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La lesión hipóxica tisular aguda se ha estudiado en diversos tejidos. La oclusión de una de las arterias
coronarias principales durante un infarto de miocardio produce una gran cantidad de secuelas bioquí-
micas y fisiológicas. Cuando se priva a un tejido de su suministro de oxígeno, la secuencia de la cadena
de transporte electrónico mitocondrial-fosforilación oxidativa queda inhibida dando así lugar a una
disminución de los niveles celulares de ATP y de creatina fosfato. A medida que disminuyen los niveles
celulares de ATP se activa la glucólisis anaerobia, en un intento de mantener las funciones celulares
normales, los niveles de glucógeno se agotan rápidamente y aumentan los niveles de ácido láctico en el
citosol, disminuyendo el pH intracelular. Las células hipóxicas con este déficit energético empiezan a
hincharse, ya que no pueden mantener por más tiempo sus ambientes iónicos intracelulares normales.
Las mitocondrias se hinchan y empiezan a acumular calcio, el cual puede quedar depositado en la matriz
mitocondrial en forma de fosfato cálcico. Las membranas celulares de las células hinchadas se hacen más
permeables, lo que conduce a la pérdida de diversos enzimas solubles, coenzimas y otros constituyentes
celulares, A medida que disminuye el pH intracelular, se dañan las membranas lisosomales, que liberan
diversas proteasas, lipasas, glucosidasas y fosfatasas en la célula. Estas enzimas lisosomales empiezan
una digestión autolítica de los componentes celulares.
Las células que han estado expuestas a cortos períodos de hipoxia pueden recuperarse, sin daño
irreversible, al reperfundirse en un medio que contenga oxígeno. No se conoce con precisión el punto
exacto en el que el daño de la lesión hipóxica se hace irreversible. Este proceso resulta de una gran
importancia práctica en el trasplante de órganos (corazón, riñones e hígado}, que siempre atraviesan
una fase de hipoxia inmediatamente anterior a su implantación.
ACIDOSIS LACTICA
Este problema se caracteriza por la presencia de niveles sanguíneos de lactato elevados, normalmente
superiores a 5 mM, junto con un pH sanguíneo disminuido y concentraciones de bicarbonato más bajas. La
acidosis láctica es la forma de acidosis metabólica más frecuente y puede ser consecuencia de
sobreproducción de lactato, infrautilización de lactato, o de ambas a la vez. Normalmente, la producción
de lactato está equilibrada por la utilización del mismo, con el resultado de que el lactato no se encuentra
normalmente presente en la sangre a concentraciones superiores a 1,2 mM.
Todos los tejidos corporales poseen la capacidad de producir lactato mediante glucólisis anaerobia, si bien
la mayoría de ellos no lo producen en grandes cantidades, debido a que pueden obtener mucho más ATP
mediante oxidación completa del piruvato producido por la glucólisis. Sin embargo, cuando la oxigenación
es inadecuada, todos los tejidos responden con un incremento en la generación de lactato. El descenso en
ATP producido por la reducción de la fosforilación oxidativa permite que aumente la actividad de la 6-
fosfofructo-l-quinasa (FFK-1). Estos tejidos se han de basar en la glucólisis anaerobia para la producción
de ATP, lo que en estas condiciones da lugar a la producción de ácido láctico. Un buen ejemplo de ello es
el ejercicio muscular, que puede agotar el oxígeno tisular y dar así lugar a la sobreproducción de ácido
láctico. Sin embargo, la hipoxia tisular se da en todas las formas de shock, en las convulsiones y en las
enfermedades debidas a fallos circulatorios v pulmonares.
