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“Comentario Analítico, Exegético y Homilético”

Marcos
Alex Donnelly

MARCOS 1:4-8

“4 Bautizaba Juan en el desierto1, y predicaba el bautismo de arrepentimiento para


perdón de pecados. 5 Y salían a él toda la provincia de Judea, y todos de Jerusalén;
y eran bautizados por él en el río Jordán, confesando sus pecados. 6 Y Juan estaba
vestido de pelo de camello, y tenía un cinto de cuero alrededor de sus lomos; y comía
langostas y miel silvestre. 7 Y predicaba, diciendo: Viene tras mí el que es más
poderoso que yo, a quien no soy digno de desatar encorvado la correa de su calzado.
8 Yo a la verdad os he bautizado con agua; pero él os bautizará con Espíritu Santo”

Pasajes Paralelos: Mateo 3:1-6; Lucas 3:1-17; Juan 1:19-31

I. ANÁLISIS

Habiendo mencionado las profecías acerca del Mensajero (Juan el Bautista), Marcos ahora
describe su ministerio. Éste consistía en la predicación del “bautismo de arrepentimiento para
perdón de pecados” (v.4). El impacto de este ministerio fue grande; gente venía de toda la
provincia de Judea a ser bautizado por Juan, en el Jordán (v.5). La vestimenta de Juan hacía
recordar al profeta Elías (v.6a); su comida era de lo más sencillo (v.6b). Aunque su ministerio
causó un tremendo impacto, Juan reconoció que uno mucho mayor que él estaba por llegar – el
Mesías (v.7). Juan bautizaba en agua, pero el Mesías iba a bautizar “con Espíritu Santo” (v.8).

Bosquejo de un mensaje textual sobre Marcos 1:4-8

Introducción – el contexto geográfico del ministerio de Juan (“en el desierto”, v.4a); para el
contexto histórico, ver Lucas 3:1-2.

1. El Ministerio de Juan (v. 4, 6-8)

a. Un Ministerio Profético (v.6-8)

i. Su Vida (v.6)

- Su Vestimenta (v.6a)
- Su Alimentación (v.6b)

ii. Su Mensaje (v.7-8)


1
“Así se presentó Juan, bautizando en el desierto y predicando…” (NVI);
“Sucedió que Juan se presentó en el desierto bautizando…les decía…” (DHH);
“Juan el Bautista apareció en el desierto predicando…” (BDLA).
Para una explicación de estas diferentes traducciones (especialmente la de BDLA), ver comentario
exegético, y Nota 2.

8
b. Un Ministerio Preparatorio (v.4)

i. Su Predicación – “arrepentimiento”
ii. Su Actividad – “Bautizaba…”

2. El Impacto de Juan (v. 5)

Muchísimas personas:

a. Venían a Escucharle

b. Confesaban Sus Pecados

c. Eran Bautizados

Conclusión: ¿Aspiramos tener tal ministerio? ¿Cuáles son las condiciones que debemos
cumplir?

II. EXÉGESIS

Verso 4

“Bautizaba2 Juan en el desierto…”

Marcos no nos ofrece mayores detalles acerca de quién era Juan. Para eso tenemos que ir a
Lucas 1:5-25 y 57-80. Juan el Bautista fue el único hijo de Zacarías y Elizabet, una pareja de
ancianos que vivían en la zona montañosa de Judea (v. 39-40). Su nacimiento fue anunciado
por un ángel, cuando Zacarías estaba ministrando en el templo, cumpliendo su oficio de
sacerdote (v.11). Juan fue lleno del Espíritu Santo desde el vientre de su madre (v. 15;
comparar v.41, 44). Al nacer, Lucas dice que Juan “se fortalecía en espíritu; y estuvo en
lugares desiertos hasta el día de su manifestación a Israel” (v.80).

