicio del cargo, análisis de la relación con las
funciones, hechos relacionados con el liderazgo político que se pretende
obtener y/o mantener 43343 de 30/04/2014: JUEZ - Deberes: rechazar
maniobras dilatorias o manifiestamente inconducentes 14227 de
24/11/1999, 36046 de 20/03/2013: INDAGATORIA - No es obligatorio
poner las pruebas en conocimiento del por indagar 8218 de 02/10/1994:
DEFENSA TÉCNICA - Indagatoria 22525 de 23/02/2005: CONCIERTO
PARA DELINQUIR - Agravado: con fines de enriquecimiento ilícito, se
configura 26261 de 04/02/2009, 30411 de 16/09/2009: INTERÉS
INDEBIDO EN LA CELEBRACIÓN DE CONTRATOS - Diferente a contrato
sin cumplimiento de requisitos legales 12758 de 11/07/2000, 36102 de
26/06/2013: DETERMINADOR - Configuración 1983 de 01/12/1983,
25068 de 28/06/2006: DETERMINADOR - No es autor 38685 de
19/08/2015: COAUTORÍA IMPROPIA - Concepto / COAUTORÍA PROPIA -
Concepto / COAUTORÍA - Interviniente 34282 de 02/09/2013:
COAUTORÍA - Interviniente 30887 de 14/11/2009, 29088 de
15/08/2008, 33461 de 30/07/2012: ENRIQUECIMIENTO ILÍCITO DE
PARTICULAR - Se estructura: cuantía 27622 de 12/03/2008:
ENRIQUECIMIENTO ILÍCITO DE PARTICULAR - Delito de resultado C-934
de 2006: CONGRESISTA - Juzgamiento en única instancia respeta el
debido proceso 44479 de 15/04/2015: PRUEBA TRASLADADA - De
procesos de Ley 906 a procesos de Ley 600, validez

Sala de Casación Penal


ID : 530965
M. PONENTE : EYDER PATIÑO CABRERA
NÚMERO DE PROCESO : 48544
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP3764-2017
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de
Armenia
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 15/03/2017
FUENTE FORMAL : Constitución Política de Colombia de
1991 art. 29 / Ley 270 de 1996 art. 55
/ Ley 599 de 2000 art. 29 / Ley 906 de
2004 art. 162

TEMA: COAUTORÍA IMPROPIA - División del trabajo: prueba para


condenar / COAUTORÍA - Acuerdo puede ser expreso o
tácito / COAUTORÍA - Concepto: elementos, configuración
Tesis:
«[…] a partir de la prueba indiciaria -admisible en el sistema procesal
penal regido por la Ley 906 de 2004- la colegiatura, dedujo que HR
actuó “mancomunadamente” con otra persona para lograr apoderarse
de los bienes de Amparo Benavides Hoyos. Infirió así la existencia de un
plan criminal, el que se puso en marcha el día de los sucesos, con la
consecuente división de funciones, y en el que aquél tenía el dominio del
hecho.

La defensa echa de menos la prueba directa del acuerdo, sin embargo,


pasa por alto que el mismo puede ser expreso o tácito y que, tal como
lo ha sostenido la jurisprudencia de la Sala, para demostrar la alianza
criminal no se requiere que la fiscalía lleve al juicio un documento
escrito que así lo constate, sino que se puede deducir de los hechos que
acrediten la decisión conjunta de cometer el ilícito. Así, en CSJ SP151-
2014, rad. 38725 se afirmó:

“Es sabido que para la coautoría funcional el acuerdo del plan criminal
no requiere de un pacto detallado, pues se deduce de los actos
desencadenantes, de los hechos demostrativos de la decisión conjunta
de su realización.

Según la teoría del dominio del hecho, autor es quien domina el hecho y
para efectos de la coautoría lo decisivo es tener un dominio funcional del
hecho, pues cada sujeto controla el acontecer total en cooperación con
los demás, no tiene en sí mismo un control parcial, ni tampoco global,
sino que éste se predica de todos.

A su turno, de acuerdo con la definición prevista en el artículo 29 de la


Ley 599 de 2000 relacionada con que “Son coautores los que, mediando
un acuerdo común, actúan con división del trabajo criminal atendiendo
la importancia del aporte”, la Corte Suprema de Justicia ha enfatizado
en la necesaria presencia de los siguientes elementos: i) un acuerdo o
plan común; ii) división de funciones y iii) trascendencia del aporte en la
fase ejecutiva del ilícito.

Lo anterior implica al operador judicial sopesar tanto el factor subjetivo


relacionado con el asentimiento expreso o tácito de los sujetos conforme
al plan común y su decidida participación en tal colectividad con ese
propósito definido, como factores objetivos dados por la conducta
desplegada por cada uno como propia de una labor conjunta o global y
la entidad de tal aporte”».
JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 22041 | Fecha: 28/10/2006
| Tema: SENTENCIA - Motivación: deber de fundamentar la pena Rad:
11279 | Fecha: 25/03/1999 | Tema: SENTENCIA - Motivación: deber de
fundamentar la pena Rad: 35787 | Fecha: 20/01/2016 | Tema:
SENTENCIA - Motivación: ausencia absoluta de motivación, nulidad Rad:
38725 | Fecha: 22/01/2014 | Tema: COAUTORÍA - Concepto:
elementos, configuración

Sala de Casación Penal


ID : 529353
M. PONENTE : PATRICIA SALAZAR CUELLAR
NÚMERO DE PROCESO : 38307
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP2819-2017
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de
Medellín
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 01/03/2017
FUENTE FORMAL : Ley 600 de 2000 art. 232 y 277

TEMA: AUTORÍA - Demostración / COAUTORÍA - Acuerdo: análisis


probatorio de las circunstancias / REGLAS DE LA EXPERIENCIA - No
se configura: los falsos positivos corresponden a una operación
improvisada de algunos miembros de la fuerza pública que desean
obtener algún reconocimiento profesional con el sacrificio del vidas
humanas para hacer aparecer tal hecho como sucedido en
combate / COAUTORÍA - Concepto: elementos, configuración / CASO
FALSO POSITIVO - Contexto en que se presenta / COAUTORÍA
IMPROPIA - Principio de imputación reciproca / COAUTORÍA - División
del trabajo

Tesis:

«[…] como se plantea en el fallo demandando, que la determinación de


las personas vinculadas jurídicamente al proceso penal se produjo, al
parecer, con fundamento en el informe de orden de operaciones 081 de
2002, suscrito por ST. DGGP, Comandante de la operación, en el que
bajo el título de “Personal destacado” se relacionaron los nombres de
ST. D GGP, SP. LGAD, SLR. WAJ, SLR. HAGH, SS. CRM, SS. WDP, CP.
BRD, CS. IARM y SLR. YAAM y SLR. JDTC (fls. 222, c.1).

Bajo ese entendido, decretada la apertura de la investigación el 7 de


marzo de 2006, se ordenó la vinculación mediante indagatoria de las
mismas personas mencionadas en el referido informe (fls. 222, c. 1),
con lo que no se hizo lo propio con los demás militares que hacían parte
de la misión militar.

Sin embargo, ese fenómeno irregular de carácter procesal ninguna


relación puede tener con la determinación de la responsabilidad
individual de los procesados que sí fueron vinculados legalmente a la
instrucción penal, por lo que carece de sentido la consideración ofrecida
en el fallo del Ad quem, al estimar como un vacío de la investigación,
con incidencia en la declaratoria de responsabilidad del juez de primera
instancia, que se haya vinculado a un grupo de soldados y a otros no.

Precisamente, esa circunstancia atinente a la definición individual de la


responsabilidad penal, es la que explica que no obstante haberlo
vinculado mediante diligencia de indagatoria, la Fiscalía decretó la
preclusión de la investigación en favor de SLR. JDTC, al establecerse
que no intervino en la realización de la conducta punible por no haber
hecho parte del grupo de soldados destacados para esa misión.

Ahora bien, se aduce, además, en el fallo de segunda instancia, que no


era posible deducir la responsabilidad penal de los acusados, toda vez
que no se reúnen en este caso los requisitos de la llamada “coautoría
impropia”, en especial referencia a un acuerdo previo de voluntades y a
la división del trabajo criminal, lo cual se descarta por el juzgador
ensayando una máxima de la experiencia expresada en el sentido de
que la actuación militar en los denominados “falsos positivos”,
corresponde a “una “operación” improvisada, de algunos miembros de la
fuerza pública que desea (sic) obtener algún reconocimiento profesional
con el sacrificio de vidas humanas para hacer aparecer tal hecho como
sucedido en combate”.

Dicha máxima de la experiencia, expresa el Tribunal, excluye la


posibilidad de dar crédito a los testigos porque en este caso la operación
“Jalón” se planificó con meses de anticipación, se trató de una misión
institucional y, en consecuencia, no es factible inferir que sus miembros
se hayan puesto de acuerdo para la obtención de un resultado ilícito.

De nuevo, la proposición presentada como máxima de la experiencia por


el Ad quem como sustento de su tesis, está lejos de revelarse como un
enunciado universal, general y abstracto, que permita asumir como un
acontecimiento cotidiano que la planificación y la institucionalidad en
una actuación militar, excluyan la posibilidad, per se, de una ejecución
extrajudicial.

[…]

Error de trascendencia para la declaración de justicia emitida en el fallo


que obedece a la desatención probatoria de la dinámica de los
acontecimientos, con lo que se desconoció que en materia de coautoría
la responsabilidad penal individual se establece a partir de la presencia
de un requisito de carácter subjetivo, relacionado con la decisión
conjunta de realizar la conducta punible; y, otro de carácter objetivo,
atinente al co-dominio del hecho, de tal manera que todos los
intervinientes dominen los acontecimientos, y, además, que su
aportación se produzca en la fase ejecutiva.

El notable yerro en que se encamina la argumentación del Tribunal,


lleva al desconocimiento de circunstancias modales suficientemente
acreditadas y que denotan la existencia de una serie de datos
convergentes y concordantes que señalan la intervención como
coautores de los miembros de la tropa militar, en el sentido de haber
actuado de consuno en el cometido criminal.

En esa medida, como lo precisó de manera adecuada el juez de primera


instancia, los procesados ST. DGGP, SP. LGAD, SLR. WAAJ, SLR. HAGH,
hacían parte del pelotón militar que en conjunto irrumpió en el barrio
Ocho de Marzo para aprehender a DGM y, sin que mediara ningún
combate, lo ejecutaron, con lo que quedó suficientemente definido que
cada uno de ellos dominó tales acontecimientos y ofreció su aporte en la
fase ejecutiva.

[…]

En esta perspectiva, difícilmente podría admitirse que la conducta


reprochable respondió a la voluntad de una parte del pelotón, mientras
que quienes se encontraban en la retaguardia de la formación militar, no
prestaron su concurso voluntario y consciente para el resultado
desencadenado.

Al respecto, es importante precisar que en materia de coautoría rige el


principio de imputación recíproca, de acuerdo con el cual a cada uno de
los partícipes se les imputa la totalidad del hecho con independencia de
la concreta aportación que haya prestado para la consecución del fin
lesivo, siempre y cuando aquella responda al principio de esencialidad
en un plan común, lo que atiende a la idea de que realizan un hecho
propio, siendo de igual relevancia para el resultado acciones tales como
la prestación de seguridad de unos miembros del pelotón, la
aprehensión de la víctima por otros y su posterior ejecución por quien
realizó el disparo que produjo su muerte.

Tales aportaciones, deben ser objeto de escrutinio de manera particular,


en relación con cada uno de los partícipes, a fin de determinar, como ya
se ha precisado, su conocimiento de los hechos, su decisión de realizar
de manera conjunta la conducta punible, su dominio funcional de los
acontecimientos y su aportación en la fase ejecutiva del delito.

En lo que concierne a los aquí procesados, precisa la Sala, se tiene


demostrado que el ST. DGGP era el comandante del pelotón militar; el
SP. L GAD, comandante de la primera escuadra y marchaba al frente del
pelotón; el SLR. WAJ, hacía parte de la misma primera escuadra; y, el
SLR. HAGH, conformaba la cuarta escuadra, encargada de asegurar el
área y prestar vigilancia en la retaguardia.

Su intervención en la misión militar es reconocida por todos los


acusados y aunque los tres primeros hacían parte de la escuadra
puntera y el último de la escuadra de retaguardia, su aporte individual
resultaba esencial para la consecución del resultado lesivo. Aunque no
es posible la determinación de la acción desplegada por cada uno de los
intervinientes, pues ninguno de los testigos se encontraba en
condiciones de concretar la identidad de quienes ingresaron al billar y
sacaron a la víctima, todos reconocen que el grupo marchó de manera
compacta hasta el lugar donde se presume que fue producida su
muerte.

Así las cosas, quedó establecido que no obstante la disposición


estratégica de los integrantes de la tropa, dependiendo de sus rangos y
de las funciones precisas que tácticamente les fueron asignadas, resulta
evidente que a sabiendas de lo sucedido, todos prestaron su
contribución esencial, llevando a cabo una actuación conjunta, con la
que de manera objetiva determinaron el curso del suceso.

Imposible, por demás, resulta saber quién, de todos los militares


participantes en la operación, fue el encargado de disparar el arma de
baja velocidad que ocasionó la muerte de DGM. Esa acción final resulta
indeterminada desde el punto de vista probatorio por la misma dinámica
de los acontecimientos, pues se sabe que para su ejecución la víctima
fue trasladada hasta un lugar incierto, procurándose la impunidad del
hecho, donde cualquiera de los militares estuvo en condiciones de
descerrajar el arma de fuego, no obstante lo cual se presentó una
decisión conjunta dominada por el dolo en cada uno de los partícipes».

COAUTORÍA - Acuerdo: análisis probatorio de las


circunstancias / COAUTORÍA - Configuración

Tesis:

«[…] lo anterior sirve de respuesta a la consideración hecha por el


delegado del Ministerio Público, quien, en el traslado de la demanda,
aboga por la absolución del SLR. HAGH, […].

El error en el razonamiento del representante de la Procuraduría estriba


en omitir que la acción desplegada por el pelotón de soldados no
correspondió a una actividad legítima, propia del servicio militar, esto
es, que las unidades militares no obedecían en este caso a un
despliegue táctico que enfrentó una ofensiva armada, como fue
justificado el episodio, sino a una actuación criminal, donde la
participación de cada uno de sus miembros lejos de llevarse a cabo en el
marco de un combate, se presentó como la aportación a la comisión de
un delito, por lo que las razones referidas a la función institucional no se
correspondían con los hechos acaecidos.

La función asignada a los miembros del pelotón, entre ellos al SLR. G H,


no eran propias de una misión constitucional y, en consecuencia, no
eran ajenos a la ejecución delictiva, quedando establecido con toda
claridad que todos los integrantes de la unidad militar actuaron como
coautores del delito de homicidio, incluso con prescindencia de la
posición interna que cada individuo tuviera sobre la esencialidad de su
aporte para la consecución del propósito común».

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 34134 | Fecha: 05/06/2013


| Tema: SANA CRÍTICA - Concepto: postulados generales Rad: 8787 |
Fecha: 19/11/2003 | Tema: REGLAS DE LA EXPERIENCIA - Concepto

RELEVANTE

Sala de Casación Penal


ID : 527983
M. PONENTE : FERNANDO ALBERTO CASTRO
CABALLERO
NÚMERO DE PROCESO : 46893
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP1483-2017
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de
Antioquia
CLASE DE ACTUACIÓN : SEGUNDA INSTANCIA
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 08/02/2017
FUENTE FORMAL : Constitución Política de Colombia de
1991 art. 91 / Ley 906 de 2004 art.
12, 32-3, 381 / Decreto Ley 100 de
1980 art. 29-2

TEMA: COAUTORIA - Concepto / COAUTORÍA - División del trabajo

Tesis:

«La acusada no hizo ninguna consideración respecto de la importancia


de la supuesta función de prestar seguridad a la tropa que dice haber
desempeñado el soldado JJJD durante el patrullaje en que se perpetró el
homicidio de DFA, tampoco valoró que tuvo conocimiento del propósito
criminal desde antes de salir de la sede militar, no manifestó oposición,
ejerció la labor que se le asignó y al inicio de la investigación ayudó a
sostener la falsa historia de que el occiso era un guerrillero que intentó
atacar al escuadrón con una granada, situaciones que claramente
estructuraban la figura de la coparticipación criminal. Por lo tanto,
persistía la calidad de coautor del homicidio aunque se aceptara la
errada conclusión de que alias “[…]” no accionó el fusil.

Del tema, esta Sala ha explicado:

“…en los casos en que varias personas proceden en una empresa


criminal, con consciente y voluntaria división del trabajo para la
producción del resultado típico, todos los partícipes tienen la calidad de
autores, así su conducta vista en forma aislada no permita una
subsunción en el tipo, porque todos están unidos en el criminal designio
y actúan con conocimiento y voluntad para la producción del resultado
comúnmente querido o, por lo menos, aceptado como probable.

En efecto, si varias personas deciden apoderarse de dinero de un banco,


pero cada una de ellas realiza un trabajo diverso: uno vigila, otra
intimida a los vigilantes, otra se apodera del dinero y otra conduce el
vehículo en el que huyen, todas ellas serán autoras del delito de hurto.
Así mismo si a esa empresa criminal van armados porque presumen que
se les puede oponer resistencia o porque quieren intimidar con el uso de
las armas y como consecuencia de ello se producen lesiones u
homicidio, todos son coautores del hurto y de los atentados contra la
vida, aun cuando no todos hayan llevado o utilizado armas, pues han
participado en el común designio, del cual podrían surgir esos resultados
que, desde luego, han sido aceptados como probables desde el
momento mismo en que se actúa en una empresa de la cual aquellos se
podían derivar”.».

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 47666 | Fecha: 15/06/2016


| Tema: SISTEMA PENAL ACUSATORIO - Estipulaciones probatorias:
valoración, anexos de la estipulación Rad: 43868 | Fecha: 28/10/2015 |
Tema: COAUTORÍA - Concepto / COAUTORÍA - División del trabajo Rad:
C-578 | Fecha: 19/05/1995 | Tema: CAUSALES DE AUSENCIA DE
RESPONSABILIDAD - Orden legítima de autoridad competente: caso de
orden ilícita

SALVAMENTO / ACLARACIÓN / ADICIÓN DE VOTO:


SALVAMENTO DE VOTO: EUGENIO FERNANDEZ CARLIER

SISTEMA PENAL ACUSATORIO - Estipulaciones probatorias: objeto de


las estipulaciones, no pueden ser medios de convicción, elementos
materiales probatorios, evidencia física o informes / SISTEMA PENAL
ACUSATORIO - Estipulaciones probatorias: objeto de las
estipulaciones, hechos / SISTEMA PENAL ACUSATORIO -
Estipulaciones probatorias: concepto
Tesis:
«La estipulación de prueba documental es ilegal, viola el debido proceso,
además que la aceptación de la misma de la que derive responsabilidad
penal afecta la autoincriminación, sin que tales vicios puedan sanearlos
el consentimiento del procesado o de la defensa con la introducción de
las mismas al juicio oral, la violación de garantías no la restablece la
falta de protesta en el momento en que se quebrantan, el defecto se
supera con la materialización efectiva del debido proceso, el derecho de
contradicción, la no autoincriminación y la defensa.

En este caso la prueba estipulada debió excluirse de la valoración


probatoria, lo que no se hizo, por lo que no podía adoptarse decisión
hasta tanto no se saneara el vicio señalado, con la respectiva exclusión,
para determinar si quedaba prueba de la materialidad, autoría y
responsabilidad penal.
El aspecto objetivo del único delito de prevaricato por el que se podía
investigar y juzgar a la incriminada se estableció con la prueba
estipulada, esa prueba documental ha debido solicitarse y decretarse
como tal en la audiencia preparatoria, llevarse al juicio oral e
introducirse con testigo de acreditación y leerse los apartes que se
estimaban relacionados directamente con la ilicitud, lo propio tenía que
hacerse con los demás elementos que integraban el expediente penal, lo
que se omitió y por ende se convirtió ese material probatorio en prueba
trasladada, acudiéndose a un procedimiento propio de la Ley 600 de
2000 y no tolerado por la Ley 906 de 2004.

[…]

En la Ley 906 de 2004 se estipulan hechos concretos, redactados por las


partes y no contenidos de pruebas. Se estípula la fecha, el lugar, la
hora, el arma, una circunstancia concreta de los que puede dar cuenta
una prueba, pero no se pacta o estipula su contenido o la prueba en sí.
[…]

[…]

Si una de las consecuencias de la estipulación es que el hecho


estipulado queda excluido de debate probatorio en el juicio oral, en qué
quedan las garantías del procesado cuando se estipula la resolución
acusada de prevaricadora […]

[…]

A qué se reduce el derecho de defensa, si el criterio de la jurisprudencia


es que sobre lo estipulado no hay debate en el juicio, se da por probado
lo pactado y se excluye de la confrontación. […]

[…]

Se pierde el norte de las instituciones penales cuando a las


estipulaciones se les da el alcance de ser el medio para terminar
rápidamente un proceso, ese propósito fue asignado al allanamiento, a
los preacuerdos o al principio de oportunidad, no a los pactos sobre
hechos, a éstos solo se les autorizó para excluir de prueba y
confrontación a situaciones “circunstanciales” como lo refiere la propia
ley pero no para sustituir lo principal del debate o el debido proceso
probatorio».
CONCURSO HOMOGÉNEO - Prevaricato por acción: no se configura el
concurso cuando varias decisiones se adoptan en una misma
providencia
Tesis:
«[…] en cuanto si en este caso existió o no concurso delictivo, admito
que el tema es polémico y la Sala Mayoritaria ha seguido criterios
aplicados con anterioridad en el sentido que en esta ocasión se adoptan,
solo que por el estudio que he hecho en esta oportunidad no los
comparto, por lo que paso a señalar: no hay concurso homogéneo de
prevaricatos cuando las varias decisiones se adoptan en una misma
providencia, resolución o dictamen, porque la conducta afecta una sola
vez los elementos del tipo penal de prevaricato.

Se condena por la Sala mayoritaria a la procesada por concurso


homogéneo de prevaricatos, desestimándose la censura del apelante, de
unidad delictiva, […]

[…]

La condena proferida contra LÁL por el concurso homogéneo de delitos


de prevaricato está caracterizada porque i) HEPC, JJJD y WMT estaban
involucrados en idénticos hechos y delitos, ii) la investigación y la
preclusión en favor de aquéllos la adoptó la misma funcionaria, la Fiscal
LÁL, iii) en el mismo proceso, providencia y fecha, iv) con unidad de
tarea en la valoración de los hechos y pruebas y, v) el mismo designio o
finalidad con respecto a la preclusión adoptada.

Determinar en qué casos existe o no concurso de conductas punibles no


ha sido una hipótesis uniformemente solucionada por la doctrina y la
jurisprudencia. La historia registra criterios diversos, como el supuesto
de la unidad de acción con pluralidad de actos, la pluralidad de
conductas continuadas con un mismo designio criminoso o el concurso
real o ideal.

Las tres modalidades de conducta delictiva, la unidad de acción, el delito


continuado y el concurso real o ideal, tienen cabida
fenomenológicamente y jurídicamente en el sistema penal colombiano,
pero cada uno con diferente estructura y reproche punitivo».

UNIDAD DE ACCIÓN - Concepto


Tesis:
«Se ha considerado que existe una única conducta no solamente cuando
ésta óntica y jurídicamente es una sola, sino también cuando se
presenta la realización de actos que constituyen una expresión de
aquélla, afectan un mismo bien jurídico no personalísimo y sus
manifestaciones por razón del tiempo, espacio, modo y cantidad
corresponden a la consumación de la misma forma de obrar, en la que
subjetivamente no hay una fractura que desligue un acto de otro, la
acción o el conjunto de actos se tratan como unidad ilícita porque
corresponden a una única conducta jurídica.

[…]

La unidad de acción u omisión delictiva se presenta por la realización de


una acción u omisión materializada con uno o varios actos que son la
expresión de la conducta o de momentos que conjuntamente
estructuran un sólo comportamiento con trascendencia jurídico penal.

En la unidad de acción o pluralidad de actos, la conducta es una, como


también es único el designio criminal y el delito.

El concepto de conducta se formula bajo la consideración que el tipo


penal no registra como supuesto el suceso naturalísimamente ejecutado
sino el normativamente calificado por el legislador como reprochable
penalmente.

En estas condiciones, el tipo penal, como hipótesis jurídica, expresa la


conducta a través de la acción, la omisión o de la comisión por omisión,
las cuales corresponden a una oración típica con sentido completo,
porque recoge además de aquella la necesidad de cumplir con las
condiciones establecidas para los sujetos activo y pasivo, las
circunstancias de modo, tiempo, lugar y cantidad y los ingredientes
normativos y subjetivos, así como los supuestos de antijuridicidad y
culpabilidad para que se presente con autonomía la existencia de la
infracción penal o del delito.

Para los efectos de la postura que asumimos en la dogmática del delito


que se examina, el concurso de reatos o la unidad delictiva con
pluralidad de actos o ilícito continuado, se toman los actos en sentido
restringido, como momentos o manifestación de la misma conducta,
expresión de la misma acción u omisión.

Resulta de la esencia para que se dé un único delito, la unidad de


conducta expresada por una acción o actos que reúnen las
connotaciones de la conducta típica y que exista un único designio o
propósito criminal.

Cuando el bien jurídico tutelado corresponde a los de naturaleza


personalísima, como la vida, la integridad física o sexual, cada agresión
a ese interés protegido constituye una ilicitud penal. En tanto que
cuando son personales, como el patrimonio económico, o impersonales,
como los de carácter institucional, entre éstos la administración pública,
si el plan o designio criminoso es predicable de las circunstancias
específicas, se gestará una unidad de acción delictiva (si la conducta es
una sola) o habrá delito continuado (si hay pluralidad de conductas».

DELITO CONTINUADO - Concepto / DELITO CONTINUADO -


Elementos
Tesis:
«En el delito continuado existe pluralidad de conductas, no de meros
actos, el resultado corresponde a un único delito por la unidad de
designio criminal que es el puente común entre las varias conductas.

En el delito continuado se ejecutan pluralidad de acciones u omisiones,


sobresaliendo su dolo unitario o unidad de resolución o propósito
criminal, éste último es el que genera la unidad normativa como ilicitud
continuada y no la consideración que el resultado final pudiese
obtenerse con una o varias acciones. Fácticamente se caracteriza por la
igualdad del modus operandi.

La configuración del delito continuado requiere que el sujeto agente


realice una pluralidad de comportamientos homogéneos, de acciones u
omisiones, con ofensa de un mismo bien jurídico impersonal,
manteniéndose la unidad de sujeto activo y pasivo, obrar en el que es
común el fin, el propósito o el dolo, es decir, el elemento subjetivo de
las varias conductas en grado consumado o tentado es prolongado o
continuado, obedecen al mismo plan del autor.

En síntesis, en el delito continuado el delito y el designio criminal es


único, existe pluralidad de conductas sancionadas como reato unitario».

CONCURSO - Concepto
Tesis:
«La pluralidad delictiva en el concurso de delitos se obtiene con una
unidad o pluralidad de conductas, de acción u omisión; en los casos de
concurso ideal no hay solución de continuidad (las conductas son
materialmente inseparables), la situación opuesta se presenta en los
casos de concurso real.

Los resultados jurídicos son independientes y separables, en la


pluralidad de adecuaciones típicas no opera el principio de aplicación
exclusiva de una de ellas.
El propósito criminal y la lesión al bien jurídico para cada ilicitud no son
únicos, son escindibles y reiterados en cada una de las conductas
realizadas.

[…]

ÁL realizó acción que considerada desde el punto de vista


naturalístico debe ser asumida como única y normativamente
debe determinarse si se realizó un prevaricato o una pluralidad
de tales ilícitos o sus conductas son propias de un delito
continuado.

El concepto de identidad y además de unidad debe predicarse en este


caso del sujeto activo (la incriminada), lo propio ocurre con las
circunstancias de modo (la resolución con la que la Fiscal 119 Seccional
calificó el sumario adelantado contra HEPC y otros), tiempo (27 de julio
de 2009), lugar (Turbo) y la cantidad de providencias que sirvieron de
instrumento para la conducta que originó la investigación penal (una
sola).

Veamos si la condición de identidad y la situación de ser única o plural


se puede pregonar de la lesión al bien jurídico, del sujeto pasivo, de la
conducta y el elemento subjetivo con que obró la procesada al proferir la
preclusión de la investigación con la resolución del 27 de julio de 2019
en favor de HE PC, JJJD y WMT.

El bien jurídico protegido con el prevaricato por acción es el de la


administración pública en su expresión específica de administrar justicia,
su titular es el Estado, por ende éste es el sujeto pasivo de la conducta
punible.

El sujeto pasivo del prevaricato es singular, por tanto si la ofensa recae


en un número plural de aquéllos habría un concurso de delitos. Esta
regla no se aplica y el delito es único, a pesar de afectarse a varios
titulares, cuando la acción o la omisión ilícita señalada en el verbo recae
en un objeto material vinculado con el bien jurídico, del que no importa
que el titular u ofendido sea una o varias personas naturales o jurídicas.

[…]

La titularidad del bien jurídico en el Estado hace compatible


jurídicamente la solución que se ofrece para el prevaricato en este
salvamento de voto.

El número de beneficiados con la preclusión (HE, JJ y W) adoptada con


la resolución tildada de prevaricadora no tiene incidencia para definir la
pluralidad delictiva, pues aquéllos no tienen la condición de sujetos
pasivos de la conducta prevaricadora, esa condición solamente es propia
del titular del bien jurídico y esa calidad la tiene el Estado en el
prevaricato. Tampoco corresponden a ningún otro elemento del
susodicho tipo penal.

El número de problemas jurídicos resueltos por sí solos no son


suficientes para concluir que la decisión respecto de cada uno de ellos
corresponde a una ilicitud, deben examinarse conjuntamente con las
circunstancias objetivas y subjetivas en las que se tomó la decisión para
determinar si existe una o varias conductas.

A juicio de la primera instancia, el Tribunal de Antioquia, los hechos los


tipifica como un concurso homogéneo de prevaricatos, porque se definía
la situación de sujetos distintos, lo que permite separar jurídicamente en
tres delitos la materialidad, autoría y responsabilidad de LÁL.

La Sala de Casación Penal, con criterio mayoritario, en la decisión de la


que salvo el voto, reafirmó la tesis que en el presente caso se da un
concurso homogéneo de prevaricatos, a pesar que hubiese sido única la
resolución en la que se resolvió el problema jurídico.

Se aduce por la Corte que “cada una de las preclusiones que decretó la
Fiscal LÁL tiene una identidad propia, los destinatarios son distintos
sujetos, su motivación es independiente y las consecuencias jurídicas
son individuales”.

Los argumentos invocados por la Sala mayoritaria de Casación, ninguno


se aviene a los fundamentos que la Ley sustantiva y procesal penal
reclaman para descartar que se cometió un único delito, las reflexiones
de la Corporación no las comparto, porque conforme a lo explicado en
párrafos anteriores los destinatarios de las preclusiones no integran
ningún elemento de la tipicidad de prevaricato, el sujeto pasivo no son
ellos, es otro, el Estado, la motivación era dependiente y conexa dado
que los tres inculpados se juzgaban por los mimos hechos, idéntico
delito y pruebas con resultados comunes, además que siendo la
responsabilidad penal individual ello no quiere decir que no pueda ser la
misma solución en situaciones como la juzgada en donde el dolo o
propósito criminal fue uno solo para la decisión con la que se favoreció a
los procesados».

RELEVANTE

Sala de Casación Penal


ID : 522006
M. PONENTE : FERNANDO ALBERTO CASTRO
CABALLERO
NÚMERO DE PROCESO : 44312
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP16905-2016
PROCEDENCIA : Corte Suprema de Justicia Sala de
Casación Penal
CLASE DE ACTUACIÓN : ÚNICA INSTANCIA
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 23/11/2016
FUENTE FORMAL : Decreto 625 de 1994 art. 1b / Decreto
Ley 100 de 1980 art. 22, 44, 64-1, 66-
7, 66-11 y 186 / Decreto 180 de 1988
art. 7 y 29 / Decreto 2266 de 1991 art.
4 / Constitución Política de Colombia
de 1991 art. 235 núm. 4 / Ley 599 de
2000 art. 29, 31, 60, 61, 61-3, 40, 103
y 104-8 / Ley 600 de 2000 art. 75-6,
233, 237 y 277 / Resolucón 56 de
2001 / Resolucón 83 de 2001 / Ley
906 de 2004 art. 20, 32, 161, 176,
179, 179b, 194 y 481

TEMA: HOMICIDIO AGRAVADO - Con fines terroristas,


demostración / COAUTORÍA - Demostración
Tesis:
«[…] se ha realizado el análisis de la prueba directa, especialmente la de
carácter testimonial, con el propósito de determinar si en MAMM
concurre responsabilidad penal en el delito de homicidio con fines
terroristas imputado (ordinal 5.2). En desarrollo de esa labor se
demostró lo siguiente:

(i) Que la orden de ultimar a LCGS provino de PEEG, por lo que tras
frustrarse un primer atentado en la ciudad de Medellín, se realizaron
varias reuniones para planear otro, así que en una de ellas, con la
asistencia de EG y GRG, se decidió que este último fuera el encargado
de la ejecución material del homicidio, quien a su vez, aprovechando
que era el principal financiador de las autodefensas del Magdalena
medio, comandadas por HJPD, le encomendó a éste esa misión, gracias
a la logística delincuencial que poseía, el cual a su vez designó a JERR
para que en efecto llevara a cabo el ataque;

(ii) Que en el inmediato pasado las autodefensas del Magdalena medio


habían atentado contra la vida de los miembros del movimiento Nuevo
Liberalismo orientado por LCGS, a raíz de las ideas políticas que
difundían y que particularmente se dirigían a combatir la corrupción, el
crimen organizado y el narcotráfico;

(iii) Que JERR tenía conexiones directas con el DAS para obtener
información sobre la actividad pública de LCGS, a fin de poder ejecutar
exitosamente el atentado;

(iv) Que parte del plan para atentar contra LCGS consistía en cambiarle
y debilitarle su escolta, por lo que se debía contar con la participación
del DAS, organismo encargado de su seguridad;

(v) Que LCGS había recibido amenazas contra su vida y que el DAS
estaba en el deber legal de garantizarle la seguridad;

(vi) Que MAMM injustificadamente cambió al jefe del esquema de


seguridad de LCGS y en su reemplazo directamente designó a JATM;

(vii) Que LCGS nunca solicitó al DAS el cambio de su jefe del esquema
de seguridad, pues solo pidió que se le reforzara su protección y se le
mejorara la dotación a sus escoltas;

(viii) Que JATM no tenía la capacitación necesaria para ejercer la función


de jefe de un esquema de seguridad y además había sido investigado
penal y disciplinariamente por faltas graves cuando fue oficial de la
Policía Nacional;

(ix) Que no obstante que LCGS le pidió directamente a MAMM que le


reintegrara al anterior jefe de su esquema de seguridad, MM le
manifestó que JATM era su “hombre de confianza” así que “pondría las
manos por él en el fuego”;

(x) Que JERR, autor material del atentado contra LCGS, se conocía con
JATM, al punto que como el primero fue capturado dentro la
investigación que se le adelantó por la muerte de GS, le pidió a TM que
le hiciera un favor cuando estaba en la cárcel;

(xi) Que JATM no coordinó con las autoridades de Soacha la seguridad


de LCGS para el día de los hechos; así mismo, envío dos de los escoltas
del político al municipio de Villeta, donde al día siguiente daría un
discurso público; intentó cambiar a los escoltas más antiguos de GS; no
subió a la tarima donde éste fue atacado, a pesar de que era su deber
hacerlo por tratarse del jefe del esquema de seguridad; momentos
antes del ataque se alejó de dicho sitio; tras haber sido herido G, se
mantuvo pasivo en lugar de auxiliarlo y; por último, el informe inicial
que presentó para reportar sus actividades el día del atentado no reflejó
lo que en realidad había sucedido;

(xii) Que el día de los hechos JATM alardeó de que en Soacha tenía toda
la seguridad de LCGS bajo absoluto control;

(xiii) Que MAMM tenía conocimiento del atentado que se iba a perpetrar
contra LCGS y;

(xiv) Que MAMM desvió la investigación que se adelantó por la muerte


de LCGS sindicando a personas inocentes e impidiendo que se
judicializaran a los verdades responsables.

Así las cosas, de los hechos hasta aquí demostrados se extraen de


manera lógica las siguientes conclusiones:

(i) Que la orden de asesinar a LCGS fue impartida por PEEG y que el
encargado de materializarla fue GRG, el cual para el efecto echó mano
de HJPD, quien a su vez designó a JERR para que ejecutara el atentado;

(ii) Que JATM fue impuesto por MAMM como jefe del esquema de
seguridad de LCGS, no obstante la inconformidad frente a tal
nombramiento, así expresada y transmitida por el propio político y su
esposa; sino que el Jefe del DAS persistió en ese nombramiento,
pasando por alto la falta de idoneidad y capacidad de TM para ese
encargo, sumado al comportamiento el día de los hechos, el cual
evidenció el incumplimiento de sus funciones;

(iii) Que MAMM tenía conocimiento del atentado que se haría contra
LCGS y que tras concretarse el homicidio desvió las investigaciones
sindicando a personas inocentes y evitó que se conociera la identidad de
los verdaderos responsables.

En esa medida, hasta aquí no hay prueba directa que señale a MAMM
como coautor del delito de homicidio con fines terroristas en la persona
de LCGS.

No obstante, de los hechos antes reseñados se extrae que MM realizó


algunas conductas y que tuvo vínculos con personas relacionadas con el
homicidio de LCGS.

Por tanto, corresponde examinar si del comportamiento de MAMM y de


la manera como se consolidaron sus vínculos con algunas personas
relacionadas con el homicidio del líder político, es posible deducirle
responsabilidad en el homicidio de LCGS, para lo cual se acudirá a la
prueba indiciaria, sin que en esa labor se pierdan de vista los medios de
convicción directos, por lo que se hará la valoración conjunta de unos y
otros.

