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Escuela Superior de Comercio Carlos Pellegrini. Materia: Problemáticas Contemporáneas. Parte: Historia. Año 2022. Propuesta Cero.

Mientras enseño continúo buscando, indagando. Enseño porque


busco, porque indagué, porque indago y me indago. Investigo
para comprobar, comprobando intervengo, interviniendo educo
y me educo. Investigo para conocer lo que aún no conozco y
comunicar o anunciar la novedad.” Paulo Freire

Introducción:

Dada la importancia de la materia en cuanto a aportar a la formación ciudadana y al pensamiento crítico, se tratarán de abordar las temáticas en forma sintética y pinzando
las problemáticas más importantes. En principio y una gran pregunta para hacerse sería: qué nos dejó la pandemia.? (que todavía no se fue del todo pero esperemos que
nunca más arrecie de la forma en que sucedió). El objetivo entonces de la experiencia de acercarnos a algunos contenidos del siglo XX consiste en la búsqueda de sentidos
y de cómo se construyen dichos sentidos.

Comencemos:

Por un lado el siglo XX es un siglo en el cual se instala la violencia de una manera muy contundente y por medios diversos.

Les ofrezco que miren algunos recursos para comenzar a analizar el siglo XX. Uno de ellos es la violencia interestatal. Recurso:
https://www.cartv.es/aragoncultura/nuestra-cultura/las-violencias-que-marcaron-la-historia-del-siglo-xx-europeo-4676#&gid=1&pid=1 . a. qué opinas sobre lo que
expresa Julián Casanovas?. Otro recurso: https://slidetodoc.com/violencias-de-estado-pilar-calveiro-puntos-de-partida/ Qué suma la visión de Calveiro?. Qué nos suma
Foucault con su mirada sobre la Sociedad?. Recurso 1. https://www.youtube.com/watch?v=qGatUgYmAts y Recurso 2.
https://www.youtube.com/watch?v=upICKcGvx2Y

Otra forma de violencia importante lo constituyen las violencias estatales. También las problemáticas en torno de Género y concretamente de las mujeres.

Las crisis capitalistas también constituyen una problemática importante dado que combinando un análisis de dichas crisis con las asimetrías propias del sistema mundo
podemos comprender en parte qué pasó en América Latina en los últimos años. Esas cifras, el deterioro que sufrió y específicamente Argentina en sus posiciones respecto
del empleo, de la educación, étc. son particularmente entendibles en relación a los cambios en el mundo y en la economía mundial. Ello nos lleva a pensar en la importancia
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del Estado a la luz especialmente de la Pandemia, en su rol decisivo y en las vías que se han tomado por regiones y países que dieron o no lugar a crecimiento sostenido
y/o a un verdadero desarrollo. Les dejo un recurso para profundizar un poco más de esto que se plantea. http://www.pacarinadelsur.com/nuestra-america/abordajes-y-
contiendas/146-las-crisis-economicas-en-el-sistema-capitalista-prisma-latinoamericano-elementos-para-su-historia?tmpl=component&print=1&layout=default

La propuesta cero implica entonces considerar a la luz de algunas fuentes, dossier, recursos audiovisuales, las tensiones dentro del sistema y las diferentes (recorte de por
medio de temas) articulaciones que se fueron dando y que evidentemente tienen su eco en la actualidad. También es importante el orden geopolítico mundial y el rol de
las potencias para armar el rompecabezas que nos permite establecer de una manera más profunda y reflexiva la relación presente-pasado.

Durante el año y después de la propuesta Cero abordaremos los siguientes períodos acerca de los cuales y de acuerdo en parte a la motivación de ustedes, se precisarán
los subtemas a medida que vayamos atravesando las diferentes etapas. Les propongo entonces mantener un ritmo de trabajo, de participación que permita ir relacionando
las temáticas diversas y las etapas para poder crear una verdadera visión de largo plazo.

En el caso de este curso la propuesta cero debe retomar algunos procesos, revisitarlos.

Propuesta N° 1: 1945 -1989. Básicamente analizar la guerra fría, el sistema mundial y las repercusiones por regiones. El rol de los Estados Unidos y de la Unión de Repúblicas
Socialistas Soviéticas.

Propuesta N° 2: 1989-2001. La caída del Muro de Berlín y la situación por regiones a partir de dicho acontecimiento y hasta la crisis del 2001.

Propuesta N° 3. 2001-2020. La crisis y agudización de dichas crisis, el sistema mundial. Perspectivas estatales y postfundacionales. Argentina y América Latina y el impacto
de la Globalización Neoliberal.
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FECHA- tema del día/ITEMS ACTIVIDADES EN ACTIVIDAD EXTRA-CLASE


CLASE

14 de Marzo. Introducción a la materia. A. Método de cursada. Aspectos generales. Importancia de Intercambio con la Conseguir, leer y resolver la
Portfolio, trabajo semana a semana, nota conceptual en base a ambos, se pondera la colaboración y al docente, despeje de Propuesta/guía cero. Se sugiere
trabajo. Se hará una evaluación escrita en este primer cuatrimestre y oportunamente se darán los dudas. ir resolviendo la guía en forma
lineamientos para preparar la evaluación integradora. Estamos en una fase de trabajo de transición entre individual, pero en las próximas
los contenidos vistos y los nuevos. La propuesta hasta la semana que comienza el 11 de abril (inclusive) semanas se determinarán para
consistirá en resolver esta guía en forma individual y hacer una muy pequeña y sintética puesta en común esta guía cero grupos de trabajo
grupal sobre temas que lxs interpelen y que revistan interés para ustedes aunque obviamente conectados para que se apoyen en la tarea,
con la materia. A nivel temporal y en Historia la materia estará organizada de la siguiente manera: etapa hagan intercambios y
de transición, contenidos diversos que sumen a una interpretación de futuros nuevos contenidos además finalmente expongan en la
de permitir relacionar diferentes hechos como partes de un proceso más global. Etapa 1: 1945 a 1989. Etapa puesta en común del 18 de abril.
2: 1983 a 2001. Etapa 4: 2001 a 2021. Los ejes que permitirán ordenar el análisis serán: Contexto
internacional y tendencias por regiones. La situación Latinoamericana (según el período). Historia y
procesos históricos de nuestro país.

21 DE MARZO. Intercambios sobre Continuar completando la guía


Guía Cero. Puntualización de algunas cuestiones a considerar. texto de Bianchi y cero. A medida que todxs lxs
sobre el de modelos integrantes hayan pasado la
de acumulación. etapa de lectura en solitario,
conectarse entre ustedes para ir
haciendo síntesis sobre lo visto y
preparar de a poco la puesta en
común. Se pide que tengan en
cuenta al preparar los temas y
después intercambiar: reflexión
previa, una síntesis y que esté
conectado con los ejes que se
van proponiendo para analizar e
integrar.
28 de MARZO Corrección in plenum Continuar con la guía y con las
de la parte de Zanatta síntesis.
(América Latina) y el
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intervencionismo
yanki (el rol de los
Estados Unidos).
4 DE ABRIL Repaso sobre lo visto Organizarse para el oral de la
y despeje de dudas. semana del 18 de abril.
Capitalizar esta experiencia y
método de trabajo para futuros
trabajos.
11 de Abril Feminismo y despeje Organización por grupos para la
de dudas en general. puesta in plenum del 18 de abril.
18 DE ABRIL Puesta oral por Conseguir la guía siguiente la N°
grupos 1. Período 1945-1989

A continuación se presentan los textos, cada uno de ellos con su correspondiente consigna.

A. Bianchi, Susana: “Historia Social del Mundo Occidental”. Páginas (del pdf no del libro, 76 a 119). Total 22 carillas, con dos páginas en cada carilla.
1. Hacer una síntesis acerca de como cambia el mundo entre 1850 y hasta 1914 por lo menos pero además qué tensiones se dan al interior de los países que
podríamos llamar “centrales”. (tienen que leer hasta la página del texto 194). Qué sucede con la Cultura al calor de la industrialización?.
2. Cómo era el mundo hacia 1914? (desde página 195 del texto) Qué podríamos decir que había cambiado?. Qué cuestiones se mantenían más estables?. Cuáles
eran los países más “avanzados” y cuáles los que sufrían un mayor retraso relativo?. Qué pasa con los sectores y clases sociales?. Qué pasa con la cultura? Por
qué para algunos los Estados Unidos eran en cierta forma representación del salvajismo?. Ver hasta página 202 del libro.
3. Primera Guerra Mundial. Esquema con la síntesis de lo principal y cómo termina, qué acuerdos se firman, cambios en el mapa europeo. Síntesis. (hasta página
204 del libro.
4. Síntesis de lo principal de la Revolución Rusa y de la construcción del mundo soviético, hasta página 211.
5. En qué consistió la crisis de 1929 y qué consecuencias tuvo?. Cuál era la situación interna de los Estados Unidos? . Páginas 212 a 220
6. El caso italiano y el caso alemán. Qué diferencias se podrían mencionar en relación a la situación previa de cada país y de la emergencia de dichos regímenes
políticos? En qué consistían, qué consecuencias trajo?.
7. El fin de la segunda guerra mundial. Algunas conclusiones.
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B. Modelos de Acumulación. 5 carillas.


1. Sintetizar en qué consiste el aporte de los regulacionistas para pensar los procesos sociales y económicos. Elaboración propia.

C. Zanatta Loris. 58 a 81 (del pdf). 12 carillas (con dos páginas cada carilla).
1. Qué consecuencias trajo en las sociedades de Latinoamérica la crisis del treinta. Sintetizar.
2. Cuál fue el rol de los militares. Cita algunos casos mencionados por el autor.
3. Los populismos. Desde página 125 del libro. Dónde emergieron los populismos más destacados en América Latina, cuál fue su rol, qué pasó con las masas?.
Comparar brevemente el caso de Vargas en Brasil y Cárdenas en México.
4. En qué consistió la llamada “Buena Vecindad” por parte de los Estados Unidos?.
5. El Populismo Clásico (desde página del libro 137). Qué consecuencias trajo en América Latina la finalización de la Segunda Guerra Mundial en general?.
6. Estados Unidos ejerció su hegemonía a partir de la finalización de dicha guerra en América Latina?. Por qué y cómo?.
7. Qué fue el modelo ISI y qué transformaciones sociales acarreó?.
8. (desde página del libro 147). Socialismo y Nacionalismo. El Peronismo. Qué pasó a nivel ideológico, Explica la importancia del surgimiento del Peronismo en
Argentina. Por qué lo podemos considerar un verdadero “parteaguas” en nuestra historia argentina?.
9. Cuáles fueron los “primeros pasos hacia la guerra fría”. Qué pasa con Perón y Argentina respecto de un posicionamiento?.

Se suma esta información para completar lo visto en Zanatta Loris. 1En concreto, los norteamericanos se aseguraron de obtener recursos naturales (petróleo, plata, zinc,
cobre, caucho, madera, azúcar), implementaron industria pesada, controlaron rutas estratégicas (el Canal de Panamá), consiguieron fuerza de trabajo barata, conquistaron
mercados de consumo y afianzaron el dominio sobre las transacciones financieras (intercambios monetarios, los bancos, las bolsas de valores). En materia económica, la
penetración del capital estadounidense se logró a través de bancos como la “National City Bank” que tenía ya en 1926 un total de 42 sucursales en nueve países (Malamud,
2010: 405) y la creación de Bancos Centrales. Estos bancos y otros más, se dedicaron a prestar dinero para financiar obras públicas y actividades productivas. Malamud
señala que, en la década de 1920, los Estados Unidos invirtieron 5000 millones de dólares (una tercera parte de sus inversiones mundiales) en América Latina, dónde cinco
países recibieron más de tres cuartes partes: Cuba, Argentina, Chile, México y Brasil (Malamud, 2010: 409).

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INTERVENCIONISMO ESTADOUNIDENSE EN MÉXICO, AMÉRICA CENTRAL Y EL CARIBE 1900-1945
Fuente: América Latina 1900-1945. Recuperado de Overy, Richard (2009). Atlas histórico del siglo XX. Madrid: Akal. p.46. Disponible en
https://portalacademico.cch.unam.mx/historiauniversal2/america-latina-1918-1945/intervencionismo-de-eu
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Durante el régimen de Plutarco Elías Calles, entre 1924-1928, se colocaron la Ford, Colgate, Palmolive, British-American Tobacco e International Match (Malamud, 2010:
405). Desde finales de la Primera Guerra Mundial hasta la Gran Depresión, el crecimiento del intercambio comercial de los Estados Unidos con América Latina creció de
manera importante (110% en importaciones y 161% en exportaciones).

El siguiente cuadro cronológico recopila las intervenciones militares más importantes de la época (1906-1941), éstas demuestran que el interés de los Estados Unidos fue,
más que nada, imperialista:

Intervenciones militares en América Latina*

1906: Las inversiones norteamericanas en Cuba, que en 1885 representaban 50 millones de pesos cubanos, alcanza la cifra de 200 millones. En agosto de ese año estalla
una insurrección contra el presidente títere Estrada Palma, quien solicita la intervención militar de EE.UU. Los norteamericanos desembarcan y designan como interventor
a William Taft.

1907: República Dominicana. Estados Unidos consiguió que el gobierno dominicano le otorgara la recaudación de los ingresos aduanales, estatus que se mantendría por
33 años consecutivos.

1908: Tropas norteamericanas intervienen en Panamá. En la próxima década lo hará cuatro veces más.

1910: Los marines yanquis ocupan Nicaragua para sostener el régimen de Adolfo Díaz.

1911: México. Para "proteger" a ciudadanos norteamericanos, el presidente William Taft ordena el desplazamiento de 20 mil soldados a la frontera sur y ocho buques de
guerra frente a las costas de California.

1912: Los marines norteamericanos invaden Nicaragua y dan comienzo a una ocupación que se mantendrá casi continuamente hasta 1933. Ese mismo año (1912) el
Presidente Taft declara: "No está distante el día en que tres estrellas y tres franjas en tres puntos equidistantes delimiten nuestro territorio: una en el Polo Norte, otra en
el Canal de Panamá y la tercera en el Polo Sur. El hemisferio completo de hecho será nuestro en virtud de nuestra superioridad racial, como es ya nuestro moralmente".

1914: La Marina de Estados Unidos bombardea la ciudad portuaria de Veracruz, un ataque aparentemente motivado por la detención de soldados norteamericanos en
Tampico. El gobierno mexicano se disculpa, pero el presidente Woodrow Wilson ordena que la armada ataque a Veracruz. Cien soldados mexicanos, varios cadetes de la
Escuela Naval y grupos civiles resisten con heroísmo. Hay 300 muertos. Los ocupantes permanecen durante varios meses.

1915: Los marines ocupan Haití para "restaurar el orden". Se establece un protectorado que permanecerá hasta 1934. El secretario de Estado William Jennings Bryan, al
informar sobre la situación haitiana comentó: "Imaginen esto: negros hablando francés".

1916: Marines ocupan la República Dominicana y permanecen allí hasta 1924.

1918: En Panamá los marines ocupan la provincia de Chiriquí, para "mantener el orden público".
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1924: La infantería de marina USA invade a Honduras para "mediar" en un enfrentamiento civil. Un militar hondureño asume el gobierno provisional. Honduras ocupa el
primer lugar mundial en la exportación de bananas, pero las ganancias son para la United Fruit Company.

1925: Tropas del Ejército norteamericano ocupan la ciudad de Panamá para acabar con una huelga y mantener el orden.

1926: Estados Unidos decide crear en Nicaragua una Guardia Nacional. Augusto César Sandino se propone crear un ejército popular para combatir a los ocupantes
extranjeros.

1927: En Nicaragua un capitán de los marines yanquis conmina a Sandino para que se rinda. El rebelde responde: "Yo quiero patria libre o morir". Estados Unidos realiza
entonces el primer bombardeo aéreo en América Latina. Ataca la aldea El Ocotal. Mueren 300 nicaragüenses por las bombas y ametralladoras yanquis.

1930: En República Dominicana comienza la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo, un militar surgido de la Guardia Nacional, fomentada y entrenada por Estados Unidos.

1933: Estados Unidos abandona Nicaragua y deja el control del país a Anastasio Somoza y su Guardia Nacional.

1934: En Nicaragua es asesinado César Augusto Sandino, quien había depuesto las armas. El asesinato fue ordenado por Somoza con la complicidad d el embajador
norteamericano Arthur Bliss Lane.

1941: En Panamá es depuesto el presidente Arias por un golpe militar liderado por Ricardo Adolfo de la Guardia, quien primero consultó su plan con el Embajador de
Estados Unidos. El secretario de Guerra Henry Stimson declaró al respecto: "Esto fue un gran alivio para nosotros, porque Arias había sido muy problemático y pro-Nazi”.

Las múltiples intervenciones, desde la ocupación de Cuba en 1898 hasta la intromisión en Panamá en 1941, tuvieron como propósitos: la consolidación de una estructura
comercial que sirviera de soporte para su desarrollo económico, la protección y ampliación de sus propiedades e inversiones, el apoyo a políticos pro-estadounidenses y
el derrocamiento de regímenes no deseados (como en Nicaragua y Haití).

El desarrollo de Centroamérica y el Caribe durante los primeros 50 años del siglo XX estuvo fuertemente marcado por la penetración económica de los Estados Unidos en
los sectores extractivos, productivos y financieros de los distintos países. Para defender sus intereses recurría a políticos corruptos y el uso de la fuerza militar.

El mejor ejemplo del Caribe es el Estado Cubano que entre 1898 y 1959 dependió totalmente del gran vecino del norte. En 1898 la isla había sido invadida y en 1901 fue
obligada a incorporar la Enmienda Platt en su constitución. En términos generales, este documento significó la pérdida de la soberanía de la nación “por cuanto se asumió
el compromiso de no establecer acuerdos con otros países y contraer deudas en el extranjero, además de otorgar a Estados Unidos el derecho de intervenir en Cuba si lo
demandaba la preservación de su independencia o la defensa de gobiernos proclives a la protección de las propiedades, las vidas y las libertades individuales” (Martínez
de Salinas, 2001: 170).
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Utilizando estos argumentos a su favor, los Estados Unidos intervinieron en distintas elecciones gubernamentales y sofocaron movimientos sociales que chocaran con los
intereses económicos de empresas como la omnipresente United Fruit Company. La presencia norteamericana se justificaba por el crecimiento del Producto Interno Bruto
(PIB) de los cubanos, pero en el fondo lo único que crecía era la dependencia: Cuba se convirtió en una típica nación con un monocultivo –el azúcar-, y a falta de tener una
industria nacional, era, al mismo tiempo, una típica importadora de bienes de capital (maquinaria), productos manufacturados, e incluso, alimentos.La United Fruit
Company (la frutera), fundada en 1899, fue el resultado de la fusión de dos compañías que ya actuaban en Centroamérica (en Costa Rica en particular) y en las Antillas.
Se desarrolló en Guatemala, en Honduras y Panamá, pero también en Colombia, y absorbió a sus competidores (entre las que se hallaba la Cuyamel Fruit Company en
Honduras). Su auge se debió a los compromisos político-económicos con los regímenes locales, aunque fueran dictatoriales (se ubicó en Guatemala desde 1931 hasta
1944, y con Tiburcio Carias en Honduras desde 1933 hasta 1948). En 1950, Estados Unidos poseía una flota de cincuenta barcos y controlaba puertos y líneas férreas en
Centroamérica. Sus beneficios, libres de impuestos, se elevaban a 66 millones de dólares. Su influencia tendió a declinar, cuando Washington empezó a preocuparse más
por la “lucha contra el comunismo” que por los intereses bananeros. En 1970, la United Fruit Company, cuyas actividades se habían diversificado, tomó el nombre de
United Brands Company (Sellier, 2007: 154). Procesos muy similares se dieron en Nicaragua, la República Dominicana, Haití, Honduras y Guatemala, países que fueron,
una y otra vez, víctimas de intervenciones militares, la colocación de hombres de paja en sus gobiernos y de los intereses capitalistas de los Estados Unidos. En
Centroamérica la mayor víctima de la rapiña fue Nicaragua, que adquirió el carácter de un protectorado financiero al aceptar grandes sumas de dinero prestado y permitir
que los norteamericanos controlaran las aduanas y el Banco estatal.

EL MAPA QUE SE PRESENTA A CONTINUACIÓN DE LA CONSIGNA SOBRE FEMINISMOS Y QUE FINALIZA ESTA GUÍA ES PARA QUE LO OBSERVEN
CUIDADOSAMENTE Y COMPLETEN EL TEMA VINCULADO A AMÉRICA LATINA.

D. Feminismo o Feminismos?. https://www.mujeresenred.net/spip.php?article1397. 6 carillas. Texto para debatir en clase. Qué dice el texto. Qué opinan acerca
de los Feminismos de la igualdad y de la diferencia? Con cuál adhieren?. Qué reflexiones les genera leer este texto?.
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PROBLEMÁTICAS CONTEMPORÁNEAS.
A CONTINUACIÓN TEXTOS PARA RESOLVER LA GUÍA CERO.
1. BIANCHI
2. MODELOS DE ACUMULACIÓN.
3. ZANATTA.
4. FEMINISMOS.
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SUSANA BIANCHI

Thompson, Edward P. (1977), La formación histórica de la clase obrera en Inglate-


rra, 1780-1832, t. I, Barcelona, Laia, P r ó l o g o . C A P Í T U L O IV
Vovelle, Michel (1984), Introducción a la historia de la Revolución Francesa, Barce- E L A P O G E O D E L M U N D O B U R G U É S (1848-1914)
lona, Crítica, pp. 11-78.

1. El triunfo del capitalismo

La segunda mitad del siglo X I X corresponde indudablemente a la época del


triunfo del capitalismo. El triunfo se manifestaba en una sociedad que, ha-
biendo asumido los valores burgueses, consideraba que el desarrollo econó-
mico radicaba en las empresas privadas competitivas y en un ventajoso
juego entre un mercado barato para las compras - i n c l u y e n d o la mano de
o b r a - y un mercado caro para las ventas. Se consideraba que una econo-
mía sobre tal fundamento, y descansando sobre una burguesía cuyos méri-
tos y energías la habían elevado a su acrual posición, iba a crear un m u n d o
no sólo de riquezas correctamente distribuidas, sino también de razona-
miento, ilustración y oportunidades crecientes para todos. C o n el capita-
lismo triunfaban la burguesía y el liberalismo, en un clima de confianza y
optimismo que consideraba que cualquier obstáculo para el progreso podía
ser superado sin mayores inconvenientes.

Capitalismo e industrialización

En la segunda mitad del siglo X I X , el m u n d o se hizo capitalista y una sig-


nificativa minoría de países se transformaron en economías industriales. Es
cierto que, por lo menos hasta 1870, Inglaterra mantuvo su primacía en el
proceso de industrialización y su indiscutible hegemonía dentro del área
capitalista. La misma industrialización que comenzaba a generarse en el
continente europeo amplió la demanda de carbón, de hierro y de maqui-
narias británicas. Incluso, la prosperidad permitía una mayor demanda de
bienes de consumo procedentes de Inglaterra. De este modo, una rama tra-
dicional como la textil experimentó un notable progreso basado en la ma-
yor mecanización de la producción: entre 1857 y 1874 el n ú m e r o de
telares mecánicos se había elevado en 5 5 % . La minería y la siderurgia, por
s
u parte, también mantenían un elevado nivel de crecimiento: hacia 1870
150 SUSANA BIANCHI HISTORIA SOCIAL DEL M U N D O O C C I D E N T A L 151

todavía más de la mitad de la producción mundial de hierro procedía de pequeños ahorristas y orientarlo hacia las actividades productivas. En este
Inglaterra. Esta primacía industrial estaba además complementada con el sentido, el sistema bancario francés parecía mostrarse más permeable a los
predominio en el comercio internacional. requerimientos de la industria que el sistema británico. No sólo la alta ban-
S i n embargo, la posición inglesa parecía amenazada. La misma ca tradicional orientó parte de su cartera de créditos al sector industrial, si-
Revolución Industrial había desencadenado procesos de industrialización no que aparecieron nuevas casas bancarias adaptadas a tal fin. Es el caso,
en un p u ñ a d o de países europeos como Francia, Bélgica y A l e m a n i a , a los por ejemplo, del Credit M o b i l i e r , fundado en 1852 por los hermanos Pe-
que pronto se agregarían otros, ubicados fuera de Europa, como Estados reire, que estimuló el ahorro para volcarlo hacia las empresas ferroviarias e
U n i d o s y J a p ó n . Eran sin duda una minoría de países, en un m u n d o que industriales. Incluso, la ley de 1867 por la que el Estado autorizó la libre
continuaba siendo predominantemente rural, pero sus efectos resultarían constitución de sociedades a n ó n i m a s fue un instrumento que permitía ca-
notables. nalizar el p e q u e ñ o ahorro y concentrar capitales para la inversión.
En Francia, durante el período del Segundo Imperio, al calor de la De este m o d o , a partir de las iniciativas del Estado y de la participa-
prosperidad e c o n ó m i c a de los años 1850-1870 y por políticas que la favo- ción del capital bancario, a pesar de las dificultades que desde 1870 pudie-
recían, la industria pudo conformar una estructura productiva moderna ron afectar el desarrollo del capitalismo industrial francés, éste mantuvo su
donde se impuso el sistema fabril. Es cierto que, a diferencia de lo que ocu- ritmo de constante crecimiento. Así, en los primeros años del siglo X X ,
rrió en Inglaterra o en Alemania, la producción en p e q u e ñ a escala perduró Francia poseía ya el perfil de un país industrial moderno.
con tenacidad. Mientras la industria moderna se concentraba en algunos La industrialización alemana - c o n su principal polo en P r u s i a - tam-
puntos - P a r í s , L y o n , Marsella, la Lorena-, en el resto de país se mantenían bién arrancó en la década de 1850 estrechamente ligada al desarrollo de
las viejas estructuras productivas. La clave para explicar la lentitud de la i n - una red ferroviaria que, hacia 1870, era la más densa del continente. La
dustrialización francesa puede encontrarse en la sociedad agraria: el predo- construcción de ferrocarriles permitió cuadriplicar la producción de hierro
m i n i o de la pequeña propiedad frenaba la conformación del mercado entre 1850 y 1870, y en este último a ñ o , A l e m a n i a ya ocupaba el segundo
interno y el éxodo de la población del campo. Hasta fines del siglo X I X , lugar entre los países europeos productores de hulla. Incluso, la industria
Francia continuaba siendo un país mayoritariamente rural. química tuvo un importante desarrollo en la década de 1860 a través de la
Sin embargo, el impulso para la industrialización provino de las polí- explotación de las potasas de Stassfurt. De este m o d o , A l e m a n i a , m á s que
ticas del Estado y de sus necesidades estratégicas. D i c h o de otra manera, el ningún otro país europeo, pudo basar su proceso de industrialización en la
impulso dado por el Segundo Imperio a la construcción de ferrocarriles - a l industria pesada, en la mecanización intensiva y en el pronto desarrollo de
otorgar favorables condiciones a las empresas concesionarias, garantizar a grandes establecimientos fabriles. En esta línea, su industrialización alcan-
las líneas recién construidas un beneficio del 4% sobre el capital, y otorgar zó un ritmo extraordinario: en 1893, A l e m a n i a ya superaba a Inglaterra en
préstamos que cubrieran buena parte de la inversión i n i c i a l - sentaron las la producción de acero, y en 1903, en la producción de hierro.
bases de la industria francesa. En efecto, el desarrollo ferroviario trajo apa- ¿Cuáles fueron los factores que impulsaron el acelerado desarrollo del
rejado una gran demanda para la siderurgia y estimuló las inversiones ha- capitalismo industrial en Alemania? En primer lugar, a diferencia de Fran-
cia la industria pesada. Incluso, el grueso de la producción metalúrgica se cia, el m u n d o rural no constituyó un obstáculo para la industria. La con-
concentró en grandes empresas cuyas fábricas no tenían precedentes en In- centración de la tierra en grandes propiedades y la modernización de la
glaterra tanto por su t a m a ñ o como por su organización. agricultura - q u e llevó a los terratenientes a racionalizar sus explotaciones
La primera etapa de la Revolución Industrial inglesa - l a de los texti- mediante la m e c a n i z a c i ó n - obligó, sobre todo en las regiones orientales, a
les— se había basado en innovaciones tecnológicas sencillas y de bajos cos- millones de trabajadores agrícolas a abandonar el campo. M u c h o s emigra-
tos pero éste no era el caso de Francia que se incorporaba al proceso de ron al exterior, pero también muchos fueron absorbidos por Berlín, H a m -
industrialización en una etapa mucho más compleja - l a de los ferrocarri- burgo y los nuevos centros industriales de A l e m a n i a occidental, sobre todo
les- y que exigía una gran acumulación de capitales. Sin embargo, el obs- en la región del Rhur, formando una importante reserva de mano de obra
táculo pudo ser superado por la capacidad de adaptación del sistema para la industria en expansión.
bancario francés que pudo concentrar el capital repartido entre millares de En segundo lugar, como en el caso de Francia, el sistema bancario t u -
152 SUSANA BIANCHI HISTORIA SOCIAL DEL M U N D O O C C I D E N T A L 153

vo una activa participación en la financiación de la industria. Ya desde la rrios obreros y los nuevos barrios burgueses, con espacios verdes, con resi-
década de 1840 los bancos privados jugaron un importante papel en la mo- dencias iluminadas a gas y con calefacción, y de varios pisos desde la apa-
vilización del capital necesario para financiar la primera etapa de la expan- rición del "ascensor". Incluso, los proyectistas urbanos consideraban que el
sión ferroviaria. D e s p u é s de 1850 se fundaron también nuevos bancos con peligro potencial que significaban los pobres podía ser mitigado por la
orientación industrial que mostraron gran capacidad de organización de construcción de avenidas y boulevares que permitieran contener toda ame-
p r o m o c i ó n de las c o m p a ñ í a s industriales en las regiones de Renania-West- naza de sedición. Y en ese sentido, la remodelación de París podía ser con-
falia, Silesia y Berlín. En 1870 se p r o m u l g ó la ley que autorizaba la forma- siderada p a r a d i g m á t i c a . 2
ción de sociedades a n ó n i m a s - e n ese año en Prusia surgieron 41 socieda- En las ciudades también comenzaban a transformarse los m é t o d o s de
des- que actuaron c o m o un poderoso agente de concentración de capitales circulación y distribución de mercancías. La aparición de los "grandes al-
dirigido a d e m á s a la industria de la construcción, la minería, la metalurgia macenes" o "grandes tiendas" fue una novedad en París en 1850, que pron-
y la industria textil. to se extendió a otras ciudades como Berlín y Londres. El objetivo de estos
A d e m á s , también en el caso de Alemania, favoreció el desarrollo de la "grandes almacenes" era que el capital circulara rápidamente, se hacía ne-
industrialización un marcado intervencionismo estatal. Ya desde antes de cesario vender m u c h o , por lo tanto era necesario vender más barato. Y es-
la unificación política, el gobierno de Prusia vinculaba estrechamente el to transformó la circulación de los productos de consumo y significó la
problema de la formación y expansión del Estado alemán con el desarrollo ruina de muchos pequeños comerciantes e incluso de artesanos que toda-
e c o n ó m i c o , principalmente, industrial. El objetivo era obtener una cre- vía habían podido sobrevivir.
ciente autarquía e c o n ó m i c a y un eficaz poderío militar. En este sentido, el Pero antes que la ciudad, era el ferrocarril el símbolo más claro del ca-
Estado participó directamente en la construcción de las líneas ferroviarias pitalismo triunfante. No sólo hubo una ampliación notable de las vías fé-
percibidas como un instrumento de unificación política y económica. A d e - rreas (en Europa, de 2.700 km en 1840, se pasa a 162.500 km en 1880),
m á s , aseguró los instrumentos jurídicos necesarios para la expansión de la sino que los ferrocarriles presentaron mejoras considerables en su construc-
gran empresa y subsidió el surgimiento de actividades industriales conside- ción. Aumentaron la velocidad y volumen de carga y los trenes para pasaje-
radas estratégicas para la seguridad nacional. 1 ros ganaron en confort: se diferenció entre los vagones de primera y segunda
Si bien sólo unos cuantos países se convertirían en e c o n o m í a s indus- clase - e n otra muestra de segregación social—, al mismo tiempo que apare-
triales, la expansión del capitalismo transformado en un sistema m u n d i a l cían los cochecamas, los vagones restaurantes, la iluminación a gas, los sis-
dejaba pocas áreas que no estuvieran bajo su influencia. El m u n d o parecía temas de calefacción. Incluso se dio una mayor seguridad y regularidad en
transformarse a un ritmo acelerado. En primer lugar, las ciudades crecían. la circulación, sobre todo después de la generalización del telégrafo.
Es cierto que aún Europa continuaba siendo predominantemente rural. Los ferrocarriles, como ya señalamos, tuvieron un importante papel
Pero el crecimiento de la población (por mejoras en la alimentación y en la económico en la construcción del capitalismo industrial. Constituyeron un
higiene) y la introducción de la mecanización en el campo generaba un ex- multiplicador de la economía global a través de la demanda de productos
cedente de mano de obra que no p o d í a ser absorbido por las tareas rurales. metalúrgicos y de mano de obra. Pero también permitieron unificar mer-
Y esto produjo un é x o d o de población rural. M u c h o s emigraron al extran- cados de bienes de consumo, de bienes de p r o d u c c i ó n y de trabajadores.
jero -fue la época de las grandes oleadas migratorias a América y a Austra- En síntesis, el ferrocarril desde 1850 fue el sector clave para el impulso de
l i a - , pero también muchos otros se dirigieron a las ciudades, donde la la metalúrgica y de las innovaciones tecnológicas. Y este papel lo c u m p l i ó
oferta de trabajo era creciente y los salarios superiores. hasta 1914, en que cedió su lugar a la industria armamentista.
De este m o d o , las ciudades comenzaron a crecer, pero como señala La construcción de ferrocarriles se vinculó estrechamente con el desa-
H o b s b a w m , no era sólo un cambio cuantitativo, las ciudades mismas se rrollo de la navegación marítima. En rigor, muchas de las redes ferroviarias
transformaban rápidamente convirtiéndose en el símbolo indudable del ca- fueron suplementarias de las grandes líneas de navegación internacional.
pitalismo. La ciudad i m p o n í a una creciente segregación social entre los ba- En América Latina, por ejemplo, los ferrocarriles unían a las regiones pro-

1
Véase Kemp.Tom (1976), pp. 79-166. 2
Véase Hobsbawm, Eric J. (1998), pp. 217-238.
154 SUSANA BIANCHI HISTORIA SOCIAL DEL M U N D O OCCIDENTAL 155

ductoras de materias primas con los puertos que comunicaban con los paí- El ejemplo de la novela de Verne nos sirve para mostrar q u é queremos
ses industrializados. T a m b i é n en Europa, las redes ferroviarias terminaban decir con que el " m u n d o se achica". Pero también podemos preguntarnos
en grandes puertos c o n instalaciones adecuadas para permitir la atracada de por q u é Verne i m a g i n ó tal aventura. En ese sentido, Verne fue un hombre
navios de gran envergadura. Porque también la navegación había sufrido de su tiempo. El tema de los viajeros, de aquellos que corren riesgos desco-
cambios. Se aplicaba el vapor, y los barcos aumentaron sus dimensiones nocidos -misioneros y exploradores en Africa, cazadores de mariposas en
permitiendo transportar mayores volúmenes. las islas del sur, aventureros en el Pacífico-, apasionaba a los hombres de la
La construcción de grandes navios también produjo modificaciones en época. Y esto era también consecuencia del "achicamiento" del m u n d o : el
otros aspectos. Su construcción exigía grandes volúmenes de capitales por hombre c o m ú n -desde la sala de su casa, en un confortable sillón, leyendo
los costos de p r o d u c c i ó n , que indudablemente estaban fuera del alcance de un l i b r o - p o d í a vivir el proceso y descubrir regiones del m u n d o hasta en-
los armadores tradicionales que paulatinamente fueron desplazados. Estos tonces desconocidas.
fueron reemplazados por empresas de nuevo tiempo que concentraban C o m o decíamos, las redes que unían al m u n d o comenzaban a acortar-
grandes capitales. En síntesis, la industria naviera - c o m o la construcción se, y en este sentido tuvo una importancia fundamental el telégrafo. Era un
de ferrocarriles- actuó como un factor de concentración del capital (pro- invento reciente (1850) y alcanzó gran difusión a partir del momento en
blema sobre el que volveremos). que se solucionó el problema del tendido de los cables submarinos: en 1851
Estas transformaciones en el sistema de comunicaciones consolidaron se unían Dover y Calais; en 1866, Europa y los Estados Unidos; en 1870,
el capitalismo y le otorgaron una dimensión m u n d i a l . Permitieron que se la red llegaba a Oriente. El telégrafo tuvo una indudable importancia po-
multiplicaran extraordinariamente las transacciones comerciales —entre lítica y e c o n ó m i c a . Permitía a los gobiernos comunicarse rápidamente con
1850 y 1870, el comercio internacional a u m e n t ó en 2 6 0 % - , dando como los puntos m á s alejados del territorio lo mismo que permitía a los hombres
resultado que prácticamente el m u n d o se transformara en una sola econo- de negocios estar al tanto de la situación de los mercados y la corización
m í a interactiva. Era un sistema de comunicaciones que no tenía preceden- del oro aun en lugares m u y distantes. Pero el uso m á s significativo del te-
tes en rapidez, volumen, regularidad e incluso bajos costos. Las redes que légrafo ocurrió a parrir de 1851, cuando Reuter creó la primera agencia
unía al m u n d o tendían a acortarse. telegráfica, configurando la noticia. ¿Esto q u é significaba? Que sucesos
A n t e un m u n d o que se achicaba, en 1872 Julio Verne (1828-1905) que ocurrían en los puntos m á s lejanos de la tierra p o d í a n estar a la ma-
i m a g i n ó La vuelta al mundo en ochenta días, incluyendo las innumerables ñana siguiente en la mesa del desayuno de quien estaba leyendo el diario.
peripecias que debía sufrir su infatigable protagonista Phileas Fogg. ¿Cuál De este m o d o , se daba algo que, pocos años antes, estaba totalmente fuera
fue su recorrido? Fogg viajó de Londres a B r i n d i s i en barco a vapor y en de la imaginación de la gente. La información estaba dirigida a d e m á s al
tren; luego volvió a embarcarse para cruzar el recién abierto C a n a l de Suez gran público -favorecida por los progresos de la alfabetización- que permi-
y dirigirse a Bombay; desde allí, por vía marítima llegó a H o n g - K o n g , Yo- tía a la gente dejar de v i v i r en una escala local, para vivir en una escala ma-
kohama y, cruzando el Pacífico, a San Francisco en C a l i f o r n i a . En el recien- yor, la escala del m u n d o . En síntesis, esta revolución de las comunicaciones
temente inaugurado ferrocarril que cruzaba el continente norteamericano permitían transformar al globo en una sola e c o n o m í a interactiva y darle al
-desafiando peligros como los ataques indios y las manadas de bisontes- capitalismo una escala m u n d i a l .
llegaba a N u e v a York, desde donde nuevamente en barco a vapor y en tren Pero al m i s m o tiempo el resultado era paradójico: cada vez iban a ser
retornaba a Londres. T o d o esto le llevó a Phileas Fogg exactamente 81 días mayores las diferencias entre aquellos países y regiones que p o d í a n acceder
incluyendo las múltiples aventuras -exigidas por el suspenso de la novela- a la nueva tecnología y aquellas partes del m u n d o donde todavía la barca o
vividas. ¿Hubiera sido posible hacer ese trayecto en 80 días, veinte años an- el buey marcaban la velocidad del transporte. El m u n d o se unificaba pero
tes? Indudablemente no. Sin el C a n a l de Suez ni ferrocarriles que cruzaban también se agudizaban las distancias.
el continente, sin la aplicación del vapor en las comunicaciones un viaje se- La expansión del capitalismo industrial también estuvo estrechamen-
mejante - s i n contar los días de puerto ni las aventuras v i v i d a s - no podía te vinculado c o n una aceleración del progreso tecnológico. En efecto, ca-
durar menos de once meses, es decir, cuatro veces el tiempo que empleó da vez fue m á s estrecha la relación que se estableció entre ciencia,
Phileas Fogg. tecnología e industria. La Revolución Industrial inglesa se había desarro-
156 SUSANA BIANCHI 157
HISTORIA SOCIAL DEL M U N D O OCCIDENTAL

liado sobre la base de técnicas simples, al alcance de hombres prácticos metida a crisis periódicas, crisis inherentes a un sistema que se autoconde-
con sentido c o m ú n y experiencia; en cambio, en la segunda mitad del si- naba a momentos de saturación del mercado por el crecimiento desigual de
glo X I X , el avance de la metalurgia, la industria q u í m i c a , el surgimiento de la oferta y la demanda. De este m o d o , a los períodos de auge le sucedían
la industria eléctrica se desarrollaban sobre la base de una tecnología más períodos de depresión en la que los precios caían d r a m á t i c a m e n t e e i n c l u -
elaborada. Los "inventos" pasaban ahora desde el laboratorio científico a so muchas empresas quebraban. A diferencia de las crisis anteriores -hasta
la fábrica. D i c h o de otra manera, el laboratorio del investigador pasaba a la de 1 8 4 7 - que eran crisis que se inciaban en la agricultura y que arrastra-
formar parte del desarrollo industrial. En este sentido, el caso del célebre ban tras de sí a toda la e c o n o m í a , estas otras eran ya crisis del capitalismo
Louis Pasteur (1822-1895) - u n o de los científicos más conocidos entre el industrial que se i m p o n í a n a toda la vida e c o n ó m i c a . Sin embargo, parecía
gran p ú b l i c o del siglo X I X - es ejemplificatorio: atraído por la bactereolo- que las mismas crisis generaban los elementos de equilibrio: cuando los
gía a través de la q u í m i c a industrial, a él se le deben técnicas c o m o la "pas- precios volvían a subir, se reactivaban las inversiones y comenzaba nueva-
teurización". mente el ciclo de auge. De este modo, las crisis eran percibidas como inte-
En Europa, los laboratorios dependían por lo general de las universi- rrupciones temporales de un progreso que debía ser constante. D e n t r o de
dades u otras instituciones científicas, aunque se mantenían estrechamen- la expansión de los a ñ o s que transcurrieron entre 1850 y 1873, caracteri-
te vinculados a las empresas industriales; en Estados U n i d o s , en cambio, ya zados por el alza constante de precios, salarios y beneficios, las crisis de
habían aparecido los laboratorios comerciales que m u y pronto hicieron cé- 1857 y 1866 pudieron ser consideradas como manifestaciones de desequi-
lebre a T h o m a s A l v a Edison (1847-1931) y a sus investigaciones sobre librios propias de una e c o n o m í a en expansión.
electricidad. Y esta relación entre ciencia, tecnología e industria planteó Sin embargo, hacia los primeros años de la década de 1870, las cosas
una cuestión fundamental: los sistemas educativos se transformaron en ele- cambiaron. C u a n d o la confianza en la prosperidad parecía ilimitada se pro-
mentos esenciales para el crecimiento e c o n ó m i c o . A partir de este m o m e n - dujo la catástrofe: en Estados U n i d o s 39.000 kilómetros de líneas ferrovia-
to, a los países que les faltase una adecuada educación masiva y adecuadas rias quedaron paralizadas por la quiebra, los bonos alemanes cayeron en
instituciones de enseñanza superior les habría de resultar m u y difícil trans- 6 0 % y, hacia 1877, casi la mitad de los altos hornos dedicados a la produc-
formarse en países industriales, o por lo menos, quedarían rezagados. Y es- ción de hierro quedaron improductivos. Pero la crisis tenía a d e m á s un
to también permite explicar el atraso relativo que Inglaterra c o m e n z ó a componente que preocupaba a los hombres de negocios y que les advertía
mostrar frente a Alemania donde los estudios universitarios fueron clara- que era m u c h o más grave que las anteriores: su duración. En efecto, en
mente orientados hacia la tecnología. 1873 se iniciaba un largo período de recesión que se extendió hasta 1896
Y la clara vinculación entre ciencia, tecnología e industria también y que sus c o n t e m p o r á n e o s llamaron la "gran depresión".
causó un profundo impacto en las conciencias. La ciencia, transformada en La caída de los precios, tanto agrícolas como industriales, era acompa-
una verdadera religión secular, fue percibida como la base de un "progre- ñada de rendimientos decrecientes del capital en relación c o n el período
so" indefinido. Desde esta perspectiva se consideraba que no existía obstá- anterior de auge. A n t e un mercado de baja demanda, los stocks se acumu-
culo que no pudiera ser superado. C i e n c i a y progreso se transformaron en laban, no sólo no tenían salida sino que se depreciaban; los salarios, en un
dos conceptos fundamentales dentro de la ideología burguesa. nivel de subsistencia, difícilmente podían ser reducidos; como consecuen-
cia, los beneficios disminuían aún más rápidamente que los precios. El des-
nivel entre la oferta y la demanda se veía agravado por el incremento de
Del capitalismo liberal al imperialismo bienes producidos c o m o consecuencia de la irrupción en el mercado m u n -
dial de aquellos países que habían madurado sus procesos de industrializa-
La "gran depresión" ción. La edad de oro del capitalismo "liberal" parecía haber terminado. Y
esto también iba a afectar la política.
A pesar del optimismo y de los éxitos obtenidos, las dificultades no deja- En efecto, la crisis había minado los sustentos del liberalismo: las prác-
ban de plantearse. Tal como lo había previsto Sismondi (1772-1842), uno ticas proteccionistas pasaron entonces a formar parte corriente de la políti-
de los primeros críticos de la naciente economía capitalista, ésta se vio so- ca económica internacional. De este modo, ante la aparición de nuevos
158 SUSANA BIANCHI HISTORIA SOCIAL DEL M U N D O O C C I D E N T A L 159

países industriales, la depresión enfrentó a las e c o n o m í a s nacionales, don- La época del imperialismo
de los beneficios de una parecían afectar la posición de las otras. En sínte-
sis, en el mercado no sólo competían las empresas, sino también las Desde algunas perspectivas, el imperialismo fue la m á s importante de las
naciones. Pero si el proteccionismo fue casi una reacción instintiva frente a salidas que se presentaba para superar los problemas del capitalismo des-
la depresión no fue sin embargo la respuesta e c o n ó m i c a m á s significativa pués de la "gran depresión". Los historiadores han debatido si ambos fenó-
del capitalismo a los problemas que lo afectaban. En el marco de las eco- menos p o d í a n vincularse. Indudablemente no puede establecerse un nexo
n o m í a s nacionales, las empresas debieron reorganizarse para adaptarse a las mecánico de causa-efecto. Sin embargo, también es indudable que la pre-
nuevas características del mercado: intentando ampliar los márgenes de be- sión de los inversores que buscaban para sus capitales salidas m á s produc-
neficios, reducidos por la competitividad y la caída de los precios, la res- tivas, así c o m o la necesidad de encontrar nuevos mercados y fuentes de
puesta se encontró en la concentración e c o n ó m i c a y en la racionalización aprovisionamiento de materias primas pudo contribuir a impulsar políticas
empresaria. expansionistas que incluían el colonialismo. A d e m á s , en un m u n d o cada
En primer lugar, se aceleró la tendencia a la concentración de capita- vez más dividido entre países ricos y países pobres había muchas posibili-
les, es decir, a una creciente centralización en la organización de la produc- dades de encaminarse hacia un modelo político en donde los más avanza-
ción. En Francia, por ejemplo, en 1860 había 395 altos hornos que dos dominaran a los más atrasados. Es decir, había muchas posibilidades de
producían 960.000 toneladas de hierro colado, en 1890 había 96 altos hor- transformarse en un m u n d o imperialista.
nos que producían 2.000.000. En síntesis, la producción aumentaba, De este modo, los años que transcurren entre 1875 y 1914 constitu-
mientras que el n ú m e r o de empresas disminuía. Si bien el proceso no fue yen el período conocido como la época del imperialismo, en el que las po-
universal ni irreversible, lo cierto es que la competencia y la crisis elimina- tencias capitalistas parecían dispuestas a imponer su supremacía e c o n ó m i c a
ron a las empresas menores, que desaparecieron o fueron absorbidas por las y militar sobre el m u n d o . Era, en este sentido, una nueva forma de impe-
mayores; las triunfantes grandes empresas, que pudieron producir en gran rio sustancialmente diferente de las otras épocas imperiales de la historia.
escala, abaratando costos y precios, fueron las únicas que pudieron contro- Durante esos años, dos grandes zonas del m u n d o fueron totalmente repar-
lar el mercado. tidas entre las potencias más desarrolladas: el Pacífico asiático y África. No
En segundo lugar, la concentración se c o m b i n ó dentro de las grandes quedó ningún Estado independiente en el Pacífico, totalmente dividido
empresas c o n políticas de racionalización empresaria. Esto incluía una mo- entre británicos, franceses, alemanes, neerlandeses, estadounidenses y, en
dernización técnica que permitía lograr el aumento de la productividad (y una escala m á s modesta, J a p ó n ; en la primera década del siglo XX, África
dar a la empresa un mayor poder competitivo). Pero a d e m á s la racionaliza- pertenecía -excepto algunas pocas regiones que resistían la conquista- a los
ción incluía la llamada "gestión científica" impulsada por F. W. Taylor. Se- imperios británico, francés, alemán, belga, portugués y español.
gún Taylor, la forma tradicional y empírica de organizar las empresas ya no De este modo, amplios territorios de Asia y de África quedaron subor-
era eficiente, era necesario por lo tanto darle a la gestión empresarial un ca- dinados a la influencia política, militar y e c o n ó m i c a de Europa. T a m b i é n a
rácter más racional y científico. Para ello elaboró una serie de pautas para América Latina llegaron las presiones políticas y económicas, aunque sin
lograr un mayor rendimiento del trabajo. De este m o d o , el taylorismo se necesidad de efectuar una conquista formal. En este sentido, los estados eu-
expresó en m é t o d o s que aislaban a cada trabajador del resto y transferían ropeos parecían no sentir la necesidad de rivalizar con los Estados Unidos
el control del proceso productivo a los representantes de la dirección, o que desafiando la D o c t r i n a M o n r o e . 3
d e s c o m p o n í a n sistemáticamente el proceso de trabajo en componentes
cronometrados e introducía incentivos salariales para los trabajadores más
3
La Doctrina Monroe, que se expuso por primera vez en 1823 -y que se sinteti-
productivos. C o m o veremos más adelante, a partir de 1918 el nombre de zaba en la consigna "América para los americanos"-, expresaba la oposición a cualquier
colonización o intervención política de las potencias europeas en el hemisferio occiden-
Taylor fue asociado al de H e n r y Ford, identificados en la utilización racio-
tal. A medida que los Estados Unidos se fueron transformando en una potencia más
nal de la maquinaria y de la mano de obra con el objetivo de maximizar la
poderosa, los europeos asumieron con mayor rigor los límites que se les imponían. En
producción.
la práctica, la Doctrina Monroe fue interpretada paulatinamente como el derecho ex-
clusivo de los Estados Unidos para intervenir en el continente americano.
160 SUSANA BIANCHI HISTORIA SOCIAL D E L M U N D O OCCIDENTAL 161

