Domingo 15 de Diciembre del 2013 Ps. Fernando Hidalgo R.
SERIE: AHORA QUE SOY CRISTIANO ¿QUÉ? IACYM Los Olivos
DEBO VIVIR ADORANDO A DIOS
Pasaje: Salmos 95: 1 - 7 INTRODUCCIÓN Buenos días. Terminamos nuestra serie AHORA QUE SOY CRISTIANO ¿QUÉ? Debo comenzar a ADORAR A DIOS. La prioridad número uno de los hijos de Dios es la adoración a su Padre Celestial. El Salmista dice:“Venid, adoremos y postrémonos; arrodillémonos delante de Jehová nuestro hacedor. Porque El es nuestro Dios; nosotros el pueblo de su prado y ovejas de su mano” (Sal. 95: 6 – 7). Pero para muchas personas, la adoración es sinónimo de música. Muchos dicen: “En la iglesia primero comenzamos con adoración y luego tenemos la meditación”. Esto está mal dicho, porque todas las partes del culto deben ser un acto de adoración a Dios: la oración, la lectura bíblica, las canciones, el tiempo de ofrendas, la predicación, el bautismo, la Santa Cena, la consejería, incluso el saludarse. En realidad, el origen de la adoración es anterior a la música. Adán adoraba en el Edén, pero la música se menciona por primera vez en Génesis 4: 21, con el nacimiento de Jubal. Si la adoración fuera sólo música, los sordos no podrían adorar. Pero otras veces, la palabra “adoración” se utiliza para referirse a un estilo de música en particular. Decimos: “Primero cantamos canciones de Alabanza y luego canciones de adoración”. De acuerdo con esto si la canción es movida es de alabanza y si es lenta es de adoración. Pero la adoración no tiene nada que ver con el estilo o el volumen o el ritmo de la canción. Dios ama todos los estilos porque El los inventó: movidos, rápidos, lentos, suaves. Si cuando le cantamos lo hacemos en espíritu y en verdad, eso es un acto de adoración. Cuantos cristianos pelean por el estilo de música, si es bíblico o no bíblico para la adoración. Pero ¡no existe un estilo bíblico! En la Biblia no hay notas musicales; ni siquiera tenemos los instrumentos que se usaban en los tiempos bíblicos. Nuestro estilo de música preferida dice más de nosotros (de nuestra cultura, entorno social y personalidad) que de Dios. Lo que para uno puede ser música para otros puede ser ruido. Pero a Dios le gusta la variedad y disfruta todos los estilos. La música “cristiana” no existe como tal: sólo hay música con letra cristiana. Lo que convierte una canción en sagrada son las palabras, no la melodía. No hay melodías espirituales. Si tocaras una canción sin palabras, no habría manera de reconocerla como “cristiana”. Pero hay otra forma errónea de entender la adoración: como si fuera para beneficio propio. Muchos dicen: “Hoy me encantó la adoración. Canté mucho y me sirvió de mucho”. Pero la adoración no es para nuestro beneficio. Adoramos para beneficio de Dios. Cuando adoramos, nuestro objetivo es complacer a Dios, no es complacernos a nosotros mismos. Si alguna vez dijiste: “Hoy no recibí nada de la adoración” adoraste con una motivación equivocada. La adoración no es para ti. Es para Dios. Por ello es importante que entendamos qué es la adoración. Déjame responder 3 preguntas esta mañana sobre la adoración: 1. ¿POR QUÉ ES PRECISO QUE ADOREMOS A DIOS? 1.1 Porque Dios es adorable: El hecho de que nuestro Dios es hermoso, es santo, es amor, es omnisciente, es omnipresente, es omnipotente, es sublime, es misericordioso, es majestuoso, es creador de todo lo que hay sea en el cielo como en la tierra y que nos haya salvado, lo hace un ser adorable. Quien no admira lo bello y hermoso. Pues nuestro Dios es bello y hermoso. Además, nos dice la Biblia: “Porque Jehová es Dios grande, y Rey grande sobre todos los dioses” (Sal. 95: 3). Dios es adorable. 