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Empirismo lógico

corriente en la filosofía de la ciencia que


surgió durante el primer tercio del siglo XX

El empirismo lógico, también llamado


neopositivismo, positivismo lógico o
empirismo racional, es una corriente en la
filosofía de la ciencia que limita la validez
del método científico a lo empírico y
verificable. Esta limitación, conocida como
verificacionismo, prohíbe inducir una regla
general a partir de observaciones
particulares, lo cual eventualmente
despertó críticas sobre la incompatibilidad
de esta corriente con muchas ramas de la
ciencia fundamentadas en la inducción
para construir conocimiento válido. El
empirismo lógico o neopositivismo es
más estricto aún que el positivismo y su
defensa del método científico como única
forma válida de conocimiento.

El empirismo lógico surgió durante el


primer tercio del siglo XX alrededor del
grupo de científicos y filósofos que
formaron el célebre Círculo de Viena.

Empirismo lógico y
verificacionismo
Si bien los empiristas lógicos intentaron
ofrecer una visión de la ciencia que abarca
principalmente sus aspectos
gnoseológicos y metodológicos, tal vez su
tesis más conocida es el verificacionismo,
la cual sostiene que un enunciado es
cognitivamente significativo solo si posee
un método de verificación empírica
(empirismo) o es analítico (logicismo).
Solo los enunciados de la ciencia empírica
cumplen con el primer requisito, y solo los
enunciados de la lógica y las matemáticas
cumplen con el segundo. Los enunciados
típicamente filosóficos o teológicos no
cumplen con ninguno de los dos
requisitos, así que la filosofía, como tal,
debe pasar de ser un supuesto cuerpo de
proposiciones a un método de análisis
lógico de los enunciados de la ciencia.

Con el progreso de la ciencia, se comenzó


el estudio de campos que están más allá
de la experiencia, como puede ser la física
de altas energías o la física atómica. En
esta situación el criterio empirista de
verdad condujo a muchos problemas, lo
que llevó a diversas matizaciones del
mismo. El verificacionismo estricto acabó
siendo abandonado y sustituido por la
contrastación entre proposiciones y
observaciones, lo que permite una
confirmación gradualmente creciente de
las teorías.

La afirmación introducida por el


empirismo de que hay datos puros (sin
ningún tipo de interpretación ni
elaboración) y la positivista de que la
ciencia debe utilizar un lenguaje
observacional exento de teoría son
especialmente criticadas por los
principales filósofos de la ciencia desde
hace décadas y, en la actualidad, el
neopositivismo estricto ya no se considera
viable. Sin embargo, en su época ejerció
un dominio absoluto en la filosofía de la
ciencia. Su influencia ha sido capital y es
rastreable en muchos filósofos de la
actualidad. Las posiciones de los
empiristas lógicos respecto de algunos
temas claves de la filosofía de la ciencia
(el origen del sentido de los enunciados, la
puesta a prueba de las teorías, el concepto
de explicación científica y la unidad de la
ciencia, entre otros) se conocen con el
nombre colectivo de «concepción
heredada» (received view).

El empirismo y el logicismo son las dos


principales fuentes de los orígenes de la
filosofía analítica, y el empirismo lógico
fue uno de los primeros movimientos
fuertes dentro de la filosofía analítica.
Dentro de ella también tiene un lugar
especial el estudio de la lógica y el
lenguaje.

Círculo de Viena
Se suele considerar que la filosofía de la
ciencia alcanza su edad adulta en los años
1920 con la aparición del Círculo de Viena,
en el que se encuadró un nutrido grupo de
filósofos como Rudolf Carnap (1891-
1970), Otto Neurath (1881-1945), Hans
Hahn (1879-1934), Kurt Gödel (1906-
1978), Willard V. Quine (1908-2000). A
imitación del de Viena, Hans Reichenbach
(1891-1953) fundó el Grupo o Círculo de
Berlín.

El grupo original constituyó el Círculo fue


un grupo de científicos y filósofos iniciado
en 1924 por Moritz Schlick;
posteriormente, Rudolf Carnap sería el
continuador y líder.[cita requerida] La mayoría
de los componentes del Círculo de Viena
emigraron a otros países a partir de 1933,
a raíz de la llegada al poder del nazismo.

