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BLUEFIELDS INDIAN & CARIBEAN UNIVERSITY

BICU

FACULTAD DE CIENCIAS DE LA EDUCACION

Nombre de la carrera: Licenciatura en ciencias de la educación con


mención en Historia y geografía

Módulo de: Historia de los movimientos sociales

Elaborado por: Msc. Félix Luciano García


Catedrático Universidad BICU

Grupo: V Año

Año Académico: 2015

La Educación es la mejor Opción para el para el desarrollo de los pueblos

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Contenido

1. INTRODUCCIÓN .............................................................................................................. 3
2. OBJETIVOS ....................................................................................................................... 4
3. METODOLOGIA ............................................................................................................... 4
4. FORMAS DE EVALUACION........................................................................................... 5
I-UNIDAD: INTRODUCCIÓN AL ESTUDIO DE LOS MOVIMIENTOS SOCIALES . 5
1.1 Concepto de movimientos sociales .................................................................................. 6
1.2 Clasificación de los movimientos sociales ....................................................................... 6
1.3 Elementos que permiten el surgimiento de los movimientos sociales.............................. 6
1.4 La mística en los movimientos sociales ............................................................................ 7
II UNIDAD: LOS M O V I M I E N T O S S O C I A L E S , A F R O D E S C E N D I E N T E S
E I N D Í G E N A S E N AMÉRICA LATINA ........................................................................ 8
Objetivos de la unidad ................................................................................................................ 8
2.1 Movimientos de Pueblos Indígenas y Afro descendientes en América ...................... 9
2.2 Movimientos de izquierda en América Latina. Acerca de las olas de la izquierda en
América Latina...................................................................................................................... 13
2.3 El enfoque Clasicista y los movimientos sociales en América ................................... 16
2.4 Convenio 169. Sobre pueblos indígenas y tribales en países independientes de la OIT.
(1,989) (Ratificado por Nicaragua en el año 2,010). ............................................................ 20
III-UNIDAD: LOS MOVIMIENTOS INDÍGENAS Y AFRODESCENDIENTES EN
NICARAGUA ......................................................................................................................... 21
3.1 El movimiento guerrillero FSLN .................................................................................... 22
3.2 La caída de Somoza ........................................................................................................ 26
3.3 La lucha de los indígenas del pacifico y centro norte de Nicaragua............................... 26
IV-UNIDAD: LOS NUEVOS MOVIMIENTOS SOCIALES............................................ 47
4.1 Concepto de los Nuevos Movimientos Sociales ............................................................. 48
4.2 Desarrollo de los Nuevos Movimientos Sociales ........................................................... 48
4.3 Factores que permiten el desarrollo de los Nuevos .................................. 49

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1. INTRODUCCIÓN

Hay décadas donde nada ocurre; y hay


semanas donde ocurren décadas.
(Vladimir Ilich Lenin)

El presente modulo servirá p a r a que los estudiantes puedan a d q u i r i r conocimientos


relacionados con la historia de los movimientos sociales, en donde comprenderán de manera
general algunos conceptos introductorios sobre los movimientos sociales, la historia de los
movimientos sociales, indígenas y afrodescendientes tanto a nivel de América Latina
c o m o a n i v e l d e Nicaragua y la Costa Caribe Nicaragüense.
Por otra parte los estudiantes conocerán aspectos que le permitirán entender la historia de
los nuevos movimientos sociales. Esto apunta a poder identificar las características propias
que se presentan en nuestras comunidades en base a las realidades históricas y actuales.
El presente modulo está diseñado bajo una secuencia lógica la cual permitirá a los estudiantes
ir conociendo conceptos que le servirán como base para un posterior desempeño en sus
respectivas áreas de trabajo y poder a través de las herramientas adquiridas llevarlas a la
práctica cotidiana e identificando la propia realidad de la costa caribe sobre los diferentes
fenómenos sociales que se presentan.
En conclusión se pretende que con este módulo los estudiantes hombres y mujeres conozcan
nociones sobre la historia de los movimientos sociales y que les sirva como una herramienta
más para su desempeño como estudiantes de una carrera en donde de carácter casi obligatorio
deben de relacionarse y entender la realizad social de los y las hombres y mujeres de nuestra
costa caribe nicaragüense y posteriormente en su quehacer como profesionales costeños.

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2. OBJETIVOS

Académicos:
1. Analizar aspectos relacionados al concepto de movimientos sociales, su clasificación e
importancia de los mismos.

2. Identificar el rol de los pueblos originarios, afrodescendientes y mestizos nivel de


américa latina, Costa Autónoma y Nicaragua en los movimientos sociales.

3. Describir los nuevos movimientos sociales a nivel internacional, nacional y regional,


así como el papel de cada uno de ellos en la realidad social.

Psicosociales:
1. Fomentar en los estudiantes valores de solidaridad, el respeto, puntualidad, honestidad
y la equidad de género dentro y fuera del aula.

2. Promover prácticas y respeto a la multiculturalidad partiendo de la tolerancia hacia los


demás grupos étnicos.

3. Fortalecer el proceso de autonomía y las relaciones sociales para una convivencia


pacífica.

3. METODOLOGIA
Las horas de clase serán facilitadas por el docente quien realizara conferencias con la
participación activa de los (as) estudiantes, utilizando para tal fin preguntas sobre los temas
a desarrollar, además de trabajos de grupos, buscando fomentar el trabajo en equipo, de igual
manera con exposiciones en plenarios e investigaciones que les permitan entender mejor
las diferentes temáticas de estudio. En cada hora de clase se hará un repaso de la clase anterior
que permita seguir un hilo conductor, igualmente se les asignará temas de lectura en casa y
posterior socialización en las aulas, esto con el fin de fomentar la lectura.

Los estudiantes con la facilitación del docente deben ir construyendo los distintos
c o n c e p t o s a fin de lograr la apropiación d e los mismos. Por otro lado, se orientarán
actividades de afianzamientos sobre los contenidos abordados cada día de clases, tales como
asignación de lecturas de temas, investigación sobre aspectos e información complementaria
sobre los temas estudiados y repasos de las clases presenciales para su debida evaluación
posterior.

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4. FORMAS DE EVALUACION

Estaremos evaluando aspectos relacionados con la solidaridad, reciprocidad, tolerancia y


respeto a la pluriculturalidad dentro del aula de clases, al igual que valores tales como la
puntualidad, honestidad y la equidad de género entre los estudiantes y con el docente.
El sistema de evaluación se realizará de la siguiente manera: Un primer momento del
encuentro que durará un periodo de doce (12) días 2 horas clases cada día, se estará
acumulando 40 puntos mediante exposiciones, exámenes sistemáticos, trabajos en grupos los
cuales estarán definidos en los módulos de la asignatura. Al final de este primer
periodo se orientará el trabajo final que estarán defendiendo al finalizar el curso.

Posteriormente realizaran el trabajo de campo y en el segundo momento del encuentro que


durara los seis (6) días restantes 2 horas clases cada día se acumularan los 60 puntos para
completar los 100 puntos finales, estos últimos 60 puntos estarán conformados con la defensa
del trabajo, la cual constituye el trabajo de campo y la exposición del mismo siendo
un 50% de los 60 puntos y el examen parcial valorado en el otro 50% de los 60 puntos.}

I-UNIDAD: INTRODUCCIÓN AL ESTUDIO DE LOS MOVIMIENTOS SOCIALES

Objetivos de la unidad:

Generales

1. Explicar los aspectos relacionados al concepto de movimientos sociales, clasificación e


importancia de los mismos

Académicos

 Describir los movimientos sociales y sus características.

 Relacionar los tipos de movimientos sociales con los existentes en nuestra


realidad.

 Identificar los distintos elementos que permiten el surgimiento de los movimientos


sociales.

 Identificar la mística en los movimientos sociales.

Psicosociales

 Fortalecer valores de solidaridad, respeto y equidad de género dentro y fuera del


aula

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Actividades de aprendizaje

Los estudiantes en base a la literatura realizaran el siguiente trabajo en grupos de tres o


cuatro.

1. ¿Cuál es la diferencia entre los movimientos de transformación y los reformistas en


comparación con los redentores y de alteración?

2. Ejemplificar según los tipos de movimientos sociales con los existentes en nuestra realidad

4. Describir los elementos que permiten el surgimiento de los movimientos sociales y la


mística en los movimientos sociales.

1.1 Concepto de movimientos sociales

Se definen como un intento colectivo de promover un interés en común o de asegurar un


objetivo compartido, mediante la acción colectiva en el exterior de las esferas de las
instituciones establecidas.

1.2 Clasificación de los movimientos sociales

Movimientos de transformación:

Son los que buscan un cambio a largo alcance en la sociedad o sociedades de las que forman
parte. A menudo estos movimientos son violentos. Por ejemplo, las revoluciones.

Movimientos reformistas:

Tienen objetivos más limitados y aspiran a modificar solo algunos aspectos del orden social
existente. Por ejemplo: Los movimientos ecologistas. Los movimientos contra el
aborto.

Movimientos redentores:

Intentan rescatar a las personas de modos de vida considerado como corruptor. Por
ejemplo: Por ejemplo, las sectas pentecostales.

Movimientos de alteración:

Son los que intentan un cambio parcial en el individuo. No buscan conseguir una
modificación completa en los hábitos de las personas, pero se preocupan por cambiar ciertos
rasgos específicos. Por ejemplo: Los alcohólicos anónimos, los hombres de negocios.

1.3 Elementos que permiten el surgimiento de los movimientos sociales

Surgen de una privación económica y social y la capacidad de movilizar los recursos en


beneficio de los intereses del grupo. La forma más fundamental de privación es la falta de
satisfacción de las necesidades vitales (Alimentación, salud, vivienda y vestuario), esto no
debe significar la ausencia de otras necesidades.

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La capacidad de movilizar recursos, se traduce en las capacidades humanas (liderazgo)
como recursos tangibles (dinero, canales de comunicación masiva entre otros).

1.4 La mística en los movimientos sociales

Hablar de mística nos hace pensar en MISTERIO, en cosas que suceden para la cual no
tenemos explicación. Sin embargo, unos quieren ir más lejos en la superación de los desafíos
y otros se conforman en quedarse cerca, en lo más cómodo.
Concepto de Mística: Es la fuerza extraña que habita en la interioridad de quien lucha y
anima por la realización de las grandes causas de la liberación.
Existen tres maneras de interpretar la mística:
1. Mediante la teología, que la entiende como espiritualidad (Lenguaje entre Dios y el
hombre), en la que se cultivan los valores y la persistencia. (El bien y el mal)
2. Con las ciencias políticas, ante las que aparece como carisma, cualidades especiales
colocadas al servicio de la colectividad. (El Santa Claus Nica)
3. Con la filosofía, para la que la mística es motivación y practica de valores. (Sócrates,
Platón)
La mística se manifiesta a través de sus tres ejes formadores: Pensar, hacer y sentir:

El Pensar.

El actuar. El sentir.

En América Latina los movimientos sociales (campesinos e indígenas) originados de la


necesidad de tierra para la producción, descubren en si cualidades ignoradas por los políticos
tradicionales. Entre estas: capacidad de organizarse, de planificar acciones, de formar
líderes, de editar sus propios periódicos, de producir alimentos y de transformarse a sí
mismo; todo en comunidad.

Existe entre estos pueblos un sentimiento de pertenencia que articulan sus fuerzas por las
mismas causas: defensa de la tierra, el agua, la biodiversidad entre otros. La mística, es
la energía creativa que no permite cansarse ni desistir, no se puede tocar, medir, ni explicar
pero que permiten luchar y cuidar las conquistas alcanzadas.

En el caso de los MST, la mística de este grupo es como una fuerza de germinación que
tienen las semillas.

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La mística les ha permitido a los MST a plantearse tácticas encaminadas a enfrentar
las acciones violentas en su contra, entre estas tácticas; la unión, la cual les ha permitido
logros tales como transformar latifundios en tierras habitadas y cultivadas.

Elementos fundamentales en las luchas sociales, siendo la mística el principal incentivo


de transformación:

La organización, solo organizado un pueblo tiene fuerza, así que se le valora como un
instrumento de lucha.

La causa, es el proyecto, la razón de ser de la lucha, es el conductor de la marcha


que une las distancias históricas del pasado y del futuro, la mística necesita una visión.

La conciencia, es la sabiduría adquirida que aparta la ignorancia y la ingenuidad


de las relaciones sociales y políticas. La participación de hombres y mujeres les permite
aprender a construir su propio destino.

Los movimientos sociales se construyeron sin manuales, por eso nació con ellos una nueva
conciencia y una nueva forma de ser sujetos de la historia, con una mística que impide que
sean destruidos.

II UNIDAD: LOS M O V I M I E N T O S S O C I A L E S , A F R O D E S C E N D I E N T E S
E I N D Í G E N A S E N AMÉRICA LATINA

Objetivos de la unidad

Generales:

1. Identificar el papel de los movimientos afrodescendientes y pueblos originarios a nivel


de américa latina.

Académicos
1. Realizar un recorrido histórico sobre la lucha del movimiento afrodescendientes y pueblos
originarios en América Latina.

2. Describir la agenda y demandas del movimiento afrodescendientes en América Latina

3. Explicar la influencia del convenio 169 de la OIT en las realidades de los pueblos de la
Costa Caribe Nicaragüense

Psicosociales

1. Crear en los estudiantes sentimiento autonómico y de interculturalidad.

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Actividades específicas de la unidad:

Presentar un foro Académico acerca de los movimientos de los pueblos originarios y Afro-
descendientes. Preguntas que pueden ayudar al diálogo:

¿De qué son producto la pobreza y marginación que han soportado los pueblos étnicos
durante los últimos doscientos años?

¿De qué dieron muestra los pueblos originarios y afrodescendientes arrinconados


en lugares inaccesibles geográficamente?

¿Qué proporciona el convenio 169 de la OIT sobre pueblos indígenas?

¿En base a que agendas giran los movimientos sociales de A/L.?

¿A qué punto han llegado a algunos pueblos indígenas o negros por la pérdida de su
autoestima?

3.- En base a la lectura de la literatura elaborar un cuadro sinóptico de las olas de la


izquierda en América Latina.

4.- Realizar debate sobre los enfoques clasicista y movimientista en A/L.

4.- Asignar por grupos arto sobre el convenio 169 de la OIT y se socializaran en
plenarios

2.1 Movimientos de Pueblos Indígenas y Afro descendientes en América


Latina: Retos Desde Lo Local y Lo Mundial:

Introducción

La construcción social de los pueblos indígenas y afrodescendientes en América Latina para


alcanzar su identidad cultural y sus derechos revela una larga historia de luchas por su
reconocimiento como pueblos diferenciados del conjunto de la población de la región.

Con procesos disimiles, que corresponden a las contingencias del modo en que se
construyeron los estados nacionales latinoamericanos, los pueblos étnicos han pasado por
períodos sucesivos de persecución, opresión, cooptación o marginalización de la toma de
decisiones en materia de políticas públicas. Tanto los pueblos indígenas como los africanos
esclavizados que fueron víctimas del tráfico de personas, protagonizaron en los siglos XVIII
y XIX importantes levantamientos de reivindicación de sus derechos, en contra de la barbarie
que significa la colonización europea en todo el continente.

Muchas de esas luchas, en apariencia aisladas, aglutinaron a núcleos importantes de pueblos


étnicos en un esfuerzo por reclamar su autonomía de los países coloniales, con experiencias
destacadas como la de valerosos dirigentes como Benkos Bioho en cercanas a Cartagena,
en el caso de Colombia. Dichos esfuerzos fueron factores decisivos para que su visibilidad
avanzara en la medida en que existían coincidencias entre los intereses de hijos de europeos
nacidos en América y las de los pueblos indígenas y afrodescendientes, llevados casi al
exterminio por la política de asimilación, dominación y sometimiento.

