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Título: «Construcciones colaborativas para un aprendizaje más significativo.

El proyecto tutorial»
Autores: Giuliano, Yanina, Pastorini Laura, Rosales, Sacha, Rosalez, Paola, Silva, Natalia, Tanus,
Belén, Trejo, Lisa, Trejo, Marina, Vergara, Valentín.

Palabras claves: tutoría - aprendizaje - trayectorias escolares - palabra - adolescentes.

He nacido en otra ciudad que también se llamaba Buenos Aires

Jorge Luis Borges

Analizar las transformaciones que caracterizan a procesos, fenómenos y construcciones actuales

demanda recorrer una trayectoria dinámica e irregular que se enmarca en escenarios de diversa

naturaleza temporal y espacial. Así, en la actualidad, el modo de construir quiénes somos —o bien

nuestras subjetividades y cómo éstas se manifiestan en escenarios como la escuela— son inquietudes

que se hallan enmarcadas en un contexto diferencial. En éste, las transformaciones o resignificaciones

se constituyen a sí mismas al mismo tiempo que protagonizan el surgimiento y desarrollo veloz de un

nuevo paradigma socio-cultural.

Ahora bien, tal como sostiene la cita que inicia este documento, en muchas ocasiones, la mirada

retrospectiva y nostálgica parece situarnos en escenarios ideales o, al menos, más confortables. Sin

embargo, para poder realizar un análisis constructivo sobre la situación actual, es necesario desarrollar

una mirada comprometida, reflexiva y capaz de asumir distintas responsabilidades.

Los espacios de aula se han ido transformando, dinamizándose y liberándose de estructuras caducas

frente a las características de las sociedades actuales. Como consecuencia, los actores sociales

intervinientes en los procesos de enseñanza debemos, como adultos, ser capaces de asumir el inmenso

desafío de aprender originando experiencia. Elegir la docencia actualmente implica tener el valor de

enfrentarse a la autocrítica continua y en ese recorrido poder, además, descubrir cuáles son los

obstáculos que atraviesan los procesos de enseñanza y de aprendizaje hodiernos y, con éstos, los

consecuentes desafíos institucionales aparejados para llevar adelante nuevas estrategias pedagógicas

1
que contemplen el acompañamiento a los estudiantes desde el inicio y hasta la finalización de su

trayectoria escolar.

A continuación, nos proponemos compartir el trabajo de tutoría que hemos venido realizando desde

el año 2013 en el Instituto Juan Manuel de Rosas, escuela pública de gestión privada, ubicada en la

Ciudad de Villa Madero, Partido de La Matanza. Es una institución que cuenta con dos orientaciones

de bachillerato: Ciencias Naturales y Contable y una población de 675 estudiantes, social y

económicamente heterogénea.

Nuestro espacio tutorial tiene una historia particular que recorre diferentes instancias o momentos.

Primeramente, se pensó al tutor como un docente referente para el alumno; alguien a quien el joven

podía recurrir frente a una dificultad, generalmente de índole académica o administrativa (como, por

ejemplo, en lo tocante a las inasistencias). El profesor tutor era elegido por los alumnos a través de

elecciones democráticas —que cumplían con los requisitos de una votación ciudadana— permitiendo

el ejercicio de los derechos de nuestros estudiantes.

Luego de varios años, se presentaron algunas falencias en este modo de trabajo. El tutor era un

docente que, por su buena predisposición y voluntad, ejercía el rol de acompañante del alumno. Su

figura se fue desgastando, en tanto se limitaba a escuchar a los alumnos, pero sin posibilidades más

que para conversar con algún otro docente o con la dirección de la escuela en el mejor de los casos. En

algún caso extremo, no se habilitaba la escucha y los estudiantes recurrían a otros docentes

significativos para poder canalizar las dificultades. Observamos que la demanda era otra y estábamos

convencidos de que era necesario responderla.

