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“HISTORIA DE LA RELACION SUJETO TIERRA EN

GUATEMALA, SISTEMAS DE ADJUDICION DE LA TIERRA


EN EPOCA COLONIAL (LA ENCOMIENDA, LA REDUCION
DE INDIOS, LAS TIERRAS EJIDAS)”

Harym Amel García Peña 201846547

Julissa Gonzales 201846225

Jefferson Osvaldo Cordon Linares

Jennifer Soraya Mendez Hernandez

Isaac Aron Ruano Rosales

Octavo Ciclo

UNIVERSIDAD SAN CARLOS DE GUATEMALA


Centro Universitario de Izabal
“CUNIZAB”
Antropología Agraria

Ing. Agr. Mario Noé Mayen

27 de Agosto del 2021


INTRODUCCION

En La época de la colonización española la falta de conocimientos sobre el enemigo


indujo a los nativos a una trampa de manipulación en la cual fueron engañados y
obligados a realizar trabajos forzados de los cuales contenían poca o nula
remuneración, su tierra aprovechable fueron utilizadas y repartidas entre los
colonizadores.

En la colonia uno de las mayores problemáticas fue la esclavitud y las enfermedades


que los colonizadores traían de sus tierra, dichas enfermedades ya no eran muy
peligrosas para los españoles pero al esparcirla entre los pobladores de américa que
no tenían las defensas adecuadas se causaron grandes oestes en las cuales un sin
fin de personas murieron a raíz de lo cual la civilización indígena se fue debilitando
cada vez más.

En los dos primeros siglos coloniales la encomienda reguló la fuerza de trabajo y la


distribución de la mano de obra. "La encomienda era una vieja institución de carácter
feudal, que establecía servidumbre a los señores a cambio de protección para los
siervos. Se estableció entregando una comunidad de indios a un español
(benemérito) a cambio de los servicios prestados por éste.

OBJETIVOS

General

Aprender más de la historia de la colonización en Guatemala y sus consecuencias.

Específicos

Conocer el cómo se repartieron las tierras en la época colonial entre los españoles.

Analizar las causas de la disminución de la población indígena en su propio territorio.

Comprender que fue la encomienda y como repercutió para el país.


1) REPARTICION DE TIERRAS EN GUATEMALA

La Repartición de la tierra en Guatemala se refiere a la historia de la repartición de la


tierra en el país, desde la Conquista de Guatemala, donde los españoles se
apoderaron de terrenos, que pertenecían a los cacicazgos y señoríos indígenas. Los
conquistadores se repartieron la tierra por el sistema de encomiendas –feudalismo–
y establecieron la esclavitud (Diccionario General de Guatemala, 1983).

Los indios eran agricultores y cultivaban principalmente el maíz, que era su alimento
básico, además del cacao y el algodón. No tenían animales para la labranza de la
tierra. Los españoles introdujeron el ganado, el trigo, la cebada, la avena, el café, la
caña de azúcar, la naranja, la cebolla, el ajo y le enseñaron el cultivo de esos
productos a los indígenas (Diccionario General de Guatemala, 1983).

Los esclavos trabajaban en ingenios, haciendas y obrajes, donde sembraban maíz,


frijol y cacao. El encomendero trató mal al indígena considerándolo su siervo, pero
gracias al Apóstol Fray Bartolomé de las Casas, se suavizó un poco su situación.
Las Leyes de Indias en 1523, de El Emperador Carlos V, daba la ordenanza ocho:
“Que no se consienta que a los indios se les haga querrá, mal, ni daño, ni se les
tome cosa alguna sin paga” (Diccionario General de Guatemala, 1983).

Felipe II dicta en Madrid, el 24 de diciembre de 1580, esta ordenanza: “Que los


indios sean favorecidos y amparados por las justicias eclesiásticas y seculares”. De
conformidad con esas leyes, sólo podían ser esclavos los negros que se traían de
África (Diccionario General de Guatemala, 1983).