El fuerte impacto que el desarrollo imperialista produjo entre sus mis- ra un constante crecimiento y una regular absorción de la producción sin
mos c o n t e m p o r á n e o s explica el rápido surgimiento de distintas teorías que necesidad de recurrir a la expansión imperialista.
buscaban interpretarlo. Era, a los ojos de estos c o n t e m p o r á n e o s , un fenó- C o m o señala E r i c J. H o b s b a w m , el imperialismo estuvo ligado i n d u -
meno nuevo que incorporó el término imperialismo al vocabulario econó- dablemente a manifestaciones ideológicas y políticas. Las consignas del i m -
m i c o y político desde 1890. C u a n d o los intelectuales comenzaron a perialismo constituyeron - c o m o veremos- un elemento de movilización de
escribir sobre el tema, la palabra estaba en boca de todos; el economista bri- los sectores populares que podían identificarse con la "grandeza de la na-
tánico H o b s o n señalaba en 1900: "se utiliza para indicar el movimiento ción imperial". N i n g ú n hombre q u e d ó i n m u n e de los impulsos emociona-
m á s poderoso del panorama actual del m u n d o occidental". Si bien en la les, ideológicos, patrióticos e incluso raciales, asociados a la expansión
obra de K a r l M a r x (que había muerto en 1883) no se registra el término imperialista. En forma general, en las metrópolis, el imperialismo estimu-
imperialismo, las interpretaciones más significativas del f e n ó m e n o surgie- ló a las masas -sobre todo a los sectores m á s descontentos socialmente- a
ron del campo del marxismo, desde donde sus teóricos intentaban explicar identificarse c o n el Estado, dando justificación y legitimidad al sistema so-
las nuevas características que asumía el capitalismo. cial y político que ese Estado representaba. Pero esto no implica negar las
D e n t r o del marxismo, la interpretación clásica fue la formulada por poderosas motivaciones económicas de tal expansión. Sin embargo, según
L e n i n . Desde su perspectiva, el imperialismo constituía " l a fase superior H o b s b a w m , la clave del fenómeno no se encuentra en la necesidad de los
del capitalismo", y estaba referido a la baja tendencial de la tasa de ganan- países capitalistas de buscar nuevos mercados ni de nuevas áreas de inver-
cia por la competencia creciente entre capitalistas. En la medida en que la siones, tal c o m o sostenía la teoría clásica de L e n i n . En rigor, el 8 0 % del co-
competencia capitalista dejaba paso a la concentración y a la formación de mercio europeo -importaciones y exportaciones- se realizó entre países
" m o n o p o l i o s " -y éstos p o d í a n influir sobre las políticas del E s t a d o - era ca- desarrollados y lo mismo sucedió con las inversiones que se efectuaban en
da vez m á s necesario buscar nuevas áreas de inversión que contrarrestara la el extranjero. De este m o d o , la clave del fenómeno radica, desde la pers-
tendencia decreciente de la tasa de ganancia que se daba en las metrópolis. pectiva de H o b s b a w m , en las exigencias del desarrollo tecnológico. 5
De este m o d o , el "capital financiero", producto de la fusión entre el capi-
En efecto, la nueva tecnología dependía de materias primas que por ra-
tal bancario y el capital industrial intentaba asegurarse el control de los
zones geográficas o azares de la geología se encontraban ubicadas en luga-
mercados a escala m u n d i a l . T a m b i é n hubo -y h a y - teorías que interpreta-
res remotos. El motor de c o m b u s t i ó n que se desarrolló durante este
ban al imperialismo buscando, sobre todo, criticar la interpretación mar-
período necesitaba, por ejemplo, petróleo y caucho. La industria eléctrica
xisra. Estas trataban fundamentalmente de negar las raíces económicas del
necesitaba del cobre y sus productores más importantes se encontraban en
f e n ó m e n o para buscar explicaciones de otra naturaleza, estratégicas, políti-
lo que en el siglo XX se denominaría "tercer m u n d o " . Pero no se trataba só-
cas, culturales e ideológicas. 4
lo de cobre, sino también de oro y de diamantes y de metales no férreos
S i n embargo, independientemente de las opiniones que pueda provo- que comenzaron a ser fundamentales para las aleaciones de acero. En este
car la interpretación de L e n i n , resulta indudable que sus mismos contem- sentido, las minas abrieron el m u n d o al imperialismo y sus beneficios fue-
poráneos atribuyeron al imperialismo razones e c o n ó m i c a s . El británico ron suficientemente importantes como para justificar la construcción de
liberal J. H o b s o n (1900), partiendo del subconsumo de las clases más po- ramales ferroviarios en los puntos más distantes.
bres, interpretaba al imperialismo como la necesidad de buscar mercados Independientemente de las necesidades de la nueva tecnología, el cre-
exteriores en donde vender e invertir. Pero a diferencia de L e n i n , que pre- cimiento del consumo de masas en los países metropolitanos significó la rá-
sentaba al imperialismo como un elemento estructural del desarrollo capi- pida expansión del mercado de productos alimenticios. Y ese mercado se en-
talista, H o b s o n consideraba al fenómeno como una "anomalía" que era contraba dominado por productos básicos como cereales y carne, que se
necesario corregir a través del aumento de la capacidad de consumo de los producían a bajo costo y en grandes cantidades en diferentes zonas de asen-
trabajadores - l i g a d o a la función decisiva del gasto público— que permitie- tamiento europeo en América del Norte y América del Sur, Rusia y Austra-

4
Véase Fieldhouse, David K. (1977), pp. 74-101. 5
Véase Hobsbawm, Eric J. (1989), pp. 56-84.
162 SUSANA BIANCHI HISTORIA SOCIAL DEL M U N D O O C C I D E N T A L 163

lia. Pero también comenzó a desarrollarse el mercado de los productos co- desarrollaban y afirmaban: la burguesía y el proletariado. Sin embargo, es-
nocidos desde hacía mucho tiempo como "productos coloniales" o de " u l - to no impide desconocer la diversidad de condiciones y el pluralismo que
tramar": azúcar, té, café, cacao. Incluso, gracias a la rapidez de las comuni- reinaba en la sociedad. M u c h o s ignoraban que su existencia acabaría por
caciones y al perfeccionamiento de los m é t o d o s de conservación extinguirse y pugnaban por mantener sus posiciones en el nuevo orden:
comenzaron a afluir los frutos tropicales (que posibilitaron la aparición de aristócratas y campesinos a la defensiva, artesanos a punto de desaparecer.
las "repúblicas bananeras"). En esta línea, las grandes plantaciones se trans- En una sociedad profundamente heterogénea, clases recién formadas con-
formaron en el segundo gran pilar de las economías imperialistas. vivían, no sin compromisos, con otras que aún sobrevivían y se negaban a
Estos acontecimientos, en los países metropolitanos, crearon nuevas po- no estar. C o m o señala Palmade, tal vez una sola línea divisoria estaba níti-
sibilidades para los grandes negocios, pero no cambiaron significativamente damente clara para los c o n t e m p o r á n e o s : la barrera que separaba a aquellos
sus estructuras económicas y sociales. En cambio, transformaron radical- considerados "respetables" de los que no lo eran. Por un lado, la gente "res-
mente al resto del m u n d o , que q u e d ó convertido en un complejo conjunto petable" -desde la p e q u e ñ a burguesía hasta la más alta nobleza- que admi-
de territorios coloniales o semicoloniales. Y estos territorios progresivamen- tía un c ó d i g o c o m ú n donde se fundían los viejos valores aristocráticos y las
te se convirtieron en productores especializados en uno o dos productos bá- nuevas virtudes burguesas. Por otro lado, los excluidos, los trabajadores
sicos para exportarlos al mercado mundial y de cuya fortuna dependían casi manuales. Y dentro de cada uno de estos dos grandes sectores, m i l signos
por completo. Pero los efectos sobre los territorios dominados no fueron só- distintivos, símbolos y comportamientos separaban y definían a las clases. 6
lo económicos, sino que también afectó a la política y produjo un importan-
te impacto cultural: se transformaron imágenes, ideas y aspiraciones, a través
de ese proceso que se definió como "occidentalización". El mundo de la burguesía
En rigor, el proceso de "occidentalización" afectó exclusivamente al re-
ducido grupo de la élite colonial. Algunos recibieron una educación de ri- La burguesía era indudablemente la clase triunfante del período, pero ¿es
po occidental conformando una minoría culta a la que se le abrían las posible hablar de una "burguesía" unida, coherente y consciente de su po-
distintas carreras que se ofrecían en el á m b i t o colonial: era posible llegar a der? O, tal vez, ¿es preferible hablar de "burguesías"? U n a parte de la bur-
ser profesional, maestro, funcionario o burócrata. Pero la creación de una guesía se beneficiaba con el desarrollo capitalista, de la que era el motor, y
"élite c o l o n i a l " occidentalizada también podía tener efectos paradójicos. ocupaba un lugar en las esferas dirigentes. Pero subsistía también una bur-
En este sentido, el mejor ejemplo lo ofrece M a h a t m a G a n d h i : un abogado guesía tradicional, lejos del h u m o de las fábricas, en pequeñas ciudades de
que había recibido su formación profesional y política en G r a n Bretaña. provincia, que vivía de rentas y se mantenía en contacto con el m u n d o ru-
Sus mismas ideas y su m é t o d o de lucha, la resistencia pasiva, era una fu- ral. En Inglaterra, por ejemplo, la burguesía se llamaba a sí misma, "clase
sión de elementos occidentales - G a n d h i nunca negó su deuda con Ruskin media" y ésta englobaba a los ricos industriales, a los prósperos comercian-
y Tolstoi— y orientales. M u n i d o de tales instrumentos pudo transformarse tes, a profesionales como médicos y abogados, y en un nivel inferior a una
en la figura clave del movimiento independentista de la India. Y su caso no pequeña burguesía de tenderos, maestros, empleados. Los límites parecían
es único entre los pioneros de la liberación colonial. En síntesis, también el imprecisos.
imperialismo creó las condiciones que permitieron la aparición de los líde- Sin embargo, fue posible definir esos límites. C o m o señala H o b s b a w m ,
res antimperialistas y generó además las condiciones que permitieron que en el plano ec onóm i c o , la quintaesencia de la burguesía era el "burgués ca-
sus voces alcanzaran resonancia nacional. pitalista", es decir, el propietario de un capital, el receptor de un ingreso de-
rivado del mismo, el empresario productor de beneficios. En el plano social,
la principal característica de la burguesía era la de constituir un grupo de
2. Las transformaciones de la sociedad personas con poder e influencia, independientes del poder y la influencia

En una Europa que se volvía capitalista e industrial, la sociedad también se


transformaba rápidamente. Un primer análisis muestra a dos clases que se 6
Véase Palmade, Guy (1978), pp. 133-164.
164 HISTORIA SOCIAL DEL M U N D O OCCIDENTAL 165
SUSANA BIANCHI

provenientes del nacimiento y del estatus tradicionales. Para pertenecer a ella, además una beligerante confrontación con las fuerzas de la tradición, del
era necesario ser "alguien", es decir, una persona que contase como indivi- conservadurismo y, fundamentalmente, de la religión. De esta manera, si
duo, gracias a su fortuna y a su capacidad para mandar sobre otros hombres. el triunfo de los evolucionistas fue rápido, esto se debió no sólo a las abru-
Pertenecer a la burguesía significaba superioridad, era ser alguien al que na- madoras pruebas científicas - c o m o la existencia del cráneo del hombre de
die daba órdenes -excepto el Estado y D i o s - . Podía ser un empleado, un Neandertal ( 1 8 5 6 ) - sino fundamentalmente al clima ideológico del m u n -
empresario, un comerciante pero fundamentalmente era un "patrón": el do burgués.
m o n o p o l i o del mando - e n su hogar, en la oficina, en la fábrica- era funda- En rigor, t a m b i é n la izquierda recibió alborozadamente el embate al
mental para definirse. Y esto alcanzaba incluso a otros sectores, cuya carac- tradicionalismo que significaba la teoría de la evolución. K a r l M a r x dio la
terización no era estrictamente económica. En efecto, el principio de bienvenida a El origen de las especies, c o m o "la base de nuestras ideas en
autoridad no estaba - n i está— ausente en el comportamiento del profesor ciencias naturales" y ofreció a D a r w i n dedicarle el segundo volumen de El
universitario, del m é d i c o prestigioso o del artista consagrado. C o m o señala Capital. Y el amable rechazo de D a r w i n - h o m b r e de una izquierda liberal
H o b s b a w m , tal como K r u p p mandaba sobre su ejército de trabajadores, R i - pero en absoluto un revolucionario- a tal oferta no i m p i d i ó , sin embargo,
chard Wagner esperaba el sometimiento total de su audiencia. 7 que muchos marxistas, como Kautsky y la socialdemocracia alemana fue-
ran explícitamente darwinistas. Pero esta afinidad de los socialistas con el
De este m o d o , si algo unificaba a la burguesía c o m o clase, eran com-
evolucionismo no negó la encendida defensa que a s u m i ó la burguesía de
portamientos, actitudes y valores comunes. Confiaban en el liberalismo
una nueva teoría que daba nuevas respuestas. Todos coincidían en que la
—aunque, c o m o veremos, cada vez con mayores l í m i t e s - , en el desarrollo
ciencia desplazaba a la religión.
del capitalismo, en la empresa privada y competitiva, en la ciencia y en la
posibilidad de un progreso indefinido. Confiaban en un m u n d o abierto al Pero, en el m u n d o burgués, algo m á s llevaba al entusiasmo evolucio-
triunfo del emprendimiento y del talento. Esperaban influir sobre otros nista. La imagen liberal de una sociedad abierta al esfuerzo y al mériro con-
hombres, en el terreno de la política, y aspiraban a sistemas representativos trastaba con la creciente polarización social. A comienzos de siglo, los
que garantizasen los derechos y las libertades bajo el imperio de un orden hombres habían considerado a sus riquezas —que crecían día a d í a - c o m o
que mantuviese a los pobres -las clases "peligrosas"- en su lugar. Era una el premio que les otorgaba la Providencia por sus vidas laboriosas y mora-
clase segura y orgullosa de sus logros. les; pero los argumentos de la ética de la moderación y del esfuerzo ya no
N a d i e dudaba de que entre los logros del m u n d o burgués de la segun- eran visiblemente aplicables a esa opulenta burguesía, muchas veces ocio-
da mitad del siglo X I X se encontraba el espectacular avance de la ciencia. sa, dispuesta a la ostentación y a disfrutar sus fortunas, viviendo de rentas,
Desde las nuevas concepciones que se iban elaborando, la ciencia podía en sus confortables residencias campestres. A lo sumo, podían ser aplicados
constituirse en la base de un progreso indefinido, pero también p o d í a de- para explicar las diferencias entre la esforzada pequeña burguesía y las ma-
s e m p e ñ a r otro papel: tenía la capacidad para dar las respuestas a todas las sas proletarias, consideradas por definición "peligrosas", ebrias y licenciosas.
incógnitas, incluso a aquellas reservadas a la religión. Y en este sentido re- De allí, la importancia de teorías alternativas, que con un fundamen-
sultó paradigmática la figura de Charles D a r w i n (1809-1882) y el impac- to "científico" pudieran explicar la superioridad como resultado de una se-
to que produjo la teoría de la evolución. lección natural, transmitida biológicamente. En síntesis, la superioridad de
En efecto, D a r w i n se transformó en una figura pública de amplio re- la burguesía c o m o clase c o m e n z ó a ser considerada como una determina-
nombre y su éxito se d e b i ó a que el concepto de evolución, que ciertamen- ción de la biología. El burgués era, si no una especie distinta, por lo menos
te no era nuevo, p o d í a dar una explicación -muchas veces vulgarizada miembro de una clase superior que representaba a un nivel m á s alto de la
hasta el exceso— del origen de las especies en un lenguaje accesible a los evolución humana. El resto de la sociedad era indudablemente inferior. S ó -
hombres de la época, ya que se hacía cargo de uno de los conceptos más lo faltaba un paso para alcanzar el concepto de "raza" superior. Para los so-
entrañables de la e c o n o m í a liberal, la competencia. La teoría implicaba metidos sólo quedaba el camino de la aceptación de su propia inferioridad
y del acatamiento de la d o m i n a c i ó n burguesa. Y esto no sólo incluía al con-
junto de las clases "peligrosas", sino también a las mujeres de todas las cla-
ses sociales.
7
Véase Hobsbawm, Eric J. (1998), pp. 239-259.
HISTORIA SOCIAL DEL M U N D O O C C I D E N T A L 167
166 SUSANA BIANCHI

á m b i t o del "reposo del guerrero". Pero la familia burguesa también c u m -


¿Cuál era el papel que debían desempeñar las mujeres en el m u n d o
plió otro papel. N ú c l e o básico de una red más amplia de relaciones fami-
burgués? Estas mujeres de la burguesía debían fundamentalmente demos-
liares, permitió a algunos, como a los Rothschild y a los K r u p p , crear
trar la capacidad y méritos de los varones, ocultando los suyos en el ocio y
verdaderas dinastías a través del intercambio de mujeres -vírgenes ¡ m o c a -
en el lujo. Su posición de superioridad social sólo podía ser demostrada a
das- y dotes. Y estas alianzas e interconexiones familiares d o m i n a r o n m u -
través de las órdenes que impartían a los criados, cuya presencia en los ho-
chos aspectos de la historia empresarial del siglo XIX.
gares distinguía a la burguesía de las clases inferiores. Y este á m b i t o de ac-
ción era el de la familia burguesa, un tipo de estructura familiar que se La vida familiar se desarrollaba en hogares donde la decoración se so-
consolidó en la segunda mitad del siglo XIX: una autocracia patriarcal, apo- breañadía c o m o un elemento que enmascaraba la función. La impresión
yada en una red de dependencias personales. 8 más inmediata del interior burgués de mediados de siglo es el apiñamien-
to y la ocultación, una masa de objetos cubiertos por colgaduras, manteles,
No deja de resultar sorprendente que esta estructura familiar y los
cojines, empapelados, fuese cual fuese su naturaleza, manufacturados. N i n -
ideales de la sociedad burguesa se presenten como absolutamente contra-
guna pintura sin su marco dorado, ninguna silla sin tapizado, ninguna su-
dictorios. El ideal de una e c o n o m í a lucrativa, el énfasis en la competencia
perficie sin mantel o sin un adorno, ninguna tela sin su borla. Pero los
i n d i v i d u a l , las relaciones contractuales, el reclamo de libertades y de opor-
objetos eran algo más que útiles o signos de confort, eran los símbolos del
tunidades para el mérito y la iniciativa que proclamaban las burguesías l i -
estatus y de los logros obtenidos. De allí el abigarramiento de los interio-
berales eran negados sistemáticamente dentro del á m b i t o familiar. El pater
res burgueses.
familia era la cabeza indiscutible de una jerarquía de mujeres y niños con-
solidada sobre la base de vínculos de dependencia. Y la red culminaba en Pero había algo más. Los objetos debían ser sólidos - t é r m i n o usado
su base con los criados - l a "servidumbre"- que, pese a su relación de asa- elogiosamenre para caracterizar a quienes los c o n s t r u í a n - , estaban hechos
lariados, por la convivencia cotidiana no tenían con su "señor" tanto un ne- para perdurar y así lo hicieron. Pero también debían expresar aspiraciones
xo monetario como personal. En síntesis, el punto crucial es que la vitales más elevadas y espirituales a través de su belleza.
estructura de la familia burguesa contradecía de plano a la sociedad bur- La dualidad, solidez y belleza expresaba la nítida división entre lo cor-
guesa, ya que en ella no contaban la libertad, ni las oportunidades, ni la poral y lo espiritual, lo material y lo ideal, típica del m u n d o de la burgue-
persecución del beneficio individual. sía, aunque en realidad todo dependía de la materia y únicamente podía
expresarse a través de la misma o, en última instancia, a través del dinero
En rigor, la estructura familiar basada en la subordinación de las m u -
que p o d í a comprarla.
jeres no era algo nuevo. La cuestión radica en advertir su contradicción con
El hogar era también la fortaleza que salvaguardaba la moralidad. La
los ideales de una sociedad que no sólo no la destruyó ni la transformó, si-
dualidad entre materia y espíritu que caracterizaba al m u n d o burgués, la
no que reforzó sus rasgos, convirtiéndola en una isla privada inalterada por
necesidad de enmascaramiento fue denunciada como una hipocresía o m -
el m u n d o exterior.
nipresente en el m u n d o burgués. Y esto resultaba particularmente notable
Incluso, parece advertirse la búsqueda de un contraste deliberado: si
en el á m b i t o de la sexualidad. El mismo Sigmund Freud, en 1898, no d u -
las metáforas de guerra acudían para describir al m u n d o público - l a eco-
dó en calificar como "hipócrita" la moral sexual de su tiempo. 9
n o m í a , la p o l í r i c a - las metáforas de armonía, de paz y de felicidad eran las
que describían al m u n d o doméstico. Es posible que la desigualdad esencial En rigor, el problema es más complejo. Si la duplicidad de normas y
sobre la que se basaba el capitalismo competitivo del siglo XIX encontrase el enmascaramiento parecían ineludibles en algunas situaciones, como en el
su necesaria expresión en la familia burguesa: frente a la inseguridad, la caso de la homosexualidad, en general se aceptaban explícitamente ciertas
inestabilidad y la competencia, frente a vínculos que tenían su única expre- reglas de comportamiento: la castidad para las mujeres solteras y la fideli-
sión en el dinero, era necesario forjarse la ilusión de un m u n d o seguro, es- dad para las casadas; libertad sexual para los hombres solteros - c o n el lími-
table, basado en dependencias no monetarizadas. Era necesario crear el te de las muchachas solteras de la b u r g u e s í a - y tolerancia con la infidelidad

Véase Perrot, Michelle (1987), pp. 93-104.


9
Véase Perrot, Michelle (1987), pp. 103-158.
168 SUSANA BIANCHI HISTORIA SOCIAL DEL M U N D O OCCIDENTAL 169

de los casados, siempre y cuando esta infidelidad no pusiese en peligro la recia retraerse. No sólo la ciencia había abatido a la teología, sino que las
estabilidad de la familia burguesa. Tal vez, la hipocresía surgía cuando su- costumbres urbanas parecían alejarse de las prácticas y la moral religiosas.
p o n í a a las mujeres -supuestamente despojadas de erotismo- completa- Empero, las religiones persistieron. Entre la misma burguesía liberal co-
mente ajenas al juego sexual. menzó a registrarse cierta nostalgia por las viejas creencias. En primer lugar,
Sin embargo, estas normas no ocultan que el m u n d o burgués parecía el frío racionalismo liberal no proporcionaba un sustituto emocional al r i -
obsesionado por el sexo. Y esto es particularmente visible en los modos de tual colectivo de la religión. Comenzaron entonces a surgir ciertos "sustitu-
vestir, donde se conjugaban poderosos elementos de tentación y prohibi- tos", como complejos rituales laicos -alrededor del Estado, por ejemplo— y
ción. Al m i s m o tiempo que se hacía gran ostentación de ropajes, que deja- nuevas formas religiosas, m á s acordes a los nuevos tiempos. En este sentido,
ban pocas partes del cuerpo visibles, la moda marcaba hasta el exceso las resulta notable el desarrollo alcanzado por el espiritismo dentro del m u n d o
características sexuales secundarias: la barba y el vello de los hombres; el ca- burgués: en una época que descreía de los "milagros", el espiritismo ofrecía
bello, pero también los senos, las caderas y las nalgas de las mujeres desta- la ventaja de asegurar una tranquilizadora supervivencia del alma, sobre las
cados por m o ñ o s y artificios. C o m o señala H o b s b a w m , el impacto que "bases" de la ciencia experimental. Pero había algo más en esa nostalgia de
produjo el cuadro de M a n e t , Desayuno sobre la hierba (1863), derivó del
las religiones. En el m u n d o burgués, comenzó a valorarse el papel tradicio-
contraste entre la formalidad de los trajes masculinos y la desnudez de la
nal de la religión como instrumento para mantener en el recato a los pobres
mujer. Si el m u n d o burgués, a través de la dualidad permanente entre es-
-y a las mujeres de todas las clases sociales- siempre proclives al desorden.
píritu y materia, afirmaba que las mujeres eran básicamente seres espiritua-
Las iglesias comenzaron a ser valoradas como pilares de la estabilidad y la
les, esto implicaba que los hombres no lo eran. De este m o d o , la atracción
moralidad frente a los peligros que amenzaban el orden burgués.
física obvia entre los sexos encajaba dificultosamente en este sistema de va-
lores. Y la ruptura de estas normas podía llevar a la hipocresía, pero funda-
mentalmente a la angustia personal. La represión de los instintos se
El mundo del trabajo
consideró un valor elevado sobre el que descansaba la civilización. Y sobre
este p r i n c i p i o , Freud construyó su reoría.
U n a clase irrumpía en este período como capaz de desafiar al m u n d o bur-
Si, como ya señalamos, en el m u n d o burgués se consideraba que la gués: la clase obrera. Y su importancia no era sólo cualitativa sino también
ciencia era la clave de todo progreso y tenía la posibilidad de dar todas las cuantitativa ya que, entre 1850 y 1880, esta clase representaba en toda E u -
respuestas, resultó indudable, durante este período, el descenso del peso de ropa enrre la cuarta y la tercera parte de la población. Sin embargo, si bien
la religión. D a r w i n había derrotado a la Biblia. Entre los varones de la bur- con el ocaso del viejo trabajo artesanal y el paso del taller a la fábrica m o -
guesía, el indiferentismo, el agnosticismo e, incluso, el ateísmo eran las ac- derna las condiciones de vida obrera habían tendido a uniformarse, aún se
titudes dominantes. El progreso implicaba la ruptura con las viejas trataba, en muchos aspectos y en muchos lugares, de una clase en forma-
creencias y con las iglesias, consideradas baluartes del oscurantismo y la tra- ción. C o m o Federico Engels señalaba en La situación de la clase obrera en
dición. De este m o d o , contra las iglesias, y fundamentalmente la católica Inglaterra (1845): " L a condición proletaria no existe en su forma clasica
que se reservaba el derecho a definir la verdad y el m o n o p o l i o de los ritos completamente acabada excepto en el Imperio Británico y en particular, en
de pasaje - c o m o bautismos, casamientos y entierros-, se elevó una ola de Inglaterra." En Francia, por ejemplo, subsistía con tenacidad un artesana-
anticlericalismo. do organizado en gremios, con costumbres y tradiciones que los consti-
En rigor, el fenómeno no fue exclusivo del m u n d o burgués. Las ideo- tuían en una especie de microsociedad.
logías de izquierdas - e l marxismo, el anarquismo, el socialismo- compar- De este m o d o , si bien era ya posible definir la situación de los obreros
tían este belicoso anticlericalismo. No fue por azar que un herrero socialista desde el punto de vista e c o n ó m i c o - f o r m a c i ó n de un mercado de trabajo
de la Romana, de apellido M u s s o l i n i , llamase a su hijo, Benito, en honor a asalariado, concentración en grandes centros industriales, trabajo discipli-
Juárez, el anticlerical presidente mexicano. Indiscutiblemente, la religión es- nado a m á q u i n a - , desde una perspectiva social, muchos de los trabajado-
taba en declive también en las grandes ciudades que crecían rápidamente y res a ú n no p o d í a n ser incluidos estrictamente dentro de esa definición
donde, como las estadísticas lo demostraban, la participación en el culto pa- económica de la clase obrera.
170 SUSANA BIANCHI
HISTORIA SOCIAL DEL M U N D O OCCIDENTAL 171

Sin embargo, pese a la variedad de situaciones, las condiciones de vida


Indudablemente, en el m u n d o del trabajo las condiciones de vida eran
tendían a uniformarse: tras varias generaciones, los trabajadores acabaron
difíciles. Sin embargo, la prosperidad del período tendió a mejorar relati-
por acostumbrarse a la vida de la ciudad, una vida apartada de las tradicio-
vamente estas condiciones. H u b o progresos en la seguridad e higiene del
nes rurales, siendo hijos de obreros y habiendo comenzado a trabajar desde
trabajo, y c o m e n z ó a d i s m i n u i r el empleo infantil. La jornada laboral ten-
su infancia. La clase obrera adquiría cada vez un perfil más d e f i n i d o . 1 0
dió a reducirse, en parte por las presiones sindicales, pero también porque
Pero esta u n i f o r m i d a d no impide distinguir que la misma clase obrera el aumento de la productividad permitía que en un tiempo menor los obre-
distaba de ser una clase h o m o g é n e a . En la cúspide parecían ubicarse los ros produjeran m á s . En A l e m a n i a -y esta fue su o r i g i n a l i d a d - incluso la
obreros "especializados", aquellos capaces de fabricar y reparar las máqui- clase obrera mostraba ventajas decisivas sobre las d e m á s : desde 1880 y
nas. Eran los que indudablemente recibían un mejor pago, los que se en- 1890 comenzaron a implementarse sistemas de seguros en relación con si-
contraban en una mejor posición para "negociar" con los patrones. tuaciones de enfermedad, accidentes, invalidez y vejez; aunque también es
M u c h o s de ellos aspiraban a "mejorar": obtener las condiciones de vida de cierto que la aplicación de esta legislación social vio limitada su aplicación
la p e q u e ñ a burguesía, lograr que sus hijos abandonaran el trabajo manual por la falta de inspecciones adecuadas. De un modo u otro, en toda Euro-
e ingresaran entre los trabajadores de "cuello blanco" participando así de pa, el capitalismo desenfrenado tendía a suavizarse: comenzaba a admitir-
los sectores "respetables". Y, en efecto, la prosperidad del período, la alfa- se que un obrero cansado producía menos valor, que un niño deformado
betización y el desarrollo del sector terciario les permitió a algunos conse- en las minas o en el trabajo fabril nunca llegaría a ser un eficaz trabajador
guir, sobre todo en ciertos países como Inglaterra, lo que era considerado robusto.
un claro signo de ascenso social.
Durante este período también aumentaron los salarios. Si bien para la
Por debajo de los trabajadores especializados, se ubicaba la gran masa
masa de obreros y obreras de fábrica este aumento implicó sólo un peque-
de los obreros y obreras de fábrica, con jornadas de trabajo de 15 o 16 ho-
ño aumento sobre el costo de vida, benefició notablemente al sector de "es-
ras diarias, con situaciones de trabajo precarias, bajo la amenaza de las pe-
pecializados": entre 1850 a 1865 los salario aumentaron en 2 5 % mientras
riódicas crisis de desempleo. En Francia, por ejemplo, en 1857, la mitad de
que el costo de vida ascendía en 10%. Y en esto, K a r l M a r x , en una carta a
los obreros debieron abandonar sus puestos de trabajo, mientras el precio
Engels en 1863, encontraba una de las razones de lo que calificaba el abur-
de los alimentos aumentaba bruscamente a raíz de las malas cosechas. D e n -
guesamiento de esa "aristocracia" del trabajo que aspiraba a "mejorar": " L a
tro de esta masa obrera, tanto en Francia como en Inglaterra, todavía se re-
larga prosperidad ha desmoralizado terriblemente a las masas."
gistraba una fuerte presencia de mano de obra femenina e infantil. En la
T a m b i é n hubo mejoras parciales en las viviendas y en las ciudades
industria algodonera, por ejemplo, las mujeres ocupaban la mitad de los
obreras. En Francia, algunos empresarios protestantes de M u l h o u s e fueron
puestos de trabajo y los niños una cuarta parte.
responsables de la construcción de bloques de casas obreras, c ó m o d a s y sa-
Pero había a d e m á s , por debajo de la masa de obreros o obreras de fá-
nas, rodeadas de jardines. Pero estas expresiones paternalistas —que también
brica, un tercer escalón: los recién emigrados del campo. Fue el caso, por
se podían registrar en A l e m a n i a - eran excepcionales. Fueron fundamental-
ejemplo, de Irlanda que tras la crisis de la papa (1845) enviaba a Inglaterra
mente las administraciones municipales - c o m o en el caso de Inglaterra- las
cada año 50.000 trabajadores nuevos. Eran quienes por su indigencia y su
que empezaron a preocuparse por el urbanismo y a crear instalaciones co-
resignación p o d í a n aceptar cualquier trabajo, por duro que fuese, a cambio
lectivas - i l u m i n a c i ó n , l i m p i e z a - que introducían progresos en la vida coti-
de un salario irrisorio. Pero, por esto mismo, c u m p l í a n un papel funda-
diana. En síntesis, la mejoría de las condiciones de vida fue indudable pero
mental en el desarrollo del capitalismo industrial: eran quienes, por su
también es cierto que fue un movimiento irregular que afectó fundamen-
constante oferta de mano de obra barata, contribuían a mantener el bajo
talmente al sector de obreros "especializados". Eran muchos los que toda-
nivel salarial. Eran muchas veces peones que no tenían un trabajo fijo, tra-
vía permanecían en el hacinamiento y la inseguridad.
bajaban esporádicamente en la construcción de ferrocarriles, en la excava-
Pese a las diferencias internas que se registran en el m u n d o del traba-
ción de las grandes ciudades, en la descarga de navios.
jo ¿es posible hablar de los "obreros" como una única clase?, ¿cuál es el ele-
mento que los unifica? C o m o señala H o b s b a w m , pese a estas diferencias,
1 0
Véase Hobsbawm, Eric J. (1987), pp. 216-237.
el artesano "especializado", con un salario relativamente bueno, y el traba-
172 SUSANA BIANCHI HISTORIA SOCIAL DEL M U N D O OCCIDENTAL 173

jador pobre, que no sabía d ó n d e obtendría su p r ó x i m a comida, se encon- transformar en el Partido Obrero Socialdemócrata. Nacía así el primer gran
traban unidos por un sentimiento c o m ú n hacia el trabajo manual y la ex- partido socialista europeo, que muchos otros, incluido L e n i n , algún día
plotación, por un destino c o m ú n que los obligaba a ganarse un jornal con querrán imitar. Pero no se trataba aún de un socialismo "revolucionario".
sus manos. Se encontraban unidos también por la creciente segregación a Era un socialismo que trataba de utilizar al m á x i m o los recursos de la de-
que se veían sometidos por parte de una burguesía cuya opulencia aumen- mocracia para actuar sobre el Estado, promover reformas y dar a la clase
taba espectacularmente y se mostraba cada vez más cerrada a los advenedi- obrera una influencia política.
zos que aspiraban al ascenso social. Y los obreros fueron empujados a esta
La clase obrera que se constituyó en este período fue la fuerza social v i -
conciencia c o m ú n no sólo por la segregación sino por formas de vida com-
sualizada como "peligrosa" para el orden constituido. M u c h o s contempo-
partidas, no sólo en el espacio de la fábrica o el taller sino fundamental-
ráneos reconocían la gravedad de la "cuestión social" y vivían con el temor
mente en espacios de sociabilidad —en los que la taberna, que fue llamada
a un levantamiento. La memoria de las revoluciones -de 1830 y de 1 8 4 8 -
la "iglesia del obrero", o c u p ó un lugar primordial— que llevaron a confor-
estaba a ú n suficientemente fresca, de allí que, pese a la seguridad de la bur-
mar un m o d o de pensar c o m ú n . 1 1
guesía en su fortaleza y en sus logros, el miedo a la insurrección siempre es-
La posibilidad de mejorar las condiciones de vida se abrió también tuvo presente. Sin embargo, la época no fue favorable para revoluciones.
mediante la organización colectiva. En Inglaterra, c o m e n z ó a desarrollarse D e s p u é s de 1848, el potencial movimiento revolucionario se encontraba
un sindicalismo —despojado de toda connotación política— lo suficiente- desarmado. S e g ú n K a r l M a r x , exiliado en Londres desde 1849, la derrota
mente fuerte como para poder presionar a los patronos, con tal éxito que del 48 se debía a que el movimiento había surgido prematuramente, a cau-
la huelga muchas veces no era más que una amenaza. Pero este sindicalis- sa de la crisis e c o n ó m i c a , pero la clase obrera no tenía aún la coherencia ni
mo estaba reservado para la élite obrera, para los "especializados" que se ne- la conciencia para encabezar un ciclo revolucionario. Desde su perspectiva,
gaban a aceptar en sus filas a aquellos trabajadores no calificados por el era necesario por lo tanto abocarse a la organización, en espera de una nue-
temor a perder capacidad de presión. En rigor, sólo en 1889, después de va coyuntura en las crisis cíclicas del capitalismo. Pero pronto advirtió que
una huelga de estibadores londinenses, el sindicalismo se abrió a la masa la espera iba a ser larga. M a r x tuvo entonces un período de intervalo polí-
no especializada. En el continente, en cambio, la situación fue diferente. tico —con muchas horas transcurridas en la biblioteca del Museo de L o n -
En efecto, en Francia, después de las revoluciones del 48, las organiza- dres- que le permitieron madurar su teoría: de esos años fueron la
ciones obreras habían quedado estrictamente controladas. Algunas sobrevi- Contribución a la crítica de La Economía Política (1858) y el primer tomo
vieron c o m o mutuales y sociedades de socorros mutuos, aunque también de£/Gz/>/W(1867).12
es cierto que tras esta fachada se encontraban asociaciones de resistencia a Sin embargo, también comenzaron a surgir algunas iniciativas en mate-
los empresarios. Incluso, muchas de ellas seguían fieles a la idea de Proudhon ria de organización que culminaron, en Londres, en 1864, con la formación
de que las sociedades de p r o d u c c i ó n y de ayuda mutua p o d í a n ser eficaces de la Asociación Internacional de Trabajadores (conocida posteriormente
instrumentos para abolir el trabajo asalariado. Y en estas formas organiza- como la Primera Internacional). 1 3 La iniciativa surgió de algunos sindica-
tivas predominaba una clara desconfianza hacia el liberalismo burgués y listas ingleses, movidos por preocupaciones inmediatas, y de exiliados fran-
fundamentalmente indiferencia frente al juego político electoral. En A l e - ceses, de miras m á s largas y doctrinarias. Para los primeros, el objetivo era
mania, hacia 1860, comenzaba a registrarse -a diferencia del apoliticismo presionar a la burguesía apoyando huelgas de dimensión europea; para los
de los sindicatos ingleses— un nuevo brote socialista. Pero no fueron sólo segundos, se trataba de lograr la emancipación de los trabajadores a través
los obreros de las grandes empresas quienes estuvieron en su cabeza, sino de una primera etapa de educación política de las masas. De este modo, la
que fueron fundamentalmente los viejos artesanos —más cultos, más orga- Internacional reunió a grupos de distintas vertientes e incluyó a M a r x , res-
nizados y más descontentos— los que constituyeron el punto de partida del ponsable de la redacción del Manifiesto Inaugural, en el comité organizativo.
socialismo. Sobre esta base, en 1863, se fundaba la U n i ó n de Asociaciones
La organización de la Internacional indudablemente fue motivo de
de Trabajadores alemanes que, algunos años más tarde (1875), se habría de

1 2
Véase Palmade, Guy (1978), pp. 196-212.
1 1
Véase Hobsbawm, EricJ. (1998), pp. 217-238. 1 3
Véase Abendroth, Wolfang (1978), pp. 35-50.
174 SUSANA BIANCHI HISTORIA SOCIAL DEL M U N D O OCCIDENTAL 175

profunda preocupación para quienes la visualizaron como un conjunto de gobernaba la C o m u n a - , sino de los jacobinos fascinados por los recuerdos
miles de conspiradores que se movían en las sombras prontos a derribar el de las imágenes de las jornadas de 1789.
m u n d o burgués. Sin embargo, estos temores ¿estaban justificados?, ¿cuál es Los logros de la C o m u n a fueron modestos. Se a d o p t ó la bandera roja,
el balance que puede hacerse de la experiencia que constituyó la Internacio- se tomaron algunas medidas anticlericales - i n c l u i d a la ejecución del A r z o -
nal? Es cierto que pudo apoyar eficazmente huelgas en 1867 y en 1868 y bispo de P a r í s - y algunas pocas medidas sociales, como la supresión de los
que se constituyó en un indudable polo de atracción para los sindicatos eu- alquileres. S i n embargo, pese a esta modestia y a su brevedad - m e n o s de
ropeos. Pero también sus limitaciones fueron muchas. Sus acciones fueron tres meses-, la C o m u n a se transformó en un s í m b o l o de la "lucha de cla-
muchas veces paralizadas por las interminables discusiones entre M a r x y los ses". El terror que inspiró en los gobiernos se reflejó en la brutal represión
anarquistas; pero, además, si su objetivo era organizar al movimiento obre- que siguió: 47.000 personas fueron juzgadas, 7.000 deportadas o exiliadas,
ro ejerció mucha menos influencia sobre los obreros de las nuevas industrias fue incalculable el n ú m e r o de muertos. Incluso, su recuerdo llevó a que en
modernas que sobre los artesanos o de las manufacturas en regresión. 1873 se formara la Liga de los Tres Emperadores (Alemania, Austria y R u -
En rigor, la mayor debilidad de la Internacional procedió de su mismo sia) para defenderse de ese radicalismo que amenazaba tronos e institucio-
"internacionalismo", que se estrelló contra el carácter nacional de los sin- nes. Pero también fue un s í m b o l o para la izquierda: L e n i n , después de
dicatos. De este m o d o , pese a las constantes admoniciones sobre el carác- octubre de 1917, contaba los días para finalmente poder decir: " H e m o s
ter sin fronteras del proletariado, como de su clase adversaria, la burguesía, durado más que la C o m u n a " .
cuando estalló la guerra franco-alemana (1870), los trabajadores se asumie- La C o m u n a fue fundamentalmente un s í m b o l o . C o n ella terminaba la
ron primordialmente como franceses o alemanes y partieron al frente a l u - época de las grandes insurrecciones. El socialismo de la década de 1880 ya
char contra un enemigo que incluía a su propia clase. Los socialistas no esperaba una pronta instauración de la nueva sociedad. Su éxito toda-
debieron entonces enfrentar el problema de las nacionalidades, anuncian- vía se limitaba a algunos sectores restringidos del proletariado y a una i m -
do los desgarros de 1914. De este modo, en 1872, la Asociación Interna- portante capa intelectual, pero su influencia era todavía m u y escasa sobre
cional de los Trabajadores dejaba de existir: no pudo sobrevivir al impacto las amplias masas que conformaban el m u n d o del trabajo.
de la guerra franco-prusiana, ni al fracaso de la C o m u n a de París (1871).
En efecto, la guerra franco-prusiana había sido seguida de un singular
acontecimiento: la C o m u n a de París (marzo-mayo de 1871), en el que m u - Un mundo a la defensiva: aristócratas y campesinos
chos de sus c o n t e m p o r á n e o s no dejaron de señalarla como un espectacular
episodio de la "lucha de clases". ¿Cuáles fueron las causas de la sublevación? Las aristocracias europeas, si bien en retirada desde 1830, conservaban aún
Evidentemente, la Internacional ejerció muy poca influencia sobre ella. Al una importante cuota de poder. Hasta la década de 1880 dieron la tónica
terminar la guerra, en París, la federación de la guardia nacional trató de en los círculos mundanos de París, Londres, Berlín o V i e n a : la obra litera-
conservar las armas que poseía, y poner a buen seguro los cañones compra- ria de Proust todavía rememoraba a esa aristocracia de salón que lanzaba
dos gracias a una suscripción pública. Algunos quizá pensaban en oponer- sus últimos fulgores hacia finales del siglo. El poder de esta aristocracia se
se a la o c u p a c i ó n de una parte de París por parte de los prusianos tal como sustentaba, en parte, en su riqueza. La explotación de sus tierras continua-
rezaba una cláusula del armisticio. De este modo, cuando Thiers, el nuevo ba, en efecto, proporcionándole grandes rentas. En Inglaterra, por ejemplo,
jefe del gobierno francés, envió tropas para retirar los cañones, una muche- aún después de la industrialización, las mayores fortunas continuaban sien-
dumbre enardecida ejecutó a dos generales, sin que nadie haya dado la or- do las de los Pares del Reino. Pero también continuaban conservando una
den (marzo de 1871). Comenzaba así, el conflicto entre un gobierno importante cuota de influencia política: en el m u n d o rural ejercía un sóli-
conservador - T h i e r s debió huir y refugiarse en Varsalles— y el "pueblo" de do poder de hecho. En Francia, por ejemplo, si bien allí la nobleza había
París, a través de una revuelta espontánea, de objetivos poco claros, y de ca- perdido antes que en otras partes sus privilegios legales, hacia 1870 ocupa-
rácter popular y p e q u e ñ o b u r g u é s más que estrictamente obrero. La direc- ba una d é c i m a parte de los puestos de alcaldes de p u e b l o . 1 4
ción pronto q u e d ó a cargo no tanto de los socialistas participantes de la
Internacional -algunos fueron elegidos como miembros del Consejo que
1 4
Véase Palmade, Guy (1978), pp. 133-164.
176 HISTORIA SOCIAL DEL M U N D O O C C I D E N T A L 177
SUSANA BIANCHI

