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La Enciclopedia (1751-1772): empresa editorial de la

Ilustración y manifiesto del cumplimiento de los ideales


del profeta de la Revolución Científica Francis Bacon

Analía E. Busala
Departamento de Historia, Facultad de Filosofía y Letras
Historia social de la ciencia y la técnica (Comisión 3)
(UBA)
abuslod@hotmail.com

1
- Monumento característico de la Ilustración que buscaba exponer
un sistema razonado de todo el conocimiento, organizado según
los ideales iluministas.
- Con pequeñas variaciones, categorización del saber de acuerdo a
las facultades del hombre postuladas por Francis Bacon
- Empresa editorial dirigida por Diderot y D´Alembert  por la
cual la Ilustración se introdujo y desarrolló en Francia en el
siglo XVIII: 17 volúmenes de texto y 11 volúmenes de
ilustraciones.
- El Discurso Preliminar de la Enciclopedia cristalizó el relato
canónico de la Revolución Científica.
- La Enciclopedia se integró a la tradición enciclopédica
originada en la Antigüedad.
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Francis Bacon (1561-1626)
Junto a Galileo y Descartes, Bacon fue una de las tres principales
figuras responsables del ataque a la filosofía aristotélica en el
siglo XVII. Hijo de Sir Nicholas Bacon , Lord Guardián de la
reina Isabel I y emparentado doblemente con Sir Tomas
Gresham, Bacon ingresó a los trece años al Trinity College de
Cambridge, donde germinó su antipatía hacia la filosofía
aristotélica. Después del acceso al trono de Jacobo I, se elevó su
estrella política. En 1618, llegó a ser Lord Chancellor (Ministro
de Justicia) y Barón de Verulam. Bacon heredó las convicciones
de sus religiosos padres y absorbió del mundo que lo rodeaba
concepciones calvinistas sobre la prioridad de la fe sobre la razón
y sobre la necesidad de un tenaz esfuerzo. Antes de Bacon, se
había producido un gran desarrollo de las matemáticas y de la
astronomía en Inglaterra, impulsado especialmente por la
protección de mercaderes londinenses y por el Gresham College.
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Francis Bacon (1561-1626), el mayor y más efectivo
propagandista de la “Revolución científica” sostenía que
la ciencia puede iluminar el camino de la humanidad y
mejorar la condición de ésta proveyendo los principios que
se transformarán en aplicaciones técnicas. Bacon es una
figura controvertida dentro de la historia de la ciencia.
Según los fundadores de la británica Royal Society fue el
profeta de una nueva metodología científica. Los filósofos
ilustrados franceses (philosophes) consideraban que Bacon
era un innovador, un campeón del método inductivo-
experimental. Pero los historiadores Alexander Koyré y
E.J. Dijksterhuis, dos eminentes historiadores de la ciencia
del siglo XX, minimizaron el valor de las contribuciones de
Bacon. Según el parecer de ambos autores, Bacon no
consiguió resultados nuevos para la ciencia y su crítica del
método aristotélico no era original ni incisiva. No obstante,
Koyré y Dijksterhuis coincidían en que la originalidad de
Bacon consistió en su teoría del método científico.

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Los últimos cinco años de la vida de Bacon se consagraron a la Great
Instauration [Gran Instauración] que pretendía una reformulación
general de las ciencias. Su contribución más importante a la
mencionada reformulación fue el Novum Organum, publicado en
1620. El mencionado nombre fue escogido para indicar que su
método había de sustituir al método del Organon, compilación
medieval de los escritos de Aristóteles. En Novum Organum, pergeñó
un “nuevo” método científico para sustituir a Aristóteles. También
creó una influyente imagen de la investigación científica cooperativa
en su New Atlantis [La Nueva Atlántida], 1624, edición póstuma de
1627. Esta “ Casa de Salomón” fue el modelo del que quizá fue el el
núcleo más influyente de la Revolución Científica: la Royal Society.

