Explora Libros electrónicos
Categorías
Explora Audiolibros
Categorías
Explora Revistas
Categorías
Explora Documentos
Categorías
Estudio de Casos
I. Presentación
Los casos que presentamos: cinco sentencias del Tribunal Constitucional, referidas a habeas
corpus, amparo, habeas data, cumplimiento, inconstitucionalidad y competencial; y una
sentencia de la Corte Suprema de Justicia sobre acción popular; han sido seleccionadas para
ser analizados teniendo en cuenta lo siguiente:
1. Objetivos:
Aplicar los fundamentos del Derecho Procesal Constitucional para el análisis de los casos
en materia de procesos constitucionales.
Identificar los derechos afectados y los principios constitucionales invocados y aplicables
en las sentencias de los respectivos órganos competentes.
Analizar los fundamentos de los órganos competentes para declarar fundada o infundada
la demanda.
Identificar y aplicar los principios del proceso y del procedimiento desarrollados en cada
uno de los casos que presentamos.
Identificar con sentido crítico los principios, métodos y argumentos de interpretación que
aplican los órganos competentes, en los casos que presentamos.
Reconocer las etapas, competencia, legitimidad, procedencia y requisitos en el presente
caso.
Familiarizarse con el Código Procesal Constitucional.
2. Metodología:
Se aplicará una metodología participativa, crítica y propositiva, para cuyo efecto se tendrá los
siguientes pasos:
3. Cuestionario:
Al final de cada caso o sentencia, se formula un grupo de preguntas, las mismas que deberán
ser resueltos por el grupo asignado por el profesor del curso. El grupo considerará como parte
de su exposición, dichas respuestas.
4. Materiales de trabajo:
Lo mínimo que se requiere para que los alumnos puedan participar de las respectivas
prácticas de estudio de casos, son los siguientes:
Constitución Política de 1993, tratados sobre derechos humanos del que el Perú es parte,
Código Procesal Constitucional, Ley Orgánica del Tribunal Constitucional.
Normas o leyes vigentes aplicables a los casos materia de estudio.
Bibliografía sobre el tema.
CASO Nº 1
PROCESO DE HÁBEAS CORPUS
CASO LUIS BEDOYA DE VIVANCO
EXP. N° 139-2002-HC/TC
LUIS GUILLERMO BEDOYA DE VIVANCO
LIMA.
En Lima, a los veintinueve días del mes de enero del dos mil dos, el Tribunal
Constitucional, reunido en sesión de pleno jurisdiccional, con la asistencia de los
señores Magistrados: Aguirre Roca, Presidente; Rey Terry, Vicepresidente;
Nugent; Díaz Valverde; Acosta Sánchez y Revoredo Marsano pronuncia la
siguiente sentencia:
ASUNTO
ANTECEDENTES
Con fecha seis de diciembre del dos mil uno, don Luis Guillermo Bedoya de
Vivanco interpone acción de hábeas corpus contra los Vocales Superiores
integrantes de la Sala Penal Especializada en Delitos de Corrupción, doctores
Inés Villa Bonilla, Roberto Barandiarán Dempwolf e Inés Tello de Ñecco, quienes
emitieron la Resolución N° 235 del once de octubre del año dos mil uno,
confirmando la resolución del veintisiete de julio de dos mil uno emitida por el
Primer Juzgado Penal Especial, por considerar que ratificaron de modo arbitrario
la detención de la que viene siendo objeto.
Especifica el accionante que con fecha veinte de julio solicitó al Primer Juzgado
Penal Especial se variara la medida de detención que venía sufriendo, por la de
comparecencia, en base a las pruebas actuadas en el proceso y conforme a las
cuales se ha puesto en duda el origen de los fondos aportados en su campaña,
lo que ha desvirtuado que los mismos tengan necesariamente carácter público.
Por otra parte, ha demostrado que en el mes de junio de mil novecientos noventa
y nueve, no era funcionario público, por lo que no puede ser acusado de
complicidad en peculado. Ha demostrado, igualmente, que tiene arraigo
personal, profesional, económico y político, que carece de antecedentes y se ha
presentado a todas las diligencias incluso cuando se ordenó su detención, lo que
descarta suponer la existencia de riesgo procesal. Consecuentemente no se da
ninguno de los supuestos previstos por el Artículo 135° del Código Procesal
Penal, para disponer o mantener su detención. Añade que el citado Juzgado,
pese a admitir la existencia de duda razonable en torno a la procedencia del
dinero que tenía en su poder el señor Vladimiro Montesinos Torres, dado su
origen tanto público como privado, procedió a denegar de manera
inconstitucional su libertad, al margen de lo dispuesto en el último párrafo del
antes citado dispositivo legal, que establece que el juez puede variar la medida
de detención, cuando nuevas pruebas hayan puesto en cuestión la suficiencia
de las anteriores. En otras palabras el juzgado aplicó la duda razonable en su
perjuicio y no a su favor, como manda la Constitución. El mismo juzgado,
igualmente, no se pronunció tampoco sobre el principal argumento que utilizó al
formular su pedido de variación de la detención por comparecencia, y que se
refería a la no posibilidad de fuga y de perturbación de la actividad probatoria,
tanto más cuando ha sido el propio accionante quien aportó los elementos de
prueba dentro del proceso. Por otro lado y cuando se elevó el expediente a la
segunda instancia, fue el propio Fiscal quien reconoció que el tema fundamental
de dicho proceso era el relativo al origen de los fondos y que sobre ello existía
duda, motivo por el que se pronunciaba en favor de su libertad, a parte de admitir
la carencia de riesgo procesal en su caso. La Sala emplazada, no obstante lo
señalado, no se pronunció sobre ninguno de dichos temas lo que supone una
evidente infracción al debido proceso.
