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De madres y padres para toda la familia

Contenido:
1. Cuento Ilustrado: Técnicas mixtas artesanales por
Valentina Molina Vieira pag 3 - 21
2. Compartamos experiencias: “Vorágine de amor” por
Camila Fernanda Riquelme. pag 22 - 30
3. Material de apoyo para trabajar desde el papel
maché y trabajar “los miedos”. pag 31 - 35
"Pollito no quiere salir de su casa"
Autora ilustradora: Valentina Molina
“Vorágine de amor”
Por: Camila Fernanda Riquelme.
Vorágine de amor

Pareciera ser que entendemos muchas veces el nacimiento de


un hijo solo con el hecho de la separación fisiológica que
ocurre en el parto. Esto sucede quizá por la rapidez de nues-
tra vida y la emergencia de vivir cada día, llenos de afanes y
quehaceres que no contemplan lo significativo de este des-
prendimiento con un ser que hasta ese momento formaba
parte de ti en todos los planos y sentidos posibles

Pues para este “pollito” esto si es un gran acontecer dentro del


comienzo de su vida. Es la ruptura de su cotidianidad llena de
placeres, en esa pequeña zona de confort, ese segundo cora-
zón que lo alberga tan placida y amorosamente, anidando sus
días y sus necesidades. Al traspasar este umbral o canal de
amor, él “pollito-bebe” tiene que poner en marcha sus meca-
nismos de supervivencias, como los cambios de temperatura,
la digestión, la respiración , las variaciones de luz y su primer
contacto con el mundo aéreo, entre otros . Mejor dicho todos
los elementos que antes el hermoso cuerpo de su madre era
capaz de suplir en ese pequeño mundo acuático.
Cuando esta separación sucede se evidencia claramente la
existencia de dos cuerpos, con funcionamientos y formas di-
versas a lo experimentado anteriormente. Pero si elevamos
nuestro sentir podemos ver que ese pequeño ser no es solo un
cuerpo material, sino que un cuerpo sutil y espiritual. Es en
estos cuerpos en donde aún el pequeño bebe y la madre
siguen conectados desde lo más profundo de su sentir y de
sus almas, sumergidos completamente en su entorno emocio-
nal que los rodea. Según expertos en el área, se afirma que al
no estar desarrollado el intelecto del recién nacido, este tiene
una sensibilidad que es capaz de conservar sus capacidades
intuitivas, telepáticas y sutiles. Que obviamente están ligadas a
las sensaciones y percepciones de la madre. Estando él bebe
muy susceptible a esta emocionalidad que lo conecta con ella,
este periodo se vuelve voraginoso para los padres, sobre todo
para mamá que es capaz de renacer a partir del momento de
parto en el que se reencuentra con el origen de la vida, con su
energía sexual, y porque no mencionarlo también con su
propia sombra.
Sombra que anida muchos temores e inseguridades al entorno
de nuestros “pollitos”. Quienes comienzan a reconocer sus
primeras experiencias displacenteras, formando así etapas y
momentos que pueden marcar su desarrollo a lo largo de su
vida.

Este huevito representado en él cuento es un claro ejemplo de


cómo los pequeños comienzan a formar su pequeño mundo a
través de los ojos de sus padres o de sus cuidadores. Dicho
de otro modo lo que los padres sienten, les preocupa, recha-
zan, o recuerdan, el niño en muchas ocasiones lo vive y siente
como propio. No debemos olvidar que somos los que funda-
mos y constituimos la vida de nuestros “pollitos”, que son ver-
daderas esponjitas capaces de absorber un mundo de triste-
zas, conflictos o dolores no trabajados, por nosotros mismos.
Por tanto el proceso de maternar o criar viene a ser un mo-
mento de muchos enfrentamientos consigo mismo, dar cuenta
de que nos hace sufrir, de lo que no hemos trabajado del todo
en nuestras vidas. Es vital sanar nuestro niño interno que sufre
o reciente procesos de los cuales no fuimos bien atendidos o
resguardados en una posible infancia falta de recursos
psicológicos, parentales o emocionales. Nuestra sombra
puede también traer muchos eventos reveladores en nuestra
crianza, en donde podemos llegar decidir sanar a través de
nuestra propia experiencia como madres o padres de nuestros
hijos. Romper las lealtades familiares y crear nuevos patrones
de vida y crianza, despojándonos de miedos pasados, en
nuestra historia familiar.