El nombre, “Juan”, en griego es ‘Ioannes’ (latín, ‘Johannes’). Se deriva del hebreo, ‘Johanán’
(ver 2 Rey 25:23; etc.), que significa ‘la gracia o la misericordia de Jehová’ (ver Gén 33:11,
‘hecho merced”). El nombre fue asignado por Dios, por medio del ángel (Lucas 1:13), y
ratificado por sus padres (Lucas 1:60-63). En Lucas 1:58 leemos que el nacimiento de Juan
constituyó una evidencia de la misericordia de Dios para con Elizabet; sin embargo, la mayor
misericordia fue la demostrada para con todo el pueblo de Israel (ver Lucas 1:72, 78).

2
Las diferentes traducciones ofrecidas en las versiones de la Biblia (ver Nota 1) se deben, tanto a ciertas
variantes en el texto original, como a diferencias en la forma de interpretar el texto. La mayoría de los
MSS en griego comienzan, ‘egeneto Ioannes baptizon’, que significa ‘Vino Juan bautizando’. Sin
embargo, algunos MSS antiguos añaden el artículo definido (‘jo’) antes de ‘baptizon’, que da el sentido
‘el (que está) bautizando’; es decir, ‘el Bautista’ (BDLA, Nota 1). El título, ‘el Bautista’ generalmente se
expresa, ‘jo baptistes’ (ver Marcos 6:25; 8:28); sin embargo, en algunos casos se usa la forma, ‘jo
baptizon’ (Marcos 6:14, 24).

9
El “desierto” donde Juan desarrolló su ministerio fue “el desierto de Judea” (Mateo 3:1)3. Esta
es la región que se ubica entre Jerusalén y el valle del Jordán, a lo largo del Mar Muerto (ver
mapa bíblico). No era un lugar totalmente desértico, sino una zona montañosa, de poco uso
para la agricultura.

¿Qué atrajo Juan al desierto? Podría haber sido simplemente la soledad, donde Juan pudo
dedicarse a buscar a Dios, evitando las tentaciones y distracciones de la vida urbana. Por otro
lado, el desierto físico representaba muy bien el ‘desierto’ espiritual que reinaba en Israel en ese
tiempo. El pueblo de Dios no estaba produciendo ‘fruto’ espiritual; había una ‘aridez’ y una
‘estirilidad’ espiritual entre el grueso de los judíos (ver la parábola de la higuera estéril; Marcos
11:12-14).

Sin embargo, debemos notar que en el AT, el ‘desierto’ tiene un significado importante. El
‘desierto’ fue el lugar donde Dios se reveló al pueblo de Israel, cuando salieron de Egipto.
Oseas 2:14 identifica el ‘desierto’ como el lugar donde se efectuaría la reconciliación con Dios,
y se hallaría la renovación espiritual.

Para el primer siglo, el ‘desierto’ era considerado el lugar donde el Mesías se manifestaría 4.
Dado a que Juan estaba preparando el camino para el Mesías, escogió el ‘desierto’ como un
lugar apropiado para desarrollar su ministerio. Lucas 1:80 dice que Juan estuvo “en lugares
desiertos” (plural), hasta el momento en que comenzó a desarrollar su ministerio (cerca al río
Jordán)5. El uso del plural aquí, indica que Juan no quedó en un solo lugar, sino que iba de
‘desierto’ en ‘desierto’, preparándose para servir a Dios.

Juan comenzó su ministerio cuando le “vino palabra de Dios…” (ver Lucas 3:2). Esta palabra
de revelación profética no le vino a Juan por haber cursado estudios rabínicos, sino por haber
estado en la ‘escuela’ de Dios, a solas en el desierto. Juan comenzó su ministerio por el año 26
d.C. (Lucas 3:1) Su manifestación fue tan dramática como la de Elías. Ambos se manifestaron
a Israel, trayendo la palabra de Dios, a un pueblo sumergido en el pecado y la apostasía
espiritual6.

El verbo, “bautizaba” (‘baptizo’), significa ‘sumergir’7 o ‘limpiar/lavar con agua’ (ver Marcos
7:4, donde las palabras, “se lavan”, son la traducción del verbo, ‘baptizo’). Los judíos
practicaban varios rituales asociados con lavamientos de índole religioso (ver Lev 15:5, 8; Núm
19:7; Heb 9:10). Uno de estos rituales era practicado por los prosélitos, cuando se convertían
al judaísmo. El lavamiento con agua que ellos practicaban, señalaba que se estaban purificando
de los errores cometidos como paganos e idólatras. Por medio de este lavamiento, se estaban
purificando para servir a Dios. Is 1:16 relaciona el lavamiento con el arrepentimiento.