En la segunda mitad del siglo XIX, la m á s poderosa e influyente de las continuaba siendo una sólida realidad. En rigor, la excepción la constituía
aristocracias europeas era, sin duda, la aristocracia inglesa. E r a un grupo Inglaterra: el campesinado, hacia 1880, constituía sólo el 10% de la pobla-
que había sabido adaptarse a la nueva situación, y que había hecho un si- ción activa. Allí se había impuesto una empresa agrícola que ya no mante-
tio a la alta burguesía -a los gentlemen-, conformando poco a poco, sin nía ninguna relación con las tradiciones rurales sino que era un apéndice
descartar diversas vías como la del m a t r i m o n i o , una nueva élite dirigente del m u n d o urbano e industrial, obedeciendo a las normas de gestión de
que a s u m i ó gran parte de las tradiciones aristocráticas. La aristocracia ale- cualquier otra empresa. De este m o d o , Inglaterra abría una vía que habrán
mana era m u c h o m á s conservadora pero también m á s débil que la inglesa, de seguir los países del continente europeo con un siglo de atraso.
entre ella sólo u n grupo contaba, la nobleza prusiana de los junker, que La situación de A l e m a n i a y de Francia era, sin duda, diferente a la i n -
controlaban una importante parte del suelo a donde habían podido intro- glesa. Es cierto que las transformaciones de la agricultura que posibilitaron
ducir un verdadero capitalismo agrario. Si bien no era una nobleza siem- la industrialización alemana - d e las que los junkers muchas veces tomaron
pre antigua -algunos burgueses habían logrado introducirse en ella por vía la i n i c i a t i v a - habían producidos profundos cambios en el m u n d o rural. Sin
del m a t r i m o n i o o por compra de tierras- mantenía un cerrado espíritu de embargo, en algunas regiones, la presencia campesina aún era notable.
casta, desprecio por la burguesía industrial y liberal, una actitud fuerte- ¿Cuál era la situación de este campesinado? Resulta difícil generalizar sobre
mente conservadora en materia política y religiosa y gusto por el arte m i l i - situaciones m u y diversas. No se puede considerar con la misma medida a
tar. Y también era la que controlaba gran parte de los puestos de la la p e q u e ñ a choza de las landas de Hannover y a la gran explotación de Sa-
administración imperial. jonia, ni al viticultor de la Moselle y al campesino de los macizos monta-
ñosos. En todas partes, sin embargo, parecía predominar un p e q u e ñ o
En Francia, la aristocracia constituía una clase heterogénea en la que
campesinado propietario que explotaba personalmente la tierra con la ayu-
se codeaban la nobleza anterior a 1789, con la creada por N a p o l e ó n I du-
da familiar. Su situación p o d í a ser compleja -dificultades de c o m u n i c a c i ó n
rante el Imperio y la más reciente de la Restauración (1815-1830). Inclu-
por la falta de caminos comunales-, pero la secularización no alcanzaba a
so, cerca de ellos se ubicaban aquellos burgueses m u y ricos que habían
modificar las costumbres y las viejas fiestas campesinas jalonaban el ciclo
tomado la costumbre de vivir como nobles: retirados en fincas campestres,
del trabajo. Pese a los años difíciles por la competencia extranjera, como
transcurrían sus existencias ociosas. Pero si bien el poder efectivo de la aris-
entre 1870 y 1890, gracias a una adaptación rápida y constante, a la coo-
tocracia se había d i l u i d o después de 1830, continuaba manteniendo una
peración y el crédito agrícola, el campesinado alemán resistía y lograba so-
importante cuota de prestigio social. De este m o d o , resultaba casi "natu-
brevivir.
r a l " confiarles el destino del país en las horas graves: frente a crisis sociales
- t a n t o después de la revolución de 1848 como de los acontecimientos de la Francia, por su parte, era un país de campesinos -entre 1850 y 1880
C o m u n a de París (1871)-, los nobles ingresaron masivamente en las A s a m - constituían la mitad de la población activa- hostiles a toda innovación. E n -
bleas nacionales elegidos por el sufragio universal. Incluso, hacia fines del tre ellos había muchos propietarios, pero también colonos o arrendatarios
siglo, si bien ya no ocupaban altos cargos administrativos, de sus filas se re- instalados en las tierras de nobles o burgueses. Fuertemente individualistas
clutaban oficiales y embajadores. -a diferencia de los alemanes- los campesinos franceses se negaban a cual-
quier tipo de cooperación. Esto no significa que su situación fuese fácil: la
C o m o señala Palmade, resulta curiosa esta supervivencia aristocrática
mayor parte de los campesinos —que cultivaban menos de 10 h e c t á r e a s -
en el m u n d o burgués. Es tal vez una supervivencia que pone en relieve los
obtenía una renta inferior a la de los trabajadores urbanos en términos mo-
límites de la conquista burguesa. La burguesía experimentaba una especie
netarios. Sin embargo, la c o m p a r a c i ó n no es totalmente válida: los campe-
de complejo de inferioridad frente a las jerarquías heredadas del pasado. Y
sinos obtenían alimento de sus huertos, c o n s u m í a n lo que p r o d u c í a n ,
m á s que derribarlas totalmente buscaba imitarlas e insertarse en ellas. A u n -
obtenían madera en el bosque m á s p r ó x i m o , satisfechos de no tener n i n -
que la burguesía poseía el poder e c o n ó m i c o , no titubeaba en conferir a las
gún patrón que dirigiese su trabajo. De este modo constituían un m u n d o
antiguas élites cierta delegación del poder político y administrativo. Sin
estable, sin reivindicaciones especiales.
embargo, tampoco hay dudas de que la aristocracia constituía una clase en
retirada cuya influencia decrecía paulatinamente hacia fines del período. En síntesis, frente a las transformaciones económicas y sociales que se
En la Europa de la segunda mitad del siglo XIX, el m u n d o campesino vivían en Europa las clases sociales del antiguo orden buscaban sobrevivir,
SUSANA BIANCHI HISTORIA SOCIAL DEL M U N D O OCCIDENTAL
178 179

procurando adaptarse o presentando resistencia frente a los cambios. Y la Pero este conservadurismo en retirada encontró algunas fortalezas desde las
inercia muchas veces triunfaba sobre las innovaciones. Pero también es cuales resistir. Las iglesias fueron una de ellas.
cierto que, pese a todas las resistencias, la expansión capitalista cambiaba al En efecto, el anglicanismo en Inglaterra, el protestantismo en A l e m a -
m u n d o y consolidaba el apogeo de la burguesía. nia y el catolicismo en los países latinos -fieles a las m o n a r q u í a s - , pronto
se transformaron en baluartes del conservadurismo. Todas estas Iglesias
eran profundamente antiliberales, aunque sólo la mayor de ellas, la Iglesia
3. Las ideas y los movimientos políticos y sociales católica se p r o n u n c i ó explícitamente en contra del liberalismo. En 1864, el
papa Pío I X había publicado el Syllabus, en el que se condenaban los erro-
Las transformaciones del liberalismo: democracia res modernos. En el documento se enumeraba ochenta errores: entre ellos,
y nacionalismos militantes el "naturalismo" - l a negación de la acción de D i o s sobre el m u n d o - , el "ra-
cionalismo" - e l empleo de la razón sin referencia a D i o s - , el "indiferentis-
Junto con la burguesía, también había triunfado su principal fundamento m o " -considerar equivalentes a todas las religiones-, la "enseñanza secular",
ideológico, el liberalismo. Programa político y e c o n ó m i c o , se proponía y la "separación de la Iglesia y el Estado". El último de los errores señala-
conducir a Europa a un futuro mejor borrando todos los obstáculos que se dos era precisamente el liberalismo.
o p o n í a n a ese avance. Sin embargo, este programa c o m e n z ó a encontrar re- La Iglesia podía ejercer una influencia conservadora sobre la sociedad
sistencias, y sufrir enconadas críticas que provenían tanto de la izquierda en la medida en que, a pesar de la innegable secularización, aún mantenía
c o m o de la derecha. De este m o d o , estas resistencias y los mismos cambios ciertos controles. Y éstos eran ejercidos sobre todo a través de la familia
que vivía la sociedad no dejaron de impactar sobre un liberalismo que co- burguesa, institución conservadora en sí misma. La Iglesia introducía en el
m e n z ó también a sufrir transformaciones. m u n d o burgués efectivas quintacolumnas a través de la piedad tradicional
En los últimos decenios del siglo XIX, cabían pocas dudas de que el l i - de las mujeres, y ejercía su influencia a través del control de las ceremonias
beralismo era el programa que se había impuesto en gran parte de Europa de bautismo, casamientos y entierros, y de una cuota considerable de la
occidental. Era a d e m á s el programa que gozaba de mayor prestigio: se lo educación. Pero también es cierto que ya hacia la década de 1880, la Igle-
consideraba una fuerza progresista, la única con posibilidades de éxito pa- sia, bajo el embate de los liberales había perdido muchos de estos contro-
ra desplazar a los resabios del tradicionalismo. En rigor, casos como las mo- les: no sólo la enseñanza c o m e n z ó a secularizarse, sino que fue el Estado el
narquías absolutas de la Rusia de los zares y del Imperio austrohúngaro responsable de llevar los registros de nacimientos, matrimonios y muerte.
eran casos extremos, excepcionales, y percibidos como anacrónicos. Pero Parecía que el conservadurismo poco podía hacer frente al avance arrolla-
también es cierto que en Europa occidental, las fuerzas conservadoras, que dor del liberalismo.
aún mantenían algunas posiciones de poder, no dudaron en alinearse para En rigor, muchas veces, las viejas capas aristocráticas podían mante-
atacar al liberalismo, considerado como una doctrina errónea y peligrosa, nerse, a d a p t á n d o s e a la nueva situación, a través de alianzas con la burgue-
que irremediablemente conduciría a la destrucción del orden s o c i a l . 1 5 sía y con sectores del campesinado. Sin embargo, ésta no era la estrategia
De un m o d o u otro, era indudable que este conservadurismo se encon- de aquellos sectores del conservadurismo reacios a toda transacción con el
traba en retirada. Sus argumentos tradicionales, como el origen d i v i n o del m u n d o "moderno". Para ellos, aún quedaban bastiones que les permitían
poder político y del orden social establecido, y la legitimidad exclusiva del salir en defensa de sus posiciones. Y el principal de estos bastiones fueron
derecho tradicional, perdían cada vez más fuerza en un m u n d o que se trans- las fuerzas armadas. La marina en Inglaterra y los ejércitos en el continen-
formaba rápidamente. De esta manera, frente al liberalismo, los conserva- te -particularmente en A l e m a n i a - fueron el refugio donde se perpetuaban
dores sólo p o d í a n proceder por reacción, sin alcanzar propuestas positivas: las tradiciones aristocráticas, en un m u n d o burgués que incluso comenza-
frente al "progreso" hacían hincapié en el "orden" y la "estabilidad"; y opo- ba a democratizarse.
nían las "tradiciones" frente a todo lo que significara cambio o novedad. El gran avance del liberalismo no se hizo sin conflictos. Y el principal
problema que se planteó a la burguesía liberal fue precisamente el de la de-
1 5
Véase Mommsen, Wolfgang (1973), pp. 5-34. mocracia. Estaba cada vez más claro que las "masas", es decir, los "no res-
180 SUSANA BIANCHI HISTORIA SOCIAL DEL M U N D O O C C I D E N T A L 181

petables", la misma clase obrera, constituían un a m p l í s i m o sector que cada Y esta ampliación del sufragio se debió no sólo a las carencias teóricas
vez m á s contaba en política. Estaba bastante claro que, tarde o temprano, del liberalismo y a las presiones que llegaban desde abajo, sino al contun-
todos los sistemas políticos tendrían que darles un lugar. Y esto era algo que dente hecho de que las burguesías necesitaban la "fuerza del n ú m e r o " . En
aterrorizaba a los "respetables", quienes consideraban a las masas ignoran- efecto, ni las viejas aristocracias ni las burguesías constituían mayorías, no
tes y peligrosas por definición. El problema radicaba en que el liberalismo, contaban con la "fuerza del número". Pero la diferencia radicaba en que las
por un lado, carecía de reservas teóricas sólidas contra los avances de la de- aristocracias no necesitaban de esa fuerza: ejercían influencia de hecho y es-
mocracia. Si sus fundamentos políticos eran la participación de la "nación" taban parapetadas en instituciones que la protegían del voto. Las mismas
-entendida c o m o el conjunto de ciudadanos- en la vida política y la de- monarquías - l a forma predominante de gobierno en E u r o p a - les daban un
fensa de los derechos individuales, el liberalismo ofrecía argumentos muy apoyo político sistemático. Pero la burguesía, si bien confiaba en su rique-
pobres para negar derechos políticos, c o m o por ejemplo, el sufragio. 1 6 za, en su destino histórico y en ideas que eran los fundamentos de los es-
Se reconocía la necesidad de ampliar el derecho al voto, pero el pro- tados modernos representativos, necesitaban de los votos: necesitaban, por
blema que se planteaba era ¿hasta qué límite? Dentro de la masa, ¿cuáles lo tanto, movilizar a los "no burgueses", a esas masas trabajadoras que cons-
eran los sectores que podían considerarse "respetables" y cuáles eran las cla- tituían las mayorías. Y si el liberalismo se convirtió en una fuerza política
ses "peligrosas"? Era tal vez posible movilizar a una pequeña burguesía a la considerable esto fue posible precisamente por su capacidad para movilizar
que le era difícil decidir a quién temía más si a los ricos o al proletariado. también a las capas más bajas de la burguesía y de los trabajadores manua-
Indudablemente, la pequeña propiedad necesitaba igual defensa que la les. Y evidentemente el éxito les sonrió: por lo menos en las primeras déca-
gran propiedad frente a las amenazas del socialismo; los empleados de "cue- das de este período, los liberales, partido clásico de las burguesías
llo blanco" necesitaban diferenciarse de los simples trabajadores manuales. industriales y comerciantes se mantuvieron en el poder, salvo interrupcio-
Incluso, algunos conservadores estaban dispuestos a m á s : Bismarck, por nes ocasionales, en Inglaterra, H o l a n d a , Dinamarca, Bélgica y Austria.
ejemplo, confiaba en la lealtad tradicional de un electorado de masas y con- De un m o d o u otro, en este proceso de democratización, el liberalis-
sideraba que el sufragio universal fortalecería más a la izquierda que a la de- mo fue sacudido profundamente. Algunos, a partir de 1895, como Sa-
recha (aunque también es cierto que prefirió no correr riesgos y mantuvo muelson y H o b s o n , en Inglaterra, y Friedrich N a u m a n n , en Alemania,
en Prusia un sistema que le permitía un estricto control sobre los votos). comenzaron a plantear la necesidad de una renovación del liberalismo. No
Ya en el reavivamiento de las presiones populares en la década de 1860 sólo aspiraban a realizar el principio de la soberanía mediante el sufragio
hizo imposible que la política se aislara del debate sobre el sufragio univer- universal, sino que también comenzaron a considerar anticuados algunos
sal. Y la mayoría de los estados occidentales tuvieron que resignarse a lo principios liberales como el del laissez-faire, principios que debían ser sus-
inevitable: durante este p e r í o d o , en casi todos los estados europeos se rea- tituidos por un vasto plan de "reformas" políticas y sociales bajo la respon-
lizaron ampliaciones más o menos significativas del derecho al voto. Hacia sabilidad del Estado. Consideraban que el liberalismo debía ser adaptado a
1873, únicamente la Rusia de los zares y el Imperio turco eran los únicos las necesidades de la sociedad generada por la industrialización; considera-
países que se mantenían como autocracias, sin ninguna forma de partici- ban a d e m á s que este reformismo atraería a vastas capas de la población y
pación política. En la década de 1870, había habido una amplia extensión permitiría acabar con las supervivencias del poder aristocrático. En sínte-
del sufragio - e n teoría, el sufragio universal para los varones- en Francia, sis, desde el liberalismo c o m e n z ó a conformarse una rama más democráti-
A l e m a n i a , Suiza y Dinamarca. En G r a n Bretaña, las leyes de 1867 y 1883 ca, que fue calificada como radical, progresista, o reformista.
cuadruplicaron prácticamente el n ú m e r o de electores. En 1894, en Bélgi- Sin embargo, las tendencias ideológicas y políticas de la época fueron
ca una huelga general para obtener la reforma electoral permitió que el nú- por una dirección opuesta. M u c h o s temían que la democratización condu-
mero de votantes pasara del 4% al 3 7 % de la población masculina. En jera irremediablemente al reino del terror de las masas. De allí que la bur-
1907, el sufragio universal se estableció en Austria y, en 1913, en Italia. guesía liberal comenzara a m i r a r cada vez c o n m á s s i m p a t í a al
conservadurismo. Sobre todo después de los acontecimientos de la C o m u -
na de 1871, el empuje liberal fue perdiendo fuerza: concentró sus esfuer-
16
Véase Hobsbawm, Eric J. (1989), pp. 85-112. zos en mantener las posiciones conquistadas. Y en este proceso, el
182 SUSANA BIANCHI HISTORIA SOCIAL DEL M U N D O O C C I D E N T A L 183

conservadurismo proveyó a un liberalismo cada vez m á s conservador algu- cesario ser una "potencia m u n d i a l " . Se consideraba que únicamente las na-
nos conceptos políticos claves, entre ellos, el del nacionalismo. ciones capaces de transformarse en imperios se i m p o n d r í a n en el futuro:
El nacionalismo había sido un concepto que en sus orígenes se vincu- los imperios coloniales eran la condición de la grandeza nacional. El adve-
laba con el liberalismo y la democracia. La idea de nación, como c o m u n i - nimiento de este nacionalismo imperialista y militarista provocó un cam-
dad de todos los ciudadanos políticamente maduros estuvo ligada a los bio en la conciencia política europea. Y la burguesía liberal aceptó
principios liberales y democráticos: el liberalismo italiano, por ejemplo, gustosamente esta ideología conservadora que les daba la justificación ideo-
concebía la unidad nacional y la libertad política como dos aspectos que no lógica de la expansión imperialista.
podían separarse. Sin embargo, el término mismo de nacionalismo no apa- Este nacionalismo agresivo y militante - q u e contaba muchas veces con
reció hasta las postrimerías del siglo XIX. C o m e n z ó a emplearse para definir el entusiasta apoyo de las masas-, daba, de este m o d o , su fundamento al
grupos de ideólogos de derecha, en Francia y en Italia, quienes agitaban la imperialismo. Éste se apoyaba en la "superioridad" de los conquistadores.
bandera nacional contra los extranjeros, los liberales y los socialistas. Y es- El mismo "humanitarismo" del poeta inglés Rudyard K i p l i n g (1865-
te empleo no fue arbitrario. La idea de la nación - q u e novedosamente se 1936), sobre " l a responsabilidad del hombre blanco", es decir, sobre el de-
definía en términos étnicos y, especialmente, lingüísticos- se transformó ber de transmitir a los pueblos conquistados los avances de la civilización
no sólo en una fuerza aglutinante para amplios sectores sociales, sino que la europea, se apoyaba en la firme convicción de la "superioridad" de unos y
convirtió en una militante ideología que se adueñó de la derecha política. la "inferioridad" de los otros. E incluso, esto recibió la aprobación "cientí-
Indudablemente, la idea de nación fue un factor aglutinante. C o n el fica" de los social-darwinistas, que trasladaron la doctrina de la "lucha por
declive de las comunidades reales a que estaba acostumbrada la gente - l a la existencia" a la vida de las naciones: de allí se justificaba el d o m i n i o que
aldea, la familia, la parroquia, el barrio, el gremio-, la comunidad imagi- los "superiores" p o d í a n y debían ejercer sobre los "inferiores".
naria de la "nación" llenaba ese vacío. Esto indudablemente estuvo vincu- En esta línea, el concepto de nación pronto derivó en el de raza. Las
lado al f e n ó m e n o característico del siglo XIX, de la "nación-Estado". Era el razas blancas, y en especial las arias, parecían estar llamadas a d o m i n a r a los
Estado el que creaba la nación: a través de los controles burocráticos de los pueblos de color gracias a su "superioridad" y mayor cultura. Dentro de es-
nacimientos, por ejemplo, era quien otorgaba la "nacionalidad". Pero ha- te clima de ideas, el antisemitismo comenzó a extenderse por toda Europa
bía más, habiéndose debilitado los antiguos nexos sociales, el Estado debía hacia la década de 1880. En nombre de la "nación" se renovaron entonces
mantener la cohesión creando nuevos nexos de lealtad. No sólo los símbo- los antiguos postulados que reclamaban la asimilación de los judíos en las
los nacionales se multiplicaron sino que la misma instrucción pública esta- diversas naciones, a través de la renuncia a sus peculiaridades culturales y
tal, al difundir la unidad lingüística e ideológica, se transformó en un religiosas. S i n embargo, esto también tuvo otros impactos: hacia mediados
agente indispensable de la construcción de la nación. C o m o señala Hobs- de la década de 1890, Theodor H e r z l iniciaba el movimiento sionista entre
bawm, hasta el triunfo de la televisión, ningún medio de propaganda po- los judíos, en nombre de un nacionalismo hasta ese momento desconocido.
día compararse con la eficacia de las aulas. Pero también el antisemitismo se profundizó. En muchos lugares de
Pero fue fundamentalmente el conservadurismo, atrincherado en las Europa, junto con las exigencias de asimilación, aparecieron nuevas voces
fuerzas armadas, el que configuró un nuevo concepto de nacionalismo que pedían la exclusión radical de los judíos del cuerpo de la "nación". A p a -
agresivo y militante. D i c h o concepto se basaba en la idea de la "grandeza recieron incluso quienes llegaban a formular oscuras amenazas de extermi-
de la nación", grandeza que se establecía a partir de la "superioridad" de nio a aquellos que no decidiesen emigrar voluntariamente. Y este clima de
una nación sobre las otras. Y hay un ejemplo p a r a d i g m á t i c o : fue en estos ideas permite valorar el significado del afluiré Dreyfus (1894). En efecto,
años cuando la canción Deutschland Über Alies (Alemania sobre todos los cuando el oficial francés Alfred Dreyfus fue acusado y condenado por es-
d e m á s ) se consagró como el h i m n o nacional a l e m á n . 1 7 pionaje -a pesar de los fuertes debates y las denuncias de intelectuales co-
Y este agresivo nacionalismo pronto se vinculó con el imperialismo: pa- mo Emile ¿ o l a - pocos dudaron de su culpabilidad: su condición de judío
ra ser una "gran" nación, no era suficiente ser una potencia europea, era ne- era la causa de su condena.
El terror a la democratización, el violento nacionalismo, el racismo
Véase Hobsbawm, Eric J. (1991), pp. 101-130. fueron elementos que confluyeron en un conservadurismo radical, de ex-
184 SUSANA BIANCHI HISTORIA SOCIAL DEL M U N D O O C C I D E N T A L 185

trema derecha, que en Francia encontró una cabeza indiscutible en Char- cialdemócrata alemán había adoptado un programa, redactado por K a r l
les Maurras. Desde 1899, Acción Francesa propiciaba la creación de un Es- Kautsky, su principal ideólogo, que se ajustaba a los principios del marxis-
tado corporativo de carácter autoritario, basado en una idea m o n á r q u i c a de mo. Sobre la base de tales principios, el programa declaraba que "la trans-
matriz clerical, mientras difundía una ideología de fuerte atracción emo- formación de la propiedad privada capitalista de los medios de producción
cional, donde las denuncias sobre la "decadencia burguesa" se confundían en propiedad colectiva" era la condición necesaria para la liberación "no só-
con la apología de un militante nacionalismo. Desde la perspectiva de A c - lo del proletariado, sino de toda la humanidad". Pero también se estable-
ción Francesa, la nación era el valor supremo, posición que la llevó a con- cían las líneas a las que se ajustaría la "lucha política": en primer lugar, la
siderar - c u a n d o el capitán Dreyfus fue rehabilitado ( 1 9 0 6 ) - que un error "revolución de las mentes", es decir, la preparación ideológica del proleta-
de la justicia carecía de importancia si éste servía a los intereses de la na- riado para la revolución socialista; en segundo lugar, un programa de refor-
ción. De este m o d o , a fines del siglo XIX, en Europa se comenzaba a con- mas políticas, que el partido se c o m p r o m e t í a a realizar, dentro del sistema
formar una derecha que, en muchos aspectos, parecía anunciar el clima de establecido, para mejorar las condiciones de los trabajadores.
los futuros años de entreguerras. En rigor, el programa alemán no era estrictamente "revolucionario".
En él subyacía la confianza en un proceso "evolucionista": el m i s m o proce-
so histórico, gracias a la dinámica del desarrollo e c o n ó m i c o , daría a la cla-
El desafio a la sociedad burguesa: socialismo y revolución se obrera -siempre que ésta mantuviera su unidad y su conciencia de cla-
se- de forma casi irremediable y automática, el poder político. Sin
C o m o señala M o m m s e n , mientras entre fines del siglo XIX y comienzos del embargo, pese a las críticas que se le hicieron desde la extrema izquierda,
siglo XX se conformaba la derecha que constituiría la principal amenaza al este programa fue el que m á s éxito alcanzó en Europa. A d e m á s , el Partido
liberalismo y la democracia, también dentro de la izquierda se agrupaban Socialdemócrata alemán, que se había transformado en una fuerza política
contrincantes en un n ú m e r o cada vez más considerable. C o m o en los años sustentada p o r amplias masas populares, se transformó en el modelo a al-
anteriores, las tendencias ideológicas fueron variadas: anarquistas y socia- canzar para los otros partidos socialistas europeos.
listas, sindicalistas y reformistas debatían ardorosamente las formas que de- La influencia de la socialdemocracia alemana q u e d ó ampliamente de-
bía asumir la liberación del proletariado del "yugo" de la sociedad mostrada en el congreso que organizó en París, en 1889, la Segunda Inter-
burguesa. Sin embargo, pronto el horizonte ideológico se clarificó: un so- nacional Socialista. Es cierto que, en esa ocasión, también se tomaron
cialismo de tipo marxista se ponía a la cabeza de los distintos grupos de iz- medidas "combativas", como la declaración del Primero de M a y o , "día de
quierda. la lucha del movimiento obrero internacional a favor de la jornada de ocho
H a b í a , por supuesto, excepciones en España, Italia y Rusia, es decir, horas". En rigor, esto constituyó una concesión de la socialdemocracia
sociedades con un fuerte componente rural y escaso desarrollo industrial, -que hubiera preferido acciones más legalistas- a la presión de los grupos
el "socialismo científico" de M a r x y Engels, con su profecía del triunfo del más radicalizados: el Primero de M a y o se transformó en una bandera del
proletariado, tenía mucho menos cabida que la imagen de una sociedad movimiento socialista y en algunos países, como en Francia, fue considera-
descentralizada, con cooperativas agrícolas e industriales a u t ó n o m a s . De do un día de lucha contra el orden establecido. Pero también es cierto que
allí la persistencia del anarquismo. T a m b i é n Inglaterra constituyó un caso el programa alemán fue el que se impuso en la nueva organización. De es-
aparte: tras la derrota del cartismo, el movimiento sindical aspiraba a dis- te m o d o , durante la década de 1890, un socialismo de este tipo parecía i m -
cretas reformas sin conmover el sistema establecido. Y esta tendencia que- ponerse en toda Europa: en varios países, mientras decrecía la influencia
dó claramente expresada en la orientación del Partido Laborista, fundado anarquista, se organizaban partidos socialistas siguiendo el modelo alemán.
hacia fines del siglo: política social reformista en el marco del sistema par- Incluso en Rusia, también se organizaba, en 1898, bajo la dirección de Ple-
lamentario y apoyo recíproco entre partido y sindicatos. janov, el Partido Obrero Socialdemócrata ruso, en la más absoluta clandes-
Pero como ya hemos señalado, fue un socialismo de tipo marxista el tinidad e ilegalidad.
que se impuso en el continente. Y en este proceso c u m p l i ó un papel i m - Sin embargo, la unidad ideológica dentro de la Segunda Internacional
portante la socialdemocracia alemana. En efecto, en 1890, el Partido So- no fue duradera. La cuestión que se planteó fue precisamente, ¿hasta qué
SUSANA BIANCHI HISTORIA SOCIAL DEL M U N D O O C C I D E N T A L
186 187

punto esa política reformista propuesta por la socialdemocracia no i m p l i - hacer? (1902). D a d a la clandestinidad en que la socialdemocracia debía
caba colaborar con gobiernos "burgueses", es decir, con gobiernos que se moverse en Rusia -y de la experiencia política que allí se había acumula-
encontraban en manos de los "enemigos de clase"? Quienes propiciaban d o - , L e n i n consideraba que el partido debía transformarse en una "organi-
una política de " p e q u e ñ o s pasos" que implicaba el compromiso con otras zación de revolucionarios profesionales", dirigida autoritariamente. El
fuerzas políticas -tachados de "revisionistas" por sus oponentes-, se basa- partido no debía tener por función organizar a las masas sino que debía
ban en la introducción que Engels escribiera en 1895 para una reedición transformarse en una "vanguardia" que condujera a la revolución. Esto no
de la obra de M a r x , La lucha de clases en Francia, donde afirmaba que la so- significaba que las masas proletarias y sus representantes sindicales no de-
cialdemocracia alcanzaría la revolución socialista por la vía parlamentaria bían participar en la lucha, sino que debían estar subordinados a la con-
legal. El conflicto estalló abiertamente en Francia, cuando el jefe del Parti- ducción partidaria.
do Socialista, Alexandre M i l l e r a n d , aceptó una cartera ministerial en el go- En un congreso del Partido Socialdemócrata ruso, celebrado en L o n -
bierno de Waldeck-Rousseau. Si bien él intentó justificarse señalando que dres en 1903, L e n i n expuso su estrategia revolucionaria. Sus oponentes
después del affaire Dreyfus era necesario defender la república de sus ene- fueron vencidos en las votaciones. Y este memorable cisma dentro del so-
migos de extrema derecha, sus argumentos no convencieron a quienes lo cialismo ruso d i o origen a la d e n o m i n a c i ó n de los partidarios de L e n i n ,
calificaron de "traidor" a la clase obrera. bolcheviques -es decir, m a y o r í a - porque triunfaron sobre los menchevi-
La socialdemocracia alemana estableció su punto de vista en la Segun- ques -es decir, m i n o r í a - . Comenzaba así un nuevo ciclo para la izquierda
da Internacional: el socialismo no debía participar en coaliciones burguesas, socialista. Y la crisis de las ideologías tradicionales - e l conservadurismo y
ni colocarse en el terreno de un simple reformismo dentro del estableci- el liberalismo— junto al desarrollo de una extensa gama - d e derecha a iz-
miento. Evidentemente, aún no se quería renunciar al mito revolucionario. q u i e r d a - de direcciones políticas eran simplemente el reflejo de las tensio-
Pero esto también fue fuente de conflictos. La posición "evolucionista" que nes que cruzaban a la sociedad. Y éstas ya anunciaban la guerra y la
mantenía la socialdemocracia, junto con la negativa a actuar junto con otras revolución.
fuerzas políticas conducía a un " i n m o v i l i s m o " , que fue denunciado por gru-
pos que aspiraban recuperar el impulso revolucionario del marxismo.
Entre estos últimos, la cuestión que se planteaba era la naturaleza que A n e x o . Acerca de las unificaciones de Italia y de A l e m a n i a
debía asumir la "revolución". Y tal vez porque se consideraba que las pers-
pectivas de revolución allí eran posibles e inmediatas, el debate se dio p r i n - La unidad italiana
cipalmente entre intelectuales marxistas del este de Europa, procedentes
del imperio de los Habsburgo o del imperio zarista. Y una de las cuestio- El Congreso de V i e n a , al rehacer el mapa de Europa, había formado en Ita-
nes básicas que se planteó fue el de la huelga política. Huelgas generales ca- lia siete estados distintos que conformaban bloques de distintas tendencias.
da vez m á s amplias habían sacudido a varios países europeos a comienzos El reino lombardo-veneciano, los ducados de Parma y M ó d e n a y el gran d u -
del siglo XX. Pero fundamentalmente, la Revolución Rusa de 1905 había cado de Toscana se encontraban bajo la influencia directa e indirecta de Aus-
demostrado lo que podían esperar los trabajadores de una huelga de masas. tria; en el centro de la península, los estados pontificios mantenían sus
Rosa Luxemburgo, a partir de la experiencia rusa, fue una de las principa- antiguos territorios bajo la soberanía absoluta del Papa, y en el sur, una ra-
les defensoras de la huelga general como m é t o d o de lucha. En su obra ma borbónica había obtenido nuevamente el Reino de las Dos Sicilias. Ú n i -
Huelga de masas, partido y sindicatos (1906), desarrolló una nueva teoría re- camente el reino de Cerdeña, integrado por Piamonte, Saboya, Genova,
volucionaria: huelgas espontáneas, de a m p l i t u d e intensidad cada vez ma- N i z a y la isla de Cerdeña, en manos de una dinastía italiana - l a casa de Sa-
yores, provocarían la caída de la sociedad burguesa permitiendo instaurar b o y a - mantenía su a u t o n o m í a en medio de difíciles circunstancias.
la "dictadura del proletariado". En síntesis, para Rosa Luxemburgo, la re- La agitación nacionalista y liberal, durante los convulsivos períodos de
volución socialista sería el resultado de la acción espontánea de las masas. 1830 y 1848, se había mostrado impotente frente a los estados, especial-
El " e s p o n t a n e í s m o " de Rosa Luxemburgo se o p o n í a a la estrategia que mente Austria, que respaldaban el orden establecido. Sin embargo, tras los
L e n i n , del Partido Socialdemócrata ruso, había diseñado en su obra ¿Qué sucesos del 48, el reino de C e r d e ñ a había adquirido una fisonomía distin-
188 SUSANA BIANCHI HISTORIA SOCIAL DEL M U N D O O C C I D E N T A L 189

ta: se presentaba como un Estado auténticamente liberal e italiano. El rey cheraba en los palacios del Vaticano declarándose a sí mismo "prisionero
Carlos Alberto había establecido un sistema constitucional de m o n a r q u í a del Reino de Italia". La situación - l a llamada "cuestión r o m a n a " - pronto
limitada, que fue mantenido por su hijo y sucesor Víctor M a n u e l II, a pe- se transformó en un símbolo de la relación entre la Iglesia y el Estado den-
sar de las presiones de las potencias autocráticas para que volviera sobre sus tro del nuevo clima del liberalismo y recién encontró una salida en 1929,
pasos. De este m o d o , la dinastía de los Saboya se transformó en el baluar- cuando el Papado firmó con el gobierno de M u s s o l i n i los Tratados de Le-
te del liberalismo italiano que aspiraba a la unidad. Y en este proyecto c u m - trán que constituyeron un p e q u e ñ o Estado independiente, la C i u d a d de
plió un papel esencial C a m i l o Benzo, conde de Cavour, integrante del Vaticano.
gabinete del reino desde 1850, y quien fue el responsable de la reorganiza-
ción del Estado sardo y de una estratégica alianza con Francia.
En 1859, Austria declaró la guerra al reino de C e r d e ñ a . Tras una bre- La unidad alemana
ve c a m p a ñ a los austríacos fueron derrotados por los ejércitos sardo-france-
ses en las batallas de Magenta y Solferino. En m u y pocos días, Víctor En Alemania, como en Italia, los movimientos liberales y nacionalistas de
M a n u e l II había logrado incorporar a su reino a Toscana, Parma y M ó d e - 1830 y 1848 habían fracasado, sin embargo, también en la segunda mitad
na. Los ejércitos italianos estaban dispuestos a marchar sobre Venecia en del siglo XIX A l e m a n i a concretó su camino hacia la unificación, aunque en
una c a m p a ñ a que les permitiría dominar el norte de la península. Sin em- este caso por vías alejadas del liberalismo. D e s p u é s de 1815, el territorio
bargo, un armisticio entre Francia y Austria - p o r el que Austria cedía la alemán había quedado dividido en numerosos estados que se agrupaban en
L o m b a r d í a a Francia, que a su vez la entregaba al reino sardo, y Francia re- una confederación presidida por Austria. Sin embargo, el hecho político
conocía el poder de Austria sobre V e n e c i a - detuvo los proyectos. más relevante fue la posición de predominio reconocida a Prusia, como
Al año siguiente la situación c a m b i ó . Mientras una serie de plebiscitos "gendarme" europeo. Pese a la actitud vigilante que mantenía frente al as-
confirmaban la decisión de los estados del centro de Italia - M ó d e n a , Par- cendiente reino de Prusia, Austria no había podido impedir que en 1819
ma, Florencia y B o l o n i a - de permanecer anexados al reino sardo y otros organizara el Zollverein o U n i ó n Aduanera, sobre cuya base se afianzó la
consagraban la decisión de entregar N i z a y Saboya a Francia, como precio unidad entre diversos estados que pronto comenzaron a reconocer la hege-
por la ayuda recibida anteriormente, se reiniciaron las acciones militares. monía prusiana.
Desde Sicilia, J o s é G a r i b a l d i - u n ejemplo del característico aventurero del En 1861, llegó al poder G u i l l e r m o I, cuyos proyectos de unificación y
siglo XIX— iniciaba una audaz c a m p a ñ a que le permitió ocupar el reino de de d o m i n a c i ó n de Prusia eran conocidos. Estaba convencido, además, de
Ñ a p ó l e s . Desde el norte, el ejército sardo inició operaciones que le permi- que esa unidad sólo podría lograrse por la fuerza ya que era necesario neu-
tieron apoderarse de los estados pontificios, con excepción de R o m a , has- tralizar a Austria y para ello su principal objetivo fue la creación de un ejér-
ta unirse con las fuerzas de Garibaldi. Poco después, mediante plebiscitos, cito poderoso y bien organizado. Dadas las resistencias internas que se
la Italia meridional y los estados papales resolvían anexarse al reino de Cer- levantaban contra sus planes, G u i l l e r m o I recurrió al barón O t t o von Bis-
deña. De este modo, en marzo de 1861, Víctor M a n u e l II podía tomar el marck, a quien designó canciller. Bismarck, enemigo acérrimo de todo l i -
título de rey de Italia. beralismo y dispuesto a arrasar con las conquistas políticas que se habían
Sin embargo aún quedaban problemas para concretar la unidad de Ita- introducido en Prusia —como las cámaras legislativas-, fue quien elaboró
lia, y el principal era el planteado por la posesión de R o m a , residencia del los instrumentos de acción para la ejecución de los planes políticos. Y, en
Papa. Y para muchos italianos, que consideraban a esta ciudad la capital estas condiciones, no vaciló en lanzarse a la lucha. De este m o d o , las gue-
"natural" del reino, esto constituía una disminución de su patrimonio na- rras conrra Dinamarca (1863-1864), contra Austria (1866) y contra Fran-
cional. El Papado se encontraba protegido por una guarnición francesa cia (1870) fueron las vías por las que Prusia extendió sus territorios y
ubicada en R o m a desde la insurrección de 1849, sin embargo, cuando se aseguró su hegemonía.
retiraron esas fuerzas durante la guerra franco-prusiana, se planteó la situa- El 18 de enero de 1871 los príncipes alemanes reunidos en Versalles
ción propicia. El 20 de septiembre de 1870 los tropas italianas ocupaban proclamaron el Imperio y reconocieron al rey de Prusia como emperador.
R o m a y establecían allí la capital del reino, mientras el papa Pío IX se atrin- La capital quedaba establecida en Berlín, donde residiría el gobierno. Este
190 SUSANA BIANCHI HISTORIA SOCIAL DEL M U N D O O C C I D E N T A L 191

1860 J o s é Garibaldi inicia la c a m p a ñ a de Sicilia.


gobierno estaba constituido por el emperador y su gabinete presidido por
Abraham Lincoln es elegido presidente de los Estados Unidos.
el C a n c i l l e r del Imperio responsable del poder ejecutivo. Sin embargo, las
Se firma el Tratado de Pekín, por el que se abre China al comercio y se
presiones llevaron a realizar concesiones a los nuevos tiempos: se reconocía establecen embajadas europeas.
un poder legislativo, el Reichstag, electo mediante el sufragio. El título de 1861 V í c t o r Manuel II es coronado rey de Italia.
Emperador, otorgado en 1871 a G u i l l e r m o I, fue declarado hereditario en Guillermo I llega al trono de Prusia; su canciller, el b a r ó n O t ó n von Bis-
la familia de los Hohenzollern. Se establecía así la unidad de Alemania. marck cumple un papel primordial para consolidar la h e g e m o n í a prusia-
na en el proceso de unificación de Alemania.
En Esrados Unidos comienza la Guerra de S e c e s i ó n .
Alejandro II establece la abolición de la servidumbre dentro de un pro-
Cronología 17

grama de reformas tendientes a la m o d e r n i z a c i ó n de Rusia.


1862 N a p o l e ó n II de Francia comienza la invasión de M é x i c o .
1848 Luis N a p o l e ó n Bonaparte es consagrado presidente de la Segunda R e p ú -
1863 Ocupa la corona de Dinamarca Christian IX, quien o r g a n i z ó al Estado
blica francesa.
de acuerdo a los principios liberales.
1849 En Gran B r e t a ñ a , el largo reinado de la reina Victoria (iniciado en 1837)
marca toda una é p o c a . La d e r o g a c i ó n de leyes restrictivas, inicia un pe- Comienza la guerra de Prusia y Austria contra Dinamarca que debe en-

r í o d o de libertad comercial. tregar los ducados de Schleswing y Holstein para que sean administrados
por los vencedores.
La insurrección liberal en Roma hace que Luis N a p o l e ó n establezca allí
una g u a r n i c i ó n francesa en defensa del Papado. 1864 El archiduque de Austria, Maximiliano, es consagrado emperador de

1850 En el gabinete de la m o n a r q u í a de C e r d e ñ a ingresa Camilo Benso, con- México.

de de Cavour, figura clave en el proceso de la u n i f i c a c i ó n italiana. Se funda la A s o c i a c i ó n Internacional de Trabajadores (Primera Interna-

1852 En Francia, conflictos con la Asamblea Legislativa por el crecienre autori- cional).

rarismo de Luis N a p o l e ó n Bonaparte habían planteado la necesidad de un 1866 Prusia inicia la guerra contra Austria, que queda excluida de los estados
nuevo régimen. Mediante un plebiscito, se restablece la dignidad imperial alemanes. Prusia a m p l í a sus dominios territoriales.
y Bonaparte es consagrado emperador como N a p o l e ó n III. U n intento de asesinato de Alejandro II intensifica la reacción a u t o c r í t i -
ca y t a m b i é n la de los movimientos de la intelligentsia (populistas, nihi-
1853 Comienza la guerra de Crimea, a causa de las disputas entre griegos or-
listas).
todoxos y católicos sobre los lugares santos de Jerusalén. N i c o l á s I de Ru-
sia demanda el protectorado sobre los cristianos ortodoxos. Tropas rusas 1867 E n Gran Bretaña, el ministro Benjamin Disraeli, jefe del partido conser-

invaden principados danubianos. vador, hace aprobar un proyecto que al disminuir el requisito de renta
a m p l í a el n ú m e r o de electores.
E l descubrimiento de oro en Transvaal (sur de África) atrae la inmigra-
c i ó n europea. E n M é x i c o , un consejo de guerra condena a muerte a Maximiliano.

Se estrena en Roma, la ópera / / Trovatore, de G . Verdi, compositor estre- Marx publica el primer volumen de El Capital.

chamente comprometido con la unidad italiana. Estados Unidos adquiere de Rusia, Alaska.
1868 Una revolución liberal derroca a Isabel II del trono de E s p a ñ a .
1854 Inglaterra, Francia y Austria intervienen en la guerra de Crimea. Floren-
ce Nightingale a c t ú a en el cuidado de los enfermos y heridos. En J a p ó n comienza la d i n a s t í a Meiji que desarrolla políticas de moder-
nización.
1856 La Paz de París pone fin a la guerra de Crimea.
1869 Se inaugura el canal de Suez, importante vía de c o m u n i c a c i ó n entre In-
1857 E n la India, estalla la rebelión de los cipayos en contra del poder inglés
glaterra y sus posesiones orientales, en particular la India.
que fue vencida tras grandes esfuerzos.
En Roma, se reúne el Concilio Vaticano que declara la "infalibilidad" papal.
1859 E n Italia, los austríacos son derrotados en las batallas de Magenta y Sol-
Se funda el Partido Obrero S o c i a l d e m ó c r a t a a l e m á n .
ferino. Franceses y a u s t r í a c o s firman el tratado de Zurich.
Charles Darwin explica la teoría de la evolución en El origen de las espe- 1870 Las tropas italianas toman la ciudad de Roma y se establece allí la capi-

cies a través de la selección natural. tal del reino. Se desata la guerra franco-prusiana. Tras la derrota de Se-
d á n , Francia pierde Alsacia y Lorena y debe pagar una fuerte indemniza-
c i ó n de guerra.
17
Kinder, Hermann y Hilgemann, Werner (1978), pp. 62-121. Estalla la Comuna de París.
192 SUSANA BIANCHI HISTORIA SOCIAL DEL M U N D O O C C I D E N T A L 193

Tras largas negociaciones el p r í n c i p e Amadeo de Saboya es elegido para Italia establece el protectorado sobre Abisinia.
ocupar el trono de E s p a ñ a . 1890 La r e b e l i ó n de los Boxer, en China, ejecuta una matanza de cristianos in-
1871 Se proclama el Imperio a l e m á n y Guillermo I de Prusia es reconocido cluido el embajador de Alemania.
emperador. El Partido Obrero s o c i a l d e m ó c r a t a a l e m á n adopta un programa marxis-
1872 En Inglaterra, el ministro Gladstone, líder del partido liberal -rival de ta redactado por Karl Kautsky.
Disraeli con quien alterna el poder- instituye el sistema de voto secreto 1891 El papa L e ó n XIII publica la encíclica De Rerum Novarum, establecien-
para asegurar la libertad del electorado. do la p o s i c i ó n de la Iglesia frente a la "cuestión social".
Se forma la Liga de los Tres Emperadores (Alemania, A u s t r i a - H u n g r í a y 1893 En Inglaterra se funda el Partido Laborista Independiente. Francia esra-
Rusia). blece el protectorado sobre Laos.
1873 Tras la a b d i c a c i ó n de Amadeo de Saboya, en E s p a ñ a se instaura la R e p ú - 1894 En B é l g i c a se proclama el sufragio universal.
blica. El affaire Dreyfus sacude la o p i n i ó n pública francesa.
1874 Se restaura la m o n a r q u í a en E s p a ñ a . Asume en poder Alfonso XII, hijo En Rusia, llega al trono el zar N i c o l á s II quien c o n t i n ú a la línea a u t o c r í -
de Isabel II. tica de su antecesor.
En Alemania se establece el matrimonio civil. Italia comienza la guerra contra Abisinia, tras la cual debe abandonar las
1875 E n Francia se establece la Tercera R e p ú b l i c a . intenciones colonialistas.
1876 La reina Victoria de Inglaterra es coronada Emperatriz de la India, como 1895 El primer ministro británico, Joseph Chamberlain, intenta frenar la
heredera del t í t u l o de los conquistadores mongoles. competencia europea con el Imperio británico a través de la e x p a n s i ó n
1877 Comienza la guerra entre Rusia y T u r q u í a . en zonas a ú n no ocupadas.
1878 Llega al rrono de Italia Humberto I. En Francia se funda la C o n f e d e r a c i ó n General del Trabajo.
1879 Se forma la Liga Irlandesa que aplica la resistencia pasiva frente a la ocu- Los L u m i é r e trabajan sobre la cinematografía.
p a c i ó n británica. Fallece Louis Pasteur, fundador de la m i c r o b i o l o g í a y uno de los cientí-
1880 La c o n v e n c i ó n de Madrid establece los derechos de los países europeos ficos m á s populares de la é p o c a .
sobre el sultanato de Marruecos. 1896 Teodoro Herzl escribe El Estado judío, base del movimiento sionista.
1881 Francia establece el protectorado sobre T ú n e z .
1898 Comienza la guerra entre E s p a ñ a y Estados Unidos, a raíz de la indepen-
Llega al rrono de Rusia el zar Alejandro III quien reafirma los poderes
dencia de Cuba.
a u t o c r á ticos.
El incidente Fashoda enfrenta a británicos y franceses por el protectora-
1882 Gran B r e t a ñ a ocupa Egipto.
do de S u d á n que queda finalmente bajo control inglés.
E n Francia, la legislación secularizadora establece las escuelas públicas
E n Francia, Emile Zola publica Yo acuso en donde denuncia las implicacio-
para la e n s e ñ a n z a elemental.
nes del affaire Dreyfus. Se funda la organización de derecha Acción Fran-
Se funda el Partido Socialista italiano.
cesa. Pedro y María Curie investigan sobre el radium.
1883 Friedrich Nierzsche publica Así hablaba Zaratustra.
Se funda en Partido Obrero S o c i a l d e m ó c r a t a ruso.
Fallece Richard Wagner, s í m b o l o del nacionalismo a l e m á n , cuyas ó p e r a s ,
1899 Comienza la Guerra de los Boers, entre los descendientes de colonos ho-
como la tetralogía El anillo del Nibelungo, están inspiradas en la mitolo-
landeses y los británicos.
gía g e r m á n i c a .
1900 Llega al trono de Italia V í c t o r Manuel III.
1884 En Gran B r e t a ñ a , una nueva ley propuesra por Gladstone a m p l í a el n ú - 1903 Comienza en Italia el gobierno de Giolitti, primer ministro liberal.
mero de varones con acceso al sufragio. 1904 Estalla la guerra ruso-japonesa.
En Francia se establece el matrimonio civil. 1905 En China se funda el Kuomintang (Partido Nacional del Pueblo).
1886 Comienza en E s p a ñ a el reinado de Alfonso XIII bajo la regencia de su E n Rusia estalla la revolución, tras una huelga general. El zar N i c o l á s II
madre M a r í a Crisrina de Austria (hasra 1902). promete la instalación de la Duma (Parlamenro).
1888 Cecil Rodhes obtiene Rodhesia. Los b r i t á n i c o s t a m b i é n controlan, en 1910 En E s p a ñ a se proclama la R e p ú b l i c a .
África, Somalia, Uganda y Kenia. 1914 Se abre el Canal de P a n a m á tras diez a ñ o s de c o n s t r u c c i ó n .
1889 Se funda la Segunda Internacional, con sede en Bruselas.
En Francia se conmemora el centenario de la R e v o l u c i ó n con la Feria
Mundial; se construye la Torre Eiffel.
194 SUSANA BIANCHI

Referencias bibliográficas CAPÍTULO V


EL SIGLO X X : LA SOCIEDAD CONTEMPORÁNEA
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H a c i a 1914, nos encontramos con un m u n d o (sobre todo en las áreas
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"Las ideologías políticas", pp. 5-34.
densamente poblado. La población europea, por ejemplo, había ascendido
Palmade, G u y (1978), La época de la burguesía, Madrid, Siglo XXI, pp. 133-164 y
de 200 millones en 1800, a 430 millones en 1900. Y esto sin tener en
196-212.
cuenta los movimientos migratorios que habían trasladado europeos a
Perrot, Michelle (1987), "La famille triomphante", en Philippe Aries y George
América y Australia. Era un m u n d o cada vez más integrado por el m o v i -
Duby (dirs.), Histoire de la vie privee, vol. IV: De la Revolution a la Grande
miento de personas, de bienes, de capitales, de servicios y de ideas. M o v i -
Guerre, París.
mientos que se vieron favorecidos por la t r a n s f o r m a c i ó n de las
comunicaciones: el ferrocarril, los barcos a vapor, el automóvil y, funda-
mentalmente, el teléfono y el telégrafo, elementos básicos para la c o m u n i -
cación de masas. Y esta integración estaba dada por la expansión del
capitalismo que, ya nadie dudaba, se había transformado en un sistema
mundial.
Era un m u n d o integrado pero a la vez dividido en sociedades "avanza-
da 5 y "atrasadas", en regiones e c o n ó m i c a m e n t e ricas y pobres, en países
HISTORIA SOCIAL D E L M U N D O O C C I D E N T A L 197
196 SUSANA BIANCHI

