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Año 2006
I. Introducción
Como el liberalismo económico exalta las tensiones sociales -al igual que el
marxismo- presionando a los trabajadores de todos los niveles para que se
devoren unos a otros -el llamado 'hombre lobo del hombre' - bajo un
individualismo caníbal y sanguinario disolviendo la sociedad naturalmente
gregaria en un conglomerado de seres dispersos y egoístas, sin ningún tipo de
solidaridad personal ni menos, social...azuzando a las personas bajo el mito del
éxito, creando un monstruo, que facilita su dominación ...EL HOMO FABER..
Es muy común que el ámbito del derecho del trabajo se estudie e intente
comprender la naturaleza de dicha rama del derecho. Abundan los ensayos
doctrinarios, los trabajos de análisis normativo nacional e internacional, trabajos
de política social, análisis de fallos y las tendencias jurisprudenciales de
distintos y distinguidos colegas.
Pero a veces nos olvidamos que el objeto del cuidado y estudio del derecho del
trabajo tiene como protagonista a una persona en su calidad de trabajador.
Y esa persona cuya calidad a estos efectos es la de ser un trabajador, es ante
todo eso: persona. Y como tal, infungible.
Esto es, el hombre es como consecuencia, entre otras cosas, por supuesto, lo
que es por lo que ha hecho de él el trabajo; y el trabajo, en sus múltiples
facetas, es lo que le incorpora el hombre de sí; de su carácter, personalidad,
gustos, deseos, afectos y sentimientos.
Por ello solemos observar en distintos ámbitos de discusión doctrinaria que las
normas de derecho del trabajo y el trabajo mismo, deben adaptarse, adecuarse
a la realidad que la condiciona y modifica.
Otros, dicen que no es así, que la realidad debe adecuarse al hombre y a las
normas que lo protegen en cuanto trabajador.
Ambos criterios suelen olvidar que, en el primer caso hay mucho en la realidad
económico-social creado ex profeso por el hombre para luego, so pretexto,
adaptar las normas a esa nueva 'realidad'.
El hombre de hoy que trabaja producto de sus miedos se encierra así mismo,
mas allá de los subterfugios de comunicación masiva que se acrecientan día a
día pero que lo dejan cada vez mas solo consigo mismo.
Por dicha causa escapa hacia delante hacia un futuro hipotético que lo hace
feliz o hacia un pasado perfeccionado en su mente. Pero desatiende la
responsabilidad para con el mismo del presente. Es mas cómodo e infantil.
Porque en tanto hombre, quien yo creo que soy no es quien soy; es quien yo
creo que soy. Pues yo no soy soy, soy siendo. Es decir, no soy una estructura
cuanto un proceso.
Y si el hecho es del prójimo hay que tomar de él lo que hay; tener en cuenta su
conducta sin interpretarla, sin preguntar el `por qué?`. Hay que conocer los
datos, lo que significa conocer la línea que separa el `por que?` del `Para
qué?`, la apatía de la acción, la estructura del proceso.
Todos nosotros seremos por lo que somos. Y somos por lo que fuimos.
Modificando nuestro presente modificaremos nuestro futuro. Pero el hoy, el ya,
es consecuencia directa de un pasado que se ha ido acumulando hasta devenir
nuestro más perfecto ( o imperfecto?) yo.
Es claro que las personas que sufren transferencia tienen un universo cerrado
de compartimentos estancos con una estructura mental estratificada (basada
en códigos preestablecidos más que en realidades concretas) y no en proceso.
Las pautas sociales y culturales de hoy no son las de ayer. Ni serán las de
mañana las de hoy. Querer que lo de ayer permanezca no quiere decir que
permanezca; y recogerse en un estado de ensoñación interna cegadora de la
realidad viva que muchas veces va en contra de nuestros deseos, de nuestro
“deber ser”, es volver a una infancia caprichosa, temerosa del contacto con el
exterior.
III. El hombre moderno: el homo faber (la cultura del éxito- la falacia de la
pertenencia -el sistema basado en las paradojas)
La lógica de la del trabajo del nuevo milenio requiere un ajuste a ultranza con la
lógica individual. Que sucede cuando la tensión entre dichas lógicas son
demasiado fuertes? . Que precio han de pagar aquellos que se comprometen a
alcanzar, lo que ellos entienden erróneamente por ‘ excelencia’?
El rol del ideal del YO como motor del cambio empuja al individuo a buscar
otros sitios distintos a los que le habían sido asignados por la herencia. Y
cuando decimos 'herencia' decimos capital social, afectivo y cultural que recibe
el niño al nacer y cuyos efectos se hacen sentir desde su nacimiento.
Así pues que el valor de cada individuo sería siempre fluctuante, pura
representación y de allí la angustia existencial de tener que sostener siempre
dicha representación bajo pena de dejar de ser.
Por lo que su valor como persona es una constante fuga hacia adelante, hacia
un cenit que nunca se termina de alcanzar y que, por lo tanto, produce un
sentimiento de angustia por la necesidad de sostener diariamente una
productividad laboral bajo la pena de sentirnos ‘vacíos’ ya que ese es el único
valor que nos permite autoreconocerse, lo cual es origen de numerosas
dolencias estomacales, de insomnio y cardíacas.
Antes era la Nación, luego fue una clase, después los partidos políticos, ahora
es la profesión o el establecimiento de trabajo. Se estimula a los hombres a dar
su tiempo, sus ideas, su vida a la empresa o trabajo. Se los estimula a darse,
entregarse a una comunidad que triunfa.
