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Seminario de Filosofía Especulativa II

BIEN VS MAL
Problema: El mal en relación con Dios
Tesis: El mal como condición necesaria del hombre

El mal ha sido y será un tema que lleva al extremo la reflexión filosófica en


cuanto recae la responsabilidad de dar respuesta a tantas cuestiones execrables
que vive el hombre a partir de su propia condición. Siempre le ha llamado la atención
como si estuviese esclavo o encadenado a este estado. Sin embargo, lejos de tener
una visión pobre es necesario revertirla.

Es cierto que causa aún mayor conflicto cuando se remite al mal en relación
a Dios como aquel responsable de manera inmediata, desde su Providencia y
también dentro de la correspondencia que mantiene con el pecado desde la
creación. Por ello, es necesario determinar bajo qué aspecto atender al mal, y esto
a partir de la moralidad humana puesto que ésta vincula fundamentalmente al
hombre con Dios.

En ocasiones el ser humano expresa de manera agobiante: “los males del


mundo”, como si algo externo lo irrumpiera, y todo ello tiene que ver precisamente
con fenómenos de obra humana1. Todo esto que expresa se debe a su evidencia,
porque de algún modo lo padece. Por lo tanto, ubicando esta relación del mal con
el hombre y Dios desde el carácter moralizante, queda delimitado el horizonte de
reflexión para no involucrar acontecimientos fuera de la capacidad humana. Así la
presente ponencia clarificará en breve la atribución del mal al hombre y apartar a
Dios de tal privación a partir de las concepciones religiosas de algunos autores así
como también, de concepciones filosóficas.

Dentro del aspecto religioso existe un relato bíblico que expresa el origen del
mal a partir de caída de los primeros padres Adán y Eva, Kierkegaard en su obra El
concepto de Angustia hace una interpretación del texto, determinando que el ser
humano es el origen del mal en el mundo, de manera que, haciendo una analogía

1
N.B., Hay que considerar que existen problemas que no pueden catalogarse en reflexión moral a
partir de que son fenómenos naturales, como los terremotos.

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con Adán, todos los seres pueden caer en la tentación del mal –a esto llamará
pecado original, además, se habla de la contingencia del mal cuando existe la
deliberación de no pecar2. Por lo tanto, el hombre es causante del mal debido a la
libertad que la voluntad misma mueve a tal acción.

En la tradición cristiana hay una inclinación natural al mal llamada


concupiscencia, condición que a todo ser humano compete. La creación del mundo
no es a partir de Dios mismo, fue de la nada, y de esa creación forma al hombre,
por lo tanto no es perfecto. Además en el CIC (Catecismo de la Iglesia Católica) se
hace mención a Santo Tomás aclarando que Dios en su infinita bondad creó al
mundo en “estado de vía”, es decir, hacia la perfección3. En consecuencia de todo
esto, el mal es un elemento propio del devenir y, mientras el hombre no haya
alcanzado la perfección, lo tendrá.

San Agustín en Enchiridión de fide, spe et caritate menciona que Dios no es


de ningún modo el responsable del mal moral ya que permite que tanto ángeles
como hombres caminen hacia su destino último por elección libre y amor4. Así Dios
no puede ser el autor del mal, sin embargo, lo permite y saca de él el bien. De ahí
la expresión: “Del mayor mal moral que se ha cometido por los pecados del hombre
(muerte de su Hijo) sacó el mayor de los bienes (la glorificación de Cristo y nuestra
redención)”.

