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También la mal llamada conciliación penal (porque, aun siendo requisito indispensable, tiene
naturaleza civil, y no penal), que se da en los delitos privados (injurias y calumnias). Su
tramitación y competencia es civil. Regulada en la LJV, como conciliación preprocesal. La
diferencia es el requisito.
Se prevé que no se admitirá la conciliación si no tiene como fin, el intento, la obtención del
acuerdo. Pero, claro, lo que pasa es que no se manifiesta lo que se pretende indirectamente,
porque también tiene otros efectos. Esto se prevé en el artículo 139 LJV. En su punto segundo
se establece que no se admitirá si el interesado son menores e incapaces o se trata de asuntos
no disponibles en general (dirigiéndonos a la Administración, etc…).
Los actos de alegación son relatos de hechos fundamentados. Con elementos subjetivos y
objetivos, más peticiones, previa determinación de la competencia.
Para un acto de conciliación es lo mismo, pero con distinta competencia. Identificándose las
partes, relatando los hechos… Es conveniente la separación de hechos, etc… La petición será
que se admita la interposición del escrito, con la finalidad del acto.
Para que no precluya la aportación de prueba, los documentos han de aportarse con la
demanda (constituyendo prueba documental). En las conciliaciones nunca podrán cobrarse
costas, como regla general…
Como los procedimientos ha de desarrollarse sin indefensión, se dará traslado en un plazo a la
otra parte, la requerida, señalando día y hora para la celebración del acto de conciliación. En
caso de que no comparezca alguna parte: 1) cuando el solicitante lo hace, se desiste…
Se derogó la conciliación obligatoria previa, por ser un obstáculo inútil que contribuía a dilatar
el proceso ulterior.
En relación con la mediación. Contraste con la realidad, a pesar de las expectativas. Se habla
de desconocimiento y necesidad de promoción. Pero es una necesidad de pragmatismo, por
generar la mediación muchas incertidumbres. La inseguridad sobre la consecución del
acuerdo. Nos saldrá caro o barato según el nivel de sacrificio que tengamos que hacer. Para
quien tenía razón jurídica no es beneficioso, porque siempre hay renuncia parcial a los
intereses…
En función de las expectativas de éxito alternativo en la vía jurisdiccional, podrá cederse más o
menos en el método autocompositivo. En función de pago de costas, probalidad de éxito,
tiempo de resolución, trabajo relacionado… Sin que tenga que intervenir el mediador.
El principal inconveniente es que nos salga muy caro. Adolece de una regulación que trata de
potenciarla excesivamente y que, por otro, se queda corta. Sin embargo, podrá plantearse una
declinatoria habiendo un procedimiento de mediación, aun pudiendo salirse de la mediación,
unilateralmente. A costa de tiempo, dinero, etc… Hubiera sido más coherente con la economía
procesal una suspensión del proceso judicial, sin haber terminado la mediación. Los riesgos de
pérdida de tiempo y dinero son inmediatos y afectan a la incertidumbre. Su “fomento” es así
su tumba.
Necesitamos elevarlo a escritura pública para que la mediación sea título ejecutivo. Tiene
sentido en que la tradición es la fe pública, sobre acuerdos extraprocesales. Al final, aun
asumiendo todos los costes y tiempos, no tenemos instrumentos adecuados, porque
tendríamos que ir al proceso.
Por fin, jurisdicción. La única prueba es la documental en el monitorio de cuentas. Todo lo que
hace el LAJ es revisable (ver apartados en el manual). Gestión por delegación, siempre
controlable por la jurisdición. No habrá control previo de las cláusulas abusivas, sólo en
ejecución. Si no, estarían negando los artículos 24 y 117 CE. Según el TJUE es un procedimiento
meramente administrativo, equivocadamente. En definitiva, es un proceso judicial gestionado
por un funcionario, cuyas resoluciones son revisables por el Juez.
