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“Comentario Analítico, Exegético y Homilético”

Marcos
Alex Donnelly

MARCOS 2:1-12

Por ser un texto extenso, no lo reproducimos aquí, para ahorrar espacio. Invitamos al lector a
tener su propia Biblia a la mano al hacer este estudio.

I. ANÁLISIS

Después de algunos días, el Señor llegó a la ciudad de Capernaum (v.1). Las noticias corrieron,
y pronto se juntó una gran cantidad de gente en la casa donde el Señor estaba (v.2). Faltaba
espacio, pero el Señor les predicó la Palabra. En eso, llegaron cuatro hombres, trayendo un
amigo paralítico (v.3). No pudiendo ingresar, subieron al techo, hicieron un hueco, y bajaron a
su amigo ante la presencia de Cristo (v.4). Jesús, viendo la fe de los amigos, se dirigió al
paralítico, diciendo: “Hijo, tus pecados te son perdonados” (v.5). Algunos escribas que estaban
presentes, se molestaron, considerando que estas palabras constituían una blasfemia, dado a que,
según ellos, solo Dios puede perdonar los pecados (v.6-7). Percibiendo sus pensamientos,
Cristo les preguntó qué era más fácil decir, ‘Tus pecados te son perdonados’ o ‘Levántate, toma
tu cama y anda’ (v.8-9). Luego, para comprobar que Él tenía poder para perdonar los pecados,
sanó al paralítico (v.10-11). Éste salió de la casa, dejando a todos los presentes asombrados, y
glorificando a Dios.

Introducción (v.1-2)

1. La Preocupación de los Amigos (v.3-4)

2. Las Palabras de Cristo (v.5)

3. El Pensamiento de los Escribas (v.6-7)

4. La Autoridad de Cristo (v.8-12)

Conclusión

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II. EXÉGESIS

En el primer capítulo, Marcos introdujo la persona de Cristo y Su ministerio. Sus milagros


causaron un gran impacto (ver Marcos 1:28, 32, 37 y 45). En la sección que sigue (Marcos 2:1
– 3:6), el evangelista narra una serie de incidentes que provocaron la hostilidad de las
autoridades (ver 2:6-7; 2:16; 2:18; 2:24; 3:2, 6), y sembró en ellos el deseo de destruir a Cristo
(Marcos 3:6). El texto que vamos a estudiar ahora es el primero de esos incidentes.

Verso 1

“Entró Jesús otra vez en Capernaum después de algunos días…”

La sanidad del leproso causó tanto impacto, que el Señor tuvo que permanecer fuera de las
ciudades por un tiempo (Marcos 1:45). Pero al parecer, las cosas ahora se habían tranquilizado
suficientemente para que el Señor pueda volver a la ciudad de Capernaum 1. Esta entrada a
Capernaum2 marcó el fin de su gira misionera por Galilea (Marcos 1:39).

“…y se oyó que estaba en casa”

Las noticias de la llegada de Cristo corrieron por la ciudad; estaba en el apogeo de Su


popularidad. Todos se enteraron – no solo Sus simpatizantes, sino también Sus enemigos.

La casa probablemente era la de Pedro (ver Marcos 1:29).

Verso 2

“E inmediatamente se juntaron muchos…”

Lucas nos informa que un buen grupo de estas personas eran Sus enemigos - “fariseos y
doctores de la ley, los cuales habían venido de todas las aldeas de Galilea, y de Judea y
Jerusalén” (Lucas 5:17). La presencia de ellos en la casa donde Cristo estaba enseñando apunta
a la importancia de Su ministerio, y al prestigio que le acompañaba en este tiempo. Si estos
grandes teólogos judíos, viajaron desde Jerusalén para escuchar a Cristo, es obvio que el Señor
era considerado una figura de gran importancia.

Edersheim hace una observación interesante. Estableciendo un orden cronológico de la vida de


Cristo, él afirma que el viaje a Jerusalén, descrito en Juan 5:1, ocurrió antes de este incidente en
Capernaum. Si eso es cierto, entonces la hostilidad de los líderes judíos hacia Cristo, por
hacerse igual a Dios (ver Juan 5:18), explicaría no solo la presencia de ellos ahora en
Capernaum, sino también la interpretación que dieron a las palabras de Cristo en el v.5 de este
pasaje, cuando pronunció el perdón de los pecados.

1
Mat 9:1 indica que el Señor llegó a Capernaum, por barco, cruzando el Mar de Galilea, habiendo
recientemente sanado al endemoniado gadareno. Sin embargo, Marcos coloca la liberación del gadareno
más adelante (Marcos 5).
2
La expresión, “otra vez”, podría tener referencia a Marcos 1:21.

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“…de manera que ya no cabían ni aun a la puerta…”

Algunos afirman que la puerta daba al patio de la casa, mientras que otros dicen que daba a la
calle. Quizá la puerta de la calle daba al patio interior, y todo el patio estaba lleno. Cristo
estaría en la casa, enseñando.

“…y les predicaba la palabra”

¡Qué buen ejemplo! Rodeado por las personas, el Señor aprovechó para predicarles 3 la Palabra
de Dios. ¡Aún a los fariseos y ‘doctores’ de la Ley! El verbo en griego está en el imperfecto,
que apunta a una acción continua – les estaba predicando la palabra. ¿Cuál sería esta palabra
(‘jo logos’)? Seguramente, concerniente al reino de Dios.

Lucas 5:17 añade un detalle importante: “y el poder del Señor estaba con él para sanar”. Esto
indica que el Señor no solo estaba predicando, ese día, sino también sanando a los enfermos.

