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El paciente con meteorismo crónico es aquel que presenta dificultades con el
gas intestinal. Desde la boca hasta el extremo anal, se pueden encontrar tres
formas de presentación: eructación excesiva; distensión abdominal; y
eliminación de gases por vía rectal en forma de pedos o ventosidades muy
frecuentes, voluminosos o malolientes.
Eructación excesiva
Eructar ocasionalmente es normal; en algunas culturas incluso representa un
signo de satisfacción, de buena educación. Los componentes principales del
eructo son nitrógeno y oxígeno (aire); al contrario de lo que creen los
pacientes, quienes piensan que es gas generado en el estómago, es aire que es
deglutido durante la alimentación, junto con la saliva.
Con frecuencia este problema se asocia con tensión o ansiedad, de modo que,
en su inmensa mayoría, estos pacientes no tienen defectos orgánicos.
Ocasionalmente, el paciente asocia la eructación con otros síntomas, lo que se
debe tener presente, porque se puede asociar con síndrome ulceroso,
dificultad de vaciamiento gástrico, síndrome disfágico, etc.
Distensión abdominal
El paciente describe una sensación de sobredistensión, la que, si es frecuente,
persistente o intensa, puede generar inquietud y consulta al médico. Los
pacientes suelen interpretarla como manifestación de exceso de gas intestinal,
aunque en varios estudios se demuestra que el volumen de gas intestinal es
normal.
La simeticona puede ser útil, aunque los datos al respecto son poco
significativos Actúa por transformación de múltiples burbujas pequeñas en
significativos. Actúa por transformación de múltiples burbujas pequeñas en
burbujas más grandes, las que se podrían eliminar con mayor facilidad por la
vía rectal.
Por la vía rectal de los adultos normales pueden pasar entre 400 ml y 2.500 ml
de gas, con una frecuencia promedio de 10 ventosidades rectales al día,
muchas de las cuales pasan inadvertidas. El análisis de la composición del gas
rectal permitiría definir su origen, pero esto es difícil, pues no se dispone de
estas técnicas en la clínica habitual.
En cuanto a los hidratos de carbono complejos, hay una forma de almidón que
es resistente a la acción de la amilasa y que puede encontrarse en harinas,
frutas y vegetales, o bien el almidón llamado retrógrado, que se genera por la
elaboración de masas de harina de trigo cocidas y posteriormente refrigeradas.
En estos casos hay resistencia a la acción de la amilasa, ya sea natural o por
cristalización del almidón, lo que causa la llegada de estos productos a las
zonas con flora intestinal.
Las fibras vegetales que contienen los cereales, verduras y frutas causan exceso
de gas por ausencia de betaglicosidasa, necesaria para su digestión.
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