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Así, los grandes movimientos indígenas y de negros cimarrones se unieron a los ejércitos
libertadores de Bolívar o San Martin, con la promesa de que las vidas entregadas en batallas
contra la colonización española les darían por fin un lugar en pie de igualdad al resto de la
población latinoamericana. Pero la realidad fue demostrando unos resultados distintos y las
promesas no fueron cumplidas. De allí que la estratificación social impuesta por los modelos
de Estado nacional constituidos tras múltiples guerras civiles dejaron planteadas las raíces
del racismo y la discriminación racial, que son el origen de los problemas que enfrentan
los pueblos indígenas y afrodescendientes en nuestros países.

La pobreza y la marginación que durante los últimos doscientos años han soportado los
pueblos étnicos no son el producto de determinismos geográficos, religiosos o basados en
el fenotipo: son obra del modelo capitalista desarrollado en América Latina que postergar
a estos pueblos a unas condiciones de vida miserables y difundir estereotipos sobre ellos a
fin de garantizar la hegemonía de sectores raciales blancos o mestizos, que muy a menudo
se pretenden blancos para mantenerse en el usufructo del poder económico, político y social.

Arrinconados a los lugares más inaccesibles geográficamente, los pueblos indígenas y


afrodescendientes dieron muestras de una valerosa resistencia expresada en el mantenimiento
de su lengua, su religión, sus costumbres y su cultura, mientras sostenían relaciones con la
llamada sociedad mayoritaria, que los despreciaba y consideraba atrasados. Ejemplo de ello
son los Garífunas centroamericanos, los palanqueros hablantes de una variedad de bantú en
la zona norte de Bolívar, en Colombia, o los pueblos indígenas de cientos de grupos étnicos
y familias lingüísticas variadas, que han sobrevivido tres, cinco siglos gracias a su
capacidad de adaptación al medio basada en el respeto por la naturaleza y formas de
vida sencillas y por ende, profundamente humanas.

En la actualidad en nuestra región existen países donde los pueblos étnicos son mayoría, pero
se continúan prácticas que desconocen su propia existencia, a través de la inexistencia
de políticas públicas que defiendan sus derechos y de estereotipos que han conducido a la
pérdida de autoestima de sus miembros, al punto de renegar de su auto designación como
indígenas, como sucede en el caso peruano con los pueblos andinos, que prefieren llamarse
a sí mismos campesinos;

O de reconocerse como negros, porque el argumento del mestizaje es el único válido para la
cohesión del conjunto de la población como en Brasil o algunos pases del Caribe; O bien
cuando por obra de leyes absurdas, como en el caso de Bolivia, las autoridades estatales
responsables de los censos de población denominan indios en la cédula de identidad a los
afrodescendientes, que siendo una minoría dentro del conjunto nacional, mantuvieron como
los demás descendientes africanos en Latinoamérica, su identidad cultural.

Las presiones externas relativas a modelos de desarrollo capitalistas, en especial aquellos de


carácter extractivo y depredador, junto con la falta de un reconocimiento del papel de estas
comunidades de pueblos étnicos en lo local y lo regional, han dado lugar a la presencia de
conflictos en el seno de estas comunidades o de disputas interétnicas.

Estas son muy frecuentemente influenciadas por prácticas políticas autoritarias, patriarcales
o de corte político tradicional, que deja de lado las relaciones de reciprocidad y lealtad

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aprendidas en la familia extensa y la comunidad local, y cede a intereses partidarios
ligados al poder económico y político dominante a nivel nacional.

Los derechos indígenas: un camino de lo local a lo mundial:

Mientras que los pueblos indígenas emprenden, en este marco, una lucha con procesos
nacionales diversos, se destaca la forma en que sus protagonistas trazan un camino de
defensa de la territorialidad, la lengua, la cultura y la identidad, que en los últimos
treinta años obtiene su punto más importante en la reivindicación por la autónoma según
los usos y costumbres de estos pueblos en las legislaciones nacionales y posteriormente, en
el plano internacional.

Las luchas indígenas latinoamericanas están llenas de ejemplos de entrega de la vida de


valiosos dirigentes, hombres y mujeres, que, utilizando una estrategia de interlocución con
actores diversos, plantea consideraciones de orden étnico y político por la forma en que
se entiende el desarrollo y la preservación de su modo de vida.

Es a comienzos de la década de 1990 cuando los pueblos indígenas, a través de múltiples


coaliciones, alianzas y deliberaciones que incluyen importantes estudios de las Naciones
Unidas, registran como un logro la promulgación por la Organización Internacional del
Trabajo, OIT, del Convenio 169 sobre Pueblos Indígenas y Tribales, instrumento único
que proporciona un marco de reflexión y acción para los Estados del mundo en el respeto por
los derechos diferenciados para este segmento poblacional en el mundo.

Las luchas sociales de más de dos décadas en América Latina también empiezan a reflejar
transformaciones y reformas legales, que en cabeza de la promulgación de nuevas
constituciones nacionales, incorpora un conjunto de derechos para los pueblos indígenas que
eran inditos para la región. En el caso colombiano, la Constitución de 1991 será pionera en
la discusión sobre la definición del país como multicultural y plurilingüe.

En el plano regional, los pueblos indígenas se organizan desde lo local para participar en
debates en el seno de la Organización de Estados Americanos y plantear un proyecto de
Declaración sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas que busque ser modelo para la
estancada discusión de un instrumento similar en el espacio de la ONU.

Pero quizás uno de los logros más destacados de esta lucha en el escenario mundial por el
reconocimiento de derechos se ha dado con la creación del Foro Permanente de Pueblos
Indígenas de la ONU y más recientemente, con el nombramiento por parte de la Comisión de
Derechos Humanos, de un Relator Especial sobre los Derechos Humanos de los Pueblos
Indígenas, que recayó en el mexicano Rodolfo Stavenhaguen.

Al lado de estos espacios institucionales que han sido creados por la persistente acción
propositiva de los pueblos indígenas, es necesario destacar que los avances en lo
internacional tienen un correlato directo en las luchas nacionales, que con sólidas raíces en lo
local-, han ido configurando un modo de hacer política desde lo indígena: movilizaciones por
la demanda de actuaciones de funcionarios públicos, en procura de la satisfacción de derechos
a la vida, a soberana alimentaria, al acceso a servicios de agua, de transporte, de electricidad,
entre otros, son parte de inventario de experiencias latinoamericanas.

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También, los pueblos indígenas se han movilizado ante los políticos y los gobernantes por
la omisión en el cumplimiento de obligaciones contraídas con estos según las normas
internacionales, por ejemplo, frente a la pretensión de empresas nacionales o multinacionales
por patentar obtentores vegetales para su comercialización, en especial referidos a la industria
farmacéutica. En estos procesos de movilización social, los pueblos indígenas han sido
protagonistas directos en su crítica a modelos autoritarios de ejercicio del poder y al impacto
de la violencia en contra de comunidades enteras que fueron arrasadas por dictaduras
militares o gobiernos represivos y corruptos.

Los casos más destacados en el pasado reciente son los de Guatemala, México y Ecuador.
En Guatemala, la experiencia de las CPR, Comunidades de Población en Resistencia, tanto
en la sierra como en la selva, que durante diez años lograron permanecer ocultos, para huir
del conflicto armado, contiene enseñanzas imprescindibles para el análisis de otras
experiencias de resistencia pacífica a la guerra.

La existencia de la resistencia indígena relacionada con los procesos en Chiapas, Guerrero y


otros lugares de México refleja un acumulado de experiencias en las que se combina el uso
de los medios de comunicación. La construcción de procesos desde la base para la defensa
de los derechos propios y la búsqueda de relaciones entre la comunidad internacional las
situaciones locales, para prácticas de solidaridad que cuestionan las raíces de la injusticia.

Ubicándolas en la necesidad de transformar la globalización neoliberal y proponer formas de


relacionamiento fundada en la autónoma y el derecho a la libre determinación. En Ecuador,
la relación estrecha entre las expresiones partidarias del movimiento indígena organizado
y otros sectores sociales, logró hace tres años la salida de gobernantes corruptos del Estado.

Los desarrollos posteriores, con sus altibajos, señalan, sin embargo, que las alianzas
estratégicas plantean retos actuales respecto del mantenimiento de una agenda propia que no
olvide las demandas de las bases y que pueda, al propio tiempo, mantener el protagonismo
indígena en esferas decisivas para el futuro de esta hermana nación.

Al lado de estas experiencias, cuya validez y vigencia siguen estando a la orden del día,
las organizaciones de pueblos indígenas mantienen un activismo sostenido alrededor de
temas cruciales para su desarrollo: la Red de Mujeres Indígenas de América Latina, los
encuentros de pueblos indígenas de la región Andina o la Coordinadora de Organizaciones
Indígenas de la Cuenca Amazónica, son apenas ejemplos de este rico movimiento social
que gira alrededor de agendas como las reformas constitucionales regresivas que se viven
actualmente, la amenaza sobre la biodiversidad de proyectos de desarrollo a gran escala en
territorios indígenas, la persistencia de la violencia y los ataques a las dirigencias en los pases
de la región, entre otros.

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2.2 Movimientos de izquierda en América Latina. Acerca de las olas de la izquierda en
América Latina

En dos escritos, James Petras aborda, en dos diferentes momentos, el estudio de la izquierda
en América Latina con una visión plástica, muy práctica. De ese estudio se derivan
dos versiones del desarrollo de la izquierda, en una se refiere a cuatro olas y en otra a tres.
La versión de cuatro olas es un estudio cronológico fundamentalmente; en él considera que
la primera (1957-1967) comienza con la revolución cubana y los movimientos guerrilleros
en Perú y Venezuela y termina con la muerte del Che, la consolidación de la revolución
cubana y la derrota de algunos de esos movimientos; la segunda (1968-1976) se compuso de
luchas urbanas de masas, movimientos guerrilleros y avances electorales en Chile,
Argentina, Uruguay, Brasil y México y termina con una serie de golpes de estado que
conducen a las dictaduras militares.

La tercera (1979-1989) comienza con la revolución sandinista y la ofensiva popular en El


Salvador y Guatemala y terminó con la derrota electoral de los sandinistas y los acuerdos de
paz; la cuarta, iniciada en 1990 se basa fundamentalmente en las luchas campesinas en varios
países.

En la versión de las tres olas (al parecer realizada posteriormente y con una visión más
crítica), considera que en América Latina han existido tres olas de la izquierda. La primera
tuvo lugar la de los años 60's y 70's, en la cual hubo dos estrategias principales: por un lado,
la lucha armada, que a veces se combinó con la lucha de clases (obviamente, a veces se dio
como un proceso aislado de ella) y por otro la lucha electoral en la que a veces se combinaron
las políticas de los sindicatos y de los partidos parlamentarios.

La segunda surgió en los 80's, después de las dictaduras en Centro y Sudamérica, donde
surgieron "primero como oposición al régimen autoritario y luego contra el orden del día
neoliberal, muchas de estas fuerzas se atrincheraron en la política, parlamentaria y
comenzaron a asimilar políticas neoliberales de privatización, 'globalización', con el
tiempo perdieron buena parte de su identidad como partidos de izquierda, divorciándose
progresivamente de las luchas de las masas populares;

La tercera está compuesta de movimientos sociopolíticos, de los cuales la mayoría de sus


militantes son de origen obrero o campesino, su liderazgo se ejerce de manera democrática,
mantiene profundos vínculos con su base social, es contrario a los modelos verticales de
dirección y se niegan a ser "correas de transmisión" o parte de los engranajes de los partidos
parlamentarios. Es más útil la clasificación en las tres olas, porque es una visión de más largo
plazo y atiende a diferencias fundamentales, aunque faltaría hacerle algunas modificaciones
y agregarle algunas características para que representara la realidad de una manera más
completa.

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Nosotros, coincidiendo con Petras en ese aspecto, proponemos una periodización que no sea
estrictamente cronológica y que se centre en los aspectos clave de los proyectos
revolucionarios, es decir, en el contexto internacional, en el objetivo estratégico, en la
estrategia a seguir, en la composición social de las fuerzas revolucionarias, en las formas
organizativas y en la relación con el movimiento internacional.

En la primera, el contexto era el del máximo auge e influencia del socialismo a nivel
mundial, en todos los aspectos, en tanto que en América Latina los gobiernos relativamente
democráticos estaban dejando su lugar a gobiernos autoritarios y dictaduras a lo largo de todo
el continente. En cuanto al objetivo, para la mayoría de las fuerzas el objetivo estratégico (a
conseguir a corto plazo) era el socialismo y se consideraba que para construirlo era necesaria
la dictadura del proletariado (entendida generalmente a la manera soviética).

Por lo que respecta a la estrategia, era característica la contraposición entre la lucha armada
y la parlamentaria, que en algunos casos llegó a ser mutuamente excluyente, pues ambas
avanzaron cada una por su lado, atacándose pero teniendo éxitos, a veces momentáneos,
como el triunfo electoral en Chile, la revolución sandinista, la consolidación de las
organizaciones revolucionarias en Guatemala y El Salvador, la construcción de bases
guerrilleras e incluso zonas liberadas en varios países, la construcción de partidos electorales
que fueron ganando espacios políticos en algunos países.

En lo que se refiere a la composición social hubo diferencias en cada experiencia, aunque por
lo general en un primer momento en el que el campesinado fue la clase que llevó el peso
fundamental de la lucha revolucionaria mientras que en otros momentos lo fueron los sectores
urbanos (el movimiento estudiantil y popular y, en muy pocos casos, el movimiento obrero,
como en Chile).

En cuanto a las formas organizativas, imperó la forma centralista burocrática y caudillista


unipersonal de dirección (tanto en las organizaciones armadas como en las parlamentarias,
Chile parece ser la excepción). Por lo que toca a la relación con el movimiento
internacional, fue característica la dependencia con respecto a los centros de poder
internacional, tanto en lo que respecta al modelo a seguir, como a las alternativas y al apoyo
logístico.

En la segunda ola, se inició el declive del socialismo a nivel mundial, en tanto que en
América Latina, las dictaduras estaban dejando su lugar a gobiernos democráticos, bajo el
influjo de la presión del neoliberalismo y de la misma lucha popular; en general se puede
decir que el contexto fue de un amplio retroceso de la izquierda.

Gradualmente la derrota de las dictaduras y el neoliberalismo se fue convirtiendo en el


objetivo, acercándose los planteamientos de la izquierda en muchos aspectos a los de la
centro-izquierda. Muchos de los grupos armados más importantes (como el M-19 de
Colombia, el MLN de los Tupamaros de Uruguay, el FMLN de El Salvador, la URNG)

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modificaron su estrategia, adoptando la lucha electoral por considerar terminada la época de
la lucha armada, en tanto que otros grupos siguieron en armas, aunque algunos crearon
partidos electorales (como las FARC con la Unión Patriótica);

Varios grupos de izquierda que descalificaban la lucha electoral se sumaron o aprobaron


proyectos electorales como en México, en Argentina, en Brasil, en Chile; todo esto se
reflejó en un fortalecimiento de las formas de lucha legales y parlamentarias, pues los partidos
formados a partir de organizaciones armadas o que alguna vez lo fueron alcanzaron
importantes posiciones dentro del espectro de las fuerzas políticas (el M-19 y el FMLN
llegaron a ser considerados la segunda fuerza en sus respectivos países, aunque esas
posiciones han disminuido en importancia, pues de disputar las posiciones nacionales.

ahora disputan con éxito solamente las locales, como el caso del primero, el FSLN es la
segunda fuerza en Nicaragua) y, en algunos casos llegaron a ocupar posiciones de poder
(convirtiéndose, en algunos, no en todos, en administradores del neoliberalismo). El
campesinado fue la fuerza social más activa en la lucha popular, aunque en varios casos el
peso fundamental de la lucha por el cambio se fue desplazando poco a poco hacia los sectores
urbanos, sobre todo en los países en donde los procesos electorales se convierten en la
principal forma de lucha.