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El sueño de Bacon se materializará en la actividad de la Royal Society, fundada en
1660 sobre la base de su modelo de comunidad de sabios reunidos para la búsqueda
de nuevas leyes de la naturaleza traducibles en aplicaciones prácticas y encontradas a
través de la aplicación del método inductivo formulado por él (colección de datos
particulares a partir de los cuales sería posible inducir un enunciado general que diera
cuenta de la regularidad de los fenómenos). Este tradición inductivista rechazaba la
matematización. La otra sociedad promotora de la ciencia fue la francesa Académie
des sciences fundada en 1666 con el patrocinio real. La Royal Society y la Académie
francesa fueron dos instancias institucionales alrededor de las cuales se organizó un
vasto movimiento de hombres e ideas que reconfiguraron la imagen del mundo en el
siglo XVII. Las mencionadas organizaciones tuvieron dos orientaciones
metodológicas contradictorias: la primera adoptó el inductivismo newtoniano, la
segunda, el deductivismo cartesiano.

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“Correción” del método aristotélico

Bacon propuso su nuevo método científico para la ciencia con el


fin de superar las supuestas deficiencias de la teoría de
Aristóteles sobre el procedimiento. Pensaba que la investigación
científica adecuadamente conducida es un ascenso paso a paso
desde la base hasta el vértice de una pirámide de proposiciones.
Bacon sugería que debían reunirse una serie de “historias
naturales y experimentales” con el fin de establecer una base
segura para la pirámide. Bacon sostenía que después de haber
establecido los hechos de una ciencia particular, el filósofo
natural debía buscar correlaciones entre estos hechos.

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La tradición de la historia natural estuvo asociada por Bacon a la
“memoria” dentro de la clasificación de saberes. La tradición de la
historia natural, que se constituyó como tal en el siglo XVIII,
aspiraba a una descripción no causal de los tres reinos de la
naturaleza. Sus antecedentes pueden rastrearse en las enciclopedias
renacentistas y en la propuesta baconiana de las “historias
naturales”—colección de observaciones empírica sobre fenómenos
de la naturaleza que servirían de base para la formulación de leyes.
En síntesis, Bacon clasificó las ciencias de acuerdo a las facultades
del hombre:
(i)de la razón, derivaba la filosofía (que incluía la filosofía del
hombre, la filosofía natural y la filosofía a secas o teología natural),
(ii) de la memoria dependía la historia (historia natural, civil,
eclesiástica, literaria),
(iii) de la imaginación surgía la poesía.
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En esta clasificación puede advertirse la
diferencia importante entre filosofía natural
(que en tanto dependiente de la razón se ocupa
de las causas) e historia natural (que era
narrativa e inductiva, como antes dijimos). Un
cultivador eficaz del método inductivo de
Bacon fue William Gilbert (1540-1603), quien
efectuó todo tipo de experiencias con el imán
y escribió un tratado Sobre el imán (De
magnete, 1600).

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El Novum Organum: el estudio de la naturaleza oscurecido por cuatro
ídolos que obstruyen el conocimiento humano
Bacon denomina ídolos a los obstáculos que evitan hacer ciencia verdadera, impiden
el progreso humano y esterilizan toda búsqueda de verdad. Los prejuicios establecidos
en el espíritu humano son cuatro: los ídolos de la tribu, los ídolos de la caverna, los
ídolos del mercado ( o del foro) y los ídolos del teatro.  Los ídolos de la tribu tenían su
fundamento en la propia naturaleza humana . El entendimiento tiene la tendencia a
postular más regularidades en la naturaleza de las que realmente encuentra, a
generalizar imprudentemente y a sobreestimar el valor de los casos confirmatorios.
Los ídolos de la caverna, por el contrario, son actitudes hacia la experiencia que
surgen de la formación y de la educación de los hombres como individuos. Los ídolos
del mercado son distorsiones que sobrevienen cuando los significados de las palabras,
quedan reducidas al mínimo común denominador del uso vulgar, impidiendo de ese
modo la formación de conceptos científicos. Y los ídolos del teatro son los dogmas y
métodos recibidos de las diversas filosofías. La filosofía de Aristóteles era un ídolo del
teatro que Bacon quería desacreditar. Para eliminar a los ídolos, Bacon propone
desconfiar de nuestros sentidos, tomar todas nuestras precauciones en cuanto al
estudio de la naturaleza se refiere. Esta será la manera de vencer a los ídolos de la 12
caverna.
Bacon como propagandista de la investigación científica organizada
Si bien Bacon buscaba reformar el método científico, su visión no se agotaba en las “correcciones” que
sugiere para la teoría del procedimiento de Aristóteles. Tres ideas-fuerza :
-Aceptaba como imperativo moral que el hombre ha de recobrar el dominio de la naturaleza que perdió
en su Caída. En efecto, Bacon aspiraba a que su método científico liberara a la humanidad de las
consecuencias del pecado original. Afirmó repetidamente que el hombre debe controlar y redirigir las
fuerzas naturales con el fin de mejorar la calidad de vida de sus semejantes. El énfasis de Bacon en la
aplicación práctica del conocimiento científico está en marcada oposición a la postura de Aristóteles,
según la cual el conocimiento de la naturaleza es un fin en sí mismo. Es este énfasis en el control de
fuerzas naturales lo que más claramente aparta a la filosofía de Bacon de la filosofía aristotélica cuyo
predominio esperaba anular. El énfasis en la aplicación práctica del conocimiento científico explica
gran parte de las polémicas hostiles de Bacon en contra de Aristóteles. Benjamín Farrington y John
Losee coinciden en que la hostilidad de Bacon implica un repudio moral: la filosofía de Aristóteles no
sólo no ha conducido a nuevas obras en beneficio de la humanidad, sino que también ha frustrado los
pocos intentos que se han hecho. Por el contrario, Bacon ensalzó el progreso logrado en las distintas
tradiciones artesanas y citó los inventos de la imprenta, a pólvora y la brújula como ejemplos de lo que
podían conseguir los hombres que no se encuentran bajo el hechizo de los ídolos del teatro. Así, el
filósofo debía cooperar con el artesano.

