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Principios procesales.
Los principios procesales constituyen pautas o directivas que informan el
proceso civil, que provienen de un plano supranormativo y que están
dirigidos tanto a las partes como a los magistrados. Se encuentran
consagrados en Códigos rituales como normas positivas, por ello se dice
que provienen de un plano supranormativo.
Si bien no hay acuerdo sobre su cantidad y extensión, los siguientes son
los más relevantes:
Principio dispositivo: Las partes son dueñas del proceso y tienen la
obligación de activarlo y aportar los materiales necesarios para la
decisión del juez. Está compuesto por distintos subprincipios:
iniciativa (no puede haber proceso sin petición de parte), impulso
procesal (las partes deben llevar a cabo los actos procesales para que
el proceso no se paralice), delimitación del tema decidendum (las
partes con sus pretensiones y defensas enmarcan el rango de
movimiento del juez en el pleito), aportación de los hechos (el juez
no puede tener por existente un hecho no denunciado, ni por
existente un hecho probado), aportación de la prueba, disponibilidad
del derecho material.
Principio de contradicción (o de bilateralidad): para que el juez
resuelva, primero deberá haber tenido oportunidad de ser oído quien
se viera afectado por el proceso. Su aplicación se da solo en procesos
contenciosos, no así en procesos de ejecución, por ejemplo. De todos
modos, esto no es mas que una postergación del principio, no su
derogación. Deriva de las garantías constitucionales del principio de
igualdad y de la inviolabilidad de la defensa en juicio.
Principio de preclusión: impide que en un proceso se retrograden
etapas para la discusión de una cuestión ya superada. Su efecto es la
clausura de un estadío procesal. La preclusión se puede dar por la
caducidad del plazo, o por el ejercicio satisfactorio o erróneo de una
facultad. Se fundamenta en la seguridad jurídica y la búsqueda de
una administración rápida de justicia.
Principio de economía procesal: aplicación de todas las previsiones
tendientes a la abreviación y simplificación del proceso, evitando su
irrazonable prolongación. Está conformado por distintos
subprincipios: concentración (mayor cantidad de actividad procesal
en menor cantidad de actos procesales posible), se complementa con
el subprincipio de eventualidad (planteo simultaneo de alegaciones
de periodos preclusivos), celeridad, saneamiento (facultad otorgada
al juez para resolver in limine aquellas cuestiones que puedan
entorpecer el mérito de la causa).
Principio de adquisición: adquisición definitiva común a todas las
partes de la actividad de ellas.
Principio de inmediación: contacto directo entre órgano jurisdiccional,
las partes y los materiales del proceso. Ejemplo: audiencia preliminar
de art. 360, sanción de nulidad ante incomparecencia del juez.
Principio de congruencia: correlación entre pretensión deducida, su
oposición y la resolución del juez. Debe atenerse a los tres elementos
de la relación: sujeto, objeto y causa. Se fundamenta en el principio
de legalidad.
Principio de escritura y oralidad.
Principio de legalidad e instrumentalidad de las formas: los requisitos
de lugar, tiempo y forma para el desarrollo de los actos procesales
son establecidos por ley, si bien hay que evitar caer en un excesivo
rigor ritual.
Principio de publicidad.
Presupuestos procesales.
Los presupuestos procesales constituyen todas aquellas condiciones que
debe presentar la relación jurídica para que el juez pueda dictar una
sentencia válida.
Si bien no hay un acuerdo doctrinario sobre cuales son todos los
elementos que lo componen, los siguientes son esenciales:
Competencia del juez.
La competencia es el alcance de la jurisdicción, es decir, el límite que la
ley le asigna para el ejercicio de esta última a cargo de cada uno de los
órganos jurisdiccionales. Por lo tanto, se puede decir que la competencia
es: a) una aptitud que se le otorga a un juez o tribunal, b) por la ley, c)
y que encuentra su límite teniendo en cuenta materia, lugar, tiempo,
ect.
Se caracteriza por ser: a) de orden público, b) improrrogable, c)
indelegable.
