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Nuevamente, nos acercamos a ustedes para compartir actividades que podrán realizar con las
chicas y los chicos en casa. En este tiempo de suspension de clases presenciales de manera
temporal y focalizada -que nos protege a todas y todos- nos parece importante generar una
aproximacion con la experiencia cotidiana que las niñas y los niños tienen en los jardines, de
modo que cada docente seleccionará propuestas acorde a cada edad, grupo y/o contexto en
que se encuentran los jardines y comunidades.
En una segunda instancia, algunas de las propuestas que se planteen serán retomadas desde
las salas con la intencion de afanzar los contenidos de aprendizaje de cada una, a sabiendas
de que ustedes no tienen que suplir la tarea de las y los maestros. En ese sentido, esperamos
que las propuestas puedan ayudarles a contener y sostener la rutina diaria en los hogares, a
la vez que permitan que niñas y niños continúen aprendiendo.
Una vez que les lleguen las actividades del jardín, para organizarse mejor en lo cotidiano,
sugerimos que organicen una caja con los objetos que usan las niñas y los niños durante estas
semanas. Allí podrán incorporar el cuadernillo, otros elementos proporcionados por docentes
y las distintas actividades y objetos que resultan de las propuestas en sus hogares.
Al igual que con los cuadernillos anteriores, la intencion es que puedan recibir propuestas con
actividades organizadas por día que podrán volver a realizar cada vez que niñas y niños o
ustedes lo deseen.
Seguimos compartiendo la tarea de educar a la infancia.
Con este juego buscaron ofrecer a niñas y niños distintas oportunidades de elegir a que jugar,
como y con que. Así, niñas y niños, como si fueran carpinteras y carpinteros, atendían a
quienes iban a comprar maderas o pedir la fabricacion de un mueble.
Un día Miguel tuvo que hacer algo muy importante. El dueño de la papelería le pidio, nada
más ni nada menos, que llevara un rollo de papel a la casa de su cliente el dibujante.
- Mucha atencion, a no estropearlo, tene cuidado- requete recomendo el señor papelero.
Miguel contesto sisisisí y se fue con el rollo.
Para el día de hoy les proponemos leer la lista de poemas de la agenda y preparar la caja para
guardarlos.
Tercer día
Pronto debía comenzar la gran festa en la sala del trono: el casamiento del hijo del rey.
Afuera, en el pasillo, estaban todos preparados ya: el rey con la pareja de novios, y los
numerosos invitados principitos, duquesitos y condesitos.
Solo faltaba el maestro de ceremonias, el que debía golpear tres veces con su baston de oro
sobre el piso para indicar que podía iniciarse la entrada en la festa, bajo los sonidos de las
trompetas.
Entonces salio el maestro de ceremonias de la sala del trono, donde ya había echado un
vistazo.
Si había alguien que jamás podía perder la calma, ese era el maestro de ceremonias que en
cada segundo debía saber que hacer. ¡Pero como lucía el pobre! Su cara estaba blanca como la
pared. El baston temblaba en su mano.
-¡Revolucion! –grito jadeando-.¡Revolucion!
¿Revolucion? –pregunto el rey, asustado-. ¿Quien, por voluntad del cielo, se ha sublevado?
-¡Una laucha! –contesto con un golpe el maestro de ceremonias-. Acecha desde debajo de la
tarima donde se levanta el trono. Durante la festa va a salir. Cuando la vean todas las reinas,
duquesas, condesas y princesas presentes, se van a caer desmayadas de miedo. No puede
evitarse la catástrofe.
-¡Mi reino tambalea! –grito el rey-. ¿Como se le ocurrio a la laucha ese plan horrible?
2“¿Donde vive la laucha?” Guggenmos, J. , traduccion Bornemann, E. En: Antología del cuento infantil. Editorial
Latina, 1977.
-La vi pasear por aquí y le arroje mi baston para espantarla –aseguro el maestro de
ceremonias-. Creí haberla lastimado en una oreja. En vez de salir de la sala, se metio debajo
de la tarima. Ahora está sentada allí, escondida, para vengarse del mundo.
-¿No has tratado de llegar a un acuerdo con ella?
-Lo he intentado con ruegos y con amenazas. Está y sigue enojada y no hay nada que la haga
cambiar de idea.
-Entonces no queda otro remedio –vocifero el rey- que tomar yo mismo este asunto en mis
manos.
Fue con el maestro de ceremonias al salon del trono. Allí se hizo mostrar el agujero en la
tarima, a traves del cual la laucha se había deslizado. Entonces el rey se arrodillo, se inclino
hacia abajo y hablo en el agujero de la tarima.
-Laucha querida,
¡sal enseguida! ¡sal enseguida!
Te dare en retribucion
¡una hermosa casa con balcon!
-¿Tiene tambien telefono? –pidio la laucha desde el agujero.
-Lo tiene –le dijo el rey.
-¿Palabra de honor? –pidio la laucha.
- Palabra de honor –dijo el rey.
