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UNIVERSIDAD NACIONAL MAYOR DE SAN MARCOS

Universidad del Perú, Decana de América


FACULTAD DE MEDICINA
DEPARTAMENTO ACADÉMICO DE NUTRICIÓN
ESCUELA PROFESIONAL DE NUTRICION

Prácticas Preprofesionales de Nutrición Clínica y Servicio de Alimentación


Colectiva

SEDE: DIRIS LIMA SUR

ARTÍCULO DE REVISIÓN
Dietoterapia en pre y poscirugía bariátrica

Internos de Nutrición:

Gallo Ruelas Mariano Reynaldo


Gomez Herrera Gian Pierre

Docentes Asesoras:

Mg. Gabriela Ugarelli Galarza


Mg. Katya Laos Choy
Resumen

Introducción: La base fundamental de la cirugía bariátrica es lograr la pérdida de


peso en la obesidad severa ya que es una enfermedad asociada con múltiples efectos
adversos sobre la salud, que pueden revertirse o mejorarse con una pérdida de peso
exitosa, en pacientes que no han podido mantener la pérdida de peso por medios no
quirúrgicos. Objetivos del estudio: Analizar la evidencia existente en la dietoterapia
pre y post cirugía bariátrica Materiales y métodos: Se extrajeron 35 estudios de las
bases de datos de Pubmed, Scopus, LILACS, Web of Science que cumplan con la
pregunta PICO, posteriormente se filtraron según correlación y coherencia con el tema
para obtener cuatro estudios para leer a texto completo Resultados: La dieta VLCKD
(dieta cetogénica muy baja en calorías) demostró disminuir el tiempo de estancia
hospitalaria (2,8%), incrementar los niveles de hemoglobina (13.1 ± 2.1 g/dL) y reducir
el drenaje hemático (141.2 ± 75.8 mL), mientras que la LCD (dieta baja en calorías)
evidenció reducir la esteatosis e inflamación en pacientes candidatos a cirugía
bariátrica; la suplementación proteica poscirugía permitió que un 58% de los pacientes
aumente su consumo de proteína, la suplementación proteica más en entrenamiento
de fuerza mejoró la masa libre de grasa en 1.46 puntos y disminuyó el % de grasa en
0.18. Conclusiones: Las dietas VLCKD y LCD demostraron reducir el peso corporal
preoperatorio, disminuir la tasa de complicaciones quirúrgicas y favorecer la evolución
del paciente candidato a cirugía bariátrica. La suplementación proteica tanto de
manera inmediata como años posteriores a la cirugía bariátrica mejoran los
indicadores antropométricos y de ingesta Palabras clave: cirugía bariátrica, dieta,
peso corporal, inflamación.

Introduction: The fundamental basis of bariatric surgery is to achieve weight loss in


severe obesity since it is a disease associated with multiple adverse effects on health,
which can be reversed or improved with a successful weight loss, in patients who have
not been able to maintain weight loss by non-surgical means. Objectives of the
study: To analyze the existing evidence in pre and post bariatric surgery diet therapy
Materials and methods: 35 studies were extracted from the databases of Pubmed,
Scopus, LILACS, Web of Science that meet the PICO question, later they were filtered
according to correlation and coherence with the topic to obtain four studies to read in
full text Results: The VLCKD diet (very low calorie ketogenic diet) was shown to
decrease the time of hospital stay (2,8%),, increase the levels of hemoglobin (13.1 ±
2.1 g/dL) and reduce hematic drainage (141.2 ± 75.8 mL), while LCD (low calorie diet)
was shown to reduce steatosis and inflammation in patients candidates for bariatric
surgery . Post-surgery protein supplementation allowed 58% of the patients to increase
their protein intake, protein supplementation more in strength training improved fat-free
mass by 1.46 points and decreased fat% by 0.18. Conclusions: The VLCKD and LCD
diets were shown to reduce preoperative body weight, decrease the rate of surgical
complications and favor the evolution of the patient candidate for bariatric surgery.
Protein supplementation both immediately and years after bariatric surgery improve
anthropometric and intake indicators Keywords: bariatric surgery, diet, body weight,
inflammation.