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- Un segundo aspecto importante de la nueva visión de Bacon de la ciencia fue que la
recuperación por parte del hombre del dominio de la naturaleza sólo es posible a
través de la investigación cooperativa. Al servicio de esta convicción, Bacon hizo
numerosos intentos para introducir reformas administrativas. Dirigió sus súplicas
para el apoyo a proyectos cooperativos casi exclusivamente a la corona y a sus
ministros, en lugar de hacerlo a las universidades, estrategia que refleja lo
bajísisma que era su estimación por la vida académica de su tiempo (las
universidades eran el bastión de la decadencia escolástica). Pero no tuvo éxito, su
visión de investigación cooperativa sólo triunfó en la generación siguiente, cuando
la Royal Society se encargó de convertir en realidad, no sólo la actitud general de
Bacon hacia la ciencia, sino también varios de sus proyectos específicos.
-El tercer aspecto a destacar es el divorcio entre la ciencia, por una parte, y la
teleología y la teología natural, por otra. Bacon restringió la investigación sobre las
causas finales a los aspectos volitivos de la conducta humana, observando que la
búsqueda de las causas finales de los fenómenos físicos y biológicos conduce a
discusiones puramente verbales que impiden el progreso científico. La exclusión
por parte de Bacon de las causas finales de la ciencia natural refleja su insistencia
en que el científico se convierta de nuevo en un niño frente a la naturaleza. Mirar la
naturaleza a través del prisma de la adaptación para un propósito, ya esté ordenada
por la divinidad o no, es dejar de tratar la naturaleza en sus propios términos.
Preocuparse por la pregunta ¿ con qué propósito?, hace improbable el
descubrimiento de las formas y la consiguiente mejora de la condición humana.
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Ilustración, matemática y ciencias morales
D´Alembert (1717-1783) y Condorcet (1743-1794) fueros exponentes de las ciencias morales del
siglo XVIII cuyo elemento característico fue aplicar las matemáticas a las cuestiones sociales.
Éste era un punto controvertido . Pero el también matemático Denis Diderot (1713-1784) fue
evolucionando en el sentido de negar validez a las matemáticas como clave de interpretación de
la realidad cuando hizo su “giro” hacia el materialismo vitalista que consideraba a la materia
viva dotada de ciertas “fuerzas vitales” características. Parte de la compleja trama de los
vitalismos del siglo XVIII pero con un carácter bien diferente a las concepciones del alemán
George Stahl, el vitalismo de la Escuela de Montpellier se encarnó, entre otros, en Teófilo
Bordeu (1722-1776). Diderot fue un entusiasta defensor de las ideas de Bordeu que defendió en
el marco de una filosofía panteísta. También Buffon se alejó de su primitiva formación
matemática, aunque es Rousseau, como preludio del romanticismo, la figura más característica
en el sentido de un cuestionamiento radical de los beneficios de la ciencia y de la posibilidad de
su aplicación al mejoramiento de la sociedad.
En 1746, D´Alembert y Diderot recibieron el encargo de traducir la Cyclopaedia de Ephraim
Chambers. En 1747, comenzó la preparación de la Enciclopedia, colaborando ambos estudiosos
con la empresa editorial. En 1772 se nombró a D´Alembert secretario perpetuo de la Academie
des sciences, quien escribió los Elogios sobre los académicos fallecidos entre 1700 y 1770.
D'Alembert representó un nuevo tipo de intelectual capaz de compaginar la pertenencia a la
nueva red internacional de instituciones científicas (subordinadas financieramente a los Estados-
nación) y un ensayismo independiente y políticamente comprometido. Murió en París en 1783,
cuando ya gozaba de la reputación de ser uno de los pensadores más eminentes de la ilustración
francesa. Condorcet, amigo y sucesor suyo en ciertos terrenos matemáticos, acompañó su cortejo
fúnebre; además, lo elogió en la Academia, pues había recibido ese puesto de manos de
D'Alembert.
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Ilustración e historia de la ciencia
Con la Ilustración, la ciencia cobra conciencia
refleja de sí misma. En el Discurso Preliminar a
la Enciclopedia en 1751, el matemático D
´Alembert trazó los rasgos esenciales de lo que
sería un nuevo objeto histórico: la Revolución
Científica (RC). ¿En qué consistió la RC?: En
un período breve, de apenas un siglo, una serie
de hombres geniales (Copérnico, Galileo,
Kepler, Descartes, Newton, Locke) generaron
un cambio drástico en el modo de entender la
naturaleza e, indirectamente, al hombre y la
sociedad; este movimiento sería pasible de ser
narrado, de hacerse historia en tanto relato. La
historia de ciencia nació en la matriz de la
Ilustración. Es en Discurso Preliminar de la
Enciclopedia donde D´Alembert usa por
primera vez “historia de la ciencia”.