Los niños en su desarrollo psicológico comprendido entre los


seis y dieciocho meses de edad, se encuentran por primera
vez capacitados para percibirse o más bien, están capacitados
para percibir su imago, proceso psicológico por el cual el niño
se asimila, tomando propiedades o atributos de otro objetos
representativos. Transformándolos total o parcialmente sobre el
modelo de sí mismos. Generando por consiguiente la persona-
lidad que se constituye mediante una serie de identificaciones.
Formando el YO como instancia psíquica.
Es muy importante nuestra función como padres dentro de
este proceso que finalmente se transforma en una fase que
marca un antes y un después en el desarrollo de los seres hu-
manos dando comienzo a un hito fundacional del YO y del
SUJETO. Muchas veces es difícil comprender el momento
transicional que transitan los pequeños cuando pasan se ser
objetos, a sujetos dentro de su entorno, y de nuestras vidas.
Cumplimos un rol indispensable, teniendo en cuenta que
somos los encargados de proporcionar los cimientos de su
personalidad, autoestima, regulación y desarrollo integro entre
otros.. Debemos tener claro que cada “pollito” es un ser único
y que por tanto su crecimiento, o su modo de relacionarse con
el entorno también lo será. Si bien el orden de su evolución es
el mismo cada uno llevara su propio ritmo. “Su propio afán de
salir del huevo”.

Debemos ser capaces de construir un “huevo” seguro para


ellos, proporcionarles la confianza para los grandes cambios
que constantemente están enfrentando. Cambios desde los
físico, lo emocional, lo intelectual, lo social…. No olvides que
muchas veces ese huevito puede simbolizar muchos procesos
del niño, sus miedos, sus tristezas, el desapego, el cambio de
piel, de cuerpo, de consciencia, de su conexión y relación con
el mundo.
Manos a la obra!

Como Papá Gallo y Mama gallina debemos considerar que


nuestros pollitos experimentaran nuevas emociones día a día,
sentirán miedos, miedos comunes y normales en ciertas
etapas de sus vidas. Lo importante es ver la intensidad de ellos
y su duración. Por lo general estos desaparecen espontánea-
mente tras alguna intervención de los padres.
Estos miedos pueden ser, perder un ser querido, la oscuridad,
dormir solos, seres extraños etc. Estos temores son comunes
en casi todos los niños. Y como antes mencionamos son
muchas veces otorgados por nuestra manera de expresarnos
o de protegerlos. Recurriendo al miedo como herramienta, de-
bemos cuidar nuestra forma de expresar y tratar de mostrarles
el mundo desde otra perspectiva.
Una forma muy eficaz de trabajar los miedo puede ser a través
de la expresión manual y verbal, en donde ellos re-significan
experiencias de temor, dolor o ansiedad, a través de una di-
námica.
Lo ideal es lograr calmar esta sintomatología desde la palabra,
es decir que les sucede y porque les sucede. Cuando un
pequeño es capaz de nombrar o decir su sentir, es más com-
prensible tanto para él, como para nosotros intervenir dentro
del conflicto que se nos presenta.

La actividad que proponemos con los huevos de papel mache,


es buenísima para la simbolización que el pollito le dará al peso
de su huevo en cuestión, por ejemplo si el tamaño del temor a
seres de la oscuridad es mayor, le ayudamos hacer un gran
huevo que sea capaz de contener esta ansiedad del niño, al
momento de llegar la noche.