Al efecto, inicialmente resulta necesario recordar que una vez PEEG


tomó la decisión de dar muerte a LCGS, se encargó de esa tarea, como
ya se dijo, a GRG, quien de inmediato delegó esa misión a HJPD,
comandante de la autodefensas del Magdalena medio, el que presto
escogió a JERR para materializarla.

Al respecto importa mencionar, conforme se dejó plasmado al analizar la


responsabilidad de MAMM en el delito de concierto para delinquir
agravado por promover las autodefensas del Magdalena medio, que éste
tuvo una estrecha relación con HJPD, su comandante.

Sobre esa relación se refirieron AJBA, alias […], al manifestar que a PD y


MM los unía el interés de combatir a la subversión; JAHV, alias […],
también puso de presente ese nexo, particularmente porque presenció
una reunión entre los mismos y conoció que M le brindaba información a
P sobre los operativos judiciales y órdenes de captura en contra de los
miembros de su organización ilegal para evitar que fueran judicializados
o privados de la libertad.

Por su parte, IRDG, alias […], y DFMB, alias […], coincidieron en afirmar
que dada la “amistad” entre MAMM y HJPD, el grupo al margen de la ley
de este último no era perseguido; en tanto que WJP, hermano de PD,
dio cuenta que presenció encuentros entre éste y M.
A partir de la anterior prueba testimonial queda demostrado el hecho
indicador de que para la época del homicidio de LCGS, entre HJP, quien
estaba al margen de la ley, y MAMM, Director del DAS, existía un vínculo
estrecho.

En esa medida, como MAMM, en su condición de Director del DAS, se


prestó para filtrarle información a HJPD, reconocido delincuente, para
frustrar los operativos diseñados por las autoridades con el objetivo de
darle captura junto a los demás miembros de su organización, se infiere
que MM estaba en disposición de ayudarlo a materializar otros planes
criminales, como finalmente lo hizo para llevar a cabo el atentado contra
LCGS.

Cabe agregar que lo anterior concuerda con el hecho demostrado según


el cual para asesinar al doctor LCGS, sus enemigos habían previsto
como necesario contar con la colaboración del DAS.

[…]

Así las cosas, se observa que a la estrecha relación que existió entre
MAMM, como Director del DAS, con HJPD, comandante de las
autodefensas del Magdalena medio, lo que permitió concluir que el
primero tenía la disposición de ayudar al último, sin importarle que
estaba al margen de la ley, se agrega el hecho de que JERR, ejecutor
material del atentado contra LCGS, fue escogido por el propio PD para
que cumpliera ese cometido porque además tenía “amistades” con “los
del DAS”.

Ahora, volviendo al plan criminal que se fraguó para atentar contra


LCGS, se tiene que como parte de él estaba el cambiarle la escolta.

[…]

Al respecto se observa que MAMM, para la época de los hechos, directa


y unilateralmente designó a JATM en reemplazo de VJC, como el nuevo
jefe del esquema de seguridad de LCGS.

[…]

En esa medida, si bien es cierto que MAMM le cambió el jefe del


esquema de seguridad a LCGS, ese solo hecho no demuestra la
participación del primero en la muerte del segundo. Empero, del
material probatorio surgen hechos y circunstancias adicionales que
analizados en conjunto llevan a la certeza de que MM es responsable del
homicidio con fines terroristas del que fuera víctima GS.

[…]

A lo que hasta aquí se ha dicho en torno a JAT, es decir, su reprochable


desempeño profesional anterior y carencia de idoneidad para
desempeñarse como jefe de escoltas, se debe agregar que MAMM lo
referenció como “persona de confianza”, según lo refirió GP, esposa de
GS, el hijo de éstos, CF, y LPS, secretaria del político, quien añadió que
MM dijo que “pondría las manos por él en el fuego”

Entonces, si MAMM nombró a JATM como jefe de escoltas de LCGS


porque según él era su “persona de confianza” y “pondría las manos por
él en el fuego”, esto quiere decir que MM conocía a TM muy bien al
punto de recomendarlo de manera tan incondicional.

En esa medida, la conducta de JATM no puede considerarse negligente,


sino claramente dirigida a desproteger al candidato para que fuera fácil
blanco de sus enemigos, por tanto, no se trató de una falta de idoneidad
de TM, sino de su evidente compromiso con el plan criminal y cuyo éxito
MAMM quiso asegurar poniendo al frente de la protección del objetivo a
una persona de su plena confianza comprometida con el resultado.

En otras palabras, es claro que MAMM en modo alguno quería que LCGS
contara con la mejor escolta en aras de garantizarle su seguridad, pues
no puede perderse de vista que GS era una de las personas más
amenazadas del país, situación plenamente conocida por MM.

A lo anterior se suma, como quedó demostrado, que el día del homicidio


de LCGS, JAT no subió a la tarima donde fue abaleado el político en cita,
según lo refirieron los escoltas PNAB, LAC y BSV, precisando este último
que por el contrario TM se alejó del lugar instantes previos al atentado,
a pesar de que era su deber estar al lado de la persona protegida para
garantizar su seguridad como lo puso de presente AB. De esto se sigue
que TM sabía que se iba a llevar a cabo el ataque y por eso se alejó en
protección de su propia integridad personal, dejando solo a GS.

Por tanto, se constata que no solo JATM tenía un pasado cuestionado y


carecía de idoneidad, con lo cual es patente que no era prenda de
garantía para velar por la seguridad de LCGS, contrario a lo afirmado
por MAMM, sino que sabía del plan fraguado para asesinarlo, el cual
también era de conocimiento de MM.

Del conocimiento que tenía MAMM del plan para atentar contra la vida
de GS dio cuenta REHG, […].

Pero REHG no fue el único que hizo referencia a la circunstancia de que


MAMM tuvo conocimiento de la maquinación encaminada a ultimar a GS,
sino que de ello hizo alusión MRO, […].

Sobre el mismo particular, es decir, que MM sabía del plan para atentar
contra LCGS, se ofrece oportuno recordar que IRDG, alias […], en
declaración del 28 de abril de 2009, al referirse a lo que le confesó
Jaime Eduardo Rueda Rocha, autor material del asesinato de Galán
Sarmiento, sostuvo que éste le “mencionó un señor TORREGROZA del
DAS como su cómplice en el magnicidio y al entonces director del DAS,
general ALFREDO MAZA MÁRQUEZ, quien según… RUEDA ROCHA, había
acordado con el señor HENRY PÉREZ, la vuelta, refiriéndose al homicidio
del doctor LUIS CARLOS GALÁN”.

[…]

A la prueba que se acaba de rememorar con el propósito de constatar


que MAMM tenía conocimiento del atentado fraguado contra LCGS, se
suma otro hecho no menos indicativo de su compromiso penal.

[…]

[…] del hecho plenamente demostrado que MAMM desvió las


investigaciones y que conscientemente culpó a un inocente, se infiere
que tenía la intención de encubrir al verdadero autor material del
asesinato del doctor G, frente al que sabía su identidad y, si ello fue así,
era porque estaba comprometido en la realización del crimen.

De todo lo analizado se concluye sin dificultad, que MAMM, Director del


DAS, como se demostró suficientemente, tenía tratos con HJPD,
comandante de las autodefensas del Magdalena medio.

Así mismo, que MM se conocía con JATM, al punto que lo calificó como
su “persona de confianza” y respecto del cual “pondría las manos por él
en el fuego”, a quien designó como jefe del esquema de seguridad de
LCGS.

También se demostró que JATM se conocía con JERR, quien fue el autor
material del homicidio de LCGS.

Además, se comprobó que tanto MAMM como JATM, sabían del plan que
existía para atentar contra la vida de LCGS.
Igualmente, se demostró que parte esencial del plan para asesinar a
LCGS consistía en cambiarle la escolta y debilitársela, lo que en efecto
realizó MAMM, a través de JATM, quien de manera sistemática, efectuó
una serie de acciones dirigidas a propiciar la desprotección del político
en su salida proselitista en Soacha, toda vez que para la fecha del
evento el hombre por el cual MM “pondría las manos… en el fuego”,
ordenó una avanzada a otro sitio reduciendo la escolta, no asumió el
liderazgo del esquema de protección durante todo el día, tampoco
coordinó, contrario a lo que sostuvo, la presencia de la Policía Nacional
en la plaza del municipio de Soacha, no acompañó en la tarima a GS
como era su deber, pues se alejó convenientemente momentos antes
del accionar sicarial y después afirmó, en contra de lo probado, que
había intervenido activamente en el momento del atentado para
defender a su protegido.

Esto, por tanto, permite afirmar que el encargo de HJPD —comandante


de las Autodefensas del Magdalena medio—, de debilitar el esquema de
seguridad de LCGS, según lo sostuvo AJBA, alias […], se cumplió al pie
de la letra por MAMM, pues recuérdese que JATM fue puesto como jefe
del esquema de seguridad por aquél y, según se expuso ampliamente
en precedencia, cumplió esa tarea a cabalidad.

A su vez, para asegurar la impunidad de los verdaderos antores


materiales, MM desvió la investigación sindicando a inocentes, tanto
ante los medios de comunicación como frente a las autoridades
judiciales y administrativas.

Los anteriores elementos probatorios, directos e indirectos, analizados


en conjunto conforme a las reglas de la sana crítica, brindan a la Corte
el convencimiento más allá de toda duda razonable, de que el acusado
MAMM, es responsable a título de coautor del homicidio con fines
terroristas perpetrado contra la humanidad del líder político LCGS, pero
también, en las personas del concejal JCPS y los escoltas SCJ y PNAB—
este último en el grado de tentativa—, por consiguiente, se le impartirá
sentencia condenatoria por este hecho.

[…]

En conclusión, frente al asunto que convoca la atención de la Sala,


quedó demostrada la existencia de un acuerdo común entre las
autodefensas del Magdalena medio y MAMM, para que éste se sumara a
la consecución de los protervos fines de tal organización criminal, entre
ellos, la muerte de LCGS, siendo su aporte significativo, el cual
constituye la base para predicar la coautoría impropia, la ayuda que
brindó para debilitar su esquema de seguridad del político, contribución
sin la cual no se hubiera logrado consumar tal crimen».

COAUTORÍA IMPROPIA - Concepto / COAUTORÍA IMPROPIA -


Elementos
Tesis:
«Sobre el tema de la coautoría por distribución de funciones, también
conocida como impropia, conviene mencionar que alude a la realización
mancomunada de la conducta punible que, por tanto, supone la
participación plural de sujetos activos en el delito cuyo actuar típico se
consolida en razón de un cometido común, valga decir, que el
comportamiento punible se asume con división de trabajo existiendo
para el efecto un acuerdo de voluntades que puede ser previo o
coetáneo y, a su vez, expreso o tácito.

Por tanto, es propio de esta forma de participación criminal que en la


producción del resultado típico, los distintos intervinientes en la empresa
criminal desarrollen cada uno por su cuenta una parte del trabajo
delictivo y que la misma valorada aisladamente, en principio no se
subsuma en el respectivo tipo penal, por lo que no se debe estimar la
realización material de cada cual, sino que se ha de apreciar que la
proporción de cada actuar llevado a cabo conduce efectivamente al
resultado integral de la acción.

La coautoría impropia, se precisa, envuelve dos aspectos. El subjetivo,


es decir, que haya un acuerdo mancomunadamente establecido, en
donde cada uno de los ejecutores de la conducta punible asume el
hecho como propio porque forma parte de una colectividad delictiva con
un propósito definido, pues está incluido dentro de una obra global, esto
es, la ejecutada por todos los que concurren a su realización, de manera
que su tarea se cumple con interdependencia funcional.

Ahora, la coautoría impropia también tiene un aspecto objetivo, el cual


hace alusión al codominio funcional del hecho, entendido este como que
los varios individuos, sin sometimiento, dependencia o subordinación de
uno o unos de ellos a otro u otros de ellos, se dirigen a la misma
finalidad con un comportamiento esencial, mirado no en términos
absolutos sino relativos, a lo que se debe sumar el aporte significativo
durante la ejecución del hecho, es decir, la contribución de algo
trascendente para la comisión del delito».
JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 38079 | Fecha: 20/01/2012
| Tema: FUERO - Director de Departamento Administrativo Rad: 33118 |
Fecha: 13/05/2010 | Tema: DELITOS DE LESA HUMANIDAD - No
requiere de la existencia de un conflicto para su caracterización /
DELITOS DE LESA HUMANIDAD - No requiere de la existencia de un
conflicto para su caracterización Rad: 34180 | Fecha: 23/05/2012 |
Tema: DELITOS DE LESA HUMANIDAD – Principio de legalidad /
DELITOS DE LESA HUMANIDAD – Prescripción: son delitos
imprescriptibles Rad: 32912 | Fecha: 10/08/2010 | Tema: INDICIO -
Valoración probatoria / INDICIO - Concepto Rad: 36784 | Fecha:
28/04/2015 | Tema: INDICIO - Valoración probatoria / INDICIO -
Concepto Rad: 30380 | Fecha: 22/09/2010 | Tema: DELITOS DE LESA
HUMANIDAD – Prescripción: son delitos imprescriptibles Rad: 22825 |
Fecha: 21/05/2009 | Tema: TESTIGO DE OÍDAS - Valoración probatoria
Rad: 32912 | Fecha: 11/08/2010 | Tema: INDICIO - Valoración
probatoria Rad: 32863 | Fecha: 03/02/2010 | Tema: TESTIMONIO -
Apreciación probatoria: la condición del testigo no implica su falta de
credibilidad, condenado por otros delitos Rad: 31761 | Fecha:
13/07/2011 | Tema: TESTIMONIO - Apreciación probatoria: la condición
del testigo no implica su falta de credibilidad, condenado por otros
delitos Rad: 30716 | Fecha: 03/02/2016 | Tema: TESTIMONIO -
Apreciación probatoria: la condición del testigo no implica su falta de
credibilidad, condenado por otros delitos Rad: 26055 | Fecha:
17/09/2008 | Tema: TESTIMONIO - Apreciación probatoria:
contradicciones Rad: 29351 | Fecha: 30/10/2008 | Tema: TESTIMONIO
- Apreciación probatoria: contradicciones Rad: 22698 | Fecha:
09/11/2006 | Tema: COAUTORÍA IMPROPIA - Concepto / COAUTORÍA
IMPROPIA - Elementos Rad: C-792 | Fecha: 29/10/2014 | Tema:
SENTENCIA - Condenatoria: impugnación según la sentencia C-792 de
2004, no aplica a casos adelantados bajo ley 600 de 2000 / SENTENCIA
- Condenatoria: proferida en única instancia, impugnación según la
sentencia C - 792 de 2014, imposibilidad de cumplirla sino se expide la
ley que regule / CORTE SUPREMA DE JUSTICIA - Sala Penal: carece de
superior funcional Rad: SU-215 | Fecha: 28/04/2016 | Tema:
SENTENCIA - Condenatoria: impugnación según la sentencia C-792 de
2004, no aplica a casos adelantados bajo ley 600 de 2000 / SENTENCIA
- Condenatoria: proferida en única instancia, impugnación según la
sentencia C - 792 de 2014, imposibilidad de cumplirla sino se expide la
ley que regule / CORTE SUPREMA DE JUSTICIA - Sala Penal: carece de
superior funcional Rad: 36784 | Fecha: 10/05/2016 | Tema: SENTENCIA
- Condenatoria: impugnación según la sentencia C-792 de 2004, no
aplica a casos adelantados bajo ley 600 de 2000 / SENTENCIA -
Condenatoria: proferida en única instancia, impugnación según la
sentencia C - 792 de 2014, imposibilidad de cumplirla sino se expide la
ley que regule / CORTE SUPREMA DE JUSTICIA - Sala Penal: carece de
superior funcional Rad: 39156 | Fecha: 18/05/2016 | Tema: SENTENCIA
- Condenatoria: impugnación según la sentencia C-792 de 2004, no
aplica a casos adelantados bajo ley 600 de 2000 / SENTENCIA -
Condenatoria: proferida en única instancia, impugnación según la
sentencia C - 792 de 2014, imposibilidad de cumplirla sino se expide la
ley que regule / CORTE SUPREMA DE JUSTICIA - Sala Penal: carece de
superior funcional Rad: 37462 | Fecha: 25/05/2016 | Tema: SENTENCIA
- Condenatoria: impugnación según la sentencia C-792 de 2004, no
aplica a casos adelantados bajo ley 600 de 2000 / SENTENCIA -
Condenatoria: proferida en única instancia, impugnación según la
sentencia C - 792 de 2014, imposibilidad de cumplirla sino se expide la
ley que regule / CORTE SUPREMA DE JUSTICIA - Sala Penal: carece de
superior funcional Rad: 34282 | Fecha: 25/05/2016 | Tema: SENTENCIA
- Condenatoria: impugnación según la sentencia C-792 de 2004, no
aplica a casos adelantados bajo ley 600 de 2000 / SENTENCIA -
Condenatoria: proferida en única instancia, impugnación según la
sentencia C - 792 de 2014, imp

Sala de Casación Penal


ID : 515981
M. PONENTE : EUGENIO FERNÁNDEZ CARLIER
NÚMERO DE PROCESO : 48213
NÚMERO DE PROVIDENCIA : AP7135-2016
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Cali
CLASE DE ACTUACIÓN : REVISIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO
FECHA : 19/10/2016
FUENTE FORMAL : Ley 600 de 2000 art. 75-2, 220 y 222 /
Decreto 2700 de 1991 art. 1 y 3

TEMA: ACCIÓN DE REVISIÓN - Demanda: requisitos / ACCIÓN DE


REVISIÓN - Hecho y prueba nuevos: deben ser relevantes para
cambiar el sentido del fallo / COAUTORÍA - Configuración
Tesis:
«De conformidad con lo establecido en el artículo 222 del estatuto
procesal penal, constituyen presupuestos formales para la admisión de
la demanda: i) se determine la actuación procesal cuya revisión solicita,
con la concreción del despacho que profirió el fallo; ii) el delito o delitos
que motivaron la actuación procesal; iii) la causal que se invoca y los
fundamentos de hecho y de derecho en que se apoya la solicitud; iv) la
relación de las pruebas que fundamentan la petición; v) el aporte de
copia de las sentencias de primera y segunda instancia y de casación,
según el caso; y, vi) constancia de su ejecutoria, exigencias frente a las
cuales ninguna objeción admite la demanda instaurada.

No obstante lo anterior, se observa una falencia en relación a las


causales en que pretende apoyar su requerimiento el libelista, pues
adujo como prueba nueva el documento suscrito por MH, recibido en
febrero de la anualidad por su representada en el establecimiento
carcelario donde se encuentra recluida y en el que señala la manera
como aparentemente cometió el homicidio, puntualizando
indubitablemente la inocencia de AG en la perpetración del mismo.

Por tanto, tratándose del motivo contemplado en el numeral 3º, el


accionante no debe limitarse a enunciar la causal e indicar las pruebas
ex novo, sino que dentro del desarrollo del mismo le compete poner de
presente con la mayor suficiencia y claridad, que tal prueba de haber
sido conocida antes de emitirse el fallo, tenía la virtualidad de modificar
la decisión adoptada e inducir por supuesto a proferir una
diametralmente distinta, para el caso concreto, mutar la declaración de
condena contenida en la sentencia por una de carácter absolutorio.

[…]

Es decir, se exige una postulación encaminada a acreditar, con apoyo en


las pruebas allegadas y asumidas como “nuevas” que la verdad
formalmente declarada en el fallo no corresponde a la realidad, esto es,
que la sentencia atacada se muestra materialmente injusta, empero, en
el asunto, surge diáfanamente paradójico tener como prueba nueva un
documento como el allegado, pues el mismo no logra derruir la
responsabilidad de EAG en los punibles de homicidio en concurso con
fabricación, tráfico y porte de armas de fuego.

En el caso sub examine, se advierte que el desarrollo argumentativo de


la causal aducida es prácticamente inexistente, pues lo que pretende el
demandante es convalidar la inocencia de EAG atendiendo la
manifestación hecha por una tercera persona que se incrimina, pero que
a su vez resalta su pretensión de no asumir la responsabilidad penal por
tales hechos.

Tal aseveración a juicio de esta Sala resulta tanto desacertada como


improcedente, atendiendo a que en las diferentes etapas de la actuación
penal, se tuvo conocimiento de la participación de dos personas en la
ejecución de las conductas punibles, lo que origina que la prueba nueva
allegada por el demandante, de ninguna manera logra remover la
responsabilidad penal en calidad de coautora de AG».

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 36689 | Fecha: 16/10/2013


| Tema: ACCIÓN DE REVISIÓN - Hecho y prueba nuevos: deben ser
relevantes para cambiar el sentido del fallo Rad: 38311 | Fecha:
13/08/2012 | Tema: ACCIÓN DE REVISIÓN - Condena contra dos o más
personas por delito que no pudo cometer sino una o un número menor
de las sentenciadas Rad: 39618 | Fecha: 11/12/2013 | Tema: ACCIÓN
DE REVISIÓN - Condena contra dos o más personas por delito que no
pudo cometer sino una o un número menor de las sentenciadas Rad:
43678 | Fecha: 28/05/2014 | Tema: ACCIÓN DE REVISIÓN - Condena
contra dos o más personas por delito que no pudo cometer sino una o
un número menor de las sentenciadas

Sala de Casación Penal


ID : 515726
M. PONENTE : LUIS ANTONIO HERNÁNDEZ BARBOSA
NÚMERO DE PROCESO : 47576
NÚMERO DE PROVIDENCIA : AP7072-2016
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de
Antioquia
CLASE DE ACTUACIÓN : REVISIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO
FECHA : 18/10/2016
FUENTE FORMAL : Ley 600 de 2000 art. 220 y 222

TEMA: ACCIÓN DE REVISIÓN - Condena contra dos o más personas


por delito que no pudo cometer sino una o un número menor de las
sentenciadas / COAUTORÍA IMPROPIA - Configuración: relevancia de
la presencia en el lugar de los hechos, análisis probatorio

Tesis:

«[…] tampoco acreditó el profesional la configuración de la causal de


revisión invocada, la cual tiene lugar cuando se haya condenado a dos
(2) o más personas por un delito que no hubiese podido ser cometido
sino por una o un número menor de las sentenciadas.

En efecto, el abogado cuestionó la atribución de responsabilidad de


RAGA en el punible, con el argumento de que éste no tuvo conocimiento
y tampoco participó en la ejecución del homicidio, conforme algunos
testimonios que obran en la actuación. Con ello, su postulación, se
dirige a discusiones propias de las instancias o del recurso de casación,
por completo ajenas a la naturaleza y fines de la revisión (Cfr. CSJ AP,
25 Jun 2014, Rad. 43620, entre otras).

No acreditó que a través de los hechos probados, surge de forma


objetiva e indiscutible, frente al caso concreto, que el delito solo pudo
ser cometido por una persona o por un número inferior a las
condenadas.

Al contrario, en el proceso penal se demostró, sin equívocos, que se


trató de una acción mancomunada en la cual los integrantes de la
compañía Borrasca Tres, entre ellos el sentenciado GA, conocían que se
iba a simular un combate en el que se haría pasar a un civil como un
guerrillero dado de baja en una confrontación armada, con el objeto de
congraciarse con su superior y obtener beneficios.

Además, se estableció que GA cumplió dentro del plan criminal, con el


rol de permanecer en el sitio que le indicó su comandante y no
intervenir, mientras que sus compañeros cometieran materialmente el
homicidio. Lo que condujo a la determinación de su responsabilidad
penal y la consecuente condena por el cargo de homicidio agravado.

En esas condiciones, resulta legítima la deducción de responsabilidad


penal contra éste como coautor impropio porque el ilícito mencionado
admite la intervención de un número plural de sujetos, entre los que se
pueden incluir múltiples autores, quienes asumen deliberadamente la
ejecución de los hechos delictivos y sus consecuencias».

Sala de Casación Penal


ID : 515728
M. PONENTE : LUIS ANTONIO HERNÁNDEZ BARBOSA
NÚMERO DE PROCESO : 46775
NÚMERO DE PROVIDENCIA : AP7074-2016
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Única de San
Andrés, Providencia y Santa Catalina
CLASE DE ACTUACIÓN : REVISIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO
FECHA : 18/10/2016
FUENTE FORMAL : Ley 599 de 2000 art. 376 y 384-3 /
Ley 906 de 2004 art. 192-6 // Ley 890
de 2004 art. 14 / Ley 1121 de 2006
art. 26

TEMA: ACCIÓN DE REVISIÓN - Causales:


demostración / COAUTORÍA - División del trabajo

Tesis:

«[…] los argumentos expuestos por la apoderada judicial de BV, no


buscan demostrar el cumplimiento de la causal invocada, sino que
apuntan a controvertir la legalidad de los fallos de instancia, cuya
enmienda no corresponde a la acción rescisoria.

En efecto, no señaló cuál es la prueba falsa que soportó el fallo objeto


de revisión, toda vez que se limitó a controvertir la labor realizada por
los funcionarios que adelantaron la investigación y la responsabilidad
colectiva endilgada a los acusados, aduciendo que no fue imputado el
delito de concierto para delinquir, por cuya razón no podía atribuírseles
la totalidad de la droga incautada. Sin embargo, olvida que se les
condenó a título de coautores del punible de tráfico, fabricación y porte
de estupefacientes agravado (Art. 376 y Art. 384-3 del Código Penal), al
encontrarse que actuaron en forma mancomunada y con división de
trabajo».

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 23085 | Fecha: 16/03/2005


| Tema: ACCIÓN DE REVISIÓN - Prueba falsa: demostración a través de
sentencia ejecutoriada Rad: 45249 | Fecha: 08/09/2015 | Tema:
ACCIÓN DE REVISIÓN - Prueba falsa: demostración a través de
sentencia ejecutoriada Rad: 43677 | Fecha: 21/01/2015 | Tema:
ACCIÓN DE REVISIÓN - Prueba falsa: demostración a través de
sentencia ejecutoriada

RELEVANTE
Sala de Casación Penal
ID : 506163
M. PONENTE : LUIS GUILLERMO SALAZAR OTERO
NÚMERO DE PROCESO : 42477
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP12792-2016
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de
Cundinamarca
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 07/09/2016
FUENTE FORMAL : Ley 599 de 2000 art. 31, 83, 84, 116 y
117 / Ley 906 de 2004 art. 189, 292 y
340

TEMA: COAUTORÍA IMPROPIA - Diferencia con la coautoría


propia / COAUTORÍA IMPROPIA - División del trabajo / COAUTORÍA
IMPROPIA - Principio de imputación reciproca / COAUTORÍA
IMPROPIA - Se presenta / FALSO JUICIO DE EXISTENCIA - Por
suposición: no se configura
Tesis:
«El casacionista y en algunos pasajes la Delegada de la Procuraduría,
confunden coautoría propia con la impropia al exigir la existencia de
prueba que demuestre que fue éste o aquél procesado el que
materialmente propinó el golpe o el disparo a una u otra víctima, no
obstante ser claro que la primera se presenta cuando varios individuos
mediante acuerdo previo o concomitante realizan la conducta, pero
todos actualizan el verbo rector definido en el tipo; que en la segunda
hay división de trabajo, al punto que incluso algunos pueden realizar
comportamientos objetivamente impunes, pero que por el acuerdo
expreso o tácito de voluntades y la identidad en el delito se hacen
responsables de todo.

En estos casos de coautoría impropia, la producción del resultado típico


es producto de la voluntad común, en forma tal que si bien en principio
podría afirmarse que cada conducta aisladamente valorada no posibilita
su directa adecuación, el común designio que ata a la totalidad de
cuantos intervienen con actos orientados a su ejecución, rechaza un
análisis sectorizado de cada facción e impone por la realización
mancomunada que desarrolla el plan urdido, que sólo pueda explicarse
bajo la tesis de la coautoría impropia, en tanto compromete a todos los
copartícipes como si cada uno hubiere realizado la totalidad del hecho
típico y no, desde luego, por la porción que le fue asignada o finalmente
ejecutó.

Por ello el referido argumento del casacionista deviene inadmisible,


porque desconoce el principio de imputación recíproca propio de esta
clase de coautoría, según el cual los resultados lesivos que cada uno de
los partícipes realice les serán atribuibles a los demás.

Que en términos del demandante no se hubiere probado que fue alguno


de los tres procesados el que disparó un arma de fuego contra JP o que
alguno de ellos fue el que golpeó a LH, o que no hay, según la agencia
del Ministerio Público, prueba de que PR ejecutó aquél o este
comportamiento, ello en nada exime de responsabilidad a los
sentenciados, porque de conformidad con el citado principio de
imputación recíproca que gobierna la coautoría, cuando para la
ejecución de la conducta existe acuerdo de voluntades, tácito o expreso,
los resultados lesivos que perpetre cada uno de los coautores en orden a
la realización del plan común son imputables a todos los demás,
incluyendo aquellas contribuciones que individualmente consideradas no
sean constitutivas de delito.

También desconoce el censor que en cuanto hace al acuerdo éste puede


ser previo o concomitante al hecho ilícito y tácito o expreso, no
necesariamente ha de ser antecedente ni explícito.

En tales condiciones y como ya se dijo, dado lo transcrito textualmente


sobre la argumentación del ad quem, no es cierto que éste haya dado
por probados unos hechos sin indicar cuál prueba los sustentaba,
tampoco lo es que nunca se señaló de donde derivó el acuerdo previo, o
el aporte esencial en fase ejecutiva, valga simplemente advertir cómo a
su demostración llegó por la conjunción de una vía directa y otra
inferencial no sólo a partir de constatar con las pruebas dichas la
presencia de los acusados en el lugar y de su personal agresión por
algunos contra las víctimas, sino por las circunstancias antecedentes
que permitieron establecer su oposición al relleno sanitario y la eventual
incursión en vías de hecho violentas si se persistía en él, a juzgar por las
amenazas de que fue sujeto el ingeniero GD.

[…]

No hay en el anterior contexto elemento de juicio alguno que permita


señalar que el juzgador supuso la prueba del acuerdo y del aporte
significativo en fase de ejecución; por el contrario, lo que se observa es
que a través de indicios, ya antes explicados con suficiencia, dio por
acreditados tales elementos compositivos de la coautoría impropia a
partir de la presencia de los acusados en el lugar de los hechos, de la
actitud de liderazgo asumida por los mismos, del porte de un arma
contundente por PR o de la pretensión de F de ocultar infructuosamente
su identidad.

Por eso, esta censura, ni la petición del Ministerio Público, pueden


prosperar».

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 21529 | Fecha: 07/07/2006


| Tema: SISTEMA PENAL ACUSATORIO - Juicio oral: facultades de las
víctimas, no pueden interrogar a los testigos, efectos cuando lo hacen
Rad: C-209 | Fecha: 21/03/2007 | Tema: SISTEMA PENAL ACUSATORIO
- Víctimas: facultades, límites Rad: 30612 | Fecha: 03/02/2010 | Tema:
SISTEMA PENAL ACUSATORIO - Juicio oral: facultades de las víctimas,
no pueden interrogar a los testigos, efectos cuando lo hacen Rad: 35676
| Fecha: 28/11/2012 | Tema: SISTEMA PENAL ACUSATORIO - Juicio
oral: facultades de las víctimas, no pueden interrogar a los testigos,
efectos cuando lo hacen Rad: 35676 | Fecha: 28/11/2012 | Tema:
SISTEMA PENAL ACUSATORIO - Víctimas: facultades, límites

Sala de Casación Penal


ID : 489613
M. PONENTE : LUIS ANTONIO HERNÁNDEZ BARBOSA
NÚMERO DE PROCESO : 46318
NÚMERO DE PROVIDENCIA : AP4064-2016
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Ibagué
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO
FECHA : 29/06/2016
FUENTE FORMAL : Ley 599 de 2000 art. 135 / Ley 906 de
2004 art. 183 y 184

TEMA: DEMANDA DE CASACIÓN - Principio de corrección material:


obligación de que corresponda a la realidad procesal / COAUTORÍA
IMPROPIA - Configuración / IN DUBIO PRO REO - El grado de
certeza lo excluye de plano
Tesis:
«El actor atribuyó a los sentenciadores haber admitido no estar
demostradas en el proceso las actividades desplegadas por el procesado
APO y que, en consecuencia, “no se logró comprobar el concreto uso
indebido del arma de dotación oficial” por parte del antes mencionado.
Sin embargo, con tales afirmaciones quebrantó nuevamente el principio
de corrección material, pues muy distintas fueron las conclusiones de los
falladores.

En efecto, el a quo dejó por sentado que todos los acusados, sin
excepción, dispararon en contra de la víctima. Es cierto sí que reconoció
no estar demostrado en el plenario exactamente cuál de los proyectiles
produjo su deceso, pero, precisamente por ello, tanto el juzgado como
el Tribunal estimaron que la responsabilidad de aquéllos surgía a partir
del fenómeno de la coautoría impropia, en cuya virtud todos actuaron
mediando un acuerdo común y con división de tareas en búsqueda del
propósito perseguido, cual era obtener la muerte de IG.

Si, por tanto, los falladores no abrigaron duda alguna acerca de la


responsabilidad de PO, equivocada se torna la vía casacional
seleccionada por el actor para derrumbar el fallo de condena, pues en
esos términos no resulta factible predicar la falta de aplicación de la
norma sustancial que consagra el principio in dubio pro reo».

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 24668 | Fecha: 06/04/2006


| Tema: PRINCIPIO DE CONGRUENCIA - Modalidades Rad: 27518 |
Fecha: 28/11/2007 | Tema: PRINCIPIO DE CONGRUENCIA -
Modalidades Rad: 29338 | Fecha: 08/10/2008 | Tema: PRINCIPIO DE
CONGRUENCIA - Modalidades Rad: 26468 | Fecha: 27/07/2007 | Tema:
PRINCIPIO DE CONGRUENCIA - Se debe respetar el eje central o núcleo
básico de la acusación Rad: 28649 | Fecha: 03/06/2009 | Tema:
PRINCIPIO DE CONGRUENCIA - Se debe respetar el eje central o núcleo
básico de la acusación Rad: 41523 | Fecha: 15/10/2014 | Tema:
PRINCIPIO DE CONGRUENCIA - Se debe respetar el eje central o núcleo
básico de la acusación Rad: 26846 | Fecha: 02/05/2012 | Tema:
DEMANDA DE CASACIÓN - Principio de corrección material: obligación
de que corresponda a la realidad procesal Rad: 6472 | Fecha:
21/11/2002 | Tema: REGLAS DE LA EXPERIENCIA - Diferentes de las
reglas de la lógica Rad: 18787 | Fecha: 19/11/2003 | Tema: REGLAS DE
LA EXPERIENCIA - Diferentes de las reglas de la lógica Rad: 34134 |
Fecha: 05/06/2013 | Tema: REGLAS DE LA EXPERIENCIA - Diferentes
de las reglas de la lógica Rad: 42606 | Fecha: 24/09/2014 | Tema:
REGLAS DE LA EXPERIENCIA - Diferentes de las reglas de la lógica Rad:
38842 | Fecha: 27/06/2012 | Tema: FALSO JUICIO DE EXISTENCIA -
Por omisión: no se configura cuando el juzgador no enuncia la prueba
pero la valora

Sala de Casación Penal


ID : 477406
M. PONENTE : JOSÉ LUIS BARCELÓ CAMACHO
NÚMERO DE PROCESO : 44670
NÚMERO DE PROVIDENCIA : AP1677-2016
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de
Manizales
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO
FECHA : 30/03/2016
FUENTE FORMAL : Ley 906 de 2004 art. 184, 205

TEMA: CASACIÓN - Demanda: requisitos formales, enunciación de


causal y formulación del cargo / SISTEMA PENAL ACUSATORIO -
Escrito de acusación: imputación fáctica y jurídica / COAUTORÍA -
Acuerdo: análisis probatorio de las circunstancias
Tesis:
«La argumentación esbozada en el cargo principal, que ni siquiera indica
cuál es la causal de casación que lo soportaría, es insuficiente para
develar a la Sala la necesidad de invalidar las diligencias como
mecanismo extremo de solución, al circunscribirse la denuncia del
presunto yerro a la crítica acerca de la validez que al recurrente le
merece, desde una interpretación subjetiva, el método narrativo y
jurídico empleado por la Fiscalía cuando sintetizó tales aspectos en el
escrito de acusación, el cual, por sí mismo, no se avizora lesivo de
garantías fundamentales.

Lo anterior, porque esa pieza procesal contiene la descripción


pormenorizada de los acontecimientos por los que se convocaba a juicio
a los implicados, su desarrollo causal y de manera expresa señaló que
era la coautoría el título de imputación endilgado.

[…]

Entonces, no se vislumbra cuál sería el asidero de la incertidumbre


alegada, en virtud a que el relato de los sucesos materia de
investigación y juzgamiento plasmado en la acusación, incluso replicado
en las decisiones de instancia en el acápite de hechos, detalla sin
perplejidades los antecedentes que dieron lugar a que un grupo de
jóvenes provenientes de Pradera se trasladaran hasta inmediaciones de
Manizales a un sitio preconcebido donde se les tendió una celada, en la
que los militares relacionados en precedencia procedieron a “dispararles
sin mediar provocación que justifique tal acción y seguir con una serie
de actos tendientes a aparentar la ocurrencia de un combate o una
agresión de parte de las víctimas, misma que no ocurrió".

Así las cosas, no hay imprecisión ni indefinición de ningún tipo al fulgir


diáfano el compromiso penal atribuido, como la calificación jurídica
respectiva, sin que fuesen necesarias mayores disquisiciones acerca de
la coautoría por cuanto la reseña en comento evidencia que la
contribución de aquellos en la producción del resultado, tentado en el
caso de JDMC quien “se salvó de morir ya que el soldado encargado de
eliminarlo se le encascaró el proyectil, situación que aprovechó para huir
de la emboscada”, confluía relevante y, en esa secuencia, era viable
predicar un acuerdo previo orientado a su consecución, la distribución
de roles y el dominio del hecho. Por consiguiente, se insiste, no era
imprescindible que la Fiscalía se extendiera en la explicación dogmática
del instituto, como lo reclama el demandante, porque fue clara,
argumentativa y jurídicamente, al ilustrar las razones por las que los
llamaba a juicio».

