La enfermedad hemolítica del recién nacido es una enfermedad en la que los
glóbulos rojos son destruidos por los anticuerpos de la madre. La hemólisis es la degradación de los glóbulos rojos o eritrocitos. La enfermedad se produce por la interacción entre los anticuerpos maternos (anti-A o anti-B) con los eritrocitos A o B correspondientes al feto. Los anticuerpos anti-A y anti-B se encuentran normalmente en el suero de las madres del grupo O, A y B, pero la enfermedad hemolítica del recién nacido está actualmente limitada a los niños de grupo A y B de las madres de grupo O. La razón fundamental es que los anticuerpos naturales anti-A y anti-B de las madres de grupo O son una mezcla de IgM e IgG, y estos últimos atraviesan la placenta. En el grupo de las madres de grupo A o B son predominantemente IgM y estas inmunoglobulinas no atraviesan la placenta. Los anticuerpos se fijan a los antígenos A o B del eritrocito fetal, produciendo una prueba de Coombs débilmente positiva o negativa; en la mayoría de los casos esto puede deberse a múltiples factores, entre ellos: a) Las sustancias A y B se encuentran sobre muchas superficies epiteliales del organismo, absorbiendo anti-A o anti-B y reduciendo la proporción disponible del anticuerpo para fijarse a los eritrocitos b) Existe menor cantidad y mayor dispersión de sitios reactivos A y B sobre los eritrocitos fetales comparados con los del adulto, por lo que se unen menos anticuerpos anti-A y anti-B a los eritrocitos del feto por célula, frecuentemente por debajo del nivel de sensibilidad de la prueba de Coombs directo en tubo. La principal manifestación de la enfermedad hemolítica del recién nacido por sistema ABO es la ictericia, la cual inicia en las primeras 24 horas de vida y es más leve que la observada en la enfermedad hemolítica del recién nacido por Rh; raramente ocasiona kernicterus y muerte, sin embargo, hay excepciones. Una proporción de 10 a 20 % de los recién nacidos con incompatibilidad por sistema ABO presenta ictericia importante, pero es probable que en todos los casos se produzca hemólisis de intensidad variable según la cantidad de eritrocitos opsonizados. La anemia suele ser leve o estar ausente, y la hepatoesplenomegalia es muy rara. Este trastorno se puede producir si la sangre de la madre es
incompatible con la de su feto.
El diagnóstico se basa en los análisis de sangre de la madre y, a veces, los del padre. A veces, a la madre se le administra inmunoglobulina durante el embarazo para ayudar a prevenir este trastorno en el recién nacido. El tratamiento puede consistir en transfusiones de sangre para el feto antes del parto y para el recién nacido después del parto. La enfermedad hemolítica del recién nacido puede dar lugar a niveles elevados de bilirrubina en la sangre hiperbilirrubinemia, un recuento bajo de glóbulos rojos anemia y, en muy pocos casos, en las formas más graves, la muerte. La bilirrubina es un pigmento amarillo que se produce durante la degradación normal de los glóbulos rojos sanguíneos. El factor Rh es una molécula en la superficie de los glóbulos rojos de algunas personas. Una persona tiene sangre Rh positiva si sus glóbulos rojos tienen el factor Rh. La sangre es Rh negativa si los glóbulos rojos de una persona no tienen el factor Rh. La mayoría de las personas son Rh positivas. Cuando un bebé tiene sangre Rh-positiva y la madre tiene sangre Rh- negativa, los dos presentan Incompatibilidad de Rh. Como resultado, el sistema inmunológico de una madre Rh-negativa puede reconocer los glóbulos rojos del feto Rh-positivo como "extraños" y producir anticuerpos contra el factor Rh de los glóbulos rojos del feto (este proceso se denomina sensibilización al Rh). Los anticuerpos de la madre pueden pasar de su sangre a la sangre del feto a través de la placenta antes del parto. Los anticuerpos de la madre se adhieren a los glóbulos rojos del feto y los destruyen (hemolizan). La rápida degradación de los glóbulos rojos comienza mientras el feto está en el útero y continúa después del parto. Una madre Rh negativa puede producir anticuerpos Rh si está expuesta a glóbulos rojos Rh positivos. La forma más frecuente en que las mujeres se exponen a la sangre Rh-positiva es cuando tienen un feto Rh-positivo. Durante el parto, las madres están expuestas a la mayor cantidad de sangre del feto, por lo que es el momento en que se produce la mayor sensibilización Rh. Sin embargo, las madres también pueden estar expuestas antes en el embarazo; por ejemplo, durante un aborto espontáneo o un aborto electivo, durante una prueba de diagnóstico fetal (como una amniocentesis o una biopsia de vellosidades coriónicas), si sufren una lesión en el abdomen o si la placenta se separa demasiado pronto (desprendimiento de placenta). Así, en la mayoría de los casos, la enfermedad hemolítica sucede a un feto cuya madre fue sensibilizada durante un embarazo anterior. Sin embargo, con muy poca frecuencia, una madre puede producir anticuerpos en las primeras fases del embarazo y, después, estos anticuerpos afectan al propio feto en etapas posteriores del embarazo. Después del parto, los recién nacidos que sufren enfermedad hemolítica pueden estar hinchados, pálidos o con una coloración amarillenta (una condición llamada ictericia) o pueden presentar un hígado o un bazo aumentados de tamaño, anemia o acumulaciones de líquido en el organismo.