Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Generalidades.
El cloro es el anión más abundante en el líquido extracelular, representa el 70% del contenido total de
iones negativos. Tiene la capacidad de entrar y salir de las células junto con el sodio y el potasio o
combinado con otros cationes mayores como el calcio, a través de los canales del cloro, los cuales
pueden ser transmembrana y otros intracelulares. Su carga negativa le permite asociarse habitualmente
al sodio y que así sea el corresponsable de mantener la osmolalidad sérica y el balance hídrico. Su
utilidad fisiológica también se establece en mantener el ambiente ácido gástrico mediante la secreción
la formación del líquido cefalorraquídeo. Los niveles séricos normales de cloro se sitúan entre los 96 y
106 mEq/L, mientras que en el interior celular se halla en torno a los 4 mEq/L.
Los requerimientos diarios de cloro para un adulto son de 750 mg, proviniendo su aporte sobre todo de
los alimentos salados, frutas y vegetales, carnes procesadas y vegetales enlatados. El cloro ingerido es
absorbido casi totalmente en el intestino (aparece una escasa cantidad en las heces) y se elimina por el
sudor y sobre todo en el estómago como ácido clorhídrico. En promedio un cuerpo humano adulto
contiene 116 gramos de cloruro, que corresponde a 0.15% del peso corporal total. Sus niveles suelen
estar regulados por aquellos procesos que afectan al sodio, asociándose los cambios de uno a
modificaciones del otro. Así, la aldosterona puede aumentar la cloremia toda vez que en los túbulos
renales induce la reabsorción activa de sodio y pasiva de cloro, que acompaña al sodio. De igual forma,
el balance ácido-base influye en los niveles de sodio de forma que el cloro es reabsorbido y excretado
en proporción inversa al bicarbonato: si existe hipocloremia, los riñones retienen bicarbonato para
mantener el pH sérico y producen consecuentemente una alcalosis metabólica. En sentido contrario, la
El cloro es absorbido en forma de cloruro en todo el trayecto intestinal, variando la ingesta de 7.8 a
11.9g/dia en hombres y 5.8 a 7.8g/dia en mujeres provenientes de la sal de mesa (NaCl). Una vez
absorbido, los iones cloruro se secretan en el jugo gástrico en forma de ácido clorhídrico (Hcl), a través
de diversas vías de transpote de iones apicales y basolaterales de las celulas epiteliales gastricas,
auxiliado por la enzima H+/K+ ATPasa, dicho proceso ayuda a la digestión proteica y absorcion de
diversos nutrientes, asi como a evitar la proliferación bacteriana y fungica del tracto gastrointestinal.
Actualmente, tres canales han sido identificados a través de los cuales se puede secretar Cl- en la luz
intestinal, creando así el gradiente osmótico de conducción para la secreción de fluidos, a saber: el
regulador de la conductancia de la fibrosis quística (CFTR); canales de calcio activados por calcio
(CaCC); y canales de cloruro de tipo 2 (ClC -2). El papel definido de estos canales aún no se ha
dilucidado completamente.
El cloruro es principalmente excretado por los riñones. Un promedio de 19,440 mmol se filtra a través
de los riñones todos los días, de los cuales el 99.1% es reabsorbido, dejando solo 180 mmol excretados
por día. El túbulo proximal renal es responsable de la mayor parte de la reabsorción renal de sodio,
cloro y bicarbonato. La reabsorción se verifica por los canales de cloro y sus transportadores. La
cantidad de cloruro excretado en la orina está relacionada en parte con la cantidad consumida por la
dieta, la infusión de soluciones salinas o la cantidad requerida por el cuerpo. Los canales de cloruro se
en el tubulo proximal es del 60%, otro 15% se verifica en el asa de Henle, principalmente en el asa
ascendente gruesa, a través de cotransportadores Na+/K+/2 Cl, que promueve la entrada de cloruro al
interior celular. Finalmente en el túbulo contorneado distal se reabsorbe en promedio 5% del cloruro
excretado vía renal, a través de transportadores apicales Na+/Cl-; basolateralmente existen otros
transportadores de Cl+/HCO3+ denominados AE1, que tienen un papel clave en la transferencia normal
acidosis hipercalémica o hiperclorémica, situación que se conoce como acidosis tubular renal IV.