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 36606 | Fecha: 18/04/2012


| Tema: CASACIÓN - Interés para recurrir: identidad temática con la
apelación Rad: 33145 | Fecha: 17/10/2012 | Tema: CASACIÓN - Interés
para recurrir: identidad temática con la apelación

RESERVA

Sala de Casación Penal


ID : 476197
M. PONENTE : EUGENIO FERNÁNDEZ CARLIER
NÚMERO DE PROCESO : 37568
NÚMERO DE PROVIDENCIA : AP1558-2016
PROCEDENCIA : Corte Suprema de Justicia Sala de
Casación Penal
CLASE DE ACTUACIÓN : ÚNICA INSTANCIA
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO
FECHA : 17/03/2016
FUENTE FORMAL : Decreto 2535 de 1993 art. 49 / Ley
600 de 2000 art. 3, 5, 7, 9, 10, 11, 14,
354, 355 y 357 / Ley 599 de 2000 art.
103, 104-2, 104-4, 340-2, 366 y 376 /
Ley 1121 de 2006 art. 19

TEMA: FABRICACIÓN, TRÁFICO Y PORTE DE ARMAS,


MUNICIONES DE USO RESTRINGIDO, DE USO PRIVATIVO DE LAS
FUERZAS ARMADAS O EXPLOSIVOS - Se configura / COAUTORÍA
IMPROPIA - Principio de imputación reciproca

Tesis:

«Demostrado el porte de granadas de fragmentación y proyectiles dum


dum, catalogados como armas y munición de uso privativo de las
fuerzas militares por los autores materiales del atentado en estudio, la
conducta encuentra adecuación típica en el artículo 366 del Código Penal
original, atribuible al sindicado como coautor, por haber participado en
esa misma condición en el atentado contra la vida de WPP y en virtud al
principio de imputación recíproca, atrás mencionado.

Ciertamente, entre las armas de uso privativo de la fuerza pública al


tenor de lo normado por el Decreto 2535 de 1993, que tienen como
objeto defender la independencia, la soberanía nacional, mantener la
integridad territorial, asegurar la convivencia pacífica, el ejercicio de los
derechos y libertades públicas, el orden constitucional y el
mantenimiento y restablecimiento del orden público; se encuentran las
cargas explosivas tales como bombas de fragmentación que por estar
prohibida su tenencia y porte en todo el territorio nacional, no podían
ser llevadas consigo por los autores del atentado.

Los proyectiles dum dum también están catalogados como munición de


guerra para el uso privativo de las fuerzas armadas en orden a lo
regulado en el artículo 47 del aludido decreto, cuya venta y uso
particular está prohibida por el canon 49 ibídem».

NOTA DE RELATORÍA: PROVIDENCIA CON RESERVA LEGAL


JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: C-774 | Fecha: 25/07/2001
| Tema: SITUACIÓN JURÍDICA – Situaciones en que es necesario
definirla / DETENCIÓN PREVENTIVA – Requisitos / SITUACIÓN JURÍDICA
– Definición cuando se trata de procesos de competencia de los jueces
penales del circuito especializado / MEDIDA DE ASEGURAMIENTO –
Procedencia / MEDIDA DE ASEGURAMIENTO – Requisitos / MEDIDA DE
ASEGURAMIENTO – Fines Rad: 34017 | Fecha: 18/02/2013 | Tema:
MEDIDA DE ASEGURAMIENTO - Fines: gravedad de la conducta

RELEVANTE

Sala de Casación Penal


ID : 472873
M. PONENTE : FERNANDO ALBERTO CASTRO
CABALLERO
NÚMERO DE PROCESO : 47034
NÚMERO DE PROVIDENCIA : CP025-2016
PROCEDENCIA : Estados Unidos de América
CLASE DE ACTUACIÓN : EXTRADICIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : CONCEPTO
FECHA : 16/03/2016
FUENTE FORMAL : Constitución Política de Colombia de
1991 art. 35 / Ley 599 de 2000 art. 60
- 2 / Ley 906 de 2004 art. 337, 493-1,
495 y 502 / Ley 1564 de 2012 art. 251

TEMA: EXTRADICIÓN - Estados Unidos: principio de doble


incriminación, Concierto para delinquir / CONCIERTO PARA
DELINQUIR - No se puede confundir con la
coautoría / EXTRADICIÓN - Principio de doble incriminación: no se
verifica identidad en la denominación del delito / EXTRADICIÓN -
Estados Unidos: principio de doble incriminación, el hecho que motiva la
extradición debe tener pena privativa de la libertad cuyo mínimo no sea
inferior a 4 años / EXTRADICIÓN - Estados Unidos: principio de doble
incriminación, Manipulación fraudulenta de especies inscritas en el
registro nacional de valores y emisores, delito por el que no procede la
extradición porque en Colombia tiene una pena mínima inferior a 4 años
/ EXTRADICIÓN - Estados Unidos: principio de doble incriminación,
Estafa / EXTRADICIÓN - Estados Unidos: principio de doble
incriminación, Falsedad en documento privado
Tesis:

«De acuerdo con lo estipulado en el numeral 1º del artículo 493 de la


Ley 906 de 2004, para conceder la extradición es indispensable que los
hechos que la motivan estén previstos en Colombia como delito y que
los mismos se encuentren reprimidos con una sanción privativa de la
libertad cuyo mínimo no sea inferior a cuatro años.

[…]

Es pertinente mencionar que como quiera que en los Cargos Uno, Tres y
Cinco se alude a un “concierto”, frente a lo cual el defensor del
requerido KIT afirma que en estos casos en realidad solo se está ante
una coautoría, de modo que no es posible predicar un concierto para
delinquir, ello obliga a puntualizar lo siguiente:

En el Cargo Uno de la acusación sustitutiva No. S1 15 Cr. 536, se indica


que el reclamado KIT habría incurrido en un “concierto para cometer
fraude con títulos y valores: manipulación del mercado”, por cuanto
entre “diciembre de 2008 y septiembre de 2011… [junto con otros infló]
artificialmente el precio de las acciones así como el volumen de
cotización de las acciones de KITD”; en el Cargo Tres se aduce que
habría ejecutado un “concierto para cometer fraude electrónico”, puesto
que “desde marzo de 2009… y hasta marzo de 2011” se unió “con otras
personas… con la intención de diseñar una estratagema y artificio para
defraudar y obtener dinero y bienes por medio de tergiversaciones,
manifestaciones y promesas falsas y fraudulentas"; y en el Cargo Cinco
se afirma que “durante todo el periodo de relevancia de esta Acusación
Formal” habría incurrido en un “concierto para cometer fraude con
títulos y valores, [y] hacer declaraciones falsas en informes”, puesto que
promocionó a KITD “como una empresa en crecimiento que
rutinariamente alcanzaba o excedía la supuesta "trayectoria"… Sin
embargo… [se supo que] T y [otros] usaron varios métodos falsos y
engañosos para representar falsamente la verdadera solidez financiera
de KITD ante sus accionistas y el público inversionista”, por tanto, “el 21
de noviembre de 2012… [se] anunció al público inversionista que [en]
KITD [se] había[n] descubierto varios errores e irregularidades en sus
estados financieros… [por lo que en] el primer día hábil después del
anuncio el precio de las acciones ordinarias de KITD bajó
precipitosamente en más de 64%... [así que] en diciembre de 2012…
KITD se fue a la quiebra”.

La anterior referencia sobre el alcance de los Cargos Uno, Tres y Cinco


de la acusación sustitutiva No. […], permite afirmar que el requerido
KIT, por un amplio periodo, se juntó con otras personas para cometer
distintos delitos.

Esa particular circunstancia, pone de manifiesto que contrario a lo


manifestado por el defensor del solicitado, en este asunto se está ante
un concierto para delinquir y no frente a una coautoría, pues no debe
perderse de vista que los “hechos” que se vienen de reseñar, llevan a
concluir que se está ante un atentado contra la seguridad pública. En
esa medida, el argumento del apoderado del requerido carece de
fundamento.

[…]

Precisado lo anterior, se procede a analizar en concreto, en relación con


cada cargo de la acusación sustitutiva No. S1 15 Cr. 536, el requisito de
la doble incriminación.

Frente al Cargo Uno, en donde se le imputa al requerido KIT que habría


incurrido en un “concierto para cometer fraude con títulos y valores:
manipulación del mercado.

[…]

Se tiene que tal conducta se adecua a los artículos 317 (reformado por
los artículos 14 de la Ley 890 de 2004 y 75, parágrafo 2º, de la Ley 964
de 2005) y 340 (modificado por los artículos 8º de la Ley 733 de 2002,
14 de la Ley 890 de 2004 y 19 de la Ley 1121 de 2006) del Código
Penal.

[…]

Así las cosas, se evidencia que frente al Cargo Uno de la acusación


sustitutiva No. S1 15 Cr. 536 se satisface el requisito de la doble
incriminación previsto en el numeral 1º del artículo 493 de la Ley 906 de
2004, por cuanto el “hecho” allí descrito está contemplado como delito
en nuestro Código Penal y además tiene una pena mínima que no es
inferior a cuatro años.

En efecto, es claro que frente el Cargo Uno se está ante el delito de


concierto para delinquir con el fin de cometer el ilícito de manipulación
fraudulenta de especies inscritas en el Registro Nacional de Valores y
Emisores.

En esa medida, no le asiste la razón al defensor del reclamado KIT


cuando afirma que en Colombia no está tipificado el delito de “fraude
con títulos y valores: manipulación del mercado”, pues parte del error
de considerar tal nomen iuris y no el “hecho” que motiva la petición de
extradición por parte del Gobierno extranjero, que es a lo que se debe
atender para determinar si concurre el requisito de la doble
incriminación.

En cuanto hace relación al Cargo Dos, en el cual se le atribuye al


reclamado KIT que habría cometido un “fraude con títulos y valores:
manipulación del mercado”.

[…]

Se tiene que tal conducta está descrita en el artículo 317 (reformado por
los artículos 14 de la Ley 890 de 2004 y 75, parágrafo 2º, de la Ley 964
de 2005) del Código Penal, cuyo contenido ya se transcribió al examinar
el Cargo Uno de la acusación sustitutiva No. S1 15 Cr. 536.

Ahora, a pesar de que en Colombia el hecho descrito en el Cargo Dos es


delito, a su vez se evidencia que su pena mínima es de 32 meses de
prisión, por tanto, no se cumple el requisito de la doble incriminación,
toda vez que el númeral 1º del artículo 493 de la Ley 906 de 2004
establece que el punible debe tener una sanción mínima no inferior a 4
años.

Cabe señalar que si bien en el artículo 317 del Código Penal, en donde
se describe el delito de manipulación fraudulenta de especies inscritas
en el Registro Nacional de Valores y Emisores, se consagra que si como
consecuencia de la conducta allí descrita, esto es, —y para el caso
concreto—, se produce el resultado de alterar la cotización de una
determinada acción como consecuencia de las maniobras fraudulentas,
“la pena aumentará hasta en la mitad”, atendiendo a la regla
contemplada en el numeral 2º del artículo 60 ibídem, es decir, que “si la
pena aumenta hasta en una proporción, ésta se aplicará al máximo de la
infracción básica”, de ello se sigue que definitivamente no concurre el
mínimo de pena para que proceda la entrega del solicitado KIT, motivo
por el cual desde ahora se anticipa que por el cargo bajo análisis el
concepto de la Corte será desfavorable, conforme lo depreca la defensa.

Con todo, no sobra precisar que en este caso no se está ante el delito de
estafa como lo sugiere el apoderado del requerido, pues olvida que el
Cargo Dos de la acusación sustitutiva No[…] no solo está compuesto del
texto del cargo en sí, sino que en él se remite a los párrafos 1 a 24 y 27
del Cargo Uno de la citada acusación, en donde claramente se indica
que el reclamado frudulentamente infló el valor de las acciones de KITD,
conducta que se adecua al delito descrito en el artículo 317 del Código
Penal.

Frente al Cargo Tres, como en este se le endilga al reclamado KIT que


habría incurrido en un “concierto para cometer fraude electrónico."

[…]

Se evidencia que tal conducta se ajusta a lo previsto en los artículos 246


(modificado por los artículos 14 de la Ley 890 de 2004 y 33 de la Ley
1474 de 2011) y 340 (reformado por los artículos 8º de la Ley 733 de
2002, 14 de la Ley 890 de 2004 y 19 de la Ley 1121 de 2006) del
Código Penal.

[…]

En esa medida, se evidencia que frente al Cargo Tres de la acusación


sustitutiva No[…] se satisface el requisito de la doble incriminación
contemplado en el numeral 1º del artículo 493 de la Ley 906 de 2004,
contrario a lo afirmado por el defensor del requerido KIT.

[…]

No le asiste la razón a la defensa cuando afirma que el delito señalado


en el Cargo Tres de la acusación sustitutiva No. S1 15 Cr. 536 no está
previsto en Colombia como punible y por tanto que no se puede predicar
que se incurrió en un concierto para delinquir con el fin de cometer un
“fraude electrónico”, pues al igual que lo entendió al alegar frente al
Cargo Uno, parte del error de considerar el nomen iuris de la citada
infracción, ignorando que en lo que se debe reparar es en el “hecho”
que motiva la petición de extradición, conforme lo consagra el numeral
1º del artículo 493 de la Ley 906 de 2004, el cual claramente alude a
una estafa, solo que para su ejecución supuestamente se acudió a la
utilización de medios electrónicos.

Ahora, en cuanto hace relación a la exigencia de que la pena mínima no


sea inferior a 4 años de privación de la libertad, según lo estipula la
norma recién citada, igualmente se cumple en este caso, por cuanto se
está frente al delito de concierto para delinquir con el fin de cometer el
punible de estafa, concierto que tiene una sanción mínima de 4 años de
prisión.

Por tal motivo, el argumento de la defensa conforme al cual, aún


admitiendo que se estuviera frente al delito de estafa, incluso agravada
por la cuantía, se tiene que la pena es inferior a 4 años, pues, solo
alcanza a ser de 42 meses y 20 días, carece de fundamento, pues olvida
que la imputación en el Cargo Tres es por el delito de concierto para
delinquir, como se dijo, con el fin de cometer la conducta punible de
estafa.

De otra parte, la afirmación de la defensa acerca de que no es posible


predicar el delito de estafa frente al Cargo Tres de la acusación
sustitutiva No. […] por cuanto no hubo víctima del “fraude electrónico”,
este es un aspecto probatorio que no es posible alegar durante el
trámite de extradición. Con todo, en la acusación se alude a que la
conducta del requerido se dirigió contra los accionistas y los
inversionistas de KITD, conforme se señala en su párrafo 10.

En relación con el Cargo Cuatro, se tiene que como al reclamado KIT se


le imputa el haber cometido un “fraude electrónico”.

[…]

Tal conducta se encuentra descrita en el artículo 246 (modificado por los


artículos 14 de la Ley 890 de 2004 y 33 de la Ley 1474 de 2011) del
Código Penal, norma que no se transcribe para efectos de la respectiva
confrontación, como tampoco se hace lo propio frente a la referida
Sección 1343, por cuanto ya se trajeron a colación al analizar el Cargo
Tres de la acusación sustitutiva No. S1 15 Cr. 536.

[…]

Si a la pena básica de 32 meses de prisión que tiene la estafa, se le


aumenta una tercera parte, es decir, 10 meses y 20 días, entonces
siguiendo la regla prevista en el numeral 4º del artículo 60 del Código
Penal, en donde se establecen los parámetros para determinar el
mínimo y el máximo de la sanción, se arriba a una pena de 42 meses y
20 días, la cual es inferior a 4 años, por tanto, de todo lo anterior se
sigue que no se cumple el requisito de la doble imputación de que trata
el numeral 1º del artículo 493 de la Ley 906 de 2004, motivo por el cual
se anticipa que por el cargo bajo análisis el concepto de la Corte será
desfavorable, conforme lo depreca la defensa.

En lo que hace referencia al Cargo Cinco, se tiene que como en este se


le atribuye al requerido KIT que habría incurrido en un“concierto para
cometer fraude con títulos y valores, [y] hacer declaraciones falsas en
informes anuales y trimestrales a la SEC, y hacer declaraciones falsas a
los auditores”, puesto que“durante todo el periodo de relevancia de esta
Acusación Formal” promocionó a KITD “como una empresa en
crecimiento que rutinariamen alcanzaba o excedía la supuesta
«trayectoria» que T y otros ejecutivos de KITD comunicaban al público
inversionista sobre los resultados operativos y financieros… Sin
embargo… [se supo que] Tuzman y [otros] usaron varios métodos falsos
y engañosos para representar falsamente la verdadera solidez financiera
de KITD ante sus accionistas y el público inversionista”, por tanto, “el 21
de noviembre de 2012… tras una investigación interna dirigida por el
comité auditor de KITD, KITD presentó un Formulario K-8… [de modo
que] anunció al público inversionista que KITD había descubierto varios
errores e irregularidades en sus estados financieros históricos y que
tendrían que expedir estados financieros reformulados, [por lo que en]
el primer día hábil después del anuncio el precio de las acciones
ordinarias de KITD bajó precipitosamente en más de 64%, en
comparación con el cierre del mercado del día anterior, [así que] en
diciembre de 2012… las acciones de KITD se eliminaron del mercado
NASDAQ [y] subsiguientemente KITD se fue a la quiebra”; de lo anterior
se sigue que tal conducta se adecua a lo descrito en los artículos 289
(modificado por el artículo 14 de la Luy 890 de 2004), 317 (reformado
por los artículos 14 de la Ley 890 de 2004 y 75, parágrafo 2º,de la Ley
964 de 2005) y 340 (modificado por los artículos 8º de la Ley 733 de
2002, 14 de la Ley 890 de 2004 y 19 de la Ley 1121 de 2006) del
Código Penal.

[…]

Se evidencia que frente al Cargo Cinco de la acusación sustitutiva No.


S1 15 Cr. 536 se satisface el requisito de la doble incriminación
contemplado en el numeral 1º del artículo 493 de la Ley 906 de 2004,
contrario a lo afirmado por el defensor del requerido KIT.

Por tanto, es incontrastable no le asiste la razón a la defensa cuando


afirma que el delito señalado en el Cargo Cinco de la acusación
sustitutiva No. S1 15 Cr. 536 no está previsto en Colombia como punible
y por ende que no se puede predicar que se incurrió en un concierto
para delinquir con el fin de cometer un “fraude con títulos y valores”,
pues al igual que lo entendió al alegar frente al Cargo Uno, parte del
error de considerar el nomen iuris de la citada infracción en el país
extranjero para sustentar su postura, ignorando que lo que se debe
reparar es en el “hecho” que motiva la petición de extradición, conforme
lo consagra el numeral 1º del artículo 493 de la Ley 906 de 2004, el cual
claramente alude a una manipulación fraudulenta de especies inscritas
en el Registro Nacional de Valores y Emisores.
Tampoco le acompaña la razón al defensor del reclamado cuando
afirma, frente al delito de falsedad en documento privado, que no se
satisface el quantum punitivo, pues olvida que la imputación a que alude
el Cargo Cinco es un concierto para delinquir con el fin de cometer dicho
ilícito, así como el citado en el párrafo anterior, observándose que el
atentado contra la seguridad pública tiene una pena mínima de 4 años y
de allí que se satisfaga el requisito de la doble incriminación.

Frente al Cargo Seis, en el cual se le atribuye al reclamado KIT que


habría cometido un “fraude de títulos y valores”, por cuanto “desde
junio de 2010… hasta marzo de 2012” “usó y empleó, en conexión con
la compra y venta de títulos y valores emitidos por KITD, dispositivos y
artimañas para manipular y engañar, lo que va en contra de la Sección
240.10 b-5 del Título 17 del Código de Reglamentos Federales”; se tiene
que tal conducta está descrita en el artículo 317 (reformado por los
artículos 14 de la Ley 890 de 2004 y 75, parágrafo 2º, de la Ley 964 de
2005) del Código Penal, cuyo contenido se transcribió al examinar el
Cargo Cinco de la acusación sustitutiva No. S1 15 Cr. 536.

La anterior conclusión se refuerza si se tiene en cuenta que la Sección


240.10 b-5 en cita, hace referencia a la conducta según la cual, se
“emplee algún dispositivo, plan o artificio para defraudar”, se “haga
alguna declaración que no sea cierta” o se “participe en algún acto,
práctica… que pueda funcionar como fraude”, específicamente “en
relación con la compra o la venta de algún valor”.

Ahora, a pesar de que en Colombia el hecho descrito en el Cargo Seis es


delito, a su vez se observa que su pena mínima es de 32 meses de
prisión, por tanto, no se cumple el requisito de la doble incriminación,
toda vez que el númeral 1º del artículo 493 de la Ley 906 de 2004
establece que el punible debe tener una sanción mínima no inferior a 4
años.

Se ofrece oportuno mencionar adicionalmente, que pese a que en el


artículo 317 del Código Penal, en donde se describe el delito de
manipulación fraudulenta de especies inscritas en el Registro Nacional
de Valores y Emisores, se consagra que si como consecuencia de la
conducta allí descrita, esto es, —y para el caso concreto—, se produce el
resultado de alterar la cotización de una determinada acción como
consecuencia de las maniobras fraudulentas,“la pena aumentará hasta
en la mitad”, en todo caso, atendiendo a la regla contemplada en el
numeral 2º del artículo 60 ibídem, es decir, que “si la pena aumenta
hasta en una proporción, ésta se aplicará al máximo de la infracción
básica”, de ello se sigue que definitivamente no concurre el mínimo de
pena para que proceda la entrega del solicitado KIT, motivo por el cual
se concluye que por el cargo bajo análisis el concepto de la Corte será
desfavorable, conforme lo reclama la defensa.

[…]

En lo que respecta a los Cargos Siete y Ocho, como quiera que en ellos
se atribuye al reclamado KIT que habría incurrido en “declaraciones
falsas en informes anuales y trimestrales ante la SEC”, es decir, ante la
Comisión de Bolsa y Valores de los Estados Unidos, por cuanto “logró
que se hicieran declaraciones falsas y engañosas sobre hechos
materiales en solicitudes, informes y documentos que se exigía
presentar ante la SEC”; de esto se sigue que tal conducta está descrita
en el artículo 289 (modificado por el artículo 14 de la Luy 890 de 2004)
del Código Penal.

[…]

A pesar de que en Colombia el hecho descrito en los Cargos Siete y


Ocho es delito, a su vez se evidencia que su pena mínima es de 16
meses de prisión, por tanto, no se cumple el requisito de la doble
incriminación, toda vez que el númeral 1º del artículo 493 de la Ley 906
de 2004 establece que el punible debe tener una sanción mínima no
inferior a 4 años, motivo por el cual se concluye que frente al cargo
objeto de análisis el concepto de la Corte será desfavorable, conforme lo
solicita la defensa.

En esa medida, queda demostrado que las conductas atribuidas al


requerido y que están contenidas en los Cargos Uno, Tres, Cinco de la
acusación sustitutiva No. S1 15 Cr. 536 proferida el 12 de agosto de
2015 en la Corte Distrital del Sur de Nueva York, cumplen el requisito
establecido en los artículos 493 y 502 del Código de Procedimiento Penal
(Ley 906 de 2004), relativo a la doble incriminación, por cuanto
describen comportamientos que son delictivos en Colombia, los cuales
tienen una sanción privativa de la libertad cuyo mínimo no es inferior a
cuatro años.

A su vez, también queda evidenciado que las conductas imputadas al


reclamado en los Cargos Dos, Cuatro, Seis, Siete y Ocho de la acusación
sustitutiva No. S1 15 Cr. 536 no satisfacen el requisito de la doble
incriminación».
JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 38664 | Fecha: 18/07/2012
| Tema: EXTRADICIÓN - Estados Unidos: principio de doble
incriminación, concierto para delinquir Rad: 24890 | Fecha: 09/04/2008
| Tema: EXTRADICIÓN - Estados Unidos: principio de doble
incriminación, concierto para delinquir Rad: 24890 | Fecha: 09/04/2008
| Tema: CONCIERTO PARA DELINQUIR - No se puede confundir con la
coautoría

Sala de Casación Penal


ID : 469860
M. PONENTE : EYDER PATIÑO CABRERA
NÚMERO DE PROCESO : 46067
NÚMERO DE PROVIDENCIA : AP633-2016
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de
Valledupar
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO
FECHA : 10/02/2016
FUENTE FORMAL : Constitución Política de Colombia de
1991 art. 29 / Ley 600 de 2000 art.
398 / Ley 975 de 2005 art. 17 /
Decreto 2700 de 1991 art. 443 /
Decreto 4760 de 2005 art. 5

TEMA: CASACIÓN - La simple discrepancia en la apreciación probatoria


no constituye yerro demandable / COAUTORÍA IMPROPIA -
Configuración

Tesis:

«Desconoce el letrado que, en sede de casación, no es viable elevar


crítica alguna frente al mérito conferido por los juzgadores a un medio
de persuasión, salvo que se demuestre la lesión de las leyes de la sana
crítica, cometido no emprendido adecuadamente por el demandante.

En efecto, aquello que pretende el defensor es crear una tarifa legal en


la valoración de las pruebas, pues piensa que para arribar a un fallo
condenatorio se requiere de señalamientos que indiquen que el autor
ejecutó o agotó todo el iter criminis de una conducta punible, esto es,
no le basta con lo descrito en las sentencias sobre la vinculación de su
prohijado a las AUC, la condición de patrullero y escolta del jefe
paramilitar, el conocimiento directo sobre el móvil de los homicidios y
secuestros, su presencia en el lugar de cautiverio de las víctimas, la
lectura a estas de la relación de bienes objeto de despojo por el grupo
paramilitar y la posterior sustracción de los mismos, entre otras
acciones, para desconocer de plano que si el postulado no dijo que lo vio
con un arma en la mano disparándoles a los cautivos, entonces, en su
especial criterio jurídico, no es responsable.

Tan abruptos desafueros argumentativos, sesgan la integridad objetiva


del dicho del postulado e ignoran el desarrollo de la teoría de la
coautoría impropia, categoría dogmática que no requiere, como es obvio
y naturalmente jurídico, que todos los coimputados realicen similar o
igual actividad delictiva, pues basta acreditar, como lo hicieron los
sentenciadores, la división de trabajo, la unidad de designio y el dominio
funcional del hecho en cabeza del responsable, para entender,
adecuadamente satisfecha la atribución de responsabilidad a ese título».

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 27484 | Fecha: 02/10/2007


| Tema: PLAN METODOLÓGICO DE INVESTIGACIÓN – No aplica en
procesos adelantados en la ley 600 de 2000, equivalencias Rad: 31495 |
Fecha: 20/05/2009 | Tema: PLAN METODOLÓGICO DE INVESTIGACIÓN
– No aplica en procesos adelantados en la ley 600 de 2000,
equivalencias

Sala de Casación Penal


ID : 467306
M. PONENTE : LUIS GUILLERMO SALAZAR OTERO
NÚMERO DE PROCESO : 35787
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP136-2016
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de
Montería
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 20/01/2016
FUENTE FORMAL : Ley 600 de 2000 art. 170-4
TEMA: COAUTORÍA - División del trabajo
Tesis:
«Tampoco es admisible el reparo relacionado con la falta de concreción
de la modalidad de intervención en el delito de homicidio a título de la
cual se dedujo responsabilidad en contra de los militares procesados,
toda vez que, acorde con la sentencia de primer grado (confirmada
integralmente en relación con la totalidad de acusados, salvedad hecha
de A A), dicha participación se atribuyó como coautores así:

“Finalmente, para el Despacho es claro, que en el presente caso se está


frente a una coautoría impropia o funcional, donde, no todos los que
planificaron el crimen necesariamente vieron finalmente a las víctimas,
donde cada autor responde por el acuerdo común y por lo que salga de
ese plan criminal, que hay que tomar la conducta colectiva, sin
necesidad que su contribución concluya en un delito típico de homicidio,
tan autor es quien dispara, como aquél que pidió que se trajera a los
jóvenes asesinados, lugar donde se ejecutaría la conducta y demás
datos, todos conjuntamente realizan la conducta penal, cada cual por su
lado aporta a un mismo fin, pues coautores son todos aquellos que
toman parte en la ejecución del delito, codominando el hecho,
ejecutando la parte que le corresponde en la división del trabajo para
obtener el resultado criminal, o sea que mancomunadamente ejecutan
el hecho punible […]"».

FALSO JUICIO DE EXISTENCIA - Por omisión:


Configuración / HOMICIDIO - Análisis probatorio / AUSENCIA DE
RESPONSABILIDAD - Cumplimiento de un deber legal / COAUTORÍA
IMPROPIA - División del trabajo: prueba para condenar
Tesis:
«Para el Tribunal, lo depuesto por el testigo JABB merece plena
credibilidad en relación con la responsabilidad penal predicable de todos
los procesados que intervinieron en los hechos determinantes de la
muerte de DHO y OAOA. No hace igual consideración, pasando en
silencio muchas de sus afirmaciones, respecto del Mayor AA,
argumentando que su responsabilidad estaría fundada en prueba
indirecta o indicios que encuentra insuficientes en este caso, para lo cual
omite sin lugar a dudas ocuparse de lo atestado bajo juramento por el
testigo BB de cuya fuente de información en el proceso y en conjunción
con la demás prueba allegada, se logró reconstruir fielmente el
desarrollo de los acontecimientos que condujeron a la ejecución
extrajudicial de los jóvenes DHO y OAOA; testimonio que hace directas
imputaciones en contra de AA, aun cuando haya omitido llamarlo por su
nombre.
La resolución acusatoria atribuyó a los procesados en este caso el delito
de homicidio agravado, afirmando su intervención en desarrollo de la
conducta punible a título de coautores, misma jerarquía que sirvió de
sustento material para la sentencia de primera instancia.

[…]

Ya se señaló que, como no podía ser de otro modo, las sentencias


brindaron pleno mérito de credibilidad al testimonio rendido por BB,
apuntalado en las circunstancias de modo, tiempo y lugar narradas por
los familiares de las víctimas, el conductor del taxi que los llevó de
Caucasia a Montería y las evidentes contradicciones en que incurrieron
FCJ, AMJO, LACS, FMT y ACC en sus distintas salidas procesales.

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 29572 | Fecha: 17/02/2010


| Tema: SENTENCIA - Defectos en la motivación: modalidades, efectos
Rad: 39436 | Fecha: 13/02/2013 | Tema: SENTENCIA - Defectos en la
motivación: modalidades, efectos / SENTENCIA - Motivación: garantiza
el debido proceso Rad: 26631 | Fecha: 18/03/2009 | Tema: SENTENCIA
- Omisión de respuesta a los alegatos: efectos, nulidad, sólo si hay
absoluta falta de motivación

Sala de Casación Penal


ID : 465947
M. PONENTE : EUGENIO FERNANDEZ CARLIER
NÚMERO DE PROCESO : 35543
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP17063-2015
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Bogotá
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 10/12/2015
FUENTE FORMAL : Constitución Política de Colombia de
1886 art. 163 / Constitución Política de
Colombia de 1991 art. 29 / Ley 600 de
2000 art. 170, 237, 306-2

TEMA: SENTENCIA - Falta de motivación: no se


configura / HOMICIDIO - Soporte probatorio / COAUTORÍA -
Configuración

Tesis:

«Como acerca de la falsa motivación respecto de los hechos


supuestamente probados, asevera el impugnante se dio por acreditado
sin estarlo, que durante los operativos de la Brigada Móvil No. […] se
produjo la retención ilegal de personas, entre quienes estaban las
víctimas en este proceso, e igualmente se declaró que las muertes no se
produjeron en combate, sino como ejecuciones, considera la Sala que el
demandante se sustrae del recaudo probatorio obrante en la actuación.

[…]

Las pruebas recaudadas permiten colegir que el 15 de febrero de 1993,


miembros del Ejército nacional retuvieron sin orden judicial alguna,
entre otros, a LH y REQR, y NESV y RESP, los cuales aparecieron
muertos tres días después y se reportaron como subversivos que al
atacar a la Compañía […], fueron dados de baja; en tal sentido, la
inconformidad del demandante no cuenta con soporte probatorio.

Ahora, acerca de que en el fallo atacado se dio por sentado que no


existió combate, advierte la Colegiatura que en particular la presencia
de tatuaje alrededor de las heridas producidas por proyectiles de arma
de fuego a una de las víctimas, descarta de plano la existencia de una
contienda, en especial porque adujeron los militares junto con el
procesado que luego de ser atacados por cinco hombres con armas
cortas, procedieron a perseguirlos, dando de baja a cuatro, pues uno
huyó.

[…]

A lo anterior se adiciona que los orificios de entrada a los cuerpos


aparecen tanto en la parte anterior como en la posterior, todo lo cual
descarta la existencia del alegado combate.

[…]

Si bien la responsabilidad penal es individual, sin que el comandante de


una compañía esté llamado a responder por todos los comportamientos
ilegales de los hombres bajo su mando, el cuadro conjunto observado
por la Corte corresponde a la planeación que involucró al entonces
Subteniente FCG y los otros miembros del Ejército que realizaron la
operación, unos ocupándose de dar visos de legalidad al procedimiento,
otros coordinando las retenciones ilegales de inermes ciudadanos
campesinos en sus parcelas o sitios de trabajo, para luego causarles la
muerte y reportarlos como guerrilleros dados de baja en un
enfrentamiento armado.

En tal contexto, no hay duda que CG sabía acerca de las retenciones


ilegales, de las muertes, de la escenificación de la contienda y del falso
reporte de bajas en las filas de la subversión, para lo cual, como
Comandante de la Compañía […], debió coordinar cada una de las fases
del cruento resultado, pues no de otra manera se explica que contrario a
las pruebas recaudadas haya pretendido aducir la existencia de un
combate en cuyo desarrollo se causó la muerte a LH y REQR, y NE SV y
RESP.

Como también el defensor manifiesta que en la zona se encontraban


cerca de trescientos veinte militares, sin que se pueda sindicar a su
asistido por el único hecho de estar allí presente, encuentra la Corte que
es precisamente lo expuesto por el mismo CG en su injurada y en el
juicio, lo que permite descartar su ajenidad con los hechos, pues él
refirió que obtuvo información de “un viejo” acerca de la presencia de
cinco o diez guerrilleros en la parte alta del cañón de la quebrada San
Juan, hacia donde se dirigió y tuvo lugar el enfrentamiento con quienes
llama “bandoleros”.

[…]

Asiste razón al demandante al afirmar que no se identificó a quienes


dispararon contra las víctimas, no obstante, ello no desvirtúa la
coautoría de […] en tales sucesos, pues resulta innegable colegir que si
en su condición de Comandante de la referida compañía reportó una
situación ajena a los hechos acreditados probatoriamente, es porque no
sólo acordó las retenciones, sino porque intervino activamente en los
ilegales procedimientos ulteriores, y culminó con el falso reporte de
tener a las víctimas como subversivos dados de baja en combate.

En otras palabras, si la contienda bélica no existió, carecería de sentido


que FC mintiera sobre el particular al reportar las “bajas”, como no
fuera para dar visos de legalidad al complejo proceder ilegal en el cual
estaba involucrado».

COAUTORÍA IMPROPIA - División del trabajo: prueba para condenar

Tesis:
«Como también advera el casacionista que no fue demostrada la
intervención de su patrocinado mediante acuerdo con otros, división del
trabajo y aporte importante para ocasionar la muerte a las víctimas, no
es coautor, y tampoco se demostró que hubiese determinado a otros a
cometer los homicidios, de manera que no fue determinador, luego no
hay lugar a declarar su responsabilidad, encuentra la Sala que la
defensa no se adentra a constatar la especie de delincuencia por la cual
se procede, en cuanto es claro que se trata de la comisión de cuatro
homicidios mediante la puesta en escena de todo un engranaje con
definición de roles en procura, de un lado, de asegurar el resultado, y de
otro, de mostrar como amparado por la ley un procedimiento
manifiestamente delictivo, que no sólo comporta la vulneración de
bienes jurídicos como la vida, sino que evidencia grave violación de
derechos humanos a cargo de agentes del Estado, específicamente del
Ejército Nacional, al cual le es confiada la salvaguarda de las personas
en su vida, honra, bienes, etc.

Impera puntualizar que por antonomasia la inteligencia de la figura de la


coautoría material impropia, estructurada fundamentalmente a partir de
la división de trabajo, supone que cada uno de los coautores desempeñe
un rol específico, aunque en ocasiones la labor o aporte de uno o varios
de ellos resulte objetivamente intrascendente al derecho penal cuando
es apreciada en forma aislada y sin articularla con el todo, esto es,
descontextualizada.

Es claro, que si contrario a la coartada esgrimida por FC, referida a que


las cuatro muertes se produjeron en desarrollo de un combate contra un
grupo de subversivos, se acreditó que no hubo tal contienda y que las
víctimas fueron sacadas ilegalmente por miembros del Ejército de su
parcelas y residencias, para luego causarles la muerte y reportarlas
como un éxito en la lucha contra la guerrilla, no hay duda que aquél
intervino activamente en toda la planeación, ejecución y ulterior
pretendida “legalización” de tal proceder».

