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Carlos Alberto Irene Martínez

INSTITUTO UNIVERSITARIO DEL CENTRO DE MÉXICO


EDUCEM

Tema:

LA HACIENDA PUBLICA EN LA CONTITUCION MEXICANA, EL


FEDERALISMO Y LA COORDINACION FISCAL

Alumno:

CARLOS ALBERTO IRENE MARTÍNEZ

Grado:

1022

Materia:

FINANZAS PÚBLICA

Asesor:

SANTIAGO VARGAS

Fecha de entrega:

08 DE FEBRERO DEL 2021


Carlos Alberto Irene Martínez

LA HACIENDA MUNICIPAL.

La Hacienda Pública Municipal, se compone a partir de los rendimientos de sus


bienes y las contribuciones que le sean determinados por la legislacion Local, las
participaciones y otros ingresos que perciban, así como las erogaciones que
realicen; pero derivado del aspecto dinámico de la función hacendaria, esta
comprende cuatro funciones: Ingreso, Egreso, Deuda Pública y Patrimonio; en
virtud de constituir los elementos esenciales de la actividad financiera pública.

En primer lugar, la Hacienda Municipal está conformada – desde una concepción


jurídica – por las disposiciones que aparecen en el Texto Constitucional, donde
señala que las disposiciones en el ámbito económico y financiero, serán aplicables
a los estados y municipios.

El campo tributario local, si bien goza de potestad originaria para la creación,


administración e inversión de sus recursos impositivos, no es menos cierto que
debe someterse a los principios generales a que se contrae la Carta Magna en su
artículo 316, por ejemplo, o a las normas sobre armonización que dicte el Poder
Nacional.

Disponen la Constitución y la Ley Orgánica del Poder Público Municipal que la


administración de la hacienda municipal corresponde al alcalde, siguiendo los
parámetros establecidos para el control, como se observa con los Consejos
Locales de Planificación de Políticas Públicas, los Consejos Comunales, la
Contraloría Municipal o el Concejo Municipal.

En segundo término, las disposiciones sobre hacienda municipal son aplicables a


las formas organizativas locales, tales como: distritos metropolitanos, institutos
autónomos, empresas municipales, mancomunidades, fundaciones, asociaciones,
entre otros.

Ha de recordarse que toda administración de bienes públicos implica el manejo de


recursos ajenos, por lo que amerita que el Constituyente y el Legislador imponga
ese celo normativo.

En tercer lugar, la hacienda municipal está constituida por los bienes, ingresos y
obligaciones que forman su activo y pasivo, así como los demás bienes y rentas
cuya administración corresponda a la Entidad.

Se encuentra conformada por los sistemas de bienes, planificación, tesorería,


contabilidad y tributario.

Para ello se sugiere consultar la Ley Orgánica de la Administración Financiera del


sector público, la Ley Orgánica de la Contraloría General de la República y
Sistema Nacional de Control Fiscal, la Ley (Orgánica) contra la Corrupción, la Ley
de Consejos Comunales, la Ley de los Consejos Locales de Planificación de
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Políticas Públicas (CLPP), las Ordenanzas de Presupuesto, de Contraloría, de las


de CLPP, entre otras, que al efecto dicten los municipios a través del Concejo
Municipal.

El sistema de bienes está conformado por todos aquellos que, por cualquier título,
formen parte del patrimonio del Municipio, o aquellos destinados – en forma
permanente – a algún establecimiento público o servicio de la Entidad o a algún
ramo de su administración. Los bienes municipales se dividen en bienes muebles
e inmuebles y los llamados del dominio público o privado.

Constituyen ingresos ordinarios del Municipio:

1. Los procedentes de la administración de su patrimonio.

2. Las tasas por el uso de sus bienes o servicios.

3. Los que se generen de la actividad tributaria, tales como: impuesto sobre


actividades económicas, industria, comercio o servicios o de índole similar;
impuesto sobre vehículos; impuesto sobre inmuebles urbanos; impuesto
sobre espectáculos públicos; publicidad y propaganda; apuestas y juegos
lícitos; impuesto territorial rural o sobre predios rurales.

4. Contribuciones por plusvalía.

5. Los ramos nacionales (como el caso de registros públicos) o estadales


según la legislación que los regule; entre otros.

6. Situado Constitucional.

7. Los derivados por sanciones o multas, como en materia inquilinaria en la


provincia.