1.2 Porque nuestro ser clama por adorar: No hay hombre, no hay mujer que no tenga el impulso de adorar. El hombre por naturaleza es adorador. Lo cual no quiere decir que todo ser humano sea un verdadero adorador. Pero el hombre en su propio ser tiene una necesidad de adorar. De la misma manera que tiene la necesidad de comer y beber. ¿Por qué? Por su propia procedencia. El hombre viene de un Ser Supremo, que lo creó, que le dio vida y su naturaleza lo impulsa a adorar a ese ser supremo. Somos producto de Dios y esto nos impulsa a buscar adorarle. El problema radica en que el hombre no tiene a Cristo en su corazón y no llega a adorar a Dios. A consecuencia de que el pecado ha hecho que no sepa su origen, que no sepa que hace acá y a dónde va. Entonces pierde el objeto de su adoración, y adora una madera, un yeso, un animal, a los astros y hoy se adora a sí mismo y hasta adora a Satanás. Pero aquel que se ha encontrado con Cristo puede decir: “Dios, Dios mío eres tú; de madrugada te buscaré; mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela…” (Sal. 63: 1). Su ser clama por una adoración a Dios. Al único ser adorable. 2. ¿QUÉ ES ADORAR O ALABAR A DIOS? Una de las mejores formas de definir la adoración es estudiando las palabras bíblicas claves que se usan para traducir “alabanza” y “adoración”. Para la palabra ALABAR están las palabras hebreas HALAL, TEHILLAH y YADAH que casi tienen el mismo significado: “admirar o exaltar o declarar la superioridad de alguien”. El salmista decía: “Porque ¿quién en los cielos se igualará a Jehová?” (Sal. 89: 6). Está también la palabra hebrea TODAH que significa “reconocer” y se traduce algunas veces como “acción de gracias” como en el Salmos 100. En el N. T. está la palabra griega AINEO que significa “declarar la superioridad de Dios y la grandeza de su carácter y de sus obras y declararlo produce alegría”. En Lucas leemos: “Cuando llegaban ya cerca de la bajanda del monte de los Olivos, toda la multitud de los discípulos, gozándose, comenzó a alabar a Dios a grandes voces por todas las maravillas que habían visto” (Lc. 19: 37). Para la palabra ADORACIÓN está la palabra hebrea SHACHAH que significa “rendición”, “reverencia”. David decía: “Me postraré hacia tú santo templo…” (Sal. 138: 2). David ve la superioridad de Dios y se postra delante de El. La otra palabra hebrea para adoración es ABAD que significa “servicio”. En Números 3: 7-8 se manda a los levitas servir a los sacerdotes como resultado de que pertenecían a Dios. Los levitas debían adorar a Dios sirviéndole en el Tabernáculo. Esto nos muestra que el servicio es un acto de adoración a Dios. En el N.T. la palabra griega para adoración es PROKUSNEO que significa “besar la mano o el suelo”. En Mateo 8: 2 el leproso se postra ante Jesús respondiendo a su superioridad. La otra palabra griega para adoración es LATREUO que significa “servicio” humilde en respuesta a la grandeza de Dios. Note bien por donde nos están llevando todas estas palabras: exaltar la superioridad de alguien, reverencia, postrarse, regocijo, humildad, servicio, sometimiento. ¿Qué es adorar? Un siervo de Dios decía: “Es reconocer a Dios en su grandeza, en su majestuosidad, en toda su gloria, es reconocer a Dios en todo lo que El es y deleitarse en El, con todo lo que uno es” Otro siervo de Dios dice: “La adoración es una respuesta humilde de amor ante la grandeza de Dios al observar su carácter y obras. Como tal, la adoración propicia una transformación del corazón que conduce a prestar un mejor servicio a Dios” No hay persona que Adore o Alabe a Dios que no vea transformada su vida. Presta un mejor servicio a Dios. Porque ha entendido la grandeza de ese Dios a quien sirve. Recuerdas al profeta Isaías. El pudo decir: “Heme aquí, envíame a mí” (Is. 6: 8) ¿Por qué? Porque había experimentado todo un tiempo de adoración a Dios. Cuando nosotros adoramos nuestro ministerio cambia. 