Al adoptar el rito del bautismo, Juan estaba dando a entender que el pueblo de Dios se había
vuelto igual que los paganos (comparar Rom 2:25), y que por ende tenían que bautizarse, como
3
Lucas 3:3 señala que Juan no quedó en un solo lugar, sino que desarrolló su ministerio “por toda la
región contigua al Jordán”. Juan 1:28 ubica el ministerio de Juan al este del río Jordán.
4
Por ende, la tendencia de relacionar el desierto con movimientos mesiánicos revolucionarios (Hch
21:38; comparar Mat 24:26).
5
Lucas 3:1-3 indica el momento histórico en el cual Juan comenzó su ministerio.
6
Para mayores detalles acerca de la condición moral y espiritual de Israel en ese tiempo, ver Edersheim,
La Vida y Tiempos de Jesús el Mesías (Libro II, cap. XI).
7
Usos interesantes del verbo, ‘baptizo’, en la LXX (donde únicamente se usa para traducir el verbo
hebreo, ‘tabal’) incluyen Lev 14:6, 51 (de una ave que se mojaba en la sangre de otra ave), Núm 19:18
(de mojar hisopo en el agua), Deut 33:24 (de mojar el pie en aceite), Rut 2:14 (de mojar un bocado de pan
en vinagre), 2 Rey 5:14 (de Naamán zambulléndose en el río Jordán). Todos estos textos indican que
‘bautizar’ involucraba sumergir en un líquido (no simplemente echar un líquido sobre algo). Para
mayores detalles, ver el comentario de Barnes sobre Mat 3:7.

10
si estuvieran convirtiéndose a Dios por primera vez. ¡No podían confiar en que simplemente
eran descendientes de Abraham (ver Lucas 3:8)! Para comenzar una vida dentro del reino de
Dios, tenían que limpiarse de sus pecados pasados, y comenzar a vivir como verdaderos judíos
(ver Lucas 3:10-14). Al bautizar a la gente, Juan estaba indicando que su ministerio consistía
en reunir al verdadero pueblo de Israel, y prepararlos para la manifestación de Dios (ver
Lucas 1:17b).

“…y predicaba el bautismo de arrepentimiento para perdón de pecados”

La palabra, “predicaba”, es ‘kerusson’8; viene del verbo ‘kerusso’, que significa ‘anunciar
como un heraldo (‘kerux’)’. Según Mat 3:2, el anuncio de Juan se centró en la inminente
llegada del reino de Dios. El bautismo que acompañó su mensaje, fue un bautismo de
arrepentimiento, con miras al perdón de los pecados. Su propósito era preparar al pueblo para
ingresar al reino de Dios que se estaba por manifestar 9.

La palabra “arrepentimiento” es ‘metanoia’. Significa ‘un cambio de pensamiento’, que


conlleva un cambio de vida (‘conversión’). Ver Mat 3:7-10; Lucas 3:10-14.

“Por arrepentimiento él quería decir volverse completamente, dar una vuelta


completa, una vuelta sincera del pecado, incluyendo una entrega a una vida
cambiada y una determinación para evitar el pecar. El arrepentimiento comprendía
un cambio radical de mente, corazón y voluntad”10.

Los profetas enfatizaban esto, hablando de la necesidad de ‘volver a Dios’. Este ‘retorno a
Dios’ implicaba la necesidad de dejar de hacer aquellas cosas que ofenden a Dios. El llamado
al arrepentimiento, por parte de Juan, implicaba que el pueblo de Dios se había vuelto
tremendamente pecaminoso, y estaba en la imperiosa necesidad de arrepentirse, y volver a Dios.