8. Dividendos o suscripciones de capital.

9. Los provenientes de Fondo de Compensación Interterritorial.

Constituyen ingresos extraordinarios de los municipios:

1. El ingreso de precio de venta de sus bienes, incluidos los ejidos.

2. Los bienes que le fueren donados o legados.

3. Los aportes especiales por el nivel nacional o estadal.


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4. Empréstitos y demás operaciones de crédito público.

Dentro de los pasivos de la hacienda municipal se encuentran:

1. Obligaciones contraídas legalmente con ocasión del presupuesto.

2. Deudas válidamente contraídas provenientes de la ejecución de


presupuestos anteriores.

3. Acreencias o derechos reconocidos administrativamente a favor de


terceros, de acuerdo con los procedimientos que rigen la materia.

4. Los valores consignados por terceros que el municipio esté obligado


legalmente a entregar.

El sistema de tesorería está integrado por el conjunto de principios, órganos,


normas y procedimientos a través de los cuales se presta. Está íntimamente
relacionado con las actividades de custodia de fondos y valores, percepción de
ingresos y realización de pagos. Es fundamental para la actividad municipal, pues
permite un manejo organizado de los recursos.

El sistema de contabilidad comprende el conjunto de principios, normas y


procedimientos que permiten valorar, procesar y exponer los hechos económicos
financieros que afecten o puedan llegar a afectar al patrimonio público.

Tendrá por objeto el registro sistemático de todas las transacciones; producir los
estados financieros básicos que muestren los activos, pasivos, patrimonio,
ingresos, egresos; servir como soporte de consulta para la toma de decisiones de
gestión; presentar la información, estados financieros y documentación para el
ejercicio de la actividad contralora y de auditoría.

El sistema de presupuesto está integrado por el conjunto de principios, órganos,


normas y procedimientos que rigen el proceso presupuestario. Comprenden los
ingresos y gastos. Expresan los distintos planes locales: desarrollo económico y
social, inversión municipal, gobierno, desarrollo urbano, turismo.

Una vez aprobada la ordenanza de presupuesto deberán remitirse a la


Vicepresidencia Ejecutiva de la República, Asamblea Nacional, Consejo Federal
de Gobierno, Ministerio del Poder Popular para la Planificación y Desarrollo y a la
Oficina Nacional de Presupuesto; solamente con carácter informativo.

El sistema tributario por el conjunto de principios, órganos, normas y


procedimientos para la captación de los recursos provenientes de las
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contribuciones que hacen los sujetos obligados a cumplir con el sostenimiento de


las cargas públicas.

Corresponde a los concejos municipales, como órganos legislativos locales, la


creación, modificación o supresión de los tributos que le competen de acuerdo con
el Texto Constitucional o los asignados por la legislación.

LA DEUDA PUBLICA, LA FRACCION VIII DEL ARTICULO 73


CONSTITUCIONAL.

La presentación del presente proyecto de Ley General de Deuda Pública por parte
del grupo parlamentario del Partido de la Revolución Democrática, tiene como
principal motivación reivindicar las plenas facultades que otorga al Congreso la
fracción VIII del artículo 73 constitucional, que señale a la letra:

"El Congreso tiene facultad: (...)

VIII. Para dar bases sobre las cuales el Ejecutivo pueda celebrar empréstitos
sobre el crédito de la nación, para aprobar esos mismos empréstitos y para
reconocer y mandar la deuda nacional.

Ningún empréstito podrá celebrarse sino para la ejecución de obras que


directamente produzcan un incremento en los ingresos públicos, salvo los que se
realicen con propósitos de regulación monetaria, las operaciones de conversión y
los que se contraten durante alguna emergencia declarada por el Presidente de la
República en los términos del artículo 29."

La Ley General de Deuda Pública, vigente desde el año de 1977, desvirtúa el


ordenamiento constitucional, al disminuir notablemente las facultades del
Congreso en la materia y limitarlas a sólo aprobar "los montos de endeudamiento
neto necesario" (artículos 10 y 12), pero abriendo al mismo tiempo la puerta a que
el Ejecutivo ejerza o autorice "montos adicionales de financiamiento cuando, a
juicio del propio Ejecutivo, se presenten circunstancias económicas que así lo
exijan".