Verso 3

“Entonces vinieron a él unos trayendo un paralítico, que era cargado por cuatro”

El hombre estaba paralizado. No podía moverse para nada. Felizmente, tuvo algunos amigos
que se preocuparon por él, suficientemente como para llevarlo a Cristo. ¡Qué buen modelo de
evangelismo personal!

Lo trajeron, cargándolo sobre una “lecho” (‘krabbatos’, v.4). El término que Mateo y Lucas
usan es ‘kline’, que simplemente significa ‘algo inclinado’ (Mat 9:2; Lucas 5:18) 4. Era una
suerte de colchón delgado, poco más que una frazada o colcha; algo suficientemente liviano,
como para que una sola persona pudiera cargarlo con tranquilidad (ver v.9). Quizá era un tipo
de catre.

Verso 4

“Y como no podían acercarse a él a causa de la multitud…”5

Ante la presencia de tanta gente, era imposible acercarse a Cristo. Frente a esta situación,
muchas personas habrían desistido de su intento de llevar el hombre a Cristo, o habrían
esperado hasta que la gente se vaya, o habrían decidido volver más tarde. Pero no estos
hombres; ellos insistieron en llevar a su amigo a Cristo, y estaban dispuestos a ir hasta las
últimas consecuencias. Para ellos, “era ahora o nunca” 6.

“…descubrieron el techo7 de donde estaba…”

3
Aunque notemos que el verbo en griego es ‘laleo’, que significa simplemente, ‘hablar’.
4
Los dos términos se usan juntos en Hch 5:15.
5
Lucas dice que “procuraban llevarle adentro y ponerle delante de él” (Lucas 5:18).
6
Un comentarista sugiere que quizá la condición del hombre era crítica, y que no solo estaba paralizado,
sino que su vida estaba en peligro. Aunque no hay evidencia de ello en el texto, queda como una
posibilidad.

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Lucas añade el detalle, “subieron encima de la casa” (Lucas 5:19), que obviamente está
implícito en el relato de Marcos. Los hombres habrán subido por la escalera de afuera, que
estaba pegada a la casa, y que conducía al techo. Esta era una característica de muchas de las
casas en Palestina.

Los techos de las casa en Palestina eran planos. Algunos afirman que este techo estaba
cubierto de tejas, y esto fue lo primero que tuvieron que sacar. El relato de Lucas parece
confirmar esto, porque dice, “y por el tejado le bajaron” (Lucas 5:19). Sin embargo, ver a
continuación.

“…y haciendo una abertura…”

El verbo en griego (‘exorusso’8) significa ‘cavar’ o ‘extraer’9 (la palabra “abertura” no está en
el texto original).

Es difícil saber cómo interpretar este relato. Algunos dicen que el Señor estaría hablando en el
patio, que estaba cubierta por un techo liviano (básicamente para dar sombra). Sin embargo, los
verbos que Marcos usa, parecen apuntar a un trabajo más arduo que simplemente levantar unas
tejas colocadas sobre madera. El hecho que tuvieron que cavar, parece indicar que el Señor
estaba dentro de la casa principal, y que por ende el “techo” era un material sólido, que consistía
de tejas, madera y tierra aplastada (una mezcla de lodo, paja, y hasta cenizas). Esto fue lo que
tuvieron que cavar. ¡Habrá causado bastante polvo y suciedad!

¡Qué habrá pensado Pedro de lo que estaban haciendo estos hombres (si era su casa)! Al
parecer, no pidieron permiso de nadie.

“…bajaron10 el lecho en que yacía el paralítico”

Lo que hicieron fue dramático, y seguramente causó tanta conmoción que el Señor tuvo que
dejar de hablar por un tiempo. La mirada de todos estaría puesta en las personas en el techo.

Verso 5

“Al ver Jesús la fe de ellos…”

Esta fe se manifestó en la labor que hicieron para traer su amigo a los pies de Cristo. Su fe no
se desmayó ante las dificultades que se presentaron. Como Santiago bien dijera, la verdadera fe
se manifiesta por las obras.

Este pasaje ha sido usado, tanto por la Iglesia Católica, como por algunos Protestantes 11, para
sustentar la práctica del bautismo de infantes, afirmando que Dios puede perdonar los pecados
de alguien (p.e. un bebé) por medio de la fe de terceras personas (p.e. sus padres o padrinos).
7
La expresión en griego es ‘apestegasan ten stegen’. El verbo principal es ‘apostegazo’, que es una
palabra compuesta. ‘apo’ significa ‘quitar’, mientras que ‘stegazo’ viene de la palabra ‘stege’, que
significa ‘techo’ (y es la palabra usada después del verbo). Por ende, podríamos traducir la frase,
‘quitaron el techo del techo’ (para dar el sentido literal del original). ‘Unroofed the roof’ (inglés).
8
El verbo ‘orusso’ significa ‘cavar’ (Mat 21:33; 25:18; Marcos 12:1).
9
En Gál 4:15, el verbo es traducido, ‘sacar’.
10
El mismo verbo es usado en Lucas 5:4 y 5 (de bajar redes de una barca), y en Hch 9:25 (de Pablo
siendo bajado de los muros de Damasco).
11
Juan Calvino, y otros representantes de la Iglesia Presbiteriana Reformada.

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Por ser un tema importante, lo trataremos en un apéndice, al final de este estudio (ver Apéndice
1).

Aunque Marcos apunta a la fe de los amigos, es obvio que el paralítico también tuvo fe, sino
Cristo no le hubiera perdonado sus pecados.