En la mayoría de las organizaciones revolucionarias continuó imperando la tendencia


centralista burocrática, aunque dejó de ser caudillista unipersonal, pues se inició una
tendencia hacia la dirección colectiva (no por eso menos centralista y burocrática). La caída
del bloque socialista y el debilitamiento de los países que podían prestar apoyo colocó a las
fuerzas revolucionarias en la necesidad de basarse en sus propios esfuerzos, aunque, sin
ánimo de ser crueles, puede decirse que, en realidad, las organizaciones que realizan la
lucha parlamentaria siguen siendo dependientes, ahora del subsidio gubernamental.

En la tercera ola hay un dominio casi absoluto del capitalismo neoliberal, el mundo
tiende a la unipolaridad, con la hegemonía absoluta de Estados Unidos en lo militar, político
e ideológico, pero con el descenso de su poder económico ante Europa y Japón.

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Para las principales fuerzas revolucionarias, el objetivo a plazo corto y mediato es la derrota
del neoliberalismo, pero acompañado de la construcción del poder del pueblo desde la lucha
misma (algunos llamándolo soberanía popular, "mandar obedeciendo", otros Poder Popular,
otros democracia simplemente); a largo plazo el objetivo de la mayoría de las fuerzas es el
socialismo, pero radicalmente diferente del modelo soviético burocrático, uno democrático,
humanista y libertario, considerando como necesaria una larga fase de transición hacia él.

Existe una tendencia a combinar todas las formas de lucha, por eso se complementan las dos
estrategias que durante mucho tiempo estuvieron separadas: la lucha armada y la lucha
parlamentaria, además de que se combinan con un movimiento social amplio, pues la mayor
parte de las fuerzas revolucionarias independientemente de cualquiera de esas estrategias que
utilice mantiene algún tipo de relación con las otras (si no desde arriba sí desde abajo, pues
es común la doble, e incluso triple, militancia).

El campesinado es la fuerza social más activa en la lucha popular y no solamente como


movimiento social, sino también como movimiento armado y en varios países la principal
base de los partidos electorales es campesina. Las formas organizativas tienden hacia el
ejercicio de la democracia, hacia una dirección colectiva, hacia la descentralización y el
respeto a la autonomía, tanto con respecto a la lucha legal como a las unidades militares,
hacia nuevas formas de liderazgo, en la que los dirigentes se encuentran más estrechamente
unidos a los militantes, tanto a los armados, como a los del movimiento social.

2.3 El enfoque Clasicista y los movimientos sociales en América


Latina
El enfoque clasicista o clasista extremo utiliza la categoría de clase social como el eje
fundamental y casi único de los análisis que se realizan sobre los movimientos sociales;
derivando de ello, sus posiciones de lucha, intereses, la ideología que deben adoptar, misión
histórica a realizar, etc.

Se produce una inversión en el proceso del conocimiento del nuevo fenómeno, se va desde
la teoría verdadera, fundamentada y comprobada (el marxismo) en una realidad, a su
aplicación (casi mecánica) a las nuevas prácticas de una parte importante de los nuevos
agrupamientos sociales. Entonces no se trata simplemente de aplicar la teoría, sino de
comprender esas nuevas prácticas a la luz de ella, estudiarlas y conocerlas para producir un
nuevo conocimiento, dentro o fuera de esa teoría, de la cual se toman los principios teóricos
y metodológicos fundamentales.

A pesar de los errores que se puedan señalar este enfoque aporta importantes, y no pocas
veces, decisivos elementos para el análisis y comprensión de los

16
nuevos movimientos sociales; pero al reproducir esquemas rígidos a una realidad y contexto
histórico diferente, como es el que vemos hoy en el continente latinoamericano, sin la
creatividad necesaria, se puede llegar a conclusiones equivocadas, incluso, falsas. Sus
deducciones y conclusiones, siendo fundamento de la verdad, son inacabadas e incompletas
para satisfacer las necesidades práctico-transformadoras de los nuevos actores sociales.
Este enfoque, a pesar de los abusos que puedan hacerse de él, es clave a la hora de
estudiar y comprender el proceso de la recomposición socio clasista que está teniendo lugar
en América Latina.

El propósito era alejar a las masas de la lucha política en general, aprovechar su fuerza y
usurparle el resultado de sus conquistas; es decir, que la burguesía latinoamericana, para
asumir el liderazgo de los procesos de democratización, por un lado, alentó a los nuevos
movimientos sociales, mientras que, por otro, trataba de manipularlos y de alejarlos de la
lucha política. En la medida que los intereses de un sector de la burguesía fue cumplido,
estos tomaron distancia de los nuevos movimientos sociales; no sólo le retiraron su
aparente apoyo y “simpatía”, sino que también se han colocado más abiertamente en el
lado opuesto de éstos cuando no pueden manipularlo dentro de su órbita demoliberal,
tratando de ponerle fin a su existencia.

Esta consideración, por supuesto, no puede reducirse a un análisis abstracto general y


extemporáneo, porque la burguesía es heterogénea en su composición y oscilante en sus
posiciones. Además, la naturaleza propia de los nuevos movimientos sociales está abierta a
todos los sectores de la sociedad y tal disposición no es despreciada por la burguesía, que en
nada ha renunciado a su dominación de clase. Por otro lado, los nuevos movimientos sociales
han avanzado en su identidad popular, en sus demandas e intereses, cercanos
tendencialmente a las posiciones y concepciones de los “trabajadores”.

El enfoque movimientista coloca al movimiento por sí mismo como categoría fundamental


y básica, como célula de la sociedad, en detrimento o negación absoluta de la pertenencia de
clase, argumentando la presencia dinámica y abundante de los movimiento sociales como
nuevo “motor de la historia”. Se llega incluso a considerar que éstos no sólo sustituirían a
las clases, sino también a los partidos. En realidad, los defensores de esta posición reflejan
parcialidad y unilateralidad en los análisis, porque la historia ha demostrado que el
movimiento no está en condiciones, por sí mismo, de sustituir o diluir las clases sociales en
lo humano general o grupal concreto, ni sustituir al partido.

El enfoque movimientista de manera abierta o encubierta, consciente o inconscientemente le


hace el juego a la ideología burguesa del fin de las clases y las luchas de clases y omite uno
de los elementos fundamentales para el estudio de la sociedad y sus cambios, las clases
sociales que siguen representando la división más profunda de la sociedad y el motor
transformador de su historia. No obstante, hay que reconocer que aporta contenidos nuevos
que son necesarios tener en cuenta para el estudio de las clases y los nuevos movimientos
sociales. Los movimientistas, al criticar correctamente las insuficiencias del reduccionismo

17
de clase, tienden a sepultar el valor que tiene el análisis clasista de los fenómenos sociales.

El predominio o la preferencia por el enfoque movimientista cobró mayor auge en la


literatura producida sobre los nuevos movimientos sociales, a partir del derrumbe del
socialismo en Europa del Este y la ex Unión Soviética y de la llamada crisis del
marxismo. El referente clasista tendió a diluirse, como reacción, en parte, al reduccionismo
de clase que afectó a determinados estudios. Paradójicamente, mientras en América Latina
muchos investigadores abandonaban el concepto de clase, en Europa se retomaba desde
una perspectiva referencial objetiva, lo que demuestra el mimetismo extemporáneo de cierta
franja de las ciencias sociales en el continente manifestándose un discreto cambio respecto
a sus iniciales posiciones intransigentes.

El enfoque clasista, ni como teoría, ni como realidad, ha agotado sus posibilidades


o perdido su vigencia para el estudio de este nuevo fenómeno social (cambiante y más
inestable que la configuración de clases). Pero hay que tener en cuenta que el interés de
clase también ha estado sometido a la dinámica de los cambios y se entremezcla, junto a
otros, al sistema de los intereses sociales que activan y conforman los nuevos movimientos
sociales, no ocupando siempre dentro de la regularidad de las relaciones grupales del sistema,
el lugar central y preponderante.

Estas posturas revelan la necesidad de sopesar la integralidad o multilateralidad de


enfoques en la investigación sobre estos nuevos actores. Como señalara Engels, hay
momentos en el desarrollo de la teoría, (especialmente si es social y afecta intereses políticos)
en que se hace más énfasis del necesario en uno u otro aspecto; pero eso tiene un límite,
en el momento en que afecta la propia veracidad de la teoría. Los movimientos sociales
no pueden dejar de analizarse en relación con la política, la que está indisolublemente ligada
a los intereses de clases de forma parcial o total; pues en la profundización de sus luchas,
aunque éstas sean meramente reivindicativas y en algunos casos asistencialista, se va a
manifestar de una forma u otra la contradicción clasista.

Lo que sucede es que los nuevos movimientos sociales proyectan un modo de hacer política
que aún no está construido teóricamente; se basan más en la espontaneidad de necesidades
sociales inmediatas que se levantan. Ello tiene que ver también con el carácter pluralista
en lo político e ideológico de estos movimientos, lo que no significa que sean apolíticos,
pues mientras que el pluralismo es una forma de enfrentar la dominación, el apoliticismo es
una forma de dominación que busca impedir que el movimiento luche por resolver los
problemas que afectan a sus miembros y, menos aún, que luchen por el problema decisivo
de la sociedad, el poder político.

Según la burguesía, los nuevos movimientos sociales aparecerán así por lo general; como
sujetos alternativos a las clases; como no clase o peor aún, como anticlase, dado que una
parte del pensamiento latinoamericano al respecto, fundamentado principalmente en
estructuras y modelos de clases sociales le era

18
difícil advertir el contenido clasista en los nuevos movimientos. Así, más que alternativo, en
muchos casos estos nuevos movimientos empezaron a verse como sustitutivos de las clases,
ya sea porque son concebidos como los nuevos portadores del cambio en los enfoques que
todavía se preocupaban de este tema o porque desaparece en el horizonte político la
posibilidad del cambio y la historia es asumida sin sujetos ni procesos que las revolucionen.

Todo lo contrario, se revela la combinación del análisis de la lucha de clases, o de la lucha


contra la explotación, con la lucha de los movimientos sociales, sobre todo, si se vinculan de
una manera más a fondo con los problemas de marginación, exclusión, pobreza; derechos
civiles, sociales y culturales, unos más vinculados directamente al contenido clasista y otros
al movimiento, pero que confluyen en definitiva contra un enemigo común: el capitalismo y
su clase dominante.

Tras los detonantes que llevaron a diversos actores a movilizarse está presente la
revalorización de la individualidad. La concepción de la individualidad y de los derechos del
individuo revelador también de sus intereses y la forma en que se aproximan o se alejan de
aquellos históricamente presentes en diversas clases sociales.

Por otra parte, los nuevos actores sociales han sacado de la vida privada a la pública muchos
asuntos que están enriqueciendo el pensamiento político revolucionario y por lo tanto las
visiones sobre paradigmas emancipatorios de grupos, clases y sociedades. El interés clasista
que se forma esencialmente de la posición que asumen los hombres y mujeres en el proceso
productivo y respecto a la propiedad, de alguna manera ha sufrido cambios que afectan
esencialidades de su concepción. Se tiende hacia la construcción de nuevas identidades
alrededor de intereses comunes plurales que van más allá de simples alianzas coyunturales y
que enriquecen el contenido de lo clasista. objetivo principal del cambio.

Cada batalla, sea “clasista” o “de movimiento”, si es genuinamente popular, es una lucha
por y para la sociedad de todos y todas sin explotación del capital, de sexo, de raza, etnia, de
jóvenes, excluidos, desposeídos, etc., con justicia social y ecológica.

Estas luchas movimiento-clasistas nos conducen a la revolución y expresan en los intereses


de sus componentes el contenido de la misma; la revolución socialista que se avecina tiene
un carácter civilizatorio, por lo que su nivel de mundialización será mayor y el grado de
participación de la cultura será mayor, matizando y reforzando la contradicción generada por
las fuerzas productivas en el sistema de las relaciones de producción capitalista.

Las propias transformaciones del capitalismo neoliberal han producido en la superficie de la


sociedad la aparente disolución de las clases en un espectro amplio de sujetos y actores que
se identificarían y actuarían al margen y con independencia de colectivos estables a los
procesos de producción. En este sentido, la creciente diferenciación de las bases
tradicionales de la izquierda latinoamericana (trabajadores asalariados, sectores medios
profesionales y técnicos, pequeños empresarios, etc.) ha cambiado, se expresa así mismo en
la aparición de un arco amplio de los denominados nuevos “sujetos sociales”, cuyas
movilizaciones y demandas se relacionan de manera “incómoda” con los actores
tradicionales.

19
2.4 Convenio 169. Sobre pueblos indígenas y tribales en países independientes de la
OIT. (1,989) (Ratificado por Nicaragua en el año 2,010).

Busca reconocer las aspiraciones de los pueblos indígenas y tribales, de asumir el control de
sus propias instituciones y formas de vida y su desarrollo fortaleciendo sus prácticas
culturales.

Arto.1

1.-El presente convenio se aplica:

a) A los pueblos tribales en países independientes, cuyas condiciones sociales, culturales y


económicas, les distinguen de otros sectores de la colectividad nacional y que están regidos
total o parcialmente p o r sus propias costumbres o tradiciones o por una legislación nacional.

2.- Los gobiernos deberán asumir la responsabilidad de desarrollar con la participación delos
pueblos interesados, una acción coordinada y sistemática con miras a proteger los derechos
de esos pueblos y a garantizar el respeto de su integridad.

Arto. 8.

1.- Al aplicar la legislación nacional a los pueblos interesados deberán tomarse debidamente
en consideración sus costumbres o su derecho consuetudinario.

2.- Dichos pueblos deberán tener el derecho de conservar sus costumbres e instituciones
propias, siempre que estas no sean incompatibles con los derechos fundamentales definidos
por el sistema jurídico nacional, ni con los derechos humanos internacionalmente
reconocidos. Siempre que sea necesario deberán establecerse procedimientos para
solucionar los conflictos que puedan surgir en la aplicación de este principio.

Arto.10.

1.-Cuando se impongan sanciones penales previstas por la legislación general a miembros


de dichos pueblos deberán tenerse en cuenta sus características económicas, sociales y
culturales.2.- Deberá darse la preferencia a tipos de sanción distinto de encarcelamiento.
Arto.15.
1.- Los derechos de los pueblos interesados a los recursos naturales existentes en sus
territorios deberán protegerse especialmente. Estos derechos comprenden el derecho de esos
pueblos a participar en la utilización, administración y conservación de dichos recursos.

Arto. 26.

Deberán adoptarse medidas para garantizar a los miembros de los pueblos interesados la
posibilidad de adquirir una educación a todos los niveles, por lo menos en pie de igualdad
con el resto de la comunidad nacional.

Arto.28.

20
1.- Siempre que sea viable, deberá enseñarse a los niños de los pueblos interesados a leer y
a escribir en su propia lengua indígena o en la lengua que más comúnmente se hable en
el grupo a que pertenezcan. Cuando ello no sea viable, las autoridades competentes
deberán celebrar consultas con esos pueblos con miras a la adopción de medidas que
permitan alcanzar este objetivo.

Arto.29.

Un objetivo de la educación de los niños de los pueblos interesados deberá ser impartirles
conocimientos generales y aptitudes que le ayuden a participar plenamente y en pie de
igualdad en la vida de su propia comunidad y en la de la comunidad nacional.

Actividades de evaluación:

Se evaluaran de los trabajos y las exposiciones, además de aplicar los enfoques


sociológicos a su comunidad. 40% de 40 pts.

III-UNIDAD: LOS MOVIMIENTOS INDÍGENAS Y AFRODESCENDIENTES EN NICARAGUA

Objetivos de la Unidad

Generales:

1. Debatir el rol histórico que han jugado los movimientos Indígenas y


afrodescendientes a nivel nacional y en particular de la Costa Caribe Nicaragüense.

Específicos:

Académicos
1. Describir la Revolución Popular Sandinista como un movimiento del siglo XX en
Nicaragua

2. Destacar las luchas de los indígenas del pacifico y centro norte de Nicaragua.
3. Reflexionar sobre los es fu erzo s de luchas históricas de los indígenas y
afrodescendientes de la Costa Caribe Nicaragüense.