Introducción
La obesidad es una pandemia mundial que afecta a casi 1.900 millones de adultos en
todo el mundo y se prevé que para el año 2030 un 50% de la población padecería de
esta enfermedad (1). La acumulación de la adiposidad está vinculada a la
hiperlipidemia, alteración de la sensibilidad a la insulina, susceptibilidad a la trombosis,
inflamación y disfunción endotelial, lo que resulta en mayor riesgo de enfermedad
cardiovascular, enfermedad del hígado graso no alcohólico (HGNA) y diabetes tipo 2
(2). Se ha demostrado que incluso una pérdida de peso modesta entre las personas
con obesidad mejora la morbilidad general. Desafortunadamente, la reincidencia y
recaída de peso es común entre los pacientes que se someten a un tratamiento
médico para la pérdida de peso (3).

La prevalencia mundial de obesidad grado III (IMC>40 kg/m2) ha aumentado


vertiginosamente en un 76.5% estimado entre 2000 y 2012, estando fuertemente
asociado con un aumento de la mortalidad (4). Los criterios para la intervención
quirúrgica fueron establecidos por un panel de consenso del NIH
(National Institute of Health) en 1991. En este sentido, se indicó que la cirugía
bariátrica debía ser apropiada para los pacientes con IMC (kg/m 2)>40 (obesidad grado
III) y para pacientes con IMC (35-40 kg/m2), con condiciones comórbidas asociadas
como la diabetes tipo 2, hipertensión, hiperlipidemia, apnea obstructiva del sueño,
enfermedad del hígado graso no alcohólico, asma, entre otros (5). En casos extremos
de obesidad grado III la evidencia demuestra que el tratamiento médico farmacológico
no logra ser una herramienta eficaz a largo plazo, mientras que a nivel quirúrgico se
ven mejorías clínicamente mayores en plazos de 5 años de seguimiento (6) (7)

A nivel nutricional las cirugías van a tener un impacto distinto según su propósito, los
procedimientos quirúrgicos en cirugía bariátrica pueden ser divididos en tres
categorías: restrictivos, malabsortivos y la mixtos, en el primer grupo se encuentran la
gastrectomía vertical laparoscópica (GVL) y la banda gástrica ajustable (BGA),
mientras que la derivación biliopancreática (DBP) con o sin cruce duodenal son de tipo
malabsortivas; el bypass gástrico en Y de Roux (BGYR) es un ejemplo de cirugía
mixta (8)

En términos de posibles complicaciones originadas por la cirugía bariátrica está la


nefrolitiasis inducida por la reducción del volumen urinario, hiperoxaluria e
hipocitraturia, cuyo origen está fundamentado en la baja ingesta de líquidos por parte
de los pacientes con operación bariátrica y las consecuentes elevaciones en la
concentración de metabolitos nocivos como el oxalato y la supersaturación de
partículas solubles (9,10).

La cirugía bariátrica como estrategia de cambio de los hábitos alimentarios ha


demostrado ser eficiente para modificar la ingesta calórica, reducir las preferencias
alimentarias hacia alimentos con alto contenido de azúcar y grasas saturadas y trans,
sobre todo a corto plazo (11)

Según la literatura los trastornos metabólicos encontrados en pacientes con cirugía


bariátrica conducen a un riesgo elevado de nefrolitiasis. Se ha demostrado que las
asociaciones más fuertes son la disminución del volumen de orina de 24 horas, el
aumento de los niveles de oxalato en la orina y la hipocitraturia. Los pacientes con
riesgo de cálculos renales y sus complicaciones merecen una consideración especial
antes y después de que se realice la cirugía de bypass gástrico en Y de Roux (BGYR),
además la gastrectomía en banda (SG) pueden reducir el volumen de orina de 24
horas. En este sentido se justifica el asesoramiento dietético en esta población (12).
El presente trabajo tiene como objetivo analizar la bibliografía existente en relación a la
dietoterapia pre y post cirugía bariátrica.