El arrepentimiento incluye tres elementos importantes:

1. Un entendimiento de la maldad del pecado, como algo cometido contra Dios


(Sal 51:4), y que por ende constituye una ofensa contra Él (Jer 44:4).
2. Una profunda tristeza por los pecados cometidos (2 Cor 7:10).
3. Un propósito serio de abandonar el pecado, y vivir una vida de santidad ante los
ojos de Dios.

En el tiempo de Juan, el pueblo de Dios estaba bajo el yugo romano. Muchos judíos
estaban incentivando a sus compatriotas a tomar armas, para resistir a los romanos, y
expulsarlos de la Tierra Prometida. Juan no se une a ellos. Más bien, llama a la gente a
reconocer su pecaminosidad, y a arrepentirse delante de Dios. ¡Sus pecados eran mayores
enemigos que los romanos! ¡Sus pecados los tenían más esclavizados que los invasores!

El arrepentimiento era “para perdón de pecados”; es decir, su meta era obtener el perdón de los
pecados. El verbo, ‘afiemi’, se usa en la LXX para traducir varios verbos en hebreo, que tienen
el sentido de ‘soltar’ o ‘liberar’. El ‘perdón’, entonces, implica ‘soltar’ a alguien de la culpa o
de la condenación del pecado.

8
Marcos usa el participio, que significa (literalmente), ‘predicando’.
9
Para mayores detalles acerca del ‘Reino de Dios’, ver Edersheim, op. cit., Libro II, cap. XI.
10
R. Brown, op. cit., p. 13.

11
La ley de Moisés solo ofrecía la purificación ceremonial de pecados cometidos; los sacrificios
de los animales no lograban el perdón completo de los pecados, porque no podían expiar el
pecado (ver Heb 10:1-4). El verdadero perdón de los pecados viene en el Nuevo Pacto,
introducido por Cristo, y anticipado en el bautismo de Juan.

¿Cuál era la relación entre el bautismo de Juan y el perdón de los pecados? No estamos
seguros. Lo que sí está claro es que el bautismo, por sí solo, no efectuaba el perdón de los
pecados. El perdón dependía de una verdadera actitud interna, de un quebrantamiento ante
Dios, de un reconocimiento de culpabilidad, y de una decisión seria de cambiar la forma de
vida. Por eso Juan exhortaba, “Haced frutos dignos de arrepentimiento” (Mat 3:8).

NOTA: Aunque Marcos no explica el propósito del arrepentimiento y el bautismo (a lo menos,


no en forma explícita), los otros evangelistas si lo hacen, indicando que el
arrepentimiento se debe a la próxima venida del Mesías, quien viene a juzgar al pueblo
de Dios (Mat 3:10-12; Lucas 3:7-9).

Verso 5

“Y salían a él toda la provincia de Judea, y todos los de Jerusalén…”

A pesar de que Juan desarrolló su ministerio en un lugar poco conveniente (en un ‘desierto’), y
anunció un mensaje poco atrayente (el arrepentimiento del pecado), el impacto de su ministerio
fue tremendo. El verbo, “salían” (imperfecto), indica una acción continua; día tras día, la
gente salía de Jerusalén y las zonas aledañas, para escuchar a Juan predicar, y ser bautizados por
él. Como un comentarista afirma, Juan vació las ciudades, y llenó el desierto. ¡Qué ministerio!

Las palabras, “toda” y “todos”, no deben ser tomadas literalmente; apunta, más bien, a toda
clase de gente – ‘pecadores’ y justos, fariseos y saduceos (Mat 3:7), ricos y pobres (Lucas 3:10),
soldados y ‘publicanos’ (Lucas 3:12, 14).

El historiador, Josefo, confirma esta descripción del ministerio de Juan. Él habla de muchas
personas que se congregaron para oír a Juan el Bautista, conmovidos tremendamente al
escuchar sus palabras (ver Antigüedades, XVIII. 118). Un comentarista afirma que hasta un
millón de personas podrían haber acudido a escuchar a Juan 11.

Marcos menciona Jerusalén y Judea. Mat 3:5 añade, “y toda la provincia de alrededor del
Jordán”. Sabemos que también vinieron de Galilea, porque algunos de los discípulos de Juan
eran del norte (Juan 1:40-41).

