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Se trata de un proceso continuo y personalizado dentro del sistema de enseñanza-aprendizaje cuyo objetivo es conocer la evolución de cada
estudiante. De esta forma, si es necesario, se pueden adoptar medidas de refuerzo o de compensación para garantizar que se alcanzan los
objetivos educativos definidos para su nivel. Es, por tanto, una herramienta de gran utilidad para tomar decisiones pedagógicas para mejorar el
desempeño de un estudiante. Conocer, identificar y ser capaz de utilizar cada tipo de evaluación da la oportunidad de evaluar de forma precisa
según sea el caso y la necesidad lo que suministra resultados interpretables y útiles para los diferentes involucrados y aporta un contexto a partir
del cual los resultados permiten la toma de decisiones que ayudan a enfrentar los problemas; facilitan la comunicación y ayudan a mejorar el
ambiente escolar. También incluye a los distintos ámbitos y agentes de la actividad educativa, es decir: a los docentes, a los centros, a la idoneidad
de los currículos e, incluso, la actividad de las administraciones educativas. La evaluación es un recurso para asegurar unos niveles de formación
común y garantizar que se reúnen una serie de capacidades, competencias y conocimientos concretos para avanzar dentro de los niveles del
sistema educativo, logrando los títulos homologados correspondientes.
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