FUNDAMENTOS
Considera el Tribunal que los tres incisos del artículo 135º del Código
Procesal Penal deben concurrir copulativamente, a fin que proceda la medida
de detención. En el caso de autos, al peticionario se le acusa de haber
participado en el delito doloso de peculado, por lo que, para que proceda la
detención, deben existir suficientes elementos probatorios de ese delito, y de
su participación en él. Sin embargo, durante la actuación de las pruebas,
apareció información que disminuye el grado de certeza de las pruebas
existentes en un primer momento. En efecto, tanto el Fiscal Superior –en su
Dictamen Nº 010-01-E, a fojas sesenta y sesenta vuelta- como el juez –en su
resolución a fojas treinta y seis y treinta y siete- admiten que no se ha probado
si el dinero recibido por el peticionario provenía de fondos públicos o eran de
fuente privada. La duda nace, porque parece que Vladimiro Montesinos
recibía dinero de ambas fuentes, que confluían en un pozo común.
FALLA
SS
AGUIRRE ROCA
REY TERRY
NUGENT
DIAZ VALVERDE
ACOSTA SANCHEZ
REVOREDO MARSANO
--------------------------------
CUESTIONARIO
En Lima, a los 20 días del mes de abril de 2004, la Sala Primera del
Tribunal Constitucional, con asistencia de los señores magistrados Alva
Orlandini, Gonzáles Ojeda y García Toma, pronuncian la siguiente sentencia
ASUNTO
ANTECEDENTES
Afirma que desde la fecha en que fue diagnosticada de tener VIH (1996),
el Estado no ha cumplido con otorgarle un tratamiento integral, recetándole
únicamente medicinas para tratamientos menores; que al no contar, en modo
alguno, con los recursos económicos necesarios para afrontar el alto costo del
tratamiento de esta enfermedad, la cual se está agravando al habérsele
detectado cáncer de tiroides, impetra al Estado que cumpla su obligación de
atender la salud de la población en general, tal como se les provee a los
enfermos de tuberculosis, fiebre amarilla y otras enfermedades, en consonancia
con el principio de respeto a la dignidad de la persona, a la protección de sus
derechos a la vida y la salud, así como su derecho a una atención médica integral
para la enfermedad de VIH/SIDA, de acuerdo con lo dispuesto en el artículo 7°
de la Ley N.° 26626.
FUNDAMENTOS
Petitorio
13. De manera que los derechos sociales deben interpretarse como verdaderas
garantías del ciudadano frente al Estado dentro de una visión que busca
revalorar la eficacia jurídica de los mandatos constitucionales y, por ende, la
vigencia de la Constitución. Así, en algunos casos han sido planteados
incluso como deberes de solidaridad que involucran no solo obligaciones del
Estado, sino de toda la sociedad (Adame, Jorge Goddard. Ob.cit. pp. 59-
85).
El principio de solidaridad
Por esta razón, sostener que los derechos sociales se reducen a un vínculo
de responsabilidad política entre el constituyente y el legislador, no solo es
una ingenuidad en cuanto a la existencia de dicho vínculo, sino también una
distorsión evidente en cuanto al sentido y coherencia que debe mantener la
Constitución (Morón Díaz, Fabio. La dignidad y la solidaridad como principios
rectores del diseño y aplicación de la legislación en materia de seguridad
social. Anuario de Derecho Constitucional. CIEDLA. Buenos Aires 2000.
Pág. 668).
20. Bajo este principio, el Estado no solo actuará con respeto de la autonomía
del individuo y de los derechos fundamentales como límites para su
intervención –obligaciones de no hacer–, sino que deberá proporcionar, a su
vez, los cauces mínimos para que el propio individuo pueda lograr el
desarrollo de su personalidad y la libre elección de sus planes de vida –
obligaciones de hacer-.
25. Como bien lo ha señalado Jorge Adame (Ob.cit. pág. 82), reconocer los
derechos sociales como deberes de solidaridad sirve a su vez para que cada
individuo enfoque sus máximos esfuerzos en obtener aquellos bienes que
representan sus derechos sociales, superando de este modo la visión
paternalista que exige que la satisfacción de necesidades esté enfocada en
manos del Estado. Para este Tribunal, conseguir bienestar y un nivel de vida
digno es un deber conjunto, tanto de la sociedad como del propio individuo
y el Estado, pero no exclusivamente de este.
El derecho a la salud
38. Así lo ha señalado este Tribunal en anteriores sentencias, indicando que los
derechos económicos, sociales y culturales en cuya concreción reside la
clave del bien común, no deben aparecer como una mera declaración de
buenas intenciones, sino como un compromiso con la sociedad dotado de
metas claras y realistas. En esa línea, se afirma que la realización progresiva
de los derechos humanos a lo largo de un determinado período no debe
interpretarse en el sentido de que prive de todo contenido significativo las
obligaciones de los estados establecidas en los pactos internacionales
(Bernales Ballesteros, Enrique. En: El enfoque de los derechos humanos en
las políticas públicas. Comisión Andina de Juristas. Lima, 2004).