El principal destino del lactato en el cuerpo es, o bien su combustión completa a CO 2 y H2O, o bien su
reconversión en glucosa mediante el proceso de la gluconeogénesis. Ambos requieren oxígeno. La
Los pacientes con intolerancia hereditaria a la fructosa sufren una deficiencia de la aldolasa hepática
(aldolasa B), responsable de la escisión de la fructosa 1-fosfato en dihidroxiacetona fosfato (DHAP) y
gliceraldehído. El consumo de fructosa por estos pacientes da lugar a la acumulación de fructosa 1-fosfato y
a la desaparición de Pi y ATP del hígado. Las reacciones involucradas son las catalizadas por la fructocinasa y
los enzimas de la fosforilación oxidativa:
La inmovilización del Pi en forma de fructosa 1-P impide a las mitocondrias hepáticas la generación de ATP
por la fosforilación oxidativa. Los niveles de ATP caen rápidamente, lo que imposibilita al hígado el
desarrollar sus funciones de trabajo normales. Las células quedan principalmente dañadas porque no
pueden mantener los gradientes iónicos normales por medio de las bombas catiónicas dependientes de
ATP. Las células se hinchan y finalmente pierden su contenido interno por lisis osmótica. Aunque los
pacientes con intolerancia a la fructosa son especialmente sensibles a la fructosa, el hombre en general
posee una capacidad limitada para actuar sobre este azúcar. La capacidad del hígado normal para fosforilar
la fructosa es muy superior a su capacidad para romper la fructosa 1-P. Esto significa que la utilización de la
fructosa por el hígado está controlada de forma muy deficiente, y que el exceso de fructosa podría d e jar al
hígado sin Pi ni ATP. A diferencia de la fructosuria esencial, la IHF se caracteriza por la aparición de una severa
hipoglicemia después de la ingestión de fructosa. La ingestión prolongada de fructosa en los niños puede
conducir a la muerte.
Durante un tiempo, se probó en los hospitales el sustituir la glucosa por fructosa en los pacientes que
debían ser mantenidos por nutrición parenteral. La idea era que la fructosa seria una mejor fuente de
calorías que la glucosa, ya que la utilización de fructosa es relativamente independiente del estatus
respecto a la insulina de un paciente. Pronto se halló que la administración de grandes cantida des de
fructosa mediante nutrición intravenosa daba lugar a una lesión grave del hígado. Se han realizado intentos
similares para sustituir la glucosa por sorbitol y xilitol. Estos azúcares también tienden a agotar el ATP
hepático, por lo que, al igual que la fructosa, no deberían utilizarse en la nutrición parenteral.
FRUCTOSURIA ESENCIAL
La fructosa puede constituir entre el 30 y el 60% de la ingesta total de glúcidos por los mamíferos. Se metaboliza
predominantemente por una vía específica de la fructosa. La primera enzima de esta ruta, la fructoquinasa
(FK), está ausente en la FRUCTOSURIA ESENCIAL. Esta enfermedad constituye una anomalía metabólica asintomática
benigna que parece heredarse de forma autosómica recesiva. Después de la ingesta fructosa, los niveles
sanguíneos y urinarios de fructosa son inusualmente elevados; no obstante, el 90% de la fructosa es finalmente
metabolizada
GALACTOSEMIA
La galactosa puede reducirse a galactitol mediante una reacción parecida a la que transforma la glucosa
en sorbitol. El galactitol inicia la formación de cataratas en el cristalino, y puede estar relacionado con
los daños que sufre el sistema nervioso central. La acumulación de galactosa 1-fosfato ocasiona la falla
hepática; los efectos tóxicos de los metabolitos de la galactosa desaparecen cuando se suprime ésta de la
dieta.
En su mayor parte, el envenenamiento por arsénico se explica por la inhibición de aquellas enzimas que
requieren ácido lipoico como coenzima. Entre ellos se cuentan la malato deshidrogenasa, la α-
cetoglutarato deshidrogenasa y la α-cetoácido (de cadena ramificada) deshidrogenasa. El
envenenamiento crónico por arsénico a través de agua de pozo contaminada con pesticidas arsenicales o
a través de los esfuerzos de un asesino, tiene su mejor diagnóstico en la determinación de la
concentración de arsénico en el cabello o en las uñas de la victima. En un individuo normal se
encontrarían unos 0,5 mg de arsénico por kilogramo de cabello. El cabello de una persona expuesta de
manera crónica al arsénico puede tenor hasta 100 veces esta cantidad.