Como antecedentes, en el Manifiesto del


Círculo de Viena se mencionaban
personalidades como Locke y Hume,
mientras otros como Karl Marx (por su
tratamiento científico de la historia),
Leibniz (por sus matemáticas y su lógica)
también se consideraban precursores,
pero sin contar con su metafísica. El
positivismo del siglo XIX también es
considerado una influencia, aunque con
matices. Hay que recordar que, para los
positivistas del siglo XIX, «solo lo dado es
real».[cita requerida] Para los empiristas
lógicos, esta proposición simplemente
carece de sentido.[cita requerida]

Otras influencias poderosas fueron la


metodología empírica desarrollada
durante y después de la mitad del siglo
XIX, así como la lógica simbólica. Entre
los desarrolladores de la primera, están
hombres de ciencia como Helmholtz,
Ernst Mach, Henri Poincaré, Pierre Duhem
y Boltzmann. Entre los desarrolladores de
la segunda están, entre otros, Frege,
Russell, Whitehead Giuseppe Peano y
Tarski .

En el Círculo de Viena se encontraban,


entre otros: Rudolf Carnap (mayo 18, 1891
- septiembre 14, 1970), quien proclamaba
la superación de la metafísica mediante el
análisis lógico del lenguaje (véase La
superación de la metafísica mediante el
análisis lógico del lenguaje); Kurt Gödel (28
de abril de 1906 - 14 de enero de 1978)
que nunca llegó a compartir las tesis
positivistas del Círculo, como finalmente
demostraría al formular su famoso
teorema de incompletitud, incompatible
con ciertas tesis de la filosofía de las
matemáticas sostenidas por algunos de
ellos; David Hilbert (23 de enero de 1862 -
14 de febrero de 1943) el famoso redactor
de Los problemas futuros de la
Matemática; y otros como Herbert Feigl,
Philipp Frank, Hans Hahn, Carl Gustav
Hempel, Karl Menger, Richard Von Mises,
Otto Neurath, Hans Reichenbach, Moritz
Schlick y Friedrich Waismann. En
Inglaterra, Sir Alfred Jules Ayer (octubre
29, 1910 - junio 27, 1989) fue el más
importante representante de esta
corriente (véase Lenguaje, verdad y lógica)

El Dr. Craidoff propuso un modelo de


ciencia en el que ésta procede mediante
generalizaciones (inducción) a partir de
los datos. La idea central del Dr. Craidoff
es que la ciencia debe utilizar las teorías
como instrumentos para predecir
fenómenos observables y debe renunciar
a buscar explicaciones. La búsqueda de
explicaciones es función de la metafísica,
disciplina que, según el criterio de
verificabilidad del positivismo, sería
carente de significado. Así, el
neopositivismo presenta una visión
instrumentalista de la ciencia.

A priori, a posteriori,
analítico y sintético
En la Crítica de la razón pura, Immanuel
Kant propuso que los enunciados son de
dos clases: analíticos y sintéticos. La
diferencia entre estos dos enunciados
estriba en la forma como se les predica
verdad: para los analíticos, sólo en función
del significado de sus términos; para los
sintéticos, en función de cómo es el
mundo. Los analíticos, entonces, no nos
dicen nada sobre el mundo: son puras
tautologías. Los sintéticos sí hablan sobre
el mundo. Ejemplos de enunciados
analíticos: «Todos los solteros son no
casados»; «el color negro es oscuro».
Ejemplos de enunciados sintéticos: «hay
un automóvil allá afuera» o «llueve».

Ahora bien, también hay una diferencia


entre cómo se conocen los enunciados:
algunos son cognoscibles a priori y otros a
posteriori. Los a priori son cognoscibles
por un puro ejercicio de la razón, sin
necesidad de recurrir al mundo. Los a
posteriori necesitan, para ser conocidos,
que el sujeto recurra al mundo.
Lo a priori es necesario (no puede no
suceder) y lo a posteriori es contingente
(puede no suceder).

Kant había dicho que existen algunos


enunciados sintéticos a priori, esto es,
algunos enunciados que nos dicen cosas
sobre el mundo y que pueden ser
conocidos sin recurrir a la observación
empírica; y que, como son a priori,
entonces son necesarios. Para Kant, un
sintético a priori serían las matemáticas, o
la metafísica de las costumbres.

