Está en la página 1de 13

Foja: 41Cuarenta y Uno

C.A. de Temuco
Temuco, once de mayo de dos mil trece.
VISTOS:
1° A fojas 8 recurre de amparo Marcelo Pizarro Quezada, Abogado
de la Unidad de Estudios de la Defensoría Penal Pública, a favor de
MIGUEL IGNACIO PAINEVILO LICANAN y JORGE PAINEVILO
LONCOMIL, ambos imputados por los delitos de homicidio frustrado
del artículo 391 nº2 del Código Penal, incendio del artículo 477 nº1 del
mismo cuerpo legal, y por el delito de Porte Ilegal de Armas del artículo
11 de la ley 17.798, ambos en calidad de autores en grado consumado de
los dos últimos delitos, en causa RIT 1382-2012, del Juzgado de Garantía
de Pitrufquén.
Refiere que interpone la presente acción en contra de la resolución
del Juzgado de Garantía de Pitrufquén, de fecha 30 de abril de 2013,
ocasión en que la Jueza doña Caroline Guzmán Muñoz, decretó la prisión
preventiva, respecto de los amparados.
En cuanto a los antecedentes de hecho, expone que en dicha
ocasión se realizó audiencia de control de detención y formalización de la
investigación, en la cual se fijaron medidas cautelares y se fijó un
término de investigación, respecto de los amparados y un tercer
imputado. En dicha audiencia la Defensa planteó en primer lugar un
incidente previo, a fin de que se limite el plazo del secreto de la
investigación, decretado por el Ministerio Público, y la restricción del
secreto, todo de acuerdo a lo dispuesto por el artículo 182 nº4 del Código
del ramo, a fin de que la Defensa tuviese acceso especialmente al
contenido de las declaraciones que habían prestado dos testigos
protegidos, solicitud respecto de la cual únicamente accedió a limitar el
plazo del secreto, rebajándolo a 25 días a contar del 30 de abril de 2013.
Seguidamente la Defensa, incidentó la legalidad de la detención del
amparado Miguel Painevilo, , porque si bien existía una orden judicial de
detención y de entrada y registro a determinados domicilios, éste
imputado fue detenido al interior de su domicilio laboral, sin que
existiera una orden de entrada y registro que habilitase a la policía, para
ingresar a dicho lugar de residencia a realizar la detención., petición a la
que el Tribunal negó lugar por considerar que respecto del imputado
recaía una orden de detención, que es independiente de la entrada y
registro. Posteriormente, decretó la medida cautelar de prisión
preventiva respecto de ambos.
Respecto de las infracciones a la Constitución, al Código Procesal
Penal, a la Convención Americana de Derechos humanos y al Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos en que ha incurrido la
resolución recurrida, el defensor sostiene que estaría dada porque la
resolución ha sido expedida en forma ilegal y arbitraria. Esto se debe a
que la jueza, previo a resolver la solicitud de prisión preventiva, solicitó
al Ministerio Público poder revisar los antecedentes de la investigación
que estaban sujetos a la resolución de secreto de acuerdo al artículo 182
del Código Procesal Penal, para formarse convicción interna, y luego de
aquello, valoró positivamente los antecedentes para resolver. De hecho
menciona esta circunstancia en su resolución impugnada en los siguientes
términos: “y además los antecedentes de las piezas secretas, en relación
con la interceptación telefónica, informe de la BIPE Temuco, y
declaración de dos testigos protegidos”, pero no exterioriza los
antecedentes, lo que a juicio del recurrente afecta la imparcialidad del
juzgador, el principio de inmediación, y el principio de contradicción,
pues considera que quien resuelve debe velar por el respeto a la igualdad
de las partes, garantizando que ninguno de los intervinientes obtenga una
ventaja indebida frente a otro, equilibro que se quebró al solicitar la jueza
la carpeta de investigación, para formar convicción interna, con
fundamentos que no puede exteriorizar.
Luego, alega vulnerado el derecho a la defensa consagrado en el
artículo 8.2 c) de la CADH, pues persecutor y tribunal conocieron el
contenido de las piezas secretas, pero la defensa nunca estuvo en la
posibilidad procesal de conocerlos. Ese derecho no se habría visto
restringido, si el Tribunal no hubiese conocido esos antecedentes, porque
la Defensa no se habría visto en la necesidad de hacerse cargo de ellos.