Convendría recordar el artículo 5 de la LEC, tipos de tutela. La más habitual suele ser la de
condena. También el proceso cautelar. El título de ejecución sólo puede derivar de una tutela
de condena, judicial o extrajudicial, con acuerdo o no de voluntades. Se trata de llevar a la
realidad lo que el título contiene, no un análisis exhaustivo que ya se ha producido en el
proceso declarativo. En el artículo 117.3 no se hace referencia expresa a ella. Es instrumental,
lo que no le quita importancia, en relación con procesos declarativos que van a tener
ejecución. Pero es un concepto más amplio: está al servicio de la eficacia. Pero puede haber
también medidas cautelares en tutelas meramente declarativas (como personas necesitadas
de apoyo, 250 CC). Por eso responde a la eficacia del proceso. Aunque la adopción de medidas
es un procedimiento de jurisdicción voluntaria. La tutela cautelar está al servicio de la tutela
judicial efectiva.
En función de los gastos generados a su instancia, y los comunes por mitad (241 LEC). Se regula
la posibilidad de que el perito reclame la provisión de fondos. También el artículo 539.2 LEC,
en relación con el proceso ejecutivo. En principio, los gastos y las costas corresponden al
ejecutado. El sistema de costas está pensado para que se hagan las cosas adecuadamente.
Incentivo para mejorar la tutela. La estimación debe ser total, no la hace parcial una pequeña
variación en la cuantía económica. No se trata de una correspondencia exacta entre la
pretensión y la sentencia, se trata del total esencial. A veces, aunque no se estime todo, puede
equivaler a todo. Puede depender de que se acumulen subsidiariamente las pretensiones, así
en doctrina del TS. Por no acumular subsidiariamente, un hermano que pedía la venta en
subasta para dividir la comunidad de bienes, se quedó sin condena en costas. También vale
formular ambiguamente las pretensiones, para que nunca haya condena en costas. “Que se
condene a lo que resulte de las pruebas”.
Podrían ser inadmisibles, en la medida en que generar indefensión. La defensa podría alegar
falta de precisión en la determinación de la pretensión (399 LEC).
El cliente puede solicitar la tasación de costas, pero es rarísimo. Lo hace el abogado por él.
Pero muchas veces los honorarios, las costas y las provisiones de fondos no se corresponden
con la realidad, porque el cliente no se acuerda.
La minuta ha de estar detallada, para que puedan comprobarse los requisitos. Una apelación
inadmisible. Debe ser conducente al objeto de la tutela. No significa que se haya estimado,
sino que sea conducente. En los honorarios indebidos se ciñen a detalles jurídicos (si supera la
cuantía legal, si está sujeto a arancel, si es conducente…). Los excesivos se ciñen a la cuantía y
se determina si tienen ese carácter en función de un informe realizado por el colegio de
abogados. Por eso los procuradores no tienen conflictos por honorarios excesivos (siempre es
indebido).
En algunos órganos jurisdiccionales todavía no se aclaran. En todos los casos se pide de más. Es
lo que genera la confusión. Cuando se habla de honorarios indebidos el análisis se refiere a
hechos y derechos (por eso hablamos de que los procuradores se limitan, en su honorarios, a
este análisis). Los excesivos se refieren a la prestación media, sorprendiendo. Sin que conste
en un previo contrato la consignación del importe (por eso los colegios de abogados hacen
peritaje). Excederse de la cuantía legal señalada en el artículo 394 LEC sería indebido. Pero,
claro, en los juzgados se sigue, ante la duda, la calificación de excesivos (porque les resulta más
cómodo; razones prácticas). Sólo tiene sentido que el colegio haga un informe cuando haya de
conocerse el valor de mercado (criterio que no puede saber el LAJ). Además, la Ley prohíbe
que se tramite como excesivo la valoración del arancel en el procurador.
En el caso de que sean excesivas, el colegio debe tener constancia de los documentos
procesales. Con esa base, se da traslado del informe al LAJ.
Si vence el beneficiario, dice la LAJG, pagará las minutas hasta el tercio que marca el artículo
394 LEC, es decir, de la tercera parte de lo obtenido en el proceso (no estrictamente el artículo
394 LEC).
Las personas jurídicas tienen menos posibilidades de recibir los beneficios de la asistencia
jurídica gratuita. Hay algunas asociaciones que la tienen por sí. Otras que deben acreditar los
umbrales máximos.