Los empiristas lógicos aceptan las


distinciones de Kant, pero niegan que
pueda haber un sintético a priori: si lo hay,
entonces hay enunciados que hablan
sobre el mundo pero que no necesitan de
verificación empírica. Pero los empiristas
quieren alejarse de este camino. La
sección siguiente explicará por qué.

El sentido de una
proposición, las
pseudoproposiciones y los
pseudoproblemas
¿Cómo sabemos que un enunciado como
"Hoy está lloviendo" es verdadero? Oímos
la lluvia,o vemos el agua caer y olemos la
tierra mojada: así sabemos que hoy, de
hecho, está lloviendo. Entonces el
enunciado "Hoy está lloviendo" tiene
sentido, porque podemos saber si es
verdadero o es falso. Ahora, ¿Cómo
sabemos que un enunciado como "El Ser
es inmóvil" es verdadero? Obviamente
nunca hemos visto tal cosa como "el Ser",
y tampoco lo hemos visto moverse,
permanecer quieto, o sonreír. ¿Entonces
cómo sabemos si ese enunciado es
verdadero? Los metafísicos hubieran
respondido: por supuesto no a través de la
evidencia empírica, pues esa clase de
evidencia no nos ha llevado a hablar del
Ser. Son enunciados que son demostrados
por la pura razón, a priori. Pero recuérdese
que los empiristas lógicos han negado
que podamos hablar del mundo -
enunciados sintéticos- sin experiencia de
él -a priori-.

Los empiristas lógicos dicen: solo


podemos hablar de cómo es el mundo si
tenemos experiencia sensorial de él. Si
hablamos del mundo, es porque lo
percibimos mediante los sentidos. ¿Hay
alguna otra manera de conocer el mundo,
además de los sentidos? Sí, mediante el
razonamiento lógico-deductivo, es decir, lo
a priori, como las matemáticas, la lógica y
los significados conceptuales.
El sentido de una proposición se
determina, creyeron el primer Wittgenstein,
Russell y los empiristas lógicos, por las
experiencias sensoriales que nos pueden
decir si esa proposición es verdadera o
falsa. Si no hay experiencias sensoriales
que nos puedan decir si "El Ser es inmóvil"
es verdadero o falso, entonces "El Ser es
inmóvil" carece de sentido.

Se puede aducir que 'el Ser es inmóvil' es


un enunciado completamente bien
estructurado, gramaticalmente hablando;
pero los empiristas lógicos establecen que
solo se pueden calificar como
proposiciones aquellas que son producto
de la lógica, de la matemática o que
pueden ser empíricamente comprobadas -
o, para Popper, susceptibles a la falsación.
Toda otra oración es una
pseudoproposición.

Enunciados como "el Ser es inmóvil" o "la


Nada nadea" parecen estar bien
estructurados en una forma sujeto-
predicado: "el Ser" y "la Nada" serían los
sujetos de las dos frases; "es inmóvil" y
"nadea" sus respectivos predicados. Sin
embargo, 'Ser' y 'Nada' no son sujetos: uno
es un verbo y el otro es un cuantificador.
Cometemos la falacia de reificación al
creer que son sujetos. En otras
pseudoproposiciones tales como 'Dios
posee infinitos atributos' o 'Tengo libre
voluntad', el problema es que no hay
manera de comprobar esto
empíricamente: nadie puede ver a Dios y
reconocerlo en sus infinitos atributos.

Los problemas de la metafísica, entonces,


dicen los empiristas lógicos, son
pseudoproblemas: no pueden resolverse,
sino que deben disolverse mediante un
análisis del lenguaje, con ayuda de la
lógica. Tal análisis nos probará que no nos
referíamos a cuestiones de hecho, sino
que estábamos usando mal el lenguaje.
Este mal uso es denominado por Carnap
"lenguaje de pseudo-objeto", porque
parece referirse a objetos o hechos en el
mundo, pero no es así. El "lenguaje-objeto"
real es el lenguaje de las ciencias, como
proposiciones como "La Luna es redonda"
o "El agua es H2O", que sí se refieren al
mundo.