Se decidió solicitar a la institución la hora paga de la tutoría y, consecuentemente, un mayor

compromiso por parte del docente tutor. Los interesados fueron convocados a participar de la tutoría

con objetivos claros y una sistematización de la tarea. En tanto la tutoría supone un encuentro y

acompañamiento entre adultos y adolescentes, consideramos que ambos actores tenían que estar

conformes con el lugar, por lo que se realizaron algunos encuentros entre alumnos y docentes con el

fin de conversar sobre la función tutorial. La complejidad de la tarea exigía la inclusión y relación

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permanente de todos los actores educativos, por lo que fue necesaria la institucionalización del Equipo

para generar espacios de trabajo interno de reflexión, seguimiento, evaluación y difusión de la tarea,

así como para generar acuerdos y mutua contención. Comenzamos una organización de la función de

la tutoría que implicaba un mayor compromiso con el alumno. Organizamos reuniones para la lectura

del material y la constitución de la tutoría.

Año tras año, se dio lugar a distintas intervenciones y modos de abordaje de las problemáticas. Se

incluyó la tutoría dentro del Acuerdo Institucional de Convivencia y comenzó a tener injerencia en las

decisiones de situaciones de la cotidianeidad escolar. Estrechando, así, la relación entre el Equipo

Directivo, la Orientación Escolar, el CIC, las Asambleas de Curso y las Mediaciones Escolares, es

decir, entre todos los dispositivos institucionales que aportan al acompañamiento y a la función

tutorial. La tutoría está constituida como un espacio de intervención compartido y solo es posible en

tanto la institución educativa se ofrece como marco que configura y condiciona su accionar.

Pensamos que los adultos tenemos la responsabilidad de acompañar las trayectorias de nuestros

estudiantes, detectando situaciones que puedan obstaculizar el desarrollo saludable. Por eso, no solo la

tarea de acompañamiento, sino también la preventiva de la tutoría son fundamentales: trabajamos con

los emergentes grupales así como también con lo que aparece silenciado. Visibilizamos necesidades a

partir de involucrarnos con el otro, analizar situaciones, transformar la pregunta en problema a fin de

pensar estrategias de intervención, construyendo entre todos acciones que permitan favorecer el

desarrollo y crecimiento de nuestros jóvenes y de toda la comunidad educativa. La función tutorial la

pensamos como una acción preventiva en salud, contribuyendo al desarrollo y bienestar de nuestros

estudiantes, planificando acciones que apunten a generar alternativas de acción frente a las

problemáticas que surjan de lo que acontece en la escuela, sin descuidar el fin que nos compete como

institución educativa.

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Escuchar a los jóvenes, dar paso a la palabra, es el puntapié inicial de la función orientadora del

tutor: una mirada sensible sobre sus problemáticas y necesidades y el espacio habilitado por la

institución permiten la construcción del espacio tutorial.

La tutoría se plantea este año poner énfasis en el trabajo grupal como motor para fortalecer los

vínculos saludables entre los alumnos y también hacia los docentes. Consideramos que acompañar a

los alumnos, haciendo de esto un proceso sistemático1, con la convicción de que es la palabra la que

nos facilita un camino preventivo frente a ciertas situaciones conflictivas que se pueden generar en el

ámbito escolar. Con la intención de promover la pertenencia del joven a la escuela, nuestras

actividades deben favorecer esa pertenencia, aunque no siempre lograda, e intervenir ahí donde algo

de esto no se desarrolla plenamente.

Para comenzar a trabajar, partimos desde la tutoría con la idea de acercarnos a las expectativas de

los jóvenes, sus preconceptos, ideas previas, se establecieron ejes de trabajo de acuerdo con el nivel o

curso. Se diseñaron dinámicas grupales en torno a las siguientes temáticas: rol del estudiante

secundario, características de una escuela secundaria y vínculos entre los actores sociales en la escuela

secundaria.2 La intención que subyace es llenar las aulas y la escuela de la mirada que ellos traen sobre

la escuela, sobre el estudio.

Así, se llevaron adelante en los distintos cursos y siempre con la orientación del profesor tutor,

actividades enfocadas a reflexionar las propuestas, junto con los jóvenes. Finalmente, el análisis de las

producciones grupales permitió realizar un "diagnóstico" para la construcción de estrategias

pedagógicas y de convivencia.