“…dijo al paralítico, Hijo, tus pecados te son perdonados”

NOTA: Antes de entrar en los detalles exegéticos, notemos esto. El Señor había estado
predicando la palabra de Dios (v.2); este siempre fue el énfasis en Su ministerio
(Marcos 1:38). El disturbio en el techo, interrumpió Su mensaje. Sin embargo, al
dirigirse al paralítico ahora, el Señor lo hizo en tal forma, que retomó Su enseñanza. En
otras palabras, la sanidad que viene a continuación resultó ser una suerte de parábola, y
si solo supiéramos lo que el Señor había estado enseñando, probablemente veríamos que
la forma en que sanó al paralítico (y las implicancias de ella, en cuanto al perdón de los
pecados) encajó muy bien con el mensaje que estaba predicando antes de la
interrupción. Esto se hace aun más factible, si tomamos en cuenta que Cristo sabía
todas las cosas, e indudablemente sabía que durante Su mensaje, iba a ser interrumpido
por este paralítico; por ende, pudo ir preparando el camino, para que la sanidad del
paralítico sea una hermosa ilustración y confirmación de lo que venía enseñando.

Al dirigirse al paralítico, Jesús lo llamó, “Hijo” (‘teknon’), posiblemente indicando que el


paralítico era joven. El uso de esta palabra apunta al cariño en el corazón de Cristo hacia este
hombre12. El relato en Mateo antecede esta palabra con la expresión, “Ten ánimo…” (Mat 9:2).
Esto indica el estado anímico de este joven – quizá un poco nervioso, un poco avergonzado por
la incomodidad que sus amigos causaron; quizá conciente de que su parálisis representaba el
juicio de Dios sobre algún pecado (o pecados) en su vida, y que esos pecados no permitirían
que sea sanado (que era la enseñanza de los rabinos). Aunque el texto no aclara las causas,
estas palabras del Señor indican que el joven estaba desanimado.

Ante un evento tan dramático, toda la gente estaría a la expectativa, para ver qué iba a decir
Cristo. Las palabras que pronunció sorprendieron a todos: “tus pecados te son13 perdonados”.
¿Por qué dijo eso? Sus amigos lo trajeron, esperando que Cristo lo sanara de su parálisis física.
Pero Cristo hizo más que esto; lo sanó de su ‘parálisis’ espiritual.

NOTA: Los amigos estaban preocupados por él, por su condición física; pero su condición
espiritual era mucho más grave. Hoy en día es importante notar esto, porque demasiado
énfasis se pone sobre problemas de salud, y no suficiente sobre el problema del pecado.

El Señor, quizá, pronunció el perdón de los pecados, porque, leyendo la mente del hombre
paralítico, reconoció su convicción de pecado, su arrepentimiento de las cosas que había hecho,
y su deseo de ser perdonado por Dios. Sin embargo, otros opinan que el Señor le habló así para
enseñarle cuál era su verdadero problema. Escuchemos lo que Calvino dice al respecto:

“Al parecer, Cristo promete al paralítico algo diferente de lo que había pedido. Sin
embargo, dado a que Él tuvo la intención de sanar su cuerpo, comenzó quitando la causa
de la enfermedad. Al mismo tiempo, le hizo recordar al paralítico cuál era el origen de
12
Aparte de este caso, solo encontramos un ejemplo del Señor usando esta palabra al dirigirse a otros
(Marcos 10:24). Sin embargo, es la palabra que José y María usaron de Cristo, cuando lo encontraron en
el templo, a los 12 años (Lucas 2:48). También es la palabra que el padre del hijo pródigo usó al
responder al hijo mayor (Lucas 15:31).
13
Es la voz pasiva. Aunque Marcos usa el tiempo presente, parece ser un caso de un presente con sentido
aoristo – ‘han sido perdonados (una vez para siempre)’.

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su parálisis, y la manera en que debiera ordenar sus oraciones. Como los hombres
generalmente no consideran que sus aflicciones son el castigo de Dios por sus pecados,
muchas veces simplemente desean que se les alivie el problema físico, y no muestran
preocupación alguna por sus pecados…Pero, cuando el dolor de la aflicción nos hace
recordar nuestro pecado, procuremos en primer lugar obtener el perdón de Dios, para
que, estando reconciliados con Dios, experimentemos el alivio de Su disciplina”.

Otra razón por la cual Cristo habló aquí del perdón de los pecados, probablemente fue porque
esta era una de las características del reino de Dios. En el AT hay varias profecías acerca de
la venida de este reino, y el nuevo pacto que lo iba a acompañar. Estas profecías hablan del
perdón de los pecados (Jer 31:34; Ezeq 36:25; Zac 13:1). Unos momentos antes de aparecer el
paralítico, el Señor estuvo predicando acerca del reino de Dios; quizá también estuvo sanando a
muchos (comparar Lucas 5:17b), evidenciando de esta manera el reino de Dios (ver Lucas 7:20-
22). Por lo tanto, aprovechó la presencia del paralítico para hablar del perdón de los pecados, y
así completar Su enseñanza acerca del reino de Dios.

La referencia al perdón de los pecados provoca una pregunta teológica. ¿Sobre qué base
perdonó el Señor los pecados del paralítico? Por ser un tema amplio, reservaremos la respuesta
a un apéndice (Apéndice 2).

