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4.1 Desarrollo Psicosocial en La Adultez Madura
4.1 Desarrollo Psicosocial en La Adultez Madura
La vida social de cada persona está marcada por ciclos que involucran momentos
de crisis, la edad adulta intermedia no es la excepción, si se considera que la
personalidad se encuentra sometida a turbulencia emocional.
La orientación psicoanalítica señala que los temas que inquietan al adulto son los
temores relacionados con el envejecimiento, especialmente las transformaciones
físicas, la disminución de la actividad sexual, los cambios fisiológicos como la
menopausia y la andropausia y frente a ellos la persona necesita construir nuevas
defensas.
Para muchos autores, una crisis del tipo que sea, presenta una dualidad, es decir,
al mismo tiempo peligro y oportunidad, crecer o estancarse. La incapacidad para
afrontar eficientemente una crisis, muchas veces se debe a que la persona utiliza
reiteradamente las mismas formas de solución, como si no se percatará de la
disfuncionalidad de ello.
En la edad adulta intermedia, las causas por las que puede ocurrir la crisis, se
pueden diferenciar claramente en los siguientes aspectos:
a. Emocionales: separación (pareja, hijos), pérdidas, muerte (diferentes tipos
de duelo).
b. Físicas: enfermedad, disminución en energía y vitalidad, menopausia.
c. Laborales: desempleo, jubilación, rotación, nuevo trabajo.
d. Sociales: presión, desestructuración, desadaptación.
Para Jung hasta la edad de 40 años tanto mujeres como hombres se han
concentran en las obligaciones ante sus familias y la sociedad, así como lograr las
metas planteadas.
Jung hace referencia a una dualidad interna en todo ser humano, mediante el
arquetipo de la contrasexualidad o animus-ánima, en donde el ánima es la
representación del simbolismo femenino en el inconsciente de los hombres e incluye
características propias del género, como la reproducción, la corporalidad, el
sentimentalismo, la pasividad, la intuición, la crianza, la empatía y el amor; en tanto
que el animus es la representación del simbolismo masculino en el inconsciente de
las mujeres, destacándose la iniciativa, la competencia, la actividad, la racionalidad,
el sentido crítico y el lógico.
En ese sentido, tanto hombres como mujeres tienen imaginarios femeninos o
masculinos que se expresan en las actividades laborales o en el cuidado de los
hijos.
Cuando los hijos crecen y tienen logros laborales y personales, sus vidas se
establecen llegando a ser independientes en lo económico y emocional con
respecto a sus progenitores; lo que permite que los padres posean más tiempo y
libertad para equilibrar sus personalidades, por lo que prestan más atención al
desarrollo interior.
Gracias a esta individuación, se da el surgimiento del verdadero yo, pues se han ido
integrando y afirmando rasgos de personalidad que antes se encontraban en
conflicto, como la aceptación de sí mismo.
El hombre se totaliza, integra, calma, se hace fértil y feliz cuando (y sólo entonces)
se completa el proceso de individuación, cuando el consciente y el inconsciente han
aprendido a vivir en paz y a complementarse recíprocamente.
Para Jung existen dos actitudes innatas: introversión (orientado al mundo interior) y
extroversión (orientado al mundo externo), en esta etapa de equilibrio, la persona
tiende hacia la segunda, sin dejar de preocuparse por sí misma y los suyos.
Jung expresó que para una persona joven, es casi un pecado, al menos un peligro,
preocuparse por ella misma, pero para la persona que está envejeciendo, es un
deber y una necesidad dedicar seria atención a sí misma.
Sin embargo, cierto grado de estancamiento puede ser útil, como contrapeso que
permitirá a la creatividad cierto reposo, pero en exceso puede conducir a la
autoindulgencia o incluso a la invalidez física o psicológica.
Robert Peck consideró que las etapas propuestas por Erikson eran muy globales, y
que en las dos últimas etapas no había puesto suficiente énfasis, por esa razón
realiza cuatro adaptaciones con respecto a la edad adulta intermedia, y en las
cuales existe una sabiduría aplicada a los nuevos sucesos de la vida, como los
cambios físicos, los duelos y pérdidas, las amistades, y la sabiduría.