} El diagnóstico de la enfermedad por incompatibilidad se realiza mediante un buen control prenatal de la madre Rh (-), junto con la utilización de algunos procedimientos diagnósticos complementarios que permitirán objetivar la sensibilización materna. La anamnesis materna es importante. La evaluación fetal debe ser llevada a cabo precozmente, con el fin de poder identificar en forma anticipada la presencia de una enfermedad hemolítica antenatal severa que requiera de tratamiento in útero. La ecografía y el Doppler son actualmente dos herramientas fundamentales en el manejo del feto de madre Rh (-), ya que permiten evaluar el estado de los órganos fetales principalmente involucrados en la enfermedad y el grado de hemólisis a través de la medición de flujos de la arteria cerebral media fetal, el cual en presencia de hemólisis importante se verá aumentado (disminución del hematocrito fetal y hemodilución relativa). Procedimientos complementarios de utilidad en la evaluación de la madre Rh (-) son la amniocentesis y la cordocentesis. La primera, de utilidad para medir indirectamente el grado de hemólisis por medio de la cantidad de bilirrubina en el líquido amniótico, la que se correlaciona con el grado de destrucción de eritrocitos dentro de la sangre fetal. La cordocentesis tiene no sólo utilidad diagnóstica de enfermedad hemolítica, sino que a través de ella es posible realizar el tratamiento transfusional adecuado para corregir la anemia fetal. La detección de los anticuerpos maternos es la base del diagnóstico de sensibilización, y por consiguiente, de riesgo de enfermedad hemolítica perinatal. Para este fin se utilizan métodos de aglutinación inmunológica de los eritrocitos fetales con anticuerpos (test de Coombs directo) o se detectan a partir del suero de la madre, la que se pone en contacto con sangre y que en presencia de este suero se aglutina (test de Coombs indirecto). Antes del parto, a veces transfusión de sangre para el feto Después del parto, a veces más transfusiones Tratamiento de la ictericia si está presente Si al feto se le diagnostica anemia, se le puede realizar una transfusión de sangre antes del nacimiento. Se le pueden realizar transfusiones hasta que haya madurado y pueda nacer sin peligro. Antes del parto, a la madre se le pueden administrar corticoesteroides para contribuir a la maduración de los pulmones del feto y prepararle para un parto prematuro en caso necesario. Después del parto, el recién nacido puede necesitar más transfusiones. La anemia grave causada por la enfermedad hemolítica del recién nacido se trata del mismo modo que cualquier otra anemia. Los médicos también controlan la presencia de ictericia en el recién nacido. La aparición de ictericia es probable porque la rápida descomposición de glóbulos rojos produce una gran cantidad de bilirrubina. La bilirrubina es un pigmento amarillo, por tanto, da un aspecto amarillento a la piel y la esclerótica del recién nacido. Si el nivel de bilirrubina es demasiado alto, puede dañar al bebé. Los niveles elevados de bilirrubina en el recién nacido se pueden tratar exponiéndole a la Fototerapia, en algunos casos, practicándole una exanguinotransfusión. Los niveles muy altos de bilirrubina en la sangre ocasionan daño cerebral (kernícterus, encefalopatía bilirrubínica o ictericia nuclear), a menos que se tomen las medidas mencionadas. ❈ Inyección de inmunoglobulina durante el embarazo y después del parto Para evitar que las mujeres Rh-negativas desarrollen anticuerpos contra los glóbulos rojos de su feto, se les administra una inyección de un preparado de inmunoglobulina Rh0(D) cerca de las 28 semanas de embarazo y de nuevo dentro de las 72 horas posteriores al parto. La inmunoglobulina recubre rápidamente todos los glóbulos rojos fetales Rh- positivos que han entrado en la circulación de la madre, por lo que no son reconocidos como "extranjeros" por el sistema inmunológico materno y, por lo tanto, no desencadenan la formación de anticuerpos anti-Rh. Este tratamiento por lo general evita que se desarrolle la enfermedad hemolítica del recién nacido.