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El Último Primer Día de clases (UPD) es una celebración que se hizo común en los
últimos años entre las personas jóvenes del último año de la secundaria. Resignificar
esta fecha desde una perspectiva de cuidado permite abrir el diálogo intergeneracional y
reconocer la importancia que este día tiene tanto para estudiantes como para la escuela.
En particular, el Último Primer Día de clases, conocido como UPD, es una celebración
que se hizo común de un tiempo a esta parte en la que las personas jóvenes del último
año de la secundaria se reúnen la noche anterior al inicio de clases para festejar. Esta
celebración, como muchas de las mencionadas, toma las características de las formas de
festejo propias de cada grupo de jóvenes. Esto puede incluir entradas a la escuela con
música o batucadas, banderas, cotillón, disfraces, presentación del buzo de egreso, etc.
A esto pueden sumarse situaciones relacionadas con el consumo de alcohol u otras
sustancias.
Las diferentes formas que adopta el UPD pueden ser consideradas como ritos. Los ritos
son prácticas regladas cargadas de densidad simbólica que refieren a una forma de estar
con otras personas, constituyen una marca de una primera persona plural. Funcionan
socialmente como núcleos de inscripción de la subjetividad habilitando pasajes. De este
modo, resulta clave desde la escuela reconocer que estas celebraciones están
estrechamente relacionadas no solo con el sentido de pertenencia y la afirmación
entre pares, sino también con la construcción de la identidad de las personas jóvenes.
Por otro lado, como la mayoría de los ritos en la actualidad, estos festejos se encuentran
atravesados por la lógica de consumo, lo que propicia que ciertos consumos tengan un
lugar central en el desarrollo de la celebración.
¿Cómo fue el cierre de las personas adultas de su propio ciclo escolar?¿Qué recuerdan
de esos días?
¿Qué sensaciones les genera a las personas adultas el cierre, la finalización de esta
etapa de estudios por parte del estudiantado?
¿Qué les gustaría compartir con el grupo o los grupos de estudiantes que egresan a lo
largo del año?
¿Cómo les gustaría a las personas adultas transitar el primer y último día de clases?
¿Qué experiencias consideran que puede ofrecer la escuela para iniciar y cerrar ese
ciclo?
Este tipo de eventos festivos ofrecen un tiempo y un espacio para encontrarse y celebrar
que establece un ritmo diferente al habitual. Esto involucra a la escuela modificando su
dinámica cotidiana y supone un desafío respecto de los cuidados porque en estas
celebraciones pueden ponerse en tensión algunos de los acuerdos que forman parte de la
vida cotidiana de las escuelas, como por ejemplo, el lugar que ocupamos las personas
adultas y el lugar que ocupan las personas jóvenes.
Hacer esto no implica de ningún modo que, como personas adultas, pasemos por alto
situaciones que observamos y que nos preocupan en relación con el consumo de alcohol
u otras sustancias. Estas fechas resaltan la necesidad de potenciar el trabajo acerca
de los consumos problemáticos pensando propuestas que pongan el centro en los
cuidados ―y que es importante que no se limiten a una jornada o a un día puntual, sino
que puedan desarrollarse a lo largo del recorrido escolar―. Para esto sugerimos la
lectura del material Tomá la voz: ejes y propuestas para el abordaje de los consumos
problemáticos en el ámbito educativo, que presenta actividades para orientar las
prácticas educativas respecto de la prevención de consumos problemáticos y la
promoción de los cuidados en todos los niveles y modalidades del Sistema Educativo
Nacional.
Las noticias periodísticas y el tratamiento de los medios masivos son otro insumo para
favorecer los intercambios y problematizar los prejuicios y estigmas que usualmente
recaen sobre las juventudes.
Es valioso ofrecer noticias que puntualmente relatan situaciones en torno al UPD para
realizar el análisis. Les proponemos algunas consignas para orientar el intercambio:
A partir de esta lectura, resultará interesante reflexionar sobre qué miradas sobre las
juventudes se muestran y cuáles son los hechos relatados; identificar si aparecen
consumos de sustancias, de qué manera, si se muestran prácticas de cuidado del cuerpo
y de la salud en adolescentes. Además, podemos preguntar al estudiantado si
siente identificación con la forma en la cual estos medios describen a las personas
jóvenes y por qué.
Es posible complementar y profundizar esta actividad con la propuesta «¿Cómo nos ven
y… cómo nos vemos?», que se encuentra en la página 63 del material Tomá la voz...
Les proponemos mirar junto con los y las estudiantes el capítulo «Natu» de la serie
Presentes de Canal Encuentro. El episodio refleja diversas situaciones de consumo de
alcohol en adolescentes y las maneras diversas de vivir y de divertirse, las salidas y la
escolaridad. Luego les proponemos conversar a partir de lo visto y compartir opiniones
y miradas.
Ofrecemos aquí algunas preguntas para habilitar el intercambio a partir de las escenas:
Pueden encontrarse otras consignas para trabajar este capítulo en Tomá la voz..., página
60.
A partir del intercambio en torno al capítulo y las respuestas que vayan dando el grupo o
los grupos de estudiantes, planteamos una posición que permita pensar y analizar el
consumo de alcohol en adolescentes desde una mirada compleja, deteniéndonos en la
vinculación entre los sujetos (Carla, Natu y sus compañeros), el objeto (en este caso las
bebidas alcohólicas) y los diferentes contextos (las fiestas, la escuela). Es sumamente
importante que podamos coordinar los intercambios sin miradas que prejuzguen o
condenen las opiniones y generar un entorno de confianza y escucha genuina. Es
fundamental recuperar la idea de consumo problemático en tanto afecta negativamente
la salud y las relaciones sociales de forma crónica o esporádica. A partir de los
intercambios, podremos reflexionar sobre las prácticas de cuidado entre pares y el papel
de los vínculos intergeneracionales y el apoyo adulto para aquellas situaciones que
generan malestar, angustia, incomodidad.