En segundo lugar señala que la infracción también se encontraría
configurada por la ausencia de motivación de la resolución que decretó la
prisión preventiva. Esto tendría su origen en que, a su juicio, la
formalización de los imputados resultó ser ambigua, no describiendo
conductas específicas respecto de cada uno de los amparados, en relación
al número de delitos por los que fueron formalizados. De esta manera
impugna la fundamentación de la letra a) del artículo 140 del Código
Procesal Penal.
En tercer lugar imputa a la resolución una infracción a lo dispuesto
por el artículo 143 del mismo cuerpo legal, también por ausencia de
resolución fundada, ésta vez por cuanto a su juicio no se satisface la
necesidad de fundamentación la sola enumeración de los antecedentes
que fueron expuestos en la audiencia.
Finalmente refiere ausencia de motivación al tenor del artículo
10.2 del Convenio 169 de la OIT, por cuanto a los amparados, que son
integrantes del pueblo mapuche, les resulta aplicable el Convenio y son
personas integrantes de un grupo vulnerable, reconocido así por el
derecho internacional. Por lo anterior se invocó la norma mencionada,
que dispone que “Deberá darse preferencia a tipos de sanción distintos
del encarcelamiento.”
Pide se acoja la presente acción, se adopten las medidas necesarias
y particularmente se deje sin efecto la resolución recurrida, rechazando la
solicitud de los acusadores de decretar prisión preventiva en contra de los
amparados.
A fojas 19 se hizo parte el querellante, la Intendencia Región de la
Araucanía.
A fojas 20 se tuvo por interpuesto el recurso de amparo y se
solicitó informe de rigor.
A fojas 21 se adhiere a la acción la abogada Manuela Arroyo
Letelier, Defensora Penal Privada del imputado SEGUNDO BRAULIO
NECULMÁN NECULMÁN, también en la causa RIT 1383-2012, del
Juzgado de Garantía de Pitrufquén, quien en concordancia con los
fundamentos de la defensa de los anteriores imputados, solicita se deje
sin efecto la prisión preventiva y se ordene la inmediata libertad del
amparado.
A fojas 28 vuelta informa la jueza recurrida, quien refiere que con
fecha 23 de abril, a petición escrita del Fiscal, se decretó la detención de
los tres imputados por los delitos de homicidio frustrado, infracción a la
ley de control de armas e incendio. Además con la misma fecha se
autorizó la entrada y registro de los domicilios rurales que se
individualizan en la resolución. Posteriormente y en virtud de dicha
orden fueron puestos a disposición del Juzgado de Garantía los tres
imputados de autos. Ratifica que en la audiencia de control de detención
y formalización, se les impuso la medida cautelar de prisión preventiva y
que se generaron las incidencias y resoluciones ya referidas.
Acerca de lo debatido, refiere que el Ministerio Público al solicitar
la medida cautelar expone en forma pormenorizada los antecedentes de
investigación que no estaban contenidos en el secreto, y además
menciona los antecedentes de las declaraciones de testigos protegidos, y
transcripción de conversaciones que se encontraban amparadas por
secreto, ofreciendo exhibirse al Tribunal, dado el carácter de secretos. En
este punto la defensa se opone a que la Jueza pudiere conocer el
contenido de dichas declaraciones, por considerar que aquello podía
afectar el principio de imparcialidad e inmediación, incidencia a la que
no se hizo lugar.
Al respecto señala que el artículo 182 del Código Procesal Penal se
refiere a la facultad excepcional del Fiscal de disponer el secreto de
determinadas actuaciones, respecto del “imputado o los demás
intervinientes”, disposición que prescribe, además, que el Tribunal, a
solicitud del “imputado o de cualquier otro interviniente”, puede ponerle
término al secreto. Se trata, entonces, precisa, de una norma que para
resguardar la eficacia de la investigación fiscal, impide por un cierto
tiempo al imputado y demás intervinientes de tomar conocimiento de
ciertas piezas de a investigación. Y a este respecto recuerda que el
artículo 12 del Código Procesal Penal establece a quienes se entenderá
como intervinientes, entre los cuales no se encuentra el tribunal, por lo
que el secreto o reserva a que se refiere el mencionado artículo 182. Eso
la habría habilitado a actuar como lo hizo.
CONSIDERANDO:
PRIMERO: Que de acuerdo con lo que se ha reseñado en lo
expositivo de la presente sentencia, el problema de que trata esta causa
consiste en determinar si la resolución dictada por el juzgado de garantía
de Pitrufquén con fecha 30 de abril de 2013, y en la que se decretó la
prisión preventiva de don Miguel Ignacio Painevilo Licanán, don Jorge
Painevilo Loncomil y don Segundo Braulio Neculmán Neculmán, ha
generado una privación de la libertad personal de los amparados con
infracción a lo establecido en la Constitución o en las leyes, de
conformidad con lo dispuesto en el artículo 21 de la Constitución.