Dietoterapia preoperatoria en cirugía bariátrica

La dieta preoperatoria puede desempeñar un papel importante en cuanto a la aptitud


de los pacientes para la cirugía, los resultados posoperatorios y la pérdida de peso
exitosa. El objetivo del estudio seleccionado fue comparar el resultado quirúrgico y la
pérdida de peso en dos grupos de pacientes a los que se les ofrecieron dos tipos
diferentes de dieta preoperatoria: dieta muy baja en calorías (VLCD) y dieta cetogénica
muy baja en calorías (VLCKD). Los pacientes candidatos a cirugía bariátrica
(gastrectomía en manga laparoscópica) fueron registrados y evaluados según el IMC
pre y post dieta, estancia hospitalaria, gasto de drenaje y niveles de hemoglobina
(Hb). La preferencia de los pacientes influyó en el tipo de dieta (13).

En el estudio participaron 178 pacientes (139 Mujeres y 39 hombres). La edad media


fue de 43 años. En total, 72 pacientes estaban en VLCKD mientras que 106 pacientes
estaban en VLCD. El IMC medio antes de la dieta fue 46,3 ± 6,3 kg / m 2 para el grupo
VLCKD y 43,1 ± 6,9 kg / m 2 para el grupo VLCD, mientras que el IMC inmediatamente
antes de la operación fue 43,9 ± 5,9 kg / m 2 y 41,9 ± 6,8 kg / m 2, respectivamente. La
producción de drenaje y los niveles de hemoglobina después de la cirugía se
correlacionaron significativamente con la reducción del IMC inducida por la dieta
(141,2 ± 75,8 frente a 190,7 ± 183,6 ml, p = 0,032; 13,1 ± 1,2 frente a 12,7 ± 1,5 g / l, p
= 0,04). El porcentaje de pacientes que requirieron una estancia hospitalaria más
prolongada de lo previsto (> 3 días) fue del 2,8% en el grupo de VLCKD y del 10,4%
en el grupo de VLCD (p = 0,048). VLCKD mostró mejores resultados que VLCD en el
resultado quirúrgico, influyendo en la producción de drenaje, los niveles de
hemoglobina postoperatoria y la estancia hospitalaria (13).

Antes de la cirugía bariátrica (BS), es deseable una pérdida de peso moderada, una
reducción del volumen del lóbulo hepático izquierdo y la identificación y corrección de
la deficiencia de micronutrientes (DM). El objetivo de otro estudio seleccionado para la
presente revisión fue evaluar como una dieta baja en calorías (LCD) en el periodo
preoperatorio afecta la histología hepática en pacientes candidatos a cirugía bariátrica
(14).

En esta investigación se analizaron histológicamente cuarenta muestras hepáticas


intraoperatorias de la siguiente manera: 20 con LCD y 20 sin LCD preoperatorio de 2
semanas a 1200 kcal / d. El peso se midió antes de la dieta y en el momento de la
cirugía. La puntuación de actividad de NAFLD se utilizó para calificar la histología
hepática en la cirugía. La puntuación de actividad puntuó esteatosis, inflamación
lobulillar, abombamiento hepatocelular y fibrosis. El grupo sin LCD (n = 20) tenía un
peso medio en el momento de la cirugía de 136,1 ± 24,1 kg. El grupo con LCD (n = 20)
tenía un peso medio inicial de 128,6 ± 25,4 kg, con una pérdida de peso prequirúrgica
de 3,43 kg (rango, 0-9,3 kg), cambio medio en el índice de masa corporal 1,24 kg / m2
(2,66% de pérdida de peso total) con LCD. El grupo de LCD tuvo significativamente
menos esteatosis (p = 0,02), menos focos de inflamación lobulillar y menos
abombamiento hepatocelular en comparación con el grupo sin LCD; sin diferencia en
el grado de fibrosis. Menos pacientes en el grupo de LCD tenían esteatohepatitis no
alcohólica con hinchamiento. Se concluye de este estudio que la LCD de 2 semanas
antes de la cirugía bariátrica se asocia con una mejoría significativa en esteatosis,
inflamación y abombamiento hepatocelular en NAFLD.
Tratamiento nutricional precirugía bariátrica

La evaluación del estado nutricional en los candidatos a cirugía bariátrica antes de la


operación juega un papel importante en el manejo posquirúrgico. De hecho se sabe
que los pacientes con obesidad severa pueden presentar deficiencias en algunos
nutrientes en comparación con personas de peso normal, además es importante
reducir la grasa visceral y el tamaño del hígado en una cirugía bariátrica ya que se
asocia con una menor tasa de complicaciones (15).

