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Introducción
Los adultos tardíos son capaces de aprender destrezas nuevas, siempre que se les
dé el tiempo necesario para hacerlo (ya que requieren mayor tiempo que un joven),
que se les estimule y tenga la paciencia suficiente para hacerlo.
2. Conocimientos procedimentales.
5. La persona sabia tiene una conciencia que en último término, por mucho que
sepa, siempre tiene incertidumbre, no puede hacer predicciones. Hay que asumir
que las decisiones son riesgos y tiene que saberse equivocar.
El deterioro de las facultades intelectuales puede ser algo previo a la muerte, ya que
antes de que esto ocurra, se puede presentar la caída terminal que ha sido
explicada como la disminución repentina y acusada de las destrezas intelectuales
unos pocos meses/años antes de la muerte.
La educación en la vejez
La educación como proceso integral, puede tener algunos vacíos ya que la escuela,
familia, sociedad e instituciones formadoras no pueden atenderlos de manera
eficiente, enfocándose la mayoría de la veces al aspecto cognitivo; la edad adulta
tardía es quizá la etapa de vida con la oportunidad para lograr ese equilibrio, para
aprender por placer y tal vez para prepararse para el retiro laboral total.
Es así que la transición que habrá de ocurrir entre el trabajo y el momento del retiro
puede significar un cambio trascendente en la vida del adulto mayor; como ya se ha
mencionado supone perder o reducir los ingresos e independencia económica, pero
es importante la pérdida de la identidad profesional, el status social, compañerismo
y estructura cotidiana del tiempo y actividades.
1) Temprana antes de los 65 años, debido a una mala salud, no querer trabajar más
o por despido.
La actitud con la cual la persona enfrenta el momento del retiro, ayudará a transcurrir
por la etapas de forma más fácil y tranquila, por ejemplo, una actitud positiva permite
visualizar y aprovechar las ventajas de estar libre de obligaciones laborales.
Aunque las actitudes hacia la jubilación son muy variadas, se pueden ubicar cinco:
rechazo, aceptación, liberación, oportunidad y ambivalencia.
De las actitudes positivas depende en gran medida que la salud física y emocional
no decaiga tras el retiro, que se disfrute esta nueva etapa y se aproveche mejor el
tiempo libre; que exista bienestar en general.
Todas las personas mayores son supervivientes, es un premio que no todos los
detractores jóvenes vivirán lo suficiente como para proclamarse a sí mismos, éste
es el único hecho que describe a una persona mayor.
La Inteligencia
Los estudios de Sternberg y Berg (1987) muestran resultados que permiten afirmar,
que cuando las personas envejecen, es más importante que se mantengan
eficientes en las actividades de la vida cotidiana que curiosas por el mundo o que
razonen sobre nuevos conceptos, aunque esto no se lo debe considerar excluido
del proceso de envejecimiento.
Schaie (1990) con sus estudios sostiene que resulta carente de fundamento la
afirmación de la existencia de un declive biológico e irreversible en las aptitudes
intelectuales a medida que avanza el proceso de envejecimiento normal. El declive
de la inteligencia suele estar asociado a los problemas de salud y al nivel
socioeconómico bajo. Ya sea por graves enfermedades cardiovasculares y por falta
de estimulación socio-ambiental. También es importante señalar la incidencia de los
rasgos de personalidad y variables que se relacionan con el estilo de vida.
• Estado de salud. Distintos estudios informan la incidencia que la salud tiene sobre
el proceso de envejecimiento intelectual. Estudios realizados en relación a
enfermedades cardio-vasculares y rendimiento intelectual arrojan resultados claros
• Factores estructurales. Un alto status laboral, un alto nivel de ingresos, un entorno
estimulante, un matrimonio estable inciden de forma positiva, mientras que la
jubilación puede resultar positiva y/o negativa según haya sido la tarea
desempeñada, rutinaria o no.
