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EN UN INVESTIGADOR MINDFUL
THE PROCESS OF BECOMING
A MINDFUL RESEARCHER
Bruno Solari
Consultora Mindfulness
bruno.solari@consultoramfn.cl
I. INTRODUCCIÓN
«La Maga era de las pocas personas que no olvidaban jamás que la cara de
un tipo influía siempre en la idea que pudiera hacerse del comunismo o la
civilización cretomicénica, y que la forma de sus manos estaba presente en lo
que su dueño pudiera sentir frente a Ghirlandaio o Dostoievski»
(Rayuela, Julio Cortázar)
no, con una historia particular, situado socialmente y que vive emociones
y contradicciones en su interacción con el terreno de estudio. Siguiendo a
Etherington (2004):
En los últimos 15 años, con los desafíos creados por las feministas y
los nuevos paradigmas de metodologías de investigación, el uso del
«self» se ha legitimado cada vez más en investigación (…). Las prácticas
narrativas han desafiado las relaciones de poder y han abierto nuestras
mentes para pensar en aquellos que ayudamos como co-investigadores
y en las sesiones como investigación más que terapia (Bird 2000; Speedy
2001, citados en Etherington, 2004).
Lo anterior legitima entonces transparentar las razones del investigador
para investigar lo que investiga y las maneras en que se genera el conocimien-
to. En palabras de Eduardo Gómez Haedo (2015), en la línea de la antropolo-
gía reflexiva de Ghasarian, los nuevos paradigmas hacen legítimo formularse,
entre otras, estas preguntas:
¿cómo llegó uno y por qué a realizar su investigación?, ¿de dónde viene
nuestra simpatía (o antipatía) por los individuos estudiados?, (…) ¿qué
ignora uno y por qué?, ¿se siente uno portador de una misión?, (…)
¿cuál es la parte que corresponde a las apuestas económicas (financia-
miento), académicas (títulos), profesionales (carrera) en el trabajo de
campo? (Ghasarian en Gómez Haedo, 2015)
Para realizar el presente trabajo me asesoré con Marcela Polanco1, psicó-
loga especialista en prácticas narrativas. Ella me sugirió abordar este estudio
desde mi propia reflexividad como herramienta investigativa. Y es que, si-
guiendo a Fried Schnitman (2008), «nuestra habilidad para ser sensitivos al
otro/los otros (…) está ligada a la capacidad reflexiva para reconocer nuestra
propia involucración en el proceso que construye estos datos». Al escribir el
presente documento me encuentro en resonancia entonces con los «nuevos
paradigmas» de Fried Schnitman y con ciertos aspectos de la postmodernidad,
especialmente con lo señalado por David Loy (2004) «acerca de la naturaleza
construida de nuestras verdades y por tanto de nuestras realidades» y con
la apertura a otro tipo de discursos más allá del empírico racional (Gómez
Haedo, comunicación personal, 25 de febrero de 2018).
En el presente trabajo se considera la reflexividad del instructor de mind-
fulness que lleva adelante la implementación del programa como una herra-
mienta de investigación y se considerará al instructor de mindfulness como
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A nivel formal, el programa está compuesto por 8 clases con una frecuen-
cia semanal (al igual que el MBSR) y cada sesión dura entre 45 y 90 minutos,
dependiendo de la edad de los participantes. Cada clase tiene un contenido
a desarrollar en base a ejercicios sencillos, lúdicos y prácticos.
Para formarse como instructor de mindfulness infantil según el Método
de Eline Snel, se requiere contar con experiencia profesional en el trabajo con
niños y/o adolescentes, haber cursado el programa MBSR de Jon Kabat-Zinn
y haber participado en un retiro de silencio de al menos 5 días. Cumplidos
dichos requisitos se puede cursar la formación que consta de 6 días completos
de trabajo, más dos días completos extra en caso de cursar la formación para
trabajar con adolescentes2.
El curso de formación de mindfulness infantil busca potenciar la re-
flexividad del futuro instructor, impulsándolo a tomar conciencia de las
vivencias de su propia infancia y adolescencia y de los motivos que lo han
llevado a trabajar con niños y/o adolescentes. Además, se hace hincapié
en trabajar desde una actitud de no saber, es decir, mantenerse abierto y
curioso ante lo que se está desplegando en cada instante.3 Para finalizar la
formación se pide al candidato que escriba un informe registrando el pro-
ceso de implementar un taller y que se detenga en una sesión en particular
profundizando en lo ocurrido en esta, tanto en los participantes como en
sí mismo.
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II. INTERVENCIÓN
1. CARACTERÍSTICAS DEL GRUPO DE NIÑOS Y DEL CONTEXTO SO-
CIAL
El taller que se describirá en este trabajo fue implementado en un liceo
público de la comuna de La Reina en Santiago de Chile. Para dictarlo me
acerqué al Departamento de Educación de la Municipalidad a ofrecerles dictar
un taller gratuito de mindfulness infantil como parte de mi formación como
instructor.
