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Psicología del Desarrollo

Módulo 1

Psicología del Desarrollo. Sus bases epistemológicas. Conceptos básicos y problemas.

Autor: Enrique Lombardo

Fundamentos epistemológicos
Para plantear una introducción a la Psicología del Desarrollo tenemos que primeramente
establecer sus bases epistemológicas. La epistemología es una disciplina dentro de la filosofía
que va a establecer ciertos supuestos básicos para que un conocimiento sea válido
científicamente, y para eso inicialmente va a proponer una respuesta a la pregunta, ¿cómo un
sujeto conoce? ¿En qué consiste el conocimiento? En relación a estos temas existen una
diversidad de posturas, pero sin dudas dos han sido las principales durante el siglo XX, el
empirismo y su derivado el positivismo científico y el racionalismo y su derivado el apriorismo.
En el empirismo, cuyos representantes más significativos pertenecen a la escuela
anglosajona, Locke, Hume, plantea que el conocimiento deriva de la empiria es decir de la
percepción. El supuesto que subyace a esta postura es que el orden natural está regido por leyes,
físicas, químicas o matemáticas, el sujeto es inicialmente una tábula rasa que a partir de su
experiencia en el mundo va ordenando su mente es decir va incorporando esas leyes, origen de
su razón y lógica. El mundo tiene un orden inherente al mismo y el sujeto es una tábula rasa en
la que a partir de la percepción se “imprime” el mundo y sus leyes.
El racionalismo, surgido de los planteos cartesianos, sostiene una tesis contraria a la
mencionada. Para esta corriente, el sujeto nace con la capacidad a priori para darle un orden a
el caos de estímulos, que es lo que percibimos. No percibimos objetos ni un mundo con leyes,
sino que es nuestra razón es la que ordena ese mundo. El mundo es caos, la razón permite
conocer a través de categorías a priori como tiempo y espacio que son inherentes al ser humano.
Por supuesto existen otras corrientes que han ido matizando estas perspectivas tan
opuestas y para fundamentar nuestra disciplina vamos a plantear dos de ellas.
En primer lugar, Gastón Bachelard sostiene que los avances en ciencia no sólo se valen de
una acumulación de datos, plantea romper con hábitos mentales y propone la noción de corte
o ruptura epistemológica. Esto significa que el sujeto cognoscente tiene que vencer resistencias,
prejuicios, ideas previas, opiniones y el sentido común porque estos preconceptos resultan un
obstáculo epistemológico y limitan nuestra posibilidad de conocimiento. Estas limitaciones
llevan a que se privilegien los datos aportados por los sentidos que resultan “lo aparente” que
no lleva a ninguna abstracción, o explicación a partir de la formación de conceptos. Por lo tanto,
toda descripción por minuciosa que sea no resulta en un conocimiento científico ya que para
saber sobre el mundo tenemos que poder explicarlo. Ir más allá de las meras apariencias. Una
ciencia es un conjunto de conceptos vinculado que dan cuenta en un momento de una parte de
la realidad. A esos conceptos Bachelard los denomina objetos formales a diferencia de los
objetos empíricos que son los que nos ofrecen nuestra percepción.
Ejemplos de objetos formales: complejo de Edipo, esquema de acción, pulsión, microcontexto,
instrumento de mediación, es decir que son constructos conceptuales que forman parte de un
cuerpo teórico. Los conceptos u objetos formales son construcciones artificiales que en tanto
puedan explicar lo que sucede y anticipar con un grado alto de precisión lo que va a suceder
resultan útiles a la ciencia, pero puede ser que en un momento muchos fenómenos desborden
tales conceptos y lleven a la ciencia a cambiarlos o directamente desecharlos.
En Psicología una descripción de una conducta en una determinada edad no nos dice acerca del
fundamento de la misma, de los factores intrapsíquicos o mentales que se manifiestan en esa
conducta. Las disciplinas científicas se constituyen como sistemas de conceptos, teorías que
buscan desentrañar las relaciones internas entre los fenómenos, explicándolos.
Toda investigación debe ser rigurosa en su metodología y debe estar guiada por un marco
teórico. Este marco facilita la observación, ya que la orienta, pero también la restringe, por tal
motivo las teorías deben ser sistemas rigurosos y dinámicos, ya que cambian gradualmente. Una
teoría se transforma en dogma cuando somete las observaciones a su marco de manera rígida y
no existe un ida y vuelta permanente y necesario entro lo observado y la teoría.
A partir de esto la consigna para nuestro curso de Psicología del Desarrollo va a ser ir más allá
de una mera descripción para poder explicar los fenómenos, ese va a ser nuestro principal
objetivo. Frente a los textos científicos con los que vamos a trabajar, debemos antes que nada
poder diferenciar los fragmentos descriptivos de los explicativos.
