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necesidades de energía
1. Balance energético
2. Principios de termodinámica
Los substratos que el organismo emplea para obtener energía son los
carbohidratos, grasas y proteínas. Cuando se quema en una bomba de calorimetría 1 mol
de cualquiera de los tres combustibles principales (glucosa, palmitato y aminoácidos),
las cantidades de oxígeno consumido (VO2) y la producción de dióxido de carbono
(VCO2) y de energía son constantes (Tabla 1). El cociente respiratorio (cociente
VCO2/VO2) es 1 para la glucosa, 0,7 para las grasas y 0,8 para las proteínas. Cuando
esas mismas reacciones se producen in vivo, las cantidades de ATP resultantes son
características de cada compuesto (Tabla 1). Para calcular la eficiencia con la que la
energía del combustible es conservada en ATP, se multiplican las cantidades de ATP
por 12,5 kcal/mol (energía que libera un mol de ATP) y se dividen por la energía
liberada in vitro por cada uno de los combustibles. Así se obtiene que la glucosa y el
palmitato se utilizan con una eficiencia neta de aproximadamente 68% y los
aminoácidos con un 61%; las diferencias, 32% y 39% respectivamente, son perdidas
como calor durante el proceso oxidativo (4). Las técnicas calorimétricas y los principios
de termodinámica son utilizados habitualmente para la cuantificación de la energía de
los alimentos y el estudio del gasto metabólico en humanos.
En la práctica clínica, la cuantificación mediante calorimetría del cociente
respiratorio se utiliza para determinar el tipo de substrato utilizado en la obtención de
energía y, si existe alguna alteración, modificar los aportes nutricionales (5). El cociente
respiratorio debe estar dentro del rango fisiológico y en consonancia con la alimentación
e historia de cada paciente. Una dieta mixta equilibrada produce un cociente respiratorio
aproximado de 0,85, resultante total de los cocientes respiratorios de las distintas vías
metabólicas en funcionamiento (Tabla 2, Figura 1). En general, si el cociente
respiratorio es mayor que 1, los aportes calóricos deben ser disminuidos para evitar el
fenómeno de lipogénesis. Si el cociente respiratorio es 1 se deben disminuir los hidratos
de carbono y aumentar los lípidos. Si el cociente respiratorio es menor de 0,82 se deben
aumentar los aportes calóricos.
El gasto energético producido por la actividad física es el que se emplea para realizar
una serie de actividades o comportamientos que implican movimiento corporal, o sea,
actividad del músculo esquelético. El ejercicio físico propiamente dicho es una
subcategoría de la actividad física y supone una acción planeada, estructurada, repetitiva y
a menudo realizada para mejorar o mantener alguno de los componentes de la capacidad
física: capacidad cardiorespiratoria, capacidad de resistencia, etc.
Entre los determinantes que influyen en la cantidad de gasto energético producido
por la actividad física en niños y adolescentes, el sexo es uno de los más importantes.
Según recoge habitualmente la literatura médica, los niños y adolescentes varones
presentan unos valores de actividad física significativamente mayores que los del sexo
femenino (16).
Los niños y niñas prepúberes son más activos que los púberes y post-púberes. En
niñas, existe evidencia de una disminución de la actividad física a partir de los 6,5-7 años
de edad mientras que en los niños continúa aumentando hasta la época prepuberal, el
cambio en los hábitos femeninos de actividad física comienza ya antes del periodo crítico
de la pubertad (17).
Otro determinante de la actividad física es el grado socioeconómico y el ambiente
familiar. Estudios realizados en nuestro entorno han mostrado que los niños de categoría
socioeconómica baja hacen menos ejercicio físico que los de alta y permanecen más horas
frente al televisor (18). También existe relación entre el grado de actividad de los padres y
el de los hijos, principalmente en el caso de la inactividad (19).
La energía que un individuo gasta se puede medir directa o indirectamente con los
diversos métodos disponibles actualmente. Los métodos de laboratorio suelen ser más
precisos y exactos pero no pueden utilizarse en niños y adolescentes en condiciones libres.
Por otro lado, los métodos de campo son baratos, menos precisos y sirven para grandes
estudios poblacionales. Sin embargo, el agua doblemente marcada es un método de campo
con características de método de laboratorio, aunque posee un gran inconveniente: no
permite la evaluación de los diferentes componentes del gasto energético. Como se puede
ver, cada método posee unas características que lo harán apropiado según el tipo de estudio
que se quiera realizar (Figura 2).
