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Frankfort.

Reyes y dioses

Capítulo 6. El ceremonial del rey: El festival de Sed

Para comprender la naturaleza de la institución de la realeza en Egipto el texto habla sobre el festival de Sed. En
los cinco días que duraba se entretejían conexiones entre los dioses y el rey, la tierra y el rey, el pueblo y el rey
uniendo a la sociedad a las fuerzas de la naturaleza por la figura solitaria que ocupaba el trono de Horus. El
festival de Sed era una renovación del poder real. Contrario a lo que ocurría en la coronación, no se mencionaba
a Osiris. El rey no aparece como si acabara de ascender al trono, sino como un ocupante de varios años, por esto
no se trata de la sucesión (Horus siguiendo a Osiris), sino de la renovación de todas las necesarias relaciones
entre el cielo y tierra que el trono controla.

Describe construcciones, escenarios y distintas decoraciones sobre la ceremonia. Distintos dioses participaban
en esta y se hospedaban de acuerdo con su origen del Alto o Bajo Egipto. De todas partes del país llegaban
barcazas con las imágenes de los dioses, a cargo de altos dignatarios acompañados de sus séquitos. Los
principales dignatarios del reino tomaban parte en el festival. Se menciona por ejemplo antiguos grupos de la
administración, como el consejo de "Los Grandes del Alto y Bajo Egipto", que consistían de diez miembros de
cada una de las dos mitades del país, y eran los únicos que estaban presentes, en representación del pueblo, en la
auténtica coronación, durante el Misterio de Sucesión. Los príncipes reales y los parientes reales participaban en
gran número, y según los relieves también los súbditos contemplaban las procesiones.

A. Las festividades de inauguración


El primer día del primer mes de la "Estación del Resurgimiento", uno de los días de la estación del Año Nuevo
del país, comenzaba la fiesta con el rey, las imágenes de los dioses y sus sacerdotes y los participantes seglares,
donde también presentaban ofrendas a los dioses menores como recompensa por su participación, y los dioses
principales recibían ofrendas individuales.

B. Las celebraciones centrales


Hay procesiones ante el trono que rinden homenaje al monarca. Hay un continuo ir y venir de delegaciones y
cortejos reales, ricas en simbolismo antiguo y pompa tradicional. El rey, entronizado, recibe cotos de lealtad,
luego desciende de nuevo del trono, y va a rendir homenaje a un dios o diosa. Hay frecuentes visitas al palacio
para descansar o cambiarse, todo acompañado por algún rito.
En una serie de movimientos y contramovimientos, visitas a santuarios y demostraciones de lealtad ante el
trono, están tramados todos los lazos que unen al reino y al gobernante, al gobernante y a los dioses. En el
ritual, el rey asume "la protección de las dos tierras". El trono del rey es en realidad el de una pareja. En el
jeroglífico del Festival de Sed los dos reinos aparecen vacíos, q dos pabellones colocados dorso con dorso. Este
doble pabellón hace posible que el Faraón aparezca como rey del Alto o del Bajo Egipto.

C. La dedicación del campo


Por medio de una representación de la "danza" se dedicaba un trozo de tierra a los dioses. Esta danza es en
realidad un paseo del rey a lo ancho y a lo largo de la tierra. Esta la ejecutaba primero como gobernante del
Bajo Egipto con la Corona Roja y después como gobernante del Alto Egipto con la Corona Blanca. En cierto
momento el rey toma en sus manos un pequeño objeto, "documento de la casa", que manifiesta transferencia de
propiedad, y toma el lugar de nuestro "testamento", entre sus demás funciones. Esto remarca que el rey gobierna
como legítimo heredero de sus predecesores y de los dioses. Fundándose en el testamento dispone de la tierra y
todo lo que contiene. El pedazo de tierra no es real, sino que simboliza a todo Egipto. El rey, al cruzar el
"campo", lo dedicaría -y con ello dedicaría Egipto- a los dioses y al mismo tiempo haría valer su legítimo poder
sobre la tierra.

D. Las ceremonias de clausura o terminación


La parte final se representa como la "danza", dos veces. Las costumbres que se refieren al gobernante como rey
del Alto Egipto son diferentes a las del Bajo Egipto. Pero ambos, en algún momento se desarrolla una acción en
dirección de los cuatro puntos cardinales. Y finalizan con un homenaje a los Antepasados Reales, donde se
renueva el vínculo entre el gobernante y el linaje real.