Otro aspecto que vamos a tener en cuenta es que la ciencia no es una actividad que escape a la
dinámica social e histórica. A medida que surgen nuevos problemas, cambia la manera de hacer
ciencia, se modifican los métodos y las prácticas siendo el conocimiento científico producto de
un momento histórico. Podemos hablar de ciencia, tal como la conocemos hoy, como una
actividad sistemática a partir de la modernidad, siglos XVII y XVIII pero que ha ido modificando
algunos supuestos en función de las corrientes epistemológicas. Aquello que es aceptado como
verdad científica ha ido cambiando en función de los diferentes paradigmas imperantes en cada
momento histórico. Según Thomas Kuhn (1971) las ciencias no progresan de manera lineal por
la aplicación de un método científico que permite ir acercándonos a la verdad, los cambios en
ciencia se producen a partir de revoluciones científicas y cambios paradigmáticos. Según este
autor, una comunidad científica en un momento dado comparte creencias, una visión del mundo
y también un consenso sobre cuáles son los temas relevantes para investigar, y cómo hacerlo
de manera válida. Cuando este modelo se agota y se multiplican los fenómenos que no pueden
explicar, surgen nuevas preguntas y una ruptura que supone un cambio de paradigma. Siendo
el nuevo paradigma una reconstrucción desde sus bases mismas del edificio científico. En
síntesis, podemos remarcar que la ciencia es una actividad con una dimensión social, y factores
como el momento histórico, o el contexto cultural resultan relevantes.
Clásicamente, disciplinas como la matemática o la física fueron modelos paradigmáticos en
ciencia. Hoy comprendemos al mundo y en particular los fenómenos humanos desde el
paradigma de la complejidad. Así, ciencias como la ecología nos permiten ver que no hay manera
de explicar el mundo sin concebir los fenómenos como dentro de sistemas complejos (García,
2006) en los que participa lo social, cultural, biológico, físico, etc. En psicología partimos de la
concepción del sujeto como un todo complejo, atravesado por discursos sociales, psicológicos,
científicos, políticos y morales, y cuya identidad no es más que un mero entrecruzamiento de
los mismos, nuestro abordaje de la educación intenta dar cuenta de dicha condición. A partir de
esta concepción surge la necesidad de una perspectiva metodológica interdisciplinaria y una
perspectiva epistémica transdisciplinaria.

Resumen histórico de la disciplina


A mediados del siglo XIX la Psicología se va a diferenciar como una ciencia, independiente de la
Filosofía, a partir de la creación del primer laboratorio de psicología a cargo de Wilhelm Wundt
quien consideraba que para estudiar los procesos psicológicos del ser humano se debía recurrir
a experimentos y técnicas de análisis de datos, similares a las utilizadas en las ciencias naturales.
En este momento los problemas acerca de la conciencia y la percepción resultaban centrales
para la joven ciencia y los problemas acerca de los cambios en la ontogénesis no resultaban de
interés ya que se los atribuía a la herencia biológica.
La teoría darwiniana marca un hito fundamental en la concepción de los cambios e impacta en
la incipiente concepción científica del desarrollo o “evolución” del niño. El darwinismo postula
que las especies varían en su conformación en el tiempo a través de cambios lentos y graduales
producto de alteraciones genómicas y un proceso de selección natural de las especies mejor
adaptadas para la supervivencia en un medio ambiente.
Ya en el siglo XX la biología introduce el concepto de epigénesis. sostiene que todo organismo
vivo se desarrolla mediante un proceso de epigénesis, contrapuesto enteramente a la idea del
preformismo o del predeterminismo. Aquí, el organismo no está preformado en el momento de
la concepción, sino que emerge progresivamente en la embriogénesis a partir de una célula
inicial indiferenciada (cigoto) y las sucesivas diferenciaciones de partes u órganos cada vez más
especializados.
La historia de la Psicología del Desarrollo puede entenderse a partir de etapas o corrientes que
fueron dominando la disciplina desde el siglo XIX hasta nuestros días. Siguiendo a Cairns y
Orstein (citados por Marchesi, Palacios y Carretero) señalan a Wilhelm Preyer (1841 – 1897) que
en 1882 publicó un tratado sobre el desarrollo infantil, a partir de observaciones de su propio
hijo, en particular durante los primeros 3 años de vida, fue precursor de los trabajos de Arnold
Gesell. Afirma que la actividad del sujeto es tan importante como la herencia para la formación
de la mente.
Otro pionero de la Psicología del desarrollo fue Stanley Hall (1846 – 1924) quien le da un carácter
científico y sistemático a la disciplina, ampliando su alcance a temáticas que van desde la
sexualidad, la educación o la religión.