las alteraciones ácido-base respiratorias crónicas. En la acidosis metabólica, los riñones aumentan la
excreción del ácido neto, principalmente por excreción de cloruro de amonio (NH4Cl), alcanzando un
máximo después de 3 a 5 días. El aumento en la excreción de iones cloruro sin un aumento asociado en
la excreción de iones de sodio aumenta la diferencia de iones fuertes (DIF) y devuelve [HCO3-] y el
pH hacia la normalidad.
La diferencia de iones fuertes, forma parte de la Teoría de Stewart, que aunado a la pCO2 y los ácidos
débiles, son las 3 variables independientes que controlan las modificaciones del potencial de
hidrogeniones (pH), actualmente tomando auge con objetivo de evitar alteraciones ácido-base que
Hipocloremia.
causa más frecuente es la pérdida de cloro, bien a través del sudor, el tracto gastrointestinal o el riñón,
si bien puede ser causada por un ingesta deficiente de cloro, como en los casos de administración de
soluciones intravenosas carentes de cloro (solución glucosada, por ejemplo) en pacientes en dieta oral
absoluta y en personas con dietas bajas en sal. Las pérdidas digestivas de cloro ocurren en los casos de
vómitos repetidos, diarreas, cirugía gástrica, aspiración continua de contenido gástrico, ileostomía y
fístulas. Las pérdidas renales suceden en los casos de tratamiento con diuréticos, sobre todo los
tiacídicos, y todas aquellas nefropatías pierde-sal. Las situaciones de alcalosis metabólica, déficit de
sodio y potasio, así como las alteraciones hidroelectrolíticas en los casos de cetoacidosis diabética y la
insuficiencia suprarrenal.
tetania, hipertonicidad y calambres, mareos, arritmias cardíacas, bradipnea, coma y parada respiratoria.
(Na <135 mEq/L) y alcalosis metabólica (pH >7.45 y bicarbonato >26 mEq/L).
reemplazamiento del cloro tanto oral (con una infusión salina) o intravenoso, mediante solución salina
normal (suero fisiológico 0.9%). Además, se deberán corregir las alteraciones iónicas asociadas como
Hipercloremia.
Se denomina así el exceso de cloro en el líquido extracelular (Cl >106 mEq/L). Suele asociarse a
hipernatremia y a acidosis metabólica (dado que las concentraciones de cloro y bicarbonato suelen estar
cloro, la acidosis y/o la retención de cloro por los riñones. El aumento de la ingesta dietética de cloro
cloremia dado que además se favorece la pérdida de agua, lo que eleva la hipercloremia aún más. La
absorción de cloro se suele producir en pacientes con derivaciones urétero-intestinales, que favorece la
pérdida de bicarbonato en las heces y la absorción de cloro. Finalmente, las situaciones que producen
acidosis metabólica con anion-gap normal conllevan una hipercloremia (acidosis tubulares renales,
insuficiencia renal, intoxicación por salicilatos e hiperaldosteronismo) así como la hipernatremia.
Diversos fármacos pueden inducir hipercloremia como la ingestión directa de cloruro amónico, las
resinas de intercambio iónico (que producen un intercambio en el intestino de potasio por cloro) así
como los fármacos inhibidores de la anhidrasa carbónica (que impiden la eliminación renal de cloro).