Acerca de las características de una escuela secundaria:

Esta actividad fue diseñada para trabajar junto a los estudiantes de 3. ° del Ciclo Básico. La

propuesta consistía, en primer lugar, en diversificar los grupos tradicionales de trabajo y, de este modo,

generar miradas enriquecidas por la novedad y heterogeneidad de los integrantes. Así, por diversos

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Jungman Eva plantea, en La tutoría como espacio escolar, que el programa de tutorías es un Proceso Sistemático en la
medida que es una práctica cotidiana de la escuela, generando el cuidado y la promoción del desarrollo saludable de los
alumnos.
2
Las dinámicas fueron diseñadas con el aporte de Satulovsky y Theuler, "Tutorias: un modelo para armar y desarmar"
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mecanismos, se construyeron grupos de trabajo de 5 o 6 estudiantes. En segundo lugar, se dividió a la

totalidad de los grupos en dos mitades y a cada grupo, se le entregó un afiche en el que debían volcar

sus reflexiones respecto a:

1er. conjunto de grupos de trabajo: ¿Qué características presenta para ellos/as una buena escuela?

2do. conjunto de grupos de trabajo: ¿Qué características presenta para ellos/as una mala escuela?

Durante la primera mitad de la hora de clase, los estudiantes constituyeron un debate y tomaron

nota de lo que consensuaban compartir en el afiche. Algunos de ellos/as consultaron si, en lugar de

escribir, podían dibujar lo que consideraban. En la segunda mitad de la hora, cada grupo se dedicó a

diseñar su afiche de conclusiones.

Acerca de las características de ser un buen estudiante o un mal estudiante:

Con la misma modalidad de la actividad anterior, pero aquí la idea era que puedan plasmar en un

dibujo lo que se imaginaban de “buen estudiante y un mal estudiante”, la consigna pedía que en el

dibujo se exagerasen aquellos rasgos que ellos querían mostrar especialmente.

Luego, en una puesta en común se reflexionó sobre los prejuicios y los ideales.

Este tipo de dinámicas nos convierten en facilitadores para la participación y la reflexión donde la

tarea del tutor es reflexionar con el grupo acerca de la relación que los integrantes del mismo

establecen entre si y con la escuela. Ponemos en marcha la capacidad de escucha y de mirada sobre la

historia que se viene tejiendo o que comienza a tejerse, la historia grupal.3

Las actividades nos permitieron pensar una nueva estrategia de intervención, pudimos identificar

dificultades en la convivencia escolar que se desplegaban de diferentes formas en cada curso. Es así

que se planteó trabajar los vínculos y la violencia.

Las diferentes manifestaciones de la violencia son signos de una convivencia con dificultades y el

aprendizaje debe poder desplegarse en un ambiente saludable, donde nos ayudemos a relacionarnos,

entre estudiantes, entre docentes y estudiantes, en relaciones continuas e igualitarias, sabiendo el lugar

del adulto que apoya y acompaña, como interlocutor.

3
Satulovsky S. y Teuler S., La integración del sujeto al grupo y la escuela. Tutorías: un modelo para armar y desarmar.
5
Entonces, ¿por qué trabajar la violencia? La violencia como expresión social muchas veces es

naturalizada. Si bien no es privativa del escenario escolar, en este se dan múltiples violencias que son

reflejo de contextos también violentos donde la institución está inserta. Trabajar los vínculos es

apuntar al entramado de relaciones que se desarrollan en la escuela y los tutores debemos estar alertas

a estas situaciones vinculares, entre alumnos y con docentes para, al identificar situaciones

particulares, tomar la decisión de intervenir de forma preventiva y crear espacios para pensar los

vínculos.

Es por eso que, en el mes de julio, se realizó la jornada institucional «Vivir los vínculos en la

escuela, previniendo situaciones de violencia». Cada tutor identificó aquellas dificultades particulares

de sus cursos y, si bien la temática fundante es la misma, la singularidad de cada grupo de alumnos

hace que la jornada tome un rumbo distinto en cada curso. A partir de este planteo, se trabajaron

diferentes problemáticas relacionadas con la convivencia escolar, por ejemplo: el uso de las redes

sociales, violencia de género, violencia simbólica, convivencia y valores, discriminación,

multiplicidad de tipos de violencia que ocurren en el aula y en la sociedad.