Se pudo observar en un estudio retrospectivo en base a las historias clínicas de


pacientes obesos (1123 mujeres y 415 varones) cuya edad media era de 35 ± 11.2
años, peso preoperatorio de 123.8 ± 24.3 kg y el índice de masa corporal de 46.1 ± 8.0
kg/m2. Que fueron sometidos a cirugía bariátrica entre 2008 y 2015, antes de la
operación se evidenciaron deficiencias nutricionales comúnmente observadas como
vitamina D (76%), vitamina B12 (16%), hierro sérico (51%) y albúmina (10%). Los
datos destacan la importancia del cribado y la optimización nutricional preoperatoria, si
fuera necesario suplementar se debe adaptar a las pruebas de laboratorio del paciente
para evitar aumentos excesivos en los nutrientes afectados (16).

De acuerdo con otra investigación realizada en 200 pacientes (59 varones y 141
mujeres) con una edad de 42.7 ± 10.8, un peso de 136.0 ± 27.2 kg y un IMC de 46.2
±7.9. Se pudo medir parámetros nutricionales mediante extracción de sangre antes de
la operación (gastrectomía en manga) encontrándose que el 38% tenía una deficiencia
de hierro sérico, 24% presentaba niveles de ácido fólico disminuido y un 81% de los
pacientes tenía hipovitaminosis D (17). Asimismo, otro estudio señala que en 58
pacientes (45 mujeres y 13 varones), cuya edad media era de 42.5 ± 10.9 años, con un
peso promedio de 131.3 ± 21.2 kg y un IMC de 46.3 ± 6.9, siendo aprobados para
someterse a bypass gástrico en Y de Roux, se determinó el estado nutricional y se
evidenciaron niveles bajos de vitamina D (92.9%), hierro (36.2%), ácido fólico (5.3%) y
vitamina B12 (3.5%) principalmente. Estos datos insisten en explorar el efecto de la
suplementación preoperatoria (18).

Se considera respecto a los puntos anteriormente citados que las deficiencias


nutricionales en pacientes con obesidad grado III podrían atribuirse a una dieta poco
variada, alta en calorías y grasas. Además, el estado del hierro podría verse afectado
por la inflamación del tejido adiposo y el aumento de la expresión de la proteína
reguladora del hierro (hepcidina) (19).

En cuanto al tratamiento, la literatura sugiere una pérdida de peso de 5-10% en el


periodo preoperatorio como un medio para facilitar la cirugía y reducir el riesgo de
complicaciones. Esta pérdida de peso se puede obtener con varios regímenes, como
dietas bajas en calorías (LCD con un aporte de 800-1200 kcal/día), dietas muy bajas
en calorías (VLCD con un aporte de 600 kcal/día) (20) y la dieta cetogénica muy baja
en calorías (VLCKD con un aporte de 700 kcal/día) (21). Se ha podido reportar que
VLCD evidencia una pérdida de peso significativa (-2,8 – 14,8 kg) además de una
reducción del tamaño del hígado (5-20% del volumen inicial) pero no se observaron
menores complicaciones perioperatorias. Se ha comparado el efecto de VLCD y LCD
antes de la cirugía y se ha reportado que VLCD logra una mayor pérdida de peso
corporal en comparación con una LCD (5,8 frentee a 4,2 kg) sin embargo no se
observaron diferencias en la reducción del volumen hepático y ambas presentaron
efectos similares en parámetros bioquímicos, tasa de complicación de cirugías y
duración de la estancia hospitalaria (19).

Por otro lado la dieta cetogénica muy baja en calorías (VLCKD) se ha propuesto como
una opción prometedora para lograr una pérdida de peso significativa en un corto
periodo de tiempo. Según un metaanálisis en donde se seleccionaron 12 estudios que
informaron datos sobre el peso corporal, IMC, circunferencia de cintura, composición
corporal, presión arterial y función hepática, VLCKD de al menos 4 semanas se asoció
con pérdidas de peso de -10.0 hasta - 15.6 kg, asimismo esta dieta se asoció con una
menor circunferencia de cintura, colesterol total, triglicéridos, transaminasas y presión
arterial. Además la prevalencia de pacientes que interrumpieron la VLCKD fue del
7.5% y fue similar a la de los pacientes sometidos a una dieta baja en calorías
(p=0.83). De esta manera se concluye que la VLCKD es una herramienta útil, la cual
puede ser utilizada en el tratamiento de los pacientes con sobrepeso y obesidad (22).