En particular, y de conformidad con lo alegado por los defensores
de los imputados, es necesario resolver si en la dictación de la resolución
mencionada se han infringido los derechos a un juzgador imparcial, al
principio de inmediación, al principio de contradicción, a la defensa, y a
una resolución motivada.
SEGUNDO: Que, previo a resolver el problema planteado por el
presente amparo, es necesario que esta Corte se pronuncie respecto de
ciertas aseveraciones formuladas por los intervinientes durante la vista de
la causa y que tienen carácter preliminar respecto del fondo.
TERCERO: Que el primero de los asuntos que requiere
resolución previa se refiere al reproche formulado por el Ministerio
Público y por el representante de la Intendencia de la Región de la
Araucanía a la defensa en orden a que la acción de amparo se habría
deducido indebidamente. De acuerdo con la perspectiva de aquellos
intervinientes, la acción constitucional habría sido interpuesta con la
ulterior pretensión de acceder por esta vía a la Corte Suprema y
transformarla de esta manera en una tercera instancia de revisión de la
prisión preventiva decretada en la causa respecto de los imputados ya
individualizados. Agregan que la defensa debió recurrir en contra de la
resolución del 30 de abril de 2013 mediante el recurso de apelación que
al efecto confiere el Código Procesal Penal.
La Corte rechazará esta alegación. El hecho de contar con un
recurso ordinario, como lo es el de apelación, para impugnar la
resolución que decreta la prisión preventiva de una o más personas no
puede considerarse un impedimento para el ejercicio de la acción
constitucional de amparo estatuida en el artículo 21 de la Constitución.
Esto se debe a que los requisitos de procedencia de dicha acción son las
que esta misma disposición establece, relativas a la privación de libertad
de cualquier persona con infracción a lo dispuesto en la Constitución o en
las leyes. Verificadas estas condiciones o, más bien, entendiendo el
afectado que se verifican tales condiciones, la Constitución le confiere el
derecho de acudir ante esta Magistratura para obtener un
pronunciamiento al respecto y genera una obligación para esta última de
emitir tal pronunciamiento.
CUARTO: Que una segunda cuestión que debe ser resuelta en
forma previa por esta Corte se refiere a la alegación sostenida por el
representante de la Intendencia de la Región de la Araucanía durante la
vista de la causa, en orden a que la acción de amparo habría sido
deducida de manera defectuosa. En particular sostiene que lo pedido en
el escrito de interposición de la acción presenta como peticiones que se
acoja el recurso, que se adopten medidas para el restablecimiento del
imperio del Derecho y que se revoque la prisión preventiva, pese a que
debió solicitarse la declaración de inconstitucionalidad o ilegalidad de la
privación de libertad.
Esta alegación debe ser igualmente desestimada. Como se puede
observar de la sola lectura del artículo 21 de la Constitución en ambos
incisos hay un supuesto de hecho y una consecuencia jurídica. El
supuesto de hecho del inciso primero consiste en que una persona se
encuentra arrestada, detenida o presa con infracción a lo dispuesto en la
Constitución o en las leyes. El supuesto de hecho del inciso segundo
consiste en que la persona ha sufrido ilegalmente una privación,
perturbación o amenaza en su derecho a la libertad personal o en su
seguridad individual. Verificado cualquiera de tales supuestos de hecho,
también denominados condiciones de aplicación de la norma por la
doctrina científica, surge la consecuencia jurídica que el mismo artículo
establece en el resto del inciso primero, al que por lo demás se remite el
del inciso segundo.
Lo recién expuesto permite advertir que lo que este querellante
entiende debe solicitarse a esta Corte por quien ejerce la acción de
amparo no es la consecuencia jurídica, sino el supuesto de hecho o
condición de aplicación de la norma. Por tanto, esta condición de
aplicación de la norma no es lo que se debe solicitar por el recurrente,
sino lo que se debe acreditar como fundamento de lo que se pida y, por
cierto, como requisito para acceder a lo pedido. De esta manera, no es
efectivo que la acción contenga el yerro que se denuncia.