Luego de 400 años de silencio, la auténtica palabra profética se escucha de nuevo, y el pueblo
de Dios reconoce en Juan un verdadero siervo de Dios. No solo lo reconoce, sino que salen al
desierto para escucharle proclamar el mensaje de Dios.

“y eran bautizados por él en el río Jordán”

Como ya hemos notado, los judíos practicaban una suerte de ‘bautismo’ para los prosélitos,
cuando un gentil quería convertirse al judaísmo12. Sin embargo, nunca se habían bautizado
judíos, como Juan lo hacía. Ellos se consideraban hijos de Abraham, y por ende
automáticamente parte del reino de Dios. Según el concepto popular, ningún judío podía

11
Ver, The Fourfold Gospel.
12
Edersheim (op. cit.) describe esto, en al Apéndice XII, ‘Sobre el Bautismo de los Prosélitos’

12
‘perderse’, espiritualmente13. Sin embargo, Juan niega eso (ver Mat 3:8-9), y llama a toda la
nación a bautizarse, en señal de arrepentimiento.

“…confesando sus pecados”

Aunque el mismo acto de descender a las aguas del Jordán para ser bautizados constituía una
confesión implícita de su pecaminosidad, es probable que el bautismo fuera acompañado por
una confesión verbal de sus pecados.

El verbo que Marcos usa aquí (‘exomologeo’14) es una palabra compuesta. El verbo básico es
‘logeo’, que significa ‘hablar. El prefijo, ‘omo’, significa ‘junto’ (y la preposición, ‘ek’ es para
dar mayor énfasis al verbo). Por ende, la idea bíblica de ‘confesar’ algo es, ‘hablar junto con’
(es decir, ‘hablar la misma cosa que’) Dios; en este contexto lo que se estaba ‘confesando’ era la
pecaminosidad de las personas que venían a bautizarse.

El análisis de este verbo apunta a la esencia de la confesión del pecado. Implica ponernos de
acuerdo con Dios, y afirmar (juntamente con Él), que lo que Él dice acerca de nosotros es
verdad – somos pecadores (Rom 3:23). Por ende, al confesar nuestros pecados, no debemos
tratar de minimizarlos, o excusarnos, o poner pretextos. Lo que se requiere es simplemente
ponernos de acuerdo con Dios acerca de lo que Él dice de nosotros (comparar 1 Juan 1:8-10).

Verso 6

“Y Juan estaba vestido de pelo de camello”

Esta vestimenta sería bastante incómoda, dado a que los largos pelos de los camellos irritarían la
piel. ¿Por qué la usaba? En primer lugar, porque era la vestimenta de la gente pobre (Cristo
afirmó que Juan no se vestía de ropas espléndidas; Mat 11:8). En segundo lugar, porque parece
haber sido la insignia de un profeta (ver Zac 13:4). En tercer lugar, esta vestimenta apuntaba a
que Juan se consideraba el cumplimiento de la profecía de Mal 4:5, acerca de la venida del
profeta Elías antes de la llegada del Mesías (comparar la descripción de Elías, en 2 Rey 2:8).

¡Juan heredó tanto la pobreza material, como el poder y la autoridad espiritual de Elías!
Demasiados predicadores desean el poder espiritual, pero no la pobreza o sencillez de vida (que
frecuentemente es la condición para tener poder espiritual).

NOTA: El uso del verbo en el imperfecto (‘en’; “estaba vestido…”) apunta a una actividad
continua de Juan. ¡Su forma de vida era así!

“y tenía un cinto de cuero alrededor de sus lomos”

13
Por ejemplo, un escrito de los judíos presenta a Abraham sentado a la puerta de Gehena (el infierno),
para salvar a cualquier judío que corría el riesgo de ser consignado a ese lugar. Para mayores detalles
acerca de la excesiva fe que los judíos depositaban en ser hijos de Abraham, ver Edersheim, op. cit., Libro
II, cap. XI.
14
Es interesante notar que el verbo, ‘exomologeo’, se usa en el AT de glorificar a Dios (Josué 7:19). En
el NT este verbo se usa en el sentido de ‘alabar a Dios’, en Mat 11:25. El uso de este verbo en relación
con la palabra ‘pecado’ (‘jamartia’) se halla en la LXX solo en Dan 9:20.