Psicosociales

1. Desarrollar p r á c t i c a s d e t o l e r a n c i a y r e s p e t o a d e n t r o d e l m a r c o d e l a
multietnicidad.

Actividades específicas de la unidad:

1. Los estudiantes realizan lectura sobre el tema Movimiento guerrillero FSLN.

2. Se comparte en plenario las principales ideas.

3. El docente expone el tema los indígenas del pacifico de Nicaragua.


21
4. Los estudiantes en grupos exponen temáticas de las luchas históricas de los indígenas
y afrodescendientes de la Costa Caribe Nicaragüense.

3.1 El movimiento guerrillero FSLN

1. Etapa de histórica del movimiento revolucionario:

Se desarrolla entre los años 1926 y 1934. Esta primera etapa está dividida en dos fases
principales.

a. La fase inicial: Se desarrolla durante la guerra civil de 1926, que el pueblo desata
en contra de las reacciones oligarquías libero-conservadoras entregadas de lleno a los
yanquis. Si esta guerra fue castrada por el carácter burgués de sus dirigentes, por su
base, fue una guerra de arraigo popular, lo que permite que al final de esta contienda civil,
se constituya el incipiente ejército proletario encabezado por Sandino. Este incipiente
ejército sandinista, que a su vez fue el determinante en la derrota de las reaccionarias
fuerzas conservadoras, decide postergar la guerra civil-revolucionaria en contra de los
traidores burgueses liberales y las reaccionarias fuerzas conservadoras para atender el
problema de la intervención armada yanqui.

b. La fase de desarrollo: Se caracteriza por la guerra revolucionaria


antiimperialista por la liberación nacional, entre 1927 y 1934, que enfrenta el pueblo
nicaragüense encabezado por Augusto César Sandino para derrotar y expulsar de nuestro
territorio nacional a las tropas yanquis intervencionistas. Esta fase de desarrollo está
caracterizada por el salto político, ideológico y político-militar que nuestro pueblo logra
alcanzar en su lucha por la liberación definitiva, bajo la certera guía de Sandino.

Los saltos mencionados integran, en nuestro proceso histórico, una conciencia


antiimperialista de profundo contenido patriótico e internacionalista que llega a combatir
al imperio yanqui en todos sus aspectos políticos, económicos, sociales y militares.
También se integran las sólidas bases para el desarrollo de la conciencia clasista en el
pueblo, por la emancipación social.

2. Etapa del descenso revolucionario

Comprendida entre 1934 y 1956. Se inicia con la muerte de Sandino. Nuestro pueblo pasa en
esta etapa por un proceso de desorganización militar y política, y por un gran atrofiamiento
ideológico. Se pierde la iniciativa y dirección del repliegue estratégico político-militar
que en pro de la acumulación de fuerzas había iniciado Sandino.

El movimiento revolucionario es reducido a una prolongada situación pasiva en donde la


dispersión y atomización del bloque sandinista es evidente. Anastasio Somoza García llega
al poder en el año 1,936. Finaliza con la muerte de Somoza por parte de Rigoberto López
Pérez.

22
3. Etapa de ascenso revolucionario:

La tercera etapa de nuestra guerra revolucionaria se desarrolla a partir de 1956. Esta etapa es

de ascenso revolucionario a pesar de los reveses recibidos en las


fases iniciales. El logro fundamental en esta etapa está en el contar de nuevo con la
organización de vanguardia para dirigir el proceso de guerra iniciado por Sandino. Esta vez
la vanguardia está constituida por el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN)
de la misma forma que el Ejército Defensor de la Soberanía Nacional de Nicaragua
(EDSNN) de la primera etapa, encabezó la lucha del pueblo nicaragüense contra la
intervención.

Apoyado en el profundo pensamiento de Sandino y en la estrategia de guerra popular


revolucionaria que desarrolló el movimiento en esos años, lo mismo que valiéndose
creadoramente de la teoría científica del proletariado y de las experiencias de otros pueblos
hermanos en sus luchas libertarias, el FSLN ha logrado continuar irreversiblemente la guerra
revolucionaria sandinista.

Antecedentes históricos
En sus discursos y escritos antes de 1979, los sandinistas afirmaban que luchaban contra el
"somocismo". Desde el punto de vista histórico, hay que preguntarse qué fueron realmente
los años de 1937 a 1979 en que varios miembros de la familia Somoza controlaron el poder.

El 1° de enero de 1937, el general Anastasio Somoza García asumió la presidencia


de la República. El control de la Guardia Nacional fue fundamental para su ascenso
político. En 1938 se convocó a una Asamblea Constituyente que dictó una Constitución por
la cual se establecía que Somoza García permanecería en el poder hasta 1947. Ese año,
Somoza entregó el poder al Dr. Leonardo Argüello, electo por el pueblo. Somoza, apoyado
por la Guardia Nacional, dio un golpe de estado a Argüello y asumió la presidencia en 1950.
Se publicó una nueva constitución, según la cual Somoza podía ser electo para un nuevo
período que duraría hasta 1956. En 1956 se postuló de nuevo como candidato a la presidencia,
pero fue herido de muerte. Le sucedió en el mando su hijo Luis. Su otro hijo, Anastasio, quedó
como jefe director de la Guardia Nacional. Ambos continuaron controlando la vida política
del país hasta 1979. Hay que señalar durante estos años algunos aspectos económicos,
sociales y culturales del país que permiten entender el ascenso sandinista.

Entre 1937 y 1950, la economía nicaragüense estuvo prácticamente estancada. En los años
cincuenta, comenzó un progreso económico. La agricultura y la ganadería se modernizaron.
Dio inicio la industrialización del país. El comercio aumentó en grandes proporciones. El
café, el algodón y la carne, principales productos de exportación, tuvieron excelentes
precios en el mercado mundial. En
1978 el valor de las exportaciones alcanzó 646 millones de dólares.

En 1943 se promulgó el primer código del Trabajo en Nicaragua, todavía vigente. En los
años cincuenta comenzaron a verse señales de inconformidad política y social. En abril de
1954, una conspiración de militares estuvo a punto de derrocar a Somoza. En la década de
1960, luego del asesinato de Somoza García, su hijo Luis hizo importantes concesiones, entre
ellas, la fundación de Seguro Social, el Banco Central y del Instituto de Fomento Nacional

23
y la Autonomía Universitaria. Sin embargo, estos avances institucionales fueron
insuficientes para evitar la crisis.

En 1978 había una vasta opinión pública organizada opuesta a Somoza. El país estaba agitado
por fuertes tensiones políticas y sociales en 1978. La mayoría de los nicaragüenses deseaban
un cambio. Fue en ese contexto que entró a figurar el F.S.L.N. El frente sandinista entra en
escena.

En los años sesenta, el movimiento de izquierda se hallaba en pleno ascenso en todos los
países de América Latina. El remedio propuesto por muchos intelectuales era el
socialismo. No se trataba de cualquier socialismo, sino del marxismo-leninismo, comúnmente
conocido como "Comunismo".

El apoyo brindado por la hoy ya desaparecida Unión Soviética a los llamados movimientos
de "liberación nacional" alentaban los movimientos guerrilleros. Se consideraba que era
necesaria una revolución armada que diera al traste con los regímenes burgueses apoyados
por los Estados Unidos.

En Nicaragua, el estancamiento de la vida política era propicio para la propaganda a favor de


una lucha para derrocar a Somoza. Este último, con su inmenso poder político y económico,
parecía el símbolo del capitalismo, la encarnación del mal que había que erradicar. Los
ideólogos del sandinismo aprovecharon las circunstancias para tomar como blanco de su
lucha a Somoza.

El F.S.L.N. fue fundado en 1961. Sus integrantes eran, sobre todo, estudiantes universitarios
de clase media-baja, originarios de diferentes lugares de Nicaragua. La ideología era una
mezcla del nacionalismo de A. C. Sandino, y de la doctrina marxista-leninista.

De 1961 a 1974, el frente tuvo muy poca relevancia militar en Nicaragua. Sus actividades
eran prácticamente desconocidas por la inmensa mayoría de la población nicaragüense.

Hasta 1975, la estrategia propuesta para luchar contra Somoza fue la Guerra Popular
Prolongada (G.P.P.). Con ello se pensaba crear una guerrilla rural fuerte en la montaña y
desde allí atacar a las ciudades.

La Guardia Nacional arrinconó a los guerrilleros y gran parte de la dirigencia fue capturada.

El 27 de diciembre de 1974 en la casa de un alto funcionario del gobierno de Somoza, a la


que asistían importantes personalidades, un grupo de sandinistas atacó la casa, haciendo
rehenes a los invitados y matando al dueño de la casa. Para liberar a los rehenes, el gobierno
de Somoza tuvo que pagar una fuerte suma de dinero, liberar a los presos sandinistas y
publicar en todos los diarios un comunicado del Frente en el que se exponían sus ideas.
Fue un duro golpe para el orgullo del régimen de Somoza.

El éxito en el operativo urbano y el fracaso en el área rural hizo pensar a algunos militantes
sandinistas que era mejor organizar al proletariado urbano y a los estudiantes de secundaria
y la universidad.

24
Fue así que surgió lo que se llamó el F.S.L.N.-Proletario. El Frente comenzaba a dividirse.
Después de la separación de los "proletarios" en 1975, lo que quedó del Frente proponía una
nueva estrategia en la lucha contra Somoza.

La fracción que apareció en 1976 fue denominada "de los terceristas" (por ser la tercera). Su
estrategia era la de hacer una alianza "táctica" con la burguesía y otras fuerzas
"progresistas".

La alianza debía de provocar, a corto plazo, una "insurrección" general, dirigida y controlada
por el Frente. Todos los opositores de éste podían caber dentro del Frente. Pero sería este
último el que tendría las armas.

Los eventos de 1978 – 1979

Somoza no quería dejar el poder. Pensaba que la fuerza de la Guardia Nacional era suficiente
para contener el descontento generalizado del pueblo nicaragüense. No se daba cuenta que,
por razones diversas, la sociedad deseaba un cambio. Entre 1978 y 1979 se desencadenaron
varios acontecimientos que dieron fin a su régimen.

El sector productor, en particular los grandes empresarios, sentían que Somoza, con su
inmenso poder económico, les hacía una competencia desleal. Los sectores sindicales
pedían mejoras sociales en una economía que, pasaba por algunas dificultades desde 1975.
La Iglesia Católica tomó una posición distante y crítica del régimen. La oposición política se
había agrupado en torno a una organización llamada Unión de Liberación (UDEL), jefeada
por Pedro Joaquín Chamorro. Este último, en su diario "La Prensa", atacaba
diaria y sistemáticamente al gobierno de Somoza.

El 10 de enero de 1978 fue asesinado en Managua Pedro Joaquín Chamorro. Hasta hoy se
desconoce quién fue el autor intelectual de su muerte. Es decir, no se sabe quién es el
responsable de este crimen. La opinión pública atribuyó el asesinato a Somoza, precisamente
a quien menos convenía tal asesinato. El once por la noche hubo incendios y saqueos por toda
Managua.

Ante los disturbios que se daban en todas partes del país, fue organizada una amplia alianza
opositora a Somoza, conocida como Frente Amplio Opositor. Allí se hallaban reunidos
diferentes sectores de la sociedad.

El mismo Frente envió una delegación a participar en las discusiones. La meta que se
perseguía era la renuncia de Somoza, sin provocar un derrumbe total de gobierno,
crear el desorden o recurrir a la violencia.

En agosto de 1978, el Palacio Nacional fue tomado por un grupo de sandinistas. Los
miembros del Congreso Nacional quedaron como rehenes. Los sandinistas pidieron dinero,
liberación de prisioneros sandinistas y publicidad al gobierno de Somoza. Todo les fue
concedido. En octubre, los sandinistas atacaron varios lugares del país. Su éxito, fue
amplificado por los medios de comunicación. La posición del Frente crecía en la opinión
pública.

Somoza no estaba dispuesto a abandonar el poder.

25
A principios de 1979 dio inicio un período particularmente dramático para el país. Una ola
de violencia se desató en todas partes. Los asaltos a bancos se convirtieron en eventos
rutinarios. Los asesinatos políticos se multiplicaron. Las amenazas, los chantajes, los
saqueos eran cosa corriente. El país parecía estar en el caos. La Guardia Nacional era ya
incapaz de controlar el desbordamiento social. En junio comenzó el asalto final al régimen.

La caída de Somoza

En marzo de 1979, las tres fracciones o grupos en que se hallaba dividido el Frente se
unieron, en Cuba, bajo los auspicios de Fidel Castro, para formar la Dirección Nacional del
F.S.L.N. de nueve miembros: tres por representantes del grupo de la Guerra Popular
Prolongada, tres de los proletarios y tres de los terceristas.

En todos los lugares del país estallaron levantamientos armados. Nicaragua ardía. Crímenes
sin nombre se cometieron entre junio y julio. En el sur, un movimiento armado apoyado
arbitrariamente por Carlos Andrés Pérez, de Venezuela, y Fidel Castro, de Cuba, tenían su
base en Costa Rica gracias al apoyo del presidente de Costa Rica. La Guardia Nacional se
hallaba acosada por todas partes. Poco faltaba para el fin.

Venezuela suspendió los suministros de petróleo. Estados Unidos prohibió la venta de


armas a Somoza. El gobierno estaba solo.

El 12 de junio de 1979, la Décima Séptima Reunión de Consulta de la Organización


de Estados Americanos, reunida en Washington, acordó "el reemplazo inmediato y definitivo
del régimen Somocista". El 17 de julio, Anastasio Somoza Debayle renunció a la presidencia.
El 18, la Guardia Nacional se derrumbó. Así terminaban cuarenta y dos años de gobierno de
la familia Somoza. Entre sus opositores, sólo el F.S.L.N. tenía armas. Sólo el F.S.L.N. estaba
sólidamente organizado en torno a una ideología definida.

3.2 La lucha de los indígenas del pacifico y centro norte de Nicaragua

Indígenas del Pacífico: ignorados pero vivos

A los 500 años de la invasión de América, los indígenas del Pacífico y Centro Norte
de Nicaragua están ahí, como una persistencia obstinada, como una realidad
presente y deslumbrante, aunque desconocida y negada.

¿Qué es una comunidad étnica? Los sutiavas y los monimboseños, ¿son o no son etnias con
las características propias de una raza? En la zona del Pacífico y Centro Norte (PyCN)
de Nicaragua hay varias comunidades que tienen como característica común el hecho de
autoproclamarse como "indígena".

Ellos dicen que son indígenas, sobrevivientes de la conquista y la colonia. Y los descendientes
de los conquistadores dicen que no, que ellos son mestizos.
¿Cuántos son? ¿80 mil? ¿100 mil? Sus linajes se remontan a los primeros
momentos de la colonia.

26
La comunidad nacional nicaragüense ha creado el mito de la "Nicaragua mestiza" negando
la existencia de estas comunidades. Es una ideología construida sobre criterios raciales. Los
clanes indígenas han resistido el liberalismo de Zelaya, las relaciones capitalistas y
mercantilistas y las tendencias estatistas del sandinismo. Las comunidades indígenas no
aceptan como autoridad a nadie que no sea de sus linajes o clanes. Esto no lo
comprendieron muchos dirigentes del FSLN. Con la sola excepción de la comunidad
indígena de Monimbó todas estas comunidades tienen aún tierras comunales. Ante todas estas
realidades, el desafío de los dirigentes indígenas es enorme. Y tiene que ver con la
construcción de una auténtica democracia popular.

Comunidades étnicas vivas y representativas

Nos interesa mostrar por qué, en contra de todas las apariencias, estas comunidades son
comunidades étnicas en el sentido más estricto del término y que poseen, por lo tanto,
ciertas estructuras internas homólogas a las que podemos encontrar en los grupos
étnicos que pueblan la Costa Atlántica de nuestro país.