Capítulo 22. El festival del año nuevo

A) El significado de las celebraciones


El festival de Año Nuevo es la más completa expresión de la religiosidad mesopotámica. En las ceremonias
egipcias el faraón aparecía como el espíritu motor que impartía a los ritos la virtud que poseían, la participación
del rey mesopotámico en las celebraciones era más modesto y los actores principales eran los dioses. No
obstante, la participación del rey era esencial. En Egipto, las celebraciones del Año Nuevo estaban coordinadas
con el Nilo, pero en Mesopotamia las lluvias eran importantes. El trascendente significado que se le daba a los
cambios estacionales esta acentuado por la elaborada conmemoración de la creación que formaba parte del
festival del Año Nuevo. El recital de la victoria de los dioses sobre el Caos al principio de los tiempos
derramaba un ensalmo de éxito sobre la peligrosa e importantísima renovación de la vida natural en el presente.

El estado de ánimo con el que comenzaba el Festival del Año Nuevo coincidía con el de las celebraciones
populares, ya que los mesopotamios se acomodaban al estado predominante de la naturaleza cuando celebraban
el gran rito de pasaje que llevaría a la naturaleza y a la sociedad a un nuevo período de fertilidad. El dios que era
héroe estaba ausente; en las celebraciones populares lamentaban su muerte, en los ritos oficiales afirmaban que
se le tenía cautivo en la montaña del Infierno. Los campos desnudos y los rebaños encerrados en sus rediles
ponían de manifiesto la suerte del dios. Distintos himnos describen como el río ya no traía agua, el grano no
germinaba y el ganado sufría cuando el dios no estaba allí.
Es muy probable que el festival tomara un curso diferente en lugares distintos y en diferentes momentos. Sin
embargo, su tenor era siempre el mismo y sus rasgos principales formaban un todo consistente y no un
conglomerado sincrético. Por ejemplo, todas las fuentes coinciden en presentar al rey como medio por el que la
comunidad obtiene el favor de una armoniosa integración con la naturaleza.

B) El festival en Babilonia y Asur. Ritos de expiación.


Durante los primeros cinco días de los ritos en el templo de Marduk en Babilonia, reflejaban el pesimismo de la
santa estación. Al atardecer del cuarto día se recitaba toda la Epopeya de la Creación en el templo, ya que cada
año compartía algo esencial con el primer día en el que se creó el mundo y comenzó el ciclo de las estaciones.
En las fases posteriores se representaban la batalla de Marduk con el Caos. El Día de la Expiación era el quinto
de Nisan, y el rey era el protagonista del ritual. Éste entraba en el santuario de Marduk, el sumo sacerdote cogía
el cetro, el anillo, la cimitarra y la corona del rey y los colocaba en un asiento delante de la estatua del dios. Se
acercaba el rey sin los símbolos de su dignidad real y le pegaba en la cara, después le hacía arrodillarse para que
declarase su inocencia. El sumo sacerdote respondía en nombre de Marduk: "no temas lo que Marduk ha
dicho... El escuchará tu plegaria. Aumentará tu dominio... Ensalzará tu realeza...". Después el sumo sacerdote
recogía las insignias y se las devolvía al rey, golpeándole de nuevo en la cara, con la esperanza de que
derramara lágrimas, lo que se consideraba como un presagio favorable y prueba de la buena voluntad del dios.
Por medio de esta penitencia y confesión, el rey se limpiaba de los pecados pasados y se hacía digno de oficiar
en los ritos futuros. Su investidura, renovada con las insignias de la monarquía, significaba una renovación de la
realeza. Además, la humillación del rey coincidía con las condiciones en que comenzaba la gran ceremonia de
renovación. El dios había desaparecido, el pueblo estaba inquieto, la naturaleza parecía muerta, también ahora
se le despojaba de su esplandor al rey, su poder quedaba reducido al mínimo. Todo estaba en relación con el
bajo flujo en la vida de la naturaleza, con la "cautividad" del dios y con el estado de caos que precedía a la
creación.

La liberación del dios cautivo


Mientras, el pueblo realizaba otras actividades que al final llenaba a la ciudad de conmoción. "Marduk que fue
encerrado en la montaña", es la fórmula mesopotámica para la "muerte" de un dios y caracteriza el punto de
partida del festival. Se dice de Marduk en el festival: "a la casa de la esclavitud desde el sol y la luz le hicieron
bajar". Y por otra parte: "cuando los dioses le ataron pereció entre los vivos". En el siguiente fragmento puede
verse como los mesopotámicos imaginaban un dios cautivo en la "montaña", el mundo de los muertos:
"¡Líbrame, oh hermana mía!... Oh hermana, ya no soy un hombre que goza de vista... El lugar donde reposo es
el polvo de la montaña. Descanso entre demonios...".

