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PETITORIO FINAL.
Primeramente debo señalar que, tal como lo consagra el artículo 2 de la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, “Venezuela se constituye en un
Estado democrático y social de Derecho y de Justicia, que propugna como valores
superiores de su ordenamiento jurídico y de su actuación, la vida, la libertad, la justicia,
la igualdad, la solidaridad, la democracia, la responsabilidad social y en general, la
preeminencia de los derechos humanos, la ética y el pluralismo político”.
De este precepto, resaltemos los “valores superiores de su ordenamiento
jurídico”, que propugna la Justicia. Entendemos esta Justicia como la caracterizó
Justiniano, “como el deseo constante y perenne de entregarle a cada uno de lo que le es
debido”.
Establece el numeral 1° del artículo 49 Constitucional, “…la defensa y la
asistencia jurídica son derechos inviolables en todo estado y grado de la investigación y
del proceso…”. El debido proceso está conceptualizado como un conjunto de garantías que
se traducen en una diversidad de derechos para el interesado, entre los que figuran, el ser
oído de la manera prevista en la Ley, el derecho a la articulación de un proceso debido, el
acceso a los recursos legalmente establecidos, a un tribunal competente, independiente e
imparcial, a obtener una resolución de fondo fundada en derecho, a un proceso sin
dilaciones indebidas, entre otros, que ajustados a derecho otorgan el tiempo y los medios
adecuados para imponer sus defensas; por lo que el debido proceso debe aplicarse y
respetarse en cualquier estado y grado en que se encuentre la causa, lo cual parte del
principio de igualdad frente a la ley, y que en materia procedimental representa igualdad de
oportunidades para las partes intervinientes en el proceso de que se trate, a objeto de
realizar en igualdad de condiciones todas aquellas actuaciones tendientes a la defensa de
los intereses. El derecho al debido proceso se encuentra estrechamente vinculado al
derecho a la defensa; así cada vez que sea irrespetado el derecho a la defensa se producirá
necesariamente una violación al debido proceso y, por su parte, cada vez que sea
irrespetado el debido proceso se lesionará el derecho a la defensa.
Por su parte el artículo 26 del mismo texto invocado, señala: “Toda persona tiene
derecho de acceso a los órganos de administración de justicia para hacer velar sus
derechos e intereses (…). El estado garantizará una justicia gratuita, accesible, imparcial,
idónea, transparente, autónoma, independiente, responsable, equitativa y expedita, sin
dilaciones indebidas, sin formalidades o reposiciones inútiles. De igual forma, expresa el
artículo 257 de la norma in comento que: “El proceso constituye un instrumento
fundamental para la realización de la justicia. Las leyes procesales establecerán la
simplificación, uniformidad y eficacia de los trámites y adoptará un procedimiento breve
(.”.). (nuestro). (…). No se sacrificará la justicia por la omisión de formalidades no
esenciales…”.