Tratamiento nutricional poscirugía

En la actualidad, se utiliza como base para el tratamiento nutricional a la clasificación


según mecanismo de acción de la cirugía bariátrica, descrita en anteriores párrafos,
primero se describirán los consensos acerca del tema y luego se indagará en los
estudios realizados recientemente. Según las guías de práctica clínica de la
Asociación Americana de Endocrinólogos Clínicos, a nivel general dentro de las
primeras 24h poscirugía se sugiere una dieta de líquidos claros baja en azúcar,
distribuida en 3 tiempos de comida con un régimen de progresión (23), el volumen los
líquidos de la dieta aumentará hasta alcanzar un consumo mayor de 8 tazas al día.

Por otro lado, se deberá seguir un monitoreo específico, teniendo énfasis en los
nutrientes más afectados por la cirugía, en la tabla 1 se presentan los lineamientos de
monitoreo y seguimiento posteriores a la cirugía bariátrica según Handzlik

Tabla 1. Esquema de monitoreo de nutrientes en cirugía bariátrica


Nutriente Esquema de monitoreo
Vitamina B12 Preoperatorio
Después de 6, 12, 18 y 24 meses
Posterior a ello de forma anual
Trimestralmente durante 3-6 meses en
caso de suplementación
Ácido fólico Preoperatorio
Después de 6, 12, 18 y 24 meses
Posterior a ello de forma anual

Vitamina D/ calcio Preoperatorio


Después de 6, 12, 18 y 24 meses
Posterior a ello de forma anual
De existir tratamiento con dosis
terapéuticas evaluar después de 1-3
meses
Vitamina A Preoperatorio
Después de 24 meses
Trimestralmente durante 6-12 meses en
caso de suplementación
Vitamina B1 Opcionalmente después de 3,6,12,18 y
24 meses y posteriormente de forma
anual
Hierro Preoperatorio
A los 3, 6, 12, 18 y 24 meses
Posteriormente de forma anual
Handzlik-Orlik G, Holecki M, Orlik B, Wyleżoł M, Duława J. Nutrition management of the post-bariatric
surgery patient. Nutr Clin Pract. 2015;30(3):383-392. doi:10.1177/0884533614564995
En cuanto a la consistencia y textura, se seguirá una progresión en un plazo de 1 a 2
meses, los lácteos como leche, soya y yogur natural podrán ser consumidos al día 3-7
poscirugía, posteriormente, en la semana 1 a 2 se recomienda progresar a una dieta
con consistencia puré, en las semanas posteriores se podrá añadir alimentos blandos
como huevos y frutas peladas suaves; un mes después de la cirugía ya se podrán
añadir alimentos sólidos como legumbres y vegetales. Finalmente, a los 2 meses ya se
podrá llevar una dieta normal (24).

Por otro lado, se recomienda incidir en consejería nutricional, promoviendo desde el


inicio hábitos alimentarios saludables a implementar en el futuro (23), dado que según
los hallazgos del estudio piloto de Sarwer demostraron que en comparación con los
pacientes del grupo de cuidado estándar, aquellos que recibieron consejería
nutricional, si bien tuvieron una pérdida de peso inicial similar con los del cuidado
estándar, estos adicionalmente tuvieron cambios positivos en los hábitos alimentarios
que pudieron servir como base para el mantenimiento del peso adecuado a largo plazo
(25). Estos hallazgos fueron corroborados tanto en el metaanálisis realizado por
Rudolph (26) como por Stewart (27), donde se confirmó que aquellos que tuvieron un
acercamiento para cambiar los hábitos alimentarios tuvieron una mayor pérdida de
peso en comparación con los controles