Los indígenas no podían reducirse a la esclavitud, sin embargo, lo hacían los


conquistadores y los encomenderos alegando el derecho a la guerra, el de
servidumbre y el de usanza. Los encomenderos eran personas que por concesión
real tenían indios encomendados y podían cobrar tributos en los pueblos indígenas.
Para pagar el tributo, el aborigen tenía que trabajar. El encomendero tenía que
instruir a los indígenas también con respecto a la fe cristiana. Se les otorgó el
derecho de elegir caciques, es decir, señores de vasallos o superiores en alguna
provincia o pueblo de indios (Diccionario General de Guatemala, 1983).
Los descendientes de los conquistadores y encomenderos heredaban esas tierras o
pasaban a posesión de la iglesia. Los descendientes llamados criollos, por nacer en
el país, solo eran herederos de las encomiendas por dos generaciones y en vano
trataron de negociar la perpetuidad que no se les concedió (Diccionario General de
Guatemala, 1983).

En cambio, al instituirse los cabildos y justicia de indias en 1565, se prefieren para


Alcaldes a los hijos de los conquistadores. Se les adjudican tierras, naciendo así el
patrimonio de los ayuntamientos. En la época independiente -de 1821 a 1823-. se
dicta la primera ley Agraria, cuyo objetivo era aumentar la riqueza de la población y
obtener fondos para el Estado con la venta de tierras nacionales. Los terrenos
baldíos se adjudicaron a particulares con la condición de no venderlos y se dotó
de ejidos a los municipios -tierras comunales-. Esas leyes tenían como base la
legislación española y trataban sobre la venta, remate y adjudicación de terrenos
baldíos, matrícula, contribución territorial. También propendían a la terminación de
los litigios de tierras comunicales entre los pueblos, problemas que hasta la fecha
subsisten (Diccionario General de Guatemala, 1983).

La Reforma Liberal -de 1871 a 1885- aportó nuevas ideas y una legislación armónica
basada en la Constitución de Guatemala. También adjudicó tierras a los particulares,
gratuitamente. El 9 de febrero de 1894 se emite la segunda Ley Agraria, con
reformas, reglamentos para mediciones y adjudicaciones. Si bien la reforma
incorpora al indígena al Ejército de Guatemala, sus continuadores idean
las habilitaciones, sistema que mantiene al indio en deuda perpétua como mozo de
finca, hasta la promulgación de la tercera Ley Agraria que recopila toda la legislación
precedente en sus principales aspectos -de 1931 a 1936-. Esta última libera al
indígena de las habilitaciones al suprimirlas, aunque crea el impuesto de vialidad con
que se les obliga sin paga a prestar servicio para el mantenimiento de caminos
accesibles en toda la República de Guatemala (Diccionario General de Guatemala,
1983).

El Unionismo -1920 a 1921- libró al indígena del castigo oriental del cepo, usado en
las cárceles de las fincas (Diccionario General de Guatemala, 1983).
Los aportes de la Revolución de Octubre de 1944 fueron enormes para el país. Se
creó una Colonia Agraria, para empezar. Desde los tiempos de la colonia ha existido
el problema de la tierra. El 17 de junio de 1952 se emite el Decreto 900 -reformado
por decretos 903 y 991-, que contiene la Ley de Reforma Agraria. Ésta causó
hondas preocupaciones a los latinfundistas y soñadas esperanzas a los campesinos
(Diccionario General de Guatemala, 1983).

Durante la Primera Guerra Mundial -de 1914 a 1917-, el Gobierno de Guatemala


confiscó las tierras propiedad de los alemanes y a los tres años fueron devueltas a
sus propietarios. La Segunda Guerra Mundial -1939 a 1945- también fue motivo para
la intervención de las fincas de alemanes en el país, quienes tuvieron que salir del
mismo al entrar Guatemala en la contienda al lado de los Aliados. Esas fincas se
transfirieron a favor de la nación por derechos gubernativos. Algunas propiedades
fueron devueltas a sus dueños o bien indemnizados conforme la ley (Diccionario
General de Guatemala, 1983).

La Ley de Reforma Agraria tuvo grandes opositores, sobre todo los terratenientes,


quienes la catalogaban como radical. Entre estos terratenientes estaba la United Fuit
Company, que tenía fincados intereses en el país desde 1897. La Ley de Reforma
Agraria iba directamente al corazón del latifundio. Durante las administraciones
precedentes se habían formado fincas para los cultivos de gran escala, como el
café, el banano y la caña de azúcar. Para ello se necesitaban grandes extensiones
de tierra, las que fueron otorgadas gratuitamente por el Estado. Algunos ingenios
eran tan antiguos como la colonia. Durante la Revolución de 1944 se fundó el Banco
Nacional Agrario, que concedió créditos al campesino. También se creó el Instituto
Guatemalteco de Seguridad Social, la Carretera al Atlántico y el nuevo Puerto Santo
Tomás de Castilla en el Litoral del Norte. La reforma hizo que los terratenientes
guatemaltecos y extranjeros se unieran para derrotar la ley y a quienes la postulaban
pues la consideraban injusta. Finalmente lo conseguirían con la Contrarrevolución de
1954 (Diccionario General de Guatemala, 1983).