La improrrogabilidad significa que la competencia no puede extenderse
más allá de los casos regulados por la ley. Este principio puede
encontrar algunas excepciones si se tratare de un asunto patimonial y
dependiera de la voluntad de las partes. Puede ser absoluta o relativa
(si se admite renuncia). La renuncia puede ser expresa o tácita.
La indelegabilidad apunta a que el juez no puede encomendar las
diligencias de su competencia a otro, salvo cuando se tratare de otra
jurisdicción (Ley 22.172)
La competencia se divide en ordinaria y federal. En el caso de la
primera, rigen los criterios de atribución de territorio, materia, grado,
persona, etc. pero encuentra algunas excepciones como la conexidad
entre causas, cuando estas se encuentren relacionadas entre sí. Esta
puede ser sustancial, que procura impedir que se dicten sentencias
contradictorias, o puede ser instrumental, cuando conviene que entienda
un mismo juez debido a que el soporte de hechos y prueba resulta
similar en ambas causas.
Otra excepción es el fuero de atracción, cuando se trata de juicios
universales. Por ejemplo, las sucesiones o las quiebras.
La competencia federal es la aplicación de la jurisdicción nacional en
aquellos casos que por afectar intereses y conveniencias generales
deben ser resueltas única y exclusivamente por la Nación. Sus
caracteres son: de excepción, suprema, privativa respecto de
determinadas materias, improrrogable.
Las cuestiones de competencia son aquellos conflictos en los que se
encuentra una pluralidad de jueces que se declaran competentes, en el
caso positivo, o que se declaran incompetentes, en el caso negativo.
Respecto del caso positivo, se presentan dos soluciones. La declinatoria
se presenta cuando el demandado opone excepción de incompetencia
ante el juez que lo citó. La inhibitoria se presenta cuando el demandado
recurre al juez que considera competente solicitándole que asuma la
competencia.
Actos procesales.
Son hechos voluntarios, productores de efectos jurídicos que provienen
de las partes, del órgano judicial o de un tercero. Consta de tres
elementos: Sujetos, objetos y actividad (lugar, tiempo y forma).
La nulidad de un acto procesal se puede deber tanto a una causal
expresa (“bajo sanción de nulidad) como a una causal implícita (a
pedido de parte por falta de uno de sus elementos). Se clasifican en
absolutas o relativas. En el primer caso, pueden ser declaradas de oficio
y se dividen en aquellas que revisten un interés publico indisponible,
que además no son subsanables, y por otras de I.P. disponible, que sí lo
son. Los principios de la nulidad son los siguientes: especificidad (la
nulidad debe estar regulada en el código), trascendencia (especificar el
agravio causado), convalidación, de los actos propios (la parte que
realizó el acto no puede pedir su nulidad), instrumentalidad de las
formas (si el acto viciado cumplió su fin, no tiene efecto la nulidad). Por
último, efectos de la nulidad. Pueden anular los efectos del acto, de
manera total o parcial. Por otro lado, si al acto le falta uno de sus
requisitos esenciales, puede declararse inexistente.
Diligencias preliminares.
Características:
Puede solicitarla cualquier parte,
Debe ser fundada la petición,
Están eximidas de la mediación previa,
Son de carácter excepcional y restrictivo.
Diligencias preparatorias.
Son medidas solicitadas previo al juicio a fin de obtener elementos
necesarios para él. Su objetivo es constituir el proceso con regularidad y
eficacia y su finalidad es precisar alegaciones, determinar legitimación y
comprobar circunstancias indispensables para fundar la pretensión.
Ejemplos: declaración jurada sobre hechos relativos a la personalidad,
exhibición y secuestro de cosas muebles, presentación o exhibición de
documentos comunes, etc.
Diligencias probatorias.
Consiste en la producción anticipada fundamentada en una imposibilidad
o dificultad posterior sobreviniente en el período probatorio. Su finalidad
es la adquisición de la prueba antes del riesgo y evitar la pérdida de
esta. Una vez trabada la Litis, solo tendrá lugar por razones de urgencia.
El trámite debe contar con los siguientes requisitos: petición fundada,
nombre de la futura parte contraria y domicilio de ella de ser conocido.