La laucha saco su patita del agujero de la tarima. Y el rey la estrecho con su dedo pequeño.
Entonces valía y estaba prometido. La laucha salio. Y la festa pudo empezar.
Ahora la laucha tiene su premio: la hermosa casa con balcon y telefono.
¿Te gustaría llamarla? ¡Telefoneale entonces! Podrán charlar una o dos horitas. Ustedes
tienen muchas cosas para contarse.
3.- Conversen con las chicas y los chicos sobre las cosas que le
contarían a la laucha.
3.- Susurradores:
Con un tubo de papel pueden susurrar al oído de alguien que les acompañe una partecita de
este poema.
¿Que si habían sido amigas antes? Para nada. No se podían ni ver. Se la pasaban peleando de
un cuento al otro como perro y gato. Como perro y gato que se pelean, claro.
Desde que las habían puesto en el mismo libro -aunque en distintas historias- Caperucita y
Cenicienta no hacían más que insultarse, sacarse la lengua o espiarse con maldad.
-¡Sos una tonta! -solía decirle la Cenicienta. Y repetía que solo a una tonta se la comen los
lobos.
-¡Y vos una fregona! -le contestaba Caperucita enojadísima.
Y como en estos casos, en los demás tampoco perdían oportunidad de hacerse rabiar hasta
las lágrimas.
3“Dos amigas famosas” Schujer, S. En: Cuentos cortos, medianos y facos, Buenos Aires. Editorial Colihue, 1992.
Cada vez que Caperucita Roja llegaba a la parte del cuento en que debía juntar fores del
bosque para su abuelita, Cenicienta le pateaba la canasta y salía corriendo.
Y, cada vez que podía, Caperucita ensuciaba las páginas del cuento de Cenicienta para que su
horrible madrastra la hiciera limpiar más y más.
Todo ¿por que? Quien sabe... Nadie en aquel libro lo entendía.
Y no solo eso, sino que además, estaban hartos de soportarlas. A ellas y los desastres que
eran capaces de provocar cuando se peleaban.
Una vez, tirándose de los pelos, rodaron hasta el prologo y de la fuerza con que cayeron,
arrancaron las tres primeras páginas.
Tal fue el bochinche que, entre dimes y diretes, fautas y pitos, por fn se decidio echarlas.
-¡Fueraa! -gritaron a coro los siete enanos de Blancanieves.
Y como Cenicienta y Caperucita no se movieron, fue el propio Gato con Botas quien las puso
de patitas en la calle.
De patitas en los estantes, para ser más exactos. Porque el libro del que las habían echado,
estaba en el estante de una librería.
Cada una por su lado, pero las dos al mismo tiempo, se aferraron a un tablon como pudieron.
Y empezaron a bajar con rumbo al piso.
-¡Mamita querida! -susurro una de ellas.
No conocían la vida fuera del libro, así que, en realidad, estaban más asustadas que cocodrilo
en el dentista.
Por otra parte, recien cuando tocaron el suelo, se dieron cuenta de lo chiquitas que eran en
relacion a las personas y...
Apenas si llegaban al tobillo de los chicos. Y esto, que al principio parecio maravilloso para
que no las descubrieran, no tardo en convertirse en un for de problema. Eran tan, pero tan
chiquitas que la gente al caminar estaba siempre a punto de pisarlas sin querer.
Caperucita y Cenicienta, entonces, tuvieron que emprender la marcha, esquivando por aquí y
por allá, los acechantes zapatos que, ante el menor descuido, podrían aplastarlas.
Habrá sido del susto, sí, del susto, que sin darse cuenta (o sin pensarlo demasiado) se fueron
acercando una a la otra, cada vez más hasta darse la mano.
Habrá sido del susto, sí del susto.
Un poco más seguras entonces frente al peligro, salieron a la calle y lograron por fn dar un
paseo. Entre zapato y zapatilla disfrutaron de la tarde como nunca. Como amigas, mejor
dicho.
Es así: las cartas con el número 5 se colocan boca arriba en una mesa. Luego, se mezcla el
mazo de cartas y se van sacando cartas de a una. El desafío es que todas las cartas menores
de 5 se puedan ubicar a la izquierda y todas las cartas mayores a 5, a la derecha.
¿Que lugares forman parte del barrio? ¿Hay una plaza? ¿Una estacion de colectivo? ¿Habrá un
lugar donde se reúna el vecindario? ¿Habrá negocios o mercados? ¿Como se trasladan las
personas en el barrio? ¿Hay calles o rutas? ¿Muelles? ¿Se animan a imaginar y construir el
barrio con todos esos lugares?
Les proponemos delimitar el espacio en donde se extendería el barrio y ubicar los materiales
para ir armando las construcciones. ¿Como se organizarían para construir el barrio? ¿Por
donde empezarían? ¡Manos a la obra!
Una vez que construyeron el barrio, imaginen quienes son las personas que viven allí, donde
viven y, si tienen ganas, inventen una historia.