Otros autores que fueron construyendo la disciplina fueron James Mark Baldwin quien además
de participar en la fundación de las más importantes publicaciones del área es creador del
“método genético”, es decir la respuesta a la pregunta acerca cómo investigar un objeto tan
cambiante como un sujeto, cómo dar cuenta de esos cambios consistentemente, no como una
mera sumación de logros sino como una transformación de estructuras. Conceptos que retoma
Jean Piaget como “reacción circular”, “asimilación y acomodación” o “esquema” fueron
concebidos en primer lugar por este prolífico autor para explicar el desarrollo mental en el niño.
La corriente europea de la Psicología del Desarrollo también tiene autores significativos a Heinz
Werner, o Charlotte Bühler (Malachowski), que junto con Baldwin conciben un desarrollo
dialéctico del niño y no como un mero resultado de transformaciones maduracionales
biológicas.
Otros representantes de esta etapa son autores centrados en los estudios sobre desarrollo
intelectual como Binet, o Terman orientados al estudio del desarrollo de la inteligencia y la
psicometría.
Estamos en los albores del siglo XX que va a ser testigo de los avances teóricos más significativos.
En el siglo XX se van diferenciando las corrientes más importantes de la psicología del Desarrollo.
El conductismo, la teoría socio histórica y la psicología genética y el psicoanálisis, que van a abrir
un debate que llega hasta nuestros días. Algunos de estos autores de este momento van a ser
desarrollados a lo largo de la cursada. Vigotsky, Piaget, Wallon y Watson, Freud. La característica
fundamental de esta etapa es la construcción de grandes cuerpos teóricos. Estas obras dan
cuenta de la construcción mental desde los comienzos de la vida. Sus teorías iban más allá del
desarrollo, e intentan explicar el desarrollo y el contexto en el que se da el mismo, aspectos
como vida social, la cultura, la educación, los vínculos, las alteraciones, etc. Se ocupan
básicamente de la niñez y la adolescencia, siendo la adultez y la vejez etapas no del todo
significativas en sus estudios. Esta característica comienza a resolverse hacia fines del siglo XX,
cuando en los años ´70 surge una nueva corriente denominada, “paradigma o teoría del curso
de la vida” o “life span theory”, que considera que el desarrollo es un proceso que se da con
diferentes características a lo largo de la vida, relativizando la significación de la infancia como
sobredeterminante del curso posterior. Erik Erikson es un temprano representante de esta
corriente, pero sobre todo fueron gerontólogos alemanes como Paul Baltes y Margaret Baltes,
Ürsula Lehr, Úrsula Staudinger, entre otros. Del mismo modo también en los EEUU autores como
W. Schaie, John Nesselroade y Sherry Willis hacen contribuciones relevantes que dan
fundamento a este nuevo paradigma tanto desde la Psicología como desde la Sociología.
Por último, ya a finales de siglo XX y en el siglo XXI, los avances tecnológicos dan lugar a un
creciente interés en el estudio de las capacidades del recién nacido y los primeros contactos con
el mundo físico y social. Los métodos de observación de los bebés y la díada, el estudio de sus
reacciones fisiológicas y físicas frente a diferentes estímulos permitieron conocer mejor la
mente de lxs niñxs pequeños y el rico interjuego entre los padres/madres y bebés. En este
sentido, en los años ´80 Berry Brazelton crea una metodología de observación de bebés y una
escala para la misma.
Autores como Kenneth Kaye, Daniel Stern, Michael Tomasello o Ángel Rivière, construyen
perspectivas más integrales sobre el desarrollo del bebé y la infancia en general, lo hacen en
base a las grandes teorías del siglo XX y sobre los nuevos hallazgos de la investigación
experimental y la observación de niñxs.
Finalmente, podemos mencionar algunos pioneros y representantes la psicología del desarrollo
en la Argentina. Discípulo del primer psicólogo argentino, José Ingenieros, Aníbal Ponce fue un
autor marxista que trabajó sobre el desarrollo infantil en las primeras décadas del siglo XX.
Arminda Aberastury y Mauricio Knobel, que desde el psicoanálisis hicieron importantes aportes
locales para el estudio del juego infantil y la adolescencia. Más contemporáneamente Antonio
Castorina representante de la psicología genética, investiga sobre el desarrollo cognitivo y la
construcción de conocimientos sociales.