Respecto de la resolución, se puede apelar su rechazo. En caso de que
sea concedida, se deberá citar a la otra parte o al Defensor Oficial y el
interpelado incumplidor será multado. Los gastos corren a cargo del
peticionante, hasta que se resuelvan las costas.
Procesos judiciales.
Procesos de conocimiento pleno.
Su fin es la declaración de certeza acerca de la existencia o inexistencia
del derecho. El proceso puede ser ordinario, el cual es el principio
general, o sumarísimo, esta vía es exclusiva de algunos conflictos.
Procesos de ejecución.
Son procesos de conocimiento limitado donde puede agotarse
autónomamente el cometido de la función jurisdiccional llevando a cabo
una ejecución forzada.
Se divide en procesos de ejecución de sentencia, juicio ejecutivo y
ejecuciones especiales (fiscal, prendaria, hipotecaria).
Procesos especiales.
Son trámites previstos expresamente con modalidades particulares.
Procesos voluntarios.
Es aquel proceso cuyo objeto está constituido en una pretensión
(petición) extracontenciosa, por la cual se solicita al órgano judicial un
pronunciamiento jurisdiccional que constituya. Integre o acuerde
eficacia a determinado estado o relación jurídica privada. Se divide en
procesos voluntarios de conocimiento y P.V. cautelares (aseguran futura
efectividad de una resolución judicial).
Demanda.
La demanda es un acto procesal de petición formal cuyo efecto es dar
inicio al proceso. La demanda es la acción, mientras que su contenido es
la pretensión. Esta última debe cumplir con ciertos requisitos. Por un
lado los requisitos de admisibilidad se dividen en dos grupos. Los
extrínsecos: sujetos (partes con capacidad procesal, juez competente),
objeto (idóneo y exacto), causa, actividad y requisitos fiscales. Por otro
lado se encuentran los requisitos de admisibilidad intrínsecos: las partes
deben ser aptas en referencia a la materia y el juez debe estar
legalmente habilitado. Los requisitos de fundabilidad son aquellos que se
centran sobre el objeto, y es el juez quien debe estimar si el efecto
jurídico corresponde a la situación de hecho invocada.
La demanda debe ser admisible (suficiente para iniciar el proceso y darle
contenida) y fundada (el juez la estima como favorable haciendo lugar a
la pretensión). Por otro lado, la demanda (acción) debe cumplir con los
requisitos sustanciales; que son llevar nombre y domicilio de
demandante y demandado, exactitud de cosa demanda, hechos claros,
derecho sucinto, petición clara y positiva; y con requisitos formales;
escrito, idioma nacional, firmado, con copias, cierre de mediación previa
obligatoria, domicilios constituido y electrónico, patrocinio letrado.
Respecto de la documental, esta debe ser acompañada con la demanda
excepto que este en poder de contraria o terceros.
La demanda se puede transformar hasta que sea notificada, y se puede
ampliar ante cada vencimiento de plazo o cuota de la misma obligación,
previo a la sentencia.
Las partes pueden acordar reunir en un mismo acto la demanda y su
contestación (art. 336), en razón de los principios de economía procesal
y de concentración.
El juez está facultado para rechazar de oficio a aquella demanda que no
se ajuste a las normas, basándose en el principio de saneamiento.
La demanda debe estar fundada en la legitimación para obrar, el
establecimiento de un objeto lícito y moral y siempre que este sea
posible fáctica y jurídicamente. En los casos en que no se ajuste, podrá
ser considerada improponible objetiva o subjetivamente
Efectos de la demanda respecto del proceso: determinación de la
competencia, recusación sin causa, fija el objeto, impone carga de
probar hechos, etc.
Efectos de la demanda respecto del derecho sustancial: interrumpe
prescripción, etc.
El plazo para contestar la demanda cuando se tratare de juicio ordinario
es de 15 días, excepto cuando se demande a la Nación, Provincia o
Municipio, casos en los que el plazo será de 60 días. Cuando el
demandado sea la Nación, primero deberá ser notificado el Procurador
del Tesoro, que tendrá un plazo de 20 días para responder. En caso de
proceso sumarísimo, el plazo será de 5 días.
La citación será por cédula a domicilio real o especial, personal, por
edictos, etc.