Es importante destacar, que dentro del proceso penal que nos ocupa, nos
encontramos en la fase intermedia, es decir, la etapa intermedia del proceso penal, donde el
Juez de Control, previa solicitud del Ministerio Público, estimará o no la procedencia de
los tres supuestos que establece el artículo 236 del Código Orgánico Procesal Penal. De lo
señalado anteriormente, en esta fase inicial, se estima si los elementos de convicción
ventilados ante el Juzgador, despiertan suspicacia en la persuasión del Juez de Control a la
posible vinculación de los imputados con el caso bajo examen, y la cual bien pudiera ser
desvirtuada en posteriores fases “Intermedia o de Juicio oral y público”. Por ello, la
doctrina y la jurisprudencia patria habla de probables elementos de convicción y no de
certeza, lo cual se le confina, en una futura celebración de audiencia preliminar y un
posible pase a juicio, al Juez de Juicio, en la posible celebración de un debate oral y
público, de tal manera que, los indicios apreciados por el A Quo en la fase intermedia, en
el caso de marras, constituye “Elementos de Convicción para que el Juez de Control en
esta fase, decrete o no medida de privación judicial de libertad o la sustituya por una
menos gravosa, primordialmente en esta fase del proceso en la que se encuentra la presente
causa penal. Así, en el caso concreto se ha llevado efecto la audiencia preliminar de los
Imputados TOLEDO DANIEL, CEDEÑO EULICES, FIGUEROA LUIS, CHIRINO
GREGORIO, FUENTES BRAYAN, VELASQUEZ JOHAN Y ERNESTO DANIEL
LOPEZ OROZCO, plenamente identificados en autos en la causa signada con el Nº
JP11-P-2021-00011, de la nomenclatura del Tribunal Cuarto de Control de Calabozo
Estado Guarico, donde el acervo probatorio no está del todo definido y lo que conllevó a la
Jueza de Control Cuarto de Calabozo a mantener la MEDIDA CAUTELAR
SUSTITUTIVA A LA PRIVACIÓN JUDICIAL PREVENTIVA DE LIBERTAD,
aún cuando la misma señala que[ “…de las actas de investigación policial, existen
suficientes elementos de convicción para acreditar el hecho punible a los imputados, así
como, la presunta participación de los imputados de autos en el mismo, por cuanto de las
actuaciones se evidencia las circunstancias de modo, tiempo y lugar en que ocurrieron los
hechos, y se produjo la aprehensión de los imputados de autos (sic). Por último, en cuanto
a la medida de coerción personal solicitada por la Vindicta Pública le solicitamos
honorables Jueces Superiores sea decretado El SOBRESEIMIENTO DE LA CAUSA,de
conformidad con lo establecido en el artículo 300 del COPP o en su defecto una
MEDIDA CAUTELAR SUSTITUTIVA A LA PRIVACIÓN JUDICIAL
PREVENTIVA DE LIBERTAD, conforme a las disposiciones contenidas en el artículo
242 del Código Orgánico Procesal Penal.
Se infiere a que la medida cautelar sustitutiva a la privación de libertad, es
proporcional con la situación fáctica que se procesa, y en armonía con el principio de
excepcionalidad de privación de libertad, consignado en nuestra Norma Constitucional en
su artículo 44, numeral 1 “in fine” que dispone: …Será juzgada en libertad, excepto por
las razones determinadas por la ley y apreciadas por el juez o jueza en cada caso…”.
Así las cosas, e inspirado en la norma Constitucional antes señalada, el Código
Orgánico Procesal Penal, impone en su artículo 9, el principio de la afirmación de libertad,
enmarcado en la garantía de Seguridad Jurídica, a saber:
Artículo 9º. Las disposiciones de este Código que autorizan preventivamente la privación
o restricción de la libertad o de otros derechos del imputado o imputada, o su ejercicio,
tienen carácter excepcional, sólo podrán ser interpretadas restrictivamente, y su
aplicación debe ser proporcional a la pena o medida de seguridad que pueda ser
impuesta.
Las únicas medidas preventivas en contra del imputado o imputada son las que este
Código autoriza conforme a la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.’
La Sala de Casación Penal del Tribunal Supremo de Justicia, en cuanto a la
Seguridad Jurídica, ha reiterado:
‘…si la ley no otorga expresamente la facultad para recurrir a una de las partes
contra determinada decisión, no podríamos tampoco interpretar de manera extensiva y
en perjuicio del acusado, el espíritu propósito y razón del legislador, siendo que la
materia penal es de la reserva legal nacional y su interpretación debe ser restrictiva
cuando se trata de normas que representan desventaja para el enjuiciado y de manera
extensiva cuando le favorece, no así para el Fiscal o la víctima, puesto que si se
interpretase extensivamente la norma en favor de estos se violentaría el principio de
seguridad jurídica…’(Sentencia Nº 187, del 12 de abril de 2002, ponencia de la
Magistrada Blanca Rosa Mármol de León).