Ahora bien, y aun cuando el mencionado querellante tuviera razón
en su alegación, lo que, según se ha mostrado, no es el caso, es necesario
tener presente que la acción de amparo tiene por finalidad la tutela de dos
de los derechos ciertamente más preciados por una persona, cuales son la
libertad personal y la seguridad individual. En consecuencia, lo esencial
no es la inclusión en el escrito en que se deduce de determinadas
fórmulas semánticas para declarar lo que se pide, sino la posible
existencia de una privación de libertad con infracción a lo dispuesto en la
Constitución y en las leyes. Por lo mismo, una acción de amparo debe
considerarse correctamente deducida si se solicita el restablecimiento del
imperio del Derecho y la revocación de la prisión preventiva, si el resto
del escrito ha discurrido precisamente sobre el modo en que la privación
de libertad es inconstitucional o ilegal.
QUINTO: Que resueltos los asuntos que presentaban carácter
preliminar, corresponde que la Corte se pronuncie sobre el fondo del
problema planteado por esta causa de protección.
Al efecto se analizarán de manera sucesiva cada una de las
infracciones Constitucionales y legales que, en opinión de la defensa de
los imputados, se han producido en el presente caso. Tales infracciones
se habrían configurado, según ya se ha dicho, por contravención a los
derechos a un juzgador imparcial, al principio de inmediación, al
principio de contradicción, a la defensa, y a una resolución motivada.
SEXTO: Que el derecho a un juzgador imparcial es un derecho
fundamental conferido tanto por el Derecho constitucional chileno, como
por el Derecho internacional de los Derechos Humanos.
Así, y en cuanto al Derecho nacional, el Tribunal Constitucional
expresamente ha declarado que el derecho a un juez objetivamente
independiente y subjetivamente imparcial es un derecho adscrito al
derecho fundamental al proceso justo a que se refiere el artículo 19,
número 3, inciso sexto, de la Constitución. En este sentido ha sostenido,
con cita de una sentencia anterior, que “la independencia e imparcialidad
del juzgador, establecidas en el artículo 8.1 de la Convención Americana
de Derechos Humanos, son también elementos de un justo y racional
procedimiento conforme a la legislación nacional. En efecto, “todo
juzgamiento debe emanar de un órgano objetivamente independiente y
subjetivamente imparcial, elementos esenciales del debido proceso que
consagra toda la doctrina procesal contemporánea. Es más, a juicio de
este Tribunal, la independencia e imparcialidad del juez no sólo son
componentes de todo proceso justo y racional, sino, además, son
elementos consustanciales al concepto mismo de tal.” (STC Rol N° 783)”
(sentencia recaída en la causa rol 2041-2011-INA, de 11 de diciembre de
2012, considerando vigésimo tercero).
En el ámbito internacional el Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos y la Convención Americana sobre Derechos Humanos
confieren cuatro derechos en íntima relación, bajo la exigencia de un juez
competente, nombrado con anterioridad, independiente e imparcial.
Lo dicho permite concluir de manera inequívoca que el derecho a
un juzgador imparcial es un derecho fundamental conferido tanto por la
Constitución chilena como por los tratados internacionales ratificados por
Chile y vigentes.
Pues bien, un juzgador carece de imparcialidad cuando se
encuentra inclinado a favorecer a alguna de las partes o intervinientes en
proceso sometido a su conocimiento, por cualquier motivo diverso de
aquellos que resultan de la consideración de los hechos, las pruebas y el
Derecho aplicable. En otras palabras, si el juzgador funda su decisión en
los hechos del caso, en las pruebas que le sirven de sustento o en las
normas jurídicas que regulan tales hechos, no se le puede acusar de falta
de imparcialidad.
SÉPTIMO: Que aplicada la doctrina reseñada en el considerando
anterior al presente caso resulta posible concluir que no existen
antecedentes que permitan concluir que la jueza del juzgado de garantía
de Pitrufquén carece de la imparcialidad exigida por la Constitución y los
tratados. En efecto, su decisión se ha fundado en los hechos del caso, a
partir de las evidencias que se han puesto en su conocimiento (incluidos
los antecedentes reservados o secretos) y aplicando normas jurídicas
pertinentes al caso.
En consecuencia, la acción de amparo no puede prosperar sobre la
base de una supuesta contravención al derecho fundamental al juez
imparcial, como han pretendido los defensores.
OCTAVO: Que, en cuanto al derecho a la inmediación, con
acierto ha dicho el jurista italiano Eugene Florián que, si el juzgador “ha
de dictar una sentencia que esté conforme con lo que resulta en el
proceso, es necesario que conozca directamente los materiales del
mismo” (Floriá n, Eugene, Elementos de Derecho procesal penal (traducció n de
L. Prieto Castro), Jurídica Universitaria, México, abril de 2002, volumen 1, p. 52).
Este es, en esencia, el significado del derecho fundamental a la
inmediación.