La reanimación hidrica del paciente criticamente enfermo con solución salina a grandes volumenes es
una de las principales causas que generan hipercloremia y subsecuentemente acidosis metabólica
hiperclorémica secundaria, siendo vistas en pacientes con sepsis, politraumatizados, quemados, con
donde la guía menciona infundir 1 a 2 litros en las primeras horas de reanimación hídrica, lo cual es
cuestionable actualmente.
taquipnea, letargo, astenia, respiración de Kussmaul, arritmias, coma. En ocasiones se asocian edemas,
En la analítica encontraremos, además de la hipercloremia (Cl >106 mEq/L), una hipernatremia (Na
>145 mEq/L) y una acidosis metabólica (pH<7.35 y Bicarbonato <22 mEq/L) con anion gap normal (8-
14 mEq/L).
sodio, se administrará agua por vía oral. Se puede corregir la acidosis metabólica mediante la
Las anomalías del cloro relacionadas a las unidades de cuidados críticos han recibido especial atención,
tanto si se asocian a hipocloremia como a hipercloremia y se han englobado bajo el nombre genérico de
incremento de los ácidos fuertes y a la hipercloremia como causal de acidosis metabólica por
disminución de dichos ácidos. Se ha demostrado que las alteraciones relacionadas al cloro tienen una
Actualmente se ha demostrado que la hipocloremia actúa como factor pronóstico de mortalidad, y esta
incidencias que van desde 8% al 14.3% en pacientes críticos. Se reconoce a la hipocloremia como
Un estudio reciente demostró una alta incidencia de hipocloremia antes de ingreso a la unidad de
cuidados críticos, del 37%, y establecieron como punto de corte la cifra de 94 mmol/L o menos, que a
su vez fue un factor de riesgo independiente para desarrollar lesión renal aguda. De igual forma
evidenciaron que los pacientes con hiponatremia tuvieron mas días de estancia en la UCI y en
hospitalización. Otros autores han puesto de manifiesto que estos pacientes, tuvieron mayor
exacerbada.6,7
relevancia en los pacientes críticos en diversas esferas incluida la mortalidad. La hipercloremia traduce
mayor preocupación ya que como se comentó las alteraciones asociadas tienen mayor incidencia que
las propias de la hipocloremia, pero ambas merecen especial atención y cuidados para una mejor
Durante la reanimación hídrica de los pacientes en condición crítica diversa, la solución cristaloide más
usada es la solución salina (NaCl) 0.9%, sin embargo su uso se ha asociado a generar acidosis
La solución salina 0.9% se considera una solución no balanceada, ya que su concentración de cloro es
de 154mEq/L, lo cual es 50% más elevado que la concentración plasmática (96-106 mEq/L) y con una
diferencia de iones fuertes baja, que es la que favorece la acidemia metabólica asociada a la
Dado lo anterior se ha iniciado una seria de investigaciones con objeto de determinar la lesión orgánica
Estudios en perros con riñones denervados han puesto de manifiesto que una carga de cloruro
De igual forma se ha visto que el bloqueo que ejerce el sodio sobre la renina es dependiente de la
concentración de carga intrarrenal de cloro. En un estudio murino, se demostró que la carga de cloro
Estudios murinos hemorrágicos experimentales, han puesto de manifiesto que el empleo de solución
salina 0.9% vs Ringer lactato, se asocia con mayor incidencia de coagulopatías diversas y con
plaquetaria.14
Estudios en ratas sépticas, han demostrado que la presencia de acidosis metabólica hiperclorémica
actúa como un estado proinflamatorio, asi como modula la perfusión esplácnica, disminuyéndola y
con el empleo de solución salina 0.9%, siendo la incidencia de dicha alteración del equilibrio ácido-
base del 32% en pacientes quirúrgicos y de 58% en pacientes críticamente enfermos por una condición
médica.19,20,21,22
Se ha demostrado que la carga de cloruro tras reanimación hídrica con solución salina 0.9% ha
favorecido la presencia de lesión renal aguda. En un estudio con voluntarios sanos, la administración de
perfusión cortical.25
En un estudio prospectivo que incluyo 1,533 pacientes críticamente enfermos, la restricción en el uso
de la solución salina 0.9% se asoció a una disminución en la incidencia de lesión renal aguda y una
Otro estudio observacional retrospectivo que comparó el uso de solución salina 0.9% con soluciones
reemplazo renal.27,28
Estudios en pacientes quirúrgicos por cirugía abdominal mayor y por cirugía de aneurisma de aorta
abdominal, que han sido reanimados con solución salina 0.9%, han presentado mayor tasa de
Alteraciones gastrointestinales.