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 29756 | Fecha: 22/05/2003


| Tema: SENTENCIA - Defectos en la motivación: modalidades, efectos
Rad: 24783 | Fecha: 28/02/2006 | Tema: SENTENCIA - Defectos en la
motivación: modalidades, efectos Rad: 12372 | Fecha: 15/06/2000 |
Tema: PRINCIPIO DE CONGRUENCIA - Acusación y sentencia Rad:
24824 | Fecha: 22/06/2006 | Tema: PRINCIPIO DE CONGRUENCIA -
Acusación y sentencia Rad: 31111 | Fecha: 27/07/2009 | Tema:
PRINCIPIO DE CONGRUENCIA - Acusación y sentencia Rad: 22825 |
Fecha: 21/05/2009 | Tema: TESTIMONIO DE OÍDAS - Valoración
probatoria

Sala de Casación Penal


ID : 465983
M. PONENTE : JOSÉ LUIS BARCELÓ CAMACHO
NÚMERO DE PROCESO : 45034
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP16235-2015
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de
Cartagena
CLASE DE ACTUACIÓN : SEGUNDA INSTANCIA
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 25/11/2015
FUENTE FORMAL : Código Civil art. 669, 745, 756, 759,
2495 / Ley 599 de 2000 art. 340 / Ley
906 de 2004 art. 32-3 / Estatuto
Tributario art. 839

TEMA: CONCIERTO PARA DELINQUIR: se configura / CONCIERTO


PARA DELINQUIR - Delito de mera conducta / CONCIERTO PARA
DELINQUIR - Delito autónomo / COAUTORÍA - Diferencia con el
concierto para delinquir

Tesis:

«Según el artículo 340 del Código Penal, el concierto para delinquir se


configura “cuando varias personas se concierten con el fin de cometer
delitos...”.

Se trata de un delito de mera conducta que no demanda un resultado,


atenta contra la seguridad pública, se concreta desde momento en que
los asociados fraguan la lesión de bienes jurídicos y se consuma con
independencia de la realización efectiva de los comportamientos
pactados. Por ello, es de carácter autónomo, de manera que si estos se
cometen, concursan materialmente con el concierto para delinquir.

Pues bien, la Sala confirmará la sentencia absolutoria proferida por el


Tribunal por este delito porque si bien se observa la existencia de un
grupo de funcionarios y particulares empeñados en apropiarse de un
bien estatal mediante la comisión de varios hechos punibles (falsedades,
prevaricatos, peculado), dicho acuerdo no se enmarca dentro de los
precisos parámetros del concierto para delinquir sino en los de la
coparticipación criminal y el concurso delictivo.

La diferencia entre una y otra figura jurídica fue explicada con


suficiencia en sentencia del 25 de septiembre de 2013, radicado 40545,
la cual se transcribe en lo pertinente en atención a su claridad.

“No necesariamente el simple y llano concurso de personas en la


comisión de uno o varios delitos, o el concurso material de dos o más
punibles estructuran un concierto para delinquir, pues tales
circunstancias pueden ser también predicables del instituto de la
coautoría, motivo por el cual se impone precisar el ámbito de ambas
figuras a fin de evitar que se viole el principio non bis in ídem al asumir
indebidamente a los coautores de cualquier delito como sujetos activos
del concierto para delinquir.

En efecto, tanto en la coautoría material como en el concierto para


delinquir media un acuerdo de voluntades entre varias personas, pero
mientras la primera se circunscribe a la comisión de uno o varios delitos
determinados (Coautoría propia: Todos realizan íntegramente las
exigencias del tipo. O Coautoría impropia: Hay división de trabajo entre
quienes intervienen, con un control compartido o con dominio de las
acciones), en el segundo se orienta a la realización de punibles
indeterminados, aunque puedan ser determinables.

A diferencia del instituto de la coautoría material, en el que la


intervención plural de individuos es ocasional y se circunscribe a acordar
la comisión de delitos determinados y específicos, en el concierto para
delinquir, a pesar de también requerirse de varias personas, es
necesario que la organización tenga vocación de permanencia en el
objetivo de cometer delitos indeterminados, aunque se conozca su
especie. V.g. homicidios, exportación de estupefacientes, etc.

No es necesaria la materialización de los delitos indeterminados


acordados para que autónomamente se entienda cometido el punible de
concierto para delinquir, mientras que en la coautoría material no basta
que medie dicho acuerdo, pues si el mismo no se concreta, por lo
menos, a través del comienzo de los actos ejecutivos de la conducta
acordada (tentativa), (…), es decir, el concierto para delinquir subsiste
con independencia de que los delitos convenidos se cometan o no,
mientras que la coautoría material depende de por lo menos el comienzo
de ejecución de uno de los punibles convenidos.
Adicionalmente, en tanto la coautoría no precisa que el acuerdo tenga
vocación de permanencia en el tiempo, pues una vez cometida la
conducta o conductas acordadas culmina la cohesión entre los
coautores, sin perjuicio de que acuerden la comisión de otra
delincuencia, caso en el cual hay una nueva coautoría, en el concierto
para delinquir tal elemento de durabilidad en punto de los efectos del
designio delictivo común y del propósito contrario a derecho, se erige en
elemento ontológico dentro de su configuración, al punto que no basta
con el simple acuerdo de voluntades, sino que es imprescindible su
persistencia y continuidad.

En la coautoría material el acuerdo debe ser previo o concomitante con


la realización del delito, pero nunca puede ser posterior. En el concierto
para delinquir el acuerdo o adhesión a la empresa criminal puede ser
previo a la realización de los delitos convenidos, concomitante o incluso
posterior a la comisión de algunos de ellos; en este último caso, desde
luego, sólo se responderá por el concierto en cuanto vocación de
permanencia en el propósito futuro de cometer otros punibles, sin que
haya lugar a concurso material con las conductas realizadas en el
pasado.

Aunque indistintamente la doctrina y la jurisprudencia utilizan la


expresión “empresa criminal” para referirse tanto a la coautoría material
como al concierto para delinquir, lo cierto es que si se define la empresa
(del latín emprendere) como una unidad económico - social de
personas, bienes materiales y técnicos, y recursos financieros, con
ocasión de la cual varios individuos se unen con el fin común de
perdurar y consolidarse, mediante el desarrollo de actividades colectivas
organizadas para obtener beneficios, es claro que resulta más apropiado
utilizar tal vocablo para aludir al concierto para delinquir, en cuanto
supone estabilidad, permanencia y durabilidad, y no a la coautoría
material que como se dijo se agota en cada delito realizado.(...)

Por antonomasia el concierto para delinquir es ejemplo de delito de


carácter permanente, pues comienza desde que se consolida el acuerdo
de voluntades para cometer delitos indeterminados, y se prolonga en el
tiempo hasta cuando cesa tal propósito. Bien puede ocurrir que los
asociados deciden finalizarlo porque consiguieron sus objetivos o se ha
dificultado la realización de los delitos propuestos; las autoridades
desmantelan la empresa criminal; o por otra razón que cierra la
vocación de permanencia del propósito ilegal.

A diferencia del anterior, por regla general la coautoría material al ser


de índole dependiente de la realización del delito pactado, comienza y se
agota con la comisión de dicho punible, salvo que se trate de una
conducta permanente, como ocurre con el secuestro, caso en el cual se
prolongará por todo el tiempo de duración de dicho delito, pero es claro
que la realización de otro ilícito configura una nueva coautoría.

Puede afirmarse que mientras un concierto para delinquir tiene la virtud


de cobijar la más variada y pactada comisión de delitos indeterminados,
aunque posiblemente determinables, la coautoría es única respecto de
cada punible, de modo que habrá tantas coautorías como delitos
definidos se hayan cometido o comenzado a ejecutarse; dicho de otra
manera, no hay lugar a una coautoría para cometer múltiples delitos, en
cuanto cada uno de ellos precisa de una coautoría si es que su comisión
fue producto de un acuerdo de voluntades.

En suma, el delito de concierto para delinquir requiere: Primero: Un


acuerdo de voluntades entre varias personas; segundo: Una
organización que tenga como propósito la comisión de delitos
indeterminados, aunque pueden ser determinables en su especie;
tercero: La vocación de permanencia y durabilidad de la empresa
acordada; y cuarto: Que la expectativa de realización de las actividades
propuestas permita suponer fundadamente que se pone en peligro la
seguridad pública”.

La aplicación de este marco conceptual permite excluir la existencia del


delito de concierto deprecado por la Fiscalía por cuanto no se observa el
ánimo de cometer delitos indeterminados sino el despliegue de acciones
delictivas concretas orientadas a obtener un específico fin: apropiarse de
un bien público, en procura de lo cual sus plurales autores perpetraron
varios delitos, situación que apareja un fenómeno de coautoría y/o
coparticipación criminal, así como un concurso de delitos, más no el de
concierto para delinquir.

Y aunque están presentes algunos elementos del punible contra la


seguridad pública como la pluralidad de autores, su propósito, de
acuerdo con lo demostrado por la Fiscalía, se circunscribió a apropiarse
del inmueble de (…), situación que excluye el concierto criminal, pues el
acuerdo no comprendió la comisión de delitos indeterminados en un
lapso indefinido y prolongado, característica esencial del tipo penal
citado.

La ausencia de ese elemento impide considerar que en su actuar OLPO


incurrió en el punible de concierto para delinquir».
JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 40545 | Fecha: 25/09/2013
| Tema: COAUTORÍA – Diferencia con el concierto para delinquir

Sala de Casación Penal


ID : 451307
M. PONENTE : EUGENIO FERNANDEZ CARLIER
NÚMERO DE PROCESO : 42264
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP15099-2015
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Bogotá
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 04/11/2015
FUENTE FORMAL : Ley 599 de 2000 art. 29, 365 Y 366

TEMA: COAUTORÍA - Concepto / COAUTORÍA - División del trabajo

Tesis:

«Según el artículo 29 del Código Penal son coautores los que, mediando
un acuerdo común, actúan con división del trabajo criminal atendiendo
la importancia del aporte, y aquí los juzgadores acogiendo los criterios
jurisprudenciales de la teoría del dominio del hecho, en la que para
efectos de la coautoría lo decisivo es tener un dominio funcional del
hecho, en donde cada sujeto domina el acontecer total en cooperación
con los demás, pues no tiene en sí mismo un dominio parcial, ni
tampoco global, sino que éste se predica de todos, determinaron la
coautoría de los enjuiciados.

Bajo esa arista se determinó la contribución objetiva de los incriminados


a la obtención del resultado común perseguido cuando en primer lugar
ingresaron a la bodega en apoyo de los tres sujetos y luego cuando
neutralizaron a DC a fin de que no diera aviso a las autoridades, sin que
la Sala advierta yerros en el proceso intelectivo del fallador que
contraríen los postulados de apreciación racional probatoria».
Sala de Casación Penal
ID : 448693
M. PONENTE : EUGENIO FERNANDEZ CARLIER
NÚMERO DE PROCESO : 44132
NÚMERO DE PROVIDENCIA : AP6343-2015
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Bogotá
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO
FECHA : 28/10/2015
FUENTE FORMAL : Ley 600 de 2000 art. 213

TEMA: COAUTORÍA IMPROPIA - Configuración / COAUTORÍA -


Concepto

Tesis:

«En manera alguna se acepta en forma expresa e inequívoca que el


delito aquí investigado se concretó previo acuerdo común y división de
funciones en pos del resultado típico, que es lo que caracteriza la
coautoría impropia que reclama el demandante; por el contrario, el
pronunciamiento es reiterativo en que el acusado, con voluntad y
conocimiento de su obrar contrario a derecho, instigó la materialización
de la conducta punible reprochada.

La pretensión del censor, en esencia, descansa, en el entendimiento o


alcance que le da a la palabra “contubernio”, la cual equipara a
“coautoría”; empero, lo cierto es que en el contexto en el que la misma
fue usada por el Tribunal, solo puede entenderse la misma como el
asentimiento o aquiescencia de los funcionarios de FONCOLPUERTOS
para, mediante la Resolución Nº (…) de (…) de (…) de (…), acceder al
reconocimiento y orden de pago del ilegal factor salarial reivindicado por
los extrabajadores, apadrinados por el aquí acusado.

Es que contubernio significa “alianza o liga vituperable”; aliar, por su


parte, implica “Dicho de una persona o entidad: unirse o coligarse con
otra para un mismo fin”, y vituperable, equivale a ejecutar una acción
“que causa afrenta o deshonra”, y en la concreta situación fáctica
debatida, eso es justamente lo que ocurrió en la determinación criminal
aducida desde el pliego de cargos y declarada en las instancias, pues,
los funcionarios de FONCOLPUERTOS —en quienes descansaba en forma
exclusiva el dominio del hecho— se plegaron, ligaron o adhirieron a la
realización de la conducta punible propuesta por el procesado,
consistente en el reconocimiento indebido de un factor salarial
inventado: la llamada “prima sobre prima”, y de esa forma concretaron
la vulneración, en los términos conocidos, al patrimonio económico del
Estado».

Sala de Casación Penal


ID : 449165
M. PONENTE : EUGENIO FERNANDEZ CARLIER
NÚMERO DE PROCESO : 43868
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP14845-2015
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Yopal
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 28/10/2015
FUENTE FORMAL : Ley 906 de 2004 / Ley 599 de 2000
art. 31,49, 60, 61 365 / Decreto 100
de 1980 art. 26, 31

TEMA: COAUTORÍA - Concepto / COAUTORÍA - División del trabajo

Tesis:

«Desde la entrada en vigor de la legislación penal sustantiva de 1980


(Decreto Ley 100), ha sido criterio unánime y reiterado en la
jurisprudencia de esta Sala, aquél según el cual, cuando en la
realización de los tipos penales previstos por el legislador en la Parte
Especial del Código interviene más de una persona, es necesario acudir
a los llamados “amplificadores del tipo” consagrados en la Parte General
del mismo, pues:

“El fenómeno de la coparticipación criminal, entendido como realización


conjunta del hecho punible, comprende la intervención de autores,
coautores y cómplices…Son coautores aquellos autores materiales o
intelectuales que conjuntamente realizan un mismo hecho punible, ya
sea porque cada uno de ellos ejecuta simultáneamente con los otros o
con inmediata sucesividad idéntica conducta típica (Pedro, Juan y Diego
hacen sendos disparos de revólver sobre Juan y lo matan), ora porque
realizan una misma y compleja operación delictiva con división de
trabajo, de tal manera que cada uno de ellos ejecuta una parte diversa
de la empresa común.

…serán coautores quienes a pesar de haber desempeñado funciones que


por sí mismas no configuren el delito, han actuado como copartícipes de
una empresa común —comprensiva de uno o varios hechos— que, por lo
mismo, a todos pertenece como conjuntamente suya…”

Y desde entonces doctrina y jurisprudencia,

“…han aceptado que en los casos en que varias personas proceden en


una empresa criminal, con consciente y voluntaria división del trabajo
para la producción del resultado típico, todos los partícipes tienen la
calidad de autores, así su conducta vista en forma aislada no permita
una subsunción en el tipo, porque todos están unidos en el criminal
designio y actúan con conocimiento y voluntad para la producción del
resultado comúnmente querido o, por lo menos, aceptado como
probable.

En efecto, si varias personas deciden apoderarse de dinero de un banco,


pero cada una de ellas realiza un trabajo diverso: uno vigila, otra
intimida a los vigilantes, otra se apodera del dinero y otra conduce el
vehículo en el que huyen, todas ellas serán autoras del delito de hurto.
Así mismo si a esa empresa criminal van armados porque presumen que
se les puede oponer resistencia o porque quieren intimidar con el uso de
las armas y como consecuencia de ello se producen lesiones u
homicidio, todos son coautores del hurto y de los atentados contra la
vida, aun cuando no todos hayan llevado o utilizado armas, pues han
participado en el común designio, del cual podrían surgir esos resultados
que, desde luego, han sido aceptados como probables desde el
momento mismo en que se actúa en una empresa de la cual aquellos se
podían derivar”.

[…]

Lo anterior es demostrativo de que el aporte de GL dentro del plan


concebido era esencial para la concreción del designio criminal, y que la
cabal ejecución de la tarea encomendada a aquél en función del objetivo
global, por supuesto también dependía de las labores atribuidas y
desarrolladas por los otros compañeros de causa, como que todos
ingresaron a un mismo tiempo de manera repentina y violenta a un
predio ajeno, mediante el empleo de armas de fuego para someter a sus
moradores, como en efecto lo hicieron, por lo que desde tal perspectiva
el aludido acusado tiene la calidad de coautor del hurto, con sujeción a
los lineamientos jurisprudenciales atrás recapitulados».
COAUTORÍA IMPROPIA - Principio de imputación
recíproca / COAUTOR - Es realmente un autor / COAUTORÍA - La
utilización de armas de fuego en el delito de hurto crea un riesgo
jurídicamente desaprobado que a todos corresponde
asumir / COAUTORÍA - Crimen organizado

Tesis:

«La problemática se circunscribe a establecer si tales conductas punibles


deben ser atribuidas a los aquí enjuiciados en virtud del llamado
“principio de imputación recíproca” inherente a la coautoría, el cual,
como lo tiene sentado la Sala, se presenta debido a que “cuando existe
una resolución común al hecho, lo que haga cada uno de los coautores
es extensible a todos los demás, sin perjuicio de que las otras
contribuciones individualmente consideradas sean o no por sí solas
constitutivas de delito”.

Tal axioma deriva de la naturaleza misma de la coautoría en donde cada


uno de los intervinientes realiza una parte del delito (aporte) cuya
articulación permite alcanzar el designio propuesto en el acuerdo
común, por lo que “a cada uno de los agentes no sólo se le imputa como
propio aquello que ejecuta de propia mano, sino también la conducta de
los demás intervinientes. Por lo tanto, en esta forma de realización del
delito, las diferentes aportaciones al hecho se engloban en un único
hecho contrario a deber, del que responde cada uno de los coautores
como si lo hubiera cometido solo”.

Este principio, a su turno, se resquebraja cuando el interviniente


desborda los términos del acuerdo, cuando se excede respecto de lo
pactado inicialmente, en cuyo caso, como lo advierte la doctrina, el
perpetrador “obra como autor único directo o, si se sirve de un
compañero que nada sabe, como autor mediato”.

La Sala ya ha puntualizado que indudablemente el fundamento de la


“imputación recíproca” frente a las conductas punibles que son
materializadas por un colectivo de personas que actúa con división
funcional de tareas en pos de un concreto fin delictivo, descansa,
necesariamente, en que tales resultados hayan hecho parte del acuerdo
común o hayan sido aceptados como lógica y probable consecuencia de
las labores que cada uno debía desplegar como parte del designio
criminal para asegurar el objetivo querido, pues, como también lo
destaca un sector de la doctrina: “Cada coautor responde del hecho,
siempre que éste permanezca en el ámbito de la decisión común
acordada previamente”.

Dicho de otra manera: cuando en una empresa criminal se presenta un


comportamiento típico adicional, que no es fruto del común acuerdo, ni
resultado lógicamente derivable de las funciones que cumple cada uno
de los complotados, será responsable de ese hecho delictivo quien o
quienes lo hayan ejecutado.

De acuerdo con lo anterior, atendida la realidad fáctica del caso


analizado, la Sala coincide con el criterio de la Delegada de la Fiscalía
General de la Nación y del Agente del Ministerio Público, pues en efecto
los resultados típicos que rechazan cada uno de los censores, sí les son
atribuibles a sus prohijados, pues es evidente que cuando se ingresa a
un predio ajeno, habitado, con el propósito de saquearlo o apoderarse
de los objetos de valor que allí se hallen, y para tal fin algunos de los
intervinientes en esa faena criminal van provistos de armas de fuego sin
el respectivo salvoconducto, el porte o tenencia ilegal de esos
instrumentos es atribuible a quienes no las llevaban o portaban, pues
igual eran determinantes y necesarias para el fin perseguido.

Así mismo, fluye de la dinámica del suceso aquí debatido, que la razón
para el empleo de instrumentos bélicos por parte de los autores era
someter y obligar a los moradores que no se opusieran al saqueo, de
donde resultaba también lógico y probable que ante la resistencia de
éstos o de un extraño que interfiriera con el plan, las armas serían
empleadas y con ellas se podría ocasionar lesiones o la muerte de
personas.

En este caso ocurrieron los dos supuestos: se sabe que JDGS, se opuso
y no cooperó con los asaltantes, y por ello fue abatido con un disparo en
la nuca, y al ser sorprendidos los ejecutores del robo por agentes de la
SIJIN que llegaron al predio alertados del posible saqueo, se produce un
intercambio de disparos entre los bandidos y los representantes de la
ley, hecho este último del que se deduce, sin lugar a dudas, que los
maleantes iban resueltos a usar las armas de las que se proveyeron, sin
que pudieran ignorar las consecuencias eventuales de tal
comportamiento, por lo que los resultados típicos concretados en ese
proceder les son imputables a todos en calidad de coautores.

Además porque la prueba demuestra que los aquí acusados en ningún


momento se desvincularon del actuar criminal, esto es, para responder
al cuestionamiento del apoderado de GL, éste fue conocedor y
consciente del empleo de armas de fuego por parte de sus compañeros
de empresa ilícita, máxime que con el uso de ellas se respaldaba y
aseguraba el cumplimiento de su tarea, situación que igual cabe
predicar de MQ, quien incluso era uno de los partícipes que estaba
provisto de un arma de fuego con la que prestaba vigilancia en la parte
exterior del inmueble, artefacto con el que fue capturado al día siguiente
y por cuyo porte ilegal fue condenado en procesado separado.

Finalmente dígase que así no se hubiese establecido cuál de los


ejecutores de la empresa delictiva fue quien agotó el homicidio en la
persona de JDGS, ello en nada exime de responsabilidad a los
sentenciados, pues como quedó explicado párrafos atrás, el principio de
imputación recíproca permite afirmar que cuando existe una resolución
común al hecho, lo que haga cada uno de los coautores es extensible a
todos los demás sin perjuicio de que las otras contribuciones
individualmente consideradas sean o no por sí solas constitutivas de
delitos».

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 10987 | Fecha: 10/10/1998


| Tema: CONCURSO - Dosificación punitiva: criterios a tener en cuenta
Rad: 17403 | Fecha: 12/09/2002 | Tema: COAUTORÍA – Concepto Rad:
18856 | Fecha: 24/04/2003 | Tema: CONCURSO - Dosificación punitiva:
criterios a tener en cuenta Rad: 15868 | Fecha: 15/05/2003 | Tema:
CONCURSO - Dosificación punitiva: criterios a tener en cuenta Rad:
23438 | Fecha: 02/07/2008 | Tema: COAUTORÍA IMPROPIA - Principio
de imputación recíproca Rad: 30804 | Fecha: 2/12/2008 | Tema:
ACUMULACIÓN JURIDICA DE PENAS - Dosificación punitiva /
ACUMULACIÓN JURÍDICA DE PENAS - Noción y finalidad Rad: 26631 |
Fecha: 18/03/2009 | Tema: COAUTORÍA IMPROPIA - Principio de
imputación recíproca Rad: 28289 | Fecha: 09/11/2009 | Tema:
COAUTORÍA IMPROPIA - Principio de imputación recíproca Rad: 33458 |
Fecha: 25/08/2010 | Tema: CONCURSO - Dosificación punitiva: criterios
a tener en cuenta Rad: 31748 | Fecha: 09/08/2010 | Tema:
COAUTORÍA - Acuerdo: cumplimiento, sus excesos no son atribuibles a
los demás participes Rad: 38353 | Fecha: 06/06/2012 | Tema:
ACUMULACIÓN JURIDICA DE PENAS - Dosificación punitiva /
ACUMULACIÓN JURÍDICA DE PENAS - Noción y finalidad Rad: 40803 |
Fecha: 10/07/2013 | Tema: ACUMULACIÓN JURIDICA DE PENAS -
Dosificación punitiva /ACUMULACIÓN JURÍDICA DE PENAS - Noción y
finalida Rad: 42623 | Fecha: 12/03/2014 | Tema: CONCURSO -
Dosificación punitiva: criterios a tener en cuenta Rad: 44367 | Fecha:
21/10/2015 | Tema: PRIVACIÓN DEL DERECHO A LA TENENCIA Y
PORTE DE ARMAS - Aplicación del sistema de cuartos Rad: 12861 |
Fecha: 23/09/2015 | Tema: ACUMULACIÓN JURIDICA DE PENAS -
Dosificación punitiva /ACUMULACIÓN JURÍDICA DE PENAS - Noción y
finalidad Rad: 38076 | Fecha: 23/09/2015 | Tema: ACUMULACIÓN
JURIDICA DE PENAS - Dosificación punitiva /ACUMULACIÓN JURÍDICA
DE PENAS - Noción y finalidad

Sala de Casación Penal


ID : 432873
M. PONENTE : GUSTAVO ENRIQUE MALO FERNÁNDEZ
NÚMERO DE PROCESO : 46547
NÚMERO DE PROVIDENCIA : AP5124-2015
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de
Antioquia
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO
FECHA : 09/09/2015
FUENTE FORMAL : Ley 600 de 2000 art. 95, 96, 206, 310-
1, 310-3, 322 y 324 / Ley 599 de 2000
art. 9 y 29 / Ley 522 de 2000 art. 451
y 454

TEMA: VIOLACIÓN INDIRECTA DE LA LEY SUSTANCIAL - Técnica


en casación / CASACIÓN - La simple discrepancia en la apreciación
probatoria no constituye yerro demandable / COAUTORÍA - División del
trabajo
Tesis:
«Es evidente la inadmisibilidad de los dos cargos planteados, por el
mismo defensor y en términos muy similares, por la senda de la
violación indirecta de la ley sustancial, toda vez que aquél incumplió,
frente a ambos, con los presupuestos mínimos de su acreditación:

En primer lugar, no especificó la prueba o pruebas sobre las cuales


recaería el vicio; por el contrario, se refirió de manera indeterminada la
distorsión de los medios de convicción obrantes en la actuación y, más
que a ello, a las conclusiones de la apreciación probatoria en torno a la
particular situación de MAAV y de WASP. La indiscriminación en la
censura que se dirige contra los resultados del ejercicio de valoración
racional de la prueba efectuada por los juzgadores, revela su esencia de
alegato de instancia destinado a persuadir con base en la sola
argumentación y no en la existencia de concretos errores judiciales.
En segundo lugar, más allá de su opinión personal sobre el valor
acertado del conjunto probatorio, el censor no mostró la incongruencia o
la disonancia que existiría entre el contenido objetivo de una específica
prueba y aquél que, como tal, fue declarado en la sentencia. Ese cotejo
nunca se realizó y, a cambio, tan solo se advierte en la sustentación del
cargo la diferencia de criterios entre el impugnante y la sentencia,
confrontación dialéctica ésta que puede ser suficiente para fundar un
recurso ordinario, más nunca el extraordinario de casación que parte de
la doble presunción de acierto y legalidad del fallo, la cual solo puede
cuestionarse a partir de uno de los específicos errores reconducibles por
la vía de las taxativas causales de casación.

Y, por último, no se acreditó la trascendencia del cargo, pues si, en


gracia de discusión, las premisas expuestas fuesen ciertas, olvida el
demandante que el título de imputación por el cual se condenó a los
procesados (coautoría) no se excluye porque algunos de éstos no
estuviesen en el lugar exacto de los hechos o porque no hubiesen
disparado sus armas de fuego. Por el contrario, la coautoría puede
materializarse a través de una distribución de funciones heterogéneas,
tal y como dispone el artículo 29 del C.P.

En ese orden, la labor de MAAV consistente en liderar la avanzada de la


tropa y, en desarrollo de ello, ubicar a las víctimas y el sitio en que
serían ejecutadas, o la de WASP consistente en ejercer la vigilancia
activa del lugar de los hechos mientras éstos ocurrían y aún después,
sin dejar de lado que en su condición de cabo segundo también ejercía
mando sobre los soldados allí presentes; resultaron esenciales a la
comisión de los homicidios de JACP y CHO. La esencialidad de este
aporte no fue rebatida por los recurrentes, de allí que sus reclamos
resulten intrascendentes».

Sala de Casación Penal


ID : 428810
M. PONENTE : JOSÉ LUIS BARCELÓ CAMACHO
NÚMERO DE PROCESO : 38685
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP10998-2015
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Bogotá
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 19/08/2015
FUENTE FORMAL : Ley 600 de 2000 art. 5 transitorio
núm. 2 / Ley 600 de 2000 art. 77-1,
405 / Ley 599 de 2000 art. 103, 104-7,
104-10,

TEMA: COAUTORÍA IMPROPIA - Concepto / COAUTORÍA


IMPROPIA - Concepto / DETERMINADOR - Concepto

Tesis:

«La doctrina de la Corte ha deslindado, de tiempo atrás, los conceptos


de coautor propio y coautor impropio, en el entendido de que varios
intervinientes realizan la conducta punible, pero en el primer evento,
coautoría propia, todos realizan actos de igual índole o naturaleza, y en
el segundo, impropia, el hecho se desarrolla por el grupo, cuyos
miembros se integran mediante aportes que cumplen con el plan
concebido en división de trabajo, de tal forma que el resultado se
imputa al grupo (a todos sus integrantes), así individualmente cada
acción no recorra los elementos del tipo (confrontar, por todas, CSJ SP,
24 jul. 2013, rad. 33.507).

Igual ha decantado que el determinador es quien por cualquier medio


incide en otro y hace surgir (genera, suscita, crea, infunde) en éste
(autor determinado) la decisión de realizar la conducta punible, la idea y
la voluntad criminales, es decir, su conducta se limita a hacer nacer en
otro la voluntad de delinquir (confrontar, por todas, sentencia del 13 de
abril de 2009, radicado 30.125)».

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: AP5733 | Fecha:


24/09/2014 | Tema: JUEZ PENAL DEL CIRCUITO - No existe diferencia
sustancial con el Juez Especializado Rad: 23871 | Fecha: 10/08/2005 |
Tema: JUEZ PENAL DEL CIRCUITO - No existe diferencia sustancial con
el Juez Especializado Rad: 31745 | Fecha: 14/03/2012 | Tema: JUEZ
PENAL DEL CIRCUITO - No existe diferencia sustancial con el Juez
Especializado Rad: 33507 | Fecha: 24/07/2013 | Tema: COAUTORÍA
PROPIA - Noción / COAUTORÍA IMPROPIA - Noción

Sala de Casación Penal


ID : 434960
M. PONENTE : LUIS GUILLERMO SALAZAR OTERO
NÚMERO DE PROCESO : 45496
NÚMERO DE PROVIDENCIA : AP4380-2015
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de
Antioquia
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO
FECHA : 05/08/2015
FUENTE FORMAL : Ley 906 de 2004 art. 184

TEMA: SENTENCIA - Motivación / COAUTORÍA IMPROPIA - División


del trabajo: prueba para condenar

Tesis:
«La sentencia es muy clara en indicar, contrario a las afirmaciones de la
demanda, cuál es la prueba de cargo, advirtiendo al respecto que ya SP
había reconocido su pertenencia a la organización criminal de “Los
Rastrojos” y en dicha condición aceptado cargos dentro del proceso
seguido por el delito de concierto para delinquir agravado, sirviendo de
sustento material a su imputación la comisión de delitos de homicidio, y
precisamente que proveniente de dicha actuación, en aporte a este
proceso, mediaban interceptaciones telefónicas acorde con las cuales
logró conocerse que, entre otros, el sentenciado habría intervenido en el
homicidio de LFTS.

Dada la imputación que en coautoría impropia se hizo a todos los


integrantes de la referida organización, es comprensible que la sentencia
no indicara, en los términos generales en que el libelo repara ‘el
razonamiento jurídico que atañe a la responsabilidad penal de
Saldarriaga Parra’, sin que desde luego esto no pueda significar que la
misma no se ocupó en precisar los elementos sustentadores de su
compromiso penal».

RELEVANTE

Sala de Casación Penal


ID : 423667
M. PONENTE : EYDER PATIÑO CABRERA
NÚMERO DE PROCESO : 45795
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP9145-2015
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de
Popayán
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 15/07/2015
FUENTE FORMAL : Ley 589 de 2000 / Ley 78 de 1986 /
Decreto 180 de 1988 art. 40 /
•Convención Americana sobre
Derechos Humanos. art. 7 / Decreto
Ley 100 de 1980 art. 270 núm. 5 /
Decreto Ley 100 de 1980 art.
59,60,61,80,83,84 y 86

TEMA: TORTURA - Elementos / TORTURA - Prueba / TORTURA - Se


configura / TORTURA - Coautoría impropia

Tesis:

«El tormento causado al sujeto pasivo, titular del derecho vulnerado, a


través de condiciones o procedimientos diseñados por su naturaleza o
duración para causar sufrimiento, puede ser físico cuando la aflicción se
produce a nivel corporal de la víctima -aunque en veces no deje huella
por lo sofisticado de los instrumentos utilizados para aplicarla- y moral si
la agresión -más allá de la consternación obvia que la de carácter físico
genera- equivale a amenazas, intimidaciones o coacciones con la
entidad de afligir la esfera psíquica del ser humano, de tal manera que
limite sus capacidades de autodeterminación, su voluntad, su dignidad.

Es así que la Corte Interamericana de Derechos Humanos ha señalado


que una amenaza suficientemente real e inminente de ser torturado o
asesinado o una angustia intensa por la suerte que se puede correr,
puede ser en sí misma constitutiva de tortura psicológica.

La constatación del dolor o padecimiento soportado por el ofendido, no


siempre es fácil, pues, en ocasiones, no quedan rastros o huellas del
ultraje, sobre todo, cuando es de naturaleza moral; por eso, de cara al
principio de libertad probatoria, no podría reclamarse la necesaria
comprobación del delito a través de una experticia médica o técnica ,
sino que cobra especial relevancia la prueba testimonial (CSJ AP, 3 jul.
2013, rad. 40.994)
(...)

Recuérdese que para el censor, los jueces de instancia incurrieron en


falso raciocinio, concretamente, en una falacia lógica en torno a la
definición de tortura y al valorar inadecuadamente las señales físicas de
tortura en el cuerpo del occiso.

Independientemente de que los yerros interpretativos acerca de los


elementos estructurales del tipo penal de tortura debieron demostrarse
por la senda de la causal primera, cuerpo primero (infracción directa) es
lo cierto que, razón le asiste al demandante al aseverar que los
juzgadores erraron su juicio al estimar que GEZ no fue torturado porque
el ataque: culetazo y golpes con la mano, no tuvieron por fin anular su
personalidad, pues no solo las pruebas revelan que los vejámenes físicos
no fueron para nada insignificantes como parecen sustentarlo los
juzgadores y lo apoya el delegado del Ministerio Público, sino que
también consistió en agresiones morales con la entidad necesaria para
doblegar la voluntad del ofendido, en orden a que reconociera una
supuesta condición de guerrillero que no tenía y, respecto de la cual
aquellos carecían de todo conocimiento certero, pues quien lo acusaba
de tal era un informante de la región que permaneció camuflado entre la
patrulla.

Para clarificar cuáles fueron todos esos actos lesivos de la integridad


física y moral de ZE se debe acudir tanto a los testimonios de su familia
-presente en el lugar- como de los militares involucrados en las acciones
reprobadas.

De un lado, AEZ, su esposa OE y su cuñada BE -compañera de la


víctima- contaron que luego de que entraran abruptamente a su casa y,
en especial, al cuarto de G e intentaran sacarlo por la fuerza de su
habitación, como quiera que éste opuso resistencia, fue golpeado
inclementemente por los soldados con patadas y culetazos de fusil,
tirado al piso boca abajo y amarrado con las manos hacia atrás, al
tiempo que era cuestionado por su presunta situación de guerrillero y
obligado inicialmente a marchar con la tropa semidesnudo -en
pantaloneta- y descalzo.

(...)

Ya en el camino, supuestamente hacia la cárcel o el campamento, se


sabe que C le dio la orden a sus subalternos de que marcharan
adelante, quedándose en custodia, junto con el cabo O y algunos pocos
soldados, entre ellos, OIAH, del capturado a quien el primero le
manifestó que se fuera o que corriera , expresión que G, seguramente,
no pudo generar otra reacción que la de temor y angustia extrema por
lo que iría a pasar con su vida, ante lo cual éste le contestó que no lo
iba a hacer, porque si lo hacía, su captor aprovecharía para matarlo. En
esas circunstancias, el cabo C y a la vista de O y AH, redujo a la víctima
con un culatazo en el estómago, luego de lo cual le disparó por lo menos
en dos oportunidades, causándole la muerte.

(...)

Otro de los tópicos que sirvió de base a los juzgadores para la


absolución de los acusados provino de conferir mérito suasorio positivo
al dicho de VMM, inspector de policía de la vereda Loma Redonda para la
época de los hechos, encargado de hacer el levantamiento de cadáver,
quien, según el Tribunal, habría negado haber percibido en dicha
diligencia algún signo de tortura, lo cual no es del todo preciso, pues
escudriñadas, en detalle, todas sus salidas procesales, se percibe cierta
ambivalencia que no permitiría confirmar, con seriedad, tal aserción.

(...)

En cambio, es viable acudir a los testimonios de las personas que el 2 de


febrero de 1988 observaron el cuerpo inerte de la víctima -algunos
familiares y otro no- y, de manera homogénea, refieren la existencia de
rastros de la misma.

(...)

Es claro que los métodos o procedimientos empleados por los


uniformados para conseguir que el ilegalmente aprehendido confesara
que era guerrillero, contrario a lo estimado por los jueces de
conocimiento, son altamente eficientes para anular la personalidad del
sujeto agredido, tanto en el plano físico como moral.

De este modo, como lo sostuvo el casacionista, la Sala es del criterio


que el Tribunal incurrió en una falacia reductiva al minimizar el alcance
de los maltratos causados a GEZ. Sea esta la oportunidad para agregar
que, no porque el tiempo ocupado por los militares en afligir semejantes
castigos inhumanos a la víctima no fuera sustancialmente considerable
puede desestimarse la incidencia de los vejámenes en la humanidad y la
conciencia del agredido.

(...)
Es oportuno insistir en que, contrario a lo estimado por la defensa, no se
demanda de prueba científica para acreditar ocurrencia de la tortura,
pues bajo la textura del principio de libertad probatoria, al conocimiento
de los hechos se puede llegar por cualquier medio de convicción
debidamente practicado en la actuación, máxime si de probar
comportamientos constitutivos de tortura psicológica se trata

(...)

La responsabilidad penal de los implicados en este delito, a título de


coautoría impropia, por su parte, se decanta de la presencia, de
principio a fin, de los militares acusados en la escena de los hechos y,
concretamente, del acuerdo tácito antecedente y concomitante para su
ejecución, visible a partir de los siguientes argumentos.