Peck propone siete conflictos o problemas de la edad adulta, los primeros cuatro
son primordialmente importantes en la madurez, los tres restantes adquieren
relevancia en la vejez, aunque se empiecen a enfrentar desde la edad adulta, a
saber:
4. Flexibilidad mental versus rigidez mental: considerada como una apertura hacia
nuevas experiencias pero con base en el pasado cognitivo, pues se utiliza este
pasado como guía para resolver nuevas inquietudes. Cerrarse a los cambios o
pensar que ya no se tiene nada que aprender, significa rigidez.
En relación con las etapas de Erikson, existe una similitud en razón de que
establece dos polos, uno que implica crecimiento, y otro, detención; además, el polo
positivo significa que se ha superado la crisis. Una ampliación y contribución es que
incluye cambios físicos necesarios para la realización de las tareas de la edad
madura intermedia.
Son tres los motivos por los que deben iniciarse y mantenerse las interacciones
sociales en la madurez media:
1) Para la regulación directa de las emociones, lo cual no puede ocurrir con uno
mismo, se requiere de los otros -pareja, hijos, amigos-, para experienciar
emociones, dirigirlas y regularlas.
2) Para el desarrollo del autoconcepto, como ya se ha mencionado, por medio de
los amigos o familiares, una persona puede reflejarse y encontrar las conductas que
le disgusten y quiera modificar.
Las relaciones estrechas permanecen casi intactas con el paso del tiempo,
ayudando a sentirse bien, y evitando estados emocionales negativos en esta etapa
y en la siguiente.
Lacan (1938) sostiene que en la familia se dan una serie de procesos que afectan
el desarrollo del psiquismo desde que el ser humano es niño y hasta que se
convierte en adulto y reproduce una familia propia. La organización familiar también
resulta universal porque existe en todas las sociedades y en las distintas épocas
históricas.
Varían los tipos de familia pero no sus funciones básicas, a saber: la sexualidad, la
economía con producción de bienes para la satisfacción de las necesidades
básicas, la reproducción: con la procreación y la cultural: con la educación y la
socialización.
Vida familiar
Los roles sucesivos que asumen cada uno de los miembros de la familia son
importantes por la intensidad con que se viven, por la duración y por el tiempo que
cada integrante permanece en cada uno de ellos.
• Familia del preescolar: incluye de los tres a los seis años del hijo mayor y posibles
hermanos menores.
• Familia del adolescente: incluye de los trece a los diez y nueve años del hijo mayor
y posibles hermanos menores.
• Familia del joven: se extiende de los veinte años del hijo mayor hasta que se va
de la casa y posibles hermanos menores.
Relación de pareja
Elección de pareja
Está muy difundida la idea que con respecto a la elección de pareja, la persona
actúa por impulso romántico, pero la realidad muestra que esto no es plenamente
verídico, ya que existen distintos tamices. Entre los que cabe destacar los
siguientes:
• La homogamia. La persona tiende a buscar su pareja entre aquellos con los que
tiene afinidades o semejanzas, que posibiliten compartir aspectos culturales,
sociales, económicos, geográficos, étnicos, religiosos y físicos. Los grupos sociales
estarían indicando que entre los correspondientes a clase alta o media alta las
parejas son aún más homogéneas, ya que se forman prioritariamente entre
profesionales independientes, industriales, empresarios y profesores universitarios.
Matrimonio
La familia nuclear, formada por el padre, la madre y los hijos, constituye un arquetipo
de intimidad, que a la vez satisface necesidades de orden biológico e impone un
orden legítimo desde la perspectiva de la organización social.
La edad en que se concreta el matrimonio es un indicador significativo de su posible
éxito. Los matrimonios que se realizan entre personas muy jóvenes suelen verse
afectados por temas relacionados con los estudios o la formación laboral y también
por relaciones interpersonales dificultosas y que ninguno de los miembros puede
manejar por inmadurez.