3. ¿CÓMO DEBEMOS ADORAR A DIOS? 3.1 La adoración debe ser TEOCÉNTRICA: El objetivo principal de la adoración es Dios. El Salmo 95 nos invita a esto: “Venid, aclamemos alegremente a Jehová…Venid, adoremos y postrémonos; arrodillémonos delante de Jehová nuestro hacedor…” (Sal. 95: 1 y 6). Usted no viene al culto para gratificarse a si mismo, usted viene a encontrarse con Dios para adorarle. Usted no viene a disfrutar de la alabanza, usted viene a que Dios se agrade de su alabanza y adoración. Si nos gozamos adorando es porque le exaltamos a El. 3.2 La adoración debe ser en “espíritu y en verdad”: A veces nosotros pensamos que la adoración es un asunto de FORMAS, un asunto que tiene que ver con lo exterior. Eso pensaba la mujer samaritana. Ella le dijo a Jesús: “Nuestros padres adoraron en este monte y vosotros decís que en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar” (Jn. 4: 20). ¿Nota? Formas. El judío adoraba en Jerusalén y los samaritanos construyeron un templo en el monte Gerizim. Para ambos grupos la adoración se circunscribía a un asunto de lugar. El lugar y las formas determinaban si una adoración era correcta o no. Pero la adoración no es cuestión de formas sino de fondo. El Señor Jesús le dijo a la mujer samaritana: “Mujer, créeme que la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre” (Jn. 4: 21). Ambos grupos están equivocados. Las formas no determinan la adoración. Jesús dijo: “Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad…” (Jn. 4: 22). La adoración correcta es en “espíritu”, es decir, de lo más profundo del ser. Nace en el corazón. De nada sirven las formas si nuestra adoración no procede del corazón. Y es en “verdad” es decir, conforme a las exigencias de Dios expresadas en su Palabra. La vida del adorador debe estar ajustada a las verdades y normas del evangelio. Es decir, nuestras actitudes y actos de adoración deben ser consecuentes con el carácter de Aquel a quien se adora. Un corazón recto es un corazón que puede adorar. Pero la adoración de un corazón lleno de pecado nunca pasará del techo. Vida integra debe ser la carácterística de un adorador verdadero. “¿Quiere decir esto que no puedo aplaudir ni levantar mis manos? ¿Debo olvidarme de las formas?” La respuesta es NO. El salmista nos invita: “Venid, adoremos y postrémonos; arrodillémonos delante de Jehova…” (Sal. 95: 6). Pero primero dice VENID y luego ADOREMOS. Coloca el fondo antes que las formas. El corazón va primero y luego las formas. Las formas son valederas si el fondo, el corazón, está integro delante de Dios. Si el corazón adora, los labios y las manos adoran. 3.3 La adoración debe ser reflexiva: El apóstol Pablo dijo: “Cantaré con el espíritu, pero cantaré también con el entendimiento” (1 Co. 14: 15). A Dios le agrada la adoración reflexiba. A Dios no le agrada que cantemos los coros con apatía e indiferencia, sin pensar en lo que hacemos, en otras palabras, mecánicamente. Si no pensamos en lo que hacemos cuando adoramos, la adoración no sirve para nada. Tu mente debe estar puesta en lo que haces. Cuidado con las vanas repeticiones o adoración distraída. Puedes estar usando sólo frase gastadas. Dios no quiere que seas sólo emocional y la música es emocional. No pide permiso. Dios quiere que medites. ¿Cómo ser un verdadero adorador? Se más amigo de Dios.