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Instituto de Estudios Universitarios

Campus Villahermosa

Alumno
Claudio Rosas Peréz

Matrícula
148471

Grupo
961014

Asignatura
Marco Económico Actual

Docente
Mtro. Roberto Antonio Montes de
Oca Osuna

Actividad
Actividad de aprendizaje 4. Los cuestionables
resultados del modelo industrial exportador mexicano.

Acayucan, Ver, 27 septiembre del 2021


Objetivo:

Analizar las consecuencias que ha tenido la aplicación del Modelo Industrial Exportador (MIE)
en México.  

Instrucciones:

1.    Lee detenidamente el siguiente planteamiento:

México ha invertido más de tres décadas en la aplicación del modelo industrial exportador
(MIE), el cual no ha contribuido al crecimiento económico ni al incremento de los niveles de
bienestar de la población, por el contrario, han exacerbado los niveles de concentración de la
actividad industrial, de pérdida sistemática de los niveles salariales y de una muy marcada
desarticulación de las cadenas productivas y de valor, lo que ha propiciado una mayor
dependencia con el exterior, especialmente con los Estados Unidos.
2. Con base en lo anterior, elabora una breve reflexión sobre la necesidad de realizar
un análisis retrospectivo y prospectivo crítico, que permita la construcción de
alternativas de política industrial y económica para fomentar la inversión y revertir los
efectos nocivos del MIE.

Antes de que se aplicara el MIE en nuestro país, el modelo de Sustitución de Importaciones


(ISI) por sus siglas en inglés imperaba en varios países de América Latina. A partir de
fronteras cerradas se gestaron periodos importantes de estabilidad y crecimiento
[ CITATION Rob10 \l 2058 ].

Al término de la vigencia de este tipo de modelo económico, entro en vigencia el MIE (Modelo
Industrial Exportador) que, a pesar de tener más de 30 años de aplicarse, no ha traído ningún
beneficio para el país. Carlos Canfield Rivera y Omar Jiménez Sandoval, profesores del
centro de investigación en economía y negocios del instituto tecnológico de monterrey
campus estado de México, señalan que ese modelo no ha podido frenar la pérdida del poder
adquisitivo que experimenta el salario desde la década de los setenta.

La entrada de México en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (tlcan) en 1994
parecía señalar un cambio radical en la estrategia económica del país. Por primera vez en su
historia había decidido integrar su economía de manera preferencial con la de su vecino más
grande y poderoso del norte. En el pasado durante medio siglo, entre los años treinta y
setenta del siglo xx, había seguido una política de alta protección de las industrias nacionales
y de crecimiento orientado hacia el mercado interno, la llamada estrategia de “sustitución de
importaciones”. Cuando México empezó a liberalizar su comercio exterior a fines de los años
ochenta, lo hizo de manera multilateral al ingresar en el Acuerdo General sobre Aranceles
Aduaneros y Comercio (gatt). En cambio, la formación del tlcan señaló la pretensión de
desarrollar la economía mexicana por medio de un proceso de integración regional con
Estados Unidos y Canadá. Mediante el tlcan, México intentaba atraer más inversión
extranjera directa (ied) y fomentar el crecimiento económico mediante un aumento en las
exportaciones destinadas al mercado estadounidense. Este proceso se lanzó con grandes
esperanzas de que América del Norte se hiciera una región más competitiva frente al resto
del mundo, particularmente con (en esa época) la Unión Europea, Japón y los “cuatro tigres”
de Asia oriental. Se suponía que, al combinar los abundantes recursos naturales de Canadá,
la cuantiosa mano de obra de México y el capital y el copioso trabajo calificado de Estados
Unidos, los tres países se podrían especializar según sus respectivas ventajas, obteniendo
ganancias significativas en la eficiencia y la competitividad. Para México se esperaba que la
integración regional condujera a un aumento importante en el empleo de las industrias
manufactureras y, a la vez, a un mejoramiento notable en sus salarios.

México, situada en América del Norte, tiene una superficie de 1.964.375 Km2, por lo que
puede considerarse un país grande

México, con una población de 127.792.000 personas, es un país muy poblado y presenta una
moderada densidad de población, 65 habitantes por Km2.

Su capital es Ciudad de México y su moneda Pesos mexicanos.

México es la economía número 15 por volumen de PIB. Su deuda pública en 2020 fue
de 571.319 millones de euros, con una deuda del 60,59% del PIB. Su deuda per cápita es
de 4.471€ euros por habitante.

La última tasa de variación anual del IPC publicada en México es de agosto de 2021 y fue del
5,6%.

Hay algunas variables que pueden ayudarle a conocer algo más si va a viajar a México o
simplemente quiere saber más sobre el nivel de vida de sus habitantes.