Derrocado el gobierno y por tanto la ley agraria, en 1954 se promulgó el  Decreto


559 llamado Estatuto Agrario, además de que se creó la Dirección de Asuntos
Agrarios. De 1955 a 1967 se formuló el Programa de Desarrollo Agrario, teniendo
como objetivos principales establecer una clase media agrícola, aumentar la
producción en el campo y resolver los problemas agrícolas económicos-jurídicos a
base de prioridades. Después, el Departamento Agrario cambiaría nombre, por el
de Instituto de Transformación Agraria. El Banco Nacional Agrario, a su vez, se
transformaría en BANDESA. La ganadería es objeto de gran impulso, al igual que la
avicultura, el algodón, la cidronela, el arroz y el maíz. Según estadísticas de 1964, la
tierra o suelo guatemalteco se distribuía así: 75 por ciento perteneciente al Estado,
15 por ciento a las Municipalidades y un 10 por ciento a tierras particulares
(Diccionario General de Guatemala, 1983).

2) SISTEMAS DE ADJUDICACION DE TIERRAS EN LA EPOCA COLONIAL

La Repartición de la tierra en Guatemala se refiere a la historia de la repartición de la


tierra en el país, desde la Conquista de Guatemala, donde los españoles se
apoderaron de terrenos, que pertenecían a los cacicazgos y señoríos indígenas. Los
conquistadores se repartieron la tierra por el sistema de encomiendas –feudalismo–
y establecieron la esclavitud.

Modo de Producción Feudal

Los colonos seguían sufriendo la explotación, pues las tierras que poseían eran
malas y muchas veces perdían la cosecha quedando endeudados con el dueño de
la tierra, así que las sublevaciones siguieron, ya no solo de esclavos, sino también
de colonos, campesinos pobres y artesanos.

El Régimen Feudal se basa en la propiedad de grandes extensiones de tierra por el


terrateniente feudal, que entrega una parte de sus tierras a los colonos o siervos
para que las trabajen y le paguen la renta de la misma, estableciéndose relaciones
de servidumbre.

Esta época se llamó feudalismo pues la tierra estaba dividida en extensiones de


tierra que se llamaban feudos y cada una era propiedad de un señor, el señor feudal.
Las clases sociales principales fueron los terratenientes y siervos. Las relaciones del
terrateniente con los siervos eran de explotación, pues éstos no solo tenían que
entregar parte de la cosecha que lograban al terrateniente sino que debían pagar
también trabajando varios días la tierra del terrateniente. Además estaban los
impuestos que el señor feudal cobraba por el uso demolinos o caminos y por la
supuesta seguridad que brindaba a las aldeas de su feudo. Los siervos se
encontraban sometidos totalmente a los señores, ya que éstos podían disponer de la
tierra y de todo lo que se hallaba en ella, incluso los hombres y mujeres. Los señores
feudales dictaban sus propias leyes en su feudo, formaban ejércitos y construían
cárceles, funcionando como un pequeño Estado.

La Iglesia, como aliada de los reyes y señores feudales, tuvo muchos privilegios en
esa época. Recibió grandes extensiones de tierra que fueron aumentando cada vez
más hasta convertirse en el señor feudal más poderoso y con mayor influencia
política. La iglesia le exigía y obligaba a los campesinos y siervos el pago del
diezmo, es decir, uno de cada diez productos que cosechaban, para entregarlo a la
iglesia como tributo especial. Pero no solo explotaba a los campesinos, sino también
los reprimía mediante una institución llamada Inquisición, con la que persiguió,
apresó y mandó a quemar en la hoguera a los que se rebelaban contra las ideas de
la Iglesia. Muchos científicos, pensadores y artistas fueron víctimas de la saña y el
odio de la iglesia, pues daban a conocer que el mundo no era producto del designio
de un Dios, sino del trabajo del hombre, y que sólo éste podía transformarlo al
dominar la ciencia.