Conceptos básicos y debates
Un niño de 18 meses ya puede comunicarse con gestos y ademanes, aunque apenas produce
algunas palabras sueltas, incluso ya las combina, a los 5 años ya puede expresar en frases
complejas y a los 12 comienza a usar juicios o proposiciones abstractas. ¿Cómo explicar estos
logros?, ¿Por qué se producen? La psicología del desarrollo busca explicar a partir de diferentes
marcos teóricos con su correspondiente correlato empírico, cómo y por qué se producen esos
cambios.
Intentaremos establecer y diferenciar conceptos básicos de la Psicología del Desarrollo, así como
plantear algunos de sus principales problemas.
La definimos como la rama de la psicología que se ocupa de los cambios de orden cuali y
cuantitativo a lo largo del curso vital, los mismos involucran procesos mentales tanto de orden
afectivo como cognitivo. No cualquier cambio implica desarrollo, Los cambios dirigidos al
desarrollo implican la “emergencia” de novedades a nivel del sistema cognitivo, o la constitución
del aparato psíquico, a partir de sistemas o estructuras previas que no las contienen y
transforman al sujeto yo su vinculación con su entorno. Siguiendo a Overton (2003) podemos
distinguir dos tipos de cambio posibles: cambios transformacionales y cambios variacionales. En
el cambio transformacional, la modificación se sitúa a nivel de la organización o estructura de
un sistema (la forma), dando lugar a la emergencia de la novedad, y se materializa en formas
cada vez más complejas; por ejemplo, los esquemas de conservación en el niño encuentran su
precursor en el esquema del objeto permanente, construido en el período sensoriomotor y, por
ende, esos esquemas de conservación implican una reorganización de la permanencia del
objeto. Del mismo modo el atravesamiento del complejo de Edipo produce una reestructuración
del aparato psíquico que resignifica aquellas representaciones infantiles previas. Son saltos
cualitativos debido a la posibilidad de establecer estados nuevos con características formales
propias en cada momento del desarrollo o descripción de un estadio.
Los cambios variacionales, se refieren a una modificación lineal de naturaleza continua y
cuantitativa, puesto que implica una sumatoria de habilidades o logros que van de lo más simple
a lo más complejo y a la vez más amplio, por ejemplo, una habilidad cada vez más “precisa” en
un niño como es el caso del andar en sus comienzos, o de la motricidad fina.
Desde la perspectiva de la cátedra, se van a considerar primeramente los cambios
transformacionales, que marcan los hitos en el desarrollo y por consiguiente la sucesión de
estados irreversibles. Y también vamos a considerar a los cambios variacionales como parte de
un proceso de construcción de las novedades desde una perspectiva microgenética.
La psicología del desarrollo estudia los cambios como un proceso temporal complejo y dinámico
(Overton, 1994; Valsiner, 1998; 2004), tal como lo plantearan tempranamente Vygotsky ([1931]
1995) y Piaget ([1964] 1973). Valsiner plantea que una ciencia del desarrollo que estudia la
emergencia de la novedad psíquica en un tiempo irreversible implica “centrarse en la
transformación estructural de los sistemas psicológicos en el curso de la vida humana” (2004:
91). Como procesos microgenéticos de escasos segundos o minutos, ontogenéticos, o
sociogenéticos que abarcan extensos períodos.
Es una disciplina eje para la psicología pues sus aportes contribuyen a la psicología clínica, la
psicopatología, el psicodiagnóstico, la psicología educacional, entre otras. Convergen en ella
aportes de ciencias como la antropología, biología, sociología, pedagogía, medicina, la
estadística, la historia.
Del mismo modo que sucede en el campo de la Psicología en general, existe una diversidad de
modelos teóricos que intentan dar cuenta de estos fenómenos, así como numerosa evidencia
empírica en la que se apoyan.
En primer lugar, entendemos que resulta engañoso intentar explicar los cambios apoyándonos
en conceptos simples o reduciendo tales explicaciones a un orden puramente biológico, o social
o psicológico (perspectiva reduccionista); intervienen una multiplicidad de factores dentro de
los que incluiremos los factores mencionados y pueden incluirse otros.
La maduración (biológica) y el desarrollo
Un niño para acceder al lenguaje debe poseer condiciones físicas u orgánicas que le permitan
emitir sonidos, es decir: un aparto fonador, cuerdas vocales y una red neuronal que permita
transmitir a través de sinapsis órdenes a los músculos que intervienen en este proceso y a nivel
cerebral ciertas áreas (hemisferio izquierdo, área de Broca, área de Wernicke) vinculadas a esta
función. Estas condiciones son producto de nuestra herencia genética que nos ha dotado de
tales estructuras que son el sustento de la acción desde un punto de vista puramente biológico.