Si bien los uniformados investigados niegan algún plan preconcebido


para atentar contra las garantías del ciudadano torturado y
posteriormente asesinado, pues aducen que a ellos simplemente se les
informó, al caer la noche del 1º de febrero de 1988, que iban a salir a
un reconocimiento de la zona, por razón de una información entregada
por un indígena del lugar sobre un guerrillero y unas armas.

(...)

Es claro que el aporte intencional de los primeros acusados


mencionados, teniendo completo dominio del hecho, fue determinante
en los punibles investigados pues aún de no haber invadido
materialmente el domicilio de la víctima y de su familia, atendiendo su
labor específica de vigilancia en la división del trabajo, permitieron que
bajo el cargo de conservar armas y con el estigma indemostrado de
guerrillero -condición de imposible comprobación en ese preciso
momento-, se irrogara al nativo una penosa tortura, no haciendo nada
por evitarla, pudiendo hacerlo y, con mayor razón respecto de AH, que
participó activamente dentro de la vivienda en la requisa y posterior
retención del agredido.

(...)

En consecuencia, se casará parcialmente el fallo de segunda instancia,


en el sentido de revocarla para, en su lugar, declarar penalmente
responsables a OIAH, JAD, FJBA, MTT y RDAG, EOM y RCR, en calidad
de coautores, del injusto de tortura».
JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 35113 | Fecha: 05/06/2014
| Tema: PRESCRIPCIÓN - Servidor público: Interrupción del término,
tope máximo Rad: 32022 | Fecha: 21/09/2009 | Tema: DELITOS DE
LESA HUMANIDAD - Diferencia con los crímenes de guerra y los delitos
comunes Rad: 33118 | Fecha: 13/05/2010 | Tema: DELITOS DE LESA
HUMANIDAD - Diferencia con los crímenes de guerra y los delitos
comunes Rad: 30380 | Fecha: 22/09/2010 | Tema: DELITOS DE LESA
HUMANIDAD - Prescripción: son delitos imprescriptibles Rad: 34180 |
Fecha: 23/05/2012 | Tema: DELITOS DE LESA HUMANIDAD -
Prescripción: son delitos imprescriptibles Rad: 44312 | Fecha:
16/02/2015 | Tema: DELITOS DE LESA HUMANIDAD - Prescripción: son
delitos imprescriptibles Rad: 32022 | Fecha: 21/09/2009 | Tema:
DESAPARICIÓN FORZADA - Acción penal excepcionalmente
imprescriptible Rad: C-587 | Fecha: 12/11/1992 | Tema: TORTURA -
Análisis / TORTURA - Se configura / TORTURA - Delito pluriofensivo Rad:
40994 | Fecha: 03/07/2013 | Tema: TORTURA - Prueba / TORTURA -
Prohibición en la práctica de pruebas Rad: 28563 | Fecha: 11/03/2009 |
Tema: SECUESTRO - Diferencia con el secuestro extorsivo

Sala de Casación Penal


ID : 421359
M. PONENTE : GUSTAVO ENRIQUE MALO FERNÁNDEZ
NÚMERO DE PROCESO : 42293
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP8346-2015
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Ibagué
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 01/07/2015

ASUNTO:
El problema jurídico radica en determinar si por haberle informado al
comandante del frente 25 del grupo guerrillero f.a.r.c. (alias Bertil),
acerca de la situación económica de JEAM de quien dijo que era
colaborador de los paramilitares, EBB debe responder por la
contribución en la realización de la conducta antijurídica de rebelión o
por la comisión, junto con otros sujetos, de los delitos de rebelión,
secuestro y homicidio
TEMA: COAUTORÍA - Elementos / AUTORÍA - Teoría del dominio del
hecho

Tesis:

«Para la estructuración de la coautoría deben concurrir elementos de


orden subjetivo y objetivo.

Los primeros, se refieren al acuerdo expreso o tácito, en razón del cual


cada coautor se compromete a desarrollar la tarea que le corresponde
en la ejecución del plan criminal, lo cual implica que cada uno debe ser
consciente de que voluntariamente comparte la misma causa, el mismo
propósito ilícito y los medios que se emplearán para alcanzar tales fines.

Los objetivos, aluden a que la contribución de cada coautor debe ser


esencial ("división del trabajo criminal atendiendo la importancia del
aporte"), aspecto que necesariamente remite al denominado "dominio
funcional del hecho", en virtud del cual cada sujeto domina el acontecer
total en cooperación con los demás.

Son precisamente esos los elementos que ha tenido en cuenta la Sala, al


precisar que la coautoría funcional se puede deducir de los hechos que
demuestran la decisión conjunta de realizar el delito:

"Es sabido que para la coautoría funcional el acuerdo del plan criminal
no requiere de un pacto detallado, pues se deduce de los actos
desencadenantes, de los hechos demostrativos de la decisión conjunta
de su realización.

Según la teoría del dominio del hecho, autor es quien domina el hecho y
para efectos de la coautoría lo decisivo es tener un dominio funcional del
hecho, pues cada sujeto controla el acontecer total en cooperación con
los demás, no tiene en sí mismo un control parcial, ni tampoco global,
sino que éste se predica de todos.

A su turno, de acuerdo con la definición prevista en el artículo 29 de la


Ley 599 de 2000 relacionada con que "Son coautores los que, mediando
un acuerdo común, actúan con división del trabajo criminal atendiendo
la importancia del aporte", la Corte Suprema de Justicia ha enfatizado
en la necesaria presencia de los siguientes elementos: i) un acuerdo o
plan común; ii) división de funciones y iii) trascendencia del aporte en la
fase ejecutiva del ilícito(...) ".».
COMPLICIDAD - Diferencia con la coautoría / CÓMPLICE - Concepto

Tesis:

«Lo concerniente a la participación -en este caso la complicidad- excluye


la ejecución de la acción típica por parte del partícipe, porque lo que
éste hace es una contribución al injusto doloso que otro comete: "Si se
busca una característica general para todas las manifestaciones o
formas de aparición de la autoría que la delimite de la participación, se
ha de decir: el autor es la figura central en la realización de la acción
ejecutiva típica. El partícipe es una figura marginal o personaje
secundario…".

(...)

En síntesis, "…sólo quien domina el hecho puede ser tenido como autor;
mientras que el cómplice es aquél que simplemente presta una ayuda o
brinda un apoyo que no es de significativa importancia para la
realización de la conducta ilícita, es decir, participa sin tener el dominio
propio del hecho."

Pues bien, la información que entregó EB, habiéndose demostrado que


lo hizo con anterioridad a la realización del hecho ajeno, podría
calificarse de necesaria, si no fuera porque dos de los testigos de cargo,
los subversivos JAPR y ARL, se refieren a la existencia, cuando menos,
de un guerrillero urbano que cumplió la función de identificar a las
potenciales víctimas.

(...)

El señalamiento que hizo EBB del señor JEAM, fue anterior a la decisión
de secuestrarlo, adoptada mucho después por alias B, lo que inscribe
esa colaboración como una contribución a la realización de la conducta
antijurídica, pues se trata de complicidad, atendiendo a que aún no se
había concebido y, mucho menos, se había puesto en marcha el plan
criminal; tampoco se sabía de qué forma se dividirían las funciones, es
decir, no se había pasado todavía de la fase preparatoria a la ejecutiva.

Desde esa perspectiva resulta evidente que el procesado EB no podía


tener el co-dominio del hecho, como para que se le calificara de coautor.

(...)

El mismo demandante en casación admite que el aporte del acusado BB


se limitó a contribuir en la realización de la conducta antijurídica, al
extremo que pretende adecuar esa intervención ilícita a la figura de la
coautoría, afirmando que la jurisprudencia de la Sala de Casación Penal
-cita la providencia CSJ SP, 18 Feb. 2004, Rad. 17252-, señaló que el
aporte no tiene que llevarse a cabo en la fase ejecutiva del delito.

Pero, se equivoca el libelista, porque lo que esa providencia explica,


tratándose de la coautoría impropia, es que ya elaborado el plan
criminal, no todos los autores tienen que ejecutar la acción típica,
porque de acuerdo con la teoría objetivo-formal del hecho (apropiada
para explicar la autoría inmediata), sería ejecutor únicamente el que
dispara contra la víctima y los otros serían partícipes».

REBELION - Coautoría y complicidad

Tesis:

«Es cierto que la doctrina uniforme y reiterada de la Sala enseña que


quienes sirven a esta clase de organizaciones criminales deben
responder como coautores y no como cómplices de rebelión. Sin
embargo, esta Corporación también ha reiterado que para deducir esa
forma de autoría es necesario, al menos, que el sujeto pertenezca al
grupo ilegal armado, sin que tal exigencia sea caprichosa, porque deriva
de la definición misma del delito que consagra el artículo 467 del Código
Penal, el cual supone la existencia de una facción con un designio
común, lo cual igualmente implica la adscripción a una ideología.

Empero, también quedó claramente establecido que el procesado EB no


pertenecía a las filas de las f.a.r.c., no sólo porque así lo informaron al
menos dos de los insurgentes que fueron testigos de cargo, sino porque
en los registros oficiales no aparecía incluido el señalado sujeto en las
órdenes de batalla del grupo guerrillero.

(...)

Incluso el hecho de que el procesado suplicara el apoyo de los


guerrilleros en las elecciones para alcalde, de suyo descarta su
pertenencia al grupo armado ilegal, pues de haber existido ese vínculo,
el respaldo lo hubiese obtenido de plano y sin tener que comprometerse
a suministrarles información acerca de personas con capacidad
económica.

En ese contexto, no era posible ubicar la participación de BB en el plano


de la coautoría, conforme lo analizó el Juez Colegiado en la sentencia de
segunda instancia.

(...)

En consecuencia, se confirmará el fallo impugnado, porque no se


advierte que el Tribunal hubiese incurrido en "…violación directa de la
ley sustancial por inobservancia de las disposiciones que regulan la
institución de la coautoría impropia…", puesto que claramente se
desprende de la sentencia que la segunda instancia sustentó, en la
preceptiva de los artículos 29 y 30 del Código Penal, la condena de EBB
como cómplice de rebelión, haciendo particular énfasis en que no se
había demostrado su intervención en la ejecución de las conductas
punibles de secuestro y homicidio ni se había comprobado su
pertenencia al grupo armado ilegal».

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 43772 | Fecha: 18/06/2014


| Tema: COAUTORIA - Elementos Rad: 23825 | Fecha: 07/03/2007 |
Tema: COAUTORIA - Elementos Rad: 38725 | Fecha: 22/01/2014 |
Tema: AUTORIA - Teoría del dominio del hecho Rad: 42428 | Fecha:
26/02/2014 | Tema: COMPLICIDAD - Diferencia con la coautoría Rad:
22327 | Fecha: 09/03/2006 | Tema: COMPLICIDAD - Diferencia con la
coautoría Rad: 23893 | Fecha: 26/01/2006 | Tema: REBELION -
Condición de rebelde Rad: 33558 | Fecha: 07/07/2010 | Tema:
REBELION - Condición de rebelde

Sala de Casación Penal


ID : 415564
M. PONENTE : EYDER PATIÑO CABRERA
NÚMERO DE PROCESO : 45805
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP7317-2015
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de
Valledupar
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : MIXTA
FECHA : 10/06/2015
FUENTE FORMAL : Ley 600 de 2000 art. 216

TEMA: COAUTORÍA - Acuerdo puede ser expreso o


tácito / COAUTORÍA - Acuerdo puede ser antecedente o concomitante
al comportamiento
Tesis:
«Conviene recordarle al actor que pasó desapercibido que ese acuerdo
de voluntades puede ser expreso o tácito y previo o concurrente a la
comisión del ilícito (CSJ SP, 2 sep. 2009, rad. 29221), por lo que, por
regla general, no se constata con una prueba directa o con un
documento, sino por razonamientos lógicos de naturaleza inferencial
(CSJ SP, 3 jul. 2003, rad. 19563)».

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 29221 | Fecha: 02/09/2009


| Tema: COAUTORÍA - Acuerdo puede ser expreso o tácito / COAUTORÍA
- Acuerdo puede ser antecedente o concomitante al comportamiento
Rad: 26967 | Fecha: 12/09/2007 | Tema: CASACIÓN OFICIOSA - No
requiere de traslado previo al Ministerio Público

Sala de Casación Penal


ID : 399231
M. PONENTE : JOSÉ LUIS BARCELÓ CAMACHO
NÚMERO DE PROCESO : 43715
NÚMERO DE PROVIDENCIA : AP2217-2015
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de
Medellín
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO
FECHA : 29/04/2015
FUENTE FORMAL : Ley 600 de 2000

TEMA: CONCIERTO PARA DELINQUIR - No se puede confundir con la


coautoría / CONCIERTO PARA DELINQUIR - Puede ser para cualquier
clase de delito
Tesis:
«El impugnante dice que la conducta del hoy procesado es atípica
respecto del delito de concierto para delinquir, porque el acuerdo de
voluntades estuvo orientado a cometer delitos contra la administración
pública y no contra la seguridad pública (delitos contemplados en el
Título XII del Código Penal).
La tesis defensiva parte del error de confundir la existencia de la
asociación de voluntades para cometer delitos con los delitos
efectivamente realizadas en función del acuerdo, y olvida que la
jurisprudencia de la Corte se ha pronunciado sobre la naturaleza de los
delitos objeto del concierto, como también que ha recabado de manera
insistente en la diferencia entre el concierto para delinquir y la
coautoría. Así, en sentencia del 25 de septiembre de 2013, rad. 40545,
la cual versó sobre un concierto para cometer conductas contra el orden
económico y social (distintas a las consagradas en el mencionado Título
XII), precisó lo siguiente que desestima la tesis del casacionista:

“Contrario a lo expuesto por algún sector de la doctrina patria, tal como


se advierte sin dificultad en el desarrollo legislativo del concierto para
delinquir, no se encuentra circunscrito al acuerdo de voluntades sobre la
comisión de delitos contra el bien jurídico de la seguridad pública, pues
por voluntad del legislador que no distinguió, el pacto puede recaer
sobre una amplia gama de delincuencias lesivas de ese u otros bienes
jurídicos, e inclusive respecto de punibles de la misma especie”.

Así mismo, para satisfacer el pedido que ahora formula el casacionista,


ahondó en la distinción entre concierto para delinquir y coautoría, así:

“No necesariamente el simple y llano concurso de personas en la


comisión de uno o varios delitos, o el concurso material de dos o más
punibles estructuran un concierto para delinquir, pues tales
circunstancias pueden ser también predicables del instituto de la
coautoría, motivo por el cual se impone precisar el ámbito de ambas
figuras a fin de evitar que se viole el principio non bis in ídem al asumir
indebidamente a los coautores de cualquier delito como sujetos activos
del concierto para delinquir”.

“En efecto, tanto en la coautoría material como en el concierto para


delinquir media un acuerdo de voluntades entre varias personas, pero
mientras la primera se circunscribe a la comisión de uno o varios delitos
determinados (Coautoría propia: Todos realizan íntegramente las
exigencias del tipo. O Coautoría impropia: Hay división de trabajo entre
quienes intervienen, con un control compartido o condominio de las
acciones), en el segundo se orienta a la realización de punibles
indeterminados, aunque puedan ser determinables”.

“A diferencia del instituto de la coautoría material, en el que la


intervención plural de individuos es ocasional y se circunscribe a acordar
la comisión de delitos determinados y específicos, en el concierto para
delinquir, a pesar de también requerirse de varias personas, es
necesario que la organización tenga vocación de permanencia en el
objetivo de cometer delitos indeterminados, aunque se conozca su
especie. V.g. homicidios, exportación de estupefacientes, etc.”».

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 40545 | Fecha: 25/09/2013


| Tema: CONCIERTO PARA DELINQUIR - No se puede confundir con la
coautoría / CONCIERTO PARA DELINQUIR - Puede ser para cualquier
clase de delito

Sala de Casación Penal


ID : 364524
M. PONENTE : EUGENIO FERNANDEZ CARLIER
NÚMERO DE PROCESO : 43974
NÚMERO DE PROVIDENCIA : AP940-2015
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Ibagué
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO
FECHA : 25/02/2015
FUENTE FORMAL : Ley 599 de 2000 art. 28, 29 / Ley 600
de 2000 art. 213

TEMA: COAUTORÍA - Técnica en casación

Tesis:

«La orientación de la queja resulta contradicho con la inicial y expresa


afirmación del actor en el sentido de que no hay duda de la realización
de la señalada conducta punible, en modalidad de tentativa, siendo
evidente de las subsiguientes manifestaciones del libelista que su
inconformidad radica en el compromiso penal deducido a su prohijado
en el delito, luego para construir una adecuada proposición jurídica
debió empezar por citar como indebidamente aplicadas las normas
inherentes a la autoría y participación, esto es, los artículos 28 y 29 de
la Ley penal Sustantiva».
Sala de Casación Penal
ID : 363132
M. PONENTE : EUGENIO FERNANDEZ CARLIER
NÚMERO DE PROCESO : 43211
NÚMERO DE PROVIDENCIA : AP726-2015
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de
Manizales
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO
FECHA : 18/02/2015
FUENTE FORMAL : Ley 906 de 2004 art. 184 / Ley 599 de
2000 art. 29

TEMA: COAUTORÍA IMPROPIA - Configuración / AUTORÍA - Teoría


del dominio del hecho

Tesis:

«No es cierto que el juez plural haya acogido una norma inexistente,
como la contemplada en el artículo 385 del derogado Código Penal de
1936 , para revivir la figura de la complicidad correlativa, pues
claramente, a través de la categoría de la coautoría impropia, se
estableció la contribución objetiva de los incriminados a la obtención del
resultado común perseguido cuando como integrantes del revoltoso
grupo de fanáticos del Independiente Medellín persiguieron a los tres
adeptos del Atlético Nacional, quienes aguardaban a la orilla de la
carretera, hasta darles alcance, golpearlos y herirlos, en cumplimiento
de la orden «ahí están tres piratas….no los dejen volar, mátenlos».

El defensor echa en falta el análisis del rol que desempeñó cada uno de
sus asistidos en el plan criminal, desdeñando que probatoriamente se
acreditó que (...) hirió con un cuchillo a (...), en tanto que (...) no sólo
lanzó piedras, sino que atacó a (...)hasta que el otro coprocesado (...) lo
hirió mortalmente con arma blanca.

El Tribunal, de los actos que se desencadenaron de la decisión conjunta


de la realización de las conductas, acogiendo la coautoría funcional,
advirtió que no era menester que cada uno de los participantes realizara
íntegramente el tipo penal, ya que bastaba que cada uno hiciera su
aporte.

Así, a partir de la definición prevista en el artículo 29 de la Ley 599 de


2000; «Son coautores los que, mediando un acuerdo común, actúan con
división del trabajo criminal atendiendo la importancia del aporte», y
acogiendo los criterios jurisprudenciales de la teoría del dominio del
hecho, en la que para efectos de la coautoría lo decisivo es tener un
dominio funcional del hecho (cada sujeto domina el acontecer total en
cooperación con los demás, pues no tiene en sí mismo un dominio
parcial, ni tampoco global, sino que éste se predica de todos), la
contribución para la realización del ilícito de los enjuiciados
judicialmente se fundamentó en que como integrantes del grupo de
fanáticos obraron conscientemente y con voluntad inequívoca en atacar
a sus rivales».

RELEVANTE

Sala de Casación Penal


ID : 363238
M. PONENTE : JOSÉ LEONIDAS BUSTOS MARTÍNEZ
NÚMERO DE PROCESO : 36306
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP1481-2015
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Cali
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : MIXTA
FECHA : 18/02/2015
FUENTE FORMAL : Ley 282 de 1996 / Ley 600 de 2000 /
Ley 599 de 2000 art. 83 y 86

TEMA: COAUTORÍA - División del trabajo / COAUTORÍA -


Configuración

Tesis:

«Las conductas investigadas (secuestro y homicidio) fueron ejecutadas


por una organización criminal que actuaba de común acuerdo y
distribución de funciones, pues no de otra manera se explica que sus
voluntades coincidieran en la realización del objetivo alcanzado y que
actuaran en la forma mancomunada como lo hicieron.

También muestran que el acusado DFRO cumplía un papel protagónico


dentro del grupo, no solo por la libertad con que se desplazaba en las
dependencias principales del inmueble, sino por el hallazgo en su poder
del huellero y las hojas firmadas en blanco, evidencias que lo vinculaban
directamente con los actos de imposición de la huella y de estampación
de la firma por parte de la víctima.

Ninguna incorrección, por tanto, se advierte en la conclusión que se


cuestiona, pues las pruebas, como se ha dejado visto, respaldan la
imputación que se le hace a título de coautor en ambos delitos. Y si bien
es cierto el Tribunal terminó descartando por duda su presencia en la
operación de secuestro del abogado VV realizada en la finca (...), esto
no excluye su participación en este delito, porque está probado que
hacía parte del plan criminal, y que horas más tarde se integró al grupo
secuestrador en la calle Loyola, donde continuó coejecutando la
conducta de secuestro, situación que lo ubica como coautor indiscutible
del hecho».

Sala de Casación Penal


ID : 326800
M. PONENTE : EYDER PATIÑO CABRERA
NÚMERO DE PROCESO : 40087
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP16201-2014
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de
Bucaramanga
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 20/11/2014
FUENTE FORMAL : Ley 906 de 2004 art. 30.3

TEMA: COAUTORÍA - Concepto / COAUTORÍA IMPROPIA - Principio


de imputación recíproca / COAUTORÍA IMPROPIA - Configuración

Tesis:

«De tiempo atrás, la jurisprudencia de la Sala tiene decantado que la


figura de la coautoría comporta el desarrollo de un plan previamente
definido para la consecución de un fin propuesto, donde cada uno de los
partícipes desempeña una tarea específica, de forma tal, que responden
como coautores por el designio común y los efectos colaterales que de él
se desprendan, así su conducta individualmente considerada no se
muestre subsumida en el respectivo tipo penal, pues todos actúan con
conocimiento y voluntad para la producción de un resultado .

En punto de la participación plural de personas, la Corte ha precisado las


diferencias entre la coautoría propia, que ocurre cuando varios sujetos
acuden a la ejecución del injusto, donde cada acción es suficiente para
producir por sí sola un resultado, y la impropia o funcional, que es la
prevista en el aludido artículo 29-2 del Código Penal, en cuanto tiene
como coautores a quienes, «mediando un acuerdo común, actúan con
división del trabajo criminal atendiendo la importancia del aporte».
Dicho fenómeno se estructura a partir de tres elementos, a saber, i) una
decisión común al hecho; ii) una división o reparto de funciones y iii)
una contribución trascendente en la fase ejecutiva del injusto.

La Corte también ha precisado que en esa forma de participación impera


el principio de imputación recíproca, según el cual, cuando existe una
resolución común al hecho, lo que haga cada uno de los coautores es
extensible a todos los demás, sin perjuicio de que las otras
contribuciones individualmente consideradas sean o no por sí solas
constitutivas de delito.

(...)

Como bien quedó evidenciado en los fallos de instancia, la participación


del encartado en el atentado contra los funcionarios del INPEC, resultó
trascendente para el logro del fin propuesto, porque su misión de
conducir a los alias (...) y (...) frente a la cárcel y mantener
comunicación telefónica acerca de los movimientos de la víctima que allí
se encontraba de visita, para dar aviso de la salida de ésta, permitió que
finalmente se ejecutara el hecho, por parte de quienes fungieron como
sicarios.

(...)

En esa división de tareas de los miembros del grupo, dirigida al común


propósito de ejecutar la orden del mando superior, donde unos
prestaron vigilancia en los alrededores del sector, otros fungieron como
conductores de las motos, otros como sicarios y otros como campaneros
y choferes de los vehículos utilizados, el aporte del encartado operó
esencial, con dominio del hecho y con posibilidad de interrumpir el
decurso de la acción, puesto que sin la información ofrecida a los demás
copartícipes, se habría afectado la realización del reato.
De esa manera, se consolida el instituto de la coautoría, porque, en
virtud del principio de imputación recíproca, la porción armónicamente
realizada por cada uno de los intervinientes es extensible a los restantes
y, por ende, conlleva a la atribución de responsabilidad, para todos, de
los ilícitos, como si los hubiese perpetrado uno solo de ellos».

COAUTORÍA - Acuerdo puede ser antecedente o concomitante al


comportamiento

Tesis:

«El demandante, pese a admitir la pertenencia de su defendido a la


banda delincuencial, pretende desarticular esos juicios, afirmando, en
contraposición, que se le debió tener como cómplice, porque
«contribuyó a la comisión del ilícito» y ninguno de los testigos de cargo
refirió que quienes participaron se hubiesen reunido previamente para
planear el atentado criminal «donde se hubiera acordado en el contexto
de la figura jurídica de la coautoría, realizar, planear concretamente» la
muerte de los funcionarios del INPEC.

No atiende que la realización conjunta de los hechos delictivos, no


requiere de un acuerdo previo, en cuanto éste se puede evidenciar de
los efectos causados por las plurales conductas coordinadamente
ejecutadas por los distintos sujetos.

(...)

Por manera que, conforme al criterio de los delegados de la Fiscalía y


del Ministerio Público, no se precisaba de la asistencia del procesado a
las reuniones donde se planeaban los ilícitos porque, según se puso de
presente por los testigos de cargo, la coordinación de tales cometidos le
era transmitida por los mandos de la organización, a través de una
llamada telefónica».

Sala de Casación Penal


ID : 302778
M. PONENTE : EUGENIO FERNANDEZ CARLIER
NÚMERO DE PROCESO : 37074
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP14005-2014
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Bogotá
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO
FECHA : 15/10/2014
FUENTE FORMAL : Ley 599 de 2000 art. 29, 30 y 83 / Ley
600 de 2000 art. 398

TEMA: COAUTORÍA IMPROPIA - Configuración / COAUTORÍA -


Acuerdo puede ser expreso o tácito

Tesis:

«Para la coautoría funcional el acuerdo del plan criminal no requiere de


un pacto detallado, pues se deduce de los actos desencadenantes de los
hechos demostrativos de la decisión conjunta de su realización, además,
en ese designio común ninguno de los participantes realiza íntegramente
el tipo penal, ya que cada uno de ellos hace su aporte, sólo que el delito
se les imputa de manera integral.

Según la teoría del dominio del hecho, autor es quien domina el hecho y
para efectos de la coautoría lo decisivo es tener un dominio funcional del
hecho. Cada sujeto domina el acontecer total en cooperación con los
demás, no tiene en sí mismo un dominio parcial, ni tampoco el dominio
global, sino que éste se predica de todos.

A partir de la definición prevista en el artículo 29 de la Ley 599 de 2000;


«Son coautores los que, mediando un acuerdo común, actúan con
división del trabajo criminal atendiendo la importancia del aporte», la
Corte Suprema de Justicia ha enfatizado en la necesaria presencia de los
siguientes elementos: i) un acuerdo o plan común; ii) división de
funciones y iii) trascendencia del aporte en la fase ejecutiva del ilícito.

(...)

Para atribuirles jurídicamente el comportamiento a título de coautoras,


se acudió entonces a situaciones objetivas que denotaban su
connivencia con funcionarios de la empresa de puertos para llevar a
cabo conciliaciones globales con el fin de esquilmar el patrimonio
estatal.

No se trató de un actuar ajustado a la buena fe o que frisara en lo


ingenuo al dejarse llevar por lo que les presentaban los abogados, sino
que denotaba un comportamiento consciente y voluntario orientado a
favorecer la postura de los demandantes en detrimento de la parte
demandada y, sobre todo, de los recursos de ésta. No de otra forma se
entiende como en un mismo formato, un mismo día y hora se
comprometieron astronómicas cifras, sin reparar qué objeto
representaban o a cuántos trabajadores beneficiaba».

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 20704 | Fecha: 08/07/2003


| Tema: INTERVINIENTE - Es autor

RELEVANTE

Sala de Casación Penal


ID : 255818
M. PONENTE : LUIS GUILLERMO SALAZAR OTERO
NÚMERO DE PROCESO : 41406
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP7759-2014
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Única de
Florencia
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 18/06/2014
FUENTE FORMAL : Ley 599 de 2000 art. 20, 22, 30, 80,
83, 84 y 86 / Constitución Política de
Colombia art. 123

TEMA: PECULADO POR APROPIACIÓN - Coautoría / COAUTORÍA -


Concepto: elementos, configuración

Tesis:

«En torno a la queja del casacionista respecto a que la condena se


fundamenta en una actuación administrativa de la cual no puede surgir
el concepto de participación criminal en la modalidad de coautoría, es de
anotar que aun cuando el delito de peculado exige un sujeto activo
cualificado, también lo es que un tal comportamiento puede ser
realizado por pluralidad de sujetos, quienes podrán actúan
mancomunadamente con o sin división de trabajo para lograr un
objetivo común.

Ha de manifestarse que ninguna razón asiste en el planteamiento del


Libelista, pues deja en el olvido que nuestro Estatuto Sustantivo, al
definir la coautoría, toma parte por un concepto funcional fundamentado
en una concepción personal del injusto típico, lo cual permite considerar
como coautor a aquella persona que realiza una parte necesaria de la
ejecución del plan general, aunque no sea un acto típico en sentido
estricto, pero debe participar, en todo caso, de la idéntica resolución
delictiva, “mediando un acuerdo común”, con la advertencia que han de
realizar los actos ejecutivos que le correspondan funcionalmente, es
decir, se trata de la ejecución de un comportamiento punible en el cual
participan voluntaria y conscientemente varias personas, de acuerdo con
una división de funciones de índole necesaria.

En consecuencia, no necesariamente los partícipes en el delito debían


tener pleno conocimiento de todos y cada uno de los detalles de su
ejecución, pero no por ello dejan de ser responsables por las tareas
ejecutadas en virtud de la previa división de trabajo».

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: C-563 | Fecha: 07/10/1998


| Tema: SERVIDOR PÚBLICO - Contratista, interventor, consultor y
asesor: Circunstancias en que se consideran servidores públicos, debe
cumplir una función pública, sólo se considera para los delitos de
celebración indebida de contratos Rad: 24374 | Fecha: 16/05/2007 |
Tema: PRESCRIPCIÓN - Prevalencia de la sentencia absolutoria

Sala de Casación Penal


ID : 255824
M. PONENTE : GUSTAVO ENRIQUE MALO FERNÁNDEZ
NÚMERO DE PROCESO : 43772
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP7753-2014
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Cali
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 18/06/2014
FUENTE FORMAL : Ley 600 de 2000 art. 39, 232, 283,
306, 309 y 310 / Ley 599 de 2000 art.
37, 83, 86 y 291

TEMA: COAUTORÍA - Concepto: elementos,


configuración / AUTORÍA - Concepto de dominio del
hecho / COAUTORÍA - Complicidad: diferencias

Tesis:

«De antaño ha explicado la jurisprudencia de esta Corporación (CSJ SP,


7 mar. 2007, Rad. 23825) en qué consiste la coautoría y cómo se
configura a pesar de que no todos concurran a la ejecución del hecho:

Se predica la coautoría, cuando plurales personas son gregarias por


voluntad propia de la misma causa al margen de la ley, comparten
conscientemente los fines ilícitos propuestos y están de acuerdo con los
medios delictivos para lograrlos, de modo que cooperan poniendo todo
de su parte para alcanzar esos cometidos, realizando cada uno las
tareas que le corresponden, coordinadas por quienes desempeñen a su
vez el rol de liderazgo.

En tales circunstancias, quienes así actúan, coparticipan criminalmente


en calidad de coautores, aunque no todos concurran por sí mismos a la
realización material de los delitos específicos; y son coautores, porque
de todos ellos puede predicarse que dominan el hecho colectivo y
gobiernan su propia voluntad, en la medida justa del trabajo que les
correspondiere efectuar, siguiendo la división del trabajo planificada de
antemano o acordada desde la ideación criminal.

Ese criterio fue recientemente confirmado por la Sala (CSJ SP, 22 ene.
2014, Rad. 38725), al precisar que la coautoría funcional se puede
deducir de los hechos que demuestran la decisión conjunta de realizar el
delito.

(...)

En consecuencia, el hecho de que el señalamiento que hizo EEMM de la


víctima, fuera anterior al homicidio, no le quita importancia al aporte ni
lo inscribe como un acto preparatorio que deba castigarse, a lo sumo,
como una contribución a la realización de la conducta antijurídica, como
pretende hacerlo creer el demandante, porque no se trataba de un tema
de simple colaboración o complicidad, sino de una decisión común de la
banda criminal y en la que cada uno tomó parte haciendo su aporte
necesario.

Es igualmente errónea la tesis del demandante al asegurar que su


asistido debe responder apenas como cómplice, porque se trató de una
ayuda anterior a la ejecución del homicidio que consistió en
individualizar a la víctima, pues, es evidente que no podía cumplirse esa
específica función en otro momento porque el ejecutor material del
homicidio ignoraba quién era la víctima, y sin ese dato no era posible
que le diera muerte, atendiendo a que desde cuando se puso en marcha
el plan criminal con la consecuente división de funciones, ya habían
pasado de la fase preparatoria a la ejecutiva con la que todos estaban
de acuerdo y, en consecuencia, todos tenían el dominio del hecho.

Precisamente, son coautores aunque no todos concurran a la realización


del delito, porque lo importante en últimas es que de todos pueda
predicarse el dominio del hecho, que todos dirijan su voluntad a que se
lleve a cabo con estricto acogimiento de la división del trabajo».

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 16394 | Fecha: 19/06/2003


| Tema: CASACIÓN - Sólo tiene por objeto la norma de derecho
sustancial Rad: 36267 | Fecha: 09/08/2011 | Tema: CASACIÓN - Sólo
tiene por objeto la norma de derecho sustancial Rad: 20572 | Fecha:
27/10/2004 | Tema: TESTIMONIO - Apreciación probatoria: Credibilidad
no está sujeta a tarifa legal Rad: 36119 | Fecha: 18/05/2011 | Tema:
DEBIDO PROCESO - Diferente del derecho de defensa / NULIDAD -
Vicios de estructura y de garantía: Diferencias Rad: 29695 | Fecha:
28/07/2008 | Tema: NULIDAD - Técnica en casación Rad: 24252 |
Fecha: 13/06/2007 | Tema: INDAGATORIA - Cargos a terceros: No se
invalidan por la falta de juramento Rad: 25917 | Fecha: 12/08/2008 |
Tema: INDAGATORIA - Cargos a terceros: No se invalidan por la falta de
juramento Rad: 38376 | Fecha: 09/04/2014 | Tema: INDAGATORIA -
Cargos a terceros: No se invalidan por la falta de juramento Rad: 23825
| Fecha: 07/03/2007 | Tema: COAUTORÍA - Concepto, elementos,
configuración / AUTORÍA - Concepto de dominio del hecho / COAUTORÍA
- Complicidad: Diferencias Rad: 38725 | Fecha: 22/01/2014 | Tema:
COAUTORÍA - Concepto, elementos, configuración / AUTORÍA -
Concepto de dominio del hecho / COAUTORÍA - Complicidad: Diferencias

Sala de Casación Penal


ID : 249166
M. PONENTE : FERNANDO ALBERTO CASTRO
CABALLERO
NÚMERO DE PROCESO : 42768
NÚMERO DE PROVIDENCIA : AP196-2014
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de
Armenia
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO
FECHA : 29/01/2014
FUENTE FORMAL : Ley 906 de 2004 art. 183 ,184 y 212 /
Ley 599 de 2000 art. 3 y 365

TEMA: PORTE ILEGAL DE ARMAS - También portan los que conocen


de esa circunstancia y participan en la empresa delictiva
común / COAUTORÍA IMPROPIA - Se presenta

Tesis:

«La Sala ya ha indicado que en ese tipo de delitos y en la modalidad


endilgada a los aquí procesados, el título de imputación es el de
coautoría impropia.

En un caso en el que se ejecutó un delito de secuestro con utilización de


armas de fuego, el porte de esta clase de artefactos fue atribuido a
todos los ejecutores que conocían que en la comisión del hecho se iban
a emplear las mismas, y no solo a aquellos que fueron sorprendidos en
posesión de ellas. Esto fue los que dijo la Sala, CSJ SP, 14 Dic 2011,
Rad.34703».

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 34703 | Fecha: 14/12/2011


| Tema: PORTE ILEGAL DE ARMAS - También portan los que conocen de
esa circunstancia y participan en la empresa delictiva común /
COAUTORÍA IMPROPIA - Se presenta Rad: SENTENCIA C-038 | Fecha:
09/02/1995 | Tema: CONGRESO DE LA REPÚBLICA - Funciones:
Libertad de configuración legislativa, no susceptible de casación Rad:
SENTENCIA C-121 | Fecha: 22/02/2012 | Tema: CONGRESO DE LA
REPÚBLICA - Funciones: Libertad de configuración legislativa, no
susceptible de casación

Sala de Casación Penal


ID : 248793
M. PONENTE : EUGENIO FERNANDEZ CARLIER
NÚMERO DE PROCESO : 38725
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP151-2014
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Bogotá
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 22/01/2014
FUENTE FORMAL : Ley 600 de 2000 art. 398 núm. 1,3 /
Ley 600 de 2000 art. 404 / Ley 599 de
2000 art. 29 / Ley 270 de 1996 /
Constitución Política de Colombia art.
257 núm. 1

TEMA: AUTORÍA - Concepto de dominio del hecho / COAUTORÍA -


Concepto: elementos, configuración

Tesis:

«Es sabido que para la coautoría funcional el acuerdo del plan criminal
no requiere de un pacto detallado, pues se deduce de los actos
desencadenantes, de los hechos demostrativos de la decisión conjunta
de su realización.

Según la teoría del dominio del hecho, autor es quien domina el hecho y
para efectos de la coautoría lo decisivo es tener un dominio funcional del
hecho, pues cada sujeto controla el acontecer total en cooperación con
los demás, no tiene en sí mismo un control parcial, ni tampoco global,
sino que éste se predica de todos.