Cuando se administran algunos fármacos aparentemente inócuos tales como antipalúdicos, antipiréticos o
antibióticos sulfamídicos a pacientes sensibles, puede producirse en éstos una anemia hemolítica aguda
al cabo de 48-96 h. La susceptibilidad a la enfermedad hemolítica inducida por fármacos puede deberse a
un déficit de la actividad G6P deshidrogenasa de los eritrocitos, y fue uno de los primeros indicios de que
existen deficiencias genéticas de este enzima ligadas al sexo. Esta enzima, que cataliza la oxidación de
Glu-6P a 6-fosfogluconato y la reducción de NADP+, es muy importante ya que la vía de las pentosas
fosfato es la principal ruta para la producción de NADPH en el hematíe.
Por ejemplo, los hematíes con carencia relativamente suave, de tipo A, de glucosa 6-fosfato
deshidrogenasa (Glu 6-P-DH) son capaces de oxidar la glucosa a una velocidad normal cuando la
demanda de NADPH es normal. Sin embargo, si se incrementa la tasa de oxidación del NADPH, las células
deficitarias de la enzima no son capaces de aumentar adecuadamente la velocidad de oxidación de la
glucosa ni la de producción de dióxido de carbono. Además, las células que carecen de glucosa 6-fosfato
deshidrogenasa no reducen suficiente NADP+ para mantener el glutatión en su estado reducido. El
glutatión reducido es necesario para la integridad de la membrana eritrocitaria, y por esta razón, los
hematíes que carecen del enzima son más susceptibles a la hemolisis por una amplia gama de
compuestos. Por tanto, la anormalidad básica en la-deficiencia de G6P es la formación de hematíes
maduros que tienen una actividad glucosa 6-íosfato deshidrogenasa disminuida. Los hematíes jóvenes
pueden tener una actividad enzimática significativamente mayor que las células más viejas, debida a
una variedad inestable del enzima. Después de un episodio de hemolisis, los hematíes jóvenes
predominan, y puede no ser posible diagnosticar esta deficiencia genética hasta que la población de
hematíes envejece.
El significado fisiológico del ácido glucurónico se basa en su capacidad para conjugarse con ciertas sustancias,
endógenas y exógenas, formando así, en una reacción catalizada por la UDP-glucuroniltransferasa, un grupo de
compuestos denominados colectivamente glucurónidos. La conjugación de un compuesto con ácido glucurónico
produce un compuesto fuertemente ácido que es más hidrosoluble a pH fisiológico que el precursor, por lo que
puede alterar su propio metabolismo, transporte o propiedades de excreción. La formación de glucurónidos es
importante en la desintoxicación de fármacos, la excreción de esteroides y el metabolismo de la bilirrubina. Esta
última es el producto mayoritario de degradación metabólica del hemo, grupo prostético de la hemoglobina.
EÍ paso central en la excreción de la bilirrubina es su conjugación con ácido glucurónico por la UDP-
glucuroniltransferasa. El desarrollo de este mecanismo de conjugación tiene lugar de forma gradual y puede
tardar desde varios días hasta 2 semanas después del nacimiento para ser totalmente activo en el hombre. La
denominada ictericia fisiológica del recién nacido proviene en la mayor parte de los casos de la incapacidad de
hígado neonatal para formar glucurónido de bilirrubina a una velocidad comparable de producción de bilirrubina.
En una cepa mutante de ratas Wistar (“Gunn”) se ha descubierto un defecto en la síntesis de glucurónidos debido
á una deficiencia de UDP-glucuroniltransferasa, deficiencia que da lugar a una hiperbilirrubinemia hereditaria. En
seres humanos se ha descubierto un defecto similar a la ictericia no hemolítica familiar congénita (síndrome de
Crigler-Najjar). Los pacientes con esta enfermedad tampoco son capaces de conjugar eficientemente compuestos
extraños (xenobióticos) con ácido glucurónico.