13
Este cinto era para juntar la ropa, por la cintura, para dar mayor libertad al caminar, etc.
Normalmente, la gente usaba un cinturón adornado. Juan usó un simple cinturón de cuero.

“y comía langostas y miel silvestre”

Esta era la comida del desierto, y apunta a una vida de gran sencillez y pobreza. Las langostas
se comían secas o hervidas en agua salada (Barnes). Lev 11:2 permitía al judío comer
langostas.

La “miel silvestre” probablemente venía de panales que las abejas hacían entre las rocas, o en
algunos árboles del desierto.

Verso 7

“Y predicaba, diciendo…”

Esta parece ser la segunda etapa del ministerio de Juan. Primero predicó acerca del pecado, y la
necesidad de arrepentirse de ello (aceptando el bautismo como un símbolo de la limpieza
espiritual que se ansiaba tener). Luego, una vez que captó la atención del pueblo, y presintió
que el momento propicio había llegado, comenzó a predicar acerca de la venida del Mesías.
Aquí es interesante notar también Lucas 3:15-16, que indica que Juan comenzó a predicar con
mayor claridad acerca de la venida de Cristo cuando se dio cuenta que muchas personas
estaban pensando que él (Juan) era el Mesías.

El mensaje de Juan apunta a un énfasis escatológico. Su ministerio no era un fin en sí, sino el
medio para alcanzar un fin. El fin era la manifestación de Aquel que es más poderoso que él –
es decir, del Mesías. Para los judíos la manifestación del Mesías marcaba el tiempo del fin (el
‘esjaton’); comparar Heb 1:2.

“…Viene tras mí el que es más poderoso que yo…”

Según Juan 1:15, la superioridad de Cristo se debe a Su preexistencia; aunque debemos notar
que Juan 1:14 habla de la “gloria…del unigénito del Padre”, y el v.16 habla de la “plenitud” (de
Dios) en Cristo. Todas estas cosas son parte de la superioridad de Cristo sobre Juan.

“...a quien no soy digno15 de desatar encorvado la correa de su calzado”

Quitar las sandalias de los pies de alguien era considerado como el trabajo de un esclavo. La
tarea era vista como algo tan denigrante, que un siervo judío no estaba obligado a hacerlo
(Mekilta sobre Ex 21:2). Un rabino judío (Josué ben Levi) dijo, “todo los servicios que un
esclavo brinde a su amo, deben ser cumplidos por un discípulo a su maestro, con la excepción
de remover su calzado” (Cranfield, p. 48).

Solo Marcos habla de agacharse (“encorvado”) para quitar las sandalias de Cristo. Mat 3:11
habla de ‘llevar’ las sandalias, mientras que Lucas 3:16 habla de ‘desatar la correa’ de las
sandalias del Mesías. Obviamente cada evangelista complemente el relato de los otros.

15
La palabra que Marcos usa es ‘jikanos’, que conlleva la idea de ‘suficiente’ o ‘competente’ (ver 2 Cor
2:16; 3:5). Juan 1:27 emplea el término, ‘axios’, que significa ‘digno’ (ver Lucas 15:19).

14
Estas palabras apuntan a la tremenda humildad de Juan, ante un reconocimiento profundo y real
de la grandeza de Cristo. ¡Algo que nos hace mucha falta a los predicadores en estos tiempos!
Lo interesante es que aunque Juan realmente se consideraba indigno de desatar la correa de las
sandalias de Cristo, ¡terminó bautizándolo (Mat 3:13-15; Marcos 1:9)!

Verso 8

“Yo a la verdad os he bautizado con agua…”

Marcos usa el verbo en el aoristo (“os he bautizado”). Cranfield lo explica como un modismo
hebreo, en el cual el verbo perfecto se usa con el sentido de un verbo en tiempo presente, y
observa que los textos paralelos en Mateo y Lucas usan ‘baptizo’, que está en tiempo presente
(Mat 3:11; Lucas 3:16). Sin embargo, Swete afirma que el aoristo indica que la carrera de Juan,
como el bautista, había llegado a su fin. Ya cumplió con bautizar a la gente; lo que quedaba
ahora era solo la manifestación del que bautizaría con o en el Espíritu Santo.