Desde el punto de vista político, este hecho nos revela que todas las comunidades étnicas de
Nicaragua, por encima de las diferencias lingüísticas o de las distancias geográficas que las
separan, comparten estructuras socioculturales objetivas, susceptibles de convertirse en una
sólida base común para unirse en la lucha por sus reivindicaciones específicamente étnicas a
nivel nacional.

Por otra parte, interesa también presentar una visión general de la situación actual de las
comunidades étnicas del PyCN del país, con el propósito de crear conciencia sobre los
graves problemas que padecen. Además, es importante señalar las nuevas perspectivas
políticas que abrirá en la vida de las etnias, perotambién en el escenario político de nuestro
país, la creación de la Federación Nacional de Comunidades Indígenas de Nicaragua
(FENACION), que surge, como una iniciativa de los grupos étnicos del PyCN

Ausencia de leyes

Cuando se examina el contenido de todas las leyes y decretos que el gobierno sandinista
promulgó para normar jurídicamente la vida interna y externa de las comunidades étnicas del
país, llama poderosamente la atención el hecho de que ninguno de ellos se refiere expresa y
directamente a las etnias del PyCN. La totalidad de las leyes y decretos siempre se refieren
explícita o implícitamente a los grupos étnicos del Atlántico. El célebre "Estatuto de la
Autonomía de las Regiones de la Costa Atlántica de Nicaragua" (La Gaceta, 30 de octubre
de 1987), como su mismo título indica, está enteramente consagrado a la legislación de las
etnias costeñas.

Para poner otro ejemplo: la Ley de Municipios promulgada por el gobierno sandinista (La
Gaceta, 17 de agosto de 1988), contiene todo un capítulo dedicado exclusivamente al
ordenamiento municipal de las comunidades étnicas de la Costa Atlántica, pero no

27
encontramos en ella ningún capítulo o ningún articulado consagrado especialmente a normar
la vida municipal de las etnias existentes en ciertas regiones del PyCN de Nicaragua. En
ambas leyes, citadas tan sólo a título ilustrativo, las comunidades étnicas del PyCN del país
parecen haber estado ausentes de las mentes de los legisladores y de los altos dirigentes del
Estado y del Frente Sandinista durante los años de la Revolución.

La ausencia de referencias jurídicas explícitas a los grupos étnicos del PyCN o, por lo
menos, la falta de un tratamiento jurídico hacia estos grupos que fuese equivalente al de las
comunidades del Atlántico, pareciera revelar dos cosas. Una, que para la Revolución
Sandinista los grupos étnicos del PyCN no tuvieron nunca la importancia geopolítica que sí
adquirieron, por diversas razones, las etnias del Atlántico. Dos, que los altos funcionarios del
gobierno sandinista no estaban tan convencidos de que las comunidades étnicas del PyCN
fuesen realmente "comunidades étnicas" y que, por lo tanto, no ameritaba que se les diese un
tratamiento especial, como se había hecho con las comunidades del Atlántico.

Cuando miramos retrospectivamente las disposiciones etno-jurídicas del gobierno sandinista,


las dos consideraciones que acabamos de hacer aparecen como igualmente válidas. Es cierto,
efectivamente, que para la Revolución Sandinista las etnias del PyCN del país no
constituyeron un importante problema geopolítico y militar, como sí lo fueron los grupos
étnicos del Atlántico, cuyas demandas, entonces mal comprendidas e incluso reprimidas
por el FSLN, fueron utilizadas por la administración norteamericana para desestabilizar y
movilizar a las comunidades del Atlántico en contra de la Revolución.

En aquellas circunstancias, los conflictos entre el FSLN y las etnias de la Costa Atlántica, le
sirvieron a los Estados Unidos para tratar de deslegitimar y aislar internacionalmente al
gobierno revolucionario. En respuesta a esta compleja y delicada situación, la dirigencia
sandinista se vio obligada a revisar y a reformular considerablemente su política hacia las
comunidades del Atlántico, lo que tuvo como máximo resultado jurídico la promulgación del
ya citado "Estatuto de la Autonomía de las regiones de la Costa Atlántica de Nicaragua".

Existencia oculta.

También parece ser cierto que en aquellos años y aún hoy, después de la derrota electoral
muchos dirigentes del FSLN no estaban convencidos de que las comunidades del PyCN que
se autoproclamaban como "indígenas" lo fuesen realmente. Conocemos múltiples anécdotas
de dirigentes sandinistas que consideraban que el hecho de que ciertas comunidades
campesinas del PyCN se autodenominasen "indígenas", respondía a una táctica política
oportunista de las mismas.

Cuyo único propósito era el de arrebatarle ciertas prerrogativas al Estado, el

Partido o a las organizaciones de masa sandinistas


A los ojos de muchos dirigentes sandinistas, estas comunidades, a diferencias de las
comunidades mískitas, sumus o ramas, no poseían las características que parecían estar

28
presentes en una auténtica comunidad étnica: fenotipo racial (color de la piel, etc) distinto al
de los blancos y mestizos, una lengua distinta al español, posesión de tierras comunales en
oposición a la propiedad privada del suelo, habitación en regiones selváticas o semi-selváticas
que practican la caza y la recolección con medios rudimentarios (arco y flecha).

Evidentemente, como las etnias del PyCN no presentaban varias de estas características, era
comprensible que muchos dirigentes sandinistas no viesen en sus integrantes a auténticos
"indígenas", sino simplemente a "mestizos" o, a lo sumo, a "mestizos que se hacían pasar por
indígenas". Consiguientemente, no había razón para que el Estado sandinista diseñara
políticas socioeconómicas y culturales que les diesen a estos mestizos que decían ser
indígenas, un trato distinto al resto de los mestizos campesinos, artesanos, obreros o
empleados que vivían en la región del Pacífico y del Centro-Norte del país. En otras palabras,
a estos supuestos "indígenas" había que tratarlos como clases o estratos socio-económicos
(campesinado, artesanado, etc.), y no como comunidades étnicas. A lo sumo, el presunto
carácter "indígena" de las etnias del PyCN del país era visto por muchos sandinistas como
parte del "folklore nacional" (caso de las artesanías en cerámica, palma y tela, por ejemplo)
o como parte de un mito ideológico-político que identificaba demasiado rápidamente y
reducía a veces la "rebeldía indígena" (Sutiava y Monimbó) a la lucha del FSLN contra la
dictadura somocista.

Lo curioso es que este estereotipo que le negaba su carácter étnico a las comunidades del
PyCN del país aún lo encontramos presente en amplios círculos de intelectuales
(historiadores, economistas, antropólogos, etc.), quienes consideran que las últimas
comunidades étnicas del PyCN de Nicaragua que lograron sobrevivir el período colonial,
fueron destruidas por los regímenes liberales y por el profundo proceso de mestizaje que
se produjo en esta región del país, a raíz de las transformaciones demográficas y culturales
propiciadas por la expansión de las relaciones mercantiles y capitalistas.

Con ligeras variantes, este mismo estereotipo sobre los "indígenas" del PyCN también lo
encontramos actualmente presente en dirigentes de comunidades y de organizaciones étnicas
de la Costa Atlántica de Nicaragua. Muchos de estos líderes costeños consideran, en efecto,
que los "indígenas" del PyCN no son "indígenas", sino simplemente "mestizos".

Indudablemente, esto no ha dejado de representar un obstáculo para la conformación de


organizaciones étnicas a nivel nacional, en las que puedan participar juntos y sin reticencias
mutuas, los grupos étnicos del Atlántico y los del PyCN de nuestro país.

Clanes y linajes.

En la región del PyCN de Nicaragua existe alrededor de una quincena de comunidades,


urbanas unas, rurales otras, cuyos miembros se definen a sí mismos, abiertamente y con
profundo orgullo, como "indígenas". Es probable que existan algunas más. De hecho, algunos
dirigentes de comunidades étnicas del PyCN nos han hablado de la existencia de otras
comunidades indígenas, como Tonalá (Departamento de Chinandega) y Nindirí

29
(Departamento de Masaya). Hasta ahora, en el transcurso de nuestra investigación, hemos
logrado inventariar las siguientes comunidades:

Si asumimos las estimaciones de población elaboradas por los dirigentes de varias de estas
comunidades indígenas, la población total de las mismas podría comprender entre 80 mil y
100 mil personas. Dada la ausencia de censos o de registros de población fiables, es
sumamente arriesgado apostar por tal o cual cifra. Algunos consideran que la cifra que
damos es demasiado conservadora. Y a lo mejor lo es. Pero nadie puede, en la actualidad,
presentar pruebas en uno u otro sentido.

El censo de la población total indígena del PyCN aún está por hacer y la elaboración de este
trabajo censal ha sido una de las primeras solicitudes que han planteado los dirigentes de las
comunidades indígenas. En todas estas comunidades las relaciones de parentesco aparecen
como uno de sus principales elementos estructurales y cohesivos.

Estas relaciones unen entre sí no solamente a los parientes en línea directa (abuelos-nietos,
padres-hijos, etc) o en línea colateral (tíos-sobrinos, etc), sino también a los parientes afines
(suegros-yernos, cuñados-cuñados, etc). La cohesión que el parentesco crea entre estos
individuos se manifiesta en acciones de solidaridad y de cooperación mutua, que toman la
forma de un "flujo" recíproco de ayudas en dinero, trabajo, servicios personales de toda
índole, etc.

Y estos lazos de solidaridad se manifiestan tanto horizontalmente, entre los parientes que
están situados sobre un mismo plano generacional, como verticalmente, es decir, entre
parientes pertenecientes a generaciones distintas. La participación eventual en prácticas
rituales colectivas, más o menos regulares, (fiestas celebradas por toda la comunidad en
honor de un santo determinado, etc.), la instauración de lazos de "parentesco ritual"
(padrinos-ahijados, compadre- compadre, etc.) y los lazos de vecindad que se crean en virtud
de la residencia común en un mismo barrio, comarca o caserío, tienden, evidentemente, a
reforzar el grado de cohesión entre los grupos de parientes existentes en cada comunidad.

Familia y parentela.

Las relaciones de parentesco hacen posible, comenzando por el nivel más microsocial, la
creación de familias nucleares (constituidas por el padre, la madre y los hijos) o, lo que es
mucho más frecuente, la conformación de familias extensas (constituidas por una familia
nuclear de base, a la que se le agregan parientes). Estos dos tipos de familias pueden vivir en
una sola vivienda o, cosa que sucede muy a menudo, residir en viviendas contiguas o bastante
cercanas entre sí. En un nivel superior, encontramos una forma de agrupación parental, cuya
magnitud rebasa considerablemente los límites de la familia extensa.

Nos referimos a lo que en antropología se conoce con el término de "parentelas".

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Se trata de una amplia red de parientes, en la cual la definición de los parientes que forman
parte de la red, depende del individuo que se tome como punto de referencia. Este individuo,
al que se le denomina técnicamente como Ego, puede ocupar cualquier posición dentro de las
red (puede ser un abuelo, un tío, un hermano, etc.).

En las comunidades que hemos estudiado hasta ahora, el eje alrededor del cual se
estructuran las parentelas es este Ego, junto con sus hermanos y/o hermanas (germanos). En
comunidades indígenas relativamente grandes, como las de Jinotega, Sutiava y Matagalpa,
por ejemplo, estas parentelas pueden llegar a estar conformadas fácilmente por más de 200 o
300 parientes. Y son justamente estas parentelas las que constituyen la "base social natural"de
las distintas instancias de dirección política (Consejo de Ancianos, etc.) o ritual (Cofradías,
etc.) que presiden y organizan la vida interna de las comunidades. Los miembros de estas
parentelas conforman, en efecto, la masa de feligreses que participan en las fiestas religiosas
del pueblo o la masa de los gobernados por las autoridades "indígenas".

Familias y parentelas no son, sin embargo, las formas de agrupaciones parentales propias y
distintivas de las comunidades del PyCN que se autodenominan "indígenas". Porque las
familias y las parentelas las encontramos prácticamente en todas las regiones de nuestro
país, desde las zonas más urbanizadas hasta las zonas más netamente rurales y en los más
diversos sectores sociales, desde los que poseen los más bajos ingresos, hasta los sectores de
la burguesía y de las llamadas clases medias. Según los resultados arrojados por nuestra
investigación, la forma de agrupación parental propia y distintiva de las comunidades del
PyCN que se autoproclaman "indígenas" parece ser más bien el linaje y el clan.

Linaje y autoridad.

El linaje en sí y por sí mismo no es una estructura de parentesco distintiva de las comunidades


indígenas del PyCN. Lo es solamente en tanto que elemento constitutivo de un clan, es decir,
en tanto que "segmento" de un clan. El linaje lo constituyen todas aquellas personas que
son descendientes de un mismo ancestro y cuyos lazos de filiación con este último pueden
ser demostrados empíricamente. Ahora bien, a diferencia de las familias y de las
parentelas, el linaje comprende no solamente a los parientes actualmente vivos,
descendientes todos de un mismo ancestro, sino también a los parientes que ya murieron, sea
en una fecha reciente, sea en una fecha que puede remontarse a varios siglos atrás. Tanto los
parientes vivos como los difuntos tienen en común el hecho de ser todos descendientes del
mismo o de los mismos ancestros. El linaje se convierte, de esta manera,
en la estructura social que se encarga de garantizar la continuidad y la permanencia de la
comunidad a lo largo del tiempo, vinculando entre sí a sucesivas generaciones de parientes.
Sabemos, por ejemplo, que en el caso de la comunidad indígena de Sutiava existen viejos
linajes que son descendientes de familias que pertenecieron a la nobleza indígena durante el
período colonial y que se desempeñaron como autoridades de la comunidad indígena durante
el pasado y el presente siglo. Los actuales miembros del Consejo de Ancianos de la
Comunidad Indígena de Sutiava pertenecen en su mayoría a estos viejos linajes.

31
La pertenencia o no pertenencia a uno de los linajes de la comunidad define, inexorablemente,
quién es miembro de pleno derecho de la comunidad y quién no lo es. Pertenece a la
comunidad indígena y, por lo tanto, es considerado como un auténtico "indígena", todo aquel
individuo, hombre o mujer, que pertenezca a alguno de los linajes de la comunidad. Linajes
que entroncan a parientes vivos y parientes difuntos con un mismo ancestro.

De esto se desprende por negación lógica el siguiente principio de filiación étnica,


plenamente vigente en las comunidades estudiadas: no pertenece a la comunidad indígena y,
por lo tanto, es considerado como un "no-indígena, todo aquel individuo, hombre o mujer,
que no pertenece a ninguno de los linajes de la comunidad. Queda claro, entonces, que en las
comunidades indígenas del PyCN de Nicaragua, la "indianidad" o, mejor todavía, la
"etnicidad" de un individuo está definida por su pertenencia a un linaje o a un clan.

En la mayoría de las comunidades que hemos logrado inventariar, la adscripción de un


individuo (sea hombre o mujer) a su respectivo linaje puede hacerse por el lado paterno en
una generación, o por el lado materno en la generación siguiente. O viceversa. El tipo de
filiación puede cambiar de "lado" (paterno o materno) en cada generación, como una forma
de hacer posible la perpetuación del linaje en los casos de "matrimonios mixtos", es decir,
en los casos de uniones entre una persona (hombre o mujer) que pertenece a uno de los linajes
de la comunidad y otra persona (hombre o mujer) que no pertenece a ninguno de estos linajes.

Así, los hijos e hijas de este tipo de uniones matrimoniales son considerados por la comunidad
indígena como auténticos "indígenas", y no como "no-indígenas", o como "mestizos",
según una expresión muy difundida en la sociedad nicaragüense.

Matrimonios mixtos.

De acuerdo a este sistema de filiación, las comunidades étnicas del PyCN reconocen como
"indígena" solamente al hijo(a) del matrimonio mixto, pero no reconocen como "indígena" a
su padre o a su madre, si ésta o aquél no forman parte, evidentemente, de alguno de los
linajes de la comunidad. Esto hace posible que nos encontremos con familias construidas
por un padre "no-indígena" (que no pertenece a ningún linaje de la comunidad), una madre
"indígena" (que pertenece a un linaje de la comunidad) y unos hijos, resultados de esta unión,
que son reconocidos como verdaderos "indígenas" por la comunidad, en virtud del sistema
de filiación imperante en su seno.