42. Es importante recordar, entonces, que en el marco del acuerdo del DOHA,
se convino en que los países miembros menos adelantados –como es
nuestro caso- no están obligados, con respecto a los productos
farmacéuticos, a implementar o aplicar las secciones 5 y 7 (referidos al tema
de las patentes) de la Parte II del Acuerdo sobre Propiedad Intelectual
(Agreement on Trade - related aspects of Intellectual Property Rights), ni a
hacer respetar los derechos previstos en estas secciones hasta el 1 de enero
de 2016, sin perjuicio de nuevas prórrogas.
43. Es importante que, a colación del presente caso, el Tribunal deje sentada su
posición respecto a la ejecución de políticas sociales para la máxima
realización de los derechos que estas involucran y, en ese sentido, considera
que es responsabilidad del Estado priorizar la recaudación y la distribución
presupuestal en este tipo de planes.
46. La Constitución de 1993, en sus artículos 7° y 9°, establece que todos tienen
derecho a la protección de su salud, la del medio familiar y la de la
comunidad, así como el deber de contribuir a su promoción y defensa, siendo
responsabilidad del Estado determinar la política nacional de salud, al igual
que normar y supervisar su aplicación.
La Ley N.° 28243, publicada el 01 de junio de 2004, modifica la Ley N.° 26626
estableciendo que la atención integral de salud es continua y permanente,
indicando que la gratuidad es progresiva para el tratamiento antirretroviral,
con prioridad en las personas en situaciones de vulnerabilidad y pobreza
extrema.
Publíquese y notifíquese.
SS.
ALVA ORLANDINI
GONZALES OJEDA
GARCÍA TOMA
---------------------------
CUESTIONARO
En Lima, a los 21 días del mes de enero de 2004, la Sala Primera del
Tribunal Constitucional, con la asistencia de los señores magistrados Aguirre
Roca, Gonzáles Ojeda y García Toma, pronuncia la siguiente sentencia
ASUNTO
ANTECEDENTES
FUNDAMENTOS
§1. Petitorio
10. La demandada ha dejado entrever que entre los titulares del derecho también
ella estaría comprendida. Ciertamente, el Tribunal Constitucional no puede
compartir una afirmación de esa naturaleza. Como antes se ha sostenido,
mediante el secreto bancario se garantiza la intimidad en materia financiera, es
decir, que las operaciones realizadas por los clientes de una empresa financiera
o bancaria sean manejadas con discreción y confidencialidad. Desde luego que
la efectividad de ese derecho a la intimidad financiera y bancaria impone
obligaciones de diversa clase a quienes tienen acceso, por la naturaleza de la
función y servicio que prestan, a ese tipo de información. En primer lugar, a los
entes financieros y bancarios, con quienes los particulares, en una relación de
confianza, establecen determinada clase de negocios jurídicos. En segundo
lugar, a la misma Superintendencia de Banca y Seguros, que, como organismo
supervisor del servicio público en referencia, tiene acceso a determinada
información, a la que, de otro modo, no podría acceder. En definitiva, como
señala el artículo 140° de la Ley N.° 26702, Ley General del Sistema Financiero
y del Sistema de Seguros y Orgánica de la Superintendencia de Banca y
Seguros, “Es [tá] prohibido a las empresas del sistema financiero, así como a
sus directores y trabajadores, suministrar cualquier información sobre las
operaciones pasivas con sus clientes, a menos que medie autorización escrita
de éstos o se trate de los supuestos consignados en los artículos 142° y 143°”.
De ahí que sea preciso indicar que, en realidad, más que evaluar el
comportamiento de la emplazada conforme a la Ley N.° 27806, en verdad, lo que
se pretende es hacer referencia a principios que forman parte del mismo
ordenamiento constitucional que la ley no ha hecho sino reiterar. En efecto, que
se sostenga que la información que mantiene la SBS está sometida al principio
de publicidad; que ésta tiene la obligación de entregar la información que
demanden las personas; que en ningún caso está facultada para exigir expresión
de causa, como condición para proporcionarla; que toda denegatoria de acceso
a la información debe estar debidamente sustentada en la necesidad de
preservarse con ello derechos y bienes constitucionalmente relevantes; y, en fin,
que las limitaciones a dicho derecho deben ser interpretadas de manera
restrictiva, no son sino la concreción legislativa de principios constitucionales,
cuya aplicabilidad, exigencia y respeto no puede entenderse que estuvo
subordinada a la interpositio del legislador ordinario.
13. Pues bien, que la SBS es un órgano que se encuentra sujeto al principio de
publicidad es una cuestión que no está en discusión. Ella está, en efecto, dentro
de los alcances del artículo I del Título Preliminar de la Ley del Procedimiento
Administrativo General. En ese sentido, debe presumirse que la información que
mantenga tiene carácter público, salvo las excepciones que la Constitución
contempla. Lo que significa que la SBS tiene la obligación de entregar
información que le sea solicitada por particulares, y no exigir para ello expresión
de causa. Como se ha expresado en el fundamento 11 de esta sentencia, uno
de los sentidos en los que puede entenderse la justificación para no entregar la
información requerida, es que, si lo hacen, podría afectarse el secreto bancario
de terceros.
i. Usos estadísticos.