Leibniz siendo uno de los autores principales del racionalismo determina en


un libro titulado Ensayos de teodicea sobre la bondad de Dios, la libertad del hombre
y el origen del mal, que el mundo actual es el mejor de los mundos posibles, y aun
siendo éste de tal condición, es capaz de abordar al mal como condición inherente,
haciendo oportunamente tres distinciones del mal: metafísico, moral y físico, donde
Dios no es responsable de ninguno de ellos5. Esto para hacer a un lado el prejuicio

2
Cfr., apud., CARRILLO Castillo Lucy, “De la idealidad del bien y la realidad del mal”, Estudios
políticos, No. 20, Medellín, 2002, p. 184, recuperado el 18 de febrero de 2020, disponible en:
file:///C:/Users/1GR39LA_RS4/Downloads/Dialnet-DeLaIdealidadDelBienYLaRealidadDelMal-
5263691.pdf
3
Cfr., Catecismo de la Iglesia Católica, Coeditores Católicos de México, México, 19932, p. 85
4
Idem
5
Cfr., FERNÁNDEZ José Luis, “Historia de la filosofía moderna”, EUNSA, Pamplona, 2004, p. 140

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de la conciliación del mal con Dios, a partir del paralelismo que mantienen estas tres
condiciones. Por lo tanto, si Dios no puede intervenir en el mal metafísico por ser
condición natural, mucho menos en los demás.

Por otro lado, en la reflexión filosófica haciendo a un lado el aspecto religioso,


de igual modo logra determinar que hay una esencialidad perenne en el hombre y
en el mundo respecto al mal. Encontramos por este lado a Hobbes, Schopenhauer
y Kant, que con sus planteamientos logran clarificar este ámbito esencial a partir de
fundamentos morales reconociendo la debilidad humana.

Thomas Hobbes como bien se sabe toma como elemento esencial no la


individualidad del hombre sino el aspecto social que ya Aristóteles afirmaba en La
Política dice que es necesario forjar una autoridad que regule tales condiciones
naturales que al hombre lo hace actuar de tal o cual modo. Lo malo atiende cuando
se atenta a privilegios y posesiones, considerando esto como una reacción
manifestando un egoísmo fundamental a partir del instinto de supervivencia6. En
consecuencia, el ambiente del mal sigue estando presente en la naturaleza humana
y, aunque es visto desde un aspecto social no puede entenderse la parte sin el todo
ni el todo sin la parte.

Schopenhauer es un autor alemán que fundamenta y defiende al mal a partir


de “nosotros mismos”, ya que el misterio que alberga el alma humana es tan grande
que puede llevar a cabo todos los extremos, como el bien y el mal. Es, pues, un
punto de partida incontestable. Y esa atribución la comparte con Schelling al
determinar que en el hombre está el abismo más profundo7. Por lo tanto, la razón
del mal reside en la naturaleza del hombre debido a su obscura naturaleza que

6
Cfr., FERNÁNDEZ Olvera Lucía, “¿El hombre es bueno o malo por naturaleza? Thomas Hobbes
de Malmesbury Jean-Jacques Rousseau y Jean-Paul Charles Aymard Sartre”, Crítica.Cl, publicado
el 7 de septiembre de 2018, recuperado el 19 de febrero de 2020, disponible en:
http://critica.cl/pensamiento-juvenil/el-hombre-es-bueno-o-malo-por-naturaleza-thomas-hobbes-de-
malmesbury-jean-jacques-rousseau-y-jean-paul-charles-aymard-sartre
7
Cfr., Filosofía&Co, “Las entrañas del mal”, Reportajes, Filosofía y pensamiento, 13 de marzo del
2018, recuperado el 19 de febrero de 2020, disponible en: https://www.filco.es/entranas-mal/

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encierra el alma, y así, como puede ser autor de cosas buenas, del mismo modo lo
contrario.