Probablemente, la vía de oxidación del ácido glucurónico no sea esencial para el metabolismo glucídico humano,
ya que los individuos que tienen esta vía bloqueada no sufren efectos. Una variación metabólica, denominada
pentosuria idiopática, proviene de la actividad disminuida de la L-xilulosa reductasa ligada a NADP, la enzima
que cataliza la reducción de la xilulosa a xilitol. De ahí que los individuos afectados excreten grandes cantidades
de pentosa en la orina, especialmente después de la ingestión del ácido glucurónico.
Existen una serie de enfermedades de almacenamiento del glucógeno bien caracterizadas, todas ellas debidas a
deficiencias heredadas de una o más enzimas implicados en la síntesis y degradación del glucógeno. El hígado es,
normalmente, el tejido más afectado, pero también pueden ser defectuosos los metabolismos del corazón y del
músculo. A continuación se mencionan algunas de ellas:
Enfermedad de Pompe
La enfermedad de almacenamiento de glucógeno tipo II o enfermedad de Pompe es producida por la ausencia de
α-1,4-glucosidasa (o maltasa acida), enzima que normalmente se encuentra en los lisosomas. La ausencia de esta
enzima conduce a la acumulación de glucógeno en virtualmente todos los tejidos. Esto puede parecer un poco
sorprendente si no se sabe que los lisosomas captan gránulos de glucógeno y se vuelven defectuosos respecto a
otras funciones cuando carecen de la capacidad necesaria para destruir los gránulos. Dado que las otras rutas
sintéticas y degradativa del metabolismo del glucógeno están intactas, no se aprecian aquí trastornos
metabólicos como los que se observan en la enfermedad de von Gierke. No se conoce la razón de la acumulación
de glucógeno extralisosomal. Se produce una cardiomegalia masiva que conduce en una edad temprana a la
muerte por fallo cardíaco.
Enfermedad de Cori
También denominada enfermedad de almacenamiento de glucógeno tipo III, la enfermedad de Cori está
producida por una deficiencia de la enzima desramificante del glucógeno. El glucógeno se acumula, debido a que
sólo las ramas exteriores pueden ser eliminadas de la molécula por la fosforilasa. Aparece hepatomegalia, aunque
ésta disminuye con la edad. Las manifestaciones clínicas son similares, aunque mucho mas benignas, a las de la
enfermedad de von Gierke, debido a que aquí no queda afectada la gluconeogénesis, por lo que la hipoglucemia y
sus complicaciones son mucho menos graves.
Enfermedad de McArdle
También denominada enfermedad de almacenamiento de glucógeno tipo V, la enfermedad de McArdle se debe a
la ausencia de fosforilasa muscular. Los pacientes sufren calambres musculares dolorosos y no pueden realizar
ejercicios vigorosos, probablemente porque los depósitos de glucógeno muscular no están disponibles para e!
músculo en ejercicio. Así, no se produce el incremento normal del lactato plasmático (liberado del músculo)
después del ejercicio. Los músculos se dañan debido probablemente al suministro inadecuado de energía y a la
acumulación de glucógeno. Es frecuente la liberación de proteínas o enzimas musculares (creatina fosfoquinasa,
aldolasa, mioglobina); los elevados niveles de dichas sustancias en la sangre parecen indicar un trastorno
muscular
HIPOGLICEMIA
La capacidad de síntesis de glucosa hepática a partir del lactato y de la alanina está también limitada en los
recién nacidos. Esto se debe a que la enzima limitante de velocidad, la fosfoenolpiruvato carboxiquinasa
(PEPCK), está presente en concentraciones muy bajas durante las primeras horas que siguen al alumbramiento.