El PIB per cápita es un muy buen índicador del nivel de vida y en el caso de México, en 2020,
fue de 7.379€ euros, con el que se sitúa en el puesto 76 del ranking y sus habitantes
tienen un bajo nivel de vida en relación al resto de los 196 países del ranking de PIB per
cápita. A ello se le une el hecho de el salario medio de los mexicano es uno de los más bajos
del mundo.
En cuanto al Índice de Desarrollo Humano o IDH, que elabora las Naciones Unidas para
medir el progreso de un país y que en definitiva nos muestra el nivel de vida de sus
habitantes, indica que los mexicanos se encuentran en el puesto 76.

Si la razón para visitar México son negocios, es útil saber que México se encuentra en el 54º
puesto de los 190 que conforman el ranking Doing Business, que clasifica los países según la
facilidad que ofrecen para hacer negocios.

En cuanto al Índice de Percepción de la Corrupción del sector público en México ha sido de


31 puntos, así pues, sus habitantes creen que existe mucha corrupción en el sector público.

En 2016, el índice de apertura comercial de bienes y servicios (IAC-B&S) de México se ubicó


en 78.1% como porcentaje del PIB, mostrando un renovado dinamismo no visto desde la
entrada en vigor del TLCAN. Otro elemento que llama la atención es que este repunte en el
IAC se presenta durante una fase mundial de enfriamiento comercial.
Mientras que en 1980 el salario manufacturero en México representaba 39 por ciento de las
percepciones pagadas en el vecino del norte, en 2007 sólo fue de 17 por ciento.

Los especialistas advierten que los salarios de los mexicanos son 53 por ciento menos
que los de Estados Unidos hace 30 años.

En el estudio Consolidación del mercado interior, la última llamada para México frente al
siglo XXI, Omar Jiménez y Carlos Canfield puntualizan que el país ha ocupado 30 años
en la aplicación del MIE, que se construye a partir de patrones de especialización
productiva, escasa profundización tecnológica y desintegración de la producción nacional.

Bajo ese esquema y con una mayor inversión en la mano de obra, según la teoría, el
país generará una espiral virtuosa de incrementos salariales, poder adquisitivo,
fortalecimiento del mercado interno, crecimiento y, consecuentemente, bienestar para
toda la población.

Realidad

Sin embargo, la realidad contradijo a la teoría, porque las remuneraciones al trabajo no


crecieron, lo que se confirma con la pérdida de 75 por ciento del poder adquisitivo de los
mini salarios de 1976 a 2010.

Esa pérdida no sólo ha representado una reducción real del bienestar de las familias,
sino también una pérdida efectiva de la demanda agregada de bienes y servicios con las
respectivas oportunidades de inversión.

Tanto la aplicación del modelo industrial exportador como la firma del TLCAN han
generado un importante deterioro del entorno laboral mexicano, el cual hoy se
caracteriza por mayor desocupación, informalidad, sobre calificación y mala calidad de
los empleos generados.

Esta "situación que en su conjunto ha producido una exclusión social, ya que la


precarización del trabajo ha contribuido a polarizar a la población, donde una mitad se rige
por relaciones salariales y la otra se encuentra relegada del mercado".
En su análisis, Canfield Rivera y Jiménez Sandoval plantean que el gobierno y el sector
privado deben darse cuenta de que el consumo representa una gran oportunidad para
reestablecer el aparato productivo interno, ya que 86 por ciento del gasto privado se
destina a la compra de bienes de origen nacional.

Consideran que en el país aún hay márgenes de maniobra para mejorar las
percepciones salariales. Por principio, una mayor racionalización de los gastos de
gobierno y un sacrificio en las utilidades coadyuvarían a detonar el mercado interno a
partir de incrementos en los salarios reales pagados en los sectores público y privado.

La política de cambio estructural (apertura al exterior, liberalización de mercados internos y


privatización de la economía) y la estabilización macroeconómica se consideraron en los
noventa como la estrategia de transición adecuada para promover un crecimiento eficiente y
competitivo de las empresas y la economía, tanto de México como de América Latina.

La lógica del modelo es muy simple: la apertura al exterior permitiría que la competencia
internacional obligue a las empresas a ser competitivas y el mecanismo de precios de
mercado favorecerá una asignación más eficiente de recursos y un patrón de
especialización en el comercio internacional basado en las ventajas competitivas (mano
de obra) que genere un modelo industrial exportador como motor de crecimiento
económicos sostenido en un marco de baja inflación (estabilidad de precios).

Si bien México hizo acuerdos con el TLC, la competitividad no se alcanzó debido a la falta
de enfoque de competitividad sistémica integral en toda la economía. El MIE es dinámico,
aunque con bajo poder de arrastre porque esta desarticulado y concentrado en un solo
mercado, hay pocas empresas y es de baja tributación. La razón fundamental es que se
ha basado en una ventaja competitiva de mano de obra barata, importaciones también
baratas y aranceles bajo por el TLC, lo cual da competitividad temporal, pero presenta
límites al futuro que se sintetiza en la siguiente formula:

Mano de obra barata + importaciones baratas + aranceles bajos = competitividad temporal.