16. Por otro lado, y en lo que hace al segundo requerimiento, esto es, la inclusión
de copias sobre cualquier data informática que se le hubiese remitido, así como
las claves o códigos de acceso a dicha información, el Tribunal Constitucional
considera que debe actuarse de conformidad con lo expresado en el párrafo
anterior. Y si acaso allí existiera información protegida por el secreto bancario,
antes de entregarse la información que no lo está, en ejecución de sentencia, el
juez deberá cancelar del soporte informático aquella información, antes de
ordenar su entrega a la recurrente.
Publíquese y notifíquese.
SS.
AGUIRRE ROCA
GONZALES OJEDA
GARCÍA TOMA
---------------------------------
CUESTIONARIO
1. ¿Cual es el objeto de la demanda y sobre que gira todo el conflicto?
2. Desde la perspectiva del recurrente, ¿cuales son sus derechos afectados?
¿Están ustedes de acuerdo?
3. ¿Cuales son los principios procesales –constitucionales, del proceso y del
procedimiento- que invoca el recurrente y que sirve de base para sus
argumentos y/o fundamentos en la presente demanda?
4. ¿Considera que el fallo del Tribunal Constitucional se ajusta a derecho o se
ha excedido en sus atribuciones en relación a los órganos del Poder Judicial?
5. Determinar cual es el fundamento principal de la Sentencia del Tribunal
Constitucional que declara fundada la demanda de hábeas data.
6. ¿Cuales son los principios, métodos y argumentos de interpretación que
aplica el Tribunal Constitucional? ¿Están de acuerdo?
7. ¿Consideran que ha existido alguna situación irregular en el proceso?
8. ¿Están ustedes de acuerdo con la actuación de los órganos del poder judicial
en primera y segunda instancia?
9. ¿Existe algún límite al derecho de acceso a la información?
10. ¿Están ustedes de acuerdo con la resolución del Tribunal Constitucional?
CASO Nº 4
PROCESO DE CUMPLIMIENTO
CASO CARLOS ALBERTO VARGAS LAMELA
En Chincha, a los 17 días del mes de febrero del 2005, la Sala Primera
del Tribunal Constitucional, integrada por los magistrados Alda Orlandini, García
Toma y Landa Arroyo, pronuncia la siguiente sentencia
ASUNTO
ANTECEDENTES
FUNDAMENTOS
Petitorio
6. Este Colegiado advierte que respecto de la parte del petitorio que se refiere
a la existencia de los formatos mediante los cuales se canalizan las
solicitudes de auxilio, carece de objeto pronunciarse en las actuales
circunstancias, debido a que con fecha 6 de octubre de 2004, esto es, con
posterioridad a la interposición de la presente demanda, ha sido emitida por
parte del Consejo Ejecutivo del Poder Judicial la Resolución Administrativa
N.° 182-2004-CE-PJ (publicada con fecha 12 de noviembre de 2004),
mediante la cual se aprueba la Directiva N.° 006-2004-CE-PJ sobre
Procedimientos para la Concesión del Beneficio de Auxilio Judicial y se
establece y aprueba el Formato de Solicitud para el ejercicio de dicho trámite.
Bajo tales circunstancias es evidente que, habiéndose implementado un
prototipo de formato a fin de que el mismo sea utilizado por los justiciables
que soliciten la medida de auxilio, se ha producido la sustracción de materia
en uno de los extremos de la demanda. Se trata, pues, de una sustracción de
materia parcial.
10. Dentro del contexto descrito, este Colegiado reitera que la exigibilidad de las
normas invocadas no queda neutralizada en modo alguno, sino que es
permanente, aunque dentro de criterios de flexibilización jurídica que
necesariamente han de tomar en cuenta, a saber: a) su tramitación debe
hacerse directamente ante los órganos jurisdiccionales que por razones de
territorio, grado o cuantía, resulten competentes para conocer los procesos
en los cuales se requiere de dicha medida; b) su solicitud puede darse antes
o durante la tramitación de cada proceso; en el primer caso, el interesado
deberá hacerlo ante la Mesa de Partes de la Corte Superior del Distrito
Judicial en el que va a iniciar el proceso; en el segundo caso, directamente
ante el órgano jurisdiccional que conoce del mismo; c) en cada caso deberán
utilizarse los formatos proporcionados por el Órgano de Gobierno y Gestión
del Poder Judicial; si no existe, la solicitud será presentada de forma escrita,
quedando el órgano judicial correspondiente obligado a darle el trámite
correspondiente; d) la procedencia de la medida de auxilio Judicial está sujeta
a las condiciones que establece el Código Procesal Civil.
HA RESUELTO
Publíquese y notifíquese.
SS.
ALVA ORLANDINI
GARCÍA TOMA
LANDA ARROYO
--------------------------------
CUESTIONARIO
1. ¿Cual es el objeto de la demanda y sobre que gira todo el conflicto?
2. ¿Existe algún derecho invocado por el recurrente? ¿Considera que se
justifica en un proceso de cumplimiento invocar un determinado derecho?
3. ¿Cuales son los principios procesales –constitucionales, del proceso y del
procedimiento – que invoca el recurrente y que sirve de base para sus
argumentos y/o fundamentos en la presente demanda?