Verso 6

“Estaban allí sentados algunos de los escribas…” (ver notas sobre el v.214)

“…los cuales cavilaban en sus corazones15”

El verbo en griego es ‘dialogizomai’, que significa ‘razonar en forma exhaustiva’; ‘dialogar


(consigo mismos)’16. Esto indica la actitud con la cual estos hombres escuchaban a Cristo. No
estaban allí simplemente para aprender17; estaban para analizar, evaluar, y (si era posible)
criticar. Así que, enseguida que Cristo dijo algo fuera de lo común y aceptable, comenzaron a
razonar en sus mentes, llegando a conclusiones muy negativas (como veremos a continuación).

Por un lado, estos hombres tenían toda la razón en hacerlo. Eran reconocidos como los líderes
espirituales de Israel, y vivían en tiempos en los cuales mucha gente salía con enseñanzas
‘disparadas’ (falsos mesías, etc). Por lo tanto, era necesario que los líderes espirituales analicen
nuevos maestros y rabinos. El problema estaba en la manera en que lo hicieron con Cristo –
con corazones y mentes cerradas. Por ejemplo, es interesante notar que Cristo aquí no dijo, “Yo
te perdono tus pecados”, sino “tus pecados te son perdonados”. Estas palabras podrían ser
tomadas como nada más que una pronunciación del perdón de los pecados, tal como algunos
profetas del AT lo hacían (p.e. 2 Sam 12:13). Estos líderes no las tomaron en ese sentido,
porque tenían una actitud sospechosa y hostil hacia Cristo, y no estaban dispuestos a considerar
la posibilidad de una interpretación favorable de Sus palabras.
Sin embargo, como veremos posteriormente, el Señor no los trata como hipócritas, sino se
digna de proveerles evidencia para que ellos puedan alcanzar una conclusión acertada. Aquí
vemos la paciencia del Señor, y Su amor para con Sus enemigos.

14
Lucas 5:21 menciona que los fariseos también participaron de esta crítica al Señor.
15
Una traducción más literal sería, ‘Habían allí algunos de los escribas, sentados y cavilando en sus
corazones’.
16
La NVI y la BDLA traduce, ‘pensar’ (aunque en el v.8, la NVI traduce ‘razonar’).
17
Aunque no debemos descartar la posibilidad que algunos de ellos estaban más ‘abiertos’ que otros para
aprender.

89
Verso 7

“¿Por qué habla éste así? Blasfemias dice18”

La palabra, “Blasfemias”, suena fuerte; en realidad, el término en griego (‘blasfemias’)


simplemente significa ‘hablar mal de’19. Sin embargo, en este contexto, en el cual los escribas
afirmaban que solo Dios podía perdonar los pecados, la acusación de los escribas era que el
Señor estaba ‘hablando mal’, porque se estaba atribuyendo a Sí mismo una prerrogativa
exclusiva de Dios.

“¿Quién puede perdonar pecados, sino sólo Dios?”

En un sentido, estos hombres tenían la razón. El AT indica que sólo Dios puede perdonar los
pecados (Ex 34:7; Dan 9:9; Miq 7:18). Lo que no tomaron en cuenta era que Cristo era Dios.
¡Esta posibilidad no pasó por sus mentes! O si pasó, la rechazaron inmediatamente.
Resistieron toda la evidencia que este hombre, Jesús de Nazaret, era un hombre fuera de lo
común, y tenía la marca de Dios en Él.

Sin embargo, el problema realmente no era que no creían que Jesús era Dios (¡es probable que
en ese momento ni los discípulos creían eso!); sino que guardaban una hostilidad hacia Cristo, y
no estaban dispuestos a aprender de Él. De todos modos, el Señor parece reconocer su
autoridad para juzgar tales casos, y se digna proveerles la evidencia necesaria para que ellos
puedan alcanzar una conclusión correcta acerca de Su Persona.

Verso 8

“Y conociendo luego Jesús en su espíritu que cavilaban de esta manera…”

El texto en griego usa la palabra, ‘eutheos’, que significa ‘inmediatamente’. El Señor percibió
en manera instantánea, lo que estaban pensando. ¿Cómo? El texto dice, “en su espíritu”.
Podría ser que las mismas miradas o gestos de estos hombres los traicionaron. O podría ser que
el Espíritu Santo le reveló al Señor lo que estaban pensando (comparar Juan 2:24-25).

“…les dijo, ¿Por qué caviláis así en vuestros corazones?”

En Mat 9:4, la pregunta es, “¿Por qué pensáis mal en vuestros corazones?”

Verso 9

“¿Qué es más fácil…”

18
En varios MSS antiguos, el texto dice, ‘¿Por qué habla este hombre así? Blasfema’.
19
Ver Tito 3:2, donde “difamen” es la traducción del verbo, ‘blasfemeo’. Ver también 2 Ped 2:2 y Judas
1:8.

90
Cuando los amigos colocaron al paralítico delante de Cristo, todos estaban a la expectativa de
que Él lo sanara. Al no pronunciar una palabra de sanidad, los líderes religiosos quizá pensaron
que el Señor tuvo miedo de intentar efectuar un milagro delante de sus ojos, por temor de fallar,
y que por ende pronunció el perdón de los pecados, porque siendo algo invisible, no podría ser
verificado por los demás.

Cristo reflexiona en voz alta delante de ellos, reconociendo que es mucho más difícil (en el
sentido, de ‘arriesgado’) pronunciar una palabra de sanidad, que absolver de pecado – por la
sencilla razón que la sanidad física se puede ver, mas no la sanidad espiritual. ‘Sin embargo’,
continúa el Señor (en v.10-11), ‘voy a pronunciar ahora lo difícil, para que cuando vean el
resultado de esas palabras, sabrán que también tengo poder para hacer lo que a ustedes les
parece más fácil’.

