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I.

El poema lírico
I. Antología o florilegio

PARÁBOLA I RIMA IV
Antonio Machado Gustavo Adolfo Bécquer

Era un niño que soñaba No digáis que agotado su tesoro, 



un caballo de cartón. de asuntos falta, enmudeció la lira; 

Abrió los ojos el niño podrá no haber poetas; pero siempre 

y el caballito no vio. habrá poesía. 


Con un caballito blanco Mientras las ondas de la luz al beso 

el niño volvió a soñar; palpiten encendidas; 

y por la crin lo cogía… mientras el sol las desgarradas nubes 

“¡Ahora no te escaparás!” de fuego y oro vista; 


Apenas lo hubo cogido, mientras el aire en su regazo lleve 

el niño se despertó. perfumes y armonías; 

Tenía el puño cerrado. mientras haya en el mundo primavera, 

¡El caballito voló!. ¡habrá poesía!

Quedóse el niño muy serio Mientras la ciencia a descubrir no alcance 



pensando que no es verdad las fuentes de la vida, 

un caballito soñado. y en el mar o en el cielo haya un abismo 

Y ya no volvió a soñar. que al cálculo resista; 


Pero el niño se hizo mozo mientras la humanidad, siempre avanzando 

y el mozo tuvo un amor, no sepa a do camina; 

y a su amada le decía: mientras haya un misterio para el hombre, 

“¿Tú eres de verdad o no?” ¡habrá poesía! 


Cuando el mozo se hizo viejo Mientras sintamos que se alegra el alma, 

pensaba: “Todo es soñar, sin que los labios rían; 

el caballito soñado mientras se llore sin que el llanto acuda 

y el caballo de verdad”. a nublar la pupila;

Y cuando vino la muerte, mientras el corazón y la cabeza 



el viejo a su corazón batallando prosigan; 

preguntaba: “¿Tú eres sueño?” mientras haya esperanzas y recuerdos, 

¡Quién sabe si despertó! ¡habrá poesía! 


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Mientras haya unos ojos que reflejen 
 Amé, fui amado, el sol acarició mi faz.

los ojos que los miran; 
 ¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz!
mientras responda el labio suspirando 

al labio que suspira; 


 CARICIA
mientras sentirse puedan en un beso 
 Gabriela Mistral
dos almas confundidas; 

mientras exista una mujer hermosa 

¡habrá poesía! Madre, madre, tú me besas,

pero yo te beso más,

y el enjambre de mis besos

RIMA XXX no te deja ni mirar…

Gustavo Adolfo Bécquer 

Si la abeja se entra al lirio,

no se siente su aletear.

Asomaba a sus ojos una lágrima Cuando escondes a tu hijito

y a mi labio una frase de perdón; ni se le oye respirar…

habló el orgullo y se enjugó su llanto 

y la frase en mis labios expiró. Yo te miro, yo te miro

sin cansarme de mirar,

Yo voy por un camino, ella por otro; y qué lindo niño veo

pero al pensar en nuestro mutuo amor, a tus ojos asomar…
yo digo aún: «¿Por qué callé aquel día?»
Y ella dirá: «¿Por qué no lloré yo?» El estanque copia todo

lo que tú mirando estás;

pero tú en las niñas tienes

EN PAZ a tu hijo y nada más.

Amado Nervo 

Los ojitos que me diste

me los tengo de gastar

Muy cerca de mi ocaso, yo te bendigo, Vida,
 en seguirte por los valles,

porque nunca me diste ni esperanza fallida,
 por el cielo y por el mar…
ni trabajos injustos, ni pena inmerecida;
 

porque veo al final de mi rudo camino

que yo fui el arquitecto de mi propio destino;
 HAGAMOS UN TRATO
que si extraje la miel o la hiel de las cosas,
 Mario Benedetti
fue porque en ellas puse hiel o mieles sabrosas:

cuando planté rosales coseché siempre rosas.
Compañera,

Cierto, a mis lozanías va a seguir el invierno:
 usted sabe

¡mas tú no me dijiste que mayo fuese eterno!
 que puede contar conmigo,


 no hasta dos o hasta diez

Hallé sin duda largas las noches de mis penas;
 sino contar conmigo.

mas no me prometiste tan sólo noches buenas;
 

y en cambio tuve algunas santamente serenas…
 Si alguna vez advierte


 que la miro a los ojos,


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y una veta de amor
 ¡ADIÓS!
reconoce en los míos,
 Alfonsina Storni
no alerte sus fusiles

ni piense que deliro;

a pesar de la veta,
 Las cosas que mueren jamás resucitan,
o tal vez porque existe,
 las cosas que mueren no tornan jamás.
usted puede contar
 ¡Se quiebran los vasos y el vidrio que queda
conmigo. es polvo por siempre y por siempre será!

Si otras veces
 Cuando los capullos caen de la rama


me encuentra
 dos veces seguidas no florecerán...
huraño sin motivo,
 ¡Las flores tronchadas por el viento impío
no piense que es flojera;
 se agotan por siempre, por siempre jamás!
igual puede contar conmigo.


 ¡Los días que fueron, los días perdidos,
Pero hagamos un trato:
 los días inertes ya no volverán!
yo quisiera contar con usted,
 ¡Qué tristes las horas que se desgranaron
es tan lindo
 bajo el aletazo de la soledad!
saber que usted existe,

uno se siente vivo;
 ¡Qué tristes las sombras, las sombras nefastas,
y cuando digo esto
 las sombras creadas por nuestra maldad!
quiero decir contar
 ¡Oh, las cosas idas, las cosas marchitas,
aunque sea hasta dos,
 las cosas celestes que así se nos van!
aunque sea hasta cinco.
¡Corazón... silencia!... ¡Cúbrete de llagas!...
No ya para que acuda
 –de llagas infectas– ¡cúbrete de mal!...
presurosa en mi auxilio,
 ¡Que todo el que llegue se muera al tocarte,
sino para saber
 corazón maldito que inquietas mi afán!
a ciencia cierta

que usted sabe que puede
 ¡Adiós para siempre mis dulzuras todas!
contar conmigo. ¡Adiós mi alegría llena de bondad!
¡Oh, las cosas muertas, las cosas marchitas,
las cosas celestes que no vuelven más!…


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