4. ¿Considera que el fallo del Tribunal Constitucional se ajusta a derecho o se
ha excedido en sus atribuciones en relación a los órganos del Poder Judicial?
5. Determinar cual es el fundamento principal de la Sentencia del Tribunal
Constitucional que declara fundada la demanda de cumplimiento.
6. ¿Cuales son los principios, métodos y argumentos de interpretación que
aplica el Tribunal Constitucional? ¿Están de acuerdo?
7. ¿Consideran que ha existido alguna situación irregular en el proceso?
8. ¿Están ustedes de acuerdo con la actuación de los órganos del poder judicial
en primera y segunda instancia?
9. ¿Que opinión tienen sobre el análisis de fondo que hace el Tribunal
Constitucional?
10 ¿Están ustedes de acuerdo con la parte resolutiva de la sentencia del
Tribunal Constitucional?
CASO Nº 5
PROCESO DE ACCIÓN POPULAR
CASO SANDRA MARIELA ROLDAN HUALPA
Sexto: Que, siendo así al no haberse verificado los hechos que sustentan
la pretensión incoada, la demanda propuesta debe declararse infundada, de
conformidad con el artículo 200º de la Constitución, tanto más si se tiene en
cuenta que los fundamentos con los que la recurrente viene cuestionando la
inconstitucionalidad del Decreto Supremo 011-2004-ED, se apartan de la
naturaleza y del propósito de la acción popular, pues se limita a cuestionar que
con la dación del citado Decreto Supremo, pese a haber obtenido puntaje
aprobatorio y meritorio, no se cumplió con adjudicarle la plaza de docente a la
que postuló; por tales razones en aplicación del artículo 364 del citado Código
Procesal Civil y del artículo 200º de la Constitución Política del Estado;
REVOCARON la sentencia de fecha diez de octubre de dos mil cinco, de fojas
ochenta y nueve, que declara Improcedente la Acción Popular interpuesta contra
el Decreto Supremo número 0011-2004-ED, publicada en el diario oficial El
Peruano, el tres de junio de dos mil cuatro; la que REFORMANDOLA la
declararon INFUNDADA; en los seguidos por Doña Sandra Mariela Roldán
Hualpa contra el Ministerio de Educación; MANDARON publicar la presente
resolución en el diario oficial El Peruano de conformidad con la cuarta
Disposición Final de la Ley 28237; y los devolvieron.
------------------------------
CUESTIONARIO
1. ¿Cual es el objeto de la demanda y sobre que gira todo el conflicto?
2. ¿Cuales son los principios procesales –constitucionales, del proceso y del
procedimiento- que invoca el recurrente y que sirve de base para sus
argumentos y/o fundamentos en la presente demanda?
3. Determinar cual es el fundamento principal de la Sentencia de la Corte
Suprema de Justicia que declara infundada la demanda de acción popular.
5. ¿Cuales son los principios, métodos y argumentos de interpretación que
aplica la Corte Suprema de Justicia? ¿Están de acuerdo?
6. ¿Consideran que ha existido alguna situación irregular en el proceso?
7. ¿Están ustedes de acuerdo con la actuación, en primera instancia, de la Corte
Superior, que se pronuncia declarando improcedente la demanda?
3. ¿Consideran que le asiste el derecho a la recurrente de apelar ante la Corte
Suprema de Justicia o es que también le asiste el derecho de recurrir ante el
tribunal Constitucional?
8. ¿Que opinión tienen sobre el análisis de fondo que hace la Corte Suprema
de Justicia?
9. ¿Están ustedes de acuerdo con la sentencia de la Corte Suprema de Justicia
que declara infundada la demanda?
CASO Nº 6
PROCESO DE INCONSTITUCIONALIDAD
CASO ALBERTO BOREA ODRIA Y MÁS DE 5,000 CIUDADANOS
ASUNTO
ANTECEDENTES
FUNDAMENTOS
1. Petitorio
Es común señalar que una de las formas cómo se expresa esa singularidad
tiene que ver con la doble naturaleza. Así, por un lado, en la medida que crea
al Estado, organiza a los poderes públicos, les atribuye sus competencias y
permite la afirmación de un proyecto sociopolítico, que es encarnación de los
valores comunitarios, la Constitución es, prima facie, una norma política. Ella,
en efecto, es la expresión de todo lo que la nación peruana fue, es y aspira a
alcanzar como grupo colectivo.
6. Uno de los criterios para medir el grado de legitimidad de una institución, tiene
que ver con lo que el mismo Karl Deutsch denomina “legitimidad por
procedimiento”. Mediante éste, por ejemplo, se analiza la forma cómo alguien
llega al poder, se hace del poder [o, agregamos nosotros], se crea una
institución. Este usufructo del poder [o el proceso de creación de una
institución] “se dice a menudo legítima, cuando se llega al mismo mediante
un procedimiento ´legítimo´, es decir, un procedimiento que los gobernados
consideran compatible con la configuración de sus propios valores. Según
este punto de vista, su posesión del cargo [o la creación de una institución]
es legítima por la forma en que la obtuvo [o se crea], no en virtud de lo que
[se] haga en el mismo” [Ob. Cit., pág. 28].
En la STC N.° 0014-2002-AI/TC [Fund. Jur. N.° 53], este Tribunal sostuvo que
“(...) La Constitución de 1993 fue, como se ha dicho, consecuencia del golpe
de Estado del 5 de abril de 1992, además de la corrupción generada por el
uso arbitrario, hegemónico y pernicioso del poder, y se constituyó en un
agravio al sistema democrático, pues se aprobó deformándose la voluntad de
los ciudadanos”.