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En la Antigüedad clásica y en la Edad Media, sobre todo, la
forma habitual de cultivo de la ciencia implicaba el apoyo de
los pensadores anteriores. Hasta el Renacimiento, la ciencia no
se distinguía de su historia. Estudiar ciencia consistía en
estudiar su historia; estudiar física era estudiar a Aristóteles o
a Arquímides, estudiar astronomía era estudiar a Ptolomeo.
Puntualmente, cuando Aristóteles quería hablar de los átomos
y el vacío, reproducía parte de la historia del atomismo y se
enzarzaba en una discusión con Demòcrito, que hacìa ya
tiempo que descansaba en paz.

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Franco Venturi
La Enciclopedia: proyecto
editorial, utopías y primeras
realizaciones

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El historiador italiano Franco Venturi sostiene que el origen
ideal de la Enciclopedia está en la experiencia religiosa,
filosófica y política del joven Denis Diderot. De 1747 a
1751, período preparatorio de la primera etapa de la
Enciclopedia, Diderot se valió de una gran empresa
comercial a la cual le imprimirá un valor completamente
novedoso. A su alrededor, comenzó a congregarse el primer
núcleo de escritores y pensadores que, distanciándose y
distinguiéndose de la cultura general de la época,
transformó en sinónimos los términos de enciclopedista y
de filósofo. Durante el período del terror revolucionario,
Maximilien Robespierre (1758-1794) acusó a los
enciclopedistas de tener escaso interés y sensibilidad por
“los derechos del pueblo”.
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El proyecto de reunir todos los conocimientos humanos, recogiéndolos en torno a la fe
ilustrada en el hombre y la naturaleza, apareció en Francia en la primera mitad del
siglo XVIII. Venturi cita dos antecedentes del mencionado proyecto. Con el patrocinio
del conde de Clermont, en 1726, el intento de unir ciencia y técnica se materializó en
la Sociedad de Artes, integrada por inventores y técnicos: el matemático Clairault , el
físico y estudioso de la electricidad, Jean-Antoine Nollet, el compositor y teórico
musical Ramus, el célebre constructor de relojes del siglo XVIII, Julien Le Roy y su
hijo Pierre. Artistas como el relojero inglés Sully, así como al militar, matemático y
explorador geográfico. La Condamine intentaron dar vida a la Sociedad de Artes que
duró hasta 1736, la cual incluso quiso ampliar su círculo de intereses a la literatura y a
la poesía. También participaron de la Sociedad personajes que serán protagonistas del
surgimiento de la Enciclopedia: el sacerdote y matemático Gua de Malves, el
astrónomo Grandjean de Fouchy. El Conde de Clermont se convirtió en el gran maestro
de la masonería francesa, por lo cual la Sociedad tuvo como objetivo armar una gran
enciclopedia que, finalmente, no prosperó. La Sociedad de Artes y la masonería
respondían a idéntica exigencia: formar sociedades separadas de los cuerpos oficiales
con la misión de hacerse cargo de una tarea nueva que la Académie des sciences y la
Académie des Inscriptions no parecían ya capaces de asumir. Patrocinada por Colbert
en 1663 y consagrada a las humanidades, la Académie des Inscriptions, reunía a
eruditos para solicitarles consejos sobre las inscripciones en latín que debían ser
escritas en los registros y lemas de los monumentos públicos y medallas hechas en