Sin embargo, y como uniformemente ha reconocido la doctrina,
una más precisa noción de ese principio exige distinguir dos dimensiones
en el mismo. En efecto, el derecho fundamental a la inmediación impone
al juzgador el deber de percibir por sí mismo (inmediación subjetiva) y
desde la fuente directa (inmediación objetiva), la información que ha de
servir de base a su decisión.
En este mismo sentido los autores alemanes Horst Schönbohn y
Norbert Lösing afirman que es posible distinguir dos dimensiones en la
inmediación. En virtud de la primera, “un tribunal que debe dictar una
sentencia sólo puede emitir este fallo en base a hechos y pruebas que
haya percibido él mismo” y de ahí que “como principio no sea posible
una práctica de las pruebas por otras personas”. En virtud de la segunda
“el tribunal debe obtener la prueba de la propia fuente, de manera que por
principio no puede utilizar un sustituto para las pruebas”. (Horst
Schönbohn y Norbert Lösing, Sistema acusatorio, proceso penal, juicio
oral en América Latina y Alemania, s.e., Caracas, 1995, página 54).
Coincidiendo con esta idea de la inmediación, para el autor
germano Claus Roxin “el principio de inmediación importa que el juez
debe elaborar la sentencia de acuerdo con las impresiones personales que
obtiene del acusado y de los medios de prueba” y precisa que dicho
principio “rige sólo para el juicio oral” (Derecho procesal penal,
traducción de la vigésima quinta edición alemana de Gabriela E. Córdoba
y Daniel R. Pastor, revisada por Julio B. J. Maier, Del Puerto, Buenos
Aires, 2000, página 102). El mismo autor añade que el principio de
inmediación implica dos cosas distintas. Por una parte, que el juzgador
“debe observar por sí mismo (inmediación formal); en principio, no
puede dejar la recepción de la prueba a cargo de otras personas”. Por otra
parte, que el sentenciador “debe extraer los hechos de la fuente, por sí
mismo, es decir que no puede utilizar equivalente probatorio alguno
(inmediación material)”, aunque existen ciertas excepciones a esta regla
(misma obra, página 394. Las cursivas son del autor).
El chileno Castro Jofré realiza la misma distinción que Roxin al
sostener que el principio de inmediatez “Implica, por un lado, que los
integrantes del órgano judicial deben presenciar íntegramente las
audiencias en que intervengan y, por otro, que el juzgador únicamente
puede fundar su decisión, en base a las pruebas producidas o
reproducidas en la audiencia de juicio oral” (Introducción al Derecho
procesal penal chileno, Editorial LexisNexis, Santiago de Chile, junio de
2006, p. 60).
NOVENO: Que la doctrina expresada en el considerando anterior,
aplicada al presente caso, permite concluir que no ha existido la
infracción al principio de inmediación sostenida por la defensa. En
efecto, la jueza de Pitrufquén ha percibido por si misma (inmediación
subjetiva) y desde la fuente misma (inmediación objetiva) los materiales
que han servido de fundamento a su decisión, y particularmente los
antecedentes de carácter reservado que han dado lugar al reclamo de la
defensa de los imputados.
En consecuencia, no resulta posible acoger el amparo deducido
sobre la base de una supuesta contravención al derecho a la inmediación.
DÉCIMO: Que, en cuanto al derecho a la contradicción, Moreno
Catena, Cortés Domínguez y Gimeno Sendra explican que “en el proceso
moderno se ha reafirmado la idea de que la evidencia, presupuesto
ineludible de la sentencia, no puede lograrse sino mediante la oposición
entre dos ideas contrapuestas, a través del choque entre la pretensión o
acusación y su antitético pensamiento, esto es, la defensa o resistencia”.
Como precisan los mismos autores, esto significa que a acusador e
imputado “se les permite efectivamente acceder al proceso a fin de poder
hacer valer libremente sus respectivas pretensiones y defensas, mediante
la introducción de los hechos que las fundamenten y su correspondiente
práctica de prueba (Moreno Catena, Víctor, Cortés Domínguez, Valentín,
y Gimeno Sendra, Vicente, Introducción al Derecho procesal, Colex,
Madrid, 1996, p. 294).
