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El género agave cuenta con 166 especies de las que 125 corresponden a México,
en Europa occidental cuentan con dos especies naturalizadas, la especie A.
americana L. es la comúnmente extendida en América latina y en el Mediterráneo.
Durante el florecimiento de las culturas mesoamericanas, las agaváceas jugaron
un papel muy importante, proporcionando al hombre alimento, calor, techo,
vestido, medicina, bebida, uso religioso, ornato, muebles, implementos agrícolas,
forrajes y diversos usos más. (Daniel Guillot Ortiz, 2003),
Existen divergencias respecto a la posición taxonómica del maguey. El primer
problema es definir a qué familia pertenece. En la taxonomía clásica se le ubica en
la familia Amaryllidaceae, subfamilia Agavoideae.
El género Agave es el más grande de esta familia, comprendiendo
aproximadamente, doscientas setenta y cinco especies, Sin embargo, Hutchinson
(1934) lo ubicó dentro del orden Agavales y específicamente en la familia
Agavaceae, en donde se incluye el género Agave. Este género incluye, de la
nomenclatura tradicional, géneros que pertenecen a la familia Liliacea y otros a la
Amaryllidacea (Lawrence, 1951; Gómez P., 1963). En esta nomenclatura, el
subgénero Agave lo integran 12 secciones con 82 especies, 21 subespecies y 23
variedades. En total 197 taxas. (García-Herrera, 2010)
El género agave está compuesto por especies ya cultivadas por los hombres
mesoamericanos desde hace 10.000-8.000 años A.C; como lo atestiguan hojas
mascadas y fibras encontradas en cuevas de Coahuila y el valle de Tehuacán.
(Daniel Guillot Ortiz, 2003)
La familia Agavaceae es una familia definida citológicamente, con 5 cromosomas
largos y veinticinco cortos, que incluyen ocho géneros. La familia fue propuesta
por en 1836 por Endlicher, e incluía el género agave y furcracea. Y en 1886
propuso los géneros Littaea, Manfreda, Polianthes y Yucca. (Daniel Guillot Ortiz,
2003)
Agave americana L. var mediopicta.
Descripción: hojas de color verde azulado en el margen, y amarillo pálido o
blanquecino en el centro, con alguna raya verde. Hojas de 6 cm de anchura por 20
-25 cm de longitud y margen de 2 cm. Margen dividido. Espina apical de color
marrón rojizo, acanalada en la mitad inferior, el resto cilíndrica, de 1,5 – 2 cm por 3
– 4 mm de anchura. Espinas marginales de color rojizo, orientadas hacia el ápice y
la base de 4 por 4 mm.
Las especies de magueyes requieren pocas cantidades de agua para su
crecimiento, por lo cual se adapta fácilmente a las condiciones de sequía, a suelos
pobres y prospera también en terrenos cerriles. Además, su valor en la
alimentación del ganado permite disminuir la intensidad de libre pastoreo,
ayudando a la recuperación de los agostaderos. Y también evita la erosión del
suelo y contribuye a la conservación de los cursos vegetales. (Gonzalez, 1991)
El maguey prospera adecuadamente en diversos tipos de suelo; desde pesados
(arcillosos) hasta ligeros (arenosos). Con un límite de profundidad en la siembra
de 50 centímetros, es recomendables la utilización de dos tipos de terrenos:
predios que se han abandonado por ser improductivos en el sector agrícola, ya
que son totalmente planos, y tienen la profundidad adecuada lo cual disminuye el
costo en el montaje de la plantación y tiene mayores posibilidades de éxito en
corto tiempo; otros son aquellos que nunca han sido abiertos a cultivos, donde se
debe podar la vegetación que no produzca bien al suelo. (Gonzalez, 1991)
De acuerdo con Gentry (1982), el género Agave se propaga por semilla, vástagos
vegetativos y propágulos en la inflorescencia. Dependiendo de la especie, algunos
se propagan solamente por semillas, otros por semillas y vástagos vegetativos,
mientras que otros pueden propagarse por las tres formas. Al respecto Gómez-
Pompa (1963) señala que en este Género los procesos de reproducción sexual
están reducidos o no funcionan; sin embargo, Ruvalcaba (1983) señala que
cuando se realiza este tipo de reproducción se puede obtener hasta 33 % de
germinación. La forma común de propagación de los agaves cultivados es
asexual, técnica que consiste en separar los vástagos (hijuelos, retoños o
mecuates) que se derivan del rizoma que emite la planta madre después del
primer año de plantación, los cuales, dependiendo de su tamaño son plantados en
el terreno definitivo, o en el caso de ser pequeños, se mantienen en vivero por un
período de 12 meses o más, hasta su plantación definitiva. (García-Herrera, 2010)
Es común que las hojas del maguey verde [Agave salmiana Otto ex. Salm. ssp.