La producción de energía generada por los procesos bioquímicos del cuerpo humano
puede ser determinada gracias a la medición del consumo de oxígeno (VO2) y la
producción de dióxido de carbono (VCO2), en conjunción con la cuantificación del
nitrógeno uréico excretado. La energía liberada de la oxidación de los substratos es un
proceso emparejado a la síntesis de moléculas de alta concentración energética (adenosina
trifosfato: ATP). Cuando una reacción metabólica anabólica requiere energía para la
biosíntesis de macromoléculas se produce una hidrólisis de ATP. La energía procedente
del ATP proviene de la oxidación de substratos y, como las reservas corporales de oxígeno
son muy pequeñas, el VO2 está directamente correlacionado con la tasa de gasto
energético. Esto constituye las bases de la calorimetría indirecta, ya que la calorimetría
directa consiste en la medición directa del calor producido. Ambos métodos son los que
podemos denominar de laboratorio.
La combustión de nutrientes en el cuerpo humano fue descrita por primera vez por
Lavoissier, que trabajó a finales del siglo XVIII en Francia. Lavoissier descubrió que una
vela sólo producía combustión en presencia de oxígeno y describió como los organismos
vivos, en igual medida, necesitan oxígeno para la combustión de alimentos, liberando calor
como producto de esta reacción exotérmica. El mismo construyó el primer calorímetro
directo para animales pequeños.
La calorimetría directa es una técnica que mide el calor generado por el individuo
dentro de una cámara o habitación donde puede realizar una actividad normal. Se basa en
el hecho de que el calor liberado por el organismo es producto de la energía gastada. La
calorimetría directa determina de forma precisa el gasto energético mediante la medida del
trabajo realizado, las pérdidas de calor por evaporación, radiación, conducción y
convección, y los cambios de temperatura corporal (24). Este método es el más preciso
pero el aparataje que utiliza es complejo y necesita de la colaboración especial del
individuo, por lo que no se emplea en niños.
La calorimetría directa mide la cantidad de calor perdida por un organismo mientras
que la calorimetría indirecta valora la cantidad de energía producida por el mismo (4). La
calorimetría indirecta realmente mide el consumo de O2 (VO2) y la producción de CO2
(VCO2), basándose en que todo el oxígeno es utilizado para la oxidación de los substratos
energéticos y el CO2 es el resultante de estas reacciones. A partir de las diferentes
fórmulas químicas de consumo de oxígeno y producción de CO2 para cada nutriente, se
pueden derivar las ecuaciones que serán utilizadas como principio de todas las
mediciones realizadas mediante calorimetría indirecta (25):
1 g de Glucosa (G) + 0,746 L O2 = 0,746 L CO2 + 0,6 g H2O (1)
1 g de Lípido (L) + 2,029 L O2 = 1,430 L CO2 + 1,09 g H2O (2)
1 g de Proteína (P) + 0,966 L O2 = 0,782 L CO2 + 0,45 g H2O (3)
P = 6,25 x nitrógeno uréico (N)
Sustituyendo en la fórmula 3:
1 g de N + 6,04 L O2 = 4,89 L CO2 + 2,81 g H2O (3’)
De las fórmulas 1, 2 y 3:
VO2 = 0,746 G + 2,029 L + 6,04 N (4)
VCO2 = 0,746 G + 1,43 L + 4,89 N (5)
De las fórmulas 4 y 5:
G = 4,55 VCO2 – 3,21 VO2 – 2,87 N (6)
L = (1,67 VO2 – VCO2) – 1,92 N (7)
Este método fue adaptado originalmente por Bradfield (27). Desde entonces,
varios estudios han mostrado el potencial de este método no invasivo y bien aceptado
tanto en niños como adultos (28). Está basado en que cuando el VO2 aumenta, por
ejemplo durante el ejercicio físico, también se incrementa el ritmo cardiaco de manera
lineal proporcional. Esta relación entre el VO2 y el ritmo cardiaco varía según el
individuo; por lo tanto, se necesitan curvas de calibración personal que imiten una
actividad en condiciones libres (Figura 4). Los registros de VO2 se determinan mediante
calorimetría indirecta, al mismo tiempo que el ritmo cardiaco, en los diferentes niveles
de ejercicio físico. Los estudios de validación de esta técnica mediante calorimetría
indirecta reflejan un error promedio de grupo del 1 al 3%, con una desviación estándar
del 6-9% (29).