Ahora bien, el principio de contradicción está estrechamente
vinculado con la calidad epistemológica del juicio de hecho y, en
consecuencia, debe entenderse conferido a todos los intervinientes en el
proceso penal. Mirado desde el punto de vista de quien es penalmente
perseguido, el ejercicio de la contradicción puede recaer sobre la prueba,
sobre los hechos o sobre el Derecho contenidos en la imputación
deducida en contra del imputado, debiendo distinguirse en cada caso
entre los objetivos y las estrategias. En lo que interesa a la presente
causa, es decir, respecto de la prueba, los objetivos de la contradicción
pueden ser ofrecer un determinado punto de vista respecto de la eficacia
probatoria, la credibilidad, la interpretación del medio de prueba o la
verosimilitud de los hechos alegados. Las estrategias al efecto pueden ser
la contraexaminación de las respectivas fuentes o la presentación de
prueba propia.
De acuerdo con lo que se viene diciendo, si no se permite el
ejercicio de la contradicción de la prueba, se lesiona la calidad
epistemológica del proceso y, en consecuencia, disminuye de manera
más o menos sensible la calidad de la decisión que puede adoptar el
sentenciador. De ahí la relevancia del principio de contradicción sobre el
cual se erige el proceso penal chileno.
UNDÉCIMO: Que de los antecedentes aportados por los
intervinientes en el presente caso, como del informe evacuado por la
jueza de Pitrufquén, constituye un hecho no controvertido que parte de
los antecedentes tenidos a la vista por esta última para adoptar su
decisión de decretar la prisión preventiva de los imputados se fundó en
los antecedentes reservados de la carpeta de investigación a los que no
tuvo acceso la defensa de estos últimos. Por lo mismo, tales antecedentes
no pudieron ser objeto de contradicción por sus abogados defensores. Por
añadidura, la consideración de tales antecedentes resultó fundamental
para adoptar la decisión que en definitiva se cuestiona mediante la acción
de amparo que ha dado lugar a esta causa.
Lo recién expuesto permite concluir que se ha incurrido en una
evidente infracción al principio de contradicción al momento de dictar la
sentencia que decretó la prisión preventiva de los imputados. En
consecuencia, la sentencia ha sido dictada con infracción a este derecho,
según se dirá en lo resolutivo.
DUODÉCIMO: Que el derecho a la defensa es conferido por el
artículo 19, número 3°, inciso segundo, de la Constitución. Este derecho
es también denominado derecho a la defensa letrada o a la defensa
técnica. Consiste en la posibilidad de nombrar un abogado y sustituirlo
para efectos de contar con una defensa técnica en la tutela o protección
de los derechos. Evans De la Cuadra entiende que este derecho se puede
ejercer no sólo frente a tribunales, sino frente a cualquier ente que ejerza
jurisdicción (Evans, Los derechos constitucionales, tomo II, Jurídica de
Chile, Santiago de Chile, 2004, p. 142). Por su parte, Verdugo y Pfeffer
explican que el fundamento de este derecho se encuentra en que sin el
auxilio de un letrado la defensa o protección de los derechos puede
resultar malograda (Verdugo, Pfeffer y Nogueira, Derecho
constitucional, tomo I, Jurídica de Chile, Santiago de Chile, 1999, p.
219).
Pero el derecho a la defensa en el sentido recién expresado, como
el derecho a la defensa técnica, constituye sólo la dimensión más
elemental de este derecho fundamental. En otras palabras, en el texto
constitucional se ha contemplado el contenido más básico de este
derecho. En efecto, existen también otros aspectos del derecho
fundamental a la defensa que deben ser reconocidos como derechos
incluidos en el ordenamiento jurídico chileno. Se trata, por ejemplo, de
los derechos reconocidos por el derecho internacional de los Derechos
Humanos.
En efecto, el Comité de Derechos Humanos ha señalado que el
derecho a la defensa incluye el derecho a nombrar un abogado de propia
elección (caso Domukovsky y otros contra Georgia (1998). En
consecuencia, se vulnera este derecho si se nombra un abogado de oficio
contra la voluntad del imputado que ha manifestado su intención de
nombrar uno de su elección.
En cuanto a la defensa gratuita, el Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos pone dos condiciones: que la persona carezca de
recursos para contratar un abogado y que “el interés de la justicia” exija
el nombramiento de un defensor. La Convención Americana, por su
parte, no hace referencia a la gratuidad. En cambio, se limita a disponer
que el Estado debe nombrar un abogado para el imputado si este no se
defiende por sí mismo o no nombra un abogado dentro del plazo legal.