Esto nos revela un fenómeno importante para comprender la forma como autorreproducen su
etnicidad las comunidades indígenas del PyCN de Nicaragua: se puede llegar a ser indígena
por descendencia o filiación (por adscripción a un linaje o a un clan), pero no se puede
llegar a ser indígena por la vía del matrimonio. En otras palabras, un no-indígena no se
convierte en indígena por el hecho de contraer matrimonio con una mujer indígena. Por ahora,
esta posibilidad, existente en comunidades étnicas de otras latitudes, no se ha puesto en
práctica en las comunidades indígenas del PyCN de nuestro país.

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Cabe señalar aquí que en la mayoría de los grupos étnicos del PyCN, en los casos de
matrimonios mixtos, parece que se tiende a preferir la unión entre una mujer indígena
(perteneciente a un linaje de la comunidad) y un hombre no-indígena. Lo mismo ocurre en el
caso de las comunidades rurales mískitas de la Costa Atlántica de Nicaragua. Esto parece
obedecer a la existencia de formas de residencia matrilocales (éste es claramente el caso
de los mískitos) o a la conformación de familias matrifocales (en las que la jefe de la familia
es una mujer), en situaciones en las que el marido se ausenta del hogar, sea temporalmente -
por razones de trabajo o definitivamente.

Todo ello revela que las mujeres juegan un papel de primera importancia en la reproducción
de las comunidades étnicas, porque ellas son, por lo general, el elemento permanente en la
familia; el hombre, en cambio, es un elemento relativamente itinerante.

El mito del mestizo

El sistema de descendencia o de filiación imperante en las etnias del PyCN, les permite a
éstas autorreproducirse como tales en situaciones demográficas sumamente desfavorables
(disminución de su población, desequilibrio en la proporción de sus hombres y sus mujeres,
etc.), porque gracias a dicho sistema pueden recuperar para sí a todos sus hijos e hijas, incluso
aquéllos que la comunidad nacional nicaragüense tildaría de "mestizos", es decir, de no-
indígenas por el hecho de ser descendientes de matrimonios mixtos, entre indígenas y no-
indígenas.

Aquí nos encontramos en presencia de una formidable lucha sociocultural que se produce
entre la comunidad nacional nicaragüense, por un lado, y las comunidades indígenas,
por otro lado. Flexibilizando al máximo sus propias estructuras de parentesco, estas últimas
intentan impedir a toda costa que sus propios hijos e hijas les sean expropiados y
arrebatados por la comunidad nacional nicaragüense, bajo el pretexto de que una buena
parte de los mismos son "mestizos", es decir, "no-indígenas", por el simple hecho de ser
descendientes de matrimonio mixtos

Por su parte, la comunidad nacional nicaragüense, desde el siglo pasado, a raíz de la


rebelión armada de la Comunidad Indígena de Matagalpa en 1881, ha creado el mito
de la "Nicaragua mestiza", como una forma de negar la existencia de los indígenas en la
región del PyCN del país. Esta ideología, construida sobre criterios raciales, convierte
automáticamente en mestizos, es decir, en no- indígenas, a todos los miembros de las
comunidades étnicas del PyCN, con lo cual hace más fácil la integración y la asimilación
de estos grupos étnicos a la comunidad nacional nicaragüense, a la Nación nicaragüense. Para
decirlo con otras palabras: la ideología del mestizaje tiende al exterminio de los grupos
étnicos del PyCN de nuestro país.

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Y lo que resulta preocupante es que esta ideología se encuentra ampliamente difundida en los
más diversos sectores de la sociedad nicaragüense, independientemente de la ideología
política, posición de clase, nivel educativo, confesión religiosa, etc.

Clanes y comunidad

El clan constituye la segunda estructura de parentesco propia y distintiva de las comunidades


indígenas del PyCN, en relación a las formas de parentesco que encontramos en el resto de
las poblaciones de esa región del país. La antropología considera que un clan está
conformado por todos aquellos individuos (hombres o mujeres) que se consideran a sí
mismos descendientes de un mismo ancestro (individual o colectivo), sin ser capaces de
demostrar realmente sus lazos de filiación con ese presunto ancestro.

Esta es la diferencia fundamental que la antropología establece entre lo que es un clan y lo


que es un linaje: la capacidad de demostrar empíricamente o no los lazos de filiación
genealógica con respecto a un ancestro o un conjunto de ancestros. Por lo demás, el
clan, al igual que el linaje, asegura la continuidad y la permanencia de las comunidades
a lo largo de sucesivas generaciones, a través de los años, o incluso, a través de los siglos.
Es muy probable que los clanes indígenas correspondiesen a las antiguas "parcialidades" o
"barrios" en los que estuvieron subdivididas administrativa y territorialmente las
comunidades indígenas durante todo el período colonial.

Estos clanes no desaparecieron en Nicaragua durante la época post- independencia y, junto


con los linajes, han permanecido existiendo en forma obstinada hasta el día de hoy, a pesar
del régimen liberal de Zelaya, a pesar de la penetración de las relaciones mercantiles y
capitalistas, y a pesar de las tendencias de la Revolución Sandinista a estatizar, partidarizar
y nacionalizar la sociedad civil nicaragüense. Por ejemplo, la actual comunidad indígena de
Matagalpa aún se encuentra subdividida en cuatro "barrios": Solingalpa, Molagüina,
Pueblo Grande y Laborío, los cuales constituyen, al parecer, cuatro clanes distintos. Hasta
mediados del presente siglo, la comunidad indígena de Sutiava estuvo subdividida en dos
"parcialidades", que eran en realidad dos clanes endógamos: Pueblo Grande y Jiquilapa.

Es muy probable también que la subdivisión de Monimbó en dos "barrios" distintos,


"Monimbó de arriba" y "Monimbó de abajo", haya correspondido a dos clanes igualmente
distintos. En la actualidad, debido a un conjunto de procesos demográficos, económicos,
políticos y culturales, en los casos de Sutiava y Monimbó, en vez de dos clanes, parece que
existe solamente un clan, que corresponde a la comunidad indígena en su conjunto. En ambos
casos, hemos podido observar que los clanes tienden a ser endogámicos, aunque permiten las
uniones matrimoniales exógamas, preferentemente entre mujeres pertenecientes a la
comunidad indígena y al clan y hombres que no forman parte de la comunidad, es
decir, "no-indígenas".

34
Autoridades indígenas y "gobierno tribal".

En las comunidades indígenas del PyCN encontramos dos clases de autoridades indígenas.
En primer lugar, están las que podríamos denominar "autoridades indígenas tradicionales",
que se constituyen y funcionan según una especie de derecho consuetudinario no escrito, de
vieja tradición, pero que puede adoptar, eventualmente, algunas de las formas del derecho
moderno. Los nombres de este tipo de autoridades tradicionales varían de una comunidad
indígena a otra.

En algunas se les denomina "Consejo de Ancianos" (Sutiava y Monimbó), mientras


que en otras están representadas por las figuras del Primer Cacique y del Segundo Cacique
(Matagalpa). Por lo general, las autoridades indígenas son ancianos de la comunidad,
pertenecientes a antiguos y prestigiosos linajes, y gozan de un profundo respeto y de una
enorme autoridad moral entre la población indígena. Una vez que son electas y pasan a
formar parte de estas instancias políticas tradicionales, las personas asumen determinadas
funciones dentro de las mimas y lo hacen de forma vitalicia.

El segundo tipo de autoridad indígena lo constituyen lo que podríamos llamar "autoridades


indígenas jurídico-modernas", que se conforman y funcionan de acuerdo al derecho moderno,
vigente en las leyes y decretos del Estado nicaragüense. Durante la segunda década del
presente siglo, los regímenes conservadores promulgaron varias leyes y decretos (1914 y
1918) que dieron a las comunidades indígenas la posibilidad de obtener la personería
jurídica y esas leyes aún se encuentran vigentes en Nicaragua.

A diferencia de las autoridades indígenas tradicionales, en este otro tipo de autoridades


indígenas que poseen personería jurídica no figuran, necesariamente, personas ancianas de la
comunidad. En muchas comunidades son personas adultas, relativamente jóvenes en
bastantes casos, las que forman parte de este tipo de autoridades indígenas jurídico-modernas.
Por lo general, se les conoce con el nombre de "Directiva de la Comunidad Indígena" y las
personas electas para los cargos no son vitalicias, sino que se re-eligen en la actualidad cada
seis años . A nivel teórico, el Estado reconoce a estas "Directivas", y no a las autoridades
indígenas tradicionales (Consejos de Ancianos, etc.), como a los únicos interlocutores
legales y formales de las comunidades indígenas.

No obstante, en la práctica, a nivel del funcionamiento jurídico que se desarrolla en el


espacio municipal, las alcaldías y los demás entes estatales locales cuya presencia tienen una
repercusión directa o indirecta en la vida de las comunidades indígenas, suelen ignorar a las
autoridades indígenas jurídico-modernas en la tomas de decisiones que afectan a la población
indígena.Hay comunidades indígenas del PyCN en las que no existen autoridades
indígenas tradicionales, sino solamente autoridades jurídico-modernas Directivas. En
muchas de ellas, la desaparición de las autoridades tradicionales ocurrió en la primera mitad
de este siglo. Pero en la actualidad, comunidades en las que aparentemente desaparecieron
estas autoridades bajo los efectos de decretos legales han comenzado a plantearse la
posibilidad y la necesidad de reinstaurar a las autoridades tradicionales.

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Los mismos indígenas han tomado conciencia del rol estratégico que las autoridades
indígenas tradicionales han desempeñado en la conservación y en la cohesión de la
comunidad, lo que evidentemente le confiere a ésta una mayor fuerza y una mayor capacidad
de presión política para hacer valer sus reivindicaciones étnicas.

Autoridades siempre indígenas

Lo más interesante es que las personas que son electas por la comunidad para fungir como
autoridades indígenas, independientemente de que éstas sean "tradicionales" o "jurídico-
modernas", son siempre y necesariamente individuos "indígenas", es decir, personas que
pertenecen a algunos de los linajes o clanes de la comunidad.

Y la comunidad no reconoce como autoridad política étnica a nadie que no sea miembro de
uno de estos linajes o clanes. Esto no lo comprendieron muchos dirigentes del FSLN quienes,
durante los años de la Revolución, impusieron candidatos suyos en las elecciones de las
autoridades indígenas, sin percatarse siquiera de que esos candidatos no eran reconocidos por
la comunidad como "indígenas", por el simple hecho de no pertenecer a ninguno de los
linajes o clanes de la comunidad.

El hecho de que el acceso de los individuos a las instancias de gobierno interno de la


comunidad indígena esté determinado por su pertenencia linájica o clánica, y el hecho de que
esas instancias de gobierno estén poco a nada burocratizadas, puesto que están constituídas
por unas cuantas personas, nos revela que las formas de "autoridades indígenas" que hoy
encontramos vigentes en las comunidades indígenas del PyCN, se asemejan a la forma de
"gobierno tribal" que los españoles encontraron a su llegada a Nicaragua y que los
antropólogos han encontrado, casi sistemáticamente, en las llamadas "sociedades primitivas".
La característica fundamental de lde estas sociedades, mal llamadas "primitivas", es la
misma que hemos descubierto en las etnias del PyCN de nuestro país: el hecho de encontrarse
estructuradas y cohesionadas por grupos clánicos o linájicos.

Sostener que las comunidades indígenas del PyCN de Nicaragua posean una forma de
"gobierno tribal", puede parecer inverosímil para muchos dirigentes políticos e intelectuales,
que tienen metida en su cabeza la idea de que las formas políticas tribales sólo existen en las
regiones selváticas y aisladas de Asia, Africa y Oceanía, y en comunidades en las que los
indígenas andan semi-desnudos, apenas cubiertos con taparrabos. Pero no hace falta ir
demasiado lejos: en varios países de Centroamérica existen grupos étnicos - los Jicaques de
Honduras y los Guaymíes de Panamá, por no citar más que dos ejemplos - que utilizan el
término de tribu para referirse a sus propias formas organizativas.

En países como Nicaragua o El Salvador, donde las rebeliones masivas de los indígenas
llegaron a representar una seria amenaza para el Estado-Nación en este siglo y a finales
del siglo pasado, y en donde grupos étnicos de regiones

36
enteras perdieron los signos más visibles de su "indianidad" (lengua, vestimenta, etc.).

La ideología de la "Nación mestiza" ha operado con mayor eficacia y ha calado


profundamente en todos los sectores de la población nicaragüense y salvadoreña, al punto de
que para muchos resulta una especie de fantasioso exotismo de antropólogos trasnochados,
afirmar que en la región Central y del Pacífico de ambos países existen comunidades étnicas
y formas de gobierno tribal.

Campesinos y artesanos

La población indígena del PyCN se caracteriza por una cierta diferenciación interna en
términos de clases sociales. En ella encontramos, en efecto, sectores pertenecientes a los más
diversos estratos socio-económicos: pequeña burguesía, campesinado, proletariado y
semiproletariado agrícola, obreros industriales, empleados del sector formal de la economía,
artesanos, profesionales y técnicos intermedios, etc. De modo, pues, que no es posible reducir
la población indígena a una sola clase social o adscribirla en su totalidad a un sólo modo de
producción.

No obstante, la mayoría de la población indígena del PyCN está constituída por campesinos
y por artesanos. A estos últimos los encontramos fuertemente concentrados en las
comunidades indígenas de Monimbó, trabajando en pequeños talleres artesanales, cuyos
propietarios adoptan la forma del "maestro" y participan directamente en el proceso de
producción, asistidos en él por unos cuantos "aprendices", que suelen ser parientes jóvenes
o hijos de vecinos o amigos del "maestro".

Una pequeña encuesta realizada en enero-febrero 92 a 60 cofrades indígenas de Monimbó,


revelaba que el 46.8% de los mismos eran artesanos, un 20.8% empleados y un 17.9%
agricultores. Una encuesta similar realizada en los mismos meses a 45 cofrades indígenas
de Sutiava, nos revelaba que el 48.8% eran artesanos y el 27.9% agricultores. En ambas
comunidades indígenas, la numerosa presencia de artesanos encuentra su explicación. En
primer lugar, en el período colonial Monimbó y Sutiava fueron dos de los más importantes
centros de producción artesanal de Nicaragua.

Desde entonces hasta la fecha, las familias y los segmentos de linaje se han encargado de
transmitir de generación en generación los oficios y las técnicas de producción artesanal. Pero
hay un segundo factor que parece haber favorecido el desarrollo de la producción artesanal:
es el hecho de que tanto Sutiava como Monimbó son dos comunidades indígenas urbanas,
que forman parte de dos

37
importantes ciudades del Pacífico de Nicaragua, León y Masaya, respectivamente. Al
encontrarse situado dentro de una ciudad, a este artesanado urbano se le facilita la
adquisición de las materias primas y de las herramientas de trabajo.

Además, se le facilita también el acceso a un importante mercado que demanda sus


productos, en una economía nacional que cuenta con una producción industrial
tradicionalmente incapaz de satisfacer la demanda interna de bienes manufacturados,
principalmente la de los sectores de bajos ingresos, a quienes va destinada el grueso de la
producción artesanal indígena.

No obstante, a partir de 1990-1991, muchos artesanos indígenas comenzaron a abandonar


sus tradicionales oficios artesanales y hoy se encuentran en el desempleo abierto o
convertidos en pequeños comerciantes del llamado "sector informal urbano". Su producción
de calzado, muebles, ropa etc., compite desventajosamente en calidad y en precios
con los bienes importados masivamente al país, como parte de las políticas económicas
del gobierno Chamorro. En el caso particular de Monimbó, donde muchos indígenas definían
su propia identidad por el oficio artesanal que realizaban, el abandono de la producción
artesanal, si se prolonga demasiado en el tiempo, tendrá efectos importantes en la
redefinición de la identidad indígena monimboseña.