En cuanto a la ingesta proteica se recomienda que esta sea individualizada según


peso y edad, pero que mantenga una ingesta mínima de 60g/d y partiendo desde 1.5 a
2.1 g/kg de peso ideal. Estas recomendaciones se basan en un estudio prospectivo
observacional, donde en pacientes con una ingesta mayor a 60g/d tuvieron una menor
pérdida de masa magra (28), cabe destacar que rangos de suplementación mayores
no parecen otorgar un beneficio extra en cuanto a preservación de masa magra; sin
embargo, sí se ven mejorías respecto al cuidado estándar cuando dentro del régimen
de recuperación se implementa un protocolo de entrenamiento de fuerza (29).
Adicionalmente, el correcto seguimiento de la ingesta es imperativo dado que
Marinella encontró que estos pacientes suelen tener una ingesta inferior a las
recomendaciones de proteína (30)

En términos de CHO y grasas, Coupaye comparó las distribuciones según el


porcentaje del valor calórico total, encontrándose rangos de distribución de CHO de
35% a 48% y 37-42% para grasa (31), las recomendaciones de grasa y CHO son
similares a la da la población sana (32), pero es de destacar que se deben eliminar los
dulces concentrados, sobre todo en cirugías como BGYR dado que podrían generar
un síndrome de Dumping. Por ello, se recomienda recién luego del primer mes
poscirugía que se empiece con el consumo de alimentos altos en fibra como frutas y
vegetales (24,33). Por otro lado, los líquidos deberán ser en un rango que asegure una
adecuada hidratación, preferentemente 30 minutos después de las comidas para evitar
molestias gastrointestinales (34); sin embargo, esta recomendación solo se centraría
en el periodo de recuperación donde el síndrome de Dumping puede ser problemático,
dado que en etapas posteriores la ingesta de agua junto a las comidas no parece
afectar la ingesta calórica total según lo observado en un estudio Cross-over (35).
Adicionalmente, existen recopilaciones de diversos esquemas de suplementación, los
cuales son resumidos en la tabla 2.
Tabla 2. Esquema de suplementación de micronutrientes en cirugía bariátrica
Nutriente Esquema de suplementación
Vitamina B12 500 ug/ día por 1 mes
Ácido fólico 400 mg/ día
Hierro Sulfato ferroso 300 mg 2-3 veces/ día

Zinc 220 mg diarios por 1 mes, tomados en 2-


3 tiempos
Vitamina A 10 000-50 000 UI/día
Vitamina B1 12 mg en suplemento multivitamínico
(36)
Hierro Preoperatorio
A los 3, 6, 12, 18 y 24 meses
Posteriormente de forma anual
Cobre 2 a 4 mg/ día
Selenio 100 mg/día
Arginina 200 – 500 mg/kg/día
Glutamina 20 g/día en suplemento
Vitamina C 300 mg en 2-3 tomas por día
Vitamina D 2000-5000 UI/día
Vitamina K 5-10 mg/día o 10mg intramusculares en
una sola dosis
Proteínas 0.8 g- 2.4 g/kg de peso corporal

Toninello P, Montanari A, Bassetto F, Vindigni V, Paoli A. Nutritional Support for Bariatric Surgery
Patients: The Skin beyond the Fat. Nutrients. 2021; 13(5):1565. https://doi.org/10.3390/nu13051565

Estudios que evalúen regímenes de suplementación

Suplementación proteica de forma aguda


En un estudio realizado por Hirsch (2020) tuvo como fin evaluar si la suplementación
proteica era un método tolerable y efectivo para poder alcanzar una ingesta proteica
adecuada después de la cirugía bariátrica, para ello se reclutaron 49 pacientes, de los
cuales 25 recibirían suplementación a base de bebidas proteicas instantáneas durante
un periodo de 12 semanas mientras que 24 recibirían el tratamiento estándar (cabe
destacar que el estudio continuó hasta las 24 semanas, pero fue una medida
secundaria). (37)

La suplementación inició con una toma al día dividida en 3-5 onzas para estar acorde
a los lineamientos internacionales durante los días 3-7 poscirugía, posterior a ese
periodo se aumentó la frecuencia a dos tomas durante la semana 2-12

Se evaluó los hábitos alimentarios y la adherencia mediante formularios de frecuencias


de consumo en donde previo al periodo de suplementación durante 3 días (2 días
hábiles y 1 fin de semana) los pacientes debían reportar su consumo de alimentos, en
base a ellos se tuvo de base su ingesta proteica. Posterior al inicio de la
suplementación se entregaron registros semanalmente, en donde se debía registrar
cuántos suplementos habían tomado esa semana, si les gustó o si tuvieron algunos
efectos secundarios, esto también aplicó para los pacientes del grupo de tratamiento
estándar en los casos en donde ellos optaban por consumir algún suplemento por su
cuenta.