3) LA ENCOMIENDA COLONIAL

"La mano de obra constituyó el mayor problema de las Indias", sostiene Manuel
Lucena Salmoral. En el transcurso de la era colonial los españoles sometieron a sus
súbditos americanos a distintas formas de trabajo. Al mismo tiempo, la esclavitud fue
una fuerza laboral muy importante durante este período.

En el contexto del proceso de conquista se esclavizó al nativo, capturado en "guerra


justa", para que trabajara en la extracción de metales preciosos y proporcionara
alimento a los conquistadores. Las presiones ejercidas por sectores de la Iglesia y la
disminución de la población indígena, determinaron que la corona permitiese el
ingreso de negros africanos para que sustituyeran a la mano de obra aborigen.

Los esclavos negros fueron empleados fundamentalmente en los sistemas de


plantación y, en menor medida, en los lavaderos de oro. También fueron requeridos
para el servicio doméstico donde, además, le otorgaban prestigio social a sus amos.

El sostén de la economía colonial fue el indígena americano, considerado


legalmente súbdito de la corona y, por tanto, hombre libre. La categoría de súbdito
implicaba el pago de un tributo o, en su defecto, un servicio personal a los
representantes de la autoridad monárquica en América.

En los dos primeros siglos coloniales la encomienda reguló la fuerza de trabajo y la


distribución de la mano de obra. "La encomienda era una vieja institución de carácter
feudal, que establecía servidumbre a los señores a cambio de protección para los
siervos. Se estableció entregando una comunidad de indios a un español
(benemérito) a cambio de los servicios prestados por éste", explica Lucena Salmoral.

El historiador Guillermo Céspedes del Castillo agrega que "el beneficiario


(encomendero) cobra y disfruta el tributo de sus indios, en dinero, en especie
(alimentos, tejidos, etc.) o en trabajo (construcción de casas, cultivo de tierras o
cualquier otro servicio); a cambio de ello, debe amparar y proteger a los indios
encomendados e instruirles en la religión católica, por sí o por medio de una persona
seglar o eclesiástica (doctrinero) que él mantendrá".

Por lo tanto, la encomienda no implicaba la propiedad sobre los nativos; era una
concesión no heredable. Al quedar vacante (sin poseedor) ésta volvía al monarca,
quien podía retener a los indígenas bajo administración real o entregarlos a otro
encomendero.

Paralelamente a la encomienda funcionó el sistema del repartimiento forzado, que


consistió en el trabajo rotativo y obligatorio del indígena en proyectos de obras
públicas o trabajos agrícolas considerados vitales para el bienestar de la comunidad.
Esta modalidad de trabajo se basaba en reclutamientos laborales precolombinos,
como fueron el coatequitl mexicano y la mita peruana, que los españoles aplicaron
con un sentido diferente al que tenía en las sociedades nativas.

Las encomiendas paulatinamente fueron perdiendo su razón de ser, entre otros


motivos, por la caída de la población aborigen, la desaparición de los conquistadores
ávidos de recompensa y la paz que imperó en la mayoría de las provincias. En
cambio, los repartimientos persistieron hasta el fin del período colonial.

La corona fue incapaz de conceder encomiendas indígenas al cada vez mayor


número de españoles. Por ello, muchos de éstos se vieron forzados a recurrir a otras
alternativas para proveerse de mano de obra. Aparecieron de esa manera diversas
formas de peonaje y trabajadores libres remunerados.

Especialmente desde finales del siglo XVI, estos sistemas laborales predominaron
en gran parte de la América española. Mientras en las haciendas laboraban peones,
jornaleros y capataces, en las minas obreros libres ofrecían sus servicios. En las
ciudades, por su parte, se constituyó una mano de obra libre calificada, compuesta
por plateros, carpinteros, carreteros y gremios de artesanos en general.