por tonometría y pHmetria gástrica. Otro estudio demostró que la administración de solución salina a
voluntarios sanos, en comparación con Ringer lactato, condicionó mayor indice de molestias
Impacto en la mortalidad.
En este rubro existen datos contradictorios, algunos estudios han puesto de manifiesto que el uso de la
solución salina 0.9% incrementa la tasa de mortalidad que empleando soluciones balanceadas (5.6% y
2.9% respectivamente), sin embargo otros estudios no encontraron tal incremento, pero si un impacto
en la incidencia de lesión renal aguda, coagulopatías, acidosis metabólica hiperclorémica, volumen de
indice de mortalidad del paciente críticamente enfermo. Un estudio retrospectivo sobre mortalidad en
pacientes sépticos, empleando soluciones salinas 0.9% y soluciones balanceadas, menciona reducción
Otro estudio demostró, en dos grupos de pacientes, uno empleando solución salina 0.9% y otro
solución no salina, no haber diferencias en el puntaje APACHE con 14 puntos en promedio y una
mortalidad hospitalaria que no fue mayor del 9% para ambos grupos de pacientes.33
Se han criticado los diversos estudios en cuanto a planeación y metodología, medición de las cifras de
cloro (que algunos han omitido), por lo que en este punto, se necesitan más estudios para confirmar el
Conclusión.
El balance del cloro es un elemento importante en todo paciente crítico ya que, como se discutió, su
menos importante que esta última, también esta relacionada con la mortalidad y morbilidad del
paciente críticamente enfermo, por lo que no debe pasar desapercibida como elemento predictivo y de
status fisiológico, del cual la solución salina 0.9% tan socorrida, dista de tener tales características, por
lo que debemos iniciar el empleo de soluciones balanceadas que no alteren la fisiología, ya que como
se demostró la solución salina condiciona imbalance del cloro, aumentando sus concentraciones en un
50% aproximadamente lo cual puede favorecer hipercloremias, que a su vez determinen otros procesos
vía aérea, alteraciones intestinales y pancreáticas, alteraciones en músculo estriado y cardíaco (todo
esto por alteración de los diversos canales de cloro), alteraciones en la inmunidad (inducción de
recomienda emplear algunos indices, como el indice Sodio/Cloro y diferencia Sodio/cloro como
predictores de mortalidad en pacientes críticos, pudiendo orientar el empleo de una solución u otra. De
igual forma el calculo de la diferencia de iones fuertes (DIF) puede discernir entre pacientes con peor
emplear aquellas soluciones cristaloides normotónicas con una DIF de 24 mEq/L en promedio.
35,36,37,38,39
Referencias.
2. Berend K, van Hulsteijn LH, Gans RO. Chloride: the queen of electrolytes? Eur J Intern Med.
2012;23:203–211
3. Stewart PA. Modern quantitative acid-base chemistry. Can J Physiol Pharmacol 1983; 61 (12):
1441-1461.
4. Tani, M., Morimatsu, H., Takatsu, F., & Morita, K. The incidence and prognostic value of
hypochloremia in critically ill patients. The Scientific World Journal, 2012. Pag. 1-7
5. Kimura, S., Matsumoto, S., Muto, N., Yamanoi, T., Higashi, T., et-al. (2014). Association of
serum chloride concentration with outcomes in postoperative critically ill patients: a
retrospective observational study. Journal of intensive care, 2014; 2(1), 39.