Es importante aclarar que estas son condiciones necesarias, pero no suficientes para el
desarrollo. Llamaremos a este factor: la maduración entendida como los aportes de la dotación
genética propia de la especie (filogenésis) y que encuentran su expresión en cada sujeto desde
su nacimiento (ontogénesis). Si bien las condiciones mencionadas son el producto de nuestra
herencia reconocemos la imposibilidad de trazar una línea precisa, incluso al momento del
nacimiento del niño, entre el despliegue de ese potencial y los intercambios con el medio. Por
ejemplo, ciertas condiciones presentes en el embarazo, desnutrición, contaminación,
traumatismos, etc. pueden alterar en alguna manera la expresión de los genes.
En el caso de la maduración neuromotora sigue idénticas leyes de progresión que en la etapa
embriológica. La dirección céfalo caudal y próximo distal, es decir de la cabeza hacia la cola y del
centro del cuerpo hacia las extremidades, que regía la organización del ser en la etapa anterior
al nacimiento, se repite en el ciclo post natal marcando la dirección del dominio voluntario del
movimiento.
Es importante diferenciar el aspecto madurativo de aquello que llamamos desarrollo que es un
concepto mucho más amplio, la maduración, es sólo un aspecto del desarrollo circunscripto a
los aportes de la dotación genética propia de la especie.
El desarrollo resulta de una combinación de procesos determinados genéticamente con aquellos
que son producto de la interacción con el medio ambiente (epigénesis). La diferenciación de los
conceptos de desarrollo y maduración resulta central para la comprensión de la Psicología del
Desarrollo. Estos aparecen muchas veces como sinónimos, no obstante, los diferenciamos
aludiendo a los aspectos más específicos en cada caso.
Son fundamentales para el desarrollo no sólo las estructuras biológicas sino también la
existencia de los intercambios con su medio ambiente, principalmente familiar y social. El niño
nace en una en una familia que está inmersa en una cultura, la que está definida por un orden
simbólico, una lengua, normas, valores, historia, etc.. Los padres utilizan el lenguaje frente al
niño, le hablan desde un principio y desean que el niño entienda y se haga entender a través de
la palabra. En este sentido es esencial el vínculo que se establezca entre el niño y sus padres,
entendido este como el lazo afectivo básico para el desarrollo.
Vemos en este ejemplo de qué manera en un sujeto el curso del desarrollo, de sus principales
logros desde su niñez hasta su vejez dependerán tanto de lo heredado o congénito, como del
entorno y del interjuego entre ambos.
Son base para este proceso condiciones estructurantes es decir determinantes del desarrollo:
1) A nivel biológico el ser humano nace inacabado, prematuro con pocos recursos para su
supervivencia, este hecho determinara la marcha específica de su desarrollo caracterizado por
la dependencia de otros durante un período particularmente prolongado en relación a otras
especies. A su vez posee grandes potencialidades vinculadas a la evolución de nuestra especie,
que serán desarrolladas a lo largo de toda su vida, en especial durante su infancia. También
desde lo biológico nacemos con una la herencia filogenética, es decir la historia de la especie, la
que ha trazado ya un cierto camino vinculado a la adaptación al medio.
2) Otra condición fundamental es que nacemos inmersos en un orden social determinado que
posee leyes, prohibiciones, ideales, costumbres, una historia, etc.. Esto tiene como
consecuencia que el niño debe atravesar un proceso de humanización en la cultura en la que
vive. En este punto la familia tendrá un rol fundamental en el proceso de humanización y
socialización del sujeto.
Considerando el curso del desarrollo de un sujeto, los procesos de maduración serán
preponderantes en especial en las primeras etapas de la vida. Teniendo en cuenta esos
momentos iniciales, algunos autores suelen hablar de un ser biológico que será moldeado por
la matriz social. Progresivamente el factor socio cultural tendrá mayor preponderancia. En la
adultez y vejez, el declive de los aspectos biológico pone de relieve a la experiencia social y
cultural, podemos decir que en esta etapa los aprendizajes, la experiencia ganada compensan
en alguna medida las pérdidas de orden biológico.
Aspectos del Desarrollo
Temporalidad: Se refiere al tiempo necesario para este proceso y que nos permite
establecer algunos parámetros comunes en los sujetos vinculados a la edad. En este sentido, sin
embargo, existe también una gran variabilidad en diferentes momentos históricos y contextos
sociales y factores estrictamente individuales.
Direccionalidad: Implica un patrón de cambio con una dirección determinada. Los cambios
se dan en una secuencia necesaria. Ciertos logros resultan de logros anteriores y son la base
para los siguientes. Estos cambios van en sentido de una complejidad creciente, de etapas de
menor a mayor diferenciación. El ser humano nace como ser biológico y en la medida en que
interactúa con el medio se van complejizando esas estructuras básicas de manera de adaptarse
al medio en permanente cambio.