Tierras comunales

El otro sector socioeconómico mayoritario dentro de la población indígena del PyCN de


Nicaragua, es el campesinado. Todas las comunidades indígenas de esta región, con la
sola excepción de la comunidad indígena de Monimbó tienen tierras comunales.El caso de
Monimbó es interesante al mostrar que pueden existir comunidades indígenas aun cuando
éstas hayan perdido sus tierras comunales.

Las tierras comunales les son asignadas a los campesinos indígenas por las autoridades
indígenas "jurídico-modernas" (las Directivas), en consulta con las autoridades indígenas
"tradicionales" (Consejos de Ancianos, etc.). Ambas tienen entre sus principales funciones,
no solamente la de impartir la justicia internamente en casos de litigios, sino también
la de administrar las tierras de la comunidad
indígena.
En principio, la ley del 26 de junio de 1935, vigente jurídicamente en la actualidad, prohibe
la venta, enajenación, gravamen y embargo de las tierras comunales indígenas. Sin embargo,
tanto los terratenientes, como los campesinos no-indígenas, a través de múltiples
artimañas, se han venido apropiando de importantes extensiones de tierras comunales o se han
venido negando a pagar el canon de arrendamiento a la comunidad indígena, sin que el Estado
haya hecho nada por impedirlo, a pesar de los reclamos insistentes e ininterrumpidos de las
comunidades indígenas. El mismo FSLN, durante los años de Revolución, desconoció y violó
la citada ley de 1935, al asignarles a varias cooperativas de campesinos, tierras pertenecientes
a las comunidades indígenas.

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Las autoridades indígenas asignan lotes de tierra a los miembros de la comunidad, en calidad
de usufructo. A estos indígenas se les llama "comuneros" y, por lo general, con la sola
excepción quizás de la comunidad indígena de Veracruz, por el mero hecho de ser
"indígenas" no están obligados a pagar el canon de arrendamiento - una renta anual en dinero
- por el uso de las tierras comunales.

En esto hay ciertas excepciones adicionales. Por ejemplo, cuando un "comunero" posee más
de 50 manzanas de tierra, está obligado a pagar el canon de arrendamiento. De esta
manera, pareciera que se tiende a penalizar la acumulación de la tierra en manos
indígenas. Ahora bien, la comunidad indígena está facultada a alquilar lotes de tierra a "no-
indígenas", a cambio del pago del canon de arrendamiento. A estas personas se les
conoce con el nombre de "arrendatarios".

Es falsa, por tanto, la idea de que las comunidades indígenas del PyCN perdieron todas sus
tierras comunales a partir de las leyes promulgadas durante el régimen liberal de Zelaya.
Las tierras comunales aún existen en la región del PyCN del país: ni han desaparecido
por completo, ni representan tampoco una pura ficción jurídica.

Lo que ocurre es que no ha habido ningún gobierno que haya tenido la voluntad política de
ordenar la compleja y confusa situación que, desde hace décadas, caracteriza la estructura de
la tenencia de la tierra, en el seno de vastas extensiones que, legalmente, nunca han dejado
de ser propiedad de la comunidad indígena. Algunos datos muestran la enorme extensión de
tierras comunales que, legalmente, son todavía propiedad de comunidades indígenas del
PyCN de Nicaragua: Comunidad Indígena de Sébaco, 175 mil manzanas; Comunidad
Indígena de Jinotega, 44 mil manzanas; Comunidad Indígena de Sutiava, 40 mil manzanas.

Unidad para luchar

Después de varias reuniones preparatorias, el 24 de abril de 1992 se celebró en la ciudad de


Sébaco, una Asamblea de Comunidades Indígenas a la que asistieron representantes oficiales
de las comunidades indígenas de Sébaco, Matagalpa, Muy Muy, Sutiava, Monimbó y
Veracruz, así como delegados oficiales de YATAMA y de la "Coordinadora de Unidad
Costeña". En esa asamblea se resolvió constituir legalmente, ante notario público, la
Federación Nacional de Comunidades Indígenas de Nicaragua (FENACIN). Esto último
se llevó a cabo en la ciudad de León, en la Comunidad Indígena de Sutiava, el 23 de mayo
de 1992.

En primer lugar, la celebración del Quinto Centenario de la llegada de los españoles a


América que, desde la perspectiva de las comunidades indígenas, ha sido reinterpretado
como la celebración de 500 años de lucha y resistencia indígena contra el colonialismo
y el neocolonialismo y contra las políticas etnocidas de los Estados nacionales. Las
distintas reuniones, congresos y seminarios internacionales que se han realizado en distintos
países con la presencia de indígenas provenientes de diferentes regiones del continente

39
americano, ha permitido a los dirigentes indígenas nicaragüenses sacar enseñanzas de las
experiencias organizativas étnicas en otros países.

A nivel nacional, una experiencia de aprendizaje importante ha sido, sin duda, el proceso de
autonomía de las regiones de la Costa Atlántica nicaragüense, el que, a pesar de sus errores
y limitaciones, ha permitido vislumbrar nuevos caminos en la búsqueda de organizaciones
étnicas y modelos de autonomía alternativos para las comunidades indígenas del PyCN del
país.

Igualmente importante para el surgimiento de la FENACIN ha sido el constatar las


limitaciones estructurales de los grandes partidos políticos - liberales y conservadores, en el
pasado; sandinistas y partidos afiliados a la UNO en el presente -, para atender y dar una
respuesta apropiada a las reivindicaciones específicas de las comunidades indígenas.
Recientemente, a partir de la polarización política partidaria que caracteriza a la Sociedad
Civil nicaragüense, desde el ascenso de la UNO al poder, los indígenas del PyCN se
encuentran bastante hartos y cansados de las divisiones que han creado al interior de sus
respectivas comunidades los enfrentamientos entre el FSLN y la UNO.

Divisiones estériles que, a sus ojos han debilitado internamente a las comunidades indígenas
y han contribuido, de alguna manera, a su desintegración. En este contexto, la FENACIN
surge como una Federación Indígena que pretende ir más allá de los intereses y divisiones
partidarios, para asumir y canalizar las reivindicaciones especificamente étnicas de las
comunidades indígenas del país.

Objetivos de una lucha

Según consta en la Escritura Pública de constitución de la FENACIN, ésta se regirá


según los principios siguientes: la unidad de todas las comunidadesindígenas en la
lucha por sus reivindicaciones específicamente étnicas; la afirmación de sus relaciones de
filiación con los indígenas que poblaron Nicaragua antes de la llegada de los españoles; el
rechazo a la pérdida de sus valores propios: unidad y solidaridad comunal, respeto a los
ancianos y autoridades comunales, reconocimiento del transcendental papel que ha jugado la
mujer indígena dentro de las comunidades; afirmación de las raíces históricas comunes a
todos los pueblos indígenas del continente americano;

Denuncia de la explotación, saqueo y genocidio al que fueron sometidas las


comunidades indígenas de Nicaragua, primero por la colonia española y posteriormente por
los Estados Unidos y los gobiernos nacionales; la proclamación, en base al
reconocimiento constitucional, del carácter multiétnico de la sociedad nicaragüense, del
derecho a organizarse como indígenas, con independencia de los partidos políticos
nacionales que no han hecho más que dividir internamente a las comunidades;

Adopción del nombre de Abya Yala que, en lengua Kuna significa "madre tierra" o "tierra
en plena madurez", para referirse al continente americano; apertura a las alianzas con todos

40
aquellos sectores que estén dispuestos a luchar por la dignidad de los pueblos indígenas y por
la justicia social, el desarrollo y la independencia real de
Nicaragua. La Asamblea de Comunidades Indígenas reunidas en la ciudad de Sébaco definió
igualmente los principales objetivos fundamentales de la FENACIN:

1) constituir un espacio de gestión indígena tanto nacional como internacional

2) luchar por recuperar la plena autonomía de las comunidades indígenas, en lo que respecta
a sus formas organizativas autóctonas y a sus respectivos patrimonios culturales

3) impulsar la unidad y la solidaridad de todos los pueblos indígenas del continente americano
y de las comunidades indígenas de Nicaragua

4) defender sus tierras comunales y reivindicar la devolución de todas aquellas que les
han sido arrebatadas

5) contribuir al desarrollo de un sistema jurídico nacional acorde a los intereses de las


comunidades indígenas;

6) trabajar para que la sociedad nicaragüense valore y promueva el rescate de la herencia


cultural indígena, como parte de la cultura nacional

7) promover un sistema educativo que incorpore los valores, tradiciones y costumbres


indígenas

8) promover entre los jóvenes y los niños de las comunidades indígenas el rescate de su
herencia ancestral.

9) promover en las comunidades indígenas la capacitación necesaria para su


desarrollo económico

10) luchar por conseguir que las comunidades se hagan representar ante sus propias
autoridades locales indígenas, ante FENACIN, organismos no- gubernamentales, el
Parlamento Indígena e instituciones y poderes del Estado;

11) promover la defensa del equilibrio ecológico en las regiones habitadas por las
comunidades indígenas.

La Asamblea de Comunidades Indígenas también resolvió que podían ser miembros de la


FENACIN todas las comunidades, movimientos u organizaciones indígenas existentes en el
país, que se identificasen con los principios y objetivos de la Federación. Además, decidió
crear los dos órganos de dirección suprema de FENACIN: el Congreso Nacional Indígena,
constituido por las Asambleas de todas las comunidades indígenas, movimientos u
organizaciones afiliadas a la Federación;

41
El Consejo Nacional Indígena, estructurado en los siguientes cargos: un Cacique Mayor o
Coordinador, un Cacique menor o Vice coordinador, un Secretario, un Tesorero, un Fiscal y
un número de Vocales en correspondencia con el número de organizaciones federadas.
Mientras los futuros Estatutos de la FENACIN no estipulen otra cosa, la sede oficial de la
Federación quedó fijada en la ciudad de Masaya.

Existir, pese a todo Hemos intentado mostrar, más allá del mito ideológico de la "Nicaragua
mestiza" que en las regiones del PyCN existen comunidades étnicas, en el sentido más
estricto del término. Estas comunidades que se denominan a sí mismas "indígenas" poseen
estructuras sociales internas que las asemejan a las comunidades étnicas que podemos
encontrar no solamente en la Costa Atlántica de Nicaragua, sino también en otros países
del continente americano e, incluso, en sociedades de Asia, Africa y Oceanía.

Estas semejanzas u homologías estructurales observables entre las comunidades étnicas del
PyCN y aquéllas que podemos encontrar en otras regiones y latitudes, existen a pesar de
que las primeras han perdido su lengua materna, sus vestimentas tradicionales, sus
antiguas formas de organización ritual e, incluso, en el caso de una de ellas, sus tierras
comunales. Las homologías estructurales a las que hacemos referencia son
fundamentalmente dos: la estructuración y cohesión interna de sus respectivas poblaciones
en base a estructuras clánicas y linájicas, y la existencia de formas de gobierno tribal.

La FENACIN, que próximamente introducirá su solicitud de personería jurídica ante la


Asamblea Nacional, se perfila como una Federación que tiende a respetar y apuntalar las
estructuras de parentesco y las formas de gobierno tribal de las comunidades indígenas del
PyCN.

En este sentido, va más allá de los partidos políticos, de las instituciones del Estado, de las
Iglesias y denominaciones religiosas y del resto de las instituciones de la sociedad civil que,
de una u otra manera, a veces sin tener consciencia de ello, contribuyeron con sus acciones
a la desintegración de las comunidades indígenas del PyCN. Por eso, la creación de la
FENACIN es motivo de profunda esperanza para las comunidades indígenas de Nicaragua y
el desafío que sus actuales dirigentes tienen entre sus manos es enorme.

No solamente porque les tocará luchar por las reivindicaciones de las comunidades
indígenas y forjar entre éstas una unidad que no estará exenta de obstáculos, sino porque,
además, tiene la posibilidad de jugar un papel importante en el proceso de construcción de
una verdadera democracia popular, en una sociedad multiétnica y pluricultural como la
nuestra.

42
3.3 La lucha histórica de los Originarios y afrodescendientes de la Costa
Caribe Nicaragüense

Pueblos originarios de la Costa Autónoma Caribe Nicaragüense

En la Costa Caribe podemos reconocer tres grandes pueblos indígenas: mískitu, sumo-
mayangna y rama; dos pueblos afrodescendientes: garífuna (garigagu) y creole; y el pueblo
mestizo costeño, que por la sucesión de varias generaciones han nacido y crecido en esta
zona del país y han adoptado muchos de los usos y costumbres indígenas, específicamente
de la medicina tradicional, las creencias y las preferencias gastronómicas.

Las formas de organización social que han atravesado la prueba de los tiempos son las
autoridades comunitarias, ésta es fuertes y vigentes entre los mískitu y sumo-mayangna, no
es así entre la rama en donde ya no existen. Entre los pueblos afrodescendientes no existen
formas ancestrales de organización social comunitaria, pero en cambio existe, entre los
garífunas, un complejo sistema de cosmovisión que otorga a los espíritus de los ancestros
gúbidas los poderes para definir las normas de convivencia y las sanciones para los
infractores.

Pueblo Mískitu.

El pueblo mískitu tiene organizada sus formas de autogobierno en: una asamblea comunitaria
en donde los participantes tienen voz y voto por igual y eligen a las autoridades. El principal
es el Whijta encargado de los asuntos comunitarios y el síndico encargado del uso y cuidado
de las tierras y otros recursos naturales. El juez o whijta ejerce sus funciones siguiendo las
normas del tala mana o compensación por daños físicos, la cual se complementa con el pana
pana que significa dando y dando.

Con el contacto socio cultural se han incorporado personas que por su cargo pueden ejercer
la autoridad en su materia, entre ellas están el pastor moravo, el personal de salud, las
parteras, las maestras y los maestros, líderes de mujeres y ancianos.

El pueblo mískitu, tiene tres grandes núcleos de identidad con muy ligeras variaciones
lingüísticas: los Prinzu que habitan la zona de los llanos y las riberas del Río Prinzapolka,
los Tawira (Bawica) que habitan la zona de Sandy Bay y desembocadura, y los Wangky que
habitan los llanos costeros del norte y las riberas del Río Wangki.

La fuerza política del pueblo mískitu tiene tal ímpetu que en la década de los 70s se funda
la Alianza para el Progreso de los Mískitu y Sumos, ALPROMISU como una organización
pacífica que aboga por sus derechos. En 1979, por inducción de las fuerzas revolucionarias
que recién habían tomado el poder, la anterior ALPROMISU se convierte en MISURASATA
acrónimo de las palabras Mískitu, Sumo, Rama.

A pesar del esfuerzo, las contradicciones entre el pueblo mískitu y el gobierno sandinista
derivan en el cambio de las formas de lucha cívica por las armadas, y en 1987 en la
comunidad de Rus Rus se forma la organización política Yapti Tasba Masraka Nanih
Asla Takanka YATAMA que lucha por la vía armada por sus derechos como pueblos
indígenas. La cruenta guerra lleva a los gobiernos a la firma de acuerdos de paz en 1989, y

43
después recupera lentamente la vida cívica de sus líderes. En la actualidad, la organización
política YATAMA se ha convertido en partido político regional, y como tal ha participado
en las contiendas electorales desde 1990, con excepción de las elecciones regionales del año
2000, cuando fue objeto de una exclusión deliberada del sistema de pacto bipartidista
imperante en nuestro país.

A raíz de la exclusión, YATAMA demandó al Estado ante la Corte Interamericana de


Derechos Humanos y en el mes de junio de 2005 la Honorable Corte falló a favor de
YATAMA ya que encontró violaciones deliberadas e intencionales en contra de las libertades
y derechos de los pueblos indígenas a participar en la vida política del país.