honor del monarca Luis XIV.
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• En momentos en que la Sociedad de Artes se apagaba, el proyecto masón de crear
una Enciclopedia de las ciencias y las artes similar a las que florecían en Alemania,
Inglaterra, Italia y el resto de Europa fue introducido en 1737 por Andrew Ramsay,
escritor escocés radicado en Francia. El programa ideado por Ramsay debíase
financiarse con los aportes monetarios de los tres mil masones que él calculaba
había en Europa. En apariencia, el proyecto de la logia masónica de Ramsay pudo
haberse liquidado tras su muerte. Venturi disiente con los historiadores que
sostienen los orígenes masones de la Enciclopedia. Se pretendió ver un eslabón de
enlace entre la iniciativa masónica y la Enciclopedia en el editor parisino Le
Breton, cercano a la masonería pero sin pertenencia a logia alguna. El origen de la
Enciclopedia, dice Venturi, tiene orígenes tan prosaicos, el de una empresa
comercial importante, no muy distinta del Diccionario de Medicina y Cirugía de
Robert James que salió entre 1746 y 1748 por obra de Diderot y colaboradores. El
verdadero cimiento de la Enciclopedia, asegura, está en la traducción al francés del
Diccionario de ciencias y técnicas de Efraín Chambers organizado por orden
alfabético, la más importante enciclopedia inglesa. La afirmación de Venturi se
basa en la versión del origen de la Enciclopedia referida por Le Breton a través de
un abogado suyo.

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Después de escandalosas rencillas entre Le Breton y sus colaboradores
iniciales, en1745 se asocia a otros tres editores que trabajaban con Diderot
en la traducción del mencionado Diccionario de la Medicina. Así ingresa
Diderot como traductor y ese mismo año lo hace el matemático D´Alembert
como asesor científico. Hasta 1747 el encargado de dirigir la traducción y
ampliación de Chambers fue el abate Gua de Malves, sustituido por Diderot
y D´Alembert después de su alejamiento. Diderot comenzó a esbozar sus
ideas con respecto a lo que debía ser una Enciclopedia, descartando, desde
el inicio la posibilidad de que fuera una obra por encargo o producto de una
persona individual (como había creído Chambers y, quizás Gua de Malves)
y la intervención de todos los poderes: “ […] la Enciclopedia no será llevada
a cabo más que por una sociedad de gentes de letras y de artistas, dedicados
cada uno a su parte, y vinculados solamente por el interés general del género
humano y un sentimiento de recíproca benevolencia […]”, […] “los quiero
dispersos porque de ninguna sociedad existente se pueden obtener todos los
conocimientos precisos. Una Enciclopedia no se hace por encargo […]”.

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La voluntad de independencia de los directores de la Enciclopedia
no dejará de estar en tensión con las impuestas protecciones por
parte de la autoridad, a las cuales Diderot respondió con el
lanzamiento de una violenta crítica contra el siglo XVIII, época
dorada del mecenazgo real en Francia. Con Diderot, la
Ilustración ponía las bases de un movimiento autónomo y libre.
Señala Venturi que, más que un enfrentamiento con la autoridad
en el terreno de la censura, la preocupación de Diderot residía
en la formación de un grupo de colaboradores nuevo y original.

