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PRÁCTICA 4 – LA DAMA DE CAO

El tema del documental en cuestión es el descubrimiento de la sepultura de una mujer


perteneciente a la cultura moche o mochica que recibe el nombre de Dama de Cao a través del
análisis del fardo funerario en el que fue enterrada, así como la civilización, la cultura y la
sociedad a la que perteneció y en la que desarrolló su vida. La explicación de toda esta temática
es afrontada por numerosos investigadores expertos en diferentes materias relativas a la misma,
entre los que destacan Régulo Franco Jordán, Luis Guillermo Lumbreras Salcedo y Sonia Guillén.
Asimismo, cabe mencionar que la idea principal de este documento audiovisual se enmarca en un
contexto geográfico que se corresponde principalmente con la Huaca de Cao Viejo, ubicada en el
yacimiento arqueológico de El Brujo, que a su vez se sitúa en el Valle de Chicama. Este último
se halla a sesenta kilómetros al norte de la localidad de Trujillo, en la franja costera septentrional
del actual Perú. Además, la cronología en la que se enmarca el tema tratado por el documental se
corresponde con un intervalo temporal que comprende desde el siglo I d. C. hasta el siglo VII d.
C.1

Uno de los aspectos fundamentales en los que es preciso incidir a la hora de comprender el
desarrollo de la cultura moche en la zona previamente mencionada es el ecosistema en el que se
asentó y que afectaba de forma decisiva a su vida cotidiana. La costa de Perú constituye una franja
de carácter desértico con una longitud de 2500 kilómetros y una anchura de 200 kilómetros que
se emplazaba entre la cordillera de los Andes y la costa del Pacífico como una prolongación del
desierto de Atacama, en Chile. La sequedad de este ambiente se debe a la acción de un fenómeno
atmosférico exclusivo de la costa peruano-chilena conocido como la corriente de Humboldt, de
carácter frío y seco, que trae consigo la elevación de masas de agua muy frías que impiden la
evaporación y la condensación para dar lugar a las nubes y a las precipitaciones. Aun así, esta
corriente favorece la afluencia de plancton y animales marinos a esta zona, lo que la ha convertido
en una zona idónea para la práctica de la pesca de cabotaje a través del uso de los caballitos de
totora, que se pueden vislumbrar en el documental. Asimismo, la zona costera peruana se halla
recorrida por una serie de ríos cuyo nacimiento se ubica en la cordillera de los Andes y que
favorecen la formación de pequeñas masas arbóreas compuestas principalmente por algarrobos,
que fueron empleados por los mochicas en sus construcciones, y que se han convertido en el hogar
de ciertas especies animales como el oso de anteojos. Sin embargo, en relación con el clima de la
zona en cuestión, es preciso hacer alusión al fenómeno meteorológico de “El Niño” como fruto
de la alteración de la presión en la zona del Pacífico emplazada entre Oceanía y América del Sur,
que trae consigo el soplo de los vientos en dirección oeste – este, dando lugar a una evaporación

1
Constituye la respuesta a la primera pregunta de las instrucciones de la práctica 4.
anormal de estas aguas que trae consigo a su vez la formación de grandes nubes que ocasionan
lluvias torrenciales.2

Otro aspecto por destacar de esta cultura son sus diversas manifestaciones artísticas. La
arquitectura mochica empleaba materiales perecederos como el adobe, dada la alta concentración
de arena en la zona desértica en la que se asentó esta cultura; y la madera del algarrobo, extraída
de los bosques ribereños previamente mencionados, para conformar grandes estructuras
piramidales que han sufrido la acción erosiva de las aguas procedentes de las lluvias torrenciales
ocasionadas por el fenómeno de “El Niño”. Estos complejos arquitectónicos siempre se
construían de dos en dos, siguiendo esa idea de la dualidad que está presente en todas las culturas
andinas prehispánicas; y estaban conformados por un patio ceremonial con una superficie
considerable y provisto de escenas en relieve que representan por lo general procesiones de
individuos unidos entre sí por una serie de cuerdas y destinados a ser sacrificados. Junto a esta
plaza se encuentra la estructura piramidal en sí, que se hallaba articulada en varias estancias a
modo de capillas como el mausoleo de la señora, aunque también destacan los denominados
cuartos de la transmutación, en la que los señores se vestían de dioses para oficiar las rituales.
Estos espacios internos aparecían decorados con numerosas pinturas y bajorrelieves polícromos
de carácter esquemático que representan a animales y escenas geométricas que encarnan
nuevamente el concepto de dualidad previamente mencionado, como se puede percibir en la
representación de los peces life de agua dulce y las mantas raya de agua salada, lo cual también
nos indica la gran importancia del mar en su vida diaria. Todos estos motivos iconográficos
conforman asimismo las escenas que decoran los textiles de algodón mochicas. Los edificios en
cuestión disponían además de grandes rampas que conducían a la cúspide de la estructura
piramidal, lugar donde se realizaban los sacrificios humanos en espacios habilitados para ello.
Otra tipología artística muy destacada del arte moche es la cerámica, donde sus hacedores
representaron todo el mundo que les rodeaba y con el que interactuaban, motivo por el cual
constituyen una imprescindible fuente de información para conocer la vida cotidiana moche a
falta de documentos escritos. Entre las escenas rituales, animales, de pesca con caballitos de totora
… destacan las de tipo erótico, donde a través de sus diferentes posturas y prácticas como la
masturbación, la pederastia, bestialismo, etc. Dentro de la cerámica moche destaca la tipología de
la vasija con asa-estribo; pero más frecuentes son las vasijas-retrato donde, a través de un
sorprendente grado de realismo y naturalismo, se representan figuras humanas individualizadas o
esculturas en las que la pieza cerámica constituye por sí misma un tipo humano.
En última instancia sobresale la orfebrería, con obras fabricadas en un solo material a pesar de
que existen otras en las que se combina el uso de metales como el oro, la plata y el cobre con