Por esto mismo, la metafísica sería


borrada del mapa simplemente analizando
y encontrando los errores que yacían en
ella. Algo muy parecido sucedería con la
ética y la estética. La ética se iría de la
filosofía porque enunciados como "odiar
es malo" no son en realidad enunciados
declarativos -no hablan de cuestiones de
hecho-, sino imperativos: dicen algo que
debe hacerse. Sin embargo, estos
imperativos cometen la falacia naturalista
al derivar lo que debe ser el caso, de lo que
de hecho es el caso. Por esto la ética se
movería de la filosofía al campo de la
psicología, que nos diría porqué de hecho
creemos que ciertas cosas son buenas y
otras malas. Lo mismo, con las
apropiadas sustituciones, sucedería con la
estética. Los elementos metafísicos de las
dos materias serían, por supuesto,
eliminados.

Reduccionismo, enunciados
protocolares, fundamentos
del conocimiento y
del conocimiento y
epistemología
Entonces: el sentido de una proposición se
determina empíricamente. Si esto es así,
entonces para toda proposición con
sentido en el lenguaje-físico (como "La
Luna es redonda"), hay una proposición en
el lenguaje-sensorial que le corresponde.
(Una proposición en lenguaje sensorial es
la que reporta inmediatamente los datos
recibidos por los cinco sentidos humanos,
agregándole cuantificadores, conectivas y
coordenadas espaciotemporales para
hacerla significativa: "Hay un rojo blando y
ácido aquí, en este momento"; o: "a las 7
de la mañana del jueves, vi un redondo
blanco en tal y tal lugar").

Es decir, la oración "La Luna es redonda"


puede reducirse a enunciados como "Hay
un objeto blanco y redondo en este
momento tal que lo llamamos Luna".
Carnap y algunos otros, como Schlick,
creían que estos enunciados eran el
fundamento de nuestro conocimiento.
Ellos llamaron a estos enunciados en el
lenguaje-sensorial enunciados
protocolares. Esto es, que para saber si
estábamos justificados para decir que
sabemos tal o cual proposición, debemos
apelar a estos enunciados (recordemos
que el sentido de una proposición son sus
condiciones de verificación empírica).

Para otro miembro del Círculo de Viena,


Otto Neurath, el fundamento del
conocimiento no son estas proposiciones,
y de hecho el conocimiento no tiene
fundamento: el conocimiento se da solo
entre sistemas coherentes de
proposiciones, y la justificación no es
asimétrica (esto es, no hay más
justificación en una proposición que en
otra), sino que se otorga mutuamente
entre proposiciones. Moritz Schlick
debatió con él y, de hecho, este mismo
debate duraría -aun cuando el empirismo
lógico ya había sido rechazado- en el
centro de la epistemología por casi todo el
siglo XX: el debate
fundacionalismo/coherentismo.

A priori
Hay 2 maneras en que una proposición
puede tener sentido: hablando acerca del
mundo y por tanto teniendo condiciones
de verificación empírica bien
determinadas, o no hablando acerca del
mundo. Hemos visto que los enunciados
acerca del mundo -sintéticos-, para los
empiristas lógicos, solo podían ser a
posteriori, es decir, solo comprobables
empíricamente. Pero también hay otra
manera de conocer algo: a priori.

Sé que 2×2 es 4, siempre, y no tengo -


aunque puedo hacerlo, claro- que contar
con mis dedos o encerrarme en el
laboratorio para saberlo: lo sé solamente
calculando. De la misma manera, sé que
ningún soltero está casado, y sin
necesidad de recurrir a un experimento.
También sé que, por modus ponens, puedo
deducir la proposición 'y' dadas dos
premisas: si 'x', entonces 'y', y es el caso
que 'x'. Para esto tampoco necesito
ninguna experimentación, no necesito
recurrir al mundo. Conozco esto de
manera a priori, sin experiencia. Pero,
como lo conozco sin necesidad de
experiencia, entonces ni el modus ponens,
ni la multiplicación de 2 por 2, ni la soltería
de los no casados me dicen algo sobre el
mundo. ¿Cómo iban a hacerlo, si puedo
conocerlos sin experiencias empíricas? Y
como no me dicen nada sobre el mundo,
entonces son proposiciones analíticas,
que son verdaderas solo en virtud del
significado, y de las reglas estipuladas.
"Todo soltero es no casado" es verdadero
porque ser soltero significa no estar
casado. 2×2=4 es verdadero por los usos
estipulados que les damos a los signos '×'
e ' = ', además de las reglas que seguimos
al darles ese uso, y los significados que
les damos a los signos 2 y 4. [(P-->Q)&P]--
>Q es verdadero también porque así
funciona nuestro lenguaje, y porque así
hemos dicho que funcionan los signos & y
--> y las metavariables P y Q.