3.- Vamos a hacer sonidos:
¿Que sonidos se pueden hacer? ¿Que sonidos quisieran imitar? ¿De algún animal? ¿Algo de la
naturaleza como, por ejemplo, el agua de un arroyo, el viento, los truenos? ¿Un paisaje?
¿Como será el sonido de un río a la orilla de una isla? ¿Y de un campo sembrado? ¿Y el sonido
de un lugar lleno de gente? ¿Como suena una lancha? ¿Y un tren?
Ahora, ¿que se necesita para hacer, imitar e inventar algunos de estos u otros sonidos?
Les acercamos algunas ideas: si agarran unas tapas grandes o envases de plástico y las
golpean sobre una mesa, pueden imitar el sonido de unos caballos; con unas tapitas de
plástico dentro de una bolsa pueden imitar el sonido de un arroyo; si tienen una radiografía y
la sacuden, seguramente, el sonido se parezca a un trueno.
Con ayuda de una persona mayor, pueden grabar cada sonido con un celular y dárselo a oír a
alguien de la familia para que adivine que es aquello que se imita.
Tercer día
Como recien se levanta de dormir, la o el lobo, responderá contando cada una de las acciones
que realiza al despertar y cada una de las prendas que se va poniendo hasta que está listo y
dice “sí” y sale de su cueva para perseguir a quien le llamaba.
Sería así: una niña o niño canta “Juguemos en el bosque, mientras el lobo no está. ¿Lobo
está?.” Y el o la loba responde: “No… Me estoy lavando la cara”. Otra vez: “Juguemos en el
bosque, mientras el lobo no está. ¿Lobo está?.” Y el o la loba responde: “No… Me estoy
poniendo los calzones”. Y otra vez: “Juguemos en el bosque, mientras el lobo no está. ¿Lobo
está?.” Y el o la loba responde: “No… Me estoy poniendo la pollera”. Y así hasta que la o el lobo
se termina de preparar y sale de su escondite al grito de “¡sí”, a perseguir y atrapar quien le
cantaba.
¿Cuáles son los poemas preferidos? ¿Los tienen recortados y guardados en la cajita? ¿Tienen
decidido a quienes van a regalárselos? ¿A donde van a pegarlos?
Pueden escribir y dibujar acá con quienes y donde van a compartir los poemas.
2.- Vamos a jugar a piedra, papel y tijera:
¿Se acordarán las y los mayores de la casa como se juega? Para este juego basta con que dos
quieran jugar; no hay límite máximo de jugadoras y jugadores. ¿Que tenemos que saber? Se
juega haciendo distintas formas con las manos: forma de piedra (la mano es un puño), papel
(con la mano extendida) y tijera (con los dedos índice y anular en movimiento).
Con la mano detrás de su espalda, cada jugadora o jugador dice al unísono: “1, 2 y 3”. Luego,
saca una mano haciendo una de las tres formas. Las reglas del juego son las siguientes: la
piedra le gana a la tijera (porque la puede desaflar), la tijera le gana al papel (porque lo puede
cortar) y el papel le gana a la piedra (porque lo puede envolver).
Pueden jugar tantas veces quieran. Entre las y los más grandes tambien pueden anotar en un
papel quien va ganando cada una de las jugadas.
*Recordá siempre lavarte las manos antes de comenzar y al fnalizar las actividades y
sanitizar los elementos que utilices.
¿Que animales conoces que salten? Te ayudamos con algunos para comenzar: rana, grillo,
conejo, canguro, gato, leon, liebre, entre otros.
¿Te animás a saltar como un gato? ¿Y como un canguro? Seguí probando y diferenciando los
saltos de cada animal que te contamos o alguno más que vos conozcas.
Ahora que ya sabes como saltan y practicaste cada uno de ellos, te proponemos que marques
un punto de partida y uno de llegada y cuentes cuántos saltos puede hacer cada uno de los
animales. ¿Cuántos saltos necesitaste imitando al canguro para recorrer el espacio? Y si
representás una rana, ¿cuántos saltos tuviste que hacer?
Invitá a alguien que te acompaña en casa para jugar imitando a los animales y sus diferentes
saltos.
Ahora que los tenes dibujados ¡te invitamos a moverte y desplazarte como ellos! Una vez que
hayas imitado a cada uno, te proponemos que lo hagas todavía más real colocándote algún
objeto sobre tu espalda o panza según el animal que imites.
Pedile ayuda a alguien de tu familia para buscar objetos blanditos, no muy pesados y que no
te lastimen para probar con ellos. Por ejemplo, convertite en caracol y trasladá un almohadon,
una bolsita con arena, un juguete liviano y blando u otros en tu espalda sin que se caiga.
¿Pudiste trasladar los objetos? ¿Cuáles fueron más fáciles de trasladar? ¿Cuáles fueron más
difíciles de sostener en tu espalda? ¿Por que?
Si todavía no lo hiciste ¿te animás a convertite en cangrejo y trasladar objetos con tu panza?
Invitá a alguien que te acompaña en casa para jugar imitando a estos animales particulares y
trasladando sus caparazones.