Se realizaron cuatro medidas, una basal previa a la cirugía y las tres siguientes fueron
a las 3, 12 y 24 semanas poscirugía. Las mediciones constaron en pruebas de
composición corporal en base a bioimpedancia eléctrica o absorciometría dual de
rayos X; gasto energético en reposo mediante calorimetría indirecta y una prueba de
salud funcional medido por el test de la silla.

Se observó que la adherencia fue mayor en el grupo que recibió el suplemento de


forma regular por parte de los investigadores, mientras que, a nivel de tomas por día,
los pacientes tendían a consumir solo una sin importar el grupo en el que estén, las
razones relacionadas al rechazo de la bebida que reportaron estaban en relación con
los sabores y la monotonía.

A nivel de ingesta proteica se observó que el 79% de los pacientes logró una ingesta
proteica de 60g/d, mientras que un 53% lograron una ingesta de 80g/d. No se vieron
diferencias significativas en cuanto a gramos de proteína consumidos entre los grupos
en ninguno de los puntos de medición. Se observó un cambio no significativo
en la ingesta desde el punto basal hasta las 12 semanas, expresándose como un
aumento en la ingesta para el grupo al que se le brindaba proteína líquida (PRO) y
como una disminución en la ingesta para el grupo que recibía el tratamiento estándar
(SOC).

Hubo un 58% de pacientes que incrementó su consumo en el grupo PRO mientras que
solo un 17% de los pacientes en el grupo SOC lo aumentó. Por el contrario, los
pacientes que disminuyeron su consumo proteico fueron 42% en el grupo PRO y 58%
en el grupo SOC, hubo un 25% de pacientes en el grupo SOC que no varió su
consumo.

A nivel de composición corporal se vio una disminución significativa en el peso y el


IMC para los pacientes de ambos grupos desde la línea base hacia todos los puntos
de medición, siendo todos significativos. En términos de % de masa grasa y masa libre
de grasa se vio una disminución a lo largo de todo el estudio para los dos grupos,
mientras que en determinados puntos (base a 3 semanas) se vieron incrementos para
el grupo PRO en cuanto a % de masa grasa sin cambios significativos para el grupo
SOC, mientras que desde la semana 3 a la 12 y de la 12 a la 24 se vieron cambios
significativos de disminución par ambos grupos. En cuanto a masa grasa como tal se
vio una disminución entre la semana base a la 3 en el grupo SOC, mientras que en el
grupo PRO no se vio cambio significativo.

El gasto energético en reposo tuvo una disminución desde la línea base hasta las tres
semanas, pero desde las tres semanas hasta la 12 y de la 12 a la 24 no hubo cambio.
Mientras que a nivel del test de la silla no se vieron diferencias desde la línea base
hasta las 3 semanas, mientras que hubo un incremento significativo desde las 3
semanas hasta las 12 semanas, 12-24 y de la base hasta las 12 semanas.

Los autores fundamentan los casos en donde no se vio diferencia significativa por el
hecho de que la mayoría de los participantes cubrió la ingesta recomendada de
proteína y concluyen que la suplementación en forma líquida puede ser útil para poder
cubrir los requerimientos de forma más factible y llegar a niveles superiores,
recomiendan ampliar la diversidad de opciones dado que la adherencia fue muy
influenciada por las características organolépticas de los productos.

