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LITHA

Solsticio de Verano – Sabbat Menor (Alrededor del 21 de junio y el día más largo del año, También llamado Alban Heruin por los
druidas, Noche de san Juan cristiana, Coamhain, Lilha). Celebra el día más largo del año y está señalado por la batalla entre el Rey
Acebo (la luz) y el Rey Roble (la oscuridad), en la que el primero sale victorioso.

Era de extrema importancia para los antiguos celtas, y muchos de los círculos de piedra, incluido el de Stonehenge, están alineados
con la salida del sol en el solsticio de verano. Se cree que en la noche de este solsticio, las puertas entre este mundo y el pa ís de las
hadas están abiertas y los habitantes de este pueden entrar y salir a su voluntad. Deles la bienvenida si lo desea, pero tenga cuidado
pues se han labrado una buena reputación por sus fechorías.

Haga lo que haga, no comer de sus alimentos, pues se cuenta que aquel que se alimente de sus v íveres se convertirá en su sirviente
para siempre.

Por otro lado también representa el Dios Sol en toda su gloria y poder. Es una celebración de la pasión y seguridad de suceso del
cultivo. La Diosa está avanzada en su embarazo, lo mismo que la tierra. De nuevo es una festividad de Fertilidad. Celebra los aspectos
de Madre y Padre de la diosa y el dios, aunque esta festividad se enfoca m ás en la deidad del dios que en el de la diosa. Bendiciones
de animales son populares en estas festividades.

Es una época clásica para magia de toda clase, adorne el círculo con imágenes solares, girasoles, flores veraniegas de aromas dulces
y hierbas. Los colores adecuados son el dorado y el amarillo. Lleve coronas y collares de margaritas entrelazadas. Represente la
batalla entre el Rey Acebo y el Rey Roble (el Rey Acebo gana).

RITO DEL SOLSTICIO DE VERANO

Mirando al norte, dibuje en el aire el pentáculo de invocación de la tierra y recite:

¡Oh, Señor de los cielos y dador de la luz!

¡Oh, tú que eres conocido con los nombres de Lugh, Balin y Cernunnos!

¡Te pedimos que atiendas esta celebración para tu gloria en este,

tu día de fuerza, que no pasemos hambre, que no pasemos sed.

que tengamos refugio contra el frío y salud durante los meses oscuros!

¡Oh, señor del disco solar, nutre nuestras almas,

y a medida que los días se vuelvan oscuros

mantén tu promesa de retorno!

En Litha, como en otras festividades de fuego, las Meigas, brujas y seguidores de la gran Madre Naturaleza, usan el poder mágico que
ofrece el sol, el poder de la luz, para tomar contacto con la naturaleza y comunicarse con seres m ágicos del bosque (elfos, duendes,
hadas,...), así como para celebrar la próxima abundancia de las cosechas.

Confiamos en lo que va a venir, sin dudarlo de manera alguna, y por lo tanto celebramos las cosechas que aún no tenemos. Tal es el
conocimiento de las Leyes fundamentales del Universo que demuestra la cultura celta.
Pero toda la naturaleza está cargada de la fuerza solar en Litha, por eso cualquier fruto o hierba cosechada durante este periodo
encierra un gran poder mágico y curativo.

El agua es el elemento que equilibra el fuego solar en Litha.

Por ello es conveniente realizar el RITUAL DEL RAMO DE SAN JUAN.

Confeccionaremos un Ramo con plantas silvestres de temporada que estén a nuestro alcance.

Podemos incluir: hierbaluisa, verbena, albahaca, claveles, rosas, azahar, retama, artemisa, menta, lavanda, hiedra, manzanilla,
margaritas, anís, ..... Todas ellas son plantas con grandes poderes para baños de florecimiento, de atracción.

Dejaremos todas las flores en agua durante toda la noche de San Juan.

En el fuego de la hoguera quemaremos todo aquello que queremos alejar y pediremos nuestros deseos.

Añadiremos la cantidad de agua necesaria para efectuar un BAÑO DE FLORECIMIENTO con el agua en el que hemos puesto las
flores.