La inducción de la enzima a los niveles requeridos para evitar la hipoglucemia durante el estrés del ayuno
requiere varias horas. Se cree que los recién nacidos prematuros o pequeños con respecto a la edad gestacional
son más susceptibles a la hipoglucemia que los recién nacidos normales, debido a que los depósitos de glucógeno
hepático son en los primeros más pequeños. El ayuno elimina los depósitos de glucógeno más rápidamente,
haciendo que los recién nacidos prematuros dependan más de la gluconeogénesis que los recién nacidos
normales.
Hipoglucemia e intoxicación alcohólica
El consumo de alcohol, especialmente por una persona desnutrida, puede producir hipoglucemia. El mismo efecto
puede tener lugar al beber alcohol después de un ejercicio enérgico. En ambos casos, la hipoglucemia se debe a los
efectos inhibidores del alcohol sobre la gluconeogénesis hepática y, por tanto, tiene lugar en condiciones de carencia
de glucógeno hepático. El problema es debido al NADH producido durante el metabolismo del alcohol. El hígado no
puede simplemente utilizar de manera lo suficientemente rápida los equivalentes de reducción producidos por la
oxidación del etanol para evitar los trastornos metabólicos. Los equivalentes de reducción extra bloquean la
conversión de lactato en glucosa y promueven la conversión de alanina en lactato, lo que da lugar a una
considerable acumulación de lactato en la sangre. Dado que el lactato no tiene a donde ir, puede desarrollarse
acidosis láctica, aunque suele ser de carácter leve.
El alcohol a dosis bajas produce un funcionamiento motor e intelectual debilitado; las dosis elevadas tienen un
efecto depresivo que puede conducir a estupor y anestesia. El bajo nivel sanguíneo de azúcar puede contribuir a
estos efectos indeseables del alcohol. Lo que es más, puede parecer que un paciente está sencillamente ebrio,
cuando lo que está en realidad es sufriendo hipoglucemia la cual puede producir daños irreversibles en el sistema
nervioso central. Los niños dependen en gran manera de la gluconeogénesis cuando ayunan, y la ingestión
accidental de alcohol puede producir una hipoglucemia grave
DIABETES MELLITUS
La diabetes mellitus es una enfermedad crónica caracterizada por trastornos en el metabolismo de glúcidos,
grasas y proteínas, clinicamente se reconocen dos tipos: Tipo 1 (llamada de aparición juvenil o dependiente de
insulina) y Tipo 2 (de aparición en la madurez o independiente de insulina).
En el estado diabético disminuye la captación de glucosa por los tejidos sensibles a la insulina, esto es,
músculo y tejido adiposo. La insulina es necesaria para la captación de glucosa por estos tejidos y el diabético o
bien carece de insulina o ha desarrollado "resistencia a la insulina" en estos tejidos. La resistencia a la insulina es
una anomalía del receptor de insulina o en pasos posteriores que mediatizan el efecto metabólico de la insulina.
Las células parenquimáticas del hígado no requieren insulina para la captación de glucosa. Sin embargo, sin
insulina el hígado tiene disminuida la capacidad para extraer glucosa de la sangre. Esto se explica en parte por
una actividad disminuida de la glucoquinasa y la pérdida de actividad de la insulina sobre otras enzimas clave de
la gluconeogénesis y la vía glucolítica.
Aunque la insulina no cura la diabetes, su utilización altera marcadamente el curso clínico de la enfermedad. La
insulina inyectada promueve la captación de glucosa por los tejidos e inhibe la gluconeogénesis, lipólisis y
proteólisis. El paciente tiene la difícil misión de intentar ajustar la dosis de insulina en función de su dieta y de su
actividad física, el otro determinante importante para la disponibilidad de glucosa por parte del músculo. El
control estricto por parte del paciente requiere la administración de varias inyecciones de insulina cada día y la
comprobación minuciosa de la glucosa sanguínea. Actualmente, se ha comprobado que el control estricto de la
La diabetes mellitus tipo 2, se denominaba antiguamente no dependiente de insulina (NIDDM), que constituye el 80-
90% de los casos diagnosticados de diabetes, se denomina también diabetes de aparición madura, para
diferenciarla de la diabetes dependiente de insulina de aparición juvenil. Normalmente aparece en gente obesa
de mediana edad. La diabetes no dependiente de insulina se caracteriza por hiperglucemia y a menudo
hipertrigliceridemia. No se observa en ella la cetoacidosis característica de la enfermedad dependiente de insulina.