En primer lugar, el crecimiento de las ciudades se caracterizó por procesos


política y militarmente fuertes y débiles. Este panorama de integración y
de urbanización ligados a la industrialización, a la transformación de las es-
diferenciación, que estuvo ya claramente esbozado antes de 1914, se acen-
tructuras agrícolas, a la mayor complejidad de los servicios y de la adminis-
t u ó en forma notable durante el siglo XX. La relación de la renta per capi-
tración privada y estatal. En segundo lugar, el desarrollo de modelos de
tel, por ejemplo, entre países "desarrollados" y "subdesarrollados" fue, en
instituciones deseables: un país debía constar de un Estado territorial ho-
1880, de 1 a 2; en 1913, de 1 a 3; en 1950 de 1 a 5, y en 1970, de 1 a 7.
m o g é n e o y soberano e integrado por "ciudadanos", es decir, individuos con
En síntesis, las diferencias se hicieron cada vez más notables.
derechos legales y políticos. En rigor, estas dos cuestiones se vinculaban
Esta diferenciación es económica pero también política. El desarrollo
con la irrupción de las masas, fenómeno que se dio desde las postrimerías
tecnológico, por ejemplo, en los países avanzados no tiene sólo implican-
del siglo XIX y que caracterizó al desarrollo de todo el siglo XX. Por un la-
cias económicas, sino también militares. C u a n d o N a p o l e ó n invadió Egip-
do, las ciudades eran cada vez más conglomerados de individuos, donde se
to, franceses y mamelucos se enfrentaron con equipos militares más o
visualizaba con mayor nitidez la presencia de la gente " c o m ú n " ; por otro
menos semejantes. Pero esta relación de fuerza fue transformada con la i n -
lado, todo el m u n d o occidental (incluyendo a Rusia, desde 1905) avanza-
dustrialización: para los países "avanzados" fue cada vez m á s fácil conquis-
ba hacia un sistema político basado en un electorado cada vez más amplio,
tar a un país "atrasado". Incluso, después de 1914, la relación entre los
dominado por el peso de esa misma gente " c o m ú n " .
países avanzados q u e d ó expresada en términos militares y de capacidad bé-
lica en una tendencia que llegó hasta el desarrollo de la tecnología nuclear: Esta irrupción de las masas tuvo como corolario la movilización polí-
el m u n d o se dividió en áreas que se reconocían en términos de misiles, de tica de las masas, fundamentalmente en épocas eleccionarias. Esta m o v i l i -
acuerdo con su capacidad destructiva. De esta manera se enfrentaron los zación implicó el desarrollo de partidos y organizaciones de masas,
Estados U n i d o s y la U n i ó n Soviética, hasta alcanzar niveles como el pro- políticas de propaganda y desarrollo de medios de c o m u n i c a c i ó n masiva.
yecto de la Guerra de las Galaxias durante el gobierno de R o n a l d Reagan. La prensa "popular", en los años previos al año 1914, alcanzó una impor-
tancia fundamental para los políticos que debían dirigirse a electorados ca-
En 1914 ya era m u y claro que existían países avanzados y países atra-
da vez m á s masivos.
sados, sólo que sus límites no estaban claramente establecidos. Muchas zo-
¿Quiénes integraban esta gente " c o m ú n " o esta masa? Por un lado, la
nas de Europa todavía estaban afuera del límite del desarrollo capitalista.
clase obrera, pero sobre todo los hombres y las mujeres integrantes de una
Rusia, por ejemplo, era un país "atrasado", área a d e m á s de inversión impe-
nueva clase media de "cuello blanco" (empleados de la administración p ú -
rialista para los capitales franceses. Su desarrollo era incomparablemente
blica y privada, por ejemplo) que procuraban diferenciarse de la clase obre-
inferior al de los Estados Unidos que en 1914 tenía un ritmo de industria-
ra (de la que frecuentemente habían salido) a través de la educación, de
lización que permitía prever su futuro de gran potencia. Sin embargo, n i n -
formas de vestirse y de vida diferentes. Y no sólo aspiraban a diferenciarse
g ú n c o n t e m p o r á n e o culto dudaba de que Rusia (o por lo menos la
de la clase obrera, sino que también aspiraban a ascender socialmente a los
intelectualidad rusa) constituía uno de los m á s poderosos bastiones de la
estratos superiores (ascenso que logran algunos a través de la educación
cultura europea. Eran nombres de las postrimerías del siglo XIX y de co-
universitaria, por ejemplo). Pero muchos, la mayoría, se senrían entrampa-
mienzos del siglo XX, Dostoievsky, Chaicovsky, Tolstoi, B o r o d i n , Chéjov,
dos entre los ricos y los obreros y defendieron sus posiciones a través de dis-
Rimski-Korsakov, etc. Eran además nombres incomparables con los pocos
tintas manifestaciones ideológicas, que, c o m o veremos, integraban
que p o d í a n proporcionar los Estados Unidos: el escritor M a r k Twain y el
elementos c o m o la xenofobia y el antisemitismo. El caso Dreyfus (1994-
poeta Walt W h i t m a n . Incluso, el novelista estadounidense H e n r y James
1906) constituye en este sentido un ejemplo significativo.
(que muere en 1916), se había radicado en G r a n Bretaña en búsqueda de
un clima intelectual m á s favorable para la creación literaria. En síntesis, pa- Los sectores dirigentes no tenían problemas en ampliar los marcos de
ra cualquier europeo culto, Estados Unidos era s i n ó n i m o de salvajismo la participación en tanto pudieran mantener los controles. En este sentido,
mientras que Rusia era un relevante centro intelectual. Indudablemente, la gente p e q u e ñ a se transformó en la base de sus operaciones, la destinata-
los límites se clarificaron en los años siguientes. ria de un discurso d e m a g ó g i c o que apelaba a sus principales temores. M á s
problemática era la inclusión en el sistema político del socialismo y del m o -
El m u n d o "avanzado" se caracterizaba por una serie de procesos que
vimiento obrero. Ya desde fines del siglo XIX y comienzos del XX, se dise-
comenzaron antes de 1914 y que se intensificaron a lo largo del siglo X X .
198 SUSANA BIANCHI HISTORIA SOCIAL DEL M U N D O O C C I D E N T A L 199

ñaron entonces dos tipos de estrategias: en primer lugar, la incorporación la ilusión de la superioridad racial. El antisemitismo además no sólo per-
de los sectores m á s moderados al sistema parlamentario, lo que provocó el mitía esta c o m p e n s a c i ó n , sino que también podía exculpar de males al ca-
aislamiento de las minorías más radicalizadas que aspiraban a una salida re- pitalismo. Al estar dirigido fundamentalmente hacia los banqueros y em-
volucionaria; en segundo lugar, ante la convicción de que cuanto menos presarios, a quienes se identificaba con los prejuicios que el capitalismo
fueran los descontentos, menores serían los problemas: una salida fue el de- infligía la gente c o m ú n , era fácil desplazar las responsabilidades. 2
sarrollo de programas de asistencia social, que se alejaban del liberalismo La xenofobia y el nacionalismo afloraron en sus peores expresiones a
clásico y preanunciaban algunas políticas del Estado de bienestar. H a c i a comienzos de la guerra. A pesar de que la Internacional, e incluso el Papa-
comienzos de siglo, el triunfo de este sistema de participación política am- do, recomendaron la neutralidad y la pacificación, los europeos marcharon
pliada llevó cada vez más a identificar la democracia con la estabilidad eco- con fervor patriótico a la guerra. Los estados pudieron probar la lealtad de
n ó m i c a del capitalismo. los ciudadanos c o n una guerra que permitió construir la imagen de un "no-
La irrupción de las masas era también signo de que los viejos mecanis- sotros" víctima de una agresión, frente a un "otro" que representaba una
mos de subordinación social habían dejado de existir. Las antiguas lealtades amenaza mortal para los valores que encarnaba el "nosotros".
campesinas, las relaciones personalizadas de la aldea o a ú n de la fábrica de- Pese a las permanencias, los contemporáneos percibieron el estallido
saparecían y eran cada vez más reemplazadas por la imagen de una abstrac- de la guerra, y los años subsiguientes, como una ruptura. ¿Por qué? Porque
ta subordinación de hombres (las mujeres carecían de derechos políticos) las burguesías habían vivido durante la última década del siglo XIX anun-
supuestamente iguales frente al Estado. El problema era entonces c ó m o ase- ciando un cataclismo, la guerra o la revolución. Y durante esos años se
gurar la lealtad de los ciudadanos al Estado o, dicho de otra manera, c ó m o cumplieron sus peores pesadillas: estalló la G r a n Guerra y en Rusia se i m -
construir la legitimidad del Estado. Y esto se vincula, como dice Hobs- puso la revolución bolchevique.
bawm, con la "invención de las tradiciones", 1 "tradiciones" difundidas por ¿Por q u é las burguesías habían esperado un cataclismo? Pese a la ex-
el Esrado, a través de circuitos institucionales, como por ejemplo, las escue- pansión e c o n ó m i c a que Europa vivía desde 1890, la burguesía habían v i -
las. Es importante recordar que una tradición, si bien hace alusión al pasa- vido su situación como algo cada vez más incierto. En primer lugar, había
do, no es un trozo inherte de ese pasado, sino una selección intencional que sido desplazada de la influencia política por el ascenso de las masas. Excep-
hace referencia al presente. En síntesis, toda tradición tiene fundamental- to un grupo que se constituyó en "grupo dirigente" o "clase política", la
mente un significado contemporáneo. Estas "tradiciones" se expresaron en burguesía había dejado de pesar políticamente en un m u n d o que debía
la creación de símbolos y ritos que configuraron el cuerpo de la nación. Los contar con el apoyo de las mayorías. De allí, su abandono del liberalismo
años previos a la guerra (1890-1914) fue el período de auge de la creación y su refugio en el conservadurismo. Pero en segundo lugar, el propio esta-
de símbolos patrios o de apropiación o de incorporación de símbolos: fue el tus de la burguesía estaba puesto en duda en una sociedad donde el ascen-
caso, por ejemplo, de La Marsellesa, que de h i m n o jacobino o "rojo" se so social y la desaparición de las antiguas jerarquías tornaban a las
transformó en el h i m n o nacional de Francia (lo que a su vez llevó a que el diferencias de clase en algo cada vez m á s borroso. La sociedad de 1914 era
movimiento obrero tuviera que crear un contra-símbolo, la célebre marcha una sociedad que le costaba reconocerse. La misma sociología de comien-
" L a Internacional"). Pero el "patriotismo" también se confundió con un na- zos de siglo expresa esta visión con sus interminables debates sobre clases y
cionalismo que sufrió profundas transformaciones. estatus social, con el tácito objetivo de reclasificar a la sociedad.
Un nacionalismo con prejuicios raciales prendió en amplios sectores Por un lado, los límites entre burguesía y aristocracia eran cada vez
de las masas, antes y después de la G r a n Guerra. El prejuicio racial permi- más difusos: la burguesía no desdeñaba los títulos de nobleza y el dinero
tía a la gente c o m ú n , a los pequeños que aspiraban al ascenso social, parti- era un criterio de aristocracia que opacaba los viejos criterios de nacimien-
cipar de una ilusoria superioridad y, de este modo, canalizar resentimien- to y la herencia. Pero también eran cada vez más borrosos los criterios que
tos. D i c h o de otra manera, permitía compensar la inferioridad social con separaban a la burguesía de las otras clases subalternas. La dificultad co-

1
Véase Hobsbawm, EricJ. (1983), "Introduction: Inventing Traditions", pp. 1-14. 2
Véase Anderson, Benedict (1993).
200 SUSANA BIANCHI HISTORIA SOCIAL DEL M U N D O O C C I D E N T A L 201

menzaba con la expansión del sector terciario, de un trabajo que era subal- para su principal star, M a r y Pickford. D i c h o de otra manera, ya antes de
terno y asalariado pero que no era trabajo manual y que exigía cierta cali- 1914 se esbozaba el reinado del cine de H o l l y w o o d . Era todavía cine " m u -
ficación y cierta educación formal. Y, como señalábamos, es importante el d o " (el cine sonoro comenzará en la década de 1920) lo que constituía una
reconocimiento que de sí mismos hacen esos sectores: se negaban a ser con- ventaja porque estaba libre de las restricciones idiomáticas.
siderados clase obrera y aspiraban, aun a costa de grandes sacrificios, a i n - A d e m á s de esta democratización de la cultura, otra área donde se ex-
corporar el estilo de vida de las clases respetables. De este m o d o , la presa la crisis de identidad es en el á m bi to de las ideas, o en un sentido más
movilidad social, por un lado, y, por otro, la difusión de ciertos modos de general, de las concepciones del m u n d o . Las ideas del progreso, percibido
vida asociados a la burguesía, como el acceso a una educación formal (in- como un progreso indefinido, y de la ciencia, los principios del positivis-
cluso, universitaria), ciertas formas de ocio (como el turismo o la práctica mo y del evolucionismo habían sido los principios rectores del pensamien-
de un deporte) comenzaban a borrar los límites de clases. to en la segunda mitad del siglo XIX. Sin embargo, en los años previos a
A esto se sumaba la aparición de grupos sociales nuevos vinculados 1914, el sentimiento de la proximidad del cataclismo llevaron a perder
con la complejización de la administración pública y privada: profesiona- confianza en la razón y la idea del progreso indefinido. Las preocupaciones
les de alto rango, ejecutivos asalariados (como los gerentes) y los funciona- pusieron entonces el acento en lo irracional. C o b r a r o n cada vez más i m -
rios más elevados que m u y pronto se confundieron con los empresarios portancia aquellos aspectos de la realidad que aparecían como ocultos o
estrictamente burgueses. En síntesis, la identidad burguesa había entrado inexplicables. D i c h o de otra manera, la preocupación por lo desconocido
en crisis. o por lo incomprensible ocupaba el primer plano. De allí el éxito que al-
La idea de ruptura expresa fundamentalmente esta crisis de la identi- canzó S i g m u n d Freud.
dad burguesa. Y la cuestión aparecía claramente esbozada en el campo de Freud, psiquiatra austríaco -a través del psicoanálisis, una teoría y una
la cultura. En efecto, la alta cultura dejó de ser un coto de la burguesía. La terapéutica-, señalaba que lo racional sólo podía ser explicado por las ma-
educación de masas a m p l i ó el campo a nuevos sectores sociales: la música, nipulaciones de lo oculto, es decir, del inconsciente. Las teorías de Freud
la ópera, el ballet comenzaron a ampliar su público. C a d a vez más era el tuvieron un alto impacto en ciertas élites ilustradas que ya hacia 1918 co-
n ú m e r o de niñas de familias que buscaban signos de respetabilidad social, menzaron a incorporar a su lenguaje términos psicoanalíticos. Y este éxito
abocadas al estudio del piano. Pero la democratización de la cultura se dio se debió no sólo a esta intención de develar lo oculto, de rescatar la impor-
fundamentalmente sobre la base de la c o m b i n a c i ó n entre tecnología y des- tancia de la irracionalidad, sino también porque Freud incluyó, como p u n -
cubrimiento del mercado de masas. La edición de novelas baratas y la apa- to central de su teoría, otra de las problemáticas que preocupaba a sus
rición de la industria discográfica fueron un claro ejemplo de esto. c o n t e m p o r á n e o s : la sexualidad. Freud fue percibido como aquel que r o m -
Pero tal vez el signo más importante de esta democratización de la cul- pía con los tabúes sexuales, que indagaba en un campo de la conducta h u -
tura que sintetizaba tecnología y mercado de masas fue la aparición del ci- mana que también pertenecía al campo de lo oculto.
ne. La cinematografía apareció poco antes de 1914 y, después de la guerra, Si la aparición del psicoanálisis, con su eje en la importancia de la irra-
se difundió espectacularmente como la forma de cultura popular por exce- cionalidad, es uno de los indicios de la crisis de la identidad de la sociedad
lencia. La expansión del cine fue un fenómeno sin precedentes dentro del burguesa, otro i ndi c i o de esta crisis lo encontramos en los desarrollos de la
campo de la cultura por la universalidad que alcanzó. Las primeras imáge- sociología, a partir de los primeros años del siglo XX. Dos fueron los n o m -
nes en movimiento fueron exhibidas en ferias de diversiones entre 1895 y bres de los sociólogos más significativos: E m i l e D u r k h e i m (francés) y M a x
1896 en París, Berlín y N e w York. Sólo diez años después, ya casi todas las Weber (alemán). La principal pregunta que cada uno por su lado intenta-
ciudades europeas y de Estados U n i d o s contaban con numerosas salas de ba responder fue: ¿ c ó m o mantienen la cohesión las sociedades cuando de-
cine que apuntaban a un público popular. A d e m á s , el cine se m o s t r ó muy saparecen de ellas los antiguos elementos de cohesión, como, por ejemplo,
pronto como un buen negocio y generó una auténtica industria: Universal la costumbre? La pregunta estaba referida precisamente a las sociedades de
Films, Warner Brothers y M e t r o - G o l d w y n - M a y e r fueron las tres empresas masas y la preocupación fundamental era tratar de mantener bajo control
cinematográficas que se iniciaron en Estados Unidos en 1905. En 1912 ya los cambios sociales, c ó m o manejar las situaciones de "anomia", es decir, de
se establece el film star system, sistema que creaban los estudios Universal falta de normas. Y no es casual que ambos, D u r k h e i m y Weber -pese a ser
202 SUSANA BIANCHI HISTORIA SOCIAL DEL M U N D O O C C I D E N T A L 203

hombres manifiestamente ateos- hayan centrado sus estudios en el tema de fluencia allí donde hubiera petróleo. D i c h o de otra manera, los antiguos lí-
la religión, para sostener que toda sociedad necesitaba de una religión o de mites impuestos por la diplomacia tendían a desaparecer. 3
un sustituto de religión para poder mantener su cohesión. D e n t r o de esta lógica, la rivalidad de G r a n Bretaña y A l e m a n i a se i n -
En síntesis, fue esta crisis de identidad social lo que llevó a la espera de tensificó cuando A l e m a n i a no respetó sus viejos límites de potencia conti-
un colapso expresado en la guerra o en la revolución, y ambas llegaron fi- nental y c o m e n z ó la construcción de una gran armada que fue percibida
nalmente: la guerra en 1914 y la revolución en 1917. De allí la percepción como una amenaza por el Imperio británico. En medio del clima de nacio-
de estos años como una ruptura, como el fin de una época y el comienzo nalismos triunfantes, esta pérdida de límites transformó a las viejas rivali-
de otra. dades entre países (por ejemplo, la de Francia y Alemania después de la
guerra francoprusiana) en dos bloques rígidos y cada vez más hostiles: por
un lado, G r a n Bretaña, Francia y Rusia; por otro, Alemania y el Imperio
La guerra y la revolución A u s t r o - H ú n g a r o (posteriormente durante el transcurso de la guerra, Esta-
dos U n i d o s e Italia se habrán de agregar a los primeros y Bulgaria y el I m -
1914: el comienzo de la guerra perio otomano, a los segundos).
En medio de una creciente tensión internacional, la crisis de los Bal-
El m i s m o desarrollo capitalista había conducido a la expansión imperialis- canes encendió la pólvora. En 1908, el Imperio A u s t r o - H ú n g a r o había
ta y a la rivalidad entre potencias. Y finalmente, condujo al enfrentamien- anexado las provincias serbias de Bosnia y Herzegovina. El 28 de junio de
to bélico. Esto no significa que los hombres de negocios conscientemente 1914, el archiduque Francisco Fernando, sobrino del emperador Francisco
hayan querido la guerra; de hecho, eran quizá de los pocos que no la que- José y heredero del trono, fue asesinado en Sarajevo, por los nacionalistas
rían: sabían que la guerra significaba el disloque del m u n d o de los negocios serbios. El incidente llevó entonces a que el Imperio austro-húngaro decla-
y la quiebra de los mercados. Estaba m u y claro que por el desarrollo tec- rase la guerra a Serbia. Crisis políticas semejantes ya habían ocurrido y se
nológico alcanzado, por la capacidad de los estados para movilizar a sus habían zanjado con pactos diplomáticos m á s o menos satisfactorios para las
ciudadanos y enviar ejércitos a grandes distancias, la guerra que se anun- partes afectadas. Pero las intenciones de las cancillerías europeas de lograr
ciaba se presentaba c o m o la m á s destructiva de bienes y de vidas. S i n em- un nuevo equilibrio no funcionaron. Sería además demasiado simplista
bargo, el mismo desarrollo e c o n ó m i c o había generado una serie de pensar que los gobiernos estaban ansiosos por ir a la guerra para superar sus
rivalidades que presentaban la guerra como la única vía posible para ajus- problemas internos (en Francia, el debate por el servicio militar; en Ingla-
tar las diferencias. Frente a G r a n Bretaña se levantaba Alemania, cuyo po- terra, la cuestión irlandesa). Lo cierto es que los países europeos se vieron
der e c o n ó m i c o y su crecimiento industrial la habían colocado como la atrapados en una dinámica que los llevó a un enfrentamiento de propor-
primera potencia del continente europeo. C a d a vez m á s se identificaba a ciones inéditas.
las grandes potencias por su poder e c o n ó m i c o , pero también por su poder Rusia, sostenida a su vez por las diplomacias británica y francesa, de-
político, militar y tecnológico. Y esta fusión entre poder e c o n ó m i c o y po- claró su apoyo a Serbia. De este modo, el 28 de julio de 1914, cuando las
der político-militar hizo al conflicto inevitable. tropas imperiales atacaron el territorio serbio, comenzaba la guerra, cono-
Hasta ahora la diplomacia, estableciendo claramente sus objetivos (de- cida por sus c o n t e m p o r á n e o s como la G r a n Guerra. Sólo en dos semanas
terminando, por ejemplo, cuáles eran las zonas de influencia de cada país), cinco millones de hombres habían sido movilizados, agrupados en unida-
había limado las rivalidades, había puesto límites a la expansión. Sin em- des militares, equipados para la guerra y enviados a las fronteras, en medio
bargo, la lógica de la acumulación capitalista era diferente a la lógica de la de un clima de patriotismo casi religioso. Las pocas voces que llamaban a
política. La acumulación capitalista implica la ausencia de todo límite. Pa- la paz no fueron escuchadas, incluso fueron violentamente silenciadas: Jean
ra la Standard O i l , por ejemplo, su expansión dependía del control del pe- Jaurés, cabeza del Partido Socialista francés, fue asesinado por un fanático
tróleo esté donde esté, independiente de todo control diplomático y de nacionalista (julio de 1914).
toda zona de influencia. La Standard O i l no buscaba petróleo en las zonas
de influencia, sino que procuró que el Estado estableciera su zona de i n - 3
Véase Hobsbawm, Eric (1995), pp. 29-61.
204 SUSANA BIANCHI
HISTORIA SOCIAL DEL M U N D O OCCIDENTAL 205

En realidad, se esperaba que la guerra fuera m u y breve. C a d a uno de


glo XIX y comienzos del siglo XX? Comparada con otros países de Europa
los estados mayores había preparado un plan ofensivo que les permitiera
occidental, la Rusia zarista mostraba un notable atraso: un Estado a u t o c r í -
ganar una batalla decisiva en el menor tiempo posible. Pero en contra de
tico se centraba en la figura del zar que ejercía un poder absoluto basado
lo esperado, tras la batalla del M a m e (septiembre de 1914) que estabilizó
en el p r i n c i p i o del derecho divino de los reyes. Ese Estado se apoyaba so-
el frente occidental, la guerra se prolongó hasta 1918. La moderna tecno-
bre una sociedad fuertemente polarizada: una aristocracia que basaba su
logía —la aviación fue empleada en los últimos años del conflicto— o, para
poder y su riqueza en la tierra y un campesinado que, hasta 1861, había es-
suplirla, inmensos contingentes de soldados (como los ocho millones de
tado sometido a la servidumbre.
rusos en el frente oriental) constituyeron la maquinaria más mortífera co-
nocida hasta el momento. De este modo, el fin del largo conflicto bélico La permanencia del sistema zarista y la posición privilegiada de la aris-
mostraba a una Europa destruida, con campos calcinados, ciudades devas- tocracia en la sociedad rusa parecía verse favorecida por la falta de una bur-
tadas y una población marcada por la muerte: la guerra había cobrado más guesía fuerte, comparable con la de Europa occidental. Sin embargo, v i n -
de ocho millones de vidas. culados a las universidades, en las últimas décadas del siglo XIX comenzaron
a surgir algunos grupos de intelectuales, la intelligentsia, que pronto se reco-
Indudablemente, la vida en las trincheras para los hombres que habían
nocieron como un factor dinámico dentro de la sociedad. Si bien estaban
estado en el frente había sido m u y dura. Pero la guerra también había afec-
influenciados por ideas "occidentalistas" e incluso socialistas, no constituían
tado profundamente a la población civil. Y a medida que pasaba el tiempo
un grupo h o m o g é n e o . Los narodnik (Amigos del Pueblo) consideraban que
y las condiciones se volvían cada vez más difíciles, las consignas nacionalis-
la vía capitalista no proporcionaba un modelo válido, ya que la única fuer-
tas que habían apoyado al conflicto se volvían cada vez más vacías de con-
za revolucionaria en Rusia la constituía el campesinado. Incluso, muchos
tenido. Para mantener la maquinaria bélica, los gobiernos necesitaban
combatían la idea de un proceso de industrialización porque consideraban
controlar todo el aparato productivo. La economía de guerra implicó enton-
que sólo conduciría al empobrecimiento y la miseria del campesinado. Para
ces una estricta planificación —que se dio en Alemania en su m á x i m a expre-
estos grupos, el modelo de socialismo estaba dada por el mir, la c o m u n i d a d
s i ó n - que supeditaba el abastecimiento de la población a las necesidades del
rural rusa. Para otros, en cambio, fascinados por los éxitos de Europa occi-
frente. Pero también el bloqueo e c o n ó m i c o fue un arma de guerra. No só-
dental, defendían la industrialización. Consideraban que ésta sería el cami-
lo se buscaba dificultar el aprovisionamiento de repuestos y suministros m i -
no no sólo de modernizar Rusia, sino también —según los principios mar-
litares al enemigo, sino también la extensión del hambre entre los civiles
xistas— de crear un proletariado como clase revolucionaria.
como eficaz medio de desmoralización. La situación era tal que hasta para
los propios jefes militares resultaba evidente que no se podía sostener por M á s allá de sus diferencias, estos grupos adoptaron similares formas:
mucho tiempo el esfuerzo que la guerra implicaba: las protestas no tardarían organizaciones secretas, rígidamente centralizadas y disciplinadas, que se
en llegar. Y así fue. Es cierto que, desde el punto de vista de la política i n - consideraban el motor de la actividad revolucionaria destinada a derribar
terna, los gobiernos trataron de mantener la paz interior para canalizar to- el régimen zarista (era un modelo de acción que tal vez L e n i n tuvo en cuen-
das las energías disponibles hacia la guerra. Pero esto no i m p i d i ó que desde ta cuando planteó su tesis del partido como "vanguardia").
la izquierda se tratara de canalizar el descontento. En tal clima, en 1917, en Y sus acciones pronto se dejaron sentir: en 1881, el zar Alejandro II
Rusia estallaba la revolución: era el primer desafío abierto al capitalismo. Las -que había efectuado algunas reformas destinadas a la modernización, como
peores pesadillas de la burguesía parecían haberse cumplido. la liberación de los siervos- caía asesinado por la bomba de un terrorista.
Su sucesor, Alejandro III, puso fin a todo intento de modernización y
concentró sus esfuerzos en restaurar los principios autocríticos. Para aca-
La Revolución Rusa de 1917
bar con las influencias occidentales, llevó a cabo un plan de "eslavifica-
cion . Para ello, se iniciaron iniciaron los pogroms contra los judíos y se
El análisis de la Revolución Rusa remite necesariamente a dos cuestiones:
prohibieron las lenguas que no fueran la rusa y las religiones que no fueran
la situación de guerra que, como señalamos, agudizó los conflictos sociales
la ortodoxa (situación que afectó particularmente a algunas regiones c o m -
y, sobre todo, las condiciones específicamente rusas que llevaron a un mo-
prendidas dentro del imperio zarista, como el caso de Polonia). En 1894,
vimiento revolucionario. ¿Cuál era la situación de Rusia entre fines del si-
'a llegada al trono de Nicolás II no m e j o r ó las cosas: el nuevo zar continua-
206 SUSANA BIANCHI HISTORIA SOCIAL DEL M U N D O O C C I D E N T A L 207

ba convencido de que era la voz de Dios la que lo convocaba para mante- tuación dada, el zar Nicolás debió hacer algunas concesiones, incluida la
ner el poder autocrático. formación de la D u m a , la asamblea legislativa. Sin embargo, la composi-
S i n embargo, paulatinamente la sociedad rusa comenzaba a transfor- ción de ésta permitía comprobar la ruptura entre la autocracia y la socie-
marse. Desde 1890, capitales franceses habían sido invertidos en Rusia. Se dad. La elección - 1 7 9 representantes del Kadete, 94 representantes
c o m e n z ó a llevar a cabo la construcción de los ferrocarriles -impulsados campesinos, 18 socialdemócratas y sólo 15 fieles al zarismo- mostraba el
por las necesidades estratégicas del Estado- que activó la industria y el co- abismo que se abría entre la D u m a y el zar. A n t e la situación, Nicolás II no
mercio. Se empezaron a explotar las minas de carbón y de hierro en Ucra- d u d ó . U n a vez que hubo contado con capacidad represiva, disolvió la D u -
nia y en los Urales; aparecieron fábricas en Kiev, en San Petersburgo y en ma para convocar otra de clara composición aristocrática (1907). 4
M o s c ú , que comenzaron a adquirir la forma de ciudades industriales. De La guerra acentuó el descontento y la conflictividad. En febrero de
este m o d o , la incipiente industialización comenzaba conformar una bur- 1917, la falta de abastecimiento de pan en Petrogrado - l a capital había es-
guesía, m u y pequeña numéricamente y m u y débil, que pronto a s u m i ó las lavizado su nombre en 1 9 1 4 - impulsó una huelga que, después de inútiles
ideas del liberalismo. Comenzaba a exigirse participación política dentro intentos de represión, d e s e m b o c ó en una abierta insurrección. En rigor, la
de un sistema constitucional que limitase el poder m o n á r q u i c o . C o n ese fragilidad del régimen q u e d ó de manifiesto cuando las tropas del zar, i n -
objetivo se formó el Kadete (Partido D e m ó c r a t a Constitucional), que aspi- cluso los siempre leales cosacos, se negaron a atacar a la m u l t i t u d y comen-
raba a conformar un Estado semejante a los de Europa occidental. zaron a fraternizar con ella. Intentando salvar lo que se podía salvar, la
Pero la industrialización también llevó a la formación de un proleta- D u m a solicitó la abdicación de Nicolás II, que fue depuesto sin ninguna
riado. Era también débil numéricamente, se encontraba concentrado en las resistencia, y designó en su lugar un G o b i e r n o Provisional. Su objetivo era
pocas ciudades fabriles y estaba bajo la constante presión de los campesi- crear una Rusia liberal con un régimen constitucional.
nos que, empujados por la miseria, se incorporaban al mercado de trabajo Pero ello no ocurrió. Lo que sobrevino fue un vacío de poder, en el que
urbano. S i n embargo, a pesar de que las organizaciones obreras debieron convivían un impotente Gobierno Provisional, por un lado, y por otro,
permanecer clandestinas y moverse en marcos restrictivos -los sindicatos una m u l t i t u d de soviets. C o m o señala Carr, se había establecido " u n doble
estaban p r o h i b i d o s - , ya en 1890 comenzaron las primeras oleadas de huel- poder". Sin embargo, los soviets que surgían espontáneamente no tenían
gas. En ese clima, en 1897, se fundaba el Partido Obrero Socialdemócrata objetivos demasiado nítidos. Diferentes partidos revolucionarios - b o l c h e -
ruso que aspiraba, como su modelo alemán, a transformarse en un gran viques, socialdemócratas y otras organizaciones menores que emergían de
partido de masas. la clandestinidad- intentaban conseguir que se adhirieran a su política, pe-
En 1905 estalló el movimiento que llevó a algunos teóricos del mar- ro lo único que quedaba claro era que los soviets ya no aceptaban ninguna
xismo, como Rosa Luxemburgo, a analizar el carácter revolucionario de las autoridad, ni siquiera la de los dirigentes revolucionarios. La exigencia de
huelgas. En efecto, en enero de 1905 (el "domingo sangriento") una masi- los pobres urbanos era conseguir pan y la de los obreros, mayores salarios
va manifestación fue reprimida duramente por las tropas zaristas: el saldo y jornadas de trabajo reducidas. Y en cuanto al 80 por ciento de la pobla-
fue m á s de cien muertos y miles de heridos. La indignación provocó una ción rusa que vivía de la agricultura reclamaba, como siempre, la tierra. Y
ola de huelgas en las ciudades y levantamientos campesinos. Carecían de todos coincidían en el deseo de que concluyera la guerra.
objetivos claros, pero una resolución de la Universidad de San Petersburgo En contra de la imagen de L e n i n que construyó la mitología de la gue-
-aprobada por unanimidad por alumnos y profesores- se los proporcionó: rra fría - q u e lo presentó como un hábil organizador de golpes de Estado-,
se exigía la convocatoria a una asamblea constituyente, libertad de prensa, el único capital con que contaban los bolcheviques fue el conocimiento de
derecho de asociación y de huelga. estas aspiraciones que les indicó c ó m o proceder. (Incluso cuando L e n i n
Mientras el movimiento de protesta se profundizaba -comenzaron a comprendió que los campesinos deseaban la tierra, aún en contra del pro-
organizarse los primeros soviets, es decir consejos elegidos por los trabaja- grama socialista, no d u d ó en comprometerse con el individualismo agra-
dores en las distintas fábricas-, una serie de derrotas durante la guerra ru- rio.) Las consignas "Pan, paz y tierra" y " T o d o el poder a los soviets
so-japonesa mostraba las deficiencias internas del aparato estatal, sin que
el gobierno zarista se atreviese a emplear la fuerza para reprimir. A n t e la si- 4
Véase Carr, Edward H . (1993), pp. 11-113.
HISTORIA SOCIAL DEL M U N D O OCCIDENTAL 209
208 SUSANA BIANCHI

articulaban las difusas aspiraciones de las masas. De allí que los bolchevi- der en una guerra c i v i l que se prolongó durante tres años. Pero también es-
ques de L e n i n pudieran crecer de unos pocos miles en marzo, a casi taba el frente externo. La imperiosa necesidad de Rusia de poner fin a la
250.000 en julio de 1917. sangría que significaba la guerra permitió que Alemania impusiera en la
En el mes de octubre, el afianzamiento de los bolcheviques en las prin- paz de Brest-Litovsk (3 de marzo de 1918) condiciones que les hicieron
cipales ciudades rusas, especialmente en Petrogrado y en M o s c ú , y el debi- perder territorios que significaban las tres cuartas partes de recursos mine-
litamiento del G o b i e r n o Provisional —sobre todo cuando debió recabar el ros - s i bien también es cierto que la derrota alemana a fines del m i s m o año
hizo que se paliaran parcialmente esas condiciones.
apoyo de las fuerzas de los soviets para sofocar un intento de golpe encabe-
zado por un general monárquico— llevó entonces a la decisión de la toma Frente a la situación de inestabilidad, ganar la guerra a los enemigos
del poder. El comité central de los bolcheviques a p r o b ó la insurrección ar- internos se había transformado en el objetivo principal, aunque para ello
mada y se constituyó un B u r ó político -integrado entre otros por L e n i n , se sacrificaran algunos de los principios revolucionarios. Trotsky organizó
Stalin y Trotsky— responsable de llevarla a cabo. Pocos días más tarde, en el Ejército Rojo según los más estrictos criterios de disciplina, pues era la
una rápida operación, cuidadosamente planificada, los bolcheviques ocu- efectividad lo que contaba. A su vez, el poder político se desplazó desde los
paron los principales centros de poder de Petrogrado y se hicieron del con- soviets - t e ó r i c a m e n t e los órganos supremos-, al Partido Bolchevique, y
trol absoluto de la capital. En rigor, dado el vacío existente, se trató más de dentro de él, a un reducido núcleo con L e n i n a la cabeza. De este modo,
el nuevo régimen iba en marcha hacia un Estado autoritario, fuertemente
ocupar el poder que de tomarlo. C o m o señala H o b s b a w m , hubo más heri-
centralizado, inflexible con quienes discutían su estrategia, sus tácticas y
dos durante el rodaje de Octubre, el gran film de Eisenstein (1927) conme-
sus medios. Pero también había otras dificultades. El total desorden de la
morativo de la revolución, que en el momento de la ocupación del Palacio
economía condujo a adoptar, desde 1918, drásticas medidas que posterior-
de Invierno. 5 Para los bolcheviques había sido muy fácil derrocar al G o -
mente se conocieron como el "comunismo de guerra". Se nacionalizó la i n -
bierno Provisional. Sustituirlo, establecer un control efectivo sobre el caos
dustria y todo el aparato productivo y la asignación de la mano de obra
en el que estaba sumido el vasto territorio, y establecer un nuevo orden
quedó bajo la dependencia de las necesidades del Estado. Para muchos, es-
iban a resultar tareas m u c h o más complejas.
te "comunismo de guerra" significaba un avance hacia el socialismo, en la
medida que la e c o n o m í a ya no d e p e n d í a del mercado. S i n embargo, tras
La construcción del mundo soviético
la guerra c i v i l , esra imagen utópica chocó con la realidad de una e c o n o m í a
devastada.
En un p r i n c i p i o , los países de Europa occidental observaron la Revolución
en Rusia, como un suceso con escasas posibilidades de éxito. (El mismo Le- De este m o d o , hacia 1921, la NEP (Nueva Política E c o n ó m i c a ) intro-
n i n parecía no tener demasiada confianza cuando transcurridos dos meses ducía cierta flexibilidad anteponiendo la mejora de las condiciones de v i -
y quince días pudo observar con orgullo y alivio: " H e m o s durado más que da, aunque para ello debiera recurrir a la admisión de algunas fórmulas de
la C o m u n a de París".) H u b o que afrontar duras tareas: el fin de la guerra, propiedad privada y de mecanismos de mercado. En síntesis, la NEP cons-
las difíciles relaciones con Alemania, las amenazas contrarrevolucionarias, tituyó una forma de compromiso entre la industria nacionalizada y las ex-
la caótica y brutal guerra c i v i l . En contra de los pronósticos, la Revolución plotaciones campesinas privadas. Se trataba fundamentalmente de generar
sobrevivió aunque también salió de allí profundamente transformada. estímulos a la agricultura: los campesinos, luego de pagar al Estado un i m -
Si bien los bolcheviques tenían el control de la capital, quedaba, no puesto en "especie", podían vender en el mercado. Esto incluso constituía
obstante, el resto del país: un país inmenso, en el que m u y pronto las fuer- un estímulo para la industria liviana. Pero el proceso de recuperación eco-
zas combinadas de las nacionalidades descontentas con la opresión rusa, los nómica que se había iniciado se vio ensombrecido por el comienzo de la
partidarios del zarismo y los simplemente opositores al partido bolchevi- larga y fatal enfermedad de L e n i n (mayo de 1922).
que dieron lugar a un extenso frente armado que chocaría con el nuevo po- La ausencia de L e n i n había permitido a Stalin convertirse en una figu-
ra dirigente dentro del Partido C o m u n i s t a de m o d o tal que, tras la muer-
te del fundador de los bolcheviques (1924), pudo ascender al poder, desde
5
Véase Hobsbawm, Eric J. (1995), pp. 62-91. donde profundizó la vía autoritaria.
210 SUSANA BIANCHI HISTORIA SOCIAL DEL M U N D O O C C I D E N T A L 211

El problema que se debía afrontar era indudablemente el de la indus- no estaba aún suficientemente avanzada c o m o para responder a un proyec-
trialización. En 1927, la ruptura de relaciones con G r a n Breraña y la ame- to tan amplio. La producción además había quedado desorganizada. Has-
naza de la guerra centró la atención en la defensa militar, y las necesidades ta fines de la década de 1930, la producción de granos no volvió a los
de rearme reforzaron la causa de un rápido desarrollo de la industria pesada niveles alcanzados antes de la colectivización forzosa. Lo que había sido
También se planteaba el problema de la desocupación, cuya principal causa planeado como una gran transformación terminó como una de las grandes
era la superpoblación rural. La solución parecía residir en la creación de nue- tragedias de la historia soviética.
vas empresas industriales que absorbieran la mano de obra desocupada. 6 La reacción producida por la colectivización y las restricciones al con-
Pero la industrialización exigía también otros cambios. Exigía transfe- sumo para permitir la industrialización generaron fuertes resistencias. El
rir recursos y producir alimentos para una creciente población urbana. El Estado, por lo tanto, debió acentuar los controles sobre la sociedad: el Par-
problema radicaba en la baja productividad de la agricultura. Complicaba tido se a d u e ñ ó de todos los resortes del Estado, mientras la figura de Sta-
la situación la actitud de los kulaks, los campesinos ricos, que acaparaban l i n se transformaba en el centro de un verdadero "culto a la personalidad".
el grano esperando mejores precios para lanzarlo al mercado. C u a n d o a La política represiva culminó con los procesos de M o s c ú cuando, en
partir de 1927 la carestía se hizo crónica, se comenzaron a tomar medidas 1936, fue ejecutado un numeroso grupo de disidentes. Pero el poder de
extremas: prestaciones obligatorias y requisas. Fue, como dice Carr, una Stalin no se a p o y ó sólo en la represión. Su compromiso con la industriali-
"declaración de guerra a los kulaks". Pero la medida no sólo afectó a los zación -atractivo para muchos comunistas convencidos que veían en ella el
campesinos ricos, sino también a medianos productores y a otros que ape- camino al socialismo- y su compromiso con el restablecimiento de la gran-
nas tenían reservas m í n i m a s . No obstante, el gobierno había obtenido deza de Rusia, en un renovado discurso nacionalista -atractivo para el ejér-
enormes cantidades de cereales acaparadas. Se confió entonces en la políti- cito y muchos sobrevivientes del régimen zarista- fue la combinación que
ca de la "mano dura" y esto llevó a la colectivización de la tierra. 7 le permitió mantener un férreo d o m i n i o sobre el partido y el Estado. A d e -
La colectivización de la tierra figuraba en el programa del partido co- más hubo éxitos notables: entre 1928 y 1938 la producción - e n medio de
mo una meta distante. T a m b i é n era coherente con los principios del mar- la crisis de la e c o n o m í a occidental- se multiplicó cinco veces y la URSS ocu-
xismo: se la consideraba un corolario natural del proceso revolucionario. pó el cuarto lugar entre las naciones industriales. Tal vez por eso, la dicta-
Pero esto no indicaba el camino que Stalin eligió. A comienzos de 1930, dura de Stalin despertó sentimientos encontrados de admiración y repudio,
bajo la fuerza de las armas, se procedió a la "liquidación de los kulaks co- en una a m b i g ü e d a d que tardó mucho en disiparse.
mo clase", según la expresión de Stalin, a través de la colectivización de las
principales regiones productoras de granos. Allí se introdujeron los svojzi,
concebidos como "fábricas" mecanizadas de granos, y los koljozi, que reu- La crisis económica
nían a la masa campesina. Stalin la definió correctamente como "una revo-
lución desde arriba", pero agregó en forma errónea que había estado Estados Unidos: la expansión de la década de 1920
"apoyada desde abajo". En rigor, los campesinos -y no sólo los kulaks-
veían a los emisarios de M o s c ú como invasores que no sólo habían destrui- Analizar la crisis del capitalismo que se inició con el crack de la Bolsa de
do sus formas de vida sino que los sometían a las mismas condiciones de Valores de N u e v a York en 1929 y que se prolongó en la profunda depre-
esclavitud de las que los había liberado la primera etapa de la Revolución. sión económica de la década de 1930 requiere introducirse en la siruación de
Los costos de la transformación no tardaron en hacerse evidentes. La los Estados Unidos, país que se afirmó como potencia mundial después de la
mecanización de la agricultura había estado asociada al proyecto de colec- G r a n Guerra. Ya en la segunda mitad del siglo XIX, los Estados U n i d o s ha-
tivización. Ya L e n i n había anunciado que el campesinado se volcaría al co- bían logrado un considerable desarrollo. Por un lado, la expansión hacia el
m u n i s m o c o n 10.000 tractores. Sin embargo, la producción de máquinas Oeste -exploradores, tramperos, mineros, vaqueros, agricultores fueron la
punta de lanza que permitió a los Estados Unidos una expansión que creó
6
Véase Carr, Edward H . (1985), pp. 137-155. un vasto comercio interregional-; por otro lado, las políticas industrialistas
7
Ibid., pp. 121-136. que se intensificaron luego del triunfo de los estados del norte en la G u e -
212 SUSANA BIANCHI H1STORIA SOCIAL DEL M U N D O O C C I D E N T A L 213

rra de Secesión (1861-1866) fueron los factores que favorecieron este cre- cía saturado, sino que el mismo consumo del automóvil se había m o d i f i -
cimiento. En 1917, los Estados Unidos entraron en la guerra que asolaba cado: las otras grandes compañías, General M o t o r s y Chrysler, producían
a Europa, considerando que esto Ies proporcionaría un lugar de la confe- automóviles más potentes y más c ó m o d o s e incluso de colores -recordemos
rencia de paz y les daría la posibilidad de hacer oír su voz en el futuro. Lo la importancia del d i s e ñ o - que competían exitosamente con Ford. Esto lo
cierto es que, en medio del desastre de la postguerra, Estados U n i d o s fue obligó entonces a reformular la producción. Lo importante es que la pro-
la única nación acreedora. Y, a partir de 1918, c o m e n z ó a experimentar un ducción de automóviles ejercía un efecto multiplicador sobre toda la econo-
crecimiento sin precedentes. mía. En primer lugar, esta industria absorbía un alto porcentaje de la
La sociedad norteamericana de la década de 1920 fue la primera socie- producción de acero, pero también requería cristal, níquel, plomo, cueros y
dad de consumo de masas. N i n g ú n otro país había alcanzado esa situación textiles. La industria del caucho creció paralelamente a la industria del mo-
y los europeos no podían dejar de contemplarla con una mezcla de admi- tor. Y constituyó un imporrante incentivo para la construcción de carrete-
ración y de envidia, mientras el cine de H o l l y w o o d difundía las imágenes ras, en su mayor parte a cargo de los gobiernos estatales, dando impulso a
de la "buena vida" norteamericana. El crecimiento se basaba en un merca- la fabricación de cemento. 8
do cada vez más amplio de productos de consumo durable: automóviles y Pero también el automóvil modificó los modos de vida. C o m o señala
artículos eléctricos. Y la formación de dicho mercado había sido posible Baines, creó "una nación de n ó m a d e s " . Las clases más acomodadas optaron
por varios factores. En primer lugar, en el proceso productivo fueron incor- por vivir en residencias suburbanas rodeadas de jardines, dotadas de ener-
porados avances tecnológicos como la "cadena de p rod u c c i ón" , desarrolla- gía eléctrica, y todos los elementos necesarios para el confort: aparatos de
dos durante la guerra para la producción bélica. Incluso los principios de radio, aspiradoras, lavarropas y, a finales de la década, heladeras.
la "gestión científica" de Taylor ya habían sido incorporados por H e n r y Y todo esto resultaba un importante impulso para la industria eléctri-
Ford desde 1914. De este m o d o , los trabajadores p o d í a n producir más, ba- ca. El automóvil permitió también la construcción de residencias veranie-
jar costos y reducir los precios al consumidor. En segundo lugar, comenzó gas en lugares —como el sur de Florida— donde se podía acceder fácilmente
a surgir una serie de mecanismo destinados a modificar las actitudes fren- por carreteras, donde aparecieron nuevas posibilidades de negocios, desde
te al consumo. La publicidad a través de la radio y los periódicos, la impor- moteles hasta puestos de venta de salchichas. De este modo, la e c o n o m í a
tancia creciente del diseño - u n nuevo modelo podía volver obsoleto a otro se activaba y parecía ofrecer múltiples oportunidades para todos.
aún ú t i l - , los sistemas de distribución como las cadenas de almacenes, y las
La industria de la construcción recibió un fuerte impulso por la cons-
ventas "a plazos", que permitían crear una demanda para productos caros
trucción de viviendas particulares, pero también por la construcción de
(como los automóviles), modificaban los hábitos de consumo. En síntesis,
edificios comerciales destinados a oficinas para la administración guberna-
se trataba de "crear" un nuevo mercado.
mental o de los negocios privados, que adquirió gran complejidad. La apli-
En este sentido, el caso de H e n r y Ford ejemplifica este proceso de for- cación de estructuras de acero y la difusión de los ascensores permitieron
mación de un nuevo mercado de consumo. Anteriormente, los automóvi- la construcción de "rascacielos" e hizo que las ciudades crecieran en altura:
les eran artículos de lujo empleados para efectuar breves desplazamientos Manhattan, en Nueva York, y el L o o p de Chicago adquirieron su perfil ca-
urbanos. Ford, en cambio, advirtió la existencia de un potencial mercado: racterístico en los años de la década de 1920. Esta fue la época dorada de
el rural. Desde 1909 c o m e n z ó a fabricar un automóvil, el célebre " F o r d T " , la gran ciudad —que creció a un ritmo mayor que la población total—, c o n
alto de ejes, que lo independizaba de las carreteras, y de la mecánica espe- su centro y sus barrios suburbanos, y la sociedad norteamericana q u e d ó so-
cializada (las piezas de repuesto podían ser adquiridas en cualquier alma- metida a una nueva cultura urbana.
cén de pueblo). Era posible emplearlo como medio de recreo los domingos, A pesar de las ideas sobre la no intervención del Estado en la econo-
pero en los días de semana constituía un factor de producción que reem- mía y la confianza en la fuerza del mercado y la habilidad de los hombres
plazaba el caballo y la carreta. El éxito fue notable: hacia 1927 habían sido de los negocios, lo cierto es que el gobierno también estimuló este creci-
vendidas quince millones de unidades.
Sin embargo, durante la década de 1920 también comenzaron las d i -
ficultades para la Ford M o t o r Company. No sólo su propio mercado pare- Véase Baines, Dudley (1979), pp. 257-327.
214 SUSANA BIANCHI HISTORIA SOCIAL DEL M U N D O OCCIDENTAL 215