Por esto, todas las verdades a priori son,


para los empiristas lógicos, analíticas. Y
como son a priori deben ser necesarias.
Recordemos que las proposiciones
sintéticas son aquellas cuyo valor de
verdad depende de los hechos en el
mundo. Y por esto son contingentes:
pueden o podrían no haber sucedido o no
suceder. Yo podría no estar redactando
este artículo (pues podría estar
estudiando para el examen), tú podrías no
estar leyendo esto, hoy puede llover,
Sócrates podría no haber nacido, es
posible que mañana muera el presidente
de la nación.

Ahora, hemos dicho que los analíticos son


verdaderos no en función del mundo, sino
en función del significado y las reglas. '2–
1=1' siempre va a ser verdadero, claro,
siempre que haya tales significados y
reglas. Pero si, en otro lenguaje, 'chango'
fuera lo que nosotros entendemos por '2';
'perro' lo que nosotros por '1'; 'corre' por '-';
y 'tira de materias' por ='; entonces 'chango
corre perro tira de materias perro' seguiría
siendo verdadero, puesto que no han
variado las reglas de la 'operación' sino un
cambio (renombramiento) en las variables
involucradas.

Esto nos dice por qué todos los


enunciados que son analíticos son a
priori, y también necesariamente
verdaderos. Cuando a una proposición o
conjunto de proposiciones se les hace una
tabla de verdad, y resulta que tal
proposición es verdadera en todos los
casos, decimos que esa proposición es
tautológica. Esto sucede con las
proposiciones analíticas, y justo por eso
decimos que son necesarias.

Para los positivistas lógicos, entonces


(siguiendo al primer Wittgenstein), todos
los enunciados analíticos son tautologías,
es decir, que son siempre verdaderas. (Los
enunciados que son siempre falsos se
llaman autocontradictorios)

Unificación de la ciencia
Recordemos que un enunciado en el
lenguaje físico puede reducirse a otro en el
lenguaje sensorial: "ahí hay una mesa"
puede reducirse a algo así como "en tal
lugar y en tal momento, percibo color café,
forma rectangular...", etcétera. Y estos
enunciados serían la base de nuestro
conocimiento.

Siendo esto así, entonces el proyecto


empirista parecía posible: reducir toda la
ciencia natural a enunciados protocolares.
Carnap introduce -poco después y frente a
los problemas que esto implicaba-
además de experiencia sensorial, lógica y
teoría de conjuntos.

Russel y Whitehead ya habían iniciado la


tarea de la reducción de la matemática a
la lógica. Si podíamos hacer esta
reducción, los grandes teoremas y las
enormes demostraciones resultarían más
claras, pues conoceríamos los
fundamentos. De igual manera, las teorías
en las ciencias naturales serían más
claras y más seguras conociendo en qué
estaban fundadas: en qué enunciados
protocolares.

Y como toda iba a ser reducido a


enunciados protocolares, entonces la
ciencia natural sería vista como un
extenso conjunto de tales enunciados.

Inducción y falsabilidad
Un enorme problema que Hume heredó es,
básicamente, cómo justificamos la
inducción (es decir, dicho vagamente,
pasar de lo particular a lo general). Hume
se dio cuenta de que no es válido pasar de
lo que de hecho es y ha sido el caso, a lo
que será o debe ser el caso, sin ninguna
justificación para ello.

Este problema pone en cuestión toda la


ciencia natural, que se basa en
razonamientos inductivos. Así, algunos
miembros del Círculo de Viena (entre ellos
Carnap y Reichenbach) trataron de buscar
una solución. Claro que no hubo una
definitiva.
Karl Popper es un personaje muy
relacionado con el Círculo de Viena, pero
que nunca se confirmó positivista. Sin
embargo, su filosofía estuvo muy cercana
a la del Círculo. Su respuesta al problema
de la inducción es que la ciencia no
avanza confirmando teorías
observacionalmente, sino demostrando
que no contradicen la experiencia. Esto es,
a grandes rasgos, el falsacionismo.