Pueblo Sumu

El pueblo sumu-mayangna tiene una organización social y comunitaria ancestral regida por
una asamblea y dos autoridades, el juez y el síndico, con atribuciones similares a las
autoridades mískitu. Las comunidades sumu-mayangna se organizan actualmente en cuatro
grupos, llamados territorios en reclamo, Mayangna Sauni As (uno), Mayangna Sauni Bu
(dos), Mayangna Sauni Bas (tres), Mayangna Sauni Arunka (cuatro). También, hay que
referir la existencia de organismos supra-comunitarios como SUKAWALA y MASAKU.
Ambas son formas organizativas que se rigen por las reglas mestizas referidas a las
organizaciones civiles, por tanto tienen su respectiva directiva.

La Asociación Mayangna Sauni As Kaluduhna –MASAKU- representa al territorio de


Mayagna Sauni As, conformado por 14 comunidades entre ellas Musawás, considerada como
la capital de los Mayangnas. La otra organización es la Sumu Kalpapakna Wahaini Lani –
SUKAWALA- fundada en 1972 y representa a la etnia sumu-mayangna en su conjunto.

El pueblo sumu-mayangna se encuentra localizado en tres núcleos poblacionales que se


distinguen por sus variantes lingüísticas: Twaska en el Río Bocay, Panamahka en los Ríos
Waspuk y Wangky, y los Ulwa en Karawala y alrededores de la Laguna de Perlas.

En los últimos veinte años, el avance de la frontera agrícola ha llegado a las territorios
ancestrales de las comunidades indígenas, siendo la comunidad de Awastigni la más
beligerante, a tal punto, que es la Corte Interamericana de Derechos Humanos quien mandata
al Estado a fin de promulgar una Ley de protección de las tierras comunales. Dicha Ley
fue promulgada en diciembre de
2002 y es la principal herramienta jurídica que protege la propiedad comunal de los
pueblos indígenas y comunidades étnicas de las Regiones Autónomas de la Costa Caribe de
Nicaragua y de los ríos Bocay, Coco, Indio y Maíz.

44
Pueblo Rama

El pueblo rama tiene dos áreas de asentamiento, una en la bahía de Bluefields y otra en tierra
firme en la zona conocida como Monkey Point. Lo que caracteriza a este pueblo es su
vinculación con la captura de ostiones y las tradiciones de pesca y agricultura rudimentaria.
En la actualidad, este pueblo vive en contacto directo con el pueblo creole. Las
instituciones, especialmente la Iglesia Morava, han ejercido una fuerte influencia para
que el inglés sea la lengua franca en las comunidades rama de tipo insular, mientras
que los rama de tierra firme y en zonas alejadas aún tienen prácticas culturales de sus
ancestros.

Pueblos Afrodescendientes

Los pueblos afrodescendientes tienen su origen en dos vertientes: el pueblo garífuna que
sobrevivió a los naufragios de galeones ingleses que participaban del comercio de esclavos
en las Islas de San Vicente y, otra la otra vertiente, el pueblo creole proveniente de la isla de
Jamaica. Ambos pueblos muestran una notable preferencia por los modelos de asentamiento
urbano y costero, es por eso que habitan directamente en las ciudades de Orinoco, Pearl
Lagoon, Bluefields y Bilwi y tienen relaciones estrechas con los pueblos afrodescendientes
del caribe centroamericano.

El uso del inglés creole resulta de gran utilidad para los intercambios comerciales en la
región, así como en la pesca y empleo de fuerza de trabajo como buzos y ship out. Por otra
parte, la difusión del garífuna a través de asociaciones de revitalización de la lengua y la
cultura han permitido intensos intercambios entre sus hablantes en los otros países de la
región.

Experiencias de autonomía

En las poblaciones del caribe, tres actores sociales se han de encontrar: indígenas,
afrodescendientes e ingleses. Las poblaciones indígenas no lucharon contra los ingleses,
incluso a mediados del siglo XIX, llegaron a pedir ayuda a la Corona Inglesa para que les
apoyara en sus intenciones de no ser anexados a la República de Nicaragua. Varios fueron
los acuerdos subsiguientes y muchas fueron las tensiones, no obstante el denominador
común que guió a los pueblos indígenas del caribe nicaragüense, fue el auto reconocimiento
de ser pueblos con una forma de ser, costumbres, religión, leyes y lengua propias y exigieron
ser tratados en pie de igualdad.

Es así que en 1894 se realiza la Convención de la Mosquitia con representantes de las


comunidades indígenas y el Presidente de Nicaragua José Santos Zelaya, en donde se
acuerda decretar la anexión de la Mosquitia a la República de Nicaragua con base al
cumplimiento de un trato preferencial y respetuoso del Gobierno hacia las poblaciones
indígenas. Esta es la primera experiencia de autonomía de la población del caribe
nicaragüense. En los años siguientes a la Convención de la Mosquitia, las fuerzas políticas
firmantes por parte de la sociedad mestiza cambiaron de signo político constantemente, y
las poblaciones indígenas estuvieron una vez más y otra vez menos respetadas y protegidas.
Lo que no cambió fue el interés de la sociedad mestiza para explotar los recursos naturales
entre ellos madera, minería, pesca y plantaciones de diverso tipo.

45
Lo que se alcanzó mediante los acuerdos de la Convención se fue debilitando con las
prácticas invasoras, extractivas y concesionarias de los gobiernos en los siguientes cien años.
La segunda experiencia de autonomía es producto del proceso político que encabezó el
Gobierno Sandinista en la década de 1980, el cual transformó de manera radical la estrategia
política del Estado y del Gobierno identificándose con los sectores populares. Sin embargo,
las decisiones tomadas desde el nivel central no contemplaron de manera objetiva la realidad
multicultural de la población de la Costa Caribe y a pesar de las buenas intenciones,
empezaron a cometerse errores que llevarían a las fuerzas políticas a una confrontación
armada.

Se hizo perentoria la necesidad de encontrar soluciones profundas que ayudasen a la


recuperación de la paz social. En 1987 se aprueba la Ley 28 Estatuto de la Autonomía de las
Regiones de la Costa Atlántica de Nicaragua cuyo objetivo es garantizar el ejercicio de los
derechos históricos de los pueblos indígenas, afrodescendientes y comunidades étnicas de la
Costa Caribe de Nicaragua.

Dos años más tarde se aprueba la Constitución Política de Nicaragua en donde se confirman
los principios del Estado de Nicaragua que literalmente dice: Arto.5: El Estado reconoce la
existencia de los pueblos indígenas, que gozan de los derechos, deberes y garantías
consignados en la Constitución y en especial los de mantener y desarrollar su identidad y
cultura, tener sus propias formas de organización social y administrar sus asuntos locales; así
como mantener las formas comunales de propiedad de sus tierras y el goce, uso y disfrute de
las mismas, todo de conformidad con la ley. Para las comunidades de la Costa Atlántica se
establece el régimen de autonomía en la presente Constitución.

Nuevos retos e interrogantes han surgido desde la puesta en vigencia de la


Constitución Política y la Ley de Autonomía. Las preguntas más sentidas son:
¿quién reconoce a las comunidades indígenas en las zonas del centro norte y de la costa del
Pacífico del país? ¿Quién responde por las tierras comunales que fueron sujetas de
expropiación y reforma agraria en distintos momentos la historia de Nicaragua?

¿Cómo se articulan los principios de la Ley de Autonomía con las Leyes Municipales?
¿Cómo se organiza el Estado para dar cumplimiento a los principios de igualdad? No existen
aún respuestas, pero si una idea clara acerca de la importancia que tienen las Leyes, la
voluntad política de los gobernantes y la firme decisión de los pueblos en hacer valer las
conquistas hasta ahora alcanzadas.

CONCLUSIONES

La multiculturalidad es un hecho cotidiano, ocurre, en la mayor parte de los casos, sin una
conciencia clara de su existencia. Han trascurrido muchos años desde que se promulgara la
Ley de Autonomía “LA 28”. Muchas han sido las expectativas y pocos son aún los esfuerzos
que se hacen desde el Gobierno Central para incorporar a la población en los derroteros del
desarrollo.

La más importante de las preocupaciones se encuentra focalizada alrededor del tema de las
tierras comunales. Para atenuar la problemática, tanto del avance de la frontera agrícola
como de la tala y comercio de las especies maderables de los bosques, el Estado promulgó la
Ley 445 Ley del régimen de propiedad comunal de los pueblos indígenas y comunidades

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étnicas de las Regiones Autónomas de la Costa Atlántica de Nicaragua y de los ríos Bocay,
Coco, Indio y Maíz (2003). Sin embargo, su aplicación no es satisfactoria.

Algunas fuentes de tensiones y conflictos en la Nicaragua multicultural seguirán existiendo


en la medida en que los comerciantes furtivos sigan talando clandestinamente el bosque, los
comerciantes de metales compren oro a los güiriseros que obtienen el metal por medios
artesanales y no se hagan cargo de los daños a la salud, los barcos pesqueros de banderas
extranjeras aprovechen la extensión de las aguas territoriales para pescar ilícitamente, los
gobernantes desvíen los fondos asignados a la región, los campesinos mestizos sigan
abriendo y avanzando en la frontera agrícola.

Son retos de la Autonomía, la utilización beligerante del marco legal de la Autonomía, la


protección de los recursos naturales, el mejoramiento de la calidad de vida y la
implementación de los proyectos de desarrollo humano, la implementación de un modelo
de salud que tome en cuenta la medicina tradicional, la ampliación del sistema
educativo intercultural bilingüe desde el primer hasta el cuarto nivel (primaria, secundaria,
grado y posgrado) y su implementación en todas las zonas donde la población sea
hablante de las lenguas indígenas y afrodescendientes, el diálogo y entendimiento entre
el derecho positivo y el derecho consuetudinario, la participación de los pueblos indígenas
en las contiendas políticas con base en el respeto a sus usos y costumbres para el ejercicio
del poder, la elección de sus autoridades y representantes comunitarios.

IV-UNIDAD: LOS NUEVOS MOVIMIENTOS SOCIALES

Objetivos de la unidad:

Generales:

1. identificar los nuevos movimientos sociales a nivel internacional, nacional y


regional, así como el papel de cada uno de ellos en la realidad social.

Específicos:

Académicos

1. Conocer la definición de los Nuevos Movimientos Sociales


2. Identificar el proceso de desarrollo de los Nuevos Movimientos Sociales.
3. Describir los factores que permiten el desarrollo de los Nuevos Movimientos
Sociales.

Psicosociales.

1. Que los estudiantes reconozcan la importancia de la carrera como una herramienta


del fortalecimiento del proceso autonómico.

47
Actividades específicas de la unidad:

1.- El docente realiza exposición dialogada con los estudiantes sobre el concepto de
Nuevos Movimientos Sociales (NMS) y acerca el desarrollo de los mismos.

2.- Los estudiantes leen en grupo los factores que permiten el desarrollo de los
Nuevos Movimientos Sociales (NMS) y realizan un mapa mental.

4.1 Concepto de los Nuevos Movimientos Sociales

Son nuevas formas de expresión o representación política que actúan al margen de los
sistemas partidarios tradicionales, fortalecen la conformación de una ciudadanía y una
sociedad civil autónoma y fuerte.

4.2 Desarrollo de los Nuevos Movimientos Sociales

La expresión NMS (Nuevos Movimientos Sociales) comienza a ser utilizada en Europa en


los años 70s, cuando algunos sectores inician sus luchas por sus reivindicaciones, por
ejemplo, los migrantes, los homosexuales, los ecologistas, por las viviendas, etc.

Estos movimientos sociales en América Latina inicialmente surgen en los años 80s en la
búsqueda de reivindicaciones de grupos (Homosexuales, jóvenes, mujeres etc.). Sin
embargo, en la década de los años adquieren otra presentación. Se puede observar la
renovación de conflictos sociales, teniendo como principal causa el agotamiento del
neoliberalismo. Los conflictos se dan por el descontento social frente a la inseguridad y a la
corrupción inherente al modelo.

Por ejemplo: Los USA gastaron por cada año 80,000 millones de dólares en la invasión a
Irán, lo que se pudo aprovechar en agua potable, educación y salud. El 20% de los más
ricos recibe el 86% de las riquezas del mundo, mientras el 20% de los más pobres reciben
el 1% de las mismas. Las tres personas más ricas del mundo (Bill Gates, Warren Bufet y
Carlos Slim) en los últimos 20 años han concentrado una fortuna equivalente a lo que tienen
42 países de 600 millones de habitantes.

Posteriormente los conflictos sociales tienen un nuevo escenario y es la convergencia


multisectorial de sujetos sociales (Desempleados, jóvenes, mujeres, etc.) que buscan
reivindicaciones.

Por otro lado a partir de 1,992 aparece un nuevo actor social en América Latina, que son los
nuevos movimientos indígenas, al parecer los 500 años de descubrimiento de América
permitió unir y articular a estos movimientos. Como es el caso de los indígenas de Chiapas
en México, los Inri Raymi de Ecuador, los Aymara de Bolivia, los pueblos Mapuches de
Chile y los pueblos Mayas de Guatemala, quienes han interactuado con grupos ecologistas
en sus reivindicaciones.

Esta situación ha sido aprovechada por los movimientos de izquierda e América Latina. En
Venezuela inicio con Hugo Chávez, en Argentina con Néstor Kistner, en Bolivia Evo

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Morales, en Brasil Lula Da Silva, en Hondura con Mel Zelaya, en Paraguay Fernando Lugo
y en Nicaragua con Daniel Ortega.

Por otro lado, es necesario señalar que varios grupos guerrilleros han dejado las guerrillas y
se han enfrentado en las competencias electorales como el caso d e l M-19 en Colombia, el
FMLN en el Salvador, el movimiento revolucionario Tupac Amaru en Peru, el movimiento
de liberación nacional Tupamaru de Uruguay entre otros.

4.3 Factores que permiten el desarrollo de los Nuevos


Movimientos Sociales
Las redes sociales: Son un nuevo actor social que se organiza espontáneamente a través
de vecinos, compañeros de trabajos etc.

Conformación del actor social: Este nuevo actor social es cualquier ciudadano, de cualquier
estrato social y nivel académico, no necesita ser un líder, sino simplemente de una causa
social que lo motive a congregarse con oros ciudadanos.

Transnacionalización del Movimiento social: El espacio donde se efectúa el movimiento


social no solo se da en una localidad, sino que traspasa los límites regionales y nacionales

Medios de comunicación: Las formas de conectar estas redes sociales es a través de los
medios de comunicación, la radio, la televisión, el internet.

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IX- Referencias Bibliográficas

Vargas, José. (2008). Nuevos Movimientos Sociales. V Jornadas de Sociología de la UNLP.


https://www.aacademica.org/000-096/138.pdf

Quijano, A. (1991). Colonialidad del poder, eurocentrismo y América.


http://www.ceapedi.com.ar/imagenes/biblioteca/libreria/53.pdf

José Candón Mena, Los movimientos sociales ayer y hoy: Una aproximación teórica.
https://idus.us.es › bitstream › handle › CANDON_...PDF

Sin autor, Los movimientos sociales: definiciones, conceptos y tipos. recuperado el 25 de nov.
de 22 https://webs.ucm.es/centros/cont/descargas/documento21985.

Martínez, V; Pérez, O. (2001), Movimientos sociales y transformación de la sociedad.


https://dialnet.unirioja.es › descarga › articulo PD.

Rodríguez, J. (2008), Los movimientos indígenas en América Latina. Resistencias y alteridades


en un mundo globalizado. https://www.ugr.es/~pwlac/G24_37Javier_Rodriguez_Mir.html

Sánchez, M., Castro, D., Rodríguez, R., et Guerra, J. Movimientos sociales y acción colectiva
en Nicaragua: entre la identidad, autonomía y subordinación.
https://journals.openedition.org/amnis/28.

Gómez, A. Nuevos movimientos sociales: nuevas perspectivas, nuevas experiencias, nuevos


desafíos. https://journals.openedition.org/polis/4554.

Convenio 169 de la OIT, Pueblos Indígenas y Tribales. https://www.ilo.org publication ›


wcms_345065 PDF

50

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