Este baño tiene grandes efectos mágicos, eliminando las malas energías y abriendo nuestros canales energéticos para conseguir
aquello que deseamos.

Después se cuelga boca abajo el Ramo, dejando que se seque.

No se sustituye hasta el año siguiente, ya que es una gran herramienta de trabajo para nosotras las brujas para alejar muchos males.

Se realizaba también durante esta celebración celta, el sacrificio de un toro blanco, al que se le extraían sus entrañas y con esas
entrañas en las manos hombres y mujeres caminaban lentamente sobre las brasas de madera de las hogueras.

El significado de este ritual, que era voluntario, consistía en demostrar que se estaba en armonía con los dioses y con la naturaleza, tras
lo cual recibían la bendición del druida.

Al terminar la noche se dejaba que las hogueras se extinguiesen solas y los druidas recogían las cenizas, a las que atribuían poderes
mágicos.

En la mitología griega encontramos los antecedentes de nuestras celebraciones del solsticio.

Para los griegos el dios del verano era Apolo, hermano gemelo de Artemisa, diosa de la caza, e hijo de Zeus y de Leto, a su vez hija
de Titanes. Apolo había nacido en Délos, donde su madre Leto había huido de la ira de Hera, esposa de Zeus.

Sin ninguna ayuda Leto dio a luz a Artemisa y esta, se ve que nacían muy despiertos estos dioses, ayudó a su madre a continuación a
alumbrar a Apolo. Será no sólo el dios de la poesía, la música y las artes, sino también el dios de la luz y el Sol y como tal era
venerado por los griegos que en la noche del solsticio encendían grandes hogueras para purificar el mal acumulado durante los meses
oscuros del invierno.

La importancia del dios solar en el sabbat del solsticio de verano es clara como la luz del día. Es el día más largo del año, y el sol está
en su momento más brillante y alto. Los adeptos a la brujería, como es lógico y natural, le rinden honor y le saludan en la cima de su
ciclo anual, invocándole para hacer huir los poderes de la oscuridad" y para atraer la fertilidad a la tierra. El solsticio estival es quiz á
el sabbat más festivo de lodos, por cuanto se regocija en plena corriente de la abundancia del año, en el apogeo de la luz y del calor.

Mitológicamente, la muerte del rey del roble en el solsticio de verano o estival se manifestaba de muchas formas. Era quemado vivo,
dejado ciego con una estaca de muérdago, o crucificado en una cruz con forma de T; y en tiempos remotos, el hombre que
representaba al dios del roble era realmente sacrificado. A su muerte seguía un velatorio de siete días, pero el rey del roble mismo,
como dios del año creciente, se retiraba a las estrellas circumpolares, la corona boreal, el caer Arianrhod celta (Diosa de las Estrellas y
reencarnación), esa rueda giratoria de los cielos que los antiguos egipcios llamaron ikhem-sek, “que no conoce la destrucción" porque
sus estrellas nunca se hundían en el horizonte incluso durante el solsticio estival.
Ahí esperaba su también inevitable renacimiento.

Algunos sugieren que la historia bíblica de Sansón (un héroe folclórico del tipo rey del roble) refleja este modelo: después de haberle
sido arrebatado su poder, es cegado y condenado a servir en un molino giratorio. (Podríamos sugerir que Dalila, responsable de su
caída, representa a la diosa en su aspecto de muerte-en-la-vida y que, al rebajarse a los villanos, el patriarcalismo hebreo olvid ó o
suprimió su secuela: que a su debido tiempo, en su otro aspecto de vida-en-la-muerte, ella ser ía destinada a ser la responsable de su
restauración.).

Se señala, también, que "como en la práctica medieval, san Juan Bautista, que fue degollado el día de san Juan 24 de junio, adquirió
los títulos y las costumbres del rey del roble, era natural que Jesús, como misericordioso sucesor de Juan, adquiriera los del rey del
acebo. De todos los árboles que hay en el bosque, cualesquiera que sean, el mejor decisivamente es el acebo. La identificación del
pacifico Jesús con el acebo o la encina debe lamentarse como poéticamente absurda, excepto en cuanto declaró que había venido a
traer no la paz, sino la espada.

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