Se pensaron estrategias para trabajar las dificultades grupales detectadas, realizando previamente

búsqueda de material bibliográfico y armado de consignas específicas según problemáticas

particulares.

La jornada tuvo una duración de 4,5 horas, en un día definido por el Equipo Directivo y la

Orientadora Escolar (en adelante O. E.) junto a cada tutor. Se organizó de manera que el tutor estuviera

acompañado por algunos docentes del equipo de preceptores y por otros docentes a cargo de los

estudiantes ese día. La parte más reflexiva de la jornada se llevó a cabo por el docente tutor o la O. E.

El espacio físico fueron las aulas, las salas de informática, patios, playón de educación física y la torre

de juegos de la que dispone el colegio.

Se planteó como propuesta de inicio de la jornada la observación de un material audiovisual o

lectura interpretativa y reflexiva de textos para trabajar distintas clases de violencia o una en particular

que se encuentre relacionada con las problemáticas específicas de cada grupo. Luego se realizaron

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diversas consignas, juegos, espacios de reflexión, dibujos grupales y se concluyó con una puesta en

común de la producción de los estudiantes, síntesis de lo trabajado al elaborar un acuerdo/compromiso

grupal para mejorar la convivencia escolar/extraescolar y la vinculación en las redes sociales. Se

finalizó la jornada con una recreación o desayuno/merienda para compartir entre los alumnos y los

docentes. Posterior a la jornada, los tutores redactaron una nota a las familias contando lo trabajado y

el acuerdo establecido, también quedó plasmado en los cuadernos de asambleas de cada curso.

La jornada apuntó a aprender a conocerse, aprender a vivir juntos, comprendiendo al otro y a tolerar

las diferencias y vivirlas como algo que nos fortalece. Es el acuerdo construido entre todos el que

manifiesta en la superficie los cambios que deben asumir en la profundidad de sus vínculos.

El eje que nos planteamos, tanto en las jornadas como en el trabajo individual con los alumnos, es

una escuela para todos, tal como lo plantea Pilar Arnaiz Sánchez: la educación inclusiva persigue que

la diversidad existente entre los miembros de una clase no sea obstáculo, sino que estos reciban una

educación acorde a sus características.4

La participación de los alumnos en una jornada en donde puedan pensarse en sus propios actos y en

los de los demás en relación a la violencia circulante los incluye y pone en relieve una situación de

heterogeneidad donde la diversidad y la diferencia puedan acogerse y celebrarse.5

Entonces, cabe preguntarnos para qué hacemos el trabajo de tutorías que hacemos, cuál es el

sentido de la tutoría. Nosotros pensamos: para que los chic@s estén en la escuela, y estén mejor en la

escuela. Para que la escuela tenga sentido para ellos, para que no la sientan como un tránsito obligado

por una frustración aplastante. Para que la disfruten, para que la aprovechen. Pero para que eso pase,

es necesario alojarlos, en sus complejidades, en sus diversidades. Hay que trabajar para ello. Este

"alojamiento" no viene dado. Y de eso, en buena medida, se encarga a nuestro entender, el espacio de

las tutorías.

Finalmente, en esta continua construcción y en el devenir de las transformaciones que plantea cada

nuevo año, otras preguntas emergen desafiantes, constituyéndose como horizonte de nuestro trabajo:

4
Arnaiz Sánchez, P. Hacia una educación eficaz para todos: la educación inclusiva. Educar en el 2000.
5
Ídem
7
¿Qué estrategias debemos construir/priorizar durante este ciclo lectivo? ¿Qué nuevos interrogantes nos

propondremos resolver? Sin lugar a dudas, el “camino” de las tutorías en la escuela se re-construye

cada día, cada hora de clase y con cada uno de nuestros estudiantes.

BIBLIOGRAFIA
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