Entonces el trabajador no está contra la empresa, sino que se funde con ella;
se vuelve empresa, se vuelve trabajo, participa de su sustancia, ser una parte
del todo. El es solamente su trabajo, en detrimento de todos sus otros ámbitos
existenciales.-
La falta del disfrute de lo obtenido, la sensación del ‘no haber tiempo’, los
problemas para conciliar el sueño, la sensación de insatisfacción y la soledad
afectiva que va creándose dentro y fuera del 'homo faber' acentúan la angustia:
en síntesis, ese gusto por lo absoluto inacabable e inalcanzable, esa
identificación de la vida del profesional con la vida de la empresa, vuelve al
trabajador de hoy incapaz de ser feliz - por su transferencia- en su huida hacia
adelante.-
La sublimación por medio del trabajo hace que solo cuando se triunfa
profesionalmente - triunfo que nunca se alcanza ya que el hombre solo puede
triunfar de sí mismo- puede hablarse de una realización plena. Es decir,
nuestra esencia es permanentemente fluctuante puesto que la hacemos
depender de algo tan fuera de nosotros y tan aleatorio como el trabajo.- Uno y
la empresa es lo mismo. Uno se transforma en su trabajo.-
La empresa de hoy busca definir una identidad y crear una propia cultura, como
si fuera una persona de carne y hueso, para poder ofrecer una imagen única al
mundo exterior empezando por generar un sistema de representaciones y
terminando por creérselo.
El 'homo faber’ de hoy día, al sentirse vacío de toda red afectiva, encuentra un
sucedáneo en su imagen laboral, su trabajo. Se siente parte de un colectivo
que le sirve como amplificador de su persona. Se siente que pertenece a un
grupo que les permite escapar de la incertidumbre propia de sus limitaciones.
El precio es ser absorbido en el plano psíquico, canalizando las energías hacia
los objetivos de grupo exclusivamente: estómago y corazón unidos al trabajo.
Como consecuencia del culto al éxito el trabajador ‘libre y feliz’ de hoy necesita,
para reafirmarse, refuerzos narcisistas por eso las empresas o bufetes donde
trabajan alientan su sensación de ‘ser un ganador’ y emplean para ello
símbolos, insignias que robustecen sus lazos con la empresa.-
Así funciona y se relaciona la sociedad con el trabajo hoy: por una parte el
deseo azuzado constantemente por la promesa de éxito eterno y felicidad; y
por la otra, la angustia, nunca superada, de verse alejado del ‘paraíso’ de no
ser mas que un descastado en la empresa por no cumplir los objetivos
productivos. Así se cierra el círculo: del deseo a la angustia que genera mas
deseo que provoca mas angustia, etc...
Entonces se produce un stress y tensión, ya que por un lado está obligados a
triunfar y por el otro lado corre hacia un ideal que nunca consigue alcanzar (es
como el síndrome del que sube por una escalera mecánica...que baja): el burro
tras la zanahoria.-
Y por el otro lado, la empresa se lo fagocita por dentro, ‘lo modela’, ‘lo trabaja’,
de acuerdo a sus valores, creencias, proyectos e ideas; en resumen, su ‘mundo
imaginario’.- Lo esclaviza psíquicamente: si la empresa llegare a faltarle al
hombre, como es lo único que tiene, su trabajo, y tiene descuidado otros
ámbitos personales suyos como el afectivo, el hombre de éxito se
desmoronaría interiormente. El lo sabe, y ese temor es su cadena.-
Son personas que hacen mas de lo que les corresponde en cuanto a sus
tareas. No admiten, que como humanos, puedan tener límites: tienen la
obligación de ser perfectos y ello implica que nunca alcanzarán esa perfección,
siempre se esperará mas de ellos.
Para tender hacia mayores éxitos se corre con todas las fuerzas para poder
permanecer...en el mismo sitio.( recordemos el ejemplo de la escalera
mecánica).-
De hecho, entendemos que todo esto se produce en los individuos que poseen
un ideal elevado pero deformado de su ‘yo’ y en los que este ideal conduce a
desarrollar una imagen de ellos mismos en desacuerdo con su personalidad
real.-
En este sentido podría decirse que él existe en ese momento para ponerse al
servicio solo de su ideal del ‘yo’, aunque eso le cueste aniquilar su ‘yo’ real,
todo a fin de lograr conseguir una imagen de sí mismo de conformidad a los
estándares externos de éxito y
Cada vez es mas profundo el foso entre lo que el hombre es y lo que necesita
o necesitan que sea. Sus valores, su sentido del afecto y necesidad de otros,
su entidad gregaria se vuelve cada vez mas difusa. Intenta adaptar su verdad
existencial a su fachada, sin lograrlo, hasta finalmente luego de arduos
esfuerzos de años su verdadero ‘yo’ abandona la lucha y cede ante su imagen,
como última esperanza de conseguir sus
fines.
En el modo tener, las relaciones entre los individuos están dominadas por la
competición, y la angustia. Si tener está en la base de su sentimiento de
identidad porque el individuo siente que es lo que tiene, el deseo de tener
conduce necesariamente al deseo de tener mas y mas.
Este trabajo, así tomado, llega a ser entonces una especie de droga, una
necesidad psíquica: la obligación de tener el placer de ganar (sic) para anular
el temor a perder.( Una vez le preguntaron a un deportista campeón del mundo
que era lo principal que le enseño el deporte y él contestó sabiamente: ‘me
enseñó a perder’).-
Cuáles son los efectos más visibles hoy: búsqueda de la perfección; la voluntad
de mostrar una fuerza inagotable; ideal de omnipotencia; interés en resolver
problemas complejos; dinamismo; activismo ardiente y permanente; esto es, la
transformación de toda la energía libidinosa del profesional solo en fuerza de
trabajo - que es donde ése empleado, existencialmente inseguro y temeroso,
se refugia anulando sus ámbitos afectivos- suplantando a su familia por su
trabajo ( que se transforma en su familia sustituta).-
BIBLIOGRAFÍA