“…pero él os bautizará con Espíritu Santo”

Muchos MSS omiten el artículo definido (‘el Espíritu Santo’); sin embargo, Cranfield afirma
que esto no es de gran importancia, y cita Mat 1:18; Lucas 1:15, 35; 2:25, como otros versos
donde se omite el artículo definido en el texto en griego, a pesar de que la referencia es al
Espíritu Santo.

Varias profecías del AT predicen el envío del Espíritu Santo en los últimos tiempos, en relación
con la llegada del Mesías (ver Joel 2:28s; Is 32:15; 44:3; Ezeq 36:25-27; 37:14; 39:29).

La frase, “con Espíritu Santo”, traduce la expresión en griego, ‘en pneumati jagio’. La
preposición, ‘en’, seguida por un sustantivo en el caso dativo (como ocurre aquí), indica la
esfera de una acción; por ende, la traducción de la RV, “con Espíritu Santo”, no es la mejor16
(para mayores detalles, ver el Apéndice, ‘El Bautismo en el Espíritu Santo’ (p.16-17).

NOTA: Mat 3:11 y Lucas 3:16 añaden las palabras, “…y fuego”. La forma de palabras de
Marcos se encuentra en Juan 1:33 y Lucas 1:5. En el contexto del ministerio de Juan, la
referencia a ‘fuego’ debe ser entendida en relación con juicio (ver Mat 3:10, 12; Lucas
3:9, 17). En el bautismo de Juan, el agua simbolizaba la purificación de los pecados; de
igual modo, en el bautismo de Cristo, el fuego simboliza la purificación de los pecados,
por obra del Espíritu Santo.

Hoy en día cada persona que bautiza está en la misma condición de Juan. Puede bautizar en
agua, pero depende de la obra de Cristo para el bautismo en Espíritu Santo. ¡Solo Cristo puede
conceder el Espíritu Santo!

III. HOMILETICA

TEMA “El Ministerio que Agrada a Dios”


16
Podemos notar que la NVI, aunque el texto dice “los bautizará con el Espíritu Santo”, ofrece una
traducción alternativa, ‘en el Espíritu Santo’ (en una nota al pie de página).

15
Juan el Bautista nos provee un buen modelo de la clase de ministerio que agrada a Dios.

¿Cuáles fueron las características del ministerio de Juan?

A la luz de Marcos 1:4-8, podemos señalar CUATRO características de un ministerio que


agrada a Dios.

1. Consagración (v.4a)

Juan se fue al desierto, para consagrarse a Dios, y a Su servicio. Juan no vivió una vida de
satisfacción personal, sino que se dedicó por completo al servicio de Dios, como un Nazareno.

2. Sacrificio (v.6)

En el desierto, Juan vivió una vida bastante austera. Servir a Dios implicó un gran sacrificio,
por parte de Juan. Sacrificó su dieta, su apariencia, su comodidad, etc. Pero por ello, fue
recompensando con el poder de lo alto.

3. Un Llamado al Arrepentimiento (v.4b)

Juan enfocó su mensaje sobre el problema del pecado, y la necesidad de arrepentirse de ello,
para obtener el perdón de los pecados. No escatimó sus palabras; denunció al pecado por
nombre (ver evangelios paralelos), y llamó a todos al arrepentimiento.

4. Apuntó a Cristo (v.7-8)

El anhelo ferviente de Juan era que la gente conociera a Cristo. En todo su ministerio, apuntó a
la venida de Cristo. Mencionó la excelencia de Su Persona (v.7), y la superioridad de Su
ministerio (v.8).

Conclusión

Cuando servimos en una manera que agrada a Dios, podemos esperar la bendición de Dios.
Esto fue lo que Juan halló (v.5). Dios lo usó grandemente, porque sirvió a Dios en forma
espiritual.