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Este párrafo constituye una respuesta a la pregunta 2 de las instrucciones de la práctica.
conchas, cuarzo, turquesas, etc. Entre sus diversas tipologías destacan las orejeras y las
narigueras, los tupus o cuchillos ceremoniales,3 los collares, las diademas reales … muchos de
los cuales han sido hallados entre el ajuar funerario de la dama de Cao.4

Otro de los aspectos en los que el documental se detiene brevemente es el de la guerra y el


conflicto en la cultura mochica. De acuerdo con la información expresada en el mismo, que a su
vez se basa en el registro arqueológico de los relieves de la Huaca de la Luna, los combates se
llevaban a cabo a las afueras de los centros urbanos entre los elegidos por las diferentes facciones
contendientes, en el desierto, de forma individual, por lo que no se enfrentaban grandes
contingentes armados entre sí. Tras los combates, en los que se empleaban gigantescas mazas a
modo de arma ofensiva, si se daba la ocasión de que los rivales perdieran los vencedores les
despojaban de sus vestiduras y de su panoplia para llevarlos prisioneros a las ciudades, donde
eran conducidos a la cúspide de los templos piramidales para ofrendar las armas de los vencidos
ante el soberano de la ciudad y, posteriormente, sacrificar a estos últimos tras permanecer bajo la
custodia de los sacerdotes. Sin embargo, cabe destacar que las escenas de conflicto de la cerámica
moche constituye también una fuente muy destacada para conocer este ámbito tan específico, al
mostrarnos constantemente parejas de individuos que se enfrentan entre sí mediante armas de
corto alcance como las mazas previamente mencionadas. Sin embargo, no es del todo inusual
hallar en estas escenas junto a dichas armas otras de largo alcance como los propulsores u hondas,
que se representan en ocasiones abandonadas en el suelo, por lo que es probable que se emplearan
en los primeros momentos del combate para posteriormente abandonarse en el suelo en favor de
las mazas.
Además, los hallazgos arqueológicos relativos al campo de la guerra parecen avalar el carácter
reducido de tales combates, dada la inexistencia de grandes murallas en los recintos urbanos
excavados, asentamientos abandonados, restos óseos que presenten heridas graves …; pero
reflejarían también una infrecuencia de los mismos, pues las osamentas procedentes de
cementerios mochicas analizadas muestran que las fracturas y las heridas producidas por armas
arrojadizas son bastante raras.56