Todas las categorías laborales descritas -esclavismo, encomienda, repartimiento,


etc.- operaron de manera muy diversa de acuerdo a costumbres y regiones muy
variadas. Por ello, las generalizaciones no dan necesariamente cuenta de muchas
situaciones locales.
4) LOS EJIDOS, FORMACIÓN Y USO

Desde principios de la colonia, se establecían tierras ejidales, para la fundación de


ciudades, villas y pueblos de indios. Las ciudades y las villas eran tierras para ser
repartidas y dadas en propiedad privada a españoles peninsulares (conquistadores y
colonos nacidos en España), los pueblos de indios eran tierras dadas a
comunidades indígenas, sin titulo de propiedad, empleadas para el cultivo de
alimentos y el pago de tributos. El establecimiento de ejidos eran solicitados
directamente a la corona, a partir del reinado de Felipe II (1556 a 1598) por medio
del consejo de indias solicitud hecha, por el gobierno colonial, en el caso del Reino
de Guatemala por la Capitanía General y autorizado por medio de cédula real. La
Capitanía General en base a la cédula real transfería en propiedad al Ayuntamiento
de la ciudad por fundarse o en fundación o los cabildos en caso de pueblos de indios
y ciudades secundarias, las tierras de ejidos previamente establecidas como tales,
eran transferibles. Los ayuntamientos repartían la tierra en solares a los españoles
peninsulares. Cuando la tierra ya había sido repartida para haciendas y debía allí
fundarse una ciudad, la corona autorizaba al gobierno colonial comprar las
haciendas y crear terrenos ejidales, para luego cederlas a los ayuntamientos. Las
tierras ejidales y su extensión era establecida con suficiente área no sólo para cubrir
el espacio necesario para la vivienda (de los colonos), los servicios públicos y su
edificación, también para el futuro crecimiento de la ciudad, para el pasto del ganado
(potreros) y la recreación de sus habitantes, dado lo extenso de los ejidos, en
propiedad de los 5 ayuntamientos, generó negocios de tierra, favoreciendo a la
oligarquía quienes dominaban al gobierno de la ciudad a través del ayuntamiento
donde se efectuaban las transferencias de la propiedad de la tierra. Las tierras
ejidales para la fundación de la nueva ciudad de Guatemala, fueron solicitadas por la
Capitanía General en 1773 durante el reinado de Carlos III, quien ordenó las formal
traslación de la ciudad de Santiago, entre el 12 al 16 de enero de 1974, al Valle de la
Virgen. La resolución se operó el 21 de julio de 1775, recibiéndose la Cédula Real
en septiembre 1775. El valle de la Virgen, tenía una extensión de 350 caballerías,
aproximadamente 156.70 kilómetros cuadrados, en el mismo año de 1775, la
Capitanía General traslado al Ayuntamiento de la Nueva Ciudad de Guatemala, las
tierras compradas a los hacendados del Valle de la Virgen. Incluyendo las tierras del
Valle de la Culebra, estas fueron entregadas al Ayuntamiento antes de 1775, en
segunda efectuada en el año 1800, se trasladaron los ejidos centrales del Valle de la
Virgen en esta ocasión se anotaron 200 caballerías, el resto de 150 caballerías eran
los ejidos localizados en el Valle de la Culebra, como ya se dijo, trasladados al
Ayuntamiento previamente para permitir la construcción del acueducto de Pinula, el
cual proporcionó agua limpia a la ciudad por 100 años. La Corona Española, por
medio del Consejo de Indias extendía una Cédula Real, autorizando el
establecimiento de ejidos; el Ayuntamiento registraba dicha autorización en libros
denominados: Censo Enfitéutico o Inventario Enfitéutico, pues enfiteuta, era el
colono, tal como era nombrado en el Imperio Romano. Los libros mencionados eran
elaborados por el Escribano de Gobierno del Ayuntamiento, en el caso del traslado
de los ejidos del Valle de la Virgen 6 anotados en el libro de censos enfitéuticos de la
Capitanía General del Reino de Guatemala, libro de referencia clasificado en el
Archivo General de Centroamérica como: Signatura A1 2.12; Legajo 2, 349; Años
1800-1803; Expediente 17,705. En este libro (documento histórico) de 36 folios, se
anotaron una serie de ventas de ejidos, denominadas Solares a particulares (criollos
ricos), también se anota el área territorial de los ejidos (200 caballerías), trasladadas
al ayuntamiento para la fundación de la Nueva Ciudad de Guatemala, sus límites y
linderos lo cual coincide con el plano elaborado en 1775 por el Capitán del Ejercito
Español Antonio Marin. Los solares transferidos a los miembros del Ayuntamiento y
a la oligarquía del Valle de Guatemala, eran de 4 a 6 caballerías de área, lo que les
permitió fraccionar la tierra y venderla a otros miembros de la oligarquía o al propio
ayuntamiento haciéndose de riquezas por medio de la tierra ejidal vendida.