miento e c o n ó m i c o . Los gobiernos de los estados participaron a través de eran m á s visibles. Durante la década de 1920 las radios, las revistas, el c i -
inversiones en, por ejemplo, la construcción de las carreteras. Pero también ne difundían las nuevas formas de vida, al mismo tiempo que las cuestio-
el gobierno federal actuó a través de dos mecanismos: aranceles aduaneros nes sexuales eran tratadas con creciente libertad. En estas cuestiones, en
que protegían la producción estadounidense (por ejemplo, la industria quí- figuras femeninas que acortaban sus polleras y sus cabellos, en bailes de
mica) y políticas de créditos baratos. De este modo, la prosperidad era atri- moda como el cbarleston, en el consumo de alcohol, desde las costumbres
buida, fundamentalmente, al gobernante Partido Republicano, considerado tradicionales se visualizaban los avances más claros de la corrupción y del
el "partido de los negocios" y, mientras la prosperidad d u r ó , los republica- libertinaje. C o m o señala Baines, en 1925, la aparición de los automóviles
nos fueron imbatibles en las elecciones. A d e m á s , como la prosperidad abar- "cerrados" fue percibida como la más clara invitación al pecado.
caba a amplios sectores sociales, parecía confirmarse la convicción sobre el A n t e los cambios, los sectores m á s tradicionalistas reaccionaron con
carácter democrático de la sociedad estadounidense, una sociedad que ofre- total intransigencia, afirmando su fe en los antiguos valores, en Dios, en la
cía "iguales oportunidades para todos". austeridad, en la moralidad y en todo lo que definían como el "espíritu"
Sin embargo, parte de la sociedad quedaba indudablemente excluida americano. E n este clima c o m e n z ó a tener particular éxito el fundamenta-
de la prosperidad: fundamentalmente, amplios sectores rurales. En efecto, lismo religioso, que a partir de la interpretación literal de la B i b l i a , procu-
la agricultura no participó de la prosperidad general: los precios agrícolas raba afirmar las viejas tradiciones. Estas tendencias tuvieron particular
caían en c o m p a r a c i ó n con los precios industriales. Los productores inten- importancia en los estados del sur -los m á s afectados por la crisis de la agri-
taban compensar sus pérdidas aumentando la superficie cultivada, pero la c u l t u r a - en donde lograron, por ejemplo, que en 1925 en el estado d e T e n -
mayor producción acentuaba -frente a un mercado inelástico como el de nessee se promulgara una ley que prohibía los "ataques" a la B i b l i a : esto
los alimentos- la caída de los precios. A d e m á s , si bien la exportación hacia significaba que en las escuelas estaba vedada la enseñanza de la interpreta-
los devastados países europeos había constituido una salida que estimuló la ción darwiniana de la evolución humana. D e n t r o de este clima, en la dé-
a m p l i a c i ó n del área cultivada, estas exportaciones se cortaron ya hacia cada de 1920 resurgió el Ku K u x K l a n , secta que defendía la idea de una
1920 cuando los europeos normalizaron su p r o d u c c i ó n . Por otra parte, du- América tradicional, una América Wasp, es decir, blanca {whité), anglosa-
rante la guerra, se introdujeron sucedáneos de materias primas agrícolas, jona y protestante. El K X K recomenzó entonces los violentos ataques a los
como fibras artificiales que redujeron la demanda de a l g o d ó n . Esto afectó grupos que consideraban que destruían esa esencia americana: en primer
principalmente a las regiones del sur de los Estados U n i d o s , donde muchos lugar, negros, pero también católicos y judíos.
aparceros blancos abandonaron sus tierras agobiados por las deudas para El gobierno no estaba dispuesto a otorgar a los sectores rurales el re-
ser reemplazados por negros aun más pobres. clamo de la "paridad", pero ante las presiones debió dar lugar a su otra gran
A n t e la difícil situación, los agricultores comenzaron a exigir al gobier- reivindicación: la prohibición del consumo de alcohol. En efecto, el con-
no la "paridad", es decir, el sostén de los precios con el objeto de garanti- sumo de alcohol era percibido por los sectores tradicionalistas como el o r i -
zar sus ingresos. Se aspiraba a volver a los niveles obtenidos entre 1910 y gen de todos los males. Ya antes de la guerra, habían obtenido su p r o h i b i -
1914, lo que implicaba un aumento de los ingresos rurales de aproximada- ción en algunos estados, pero a partir de 1920 la "ley seca" se estableció a
mente 20 por ciento. Pero esto no ocurrió. Sin embargo, pese a los vetos nivel nacional. Si bien con esta ley se buscaba preservar la moral, sus resul-
presidenciales, los agricultores continuaban convencidos de la autenticidad tados fueron paradójicos. La "prohibición" fue, en rigor, una invitación a
de sus reclamos: consideraban que no sólo merecían la "paridad" por la caí- beber ¡legalmente, actividad que se revistió de e m o c i ó n , mientras los loca-
da de los precios, sino que merecían también un mejor trato, fundamen- les clandestinos se ponían de moda. Para solucionar el abastecimiento, apa-
talmente, por los valores y las formas de vida que representaban. Ellos recieron destilerías clandestinas (el cocktail se inventó para disimular el mal
constituían la América "auténtica". sabor de algunos de estos productos) y se intensificó el contrabando. No es
En efecto, las contradicciones entre el campo y la ciudad se tradujeron sorprendente, por lo tanto, que esta actividad quedara controlada por los
en un enfrentamiento entre dos formas de vida y dos sistemas de valores: gánsters, que se transformaron en los más fervorosos partidarios de la pro-
los "tradicionales", vinculados al área rural y las ciudades pequeñas, y los hibición". E n estas circunstancias, el célebre A l Capone construyó su pri-
"modernos", relacionados con las grandes ciudades en donde los cambios mer imperio sobre la base de la producción ilegal de cerveza, mientras co-
216 SUSANA BIANCHI HISTORIA SOCIAL D E L M U N D O O C C I D E N T A L 217

menzaban las primeras guerras entre bandas en Chicago por barrios en que tanto, se había transformado en un factor clave para el crecimiento e c o n ó -
los gánsters tomaban bajo su "protección". m i c o . La confianza que se tenía en el capitalismo se trasladó entonces a la
Si los valores "tradicionales" y los valores "modernos" enfrentaban a la Bolsa de Valores: parecía imposible que allí se pudiera perder dinero. Esta
sociedad estadounidense, en cambio, todos se unificaban en un fuerte na- confianza pronto derivó en una verdadera ola especulativa: comprar y ven-
cionalismo. Ya durante la guerra, muchos estadounidenses se habían dedi- der valores se transformó en un negocio en sí mismo. En medio de la eu-
cado ardorosamente a detectar "saboteadores" alemanes. Y cabe aclarar que foria y prosperidad, la Bolsa cobraba una popularidad creciente, era un
todo aquel que no entrara estrictamente en las pautas norteamericanas po- tema de conversación coridiana en amplios sectores sociales, mientras que
día ser definido c o m o "saboteador" alemán. Y todos realmente estaban las revistas femeninas, como The Lady Home, publicaban artículos que ex-
convencidos de que el prejuicio contra los extranjeros constituía un since- plicaban c ó m o un obrero que invirtiera 15 dólares mensuales en acciones
ro patriotismo. D e s p u é s de la guerra se mantuvieron estos prejuicios diri- en poco tiempo podría obtener 80.000 dólares. La especulación también
gidos, sobre todo, hacia aquellos extranjeros que mantenían sentimientos parecía confirmar la idea de que la sociedad norteamericana ofrecía iguales
de lealtad hacia sus países de origen y hacia sus Iglesias, y se reaccionó vio- oportunidades para todos. Y a nadie le parecía importante averiguar si las
lentamente contra aquellos rasgos que se consideraban "foráneos". cotizaciones reflejaban el verdadero estado de la e c o n o m í a .
Bajo el impacto de la Revolución Rusa, estos sentimientos se intensi- S i n embargo, el 29 de octubre de 1929 la Bolsa de Valores neoyorqui-
ficaron y se dirigieron contra los políticos radicales y, sobre todo, contra los na q u e b r ó . 9
sindicalisras. Estos grupos, muchas veces de origen inmigrante, caían en- Desde los inicios de ese mes habían comenzado las incertidumbres: las
tonces bajo un doble estigma: "extranjeros" y "comunistas". De este m o d o , acciones habían bajado y empezaron a correr rumores sobre financistas que
cualquier conflicto laboral (como las importantes huelgas de 1919 y 1920 habían perdido su fortuna y se habían suicidado arrojándose de los "rasca-
en las minas de carbón y en la industria metalúrgica) p o d í a ser presentado cielos". De este m o d o , en medio de una ola de pánico, en N u e v a York, el
c o m o una amenaza contra la C o n s t i t u c i ó n . El miedo al "peligro rojo" que lunes 28, se vendieron nueve millones de títulos. Al día siguiente, el fatídi-
invadió a la sociedad norteamericana de la década de 1920 era bastante i n - co "martes negro", se vendieron m á s de 16 millones, pero la Bolsa no p u -
fundado: el Partido C o m u n i s t a tenía sólo 75.000 afiliados, de los cuales un do responder, las acciones perdieron totalmente su valor y el mercado de
p e q u e ñ o grupo era activista. S i n embargo, para muchos era una amenaza valores q u e b r ó estrepitosamente. Arrastraba tras de sí a bancos y a empre-
real que se tradujo en una verdadera histeria. Se persiguió a dirigentes sin- sas. En pocas horas se habían perdido fortunas, mientras los p e q u e ñ o s aho-
dicales, políticos, profesores universitarios, directores de cine (preanun- rristas formaban largas filas frente a los bancos tratando, muchas veces
ciando el macartismo de la década de 1950). D e n t r o de este c l i m a , dos infructosamente, de salvar sus ahorros.
anarquistas italianos, Sacco y Vanzetti, no lograron ser juzgados de mane- ¿Cuáles fueron las causas de la crisis? La especulación había llevado a un
ra imparcial en el estado de Massachusetts y, cuando fueron ejecutados en alza artificial de las acciones y se acentuó la desproporción entre el valor no-
1927, el m o v i m i e n t o de protesta fue m í n i m o . minal de los títulos y los verdaderos activos que las empresas tenían. En ta-
Pero, m á s allá del nacionalismo y la xenofobia, sobre todo en las gran- les circunstancias los dividendos repartidos no podían ser más que ficticios.
des ciudades, muchos de los conflictos sociales p o d í a n ser ignorados. Se v i - En síntesis, las acciones habían dejado de reflejar la marca de la e c o n o m í a .
vía uno de los momentos de auge e c o n ó m i c o más duraderos de la historia En efecto, tras la expansión de comienzos de la década de 1920, el sec-
estadounidense y esto alimentó la creencia de que se había encontrado una tor productivo comenzaba a registrar señales de estancamiento. Algunos
maquinaria de prosperidad de movimiento perpetuo. Pero m u y pronto, la rubros, c o m o la industria de la construcción, mostraban cierta saturación
crisis puso abruptamente fin a la euforia. del mercado. Lo mismo ocurría en la industria del automóvil. No se pue-
de dudar de la importancia creciente de los automóviles, incluso c o m o va-
El crack del 29 y la depresión de los años de la década de 1930 lor "social": el típico babbitt -apellido de una familia protagonista de una

Desde fines de la guerra, la venta de acciones había constituido una de las


principales formas de obtener capital para invertir en la industria y, por lo 9
Véase Galbraith, John K. (1983), pp. 108-158.
218 SUSANA BIANCHI HISTORIA SOCIAL DEL M U N D O OCCIDENTAL 219

novela de Sinclair Lewis que simbolizaba al estadounidense de clase me- desocupación alcanzó, en 1931, a más de ocho millones de personas, lo que
d i a - prefería no vestirse antes que dejar de moverse en automóvil. Sin em- representaba a una de cada seis familias. Los suicidios masculinos aumenta-
bargo, a comienzos de 1929, se vendieron menos de la mitad de los ron en 20 por ciento. H u b o cambios en la estructura familiar en la medida
automóviles a compradores "nuevos". ( D i c h o de otra manera, compraban en que muchas veces los ingresos dependían de las mujeres y los hijos. La de-
automóviles quienes "cambiaban" el viejo modelo por uno reciente, pero se socupación disfrazada (como el caso de vendedores ambulantes), la mendi-
reducían los compradores que accedían al automóvil por primera vez.) No cidad, las "ollas" comunes, las hoovervilles -caseríos armados de cartón y
se trataba de una crisis de subconsumo del mercado existente, sino de la d i - hojalata que fueron apodadas con el nombre del presidente H o o v e r - daban
ficultad de encontrar un mercado "adicional" que ampliase ese mercado de los Estados Unidos una imagen m u y diferente a la de la década anterior. 1 0
existente. En 1929 no se tenían todavía demasiados indicios para predecir que la
Al mismo tiempo, las empresas habían realizado grandes inversiones en crisis iba a prolongarse en una depresión tan larga y profunda. Fue un
nuevos equipos, en maquinarias m á s eficaces. De este modo, se estaba i n - acontecimiento de una magnitud insospechada aun hasta para los críticos
crementando una producción que iba a ser m u y difícil de colocar. Por eso, m á s acérrimos del capitalismo. Crisis anteriores habían sido superadas por
Baines se refiere también a un proceso de sobreinversión, ya que estas inver- los mecanismos espontáneos de la e c o n o m í a : cuando los costos de produc-
siones crecían m á s rápidamente que el consumo, carecían de un mercado ción d i s m i n u í a n se creaban nuevamente los incentivos para inversión. Pe-
que las justificase. Pero había m á s . La caída de los precios agrícolas había lle- ro la depresión se fue prolongando y agravando cada vez m á s y cuando los
vado a los agricultores a retrasar el pago de los créditos para la compra de costos alcanzaron su punto m á s bajo, las inversiones no reaccionaron. H a -
maquinarias poniendo en dificultad a algunos bancos. De este modo, como bía una profunda falta de confianza, la crisis había sido lo suficientemente
señalábamos, el estancamiento de la producción y las incipientes dificulta- grave c o m o para que se mantuviera la incertidumbre frente al futuro. Y es-
des de los bancos no correspondía con el alza de valores que, como señalá- to no sólo para los hombres de negocios. D e s t r u y ó incluso entre los peque-
bamos, habían dejado de reflejar la marcha real de la economía. ños ahorristas el estímulo individual al ahorro, no p u d i é n d o s e recuperar los
O t r o factor decisivo para explicar la gran depresión que continuó y recursos destinados a la inversión. Ya no se p o d í a confiar en los mecanis-
que alcanzó niveles mundiales puede ubicarse en el sector del crédito inter- mos a u t o m á t i c o s de la e c o n o m í a y debía actuar algún factor externo. Y ese
nacional. En efecto, los aliados habían impuesto a los vencidos fuertes pa- factor fue el Estado.
gos en concepto de reparación por los gastos y la destrucción de la guerra; La consecuencia política m á s inmediata de la crisis fue el desprestigio
pero A l e m a n i a t a m b i é n había sabido aprovechar la situación: era impres- del Partido Republicano, considerado, hasta ese momento, como "el parti-
cindible que se la ayudara a reconstruirse si se pretendía obligarla a pagar. do de los negocios". No es extraño entonces que el presidente electo en
Los capitales norteamericanos comenzaron entonces a fluir sobre A l e m a n i a 1932, F r a n k l i n Delano Roosevelt, procediese del Partido D e m ó c r a t a . En
y Austria, ya que los altos intereses pagados por los bancos germanos cons- su primer discurso a los estadounidenses, Roosevelt p r o m e t i ó un " N u e v o
tituían sin duda un poderoso atractivo. Pero ante las dificultades internas, Trato" (New Deal), término con que se definió su política. El New Deal
la repatriación de fondos puso al sistema financiero europeo en una grave consistió en una activa intervención del Estado en la regulación de la eco-
situación: la quiebra del Creditanstalt en V i e n a generó una ola de pánico. nomía. T o m a n d o medidas consideradas casi heréticas -muchas de las cua-
Los banqueros estadounidenses procuraron entonces adelantarse unos a les fueron consideradas anticonstitucionales por la Corte Suprema que
otros en la repatriación de capitales, agudizando la crisis a nivel m u n d i a l . centralizó la o p o s i c i ó n - , el Estado a s u m i ó el control del sistema financie-
La crisis m o d i f i c ó la fisonomía de los Estados U n i d o s . Los efectos se ro, se establecieron seguros contra el desempleo, se otorgaron subsidios a
sintieron m á s duramente en algunas ciudades como Detroit y Chicago los agricultores.
donde se concentraba la industria pesada, la m á s afectada por la crisis, y U n a de las medidas m á s significativas del New Deal la constituyó la
menos en otros centros urbanos como Nueva York donde se producían ar- N I R A (Ley Nacional de Recuperación Industrial), por la que se autorizó al
tículos de "primera necesidad" como zapatos y vestimenta. Pero lo cierto es
que una ola de problemas sociales abatió al territorio. Los salarios cayeron
estrepitosamente: en 1932, su nivel era 60 por ciento inferior a 1929- La 1 0
Véase el film de Charles Chaplin, Tiempos modernos (1936).
220 SUSANA BIANCHI HISTORIA SOCIAL DEL M U N D O O C C I D E N T A L 221

gobierno a invertir en obras públicas. El objetivo era mitigar la desocupa- cronológicos precisos. Pero tal extensión del concepto resulta problemáti-
ción y paliar el descontento social, pero también crear a través de los sala- ca. Al aplicarlo a una serie de regímenes de características disímiles, el tér-
rios, una masa de ingresos que permitiera aumentar el consumo y, por lo m i n o pierde capacidad explicativa.
tanto, la demanda global. Y la confianza de los estadounidenses en las po- ¿Qué es el fascismo? A partir de los casos de Alemania e Italia, algunas
líticas de Roosevelt q u e d ó expresada en las reelecciones que lo mantuvie- corrientes historiográficas marxistas, en términos generales, han presenta-
ron en el gobierno durante cuatro períodos presidenciales, hasta 1945 en do al fascismo c o m o la dictadura del gran capital. Desde estas perspectivas,
que falleció. en medio de una situación de difícil crisis e c o n ó m i c a y social, los partidos
Cabe preguntarse hasta q u é punto tuvo éxito el New Deal. E n rigor, la fascistas instrumentaron las dificultades de la pequeña burguesía para acce-
renta per cápita no recuperó su nivel de 1929 hasta 1940, momento en que der al poder, reprimir a la clase obrera y contener la revolución comunista.
el motor del crecimiento e c o n ó m i c o era el rearme. En este sentido parecie- Otras corrientes, en cambio, consideran al fascismo y al comunismo como
ra que fue la guerra, y el desarrollo de la industria armamentista, lo que dos caras de una misma moneda: el totalitarismo. Según Francois Furet, la
reactivó la e c o n o m í a norteamericana. Pero es indudable que, a partir del guerra de 1914 tuvo el carácter de matriz: sentimientos anti-burgueses des-
New Deal, el intervencionismo se transformó en u n elemento clave de la pertaron una "pasión revolucionaria" que se expresó en estos regímenes
política económica. En este sentido, se coincidía con las teorías que el eco- inéditos, que convirtieron a la movilización de los ex soldados en la palan-
nomista inglés lord M a y n a r d Keynes formuló en 1936, en Teoría general del ca de d o m i n a c i ó n de un partido único. Estas corrientes ponen de relieve lo
empleo, del interés y la moneda. Se trataba de lograr el pleno empleo y de que el fascismo y el comunismo tienen en c o m ú n desde el punto de vista
sostener la demanda; esto alejaría el conflicto social pero también estimu- e c o n ó m i c o (planificación y dirigismo), c o m o en el social (uniformización,
laría la producción. Y esto no sólo ocurría en los Estados U n i d o s . G r a n adoctrinamiento), en el cultural (nacionalismo, exaltación de un líder pro-
Bretaña, por ejemplo, a b a n d o n ó en 1931 el libre comercio y fue el ejem- videncial), y en el político (dictadura de partido único). Consideran que
plo más claro de esta rápida generalización del proteccionismo. En esta lí- ambos fueron respuestas a una profunda crisis y que esa respuesta se expre-
nea, los gobiernos se vieron forzados a dar prioridad a las consideraciones só en la negación de la liberrad bajo todas sus formas. 1 1
sociales sobre las económicas en la formulación de sus políticas para alejar En rigor, podemos señalar que el fascismo fue un producto del perío-
el peligro de la radicalización, tanto de izquierda como de derecha. En sín- do inmediatamente posterior a la G r a n Guerra. Se trató de un f e n ó m e n o
tesis, nacía el "Estado de bienestar". profundamente novedoso: fue un movimiento revolucionario-conservador
que aspiraba a movilizar a las masas a través de la c o m b i n a c i ó n de técnicas
modernas, valores tradicionales y una ideología de violencia irracional,
La crisis de la política: el fascismo centrada en el nacionalismo. Su novedad no significa que hubiera una rup-
tura con el pasado, ni que desconociera sus antecedentes, c o m o la exalta-
En 1919, en M i l á n , se formaban los Fasci Italiani di C o m b a t t i m e n t o , ción nacionalista y el racismo, que m o d e l a r o n el consenso que
adoptando c o m o s í m b o l o el haz de varas que representaba la autoridad de indudablemente estos regímenes tuvieron. Nacidos de una grave crisis eco-
los magistrados en la antigua R o m a . Así, fascio puede traducirse como nómica y social y del descrédito de la política, estos movimientos pudieron
"haz", o en u n sentido más amplio, "unión". D e allí derivó el término fas- canalizar el descontento social haciendo uso de los medios de propaganda
cismo. Y esto es más que una anécdota: la vaguedad de ese término tiene su y a través los grandes desfiles, las inmensas concentraciones, la escenogra-
correlato en la a m b i g ü e d a d ideológica que caracterizó a estos movimientos. fía de los mítines, un discurso fuertemente emotivo y la sumisión i n c o n d i -
Si bien en su origen el término fascismo designó al proceso italiano, pron- cional a un líder. Un discurso antirracionalista articuló las aspiraciones
to se extendió a otras formas autoritarias de modo tal que, en el período de difusas de las masas y estableció las "causas" concretas de los males.
entreguerra, los gobiernos de muchas partes de Europa -e incluso de fuera
de e l l a - podían ser calificados de fascistas. Muchas veces se empleó tam-
bién el término, en un sentido peyorativo, para calificar a dictaduras civi-
les o militares, o a partidos tradicionalistas o conservadores sin límites 11
Véase Furet, Francois (1995), pp. 15-45.
222 SUSANA BIANCHI HISTORIA SOCIAL DEL M U N D O OCCIDENTAL 223

En efecto, tanto H i t l e r como M u s s o l i n i pudieron interpretar la frus- su flota y su ejército a cien m i l hombres. Por medio de otros trarados se en-
tración de vastos sectores sociales que identificaban su situación con la de- tregó Trieste a Italia, se formó Yugoslavia con Serbia, Croacia y Eslovenia y
cadencia de la nación. A m b o s consideraron a la guerra y al Tratado de se creó la República de Checoslovaquia sobre la base de M o r a v i a y Bohe-
Versalles como las causas de todos los males. Tanto H i t l e r como M u s s o l i n i m i a . Polonia recuperó territorios y se le concedió salida al mar a través del
denunciaron la opresión del "capital usurero". S e g ú n M u s s o l i n i , "unos "corredor polaco". Austria debió otorgarle la independencia a H u n g r í a
cuantos usureros colgados darán un buen ejemplo", mientras H i t l e r denos- - q u e a su vez perdió tres cuartas partes de su territorio— y ambos países
taba a la burguesía judía. A m b o s eran hombres "comunes", hombres de quedaron constituidos como pequeños estados sin salida al mar. L í b a n o y
orígenes oscuros que habían alcanzado posiciones preeminentes y con los Siria pasaron a ser controlados por Francia, mientras G r a n Bretaña se re-
que resultaba fácil identificarse a los sectores más frustrados. H i t l e r recor- servaba la administración de Palestina, TransJordania e Irak.
daba insistentemente al "hombre desconocido" que había sido en su juven-
C o m o corolario se creó la Sociedad de las Naciones. A través de este
tud. De este m o d o , el fascismo pudo reemplazar las frustraciones -de
organismo internacional los países europeos esperaban encontrar un equi-
soldados que volvían de la guerra cargados de medallas pero que sentían
librio, pero m u y pronto se evidenció su fracaso. Desde sus comienzos la So-
que sus sacrificios habían sido vanos, de padres que no podían dar un fu-
ciedad de las Naciones careció de una verdadera representatividad. La
turo a sus hijos, de muchachas sin dote, de pequeños propietarios h u n d i -
U n i ó n Soviética y A l e m a n i a habían sido excluidas y los Estados U n i d o s no
dos en la bancarrota, de comerciantes sin clientes, de universitarios sin
participaron al rechazar el convenio. De esta forma, sin las principales po-
e m p l e o - por un sistema de símbolos que nutrió las ansias de poder. U n a
tencias internacionales, la organización se redujo a una serie de acuerdos
ideología que proporcionaba seguridad en la obediencia al D u c e o al
entre G r a n Bretaña y Francia, y con la guerra chino-japonesa (1937) se h i -
Führer, la exaltación de la nacionalidad a extremos inimaginables y el des-
zo evidente su inoperancia. Pero ni los nuevos repartos, ni los acuerdos i n -
precio por las minorías raciales - e l antisemitismo, en el caso a l e m á n - brin-
ternacionales podían resolver los graves problemas que aquejaban a los
daron las oportunidades de acción y dieron salida al resentimiento que
países europeos. La guerra había dejado un saldo de pérdidas desfavorable
generaba la frustración social y económica. En síntesis, el fascismo nació co-
para todos y, en rigor, ninguno obtuvo mayores beneficios. La excepción la
mo una respuesta a la profunda crisis europea del período de entreguerras.
constituían los Estados Unidos, nación acreedora que q u e d ó confirmada
Centrar el análisis en los casos de Iralia y A l e m a n i a no significa desco- como primera potencia m u n d i a l . Quedaba claro que el eje del m u n d o ha-
nocer la existencia de otros movimientos autoritarios, surgidos en Europa bía virado.
durante el mismo período, que algunos autores también calificaron como
fascistas. S o n , por ejemplo, los casos del régimen establecido por Salazar en El caso italiano
Portugal y la dictadura de P r i m o de Rivera y el franquismo en España. Es
indudable que la crisis del liberalismo permitió el surgimiento de movi- Para Italia, las consecuencias de la guerra no habían sido favorables. Casi
mientos autoritarios de derecha en distintas partes del m u n d o . Y estos mo- setecientos m i l muertos y quince millones de dólares como pérdida eran un
vimientos, fuertemente nacionalistas, acusaban el "clima de ideas" de la saldo considerable. D e l Tratado de Versalles sólo había obtenido Trieste,
primavera fascista. Pero también es indudable que los casos de Italia y Ale- ninguna colonia alemana había pasado bajo su control y las ambiciones so-
mania, durante el período de entreguerra, son los que representan al fascis- bre Fiume, en el Adriático, se habían visto frustradas. C o m o los mismos
mo "clásico". italianos decían: "Italia había ganado la guerra, pero perdido la paz".
¿Cuáles habían sido los resultados de la guerra para Europa? El Trata- La crisis e c o n ó m i c a de posguerra se hacía sentir con toda su dureza.
do de Versalles (1919) había intentado rehacer el mapa de Europa. La de- A d e m á s , ante la política de muchos países americanos que para balancear
rrotada A l e m a n i a debió devolver Alsacia y Lorena a Francia, y otros su mano de obra se habían cerrado a la inmigración, Italia veía reducirse el
territorios a Bélgica y Dinamarca. D a n z i g se constituyó en ciudad "libre mecanismo al que recurría para superar el desequilibrio interno -las reme-
y las minas carboníferas del Sarre fueron ocupadas por Francia y adminis- sas de emigrantes- y se veía obligada a encerrarse en sus propias fronteras.
tradas por la Sociedad de las Naciones. A s i m i s m o , A l e m a n i a debía com- La agitación obrera parecía alcanzar límites extremos: la desocupación, la
prometerse al pago de indemnizaciones y de los gastos de guerra, reducir 'nflación, la caída de los salarios eran paralelos a huelgas y a la "toma" de
SUSANA BIANCHI HISTORIA SOCIAL DEL M U N D O O C C I D E N T A L
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fábricas, a la constitución de las "ligas rojas" y al tercio de diputados socia- m a c i ó n de un nuevo gabinete. Durante los primeros años, M u s s o l i n i actuó
listas que habían ganado las elecciones en 1919. Pero el f e n ó m e n o no era con cautela: la autoridad del rey se mantuvo n o m i n a l y se respetaron los
sólo urbano ni se reducía al norte industrializado (Milán y Turín, funda- mecanismos institucionales. Sin embargo, M u s s o l i n i fue construyendo un
mentalmente). T a m b i é n en el sur, campesinos cansados del hambre habían poder o m n í m o d o : c o m o Duce, controlaba el partido y como Capo di Go-
iniciado la ocupación de tierras. To d o parecía indicar que en Italia podían verno el poder político. Los destinos de Italia estaban en sus manos. S i n
darse las condiciones para reproducir la experiencia rusa de 1917. embargo, el apoyo que lograba también parecía ser notable: en las eleccio-
T a m b i é n en 1919 nacieron los primeros Fasci di Combattimento. Al nes de 1924, la coalición integrada por los fascistas obtenía el 7 0 % de los
comienzo resultaron un fenómeno irrelevante. En M i l á n , donde habían si- escaños.
do fundados, habían recibido en las elecciones 5.000 votos, frente a los Pronto c o m e n z ó a construirse el Estado de "excepción". En mayo de
170.000 sufragios socialistas. De q u é manera un g r u p ú s c u l o semejante pu- 1924, el diputado socialista G i a c o m o Matteotti había lanzado una dura
do llegar al poder en sólo tres años es una pregunta que apasionó a histo- acusación contra los m é t o d o s fascistas: denunciaba el clima de i n t i m i d a -
riadores y politólogos. Sin embargo, también es cierto que la fuerza del ción y de violencia en el que se habían celebrado las elecciones. Matteotti
fascismo no puede medirse exclusivamente con datos electorales. Ya en los fue secuestrado en pleno centro de la ciudad de R o m a y su cadáver apare-
últimos meses de 1920, el p e q u e ñ o grupo c o m e n z ó a beneficiarse tanto ció dos meses después. Y esto marcó un hito. Se intensificaron las medidas
por la tolerancia del gobierno como por el apoyo de los grandes propieta- represivas contra los disidentes y la marcha hacia el totalitarismo fue un da-
rios y de los d u e ñ o s de fábricas alarmados por el curso de los acontecimien- to incuestionable. El parlamento fue disuelto y reemplazado por el G r a n
tos. Los fasci cada vez más se fueron convirtiendo en organismos de Consejo Fascista, cuerpo consultivo cuyos miembros se elegían bajo la
carácter paramilitar, integrados por ex combatientes, y exaltados naciona- orientación de M u s s o l i n i . Los partidos políticos fueron clausurados y se es-
listas, dedicados al asalto de sindicatos, de periódicos, de grupos y de par- tableció el sistema de "partido único", el Partido Fascista. Pero no se trata-
tidos de izquierda y de todo aquello que significara el "peligro comunista". ba sólo de reorganizar la política. Se trataba básicamente de "disciplinar" a
Y lo que había comenzado como un fenómeno urbano, limitado a los cen- toda la sociedad, según un modelo militarizado.
tros industriales, pronto se extendió también al medio rural y a las peque- En 1932, el ministro de Guerra, general Gazzera podía admirar los lo-
ñas ciudades de Toscana, de E m i l i a y del Valle del Po. gros: " E l régimen disciplinario de nuestro ejército gracias al fascismo apa-
A fines de 1921, se organizaba el Partido N a c i o n a l Fascista Italiano. Su rece hoy c o m o arma directiva que tiene valor para toda la nación. Otros
crecimiento, en apenas un a ñ o , había sido espectacular: con 250.000 afi- ejércitos han tenido y todavía conservan una disciplina formal y rígida.
liados se había constituido en el mayor partido de Italia. Su programa tam- Nosotros tenemos siempre presente el principio de que el ejército está he-
bién fue perdiendo su retórica revolucionaria poniendo de manifiesto lo cho para la guerra y que para ella debe prepararse; la disciplina de paz de-
que constituiría una de sus principales características: su pragmatismo, su be ser, por consiguiente, la misma que la de tiempo de guerra. [...] Este
capacidad de a d a p t a c i ó n a las circunstancias. S i n duda, el alma mater del sistema ha resistido magníficamente durante una larga y durísima guerra
partido era Benito M u s s o l i n i . Desde m u y joven M u s s o l i n i había militado hasta la victoria; es mérito del régimen fascista haber extendido a todo el
en el Partido Socialista, en donde había dirigido el periódico Avanti. Ex- pueblo italiano una tradición disciplinaria tan insigne."
pulsado del partido por su prédica belicista, pasó a dirigir II Popólo d'Ita- En rigor, los resultados obtenidos fueron ambiguos. 1 2
lia y participó en la guerra como soldado raso. En 1919, había sido elegido Sin embargo, se construyeron los instrumentos destinados a organizar
Duce, del fascio de M i l á n . Durante los años siguientes, el prestigio de M u s - la sociedad fascista: en 1927 se suprimieron los sindicatos y el m o v i m i e n -
solini fue en aumento. Y su principal oportunidad se presentó en el trans- to obrero q u e d ó bajo un estricto control. Se cumplía, en este sentido, lo
curso de un m o t í n en Ñ a p ó l e s que le permitió declarar la "revolución que el mismo M u s s o l i n i había declarado: " E l sindicalismo fascista es una
fascista y ordenar la célebre M a r c h a sobre R o m a , en la que 50.000 "cami- fuerza que se impone, un poderoso movimiento de masas, completamente
sas negras" tomaron la ciudad (28 de octubre de 1922).
La audacia de M u s s o l i n i se vio recompensada. A n t e la situación crea-
da, el rey Víctor M a n u e l III le otorgó el gobierno y le e n c o m e n d ó la for- 1 2
Véase Tannenbaum, Edward R. (1975), capítulos 5 y 8, pp. 159-201 y 283-331.
226 SUSANA BIANCHI
HISTORIA SOCIAL DEL M U N D O O C C I D E N T A L 227

controlado por el fascismo y el gobierno, un movimiento de masas que


En la década de 1930, Italia comenzó a expandirse fuera de sus fron-
obedece." T a m b i é n se creó la Opera Nazionale Dopolavoro, espacios de re-
teras, al mismo tiempo que intentaba afirmarse como potencia europea. En
creación destinados a administrar el tiempo libre de los trabajadores y se
1935 o c u p ó Etiopía y el gobierno italiano c o m e n z ó a reclamar los territo-
estableció una rígida censura sobre la prensa y la educación. Los niños i n -
rios de T ú n e z , N i z a y Saboya, que estaban en poder de Francia, mientras
cluso pasaron a formar parte de organizaciones controladas por el fascismo.
M u s s o l i n i hacía explícita la intención de recuperar la tradición imperial y
Los principales dirigentes sindicales y políticos fueron perseguidos y en-
hacer del Mediterráneo, un "lago romano". Desde 1936, Italia participó de
carcelados. Entre ellos, A n t o n i o Gramsci, secretario del Partido Comunista,
la Guerra C i v i l española, apoyando a las fuerzas de Franco, cuya simpatía
fue acusado de pretender "instaurar por la violencia la república italiana de
por los regímenes totalitarios era clara. En ese mismo año, se había forma-
los soviets" y condenado a veinte años de cárcel. M u r i ó en prisión - e n don-
do el llamado Eje Roma-Berlín. A partir de ese momento los aconteci-
de escribió los Cuadernos, que renovaron la teoría marxista- en 1937.
mientos parecieron precipitarse: Italia adhirió al Pacto A n t i C o m i n t e r n
T a m b i é n se desató una cuidadosa c a m p a ñ a de exaltación del "espíritu —para " l a defensa de la civilización contra el bolcheviquismo"- que habían
nacional". El objetivo era no sólo la consolidación del consenso, sino tam- firmado A l e m a n i a y J a p ó n . En 1937, ocupaba Abisinia. Europa se encon-
bién crear el clima apropiado para la expansión. Pero para ello era necesa- traba nuevamente al borde de la guerra.
rio asegurar el orden interno y atraer la adhesión de muchos católicos que
miraban al fascismo con cierta desconfianza. M u s s o l i n i -ateo declarado y
El caso alemán
que muchas veces había manifestado su anticlericalismo- c o m e n z ó enton-
ces un proceso de acercamiento a la Iglesia católica. Se trataba, fundamen-
Durante los últimos momentos de la G r a n Guerra, muchos observadores
talmente, de resolver la "cuestión romana" que había quedado pendiente
se atrevieron a predecir para A l e m a n i a la inminencia de una revolución si-
desde 1870.
milar a la estallada en Rusia un año antes. La huelga general, la ocupación
C o n este objetivo, tras largas y complejas tratativas, en 1929 se firma-
de fábricas, la sublevación de tripulaciones, soviets funcionando en Berlín
ban los Tratados de Letrán, por el que se creó el Estado del Vaticano, parti-
eran indicios de un ascendente movimiento revolucionario. El armisticio y
cular enclave dentro de la ciudad de R o m a . También el Estado italiano re-
la crisis interna obligaron finalmente a abdicar al emperador G u i l l e r m o II.
conocía como religión oficial al catolicismo, cuya enseñanza se implantó en
Ese mismo día se proclamó la República. A n t e el vacío de poder creado e
las escuelas. A cambio, el Vaticano se comprometía a no reclamar los terri-
intentando mantener una línea "moderada", los socialdemócratas se colo-
torios perdidos hasta 1870 y controlar a algunos de sus díscolos miembros.
caron a la cabeza de los sucesos: se convocó un Congreso en W e i m a r que
En 1931, el papa Pío XI, en la encíclica Quadragesimo Anno, daba su
eligió a Frederick Ebert, primer presidente, y se p r o m u l g ó la Constitución
aprobación al fascismo. El texto es explícito: "Recientemente, todos los sa-
que establecía un sistema representativo, republicano y federal.
ben, se ha iniciado una especial organización sindical y corporativa [...]
Pero jaqueada desde la izquierda y la derecha, la República de W e i m a r
Basta un poco de reflexión para ver las ventajas de esta organización, aun-
carecía de bases sólidas. A d e m á s , la crisis económica alcanzaba niveles ex-
que la hayamos descripto sumariamente: la colaboración pacífica de las cla-
tremos. A n t e una enorme deuda externa -sobre A l e m a n i a pesaban los gas-
ses, la represión de las organizaciones y de los intentos socialistas, la acción
tos e indemnizaciones de guerra- y el caos interior reinante, la inflación se
moderadora de una magistratura especial." Es cierto que se reconocían pro-
hizo incontrolable. A fines de 1923, la crisis financiera alcanzó su punto
blemas: "hay quien teme que en esa organización el Estado sustituya a la
más agudo: el marco se desvalorizó totalmente y muchos alemanes se en-
libre actividad en lugar de limitarse a la necesaria y suficiente asistencia y
contraron con que sus ahorros de toda la vida no eran más que una masa
ayuda", pero también se consideraba que el problema del "estatismo" po-
de papeles inservibles. En el mes de noviembre, el dólar se cotizaba en Ber-
día ser superado por medio de la participación de los católicos: " C u a nt o
lín en dos billones y medio de marcos. Ese m i s m o a ñ o estallaba el "putsch
mayor sea la cooperación de la pericia técnica, profesional y social, y más
de la cervecería de M u n i c h " . Era un golpe organizado por uno de los tan-
todavía de los principios católicos y de la práctica de los mismos." De este
tos grupúsculos de ultraderecha que se concentraban en Baviera -protegi-
m o d o , incitando a los católicos a participar del régimen, la Iglesia transfor-
dos por un gobierno católico-conservador-, el Partido Obrero Nacional
maba al fascismo en un modelo a seguir.
Socialista A l e m á n (Partido N A Z I , según su sigla en alemán), y había estado
HISTORIA SOCIAL DEL M U N D O O C C I D E N T A L 229
228 SUSANA BIANCHI

conducido por un todavía oscuro dirigente, A d o l f Hitler, ex combatiente que representaba la superioridad de la raza aria, mientras que el sistema fe-
que había alcanzado la modesta categoría de cabo. El golpe fracasó y H i - deral era también reemplazado por un Estado unitario. Se disolvieron los
tler fue condenado a la cárcel. En prisión, escribió Mein kampf ' ( M i lucha) sindicatos y se estableció el Frente de Trabajo A l e m á n controlado por el Es-
donde se enunciaban los principios nazismo. tado; el único partido admitido fue el Partido NAZI.
Mein kampf 'constituye una obra importante no por su originalidad y C o m e n z a b a así una dictadura que superaba las peores previsiones: la
profundidad sino por todo lo contrario. Es un libro m u y elemental, sin Gestapo, policía secreta, pronto fue reconocida por su eficacia, mientras
grandes ideas donde se mezclan arbitrariamente lo biográfico, y principios comenzaban a funcionar los primeros campos de concentración, dedica-
de distinta procedencia. Sin embargo, es una muestra representativa del dos, en una primera etapa a los opositores p o l í t i c o s . 1 3
concepto nazi de adoctrinamiento: llegar a muchos con pocas ideas, expre- La violencia y el terror se transformaron en verdaderas armas políticas. El
sadas en forma simple y reiteradas hasta lograr su eficacia. Algunos párra- terror tenía un claro y definido objetivo. El mismo Hitler había declarado:
fos pueden servir de ejemplo:
¿Habéis notado c ó m o acuden los babiecas cuando dos granujas se trenzan en
la calle? La crueldad impone respeto. La crueldad y la brutalidad. El hombre
Como una mujer que prefiere someterse al hombre fuerte antes que dominar
de la calle no respeta más que la fuerza y la bestialidad. Las mujeres también,
la débil, así las masas aman más al que manda que al que ruega, y en su fuero
las mujeres y los niños. La gente experimenta la necesidad de sentir miedo, los
íntimo se sienten mucho más satisfechas por una doctrina que no tolera riva-
alivia el temor. Una reunión pública, pongamos por caso, termina en pugila-
les que por la concepción de la libertad propia del régimen liberal; con frecuen-
to, ¿no habéis notado que los que más severo castigo han recibido son los pri-
cia se sienten perdidas al no saber que hacer con ella, y aún fácilmente se
meros en solicitar su inscripción en el Partido? ¿Y me venís a hablar de
consideran abandonadas. Ni llegan a darse cuenta de la imprudencia con que
crueldad y de torturas? Pero si precisamente lo quieren las masas. Necesitan
se las aterroriza espiritualmente ni se percatan de la injuriosa restricción de sus
temblar. [...] Lo que no quiero es que los campos de concentración se transfor-
libertades humanas, puesto que de ninguna manera caen en la cuenta del en-
men en pensiones familiares. El terror es el arma política más poderosa y no
gaño de esta doctrina.
me privaré de ella so pretexto que resulta chocante para algunos burgueses im-
El mitin de masas es necesario, al menos para que el individuo que al ad-
béciles. M i deber consiste en emplear todos los medios para endurecer al pue-
herir a un nuevo movimiento se siente solo y puede ser fácil presa del miedo
blo alemán y prepararlo para la guerra.
de sentirse aislado, adquiera por primera vez la visión de una comunidad más
grande, es decir, de algo que en muchos produce un efecto fortificante y alen-
tador... él mismo deberá sucumbir a la influencia mágica de lo que llamamos Junto con este rígido sistema de control social se estableció también el con-
sugestión de masa (Adolf Hitler, Mein kampf). trol sobre la e c o n o m í a que q u e d ó subordinada a los objetivos políticos. El
" P l a n de Cuatro A ñ o s " tenía como objetivo el autoabastecimiento. Al mis-
En los años siguientes la situación e c o n ó m i c a se estabilizó, sin embargo, mo tiempo que se desconocían las determinaciones del Tratado de Versa-
como ya señalamos, la crisis estadounidense tuvo efectos catastróficos en lles que prohibían el rearme, se comenzaron a reclutar nuevamente
A l e m a n i a . En medio de una difícil situación, el prestigio de H i t l e r fue en hombres para el ejército reestableciendo el servicio militar obligatorio, y se
aumento: a fines de 1932, el Partido NAZI contaba con el 33 por ciento del orientó la producción hacia las industrias bélica y química. Sin duda, A l e -
electorado y se constituía en la segunda fuerza política. A comienzos de mania se preparaba para una expansión que conduciría irremediablemente
1933, el presidente H i n d e n b u r g llamó a H i t l e r y le ofreció la jefatura de hacia la guerra.
un gobierno de coalición con otras fuerzas conservadoras. H i t l e r fue enton- La prueba más siniestra y evidente de la irracionalidad del nazismo la
ces designado Canciller y al año siguiente, tras la muerte del anciano H i n - constituye la persecución desatada contra los judíos. En rigor, la cultura oc-
denburg, asumía también la presidencia, decisión que fue ratificada por un cidental rechazaba en muchos aspectos a los judíos, a quienes se responsa-
plesbicito que le concedía además el título de Führer (Caudillo). C o m e n -
zaba así el Tercer Reich.
La bandera de la república fue reemplazada por la esvástica, símbolo
1 3
Véase Dietrich Bracher, Karl (1995), cap. 7, pp. 64-152.
230 SUSANA BIANCHI HISTORIA SOCIAL DEL M U N D O O C C I D E N T A L
231

bilizaba del deicidio. No son escasas las fuentes que ponen en evidencia la versidad de H a r v a r d - tuvo un gran éxito editorial que alcanzó a un amplio
exclusión a la que se los pretendía someter ni el hecho de que, desde el me- público. Desde los ámbitos estrictamente académicos, en cambio, se cues-
dioevo, se les adjudicara la responsabilidad sobre distintas calamidades. Sin tionaron muchos de los criterios metodológicos empleados por el autor. 1 5
embargo, estas actitudes antijudías nunca alcanzaron la amplitud y la radi- Es cierto que Golhagen no ensaya ninguna explicación en torno a las
calización que alcanzarían durante el nazismo. C o n la toma del poder que- condiciones sociales y políticas que permitieron la radicalización del anti-
dó libre el camino para transformar en realidad el objetivo que ya figuraba semitismo, sin embargo, su interés, al ubicar el problema como intríseco a
en Mein kampf y en el programa del Partido: eliminar la influencia cultu- la cultura alemana, radica en abrir una línea de investigación que supera
ral, política, social y e c o n ó m i c a judía y proceder a la sistemática expulsión otros intentos explicativos del Holocausto.
de los j u d í o s del Estado nacionalista. El "espíritu ario" no p o d í a ser ataca- Las explicaciones clásicas sobre el Holocausto siguieron dos tenden-
do por ese "fermento de descomposición". cias. Por un lado, la línea representada, entre otros, por Saúl Friedlander y
Desde la radio y la prensa se puso en práctica una activa c a m p a ñ a d i - Steven Katz hizo hincapié en la importancia del antisemitismo en la deter-
famatoria contra los j u d í o s . En las escuelas y en todas las universidades se minación de las políticas nazis, las dimensiones irracionales del sistema y la
estableció como obligatoria una "ciencia de la raza": se trataba de formar a importancia de la figura carismática de H i t l e r sustentadora de la radicali-
la juventud alemana en un antisemitismo que constituiría la base de la zación racial alemana. Por otro lado, una segunda línea representada por
G r a n A l e m a n i a "aria" que se procuraba construir. La c a m p a ñ a parecía con- A d o r n o , H o r k h e i m e r y H a n n a h Arendt, pone énfasis en la racionalidad
tar con consenso. En rigor, no se levantaron protestas cuando ya en abril instrumental y burocrática del exterminio, en los tecnócratas nazis, en el
de 1933 se estableció el boicot a los comerciantes judíos. Tampoco las h u - surgimiento de una ciencia racista, y en la crisis de la sociedad occidental.
bo cuando los j u d í o s perdieron los derechos políricos y se estableció que M á s recientemente, una línea de debate fue abierta por Ernest N o l t e y
ninguno podía ocupar cargos públicos. No se levantó ninguna ola de i n - Francois F u r e t . 1 6 Mientras el historiador alemán N o l t e , en una posición
dignación entre los profesores de escuelas y universidades cuando fueron "revisionista" que intenta limitar los efectos del Holocausto, considera a los
expulsados de las cátedras sus colegas judíos. Tampoco hubo reacciones judíos no como víctimas de una empresa infame sino como actores nece-
- m á s allá de muestras de solidaridad i n d i v i d u a l - cuando en marzo de 1941 sarios de una tragedia, el francés Francois Furet sostiene que el antisemitis-
se decidió la exterminación biológica de los judíos, misión encomendada a mo moderno estaría basado en una privilegiada relación de los judíos con
las tropas de asalto de las SS en distintos campos de concentración, de los el m u n d o de la democracia. En su respuesta a N o l t e , Furet señala que
que Auschwitz alcanzó la más trágica celebridad. mientras el antisemitismo, en el medioevo, está arraigado en el mismo cris-
La intención de explicar el Holocausto ha generado un amplio debate tianismo - l a negativa judía a reconocer la divinidad de Cristo, el d i e c i d i o -
historiográfico. En 1996, en una controvertida obra, D a n i e l Goldhagen el moderno, si bien las antiguas motivaciones pueden persistir, "acusa al ju-
sostenía que los principales perpetradores del Holocausto eran alemanes dío de ocultar, bajo la universalidad abstracta del m u n d o del dinero y de
"comunes" y que la única motivación para el genocidio era el antisemitis- los Derechos del H o m b r e , una voluntad de d o m i n a c i ó n del m u n d o , que
mo eliminacionista de la cultura alemana, incubado durante mucho tiem- comienza por un complot en cada nación en particular [...] De m u y bue-
p o . 1 4 Desde su perspectiva, este antisemitismo omnipresente y virulento na gana reconozco que la representación imaginaria que el antisemita tie-
i m p r e g n ó a la sociedad alemana de una manera distintiva y casi única y ne del j u d í o deriva no sólo de una herencia histórica, sino del conjunto de
transformó a los alemanes corrientes en verdugos voluntarios capaces de observaciones sobre la parte que los judíos tomaron en la e c o n o m í a capi-
llegar a límites extremos, más allá incluso de las políticas diseñadas por el talista, en los movimientos de izquierda o en las cuestiones del espíritu en
Estado nazi. Era un antisemitismo fundado política e institucionalmente las naciones de la Europa democrática". La transformación de ese juicio,
que formaba parte de la misma "identidad" nacional alemana. que puede llamarse "racional" aunque sea para deplorar tal estado de cosas,
El libro de Goldhagen -basado en su tesis doctoral defendida en la U n i -