Actualmente México se enfrenta a una paradoja de la competitividad, ya que a pesar de ser
uno de los países más abiertos al mantener acuerdos económicos con 31 países de tres
continentes, la baja competitividad del país la ubica en el lugar 43 de 59.

El modelo funcionó durante 4 décadas, la economía creció y la industria alcanzo una


fase superior, pero el modelo se agotó en 1976 y tuvo una crisis en 1982, por las
siguientes razones:

 La sobreprotección excesiva, permanente e indiscriminada, lo que generó


un sesgo anti exportador
 La sobrerregulación de los mercados dio lugar a monopolios, oligopolios
e ineficiencia en la asignación de recursos
 El fomento fue general, indiscriminado y permanente, generando
empresas poco competitivas en escala internacional.

El sistema se basó en 3 pilares fundamentales:

1. La apertura comercial y financiera y la inversión extranjera

2. La liberación de los mercados internos

3. Una política de fomento industrial pasiva “la mejor política industrial es la que no
existe”

Por todo lo anterior, la política macroeconómica afecta de manera directa al sector


productivo y externo de la economía, por lo que no es suficiente una macroeconomía con
estabilidad de precios para generar un crecimiento competitivo con equilibrio externo. Es
necesario avanzar en una etapa de la industrialización exportadora como la articulación
de cadenas productivas que disminuyan el coeficiente de importaciones y generen un
proceso de sustitución competitivo de importaciones esto permitiría relajar la restricción
de la brecha externa al crecimiento.
Una de las propuestas para mejorar el panorama económico es la estrategia de
industrialización abierta tridimensional (IAT) basada en tres pivotes:

El exportador, El de la sustitución competitiva de importaciones y el endógeno.


Estos 3 impulsores han creado la híper competencia global, en donde los países han
tenido que abrir sus economías para participar en los mercados internacionales, al tiempo
que defienden sus mercados internos. Esto ha generado un nuevo paradigma: la
competitividad sistémica: empresa-industria-gobierno-país.

La nueva economía mundial y de los negocios se caracteriza por la globalización de los


mercados, la era de la información, del conocimiento y del cambio continuo, rápido e
incierto y por otro lado tenemos la vieja economía que se basaba en la producción
masiva estandarizada, es decir, en economías de escala de producción y mínimo costos
en un mercado interno con una red de distribución física. El mercadeo se sustentaba en
el producto uniforme y estandarizado, el ciclo del producto era largo el precio se daba
por el costo de la unidad más el margen de utilidad.

Sin embargo, la apertura de México y la paradoja de la competitividad se explican porque el


país carece de un enfoque integral de competitividad sistémica que encare de manera eficaz
la globalización y las brechas del desarrollo. Por ello es necesario instrumentar un paradigma
alternativo de la competitividad de las naciones ante la globalización (más allá de la apertura
y la macro estabilización): un modelo de competitividad sistémica para el desarrollo con tres
pilares fundamentales, con un enfoque denominado ICOP en este trabajo: 1) la estrategia de
crecimiento equilibrado con ambos motores: el externo y el interno; 2) la estrategia de
industrialización tridimensional apoyada en los pivotes exportador, de sustitución competitiva
de importaciones y endógeno de crecimiento, y 3) la política de competitividad sistémica
basada en los seis niveles y los diez capitales: nivel microeconómico (empresas), con los
capitales empresarial y laboral; nivel mesoeconómico (cadenas empresariales,
conglomerados productivos y polos regionales) y capitales organizacional, logístico e
intelectual; nivel macroeconómico (competitividad cambiaria, financiera y fiscal, demanda
plena y sostenida) y el capital macroeconómico; nivel internacional (fomento de las
exportaciones y programa activo y preventivo ante prácticas de competencia desleal y de
contrabando) con el capital comercial; nivel institucional, con los capitales institucional y
gubernamental (gobierno con calidad: promoción y fomento de los servicios públicos y estado
de derecho) y, por último, el sistema político-social (desarrollo social integral y estabilidad
política), con el capital social.
Bibliografía
Becerril, I. (22 de Noviembre de 2010). Fracasa el modelo industrial exportador del país (El Financiero
22/11/10). Obtenido de Fracasa el modelo industrial exportador del país (El Financiero
22/11/10): http://biblioteca.iiec.unam.mx/index2.php?
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México: https://2010.colmex.mx/16tomos/IX.pdf

Sáenz, F. G. (29 de marzo de 2016). Aspectos comerciales y económicos de México. Obtenido de


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https://fgsaenzfgs.wordpress.com/2016/03/29/evolucion-del-indice-de-apertura-comercial-
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VILLARREAL, R. V. (Septiembre de 2001). La apertura de México y la paradoja de la competitividad:


hacia un modelo de competitividad sistémica. Obtenido de La apertura de México y la
paradoja de la competitividad: hacia un modelo de competitividad sistémica:
http://revistas.bancomext.gob.mx/rce/magazines/32/2/villa0901.pdf

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