Popper critica severamente el


inductivismo y lo desbanca de la filosofía
de la ciencia moderna mediante la lógica y
las tesis del falibilismo. Es más,
demuestra que el justificacionismo
científico es incorrecto debido a que los
enunciados observables (empíricos) no
pueden ser probados, sino que
simplemente pueden ser aceptados o
rechazados por convención atendiendo a
las teorías experimentales, instrumentos y
criterios racionales comúnmente
aceptados en el momento.

Según el falsacionismo, una teoría solo


será científica si junto a ella se declara
qué hecho o conjunto de hechos podrían
refutarla. Esto se conoce como el criterio
de demarcación. Las hipótesis o teorías
que no sean falsables de esta forma serán
pseudocientíficas, mientras que las
falsables serán científicas y podrán ser
refutadas o corroboradas conforme se
realicen experimentos, los cuales irán
dirigidos a conseguir su refutación. Por
otra parte, una teoría científica se
rechazaría si es refutada, lo cual se
consigue a través de un experimento que
la contradiga. A este experimento se le
suele llamar experimento crucial.

Filosofía y análisis lógico


Ya Wittgenstein, en el Tractatus logico-
philosophicus,[1] había dicho que la única
manera que quedaba de hacer filosofía,
después de eliminar la metafísica, era el
análisis.

Toda filosofía es “critica


lingüística”. (En todo
caso, no en el sentido de
Fritz Mauthner.) Mérito
de Russell es haber
mostrado que la forma
aparente de la
proposición no tiene por
qué ser su forma real.
La proposición es una
figura de la realidad.[2]

Ésta es la propuesta del empirismo lógico:


sin metafísica, psicología o ramas
normativas, lo que queda es el análisis
lógico. La filosofía sería el análisis de las
proposiciones de la ciencia, que serían
purificadas de todo sinsentido y toda
metafísica, y fundamentadas en la teoría
del conocimiento (epistemología).

Críticas al positivismo lógico


Ludwig Wittgenstein en sus
Investigaciones filosóficas,[3] Popper en La
lógica de la investigación científica, Quine
en Desde un punto de vista lógico y otros,
hicieron críticas a los postulados
fundamentales del empirismo lógico. De
hecho, nunca hubo un acuerdo unánime
dentro del Círculo de Viena. [cita requerida]

Hempel (en "Problemas y cambios en el


criterio empirista del significado") hizo
críticas al verificacionismo de Ayer.

Popper criticó la idea de la inducción


partiendo de la aplicación de la lógica
formal. Según Popper, es inválido extraer
enunciados generales a partir de
enunciados particulares; es decir, es
erróneo en términos lógicos, concluir del
enunciado: algunos X se comportan de
manera Z, el enunciado: todos los X se
comportan de manera Z. Además, critica
el verificacionismo, ya que en una teoría
debe ser posible verificar todos los
postulados para decir que es verdadera, lo
cual es imposible. Más bien, se debería
concluir que la teoría es falsa si una de
sus predicciones es falsa (Falsacionismo
de Popper).

Entre otros importantes críticos del


positivismo lógico están Imre Lakatos ,
quien desarrolló el Falsacionismo
sofisticado en los programas de
investigación, Thomas S. Kuhn con su
visión relativista, histórica y sociológica de
la ciencia, con el principal aporte del
término Paradigma y las Revoluciones
científicas y Paul Feyerabend quien
plantea que no existen criterios únicos de
juicio y que promueve el Anarquismo
Metodológico como una visión de ciencia
más abierta y fructífera. Además, hace
una apuesta por otros tipos de
conocimiento, fuera del conocimiento
científico, como es el conocimiento del
psicoanálisis o de la brujería[cita requerida].

Entre los críticos de origen


hispanoamericanos del empirismo lógico
destaca por la originalidad y envergadura
de su propuesta alternativa el argentino
Mario Bunge, quien a pesar de preconizar
la potencia del análisis filosófico formal,
se distancia del empirismo lógico por su
defensa de una ontología materialista y
por su realismo integral.

El empirismo lógico como no


cognitivamente significativo según …

sus propios criterios

Ha sido señalado por pensadores como,


por ejemplo, el físico David Deutsch,[4] que
el empirismo lógico encierra un conflicto
inmediato con sus propios términos. Esto
es debido a que la frase que define el
positivismo lógico es la siguiente: "un
enunciado es cognitivamente significativo
solo si, o posee un método de verificación
empírica o es analítico". Ahora bien, este
enunciado encerrado entre comillas no
sería según el propio criterio contenido en
él un enunciado cognitivamente
significativo, dado que ni puede ser
verificado empíricamente (pues no se
presta a comprobación experimental), ni
es analítico (puesto que no se trata de un
enunciado propio del razonamiento
matemático).

