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Seminario Diocesano de Toluca mayo 2022

Etapa de Filosofía. Materia: Teodicea

Alumno: Juan Jaime Lara Cerón

El problema del mal

Reflexión personal

Cosas sobre el mal

El mal es una realidad encarnada desde que el hombre fue expulsado del Edén,
es decir, desde que el hombre es uno inclinado hacia el pecado, o una tendencia hacia la
nada,1 cuando el mismo hombre es, siendo esta ida en picada el origen del mal, puesto
que el hombre destruye su ser que no lo tiene en plenitud, puesto que recibe el ser de un
Ser en acto puro.2

Volviendo al tema central, el mal es una realidad que siempre estará presente en la vida
de cada individuo, estas palabras se confrontan con lo experimentado en cada situación,
las cuales además de chocar y menguar la vida del ser humano, no comulga la situación
del mal, con lo que en muchos casos profesa un ser humano, una creencia, una religión,
que le inyecta un sentido a la vida del ser humano.

El ser humano, está de más mencionarlo, es un ser contingente, o en términos más


románticos, un peregrino, alguien que no ha llegado a algún lugar o que no tiene
posesión total de algo, en eso se sintetiza la humanidad del ser humano. Cabe decir
también que el hombre, desde sus principios antropológicos, está en él la capacidad de
trascender, por ello un ser contingente, a lo que consta decir que está en él ese esfuerzo
o intención, en el caso de los cristianos, Dios da al hombre más de lo necesario para ese
camino, a lo que al hombre solo le resta esforzarse por poner de su parte para alcanzar
esa plenitud.

1
De Aquino Tomás, Summa Theologica, VII, Tratados de la fe y la esperanza, Biblioteca de
Autores Cristianos, Madrid, España, 1969.
2
Fraile Guillermo O.P., Historia de la filosofía II (2°) Filosofía judía y musulmana. Alta
escolástica: desarrollo y decadencia. Capítulo X, Santo Tomás de Aquino, Biblioteca de
Autores Cristianos, Madrid, España, 2005.
Así pues, como el ser humano se encuentra en camino hacia una plenitud, es desde
luego entender que el hombre no se encuentra pleno, no es perfecto, está sometido a su
imperfección y las consecuencias de esta, por lo tanto, muy a la manera platónica, el
hombre está condenado a la crueldad de la naturaleza humana, la cual es desde luego
imperfecta y no puede trascender, entonces, el hombre en su camino por esa plenitud,
está obligado a superar estas situaciones.

Teodicea

El problema del mal, una situación compleja en esta se mezclan sentimentalismo


con victimismo, visiones pesimistas, visiones analíticas, entre otras. La Teodicea es la
encargada, de dar razón de esto, el hombre se pregunta sobre sí mismo, busca como
hacer más llevadero este problema, él mismo es consciente de lo que implica su paso
por el mundo, sin embargo, él va a buscar algo que mitigue el dolor que el mal deja a su
paso, es aquí donde el hombre busca a dios, un principio antropológico, (una cosa es
que el hombre busque a dios, otra que Dios busque al hombre).

El mal, en cada religión, siempre va a ser el encargado de poner en jaque a muchas


religiones, que desde luego van a intentar responder desde su doctrina, los judíos y
musulmanes mencionaban que era castigo divino, los cristianos con sus estudios,
rechazan que Dios, sea el causante del mal en el mundo, porque choca con la idea
metafísica de un Dios bueno.

El dilema de Epicuro, es la paradoja que pone entre la espada y la pared al Dios de los
cristianos, “ya no justifiquen a su Dios” dice Benjamin, él es el causante del mal, Dios
no es lo que espera el ser humano, no es un Dios misericordioso, otra visión, la de
Manuel Fraijo, donde coquetea con una antropodicea, no una teodicea en la que el
hombre es el causante del mal, no Dios.

Cabe mencionar, otra postura, más analítica, en la que se busca una reconciliación entre
estas dos posturas, William Lane Craig, filósofo de corte analítico, el cual retoma la
formulación de Lactancio respecto al problema del mal: 1) Dios si quiere y no puede, lo
cual hace a Dio débil, lo cual no es propio de Dios; 2) Dios si puede y no quiere, hace
a Dios malvado, lo cual no es propio de Dios; 3) Dios no puede y no quiere, hace a
Dios malvado y débil, claramente este no es Dios; 4) Dios quiere y puede, ese es Dios.
Esta propuesta, reconcilia estos dos puntos, cuando se menciona un problema intelectual
del mal y una problemática emocional del mal, siendo esto un punto de inflexión
importante en el desarrollo de una Teodicea a la cual se le propone un nuevo modo de
crecer, uno a la manera de la lógica y la metafísica.

Dicho de otra manera, el mal, en el problema intelectual no existe, ya que, si se echa


mano del principio del tercer excluso, el mal no tiene cabida en el cuarto juicio de
Lactancio, es decir, anteriormente se escribió la idea de este pensador, la cual daba por
sentado la existencia de Dios, al igual que él, la Teodicea afirma por obligación la
existencia de Dios, entonces, la cuestión sólo es mera retórica, Dios existe, con ello sus
trascendentales, y estos principios cumplen con un carácter axiomático, el cual les da
cierta autoridad en estas cuestiones, que les hace vulnerables de cualquier intento de
refutación.

Nuevamente, el mal no existe en cuestiones intelectuales del mal, ya que por medio del
principio del tercer excluso, el mal no tiene cabida en el cuarto juicio de Lactancio, el
cual da las características correspondientes a Dios, bueno y poderoso, el cual puede y
quiere quitar el mal, entonces, por medio de la lógica, Dios es superior al problema del
mal.

Con relación al problema del mal en la cuestión sentimentalista, cabe decir que es una
situación en la que se le presta mucha más atención al drama que hacen corrientes
pesimistas. Si, bien es cierto que el hombre es también vulnerable al sentimiento que le
provoca la manifestación del mal de muchas formas, está de más decir que la esencia
del hombre implica esto, él es un ser contingente, que habla de un continuo paso de la
potencia al acto, el sistema intelectual, no dice mucho, es muy árido, pero es quien
afirma algo, e indica una ruta en la búsqueda de sentido.

En base a lo anterior, se puede entender la crisis de sin sentido que se vive actualmente,
el aborto, la eutanasia, la sobreprotección animal, hace que el hombre, ya no busque un
fundamento que le pertenece, sino busque como compensar ese vacío que él no quiere
llenar, puesto que, si se encuentra encapsulado en un pesimismo nihilista, nunca va a
hallar una salida, puesto que esto es una dosis de victimismo, el cual hace al hombre
más voluble de lo que es, reduciendo mucho al mero sentimiento y no a la acción, que
también implica un sufrimiento.

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