Continuidad y cambio: Desde un punto de vista explicativo el desarrollo se da sobre la base
de ciertos principios que son constantes tales como la adaptación en el caso de Piaget o las
tendencias pulsionales en el caso de Freud. Pero asimismo desde un punto de vista descriptivo
determinamos la existencia de estadios o etapas al considerar los cambios que se dan en una
línea temporal. Son importantes ambos aspectos y de hecho podemos hablar de una síntesis
entre continuidad y cambios.
De esta forma se van produciendo cambios significativos de tipo estructural, funcional y de
conducta con un cierto correlato cronológico que no es fijo, lo que determina la existencia de
estadios y en un orden necesario.
Piaget menciona 4 componentes del desarrollo:
1- El crecimiento orgánico y especialmente la maduración del SNC y sistema endocrino.
2- El ejercicio y la experiencia: la posibilidad de actuar sobre los objetos activamente
constituye otro componente de importancia. El sujeto al experimentar con las propiedades
físicas y al coordinar sus acciones con el fin de conseguir un resultado. (Por ej. Los tanteos que
desembocarán en la construcción de la noción de objeto permanente), asimila estas acciones a
estructuras cognitivas propias, según el nivel de complejidad de las mismas.
3- El tercer componente son las interacciones y relaciones sociales. Implica el intercambio
del individuo con el medio, no ya objetivo sino social.
4- En el desarrollo del niño no sólo se da una combinación de componentes innatos más
experiencia, sino que hay una verdadera construcción progresiva de estructuras. Esta sigue una
línea tal que un logro sólo es posible en base a otro anterior. El mecanismo consiste en un
verdadero proceso de autorregulaciones, de compensaciones activas del sujeto en respuesta a
las perturbaciones del medio y una regulación retroactiva o feed-back. Hay, según Piaget, una
integración de unas estructuras (de nivel inferior) en otras formadas en estadios siguientes (de
nivel superior). La tendencia será el equilibrio, aunque su desarrollo implique desniveles o
desfases permanentes.
Modelos en Psicología del Desarrollo
Siguiendo a Overton, (Overton 1970; Overton y Reese, 1973) plantearemos existencia de
modelos o concepciones que subyacen a las teorías más importantes en Psicología del
Desarrollo. Esta división tiene valor epistémico, vale aclarar que los mismos no definen ni verdad
ni falsedad de los contenidos, más bien nos permiten tener un panorama general de
las bases de las concepciones teóricas que conforman cada modelo.
Podemos mencionar 3 modelos básicos:
Modelo mecanicista: Se funda en la concepción de la máquina para dar cuenta del
comportamiento humano. El modelo supone al sujeto como pasivo y reactivo ante fuerzas
externas. Ejemplo clásico de este modelo ha sido la teoría conductista.
Modelo organísmico: Se basa el modelo de los organismos vivos y su funcionamiento. El modelo
del hombre es de un organismo espontáneamente activo, propositivo y orientado por su propia
dinámica interna o por la comprensión de las metas que se han propuesto como puede ser la
adaptación. No se lo concibe como en el anterior solamente movido por causas externas.
Ejemplos de este modelo pueden considerarse a Freud, Piaget, la teoría cognitivo
comportamental.
Modelo contextual – dialéctico: aborda prioritariamente el continuo devenir de acciones y
trasformaciones y su relación con los cambios individuales y culturales que se producen más a
largo plazo. La influencia de la sociedad, a través de variables culturales e históricas, puede
alterar el curso del desarrollo. (Teoría del curso de vida, Wallon).
Otra modelización posible resulta de establecer cómo concebimos el desarrollo, que, como
mencionamos es el resultado de la confluencia de una pluralidad de factores innatos y
adquiridos. Qué peso tiene cada uno es un problema a determinar y frente al cual existen
diversas posturas y debates. A partir de aquí resulta otra forma de clasificar las teorías del
desarrollo a través de la importancia que les otorgan a los factores medio ambientales o a los
factores innatos en la adquisición de logros, que constituye uno de los problemas más relevantes
de la Psicología. En este sentido encontramos teorías más ambientalistas o más innatistas.
Las primeras que llamamos también contextualistas son aquellas en las que el medio social
moldea al sujeto, más allá de su determinación genética, relegando a un plano menor los
determinantes biológicos. En general estas teorías parten de la idea de la cultura como ambiente
en el que el sujeto se desarrolla y sus investigaciones se desarrollan en esos ambientes.
Además de la teoría vigostkiana mencionada en el punto anterior un ejemplo de esta corriente
es la teoría ecológica del desarrollo humano de Urie Bronfenbrener.