Sin embargo es posible percibir si un


enunciado tiene sentido. ¿Puedes saber
cuál de los 3 enunciados tiene sentido?
1. "Abracadabra es una segunda
intención".
2. "La bicicleta está a la izquierda del
auto".
3. "Un extraterrestre inmaterial vive en
un exoplaneta inmaterial".

Al ser verificable o falsable la segunda


frase, notamos que tiene sentido.

Positivismo, filosofía analítica


y metafísica
La filosofía del positivismo lógico fue
quizá una de las más influyentes durante
la primera mitad del siglo XX, junto a la
metafísica continental alemana y
francesa. Aunque el positivismo lógico fue
rechazado en sus mismos términos, su
influencia perduró en lo que se conoce
como filosofía analítica.

Sin embargo, creer que la filosofía


analítica contemporánea es positivista, es
un craso error.

Posteriormente se vio la necesidad de


formular teorías metafísicas/ontológicas y
éticas, pero, para evitar sinsentidos, ahora
escudadas con la poderosa arma de la
lógica.

Aún hoy sobrevive la ruptura entre filosofía


analítica y filosofía continental (herederos
de Hegel, Heidegger, etc), y no se ve una
manera de resolverla.

Personalidades
Kazimierz Hans Hahn Karl
Ajdukiewicz Carl Gustav Raimund
Alfred Hempel Popper
Jules Ayer Tadeusz Hans
Richard Kotarbinski Reichenbach
Bevan Thomas Moritz
Braithwaite Kuhn Schlick
Rudolf Stanislaw Alfred Tarski
Carnap Lesniewski Kazimierz
Herbert Jan Twardowski
Feigl Łukasiewicz Friedrich
Philipp Ernest Waismann
Frank Nagel Ludwig
Kurt Gödel Otto Wittgenstein
Neurath
Kurt Zaki Naguib
Grelling Mahmoud

Referencias
1. Ludwig Wittgenstein: Tratado lógico-
filosófico. Logisch-philosophische
Abhandlung, edición crítica de TS 204,
introducción y traducción de Jesús
Padilla Gálvez, Tirant lo Blanch,
Valencia, 2016.
2. Ludwig Wittgenstein (1921): Tractatus
logico-philosophicus. Alianza Editorial,
Madrid 2009 p. 66. Proposiciones:
4.0031 y 4.01 ISBN 978-84-206-5570-3
3. Ludwig Wittgenstein,Investigaciones
filosóficas, introducción y notas
críticas de Jesús Padilla Gálvez,
Madrid, Editorial Trotta, 2017
4. Deutsch, David, La Estructura de la
Realidad. Barcelona, Editorial
Anagrama, 1999, p. 18.

Bibliografía
Ayer, Alfred Jules. Lenguaje, verdad y
lógica.
Ayer, Alfred Jules. Positivismo lógico.
Carnap, Rudolf. La estructura lógica del
mundo.
Carnap, Rudolf. Filosofía y sintaxis
lógica.
Carnap, Rudolf. Pseudoproposiciones en
filosofía.
Neurath, Otto. Unified science.
Quine, Willard van Orman. Desde un
punto de vista lógico.
Ludwig Wittgenstein, Tratado lógico-
filosófico. Logisch-philosophische
Abhandlung, edición crítica de TS 204,
introducción y traducción de Jesús
Padilla Gálvez, Tirant lo Blanch,
Valencia, 2016, 250 p. (ISBN 978-84-
16349-91-3)
Ludwig Wittgenstein (2017).
Investigaciones filosóficas . Traducción,
introducción y notas críticas de Jesús
Padilla Gálvez. Madrid: Editorial Trotta.
ISBN 978-84-9879-674-2.
La concepción científica del mundo - El
Círculo de Viena ; La concepción
científica del mundo: el Círculo de Viena
- El manifiesto del Círculo de Viena.
Ludwig Wittgenstein, Dictado para
Schlick - Diktat für Schlick. Traducción
del original alemán e inglés al español,
introducción y notas de Jesús Padilla
Gálvez y Margit Gaffal. Ápeiron

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