Pero una cosa es que la Constitución de 1993 tenga una dudosa legitimidad
de origen y otra, muy distinta, es que por ello devenga en inválida. Cabe, en
consecuencia, interrogarse: ¿puede efectuarse un control de validez sobre
una Constitución?
11. A fin de absolver tal interrogante, conviene precisar que ello dependerá del
concepto de validez que se utilice. Y es que, al no existir un único concepto
de validez, sino una diversidad de formas de comprenderlo, que varían según
la teoría o escuela que lo formule, la respuesta que aquí se efectúe,
obviamente deberá reparar en la distinta conceptualización que se le brinde
[Robert Alexy, El concepto y la validez del derecho, Gedisa, Barcelona 1997,
pág. 87 y sgtes.].
12. En primer lugar, para algunos, una norma es válida cuando esta en “vigor”.
Esto es, que pueda ser observada y usada por sus destinatarios y por los
órganos encargados de su aplicación. Así empleado este concepto, el juicio
de validez que de él se deriva se traduce en plantear proposiciones como ¿se
aplica una norma?, ¿fue cumplida por sus destinatarios?, entre otras.
Los recurrentes, en afirmación que este Tribunal comparte, han precisado
que el denominado “documento de 1993”, además de adolecer de legitimidad
de origen, en sus primeros años no llegó a regir plenamente, pues fue
reiteradamente violado por sus propios autores. No garantizó la separación o
distribución de poderes, y tampoco el control del poder público; los derechos
y libertades fueron apabullados, y la democracia, como medio para alcanzar
el bien común, fue burlada. En una palabra, como se ha subrayado a lo largo
de todo el proceso, se trató de una Constitución que no tuvo vocación de regir
plenamente.
Desde esta perspectiva, la validez de una norma jurídica puede ser formal y
material. Es válida formalmente cuando el proceso de su producción se ajusta
al Derecho vigente que determina el iter de formación de esa norma jurídica,
esto es, que haya sido emitida por el órgano competente y a través del
procedimiento establecido. En tanto que es válida materialmente cuando su
contenido es compatible y coherente con otras normas de rango superior
dentro del ordenamiento jurídico.
Para que una norma jurídica se encuentre vigente, sólo es necesario que
haya sido producida siguiendo los procedimientos mínimos y necesarios
previstos en el ordenamiento jurídico, y que haya sido aprobada por el órgano
competente. En tanto que su validez depende de su coherencia y
conformidad con las normas que regulan el proceso [formal y material] de su
producción jurídica [STC N.° 0010-2002-AI/TC].
Por ello es que la pertenencia de una norma al sistema jurídico atañe, incluso,
a las normas derogadas, siempre que éstas tengan una vocación de
aplicación ultraactiva. De modo que, pese a no estar vigentes, puede
confirmarse que pertenecen al ordenamiento jurídico.
16. Sin embargo, este criterio de validez, formulado básicamente para explicar
el caso de las normas infraconstitucionales, no puede ser trasladado
acríticamente al caso de la Constitución, dado que ésta es la norma suprema
del ordenamiento jurídico. Esa posición jerárquica no es el único elemento
que la diferencia del resto de las normas jurídicas. También lo son las formas
y procedimientos para su elaboración, que, como se sabe, implican un
proceso constituyente democrático, sujeto a reglas extrañas al orden
normativo preexistente.
17. La Constitución no está sujeta a una evaluación de validez formal, dado que
no existe un precepto [superior] que haga las veces de una norma sobre su
producción jurídica, en virtud de ser ella misma el fundamento y cúspide de
todo el ordenamiento jurídico de un Estado. Y es que la Constitución “define
el sistema de fuentes formales del derecho... es la primera de las normas de
producción, la norma normarum, la fuente de las fuentes... es la expresión de
una intención funcional, configuradora de un sistema entero que en ella se
basa...” (Eduardo García de Enterría, La Constitución como norma y el
Tribunal Constitucional, 3ra. Edición, Civitas, Madrid 1985, pág. 50). De
manera que no adquiere esa validez a partir de que haya sido emitida por un
órgano investido con dicha potestad y de acuerdo a un procedimiento previsto
por el Derecho vigente, pues es el resultado del ejercicio del Poder
Constituyente, cuyo titular es el Pueblo. En efecto, al Poder Constituyente no
se le pueden imponer límites formales, pues se encuentra más allá del
Derecho positivo; y, siendo un poder extra ordinem, se fundamenta en sí
mismo y en las valoraciones sociales dominantes.
Por las mismas razones, tampoco puede ser objeto de una evaluación de
validez material, pues no existe una norma superior sobre ella, que determine
sus contenidos mínimos. Lo anterior, desde luego, no significa que cualquier
documento pueda ser considerado como una Constitución. Ésta debe ser
obra del Poder Constituyente y, en su texto, como expresa el artículo 16° de
la Declaración Francesa de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, debe
mínimamente reconocerse y garantizarse los derechos esenciales del
hombre, así como la separación de poderes, que son los valores primarios
del Estado Constitucional.
