Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Psiquiatría Medica
Sustentante:
Trabajo
Sección:
01
Docente:
Dr. Rafael Trabous Roman
Diferencia entre los neurolépticos típicos y atípicos
Neurolépticos típicos o clásicos
Son antagonistas de los receptores dopaminérgicos, y su propiedad farmacológica principal es el
bloqueo de los receptores D2, específicamente en la vía mesolímbica.
Los tipos de neurolépticos clásicos más comunes que podemos encontrar son:
Haloperidol (butiferronas)
A pesar de los efectos beneficiosos que este fármaco tiene sobre los síntomas positivos de la
esquizofrenia, deben sopesarse sus efectos secundarios debilitantes –como trastornos del movimiento,
aumento de peso, falta de motivación, etc.-.
Clorpromazina (fenotiazinas)
Se utiliza como tratamiento de las manifestaciones de las alteraciones psicóticas, siendo claramente
eficaz en la esquizofrenia y en la fase maníaca de la enfermedad maníaco-depresiva.
Levomepromazina (fenotiazinas)
Se trata de uno de los antipsicóticos más antiguos y tiene una acción tranquilizante, ansiolítica, sedante
y analgésica. También es un potente potenciador de anestésicos.
La levomepromazina posee una potente propiedad sedante, potencia la anestesia con éter y
hexobarbital así como la analgesia por morfina. Entre sus efectos secundarios se encuentra la
somnolencia producida durante las primeras semanas del tratamiento.
También existen neurolépticos clásicos con acción “retard” o depot, que permiten realizar dosis más
espaciadas en el tiempo:
Flufenazida (Modecate).
Pipotiazida (Lonseren).
Zuclopentixol (Cisordinol).
En los dos primeros casos, se administra una dosis cada 3 semanas y, en el último caso, cada 2 semanas.
Estos neurolépticos típicos o clásicos están especialmente indicados para el tratamiento de:
Psicosis.
Dolor crónico.
Deprivación etílica.
Sedación.
Somnolencia.
Incoordinación.
Convulsiones.
Efecto epileptógeno.
Hipotensión ortostática.
Estos fármacos se basan en la hipótesis dopaminérgica, según la cual los síntomas psicóticos positivos
están relacionados con la hiperactividad de las neuronas dopaminérgicas, especialmente la vía
mesolímbica.
Por tanto, los fármacos antipsicóticos que se utilizan para tratar los síntomas positivos actúan
bloqueando los receptores de dopamina, particularmente los receptores de dopamina D2.
Los síntomas negativos de la esquizofrenia, descritos anteriormente, pueden implicar otras regiones del
cerebro, como la corteza prefrontal dorsolateral y otros neurotransmisores –puede estar relacionada
con la hiperactividad excitatoria del glutamato.
Neurolépticos atípicos
Por otro lado, encontramos el grupo de los neurolépticos atípicos, que son aquellos desarrollados más
recientemente.
Constituyen un grupo heterogéneo de sustancias que actúan sobre los síntomas positivos y negativos de
la esquizofrenia –a diferencia de los neurolépticos clásicos, que sólo actúan sobre los positivos-.
Clozapina (Leponex)
Derivados de las dibenzodiacepinas. Es el único fármaco indicado específicamente para el tratamiento
de la esquizofrenia resistente al tratamiento.
Asimismo, debe tenerse en cuenta la baja incidencia de discinesia tardía como efecto adverso del
fármaco. También se ha puesto de manifiesto que la clozapina tiene un efecto beneficioso en la
función cognitiva y en los síntomas afectivos.
Olanzapina (Zyprexa)
Aunque se ha comprobado que la olanzapina tiene una actividad antipsicótica, todavía está por
demostrar su eficacia en la esquizofrenia resistente y su posición relativa respecto a otros antipsicóticos
atípicos, en los que hay datos no demasiado concluyentes.
Asimismo, la relevancia clínica de los efectos sobre los síntomas negativos que se deducen de la mejoría
de las escalas de síntomas negativos es difícil de interpretar y los análisis más rigurosos de los datos no
logran evidenciar una clara superioridad de la olanzapina.
Tampoco se pueden hacer recomendaciones claras para la agitación, agresividad y hostilidad, aunque
parece menos sedante que la clorpromazina y el haloperidol. Uno de los efectos secundarios que
produce es el aumento significativo de peso.
Por todo ello, se necesitan más estudios a largo plazo que pongan de manifiesto datos sobre tolerancia,
calidad de vida, funcionamiento social, suicidio, etc.
Risperidona (Risperdal)
Derivado de benzoxiooxazoles. Aún no se conoce si la risperidona es más eficaz que los neurolépticos
clásicos. Parece que tiene algunas ventajas sobre el haloperidol en cuanto al alivio limitado de algunos
síntomas y el perfil de efectos secundarios.
Puede ser más aceptable para los pacientes con esquizofrenia tal vez debido a la escasa sedación que
produce, a pesar de su tendencia a incrementar el peso.
Hay pocos datos sobre las implicaciones clínicas del uso de rísperidona pero, sorprendentemente, no los
hay en relación a la utilización de servicios, hospitalización o funcionamiento en la comunidad.
Los potenciales beneficios clínicos y de reducción de efectos secundarios de la risperidona tienen que
sopesarse con el mayor coste de este fármaco.
Quetiapina (Seroquel)
Estos datos, unidos a la corta experiencia clínica de la que dispone el fármaco, impide que se puedan
sacar conclusiones sobre su importancia clínica.
Ziprasidona
Actualmente también existe un neuroléptico atípico que se está introduciendo, la Ziprasidona. Los datos
obtenidos hasta ahora ponen de manifiesto que puede ser tan efectiva como el haloperidol para la
esquizofrenia, aunque tiene el inconveniente de causar náuseas y vómitos.
La forma inyectable tiene el inconveniente añadido de causar más dolor en el lugar de la inyección que
el haloperidol.
Aún es necesario llevar a cabo más estudios que comparen este fármaco con los demás neurolépticos
atípicos para poder sacar conclusiones sobre su eficacia real.
Efectos secundarios
Aunque estos neuropsicóticos causan menos efectos extrapiramidales que los clásicos, y mejoran los
síntomas negativos de la esquizofrenia, también presentan algunos efectos secundarios:
Taquicardia.
Mareos.
Hipotensión.
Hipertermia.
Sialorrea.
A pesar de sus efectos secundarios y sus limitaciones, se ha demostrado que son muy efectivos en el
tratamiento agudo y de mantenimiento, siendo bien tolerados por muchos pacientes.
Las razones por las que no se les considera aún fármacos de primera línea en la esquizofrenia son:
A pesar de que algunos autores justifican el uso de los nuevos antipsicóticos en el «primer» episodio
agudo de la esquizofrenia y durante la enfermedad, basándose en las hipótesis de un descenso de las
tasas de recaída y de la morbilidad asociada y de una mejoría en los resultados a largo plazo, no
hay ensayos clínicos adecuados que valoren estos hechos.