6. Bandak G and Kashani KB. Chloride in intensive care units: a key electrolyte F1000Research
2017, 6(F1000 Faculty Rev):1930 (doi:10.12688/f1000research.11401.1)
8. Young PJ, Joannidis M. Crystalloid fluid therapy: is the balance tipping towards balanced
solutions? Intensive Care Med. 2014; 40:1966-8.
9. Sabri Soussi Axelle Ferry, Maite Chaussard. Matthieu Legrand. Chloride toxicity in critically ill
patients: what’s the evidence? (2016), http://dx.doi.org/10.1016/j.accpm.2016.03.008
10. Wilcox CS. Regulation of renal blood flow by plasma chloride. J Clin Invest 1983; 71: 726-35.
11. Quilley CP, Lin YS, McGiff JC. Chloride anion concentration as a determinant of renal vascular
responsiveness to vasoconstrictor agents. Br J Pharmacol 1993; 108: 106-10.
12. Todd SR, Malinoski D, Muller PJ, Schreiber MA. Lactated ringer’s is superior to normal saline
in the resuscitation of uncontrolled hemorrhagic shock. J Trauma 2007; 62: 636-9
13. Philips CR, Vinecore K, Hagg DS, Sawai RS, Differding JA, Watters JM et al. Resuscitation of
hemorrhagic shock with normal saline vs. lactated Ringer’s: effects on oxygenation,
extravascular lung water and haemodynamics. Crit Care 2009; 13: R30.
15. Rhee P, Wang D, Ruff P, Austin B, De Braux S, Wolcott K, et al. Human neutrophil activation
and increased adhesion by various resuscitation fluids. Crit Care Med 2000; 28: 74-8.
16. Khan R, Kirschenbaum LA, Larow C, Astiz ME. The effect of resuscitation fluids on
neutrophilendothelial cell interactions in septic shock. Shock 2011; 36: 440-4.
17. Kellum JA, Song M, Li J. Lactic and hydrochloric acids induce different patterns of
inflammatory response in LPS-stimulated RAW 264.7 cells. Am J Physiol Regul Integr Comp
Physiol 2004; 286: R686-92.
18. Kellum JA, Song M, Venkataraman R. Effects of hyperchloremic acidosis on arterial pressure
and circulating inflammatory molecules in experimental sepsis. Chest 2004; 125:243-8.
19. Young JB, Utter GH, Schermer CR, Galante JM, Phan HH, Yang Y, et al. Saline versus Plasma-
Lyte A in initial resuscitation of trauma patients: a randomized trial. Ann Surg 2014; 259: 255-
62.
20. Roquilly A, Loutrel O, Cinotti R, Rosenczweig E, Flet L, Mahe PJ et al. Balanced versus
chloride-rich solutions for fluid resuscitation in brain-injured patients: a randomised double-
blind pilot study. Crit Care 2013; 17: R77.
21. Silva JMS, Neves EF, Santana TC, Ferreira UP, Marti YN, Silva JMC. The importance of
intraoperative hyperchloremia. Rev Bras Anesthesiol 2009; 59:304-13.
22. Boniatti MM, Cardoso PRC, Castilho RK, Vieira SRR. Is hyper-chloremia associated with
mortality in critically ill patients: a prospective cohort study. J Crit Care 2011; 26: 175-9.
23. Pedoto A, Nandi J, Oler A, Camporesi EM, Hakim TS, Levine RA. Role of nitric oxide in
acidosis-induced intestinal injury in anesthetized rats. J Lab Clin Med 2001; 138: 270-6.
24. Yunos MM, Kim IB, Bellomo R, Bailey M, Ho L, Story D, et al. The biochemical effects of
restricting chloride-rich fluids in intensive care. Crit Care Med2011; 39: 2419-24
25. Chowdhury AH, Cox EF, Francis ST, Lobo DN. A randomized, controlled, double-blind
crossover study on the effects of 2-L infusions of 0.9% saline and plasma-lyte® 148 on renal
blood flow velocity and renal cortical tissue perfusion in healthy volunteers. Ann Surg 2012;
256: 18-24.