5) DISMINUCION DE LA POBLACION INDIGENA

La Opresión de Indígenas durante la Época Colonial

La Sociedad durante la Época Colonial es un término que se refiere a la situación y


evolución de la sociedad que residía en el actual territorio guatemalteco durante la
Época Colonial, desde la Conquista de Guatemala en 1524 hasta la Independencia
de Guatemala en 1821 (Diccionario Histórico Biográfico, 2004).
Las grandes divisiones sociales durante la Época Colonial dependían básicamente
del origen racial de las personas. Al principio hubo sólo dos grupos étnicos:
españoles e indios. Los primeros eran, en 1524, unos 450. En una cantidad menor a
la mitad de dicha cifra, los españoles se avecindaron en la ciudad de Santiago. Otros
regresaron a México o a España, o se trasladaron a varios lugares de las Indias -
como denominaban a América-. En Guatemala no encontraban oro, por lo que
preferían trasladarse a regiones en las que tuvieran mejores oportunidades de
hacerse ricos rápidamente (Diccionario Histórico Biográfico, 2004).

Durante toda la época colonial los españoles ocuparon la posición social más alta.
Su número aumentó en los siglos siguientes, con la llegada de inmigrantes, hombres
y mujeres, y por el nacimiento de los hijos de éstos, a los que se les dio el nombre
de criollos o españoles criollos. Nunca llegaron a ser muy numerosos, pero
constituían la clase privilegiada que gobernaba el país. A ese sector pertenecían los
gobernantes y altos funcionarios, los miembros del Ayuntamiento, el clero, los ricos
comerciantes y agricultores, de clase ilustrada, los descendientes de los
conquistadores y de los primeros colonizadores. Había también españoles que no
formaban parte de la nobleza local. Eran los pequeños agricultores, empleados de
menor categoría y artesanos, entre otros (Diccionario Histórico Biográfico, 2004).

Los criollos, entre los que hubo familias que se enriquecieron en las Indias, tenían
frecuentes choques con los españoles nuevos, o sea, aquellos que llegaban de
España a ocupar altos cargos en el gobierno. Tales roces se producían aún entre
frailes y sacerdotes, por lo que las órdenes religiosas llegaron a un acuerdo de
alterabilidad para ocupar los cargos importantes (Diccionario Histórico Biográfico,
2004).

Las guerras de conquista fueron dolorosas para la población indígena, aunque no


duraron mucho tiempo. El contacto de los naturales con los españoles causó una
disminución acelerada de su población, principalmente por las enfermedades que
eran nuevas para ellos y para las cuales carecían de defensas biológicas. Las
epidemias de sarampión, viruela, tifus, influenza y otras similares causaban gran
mortalidad entre los nativos. A esto hay que agregar las muertes por las guerras, la
esclavitud que sufrieron en las primeras décadas, y las hambrunas que padecían
cuando las plagas de langosta o chapulín destruían sus sementeras. Se estima que
la población indígena había disminuido en un 50 por ciento, en 1550. Todavía siguió
decreciendo en los siglos siguientes, lo que preocupó seriamente a los españoles.
Sólo a partir del siglo XVIII comenzó a recuperarse. Se calcula que en 1820 la
población de Guatemala era de unos 500 000 ó 600 000 habitantes, de los cuales el
66 por ciento era de indígenas (Diccionario Histórico Biográfico, 2004).

El descubrimiento de América y sus habitantes sorprendió a los europeos. Colón


creía haber llegado a las Indias Orientales, y por eso dio el nombre de indios a los
habitantes del Nuevo Mundo, Durante los primeros años hubo en España
discusiones académicas y religiosas sobre los indios. En ciertas ocasiones se llegó
al punto de negar su condición de humanos. Algunos los consideraban salvajes a los
que era lícito conquistar por la fuerza y esclavizarlos. Otros, entre ellos Bartolomé de
Las Casas y Francisco de Vitoria, defendían a los indios y aceptaban que se les
cristianizara, pero respetando sus derechos naturales (Diccionario Histórico
Biográfico, 2004).