La regulación de la Constitución chilena es coherente con la Convención
Americana en el ámbito penal.
En el ámbito internacional la jurisprudencia del Comité de
Derechos Humanos reconoce otros muchos derechos dentro del derecho a
la defensa, aunque limitado al ámbito penal:
1) Derecho a ser informado de su derecho a la asistencia letrada
(caso Johnson contra Jamaica, 1998).
2) Derecho a la asistencia letrada durante el interrogatorio (caso
Grindin contra Rusia, 2000).
3) Derecho a comunicarse libre y privadamente con su defensor
(Observación general N° 13 del Comité de Derechos Humanos de
Naciones Unidas; la misma idea se expresa en Convención Americana
sobre Derechos Humanos).
4) Derecho a una representación eficaz. Al respecto el Comité ha
sostenido que se presume la eficacia de la defensa, de modo que sólo si
existe una prueba clara de negligencia profesional se podrá considerar
vulnerado este derecho (caso Collins contra Jamaica, 1991).
5) Derecho a defenderse por sí mismo, aun cuando la legislación
del respectivo país exija la defensa mediante abogado (caso Hill y Hill
contra España, 1997).
DÉCIMO TERCERO: Que aplicada la doctrina expuesta en el
considerando anterior al presente caso resulta posible concluir que no se
ha afectado el derecho a la defensa de los imputados, ni en el sentido que
se le otorga a este derecho en la Constitución, ni en el sentido que se le
otorga en el Derecho Internacional de los Derechos Humanos. Esto se
debe a que ninguno de los derechos implícitos en el derecho a la defensa
se ha infringido en el presente caso.
En consecuencia, no resulta posible acoger el amparo deducido
sobre la base de una infracción al derecho a la defensa de los imputados.
DÉCIMO CUARTO: Que, antes de pasar a la revisión del último
de los derechos invocados por los defensores como fundamento de la
supuesta inconstitucionalidad o ilegalidad de la privación de libertad de
que son objeto, esto es, el derecho a una sentencia motivada, conviene
analizar, por su estrecha conexión con el derecho a la defensa, el derecho
al proceso justo como estándar de validez de la mencionada privación de
libertad.
La consideración de este derecho resulta admisible, aún cuando no
haya sido mencionada por los recurrentes, por cuanto lo que debe evaluar
esta Corte es si la privación de libertad se encuentra conforme o no con la
Constitución y con la ley, con independencia de las normas que al efecto
se hayan invocado.
DÉCIMO QUINTO: Que la Constitución dispone en su artículo
19, número 3, inciso sexto, que “toda sentencia que emane de un órgano
que ejerza jurisdicción debe fundarse en un proceso previo legalmente
tramitado. Corresponderá al legislador establecer siempre las bases de
una investigación y un procedimiento racionales y justos”.
El Tribunal Constitucional ha precisado de manera progresiva y
cada vez más amplia las prescripciones que se incluyen en el derecho al
racional y justo procedimiento, entre otras, en las sentencias recaídas en
las causas roles 376, 389, 478, 481, 821, 934, 986, 1307, 1373, 1432,
1443, 1448 y 1449. Entre los elementos constitutivos del derecho al
proceso justo se incluye el derecho de examinar, confrontar e impugnar
las pruebas o evidencias presentadas por la contraparte. En el contexto
del Derecho anglosajón este derecho se denomina “cláusula de
confrontación” (confrontation clause) y constituye uno de los elementos
más fundamentales del due process of law.
En el Derecho Internacional de los Derechos Humanos la noción
de proceso justo también está constituido por un conjunto de derechos
establecidos tanto por los tratados como por la jurisprudencia y doctrina
de tribunales y organismos internacionales. Uno de ellos es el derecho a
los medios adecuados para preparar la defensa. El Comité d Derechos
Humanos de Naciones Unidas ha declarado que este derecho incluye el
derecho al acceso a los documentos y testimonios necesarios para
preparar la defensa.
DÉCIMO SEXTO: Que la aplicación de la doctrina explicada en
el considerando anterior permite afirmar que la privación de libertad de
los imputados ha sido declarada, en el presente caso, con infracción del
derecho al proceso justo a que se refiere el artículo 19, número 3, inciso
sexto de la Constitución.
En efecto, en el presente caso la decisión judicial se ha adoptado
sin conceder a la defensa la posibilidad examinar, confrontar e impugnar
las pruebas o evidencias presentadas por el Ministerio Público y que
sirvieron de fundamento a dicha decisión.