A su turno, de acuerdo con la definición prevista en el artículo 29 de la


Ley 599 de 2000 relacionada con que «Son coautores los que, mediando
un acuerdo común, actúan con división del trabajo criminal atendiendo
la importancia del aporte», la Corte Suprema de Justicia ha enfatizado
en la necesaria presencia de los siguientes elementos: i) un acuerdo o
plan común; ii) división de funciones y iii) trascendencia del aporte en la
fase ejecutiva del ilícito.

Lo anterior implica al operador judicial sopesar tanto el factor subjetivo


relacionado con el asentimiento expreso o tácito de los sujetos conforme
al plan común y su decidida participación en tal colectividad con ese
propósito definido, como factores objetivos dados por la conducta
desplegada por cada uno como propia de una labor conjunta o global y
la entidad de tal aporte».
JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: CSJ AP 18457 | Fecha:
14/02/2002 | Tema: VARIACIÓN DE LA CALIFICACIÓN JURÍDICA -
Evolución jurisprudencial / VARIACIÓN DE LA CALIFICACIÓN JURÍDICA -
Variación jurisprudencial: La agravación de la conducta solo aplica por
prueba sobreviniente Rad: CSJ AP 29339 | Fecha: 23/04/2008 | Tema:
VARIACIÓN DE LA CALIFICACIÓN JURÍDICA - Evolución jurisprudencial /
VARIACIÓN DE LA CALIFICACIÓN JURÍDICA - Variación jurisprudencial:
La agravación de la conducta solo aplica por prueba sobreviniente Rad:
CSJ SP 34995 | Tema: 08/11/2011 / VARIACIÓN DE LA CALIFICACIÓN
JURÍDICA - Evolución jurisprudencial / VARIACIÓN DE LA CALIFICACIÓN
JURÍDICA - Variación jurisprudencial: La agravación de la conducta solo
aplica por prueba sobreviniente

RELEVANTE

Sala de Casación Penal


ID : 249020
M. PONENTE : JOSÉ LEONIDAS BUSTOS MARTÍNEZ
NÚMERO DE PROCESO : 42412
NÚMERO DE PROVIDENCIA : CP008-2014
PROCEDENCIA : Estados Unidos de América
CLASE DE ACTUACIÓN : EXTRADICIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : CONCEPTO
FECHA : 22/01/2014
FUENTE FORMAL : Ley 906 de 2004 art. 493 y 502 /
Constitución Política de Colombia art.
35 / •Convención de las Naciones
Unidas contra el tráfico ilícito de
estupefacientes y sustancias
sicotrópicas. Viena, 20 de diciembre de
1988

TEMA: EXTRADICIÓN - Principio de doble incriminación: Concierto


para delinquir / EXTRADICIÓN - Principio de doble incriminación:
Tráfico, fabricación o porte de estupefacientes / COAUTORÍA -
Diferencia con el concierto para delinquir
Tesis:
«De conformidad con lo establecido por el artículo 493-1 C.P.P. de 2004,
para conceder la extradición es requisito indispensable que el hecho que
la motiva también esté previsto en Colombia como delito y reprimido
con sanción privativa de la libertad cuyo mínimo no sea inferior a cuatro
años.

(...)

En la legislación colombiana, por su parte, los delitos de que tratan los


CARGOS UNO y DOS de la acusación No. (...), proferida el (...) de (...)
de (...), encuentran equivalencia típica, en primer lugar, en el artículo
340 del Código Penal, modificado por el artículo 8º de la Ley 733 de
2002, y últimamente por el artículo 19 de la Ley 1121 de 2006, que
define el delito de «concierto para delinquir».

(...)

En segundo lugar, en el artículo 376 del Código Penal, modificado por el


artículo 11 de la Ley 1453 de 2011, que define el delito de tráfico,
fabricación o porte de estupefacientes.

(...)

Como en este caso las autoridades judiciales de los Estados Unidos de


América acusan a (...) y a otros de haberse concertado, junto con otras
personas, ilícita e intencionalmente para distribuir y poseer con la
intención de distribuir un kilogramo, o más, de heroína, así como para
importar dicha sustancia a los Estados Unidos de América, es de
concluirse que en relación dichos cargos se cumple el presupuesto
relativo a la doble incriminación para extraditar, pues en la legislación
penal colombiana tales comportamientos también se hallan definidos
como delito, y por su realización prevé pena mínima superior a cuatro
años de prisión.

Cabe destacar, que las conductas imputadas tienen relación con delitos
de concierto para la distribución, posesión e importación de heroína, no
únicamente con la participación en un acto ilícito determinado, mediante
la realización de varios actos diferenciados en circunstancias de modo,
lugar y tiempo, como se destaca en la acusación proferida y en las
declaraciones juradas rendidas por el Fiscal Auxiliar de la Fiscalía de los
Estados Unidos para el Distrito Sur de(...) y el Agente Especial de la
Administración para el Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés)
en la ciudad de (...).

De manera que la imputación no consiste simplemente en atribuirle


coparticipación criminal en un solo hecho delictivo, sino que se funda en
el acuerdo de personas asociadas en la preparación y ejecución de
programas para llevar a cabo una pluralidad de punibles en cuanto
planes criminales relacionados con la posesión y distribución de
sustancias estupefacientes, que es precisamente lo que otorga
autonomía al tipo de concierto para delinquir en tales delitos.

Es de concluir, entonces, que se satisface el requisito en mención».

Sala de Casación Penal


ID : 245015
M. PONENTE : FERNANDO ALBERTO CASTRO
CABALLERO
NÚMERO DE PROCESO : 40428
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Única de Yopal
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO
FECHA : 28/08/2013
FUENTE FORMAL : Ley 600 de 2000 art. 212

TEMA: SENTENCIA - Motivación / COAUTORÍA IMPROPIA - Principio


de imputación recíproca
Tesis:
«Si bien es cierto la Corporación de segunda instancia no hizo un
recuento individual acerca de la forma como cada procesado intervino
en el desarrollo de las conductas punibles, también lo es que cuando se
estudió el compromiso penal de éstos, en el acápite del homicidio
agravado, dedujo acertadamente que la participación de éstos fue a
título de coautoría impropia.

(...)

En tales condiciones, resulta aventurado entrar a predicar que el


juzgador se abstuvo de atribuir la intervención de cada uno de los
procesados en la comisión de las plurales ilicitudes por las que los
acusados fueron condenados, máxime cuando insiste a lo largo de las
consideraciones que así no se hubiese establecido los ejecutores
materiales de unas conductas y que las restantes las desarrollaron otros
sujetos, ello en nada exime de responsabilidad a la totalidad de los
sentenciados, pues en este caso opera el principio de imputación
recíproca propio de la coautoría, según el cual, cuando existe una
resolución común al hecho, lo que haga cada uno de los coautores es
extensible a todos los demás sin perjuicio de que las otras
contribuciones individualmente consideradas sean o no por sí solas
constitutivas de delitos. ».

RELEVANTE

Sala de Casación Penal


ID : 239344
M. PONENTE : MARÍA DEL ROSARIO GONZÁLEZ
MUÑOZ
NÚMERO DE PROCESO : 38172
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Bogotá
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 07/11/2012
FUENTE FORMAL : Ley 600 de 2000

TEMA: HURTO AGRAVADO POR LA CONFIANZA - Puede o no


concursar con el Hurto Calificado por penetración arbitraria, engañosa o
clandestina, análisis de cada caso / COAUTORÍA IMPROPIA - Principio
de imputación recíproca
Tesis:
«En la sentencia del 26 de enero de 2011 esta Corporación sentó el
criterio acorde con el cual la aplicación de la causal de agravación
contemplada en el numeral 2º del artículo 241 del Código Penal, que se
presenta cuando el sujeto activo se aprovecha de la confianza
depositada por el dueño, poseedor o tenedor de la cosa, excluye la
calificante prevista en el numeral 3º del artículo 340 ibídem. Sobre el
particular, la Sala expresó:

“… no se podrá colegir la penetración o permanencia “arbitraria,


engañosa o clandestina” de quien está autorizado, e incluso en este
caso, está compelido a permanecer en el predio y sus dependencias en
cumplimiento de funciones discernidas de supervisión y explotación a
favor del propietario por virtud de una relación laboral.
Por contera, cuando en la sentencia revisada se atribuye la circunstancia
de calificación del delito de hurto en cuestión, en este caso excluyente
frente a la de agravación del mismo comportamiento punible derivada
del aprovechamiento de la confianza depositada por el dueño de la cosa,
dada su condición de administrador del predio que le permitía
lícitamente penetrar y permanecer allí, se quebranta el principio de
legalidad del delito, estipulado en el artículo 29 de la Constitución
Política, acorde con el cual sólo se responderá “por el acto” previamente
definido en la ley como delictivo”.

Sin embargo, la Corte fue expresa en precisar que la imposibilidad de


concurrir simultáneamente la calificante y la agravante operaba en
virtud de las particularidades del caso allí juzgado, en cuanto el agente
ostentaba la calidad de administrador del predio objeto del latrocinio,
cuyas funciones le significaban autorización e, incluso, obligación para
permanecer en el mencionado lugar, situación que, por tanto, tornaba
contradictoria la imputación de la causal de calificación en examen.

Los hechos acaecidos en el presente evento, empero, revelan una


realidad diversa a la fallada en el citado precedente. En efecto, las
instancias dieron por establecido que el procesado (...) en connivencia
con (...), vigilantes de la empresa (...), permitieron el acceso de otros
sujetos a las instalaciones de la misma, quienes sustrajeron de la caja
fuerte dinero en efectivo en cuantía de $130.000.000.

Se demostró también que el dinero se encontraba en el área


administrativa de la empresa afectada, lugar al cual, como lo reconoció
el propio (...) durante el testimonio que ofreció en el juicio oral, no
tenían acceso los vigilantes, pues solamente se les permitía permanecer
en el parqueadero y en la portería, ubicada en el propio parqueadero.

Ahora bien, ciertamente, el procesado no ingresó al lugar donde se


encontraba la caja fuerte. Sin embargo, como lo pone de presente el
Fiscal Delegado ante esta Corporación, los juzgadores dan cuenta de la
realización del punible mediante una coautoría impropia, en la cual cada
uno de los miembros del colectivo encargado de su ejecución realizó la
parte del plan previamente acordada, correspondiéndole a (...) permitir
el ingreso de sus compinches al área administrativa para consumar la
ilicitud. Cuando esto ocurre los intervinientes responden por la totalidad
del quehacer delictivo, no únicamente por la parte que cada uno realiza.
Ese es el alcance de la coautoría impropia.

(...)
Siendo así la situación, no hay duda que al procesado le es imputable la
penetración clandestina realizada por los demás miembros de la
empresa criminal que se conformó para ejecutar el ilícito ».

Sala de Casación Penal


ID : 238548
M. PONENTE : JULIO ENRIQUE SOCHA SALAMANCA
NÚMERO DE PROCESO : 39349
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de
Medellín
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO
FECHA : 10/10/2012
FUENTE FORMAL : Ley 906 de 2004 art. 43, 180 y 181

TEMA: COAUTORÍA - Acuerdo puede ser expreso o


tácito / COAUTORÍA - División del trabajo / AUTORÍA - Teoría del
dominio del hecho
Tesis:
«Deviene diáfano que para la coautoría funcional el acuerdo del plan
criminal no requiere de un pacto detallado, pues se deduce de los actos
desencadenantes de los hechos demostrativos de la decisión conjunta
de su realización, además, en ese designio común ninguno de los
participantes realiza íntegramente el tipo penal, ya que cada uno de
ellos hace su aporte, sólo que el delito se les imputa de manera integral.

Según la teoría del dominio del hecho, autor es quien domina el hecho y
para efectos de la coautoría lo decisivo es tener un dominio funcional del
hecho, pues cada sujeto controla el acontecer total en cooperación con
los demás, no tiene en sí mismo un dominio parcial, ni tampoco global,
sino que éste se predica de todos.

A su turno, de acuerdo con la definición prevista en el artículo 29 de la


Ley 599 de 2000 relacionada con que “Son coautores los que, mediando
un acuerdo común, actúan con división del trabajo criminal atendiendo
la importancia del aporte”, la Corte Suprema de Justicia ha enfatizado
en la necesaria presencia de los siguientes elementos: i) un acuerdo o
plan común; ii) división de funciones y iii) trascendencia del aporte en la
fase ejecutiva del ilícito.

Lo anterior implica al operador judicial sopesar tanto el factor subjetivo


relacionado con el asentimiento expreso o tácito de los sujetos conforme
al plan común y su decidida participación en tal colectividad con ese
propósito definido, como factores objetivos dados por la conducta
desplegada por cada uno como propia de una labor conjunta o global, y
la entidad de tal aporte».

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 36357 | Fecha: 26/10/2011


| Tema: SISTEMA PENAL ACUSATORIO - Defensa técnica: Técnica en
casación

Sala de Casación Penal


ID : 237698
M. PONENTE : LUIS GUILLERMO SALAZAR OTERO
NÚMERO DE PROCESO : 32636
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de
Medellín
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 26/09/2012
FUENTE FORMAL : Ley 600 de 2000

TEMA: COAUTORÍA IMPROPIA - Configuración: relevancia de la


presencia en el lugar de los hechos, análisis probatorio / COAUTORÍA -
Acuerdo: Análisis probatorio de las circunstancias

Tesis:

«Aún haciendo eco al ejercicio de valoración probatoria que en esta sede


hizo la Delegada, no podría estimarse próspera la censura, porque si
bien es cierto y de modo objetivo el procesado estuvo presente en el
operativo militar que produjo la muerte de dos civiles, no menos lo es
que su presencia obedeció al hecho de que probablemente y por
información de sus superiores, se iba a entrar en combate real y que
como consecuencia de ello eventualmente se producirían bajas que
serían repartidas entre los dos grupos militares que intervenían en la
operación.

En ese orden, la confesión a que alude el recurrente ni siquiera podría


tener el carácter de tal si se tiene en cuenta que al ser precisado el
acusado en posteriores ampliaciones de indagatoria, luego de que
admitiera que los hechos realmente habían obedecido a un montaje, no
dejó entrever que previamente supiera que se iba a dar muerte a
supuestos delincuentes, sino que de haber bajas éstas serían
distribuidas entre las dos unidades que participaron en el operativo.

Por eso mismo, su participación en el acto fue marginal en el sentido de


que no estuvo en el sitio donde fueron muertos los civiles, tampoco
disparó su arma en contra de ellos, no intervino para ponerles los
camuflados ni en la plantación de armas como evidencia de que se
trataban de guerrilleros en combate.

(...)

En esas condiciones, si hubo un acuerdo con los miembros de la AFEUR,


no fue para dar muerte a civiles inermes, sino para entrar en un
operativo militar real que tenía por fin capturar o repeler a miembros de
la guerrilla que asaltaban y extorsionaban a personas que transitaban
por aquél corregimiento».

Sala de Casación Penal


ID : 232443
M. PONENTE : JOSÉ LEONIDAS BUSTOS MARTÍNEZ
NÚMERO DE PROCESO : 37242
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de
Valledupar
CLASE DE ACTUACIÓN : REVISIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO
FECHA : 09/07/2012
FUENTE FORMAL : Ley 600 de 2000 art. 223

TEMA: ACCIÓN DE REVISIÓN - Hecho y prueba nuevos:


concepto / ACCIÓN DE REVISIÓN - Hecho y prueba nuevos: deben ser
relevantes para cambiar el sentido del fallo / COAUTORÍA IMPROPIA -
División del trabajo: prueba para condenar
Tesis:
«En ese orden, no es suficiente que el hecho o la prueba se reputen
novedosos sino que deben ser lo suficientemente relevantes para
acreditar una realidad histórica diferente a la definida en el fallo
acusado.
(…)
Tal como se extrae de la síntesis de la demanda y se constata en el auto
del 31 de enero de 2008, radicación 28.334, la declaración extrajuicio
del abogado LUIS ORLANDO RODRÍGUEZ ACOSTA ya había sido
aportada a una acción de revisión promovida a favor de (…) y valorada
en pretérita oportunidad por la Sala de Casación Penal, luego frente a
este medio de conocimiento y a los hechos en él contenidos, la Corte
está impedida para volver a pronunciarse, razón por la que en cuanto
hace a este concreto aspecto, habrá de estarse a lo resuelto en dicha
providencia.
(…)
tras una lectura atenta de las declaraciones de la pareja (…) para la
Corte es claro que, en esencia, ellas devienen irrelevantes a fin de
procurar el cambio del sentido del fallo pues se limitan a reiterar lo
informado por el profesional del derecho LUIS ORLANDO RODRÍGUEZ
ACOSTA, prueba que como recién se indicó fue valorada en anterior
ocasión por la Sala de Casación Penal al conocer de la acción de revisión
que a favor de (…) se formuló con fundamento en dicha versión
extrajuicio.
(…)
tal y como ocurrió cuando la Corte analizó la declaración extrajuicio
rendida por (…) es nítido que no solo ninguno de los supuestos de hecho
enarbolados por los deponentes ofrece una realidad histórica diferente a
la considerada por el juez de primera instancia y la Corte sino que no
tienen relación directa con el comportamiento ilícito que se le reprochó a
(…) luego adolecen del presupuesto de pertinencia para excluir la
responsabilidad que le asiste en el delito de fraude procesal.
(…)
pues si bien la libelista se empeña con tesón en indicar que el único
indicio que obra en contra de su asistido se deriva de haber consignado
en la demanda ejecutiva una dirección diferente a la verdadera respecto
de los compañeros ALVARADO-FLOREZ -demandante y demandado,
respectivamente- y que el resto de las pruebas directas e indiciarias que
sirvieron para edificar el juicio de reproche en contra de dicha pareja por
el mismo injusto no podrían soportar la condena de su representado,
desconoce que habiendo sido su mandante sentenciado en calidad de
coautor, bastó con que él realizara el aporte esencial al que se
comprometió para la concreción del delito: presentar la demanda y
ocultar tanto la dirección del demandado como de la demandante, a
efecto de que no se pudiera identificar a la accionante, para que
contrario a lo sostenido por la defensora se le atribuyera el codominio de
la función delictiva y en esa misma dimensión, fuera posible evaluar los
mismos medios de prueba que fundaron la responsabilidad de los demás
coautores, quienes actuaron, entonces, con un dolo común, en tanto no
era indispensable que todos y cada uno de los sujetos involucrados en la
comisión del ilícito agotaran todos los elementos del tipo penal.
(…)
Repárese así que ni las pruebas que se reputan nuevas ni los hechos
aducidos como novedosos enseñan una sola circunstancia fáctica con la
virtualidad de restarle eficacia demostrativa a los elementos de
conocimiento -específicamente testimonial, documental e inferencial-
evaluados con esmerada solidez tanto por el juez de primera instancia
como por la Sala de Casación Penal.
(…)
Son las pruebas y/o hechos nuevos los que confrontados con el acerbo
probatorio analizado en las instancias deben demostrar que el
condenado es inocente o una situación jurídico-procesal más benéfica
que la declarada, nada de lo cual se intentó en la demanda que se
examina, como quiera que los medios de persuasión que allegó a esta
actuación, solamente reitera que los compañeros se valieron de la
asesoría jurídica de RODRÍGUEZ ACOSTA para hacer la letra de cambia
ficta, pero jamás informan que el abogado (…) no haya participado en la
ejecución del fraude procesal».

RELEVANTE

Sala de Casación Penal


ID : 205190
M. PONENTE : MARÍA DEL ROSARIO GONZÁLEZ
MUÑOZ
NÚMERO DE PROCESO : 36299
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de
Florencia
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 15/02/2012
FUENTE FORMAL : Ley 906 de 2004
TEMA: COAUTORÍA - Elementos
Tesis:
« De la definición legal en mención la jurisprudencia y la doctrina han
extractado los siguientes elementos de la coautoría: (i) acuerdo común,
(ii) división de funciones y (iii) trascendencia del aporte durante la
ejecución del ilícito.

Como lo ha expresado la Sala, “acuerdo significa conformidad,


asentimiento, reflexión y madurez de determinación. A su turno,
“división quiere decir separación, repartición”. Finalmente, “aportar,
derivado de “puerto”, equivale a llegar o presentarse a un lugar, hacer
algo en pro de un fin común”.

En relación con el tercero de los mencionados presupuestos,


tradicionalmente se ha discutido sobre si es necesario que el aporte se
preste durante la ejecución del delito, es decir, antes de producirse su
consumación o si también resulta dable hablar de coautoría frente a
contribuciones posteriores a la realización del punible.

Así, esta Corporación inicialmente sostuvo que si el sujeto activo está


ligado finalísticamente a la ejecución de la conducta, en forma que el
aporte posterior es producto de un compromiso objetivo y subjetivo con
sus resultados, es perfectamente dable predicar la existencia de la
coautoría en esos casos. Así lo señaló en la sentencia del 22 de mayo de
2003
(...)
La misma línea de pensamiento trazada en la precitada decisión guió la
definición del caso juzgado en la sentencia del 17 de agosto de 2005
(...)
Un giro parcial en relación con el tema dio la Corte en la decisión del 26
de octubre de 2006, en cuanto en esta ocasión se sostuvo que
solamente constituía coautoría el aporte prestado durante la ejecución
del hecho. »

COAUTORÍA - Concepto
Tesis:
« La Sala, por tanto, ha de reiterar aquí el criterio según el cual
solamente es dable reputar como coautores a quienes intervienen en la
fase ejecutiva del delito, no así quienes actúan con posterioridad a la
consumación del mismo. »
RELEVANTE

Sala de Casación Penal


ID : 383107
M. PONENTE : YESID RAMÍREZ BÁSTIDAS
NÚMERO DE PROCESO : 29221
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 02/09/2009
FUENTE FORMAL : Ley 599 de 2000 art. 337.4,344,346 Y
357 / Ley 599 de 2000 art. 29,30 /
Constitución Política de Colombia de
1991 art. 29 Y 230

TEMA: COAUTORÍA - Concepto

Tesis:

«De conformidad con el artículo 29.2 de la ley 599 de 2000, son


“coautores los que, mediando un acuerdo común, actúan con división
del trabajo criminal atendiendo la importancia del aporte”.

Lo característico de ésta forma plural está dado en que los intervinientes


despliegan su comportamiento unidos por una comunidad de ánimo,
esto es, por un plan común, además, se dividen las tareas y su
contribución debe ser relevante durante la fase ejecutiva pues no cabe
la posibilidad de ser coautor después de la consumación de la conducta
punible».

APARATO ORGANIZADO DE PODER - Coautoría: por cadena de


mando

Tesis:

«La coautoría por cadena de mando también se puede consolidar


tratándose de comportamientos punibles consumados por funcionarios
públicos de menor o residual grado, quienes como anillos últimos
hubiesen recibido órdenes de inmediatos superiores constituidos en
mandos medios, y éstos a su vez de otras jefaturas ascendentes que
administrativamente se hallan articuladas hasta llegar a la cabeza
principal quien dio la inicial orden. En este seriado descendente del
mandato o propósito hasta llegar al ejecutor, todos responden a título
de coautores

Existen eventos de comportamientos realizados por servidores oficiales,


los que en principio aparecen a la luz pública efectuados bajo el
aparente mando de la legalidad o como resultado de presuntas acciones
legítimas en defensa de la patria, la democracia y sus instituciones. En
sus inicios al tratarse de hechos singulares se los valora como casos
aislados resultados de voluntades individuales y la responsabilidad penal
se orienta y recae en ejecutores de menor o residual grado, pero dada
su secuencia devienen en casos plurales de características similares.
Al valorar estos comportamientos vistos en su conjunto se puede llegar
a la conclusión que obedecen a una estrategia criminal del terrorismo de
Estado diseñada en las esferas más altas de la dirigencia, y que desde la
apariencia de las justificaciones lo que en últimas hacen es explosionar
el orden constitucional. No obstante que los funcionarios públicos no se
hallan articulados a una organización criminal sino a la administración
en jerarquías de diferente grado, lo cierto es que para los fines y
consumación de los artículos 340 y 340 inciso 2º ejusdem se relacionan
a través de la coautoría por cadena de mando».

COAUTORÍA IMPROPIA - Concepto: precisión de precedente


jurisprudencial / COAUTORÍA IMPROPIA - Elementos / COAUTORÍA
IMPROPIA - Configuración

Tesis:

«La Corte en el fallo del 21 de agosto de 2003, identificado con la


Radicación 19.213 sobre el cual se ha trazado la línea jurisprudencial
acerca de la coautoría impropia, dijo:

“De la lectura del artículo 29.2, como quedó finalmente, se desprenden,


es obvio, los mismos requisitos: para afirmar coautoría se necesitan
acuerdo común, división del trabajo y observación del peso del aporte.

Acuerdo significa conformidad, asentimiento, reflexión y madurez de


determinación.

División quiere decir separación, repartición.

Aportar, derivado de “puerto”, equivale a llegar o presentarse a un


lugar, hacer algo en pro de un fin común.
d.- Las anteriores exigencias coinciden con las generalmente adosadas
antes y ahora, a la coautoría, vale decir, acuerdo y decisión plural,
sentimiento de actuar en una obra propia inserta en una labor global,
común, comportamiento signado por esa directriz, o co-dominio del
hecho, y aporte de algo importante durante la ejecución del delito, todo
ello, desde luego, mirado objetiva y subjetivamente.

Observado el fenómeno de otra forma, para hablar de coautoría son


indispensables dos exigencias, una subjetiva y una objetiva.

El aspecto subjetivo de la coautoría significa que:

Uno. Los comuneros se pongan de acuerdo, planifiquen la comisión del


ilícito y, de consuno, decidan su perpetración.

Dos. Cada uno de los comprometidos sienta que formando parte de una
colectividad con un propósito definido, el hecho es suyo, pero incluido
dentro de una obra mayor, global, es decir, perteneciente, imbricada,
realizada por todos los concurrentes o, dicho con otras palabras, la
persona debe sentir que cumple tareas en interdependencia funcional.

La fase objetiva comprende:

Uno. El co-dominio funcional del hecho, entendiendo por tal que los
varios individuos sin sometimiento, dependencia o subordinación de uno
u otros de ellos a otro u otros de ellos se dirijan a la misma finalidad con
un comportamiento esencial, mirado no en términos absolutos sino
relativos.

Por conducta esencial se debe entender, primero que sin ella es


imposible cometer el hecho, o segundo, que si una de las personas se
opone o entra en divergencia con las otras, pueda hacer fracasar el
plan, molestarlo o variarlo en su desarrollo, o tercero, que la intrusión
de las personas no debe ser meramente casual, accidental o secundaria.

Dos. Aporte significativo durante la ejecución del hecho, es decir,


prestación de algo trascendente para su comisión, servicio importante
que cada uno de los concurrentes presta a la gesta delictiva.

Esta contribución común en pro del mismo fin puede ser material o
moral - espiritual, por ejemplo cuando en ésta última hipótesis, la
presencia definida de uno de los comuneros refuerza o estimula el
cumplimiento del plan trazado, presiona y multiplica las energías de los
otros, apoya al resto, reduce las defensas de la víctima, aumenta la
intimidación padecida por ésta, incrementa la agresividad de los otros
autores o comporta una mayor seguridad para estos en cuanto, v.gr., la
cantidad de sujetos intensifica el amedrantamiento que sufre la persona
objeto de la acción, etc.

Y el aporte durante la ejecución del hecho quiere decir que la prestación


que hace la persona debe ocurrir, total o parcialmente, entre el
momento en que se inicia la realización del verbo rector que guía la
conducta criminal y el logro de la consumación.

De esta manera el comportamiento frente a la pura ideación delictiva o


a los actos preparatorios no constituye coautoría, como tampoco aquel
subsiguiente a la consumación o al último acto materia de tentativa de
delito.”

De acuerdo con las consideraciones de la doctrina penal vistas en forma


previa las cuales son criterios auxiliadores de la actividad judicial
(artículo 230 Constitución Política), la Sala considera que se hace
necesario precisar la línea jurisprudencial plasmada en la sentencia del
21 de agosto de 2003, Radicación 19.213:

(i).- De conformidad con los principio de “estricta reserva” y “tipicidad”


(artículos 6 y 10 de la ley 599 de 2000) aplicados a la coautoría, se
observa de manera inequívoca en el artículo 29.2 ejusdem, que para la
configuración de esta forma de intervención en la conducta punible se
requieren tres elementos: acuerdo común, división del trabajo criminal e
importancia de los aportes.

(II).- ACUERDO COMÚN significa conexión subjetiva entre los


intervinientes, la cual puede ser tácita o expresa. A través de aquel se
genera una comunidad de ánimo dolosa entre los mismos. Dicho nexo
se da alrededor de un plan común (no necesariamente detallado) y una
resolución colectiva en el objetivo de lograr la materialización de una o
varias conductas punibles determinadas.

Cuando la concurrencia de voluntades se orienta en la finalidad de


cometer plurales (no singulares) delitos indeterminados o los específicos
de que trata el artículo 340 inciso 1º y 2º de la ley 599 de 2000, la
adecuación típica se traslada al comportamiento de concierto para
delinquir.

(ii).- LA DIVISIÓN FUNCIONAL DEL TRABAJO criminal se consolida a


través del acuerdo de voluntades. Por virtud de éste se reparte el todo
en partes, en parcelas de esfuerzos que valorados ex ante y ex post
permiten hablar de una acción compleja o conjunta formada por
segmentos articulados que vistos en singular y por separado no se
advierten suficientes para determinar la conducta punible de que se
trate, pero que unidos la explican como pluralidad de causas o
condiciones.

(iii).- La fragmentación de labores convergentes conduce a que el


control del comportamiento delictivo no lo ejerce una persona sino todos
los que concurren al designio delictivo de que se trate. Por ello los co-
autores ejercen un co-dominio funcional. En esa medida sus
realizaciones parciales son mancomunadas y recíprocas.

(iv).- IMPORTANCIA DEL APORTE.- Para la configuración del instituto se


requiere en los términos inequívocos del artículo 29.2 de la ley 599 de
2000, que el aporte objetivo o material (pues no se puede hablar de
coautoría por contribución moral o meramente espiritual) sea ESENCIAL,
valga decir, NECESARIO para la realización del hecho.

Se entiende por tal, aquel sin el cual el plan acordado no tiene


culminación porque al retirarlo se frustra o reduce de manera
significativa el riesgo de su materialización, o al compartirlo se lleva a
cabo».

COAUTORÍA - Diferencia con la complicidad

Tesis:

«Por oposición al apoyo funcional así considerado, suelen darse los


accidentales, secundarios o subsidiarios en cuyo evento no puede
hablarse de coautoría sino de complicidad.

La sola posibilidad de evitar la conducta punible no se erige como


presupuesto fundamental de la forma de intervención tratada, pues ésta
circunstancia al igual se le puede presentar al mero partícipe o incluso a
terceras personas que se encuentran en el escenario a través de una
voz de alerta a los vecinos o a la policía. De aceptarse el criterio en cita
se corre el peligroso riesgo por demás contrario a la estricta legalidad de
hacer extensiva la figura de la autoría compartida hacia personas que no
cumplen con esa calidad.

(v).- Una de las maneras de hacer efectivo y concreto el juicio de valor


acerca de si el aporte es importante o no en los términos establecidos
en el artículo 29.2 ejusdem, consiste en hacer un ejercicio de
abstracción y excluirlo del escenario funcional del evento objeto de
juzgamiento.

Si el comportamiento delictuoso no se produce o bien reduce de manera


significativa el riesgo de su logro, se puede llegar sin dificultad a la
existencia de la coautoría, y si al apartarlo aquel de todas formas se
consumaría, la valoración a la que se puede arribar es que se está ante
la presencia de una complicidad.

(vi).- La contribución de esa calidad la que implica intervención de la


persona, debe darse durante la fase ejecutiva del delito, valga decir,
entre el momento en que se inicia la realización del verbo rector que
caracteriza la conducta punible de que se trate, esto es, la fase tentada
y el instante de su consumación.

Desde la teoría del delito, se entiende que los itinerarios puramente


ideativos de los comportamientos ilícitos no son punibles, porque ello
traduciría penalizar las expresiones del pensamiento, por ello, un apoyo
en esta etapa no constituye coautoría, tampoco cuando se evidencia en
actos preparatorios.

En igual sentido, por su obviedad no puede hablarse de autoría


compartida más allá de la consumación o del último acto constitutivo de
tentativa de la conducta punible».

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 27494 | Fecha: 27/05/2009


| Tema: PRESCRIPCIÓN - Prevalencia de la sentencia absolutoria Rad:
1983 | Fecha: 03/06/1983 | Tema: DETERMINADOR - Noción Rad:
22146 | Fecha: 26/04/2006 | Tema: INTERVINIENTE - Noción

RELEVANTE

Sala de Casación Penal


ID : 381967
M. PONENTE : MARÍA DEL ROSARIO GONZÁLEZ DE
LEMOS
NÚMERO DE PROCESO : 29418
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 23/02/2009
FUENTE FORMAL : Ley 600 de 2000 art. 277
TEMA: COAUTORÍA PROPIA - Concepto

Tesis:

«También incluye el legislador la coautoría material propia y la impropia.


La primera se presenta cuando varios individuos mediante acuerdo
previo o concomitante realizan la conducta, pero todos actualizan el
verbo rector definido en el tipo, como cuando cada uno de los coautores
hiere letalmente y con el propósito de causar la muerte a la víctima».

DETERMINADOR - Diferencia con el autor mediato / COAUTORÍA


IMPROPIA - Configuración: jefes de organizaciones

Tesis:

«Dentro de la misma preceptiva puede efectuarse un cotejo entre la


determinación y la autoría mediata. En aquella se establece una relación
persona a persona a partir de una orden, consejo, acuerdo de
voluntades, mandato o coacción superable entre el determinador y el
determinado (autor material), dado que ambos conocen de la tipicidad,
antijuridicidad y culpabilidad del comportamiento realizado, pero sólo
éste tiene dominio del hecho, motivo por el cual, también ambos
responden penalmente de la conducta hasta la fase en que se haya
cometido.

[…]

Por su parte, en la figura de la autoría mediata, entre autor mediato


(también denominado "el hombre de atrás" o el que "mueve los hilos") y
ejecutor instrumental, se establece una relación persona a "persona
objetivada" o cosa, pues se soporta en una coacción ajena insuperable,
en una inducción en error o en el aprovechamiento de un error, de
manera que sólo el autor mediato conoce de la tipicidad, ilicitud y
culpabilidad del comportamiento, en tanto, que el ejecutor instrumental
obra - salvo cuando se trata de inimputables - bajo una causal de
exclusión de responsabilidad, motivo por el cual, mientras el autor
mediato responde penalmente, el ejecutor instrumental, en principio, no
es responsable.

[…]

En efecto, hay casos en los que el ejecutor sí responde, como ocurre


cuando el autor mediato utiliza a inimputables, quienes son penalmente
responsables al serles impuestas medidas de seguridad.

También hay lugar a imponer sanción al individuo mediatizado cuando


actúa bajo error vencible de tipo o de prohibición indirecto de tipo
permisivo, siempre que el delito por el que se proceda admita la
modalidad conductual culposa. Igualmente, cuando aquél actúa por
error vencible de prohibición directo la pena se rebajará en la mitad.

Autores como el profesor alemán Clauss Roxin incluyen una tipología


adicional dentro de la figura de la autoría mediata, y es aquella relativa
a la condición de quien actuando como jefe de un aparato organizado de
poder, imparte una orden, pues sabe que alguien de la organización -
sin saber quién - la ejecutará , de modo que "el hombre de atrás" no
necesita recurrir ni a la coacción ni a la inducción en error o al
aprovechamiento de error ajeno (hipótesis tradicionales de la autoría
mediata), puesto que, además, tiene certeza en que si el ejecutor
designado no cumple con su tarea, otro la hará, es decir, que el autor
inmediato resulta fungible y, por tanto, su propósito será cumplido.

En suma, los mandos o cabecillas de la organización tienen la condición


de coautores, en el entendido de que los militantes de tales
agrupaciones comparten no solo los ideales, sino las políticas de
operación y, por ello, la responsabilidad por los hechos delictivos
ordenados por las cabezas compromete en calidad de coautores, tanto a
quienes los ejecutan, como a quienes los ordenaron, sin que, entonces,
haya lugar a la configuración del instituto de la determinación».

HOMICIDIO - Imposibilidad de identificar la víctima / COAUTORÍA -


Crimen organizado

Tesis:

«Es pertinente señalar que si también el ad quem basó la sentencia de


absolución en la imposibilidad de identificar a las víctimas cuyos restos
fueron hallados en los sitios señalados por el testigo (…), baste señalar
que tal argumento carece de lógica, pues es claro que si en la necropsia
se estableció que de manera previa a su muerte, aquellas fueron
sometidas a torturas e inclusive mutiladas, todo indica que en sí, sus
identidades, resultan irrelevantes en punto de la comisión de los delitos
investigados, es decir, tal imposibilidad de identificarlos no guarda
relación alguna con la pretensión de desvirtuar la comisión de dichos
delitos o con la responsabilidad penal de los acusados.

Una vez reconstruido el anterior cuadro conjunto a partir de la debida


valoración de las pruebas obrantes en la actuación, considera la Sala
que si (…) (alias “(…)”) y (…) (alias “(…)”) ostentaron la condición de
comandantes de facciones de las AUC en el Departamento del Caquetá,
en ejercicio de la cual dieron la orden de cometer los delitos de
homicidio y tortura por los cuales fueron acusados, es claro que no
procedía absolverlos, sino que, por el contrario, se imponía condenarlos
en calidad de coautores materiales impropios por división de trabajo de
dichos crímenes.

En efecto, como ya lo ha dicho la Sala, “En tales circunstancias, quienes


así actúan, coparticipan criminalmente en calidad de coautores, aunque
no todos concurran por sí mismos a la realización material de los delitos
específicos; y son coautores, porque de todos ellos puede predicarse
que dominan el hecho colectivo y gobiernan su propia voluntad, en la
medida justa del trabajo que les correspondiere efectuar, siguiendo la
división del trabajo planificada de antemano o acordada desde la
ideación criminal”.».