Barry (1978) a partir de los estudios realizados a lo largo de varios años, sostiene
que aquellos factores que se relacionan con el esposo son los que ejercen mayor
influencia para el éxito del matrimonio. La relación positiva y cercana del esposo
con su propio padre; como así también que los padres de éste hayan tenido un
matrimonio feliz. Estos aportes de Barry quizá se deben a que las mujeres, en
general, están más dispuestas a un continuado y arduo trabajo por el éxito del
matrimonio, ya que esto significa, aún en la actualidad, una forma personal de triunfo
en un aspecto de la vida.
Los problemas que se plantean por falta de acuerdo mutuo frente a estos temas
producen crisis, que a veces, sirven como catalizadores para el crecimiento futuro
y en otras oportunidades sólo provocan discordia, en ningún caso se produce
aprendizaje y los vínculos no se fortifican.
La sexualidad en el matrimonio
Para Hunt (1974) es importante considerar que el sexo dentro del matrimonio ocupa
un lugar esencial. En la actualidad, el grado de preocupación por el disfrute en la
relación sexual se presenta equitativo ente los miembros de la pareja. Hoy las
parejas tienen relaciones sexuales más frecuentes que en décadas anteriores, la
variedad en la actividad sexual está más presente y las parejas asignan más
importancia al placer sexual. Estas situaciones se dan por los cambios producidos
en una elevada cantidad de factores psico-socio-culturales. Desde principios del
siglo XX ha ido surgiendo, en forma lenta y progresiva, una actitud más liberadora
de consejeros, clérigos y profesionales de la salud frente al incremento saludable y
placentero de las relaciones sexuales dentro del matrimonio. Las parejas disponen
de mayor información acerca del sexo.
Los movimientos de liberación femenina han contribuido para que muchas mujeres
reconozcan su sexualidad y la pongan en práctica.
La evolución sexual en el matrimonio es uno de los aspectos más importantes para
alcanzar el desarrollo mutuo. En la mayoría de las parejas el ajuste sexual es un
proceso dinámico que requiere modificaciones en las actitudes y en los
comportamientos previos que posibiliten una completa libertad sexual.
La llegada del hijo también repercute en la vida cotidiana de los padres por las
demandas de cambios, las que a veces resultan muy significativas. La presencia de
la paternidad y de la maternidad suele ser considerada corno un momento crucial
en la vida de la pareja. Momento crucial que conlleva conflictos y crisis, por ello, si
una pareja arrastra problemas importantes de convivencia, la llegada del hijo no
salva ni repara la relación, sino que por lo general la agudiza y acentúa (Cowan y
otros).
Las condiciones que han acompañado al nacimiento del hijo pueden facilitar o
dificultar la relación de pareja, por ejemplo, si el embarazo ha sido deseado la pareja
se ha preparado psicológicamente y ha analizado los pro y los contra, en cambio si
el embarazo no ha sido deseado enfrentará a la pareja con mayores dificultades.
A menudo las relaciones entre los padres y los hijos adolescentes son descritas
como difíciles, complejas y cargadas de tensión, ya sea por la búsqueda de
autonomía de los adolescentes, como por el deseo de control de los padres. Con
frecuencia se hace referencia a un estado de generation gap (vacío generacional).
La crisis de los padres con respecto a sus hijos adolescentes suele tener aspectos
positivos, porque posibilita que los padres se liberen de la relación que mantenían
con su hijo y puedan romper un lazo que en ciertos casos resulta alienante. Hay
casos en que los padres dependen afectivamente y en forma permanente de sus
hijos (Bideaud, Houde y Pedinelli, 1993).
La familia de hoy, es la institución, que cada vez con más frecuencia, soporta los
costos sociales del desempleo de los jóvenes. La red de parentesco familiar se ha
convertido en la mejor red de protección social (Gil Calvo, 1994).
Hoy hijos de las personas de edad avanzada se ven demandados de ofrecer a sus
padres sostén físico y afectivo. Los padres de edad avanzada prefieren mantener
con sus hijos relaciones independientes, prefieren vivir solos a vivir con los hijos. El
tema guarda directa relación con la situación social, cultural y económica de los
grupos de pertenencia.
Referencias bibliográficas
Mansilla A., M.E (2000) Etapas del Desarrollo Humano, Revista de Investigación en
Psicología, Vol. 3, No. 2, págs. 105-116, Lima.