EL GASTO PUBLICO EN LA CONSTITUCION.

gasto público es toda erogación que realiza el Estado para efectuar sus fines y
sostener su estructura, los recursos que emplea provienen de las contribuciones
que dan los ciudadanos a través de los impuestos. En virtud de la importancia que
encierra el término gasto público, no sólo para un Estado, sino para la sociedad en
su conjunto, es que existen una serie de mecanismos e instancias que se
encargan de elaborar, aprobar y supervisar su utilización. De ahí, que el órgano
legislativo intervenga para los efectos de aprobación y supervisión, debido a la
transparencia que se requiere en este rubro. Cabe anotar, que el gasto público es
materia de la función de control financiero de todo parlamento. El punto neurálgico
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de la teoría del gasto público radica en distribuir correctamente los recursos


disponibles entre las necesidades propias del estado y las sociales; por ello, la
formulación del gasto público tiene que manifestar objetivos, metas, costos y
órganos responsables. Para que al momento de revisar el parlamento la cuenta
pública exista claridad, justificación y empleo adecuado de los recursos.

El gasto público estatal es un instrumento jurídico de la administración pública que


contiene la aplicación de los recursos públicos del Estado para el cumplimiento de
las metas y objetivos del gobierno en apego a las disposiciones constitucionales y
legales aplicables; el que se compone de las siguientes fases: planeación,
programación, presupuestación, ejecución, control, evaluación e información y
transparencia; mismas que se norman y se regulan por las disposiciones previstas
en la presente ley.

LA CUENTA PUBLICA.

La Cuenta Pública es el informe que integra la Secretaría de Hacienda y Crédito


Público y presenta a la Cámara de Diputados para su revisión y fiscalización,
contiene la información contable, presupuestaria, programática y complementaria
de los Poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, de los Órganos Autónomos y de
cada ente público del Sector Paraestatal, en cumplimiento de lo dispuesto en el
artículo 74, fracción VI de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos y en los artículos 46 y 53 de la Ley General de Contabilidad
Gubernamental.

EL FEDERALISMO Y LA COORDINACION FISCAL.

PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA.

EL SISTEMA DE COORDINACIÓN FISCAL EN MÉXICO especialmente en


aquellos municipios más atrasados —hacia los cuales se canalizan ma-yores
recursos de los fondos—, los cuales en muchas ocasiones carecen de capacidad
administrativa y técnica para lograr la aplicación adecuada en función de las
disposiciones condicionantes de los mismos. En atención a lo anterior, la revisión
del Sistema Nacional de Coordinación Fiscal, específicamente de la Ley de
Coordinación Fiscal, puede tender a la formación de un gran fondo de
participaciones y aportaciones, que sean proporcionadas a los estados y a los
municipios con criterios generales para su distribución, a partir de los cuales sean
los propios gobiernos locales quienes determinen la forma de distribución en el
ámbito de sus competencias. Ello resulta conveniente si se considera que existen
proyectos de desa-rrollo estatal y regional que abarcan varios municipios y que la
capacidad de éstos no permite que asuman el carácter de proyectos
intermunicipales, lo cual puede representar una complicación adicional. En ese
gran fondo, con los mismos criterios, debe participar el Distrito Federal; no parece
justo que su status jurídico, que no concede el carácter de municipios a sus de-
marcaciones territoriales, ahora delegaciones, impida que la parte de su población
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en condiciones de pobreza extrema, sea marginada también de la posibilidad de


tener acceso a los fondos y acciones financiados con el erario federal que la
entidad contribuye a crear en forma muy importante.

El problema esencial en torno al rediseño del Sistema Nacional de Coordinación


Fiscal y sus instrumentos, consiste en resolver cómo asegurar la eficiencia y la
responsabilidad en materia de gasto, considerando que los gobiernos estatales y
municipales sólo asumen una pequeña parte de la carga del financiamiento, por lo
cual, pueden surgir problemas éticos y jurídicos por manejos inadecuados o
irresponsables. Si bien, la descentralización es potencialmente benéfica en cuanto
a la eficiencia en la asignación del gasto público, al acercar las decisiones a los
ciudadanos, una mayor des-centralización también puede implicar pérdidas de
control presupuestario e incluso de carácter macroeconómico para el gobierno
federal. Puede existir insuficiente capacidad administrativa en el nivel local,
generarse mayores costos administrativos y concesiones a los grupos locales de
presión política. Una cuestión importante en los próximos años, será entonces
establecer mecanismos mediante los cuales pueda alcanzarse una mayor
descentralización al mismo tiempo que se limita la magnitud de los mencionados
problemas. Por otra parte, una menor condicionalidad exige la precisión de la
normatividad ge-neral y, sobre todo, el establecer una legislación clara respecto a
las responsabilidades de los diferentes órdenes de gobierno en la programación,
ejecución, vigilancia y fiscaliza-ción de los recursos, así como el establecimiento
de convenios entre las diversas instacias encargadas de estos últimos aspectos,
tanto en los poderes ejecutivos —contralorías de la Federación y los estados—
como en las legislaturas —contadurías mayores de hacienda o de glosa—, en los
correspondientes ámbitos del poder público.