A tal efecto, es menester tener en consideración otras disposiciones del referido
Código Adjetivo Penal, tales como los artículos 229 (Estado de Libertad), 232
(Motivación) que exigen equidad para el momento de valorar la posibilidad de privar de
libertad al encartado, o en la oportunidad de revisar la medida de coerción personal
impuesta. Por ello, se hace necesario señalar el criterio de la Sala Constitucional del
Tribunal Supremo de Justicia, en Sentencia Nº 1.744, de fecha 09 de agosto de 2007, con
ponencia del Magistrado Emérito Francisco Carrasquera López, en la cual primeramente
estableció lo siguiente: ‘…La libertad es la regla, por tanto, las personas que sean
juzgadas por la comisión de delitos o faltas deben, en principio, serlo en libertad…’.
La misma Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, en sentencia Nº
136, de fecha 06 de febrero de 2007, con ponencia del Magistrado Pedro Rafael Rondón
Haaz, sentó:
‘…Aun cuando estén satisfechos los requisitos del artículo 250 del Código
Orgánico Procesal Penal, para el decreto judicial de la privación de libertad, el artículo
256 eiusdem (vigentes para esa fecha),otorga al juez la potestad para que, someta al
imputado a una situación más beneficiosa o favorable, en relación con su derecho
fundamental a la libertad …omissis… El juicio en libertad es un principio de naturaleza
Constitucional, y por tanto, si puede sustituirse la medida privativa de libertad por una
previsión menos gravosa, el juzgado debe actuar a dicho efecto…’
Es importante señalar que, las medidas cautelares son instrumentos procesales que
se imponen durante el curso de un proceso penal, con el objeto de restringir el ejercicio de
los derechos personales o patrimoniales del imputado. Tienen como finalidad la de
asegurar la presencia del justiciable en todos los eventos procesales, especialmente, el del
juicio oral; así como evitar la obstaculización de la averiguación de la verdad. En el
proceso penal el juez o jueza puede ordenar medidas cautelares con las que trata de
asegurar el correcto desarrollo del proceso.
Estas medidas son cautelares porque tienden a evitar los peligros de obstaculización
del proceso y buscan asegurar el efectivo cumplimiento de la posible condena. Si luego de
comprobada la culpabilidad del sujeto ajusticiable en juicio éstos pudieran sustraerse al
cumplimiento de la sanción, la justicia se vería burlada y la sociedad perdería la confianza
en el derecho. El juez o jueza sólo pueden adoptar estas medidas si existe algún riesgo o
circunstancia que pueda poner en peligro o frustrar el desarrollo gregario del proceso penal
y su consecuencia. Máxime que, en el presente procesamiento, se constata que la víctima
del presente caso, no está señalando que los imputados de marras, no fueron las personas
que cometieron el hecho punible.
se violó el debido proceso al que ampara a nuestros defendidos contemplados en el
artículo 49 y 257 Constitucional que establece: “El debido proceso se aplicará a todas las
actuaciones judiciales y administrativas y en consecuencia:
DEL PETITORIO
Por todas las razones expuestas en el presente asunto, solicitamos muy
respetuosamente al Tribunal de Alzada, admita el presente recurso de apelación y dicte una
decisión propia en el asunto, de conformidad con lo establecido en el artículo 442 del
Código Orgánico Procesal Penal, con arreglo a las denuncias invocadas, corroboradas la
violación de las mismas, alegados en este escrito de apelación, solicitamos a este Tribunal
Colegiado, DECRETE: con lugar el presente Recurso de Apelación de autos, y en
consecuencia ciudadanos jueces superiores, ADMITAN el presente Recurso de Apelación
de autos, revoque la decisión dictada por el Tribunal Cuarto de Control de Calabozo
Estado Gaurico de fecha 12/05/2021 en donde decretó y ordenó el pase a juicio Oral y
Publico de los acusados de autos, manteniéndose la Medida Cautelar Sustitutiva a la
Privación de libertad decretada en contra de los prenombrados ciudadanos.
Por último solicitamos a la Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal del
Estado Guárico, admita la presente Apelación, y sea declarada con lugar con todos los
pronunciamientos de Ley.
.
Es justicia que esperamos en la Ciudad de San Juan de Los Morros Estado Guárico,
a la fecha de presentación de este escrito.
LOS DEFENSORES.