Según este último autor su teoría ecológica del desarrollo humano comprende el estudio de la
progresiva acomodación mutua entre un ser humano activo, en desarrollo, y las propiedades
cambiantes de los entornos inmediatos en los que vive. Este proceso se ve afectado por las
relaciones que se establecen entre los contextos mismos (Ej. Escuela y familia), y en particular
por los contextos más grandes en los que están incluidos los más limitados (Orden político y
trabajo). El ambiente ecológico se concibe, topológicamente, como una disposición seriada de
estructuras concéntricas, en la que cada una está contenida en la siguiente a la manera de las
muñecas rusas. Estas estructuras se denominan macro, micro, meso, y exosistemas.
Plantea que el desarrollo depende de la exposición de la persona al ambiente y su interacción
con él. Considera al sujeto en desarrollo como una entidad dinámica, que va adentrándose
progresivamente en el medio en que vive y reestructurándolo. La interacción de la persona con
el ambiente sería bidireccional, es decir, que se caracterizaría por su reciprocidad. Es la
concepción cambiante que tiene una persona del ambiente ecológico, y su relación con él, así
como también su capacidad para descubrir, mantener o modificar sus propiedades.
El ambiente definido como importante para el proceso de desarrollo, no se limita a un único
entorno inmediato, sino que se extiende para incluir las interconexiones entre estos entornos,
y las influencias externas que emanan de los entornos más amplios.
Los modelos culturalistas son una parte de la corriente contextualista que asume la cultura como
factor determinante del Desarrollo, el ser humano no se constituye a partir de leyes naturales
sino culturales. La naturaleza humana es la sociedad.
Vale aclarar en este caso que el concepto de Cultura en Psicología del Desarrollo es amplio y
susceptible de diversas definiciones, los autores de herencia vigotskiana como Wertsch o Cole
lo han desarrollado a partir de términos como mediación semiótica, artefactos o el escenario de
las voces del discurso. Wertsch toma algunas ideas de Bajtin como el de lenguaje social o
dialogismo que rescatan la heterogeneidad de voces presentes en el acto discursivo. La palabra
es siempre compartida con otros por lo tanto es en parte ajena, por lo que refiere a un universo
de imágenes y representaciones compartidas. Por otra parte, también es también propia por lo
que hay una acción de apropiación del sujeto de la misma. Aquí la cultura sería el encuentro de
voces en un lugar y momento histórico determinado. Podemos pensar así en un desarrollo ligado
a proceso de interiorización no solo del lenguaje como forma estática sino en forma de diálogos,
argumentos, categorías que van conformando esquemas que le permiten al sujeto integrarse y
conocer el mundo.
En el caso de Michael Cole introduce la idea de artefacto, un concepto más amplio que el de
herramienta semiótica, porque incluye objetos ideales y materiales que tiene por función
restringir o dirigir la acción humana. En contra de las tesis cognitivistas que plantea los esquemas
puramente internos, Cole plantea la mediación por artefactos como la forma en que el
conocimiento se da mediante prácticas mediadas y esquemas de conocimiento, un esquema
incluye artefactos externos. La cultura puede pensarse como un proceso de ayuda al desarrollo
humano al crear un medio artificial que se organiza para consumarlo. El adulto actúa en base a
ciertos guiones que dirigen la acción infantil en la medida que establece metas que se esperan
y al restringir, simultáneamente otros cursos posibles. Cole concibe además de estas
restricciones culturales vinculados al entorno adulto del niño, otras que son innatas. De esta
manera el desarrollo psicológico sería un entramado de hilos (contexto) correspondiente a las
restricciones culturales como a las filogenéticas.
Las llamadas teorías inntatistas (o naturalistas) son aquellas en las que el contacto con el medio
resulta un disparador (trigger) de determinantes genéticos. Conviene aclarar que ninguna habla
de una determinación genética total de las características o conductas, porque el genoma es
inerte en ausencia de un ambiente apropiado para activar los genes particulares (Spelke, E.
1998). En general estas teorías están fundadas en el estudio de redes neuronales es decir en la
neurociencia y sus estudios en general se dan en el contexto de un laboratorio.
Fodor sostiene que la mente está compuesta de “módulos” (input) o sistemas de entradas de
datos genéticamente especificados de funcionamiento independiente y dedicado a propósitos
específicos. Cada módulo funcionalmente distinto tiene procesos propios con dedicación
exclusiva y posee sus propias entradas de datos. Según este autor la información procedente del
ambiente externo pasa por un sistema de transductores sensoriales que transforman los datos
poniéndolos en el formato que puede procesar cada sistema especializado de entrada. A su vez
cada uno de estos sistemas produce datos en un formato común adecuado para el
procesamiento central de dominio general. Se considera que los módulos están preestablecidos,
poseen una arquitectura nerviosa fija, son específicos de cada dominio, rápidos, autónomos,
obligatorios, automáticos, están activados por el estímulo, producen datos superficiales, poco
elaborados y son insensible a las metas cognitivas de los procesos centrales. Además, se
encuentran informativamente encapsulados, son impenetrables. Las otras partes de la mente
no pueden influir en el funcionamiento interno de un módulo ni tener acceso a él, sólo a los
datos que produce.