Más allá de los planteamientos académicos estaban los intereses económicos de los
conquistadores, quienes necesitaban mano de obra barata para sus empresas
agrícolas y mineras. Por eso, en los primeros años de la de la época colonial, los
indios fueron esclavizados en su condición de prisioneros de guerra, o por compra o
rescate, cuando se trataba de indios que ya eran esclavos de otros indios, puesto
que la esclavitud existió también la sociedad prehispánica (Diccionario Histórico
Biográfico, 2004).

La corona española sostenía que los indios eran súbditos libres del Rey, pero esta
disposición sólo se comenzó a cumplir después de 1542, cuando se emitieron las
Leyes Nuevas u Ordenanzas de Barcelona (Diccionario Histórico Biográfico, 2004).

Aunque los indios ya no fueron esclavos oficialmente después de la aplicación de las


Leyes Nuevas, los hacendados, dueños de ingenios o de empresas agrícolas,
siempre encontraron los medios para utilizar el trabajo forzado de los nativos. Uno
de tales procedimientos fue la Encomienda. Ésta es una merced real, concedida a
un español, a veces conquistador venido a menos económicamente, a quien se
daba o encomendaba un número determinado de indios tributarios del Rey, quienes
deberían pagar el tributo al encomendero, a quien, además, prestaban otros
servicios. Otras formas de trabajo que se impusieron a los indios fueron los
mandamientos y repartimientos (Diccionario Histórico Biográfico, 2004).

En la misma época en la que surgió la encomienda se produjo un hecho que influyó


grandemente en la vida y costumbres de la población indígena. Éste fue la reducción
a poblados, es decir, la concentración en pueblos de los grupos indígenas que vivían
en asentamientos dispersos, desde la época prehispánica. Esta dispersión
dificultaba la labor de los curas doctrineros que tenían la obligación de cristianizar a
los indios, y también la labor de los funcionarios encargados de recoger el tributo
que los indios pagaban a la Corona (Diccionario Histórico Biográfico, 2004).

Los poblados se fundaban en terrenos adecuados, rodeados de tierras destinadas a


los cultivos, con suficiente agua y donde se pudieran satisfacer diversas
necesidades. Se construían según el patrón castellano: trazo de cuadrículas, con
calles que formaban manzanas. En la parte central estaba el mercado, la iglesia y
los edificios para el cabildo y el gobernador indígena, que era un indio principal.
Luego se asentaban los barrios para las familias o parcialidades, que se habían
concentrado en la reducción (Diccionario Histórico Biográfico, 2004).

Alrededor del pueblo estaban las tierras comunales o ejidos, de extensión variable,
según el número de habitantes. Cada pueblo tuvo sus propias autoridades indígenas
y sus curas doctrineros. Los nuevos pueblos sirvieron para que los españoles
controlaran a los indígenas, pero éstos los aprovecharon también para preservar
muchas de sus costumbres y sus idiomas. Algunas de las modificaciones derivadas
de sus relaciones con la cultura española y mestiza, se conservan hasta nuestros
días (Diccionario Histórico Biográfico, 2004).

Durante la época colonial las comunidades indígenas manifestaron una serie de


protestas y motines contra sus gobernadores indios, los curas doctrineros y las
autoridades españolas. Era una reacción ante los abusos cometidos por los alcaldes
indígenas, corregidores, alcaldes mayores y otros funcionarios. Algunas de tales
protestas tuvieron en carácter de grandes rebeliones, como la de los indios zendales
de Chiapas, en 1712 (Diccionario Histórico Biográfico, 2004).

En Totonicapán, en 1820, poco antes de la Independencia, ocurrió una rebelión


contra las autoridades coloniales, cuando los indios quichés de la región se
opusieron a seguir pagando tributo. El principal cabecilla de esta revuelta fue
Atanasio Tzul, un principal de San Miguel Totonicapán, quien, según la tradición
indígena, llegó a coronarse rey de los pueblos San Miguel y San Cristóbal
Totonicapán, San Andrés Xecul, San Francisco El Alto, Momostenango y Santa
María Chiquimula. Los rebeldes fueron finalmente sometidos por milicias que
llegaron de Quetzaltenango (Diccionario Histórico Biográfico, 2004).

Los primeros esclavos de raza negra arribaron con los españoles y vivieron en una
situación de esclavitud, salvo en aquellos casos en los que conseguían su libertad.
Los precursores llegaron desde 1524, con los conquistadores. Eran pocos, pero su
número aumento en los años siguientes. Pedro de Alvarado, al conquistar
Guatemala, llevó al país una buena cantidad de negros artesanos, carpinteros,
herreros y calafateros, para construir barcos en el pacífico (Diccionario Histórico
Biográfico, 2004).