Los inconvenientes de esta técnica son que las relaciones entre el VO2 y el ritmo
cardiaco en periodos de inactividad física pueden modificarse según el estado
emocional, la temperatura ambiente, cambios posturales, ingestión de café, etc. Además,
al confeccionar la curva personal se eligen periodos estables de ejercicio pero, en
condiciones libres, los periodos estables no son precisamente los más habituales (29).
Las ventajas de este método son su utilidad en registros objetivos y continuos del
gasto energético, el no ser invasivo ni caro y poderse desarrollar en condiciones libres.
Debido a sus características se puede aplicar en una muestra amplia de niños y
adolescentes, de manera ambulatoria, con una precisión y exactitud aceptables. Además
de utilizarse para la medición cuantitativa del gasto energético, puede usarse, sin
necesidad de confeccionar curvas personales, para determinar patrones de actividad
física solamente con los registros del ritmo cardiaco y en diferentes grupos
poblacionales.
5.2.3 Acelerometría
Los cuestionarios pueden ser útiles, de hecho se utilizan bastante, para estudios
epidemiológicos a gran escala. La mayor dificultad que presentan es que su exactitud
depende de la habilidad o interés del niño o de sus padres para rellenar el cuestionario
con la información de lo sucedido. Además, por mucho que se quiera ajustar el
cuestionario a la realidad, es muy difícil traducir las actividades apuntadas en el
cuestionario a kilocalorías gastadas en las diferentes actividades diarias, principalmente
porque los equivalentes energéticos que se utilizan son fijos y sólo dependen del tiempo
de duración de la actividad y del peso del niño, nada más apartado de la fisiología
humana.
Existen varios cuestionarios pero muy pocos han sido validados y utilizados en
niños. A veces, a los niños no se les puede interrogar o no pueden anotar con detalle los
periodos de actividad diaria, solo son capaces de recordar el 50% de sus actividades
semanales (33). El tipo de actividad realizada por los niños es diferente a la de los
adultos, no hay actividades ocupacionales, etc. Además, como ya se ha nombrado,
existe dificultad para traducir la información sobre la actividad a unidades de gasto
energético.
A pesar de las limitaciones, se han confeccionado varios cuestionarios sobre
comportamiento y grado de actividad física en niños. Algunos cuestionarios registran el
número total de horas al día que se emplean en dormir, jugar, realizar actividades
específicas, ver la televisión, etc. (34). Otros, además de la duración, hacen más
hincapié en los diferentes tipos de intensidades (35). Generalmente han mostrado baja
correlación y poca validez cuando han sido comparados con métodos de referencia o
simplemente su utilidad es cuestionada porque han sido contrastados con métodos de
dudosa fiabilidad (17). También existen cuestionarios específicos para adolescentes,
adaptados, en algún caso, a determinadas regiones o países (36).
La mayor dificultad de los cuestionarios es la traducción de la información
cualitativa en cuantitativa. La forma más extendida es la utilización de los llamados
equivalentes metabólicos para cada tipo de actividad específica (METs). Los METs son
múltiplos del gasto energético en reposo; vienen indicados en una tabla para cada tipo
de actividad, y oscilan desde 0,95-1 en reposo y durante el sueño, hasta valores de 15
MET durante periodos de actividad física muy importante (37). Los cálculos en kcal se
realizan multiplicando el número de METs de una actividad determinada por el tiempo
empleado en horas y por los kilos de peso.
Los principios que asume esta técnica son: a) el gasto energético en reposo es de 1
kcal/kg/hora y el resto de actividades son múltiplos de esta cantidad y directamente
proporcionales al peso del individuo, b) la intensidad de las actividades es constante
entre individuos, c) la intensidad de las actividades es constante dentro del mismo
individuo. Todos estos supuestos no han sido examinados rigurosamente en niños. Los
cuestionarios de actividad física necesitan una revisión del costo específico de cada
actividad, una mejor relación entre el gasto energético en reposo y el resto de las
actividades, la inclusión de los diferentes compartimentos corporales, sexo y edad en las
fórmulas de cálculo, y la consideración de las posibles variaciones en la intensidad del
gasto energético durante los periodos de actividad y no actividad física (17).
6. Ingesta energética
0,82
Ac CoA
KREBS
CO2 + H2O
Frecuencia cardiaca
150
120
90
60
30
0 1 2 3 4