crassispina (Trel.) Gentry] usadas para alimentar el ganado vacuno y caprino
durante el verano contengan 800 g·kg MF−1 de agua y <40 g·kg MS−1 de
proteína cruda (Pinos−Rodríguez et al., 2008). Sin embargo, la savia de los tejidos
del maguey contiene cristales de oxalato de calcio y saponinas (Ricks et al., 1999;
Salinas et al., 2001). Estos compuestos pueden provocar efectos cuando son
ingeridos. (Valdez-Cepeda, 2012)
Los antiguos habitantes lo cultivaron para extraer del centro de su tallo un jugo
(aguamiel) que al fermentarse se convierte en pulque, una bebida de bajo grado
alcohólico. De sus grandes y carnosas hojas, conocidas como pencas se obtienen
fibras para diversos usos. En la segunda mitad de siglo XX el maguey empezó a
desaparecer, a causa de su irracional explotación, de las escasas e inadecuadas
plantaciones y de las políticas tendientes a sustituir el uso de las fibras por otras
sintéticas y del pulque con otras bebidas de mayor aparato comercial, como la
cerveza. Hace cinco años la Organización de las Naciones Unidas para la
Alimentación y la Agricultura (FAO) declaró a la planta en peligro de extinción. La
población magueyera actual es muy reducida, quizás un poco más de 50 mil
ejemplares, de los cuales casi la décima parte se conservan en jardines botánicos
y reservas ecológicas (Museo Nacional de Culturas Populares de México, 1988).
Anteriormente se plantaba el Agave salmiana por sus diversos usos,
principalmente por la producción del pulque; sin embargo, en los últimos años en
el país de México la demanda del pulque ha disminuido, razón por las cuales se
dejó de sembrar el maguey a gran escala. (Morales, 2008)
A partir del Agave se producen aglomerados, fructosa, azúcar natural de mayor
poder edulcorante, en otros países se usa para elaborar alimentos, sueros y
medicamentos para los diabéticos. (Morales, 2008)
(García-Herrera, 2010)
La importancia socioeconómica y agroecológica del maguey se hace evidente en
el uso que se le da como forraje para la alimentación del ganado. Constituye una
de las mejores opciones forrajeras, debido a la alta eficiencia en el uso del agua y
a la adaptación del recurso a diferentes hábitats, sobre todo en las zonas
semidesérticas.
Del agave se utilizan las hojas e incluso la piña para darlo como suplemento a los
animales ya que les proporcionan: altos niveles de energía digestible, minerales y
agua, los cuales cubren los requisitos de mantenimiento y producción de ganado.
Se hace notar que, para lograr obtener el beneficio del potencial de su alta
digestibilidad, es necesario suplementar con nitrógeno (N, mismo que las bacterias
del rumen necesitan para digerir la fibra. Los ganaderos acostumbran picarlo en el
campo o en el corral y combinarlo con otras fuentes de alimentos como los
residuos de cosecha. Con esta práctica se reduce la tasa de mortalidad de
ganado, se reduce el consumo de agua, se reduce la compra de forraje,
pudiéndose tener mayor carga animal en los predios, así como una mejor
distribución y consumo de sales minerales lo que redunda en una mejor condición
física del ganado. (García-Herrera, 2010)
(Valdez-Cepeda, 2012)
Se han utilizado algunos productos para aumentar el valor nutritivo de los forrajes
o para mejorar el proceso de fermentación. La melaza es un aditivo que compensa
el bajo contenido de azúcares en los forrajes y el ácido fórmico es un conservante
orgánico que tiene acción protectora sobre la proteína del forraje inicial, ambos
contribuyen a disminuir el pH, aumentan las concentraciones de ácido láctico y
disminuyen el porcentaje de nitrógeno amoniacal. (Flores, 2002)
Bibliografía
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4.2 MARCO CONCEPTUAL
PALABRAS CLAVES
5.1 MUESTRA
5.2 METODOLOGIA