RELEVANTE

Sala de Casación Penal


ID : 380869
M. PONENTE : AUGUSTO JOSÉ IBÁÑEZ GUZMÁN
NÚMERO DE PROCESO : 22076
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 02/09/2008
FUENTE FORMAL : Constitución Política de Colombia de
1886 art. 16 y 29 / Decreto Ley 100 de
1980 art. 24, 323 y 324 / Decreto
2700 de 1991 art. 180, 250 y 294 /
Ley 599 de 2000 art. 30 y 170 / Ley
600 de 2000 art. 235 y 277

TEMA: CÓMPLICE - Concepto / COMPLICIDAD - Clases: necesaria y


accesoria / COAUTORÍA - Concepto

Tesis:

«Por su parte, la complicidad ha sido entendida como la colaboración o


contribución a la realización del la conducta mediando un acuerdo
previo. Así el artículo 30 de la Ley 599 de 2000, norma que no difiere en
mayor medida del artículo 24 del Decreto-Ley 100 de 1980, vigente
para la fecha de los hechos, prevé que el cómplice es la persona que
contribuye a la realización de la conducta antijurídica o presta una
ayuda posterior, por concierto previo o concomitante a la misma.

En este orden, el cómplice no realiza la conducta, sólo contribuye de


manera más o menos eficaz, de ahí que tradicionalmente la doctrina la
divida en complicidad necesaria cuando la colaboración que
conscientemente se presta es de tal entidad que sin ella no se habría
podido cometer el comportamiento y complicidad accesoria si es de poca
magnitud sin la cual de todas formas se habría realizado el
comportamiento.

La anterior división fue superada desde el Código Penal de 1980, por


ello el cómplice por no realizar la acción descrita en el tipo, no tiene
dominio en la producción del hecho, su conducta no puede ser la causa
del resultado antijurídico sino una condición del mismo.

Legislaciones de otras latitudes sí establecen la división en cómplice


primario y secundario haciendo énfasis en la fase del iter criminis en el
cual se realiza el aporte, así será cooperador necesario cuando en la
etapa de preparación del hecho contribuye o da un aporte significativo
sin el cual el delito no hubiera podido ejecutarse, en este orden, no
puede tomar parte en la fase ejecutiva pues se convertiría en autor.

De acuerdo con la teoría del dominio del hecho, si la participación del


sujeto en la conducta es de tal entidad que la determina o configura, no
queda duda que se le debe tratar como coautor».

RELEVANTE

Sala de Casación Penal


ID : 379241
M. PONENTE : JULIO ENRIQUE SOCHA SALAMANCA
NÚMERO DE PROCESO : 23898
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 30/01/2008
FUENTE FORMAL : Ley 599 de 2000 art. 174

TEMA: AUTORÍA - Diferente a participación: teorías / AUTORIA -


Concepto de dominio del hecho / AUTOR MEDIATO -
Concepto / COAUTORÍA - Concepto

Tesis:

«En orden a resolver el conflicto que plantea la intervención de varias


personas en la realización de una conducta prohibida, la dogmática
jurídicopenal hace distinción entre autoría y participación, para lo cual
se ha empleado surtidas pautas de las cuales se desprenden diversas
teorías, entre las que sobresalen las siguientes:

a. La objetivo-formal, conforme con la cual es autor quien realiza el acto


ejecutivo del delito.

b. La subjetiva, fundamentada en el ánimo que el delincuente tenga en


la ejecución del delito, de modo que si actúa con voluntad de autor
adquiere tal condición, con prescindencia de su contribución material al
delito, y si actúa con la de partícipe, adquiere esta designación con la
consecuente atenuación de la punibilidad de acuerdo con el sistema
jurídicopenal patrio. Dicho de otro modo, si en la ejecución del hecho, a
pesar de la intervención de un número plural de sujetos, asume la
conducta como propia, es autor, pero si tiene el convencimiento de que
participa en un hecho ajeno, solamente será partícipe.

Como ha sido decantado por la jurisprudencia y la doctrina, el


conocimiento del agente acerca de que los hechos en los cuales
interviene, como autor o partícipe, son constitutivos de infracción penal,
no es elemento que sirva para hacer distinción de cuando se quiere el
hecho como propio o ajeno, por lo que la diferencia indispensablemente
debe escudriñarse en el aspecto objetivo-material de la contribución al
delito, desarrollado en otras latitudes bajo el concepto de dominio del
hecho, conforme con el cual es autor quien domina finalmente la
realización del delito, abarcando las hipótesis de la autoría mediata y
coautoría.

La primera hace referencia al "hombre de atrás" quien aprovecha la


comisión del hecho de otra persona quien desconoce durante la
realización del curso causal la relevancia jurídico-penal de su actuación
o es compelida a realizar la conducta prohibida, respecto de quien aquél
ostenta superioridad a través de la cual domina el hecho, como si lo
estuviera ejecutando de propia mano.

En tanto que la segunda, representa la cooperación de varios


intervinientes en la ejecución del ilícito, en quienes deben concurrir: a)
la decisión común y anterior de realizar el hecho; b) la aportación
objetiva de una contribución trascendente en la ejecución de la conducta
delictiva y, c) que ese aporte no se encuentre en el ámbito de los actos
preparatorios».

COAUTORÍA - Concepto

Tesis:

«En el caso concreto, los defensores de MR y RC niegan que estos sean


coautores del delito de secuestro extorsivo por el que se les acusó. Así,
el de aquél manifiesta que el delito atribuible es el de privación ilegal de
la libertad (artículo 174 de la ley 599 de 2000), en tanto que el de éste,
asiente que la privación de la libertad de locomoción de RB apenas
constituye delito de secuestro simple.

Para demostrar las aludidas hipótesis se involucran en el análisis de los


hechos escindiéndolos en dos episodios a partir de los cuales afirman
que los procesados en mención, en su condición de investigadores del
C.T.I. de la Fiscalía General de la Nación, participaron en el primero,
comprendido desde el momento en que el señor RB fue sustraído de su
entorno hasta cuando se bajaron del vehículo particular que contrataron
para movilizarse, en el sitio “La Violeta” de la vía que comunica a
Chinchiná con Manizales, entregándolo a CGF y desentendiéndose de su
suerte.

Sin embargo, omiten los libelistas que las circunstancias en las cuales se
desarrolló el suceso ilustran que, de comienzo a fin, se trató de una
empresa criminal en la cual, de manera consciente y voluntaria, los
codelincuentes, previo acuerdo, se distribuyeron roles en orden a
obtener la producción del resultado típico, el cual se materializó desde
cuando se produjo la privación de la libertad de la víctima, conservando
cada uno el dominio funcional del hecho en la fase en que intervino y
que la conducta ejecutada por los aludidos investigadores del C.T.I. de
la Fiscalía General de la Nación, fue trascendente para la obtención del
resultado perseguido.

Las pruebas recogidas en el expediente muestran que se trató de un


plan concertado por los codelincuentes, en cuyo desarrollo cada uno
ejecutó el rol previamente definido. Así MR y RC en su condición de
investigadores del C.T.I. con lugar de trabajo en Manizales, se
trasladaron hasta la ciudad de Armenia, se presentaron en la bodega
“Frutas y Verduras RR” de propiedad de RDRB y simulando que
actuaban en cumplimiento de sus funciones legales y reglamentarias, lo
requirieron para que los acompañara con el argumento de que sería
interrogado por un fiscal acerca de un hurto de ganado.

Solicitud a la cual accedió manifestando que iba a aclarar su situación


porque no tenía nada que ver, sin saber que con tal argumento los
procesados lo estaban sustrayendo con fines ilícitos de su órbita laboral
y familiar para retenerlo en el fundo donde permaneció encadenado y
bajo constante vigilancia por el término de quince días, al cabo del cual
fue liberado por agentes del grupo Gaula.

De lo anterior se desprende que la participación de MR y RC fue


determinante para la ejecución del secuestro del señor RB y las
exigencias económicas que ulteriormente le hicieron relacionadas con el
supuesto hurto de ganado que de acuerdo con lo manifestado por CGF
quien fungía como administrador de la finca en la cual aquél fue
confinado, se trataba de otro hecho contra el patrimonio económico en
cuya consumación éste no tuvo ninguna injerencia».

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 9599 | Fecha: 08/10/2001 |


Tema: FALSO RACIOCINIO - Técnica en casación / FALSO RACIOCINIO -
Concepto / FALSO RACIOCINIO - No se configura por desacuerdo en la
valoración probatoria

RELEVANTE

Sala de Casación Penal


ID : 392658
M. PONENTE : ALFREDO GÓMEZ QUINTERO
NÚMERO DE PROCESO : 26411
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
FECHA : 08/11/2007
FUENTE FORMAL : Constitución Política de Colombia de
1991 art. 29 / Ley 600 de 2000 art.
306 y 310 / Ley 906 de 2004 art. 23,
181, 232, 275, 376, 379, 380, 382,
383, 392, 424, 445, 456 y 457

TEMA: FLAGRANCIA - Apreciación probatoria / COAUTORÍA -


Concepto / COAUTORÍA - Apreciación probatoria

Tesis:

«[…] ambos sentenciados fueron capturados en flagrancia, agazapados


en la misma casa que les sirvió de madriguera, cuando pretendieron
deshacerse de una de las armas incriminadas, instantes después de
cometer el múltiple atentado y bajo la sindicación de numerosas
personas que señalaron a los Agentes el lugar del refugio. En ese
contexto -salvo una paradoja- la captura en flagrancia no puede
desconocerse bajo ningún punto de vista.

Por manera que no es cierta la afirmación del recurrente cuando


sostiene, en una especie de alegación abierta, sin técnica de ninguna
especie que, si -en gracia de discusión- se otorga credibilidad parcial al
dicho de la señora CG, sólo debería condenarse a(..........) a. "M" a
quien increpó directamente del homicidio de su esposo, porque la
testigo no incriminó a (.....) (a. N).

Es claro para la Sala que la determinación de responsabilidad contra


éste, no depende de la versión de la señora LMC sino de la apreciación
conjunta de su comportamiento y de la captura flagrante, de donde se
dedujo que (....) participó en las conductas punibles.

en nada incide el hecho de que el menor CHP no haya rendido su


testimonio, pues la decisión de mérito se funda en prueba suficiente
(aducida legítimamente a la audiencia de juicio oral), que de ningún
modo desdibuja el compromiso penal del sentenciado (...........) (a. N)
como coautor impropio de los homicidios.

Frente a la coautoría vale la pena nuevamente recordar que no es


atinado sostener que en los delitos cometidos por un número plural de
personas, que han actuado bajo un designio común, la acción se divida
para responsabilizar a cada interviniente sólo por la fracción de hecho
que haya ejecutado materialmente.

De ahí que para estos efectos el acto colectivo debe apreciarse en su


conjunto y como lo ha dicho la Corte, "en los casos en que varias
personas proceden a una empresa criminal, consciente y voluntaria
división del trabajo para la producción del resultado típico, todos los
partícipes tiene la calidad de autores, así su conducta vista en forma
aislada no permita una directa subsunción en el tipo, porque todos están
unidos en el criminal designio y actúan con conocimiento y voluntad
para la producción del resultado comúnmente querido o, por lo menos,
aceptado como probable".

En esas condiciones específicas, dada la captura en flagrancia, la


conclusión no puede ser diversa a que los dos asumieron la empresa
criminal en coautoría como lo dedujo el sentenciador, pues la evidencia
técnica, científica y testimonial los compromete en iguales
circunstancias temporales y modales como asunción conjunta de una
conducta delictiva».

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 25136 | Fecha: 30/11/2006


| Tema: FLAGRANCIA - Apreciación probatoria

RELEVANTE

Sala de Casación Penal


ID : 392503
M. PONENTE : MARÍA DEL ROSARIO GONZÁLEZ DE
LEMOS
NÚMERO DE PROCESO : 25974
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Bogotá
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 08/08/2007
FUENTE FORMAL : Ley 599 de 2000 art. 27 / Ley 599 de
2000 art. 27,29,30

TEMA: COAUTORÍA IMPROPIA - Concepto / COAUTORÍA


IMPROPIA - Concepto / COAUTORÍA - División del trabajo

Tesis:

«Incluye el legislador la coautoría material propia y la impropia. La


primera se presenta cuando varios individuos mediante acuerdo previo o
concomitante realizan la conducta, pero todos actualizan el verbo rector
definido en el tipo, como cuando cada uno de los coautores hiere
letalmente y con el propósito de causar la muerte a la víctima.
La otra, la coautoría material impropia, tiene lugar cuando entre las
personas que concurren a la comisión del delito media división de
trabajo, figura también denominada “empresa criminal”, pues todos
realizan una parte del delito, incluso algunos efectúan comportamientos
objetivamente intrascendentes o atípicos, como cuando alguien finge ser
víctima de un ataque dentro de las instalaciones de un banco y distrae
la atención de los vigilantes, mientras sus compañeros toman poder de
la situación y consiguen apropiarse ilícitamente de dinero.

A su vez, dentro de la misma preceptiva puede efectuarse un cotejo


entre la determinación y la autoría mediata. En aquella se establece una
relación persona a persona a partir de una orden, consejo, acuerdo de
voluntades, mandato o coacción superable entre el determinador y el
determinado (autor material), dado que ambos conocen de la tipicidad,
antijuridicidad y culpabilidad del comportamiento realizado, pero sólo
éste tiene dominio del hecho, motivo por el cual, también ambos
responden penalmente de la conducta hasta la fase en que se haya
cometido».

AUTORIA MEDIATA - Momento en que se presenta / APARATO


ORGANIZADO DE PODER - Autoría mediata: concepto / APARATO
ORGANIZADO DE PODER - Coautoría: por cadena de mando

Tesis:

«La figura de la autoría mediata, entre autor mediato (también


denominado “el hombre de atrás” o el que “mueve los hilos”) y ejecutor
instrumental, se establece una relación persona a “persona objetivada”
o cosa, pues se soporta en una coacción ajena insuperable, en una
inducción en error o en el aprovechamiento de un error, de manera que
sólo el autor mediato conoce de la tipicidad, ilicitud y culpabilidad del
comportamiento, en tanto, que el ejecutor instrumental obra - salvo
cuando se trata de inimputables - bajo una causal de exclusión de
responsabilidad, motivo por el cual, mientras el autor mediato responde
penalmente, el ejecutor instrumental, en principio, no es responsable.

En efecto, hay casos en los que el ejecutor sí responde, como ocurre


cuando el autor mediato utiliza a inimputables, quienes responden
penalmente al serles impuestas medidas de seguridad.

Autores como el profesor alemán Clauss Roxin incluyen una tipología


adicional dentro de la figura de la autoría mediata, y es aquella relativa
a la condición de quien actuando como jefe de un aparato organizado de
poder, imparte una orden, pues sabe que alguien de la organización -
sin saber quién - la ejecutará , de modo que “el hombre de atrás” no
necesita recurrir ni a la coacción ni a la inducción en error o al
aprovechamiento de error ajeno (hipótesis tradicionales de la autoría
mediata), puesto que, además, tiene certeza en que si el ejecutor
designado no cumple con su tarea, otro la hará, es decir, que el autor
inmediato resulta fungible y, por tanto, su propósito será cumplido.

Sobre este tema se impone recordar que recientemente la Sala en un


caso que guarda algunas semejanzas con el aquí analizado puntualizó:

“Se predica la coautoría, cuando plurales personas son gregarias por


voluntad propia de la misma causa al margen de la ley, comparten
conscientemente los fines ilícitos propuestos y están de acuerdo con los
medios delictivos para lograrlos, de modo que cooperan poniendo todo
de su parte para alcanzar esos cometidos, realizando cada uno las
tareas que le corresponden, coordinadas por quienes desempeñen a su
vez el rol de liderazgo”.

“En tales circunstancias, quienes así actúan, coparticipan criminalmente


en calidad de coautores, aunque no todos concurran por sí mismos a la
realización material de los delitos específicos; y son coautores, porque
de todos ellos puede predicarse que dominan el hecho colectivo y
gobiernan su propia voluntad, en la medida justa del trabajo que les
correspondiere efectuar, siguiendo la división del trabajo planificada de
antemano o acordada desde la ideación criminal”.

“En el presente caso, donde subversivos del ELN, de distintas jerarquías,


sumaron sus voluntades libres para dinamitar el oleoducto cercano a
Machuca, en cumplimiento de las políticas de ataque terrorista a la
infraestructura petrolera, compartidas por todos ellos, es evidente que
los directivos de esa organización criminal no actuaron como
determinadores de los ejecutores materiales, sino en calidad de
coautores, porque no es cierto, al menos las pruebas no lo indican así,
que dichos directivos hubiesen hecho nacer la idea criminal en los
milicianos rasos y menos que dominaran la voluntad de éstos; pues, por
el contrario, lo que se verifica razonablemente es que los guerrilleros del
ELN implicados en la destrucción de la tubería desplegaron la conducta
que les correspondía, con acuerdo previo, por convicción propia, por
compartir las ‘políticas’ del grupo armado ilegal, directrices que conocían
y a las cuales habían adherido con antelación, en un proceso paulatino
de reclutamiento, diseño de estrategias, entrenamientos, aprendizaje de
doctrinas y estandarización de modos de actuar”.
“Mediando, como en el presente asunto, ideologías compartidas,
voluntades concurrentes e intervención con aportes concretos según la
división preacordada del trabajo criminal, se afirma que todos son
coautores globalmente de la conducta delictiva realizada y responsables
por sus consecuencias. No es, como suele entenderse, que cada uno sea
autor sólo de la parte que le corresponde en la división del trabajo; ya
que en este género de manifestaciones del crimen organizado se gesta
un conocimiento común y una voluntad que también es común y por
ello, el delito que recaiga en ese marco de acción, pertenece a todos
como a sus autores”.

“Quizá, un entendimiento equivocado de esa temática, llevó al Tribunal


Superior a concluir erróneamente que los integrantes del Comando
Central del ELN son responsables únicamente por trazar ‘políticas’ de
ataques terroristas a la infraestructura petrolera, pero no así de las
voladuras concretas de los oleoductos, que, serían atribuibles sólo a sus
ejecutores. Y tal conclusión es incorrecta, porque parte de suponer que
los directivos del grupo armado ilegal se limitan a trazar líneas de
pensamiento político, como si ignorase que tales directrices también son
de acción delictiva; y que para su materialización consiguen recursos,
los administran, los adjudican a los planes operativos concretos y
asignan prioridades a las gestiones de ataque al ‘enemigo’ o
simplemente para el adoctrinamiento o la supervivencia cotidiana del
grupo”.

“De otra parte, cuando existe división del trabajo criminal, para
predicarse la coautoría impropia, no se requiere - como piensa el
Tribunal Superior - que hasta los más mínimos detalles de las tareas
que a cada uno corresponden, deban ser previamente determinados con
la aquiescencia de todos” .

“Un ‘experto’ en instalar artefactos explosivos no necesita recibir


instrucciones minuciosas. Es más, él puede seleccionar el tiempo, modo
y la ubicación que estime adecuados y no por ello desarticula el vínculo
de coautoría con los restantes partícipes que aportaron su gestión para
lograr el delito común. En ello consiste precisamente la división del
trabajo según la habilidad o especialidad de cada quien, todo para lograr
una finalidad ilícita compartida; ya que, si así no fuera, indistintamente
cualquiera acudiría a realizar las diversas acciones, caso en el cual la
intervención plural podría no ser necesaria” .

De lo expuesto, en punto del caso objeto de estudio observa la Sala que


la orden de causar la muerte al periodista YAR de Caracol, impartida por
el comandante del Frente 53 de las FARC a los acusados, como
acertadamente lo manifiesta la Procuradora Delegada en su concepto,
no incide de manera alguna en la declaración de su responsabilidad
penal, dado que actuaron libremente y con conocimiento de la
antijuridicidad de la misión dispuesta por “[…]”, amén de que no tienen
la condición de meros ejecutores instrumentales de aquél como autor
mediato dentro de la concepción tradicional, pues quienes pertenecen a
una organización guerrillera, como aquí se constató respecto de JJBG,
tienen conocimiento del carácter delictivo que conlleva la ejecución de
los actos dispuestos por sus jefes en la estructura de mando que
tengan.

Además, respecto de los mandos o cabecillas de la organización se


observa que tienen la condición de coautores, en el entendido de que los
militantes de tales agrupaciones comparten no solo los ideales, sino las
políticas de operación y, por ello, la responsabilidad por los hechos
delictivos ordenados por las cabezas compromete en calidad de
coautores, tanto a quienes los ejecutan, como a quienes los ordenaron,
sin que, entonces, haya lugar a la configuración del instituto de la
determinación».

APARATO ORGANIZADO DE PODER - Autoría mediata:


concepto / APARATO ORGANIZADO DE PODER - Coautoría: por
cadena de mando

Tesis:

«Responsabilidad del autor material en tratándose de aparatos


organizados de poder al ejecutar órdenes generales (‘desde arriba’) o
específicas (‘cara a cara’).

Ab initio impera recordar, que fue el juzgamiento del Teniente Coronel


Adolf Eichmann por el Tribunal de Jerusalén en 1961, el que planteó la
necesidad de pensar en un mayor alcance para las figuras de la autoría
mediata y la determinación con ocasión de los programas de exterminio
masivo adelantado por la Alemania nazi bajo órdenes de Adolfo Hitler.

En efecto, el 15 de diciembre de 1961, el Tribunal de Jerusalén condenó


a Eichmann como autor de los crímenes por los cuales fue acusado,
argumentando para ello que se trataba de la figura de la “autoría
mediante aparatos organizados de poder”, caracterizada porque la
persona ubicada en la cabeza imparte la orden, desconoce quién la
ejecutará, pero confía en que algún miembro de la organización la
cumplirá (fungibilidad del ejecutor), sin que el denominado “hombre de
atrás” precise de acudir a la fuerza o al error dentro de la concepción
tradicional de la autoría mediata.

Ya desde 1963 y a partir del caso Eichman, el profesor Roxin introdujo


en la dogmática tal categoría, en virtud de la cual, cuando dentro de un
aparato organizado de poder, generalmente de orden estatal, sus
miembros cometen delitos en cumplimiento de órdenes impartidas por
rangos superiores dentro de la jerarquía de la organización, también
tendrán la calidad de autores, y más exactamente de autores mediatos,
quienes impartieron tales ordenes, en cuanto controlan la organización y
por tanto, les asiste mayor responsabilidad que los autores directos.

En tal planteamiento precisó que, dada la fungibilidad del autor material,


el “hombre de atrás” desconoce quién será el que finalmente ejecute la
orden impartida, pero es evidente que tiene el dominio del hecho, en
cuanto le asiste certeza en que por el control que tiene del aparato
organizado, su voluntad se cumplirá, motivo por el cual se trata de un
autor mediato.

Entonces, con fundamento en la teoría sucintamente reseñada se


pretende extender al “hombre de atrás” la atribución de que con sus
órdenes está tomando parte en la ejecución del hecho, tanto en sentido
literal como jurídico penal .

Es oportuno señalar, que los críticos de la tesis de la coautoría material


impropia para quienes dan la orden y los que la ejecutan, aseveran que
con tal postura no se tiene en cuenta que la autoría mediata se
estructura verticalmente de “arriba abajo”, encontrándose el autor
mediato en la parte superior y el ejecutor instrumental en la parte
inferior, mientras que la coautoría se organiza horizontalmente “cara a
cara” (tareas similares y simultáneas).

Ahora, al verificar si el planteamiento anterior resulta aplicable al caso


objeto de estudio, sin dificultad observa la Sala, de un lado, que no se
discute aquí acerca de la responsabilidad de quien impartió la orden de
ocasionar la muerte al periodista, sino la que corresponde a quienes
dieron inicio a la fase ejecutiva de la conducta encaminada a tal
propósito, sin cumplir su cometido, gracias a la oportuna intervención de
la autoridad policial.

Y de otro, que como ya se dilucidó en el numeral segundo de las


consideraciones, en tales situaciones, la jurisprudencia de la Sala
considera que quienes imparten las órdenes dentro de una de tales
organizaciones tienen la condición de coautores materiales impropios
por división de trabajo , y no, de autores mediatos como lo postula el
profesor Roxin, de manera que ninguna incidencia tienen tales
planteamientos en punto de la conducta aquí analizada».

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 23815 | Fecha: 07/03/2007


| Tema: AUTORIA MEDIATA - Momento en que se presenta / APARATO
ORGANIZADO DE PODER - Autoría mediata: concepto / APARATO
ORGANIZADO DE PODER - Coautoría: por cadena de mando

SALVAMENTO / ACLARACIÓN / ADICIÓN DE VOTO:


ACLARACIÓN DE VOTO: MAURO SOLARTE PORTILLA

COMPULSACION DE COPIAS - Naturaleza de la decisión


Tesis:
«Discrepo, no obstante, de algunas consideraciones plasmadas por la
mayoría de la Sala en el fallo, y en tal sentido particularmente me
parece que resulta innecesario calificar de "viable la decisión de expedir
copias para investigar por separado el porte del explosivo" y asumir de
antemano "que no se trata de un hecho ya juzgado, porque el análisis
de los funcionarios judiciales en torno al artefacto explosivo estuvo
encaminado a establecer la responsabilidad de (...) frente al delito de
rebelión y a determinar la finalidad terrorista del homicidio. En ningún
momento examinaron la conducta desde el punto de vista del riesgo
objetivo que su tenencia comporta para la colectividad, ni la
consecuente afectación del bien jurídico de la seguridad pública, como
supuesto de hecho del tipo penal consagrado en el artículo 365 del
Código Penal".

A este respecto debo precisar que cuando consentí con mi voto la


decisión de veintiocho de septiembre de dos mil seis mediante la cual la
Sala dispuso correr traslado al Ministerio Público para que emitiera
concepto en torno, entre otros aspectos, a la eventual concurrencia
entre el delito de homicidio agravado y el porte de explosivos como
causal de agravación, teniendo en cuenta lo dispuesto por los artículos
31, 104.3 y 365 del Código Penal de 2000, fue sobre dicho supuesto y
en manera alguna con la finalidad de admitir que la Sala se halla
facultada para revisar la decisión de expedir copias adoptada por el ad
quem. (....)».

SALVAMENTO DE VOTO: ALFREDO GÓMEZ QUINTERO

TENTATIVA - Fundamento teórico / TENTATIVA - Resultado por causa


distinta de los actos ejecutivos / TENTATIVA - Diferencia entre actos
preparatorios y actos de ejecución
Tesis:
«Mi desacuerdo con el criterio mayoritario de la Sala, radica en que los
elementos consagrados en el artículo 27 del Código Penal no concurren
a cabalidad y por esa razón no es posible predicar que la conducta de
los procesados JJBS y LAPT constituye tentativa de homicidio agravado.

No puede perderse de vista que los justiciables fueron aprehendidos en


un establecimiento público ubicado a tres cuadras de las instalaciones
donde funciona la Cadena Caracol, con un potente explosivo, situación
que por sí sola no alcanza la connotación de actos idóneos e
inequívocamente dirigidos a la consumación de la conducta punible. Si
bien es cierto que el artefacto sería utilizado para atentar contra el
señor Yamit Amat, el comportamiento que hasta el momento de la
captura habían desplegado los infractores, no alcanzó a poner en peligro
la vida del periodista.

Esto, porque cualquier exteriorización del agente no puede calificarse


como componente del delito, sino solamente aquellas que entrañen una
relevante amenaza o lesión al bien jurídico tutelado, y que se conocen
como actos ejecutivos.

Manifestaciones que se pueden confundir con los actos preparatorios, y


que hacen relación a todas aquellas actividades que el sujeto activo
dispone para emprender su actividad criminal pero que, como tal, no
son punibles dada su irrelevancia frente a la lesión de los bienes
jurídicos, a menos que el legislador las haya consagrado como delitos
autónomos.

Para la configuración de la tentativa es prioritaria la determinación de


actos ejecutivos o, actos idóneos e inequívocamente dirigidos a poner en
peligro, de los cuales no da cuenta la foliatura.

Es que la idoneidad de los actos, no es predicable simple y llanamente


de los medios utilizados, sino de la conducta objetivamente desplegada
por el autor para la consecución del resultado típico. La equivocidad o
univocidad hace relación a la aptitud y suficiencia de los actos, según la
experiencia, para la producción de la conducta punible.

A partir de ese referente teórico, insisto en que los justiciables no


alcanzaron a poner en peligro la vida del periodista, porque para ese
efecto debían realizar varias acciones; la primera, esperar a que el
vehículo pasara por el lugar donde se encontraban; la segunda, adherir
el explosivo a una de las puertas del vehículo en que se movilizaba el
personaje y, la tercera, activar el artefacto.

Si, para el momento de la captura, se encontraban esperando el paso


del automotor, no es posible derivar un grado de aproximación al
momento consumativo del homicidio, porque aún les faltaba a los
infractores poner en marcha todas las demás actividades que, por la
oportuna llegada de los policiales no pudieron realizar.
La inidoneidad del comportamiento asumido por los procesados para
conseguir el fin propuesto, que en este caso surge incuestionable, no se
puede confundir con la idoneidad del elemento que se utilizaría para
atentar contra el periodista.

Menos aún se puede derivar la puesta en peligro del bien jurídicamente


tutelado a partir de otras circunstancias que los juzgadores apreciaron
como indicativas de la responsabilidad de los acusados, como la cercanía
de estos a las instalaciones de la Cadena caracol y la moto en que
pretendían huir, porque en ese análisis se dejó de considerar la principal
misión, consistente en la ubicación del artefacto en el sitio donde lo
tenían planeado».

SALVAMENTO DE VOTO: JAVIER ZAPATA ORTIZ

TENTATIVA - Fundamento teórico / TENTATIVA - Diferencia entre


actos preparatorios y actos de ejecución / DELITO - Concepto y
estructura
Tesis:
«En Colombia no son punibles ni la confección de la idea criminal, ni lo
que piense quien quiere delinquir, ni los actor preparatorios, salvo que
estos constituyan una conducta punible autónoma, como por ejemplo,
adquirir una arma sin permiso de autoridad competente. La conducta
empieza a producir consecuencias penales a partir del momento en que
se despliegan actos idóneos e inequívocos dolosamente encaminados a
la producción del resultado criminal.

De otra parte, la antijuridicidad que reclama la estructura del delito no


es meramente formal, sino material, verificable en cada caso específico
en la lesión o puesta en peligro efectiva del bien jurídico. Cosa que aquí
no sucedió, pues la presunta víctima siempre estuvo indemne, ni
siquiera se enteró del atentado en su contra, precisamente porque no
empezó a ejecutarse; y vino a conocer los pormenores posteriormente,
cuando fue llamado por las autoridades para enterarlo del asunto».
RELEVANTE

Sala de Casación Penal


ID : 392123
M. PONENTE : ALFREDO GÓMEZ QUINTERO
NÚMERO DE PROCESO : 22698
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Neiva
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 09/11/2006
FUENTE FORMAL : Ley 600 de 2000 / Decreto 2700 de
1991

TEMA: COAUTORÍA IMPROPIA - Configuración / COAUTORIA


IMPROPIA - Concepto
Tesis:
«La intervención delictiva de (...) lo fue en la modalidad de coautoría
impropia, en tanto esta forma de realización mancomunada de la
conducta punible supone la participación de múltiples sujetos activos en
el delito cuyo actuar típico se consolida en la intervención colectiva de
todos ellos y en desarrollo de un cometido común, es decir, que la
ejecución punible se acomete con división de trabajo existiendo para el
efecto un acuerdo de voluntades previo o coetáneo -expreso o tácito-.

Por lo tanto, es común a esta forma de participación criminal que en la


producción del resultado típico los distintos intervinientes en la empresa
criminal desarrollen cierta parte del trabajo delictivo, aun cuando la
misma aisladamente valorada pareciera no subsumirse en el tipo penal
respectivo, pues no se trata de verificar la realización material que cada
cual en la proporción de su actuar lleva a cabo, sino en la medida en
que coadyuva en la consolidación del resultado integral de la acción
cumplida por todos.

En múltiples oportunidades la doctrina de la Sala ha tenido ocasión de


sistematizar su pensamiento sobre este particular, resaltado cómo
carece de cualquier seriedad jurídica en orden a la imputación que en
estos casos debe hacerse por la integralidad de las conductas realizadas,
que se pudiese tomar aisladamente el aporte material que cada uno de
los copartícipes hace en desarrollo de la acción delictiva común a todos,
cuando en su consecución se ha prestado la voluntad para la totalidad
del devenir criminal.

Así, hubo la Sala de precisarlo al señalar cómo:

"Resulta ilógico e injurídico responsabilizar a cada interviniente por la


parcial tarea por él cumplida, lo que haría imposible la configuración de
la coautoría impropia, ya que ésta emerge de un plan común, del
dominio colectivo del suceso, de la distribución de funciones, cada una
de las cuales es una pieza de la realización del resultado comúnmente
querido, la que, como tal, no puede ser considerada aisladamente, pues
podría aparecer como despreciable o ineficaz y, por ende, impune, y que
solo adquiere relevancia en el conjunto y con relación al plan criminal
propuesto" (Cas. 11 925, 25 de abril de 2.000)».

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 11925 | Fecha: 24/04/2000


| Tema: COAUTORÍA IMPROPIA - Configuración / COAUTORIA IMPROPIA
- Concepto

RELEVANTE

Sala de Casación Penal


ID : 390024
M. PONENTE : ALVARO ORLANDO PERÉZ PINZÓN
NÚMERO DE PROCESO : 19213
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 21/08/2003
FUENTE FORMAL : Decreto Ley 100 de 1980 art. 23 / Ley
599 de 2000 art. 28 y 29

TEMA: COAUTORÍA - Concepto: elementos, configuración


Tesis:
«De la historia reciente del fenómeno, se desprenden las siguientes
conclusiones:

La coautoría es una forma de autoría.


Para que exista coautoría se requieren tres elementos: acuerdo común,
división de funciones y trascendencia del aporte durante la ejecución del
ilícito.

Para la determinación de la coautoría es menester analizar tanto lo


objetivo como lo subjetivo de la injerencia de la persona en el hecho.

Como según la importancia del aporte se distingue entre coautor y


cómplice, el funcionario judicial debe hacer el estudio correspondiente
frente al caso concreto y razonadamente sustentar su decisión.

c) De la lectura del artículo 29.2, como quedó finalmente, se


desprenden, es obvio, los mismos requisitos: para afirmar coautoría se
necesitan acuerdo común, división del trabajo y observación del peso
del aporte.

Acuerdo significa conformidad, asentimiento, reflexión y madurez de


determinación.

División quiere decir separación, repartición.

Aportar, derivado de "puerto", equivale a llegar o presentarse a un


lugar, hacer algo en pro de un fin común.

d) Las anteriores exigencias coinciden con las generalmente adosadas,


antes y ahora, a la coautoría, vale decir, acuerdo y decisión plural;
sentimiento de actuar en una obra propia inserta en una labor global,
común; comportamiento signado por esa directriz, o co-dominio del
hecho; y aporte de algo importante durante la ejecución del delito, todo
ello, desde luego, mirado objetiva y subjetivamente.

Observado el fenómeno de otra forma, para hablar de coautoría son


indispensables dos exigencias, una subjetiva y una objetiva.

El aspecto subjetivo de la coautoría significa que:

Uno. Los comuneros se pongan de acuerdo, planifiquen la comisión del


ilícito y, de consuno, decidan su perpetración.

Dos. Cada uno de los comprometidos sienta que formando parte de una
colectividad con un propósito definido, el hecho es suyo, pero incluido
dentro de una obra mayor, global, es decir, perteneciente, imbricada,
realizada por todos los concurrentes o, dicho con otras palabras, la
persona debe sentir que cumple tareas en interdependencia funcional.
La fase objetiva comprende:

Uno. El co-dominio funcional del hecho, entendiendo por tal que los
varios individuos, sin sometimiento, dependencia o subordinación de
uno o unos de ellos a otro u otros de ellos, se dirijan a la misma
finalidad con un comportamiento esencial, mirado no en términos
absolutos sino relativos.

Por conducta esencial se debe entender, primero, que sin ella es


imposible cometer el hecho; o, segundo, que si una de las personas se
opone o entra en divergencia con las otras, pueda hacer fracasar el
plan, molestarlo o variarlo en su desarrollo; o, tercero, que la intrusión
de las personas no debe ser meramente casual, accidental o secundaria.

Dos. Aporte significativo durante la ejecución del hecho, es decir,


prestación de algo trascendente para su comisión, servicio importante
que cada uno de los concurrentes presta a la gesta delictiva.

Esa contribución común en pro del mismo fin puede ser material o moral
-"espiritual"-, por ejemplo cuando, en esta última hipótesis, la presencia
definida de uno de los comuneros refuerza o estimula el cumplimiento
del plan trazado, presiona y multiplica las energías de los otros, apoya al
resto, reduce las defensas de la víctima, aumenta la intimidación
padecida por ésta, incrementa la agresividad de los otros autores o
comporta una mayor seguridad para estos en cuanto, vgr., la cantidad
de sujetos intensifica el amedrantamiento que sufre la persona objeto
de la acción, etc.

Y el aporte durante la ejecución del hecho quiere decir que la prestación


que hace la persona debe ocurrir, total o parcialmente, entre el
momento en que se inicia la realización del verbo rector que guía la
conducta criminal y el logro de la consumación. De esta manera, el
comportamiento frente a la pura ideación delictiva o a los actos
preparatorios, no constituye coautoría, como tampoco aquél
subsiguiente a la consumación o al último acto en materia de tentativa
de delito».