Los detectives salvajes es una novela del escritor chileno Roberto Bolaño publicada en
1998. En la primera parte del libro, titulada «Mexicanos perdidos en México (1975)», se
cuentan las peripecias de un joven que comienza su carrera universitaria a la vez que se
adentra en el mundo de la poesía y los poetas contemporáneos. El mundo de la bohemia
literaria, el primer «maestro» y el grupo de los «real visceralistas» serán la escenografía
en la que el joven García Madero encuentra un modelo de artista que, a la vez, lo
deslumbra y decepciona.
Lean el fragmento de Los detectives salvajes (Bolaño, 2003) y realicen las actividades.
3 de noviembre
No sé muy bien en qué consiste el realismo visceral. Tengo diecisiete años, me llamo Juan
García Madero, estoy en el primer semestre de la carrera de Derecho. Yo no quería estudiar
derecho sino Letras, pero mi tío insistió y al final acabé transigiendo. Soy huérfano. Seré
abogado. Eso le dije a mi tío y a mi tía y luego me encerré en mi habitación y lloré toda la
noche. O al menos una buena parte. Después, con aparente resignación, entré en la gloriosa
Facultad de Derecho, pero al cabo de un mes me inscribí en el taller de poesía de Julio César
Álamo, en la Facultad de Filosofía y Letras y de esa manera conocí a los real visceralistas o
viscerealistas e incluso vicerrealistas como a veces gustan llamarse. Hasta entonces yo había
asistido cuatro veces al taller y nunca había ocurrido nada, lo cual es un decir, porque bien
mirado, siempre ocurrían cosas: leíamos poemas y Álamo, según estuviera de humor, los
alababa o los pulverizaba; uno leía, Álamo criticaba, otro leía, Álamo criticaba, otro más volvía
a leer, Álamo criticaba. A veces Álamo se aburría y nos pedía a nosotros (los que en ese
momento no leíamos) que criticáramos también, y entonces nosotros criticábamos y Álamo se
ponía a leer el periódico. (13).
¿Cuáles son, según su punto de vista, las marcas de «juventud» que se pueden advertir
en el discurso de Juan García Madero?
¿Cómo está presentada la relación del «maestro» con sus «discípulos»?
¿Cuál es la oposición entre el mundo de las personas adultas y el de las personas
jóvenes? ¿Qué rol juega «la crítica»?
De despedidas y bienvenidas
A lo largo del año podemos generar diversas estrategias para «despedir» a quienes se
preparan para egresar. Dar la bienvenida y ser parte de recibir a quienes llegan al primer
año permite trabajar el egreso, las transiciones, recuperar vivencias en la escuela y
delinear proyectos futuros. Una actividad posible es proponer un espacio de intercambio
entre estudiantes de primer año y estudiantes del último año durante los primeros días
de clase. En principio, les podemos pedir a los chicos y chicas de 5º o 6º que organicen
un recorrido por la escuela, mostrándola desde su mirada. Además de guiar a las
personas ingresantes por los distintos lugares, podemos invitar a compartir recuerdos,
anécdotas, historias y «datos útiles» de los espacios que se recorran. Luego, les
podemos ofrecer un momento de intercambio entre ambos grupos. Sugerimos organizar
grupos pequeños para facilitar un clima de confianza. Podemos invitar a los y las
estudiantes de primero a que compartan sus dudas, preguntas, temores, expectativas y a
quienes están por egresar les podemos pedir que les cuenten algunas cuestiones que
consideren relevantes de la escuela, consejos que consideren útiles, algo «que no se
puedan perder de hacer» en estos años de secundaria.
Los días del venado es uno de los libros de La Saga de los Confines, de la autora
argentina Liliana Bodoc. En el capítulo «Dos visitantes» se describe el ritual de la
familia husihuilke. Les proponemos leer el siguiente fragmento de ese capítulo:
Cada familia husihuilke conservaba un cofre, heredado por generaciones, que los mayores
tenían consigo. Aunque tenía algo menos de dos palmos de altura, y un niño pequeño podía
rodearlo con sus brazos, en él se guardaban recuerdos de todo lo importante que le había
ocurrido al linaje familiar a través del tiempo. Cuando llegaban las noches de contar historias,
volteaban el cofre haciéndolo dar cuatro tumbos completos: primero hacia adelante, después
hacia atrás y, finalmente, hacia cada costado. Entonces, el más anciano sacaba del cofre lo
primero que su mano tocaba, sin vacilar ni elegir. Y aquel objeto, evocador de un recuerdo, le
señalaba la historia que ese año se debía contar. A veces se trataba de hechos que no habían
presenciado porque eran mucho más viejos que ellos mismos. Sin embargo, lo contaban con la
nitidez del que estuvo allí. Y de la misma forma, se grababa en la memoria de quienes tendrían
que contarlo, años después.
Les proponemos ir trayendo esos elementos para construir el cofre del curso que
egresa.
La familia husihuilke abría el cofre por las noches y, tal como dice el relato, «volteaban
el cofre haciéndolo dar cuatro tumbos completos: primero hacia adelante, después hacia
atrás y, finalmente, hacia cada costado. Entonces, el más anciano sacaba del cofre lo
primero que su mano tocaba, sin vacilar ni elegir». A partir del modo en el cual se
organizaba dicho ritual, les proponemos organizar la modalidad de apertura del cofre y
compartir lo que allí guardaron.