Las teorías del envejecimiento exitoso intentan describir los caminos que deben
seguir las personas mayores para cumplir con las exigencias de su edad y llegar a
un alto grado de satisfacción en su vida. La satisfacción vital se convierte así en
central (Baltes, 1990).
El concepto del envejecimiento normal se orienta por la norma típica, como puede
ser el envejecimiento sin enfermedades crónicas, que sería lo contrario del
envejecimiento patológico. El envejecimiento exitoso ocurre cuando las personas
sienten satisfacción por poder adaptarse a las situaciones cambiantes de su vida.
Esta definición se aplica también a la relación entre un cierto grado de salud objetiva
y la satisfacción subjetiva del adulto con la vida que lleva.
El motor de esa retirada puede ser la propia persona, pero también su entorno. La
retirada no necesita ser uniforme y paralela en todos los entornos. El posible
desequilibrio puede salvarse por un nuevo cambio en las relaciones y en el entorno.
Con frecuencia, la sociedad valora positivamente este proceso, considerándolo
como un hecho biológico natural, por ejemplo, cuando las personas mayores deben
ceder su puesto de trabajo a los jóvenes.
Baltes y Baltes (1989), siguiendo la línea conceptual del envejecimiento exitoso, han
conseguido un modelo propio del desarrollo de la edad adulta. Según estos autores,
se puede conseguir un nivel funcional estable, una autoimagen positiva y un estado
satisfactorio, por medio de tres procesos de adaptación fundamentales: la selección,
la optimización y la compensación.
La Senectud
Los senectos son los adultos de 65 a 74 años. Este término es sinónimo de vejez,
por tanto, significa ancianidad, sin embargo, el término senecto se confunde con
senilidad, término que es una categoría psiquiátrica y designa una enfermedad
mental. Lo importante es que hoy se discute cuando se es anciano y se diferencia
el proceso por el cual se envejece, de las diferentes enfermedades que pueden
atacar al ser humano.
Existen una serie de prejuicios acerca de los ancianos en cuanto son pasivos, son
asexuados, no puede seguir aprendiendo, que tienen una actitud de indiferencia y
abandono, etc. Neugarte (1970) considera que el término senectismo describe el
prejuicio de lo que es ser anciano, igualmente el "viejísimo", pero ¿quién puede
informar científicamente que este grupo humano tiene mayoritariamente tal actitud?
O que, ¿esta actitud no es aprendida socialmente?
Los senectos son individuos que tienen experiencia dentro del campo laboral de
cada uno, muchos han sobrevivido a guerras, otros a hambruna, otros a desastres
naturales, y la mayoría ha sacado adelante una familia. Es decir, son personas
valiosas socialmente pero requieren nuevos entornos y nuevas repuestas sociales
a sus necesidades. ¿Cuánto de los prejuicios no es resultado de la ausencia de
respuestas y entornos apropiados a sus necesidades?
Las diferencias encontradas dentro de este sub-período lleva a dividirlo en dos sub-
grupos: los senectos primarios (65 a 69) y los senectos intermedios (70 a 74 años).
Es durante el primero que se produce la confrontación con el sí mismo y la vida. Al
pasar al segundo va encontrando paz para vivir consigo mismo y el mundo, si bien
ya pierde en la mayoría de los casos a su pareja y, en los países en desarrollo con
débiles programas de jubilación, pasa a ser dependiente de sus descendientes.
Los Gerontes
Considerando una disposición social, que empieza a tener vigencia, determina que
al cumplir los 75 años deben dejarse vacantes los cargos sociales por ejemplo, la
jerarquía eclesiástica, razón por la cual hemos reconocido la división de un nuevo
sub-grupo: los "gerontes" que son los ancianos mayores de 75 años.