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Fuente: D´Alembert, Discurso preliminar de la Enciclopedia, Madrid-
Buenos Aires- México, 1965.
Publicado en 1751 como prólogo de la Enciclopedia francesa. A partir del
segundo volumen, se produjo una fuerte oposición a la continuidad de la
redacción y publicación de la Enciclopedia por parte de sus adversarios
políticos, filosóficos y religiosos. En 1759, año en el cual un decreto del
Consejo real suprimía las cartas de privilegio concedidas a la Enciclopedia, D
´Alembert abandonó la obra y expuso las razones de su alejamiento en una
carta escrita a Voltaire. Venturi dice que D´Alembert había querido encontrar
en la monarquía francesa el punto de apoyo para la polémica religiosa y
política, manteniendo tiempo después la esperanza de que el rey de Francia se
convirtiera en un monarca ilustrado al estilo de su amigo y protector el
emperador Federico II de Prusia, un camino que Diderot consideraba
imposible de transitar.

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Definición de Arte en el Discurso: “sistema de conocimientos reducidos a reglas positivas,
invariables e independientes del capricho o de la opinión” (Discurso preliminar de la
Enciclopedia, p.68).
-La distinción entre artes liberales y artes mecánicas constituye un prejuicio “injusto”
(Id.,p.68).
-Es en “ los artesanos donde hay que buscar las más admirables pruebas de la sagacidad del
entendimiento, de su paciencia y de sus recursos. Reconozco que la mayor parte de las artes
han sido inventadas muy lentamente y que se han necesitado muchos siglos para llevar, por
ejemplo, los relojes al punto de perfección en que los vemos actualmente”. Pero, no ocurre lo
mismo con las ciencias? ¿Cuántos descubrimientos que han inmortalizado a sus autores no
habían sido preparados por los trabajos de los siglos precedentes, muchas veces incluso
llevados a su madurez, hasta el punto de no requerir ya sino un paso que dar?. Y para no salir
de la relojería, ¿ por qué aquellos a quienes debemos la espiral de los relojes, el disparador y la
repetición no son tan estimados como los que han trabajado sucesivamente en perfeccionar el
álgebra?[…]. Ese genio raro cuyo nombre ha quedado en el olvido, no hubiera sido muy
digno de figurar junto al pequeño número de espíritus creadores que nos han abierto
caminos nuevos en las ciencias? […]. (Id., pp. 70-71).

Criterio de organización de la Enciclopedia: los miles de artículos que integran la obra son
“mapas particulares” y el Árbol o Sistema general del conocimiento humano es el
“mapamundi” (Id., pp. 75-76).
Los héroes de la Revolución Científica: Bacon, Descartes, Galileo, Newton, Huyghens, Kepler,
Newton, Locke, Harvey, Malebranche, Leibniz, Boyle, Sydenham (Id., 104-123).

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Imágenes

Display 10. Francis Bacon


Display 11. Frontispicio de la Gran Instauración de Bacon. En la
ilustración del libro, una nave transpone las Columnas de Hércules,
figuras de origen mitológico que indicaban el fin del ecúmene, pensado
en el Estrecho de Gibraltar. A lo lejos, en el horizonte se divisa una
segunda nave con rumbo a tierras ignotas del Nuevo Mundo. Debajo de
la imagen, se lee un pasaje bíblico de Daniel que remite a dos ideas de
Bacon: superar la filosofía tradicional enseñada en las universidades y
tomar el descubrimiento del Nuevo Mundo como la representación del
esfuerzo humano dirigido a la obtención de nuevos conocimientos.
Display 29. Portada de la Ciclopaedia, Diccionario de Artes y Ciencias
de Efraín Chambers.
Display 30. D´Alembert.
Display 31. Diderot.
Display 32. Portada de la edición original la Enciclopedia o Diccionario
razonado de ciencias, artes y oficios, París, 1751.
Display 32. Discurso Preliminar de la Enciclopedia. Escrito por
Diderot, el Sistema figurado del conocimiento humano clasifica las
artes y las ciencias, de acuerdo al criterio de los enciclopedistas, en tres
facultades del entendimiento: memoria, razón e imaginación. En esta
“distribución general del conocimiento humano” la historia se asocia a
la memoria, la filosofía a la razón y la imaginación a la poesía.

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