En 1543, Alonso de Maldonado trajo unos 150 esclavos negros, destinados éstos a
trabajos vinculados con el comercio. Poco después, López de Cerrato ordenó la
liberación de los esclavos indios y autorizó la venida de otra buena cantidad de
esclavos negros. Así aumentó éste segmento, que llegó a conformar al tercer
elemento étnico de la población de la colonia (Diccionario Histórico Biográfico,
2004).

Los grupos más numerosos de negros estuvieron en el Valle de Las Mesas, la


ciudad de Santiago, los ingenios de Amatitlán y Verapaz, La Gomera, Gualán y otros
lugares. A fines del siglo XVIII, el número de esclavos negros había disminuido, pues
algunos obtuvieron su libertad y trabajaban como artesanos libres. Otros se habían
fugado y vivían, como cimarrones, en lugares alejados de los centros urbanos
(Diccionario Histórico Biográfico, 2004).

En 1824, la Asamblea Nacional Constituyente de Centro América decretó la


abolición de la esclavitud (Diccionario Histórico Biográfico, 2004).

Las relaciones maritales entre personas de los distintos grupos étnicos originaron
una clase compleja de mestizos: español e indio, español y negro, indio y negro,
mestizo y mestizo. Al principio, éstos se diferenciaban con nombres como mulato,
mestizo o zambo, entre otros. Así se pretendía identificar el tipo racial de una
persona. Pero esto se tornó imposible a medida que el mestizaje fue más complejo,
por lo que al final se llamó a todos gente ordinaria o casta (Diccionario Histórico
Biográfico, 2004).

Con los años, la mezcla entre los tipos étnicos diluyó las diferencias físicas y se
terminó denominando ladino a todos los que no eran indios o españoles. Ladino es
una palabra con la cual se designó, en un principio, al indio españolizado
culturalmente (Diccionario Histórico Biográfico, 2004).
CONCLUSIONES

Los descendientes de los conquistadores y encomenderos heredaban esas tierras o


pasaban a posesión de la iglesia. Los descendientes llamados criollos, por nacer en
el país, solo eran herederos de las encomiendas por dos generaciones y en vano
trataron de negociar la perpetuidad que no se les concedió. Los indígenas no podían
reducirse a la esclavitud, sin embargo, lo hacían los conquistadores y los
encomenderos alegando el derecho a la guerra, el de servidumbre y el de usanza.

Se observó una gran disminución de indígenas principalmente por las enfermedades


que eran nuevas para ellos y para las cuales carecían de defensas biológicas. Las
epidemias de sarampión, viruela, tifus, influenza y otras similares causaban gran
mortalidad entre los nativos. A esto hay que agregar las muertes por las guerras, la
esclavitud que sufrieron en las primeras décadas, y las hambrunas que padecían
cuando las plagas de langosta o chapulín destruían sus sementeras. Se estima que
la población indígena había disminuido en un 50 por ciento, en 1550. Todavía siguió
decreciendo en los siglos siguientes, lo que preocupó seriamente a los españoles.
Sólo a partir del siglo XVIII comenzó a recuperarse. Se calcula que en 1820 la
población de Guatemala era de unos 500 000 ó 600 000 habitantes, de los cuales el
66 por ciento era de indígenas.

El sostén de la economía colonial fue el indígena americano, considerado


legalmente súbdito de la corona y, por tanto, hombre libre. La categoría de súbdito
implicaba el pago de un tributo o, en su defecto, un servicio personal a los
representantes de la autoridad monárquica en América. Paralelamente a la
encomienda funcionó el sistema del repartimiento forzado, que consistió en el
trabajo rotativo y obligatorio del indígena en proyectos de obras públicas o trabajos
agrícolas considerados vitales para el bienestar de la comunidad. Esta modalidad de
trabajo se basaba en reclutamientos laborales precolombinos, como fueron el
coatequitl mexicano y la mita peruana, que los españoles aplicaron con un sentido
diferente al que tenía en las sociedades nativas.
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

Haeussler, C. (1983). Diccionario General de Guatemala. Guatemala, Guatemala:


Sin Editorial.

(Diccionario Histórico Biográfico, 2004).

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