Los niveles elevados de VLDL son probablemente resultado de la síntesis incrementada de triacilgliceroles en el
hígado, estimulada por la hiperglucemia y la hiperinsulinemia.
La insulina se halla presente en cantidades casi normales, o incluso elevadas, en esta forma de enfermedad. La
obesidad aparece a menudo antes del desarrollo de la diabetes independiente de insulina, y parece ser un factor
que contribuye de manera importante a esta última. Los pacientes obesos son a menudo hiperinsulinémicos. Datos
muy recientes atribuyen a los elevados niveles de expresión del factor α de necrosis tumoral (TNF-α) en los
adipocitos la causa de la resistencia. Cuanto mayor es la masa del tejido adiposo, mayor es la producción de TNF-
α, el cual actúa desequilibrando la función del receptor de la insulina. Se ha establecido una relación inversa
entre los niveles de insulina y el número de receptores de insulina. Cuanto más elevado es el nivel basal de
insulina, menor es el número de receptores en las membranas plasmáticas. Además, también se producen
defectos en las células que responden a la insulina en procesos posteriores a la unión al receptor. Un ejemplo de
ello es la capacidad de la insulina para obtener transportadores de glucosa que pasan del interior de la célula a la
membrana plasmática. La consecuencia es que los niveles de insulina permanecen elevados, mientras que los
niveles de glucosa están muy poco controlados debido a la falta de respuesta normal a la insulina. Aunque el
nivel de insulina es aquí alto, no es sin embargo tan alto como el de una persona obesa no diabética. Dicho de
otro modo, existe una deficiencia relativa en el suministro de insulina por las células β. Por lo tanto, esta
enfermedad está causada no sólo por la resistencia a la insulina sino también por un desequilibrio en la función
de las células β, lo que da lugar a una deficiencia relativa de insulina.
La dieta sola puede muy a menudo controlar la enfermedad en el diabético obeso. Si se puede motivar a una
persona a perder peso, los receptores de insulina aumentarán en número y las anomalías posreceptor
mejorarán, lo que, a su vez, comportará un incremento tanto en la tolerancia a la glucosa como en la
sensibilidad tisular a la insulina. El diabético no dependiente de insulina sufre una forma menos grave de la
enfermedad, y no manifiesta una tendencia a desarrollar cetoacidosis, aunque desarrolla las mismas
complicaciones que el diabético insulinodependiente, esto es, neuropatía, retinopatía, enfermedad renal y
enfermedad arterial coronaria.
Se ha propuesto que la glucosilación de las proteínas puede contribuir a las complicaciones médicas causadas
por la diabetes, por ejemplo enfermedad cardíaca coronaria, retinopatía, nefropatía, cataratas y neuropatía. La
mayor glucosilación de las proteínas del cristalino puede contribuir al desarrollo de cataratas de origen diabético.
El colágeno, la laminina, la vitronectina y otras proteínas de la matriz pueden ser glucosiladas y sufrir alteraciones
en sus propiedades biológicas, tales como el autoensamblaje y la unión de otras moléculas de la matriz.
Las proteínas y lipoproteínas glucosiladas también pueden ser reconocidas por los receptores presentes en los
macrófagos, los cuales están íntimamente implicados en la formación de placas ateroscleróticas. Es posible que
estos cambios aceleren la aterosclerosis característica de los diabéticos. El compuesto aminoguanidina inhibe la
formación de los productos de glucosilación y se está comprobando su capacidad de prevenir las complicaciones de
la diabetes.