Karmiloff Smith plantea una versión moderada y compatible con el constructivismo, en relación
a los módulos/dominios. Según la autora la mente “se modulariza” a medida que avanza en el
desarrollo. Con el tiempo se seleccionan circuitos cerebrales para diferentes computaciones
para cada dominio específico, llegando en ciertos casos a formarse módulos relativamente
encapsulados. La naturaleza especifica sesgos o predisposiciones iniciales que canalizan la
atención del organismo hacia los datos pertinentes del ambiente que influyen sobre el desarrollo
posterior del cerebro.
Un autor latinoamericano dentro de esta corriente innatista con una perspectiva original es el
biólogo Humberto Maturana. Entiende al ser humano como un sistema dinámico determinado
estructuralmente, el modelo sería el sistema nervioso. Su organización se conserva más allá del
contacto con el medio y constituye un sistema cerrado. No hay una realidad objetiva frente a la
cual un organismo interactúe, la realidad es una construcción generada a partir del organismo.
Lo que hace el medio es desencadenar procesos de transformación, y la acción sobre éste resulta
de lo que él llama un “acoplamiento”. La conducta no es la expresión de una interacción sino el
emergente de un sistema cerrado que es el organismo. Plantea el desarrollo como una deriva
ontogenética, es decir la sucesión de estados u organizaciones del sistema en su acople con el
medio.
Por otra parte, existen numerosos modelos intermedios entre innatistas y ambientalistas,
como el modelo piagetiano y el psicoanálisis entre otros. Vale aclarar que estas últimas teorías
no han sido guiadas en su origen por preguntas específicas de nuestra disciplina, el Psicoanálisis,
parte de preguntas iniciales que se orientaron a enigmas de la psicopatología como el origen de
la histeria. La Psicología Genética piagetiana parte de preguntas que son epistemológicas más
que psicológicas. Sin embargo, de ambas corrientes se desprende claramente una concepción
acerca la constitución psíquica y del desarrollo. Jean Piaget, pone el acento en la interacción con
el medio para el desarrollo de la inteligencia, siendo los esquemas reflejos, de carácter innato,
punto de partida en la construcción de funciones adaptativas superiores.
Los estadios del desarrollo
Desde los comienzos de la disciplina existieron múltiples esfuerzos para resolver la problemática
de las transformaciones y cambios que ocurren a lo largo del curso de vida, por eso se proponen
divisiones en etapas, fases, estadios o niveles. Esta división no es más que una mera herramienta
teórica, pero que nos permite analizar la secuencia en que se dan las transformaciones. No existe
un consenso único en los modelos constructivistas. En el conductismo no tienen sentido ya que
una mera sumación de condicionamientos no estaría signado por momentos de estructuración.
Es importante saber que toda división sin ser arbitraria, es artificial ya que el desarrollo se da en
una continuidad.
La edad: Esta variable es siempre una referencia en relación a una cierta secuencia de cambios
y logros esperables en un sujeto. Los modelos constructivistas psicogenéticos no consideran a
la edad como una variable explicativa ni una referencia única respecto de una normalidad del
proceso. No obstante, tiene la ventaja de ser una referencia clara y algunos Psicólogos la han
tomado como referencia para evaluar niñxs (Gesell).
Nuestra propuesta en Psicología del Desarrollo
Debido a la diversidad de corrientes teóricas y temas que aborda nuestra disciplina no podemos
abarcar en su conjunto en el curso vamos a centrarnos en desarrollar aquellas perspectivas que
resulten modelos fuertemente explicativos y con perspectiva dialecto constructivista.
La Psicología genética de Jean Piaget que nos va a permitir el estudio del sujeto cognitivo, el
desarrollo de la inteligencia.
La corriente histórico cultural del desarrollo de Lev Vigotsky que nos permite pensar en los
orígenes de sujeto comunicativo y la cultura como contexto del desarrollo.
El psicoanálisis nos provee sustento conceptual para pensar la constitución del psiquismo, la
subjetividad y la dinámica de los vínculos tempranos y su impacto en el desarrollo a lo largo del
curso de vida.
La psicología del curso o life span theory con raíces piagetianas amplia el espacio de la disciplina
hacia etapas de la vida que no integraban su núcleo temático.

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