18. Los recurrentes han dejado entrever que el “documento del 93” se introdujo
en el ordenamiento jurídico nacional vulnerando las metanormas que regulan
su proceso de producción. A su juicio, esas normas serían las disposiciones
de la Constitución de 1979, como este Tribunal ya lo habría advertido, por
ejemplo, en las sentencias recaídas en los Exp. N. 0010-2002-AI/TC y 0014-
2002-AI/TC.
Dichas pautas jurídicas, por cierto, tendrían que tener una jerarquía superior
a la norma o normas objeto de examen, en este caso, la Constitución de
1993, lo que es un absurdo, debido a que:
20. No obstante, cabe plantear el mismo tema desde una perspectiva procesal.
Es decir, considerar que la pretensión de los recurrentes está destinada a
obtener de este Tribunal un pronunciamiento jurisdiccional que declare la
inconstitucionalidad de lo que denominan “documento de 1993”. Por
consiguiente, las cuestiones por indagar son las siguientes: ¿cuál ha de ser
el parámetro con el cual este Tribunal Constitucional debe juzgar la
validez/invalidez del “documento de 1993”? ¿Tiene el “documento de 1993”
la cualidad para ser objeto de control en la acción de inconstitucionalidad?
5. A. ¿Existe una norma-parámetro para declarar la inconstitucionalidad
de una Constitución?
22. Queda claro que no es en este último sentido con el que debe comprenderse
los alcances de la impugnación efectuada.
Todas las paradojas a las que se ha aludido, sin embargo, no son las únicas.
Si hasta ahora se ha mencionado aquellas que surgirían de analizar cuál
sería el parámetro, otro tanto cabe advertir si el análisis se efectúa desde la
perspectiva del objeto del control en la acción de inconstitucionalidad.
Es pertinente precisar que los “documentos”, por muy generales que puedan
ser sus disposiciones, y el grado de aceptación o no que puedan tener, no
son susceptibles de ser impugnados mediante una acción de
inconstitucionalidad. Mediante este proceso sólo se puede declarar la
inconstitucionalidad de normas con rango de ley, esto es, fuentes formales
del derecho. Como este Tribunal Constitucional lo ha sostenido en el Fund.
Jur. N.° 10 de la STC N.° 0005-2003-AI/TC: “(...) según el artículo 200° de la
Constitución [de 1993], el objeto del proceso o, lo que es lo mismo, aquello
que ha de evaluarse en su compatibilidad o no con la Constitución,
comprende aquellas categorías normativas a las que la Constitución les ha
asignado el “rango de ley”.
Con la expresión “rango” se denota la posición que una fuente formal del
derecho pueda ostentar en el ordenamiento jurídico; en tanto que, con la
fórmula “rango de ley” se indica que las fuentes a las que se ha calificado
como tales, se ubican en el ordenamiento en el grado inmediatamente inferior
al que ocupa la Constitución...”.
26. Pese a ello, lo que los recurrentes han expresado durante el proceso, sobre
la naturaleza que tendría el denominado “documento del 93”, parece haber
sido matizado en la audiencia pública. No se trataría de una “Constitución”,
expresan, y tampoco ya de un “documento” a secas, sino, en todo caso, de
un “documento” que tiene “fuerza de ley”. En virtud de ello, alegan, este
Tribunal sería competente para juzgar la validez de dicho “documento” con
rango de ley, tal como procedió con los decretos leyes en materia de
legislación antiterrorista [STC N.° 0010-2002-AI/TC].
El Tribunal Constitucional no comparte dicho criterio. Ello porque la admisión
a control de los referidos decretos leyes se efectuó, entre otras
consideraciones, debido a que el artículo 2° de la Ley Constitucional del 9 de
enero de 1993 les otorgó reconocimiento dentro del ordenamiento jurídico
nacional. Como se sostuvo en la STC N.° 0010-2002-AI/TC, el
reconocimiento de pertenencia al ordenamiento jurídico nacional de tales
decretos leyes no suponía declaración alguna sobre su validez, que es lo que
precisamente se evaluó en dicho precedente.
Pero, por otro lado, tampoco es admisible la analogía propuesta, dada que
con la admisión de los decretos leyes como normas sometidas al control en
el seno de este proceso, no se generaba ninguna de las paradojas a las que
se ha hecho referencia en el Fundamento N.° 22 y siguiente de esta
sentencia. A saber:
28. Este Tribunal ha señalado (STC del 21 de enero de 2003 –Exp. N.° 014-2002-
AI/TC) que la Comisión para el Estudio de Bases para la Reforma
Constitucional del Perú, creada por Decreto Supremo N.° 018-2001-JUS, del
25 de mayo de 2001, que estuvo integrada por distinguidos juristas, entre
ellos el representante de los demandantes, doctor Alberto Borea Odría,
planteó las tres siguientes alternativas para resolver la cuestión derivada de
la abrogación de la Constitución Política de 1979:
Por ello, invoca a este poder del Estado para que adopte las medidas políticas
y legislativas concretas tendientes a lograr dicho fin, y lo exhorta para que,
con anterioridad al vencimiento del mandato representativo de los actuales
congresistas, opte por alguna de las posiciones planteadas o la que, en
ejercicio de sus atribuciones, considere conveniente al interés de la Nación.