El actual modelo social no favorece el reconocimiento de la experiencia y otras
habilidades individuales que se logran con los años y ya pasó la época en que los
Consejos de Ancianos eran fundamentales para la transmisión oral y para el consejo
a la comunidad. Hoy algunos ejercen cargos similares y si bien son excepcionales,
en Perú se tienen algunos ejemplos de Gerontes, tanto vivos como muertos:
Basadre (historiador), Belaúnde (Estadista), Jorge del Prado (sindicalista), Luis
Alberto Sánchez (Literato), etc.
Esta breve descripción de etapas y sub-etapas nos lleva a una pregunta medular
¿Cuánto es producto de la sociedad por sobre lo biológico? Esto en razón de que
al investigar sobre el desarrollo humano, se comprueba la diferencia entre la
percepción de la vejez y la autopercepción de los ancianos de 15 o 20 años atrás y
los de hoy.
Esto nos lleva a la recomendación de investigaciones más finas para delimitar las
etapas de desarrollo en relación al actual desarrollo social que influye en el
desarrollo integral de los seres humanos tanto positiva como negativamente.
TRATO DIGNO A LAS PERSONAS DE LA TERCERA EDAD
Dice la tradición que al nacer se nos hace entrega, a cada uno de nosotros, un gran
libro en blanco que poco a poco iremos rellenando con nuestras continuas vivencias,
experiencias, éxitos y alegrías, angustias y miedos... Es el libro de nuestra vida.
Las páginas en blanco irán disminuyendo según van pasando los años; un día nos
daremos cuenta de que nos llaman “joven” y nos extrañará; pasados los años
alguien, con la mayor naturalidad, nos dirá “señor”/”señora” y nos quedaremos
sorprendidos; con el tiempo alguien más joven se dirigirá a nosotros llamándonos
“anciano” o “abuelo”. Cada vez que esto suceda tomaremos conciencia de que
habremos pasado a una nueva etapa para la que pocos estaremos preparados.
Los estereotipos que nos hacen ver a la persona mayor como un ser frágil,
dependiente, sin medios para valerse por sí mismo, sin capacidad de decisión,
hacen que por el simple hecho de la edad se les trate de forma diferente: no se les
permite tomar decisiones, se les infantiliza y no se les deja llevar a cabo una vida
plena.
Por otro lado nuestro afán de proteger al que creemos débil, ahonda su
desprotección, le inutiliza, le convierte en sujeto pasivo, cada vez más necesitado
de los demás, y lo hacemos sin darnos cuenta que este trato inadecuado puede
llevar a una mayor dependencia, depresión y aislamiento de la persona mayor.
Frente a ese estado de cosas podemos pararnos a pensar y actuar de otro modo.
Debemos conocer cómo son nuestros mayores, reflexionar cómo les tratamos y
cómo quieren que se les trate para así conseguir una sociedad más justa, donde la
edad no sea un handicap que nos impida llevar la vida que cada uno elijamos.
Al igual que las demás personas, los adultos mayores tienen todos los derechos
que se encuentran reconocidos tanto en nuestra Constitución Política y los
ordenamientos jurídicos que de ella se derivan, como en el Derecho Internacional
de los Derechos Humanos.
Conclusión
Es necesario esta visión positiva de los mayores ya que una visión negativa puede
llevar a fomentar la dependencia al impedir que éstos actúen como seres
autónomos y a su vez propiciar formas de trato inadecuado hacia ellos.
Como no puede ser de otra manera, los mayores al igual que el resto de los
ciudadanos, tienen derecho a vivir en entornos donde sean tratados con respeto.
Como sujetos de pleno derecho el trato inadecuado es una incuestionable violación
a tales derechos. Es fundamental fomentar una Cultura de Buen Trato entre todos
los miembros de la sociedad e inculcarlo a través de la educación desde los
primeros momentos de la vida.
Referencias bibliográficas
Mansilla A., M.E (2000) Etapas del Desarrollo Humano, Revista de Investigación en
Psicología, Vol. 3, No. 2, págs. 105-116, Lima.
El buen trato a las personas mayores, Área de Gobierno y Familia, Madrid, Taller
de Artes Gráficas Municipales.