Podemos crear una especie de historia mágica capaz de lograr


que ese molestoso ser de la oscuridad quiera entrar al huevo,
todas nuestras herramientas valen en este intento de apaci-
guar el miedo de nuestro pollito. No olvidemos que somos
esos seres de protección para ellos, seres capaces de comba-
tir estos seres extraños de la oscuridad, o cualquier miedo que
los aseche…
Papitos los miedos son muy comunes propios de una etapa
concreta de la vida, por tanto como son etapas que van va-
riando a medida que el niño evoluciona tanto desde lo cogniti-
vo, lo social y lo emocional. La importancia del trabajo con
ellos está en la contención que les demos a partir de este
temor, darle valor a las inquietudes que nos están contando.
Nuestro pollito debe sentir que es importante dentro de nues-
tro gran hogar. Recuerda que su constitución va cada día más
avanzada de lo que creemos. Ellos están en una constante
búsqueda de su propia identidad, pasando el primer septenio
de vida, ellos comienzan a construir su mundo interno, crean-
do imágenes internas y representaciones propias, se abren al
dialogo, tienen opiniones que muchas veces difieren de la de
sus padres, su YO ya coge mucha más fuerza. Este ya está
preparado para procesos psicológicos de más complejidad.
Procesos que sin duda el niño logra enfrentar por recursos ad-
quiridos previamente en el transcurso de sus primeros meses y
años de vida, dentro de su “huevohogar”

¡Aquí el niño ya está preparado para su “primera pubertad”


el primer septenio de vida!!!!!!

Por: Camila Fernanda Riqueleme


Mamá y psicóloga.
Actividad con papel maché
¡Los miedos a mis huevos!
¿Deseas trabajar el cuento de manera divertida a
través de las artes?
Cuando transversalizamos un cuento, aportamos a
identificar una situación que queremos trabajar con
nuestros pequeños. En este caso, podremos
disfrutar de una actividad muy divertida con
nuestros “pollitos”.
¿Conoces el papel maché?

Es una mezcla de colbón, papel y agua, que nos permite crear una masa
moldeable que al dejarla secar se endurece y conserva su forma.

¡Manos a la obra! Junto con tus hij@s hagan la mezcla.

Necesitaran:
• Papel de periódico o revistas (a discreción)
• Agua (para sumergir el papel)
• Cola blanca o colbón para manualidades. En este caso debe
guardar relación con la cantidad de agua. La proporción son dos partes
de cola blanca por una de agua.
1. Cortaremos el papel periódico en trozos lo más pequeños posible.
(Ideal para trabajar la motricidad fina, anímalos a rasgar el periódico
lo más pequeño que puedan)
2. Deja remojar el papel en agua durante al menos 4 horas.
3. Pasadas las 4 horas, escurre el papel periodico. Puedes usar un
colador y escurrir de a poco, o puedes usar una media, metes la
mezcla en la media y exprimes para sacar toda el agua.
4. Mezcla: El papel previamente escurrido, la cola blanca, y un poco de
agua. OJO, más colbón que agua.
¡Amasa amasa!
¡Ya tienen una masa para poder crear lo que deseen!, en este caso te sugerimos traba-
jar los miedos. Primero, jueguen un rato, sientan la textura, imaginen cantidad de cosas
que pueden hacer. Luego hagan varios tamaños de huevos, siempre haciendo uno más
grande que otro… Cuanto tengas las formas, saca lo de adentro a manera de que los
huevos queden vacíos en su interior y en cada uno de ellos trabajaremos los miedos. En
el huevo más pequeño, pondremos el miedo más pequeño, y así hasta poner el miedo más
grande en el huevo más grande.

Nuestra recomendación es que ellos identifiquen sus temores, que tu como madre o padre
valides la información basada en sus sentimientos y emociones. Impúlsalos a guardar allí
esos temores, y que cada vez que tengan miedo de ellos, los guarden en el huevo.
Cuando la mezcla esté seca, podrán pintarlos como sedeen, ponerles nombres, colores o
texturas diferenciadoras sobre cada temor.
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“Sueños Quimeros”
Y cuentanos que piensas de este contenido.
Además si deseas trabajar algo en especial,
estámos para escuchar!!

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