APÉNDICE: “El Bautismo en el Espíritu Santo”

Hay mucho debate acerca de esta frase, que se usa en relación con una posible segunda
experiencia del Espíritu Santo, frecuentemente relacionada con el don de lenguas. El propósito
de este Apéndice es analizar las frases bíblicas, y explorar su significado.

16
A continuación presentamos las frases en griego (con sus respectivas traducciones literales),
siguiendo el texto de Nestle Aland (26ava. Edición), que es reconocido por los estudiosos como
el más fidedigno de los textos del NT en griego.

MATEO 3:11

‘ego…baptizo en judati…autos…baptisei en pneumati jagio kai puri’


Yo… bautizo en agua… Él… bautizará en Espíritu Santo y fuego

MARCOS 1:8

‘ego ebaptisa ( )17 judati, autos…baptisei…(en)18 pneumati jagio’


Yo bauticé en o con agua, Él .... bautizará… en Espíritu Santo

LUCAS 3:16

‘ego… judati baptizo…autos…baptisei en pneumati jagio kai puri


Yo en o con agua bautizo, Él… bautizará en Espíritu Santo y fuego

JUAN 1:33

‘jo pempsas me baptizein en judati joutos estin jo baptizon en pneumati jagio’


El que me envió a bautizar en agua, este es el que bautiza en Espíritu Santo

HECHOS 1:5 (y 11:16)

‘ebaptisen judati… en pneumati baptisthesthe jagio’


(Juan) bautizó en o con agua… (ustedes) en Espíritu serán bautizados Santo

En cada evangelio, tanto la palabra ‘agua’ como ‘Espíritu Santo’, están en el caso dativo
(‘judati’, ‘pneumati jagio’). El dativo se usa en dos sentidos: locativo (se traduce, ‘en agua’;
‘en Espíritu Santo’) o instrumental (se traduce, ‘con agua’; ‘con Espíritu Santo’). Sin embargo,
cuando se usa la preposición, ‘en’ (que significa, ‘en’), el sustantivo que sigue se expresa en el
dativo, y el sentido siempre es locativo.

Aunque la RV (como la mayoría de las versiones de la Biblia en español) traduce estas frases,
‘con agua’ y ‘con Espíritu Santo’, habría que notar cuatro cosas:

1. En los evangelios y en Hechos, la frase que describe el ‘bautismo’ en relación con el Espíritu
Santo siempre lleva la preposición, ‘en’, seguida por ‘Espíritu Santo’ en el caso dativo. Esto
significa, que se debiera traducir, ‘bautizar en Espíritu Santo’.

2. En dos de los evangelios (Mateo y Juan), la frase que habla del ‘bautismo’ con agua, también
usa la construcción, ‘en’, seguida por el sustantivo en el caso dativo, que apunta al sentido
locativo; por ende, se debiera traducir, ‘bautizar en agua’.

17
Algunos MSS antiguos añaden la palabra ‘en’, pero Nestle Aland lo omite.
18
Algunos MSS antiguos omiten la palabra ‘en’, pero Nestle Aland lo incluye.

17
3. En dos de los evangelios (Marcos y Lucas), y en Hechos, cuando se habla del bautismo en
agua, no aparece la preposición, ‘en’; por ende, la construcción del sustantivo en el caso dativo
(‘judati’) podría ser traducido como locativo (‘en agua’) o instrumental (‘con agua’). Sin
embargo, la traducción, ‘en agua’, se hace más factible por la construcción de ‘en’ seguido por
‘judati’, en los otros evangelios (Mateo y Juan).

4. Si el verbo, ‘bautizar’, tiene el sentido de ‘sumergir’, y no simplemente, ‘lavar’ (ver Nota 6,


p. 10), entonces la frase tendría que ser traducida, ‘bautizar en agua’; por ende el paralelo sería
‘bautizar en Espíritu Santo’.

Finalmente, debemos notar que el agente del bautismo espiritual, no es el Espíritu Santo, sino
Cristo. En otras palabras, el ‘bautismo en Espíritu Santo’ no es uno efectuado por el Espíritu
Santo, sino por Cristo.

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