3
Juan Antonio Ramírez, José Alcina Franch, Ignacio Barandiarán et al., Historia del arte. El mundo
antiguo, (Madrid: Alianza editorial, 2008), 111-112.
4
Estos tres últimos párrafos constituyen una respuesta a la tercera pregunta de las instrucciones de la
práctica.
5
John W. Verano, "War and Death in the Moche World: Osteological Evidence and Visual Discourse",
Studies in the History of Art 63, (2001): 112-117.
6
Estos dos párrafos constituyen una respuesta a la cuarta pregunta de las instrucciones de la práctica.
Con todo esto, no es preciso dejar a un lado el tema de la religiosidad moche, que incidía, como
es lógico pensar, en numerosos aspectos de su vida cotidiana como pueden ser el combate,
expuesto previamente, o el sacrificio humano, tal y como se verá posteriormente. De acuerdo con
la información brindada por el documental en cuestión, la cultura moche, al igual que otras
civilizaciones americanas prehispánicas, era politeísta, pues rendían culto a varios dioses a los
cuales atribuían la llegada de “El Niño”, al cual ofrecían sacrificios humanos para aplicar su ira.
La presencia de dicho fenómeno en la concepción religiosa moche se hallaba tan presente en la
vida del día a día y en las actividades laborales que se desempeñaban que los hechiceros y los
sacerdotes se encargaban de predecir el clima para la agricultura y el resto de las actividades
diarias, que se llevaban a cabo tanto en el mar (como los moluscos que aparecen y desaparecen
…) como en la sierra. De hecho, a lo largo de todo el yacimiento de El Brujo se han hallado
numerosos pozos ceremoniales para medir el nivel del agua subterránea y así predecir la llegada
de “El Niño”, así como para realizar ceremonias de limpia y curación oficiadas por dichos
hechiceros. Estos últimos presentaban diversos tatuajes en diversas partes de su cuerpo, al igual
que la dama de Cao, que indicarían la posesión de poderes sobrenaturales que eran empleados
para sanar a los enfermos y, sobre todo, los de la élite, a través de la ingesta plantas medicinales.
Entre las sustancias ingeridas por los mochicas con fines rituales destaca el cactus San Pedro, que
se empleaba para percibir la existencia del inframundo. Asimismo, el desarrollo de la cultura
estaba ligado a su cosmovisión, donde la tierra es sagrada y su supervisión recaía los gobernantes
o señores moches, considerados semidioses al encarnar la entidad de Chicopaec, dios del mar y
de la luna; y de los sacerdotes, quienes además oficiaban las ceremonias de enterramiento.7
En efecto, tal y como se dijo anteriormente, los sacrificios humanos se hallan íntimamente ligados
las concepciones religiosidad del pueblo moche. La información recogida por el documento
audiovisual previamente mencionado refiere que las personas destinadas a ser sacrificadas no eran
tan solo los vencedores de los combates rituales, sino que también podían ser criminales o gente
escogida por los sacerdotes, a los que se podían unir en situaciones de extrema gravedad nobles
que de forma voluntaria se cortaban la vena yugular para morir desangrados. Sin embargo, el resto
de víctimas sacrificiales era conducido hasta la cima de la pirámide atado mediante sogas, donde
únicamente los gobernantes, los sacerdotes y los militares de alto rango podían presenciar los
sacrificios. Estos se llevaban a cabo en una estructura habilitadas para ello que recibe el nombre
de templo del sacrificio y, además, en estos jugaba un rol fundamental el personaje de la maestra
gallinazo, que conducía a las victimas al interior del mismo. Sin embargo, dicha figura no se
hallaba sola, pues tal y como afirma el documental, existían otras mujeres gallinazos,
representadas de forma asidua en la iconografía, que se encargaban de tranquilizar a dichas
victimas antes del sacrificio. Después, el gobernante se dirigía desde lo alto de la pirámide al

7
Este párrafo constituye una respuesta a la quinta pregunta de las instrucciones de la práctica.
pueblo congregado en la plaza ceremonial para recibir del sumosacerdote una copa con sangre de
los sacrificados que, acto seguido, vertía en el suelo como una señal del retorno de la vida a la
tierra.8

En último lugar, cabe destacar la gran importancia del hallazgo de la dama de Cao como una
demostración del gran poder y estatus social que alcanzaron las mujeres en el mundo moche, tal
y como se podía vislumbrar en los restos óseos de la Reina Roja de Palenque en el mundo maya,
con la que muestra ciertas similitudes y diferencias. Entre las primeras podríamos destacar el
hecho de que ambas mujeres muestran indicios de haber dado a luz y de que siguen un mismo
esquema de enterramiento conformado por el embadurnamiento de los cuerpo en cinabrio para
protegerlo de los insectos y con un posible sentido religioso junto al acompañamiento del mismo
por un ajuar funerario; si bien es cierto que el enterramiento de la dama de Cao presenta a una
mayor complejidad que el anterior dada la magnitud del utillaje introducido junto a ella en su
fardo funerario. Sin embargo, se pueden apreciar diferencias remarcables entre ambos restos,
como la diferencia de edad, puesto que mientras la Reina Roja murió a una edad más avanzada
(entre los cincuenta y los sesenta años), la dama de Cao murió a una edad de entre dieciocho y
veintidós años; junto al hecho de que, si por lo menos en el caso de la Reina Roja se habían
planteado tres candidatas que pudieran optar a constituir su identidad, la dama de Cao no se puede
relacionar con ninguna mujer cuyo nombre sea conocido, dada la inexistencia de un sistema de
escritura en la cultura moche, como sí lo poseían los antiguos mayas.9

BIBLIOGRAFÍA

- Documental La dama de Cao: la primera mujer gobernante de Perú:


https://www.youtube.com/watch?v=Dw86dhS7E1A

- Ramírez, Juan Antonio, José Alcina Franch, Ignacio Barandiarán et al. Historia del arte. El
mundo antiguo. Madrid: Alianza editorial, 2008.

- Verano, John W. "War and Death in the Moche World: Osteological Evidence and Visual
Discourse". Studies in the History of Art 63, (2001): 110-125.

8
Este párrafo constituye la respuesta a la sexta pregunta de las instrucciones de la práctica.
9
Este párrafo constituye la respuesta a la última pregunta de las instrucciones de la práctica.

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