FALLA
Declarando IMPROCEDENTE la demanda de inconstitucionalidad contra la
Constitución Política del Perú de 1993. Exhorta al Congreso de la República para
que proceda conforme a lo señalado en el Fundamento N.° 28, supra. Dispone
la notificación a las partes, su publicación en el diario oficial El Peruano y la
devolución de los actuados.
SS.
ALVA ORLANDINI
BARDELLI LARTIRIGOYEN
REY TERRY
REVOREDO MARSANO
GONZALES OJEDA
GARCÍA TOMA
------------------------------------------
CUESTIONARIO
1. ¿Cual es el objeto de la demanda y sobre que gira todo el conflicto?
2. ¿Cuales son los principios procesales –constitucionales, del proceso y del
procedimiento- que invocan los recurrentes y que sirve de base para sus
argumentos y/o fundamentos en la presente demanda?
3. ¿Considera que el fallo del Tribunal Constitucional es prudente?
4. Determinar cual es el fundamento principal de la Sentencia del Tribunal
Constitucional que declara improcedente esta demanda de
inconstitucionalidad.
5. ¿Cuales son los principios, métodos y argumentos de interpretación que
aplica el Tribunal Constitucional? ¿Están de acuerdo?
6. ¿Consideran que ha existido alguna situación irregular en el proceso?
7. ¿Consideran que el camino optado por los recurrentes fue las más apropiada
desde el punto de vista procesal, o es que acaso existió la posibilidad de que
optasen por otro camino?
8. ¿Es posible recurrir ante el Tribunal Constitucional para que declare
inconstitucional la Constitución del 93? ¿Por qué?
9. ¿Que opinión tienen sobre el análisis de fondo que hace el Tribunal
Constitucional? ¿Esta de acuerdo o en desacuerdo?
10. ¿Están ustedes de acuerdo con la parte resolutiva de la sentencia del
Tribunal Constitucional?
CASO Nº 7
PROCESO COMPETENCIAL
CASO MUNICIPALIDAD METROPOLITANA DE LIMA
EXP. N° 001-00-CC/TC
LIMA
MUNICIPALIDAD METROPOLITANA DE LIMA
En Lima, a los cuatro días del mes de abril de dos mil uno, reunido el Tribunal
Constitucional, en sesión de Pleno Jurisdiccional, con asistencia de los señores
Magistrados: Rey Terry, Vicepresidente; Nugent; Díaz Valverde; Acosta
Sánchez; Revoredo Marsano y García Marcelo, pronuncia sentencia:
ASUNTO:
ANTECEDENTES:
Alega, asimismo que ante operativos efectuados por la Policía para intervenir las
unidades de transportes autorizadas, las empresas perjudicadas promovieron
acciones de amparo, ratificándose la validez de dichas autorizaciones. Lo que
pide la demandante es que la Ley N° 27181 (artículos 17.2 y 17.3), que sustituye
el régimen previsto en el Decreto Supremo N° 012-95-MTC y prohíbe otorgar
autorizaciones fuera de su jurisdicción), se aplique retroactivamente, de manera
que los actos realizados al amparo de dicho decreto supremo queden sin efecto
jurídico, lo cual contraviene el artículo 103° de la Constitución.
Respecto a los casos en que se cuenta con sentencias que tienen calidad de
cosa juzgada, señala que lo que en el fondo propone la demandante, es la
utilización de un proceso constitucional abstracto, como lo es el conflicto de
competencia, para destruir un proceso constitucional de defensa de los derechos
como lo es el amparo. Asimismo, sobre el pedido de la demandante para que se
declare la inconstitucionalidad de las disposiciones cuarta y quinta del Decreto
Supremo N° 12-95-MTC; considera que la vía pertinente es la acción popular.
FUNDAMENTOS:
2. Que la Constitución Política, en su artículo 192°, inciso 4), establece que las
municipalidades tienen competencia para organizar, reglamentar y
administrar los servicios públicos locales de su responsabilidad. Asimismo, la
Ley Orgánica de Municipalidades contiene diversos artículos que desarrollan,
en general, la competencia de las mismas en materia del servicio de
transporte público. Tal es el caso del artículo 69°, cuyo inciso 1), les asigna
la atribución de regular el transporte urbano y otorgar las licencias o
concesiones correspondientes, de conformidad con los Reglamentos de la
materia; mientras que el inciso 2), autoriza la regulación del transporte
colectivo así como controlar el cumplimiento de las normas y requisitos que
corresponden conforme a ley. Adicionalmente, y siendo el caso que el
presente conflicto constitucional de competencia involucra a dos
municipalidades provinciales, una de las cuales es la Municipalidad
Metropolitana de Lima, cabe también referirse al artículo 258° de la
Constitución de 1979, vigente cuando se expidió la Ley Orgánica de
Municipalidades, y artículo 196° de la Constitución de 1993, los mismos que
señalan que la capital de la República y las capitales de provincia con rango
metropolitano, tienen régimen especial en la Ley Orgánica de
Municipalidades. El Título VIII de esta última regula el régimen especial de la
Municipalidad Metropolitana de Lima y establece en su artículo 134°, inciso
8), concordante con el artículo 130°, que compete al Concejo Metropolitano
de Lima regular el transporte colectivo, la circulación y el tránsito
metropolitano.
FALLA:
SS
REY TERRY
NUGENT
DIAZ VALVERDE
ACOSTA SÁNCHEZ
REVOREDO MARSANO
GARCÍA MARCELO
CUESTIONARIO