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Universidad Pedagógica Nacional

Licenciatura en Psicología y Pedagogía


Educación de adultos

Laura Carranza Díaz

Aportes de la Andragogía en la construcción de conocimiento

Este texto busca resumir y exponer los principios de la andragogía desde las diferentes
apuestas teóricas y discursivas que la conforman, de igual forma reconocer cuáles son
las características y los enfoques desde los cuales se ha desarrollado y los principios que
la trazan y configuran como posibilidad de aprendizaje. Para comenzar, la transmisión
de conocimiento se encuentra delimitada por condiciones y factores asociados al
crecimiento y etapas de vida del ser humano, también se encuentra enmarcado en
situaciones específicas, intencionalidades y territorialidades que configuran desde el
relacionamiento con el otro, la constitución de un sujeto racional y consciente de su
realidad que desde la educación propenda por la reflexión y problematización del
conocimiento, sus prácticas y experiencias.

En este sentido, cada etapa de la vida está anclada a situaciones especificas de


crecimiento y entendimiento del ser en sí mismo y del mundo, pero, a ¿cuál de éstas
etapas se encuentra anclada la andragogía? Para darle respuesta, vale la pena subrayar
que dentro del escenario educativo, están presentes disciplinas o ciencias que
particularizan el proceso de enseñanza y aprendizaje, de allí que, por ejemplo, la
pedagogía se ocupe de asuntos relacionados con el proceso educativo de niñez y
juventud principalmente. No obstante, desde la condición del ser humano se trazan
intencionalidades educativas durante toda la vida, que, deben ser orientadas, pensadas y
encaminadas a partir del momento de la vida en que este se encuentre, el ser humano
justamente es un ser en constante construcción y transformación.

Así pues, la andragogía se encuentra anclada a la educación y procesos de enseñanza y


aprendizaje sólo para sujetos adultos, se ha definido desde varios discursos como una
ciencia (Rodríguez, 2003), un modelo (Tarazona, 2005) y una disciplina (Chacón,
2012). Estas definiciones convergen en la pregunta acerca del cómo aprenden las
personas adultas y las formas o características propias de la andragogía que permiten
comprender sus principios a partir de las particularidades de la adultez. Estos aportes
conceptuales también han buscado que el proceso de aprendizaje sea entendido desde la
orientación, desde la autoeducación y el autoconcepto, en consecuencia, las
características propias de la andragogía están relacionadas con unos fines propios, unos
componentes que involucran al sujeto desde principios de horizontalidad, participación
y sinergia.

Al respecto, resulta también ser una herramienta que propicia una relación horizontal
con el profesor, que tiene en cuenta las experiencias y propósitos del educando y que
fortalece la formación de procesos educativos a partir de la motivación. La persona
adulta se concibe como el sujeto central del proceso, y por ende, la continuidad o no del
mismo, depende de un trabajo autónomo y reflexivo en el que la responsabilidad recae
en gran medida en si mismo/a. Se encuentran presentes nociones sobre el autoconcepto,
la experiencia, la disposición para el aprendizaje, la planeación, el diagnóstico de
necesidades y el diseño y ejecución de actividades y la evaluación que se distancian de
la pedagogía y que adquieren otras formas dadas las condiciones de emergencia de la
andragogía. Concretamente para Malcom Knowles, la andragogía es el arte y ciencia de
cómo ayudas a los adultos a aprender y por ende, significa que estos aprenden distinto a
la niñez.

Así mismo, es menester profundizar sobre las características y nociones que atraviesan
los enfoques educativos en el proceso de aprendizaje de la educación de adultos, en este
sentido, está presente en un primer momento: el autoconcepto como eje articulador del
querer aprender, cuándo aprenderlo y cómo hacerlo, aquí se delimitan la autonomía y
responsabilidad en el proceso de aprendizaje autodirigido. En segundo momento, la
experiencia que contribuye al proceso de aprendizaje a partir de la trayectoria y valga la
redundancia, las experiencias previas que conforman la personalidad y decisiones que
toman las personas en su etapa de adultez. Como tercer momento, se encuentra la
disposición para el aprendizaje que se relaciona y depende estrictamente de las
necesidades, juega un papel fundamental la utilidad de lo que se aprende en escenarios
propios del contexto real, diario y laboral. En cuarto momento, está el aprendizaje
basado en problemas que involucra la necesidad de aplicación del aprendizaje en
experiencias y oportunidades concretas. En quinto y último momento, está relacionado
con la motivación intrínseca o interna, que implica un real interés y dota de valor a las
actividades educativas que se emprenden, asumiendo un rol como estudiantes que
copera con todas las etapas de aprendizaje.

Teniendo en cuenta lo anterior, vale la pena mencionar que si bien existen diferencias
entre la pedagogía y andragogía, ambas se complementan en el ejercicio de constitución
del ser humano, y deben ir de la mano en tanto contemplan dimensiones necesarias para
la comprensión de las realidades concretas de cada persona. Justamente desde la
andragogía podrían gestarse propuestas más horizontales y no tan verticales como las
caracterizadas por el proceso escolar, propuestas que pueden tener impacto en la forma
en que se percibe la relación entre maestro – estudiante, o entre la evaluación y el
proyecto educativo. Adicionalmente, considero que la andragogía converge en procesos
de educación popular, rural y permanente, puesto que acoge problemáticas y población
adulta con particularidades y asuntos concretos del territorio, de sentires y apuestas
propias.

Referencias

Bernal, José. (2017). Evolución conceptual e importancia de la andragogía para


la optimización del alcance de los programas y proyectos
académicos universitarios de desarrollo rural. Revista electrónica Educare. Heredia,
Costa Rica. Recuperado de: http://dx.doi.org/10.15359/ree. 21-1.23

Knowles, M, Holton III, E. & Swanson, R. (2001). Andragogía. El aprendizaje


de los adultos, México: Oxford.

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