La "muerte" del dios no es una muerte con el mismo significado que tiene para nosotros o para los antiguos
egipcios. Como el muerto humano parece de sed; y está en el polvo, falto de luz y expuesto a hostiles demonios.
Sin embargo, vive aunque se ve temporalmente postrado por los sufrimientos de la tierra de los muertos. El
ritual del festival de Año Nuevo efectuaba la resucitación del dios, llevándole asistencia. El pueblo descendía
hasta el dios "cautivo", no podían llegar hasta do de estaba (el "Infierno") pero estaban en un estado de
desesperación con llantos y lamentos. Cuando el pueblo había descendido, el ritual efectuaba un cambio de
ánimo, y se traía al dios triunfalmente al mundo de los vivos. La idea de que se vence a la muerte al principio
del Año Nuevo subsiste en las religiones que se originaron en el Próximo Oriente, porque convence por la
armonía que establece entre el mundo visible y el invisible. Por lo tanto, no se debe a sincretismo, sino a
conexiones sugeridas al hombre primitivo por las condiciones naturales en que vivió y que, conservaron su
validez para sus descendientes. Las estaciones de primavera y otoño traen la lluvia y la victoria sobre la muerte
y por eso se libera de la montaña al dios.
El seis llegaban a Babilonia muchas barcazas con estatuas distintos dioses; y Nabu llegaba ese mismo día desde
ciudad de Borsippa, "es decir, el que viene a intentar el bienestar de su padre, a quien tienen cautivo". No se
sabe nada en absoluto de cómo se representaba la liberación.

La primera determinación de destino


Despues de la liberación de Marduk, se llevaban todas las estatuas de los dioses a la Cámara de los Destinos,
para "determinar el destino". La reunión de los dioses el ocho de Nisan corresponde a la primera
"Determinación de Destino" de la Epopeya de la Creación en la que se eligió rey de los dioses a Marduk y se le
dio un poder absoluto. El significado de la asamblea era conferir su poder fusionado a fin de que el dios
liberado, fortalecido, estuviese preparado para la batalla contra los poderes del caos y de la muerte.

La procesión al Bit Akitu


La procesión representaba al victorioso ejército de los dioses, quienes la víspera de la Creación, salieron contra
Tiamat y destruyeron a sus fuerzas. Dos conclusiones, la victoria de marduk sobre el Caos se celebraba en el
festival del Año Nuevo. En segundo lugar, el Bit Akitu era donde se celebraba la victoria del Creador sobre
Tiamat.

El matrimonio sagrado
La unión de un dios y una diosa no era un acto del culto ni un símbolo, sino un acontecimiento en la naturaleza
cuya inmediata consecuencia era la restauración de la fertilidad de los campos, rebaños y hombres, después del
estancamiento del invierno o del verano. Su forma más usual era sin la presencia del rey. Y no tenía lugar en Bit
Akitu sino cuando volvían de ahí. El matrimonio sagrado significaba el término del período durante el que la
vida de la naturaleza se había detenido. Entonces el dios y la diosa se unían; las fuerzas masculinas despiertas
fertilizaban a la Gran Madre de la que surgía toda vida.

La segunda determinación de destino


La naturaleza revivía pero quedaba por juzgar al hombre. El doce de Nisan los dioses volvían a reunirse en la
Cámara de los Destinos. Eran los dioses quienes al final decidían si, coincidiendo con el rejuvenecimiento de la
naturaleza, bendecirían la renovación de la sociedad. La ansiedad que halla expresión en éste y otros detalles del
festival del Año Nuevo es típico de los mesopotámicos.

En la Epopeya, la creación de la humanidad se decidió en esta segunda reunión, después de la victoria de


Marduk; cuando él formó el Universo, pero no a sus habitantes humanos, dijo: "conoceré arterias y haré existir
los huesos. Creare al lullu, "hombre" sea su nombre. Tenga él que cargar con el trabajo de los dioses, para que
éstos pueden respirar libremente".

Esto explica la creación del hombre como resultado del deseo de los dioses de que algún ser debiera servirles.
Por lo tanto, éste fue el destino de los hombres. La determinación de destino era el último acto de los dioses en
el festival de Año Nuevo. Al día siguiente, las deidades visitantes volvían a sus ciudades y se emprendía la tarea
del arado, la siembra y el comercio para la bm nueva cosecha.

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