Verso 10

“Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre…”

La expresión, “Hijo del Hombre”, era la manera en que Cristo se refería a Sí mismo. Parece que
prefería usar este nombre, en vez de Mesías (a lo menos en público), porque era menos
peligroso, y no tan propenso a ser atacado. ¿En qué sentido? El título, ‘Mesías’, despertaría en
la mente popular, toda una serie de aspiraciones nacionalistas, con fuertes connotación políticas
y violentas en contra los romanos; mientras que, ‘Hijo del Hombre’ era mucho más neutral.

Sin embargo, el título ‘Hijo de Hombre’ apuntaba a la verdadera naturaleza de Cristo, para
aquellos quienes lo relacionarían con Dan 7:13 (ver Marcos 14:61-62) 20.

“…tiene potestad en la tierra para perdonar pecados…”

La palabra, “potestad”, es ‘exousia’. Esta palabra significa ‘autoridad’, más que simplemente
‘poder’. Esta ‘autoridad’ consiste no solo en declarar que los pecados han sido perdonados
(cosa que los seres humanos pueden hacer, bajo la dirección de Dios), sino en realmente
perdonar los pecados.

Los líderes religiosos no contestaron esta pregunta. Al parecer, Cristo no les dio la oportunidad
de hacerlo (en cuyo caso, sería una pregunta retórica), porque inmediatamente procedió a hablar
al paralítico (“dijo al paralítico”).

Verso 11

“A ti te digo…”

Hasta este momento (y a partir del v.8), el Señor estaba conversando con los líderes religiosos.
Por fin, el Señor dirige Su mirada nuevamente al paralítico (quien quizá se sintió un poco
incómodo de estar en medio de todo un debate teológico, un poco tenso), y le dice,
enfáticamente: “A ti te digo…”

“Levántate, toma tu lecho, y vete a tu casa”

Podemos notar que estas palabras son muy parecidas a las que Cristo habló al paralítico de
Betesda, en Juan 5:8.

20
Ver también Salmo 80:17.

91
Es interesante notar que Cristo no pronunció palabras explícitas, ordenando o declarando su
sanidad física; simplemente le dijo que se levantara. Sin embargo, el hecho de poder alzar su
lecho, e irse a casa (sin ayuda), evidenciaría la realidad de la sanidad que Cristo había efectuado
sin mayores alardes.

Verso 12

“Entonces él se levantó en seguida, y tomando su lecho, salió delante de todos…”

Notemos que, tanto la sanidad, como la obediencia del hombre, fueron instantáneas. La sanidad
física, le permitió volver a caminar físicamente; se espera que la sanidad espiritual (el perdón de
los pecados) le haya ayudado a ‘caminar’ espiritualmente, en los caminos de Dios.

Como alguien bien ha comentado, la sanidad física era evidencia (en este caso) del perdón de
los pecados, porque Cristo no podía haber sanado al hombre, sin haber previamente quitado la
causa de la enfermedad (que era el pecado).

“…de manera que todos se asombraron, y glorificaron a Dios…”

El impacto del milagro fue grande; la gente quedó maravillada. Pero, es muy probable que solo
quedaron maravillados por la sanidad física. Uno se pregunta, ¿cuántos de ellos habrán
reflexionado sobre lo que Cristo dijo en v.8-10, y se habrán ido a la casa, asombrados de
considerar que Cristo realmente era un ser divino (además de ser un hombre)? A la luz de lo
que leemos en Mat 9:8 (“Dios, que había dado tal potestad a los hombres”), parece que muy
pocos.

Lamentablemente, no leemos que creyeron, y pusieron su fe en Cristo. Debemos aprender que


aunque milagros impresionan, no producen fe; eso lo hace Dios por medio de Su palabra (Rom
10:17).

III. HOMILÉTICA

Aunque esta porción de la Escritura se podría predicar en un solo mensaje, para sacar mayor
provecho del texto, proponemos dividir el pasaje en dos, y ofrecer dos bosquejos homiléticos.

TEMA 1: “Llevando un Amigo a Cristo” (v.1-5)

Introducción

92
Nuestra tarea como creyentes es llevar personas a los pies de Cristo, para que Él los pueda
salvar. ¿Cómo lo hacemos? En Marcos 2:1-5 tenemos un ejemplo de cuatro hombres que
trajeron un amigo a Cristo. En este pasaje podemos ver tres requisitos fundamentales, para
llevar a una persona a Cristo.

1. Un Entendimiento de Su Necesidad

Los cuatro amigos sabían que el hombre estaba paralizado. Sabían:

i. Que el hombre no podía hacer nada para ayudarse a sí mismo – estaba paralizado.
¡Así es todo pecador! No puede hacer nada para salvarse.

ii. Que su situación era tan crítica que nadie más le podía ayudar (ningún médico,
curandero, sacerdote, etc.). ¡Así es con todo pecador! Nadie puede ayudarle
resolver su problema fundamental.

iii. Que la única solución era llevarlo a Cristo.


¡Cristo es la única esperanza para todo pecador!