1 5
Véase Filchelstein, Federico (ed.) (1999).
1 4
Véase Goldhagen, Daniel (1998). 1 6
Véase Nolte, Ernest (1996) y Nolte, Ernest y Furet, Francois (1998).
232 SUSANA BIANCHI HISTORIA SOCIAL DEL M U N D O O C C I D E N T A L
233

en ideología de exterminio, es lo que caracteriza el paso de lo racional a lo de el mar Blanco hasta el mar Negro. El ataque a Stalingrado fracasó y con
irracional. Y se opera por el deslizamiento de esa idea - e l papel desempeña- la táctica de "tierra arrasada" los rusos infligieron considerables pérdidas a
do por los judíos en la m o d e r n i d a d - en un medio de movilización de ma- los alemanes. A d e m á s , el invierno ruso hizo fracasar la técnica del blitzkrieg.
sas y un imperativo de la acción política. En esta línea, los judíos fueron C o n una guerra en dos frentes, Alemania se veía condenada a perder posi-
transformados, en el imaginario colectivo, en agentes constantes y activos de ciones. A d e m á s , desde fines de 1941, la guerra nuevamente había dejado de
un complot contra la nación. Sin embargo, más allá de las interpretaciones, ser un conflicto europeo: no sólo se había extendido al norte de África, si-
una cosa queda clara: el Holocausto demuestra el grado de monstruosidad no que J a p ó n atacó a una base militar estadounidense en el Pacífico.
que los hombres y las mujeres somos capaces de alcanzar. En J a p ó n también se había instalado un sistema de carácter fuerte-
El irracional nacionalismo que se alentó en A l e m a n i a tenía como ob- mente nacionalista que se expresaba en una idea esencial: la concreción del
jetivo también la expansión y la guerra. Después de formar el Eje Roma- espíritu imperial mediante una política expansionista. En esa línea, después
Berlín, de participar en la Guerra C i v i l española, de firmar el Pacto de haber firmado el Pacto A n t i C o m i n t e r n , J a p ó n había ocupado el M a n -
A n t i C o m i n t e r n c o n J a p ó n (1936), H i t l e r anexó Austria (1938) e invadió chu-kuo c o n el objetivo de consolidar su hegemonía. A partir de ese mo-
Checoslovaquia (1939). Ya desde abril de 1939, H i t l e r había expresado sus mento (1937) estalló la guerra chino-japonesa que luego se confundió con
intenciones de anexar D a n z i g y exigió a Polonia la concesión de un cami- la guerra general. Y el ataque a Pearl H a r b o r fue el motivo que determinó
no y un ferrocarril para atraversar el "corredor polaco". A n t e la situación al renuente Congreso de los Estados Unidos autorizar al presidente Roose-
creada, G r a n Bretaña y Francia firmaron un tratado militar para garantizar velt a participar en la guerra (1942). A partir de ese momento la coalición
la defensa de Polonia. Finalmente tras una serie de ultimátums que fueron de fuerzas fue la del Eje (Alemania, Italia y J a p ó n ) , enfrentada a los A l i a -
rechazados por el gobierno polaco, las fuerzas alemanas invadieron Polonia dos (Gran Bretaña, Estados Unidos y la U n i ó n Soviética). En síntesis, en
el primero de septiembre de 1939. La guerra se reiniciaba. la guerra se enfrentaban nuevamente las principales potencias industriales.
La guerra dependía en gran medida de la capacidad para producir ar-
1945: El fin de la guerra mamentos, lo que implicaba gran concentración de capitales y m é t o d o s
adecuados de producción en masa. Gracias al " P l a n de los Cuatro A ñ o s " ,
En rigor, en su reanudación, la guerra fue un conflicto exclusivamente eu- A l e m a n i a había ingresado en la guerra en coincidencia con una ó p t i m a
ropeo: una guerra " c i v i l " que enfrentaba a fascistas y antifascistas. En una producción; sin embargo la situación varió a partir de 1942. C o m e n z ó a
primera etapa, la guerra fue favorable para los alemanes. Tras una rápida ex- registrarse una aguda crisis de producción y un grave déficit de mano de
pansión, A l e m a n i a controlaba, a mediados de 1940, Austria, Checoslova- obra. Se intentaron programas de emergencia, se requisaron las zonas ocu-
quia, Dinamarca, Noruega, Bélgica, H o l a n d a , Polonia y gran parte de padas y contigentes de mano de obra fueron enviadas a las fábricas alema-
Francia; al año siguiente invadía Bulgaria, Yugoslavia y Bélgica. La rapidez nas. Pero esto no impidió que en 1943 la crisis alcanzara su punto más
de la o c u p a c i ó n demostraba la eficacia de la nueva técnica militar emplea- agudo y que debiera declararse la "movilización total". Situaciones simila-
da, la blitzkrieg (guerra relámpago). Ésta consistía en devastadores bombar- res eran atravesadas por Italia y por J a p ó n . En síntesis, se debilitaba la ca-
deos, posibles por la abrumadora superioridad aérea alemana, contra pacidad de p r o d u c c i ó n del Eje, en el momento en que se daban los ataques
fortificaciones, carreteras, ferrocarriles, fábricas, centrales eléctricas, etc. En cada vez más intensos de los Aliados. A d e m á s , la consolidación de los mo-
medio del caos y la destrucción reinante después de los bombardeos, el se- vimientos de resistencia en las zonas ocupadas minaban la "colaboración".
gundo paso era, por tierra, el avance de los tanques arrasando lo que que- En julio de 1943, los aliados ocuparon Sicilia y la situación italiana lle-
daba y, tras los tanques, el avance de la infantería, que garantizaba la gaba a un punto crítico. M u s s o l i n i fue acusado de "servilismo" con A l e m a -
ocupación del territorio. nia, depuesto por el G r a n Consejo Fascista y apresado por orden del rey
Pero esta situación bélica favorable pronto se agotó. En junio de 1940, Víctor M a n u e l III. Inmediatamente Italia firmó la capitulación (septiem-
sin previa declaración de guerra, las fuerzas alemanas invadían la URSS bre de 1943). A n t e esto, Alemania invadió el norte de Italia y rescató a
- r o m p i e n d o el pacto nazi-soviético de 1939, con el que H i t l e r había bus- M u s s o l i n i , quien mediante un golpe de Estado fue nombrado -tras abolir
cado garantizar la neutralidad de S t a l i n - en un frente que se extendía des- a la m o n a r q u í a - presidente de la República Social Fascista.
234 SUSANA BIANCHI HISTORIA SOCIAL DEL M U N D O O C C I D E N T A L 235

S i n embargo, la suerte del Eje estaba echada y la ofensiva soviética so- 2 . L a sociedad c o n t e m p o r á n e a
bre Berlín determinó el fin de la guerra. El 24 de abril de 1945, M u s s o l i n i
se aprestaba a huir, pero fue capturado y ejecutado por guerrilleros de la re- El mundo de la posguerra
sistencia italiana. Dos días más tarde, Hitler, junto con su amante Eva
Braun, se suicidaba en los sótanos de la Cancillería del Reich. El 7 de ma- La Guerra Fría
yo, A l e m a n i a firmaba la capitulación. El conflicto aún continuaba en el Pa-
cífico, pero la solución fue drástica: la bomba atómica sobre H i r o s h i m a y Tras la guerra m u n d i a l , era indudable que los Estados Unidos y la U n i ó n
Nagasaki determinó la rendición de J a p ó n , dejando un incalculable saldo Soviética se constituirían en las potencias hegemónicas dentro del concier-
de pérdidas humanas. La guerra había terminado con los regímenes fascis- to internacional. Ya entre 1943 y 1945 se había esbozado la línea demar-
tas, pero también había modificado al m u n d o de la democracia. A partir catoria que dividiría a Europa, tanto en función de las cumbres
de ese momento las altas inversiones en armamentos y la revolución tecno- internacionales en que habían participado C h u r c h i l l , Stalin y Roosevelt,
lógica permanente en el campo bélico habían encontrado una salida para como por el innegable hecho de que los ejércitos soviéticos eran los que ha-
la crisis del capitalismo. bían derrotado a Alemania. En síntesis, la guerra terminó con el fin del sis-
Terminaba entonces la Guerra de los Treinta y un A ñ o s : una guerra tema de equilibrio entre las potencias europeas, entretejido desde el siglo
iniciada en 1914 con el asesinato del archiduque de Austria en Sarajevo y XVI. En su lugar surgía un nuevo ordenamiento internacional.
acabada con la bomba atómica en 1945, dividida por un conflictivo perío- D e n t r o de ese nuevo ordenamiento, los países europeos dependerían
do de entreguerra. Y dejaba a un m u n d o profundamente transformado. 1 7 de las relaciones soviético-americanas y podrían influir en su desarrollo se-
Los c o n t e m p o r á n e o s hablaron de Primera y de Segunda Guerra M u n - gún su importancia estratégica para los dos nuevos centros hegemónicos.
dial. H u b o indudables diferencias entre ambos períodos de la guerra, pero Estaba claro a d e m á s que ambas potencias estaban interesadas en la rápida
también resulta indiscutible su continuidad. Entre ambas hubo muchas se- estabilización e c o n ó m i c a de una Europa que había quedado devastada por
mejanzas. Fueron dos episodios de una carnicería sin posible parangón, la guerra.
que dejaron imágenes de pesadillas tecnológicas —la memoria de los gases A d e m á s era necesario atender urgentes problemas sociales: la desmovi-
tóxicos y de los bombardeos, después de 1918, y de la nube de destrucción lización de los ejércitos, la inserción de masas de gente en la vida civil y
nuclear, después de 1945— que marcarían a los sobrevivientes y a la siguien- productiva, la situación de los prisioneros de guerra, de los confinados en
te generación. T a m b i é n ambos conflictos concluyeron con el derrumba- campos de concentración y de muchos que habían sido desplazados de sus
miento y la revolución social en extensas zonas de Europa y Asia. Ambas lugares de origen. A n t e la difícil situación, el gobierno de los Estados U n i -
dejaron a beligerantes extenuados, con la excepción de los Estados Unidos. dos temía, al acabar la guerra, una nueva crisis de superproducción sin los
Pero la continuidad está dada sobre todo por el hecho de que la segunda socios ni los mercados europeos; en la URSS se temía que los debilitados es-
parte de la guerra concluyó con los problemas que la primera había dejado tados europeos cayeran bajo la dependencia de los Estados U n i d o s que rá-
pendientes. A c a b ó con los problemas de la e c o n o m í a capitalista —por lo pidamente habían concedido créditos y suministros de socorro. De este
menos por un t i e m p o - y el progreso de la vida material sostuvo la demo- modo, ya desde fines de la guerra, Europa se convirtió en el centro de te-
cracia política occidental. D e s p u é s de la guerra los viejos enemigos —Ale- mores y planes contrapuestos aún antes de que la división en un bloque
mania y J a p ó n - acabaron integrándose a la e c o n o m í a del m u n d o oriental y un bloque occidental fuese una realidad inalterable. 1 8
occidental, mientras surgían nuevos enemigos —Estados Unidos y la U n i ó n La línea c o m e n z ó a estabilizarse paulatinamente. En los países euro-
Soviética— que nunca se enfrentarían en el campo de batalla. La guerra peos, muchos partidos conservadores o de derecha habían quedado des-
cambiaba de escenario y se desplazaba hacia el "tercer m u n d o " . prestigiados por el explícito o implícito apoyo otorgado al fascismo. Al
mismo tiempo, crecía el prestigio de la izquierda, en particular del Partido
C o m u n i s t a , prestigio que estaba avalado por el triunfo de la U n i ó n Sovie-

17
Hobsbawm, Eric (1995), cap. 1, pp. 29-61. 1 8
Véase ibid, cap. 8, pp. 229-259.
Debates en torno a los modelos de acumulación en la Argentina. Perspectivas desde la sociología económica.

Preludio: Modelo de acumulación.


Una aproximación conceptual.
Martín Schorr y Andrés Wainer*

La escisión entre economía y política en el de poner en evidencia el carácter histórico y, por ende,
capitalismo transitorio del modo de producción capitalista –tal como se

L
lo propuso Marx en El Capital–, sino a partir de 1 una mayor

a importancia del modelo de acumulación como fetichización de las relaciones sociales predominantes y su
herramienta conceptual radica en que permite pensar completa naturalización.
una totalidad concreta y determinada, rompiendo Si bien el abordaje marginalista ha sido sometido a duras
así con la extrema compartimentación del conocimiento y certeras críticas por parte del pensamiento heterodoxo,
sobre los procesos sociales. El capitalismo ha producido sigue siendo, con sus variantes, la corriente predominante
una escisión entre la esfera económica y la política. Dicha en el análisis económico. Durante la segunda mitad del
separación fue posible debido a que, por primera vez en la siglo pasado la economía se consolidó como la ciencia
historia, la extracción del excedente de producción se da por social predominante, aunque, paradójicamente, cada vez
medios predominantemente “económicos”. se reconoce menos a sí misma como parte de este campo.
Sin embargo, la separación entre lo político y lo Ello ha tenido variadas consecuencias, pero una de las más
económico bajo el capitalismo no es un mera “ilusión importantes sin dudas es que el individualismo metodológico
superestructural” sino que las propias prácticas de las proveniente de la revolución marginalista ha permeado al
relaciones de producción se presentan como escindidas. conjunto de las ciencias sociales.
Si bien tanto lo político como lo económico son parte de En dicho marco, a pesar del gran desarrollo que
la totalidad del modo de producción, la fetichización de tuvieron las ciencias sociales a lo largo del siglo XX,
las relaciones sociales las muestra como algo separado y no hubo un cuestionamiento generalizado a la tajante
ajeno. Es esta separación la que hace posible la unidad de separación de las esferas del conocimiento. Por el contrario,
democracia (igualdad política) con capitalismo (desigualdad la creciente especialización y compartimentación de las
económica). Sin esta separación entre lo político y lo mismas ha contribuido al establecimiento un conocimiento
económico no funcionaría la idea central de la democracia excesivamente fragmentado de la realidad. En muchos casos
liberal de que todos los individuos son iguales y tienen los incluso las distintas disciplinas ya no se diferencian por el
mismos derechos y las mismas posibilidades. objeto de estudio que abordan sino por algunos aspectos
La señalada escisión entre la esfera económica y la política específicos y puntuales del mismo (una parte de la parte).
ha tenido su correlato en las formas del conocimiento, Las investigaciones interdisciplinarias, muy en boga en los
especialmente en las ciencias sociales. La ruptura “definitiva” últimos años, si bien implican cierto avance en este sentido,
entre economía y política tomó forma en las últimas por lo general se limitan a destacar distintos “aspectos” de
décadas del siglo XIX con la revolución marginalista (con la realidad según la particular visión de cada disciplina, sin
Alfred Marshall como uno de sus primeros exponentes), lograr captar los vínculos existentes entre las múltiples
proceso que supuso el fin de la economía política tal como determinaciones de la misma.Ante este estado de cosas,
la habían concebido Smith, Ricardo, Stuart Mill y otros es necesario desarmar la extrema compartimentación
“padres fundadores”. Lo paradójico del desplazamiento de de las ciencias sociales y romper con el individualismo
la economía política es que no provino de su crítica a partir metodológico, recuperando el análisis de lo sujetos –no

* Investigadores del CONICET y docentes en la UBA. Por una cuestión de espacio optamos por minimizar el uso de referencias
bibliográficas. No obstante, al final se incluye un listado con algunas de las principales referencias vinculadas directa o
indirectamente con el concepto de modelo de acumulación.

6
Unidad Sociológica I Número 10,Año 3 I Junio 2017-Septiembre 2017 I Buenos Aires

individuos– y, fundamentalmente, de las clases sociales. Como desarrollamos a continuación, es necesario que
Justamente, la noción de modelo de acumulación este tipo de herramientas conceptuales permitan dar cuenta
tiene por objetivo retomar la unidad económico-política tanto de la fase de desarrollo capitalista en la que se inserta un
del capital. Se trata de pensar lo económico y lo político determinado “modelo”, así como de los intereses (de clase)
no como esferas autónomas e independientes, sino como que atraviesan el entramado social. Es por este motivo que
diferencias en el seno de una unidad, en las cuales se dan preferimos hablar de modelo de acumulación.
explotación (economía) y dominio (política). Para ello
es preciso partir de las apariencias (la separación entre
economía y política), para descomponer sus componentes El capitalismo ha producido
centrales (Estado, fracciones de clase, bloque en el poder, una escisión entre la esfera
patrón de reproducción) y luego tratar de reconstruir en
términos analíticos una totalidad concreta y determinada. económica y la política.
Dicha separación fue posible
El aporte de los regulacionistas
debido a que, por primera vez
Dentro de las ciencias sociales han existido diversos intentos en la historia, la extracción del
por introducir conceptos que den cuenta de la importancia
de las determinaciones extra-económicas en los procesos de
excedente de producción se da
acumulación de capital. Por lo general, esos aportes apuntaron por medios predominantemente
al papel de las instituciones en la regulación de las principales
tendencias de la economía en procura de evitar o bien minimizar
«económicos».
las tendencias hacia el desequilibrio que intrínsecamente posee
el sistema capitalista. Justamente, el objetivo de estas teorías Sobre los alcances del concepto
sustantivas es tratar de favorecer la aplicación de políticas
estatales que permitan dotar a un país de un sendero de El modelo de acumulación es un concepto de un menor nivel
acumulación estable bajo los parámetros capitalistas. de abstracción que el de modo de producción, pero mayor que
Algunos de los intentos más difundidos en este sentido el de “modelo económico”. Habitualmente, este último refiere
han sido los de la llamada Escuela francesa de la regulación a un conjunto de medidas de política económica tendientes a
(Aglietta, Boyer, etc.) y la escuela norteamericana de la “social encauzar la reproducción del capital en un sentido determinado.
structure of accumulation” (Gordon, Edwards, Reich, En ese marco, el concepto de modelo de acumulación
Weisskopf y Bowles). Si bien presentan diferencias entre sí, en es más abarcativo en la medida en que no se circunscribe
ambos casos el régimen social de acumulación se refiere a un exclusivamente a las políticas económicas. Pero a su vez, como
conjunto complejo de instituciones y prácticas que inciden en se señaló, tiene un nivel de especificidad mayor que el de modo
el proceso de acumulación de capital, entendido esto último de producción. A pesar que la tendencia del capital es hacia la
como la actividad microeconómica que procura la generación igualación de las tasas de ganancia y a la conformación de precios
de ganancias. internacionales de producción, los modelos de acumulación
En América Latina y en la Argentina en particular, autores vigentes en los distintos espacios nacionales no se encuentran
como Neffa y Nun han buscado poner en práctica las ideas determinados inequívocamente por las condiciones imperantes
desarrolladas tanto por los regulacionistas franceses como por en el mercado mundial. Las condiciones específicas de
los norteamericanos, respectivamente. A través del concepto reproducción del capital en cada país, el perfil de especialización
de régimen social de acumulación han insertado dimensiones y de inserción en el mercado mundial, las relaciones de fuerza
extra-económicas a la explicación de un determinado tipo entre las distintas clases sociales y fracciones de clase, el
de desenvolvimiento económico. De conjunto, estas ideas carácter de las políticas públicas (no sólo las económicas) y
contienen elementos importantes en la medida en que muestran del entramado normativo-institucional condicionan el modelo
el grado en que la política y la ideología son co-constitutivas de acumulación y confluyen de múltiples maneras en distintas
de la economía. Pero hablar de régimen social de acumulación coyunturas; así, dotan de singularidad histórica a la forma en
puede llevar a confusiones si ello supone que el personal que la que se desenvuelven la relaciones sociales de producción en
conduce al Estado está condiciones de elegir un determinado diferentes espacios nacionales.
régimen –dentro de un “menú” de opciones disponibles– en Para caracterizar a un modelo de acumulación proponemos
función de objetivos políticos prefijados. comenzar por identificar tres grandes dimensiones que, vale

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Debates en torno a los modelos de acumulación en la Argentina. Perspectivas desde la sociología económica.

aclarar, son interdependientes entre sí. En primer lugar, debe particular, es habitual que países semi-industrializados como
hacerse referencia al patrón de reproducción del la Argentina, por razones específicas que varían a lo largo
capital predominante. Este remite a un patrón específico de distintas coyunturas históricas (aunque muchas veces se
que adopta el capital para reproducirse en una formación repiten), requieran para su funcionamiento de un volumen
social y en una coyuntura histórica concreta. El mismo está creciente de recursos (divisas) que no se generan de manera
determinado por los valores de uso en los que se encarna endógena. En el mercado mundial, la moneda de estos
el valor, es decir, qué tipo de bienes se producen según los países no funge ni como medio de cambio ni como reserva
distintos mercados a los que estén dirigidos. En este sentido, de valor, lo que, en una economía plenamente integrada
se pueden identificar los distintos tipos de bienes producidos a ese espacio, fomenta constantes flujos de conversión a
(bienes de consumo –durables y no durables–, bienes de monedas “fuertes” que suelen desembocar en crisis externas.
capital, insumos intermedios, etc.), así como las distintas Se trata de una cuestión relevante por múltiples aspectos,
esferas de circulación a las que están dirigidos (mercados particularmente porque los actores económicos que proveen
externos, mercado interno, sectores de altos ingresos, las divisas necesarias para sostener la dinámica del modelo
consumo popular, etc.)1. Esta primera aproximación permite de acumulación local asumen un protagonismo estructural o,
dar cuenta de qué ramas o sectores de actividad se constituyen en otras palabras, cuentan con un poder de veto ostensible y
en los ejes del proceso de valorización de capital, pero determinante sobre el accionar estatal.
también del perfil de la demanda que se asocia a tal sendero Esto último nos remite directamente al segundo aspecto a
de acumulación. considerar para caracterizar en su desenvolvimiento efectivo
En el caso de los países periféricos, en el análisis del a un modelo de acumulación: el papel que cumple el
patrón de reproducción del capital también hay que tener Estado. Este es un tema complejo y difícil de desarrollar en
en cuenta la problemática de la dependencia externa. En poco espacio. Por lo general se considera al Estado restringido
al ámbito de lo político, es decir, por fuera de la economía,
1 El carácter del bien no depende de sus cualidades físicas sino de la
función social que cumple. Así, un mismo bien, por ejemplo un automóvil, aunque “intervenga” en ella. Ello se debe a la mencionada
puede ser tanto un “bien salario” como “suntuario”, dependiendo del nivel separación de esferas en las sociedades capitalistas, en las
y la distribución del ingreso y los patrones de consumo de la economía
donde se produce y/o se comercializa. cuales por lo general el poder político no es controlado

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Unidad Sociológica I Número 10,Año 3 I Junio 2017-Septiembre 2017 I Buenos Aires

directamente por la clase dominante; esto, por cuanto la hegemónica; es esta fracción la que procura garantizar el
apropiación del excedente no se basa directamente en la interés general del bloque y cuyos intereses específicos están
capacidad coercitiva del Estado sino que se da por medios garantizados por el aparato del Estado. La fracción hegemónica
principalmente económicos. polariza los intereses contradictorios específicos de las
Esto contribuye a la idea de que el Estado no es propiedad fracciones del bloque en el poder, para lo cual debe llevar sus
de un determinado grupo social sino que pertenece “al intereses económicos a un nivel político. Al hacer coincidir su
conjunto de la nación”, dado que la esfera política es el reino reproducción con la reproducción del capital en su conjunto,
de la igualdad. En este sentido, la clase dominante no gobierna la fracción hegemónica impone, dentro de una determinada
directamente sino que existe una división del trabajo entre fase de desarrollo del modo de producción capitalista, los
los capitalistas y los funcionarios de la burocracia estatal: el lineamientos centrales del modelo de acumulación .
poder de clase es distinto al poder del Estado. Si bien en el capitalismo operan tendencias de largo plazo,
Si bien este no es el lugar para desarrollar extensamente la los modelos de acumulación se van modificando en la medida
cuestión del Estado, siguiendo a O’Donnell (1982) podemos en que distintas clases y fracciones de clase logran imponer
afirmar que el mismo es un aspecto nodal de la relación social sus intereses y su dominación al resto de la sociedad. Una
capitalista que tiene como función organizar y garantizar la vez conquistada la conducción, el grupo hegemónico tiende
reproducción de la misma y, por lo tanto, de las clases sociales. a definir los límites del patrón de reproducción del capital y
Es decir, el Estado capitalista es el encargado de garantizar de la intervención estatal en función de sus intereses, pero
que se mantenga la distribución asimétrica de recursos arbitrando también los medios para el establecimiento de
materiales y simbólicos en el seno de la sociedad, pero sin ciertos “mecanismos de compensación” hacia las clases y las
que esto ponga en riesgo las relaciones de dominación. De allí fracciones subordinadas, aspecto esencial para consolidar su
que “el Estado capitalista, con dirección hegemónica de clase, dominación hegemónica y poder dotar de cierta sostenibilidad
no representa directamente los intereses económicos de las al proceso en marcha.
clases dominantes, sino sus intereses políticos: es el centro
del poder político de las clases dominantes al ser el factor de A modo de cierre
organización de su lucha política” (Poulantzas, 2001).
Ahora bien, el Estado adopta, en cada formación social En definitiva, un modelo de acumulación debe ser
concreta y en los distintos momentos históricos, una forma comprendido en sus aspectos económicos, sociales y políticos,
particular, la cual se corresponde con un determinado bloque es decir, por la estructura económica y social y las luchas
en el poder.Y ello nos lleva al tercer gran elemento a tener en políticas y sociales que fueron conformando esa estructura. En
cuenta al momento de analizar un modelo de acumulación: este sentido, un modelo de acumulación quedaría delimitado
las relaciones de fuerza entre clases y fracciones de a partir de la conformación del bloque dominante (en una
clase. determinada fase de desarrollo capitalista), que define, no sin
Este aspecto ha sido una cuestión central dentro del conflictos y disputas, la forma de propiedad predominante,
pensamiento marxista aunque su naturaleza y alcance varía el eje productivo central, el tipo de inserción del país en
según las distintas vertientes del mismo. No es el objetivo de la división internacional del trabajo, la forma principal de
este breve prólogo entrar en disquisiciones sobre este tema. generación y apropiación del excedente, la función económica
Sin embargo, creemos que hay un concepto que es central para que cumple el salario y la naturaleza de las políticas públicas
poder identificar tanto la forma de Estado como los límites y, más ampliamente, del propio Estado.
y los alcances de un determinado patrón de reproducción de Esta descomposición del concepto de modelo de
capital: el bloque en el poder. acumulación en sus elementos nodales no pretende ser
Según Poulantzas (2001), el bloque en el poder es más exhaustiva ni tampoco pretende erigirse como un férreo
que una simple alianza entre distintas fracciones, en tanto manual de instrucciones de aplicación mecánica. Se trata
está constituido por una unidad específica de fracciones de simplemente de un conjunto de reflexiones que buscan
la clase dominante que participan en la dominación política orientar el análisis de una realidad determinada que,
en relación con una forma particular de Estado capitalista. La como tal, constituye una totalidad compleja con múltiples
forma de Estado correspondiente al bloque en el poder es la determinaciones. En este sentido, su conceptualización debe
que establece los límites del régimen político. ser enriquecida a partir de estudios concretos que permitan
La unidad del bloque en el poder siempre es la incorporación de nuevas categorías, las cuales no surgen
contradictoria y como tal sólo puede funcionar regularmente de la aplicación mecánica de fórmulas conocidas sino de la
bajo la dirección de una fracción de clase, que deviene en puesta en práctica de la “imaginación sociológica”

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Debates en torno a los modelos de acumulación en la Argentina. Perspectivas desde la sociología económica.

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de Belgrano.

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112 Historia de América Latina

Buenos Aires, lo cual le granjeó al ministro de Relaciones Exteriores 6. Corporativismo y sociedad de masas
argentino el premio Nobel de la Paz, al Paraguay el reconocimiento d~ ,la
soberanía sobre el terr'rtorio en disputa, ya Bolivia una nueva humlllaclon,
causa de crisis inminentes. Sobre el terreno, entretanto, yacían los
cuerpos de unas cien mil víctimas . . . ,

La Gran Depresión de los años treinta del siglo XX acentuó la


crisis del liberalismo en América Latina así como también con-
tribuyó a hacer descarrilar la ya delicada transición hacia la de-
mocracia política en la mayoría de los países. Sin embargo, y
al igual que en gran parte de la Europa latina, el pasaje a la so-
ciedad de masas se produjo a través de instituciones e ideolo-
gías antiliberales y en muchos casos abiertamente autoritarias.
Comenzó entonces una nueva primavera de las concepciones
sociales y las prácticas políticas corporativas, de las cuales fue
consecuencia el renovado protagonismo político de las fuerzas
armadas y de la iglesia católica, La larga noche en la cual entra-
ron la civilización burguesa y la democracia representativa tuvo
por correlato la difusión de las grandes ideologías totalitarias
del siglo XX, es decir, el fascismo y el comunismo, en las que
se inspiraron numerosas corrientes sociales y fuerzas políticas.
Nacionalismo político y dirigismo económico fueron rasgos dis-
tintivos de la nueva etapa,

La declinación del modelo exportador de materias primas

La caída de la Bolsa de Wall Street en octubre de 1929 reve-


ló cuán interdependiente se había tornado el mundo y el alto precio
a pagar por ello; también fue así para América Latina, escenario que
rápidamente sufrió un vuelco. Para comprender sus efectos, es conve-
niente distinguir los visibles e inmediatos de los de más largo aliento,
que incidirían más tarde en el modelo de desarrollo de la región.
En cuanto a los efectos inmediatos, fueron pesarosos y tanto más
graves cuanto mayor era la exposición al mercado internacional. En
general, se manifestaron a través de la repentina caída del precio de
las materias primas exportables, la cual,junto,con la contracción de los
114 Historia de América Latina Corporatívismo y sociedad de masas 115

mercados afectados por la crisis y el agotamiento del flujo de capitales era, en su mayoría, sustitutiva de las importaciones y estaba orientadá
extranjeros hacia la región, provocó en toda América Latina una reduc- a la fabricación local de bienes de amplio consumo, cuya producción
ción drástica de los ingresos y del valor de las exportaciones, que alcan- no requería moderna tecnología ni capitales ingentes: alimentos, ropa,
zó aproximadamente el 36% en apenas tres años, aunque en los países calzado, etcétera. Claro que su aporte no era muy extendido, por cuan-
más nuevos superó directamente el 50%, con diferencias notables entre to contribuía casi en todas partes en menos del 20% al producto bruto
uno y otro, dado que no todas las materias primas se vieron afectadas interno, ni eliminaba el peso estratégico de las materias primas, de cuya
en igual grado por la tendencia negativa. Todo esto causó efectos en exportación la economía local dependía en gran medida.
cadena, tanto en el plano económico como en el social y político.
Por un lado, la caída de los ingresos hasta ese momento garantiza-
dos por las exportaciones golpeó la economía local, con sus conse- Hacia la sociedad de masas
cuencias en términos de aumento de la desocupación, agitación social
e inestabilidad política. Por otro lado, los presupuestos públicos se Así como cambiaron el perfil económico de América Latina, la Gran
vieron reducidos de un día para el otro allí donde la exacción fiscal Depresión y la guerra mundial modificaron también lo social, a veces
sobre el comercio internacional componía la mayor parte del ingreso. imponiendo bruscos giros. Ese fue el caso de la inmigración, que, tras
Esto condujo a que los gobiernos se vieran obligados a recortar el gas- haber trastocado durante décadas el panorama demográfico de buena
to y a disminuir la inversión pública para mantenerse a flote en medio parte del continente, se empantanó en los bancos de arena de la crisis.
de la tormenta. Sin embargo, en general no 10 consiguieron, puesto De un modo u otro, los principales países que acogían inmigración
que el resultado político fue en muchos casos la caída, manu militari le impusieron severas restricciones, con lo cual en los años treinta su
mediante, del gobierno constitucional. No obstante, hay que añadir flujo prácticamente se detuvo. Ello no impidió, no obstante, que con
que estos efectos no fueron duraderos y que el conjunto de la econo- el estallido de la Guerra Civil en España un gran número de refugia-
mía de la región se recuperó con -bastante rapidez desde mediados de dos republicanos -a menudo artistas e intelectuales- buscara asilo en
los años treinta. América Latina, en especial en México. Tampoco fue obstáculo para
Distinta, en cambio, es la cuestión del modelo de desarrollo. La crisis que la población continuase creciendo a un ritmo sostenido, casi en
de 1929 asestó un golpe letal al modelo exportador de materias primas un 2% en los años treinta y aun más en el decenio siguiente, debido
y creó las condiciones para su descarte. Ya fuera porque los cambios a la elevada tasa de natalidad y a la significativa reducción de la tasa
en la economía internacional contribuyeron a enterrarlo -dado que de mortalidad registrada en muchos países, en particular en el Cono
las potencias más grandes crearon mercados protegidos por barreras Sur y en México, donde se hicieron importantes intervenciones para
aduaneras-, o porque muchos gobiernos del área, con ritmos y tiempos la mejora de las condiciones sanitarias en las ciudades y para erradicar
diversos, reaccionaron a aquella dramática prueba de vulnerabilidad ciertas enfermedades endémicas, como el cólera, que de hecho dejó de
orientándose hacia el nacionalismo económico y abandonando a sus ser una epidemia recurrente.
espaldas el liberalismo de tiempos pasados, ahora presentado como em- En este marco, es preciso mencionar también la inmigración interna,
blema del dominio de los intereses oligárquicos. A menudo se recurrió es decir, la lnasa de población rural que, empujada por el crecimiento
a medidas proteccionistas y, en América Latina, creció la intervención demogrifico y la concentración de la tierra, abandonó la campaña para
económica del estado. Del mismo modo, en la fonnación de la riqueza radicarse en la ciudad, donde, no obstante, era dificil hallar sustento,
se tendió a reducir el peso del comercio e incrementar el de la indus- dadas las dimensiones limitadas de la naciente industria. Los principales
tria. Al principio con lentitud, y con mayor rapidez durante la Segunda centros urbanos, levantados en general en pocos años, no fueron capa-
Guerra Mundial, cuando el nuevo colapso del comercio interoceánico ces de hacer frente a la novedad ni de proveer los servicios necesarios,
dio impulso a la producción local, al menos en los países más avanzados, de modo que a su alrededor crecieron cada vez más vastas y numerosas
donde mayor era el mercado interno y la disponibilidad de capital. No aglomeraciones de ranchos y casuchas de chapa y cartón, a las que cada
hay q·ue olvidar, sin embargo, que aquella incipiente industrialización país les dio un nombre diverso: ¡aveZas, villas miseria, callampas, etcétera.
116 Historia de América Latina Corporativismo y sociedad de masas 117

carecía de tierra o esta le resultaba insuficiente, donde los contratos de .


arrendamiento eran a menudo formas legales de servidumbre ... Dados
los rasgos que asumió la urbanización y las tensiones que atravesaban el
mundo agrícola, no sorprende que tanto en el campo como en la ciudad
se crearan las condiciones para la explosión de revueltas y conflictos, es-
pontáneos u organizados, ni que ello diera mayor sustancia a las señales
lanzadas por las huelgas de 1919, confirmando que el moderno con-
flicto de clases había desembarcado en América Latina, cuya sociedad
comenzaba a presentar los contornos típicos de la sociedad de masas.
En una sociedad en la cual las jerarquías sociales tradicionales esta-
ban a punto de estallar (desde los movimientos campesinos promovidos
por el APRA en Perú hasta aquellos ahogados en sangre en El Salvador;
El 13 de junio de 1939 llega a Veracruz el primer contingente de exiliados desde los de México al grito de 'Viva Cristo Rey", a las primeras ligas
españoles, a bordo del vapor Sinaia. campesinas brasileñas), el campo sería cada vez más un territorio de
enfrentamientos. Si esto sucedía en las zonas rurales, donde imperaba
Este último fenómeno, parte de una urbanización a menudo caótica, el atraso, con mucha mayor razón sucedería en las ciudades: allí crecían
se insertaba en las transformaciones en curso debido a la moderni- los adherentes a sindicatos de obreros y empleados, que intensificaron
zación económica iniciada bajo los regímenes oligárquicos. Lo que las movilizaciones para obtener la jornada laboral de ocho horas junto
cambió fue el ritmo, antes que la sustancia, así como los tiempos de a un sistema de previsión social para casos de accidente o enfermedad,
un país a otro, vistas las brechas netas existentes entre la Argentina, para 10 cual confrontaban con una patronal poco propensa a la nego-
Chile y Uruguay, por un lado -donde la población urbana superaba ciación (y viceversa), que intentaba atribuir la responsabilidad de los
el 30%-, Y países como México, Perú, Brasil y Colombia, en los que conflictos a la perniciosa influencia de agentes externos. Con ello, cul-
la gran urbanización se produciría después, y donde los habitantes minó la abdicación del liberalismo cultivado otrora por las viejas clases
de las ciudades no alcanzaban aún el 15%. Estos datos impactan a su dirigentes, ahora abocadas, mayoritariamente, a abrazar el reaseguro
vez en otros indicadores sociales, como por ejemplo la tasa de alfabe- del nacionalismo.
tización, más elevada entre la población urbana y por lo tanto en los A partir de entonces, comenzaron a prefigurarse las corrientes sindi-
primeros países antes que en los segundos, rurales, donde el analfabe- cales que en el futuro se disputarían el espacio en frentes opuestos o en
tismo era mayoritario. el seno de una misma confederación. Se destacaban los sindicatos cla-
En síntesis, en la mayor parte de los casos, el grueso de la población sistas, donde socialistas y comunistas minaron el declinante anarquismo
continuaba viviendo en el campo, del cual dependía aún en gran medi- y hacia 1938 convirtieron la Confederación de Trabajadores de Améri-
da la actividad productiva. En este contexto, se comprende que el pro- ca Latina, un organismo colateral, en un frente antifascista, encabezado
pio ámbito rural fuese el menos interesado en la modernización, pese por la figura carismática del mexicano Vicente Lombardo Toledano. A
a que la revolución mexicana y la reforma agraria habían puesto en el estos se sumaban los sindicatos católicos, no siempre con capacidad de
centro de atención el problema de la tierra y su pésima distribución. penetrar a fondo en el mundo obrero, pero de todas formas influyentes
El hecho es que, si por un lado la economía basada en la exportación por su capacidad para atraer consensos en torno a la invocación de la
había favorecido grandes concentraciones de tierras, en su mayoría usu- doctrina social del Papa, es decir, de una tercera vía entre comunismo
fructuadas por monocultivos para el mercado mundial, por otro lado y capitalismo. Por último, se destacaban los precoces esfuerzos llevados
gran parte del ámbito agrícola presentaba un perfil por demás arcaico, a cabo por los sindicatos estadounidenses para difundir el panameri-
en el cual dominaba el autoconsumo y se extendía la miseria, donde canismo entre los trabajadores de América Latina, en pugna con las
el mercado interno permanecía raquítico y la mayoria de la población ideologías clasistas.
118 Historia de América Latina Corporativismo y sociedad de masas 119

El hecho es que el encuentro entre las masas y la democracia política <

comenzó a hacerse añicos a fines de los años treinta. Si por un lado el


empuje hacia la democratización continuó y se intensificó, por otro en-
contró menos cauce en las instituciones representativas, a las que, por
lo demás, raramente apeló. Además, si ya se había revelado dificultosa
,la integración política de los nuevos estratos medios -casi siempre blan-
cos y alfabetizados, y socialmente moderados-, es fácil imaginar la enor-
Ille presión que gravitó sobre aquellas instituciones cuando la protesta
comenzó a emerger de los sectores populares, a menudo indígenas o
negros, a veces analfabetos, y en ocasiones impregnados de ideologías
radicales o revolucionarias.
Diversos factores históricos pesaron entonces sobre el destino de la
democracia. En primer lugar, las abismales desigualdades sociales, que
eran fruto tanto de los ingresos económicos como de la etnia y la his-
toria, Dicha desigualdad condujo a que las elites estuvieran mal predis-
puestas o temerosas de cuanto en general fuera a abrir las puertas de
la representación política. En segundo lugar, la desigualdad era de tal
Vicente Lombardo Toledano, secretario general de la Confederación de naturaleza que volvía a la democracia liberal extraña y hostil a los ojos
Trabajadores Mexicanos y organizador y presidente de la Confederación de los sectores étnicos y sociales que presionaban por su inclusión, los
de Trabajadores de América Latina, según un grabado de Alberto Beltrán, cuales se mostraron propensos a sostener una idea distinta y más arcai-
ca de democracia: una orgánica, invocada por los líderes populistas,
intolerante hacia las mediaciones y las instituciones de la democracia
La noche de la democracia representativa y abocada a unir al pueblo contra sus supuestos enemi-
gos, internos y externos. En tercer lugar, ni siquiera la tradición jugó a
Al igual que en Europa, donde en los años treinta y más tarde, duran- favor de la democracia política, ya que esta no había alcanzado a echar
te la guerra, la democracia representativa capituló en buena parte de raÍCes en los diversos estratos sociales en que los modernos conflictos se
los países, en América, donde apenas daba los primeros pasos, ocurrió parecían un poco a todas las patologías de un organismo social que, por
algo similar. Sin embargo, aquí no sólo capituló, sino que se configuró, historia y cultura, tendía a concebirse fisiológicamente unido. La caren-
más que nunca, como un ideal sin encanto ni credibilidad, obsoleto y cia de una cultura del conflicto (natural a la sociedad moderna) y de
anacrónico, incapaz de representar la nueva realidad social. En el clima que para gobernarlo se requieren instituciones fuertes y democráticas
de época, signado por el advenimiento de las masas a la vida política y pesó más que cualquier otro factor sobre el resultado de las numerosas
la difusión del moderno conflicto social, prevalecieron ideologías y mo- crisis políticas de la época.
delos políticos contrarios o indiferentes a la democracia liberal y a las De hecho, los casos en los que las instituciones de la democracia li-
instituciones del estado de derecho, las cuales parecían meras ficciones beral resistieron las presiones y' sobrevivieron a este delicado pasaje se
inventadas por la burguesía para engañar al pueblo -como era el caso cuentan con los dedos de una mano, e incluso entonces, como demos-
para las corrientes revolucionarias inspiradas en la revolución bolche- traron Chile, Uruguay y Costa Rica, estaban lejos de quedar exentos
vique y en el régimen soviético- o, en su defecto, artificiosas divisiones de peligrosos problemas. En los otros. la embestida democrática fue
en el organismo cohesionado de la nación, introducidas por una clase detenida por bruscas reacciones autoritarias, como en Perú, Bolivia y
dirigente sometida bajo diversas fOITIlas, como en el caso de los nacio- Nicaragua, entre otros, al precio de hacerla más dificil y traumática en
nalismos atraídos por el fascismo europeo. el futuro; o bien fue absorbida en el seno de los regímenes populistas,
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120 Historia de América Latina Corporativismo y sociedad de masas 121

como en México, Brasil y la Argentina, los cuales respondieron a la En primer lugar, es preciso tener en cuenta que los militares ya habían
creciente demanda de democracia apelando a la parafernalia naciona_ estado en el poder en el pasado, pero si por entonces habían goberna-
lista. Con ello, volvían la espalda al liberalismo caro a las viejas clases do como civiles, ahora reivindicaban su estatus militar y pertenencia a
dirigentes y se esforzaban por adaptar a la sociedad moderna el antiguo las fuerzas armadas. Lejos de ser simples caudillos de uniforme, aho-
ideal orgánico y corporativo, sobre la base del cual dichos regímenes ra eran miembros de instituciones profesionales organizadas y relati-
organizaron a las masas y las incluyeron en los nuevos órdenes sociales, vamente disciplinadas. De hecho, en muchos casos conformaban las
aunque al precio de una fuerte intolerancia al pluralismo. instituciones más modernas y eficientes del estado, como en el caso de
la Guardia Nacional organizada por las fuerzas armadas de los Estados
Unidos en el área centroamericana, o como los ejércitos profesionales
Los militares: cómo y por qué creados por las misiones militares europeas en Sudamérica. De las di-
versas condiciones estructurales de cada país antes que de la naturale-
En la mayor parte de los países, la crisis de los regímenes liberales condujo za de los militares que tomaron el poder dependió que más tarde en
a las fuerzas armadas al escenario político, ya sea a través de golpes de es- América Central y en el Caribe nacieran regímenes personalistas, como
tado -como en la Argentina, Brasil y Perú- o bien en funciones políticas, ocurrió con Somoza en Nicaragua y'con Trujillo en República Domi-
tal como ocurrió en Venezuela, sobre la que se cernió la larga dictadura nicana, y que en Sudamérica se consolidaran regímenes autoritarios
de Juan Vicente GÓmez. ¿Quiénes eran esos militares que tan a menudo propensos a la modernización, como en Brasil con el Estado Novo y en
tomaban posesión del poder y por qué lo hacían? No es fácil encontrar la Argentina con el golpe de 1943.
respuestas unívocas que sean válidas tanto para la pequeña y poco desa-
rrollada república de El Salvador como para la grande y avanzada Argenti"
na. Sin embargo, existen algunos elementos generales a considerar.

Anastasia Somoza Gareía, 1948.