La aldosa reductasa tiene una Km para la glucosa elevada, por lo que esta ruta sólo es cuantitativamente
importante durante la hiperglucemia. Se sabe que en los animales diabéticos el contenido de sorbitol en el
cristalino, nervios y glomérulo es elevado. La acumulación de sorbitol puede dañar estos tejidos al
provocar su hinchazón. Actualmente, se dispone de inhibidores de la reductasa que impiden la acumulación
de sorbitol en estos tejidos retrasando la aparición de dichas complicaciones. Esta es una cuestión muy
controvertida ya que las diferencias entre la potencia de los inhibidores, diseños experimentales, duración
de los ensayos y número de pacientes utilizados ha dado lugar a que los diferentes estudios hayan llevado a
diferentes conclusiones. Por tanto, no podemos todavía recomendar estos fármacos con total seguridad
para la prevención de las complicaciones de la diabetes.
Se han descrito deficiencias en las funciones del transporte mitocondrial (p. ej., carnitina palmitoil CoA
transferasa y en componentes de la cadena de transporte electrónico mitocondrial (NADH deshidrogenasa, citocromo
b, citocromo a1a3 o la F1F0-ATPasa). En muchas miopatias mitocondriales se han encontrado grandes inclusiones
paracristalinas dentro de la matriz mitocondrial. No se sabe sí este material cristalino tiene una composición orgánica
o inorgánica. En ciertas miopatías mitocondriales, e! transporte electrónico solo está débilmente acoplado a la
producción de ATP, en otros casos, estos procesos muestran un estrecho acoplamiento normal. Algunos de estos
trastornos están relacionados con defectos de las enzimas codificadas por genes mitocondriales, por lo que se puede
deducir, que provienen de la madre ya que todas, las mitocondrias proceden de las que se encuentran en el
óvulo.
ENVENENAMIENTO POR CIANURO
La inhalación de ácido cianhídrico gaseoso o la ingestión de cianuro potásico produce una rápida y extensa inhibición
de la cadena de transporte electrónico mitocondrial en la etapa de la citocromo oxidasa. El cianuro es uno de los
venenos de actuación más rápida y potente que se conocen. El cianuro se fija al Fe+3 del hemo del citocromo a,a3,
componente del paso final en la cadena de transporte electrónico, e impide que el oxigeno reaccione con el
citocromo a,a3 y sirva como aceptor último de electrones. Cesan la respiración mitocondrial y la generación de energía, y
se produce la muerte rápida de la célula. La muerte debida al envenenamiento por cianuro tiene lugar por asfixia
tisular, muy especialmente del sistema nervioso central.
Si el envenenamiento no ha sido letal, se administran al individuo que ha estado expuesto al cianuro diversos
nitritos que transforman la oxihemoglobina en methemoglobina, lo cual supone solamente convertir el Fe2+ de la
hemoglobina en Fe3+ de la methemoglobina. La methemoglobina (Fe3+) compite con el citocromo a,a3 (Fe3+) por el
cianuro, formando así un complejo methemoglobina-cianuro, La administración de tiosulfato hace que el cianuro
reaccione con la enzima rodanasa formando tiocíanato, compuesto no tóxico.
DEFECTO DE FUMARASA
El defecto de enzimas del ciclo de los ácidos tricarboxílicos es poco frecuente. No obstante, se han
registrado algunos casos en los que hay una deficiencia grave de fumarasa tanto en las mitocondrias como en
el citosol de los tejidos (p. ej. , linfocitos de la sangre). La enfermedad se caracteriza por graves lesiones
neurológicas encefalopatía y distonía que se manifiestan poco después del nacimiento. La orina contiene
niveles anormales de fumarato además de uno o más entre succinato, α-cetoglutarato, citrato y malato.
Ambos enzimas proceden de un único gen y los dos padres presentan niveles medios respecto al normal de
actividad enzimática pero son clínicamente normales, como se corresponde con un trastorno autosómico
recesivo. La primera descripción de u n a mutación en el gen indicó que el glutamato-319 estaba sustituido
por una glutamina.