2. Una Determinación de Ayudar

Analizar la condición del pecador es una cosa; pero eso en sí no lo va a salvar. Para llevar
alguien a Cristo, tiene que haber una determinación de hacerlo. Estos hombres determinaron
llevar su amigo a Cristo.

i. Tuvieron que establecer un plan de acción (cuándo reunirse, cómo llevarlo, cuántas
personas eran necesarias para cargarlo, etc.).
Para llevar a alguien a Cristo, también hay que pensar cómo hacerlo.

ii. Tuvieron que resistir el desaliento. Cuando llegaron a la casa estaba llena; no
podían acercarse. Qué fácil desanimarse, y volver a casa con su amigo. Pero estos
hombres resistieron el desaliento.
También, cuando intentamos llevar personas a Cristo, vamos a encontrar
dificultades y obstáculos. ¡Hay que perseverar!

iii. Tuvieron que hacer un mayor esfuerzo (subiendo al techo, sacando las tejas,
cavando por el techo, bajando a su amigo). ¡Realmente fue algo insólito!
A veces, para llevar a alguien a Cristo hay que hacer un gran esfuerzo. Dios nos
puede dar creatividad (¡santificada!) para ver cómo llevar alguien a Cristo.

iv. Tuvieron que incomodar a muchas personas. Al hacer el hueco en el techo,


incomodaron al dueño de la casa; incomodaron a los que estaban escuchando abajo;
etc.
A veces, para llevar alguien a Cristo, hay que causar cierta incomodidad a terceras
personas.

3. Una Confianza en Cristo

Lo que motivó tanto a estos hombres era que confiaban en Cristo (v.5).

93
i. Confiaban que Cristo tenía el poder para sanar a su amigo (Lucas 5:17b).
Tenemos que creer que Cristo puede salvar a alguien; sino, no tendremos la
motivación de llevarle a Cristo.

ii. Confiaban que Cristo iba a querer sanar a su amigo.


Tenemos que creer que Cristo desea salvar a alguien.

Conclusión

¿Tenemos compasión por nuestros amigos inconversos?


¿Entendemos la terrible condición en la cual están, sin Cristo?
¿Estamos dispuestos a hacer un esfuerzo para llevar a nuestros amigos a Cristo?
¿Confiamos que Cristo puede y quiere salvarlos?

¿Por qué, entonces, no hacemos algo al respecto?

TEMA 2: “La Enfermedad del Alma” (v.5-12)

Introducción

Hoy en día se escucha de ‘enfermedades del alma’ o ‘heridas del alma’. Sabemos que estas
cosas son serias, porque nos afectan en diferentes maneras. En Marcos 2:5-12 tenemos el
ejemplo de un hombre que tenía una ‘herida’ profunda en el alma, pero cuya herida fue sanada.
Usemos este pasaje para aprender tres cosas importantes:

1. El Alma Está Enfermo

Hay diferentes explicaciones de por qué el mundo está en la condición en la cual se encuentra
(violencia, tristeza, problemas familiares, etc.). ¡Los expertos no se ponen de acuerdo!

Aquí tenemos un hombre enfermo – está paralizado. Al parecer, este es simplemente un


problema físico. Sin embargo, la manera en que Cristo lo trata (v.5), indica que el problema no
radicaba simplemente en el cuerpo, sino en el alma.

Las manifestaciones de la enfermedad del alma son múltiples…

2. La Enfermad del Alma es Espiritual

Psicólogos reconocen que el alma está enferma, pero lo explican en diferentes maneras…
A veces una persona puede terminar paralizada, por una fuerte impresión emocional, o algún
problema psicológico.

Como creyentes, reconocemos el valor de la psicología. Sin embargo, es interesante notar que
Cristo no trató a este hombre simplemente como un caso psicológico. Más bien, identificó el
problema como lago espiritual – específicamente el pecado.

¿Qué es el pecado…?

94
3. Cristo Puede Sanar el Alma

Si entendemos que el problema fundamental del ser humano es el pecado, y que el pecado ha
afectado profundamente el alma, entonces la pregunta que surge es, ¿hay alguna solución?

Los amigos de este hombre lo llevaron a Cristo. Cristo identificó la raíz del problema – el
pecado. Pero no se limitó a eso; procedió a perdonarle sus pecados. Eso produjo una reacción
hostil, por parte de los líderes religiosos. Cristo se acomodó a ellos, y para enseñarles que Él
tenía la autoridad para perdonar al hombre su pecado, sanó al paralítico (evidenciando así, la
realidad del perdón de sus pecados).

Conclusión

¿Tienes alguna enfermedad del alma?


¿Será que esa enfermedad se debe al pecado?

Ven a Cristo, para que Él te perdone tus pecados, y sane tu enfermedad.

APÉNDICES

APENDICE 1: “El Valor de la Fe de Otros”


Aunque la Biblia pone el énfasis sobre la fe personal, como la base de la salvación (p.e. Rom
9:8-11), algunos grupos han enseñado que la fe de otros puede ser suficiente para obtener la
salvación. Uno de estos grupos es la Iglesia Católica, que enfatiza el valor de la fe de terceras
personas en el contexto del bautismo de infantes.

Esta doctrina parece basarse en la enseñanza de San Agustín, quien afirmó que en el caso del
bautismo de los infantes, la fe de los padres sustituye la fe del bebe 21. Él llamó esta fe, ‘fides
aliena’ (= ‘la fe de otro’) 22.

Notemos lo que ‘El Sacramento del Bautismo’ afirma, en cuanto al papel de la fe en el bautismo
de infantes:

“Tiene también la fe del bautizado un gran valor, ya


que el fruto de la Gracia bautismal depende precisamente
de la fe y de la actuación del bautizado. Si la fe es
necesaria en todos los sacramentos, lo es más
especialmente en cuanto al bautismo, pues éste es el
primero y el acceso a los demás sacramentos;  es el
21
San Agustin, “De Libero Arbitrio” (III, 23,67); citado en ‘El Sacramento del Bautismo’
(http://www.esteologia.com/newpage273.htm).
22
The Biblical Doctrine of Initiation, R. E. O. White (Londres: Hodder and Stoughton, 1960), p. 370-371.