ANTECEDENTES Y EVOLUCION DEL FEDERALISMO EN MEXICO.

La nación adopta para su gobierno la forma de república representativa popular


federal”. Artículo 5o. Acta Constitutiva de la Federación de 1824.

Según hemos visto en páginas anteriores, los gérmenes del federalismo datan de
muchos años atrás que ya suman siglos; es interesante saber que Althusius y
Montesquieu ya alumbraban la idea y atisbaban la posibilidad de amalgamar
estados y gobiernos, manteniendo su individualidad; que se podrían coordinar sin
necesidad de fundirse. Se hace hincapié en ello, porque se sabe, y es común
escucharlo cuando se habla de federalismo, que el único origen se atribuye a las
13 colonias que pactaron la constitución de los Estados Unidos de América. No se
regatea el mérito de haberlo implementado y, menos aún, desconocer la influencia
que ejercieron en los estados emergentes de la época que aplicaron esa forma de
organización y de gobierno; pero es saludable, para su mejor comprensión,
conocer que esta trascendental idea de coaligarse se nutre de las raíces de la talla
de los susodichos, amén de que nos lleva a mediar y conciliar entre posiciones
muy encontradas que existen respecto al origen del federalismo en México, y que
van, desde quienes lo ven sólo como una calca de lo implementado por los
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colonizadores del norte o bien, quienes predican un federalismo autóctono. Ignacio


Romerovargas afirma que los pueblos de Anáhuac no sólo se regían por un
derecho consuetudinario, sino que su organización gubernamental era federal.
Asimismo hace referencia al “Pacto de Izcóatl” por el que se consolida una alianza
(federan) entre tres estados: Tenochtitlan, Tetzcoco y Tlacopan.16Hace notar que
conservan su propia autonomía y autarquía pero que actúan de común acuerdo en
consonancia al pacto celebrado, destacando particularmente que operaba entre
ellos un marco muy bien definido de competencia y facultades. Por su importancia
transcribimos: “La federación de Anáhuac llamada “hueytlahtocáyotl” (amistad de
grandes Estados) estaba constituida por treinta y ocho señoríos autónomos y
autárquicos unidos bajo un régimen federal de la Confederación de Tenochtitlan,
Tetzcoco y Tlacopan, no pudiendo los Estados confederados celebrar pactos
internacionales ni intervenir en los gobiernos de otros señoríos y tenían que
contribuir con tributos, guerreros y trabajo para el sostenimiento del Estado de
acuerdo con el pacto que cada señorío tuviera con la Confederación y no podían
separarse de ésta sin infringir el pacto y ser por ello sancionados”.17Pedro
Carrasco relata que ya en el siglo XV se había formado el Imperio Azteca como
producto de una alianza (foedus) y con antelación a él, otros reinos estuvieron en
cierto tiempo aliados (federados):

26principales unidades políticas establecidas... fueron al principio Colhuacan ...