Suplementación proteica y entrenamiento de fuerza

El estudio realizado por Lamarca tuvo como fin investigar los efectos de la
suplementación proteica a base de proteína de suero de leche por sí sola y en
combinación con entrenamiento de fuerza. Para ello se utilizaron cuatro grupos de
adultos que habían sido sometidos a cirugía bariátrica pasados 2-7 años, los cuales se
dividieron de la siguiente manera: placebo (CON; n=17), suplementación con proteína
de suero a dosis de 0.5g/kg de peso ideal (PRO; n=18), entrenamiento de fuerza
combinado con placebo (RTP; n=13) y entrenamiento de fuerza combinado con
suplementación con proteína de suero (RTP+PRO; n=15). (38)

Los datos sociodemográficos fueron recopilados mediante un cuestionario que


constaba de preguntas relacionados con el nivel de educación, datos de cirugía, datos
de nacimiento, entre otros. Por otro lado, la intervención nutricional constó de proteína
de suero a dosis de 30 g, la cual contenía 120 kcal, 1.8 g de CHO, 1.38 g de grasa y
23.1 g de proteína, cabe destacar que tanto la intervención como el placebo tuvieron el
mismo empaque por lo que se evitó el sesgo.

En cuanto a las mediciones antropométricas se utilizó estadiómetro para el parámetro


de talla y para el peso corporal y composición corporal se aplicó la técnica de
bioimpedancia donde se midió masa musculoesquelética, masa grasa, masa libre de
grasa y porcentaje de masa grasa. El gasto energético en reposo se midió mediante
calorimetría indirecta.

Asimismo, se midieron parámetros bioquímicos como albúmina sérica, glucosa, perfil


lipídico e índice HOMA y parámetros dietéticos mediante un recordatorio de 24h el
cual fue procesado en un software nutricional (NDSR).

Se obtuvo como resultado que hubo diferencia significativa entre el grupo PRO y el
CON a las 12 semanas de medición en cuanto a la ingesta proteica, habiendo una
diferencia de 30 g de proteína entre los dos. En términos de parámetros bioquímicos,
no se vio diferencia significativa entre los grupos.

En cuanto a parámetros antropométricos se observó que el grupo RTP + PRO tuvo


mejores resultados en cuanto peso corporal, IMC, masa libre de grasa y masa
musculoesquelética respecto a los demás grupos, el patrón de mejora se vio también
en el grupo de RTP, se vio incremento de masa musculoesquelética en el grupo PRO,
RTP y RTP + PRO mientras que el grupo CON tuvo el efecto contrario.

Los autores explican la mayor ingesta del grupo PRO respecto al CON por el hecho de
que el primero ya había tenido un mayor periodo de tolerancia a la proteína y por lo
tanto era más fácil su adherencia a largo plazo, asimismo recomiendan una ingesta
diaria total de 1.5 g de proteína/kg de peso ideal para mejorar la masa libre de grasa.

Finalmente se concluye que el entrenamiento de fuerza combinado con la


suplementación proteica por 12 semanas incrementa la masa libre de grasa y
musculoesquelética en pacientes poscirugía bariátrica, siendo significativos en
comparación con el entrenamiento solo, el cual tuvo mejorías, pero no
estadísticamente significativas. Por lo tanto recomiendan su aplicación para el uso de
estrategias en la dietoterapia.

CONCLUSIONES
 El abordaje nutricional antes de la cirugía bariátrica contribuye a mejorar los
resultados quirúrgicos, ya que logra disminuir la grasa visceral y
hepatomegalia, así como disminuir la tasa de complicaciones en el
postoperatorio, siendo opciones válidas para este fin tanto la VLCKD o LCD

 Un enfoque dietoterapéutico que se coadyuve con suplementos proteicos y


estrategias complementarias como el ejercicio físico poscirugía bariátrica
puede ayudar a cubrir los requerimientos proteicos y al mantenimiento de los
parámetros antropométricos de salud.

RECOMENDACIONES

 Evaluar qué tipo de lípidos componen la VLCKD y la LCD.

 Especificar la distribución de macronutrientes y micronutrientes en las dietas


utilizadas antes de la intervención quirúrgica.

 Realizar un seguimiento a largo plazo con una mayor cantidad de muestra para
poder fundamentar el uso de determinados suplementos para mejorar los
parámetros de salud en los pacientes poscirugía bariátrica.

 Evaluar la efectividad de los suplementos proteicos a base de soya en el


contexto de poscirugía bariátrica y compararlo con aquellos a base de suero de
leche.

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Anexo - Tabla Resumen

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