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sacramento en el que se manifiesta la fe no de una persona,
sino de toda la Iglesia”23.

Notemos la contradicción interna en estas palabras. Aunque el documento primero afirma la


importancia de la fe de la persona siendo bautizada, termina diciendo que la fe que hace eficaz
el bautismo no es la fe “de una persona, sino de toda la Iglesia”.

Aunque los grandes Reformadores Protestantes rechazaron el concepto de ‘fides aliena’, tal
como lo promulgaba la Iglesia Católica, Lutero y Calvino continuaron la práctica del bautismo
de infantes. Fue cuando Zwinglio cuestionó esta práctica, y afirmó que el único bautismo
válido era el de adultos (o a lo menos, el de personas que podían ejercer una fe personal en
Cristo), que se desató una gran polémica entre los Protestantes. En esta polémica acerca del
bautismo, el gran tema de debate fue el papel de la fe personal. En su deseo de sostener la
centralidad de la Palabra de Dios24, Lutero y Calvino basaron la eficacia del bautismo en la
palabra de promesa (Marcos 16:16), más que en la fe de la persona (o aun de terceras personas).

Sin embargo, es interesante notar como una postura teológica, conlleva implicancias en la
interpretación de la Biblia. Por ejemplo, Juan Calvino, comentando sobre la fe de los amigos
que trajeron el paralítico a Cristo para ser sanado, afirma lo siguiente:

“Ahora, dado a que Cristo concedió el favor al paralítico sobre la base de la fe


de sus amigos, la pregunta surge acerca de la posibilidad de que personas puedan
beneficiarse de la fe de otros. En primer lugar, es cierto que la fe de Abraham
fue de gran valor para sus descendientes, cuando él aceptó el pacto que Dios le
ofreció a él y a sus descendientes. Debemos aceptar lo mismo en cuanto a todos
los creyentes, cuando, por medio de su fe, la gracia de Dios es extendida a sus hijos,
y a los hijos de sus hijos, aun antes que hayan nacido. Lo mismo ocurre en niños
quienes no tienen suficiente edad para tener una fe personal. Por otro lado, en
cuanto a los adultos, que no tienen fe propia (sean extraños o familiares), la fe de
otros no puede tener más que una influencia indirecta en promover la salvación
eterna de sus almas. Tal como las oraciones, por medio de las cuales pedimos a
Dios que toque el corazón de los incrédulos para que se arrepientan, no son sin
algún beneficio, nuestra fe es de tal ayuda para ellos, que ellos no alcanzan la
salvación hasta que hayan sido hechos partícipes de la misma fe que nosotros,
en respuesta a nuestras oraciones”.

Hoy en día, la Iglesia Reformada, la Iglesia Anglicana, y la Iglesia Luterana continúan


sosteniendo esta enseñanza, juntamente con la práctica del bautismo de bebés. Por ejemplo, en
sus discursos sobre doctrina, al tratar el tema del papel de la fe en el bautismo de los infantes, A.
A. Hodge afirmó, “La fe presente es la fe de los padres y de la Iglesia, mientras que el
beneficiario pasivo es el infante mismo”25.

Un grupo que ha llevado esta enseñanza a un extremo radical es la Iglesia de los Santos de los
Últimos Días (mejor conocida como los Mormones). Ellos practican el bautismo de los
muertos, y cada año bautizan una cantidad fenomenal de difuntos (incluyendo Judíos, Católicos
y Evangélicos). La base de esta práctica es que la fe de la persona que efectúa el bautismo (que
consiste en sumergir un papel, con el nombre de persona siendo bautizada) es suficiente para
hacer eficaz ese rito.

23
Tomado de, ‘El Sacramento del Bautismo’ (http://www.esteologia.com/newpage273.htm). Énfasis
mío.
24
Aunque en parte fueron indudablemente afectados por el deseo de sostener la práctica del bautismo de
infantes, dado a que reformar tal bautismo les parecía insostenible.
25
Evangelical Theology, A. A. Hodge (Edinburgo: Banner of Truth Trust, 1890, 1990), p. 336-337.

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Fueron los Reformadores Radicales, específicamente los llamados ‘Anabaptistas’26, quienes
negaron rotundamente el valor de la fe de otros para lograr la salvación, y colocaron el énfasis
fuertemente sobre la centralidad de la fe del individuo. A lo largo de los años, el grueso de
Evangélicos traza su línea de los anabaptistas, y sostienen la doctrina que la fe que salva es la fe
del individuo.

Conclusión

Es indudable que la fe de otros es a veces de gran valor. Es sobre la base de eso, que podemos
orar por la sanidad de alguien, o por la protección de alguien, etc. (muchos de los milagros de
Cristo fueron hechos sobre la base de la fe de terceras personas – ver Juan 4:50; Lucas 7:9-10;
etc.). Sin embargo, en el asunto de la salvación personal, hay que afirmar que se requiere tener
una fe personal. Por más que yo tenga fe que Dios pueda salvar a un familiar o amigo, esa
persona no se salvará sin ejercer fe personalmente. Mi fe puede ser útil (por medio de la
oración), para lograr que Dios conceda fe a otra persona; pero al fin y al cabo, no puedo salvar a
otro por mi fe personal. ¡Cada boleto al cielo es personalizado e intransferible!