La propuesta fue bien recibida en la Municipalidad y luego también en la
Dirección del Liceo. En la reunión para decidir quiénes participarían, sugerí
que participaran los alumnos con más dificultades, como una manera de
ayudar al establecimiento. Ellos estuvieron de acuerdo y fue así como acorda-
mos que trabajaría con los 15 niños, de entre 8 y 12 años, más problemáticos
de la escuela. Es decir, chicos que presentaban problemas conductuales, de
regulación emocional y de relaciones con sus compañeros, dentro y fuera de
la sala de clases.
Este es un punto relevante, ya que el criterio de inclusión consistió en una
única variable (presentar problemas conductuales), y, visto en perspectiva, me
parece que hizo falta analizar desde distintos y más variados criterios quiénes
participarían. Por ejemplo, redes de apoyo (padres, abuelos, vecinos, etc.) y
relación con docentes, entre otros.
Acorde lo que Eline Snel sugiere al implementar un taller en un colegio,
me reuní tanto con los profesores como con los padres de los niños invitados a
participar5. Ambas reuniones fueron más bien protocolares ya que no me ayu-
daron a generar vínculos de apoyo para el desarrollo del taller. Nuevamente,
visto este punto en perspectiva, me parece muy importante generar redes de
colaboración entre todos los actores del sistema educativo, de manera de que
la intervención sea provechosa y logre perdurar en el tiempo.
2. METODOLOGÍA
Tal como se ha mencionado, el siguiente artículo busca dar a conocer el
proceso de implementar un programa de mindfulness infantil en un contexto
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3. REFLEXIVIDAD
Para definir reflexividad me apoyaré en la especialista Kim Etherington
(2004), especialmente y tal como señalé al comienzo de este trabajo, en su
libro «Transformándose en un investigador reflexivo». Etherington entiende
la reflexividad (del investigador) «como la capacidad del investigador de
reconocer cómo sus propias experiencias y contextos (que pueden ser fluidos
y variables) informan el proceso y los resultados de la indagación (inquire)».
Más adelante dirá, «la reflexividad alude a tener conciencia (awareness)
en el momento de mis pensamientos y sentimientos, mis respuestas corpo-
rales y reacciones a lo que escucho y, de alguna manera, usar eso como parte
de la dinámica del proceso de investigación y de los datos de investigación»
(Etherington, 2004).
Me sentí identificado cuando Etherington (2004) señala que «lo que las
personas me dijeron durante este estudio me ha movido, sorprendido, entre-
tenido, me ha causado curiosidad. Y esto es lo que puede pasar en el mejor de
los casos en la comunidad con otros». Y es que, para ella, «usar la reflexividad
en mi propia investigación ha significado que he tenido que encontrar formas
de ser abiertamente creativa y esto me ha estimulado a generar nuevas ideas
que me ayudan a evitar que los datos de investigación sean vaciados en un
molde teórico dado».
Según mi parecer, las prácticas de mindfulness, por definición buscan po-
tenciar la reflexividad en sus practicantes. Tal como señalan Jon Kabat-Zinn y
Mark Williams: «En el cultivo del mindfulness en escenarios seculares, el es-
píritu de autoindagación y el de autocomprensión son centrales» (Kabat-Zinn
y Williams, 2017).
De hecho, Jon Kabat-Zinn le otorgó un lugar central a este carácter inda-
gativo, característico del budismo, al incluirlo como uno de los fundamentos
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Quizás fue por eso (al menos eso quisiera creer) que al finalizar la clase
que para mi fue un caos, la mayoría de los niños se me acercó para despedirse
y preguntarme cuándo nos volveríamos a ver. En otras palabras, pese a que
sentí que no logré hacer mucho, ni hacer la clase tal como señala el manual,
al parecer sí pasó algo. Ese efecto curioso y sutil del mindfulness para niños
(y para adultos) es algo que me llama poderosamente la atención. Como dice
Eline Snel, los niños escuchan de una manera distinta a los adultos. A veces
están moviéndose, pero, aun así, captan lo que estás hablando9. Sin ir más
lejos, la psicóloga que me acompañó durante la sesión y tomó algunas fotos
como registro, me comentó que le había llamado la atención la cercanía física
que los niños tuvieron conmigo. Es decir, lo cercano a mí que se sentaron
durante la clase. Según me dijo, no era habitual que ellos se acercaran a sus
profesores e inspectores.
Terminé la clase sintiendo emociones contrapuestas. Creo que todo el tiem-
po me moví entre estas dos emociones: la esperanza y la desesperanza. Espe-
ranza, porque pese a todo lo difícil del contexto, aquellos chicos habían sido
capaces de conectar con su respiración y serenarse. Y desesperanza, porque si
bien estos ejercicios podrían aportarle, el impacto era mínimo considerando
el contexto mayor en el que se desenvuelven.
Al finalizar la clase la psicóloga me abrazó en lo que fue algo así como un
consuelo y unas felicitaciones por haber salido vivo. Decidimos eso sí, dividir
al grupo en dos grupos más pequeños para poder hacerlo más manejable.
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11. Al finalizar el año hubo elecciones en la comuna y fue elegido un nuevo alcalde que, como
es habitual en estos casos, cambió a muchos directores de área, incluida la Directora de
Educación. Debido a esto no prosperó esta idea.