Sin embargo, la pregunta que persiste es por qué fueron precisamente


los militares quienes ocuparon esos roles. Tampoco en este caso la res-
puesta es unívoca. En general, en países que eran presa de profundos
conflictos, las fuerzas armadas subrogaron con la potencia de las armas
Juan Vicente Gómez, dictador de Venezuela, en sus últimos años. Ros- la debilidad de las instituciones representativas. A ello se añade que,
tros y personajes de Venezuela, El Nacional, 2002. allí donde las divisiones sociales y étnicas eran demasiado profundas
122 Historia de América Latina Corporativismo y sociedad de masas 123

para resolverse en el marco de una democracia liberal, las instituciones institución orgánica por excelencia; tampoco que entendieran de ese·
militares -que en muchos países sometían a jóvenes de todas las da... modo su misión, fuera su intervención conservadora o reformista, es
ses y regiones a la conscripción obligatoria- se erguían como órganos decir, dirigida a conservar el orden y la unidad ante-las amenazas, o a
democráticos. En definitiva, mientras los gobiernos constitucionales promover el desarrollo y la integración de las masas para devolver la
intentaban ampliar las bases de su consenso incluyendo nuevas clases armonía al organismo social.
y los sistemas políticos se hallaban, en su mayoría, sujetos a violentas
convulsiones, las fuerzas armadas parecían elevarse por encima de la
contienda: sólidas por su espíritu de cuerpo y a menudo dotadas de
competencia técnica en varios campos, comenzaron a sentirse en el de~ El renacimiento católico
ber y el derecho de tomar las riendas del gobierno y guiar la modemi~ La reacción antiliberal sería incomprensible en su esencia más íntima si
zación nacional, arrebatándoles el lugar a las elites políticas, a las que se obviara el resurgimiento del catolicismo, que comenzó a producirse en
concebían como poco fiables e incapaces. América Latina desde los años treinta. Aunque, por supuesto, no en todas
Todos esos factores sirven para comprender las razones de la era mi- partes con la misma intensidad ni velocidad, ya que la iglesia presentaba
litar que comenzó entonces en gran parte del área. A ello es preciso diversas improntas en cada región y el catolicismo estaba radicado de
sumar una consideración más, en la cual acaso resida el motivo más ín- manera desigual en cada nación. Tampoco era análogo su estatus jurídico
timo de aquel militarismo endémico. A juzgar por lo diverso y múltiple ni su fuerza política. Por ejemplo, existe una gran diferencia entre México,
de las intervenciones políticas de las fuerzas armadas -en cada país y a: donde la iglesia había capitulado tras largos y feroces enfrentamientos con
veces en reiteradas ocasiones-, parece evidente que estas no se debie- los liberales, antes de ser reducida a la marginalidad por la revolución, y
ron a meros factores contingentes, ni a sus vínculos con las elites, ni a Chile, donde la separación entre la iglesia y el estado se había llevado a
que los oficiales provinieran de los sectores medios; tampoco que siem~ cabo en forma incruenta. Lo mismo ocurrió entre el Uruguay laico y la Co-
pre se hayan llevado a cabo contra "el pueblo". En realidad, en estas so- lombia clerical, o bien entre el quieto y tradicionalista catolicismo peruano y
ciedades hendidas por profundas fracturas, los militares reivindicaban el inquieto y radical de la Argentina. No obstante, lo cierto es que el renaci-
para sí una función tutelar sobre la nación entera. Sus intervenciones miento católico contribuyó en todas partes al ocaso de la edad liberal. Esto
pretendían imponer o restaurar la unidad allí donde las instituciones fue así tanto en Brasil y en la Argentina, o en Perú y Ecuador, donde los
democráticas y los pactos constitucionales fallaban: la unidad política, viejos enfrentamientos con los liberales sólo la habían relegado a un segun-
entendida como armonía entre sectores o clases, y la unidad espiritual, do plano, como también donde tuvo éxito (por ejemplo en México), donde
entendida como adhesión a la identidad eterna de la nación, de la cual finalmente logró convivir con el régimen revolucionario. (De hecho, en este
las fuerzas armadas se proclamaban depositarias, al punto de convertir- país incluso un intelectual de punta de la revolución como José Vasconce-
se en el mayor foco de nacionalismo. los se convirtió al catolicismo y se transformó en su prestigioso portavoz.)
Mientras estuvieron abocados a la misión de velar por la unidad de Algo semejante ocurrió en Colombia, donde el dominio liberal de los años
la nación (cuya división adjudicaban al liberalismo), los militares fue- treinta alimentó la impetuosa reacción católica del decenio siguiente. Por
ron el más potente vehículo de la reacción organicista, expresada en la otra parte, ¿quién más que la iglesia católica encarnaba el ideal de una so-
denominada "democracia funcional", en la cual la representación no ciedad orgánica? ¿Quién mejor que ella para erguirse en emblema creíble
se manifestaba a través de los partidos y las mediaciones políticas, sino de la unidad politica y espiritual, en guardiana de la identidad de la nación?
directamente a través de los cuerpos sociales: los sindicatos, los colegios Para comprender su resurgimiento en todas sus dimensiones es preciso
profesionales, la universidad, la iglesia, etcétera. Se trataba, en verdad, considerar tanto los elementos institucionales como los doctrinarios, o,
de un rasgo clásico del nacionalismo latinoamericano, que, buscando mejor dicho, ideológicos y culturales.
las raíces de la identidad local en respuesta al cosmopolitismo de una En el plano institucional, la iglesia latinoamericana alcanzó una incipiente
época, las halló en el antiguo y todavía bien arraigado imaginario orga- madurez gracias en particular a los esfuerzos de la Santa Sede por cen-
nicista. No sorprende entonces que lo encarnaran las fuerzas armadas, tralizar su gobierno, vigilar la disciplina y dictar doctrina. Además, siguió
124 Historia de América Latina Corporativismo y sociedad de masas 125

los pasos de la modernización general del continente, por lo cual crecie- sus corolarios políticos y económicos, a los cuales singularizaba en la
ron las diócesis, se multiplicaron los seminarios, se retomaron las escue- democracia individualista y en el capitalismo desenfrenado; combatiendo al
las católicas, proliferaron la acción social católica, y los diarios, periódicos comunismo, en el que denunciaba la apoteosis materialista de la sociedad
e incluso las radios ligadas a la iglesia. De ese modo, impuso un torbellino que había vuelto la espalda a Dios; afirmando el resurgimiento de una
de actividad hasta conformar un verdadero mundo propiamente católico, civilización católica, expresada en una sociedad armónica organizada en
una guía y jerarquía: la eclesiástica, encarnada a su vez en la Acción Ca- corporaciones y representada por una democracia orgánica. No es
tólica, una organización de masas nacida en los años treinta, que crecería azaroso que los modelos políticos de ese catolicismo fueran los regímenes
con mayor o menor suceso hasta convertirse en una fuerza de choque católicos, autoritarios y corporativos de Oliveira Salazar en Portugal y de
de la iglesia y su ideario. Se trató de una fuerza activa en la sociedad y en Engelbert Dollfuss en Austria, el fascista de Benito Mussolini en Italia y, en
la educación, en el debate público y en las grandes disputas ideológicas, especial, del general Francisco Franco en España. l '
pero extraña u hostil a la política de los partidos y más bien propensa a
simpatizar con los ideales corporativos de los movimientos nacionalistas,
con los cuales en muchos casos estrechó íntimos contactos -desde la Los populismos
Argentina hasta Chile y desde Brasil hasta México-.
Pero si la iglesia y la corriente ideal que encarnó pesaron a tal punto en La crisis del liberalismo y la ofensiva antiliberal se desplegaron en un
la acentuación de la crisis de los regímenes oligárquicos y del liberalismo, número cada vez mayor de países, desde el Brasil y el México de los
no fue tanto por la madurez institucional que alcanzó entonces. Mucho años treinta a la Argentina posterior a 1945, y tomaron la forma de
más importante fue, de hecho, el mundo ideal que evocó, en torno al fenómenos peculiares, denominados con la categoría de "populismos".
cual tendían a reunirse cada vez más fuerzas sociales e intelectuales, Se trató de fenómenos universales, pero que en América Latina en-
desilusionadas por el desembarco de la modernización liberal, o desde contraron un terreno más que fértil, tanto que, si los primeros rasgos
siempre hostiles a ella. Dejada de lado durante decenios debido a la aparecieron en los años treinta, las sucesivas oleadas continuaron agi-
ofensiva liberal y luego revalorizada en su función de argamasa social por tándose en la región hasta la actualidad. Ahora bien, ¿de qué hablamos
los regímenes oligárquicos, la iglesia comenzó a alimentar sueños de re- cuando hablamos de populismo?
vancha, es decir, a aprovechar el ocaso de la fe liberal en el progreso para En términos sociales y económicos, los populismos fueron regímenes
volver a ocupar el centro de la sociedad. No por casualidad fue aquella fundados sobre amplias bases populares, a las cuales guiaron a la inte-
una época en la cual prevaleció entre católicos y eclesiásticos un vibran- gración a través de políticas más o menos vastas de distribución de la
te clima revanchista que gestó la ilusión de restaurar un orden político y riqueza. Dichas políticas fueron posibles debido al cambio de modelo
social íntegramente católico, alimentada por el florecimiento de nuevos económico impuesto por la crisis de 1929. La nueva centralidad confe-
y dinámicos cenáculos intelectuales católicos, a través de los cuales la rida al estado y la necesidad de incentivar el crecimiento de la industria
iglesia católica -durante décadas, sinónimo de oscurantismo- irguiÓ la y ampliar el mercado interno crearon las condiciones para una pecu-
cabeza, ofreciendo sus viejas recetas a los dilemas de la modernidad. liar aunque transitoria convergencia de intereses entre productores y
Así, propuso recetas políticas, invocando un orden corporativo, y recetas trabajadores, unidos en la necesidad de incrementar el consumo y la
sociales, reclamando la colaboración entre las clases sociales en sintonía producción, y erosionar el poder antes concentrado por los sectores
con las encíclicas sociales del pontífice, especialmente la Rerum Novarum económicos ligados a la economía de exportación. De esa forma, se
de León XIII y la Ouadragesimo Anno, de Pío XI. creó una suerte de frente nacionalista en el que incidirían de manera
De esa forma, no menos que las fuerzas armadas -con las cuales la unían extensa los populismos.
fuertes vínculos-, la iglesia se erigió en depositaria de la identidad de la Si bien tal interpretación tiene su fundamento, no explica en su tota-
nación amenazada por las fracturas políticas y sociales, y por las ideologías lidad estos fenómenos políticos basados en un núcleo ideológico aná-
revolucionarias. Una identidad de por sí católica, hacia la cual ambicionaba logo, pese a su apariencia diversa. En cuanto a su naturaleza política,
converger y unir la nación. Buscaba hacerlo venciendo al liberalismo, con los populismos se caracterizaron por una concepción antiliberal de la
126 Historia de América Latina Corporativismo y sociedad de masas 127

democracia, entendida en términos de organización de relaciones So- por la inspiración religiosa conferida a su misión de redimir y salvar al,
ciales. A tal punto que un régimen autoritario pero popular, abocado a pueblo, los populismos tendieron a anteponer la fe a la razón, la volun-
la justicia social-como fueron en su mayoría con más o menos fortuna tad a la racionalidad, la política a la economía, a menudo adoptando
los populismos de la época-, era presentado como la verdadera demo- políticas sociales y económicas dispendiosas y exitosas en 10 inmediato,
cracia. Típica de los populismos fue la pretensión o la convicción de pero insostenibles en el tiempo.
representar al pueblo en toda su complejidad. Un pueblo concebido En síntesis, los populismos que surgieron de la crisis del liberalismo
como una comunidad cohesionada y homogénea, unida por una his- en América Latina contenían una intrínseca ambivalencia. Por un lado,
toria, una identidad y un destino comunes, al que se consideraba opri- fueron extensos y populares canales de integración y nacionalización
mido por enemigos que desde el exterior o desde el interior amenaza- de las masas antes excluidas o marginadas de la vida política y social. Se
ban su unidad, su intrínseca pureza e inocencia. Se identificaba como propugnó así una integración económica -a través del otorgamiento
enemigos a la oligarquía liberal, el comunismo ateo o el imperialismo de beneficios efectivos- y moral, puesto que se les otorgó a estas masas
anglosajón. En ese sentido, los populismos se propusieron reunificar la centralidad y se les reconoció la dignidad de la que habían estado
aquello supuestamente dividido por el liberalismo y la modernización: privadas. Al hacerlo, recurrieron a una ideología y a prácticas políticas
la sociedad, el pueblo, la nación como unidad orgánica. En los hechos, autoritarias, impermeables u hostiles al pluralismo, en nombre de la
los populismos no solían erguirse en representantes de intereses espe- unidad política y doctrinaria del pueblo. Sancionaron de ese modo la
cíficos o ideologías particulares, sino que aparecían como movimientos muerte precoz de la democracia liberal en América Latina y celebraron
y doctrinas nacionales, es decir, como la verdadera encarnación política el divorcio histórico entre ella y las masas, que en su mayoría hicie-
de la identidad eterna de la nación, que resucitaba a través de ellos. ron su ingreso en la vida política a través de canales corporativos y en
Como tales, tendían a absorber el monopolio del poder político en contextos autoritarios, como en los años treinta revelaron los casos del
nombre del pueblo y a negar legitimidad a sus adversarios, transforma- Brasil de Cetúlio Vargas ydel México de Lázaro Cárdenas.
dos en enemigos irreductibles.
Tales rasgos hicieron de los populismos fenómenos cargados de con-
secuencias tan importantes como permanentes, de las cuales está pobla- Getúlio Vargas y el Estado Novo
do el panorama histórico de América Latina. En primer lugar, interpre- Desde 1930 hasta 1945, la historia brasileña estuvo dontinada por Ce-
taron una reacción antiliberal que se reclamaba parte de la tradición túlio Vargas, que la protagonizó hasta su suicidio en 1954. Hasta 1937,
organicista y corporativa, enraizada ya en la historia de la región. Una su gobierno fue constitucional, aunque en su origen estuvo el golpe de
historia a la que se le había añadido y superpuesto la unidad política estado de 1930 Y a sus espaldas, el apoyo del ejército. En estos prime-
y la espiritual o ideológica. Postulando la unidad y homogeneidad del ros años, Vargas promovió la centralización política, lo cual condujo a
pueblo, el populismo también tendía a expresarse de modo unívoco, violentos enfrentamientos con el estado más potente de la federación,
puesto que parecía natural que un pueblo cohesionado lo hiciese a San Pablo, celoso de su autonomía. Consolidado por el apoyo de los
través de una sola voz. No es casual que su jefe fuese un líder carismá- tenentes, cultivó un decidido nacionalismo económico, que se puso de
tico, que desde el balcón dialoga con su pueblo en un ritual destina- manifiesto en el crecimiento del papel del estado en la promoción de
do a saltearse la mediación y las instituciones políticas como si fueran la industria y en la protección del mercado interno. Así, nacionalismo
obstáculos molestos. Fortalecido en su misión histórica de devolverle y corporativismo encontraron expresión en la Constitución de 1934, a
al pueblo la soberanía y la identidad perdidas, el populismo también cuya redacción hicieron una decisiva contribución ciertos destacados
tendió a transformar la política en una guerra religiosa entre la virtud juristas católicos. El espíritu que la guiaba era el de la colaboración en-
y el pecado, la verdad y el error, el pueblo y el antipueblo, en un jue- tre las clases y la representación política de las corporaciones. Partida-
go de suma cero que a menudo suscitó destructivos conflictos de larga fio convencido de un estado fuerte y unitario, encargado de tutelar la
duración, con graves daños para las ya frágiles instituciones políticas identidad nacional, enemigo de la democracia liberal e intolerante con
de naciones en fase de consolidación. No sólo eso, sino que, animados el pluralismo, Vargas recurrió a la represión. Primero golpeó al Parti-
128 Historia de América Latina Corporativismo y sociedad de masas 129

do Comunista, acaso el más organizado del país, que en 1935 quedó tria y los servicios, constituían el centro de la escena política. Si por un
expuesto a la reacción al intentar la vía revolucionaria. Más tarde, fue lado echaba las bases de un sistema corporativo -el estado controlaba
confinado fuera de la ley junto al otro gran partido surgido por enton- las organizaciones de los trabajadores-, por otro introducía leyes socia-
ces, la Acción Integralista Brasilera, de clara inspiración fascista, con el les y concedía ciertas ventajas a los obreros de la industria, acaso para
que Vargas compartía sin embargo gran parte de sus ideales. Tras ello, prevenir la adhesión a los ideales revolucionarios, a los que juzgaba
sostenido por las fuerzas armadas y en sintonía con la iglesia católica, extraños a la identidad brasileña, o porque así lo requería su vaga ideo-
en 1937 impuso una dictadura a la que, inspirándose en la dictadura logía corporativa. De esa forma, comenzó a sembrar las raÍCes del mito
católica y corporativa fundada en Portugal por Oliveira Salazar, llamó de Vargas "padre del pueblo" y protector de los humildes, que tuvo su
"Estado Novo". culminación en los años cincuenta.
La Segunda Guerra Mundial sancionó el ocaso del Estado Novo y la
caída de Vargas, destituido por los militares en 1945. Sin embargo, ello
no lo condenó a la declinación política. Muy pronto fue evidente que su
dictadura no lo había vuelto impopular para el grueso de la población,
en su mayoría ajena a los mecanismos de la democracia representativa,
de la que, por otra parte, estaban excluidos los millones de analfabetos
brasileños; antes bien, alimentó el mito de su acción social a favor del
pueblo. Durante la guerra, debido a la presión del cuerpo de oficiales,
Vargas había decidido colaborar con los Estados Unidos. Fue una elec-
ción racional sobre lo que más convenía a Br:asil, dada su colocación
geopolítica y la evolución de la contienda, por la cual renegó de la afini-
dad con las potencias del Eje y se alineó con los Aliados, a tal punto que
envió a combatir a Europa una fuerza expedicionaria. Con ello, abrió el
camino de una estrecha alianza con la mayor potencia mundial y hemis-
férica, se vio favorecido en la competencia con la Argentina, que, por
el contrario, se atascó en la trinchera de la neutralidad, y se benefició
en términos de ayuda militar y económica, gracias a lo cual Brasil pudo
Getúlio Vargas, rodeado de sus seguidores, en el contexto de la revolu- sentar las bases de su industria pesada. No obstante, la elección de ali-
ción de 1930. nearse con los Aliados, es decir, de luchar por la democracia contra el
totalitarismo, colocó a Vargas ante una estridente contradicción, dado
El Estado Novo fue lo más semejante al fascismo europeo que se haya que puso en evidencia cuánto se asemejaba su régimen a aquellos con-
creado en América Latina, habida cuenta de las peculiares característi- tra los cuales había tomado las armas. Ello lo obligó a aflojar la cincha
cas sociales y el limitado nivel de desarrollo de Brasil en aquella época. de la dictadura, a dar principio a una liberalización y a inspirar aquello
Vargas cerró el Parlamento, silenció a la oposición, censuró la prensa, que hasta ese momento se había negado a fundar: un partido político
recurrió sin reparos a la tortura y al encarcelamiento y, ante el estallido para participar en las tan demoradas elecciones.
de la guerra, no ocultó su admiración por Hitler y Mussolini, fuertes en Para ser precisos, se trató de dos partidos políticos, puesto que, en
Brasil debido a los numerosos connacionales instalados allí. En coinci- su ambición de encarnar la identidad de la nación misma y de recon-
dencia con su visión organicista de la sociedad y su firme condena del ducida a la unidad orgánica, Vargas se propuso representarla en su to-
liberalismo, impuso al país la unidad política y espiritual. No escatimó talidad. De allí nacieron el Partido Trabalhista Brasileiro, surgido para
esfuerzos para atraer hacia su ideología nacionalista a los sectores me- dar voz al alma obrera y urbana de sus seguidores, y el Partido Social
dios y populares, que en las grandes ciudades, donde crecían la indus- Democrático, que de socialdemócrata tenía en realidad poco y nada,
130 Historia de América Latina Corporativismo y sociedad de masas 131

puesto que reunía la base más moderada del Estado Novo y aspiraba a del régimen se hicieron realidad entre 1934 y 1940, durante el mandato
organizar el consenso de las elites políticas de los estados más atrasados presidencial de Lázaro Cárdenas. Se trataba de un hombre que Calles
del país, donde los trabajadores no tenían voz ni voto. había escogido como su sucesor, pensando que -podría controlarlo,
Aunque presentaba los rasgos típicos de los populismos latinoameri- pero que tomó distancia rápidamente. Sus medidas fueron cruciales en
canos, el de Vargas en los años treinta exhibía evidentes peculiaridades. todos los ámbitos. En el campo social, dio extraordinario impulso a la
Surgido en plena noche de la democracia representativa, no se legitimó reforma agraria, gozne del programa revolucionario y base imprescin-
a través del rito electoral, como sucedería después de la guerra, sino dible de la adhesión al nuevo orden de la mayoritaria población rural.
que impuso una dictadura, algo habitual en aquella época. Se trató de La impulsó distribuyendo tierras en gran cantidad y promoviendo la
una dictadura tan inspirada en el ideal corporativo que indujo a Var- gestión colectiva por medio del ejido, una práctica precolombina cohe-
gas a no dotarla de un partido oficial, como habían hecho a veces las rente con la reacción comunitaria que Cárdenas encarnaba.
más modernas dictaduras europeas, sino a guiarla en primera persona,
contando con el apoyo directo de las más potentes corporaciones, en
especial de las fuerzas armadas y la iglesia católica, así como de los sin-
dicatos y los organismos de los productores. En segundo lugar, en esta
década distinguió al populismo de Vargas su perfil parcial, debido a las
peculiares condiciones del país y a su intrínseca moderación. Parcial en
el sentido de que, mientras el esfuerzo de integración social se concen-
tró en las áreas urbanas y en los nuevos sectores sociales, no incidió ma-
yormente sobre las condiciones de las grandes masas rurales, en gran
parte todavía sujetas a relaciones de tipo tradicional. En ese sentido, su
populismo fue limitado tanto social como territorialmente, y comportó
una baja tasa de movilización política de masas. Una última caracterís-
tica a destacar fue la naturaleza de su liderazgo: lejos de ser el tipo de
líder histriónico capaz de encender a las multitudes, Vargas fundaba su
carisma en el misterio que solía rodear a su singular figura evanescente.

lazara Cárdenas y la herencia de la revolución mexicana


La revolución había conmovido las más profundas fibras de la sociedad Lázaro Cárdenas, impulsor de la reforma agraria, hacia 1930, antes de
mexicana a tal punto que continuaría vibrando con fuerza mucho tiem- acceder a la presidencia de México. Memoria Política de México.
po después de su finalización. Antes de que se estabilizara su herencia y
emergiese el régimen político que quedaría en pie por el resto del siglo, Destacable también, ya sea en refuerzo del vínculo entre el estado revo-
México atravesó numerosas convulsiones. En especial en los años veinte lucionario y las masas trabajadoras, ya en la promoción del nacionalis-
ya comienzos de los años treinta, durante e111amado "Maximato", épo- mo económico, fue la nacionalización del petróleo en 1938, al final de
ca en la que imperó Plutarco Elías ~anes, y que suele ser recordada por una larga temporada de agitación obrera que Cárdenas secundó favo-
la violenta guerra cristera, que tuvo lugar entre 1926 y 1929. Fue una reciendo la creación de la Confederación de Trabajadores Mexicanos.
guerra campesina y religiosa desencadenada por la sublevación de la Una medida de la que nació la gran empresa petrolífera del estado,
población rural del centro de México, guiada por el clero c~nt~a la.s du- Petróleos Mexicanos, que, así como causó grandes tensiones con las
ras medidas anticlericales tomadas por Calles. En tanto, la InStItUCIOna- compañías extranjeras y sus países de origen -Gran Bretaña y los Esta-
lización de la revolución y la organización de las masas dentro del cauce dos Unidos-, fortaleció el nacionalismo local.
Corporativismo y sociedad de masas 133
132 Historia de América Latina

Nacionalista más que socialista, hijo de una revolución que había en defensa de los intereses políticos y económicos estadounidenses: La
combatido a la iglesia reivindicando la tradición liberal, hospitalario nueva política se fundó sobre dos pilares fundamentales: la no interven-
y generoso con los republicanos españoles que huían de la reacci.ón ción, reclamada a viva voz por los países de América Latina, y el multila-
franquista, Cárdenas desembocó también en un resultado .corporatIvo teralismo, entendido como la disposición a relacionarse con ellos sobre
basado en su concepción organicista de la sociedad. Es deClr, antepuso un plano de igualdad en el cuadro de las instituciones panamericanas.
a todo la unidad de la nación, moderando con tal fin, en la última parte Las razones de aquel viraje fueron numerosas y válidas. La primera y
de su gobierno, el ímpetu de la reforma, y escogió como suc~sor a un más evidente fue la que el propio Roosevelt había expresado con ante-
líder católico moderado, con el objetivo de absorber los conflIctos que rioridad: "Nos odian". Fue la conciencia, en otros términos, de que tres
sus medidas habían reforzado y equilibrar las relaciones entre los distin- décadas de continuo recurrir a la fuerza habían alimentado en América
tos sectores sociales y los diversos ánimos revolucionarios. Latina la planta del nacionalismo antinorteamericano y de que, por tan-
De su concepción corporativa, que compartía con los otros populis- to, urgía cambiar de estrategia, como en efecto sucedió tras la renuncia
mos, fue fiel reflejo el partido que fundó para institucionalizar el régi- de los Estados Unidos a la Enmienda Platt, que les daba derecho a inter-
men nacido con la revolución: el Partido de la Revolución Mexicana. venir en Cuba, y tras el retiro de las tropas asentadas en diversos países.
Un partido organizadO' en sectores, cada uno dedicado a repres~~tar Una segunda razón fue la constatación de que la política intervencionis-
una parte de la sociedad a la que aspiraba a abarcar en su complejIdad ta del big stick [gran garrote1 no había arrojado los resultados esperados
(los campesinos, los trabajadores urbanos, los militares, entre otros), y y se había convertido en algo cada vez más costoso. A esto se sumaba la
en el cual estaba permitida la adhesión corporativa, es decir, a través de certeza de que las intervenciones no habían conseguido poner orden, y
la pertenencia a sindicatos, cooperativas u ~tros o~g~nismos.. . menos aún imponer la democracia, obligando a los Estados U nidos a in-
El orden que surgió de allí fue en sustanCia un reg¡men semIautonta- jerencias cada vez más largas, costosas y frecuentes. A ello hay que aña-
rio con base de masas, durante largo tiempo estabilizado en su exitoso dir que la crisis de 1929, al empujar a las mayores potencias a estrategias
esfuerzo por reconducir a la unidad política e ideológica revoluciona- proteccionistas para asegurarse mercados y fuentes de materias primas,
ria la compleja nación en que se había convertido México después de indujo a los Estados U nidos a intensificar los esfuerzos para hacer de
décadas de modernización y trastrocamientos políticos. Con base de América Latina su propia esfera de influencia económica.
masas puesto que el estado yel partido que lo encarnaba se mantuvie- Esto ocurrió no sólo en las regiones más próximas a sus límites (don-
ron desde entonces ligados, por un doble mandato, a las grandes orga- de de hecho ya era así), sino cada vez más en los grandes y populosos
nizaciones populares, tanto urbanas como rurales; autoritar~o p~r~ue países de Sudamérica, en los que -y aquí reside la última razón impor-
funcionó en los hechos como una suerte de régimen de partIdo unlCO, tante de aquel cambio- la influencia europea, ya resquebrajada tras la
con una oposición restringida a legitimar con su presencia residual la Primera Guerra Mundial, sufrió un duro golpe por efecto de la Gran
hegemonía del partido de gobierno, que a partir de 1946 sería denomi- Depresión, que operó como un acelerador del distanciamiento de
nado, emblemáticamente, Partido Revolucionario Institucional. América Latina con respecto a sus raíces europeas. En suma, la debacle
europea en el hemisferio americano le facilitó a Roosevelt la búsqueda
la hegemonía, empleando la política antes que las armas, el diálogo
La buena vecindad y la guerra antes que los actos imperiales. Vista así, la política de buena vecindad
puede ser entendida como un nuevo modo de obtener los antiguos ob-
A comienzos de los años treinta, el arribo a la Casa Blanca de Franklin jetivos, aunque la forma, en este caso, dista de ser secundaria.
D. Roosevelt comportó importantes cambios en las relaciones entre los Ahora bien, la pregunta que se impone es cuáles fueron los efectos
Estados Unidos y América Latina. Comenzaba entonces la política que que produjo aquella política. Por un lado, no cabe duda de que mejoró
el presidente estadounidense llamó "de buena vecindad", con la cual se el clima entre ambas partes del hemisferio y ayudó a echar las bases de
comprometió a desestimar el corolario de Theodore Roosevelt a la Doc- una comunidad panamericana, de la cual se hicieron eco las numerosas
trina Monroe, renunciando a las sistemáticas intervenciones militares asambleas que en los años treinta reunieron a todos los países america-
134 Historia de América Latina Corporativismo y sociedad de masas 135

nos, y en las cuales fue una vez más reiterado el principio, tan caro a los cuando los Estados Unidos ingresaron en la guerra, luego del ataque
latinoamericanos, de la no intervención en los asuntos extranjeros. El japonés a Pearl Harbor. Su prioridad pasó a ser asegurar el apoyo po-
panamericanismo se afirmó además, a partir de allí, como la ideología lítico latinoamericano unánime a la causa de los Aliados, garantizar la
a través de la cual los Estados Unidos aspiraban a atraer la parte latina provisión regular de materias primas estratégicas para la industria béli-
de América hacia los valores de su propia civilización: la democracia ca, y obtener la colaboración contra las potencias del Eje. Los Estados
política y el libre mercado, y a contrastar el portentoso crecimiento de Unidos consiguieron esos objetivos, incluso en México, donde la dispu-
las comentes nacionalistas -que tendían en América Latina a seguir la ta por el petróleo finalmente se resolvió, y en el Brasil de Vargas, quien
sirena europea-, que por aquellos años cantaban loas al fascismo, en a pesar de sus simpatías ideológicas eligió, como se ha visto, el frente
especial los católicos, cuya inspiración orgánica y corporativa cosechaba aliado, al punto de convertirse en el principal receptor de la ayuda mi-
consensos en varios países americanos. litar estadounidense en la región.
Sin embargo, si bien el clima mejoró y los intercambios económicos No obstante, encontraron también fuertes obstáculos. En parte, en
entre el norte y el sur del hemisferio se incrementaron, no todo fueron Chile, país que permaneció neutral durante más tiempo que otros, y
rosas para la política de Roosevelt, que encontró numerosos escollos. en especial en la Argentina, por diversos motivos que hicieron de este
En principio, chocó con las tendencias proteccionistas y dirigistas im- país, de ahí en más, la principal espina en el flanco del panamericanis-
puestas en parte de América Latina tras la crisis de 1929, también en mo: por sus ya antiguos y por entonces sólidos vínculos con Europa y
auge en los mismos Estados Unidos (al menos, en algunos aspectos), por su dependencia del comercio con Gran Bretaña, que la indujeron
donde Roosevelt llevaba a cabo su New Deal. Claro que dichas tenden- a permanecer neutral para no poner en peligro sus vitales relaciones
cias constituían serios obstáculos para la difusión de la filosofia econó- comerciales. A esto se sumaba que buena parte de su población estaba
mica liberal estadounidense, así como para sus intereses económicos. formada por inmigrantes de origen italiano y, por tanto, declararle la
Lo mismo era válido para la difusión del liberalismo, b~o ataque en guerra al Eje, del cual Italia formaba parte, habría suscitado problemas
toda la región, y de la democracia, que la Casa Blanca renunció, en los políticos; además, la elite argentina se consideraba investida de lideraz-
hechos, a difundir, al adherir a la política de no intervención. Con ello, go entre las naciones de América, lo que la llevaba a descartar con des-
se exponía a las duras críticas de varias fuerzas latinoamericanas, que la dén el reconocimiento de la hegemonía estadounidense; en fin, por-
acusaban de sostener proficuos y amigables vínculos con las numerosas que el golpe de estado de junio de 1943 puso en el poder a un gobierno
dictaduras que se afianzaron en el continente después de 1930. Una militar empapado de nacionalismo extremo, muy cercano al fascismo
circunstancia que sin embargo no impidió a los Estados Unidos ejercer euro~~o y decidido a ser el portaestandarte de la civilización hispánica
más que discretas presiones allí donde aún eran amenazados sus intere- y catobca, en contraposición a la protestante y anglosajona conducida
ses, en zonas del hemisferio cada vez más vitales; por ejemplo, en Cuba, por los Estados Unidos. En este contexto, la Argentina quedó sola en
cuando en 1933 el advenimiento al poder de Ramón Grau San Martín el reconocimiento de las potencias del Eje hasta enero de 1944 y fue la
parecía representar un peligro. última en declararles la guerra en marzo de 1944, cuando los combates
Los dilemas ínsitos en la política de buena vecindad se tornaron cada ya casi habían concluido.
vez más ingentes a medida que una nueva guerra mundial se cernía, in-
minente, bajo el impulso del revisionisnlO hitleriano. La prioridad que
hasta ese momento los Estados Unidos habían reservado a la economía
debía ahora ser otorgada a la seguridad del hemisferio. En Washington,
la doctrina de la no intervención comenzó a ser vista como un impedi-
mento para la lucha contra la penetración de las potencias totalitarias
en la región, en especial dado que en varios países de Sudamérica di-
chas doctrinas estaban haciendo pie con fuerza. En diciembre de 1941,
la política estadounidense en América Latina sufrió importantes ajustes
7. la edad del populismo clásico

Además de cortar los antiguos y ya debilitados vínculos que


habían unído a Améríca Latina con Europa y establecer desde
los albores de la Guerra Fría su pleno ingreso a la órbita es-
tadounidense, la Segunda Guerra Mundial aceleró en toda la
región los procesos de modernización en curso desde hacía ya
varios decenios. De hecho, creció la industrialización, alentada
por la amplia adopción de un modelo económico orientado a
protegerla y a sustituir importaciones, y también se incrementó,
a ritmo sostenido, la movilidad de la población en cada país, a
menudo atraída por el desarrollo de la economía urbana y ex-
pulsada por la concentración de la tierra en el campo. La ma-
durez de la sociedad de masas se expresó, en principio, en una
oleada de democratización política y social. Sin embargo, en la
mayor parte de los casos rompió de inmediato los marcos de
la democracia representativa y encontró expresión en una cre-
ciente polarización política e ideológica. El ejemplo más típico
lo constituyen los regímenes populistas, los cuales perseguían
la integración social de los nuevos sectores Y. en nombre de la
unidad nacional, conculcaban la democracia política.

Entre democracia y dictadura

La Segunda Guerra Mundial apenas rozó América Latina,


salvo en el caso de los soldados brasileños caídos en Europa y los pilo-
tos mexicanos desplegados sobre el Pacífico. No obstante, y de manera
inevitable, sus efectos se hicieron sentir con mayor profundidad que
los de la Primera Guerra. Ya sea en forma inmediata, porque la victoria
aliada favoreció una oleada de democratización sin precedentes, o con
posterioridad, cuando el inicio de la Guerra Fría facilitó un ciclo de
restauración.
138 Historia de América Latina La edad del populismo clásico 139

En tanto, la oleada democrática que se extendió por la región en la tuvo que liberalizarse y llamar a elecciones, de las que salió triunfante
segunda mitad de los años cuarenta no tenía precedentes en América Juan Domingo Perón. Por su parte, el régimen mexicano pareció por
Latina, y presentó manifestaciones diversas en los distintos países. En un instante abrir una grieta en su coraza. En todas partes crecieron
cuanto a las causas, tuvieron gran importancia las de orden econó- las manifestaciones democráticas de los estudiantes y empleados, de
mico y social. Durante la guerra, la urbanización e industrialización los intelectuales y de los trabajadores de cuello blanco en general. A
habían dado pasos gigantescos, al menos en su dimensión continen- menudo fueron, entre otros, los jóvenes oficiales de las fuerzas armadas
tal, creando los presupuestos de una intensa movilización social y quienes dieron el golpe definitivo a los regímenes elitistas y autoritarios
una creciente demanda de participación política, en definitiva, de que se habían quedado sin sustento, lo cual confirma que los militares
democrada. El contexto era favorable desde el momento en que la tendían a actuar en función de 10 que creían era el justo equilibrio en-
democracia había salido vencedora del enfrentamiento titánico con tre las diferentes fuerzas sociales, en el seno de la comunidad nacional
los totalitarismos y, por lo tanto, jugaba a su favor la indiscutida he- de la cual se erigían en tutores. El hecho es que así fue como se vivió l~
gemonía sobre el continente con la que los Estados Unidos surgieron primera experiencia democrática en algunos grandes países como Perú
del conflicto. y Venezuela, e inc1us~ en otros más pequeños y menos desarrollados,
Dicha hegemonía se manifestaba a través de la prensa, la radio y la como El Salvador y Guatemala.
industria cinematográfica, que solía cumplir un rol cada vez más im- Lejos de ser sólo un:'fenómeno político, la democratización fue ante
portante en la difusión en América Latina de los valores del liberalis- todo un gran movimiento social, que se expresó en la cada vez más
mo estadounidense. La alianza de guerra entre los Estados Unidos y frecuente agitación obrera por la obtención de mejoras salariales y en
la Unión Soviética, por su parte, y las alianzas derivadas de ella en nu- la introducción de modernas legislaciones sociales, así como en el cre-
merosos países latinoamericanos -incluso en el seno de los gobiernos- cimiento exponencial de los afiliados sindicales, capaces de actuar con
entre partidos y movimientos comunistas y burgueses parecían haber mayor libertad en el nuevo contexto, alcanzando hacia 1946 casi los
disuelto uno de los nudos que en el pasado más había pesado sobre la cuatro millones de personas. Sin embargo, pronto el clima cambió y
democratización de la región. Tal es así que, por efecto de dichas alian- aquella estación colmada de esperanza en la democratización de la vida
zas, los partidos comunistas -activos en Brasil y en Chile, aunque de di- política y social de América Latina se destiñó hasta transmutarse en una
mensiones reducidas- y sus sindicatos, más fuertes puesto que estaban década de restauración autoritaria, que cubrió la mayor parte de los
concentrados en los sectores clave de la economía nacional, salieron países del área en los años cincuenta, desde Perú y Venezuela -donde
de la clandestinidad a la que habían sido constreñidos y predicaron el en 1948 las propias fuerzas annadas, de las cuales habían salido los ofi-
antifascismo incluso más que la revolución. Se trataba de una consigna ciales reformistas pocos años antes, pusieron brusco fin a aquella breve
promovida con determinación también por los Estados Unidos, que experiencia-, a varias naciones de América Central, en las que, salvo en
de Bolivia a Brasil y de Paraguaya la Argentina no escatimaban me- Costa Rica, la brisa democrática fue mermando hasta casi desaparecer.
dios para poner contra la pared a los regímenes que juzgaban versiones Desde la Argentina, donde Perón no tardó en manifestar sus rasgos
americanas del fascismo europeo. dictatoriales, a México, donde el régimen nacido de la revolución selló
Sin embargo, ¿cómo podían estas elites latinoamericanas volver la las puertas de su monopolio político. También fue así en Chile y Brasil,
espalda a la democracia luego de haber tomado partido durante la gue- que, en el afán de conservar sus regímenes democráticos, los blindaron
rra a favor de la potencia democrática por excelencia? Los resultados, adoptando duras medidas contra partidos y sindicatos comunistas. Por
de hecho, se hicieron sentir tanto en términos políticos como sociales. su parte, en Cuba, en 1952, Fulgencio Batista puso fin a un convulsio-
Baste decir que, aunque en 1944 los gobiernos con credenciales demo- nado decenio democrático; en Guatemala, en cambio, fueron los Es-
cráticas aceptables eran apenas cuatro -en Chile, Uruguay, Costa Rica y tados Unidos quienes decretaron el fin de una experiencia que se les
Colombia-, se multiplicaron en sólo un par de años, dejando práctica- había tornado inquietante. En Washington, a medida que se imponía
mente solas, obligadas a atemperar la represión, a las dictaduras de Ni- la Guerra Fría, la unidad antifascista fue poco a poco reemplazada por
caragua y República Dominicana. Incluso el régimen militar argentino la unidad anticomunista.
140 Historia de América Latina La edad del populismo clásico 141

para clausurar o imponerle serios límites a la incipiente democratización.


Más allá de esto, resulta evidente que otros factores contribuyeron a la
precoz crisis de gran parte de aquellas democracias. En primer lugar, la
frágil cultura democrática de la región en todos los niveles de la escala
social, donde la persistencia del imaginario organicista y la tendencia a
ejercer el monopolio del poder fueron potentes obstáculos para la con-
solidación de regímenes políticos democráticos y pluralistas. En segun-
do lugar, las débiles instituciones representativas llamadas a metabolizar
aquella demanda de participación, tan grande como repentina. En ter-
cer lugar, la reacción social de los sectores medios y burgueses ante la
marea creciente de radicalismo plebeyo, todo lo cual volvía la democra-
tización bastante menos prometedora de 10 imaginado, ya fuera porque
solía estar teñida de violencia, corrupción e inestabilidad, o porque en
muchos casos asumía la forma del populismo, el cual, como se ha visto,
conjugaba la integración social con el autoritarismo político, y trocaba el
pluralismo por la intolerancia, desencadenando así escaladas peligrosas
y destructivas entre facciones contrapuestas.
Fulgencio Batista y Zaldívar, militar y presidente de Cuba en los períodos Casi una década después del fin de la Segunda Guerra, la lista de los
1940-1944 y 1952-1959, estados democráticos no era más larga ni muy distinta de la de diez años
antes o diez años después,Junto a Chile, Uruguay y Costa Rica, que aún
Por supuesto que la declinación de la democracia política no dejó indem- en medio de los obstáculos continuaban su marcha por las vías de la
nes a las organizaciones sindicales, sujetas a menudo a severas restriccio- democracia representativa, gravitaban naciones encarriladas por otras
nes, legislativas o represivas, aunque en los países donde se insertaron vías. Sobre la efervescencia política de la posguerra cayó una pesada
regímenes populistas, como en la Argentina, Méúco, Bolivia y Brasil, fue- tapa de acero que, al saltar hecha añicos algunos años más tarde, dejó
ron en su mayoría unificadas bajo el ala del esta( too Con ello, los trabaja- fluir una realidad aún más ingobernable. Una realidad que la demo-
dores obtuvieron efectivos beneficios sociales, pese a que los sindicatos cracia liberal y sus frágiles raíces en aquella sociedad y aquella cultura
tendieron a transformarse en correas de transmisión de la política del política no pudieron ni supieron absorber, a tal punto que dieron co-
gobierno antes que en representantes de los asalariados en los conflictos mienzo a la época de la revolución y la contrarrevolución.
con las patronales. Además, varios se convirtieron en corpulentos apara-
tos de poder privados de democracia interna, dependientes de las corpo-
raciones de mayor peso en el seno de los regímenes populistas.
La pregunta que se impone entonces es por qué fue tan breve la esta- La violencia en Colombia
ción democrática y cuáles fueron sus consecuencias. Una de las causas Por diversos motivos, el caso más extremo en América Latina en la época
más citada es la Guerra Fría, principal responsable del súbito cambio de fue el de Colombia, donde el desafío lanzado por el líder populista Jorge
clima político después de la guerra; no obstante, tal respuesta les atribu- Eliécer Gaitán al orden político tradicional dominado por conservadores y
ye demasiado peso a los factores sistémicos externos y desdeña las leyes liberales fue tronchado por su asesínato en abril de 1948, A este crimen
endógenas, que parecen haber sido decisivas. En verdad, la confronta- siguió una enorme violencia -en la capital del país primero y en las zonas
ción política e ideológica entre las dos grandes potencias y sus sistemas rurales durante la década siguiente-, donde los crónicos enfrentamien-
económicos y sociales en muchos casos sirvió como legitimación de la tos entre guerrilleros de uno y otro partido causaron un gran número de
reacción de fuerzas que en América Latina creían tener buenos motivos víctimas -más de 200 000 según algunas estimaciones-, De aquella larga
142 Historia de América Latina La edad del populismo clásico 143

etapa de violencia e inestabilidad, acompañada sin embargo por una taciones-, que en los años sesenta tomó el nombre de Teoría de la
rápida modernización social y económica, Colombia emergió en 1958, Dependencia. Según esta, la estructura del intercambio internacional
cuando los dos principales partidos buscaron la conciliación e institucio- era la causa de la desigualdad entre el centro y la periferia del sistema
nalizaron su reparto del poder. Así, el caso colombiano muestra la otra económico mundial y de la brecha que tendía a ampliarse cada vez más
cara de la edad populista: la de lo que sucede cuando el populismo es entre unos y otros. En su base se identificaba un constante y progresivo
bloqueado al nacer y cuando sus instancias de integración social quedan deterioro de los términos del intercambio en perjuicio de los países
sin respuesta, en la medida en que los partidos tradicionales no quieren o periféricos (y por ende de América Latina), por lo cual -sostenía Pre-
no saben hacerse cargo. El resultado fue la conservación de la democra- bisch- se requerían cada vez más bienes exportados para adquirir de
cia representativa, aunque de bases sociales restringidas y sujetas a enor- los países más avanzados una misma cantidad de bienes elaborados, a
mes presiones y embates, que desde entonces agitan la historia política medida que las innovaciones tecnológicas incrementaban el valor, en
de Colombia más que la de cualquier otro país del subcontinente. su mayoría retenido en las economías del norte b~o la forma de ganan-
cias y altos salarios. Sobre la validez de esa teoría se desataron ásperas
polémicas entre economistas y entre historiadores. Lo que resulta indis-
cutible es que propuso una vía de desarrollo orientada hacia el ámbi-
to interno, centrada en medidas proteccionistas, en el crecimiento del
mercado local y la integración económica regional. Dichas medidas (a
veces con mayor moderación, como quería su ideólogo, pero en otras
ocasiones en ténninos más radicales, imbuidas de nacionalismo econó-
mico) inspiraron las políticas económicas de los gobiernos de la época.
Lo que con el tiempo se convirtió en el "modelo ISI", que reemplazó
a aquel basado en la exportación de materias primas (definitivamente
en crisis), en realidad ya había tomado su lugar de un modo espontá-
neo antes de que se lo conceptualizara como tal. Había sido estimulado
por los límites del viejo esquema, puestos de manifiesto durante la Pri-
mera Guerra Mundial; también influyeron la crisis de 1929 y la Segunda
Guerra. Finalmente, en los años cuarenta y cincuenta, se convirtió en
hegemónico en gran parte de la región. Ello no implica que la industria
se transfonnara en todas partes en el sector conductor de la economía,
puesto que el modelo podía echar raÍCes en especial en los países que
más habían crecido en el pasado y en los que hubiera capitales dispo~
nibles o con un mercado interno suficiente para alimentar la industria-
Jorge Eliécer Gaitán. Casa Museo JEG. 4fT lización. Ejemplos de ello eran la Argentina, Brasil, Chile y México, en
los cuales, a mediados de los años cincuenta, la industria contribuía
al producto nacional en más de un 20%, proporción que duplicaba la
La industrialización por sustitución de importaciones de la mayor parte de los países andinos y más aún la de los de América
Central. No obstante, esto no implica que la transición de un modelo
Fue entonces, en especial en 1948, al asumir la dirección de la Comi- económico basado en las exportaciones de materias primas a uno cen-
sión Económica para Arnérica Latina (CEPAL) de las Naciones Unidas, trado en la producción de bienes para el mercado interno resolviese la
que el economista argentino Raúl Prebisch sentó las bases teóricas del crónica vulnerabilidad de las economías latinoamericanas. La industria
modelo ISI -basado en la industrialización por sustitución de impor- sustitutiva se concentró en sectores de escaso valor agregado e inno-
144 Historia de América Latina La edad del populismo clásico 145