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 2402 | Fecha: 09/09/1980 |


Tema: COAUTORÍA – Concepto: elementos, configuración Rad: 2402 |
Fecha: 11/08/1981 | Tema: COAUTORÍA – Concepto: elementos,
configuración Rad: 2412 | Fecha: 02/02/1983 | Tema: COAUTORÍA –
Concepto: elementos, configuración Rad: 2420 | Fecha: 28/02/1985 |
Tema: COAUTORÍA – Concepto: elementos, configuración Rad: 8513 |
Fecha: 11/05/1994 | Tema: COAUTORÍA – Concepto: elementos,
configuración Rad: 11862 | Fecha: 11/07/2002 | Tema: COAUTORÍA –
Concepto: elementos, configuración Rad: 17403 | Fecha: 12/09/2002 |
Tema: COAUTORÍA – Concepto: elementos, configuración

RELEVANTE

Sala de Casación Penal


ID : 388608
M. PONENTE : CARLOS AUGUSTO GÁLVEZ ARGOTE
NÚMERO DE PROCESO : 14851
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 08/03/2001
FUENTE FORMAL : Decreto 2700 de 1991 art. 23

TEMA: VIOLACIÓN INDIRECTA DE LA LEY SUSTANCIAL - Falso


juicio de convicción / COAUTORÍA - Configuración
Tesis:
«Es cierto que el testigo en mención, en el cual está sustentado el fallo
condenatorio, al referirse al ahora recurrente, afirmó que "se
desempeñaba como jefe de inteligencia, alias cinco, participó en lo de
Pueblo Bello, ayudó en el secuestro, no en la ejecución, al menos no me
consta, yo lo conocí como HVO" y que -como se dijo- era a quien le
correspondió individualizar a las personas simpatizantes o relacionadas
con los grupos guerrilleros, pero igualmente corresponde a lo afirmado
por este declarante, que los delictivos hechos objeto de su delación,
entre los que se cuenta la toma de Puerto Bello, no fueron ejecutados
por individuos que actuaran en forma separada, sino, por el contrario,
que actuaron como miembros de un grupo paramilitar debidamente
jerarquizado, con un jefe, con específicas finalidades y con planes previa
y debidamente preestablecidos, en el que para su ejecución las
actividades a desarrollar se encontraban debidamente asignadas a cada
uno de ellos, sin que esta división de trabajo signifique que
jurídicamente pueda discendirse frente al resultado obtenido con las
acciones individualmente cumplidas, pues trátase de una real unidad
delictiva en la que cada uno de los integrantes de la organización
intervino en lo necesario para lograr el fin común propuesto, admitiendo
como suyas no exclusivamente las acciones previamente planeadas
sino, igualmente, las que dentro de la complejidad del objetivo
propuesto debían ejecutarse, ya porque así estuviese previsto o porque
en su desarrollo a ello había que recurrir para asegurar el objetivo
propuesto.
....

En efecto, como ya es sabido, el referido testigo EM refiriendo a OP, en


punto de la toma de Pueblo Bello, afirmó que éste había actuado como
jefe de inteligencia estableciendo los nombres de las personas que
tenían algún vínculo o simpatía con la guerrilla, pero desconocía este
individuo había participado en su ejecución. A esta manifestación
testifical el Tribunal le dio credibilidad, compendiándola en todo su
contexto, esto es, no valorando frases sueltas de la exposición,
distantes del ámbito y circunstancias en que sucedieron los hechos, su
ámbito de acción, teniendo en cuenta, como en efecto fue corroborado,
que no era fruto de la fantasía sino que lo narrado correspondía a las
propias vivencias del testigo, como miembro que había sido del grupo
paramilitar comandado por CG, lo cual precisamente le permitió explicar
la estructura jerárquica de la organización, los nombres de varios de sus
mandos, los hechos delictivos realizados, las circunstancias de tiempo,
modo y lugar en que se habían desenvuelto estas acciones, hasta llegar
a precisar el sitio donde habían enterrado a algunas de las víctimas
secuestras en la toma de Pueblo Bello, conforme lo corroboraron las
autoridades respectivas.

Entonces, es bajo este contexto que el ad quem procedió a valorar las


afirmaciones de EM en relación con la sindicación que le hizo a (...),
apreciando en su plena extensión su contenido, sin desconocerlo sino
ubicándolo y dimensionándolo dentro del complejo fáctico reseñado por
el mismo testigo, esto es, bajo el entendimiento de que se trataba de un
organización criminal, la cual entre sus diversas actividades planeó
debidamente la toma a Pueblo Bello con un fin determinado, como fue la
de darle muerte a todas aquellas personas que creyeran estaban
vinculadas con la guerrilla, y es dentro de ese específico objetivo que el
delator señaló a (...) como "el jefe de inteligencia", a quien le
correspondió establecer quiénes eran esos pobladores, procediéndose,
seguidamente, a aprehender a esas personas, secuestrarlas,
amordazarlas, llevarlas hasta las orillas del río Sinú a uno de las
propiedades de su jefe Castaño, torturarlas, darles muerte y
posteriormente sepultarlas en ocultos sitios para que no fueran
descubiertos sus cuerpos y por ende, dejar todo en la impunidad.

Así, el hecho de que hubiese sido "(…)" quien materializó el hecho de


aprehender a las personas previamente señaladas por (...), en nada
elimina su participación en el plan delictivo, en el que la "labor de
inteligencia" fue, sin lugar a dudas, la tarea inicial básica, clave, para su
ejecución, como que sin ella su materialización no se hubiese podido
adelantar, ya que de no saberse cuáles eran las personas a que iban a
matar, es apenas obvio, que el plan delictivo carecía de objeto, o si se
quiere, la conducta ideada no podía ni siquiera llegar a la etapa de la
preparación, menos a la ejecución y desde luego, a su consumación, en
últimas, perdía la posibilidad de ser exteriorizada.

De esta magnitud fue la intervención de (...) en la realización de los


hechos de Pueblo Bello, así la entendió el Tribunal, lejos de una simple
ayuda en términos de un cómplice, sino como un coautor en el que por
la clara división de trabajo incuestionable frente a la función que le fue
asignada; de ahí que extraño resulte cuestionar la apreciación
probatoria que hizo el ad quem de este testimonio de cargo
atribuyéndole un presunta distorsión en contenido material, pues nada
tiene que ver con el hecho de que (...) no haya estado presente en la
toma ni que ME lo excluya como "ejecutor" para que no le sea imputable
ese grado de participación criminal. Muy por el contrario, con pleno
respeto a ella, es que el ad quem la valoró, sin que pueda confundirse
su contenido fáctico con la relievancia jurídica que en punto de la
interpretación de las normas sustantivas del ordenamiento penal le
corresponda. Que era el jefe de inteligencia del grupo paramilitar, en
ningún momento se ha desconocido, como tampoco que en
cumplimiento de esa función fue quien determinó cuáles de los
habitantes de Pueblo Bello eran los que debían aprehender en el
operativo; cosa distinta es que para el demandante esta actividad
delictiva carezca de trascendencia frente a la autoría, en la medida en
que el concepto que predica como único en el derecho penal, es el de la
autoría material aún para aquellos eventos, como el presente, en que
los sujetos activos intervinientes en el proceso delictual sean múltiples y
bajo un plan previamente fijado se distribuyan las tareas para cumplir
con el fin propuesto.

Ha confundido, entonces el demandante, la problemática de la


valoración de la prueba no únicamente en cuanto a los límites en que
puede ser atacada frente a las diversas posibilidades fácticas para
hacerlo en casación, sino hasta su independencia con los motivos que
amparan la violación directa de la ley en cuanto a los reproches que
recaigan sobre la aplicación de las normas sustanciales reguladoras de
la autoría y la complicidad, aparentando una presunta distorsión
probatoria, cuando en verdad todo tiende, contradictoriamente, es a
avanzar hacia el falso juicio de convicción vedado en casación respecto
de los medios de prueba no tarifados, como es el caso de la prueba
testimonial, cuando en el fondo de lo que en verdad se trata es de
discrepar sobre con el contenido y alcance dado por el Tribunal al
instituto de la coautoría a la hora de interpretar el artículo 23 del Código
Penal».

RELEVANTE

Sala de Casación Penal


ID : 403208
M. PONENTE : NILSON ELÍAS PINILLA PINILLA
NÚMERO DE PROCESO : 13558
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 14/04/2000
FUENTE FORMAL : Decreto Ley 100 de 1980 art. 324
núm. 8 / Ley 81 de 1993 art. 9

TEMA: COAUTORÍA - Concepto / COAUTORÍA - Configuración


Tesis:
«"Es verdad que doctrina y jurisprudencia han aceptado que en los
casos en que varias personas proceden en una empresa criminal, con
consciente y voluntaria división del trabajo para la producción del
resultado típico, todos los partícipes tienen la calidad de autores, así su
conducta vista aisladamente no permita una directa subsunción en el
tipo, porque todos están unidos en el criminal designio y actúan con
conocimiento y voluntad para la producción del resultado comúnmente
querido o, por lo menos, aceptado como probable… Así mismo, si a esa
empresa criminal van armados porque presumen que se les puede
oponer resistencia o porque quieren intimidar con el uso de las armas y
como consecuencia de ello se producen lesiones u homicidios, todos
serán coautores de hurto y de la totalidad de los atentados contra la
vida y la integridad personal, aún cuando no todos hayan llevado o
utilizado armas, pues participaron en el común designio, del cual podían
surgir estos resultados que, desde luego, se aceptaron como probables
desde el momento mismo en que actuaron en una empresa de la cual se
podían derivar."

La segunda parte de la determinación transcrita, reiterada mediante


decisión de fecha 10 de marzo de 1993, M. P. Ricardo Calvete Rangel,
despeja la inquietud del libelista sobre la coautoría en el homicidio
endilgado, lo cual ya fue objeto de esclarecimiento en la respuesta dada
a otra de las demandas. Así se ha refrendado en varias determinaciones
más, como en la sentencia de casación del 12 de septiembre de 1995,
radicación 9240, M. P. Jorge Enrique Valencia M., en situación fáctica
muy similar a la ahora estudiada:

"Los codelincuentes, armados por lo menos dos de ellos, asumieron el


riesgo de enfrentar posibles oposiciones y por ello se equiparon
debidamente, sin dudar en disparar ante la primera dificultad seria.

El procesado al estar dentro de la banda como parte integrante en la


ejecución del injusto, (dominio funcional del hecho) adquiere con su
participación la calidad de coautor. Sobre esto no hay la menor
incertidumbre y el acierto del Tribunal sobre el particular es
indudable."».

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Fecha: 28/02/1985 | Tema:


HOMICIDIO AGRAVADO - Con fines terroristas / HOMICIDIO - Agravado:
contra servidor público con ocasión del cargo Rad: 9240 | Fecha:
12/09/1995 | Tema: COAUTORÍA - Concepto / COAUTORÍA -
Configuración

PUBLICADA

Sala de Casación Penal


ID : 410281
M. PONENTE : FERNANDO ENRIQUE ARBOLEDA
RIPOLL
NÚMERO DE PROCESO : 11609
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 04/02/1999

TEMA: DEMANDA DE CASACIÓN / COAUTORIA

NOTA DE RELATORÍA: Publicada en Gaceta Judicial: Tomo CCLX n.°


2499, pág. 231 - 245

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Publicada en Gaceta Judicial:


Tomo CCLX n.° 2499, pág. 231 - 245
PUBLICADA

Sala de Casación Penal


ID : 410127
M. PONENTE : CARLOS EDUARDO MEJÍA ESCOBAR
NÚMERO DE PROCESO : 10281
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 13/05/1998

TEMA: CASACIÓN / COAUTORIA

NOTA DE RELATORÍA: Publicada en Gaceta Judicial: Tomo CCLIV n.°


2493, pág. 210 - 220

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Publicada en Gaceta Judicial:


Tomo CCLIV n.° 2493, pág. 210 - 220

PUBLICADA

Sala de Casación Penal


ID : 408570
M. PONENTE : GUILLERMO DUQUE RUÍZ
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 11/05/1994

TEMA: TÉRMINO / CIERRE DE INVESTIGACIÓN / COAUTORIA
IMPROPIA / PRINCIPIO DE CONTRADICCIÓN / ERROR DE
HECHO / FALSO JUICIO DE LEGALIDAD

NOTA DE RELATORÍA: Publicada en Gaceta Judicial: Tomo CCXXX n.°


2469, pág. 781 - 796

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Publicada en Gaceta Judicial:


Tomo CCXXX n.° 2469, pág. 781 - 796
Sala de Casación Penal
ID : 648164
M. PONENTE : GUSTAVO GÓMEZ VELÁSQUEZ
NÚMERO DE PROCESO : 6641
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Ibagué
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 26/04/1993
FUENTE FORMAL : Constitución Política de Colombia de
1991 art. 31 / Decreto 2700 de 1991
art. 17, 219 y 538

TEMA: CASACIÓN OFICIOSA - Falta de motivación / SENTENCIA -


Requisitos para su redacción: Aplican a la de primera instancia / AUTOR
MEDIATO - Concepto / COAUTORÍA - Concepto / NULIDAD -
Oficiosidad: deber jurídico de decretarla cuando se advierta o sea
ostensible que la sentencia atenta contra las garantías fundamentales

Tesis:

«[…] la Sala, de manera oficiosa, tiene que desbrozar otro punto, no


advertido ni por la Delegada ni por el Tribunal de Instancia. Se trata de
considerar el mérito propio del fallo emitido por el sentenciador de
primer grado (Juzgado Segundo Superior de Ibagué) y su adecuación a
las reglas básicas que regulan pronunciamiento tan fundamental. O sea,
analizarlo para poder concluir si con el mismo se dio término debido a
esa primera instancia y podrá entrarse a proferir el de segundo grado.
En este punto, la Sala debe decirlo de una vez, que tal acto carece de
los requisitos esenciales que le exhiban como válida resolución de ese
primer gran ciclo procesal, pues es de tanta magnitud su defectuosa
composición que, a las personas intervinientes en el trámite y a sus
jueces de conocimiento, les quedaba menos que imposible llegar a
exigibles precisiones para poder cuestionar con fortuna y solvencia
jurídicas, su contenido y alcance. Es tal la maraña de conceptos
invocados y su inextricable desenvolvimiento que, el espíritu de análisis,
se muestra desconcertado en su enfoque y determinación. Conviene sí,
antes de redondear este criterio, repasar cuidadosamente los elementos
de integración de ese fallo, al menos los más salientes y de mayor
influjo, para calibrar la actitud del funcionario frente al caso juzgado.-
[…]

El Tribunal Superior, al conocer en segunda instancia por apelación de


uno de los defensores, inicia la motivación de sus consideraciones
advirtiendo: "...valga la pena desde ahora consignarlo, lo primero que le
queda es un amargo sabor de desconcierto y asombro, por la forma tan
alegre, perfunctoria y equivocada como el Juez, resolvió este caso,
haciendo peligrosas y especulativas maniobras hermenéuticas, que
comprometen el valor, el sano y racional efecto de la acumulación
probatoria".-

No obstante la manifestación anterior, el ad-quem no analizó si la


sentencia cumplía con los requisitos legales que le permitieran un
pronunciamiento de fondo y optó por revocar la decisión tomada en
cuanto a los sujetos considerados inimputables, sin ocuparse de precisar
la validez o no del fallo que iba a revisar.-

Para la Sala, despejar esa inquietud es labor prioritaria, pues la


sentencia no pude ser una pieza procesal en donde las "especulativas
maniobras hermenéuticas" generen "desconcierto y asombro" como lo
dice el Tribunal, sino un todo armónico, coherente y sobre todo una
construcción lógica en donde la motivación sea el pilar sobre el cual se
sostiene la parte resolutiva.-

Con esa óptica, entrando al estudio del proveído de primera instancia se


observa:

El juzgado parte de dos interrogantes que se formula: “a) fue en verdad


RG el “ideador” del plan, o como impropiamente se dijo en la acusación
“autor intelectual” del homicidio investigado?; b) Desde el punto de
vista jurídico qué consecuencia trae la embriaguez del ejecutor material
y de su “cómplice” para sus respectivos comportamientos?”.-

Al primer punto responde afirmativamente y da por probado que HLR


fue quien le propuso a HV “el trabajo”. Además, destaca que aquél “… n
ohabló de manera directa con CO respecto de la misión, pero ambos
estaban presentes cuando HA influye en éste para que lo acompañe, así
mismo, RG los lleva hasta corta distancia de la casa de la señora y antes
de la ejecución, ambos regresen en busca de la confirmación de la
identidad de la víctima a quien luego habrían de acochinar (sic)”.-

Al lector de este pasaje le queda claro como primera idea que el


denominado autor intelectual le propuso la comisión del homicidio a HV,
y éste a su vez, convenció a FC, para que lo acompañara, tomándose
ambos la precaución de confirmar con el ideador del crimen la
individualización de la víctima, momentos antes de ejecutarla.-

En cuanto al segundo interrogante, dice que así como les cree a H y C el


relato sobre su participación y la acusación que hacen a RG, no tiene
inconveniente en admitir la embriaguez etílica de los dos ejecutores
materiales del hecho.-

Hasta aquí la situación resulta comprensible, dentro del sui generis


modo de pensar del Juez, y cualquier persona, así no sea experta en la
temática penal, concluiría que las bases sentadas por el fallador se
refieren a sujetos imputables que en estado de embriaguez, pero
comprendiendo perfectamente la desvaloración que merecía su acto,
cometieron un homicidio agravado. Pero, a partir de este segmento, y al
ocuparse de la responsabilidad de los procesados, lo claro se vuelve
oscuro, porque el Juez se entrega a manejo dialéctico y jurídico
incomprensible e ingobernable.-
[…]

Lo que sigue es un crítico escrito que va desde el absurdo de sostener


que HLR inició la fase ejecutiva del delito de homicidio al embriagar a
sus dos contertulios (así, para ésto, tenga que tergiversar al tratadista
ANTOLISEI al transcribir una afirmación suya fuera de contexto, pues el
comentarista se refiere a las “actiones liberae in causa” y no a la autoría
mediata), hasta la conclusión menos ilógica y contradictoria de
considerar el estado de alicoramiento como lo que permitió a RG
hacerse a la voluntad de HA, pero admitiendo al mismo tiempo que este
aceptó el ofrecimiento de veinte mil pesos ($20.000.oo), lo que le
permite inferir su perturbación mental por haber aceptado su pago
diferido.-

Toda esa oscura palabrería -verdadera logomaquia- termina en la


afirmación de que HLRG no fue autor intelectual sino autor mediato.
Evaluación tal, le importa, entonces, la absolución de las personas (H y
C) utilizadas para ejecutar el hecho, pues como es bien sabido, la
doctrina señala que el autor mediato realiza la conducta típica
valiéndose de la actividad de otra persona que utiliza como instrumento
y que por lo tanto no es responsable. Precisamente sobre este tema dice
JESCHECK, en el volumen segundo de su tratado de derecho penal,
página 92: "La posibilidad de autoría mediata termina, en primer lugar,
allí donde el instrumento es en sí mismo un autor plenamente
responsable, pues la ley penal parte de que el que actúa
inmediatamente en este caso ha de responder del hecho en su propia
persona como autor, de suerte que la intervención de un hombre de
atrás solo puede contemplarse en forma de "participación en el dominio
del hecho" (coautoría) o como inducción o complicidad". En igual sentido
deben entenderse incluso las citas que contiene la sentencia de los
tratadistas LUIS JIMÉNEZ DE ASUA y GUISEPPE MAGGIORE.-

Con todo y esto, el Juez condenó a los tres implicados; a RG como autor
mediato; a MAH como autor material de conducta típica y antijurídica; y
a FC como cómplice, incurriendo de esta manera en una contradicción
absoluta e inexplicable que hace de la sentencia un escrito ininteligible.
Además, no obstante afirmar en la parte motiva que la inimputabilidad
del autor material y su cómplice se debió a trastorno mental transitorio,
les impuso medida de seguridad, y, aduciendo la misma razón de ser
transitorio, acto seguido dispuso que la misma no se les aplicara,
mecanismo también extraño, incomprensible y ajeno al estatuto
procedimental colombiano.-

A las falencias anotadas hay que adicionar la imposibilidad de poder


determinar si la inimputabilidad se debió a un trastorno mental que
impidiera comprender la ilicitud del acto, o a una pérdida de la voluntad
que vedó toda determinación conforme a sus particulares
comprensiones, ya que el manejo que el Juez le da a estos aspectos
constituyen un verdadero galimatías, pues a salto de mata va de un
concepto a otro, sin definición ni acierto algunos.-

Para mayor perplejidad, al punto de quedar atónitos y enceguecidos, a


FC lo declara responsable a título de cómplice, limitándose a decir que
MAH influyó en éste para que lo acompañara, “función activa de
innegable trascendencia pues sin su presencia al lado de HA, éste no
estaba dispuesto a cumplir la misión” (Fl. 495, subraya la Sala).

Acaso barruntó el Juez que la simple compañía constituye la


contribución o ayuda necesaria para ser cómplice?; si el autor material
sufría en el momento del hecho de un trastorno mental transitorio que
le impedía comprender la ilicitud de sus actos, cómo podía convencer al
cómplice para que lo acompañara a cometer el homicidio?; si el autor no
comprendía lo que iba a hacer o ejecutaba, por qué dirá el Juez que si F
no estaba a su lado HA no estaba dispuesto a cumplir la misión?;
jurídicamente resulta admisible que un autor material inimputable tenga
como cómplice a otro inimputable?.-

Estos interrogantes y otro muchos que se podrían anotar, exteriorizan


con meridiana entidad que las condenas impuestas no se motivaron
como lo ordena la ley, pues ni la imputación objetiva ni la subjetiva
fueron adecuadamente precisadas, de modo que se le negó a las partes,
a los propios acusados y a la segunda instancia la posibilidad de saber
cuáles fueron los fundamentos en que se apoyó el sentenciador para
tomar la decisión.-».

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: G.Duque(11-11-1986) |


Fecha: 11-11-1986 | Tema: SUSTENTACIÓN - La exigencia de
sustentación del recurso de apelación, así se haya hecho a uno solo de
los cargos o por uno solo de los procesados, proporciona al funcionario
de segunda instancia facultad para revisar toda la providencia |
Publicado en: Publicada en Gaceta Judicial: Tomo CLXXXV n.° 2424,
pág. 543 – 548

SALVAMENTO / ACLARACIÓN / ADICIÓN DE VOTO:


ACLARACIÓN DE VOTO: JORGE ENRIQUE VALENCIA MARTÍNEZ /
EDGAR SAAVEDRA ROJAS / GUSTAVO GÓMEZ VELÁSQUEZ

ACLARACIÓN DE VOTO - Remisión / PRINCIPIO DE NON


REFORMATIO IN PEJUS - Apelante único: legalidad de la pena

Tesis:

«Al ocuparse la Sala del punto de discusión propuesto por la Delegada


(pág. 24 de esta decisión) y relacionado con el Art. 31 de la C. P.,
quisimos que se Incorporara, al menos como información del asunto, la
interpretación por la cual venimos propugnando, minoritariamente,
respecto de no Incluir dentro de la prohibición del citado artículo de la
Carta (Art. 17 C. de P.P.) lo relacionado con las medidas de seguridad
(M. Gómez Velásquez) o aumentos o disminuciones de pena apreciables
como grotescos y ajenos a la normatividad jurídica pacíficamente
aplicable (MM. Valencia M., Saavedra Rojas y Gómez Velásquez), tesis
tan afín con la ilegalidad de las sanciones. Como a ésto no se accedió,
con el fin de ir visualizan-do el problema en sus diferentes tópicos e
integrando los temas de cuestionamiento, nos permitimos agregar esta
manifestación, máxime cuando ya se ha producido un salvamento de
voto que tuvo ocasión de revelar parte de nuestro pensamiento y que,
seguramente en el futuro encontrara ocasión de mayores reflexiones.-».

PRINCIPIO DE NON REFORMATIO IN PEJUS - Apelante único:


legalidad de la pena / SALVAMENTO DE VOTO - Tratándose de jueces
colegiados es la posición mayoritaria la que prevalece sobre la disidencia
Tesis:

«En la ponencia que presenté a la consideración de la Sala y que no fue


acogida por ésta, proponía que el fallo impugnado se casara
parcialmente, con el fin de que cobrara vigencia el de primera instancia,
en cuanto condenaba a los procesados MAHA y FCO, a la medida de
seguridad de internación en establecimiento psiquiátrico oficial por seis
(6) meses, medida que según los términos del mismo fallo, no era
aplicable a los condenados por tratarse de una inimputabilidad por
trastorno mental transitorio, que no dejó secuelas.

La razón fundamental de la anterior propuesta, tenía como fundamento


la prohibición contenida en el artículo 31 de la nueva Constitución
Nacional, que ya empieza, peligrosamente, a ser recortada en sus
alcances.

Un primer recorte se hizo por esta misma Corporación, cuando con


ponencia del Honorable Magistrado Dr. Páez Velandia, se decidió
aumentar la pena impuesta al procesado, porque el juez,
equivocadamente, había tasado una pena por debajo del mínimo
legalmente permitido: "el artículo 31 C.N. =se dijo en aquella
oportunidad por la consagrar la garantía de la no agravación punitiva
cuando es impugnante único el procesado, no está dando patente de
corso a la ilegalidad ni al caos jurídico, pues la garantía como tal
presupone que el acto haya sido cumplido dentro de la
legalidad..."(casación del 29 de julio de 1992).

La anterior tesis, bastante audaz ante el texto constitucional, que si bien


cuenta con la aceptación del tratadista Manzini es repudiada con énfasis
por su compatriota Leone (este autor sostiene que la sentencia de
segundo grado "no puede infligir una pena más grave en cuanto a la
cantidad, aunque sólo se trate de reducir la pena a los límites que el
primer juez había violado la pena por debajo del mínimo legal!; el error
del primer juez no puede ser corregido _ sin la impugnación del
ministerio público"), se ha ido abriendo paso hasta desbordar, con
exceso, los concretos linderos que le colocó la Corte, tal como acontece
con el concepto del Procurador Delegado, quien recomienda que se haga
uso de la referida tesis, para eludir, en este caso, la prohibición de la
reformatio in pejus, y mantener incólume el fallo impugnado.

Con razón la mayoría de la Sala acogió la crítica que en la ponencia se


hacía a la sugerencia de la Delegada. De admitirse tal tesis, escribí en el
proyecto, prácticamente se acabaría con la prohibición de la reformatio
in pejus prevista en la Constitución (art.31) y en la ley (art.219 del C.
de P.P.), porque con ese concepto bien podría condenarse al procesado
absuelto no recurrente, sobre la base de que en consideración del juez
ad=quem la absolución es "ilegal", ya que en el proceso obraba la
prueba suficiente para condenarlo, o revocar, con igual argumento, la
atenuación punitiva reconocida por el a=quo, o el otorgamiento de la
condena de ejecución condicional.

Pero si bien es verdad que la Sala, en este caso, rechazó la indebida


extensión de su tesis, concretando los alcances de la misma, también lo
es que en su interior ya se empiezan a escuchar opiniones favorables
"respecto de no incluir dentro de la prohibición del citado artículo de la
Carta (Art.17 C. de P.P.) lo relacionado con las medidas de seguridad
(M. Gómez Velásquez o aumentos o disminuciones de pena apreciables
como grotescos y ajenos a la normatividad jurídica pacíficamente
aplicable (MM. Valencia M. Saavedra Rojas y Gómez Velásquez)...", tal
como se hace constar en la nota adicional de voto suscrita por tres de
los Magistrados integrantes de la Sala.

Esta peligrosa tendencia, por fortuna hasta ahora minoritaria en el


interior de la Corte, de seguir en aumento, seguramente que va a dejar
desprovisto de contenido el mandato perentorio de la Constitución
Nacional, porque si ya ha sido posible aumentar penas al único apelante
cuando su tasación ha desbordado el mínimo permitido por la ley, más
adelante también se podrá hacer lo mismo cuando al ad quem, en su
criterio, le parezca "grotesca" una disminución de pena dispuesta por el
a quo, y por qué no, también, con el mismo argumento, se podrá
revocar una sentencia absolutoria recurrida sólo por el procesado (la
hipótesis bien puede presentarse cuando un procesado, absuelto bajo la
consideración de que obró inculpablemente, recurre el fallo para que el
superior lo confirme, pero reconociendo la existencia de una causal de
justificación), si al juzgador de segundo grado le llega a parecer
"grotesca". Bastará, pues, con darle este calificativo a la decisión que
únicamente impugnó el acusado, para que no opere la prohibición de la
reformatio in pejus.

Con la tesis original de la Corte al menos se enfrentaban dos


disposiciones de rango constitucional (legalidad de la pena y la
prohibición de la reformatio in pejus). Con la que ahora propugna la
minoría en su nota aclaratoria de voto, se enfrenta una norma
constitucional con el criterio del juzgador, para desconocerla.

La decisión que en este caso ha tomado la mayoría de la Sala, al


decretar la nulidad del proceso a partir del fallo de primera instancia, no
es nada distinto de un nuevo intento por desconocer la prohibición
plasmada en el artículo 31 de la Carta, toda vez que por este camino,
indirectamente se puede llegar a aumentar la pena impuesta al único
impugnante. No es que me oponga a que una nulidad se decrete porque
ello a la postre puede traducirse en una situación desfavorable para el
procesado; lo que no puedo compartir, es que se exageren tanto los
defectos de una sentencia para decir de ella "que las condenas
impuestas no se motivaron como lo ordena la ley, pues ni la imputación
objetiva ni la subjetiva fueron adecuadamente precisadas, de modo que
se le negó a las partes, a los propios acusados y a la segunda instancia
la posibilidad de saber cuáles fueron los fundamentos en que se apoyó
el sentenciador para tomar la decisión".

Considero que quien lea el fallo emitido por el Juzgado Segundo


Superior de Ibagué en esta causa, así no lo comparta, como no lo
comparto yo por lo equivocado de su fundamentación, con seguridad
que lo entiende, porque la motivación del mismo aunque errónea, es
clara y sí permite saber "los fundamentos en que se apoyó el
sentenciador para tomar la decisión". Otra cosa es que uno no esté de
acuerdo con ellos.

El inadecuado manejo de algunos temas y la utilización de términos o


conceptos inapropiados por parte del juez, no son motivo suficiente, en
mi sentir, para pregonar, como lo hace la mayoría de la Sala, que la
sentencia de primera instancia no permita comprender su motivación.

Si el juez hizo referencia en algunos apartes de su sentencia al "autor


mediato", confundiendo esta categoría con la del autor intelectual, y no
obstante esto condenó a quienes en principio no debía condenar por no
haber sido más que simples "instrumentos" del primero, de ello no
puede deducirse que la sentencia sea "ininteligible". Lo único que en mi
opinión puede inferirse de este hecho, es que el juez no domina la
terminología técnica, en relación con la cual, bueno es destacarlo,
tampoco hay unanimidad de criterio entre los doctrinantes.

Para ilustrar el anterior aserto, baste con recordar cómo MAURACH, en


su conocidísimo tratado, advierta de las dificultades que el estudio de
este tema presenta: "La averiguación de la estructura de la autoría
mediata ha creado serias dificultades a ciencia y jurisprudencia. Ante
todo, debido a que la autoría mediata, se presenta aparentemente como
un sector límite, difícil de fijar, entre autoría única y participación”.

Después de la anterior advertencia, el referido tratadista plantea este


ejemplo, que como puede verse contraría la afirmación mayoritaria de la
Sala, en el sentido de que como el autor mediato se vale de otra
persona como "instrumento", ésta última "no es responsable":

"Cuando A determina a la mujer B, fácilmente influenciable y vinculada


sexual y psicológicamente por completo a él, a la muerte de su marido
bajo la amenaza de abandonarla, le procura el veneno, le da las
indicaciones exactas, y vigila la ejecución del hecho, existe dominio del
acto , y, con ello, el criterio material de la autoría mediata. A ello no se
opone el que la mujer actúe, por su parte, de modo plenamente
delictivo. . ."(Tratado de Derecho Penal; ediciones Ariel, Barcelona;
Tomo II, pág:316).

Tampoco me convence el argumento, para llegar a la "ininteligibilidad"


del fallo emitido por el Juez Superior, que éste, "no obstante afirmar en
la parte motiva que la inimputabilidad del autor material y su cómplice
se debió a trastorno mental transitorio, les impuso medida de seguridad,
y, aduciendo la misma razón de ser transitorio, acto seguido dispuso
que la misma no se les aplicara, mecanismo también extraño,
incomprensible y ajeno al estatuto procedimental colombiano".

Si se lee con detenimiento el fallo del juez, fácilmente se comprende que


a pesar del mal manejo de algunos términos y categorías, su
pensamiento, aunque equivocado, es claro:

"Principal inferencia =afirma el juez en su fallo* es entonces que Reina


Gómez, actuó antijurídicamente porque lo quiso y por ende, como sujeto
imputable debe ser condenado, al paso que sus congéneres procesales,
actuaron antijurídicamente porque hacia allá los dirigieron. Aquel llevaba
una responsabilidad penal culpabilista: actuó con dolo cuando su actuar
acorde con el ordenamiento le era exigible y estaba en condiciones de
abstenerse de delinquir; éstos ostentan una responsabilidad peligrosita,
propia del estado en que se hallaban, pues no comprendían lo
antijurídico de su acción, que es en esencia lo que constituye el dolo.

En consecuencia =remata el juez= HA y CO, recibirán sentencia


declarativa de haber sido autor y cómplice del homicidio de la señora
Carmen Rosa Gómez de Perdomo, pero que al haber actuado en estado
do inimputabilidad (art.31 C.P.) por trastorno mental transitorio y dado
que éste va desapareció sin dejar secuelas, seguridad (Art. 33, inciso
2o.)..."(sin subrayas en el texto original).

Como se ve, pues, la motivación del fallo en el fondo, es clara, no


obstante los desatinos del juez en el manejo de algunos términos y
conceptos jurídicos. No he podido en realidad entender cómo la no
aplicación de la medida de seguridad se pueda calificar por la mayoría
de la Sala como un "mecanismo también extraño, incomprensible y
ajeno al estatuto procedimental colombiano", cuando lo cierto es que
según lo dispone el inciso segundo del artículo 33 del CP., "si la
inimputabilidad proviniere exclusivamente de trastorno mental
transitorio no habrá lugar a la imposición de medidas de seguridad,
cuando el agente no quedare con perturbaciones mentales". En mi
sentir, el juez no hizo más que darle aplicación a esta norma, al
considerar que a los tenidos por él como inimputables, les habla
desaparecido el trastorno mental, "sin dejar secuelas".

Debo agregar, por ultimo, que si todas las sentencias fueran medidas
con el mismo criterio con que lo fue la emitida por el Juez Segundo
Superior de Ibagué en esta causa, difícilmente alguna no mereciera ser
anulada, pues no es lo ordinario que éstas constituyan "un todo
armónico" y "coherente" como lo exige la mayoría de la Sala.

Las incoherencias y falta de armonía en las decisiones Judiciales son


frecuentes, pero mientras ello no las torne ininteligibles en su
motivación ni haga que ésta sea contradictoria con la decisión tomada,
el fallo debe mantenerse.

Por las anteriores razones, insisto en los planteamientos originales de la


ponencia presentada, que por ello la agrego a este salvamento de voto
como complemento del mismo, pues no puedo aceptar que para eludir
la prohibición de la reformatio in pejus, se acuda a decretar la invalidez
del proceso, magnificando errores que nunca tuvieron la trascendencia
que en la decisión mayoritaria se les reconoce.

Dejo así complementadas las razones que no me permitieron compartir


el criterio mayoritario de la Sala».

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Sala de Casación Penal


ID : 407956
M. PONENTE : RICARDO CALVETE RÁNGEL
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 10/03/1993
TEMA: VIOLACIÓN DE LA LEY / COAUTORIA / EXCESO EN LA
JUSTIFICANTE

NOTA DE RELATORÍA: Publicada en Gaceta Judicial: Tomo CCXXIV n.°


2463, pág. 255 - 267

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Publicada en Gaceta Judicial:


Tomo CCXXIV n.° 2463, pág. 255 - 267

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Sala de Casación Penal


ID : 407880
M. PONENTE : JORGE ENRIQUE VALENCIA MARTÍNEZ
NÚMERO DE PROCESO : 6211
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 17/11/1992

TEMA: PRUEBA / COAUTORIA IMPROPIA / NULIDAD

NOTA DE RELATORÍA: Publicada en Gaceta Judicial: Tomo CCXXI n.°


2460, pág. 350 - 361

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Publicada en Gaceta Judicial:


Tomo CCXXI n.° 2460, pág. 350 - 361

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Sala de Casación Penal


ID : 405068
M. PONENTE : JOSÉ MARÍA VELASCO GUERRERO
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 22/05/1973
TEMA: COPARTICIPACIÓN CRIMINAL - Diferencias entre coautoría y
complicidad necesaria

NOTA DE RELATORÍA: Publicada en Gaceta Judicial: Tomo CXLVI n.°


2366 A 2371, pág. 472 - 481

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Publicada en Gaceta Judicial:


Tomo CXLVI n.° 2366 A 2371, pág. 472 - 481

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Sala de Casación Penal


ID : 404989
M. PONENTE : ALVARO LUNA GÓMEZ
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 20/06/1972

TEMA: CASACIÓN CAUSALES 4 Y 1 - Requisitos que debe reunir el


auto enjuicia ario 8articulo 483 del Código De Procedimiento Penal)
Coautoría y complicidad correlativa. Dosificación de la pena cuando de lo
hechos se deducen dos o mas circunstancias de agravación del delito

NOTA DE RELATORÍA: Publicada en Gaceta Judicial: Tomo CXLII n.°


2352 A 2357, pág. 365 - 370

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Publicada en Gaceta Judicial:


Tomo CXLII n.° 2352 A 2357, pág. 365 - 370

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ID : 404274
M. PONENTE : HUMBERTO BARRERA DOMÍNGUEZ
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 30/04/1962

TEMA: COAUTORIA Y COMPLICIDAD. COMPLICIDAD


CORRELATIVA. DAÑO EN BIENES AJENOS - No pudo establecerse
cuál de los acusados causó la lesión mortal. Uno de ellos fue
gravemente provocado, el otro actuó dentro de una riña imprevista para
él. También resultó muerta la mula de la victima. Que es autoría,
complicidad y complicidad correlativa. Delito de daño en bienes ajenos.

NOTA DE RELATORÍA: Publicada en Gaceta Judicial: Tomo XCVIII n.°


2251 - 2252, pág. 526 - 539

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Publicada en Gaceta Judicial:


Tomo XCVIII n.° 2251 - 2252, pág. 526 - 539

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