12. Curso de formación Eline Snel. Santiago, 2017.
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esta sesión constaté que a los niños les gustó mucho decirse cosas amables. En
contextos de vulnerabilidad social en los que el tono habitual es de violencia,
me parece que decirse cosas amables es un desafío ya que, o bien pueden
reírse o no hay mucha costumbre de hacerlo.
Pese eso, a los niños les gustó mucho el ejercicio y también el siguiente,
llamado «círculo de la felicidad», en el que se toman de las manos y luego
se «pasan» buenas energías a través de las palmas. Tanto así que uno de los
chicos se quedó haciéndolo mucho rato y después comentó que había sentido
«cosquillas en el corazón»
Con esta experiencia puedo responder mis inquietudes acerca de la efec-
tividad de implementar un taller de mindfulness para niños en un contexto
distinto al cual fue diseñado: al parecer hay elementos con los que todos los
niños (y adultos) pueden conectar de manera natural. Esto alude a aspectos
de fondo del mindfulness.
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miso ético con el contexto donde se interviene y con los sujetos intervenidos,
ya que en gran medida significa hacerse visible en lo que se está investigando,
lo que muchas veces implica atravesar el pudor de «aparecer en escena» y,
parafraseando a Fried Schnitman (2008), generar una narrativa con autor.
A lo largo de este proceso, que implicó transformarme en instructor de
mindfulness infantil y, para el caso de este artículo, vislumbrar lo que sería
realizar una investigación con una sensbilidad mindful, me surgieron algunas
reflexiones que me parecen útiles de compartir para futuros instructores e
investigadores de mindfulness infantil.
Un primer aspecto tiene que ver con la adaptabilidad o no de un taller
de mindfulness infantil a un contexto de vulnerabilidad social. En base a mi
experiencia y a lo investigado, considero que un taller de mindfulness no
solo puede, sino que debe ser adaptado al contexto en el cual se implementa.
Para afirmar esto me baso en el hecho de que el modelo de mindfulness que
implementé es una adaptación de mindfulness para adultos, que a su vez es
una adaptación de prácticas budistas. Tal como dice Jon Kabat-Zinn (2017)
al reflexionar sobre los orígenes del programa MBSR, lo importante eran los
medios útiles para transmitir el dharma. Dicho esto, agrego dos especifica-
ciones: hay aspectos que podríamos llamar patrimoniales y pertenecientes a
todas las personas, por ejemplo, sentir la respiración para serenarse, conectar
con el cuerpo, ser amable. Durante las sesiones pude comprobar esto.
La segunda especificación se relaciona con la importancia de conectar con
el contexto (que, en el caso de los talleres relatados en el presente artículo,
eran los profesores, la dirección del Liceo y los padres y madres de los niños),
generar puentes, involucrar a los actores relevantes y en lo posible, sumarlos a
la intervención. De esta manera será posible que una intervención de este tipo
se sostenga en el tiempo. Muchas de las dificultades con las que me encontré
al implementar estos talleres se relacionan con este punto: no haber generado
suficientes conexiones con el contexto de manera de que se pudieran reforzar
los contenidos entre clases y realizar algún tipo de mantención durante las
suspensiones de las mismas. De todas formas, es importante señalar que a
veces estas dificultades son precisamente las que definen que un contexto
sea vulnerable.
Considerando lo comentado anteriormente, podría ser de utilidad darse
un tiempo para conocer el contexto, antes de realizar un taller de este tipo,
especialmente cuando el contexto reviste dificultad. De hecho, se puede de-
cidir no realizar la intervención en primera instancia y realizar algún tipo de
sensibilización previa para involucrar a la comunidad.
Futuras investigaciones en esta misma línea podrían incorporar entrevistas a
los participantes del taller, con el objetivo de hacer emerger el discurso y el sen-
tido que ellos le otorgan a un taller de este tipo en su particular contexto social.
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IV. REFERENCIAS
Chang, H. (2008). Autoethnography as method. Walnut Creek, California:
Left Coast Press, Inc.
Etherington, K. (2004) Becoming a Reflexive Researcher. Philadelphia: Jessica
Kingsley Publishers.
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flictos. (1a reimp.) Buenos Aires: Ediciones Granica S.A.
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Kabat-Zinn, J. (2003) Vivir con Plenitud las Crisis. Como Utilizar la sabiduría del
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(Eds.) Mindfulness. Su origen, significado y aplicaciones (págs. 541-582). Bar-
celona: Editorial Kairós, S.A.
Kabat-Zin, J. y Williams, M. (2017). Mindfulness: diversas perspectivas sobre
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Loy, D. (2004). El gran despertar. Una teoría social budista. Barcelona: Editorial
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Ruiz, S. (2016). La subjetividad del investigador en terreno. Sistematización
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Snel, E. (2013) Tranquilos y atentos como una rana. Barcelona: Editorial Kairós, S.A.
Taylor, S.J. y Bogdan, R. (1987) Introducción a los métodos cualitativos de investi-
gación. Barcelona: Ediciones Paidós Ibérica S.A.
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