Atzcapotzalco ... y Coatlinchan ...Estos tres reinos estuvieron en cierto tiempo
aliados...”.18Más adelante señala “Estos (los mexicanos) junto con los
tetzcocanos... formaron hacia 1428 la alianza que se llama Imperio Azteca...”19.
Fortaleciendo la idea de que nuestros ancestros tenían clara percepción de formas
de organización de gobierno que, sin proponérselo, en el futuro se adoptarían,
encontramos que Mauro Olmeda cita a Clavijero: “Toda la nación estaba
gobernada por un Senado o Colegio de los miembros más prominentes”.20Más
adelante afirma “...ni la constante ampliación de las conquistas militares, ni el
establecimiento, en 1426, de la confederación azteca...”21 al señalar
“confederación” da adelantos firmes para pensar, al igual que otras corrientes al
respecto, que florecería ya la simiente de gobiernos basados en uniones o
alianzas. Por ello, aceptando desde luego el carácter dinámico del federalismo y
reconociendo la tenacidad y acuciosidad de quienes hurgan en el arcano, el
sistema federal que adoptó México, proviene tanto de los antiguos Señoríos a
manera de cuasifederación Tenochtitlan-Texcoco-Tlacopan ó Tlaxcala-Cholula-
Huejotzingo (algunos mencionan la confederación de Mayapán) como de la fuerte
influencia norteamericana, sin desconocer que también las ideas de Rousseau,
Montesquieu, Diderot, Buffon, Robertson, Voltaire (llamados enciclopedistas) que
influyeron en la Independencia, también lo hicieron al emerger el estado mexicano
con tintes federalistas. No hay desdoro de nuestros pioneros constitucionalistas
como M. Ramos Arizpe, Ignacio Godoy, Francisco García, M. Crescencio Rejón,
V. G. Farías, Prisciliano Sánchez, pues es sabido que al crearse una institución,
esta es susceptible de mejorar a través de la historia que recoge experiencias y
que, acumulándose, tienden necesariamente a perfeccionarla; la idiosincrasia y las
circunstancias prohíjan su apropiada evolución, que por oportuna, resulta
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adecuada. Algunos estudiosos del federalismo nos ilustran señalando, que si bien
entraña un cambio permanente debido a la dinámica de la sociedad, también
coinciden en que conserva sus rasgos principales, de tal manera que su
adecuación histórica no ha dañado su esencia; de ahí también la interminable
literatura que al respecto existe y que refleja la casi imposibilidad de la univocidad
del concepto ó, por mejor decir, tolera dialécticamente su adecuación a
circunstancias y necesidades sin perder su original naturaleza. A las dos
inmemoriales formas de organización del estado, es decir, unitario y
parlamentario, a fines del siglo XVIII se suma el federalismo, por las razones
citadas en el marco teórico antecedente a este opúsculo y, de estas razones, la
que llama particularmente nuestra atención es la de la alianza o pacto que
celebran las 13 colonias para defenderse, ya que esta reacción es muy natural y
nos atrevemos a decir que consustancial al ser humano y a la sociedad, (aún
cuando pareciera que la tendencia natural del hombre y su comunidad es a
centralizar, de ahí que los sistemas unitarios prevalecieron en el desarrollo de la
humanidad) vemos cómo hace alianza para defenderse y al igual las familias y al
igual las comunidades, frente a un adversario común. Este sencillo argumento,
vivificado por el pensamiento de los teóricos citados y sumadas también las
causas analizadas con antelación, llevaron a las 13 colonias al Constituyente de
Filadelfia, cuna del federalismo. Esta somera reseña es sólo con el fin de
acercarnos a los antecedentes que permitieron la asimilación del federalismo a la
idiosincrasia del México que emergía y que hoy hacen de él un estado federal.

CONCLUSION

Se han otorgado en las ultimas décadas al municipio mexicano funciones que


inicialmente la federación realizaba, y se han proveído para ese fin diversos
medios legales que le permitan obtener recursos para dar cumplimiento a estas,
como han sido una competencia material tributaria exclusiva y un estatus jurídico
que le faculta a intervenir en la proposición de los elementos constitutivos de los
tributos derivados de esta competencia, pero dicho sistema no ha sido del todo
conveniente para establecer un esquema financiero suficiente que permita a los
municipios cumplir con las funciones encaminadas a promover el desarrollo
político, social y económico de su territorio y región.

Aunado a lo anterior, la competencia material tributaria concurrente no ha


permitido a los municipios establecer tributos que les permitan obtener recursos
destinados a fortalecer su área financiera desde ese flanco competencial
convergente, y por ende de gobierno, ya que el sistema impreciso de las fuentes
tributarias que hace la constitución mexicana ha supuesto que el gobierno central,
como instancia gubernativa dominante, haya interpretado de forma centralista los
preceptos constitucionales regulatorios de ese espacio tributario coincidente,
estableciendo a su vez, para ejercer su dominio, un sistema fiscal de coordinación
por medio del cual los gobiernos subcentrales supeditan a él sus poderes y
facultades tributarias concurrentes, originando una fuerte dependencia financiera.
Carlos Alberto Irene Martínez

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