Kant, por su parte, aborda el mal radical de forma pragmática en su obra


Religión dentro de los límites de la mera razón en 1793, donde encuentra una
complejidad en la paradoja existencial del hombre a partir de la determinación de
bien y mal, y así su respuesta de igual modo se torna confusa. El mal corresponde
al hombre en la praxis deliberativa y no desde una autonomía esencial. Ante esto
Kant desde el ámbito de la religión responde:

¿El mal es, pues, inevitable? Entonces, ¿tal vez Dios quiere el mal? De eso
nada. Dios quiere, al contrario, la eliminación del mal, a través del
omnipotente desarrollo del germen de la perfección. Quiere la eliminación del
mal a través del progreso hacia el bien. El mal tampoco es un medio para el
bien, sino que surge como una consecuencia colateral (Nebenfolge),
debiendo el hombre luchar con sus propios límites, con sus instintos
animales8.

Como conclusión, se ha de tener presente en primera instancia que el mal


siempre busca una salida terrenal para la redención de la vida misma9. Además,
desde el aspecto religioso se determina que el mal no tiene cabida en Dios a partir
de que Él es considerado un Ser en suma perfección, y ya que su creación no parte
del mismo por ende no puede participar de su propia condición sino sería el hombre
una especie de dios. Así el mal tiene participación desde su carácter esencial.

Por la parte filosófica se puede comprobar al mal como esencial en el hombre


inclusive haciendo a un lado este aspecto religioso, puesto que es una condición
necesaria en la existencia del hombre, por él mismo en su actuar pero no como
existencia individual y ontológica, Leibniz mismo lo reafirmaba aunque determinaba
un mal metafísico. Y así se comprueba que el mal es un elemento de la finitud del
hombre, ahora queda para la reflexión qué puede lograrse con dicha condición y
cómo conducirla de la mejor manera, de tal modo que el hombre pueda revertir su

8
Apud., SIRCHIA H, “El mal en la filosofía de Immanuel Kant. Consideraciones para una lectura de
la doctrina del mal radical”, 2005, p. 323, recuperado el 19 de febrero del 2019, disponible en:
file:///C:/Users/1GR39LA_RS4/Downloads/Dialnet-ElMalEnLaFilosofiaDeImmanuelKant-
1374251.pdf
9
Cfr., CARRILLO Castillo Lucy, op. cit., p. 186.

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noción primigenia y valorar su propia condición, es decir, una asimilación de la


finitud.

REFERENCIAS:

CARRILLO Castillo Lucy, “De la idealidad del bien y la realidad del mal”, Estudios
políticos, No. 20, Medellín, 2002, 181-195 pp., recuperado el 18 de febrero
de 2020, disponible en file:///C:/Users/1GR39LA_RS4/Downloads/Dialnet-
DeLaIdealidadDelBienYLaRealidadDelMal-5263691.pdf
Catecismo de la Iglesia Católica, Coeditores Católicos de México, México, 19932,
782 pp.

FERNÁNDEZ José Luis, “Historia de la filosofía moderna”, EUNSA, Pamplona,


2004, 350 pp.
FERNÁNDEZ Olvera Lucía, “¿El hombre es bueno o malo por naturaleza? Thomas
Hobbes de Malmesbury Jean-Jacques Rousseau y Jean-Paul Charles
Aymard Sartre”, Crítica.Cl, publicado el 7 de septiembre de 2018, recuperado
el 19 de febrero de 2020, disponible en: http://critica.cl/pensamiento-
juvenil/el-hombre-es-bueno-o-malo-por-naturaleza-thomas-hobbes-de-
malmesbury-jean-jacques-rousseau-y-jean-paul-charles-aymard-sartre
Filosofía&Co, “Las entrañas del mal”, Reportajes, Filosofía y pensamiento, 13 de
marzo del 2018, recuperado el 19 de febrero de 2020, disponible en:
https://www.filco.es/entranas-mal/

SIRCHIA H, “El mal en la filosofía de Immanuel Kant. Consideraciones para una


lectura de la doctrina del mal radical”, 2005, 321-329 pp., recuperado el 19
de febrero del 2019, disponible en:
file:///C:/Users/1GR39LA_RS4/Downloads/Dialnet-
ElMalEnLaFilosofiaDeImmanuelKant-1374251.pdf

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