26. Yunos NM, Bellomo R, Hegarty C, Story D, Ho L, Bailey M. Association between a chloride
liberal vs chloride-restrictive intravenous fluid administration strategy and kidney injury in
critically ill adults. JAMA 2012; 308: 1566-72.
27. Shaw AD, Bagshaw SM, Goldstein SL, Scherer LA, Duan M, Schermer CR, et al. Major
complications, mortality, and resource utilization after open abdominal surgery: 0.9% saline
compared to Plasma-Lyte. Ann Surg 2012; 255 : 821-9.
28. Young P, Bailey M, Beasley R, Henderson S, Mackle D, McArthur C et al. Effect of a Buffered
Crystalloid Solution vs Saline on Acute Kidney Injury Among Patients in the Intensive Care
Unit: The SPLIT Randomised Clinical Trial: JAMA 2015; 314:1701-10.
29. Waters JH, Gottlieb A, Schoenwald P, Popovich MJ, Sprung J, Nelson DR. Normal saline
versus lactated Ringer's solution for intraoperative fluid management in patients undergoing
abdominal aortic aneurysm repair: an outcome study. Anesth Analg 2001; 93: 817-22.
30. Volta CA, Trentini A, Farabegoli L, Manfrinato MC, Alvisi V, Dallocchio F, et al. Effects of two
different strategies of fluid administration on inflammatory mediators, plasma electrolytes and
acid/base disorders in patients undergoing major abdominal surgery: a randomized double blind
study. J Inflamm 2013; 10:29.
31. Raghunathan K, Shaw A, Nathanson B, Stürmer T, Brookhart A, Stefan MS, et al. Association
between the choice of IV crystalloid and in-hospital mortality among critically ill adults with
sepsis. Crit Care Med. 2014; 42: 1585-91.
32. Krajewski ML, Raghunathan K, Paluszkiewicz SM, Schermer CR, Shaw AD. Meta-analysis of
high versus low-chloride content in perioperative and critical care fluid resuscitation. Br J Surg
2015; 102: 24-36.
33. McLean AG, Davenport A, Cox D, Sweny P. Effects of lactate-buffered and lactate-free
dialysate in CAVHD patients with and without liver dysfunction. Kidney Int 2000; 58: 1765-72.
34. Shaw AD, Raghunathan K, Peyerl FW, Munson SH, Paluszkiewicz SM, Schermer CR.
Association between intravenous chloride load during resuscitation and in-hospital mortality
among patients with SIRS. Intensive Care Med 2014; 40: 1897-905.
35. Morgan, TJ. The ideal crystalloid – what is ‘balanced’?, Current Opinion in Critical Care:
August 2013, 19(4) 299-307. doi: 10.1097/MCC.0b013e3283632d46
37. Sánchez DJ, Meneses OC, Monares ZE, Torres GA, Aguirre SJ, Franco GJ. La diferencia de
iones fuertes (DIF) calculada por el método de Fencl-Stewart simplificado es un predictor de
mortalidad en pacientes con choque séptico. Archivos de Medicina de Urgencia de México.
2014;6:5-11.
38. Sánchez Díaz, J. S., Monares Zepeda, E., Meneses Olguín, C., Rodríguez Martínez, E. A.,
García Méndez, R. C., Peniche Moguel, K. G., et-al. Soluciones balanceadas: cloro el «nuevo
villano». Medicina Crítica, 2017 31(3), 152-158.
39. Wang G, Nauseef WM. Salt, chloride, bleach, and innate host defense. Journal of Leukocyte
Biology. 2015;98(2):163-172. doi:10.1189/jlb.4RU0315-109R.