APENDICE 2: “El Perdón de los Pecados en el Tiempo de Cristo”


El pecado es el problema principal del hombre, porque lo separa de Dios, y lo coloca bajo la
condenación de Dios. Por ende, la urgente necesidad del hombre es ser perdonado. En el AT,
Dios estableció la manera en que el hombre podría obtener el perdón de los pecados – era por
medio de los sacrificios establecidos por la ley de Moisés (Lev 4:2ss). Aunque el libro de
Hebreos indica que estos sacrificios no podían quitar el pecado (Heb 10:4), de todos modos eran
la manera establecida por Dios para ser purificados del pecado (Heb 9:13). En el tiempo de
Cristo, a lo menos hasta Su muerte en la cruz, el pueblo de Israel estaba bajo la ley. Por ende,
cuando un judío pecaba, su deber era ir al templo, y ofrecer un sacrificio por sus pecados.

Cristo afirmó que no vino para anular la ley, sino para cumplirla (Mat 5:17). Por ende,
constantemente lo vemos apelando a la ley, y animando a la gente a vivir de acuerdo a la ley de
Dios. Por ejemplo, cuando sanó al leproso, le ordenó específicamente que vaya al templo y
haga el sacrificio reglamentario (Marcos 1:44).

A la luz de esto, dos preguntas surgen. La primera es, ¿por qué el Señor no ordenó a este
paralítico a ir al templo, y ofrecer un sacrificio por el pecado? ¿Por qué lo perdonó
directamente, aparentemente pasando completamente por alto el sistema de sacrificios,
establecido en el AT, y aún vigente en Su tiempo? Al enfrentar esta pregunta, recordemos otro
gran siervo de Dios que también pasó por alto (aparentemente) la ley de Dios, y proclamó una
nueva forma de recibir el perdón de los pecados – Juan el Bautista. Él llamó a la gente, no a ir
al templo, para obtener el perdón de los pecados por medio de los sacrificios, sino venir a las
aguas del Jordán, y recibir el perdón de los pecados por medio del bautismo (ver Marcos 1:4;
Mat 3:6).

Esta primera pregunta resalta la interrogante acerca de la actitud, tanto de Juan el Bautista,
como de Cristo mismo, hacia el templo, y el valor de los sacrificios que se hacían en el templo
en ese tiempo. Algunos sostienen que ambos cuestionaban la validez del culto en el templo, por

26
Este nombre viene de un término que significa ‘volver a bautizar’. El nombre se dio, por la práctica de
estos grupos (liderados por Zwinglio y otros), de volver a bautizar a todo creyente que había sido
bautizado como bebé, argumentando que ese primer bautismo no era válido, por la ausencia de fe
personal.

97
la corrupción espiritual de los sacerdotes y los demás líderes de la nación. El problema con esa
explicación es que Marcos 1:44 parece contradecirlo.

Otros afirman que la práctica de Juan, y la enseñanza del Señor (implícita, en textos como
Marcos 2:5), era que un nuevo día había llegado. El reino de Dios se acercaba, y dentro de ese
reino, el perdón de los pecados se efectuaría en forma diferente de lo establecido por Moisés. El
problema con esta explicación es que, hasta la muerte de Cristo en la cruz, el camino a la
presencia de Dios todavía no se había abierto; así que el sistema de sacrificios aun era vigente.

Por ende, la pregunta queda sobre el tapete. Una respuesta es reconocer que, tanto aquí, como
en Lucas 7:48 (que son los únicos dos pasajes en los cuales Cristo pronunció directamente el
perdón de los pecados), el Señor estaba actuando en forma excepcional. Por lo general, el
criterio de Cristo seguramente era que las personas deberían ir al templo para ofrecer los
sacrificios por los pecados. Sin embargo, en estos dos casos actuó en forma excepcional,
porque quería establecer una enseñanza particular. En el caso del paralítico, el Señor quería
manifestar a las autoridades espirituales presentes quién Él era – que era el Hijo de Dios, en
carne. Lo hizo, pronunciando primero el perdón de los pecados, para provocar en ellos la
pregunta que hicieron (que solo Dios podía perdonar los pecados, así que, ¿quién se creía Él?);
y luego, efectuando la sanidad, para verificar que en realidad Él era el Hijo de Dios (ver Sus
palabras en v.10)27.

La segunda pregunta tiene que ver con la base sobre la cual Cristo perdonó los pecados de
este hombre. Heb 9:22 afirma categóricamente, “y sin derramamiento de sangre no se hace
remisión (de pecado)”. Pero Cristo aun no había muerto; Su sangre no se había derramado
todavía para el perdón de los pecados. Como acabamos de mencionar, el camino a la presencia
de Dios no se había abierto aún; eso recién se dio, cuando Cristo murió en la cruz, y el velo del
templo se partió en dos (ver la descripción de esto, en Mat 27:50-51, y la explicación de ello, en
Heb 9:6-8 y 10:19-22).

El Señor proclamó el perdón de los pecados, no simplemente sobre la base de Su autoridad


divina, sino en anticipación de Su muerte redentora. Este hombre experimentó el perdón de
los pecados sobre la misma base que todos los creyentes del Antiguo Testamento – la muerte
expiatoria de Cristo, aceptada por fe anticipadamente (aunque no siempre, con pleno
entendimiento de todos los detalles acerca de esta muerte).

27
En Lucas 7:48 la explicación es diferente. Allí Cristo pronunció directamente el perdón de los pecados,
para el beneficio de la mujer - en reconocimiento de la grandeza de su amor, en agradecimiento por el
acto que acababa de hacer, y en recompensa por el maltrato psicológico que había recibido (quizá
silenciosamente, pero de todos modos claramente palpable por ella) de la gente presente, y reflejada en el
v.39.

98

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