vación tecnológica reducida, y fueron aún más escasos los pasos hacia En general, el motor del crecimiento económico en la posguerra
adelante en los ámbitos clave de la industria pesada y de punta, donde, fue la exportación de materias primas, a menudo agrícolaf., que prove-
por ende, no disminuyó la dependencia respecto de las potencias eco- yeron los recursos que la mayor parte de los gobiernos emplearon lue-
nómicas más avanzadas. go para promover la industria de sustitución, protegida por elevadas
En ese sentido, las ayudas y estímulos económicos o tecnológicos barreras aduaneras y el consumo de los estratos urbanos. Esto fue así
provistos por los Estados Unidos durante la guerra para incentivar la hasta que a fines de los años cincuenta dicha política comenzó a ma-
producción de materias primas estratégicas con fines militares tuvie- nifestar graves limitaciones, en especial cuando la exportación -por
ron una importancia considerable para la expansión de las industrias el atraso de la agricultura o porque los gobiernos tendían a presionar
latinoamericanas. En ese contexto, en 1946 abrió sus puertas en Brasil a los productores para favorecer a la población urbana- comenzó a
Volta Redonda, la primera gran empresa siderúrgica de Sudamérica, estancarse y América Latina empezó a perder cada vez más su par-
que, además de contribuir a desarrollar la ocupación industrial, fun- te en el mercado mundial, lo que le impuso alternativas delicadas y
cionó como base para el nacimiento de una industria pesada nacional, dolorosas.
símbolo de orgullo y superioridad económica en contraposición a los
países vecinos, en especial a la Argentina, que, por el contrario, pagó
su neutralidad durante la guerra permaneciendo en gran parte excep- Un volcán siempre activo: las transformaciones sociales
tuada de las inversiones y la transferencia tecnológica estadounidenses
durante la etapa peronista, que se prolongó hasta 1955. Durante los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial, los cambios
En el decenio posterior a la Segunda Guerra Mundial, la economía sociales asumieron un ritmo cada vez más frenético y se extendieron ha-
creció en toda América Latina, aunque en algunos países como Brasil cia áreas no alcanzadas hasta entonces. Comenzó una verdadera trans-
y México lo hizo a un ritmo más veloz que en otros, como Perú y la formación que, en el lapso de casi dos décadas, le confirió a América
Argentina. Se desarrolló impulsada; en particular en los primeros años, Latina las connotaciones sociales que la caracterizan hasta hoy. Estas
por la elevada demanda mundial de bienes primarios latinoamerica- fueron de tal naturaleza que acentuaron muchos de los contrastes que
nos, que luego disminuiría a medida que varias economías se recupe- tanto contribuyeron a los grandes conflictos y las enormes tensiones de
raban de los desastres de la guerra, hasta que, hacia mediados de los los años sesenta y setenta.
años cincuenta, sobrevino un sustancial estancamiento. Sin embargo, El dato más sorprendente es el de la población, que creció a un
el crecimiento no fue sostenido dado que, deducida la elevada tasa de ritmo sostenido en los años cuarenta (al parecer hasta un 2,3%), e
crecimiento demográfico prevaleciente en la época, alcanzó apenas un incluso más en los años cincuenta, cuando la tasa de crecimiento lle-
2% anual, ni tampoco fue equilibrado respecto de los distintos sectores gó al 2,7%. En virtud de ello, los latinoamericanos, que eran cerca de
productivos. Se acentuaron entonces ciertas distorsiones de fondo de 126 millones en 1940, pasaron a ser 159 millones diez años más tarde
la estructura económica regional, destinadas a alimentar las convulsio- y 209 millones en 1960. A diferencia de lo sucedido en el pasado,
nes sociales y políticas. De hecho, tanto se expandieron la industria y ello no se debía tanto al empuje recibido por la oleada inmigratoria,
el sector minero como se desaceleró la agricultura, afectada en gran la cual sí se disparó en la Argentina y sobre todo en Venezuela, país
parte del continente por una pésima distribución de la tierra, concen- hacia el cual fue atraída por el boom de la industria petrolífera y que
trada en latifundios, y víctima de su escasa utilización, fruto de dicha registró tasas récord de crecimiento demográfico (aunque no fue este
concentración. Por esta razón no se allanó el camino a una revolución el factor determinante). Así, mientras que los países del Cono Sur
agrícola dirigida a mejorar la productividad de la campaña, ni fue posi- en los que mayor había sido la inmigración crecieron menos que el
ble absorber el crecimiento de la población, que tendió a derramarse, promedio, el verdadero incremento tuvo lugar donde el aumento po-
cada vez con mayor intensidad, hacia las grandes ciudades. Estas urbes blacional había sido lento: México, América Central, Brasil y el área
adquirieron definitivamente los típicos rasgos de las grandes metrópo- andina. Esto ocurrió debido a la brecha, cada vez más acentuada, en-
lis y se convirtieron en escenarios de enormes contradicciones sociales. tre las tasas de mortalidad, que tendieron a caer acercándose a veces
146 Historia de América Latina La edad del populismo clásico 147

a la media europea, y las tasas de natalidad, que continuaron siendo to económico, la urbanización y la industrialización, fue traer a la su\.
muy elevadas, cercanas a las de los países en vías de desarrollo. perficie las antiguas y profundas segmentaciones de estas sociedades
Las consecuencias de aquel crecimiento no tardaron en manifestar- heterogéneas, en especial porque buena parte de la población urbana
se, ya en forma virtuosa, dado que en promedio la esperanza de vida de que se mantuvo en los márgenes de la ciudadanía social y del mercado
la población creció, ya en forma peligrosa, desde el momento en que la de trabajo era indígena, afroamericana, mestiza y mulata. A esto se su-
campaña fue incapaz de absorber la enonne masa juvenil que pronto se maban los problemas de seguridad e integración, criminalidad y mor-
volcó al mercado de trabajo. Claro que tampoco lo logró la ciudad, don- talidad, que pronto indujeron a reacciones conservadoras y a reclamos
de la industria no creció tan rápidamente como habría sido necesario. de orden por parte de los otros sectores sociales, en particular de las
La urbanización, más rápida, extendida y masiva, fue la nota dominante clases medias, quienes más temieron los efectos de aquel repentino cre-
de esa época. Durante su transcurso, se asistió a una verdadera carrera cimiento de una sociedad de masas, fuera del control de la autoridad o
hacia la ciudad, de efectos profundos y duraderos, que configuró un incluso activada por los gobiernos populistas.
cuadro general confuso, que presagiaba tensiones sociales cada vez más
intensas. No sólo porque por lo general tendieron a crecer unas pocas
ciudades por país, absorbiendo un porcentaje exorbitante de la pobla- Entre nacionalismo y socialismo: el panorama ideológico
ción, pero sin ser realmente capaces de preparar a tiempo las obras de
infraestructura, o las redes cloacales e hídricas, con el resultado con- Comprender todos los aspectos del vasto universo de las ideologías y
sabido de que los barrios marginales se expandieron en forma desme- corrientes culturales y espirituales durante los quince años posterio-
surada, sino también porque el abandono progresivo del campo era res a la Segunda Guerra Mundial no es sencillo, en especial porque la
un signo evidente del problema en países que aún dependían en gran volatilidad y movilidad de idearios e ideologías fueron por entonces
parte del fruto de sus productos. más intensas en el marco de la efervescencia de la región, sacudida
La brecha entre ciudad y campo se profundizó y se puso de manifiesto en los fundamentos de la transfonnación social, económica y política.
en la disparidad abismal entre los indicadores sociales, en dos contextos: Asimismo, ese fue el momento en el cual comenzaron a tomar forma
en los datos sobre la mortalidad infantil, la escolarización, el acceso al los puntos de referencia ideológicos que impregnaron los grandes con-
agua potable y demás, mucho mt:jores en los centros urbanos que en flictos de las dos décadas posteriores, por 10 cual es conveniente tratar
las zonas rurales, y dentro de las mismas ciudades, en las diferencias de de comprender sus elementos clave.
zona a zona y de barrio a barrio, que se tomaban más aguzadas a medida El primero y más importante es que, así como el modelo económico
que crecía la distancia entre ingresos, por un lado, y entre clases, etnias tendía a proyectarse hacia lo interno, y mientras los cambios sociales
y culturas, por otro. Sólo una pequeña parte de la población urbanizada alumbraban por doquier el problema de la integración nacional de las
encontró trabajo en las fábricas, los talleres, o en sectores productivos; masas, en términos ideológicos la nota dominante de la época fue el
en cambio, la mayoría se quedó sin ingresos o acabó en el rubro de ser- nacionalismo. Este dejó de ser sólo una comente ideológica y política
vicios. De hecho, la mayor parte de los servicios involucraba a los trabaja- entre otras de distintos orígenes, e impregnó cada vez más a fondo el
dores humildes y poco productivos, en los cuales luchaba por sobrevivir entero panorama ideológico. Se convirtió entonces en una suerte de
la franja creciente de marginados, con ocupaciones de tiempo parcial y trasfondo imprescindible en toda disputa y en un nexo entre ideas que
pago exiguo, ajenas al sistema previsional y mucho más parecidas al arte parecían en las antípodas, como socialismo y nacionalismo -los cuales,
del rebusque que a verdaderos trabajos. Otros más afortunados ingresa- de hecho, tendieron a confluir en el seno de amplios movimientos po-
ron a la gran maquinaria clientelar del empleo público, utilizado a me- pulistas-. Ello no significa, por supuesto, que las ideologías en lucha en
nudo como amortiguador social, poco o nada productivo y en general América Latina fuesen distintas de las que se enfrentaban en el resto de
causa de crecientes abismos en las cuentas públicas. Occidente en el contexto de la Guerra Fria; también en América Latina
Lejos de promover una mayor homogeneidad social, una de las más tronaban las luchas en nombre de la democracia liberal o del comunis-
inmediatas consecuencias de la modernización, es decir, del crecimien- mo. Pero lo que más se imponía era el esfuerzo por conjugar y legiti-
148 Historia de América Latina La edad del populismo clásico 149

mar aquellas ideologías en términos nacionales. Comenzaron entonces ritaria que intentó conciliar la tradición corporativa católica con la de-
a destacarse un socialismo nacional, un catolicismo latinoamericano, mocracia liberal. Pero si el liberalismo lloraba, el marxismo tampoco
un modelo de desarrollo adaptado a la región y a su peculiaridad, y así tenía motivos de festejo, no sólo porque la oleada anticomunista que
sucesivamente. Este proceso culminó en las doctrinas nacionales que barrió el área tras la guerra había impedido su acción y organización,
los movimientos populistas, entonces más en boga que nunca, preten- sino porque, en su versión internacionalista, modelada sobre la horma
dieron encarnar. atea y materialista del canon soviético, se mostró poco atractivo ·para
El segundo elemento clave para orientarse en el panorama ideológi- atraer a las masas -salvo en raras ocasiones, en las que, sin embargo,
co de la posguerra es la cuestión social. Si el principal frente de disputa su desempeño electoral, pese a verse beneficiado por el prestigio de
había sido durante mucho tiempo el religioso, y si, primero durante la Unión Soviética durante la posguerra, raramente alcanzó el 10%-.
los años trein ta y después con la Segunda Guerra, se habían impues- No es casual que los movimientos populistas en ascenso les arrebata-
to en América Latina -aunque por breve tiempo- las confrontaciones ran las bases proletarias a los dirigentes e intelectuales marxistas, lo
universales entre fascismo y democracia, en la posguerra el horizonte cual indujo al marxismo latinoamericano a nacionalizarse para entrar
fue ocupado por la moderna cuestión social. Algo inevitable, por otra en sintonía con las masas que ambicionaba representar, evitando así
parte, en un continente en el que esta se volvía cada vez más urgente, a el aislamiento y la marginalidad. En muchos casos, también 10 incitó
la luz de las transiciones hacia la sociedad de masas. a ingresar en las filas de los movimientos o sindicatos de tendencia
Así, durante veinte años, nacionalismo y cuestión social se impusie- populista, donde en ocasiones se unieron a intelectuales o militantes
ron sobre el trasfondo de la lucha política e ideológica de la época. No de origen nacionalista, como sucedió en el peronismo argentino y
obstante, es preciso analizar en qué términos tuvo lugar esta preemi- en la revolución boliviana de 1952, entre otros. Pero si tal fenómeno
nencia, dado que no todas las corrientes ideológicas afrontaron la situa- alimentó por entonces el anticomunismo, que tendió a ver el espectro
ción del mismo modo y puesto que algunas -que alimentaron los po- marxista infiltrado en todas partes, lo que en realidad ocurrió con
pulismos- tendieron a imponerse. Al hacerlo, se conectaron al sustrato el tiempo fue que, al nacionalizarse, también se convirtió en la vía
ideológico del organicismo, cuya extraordinaria vitalidad pusieron de de la conciliación con el imaginario popular, que en América Latina
relieve. En principio, en casi todas partes se consumó la declinación del permanecía inficionado de organicismo católico, con el que pronto
liberalismo, al menos en su versión doctrinaria elaborada por las elites encontró muchos puntos de contacto. De ahí el peculiar connubio
intelectuales decimonónicas. De ese modo se vio confirmado su fracaso entre católicos y marxistas, del cual se hablará al considerar los años
en gran parte de América Latina -como había ocurrido ya antes en sesenta y setenta.
Europa-, en especial debido a su incapacidad para guiar la transición No obstante, lo que dominó el panorama ideológico de la época fue
hacia la democracia política y la inclusión social. Por lo tanto, pese a el populismo, el cual no es, en sentido estricto, una ideología, desde el
que América Latina tendió a gravitar aún más que en el pasado en la momento en que nadie suele definirse como populista, aunque presen-
órbita de la gran potencia liberal, los Estados Unidos, ya sostener su taba un núcleo ideológico específico, al que ya hemos aludido. Nacio-
causa durante la Guerra Fría, no puede decirse que el liberalismo fue- nalismo y socialismo tendieron a encontrar en los populismos el punto
se protagonista, sino más bien objeto de los dardos de su enemigo, el de fusión. De hecho, se conectaron a un imaginario social antiguo que,
populismo. por un lado, les permitía erigirse en herederos de la más pura tradición
En suma, la tradición liberal y democrática parecía residual. En este nacional y, por el otro, en defensores de la justicia social, en nombre de
marco, tendieron a aparecer como sus abanderadas algunas voces de la armonía y el equilibrio entre los diversos miembros del organismo
distinto origen, que se esforzaron por adecuarlas a los imperativos social. Aunque el resultado de los fenómenos que aspiraban a encarnar
nacionales y sociales de la época. Tal fue el caso del catolicismo liberal la identidad nacional y monopolizar el poder era la instauración de
inspirado por el filósofo francés Jacques Maritain, orientado en Amé- regímenes autoritarios, ello no quita que tanto ellos como la ideología
rica Latina por el brasileño Alceu Amoroso Lima y los jóvenes que en que profesaban fuesen muy populares, a tal punto que, al contar con el
1957 fundaron la Democracia Cristiana en Chile, una corriente mino- apoyo de buena parte de la población, en especial de las clases medias
150 Historia de América Latina La edad del populismo clásico 151

bajas, y ser capaces de imponerse en elecciones libres, ocuparon todos comenzó a mostrar graves fisuras. Finalizado el boom económico, se hizo
los resquicios del poder. evidente la falta de sustento de dicha política, dados los enormes costos
De hecho, los gobiernos y líderes más recordados se sucedieron en y derroches y las actitudes parasitarias que había incentivado, de las cua-
diversos países en el curso de aquellos años, aunque no todos crearon les eran reflejo el ausentismo galopante, la bajísima productividad y el
regímenes consustanciados con el núcleo ideológico del populismo: anonnal crecimiento del aparato estatal. No por casualidad, si la prime-
desde Carlos Ibáñez en Chile hasta Getúlio Vargas en Brasil, ambos ra presidencia de Perón estuvo inspirada en el dogma de los derechos
llegados al poder por la vía electoral a inicios de los años cincuenta; de del trabajador, la segunda 10 estuvo en el de la producción.
Velasco Ibarra en Ecuador al general Rojas Pinilla en Colombia; desde En otro aspecto, los pilares de la política económica peronista fueron
Víctor Paz Estenssoro en Bolivia hasta la primera fase del gobierno del los típicos del modelo ISI, el estado y la industria, y la principal moda-
general Odría en Perú, sin olvidar el peculiar caso de México, después lidad para aplicarla fue la planificación. Fue tarea del estado proteger
de todo, parte de aquella familia, Sobre el prototipo de esos regímenes, el mercado interno, estimular el crecimiento por medio de los instru-
el más maduro y completo, que no por casualidad pretendió elaborar mentos del crédito y el gasto público, tomar posesión de la infraestruc-
una ideología coherente, fue el peronismo argentino y su doctrina de~ tura clave a través de nacionalizaciones (desde los teléfonos hasta el
nominada 'Justicialista". En definitiva, lo que llamamos "populismo» ferrocarril) y, en general, transferir recursos del sector exportador a las
era en realidad la vía latina a la democracia y a la justicia social; una vía clases urbanas y la industria. Todo ello fue llevado a cabo a través del
extraña y adversa tanto al comunismo ateo y estatista como al capitalis- Instituto Argentino de Promoción del Intercambio (IAPI), que entre
mo y la democracia liberal del mundo protestante anglosajón. Se trata- tantas otras funciones tenía la de adquirir granos y carnes a los pro-
ba de una tercera vía católica, puesto que católica era la más profunda ductores a precios bajos para revender a precios mucho más altos en
fibra de la civilización latinoamericana. el mercado mundial, por lo que el gobierno podía utilizar luego las
El régimen peronista fue largo, complejo y pasó por diversas fases. sustanciosas ganancias para financiar la inversión y el gasto públicos,
Sintetizando algunas de sus características, es posible comprender cier- las prestaciones sociales, el consumo, etcétera. En cuanto a la industria,
tos elementos sociales, económicos, políticos e ideológicos que, aun- su proliferación fue para Perón un objetivo tanto económico como po-
que no bastan para explicarlo de manera exhaustiva, dan la medida de lítico. Económico puesto que estaba convencido de que no habría de-
cuánto encarnó el tipo ideal del populismo. Por empezar, en sus aspec~ sarrollo sin industrialización; político porque, como buen militar, veía
tos sociales: no hay duda alguna de que el peronismo nació y perduró en la industria el necesario soporte de la soberanía nacional, la base sin
como un gran movimiento popular, cuyo núcleo más activo y sólido fue la cual la Argentina quedaría a merced de las economías extranjeras y
la clase obrera. A ello es preciso añadir que, como movimiento nacional no tendría la fuerza suficiente para agrupar a su alrededor a las otras
y no como partido de clase o ideológico, el peronismo tendió a eng- naciones de la región.
lobar en sus bases a sectores muy heterogéneos e incluso enfrentados En términos políticos, el peronismo fue un régimen híbrido, algo
entre sÍ. De hecho, atraídos por su nacionalismo o por los intereses que típico de los populismos. Lo fue en el sentido de que, pese a que llegó
favorecía, ingresaron a sus filas radicales y conservadores, miembros al poder por medios electorales y fue reconfinnado por la misma vía, y
de las elites provinciales y de la burguesía urbana, empresarios y prO- habiendo mantenido en pie la arquitectura liberal del estado, gobernó
fesionales. En lo que respecta a la política social, es indudable que el de fonna autoritaria, violando su espíritu. Se trataba de un autoritaris-
peronismo, que después de la guerra disponía de una envidiable con- mo popular, o una tiranía de la mayoría, puesto que fue invocando la
dición económica, propició la distribución de la riqueza a favor de los voluntad del pueblo que el peronismo amordazó a la oposición, mo-
sectores populares, logrando elevar el poder adquisitivo de los salarios nopolizó la infonnación, impuso la obediencia a la primera magistra-
o incrementando las prestaciones sociales, así como garantizando cré- tura, purgó a fondo el sistema educativo y trató por todos los medios
ditos accesibles a la industria nacional. En general, las condiciones de de asegurarse la plena adhesión de la iglesia y las fuerzas armadas, las
vida de las clases populares conocieron en los primeros años del pero- Has potentes corporaciones que tanto 10 habían apoyado en su lucha
nismo una mejora neta, aunque ya alrededor de 1950 su política social por erradicar las bases del régimen liberal de la Argentina. En tanto
152 Historia de América Latina La edad del populismo clásico 153

no se convirtió en un régimen de partido único, el peronista creó un populares, pero que no estuvo privada de sombras, puesto que su accio-
embrollo tan inextricable entre el estado y el partido que llegaron a ase,- nar pesó en gran parte sobre el erario público, y descansaba sobre exac-
mejarse sobremanera. Sin llegar a ser un verdadero régimen totalitario, ciones impuestas a empresas y trabajadores, de los que sustraía enormes
no hay duda de que su vocación de concentrar los poderes e impregnar recursos que administraba sin rendir cuentas a nadie. A ello se sumaba
con su ideología todos los ámbitos sociales demostró que iba en esa que, además de la inmensa popularidad conseguida por esos medios,
dirección. propaló una intensa y ensordecedora propaganda ideológica a favor
De estas y otras tendencias fue expresión su -ideología, que Perón del peronismo y de odio hacia sus enemigos.
llamó 'Justicialismo", cuyas premisas eran la soberanía política, la in-
dependencia económica y la justicia social, sus tres puntos cardinales.
Más allá de eso, su doctrina pretendió erigirse en una Tercera Posición,
en el plano interno y en el internacional, entre el Occidente liberal
y el Oriente comunista. A tal punto que se proclamó hostil al indivi-
dualismo y al colectivismo, a la civilización protestante y a la atea, con
las cuales identificaba a las dos grandes potencias. Mientras, indicaba
el retorno a una sociedad impregnada de valores comunitarios, hijos
de la civilización católica, a la que Perón nunca, ni siquiera cuando se
enfrentó con la iglesia, dejó de invocar como fundamento de su propia
doctrina. Emblema de su ideología fue el objetivo de crear una comu-
nidad organizada, en la cual el pueblo estuviera unido política y espi-
ritualmente en el peronismo, y organizado en corporaciones, también
peronistas, dentro de las cuales Perón trató, con resultados diversos, de
incluir a los diferentes sectores de la población.
A la cabeza de aquel organismo social reconducido a su unidad pri-
migenia y enmendado de las divisiones infligidas por la modernidad,
Perón se erigía en jefe indiscutido y carismático, autorizado a la reelec-
ción por la reforma constitucional de 1949. Se ha afirmado también
que el de Perón fue en realidad un peculiar régimen bicéfalo; a su lado, Eva Duarte de Perón, "Evita", el 22 de agosto de 1951, en el Cabildo
no menos potente e incluso más popular, figuró hasta su muerte precoz Abierto del Justicialismo. En esa ocasión, ante 2 millones de personas,
en 1952 su mujer, Evita, la cual entró en el mito y la devoción popular renunció a la candidatura a la vicepresidencia de la nación argentina.
en el rol de una virgen pagana, madre de los desheredados que sa-
crificó la vida derramándose en sus innumerables obras sociales. Sin En general, Eva Perón encarnó el alma más popular aunque más ma-
embargo, Eva fue un personaje mucho más complejo y controversial niquea del peronismo, en la medida en que era capaz de encender
de lo que el mito indica, ya que en realidad ejerció, en el más absoluto el entusiasmo de las multitudes, pero de una forma tan violenta que
y arbitrario de los modos, un enorme poder político. Se trataba de un le restaba simpatías y consensos, en especial entre las corporaciones
poder organizado en el Partido Peronista Femenino, a través del cual eclesiástica y militar, que le habían tomado inquina. En este senti-
canalizó el voto de las mujeres, que había contribuido a hacer aprobar, do, Eva imprimió al peronismo una suerte de hálito religioso que le
y en la potente Fundación Eva Perón, que se extendería al vértice de confirió una fuerza extraordinaria, aunque, en su milenarismo, re-
los sindicatos (la CGT) y a los poderes públicos en general, en los que presentó el alma más totalitaria, que, al reducir a cenizas toda forma
contaba con innumerables fieles. Asimismo, Eva resultaba controversial de mediación política, aisló al peronismo en su popularidad. Esto se
por su acción social, que acarreó enormes beneficios a amplios estratos prolongó hasta que, muerta Eva y con una economía que requería
154 Historia de América Latina La edad de! populismo clásico 155

ajustes, la pretensión peronista de hacer del justicialismo una suer-' en el pasado, no sólo por el superpoder global que los Estados Unidos
te de religión política resultó en un violento conflicto con la iglesia detentaban en el terreno económico y militar, sino también porque
católica, la cual se sintió traicionada por un movimiento en el que Europa se había convertido en un socio menor para América Latina y
había vislumbrado cierta voluntad de llevar a cabo una política cató- la Unión Soviética no estaba en condiciones de pesar sobre los destinos
lica, pero que había acabado por querer absorber a la propia iglesia de un área tan remota. Nada, en definitiva, parecía poder interponer
en nombre de su catolicidad. En dicho conflicto, la causa de la igle- obstáculos a la preeminencia estadounidense.
sia halló el apoyo decisivo de las fuerzas armadas, que derrocaron a Ese contexto pennitió la institucionalización de las relaciones inte-
Perón, aunque fueron incapaces de pacificar un país dividido entre ramericanas y la creación de instituciones hemisféricas permanentes,
peronistas y antiperonistas. de las que todos los estados del área entraron a formar parte. Con ello,
se consolidó el objetivo histórico de los Estados Unidos de hacer de las
Américas una comunidad de defensa; un continente unido por el prin-
cipio de que la seguridad de cada uno de sus miembros era vital para
todos los otros y que, por ende, cualquier amenaza a alguno de ellos de-
bía entenderse como un peligro para el hemisferio en su totalidad. Un
gran paso adelante había sido la premisa ideológica del panamericanis-
mo, a cuyo imperativo de enfrentar a un enemigo global se dio un gran
impulso durante la Guerra Fría: la idea según la cual ya había perdido
sentido -si es que alguna vez lo había tenido- distinguir una América
anglos.yona de una latina, puesto que se postulaba al continente entero
como una civilización común: la occidental y cristiana. Se trataba, no
obstante, de una idea indigesta a los nacionalismos latinoamericanos de
toda clase, que jamás la hicieron propia.
Panamericanismo y anticomunismo fueron los puntos cardinales de
la política hemisférica de los Estados Unidos, en íntima conexión en-
tre sí. Bajo la presidencia de Harry Truman, cuando el acento recayó
sobre el primero de los términos, o bajo la de Dwight Eisenhower,
en que prevaleció el segundo, aunque entre una y otra no había en
El 16 de junio de 1955, aviones de la Marina bombardearon y ametralla- realidad una gran discontinuidad. En lo que comprende al paname-
ron la Plaza de Mayo y la Casa de Gobierno. Los bombardeos provocaron ricanismo, sus etapas fueron tres. La primera en 1945, cuando las Ac-
la muerte de 364 civiles, además de numerosos heridos. tas de Chapultepec establecieron los principios generales de la nueva
comunidad hemisférica: igualdad jurídica entre todos los estados, no
intervención en los asuntos extranjeros, seguridad común. La segun-
La Guerra Fría: los primeros pasos da y más concreta, en 1947, cuando en Río de Janeiro las naciones
americanas crearon el Tratado Interamericano de Asistencia Recípro-
Aquello que los populismos combatían y el modelo ISI confrontaba, es ca (TIAR), un pacto militar basado en el principio de que un ataque
decir, la hegemonía estadounidense en América Latina, se afirmó tras a uno de los estados miembros justificaría la reacción de los otros.
la guerra en el plano geopolítico, básicamente en el de la seguridad, Dicho pacto legitimó la tutela militar de los Estados U nidos contra
aunque no sin traspiés ni resistencia. No obstante, fue en ese momento toda eventual amenaza comunista, real o no, pero su influjo fue en
cuando el nuevo equilibrio mundial creó las condiciones para que di~ parte limitado por la resistencia de algunos países, como la Argentina
cha hegemonía se expresase en forma más extendida y profunda que y México, que se reservaron el derecho a decidir en cada caso su par-
156 Historia de América latina La edad del populismo clásico 157

ticipación en la respuesta colectiva. La tercera etapa, en 1948, fue la


fundación de la Organización de los Estados Americanos (OEA), du-
rante la Conferencia de Bogotá, con la que el sistema interamericano La Guatemala de Jacobo Arbenz
asumió su ropaje institucional.
En lo que respecta al anticomunismo, no hay duda de que, con la
incidencia de la Guerra Fría, se volvió una prioridad estratégica esta-
dounidense para la región. No es que ello no fuera compartido por
la mayor parte de los gobiernos de América Latina, conservadores o
populistas -ni qué decir por sus fuerzas armadas-o Sin embargo, aUn
cuando no 10 consideraban una amenaza inminente, tendían a mag-
nificarlo, buscando así obtener la atención de Washington. Lo que sí
es cierto es que el gobierno se movilizó para crear un sólido frente
anticomunista en las Américas, aunque no por ello lajuzgaba un área
de alto riesgo, en especial frente a Europa o Asia. Dicho lo cual, para
comprender la naturaleza del anticomunismo en América Latina, ya
sea del alentado por los Estados Unidos o del que hundía profundas
raíces en la cultura política de la región, es preciso considerar que no
solía presentarse tanto como reacción a la amenaza de una potencia Jacobo Arbenz Guzmán, durante la campaña electoral de 1950, en las
externa, sino más bien como la forma prevaleciente que tomaba por Verapaces, Guatemala.
entonces la reacción contra un enemigo interno, el cual comenzó a
ser visto bajo el color que exhibía en la militancia, o en su tendencia La historia guatemalteca después de la guerra contiene los principales
a confluir con el nacionalismo. rasgos de la época, aunque en forma exasperada. Guatemala se
En términos concretos, sin embargo, las presiones de los Estados destacaba por la rigidez de la segmentación social, que separaba a la
Unidos, por un lado, y el anticomunismo de muchos gobiernos lati- mayoría indígena de la oligarquía criolla, y también por la elevada
noamericanos, por el otro, crearon el clima para que en numerosos concentración de la tierra, la pobreza extrema y la dependencia de la
países los partidos comunistas fuesen puestos fuera de la ley o sujetos a exportación de productos tropicales, en su mayoría explotados -como
restricciones; para que, salvo raras excepciones, una gran parte de ellos en gran parte de América Central- por las grandes compañías esta-
rompiese relaciones con la Unión Soviética; y para que encontrase apo- dounidenses, como fue el caso de la United Fruit Company. Esta
yo el esfuerzo de los sindicatos estadounidenses por fundar una Con- empresa había creado cierta infraestructura moderna útil para su
federación Sindical hemisférica que pudiera contener a la guiada por comercio, pero también poseía enormes extensiones de tierras
Vicente Lombardo Toledano, cercana a Moscú. Con el tiempo, en espe- prácticamente exentas del control del estado. Como en otros lados, en
cial cuando a la Casa Blanca arribó Eisenhower agitando la doctrina del Guatemala se vivió una estación de democratización e integración
roll back (la "vuelta atrás" del comunismo), las medidas para combatirlo social. Caída en 1944 la larga dictadura que había dominado los años
se intensificaron aún más, ya en el frente militar, donde Washington treinta, se estableció un gobierno constitucional que amplió la participa-
firmó nUlnerosos pactos militares bilaterales con los gobiernos de Amé- ción política a las mujeres y los analfabetos. Presidente desde 1951, el
rica Latina, o en el plano político, donde no declinaron el recurso a la coronel Arbenz introdujo un cambio radical mediante una reforma
covert action, es decir, al empleo indirecto de la fuerza para deshacerse agraria dirigida a recuperar parte de las tierras de la United Fruit para
de los pocos gobiernos que juzgaban con aroma a comunismo, como el distribuir entre los campesinos, medida a la que se opuso la compañía
de Jacobo Arbenz en Guatemala durante 1954. con su enorme poder y que generó un conflicto sobre la indemnización
con el gobierno de los Estados Unidos, colmado de personajes
158 Historia de América Latina La edad de! populismo clásico 159

vinculados a la empresa. Al igual que en otros lados, la democracia mónicas argentinas, lo que los empujó aún más hacia los Estados Uni-,
guatemalteca se reveló frágil. Por un lado, estaba sujeta a la reacción dos, en busca de protección.
social de las elites y, por otro, a la creciente tendencia del gobierno a Sin embargo, derrocado Perón, no desaparecieron los fantasmas que
monopolizar el poder, presionando a la prensa, los sindicatos y el sU gobierno había movilizado en Washington. En todo caso, tendieron
Parlamento, En el contexto de la Guerra Fría, Eisenhower comenzó a a regresar en diferentes formas y estilos, en los más variados lugares: ora
ver a Guatemala como un caso típico de fusión entre nacionalismo y en Bolivia y en Guatemala, ora en Perú y Venezuela, donde en 1958 el
socialismo, es decir, como una evidente amenaza comunista, mucho presidente Richard Nixon arriesgó su incolumidad a causa de las pro-
rnás sospechosa aún debido al papel asurnido por el pequeño Partido testas antiamericanas. Y, finalmente, en Cuba, donde el 1 de enero de
0

Cornunista local, que apoyaba a Arbenz. De ahí a la decisión de 1959 triunfó la revolución.
ordenar una acción conducida por una facción de militares guatemalte-
cos financiados por los servicios secretos estadounidenses faltaba sólo
un paso, que fue dado en 1954. Sin ernbargo, los Estados Unidos no
pudieron cantar victoria por el orden restaurado, ya sea porque
Guaternala no cesó de ser un foco de inestabilidad, ya porque ese
precedente le confirió rasgos más radicales al proceso que vino a
continuación: Cuba. ¿¡r

Todo esto no impidió que la hegemonía estadounidense encontrase


serios obstáculos, algunos de pequeña magnitud y otros, más relevan-
tes, Todos, empero, presagiaban los conflictos más importantes que le
reseIVaba el futuro, Tampoco significa que América Latina fuera un
mero espectador del nuevo contexto, Ya sea porque trató de obtener
ventajas, ya porque contra aquella hegemonía no cesaron de crearse
reacciones en su seno, de las cuales el comunismo fue el emblema, que
de hecho heredaba y desplegaba las más antiguas y profundas raíces del
antiamericanismo hispánico y católico. Además, en él tendían a menu-
do a confluir los nacionalismos antes dispersos, de derecha e izquierda,
económicos y políticos, espirituales y culturales, todos mancomunados
en la aversión a los Estados U nidos y a la civilización que representa-
ban, es decir, unidos en lo que llamaban "antiimperialismo".
De aquellos obstáculos, el mayor fue la Argentina de Perón: debido
a su política de la Tercera Posición, por su esfuerzo de exportar el pe w

ronismo y crear un frente latinoamericano hostil a los Estados Unidos,


y como emblema de la convergencia en el populismo del nacionalis-
mo de derecha y de izquierda. Por un lado, las ideas y la propaganda
peronistas hallaron un terreno fértil donde arraigarse. Incluso por la
enorme frustración causada en todas partes en América Latina debido
a la escasa ayuda que los Estados Unidos le reservaron en la posguerra,
mientras la dispensaban a discreción en Europa. Por otro, no obstante,
muchos gobiernos reaccionaron con temor ante las ambiciones hege-
¿Feminismo de la igualdad y feminismo de
la diferencia?

Elena Nájera
Universidad de Alicante

Introducción
Solidaria con la trayectoria del mundo contemporáneo, la teoría feminista
ha vivido en las últimas décadas una agitada época ocupada en la revisión de
su propia tradición y dedicada así mismo a la ampliación de intereses y mul-
tiplicación de enfoques. Una de las coordenadas que ha permitido ordenar
conceptual, y también políticamente, este rico y sin duda complejo panorama
es la oposición establecida entre el feminismo de la igualdad y el feminismo de
la diferencia. Se trata de una tipología clásica, y especialmente cultivada en el
contexto académico español, que se hace cargo del intenso debate mantenido
entre quienes sitúan la reflexión de género en la estela del proyecto ilustrado,
comprometiéndola con los valores igualitaristas, universalistas y humanistas
que lo vertebran, y quienes pretenden, por el contrario, desvincularla crítica-
mente de este discurso acusándolo de androcentrismo. Este segundo frente
tiene una significativa afinidad con el pensamiento postmoderno y, de idénti-
ca manera que éste no se deja reducir a una única fórmula, el rótulo feminismo
de la diferencia se ha visto obligado a acoger movimientos muy diversos, y a
veces un tanto dispares, que guardan a su vez relaciones varias con los plan-
teamientos básicos del feminismo de la igualdad. Por su parte, esta otra deno-
minación está lejos de ser unívoca, exigiendo así mismo precisiones y subdi-
visiones capaces de dar cuenta de la totalidad de sus alcances y desarrollos.
En cualquier caso, la confrontación de ambos tipos de feminismos no
puede ni debe tomarse a estas alturas como una disyuntiva definitoria, algo
que la descubriría inmediatamente como un falso dilema. En la misma me-
dida que muchas dicotomías polémicas, ésta ha tenido un fecundo recorrido

Feminismo/s 15, junio 2010, pp. 9-14


10 Elena Nájera

que ha servido para orientar y agitar dialécticamente las corrientes feministas,


pero, como todas las clasificaciones, ésta acusa también sus límites. Unos lí-
mites que quizás estén ya sobrepasados por el curso de los actuales estudios
de género y hayan de dejar paso –hayan, de hecho, dejado paso ya– a otras
etiquetas o estilos de etiquetar más útiles. De ahí los signos de interrogación
que acompañan el título de este número monográfico y que pretenden invitar
a una reflexión sobre la propia identidad de la teoría feminista y su preocu-
pación por concebirse a sí misma a la altura de las exigencias intelectuales y
políticas del presente.
De acuerdo con lo dicho, las autoras que afrontan en estas páginas la cues-
tión han coincidido mayormente al señalar que el recorrido de la contrapo-
sición entre esas dos modalidades tradicionales del feminismo está agotado y
que se hace necesario explorar un camino alternativo que se aleje de esencia-
lismos y que ha de desbordar forzosamente categorizaciones poco flexibles.
Por ello, las perspectivas que recogen los artículos aquí reunidos permiten
no sólo reconstruir la historia de esa confrontación y de sus circunstancias
culturales, éticas y políticas, sino también bosquejar los nuevos esquemas
conceptuales por los que el pensamiento feminista quiere discurrir. Y éste
parece dispuesto a asumir a modo de nueva seña un prefijo tan cargado de
expectativas como de imprecisiones. Parece que nos encontramos, en efecto,
en un tiempo de Postfeminismo, un tiempo en el que los estudios sobre la
mujer quizás deban confiar en otros criterios más allá de las viejas apelaciones
a la igualdad y la diferencia, un tiempo con voluntad de futuro que, sin duda,
también ha de merecer una cuidadosa consideración.
Los tres primeros textos que abren el índice abordan la problemática que
nos ocupa con visión crítica y de conjunto, en un intento de trazar el mapa
del pensamiento feminista contemporáneo. Sonia Reverter presenta el tema
en «El feminismo: más allá de un dilema ajeno», artículo en el que se reco-
nocen y repasan las ganancias del debate mantenido entre el feminismo de la
igualdad y de la diferencia en los años setenta y ochenta de cara a la reflexión
de género. Ésta exigiría, sin embargo, avanzar hacia otros enfoques en los que
la igualdad y la libertad no cuenten como un dilema irresoluble, sino como
dos aspectos ineludibles que no pueden sacrificarse uno a otro. Se trata, por
tanto, de ampliar y diversificar la agenda del feminismo, un feminismo que en
su tercera ola ha de seguir aspirando a ser una praxis transformadora capaz de
generar un mundo mejor.
De una manera rigurosa y exhaustiva, Elvira Burgos proporciona la carto-
grafía de los nuevos feminismos en «Cruzando líneas. Trazando conexiones».
Como el mismo título del artículo se encarga de indicar, para esta autora el

Feminismo/s 15, junio 2010, pp. 9-14


¿Feminismo de la igualdad y feminismo de la diferencia? 11

feminismo de la igualdad y el de la diferencia, lejos de señalar los únicos ca-


minos del feminismo actual, se apoyan en una división que han transcendido
y hecho inoperante otras posiciones de última generación. Éstas obtienen pre-
cisamente su fuerza en la articulación profunda y compleja de diferentes ca-
tegorías y en la capacidad de entrecruzar los resultados de las distintas teorías
feministas y de valorar su interdependencia. En este sentido, la autora presta
especial atención a los planteamientos lesbiano, postestructuralista y queer en
sus diversas versiones, con la conciencia de que el feminismo es, en cualquier
caso, una teoría viva y en devenir mal avenida con tipologías rígidas.
En tercer lugar, en «Dos dogmas del feminismo» Carmen González desa-
rrolla un estudio crítico sobre las expectativas que abre el giro postfeminista
como modo de sortear la aporía a la que aboca el dilema del feminismo de la
igualdad y de la diferencia. Para ello, parte del análisis de las dos creencias
dogmáticas que, a su entender, lo sustentan: la afirmación de que la alteridad
de la mujer con respecto al varón es responsable de su subordinación y la idea
de que esta alteridad exige o bien superarla, luchando por la igualdad, o bien
vindicarla como algo específico y constitutivo de lo femenino. Ambas estrate-
gias han consentido el esencialismo y han caído en la ansiedad clasificatoria,
algo que pretende corregir precisamente el postfeminismo. Como ejemplo, la
autora examina la propuesta de Sylviane Agacinski apreciando sus posibilida-
des, pero advirtiendo así mismo de su peligroso desvío hacia lo privado que
evita el compromiso público.
Una vez ganada perspectiva y dibujado el horizonte de la reflexión femi-
nista contemporánea, los artículos que vienen a continuación se presentan
como una ocasión para revisar los temas y problemas asociados a la distin-
ción entre el feminismo de la igualdad y el feminismo de la diferencia y para
repasar sus hitos históricos. En esta línea, las dos colaboraciones siguientes
se centran en la segunda de estas corrientes considerándola tal y como ha si-
do encauzada e impulsada en círculos italianos. Aránzazu Hernández Piñero
aborda en «Igualdad, diferencia: genealogías feministas» la génesis del pen-
samiento y la práctica de la diferencia sexual prestándole especial atención
a Luce Irigaray y a la Librería de Mujeres de Milán. Su exposición pretende
mostrar el sentido filosófico y político de la crítica al modelo igualitarista y
analizar, como contrapartida, la propuesta política de articular mediaciones
sexuadas como una forma de vinculación y elaboración femenina del mundo
que ayuda a la expresión de la libertad, siendo ésta precisamente, a su enten-
der, la cuestión decisiva. El texto está interesado en dar cuenta de la riqueza
y diversidad del pensamiento de la diferencia sexual pero con la intención de

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12 Elena Nájera

advertir y reivindicar, en definitiva, la fecundidad que tienen los conflictos en


el seno de la teoría feminista.
Por su parte, Annalisa Mirizio en «¿Adónde conduce la exaltación de lo
femenino? Logros y límites políticos del pensamiento de la diferencia sexual
italiano» asume la tarea de investigar en qué medida esta propuesta político-
teórica puede realmente configurarse como un discurso alternativo al femi-
nismo de la igualdad capaz de abarcar y dar voz al sujeto mujer. Para ello,
la autora estudia la formación de la llamada «política del deseo» a partir de
la alianza conceptual entre el planteamiento de Luce Irigaray y el de Carla
Lonzi, reconstruyendo así mismo el intenso debate que ha generado y que es
el que, poniendo en evidencia precisamente sus límites, ha permitido reco-
ger los mejores frutos del pensamiento de la diferencia sexual. Estos límites
señalan la necesidad de que el feminismo, más allá de maneras dogmáticas y
sin caer en la tentación narcisista de rivalizar con el discurso androcéntrico,
siga siendo una interrogación crítico-reflexiva dispuesta a encajar sus propias
contradicciones y fracasos.
La siguiente pareja de artículos permite recuperar dos momentos del diá-
logo mantenido en las últimas décadas entre el feminismo de la igualdad y el
feminismo de la diferencia. En «¿En los umbrales del género? Beauvoir, Butler
y el feminismo ilustrado» Leticia Sabsay examina ciertas derivas de una cate-
goría medular para el proyecto feminista ilustrado, como es la de género, con
el fin de señalar algunos de los actuales desafíos que se le plantean. Para ello,
se centra en primer lugar en la lectura que Judith Butler hace de Simone de
Beauvoir para, en un segundo momento, ocuparse de la crítica dirigida contra
la perspectiva de la performatividad genérica a propósito de la cuestión de
«cómo se deviene mujer». En este contexto, la autora se detiene en el debate
en torno al constructivismo radical que parecería tener su origen en el pos-
testructuralismo, aunque cabría revisar el carácter constructivista que podría
reclamar así mismo la noción de género tal y como la tematiza Beauvoir.
La autora de El segundo sexo coprotagoniza también el siguiente artículo:
«Variaciones feministas en torno a la inmanencia y la trascendencia. Simone
de Beauvoir, Luce Irigaray y la «política de lo simbólico»». Aquí Mercedes
López Jorge realiza de la mano de los conceptos «trascendencia» e «inma-
nencia» un recorrido por la historia del feminismo que distingue tres capítu-
los fundamentales. Tres capítulos que coincidirían en el reconocimiento del
carácter constructivista del género, aunque discreparían a la hora de precisar
cómo se ha de realizar esa construcción a través de la acción de las mujeres.
El primero de ellos corresponde a Simone de Beauvoir y a su exaltación de
la trascendencia frente a la condena de la inmanencia. En el segundo tiene

Feminismo/s 15, junio 2010, pp. 9-14


¿Feminismo de la igualdad y feminismo de la diferencia? 13

cabida Luce Irigaray con su concepto de «trascendental sensible», que hace


de la trascendencia algo absolutamente deudor de la inmanencia. Y el tercero
cede la palabra el feminismo italiano de la diferencia sexual y su «política de
lo simbólico», para la cual la trascendencia real, la que puede hacer política,
late y se dirime en lo inmanente.
Ganando en detalle, el índice ofrece a continuación dos aproximaciones
particulares, desde las circunstancias españolas y de América del Sur respec-
tivamente, al debate entablado entre el feminismo de la igualdad y de la di-
ferencia. María Isabel Corbí Sáez ilustra la cuestión reflexionando sobre la
suerte de la obra de Beauvoir en nuestro país. En «Simone de Beauvoir en
España: sus obras traducidas y su recepción en la prensa» recuerda cómo la
presencia de la pensadora francesa comenzó a ser completa y definitiva en el
mundo editorial y periodístico español a partir de la Transición. Sin embargo,
el artículo puntualiza cómo en el ámbito de los Estudios Literarios ha pesado
una cierta desconsideración motivada por las acusaciones de misoginia y de
ensalzamiento de los valores masculinos lanzadas fundamentalmente por el
potente y celebrado feminismo postmoderno francés. Esta situación, a enten-
der de la autora, parece, no obstante, haber dado de la mano de Julia Kristeva
y su «(Re)descubrimiento» de Simone de Beauvoir un giro capaz de volver a
poner este nombre al servicio de la causa de la mujer.
Por su parte, M. Luisa Femenías en «Notas acerca de un debate en Amé-
rica del Sur sobre la dicotomía «Feminismo: ¿igualdad o diferencia?» sitúa los
antecedentes teóricos de la problemática que trata en Uruguay y en Argentina
a principios del siglo XX. A partir de aquí, analiza la expansión en América
Latina en los años noventa de un pensamiento reivindicativo de las diferen-
cias de las mujeres que rechaza el modelo igualitarista ilustrado por ser partí-
cipe de la ideología de las «feministas blancas» y/o del «Primer mundo» para
adoptar, adaptándolas, las teorías francesas del discurso así como una plura-
lidad de análisis provenientes del pensamiento postcolonial, el multicultural
y de la subalternidad. El texto muestra cómo, asumiendo el problema de la
«identidad» y de la mano de las políticas del reconocimiento, en la reflexión
feminista de América del Sur se entrelazan el interés étnico-cultural y el de
sexo-género.
El volumen se completa con dos contribuciones que insisten en las con-
secuencias prácticas –éticas y jurídicas– de la compleja y aporética polémica
entre la igualdad y la diferencia que nos ocupa. Avanzando en esta dirección,
Cristina Guirao Mirón en «Modernidad y postmodernidad en el feminismo
contemporáneo» examina dos críticas fundamentales del pensamiento fe-
minista a la modernidad: la separación de los espacios privado/público y el

Feminismo/s 15, junio 2010, pp. 9-14


14 Elena Nájera

universalismo normativo. Para esta autora, la separación de espacios privado/


público tiene su origen en la modernidad, se consolida tras la Revolución
Industrial y en nuestras actuales sociedades es la causa de la desigualdad es-
tructural de los géneros. El universalismo normativo, de raíz deontológica,
constituye, por su parte, la crítica más importante de la postmodernidad al
proyecto ilustrado.
Como punto final, el trabajo de Malena Costa «El debate igualdad/dife-
rencia en los feminismos jurídicos» facilita una aproximación a nuestro tema
desde la óptica del derecho. En estas páginas, se repasan las principales pers-
pectivas del feminismo jurídico, revisándose cómo se definen y problemati-
zan en este contexto las perspectivas de género. Así, la autora establece una
clasificación dialéctica entre feminismos de la igualdad –que englobarían el
feminismo liberal clásico, el feminismo liberal social y el feminismo socialista–,
feminismos de la diferencia interesados en la crítica a la neutralidad del dere-
cho –que acogerían posturas como las del feminismo radical y el feminismo
cultural– y los feminismos deconstructivistas o postfeminismos que, haciéndose
eco de puntos de vista como los que representan los lesbofeminismos, las fe-
ministas negras, los queer studies o los relatos de la otredad o subalternidad,
someten a discusión la pertinencia de la división igualdad/diferencia y ponen
en cuestión la utilidad de la propia pervivencia del derecho.
Llegando ya al final de esta presentación, puede afirmarse que la nómina
de pensadoras y pensadores que cubren los artículos que componen el presen-
te número de Feminismo/s es amplia. De Simone de Beauvoir a Judith Butler,
pasando por Luce Irigaray, Alessandra Bocchetti, Lia Cigarini, Teresa de Lau-
retis, Carla Lonzi, Monique Wittig, Rosi Braidotti, Gayle Rubin, Carole Pate-
man, Nancy Frazer, Celia Amorós, Luisa Muraro, Sylviane Agacinski, Gilles
Deleuze, Jürgen Habermas… Estos y otros nombres han ayudado a nuestras
autoras a dibujar un mosaico de perspectivas originales que valoran tanto las
posibilidades como los límites de la discusión mantenida en las últimas déca-
das entre el feminismo de la igualdad y el feminismo de la diferencia. A modo
de reflexión final, podría decirse que, en conjunto, los textos aquí convocados
no dudan en señalar las dificultades y perplejidades así como las resbaladizas
paradojas con las que no puede dejar de encontrarse la teoría feminista, una
teoría que no sólo aspira a la coherencia conceptual sino, sobre todo, a la
relevancia práxica.
A las autoras sólo queda agradecerles su amable colaboración y su hones-
tidad intelectual.

Feminismo/s 15, junio 2010, pp. 9-14

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