En función del artículo 3.5 LAJG, el triple del indicador múltiple… En caso de las personas físicas
el doble. En función de los miembros de la unidad familiar, también se establecen previsiones.
También determinadas víctimas por violencia de género, de terrorismo, etc… Otro requisito es
litigar en defensa de derechos propios. No en supuestos de legitimación extraordinaria…
Además, la pretensión debe ser sostenible (con algún tipo de fundamento; pretender el
cumplimiento de la promesa de matrimonio sería insostenible). No es necesario comprobar
que las expectativas sean máximas. Su sostenibilidad debe ser obvia. Por eso, como regla
general, aun habiendo dudas, ha de entenderse que es sostenible (tiene que ser muy claro que
no es sostenible).
La justicia gratuita alcanza a las fases previas de asesoramiento, a la asistencia del detenido o
preso, a la defensa gratuita por abogado y procurador, a la publicación en boletines oficiales…
Exención de tasas judiciales, de depósitos, obtención gratuita de copias y testimonios,
instrumentos y actas notariales… Uno puede renunciar a una parte de las prestaciones que se
otorgan (como que se ofrezca un abogado de oficio).
Un procedimiento monitorio (812 a 818 LEC) es especial, porque cambian especialmente los
trámites. El monitorio cambiario es de tramitación especial, dentro de la especialidad. Es
especialísimo. Aquí hay una invasión de la jurisdicción por un funcionario, pero se ha salvado
precariamente con la intervención del juez que gravita sobre este procedimiento. Técnica del
primo Zumosol.
En un monitorio notarial (artículos 72 y 73 Ley del Notariado) finaliza el monitorio y se acude a
la jurisdicción. Además, el título será extrajudicial.
Entre el mes y mes y medio debería durar la tutela cautelar. Pero no sucede así en la práctica.
Pero los procedimientos están durando entre año y año y medio… Tiempo es peligro, durante
la pendencia del procedimiento pueden suceder multitud de cosas, impidiendo la eficacia de la
resolución. Incluso las sentencias que no son de condena pueden tener medidas cautelares, a
los efectos que la futura sentencia que se dicte tenga utilidad. Por eso, está al servicio, no
tanto de la ejecución, de la eficacia. En función del tipo de peligro pueden adoptarse las
medidas conducentes. Ninguna medida cautelar hace eficaz lo ineficaz al principio, sino que lo
efica no devenga en ineficaz.
En casos de terceros de buena para las acciones reivindicatorias, las anotaciones preventivas
pueden entrar en el registro para excluir la buena fe del adquirente.
El embargo preventivo puede ser otra buena medida cautelar. El valor del inmueble puede
también deteriorarse… Depósitos judiciales para que la posesión no esté en el demandado.
Al final, las medidas cautelares están al servicio de la tutela judicial efectiva. La tutela cautelar
se utiliza estadísticamente poco. ¿Por qué? Unos dicen que se conocen escasamente, pero el
profesor no lo comparte (aunque sea cierto que su bajo uso genere desconocimiento {no
siendo tanto la causa, sino el efecto}): la incertidumbre es la causa. Porque se suele pedir una
caución para poder satisfacer la eventual indemnización de daños y perjuicios si la sentencia es
desestimatoria de la pretensión del actor. Se tiene que adelantar dinero... Cuanto más coste
menos utilización. Así sucedió con la correspondiente implantación de las tasas judiciales para
poder interponer recursos.
Corremos el riesgo de que sea más alta la caución de lo que nos gustaría.
En el proceso civil en todo caso hay fianza, habiendo o no daños para quien tiene los bienes
afectados por las medidas. Otra cuestión que se planteó fue el caso de la doctrina Parot, el
límite debe realizarse atendiendo a las penas concretas acumuladas.
En otro caso, sin penas para abonar, procede la indemnización. Siempre se repara, en todos los
casos. Pero el requisito estrictamente habla de sentencias aboslutorias. Habría que
reflexionarlos. Sí podrá haber prueba para la determinación de la cuantía en la indemnización,
no para los hechos notorios.
Del mismo modo que ocurre en cualquier tipo de resolución, los límites temporales de la
resolución sobre medidas cautelares pueden ser muy cortos, en función de las circunstancias.