En consecuencia, el amparo deducido deberá ser acogido sobre la
base de la constatada infracción al proceso justo del artículo 19, número
3, inciso sexto, de la Constitución.
DÉCIMO SÉPTIMO: Que el último de los derechos en los que la
defensa de los imputados funda su acción de amparo es el derecho a una
resolución motivada.
Que al respecto el Tribunal Constitucional ha resuelto en la
sentencia recaída en la causa rol 1873-2010-INA, de 25 de agosto de
2011, considerando duodécimo, lo siguiente: “Que, en armonía con lo
relacionado, puede concluirse que la motivación de la sentencia es
connatural a la jurisdicción y fundamento indispensable para su ejercicio.
Constituye, a la vez que un deber del juzgador, un derecho para el
justiciable. Es inherente al derecho a la acción y, por ende, a la
concreción de la tutela judicial efectiva; elementos propios de las
garantías de un procedimiento racional y justo, cuya ausencia o
limitación vulnera la exigencia constitucional y autoriza declarar la
inaplicabilidad del precepto objetado”.
En este sentido, el deber de motivación se satisface entregando las
razones de la decisión, es decir, las consideraciones de hecho y de
Derecho que se entrelazan para constituir un argumento que naturalmente
conduce a la decisión adoptada. Por cierto no satisface esta forma de
entender el deber de motivación la sola enunciación de los antecedentes o
medios de prueba, pues tal enumeración no resulta útil para la
construcción de la argumentación que se solicita e impide a los
intervinientes y a terceros comprender o cuestionar las razones de la
decisión.
DÉCIMO OCTAVO: Que aplicada la doctrina a que se refiere el
considerando anterior al presente caso resulta posible concluir que se ha
infringido el derecho a una sentencia motivada de que son titulares los
imputados. Esto se debe a que en la resolución que decreta su prisión
preventiva se alude de manera genérica a los antecedentes reservados, sin
posibilidad de que los intervinientes puedan comprender o impugnar las
razones que subyacen a la decisión.
Por lo anterior, la acción de amparo deberá ser acogida sobre la
base de una infracción al derecho constitucional a una sentencia
motivada.
Por estos fundamentos y visto además lo dispuesto en el artículo
21 de la Constitución Política de la República, SE DECLARA.
Que SE ACOGE el recurso de amparo constitucional deducido por
los recurrentes en contra de la resolución dictada por la Jueza titular del
Juzgado de Garantía de Pitrufquén, doña Caroline Guzmán Guzmán, de
fecha 30 de abril de 2013, por la que se decretó la prisión preventiva de
don MIGUEL IGNACIO PAINEVILO LICANAN, de don JORGE
PAINEVILO LONCOMIL y de don SEGUNDO BRAULIO
NECULMÁN NECULMÁN, adoptándose como providencias para el
restablecimiento del imperio del Derecho y la debida protección del
afectado que se deja sin efecto la resolución recurrida, debiendo sujetarse
cualquier futura decisión sobre la prisión preventiva de los imputados a
los imputados a los derechos fundamentales que asisten a los mismos, en
los términos indicados en la presente sentencia.
Sentencia adoptada con el voto en contra del Ministro Sr. Troncoso
quien fue de parecer de rechazar la presente acción de amparo y declarar
que la resolución impugnada se encuentra conforme a Derecho por las
razones dadas por la jueza en su informe, esto es, que el artículo 182 del
Código Procesal Penal se refiere a la facultad excepcional del Fiscal de
disponer el secreto de determinadas actuaciones, respecto del “imputado
o los demás intervinientes”, y el artículo 12 del Código Procesal Penal
establece a quienes se entenderá como intervinientes, entre los cuales no
se encuentra el tribunal, por lo que el secreto o reserva a que se refiere el
mencionado artículo 182. Eso la habría habilitado a actuar como lo hizo.
Sentencia redactada por el abogado integrante don L. Ivá n Díaz
García.
Regístrese, notifíquese y archívese.
Reforma procesal penal-378-2013.(brz)

Sr. Troncoso

Sra. Aravena

Sr. Diaz

Pronunciada por la Segunda Sala


Integrada por su Presidente Ministro Sr. Luis Troncoso Lagos, Ministra
Sra. Cecilia Aravena López y Abogado Integrante Sr. L. Iván Díaz
García.

En Temuco, a once de mayo de dos mil trece, notifiqué por el estado


diario la resolución que antecede.

También podría gustarte