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Actividades para trabajar las emociones

1- El diccionario de las emociones

El diccionario de las emociones y de los sentimientos puede ser una


actividad divertida para realizar en familia. Como si de un libro viajero se
tratara, y como un trabajo de reflexión y de profundización emocional,
pediremos a los niños que cada semana se lleven el diccionario a casa.

Para que esta actividad salga adelante y sea provechosa, necesitamos la


colaboración de las familias, por lo que el primer paso será contactar con
ellos y pedirles que formen parte del proyecto de las emociones.

De este modo, cada semana un niño se llevará el diccionario a casa y


elegirá junto a su familia una emoción distinta. Se trata de que definan esa
emoción, la dibujen, indiquen sus síntomas, el significado biológico que
tiene, ante qué situaciones aparece, cómo podría ser una gestión adecuada
de esa emoción, una inadecuada….

Cuanta más información aporten, más rico quedará el diccionario. Una vez
en clase, cada niño podrá exponer la emoción que ha trabajado en clase y
entre todos podrá abrirse un debate acerca de dicha emoción.

Puede ser una actividad muy interesante porque favorece el vocabulario de


las emociones y conforme avance la actividad, saldrán emociones más allá
de las básicas que pueden enriquecer mucho la alfabetización emocional de
los niños.
2- La función biológica de las emociones

Podemos trabajar con los alumnos las seis emociones básicas: alegría,


tristeza, miedo, asco, ira y sorpresa. Y dado que son básicas, tienen un
significado biológico y un patrón facial característico universal.

De este modo, podremos buscar información distribuyendo a la clase en


seis grupos y dando a cada uno de ellos una de las emociones básicas. Les
pediremos que busquen información sobre esa emoción y cuál puede ser su
significado biológico.

Después deberán exponerlo a la clase. Es una actividad que debe realizarse


con niños mayores, dado que el contenido de la actividad es complejo.

3- Trabajar las emociones con fichas

Trabajar las emociones en el día a día es lo más útil, pero elaborar fichas
donde estén presentes las emociones y puedan reflexionar sobre ellas
puede aportarnos muchas ventajas.

De este modo, podemos elaborar fichas con las distintas emociones y las
daremos para que sean capaces de resolverlas.

Estas fichas pueden ir desde caras donde tienen que adivinar cuál es la
emoción que está detrás, viñetas donde se tienen que elaborar la historia,
subrayar entre una lista de opciones aquellas situaciones donde él siente
esa emoción (por ejemplo, cosas que te dan miedo o que te dan asco).

Se pueden añadir oraciones que sean verdaderas y oraciones falsas acerca


de cada emoción para ver hasta qué punto las comprenden, elaborar frases
donde tengan que rellenar el hueco con las emociones… ¡hay muchas
opciones, solo hay que ser un poco creativo!
4- La cajita emocional

Una de las actividades que podemos realizar con nuestros hijos o con
nuestros alumnos es la “cajita emocional”. Para ello, es necesario que
tengamos una caja, que bien puede ser de cartón, de plástico o cualquiera
que encontremos que pueda sernos de utilidad.

Una actividad previa podría ser decorar la caja que nos va a servir para
trabajar las emociones, de manera que los alumnos se impliquen más en
las actividades que realizaremos con ella. Una vez tengamos preparada la
caja, podemos pedir a los niños que realicen tarjetas con las emociones.
Cuando trabajamos la inteligencia emocional o las emociones, uno de los
aspectos fundamentales es la alfabetización emocional.

Debemos lograr que los niños tengan un gran conocimiento y un gran


vocabulario acerca de las emociones. Para ello, antes podemos hacer
actividades de concienciación y de conocimiento acerca de las emociones.

La finalidad de la caja es poder tener un lugar donde los niños expresen las
distintas emociones que tienen a lo largo del día.

De este modo, pediremos a los alumnos que, en distintas situaciones que


les produzcan emociones, hagan una tarjeta con el nombre de la emoción y
que hagan un dibujo que la represente, además de indicar qué ha sucedido.

Deberemos colocar la caja emocional en algún lugar donde el niño pueda


verla y pueda acceder a ella siempre que lo necesite.

De este modo, al final de la semana, en la asamblea con los niños,


podremos sacar la caja y trabajar entre todas las situaciones que han
tenido lugar en el aula, qué emociones hay detrás, cómo se han gestionado
y si se podrían haber realizado de otra manera.
5- El tarro de las noticias positivas

Una actividad divertida que se puede hacer en todas las edades es el tarro
de las buenas noticias. Es una actividad que nos sirve para trabajar la
alegría con los niños.

Para ello, cada vez que ocurra cualquier acontecimiento alegre en los niños
(cualquier cosa que para ellos sea motivo de alegría y que quieran
compartir), se escribirá en un trozo de papel y se meterá en un tarro que
tendremos en la clase con ese fin.

Un buen momento para recoger las distintas noticias positivas puede ser la
asamblea, una vez a la semana. De este modo, una vez pasado el tiempo
que acordemos (puede ser al finalizar el trimestre), nos sentaremos juntos
y sacaremos el tarro de las noticias.

Iremos leyendo y recordando aquellas situaciones que nos pusieron alegres


una vez y con todas ellas, realizaremos un mural que compartiremos con
las familias.

6- ¿A qué tienes miedo?

Esta dinámica nos permite trabajar el miedo con los niños. Para ello,
trabajaremos primero el miedo y daremos algunas situaciones de ejemplo
donde podamos tener miedo.

Seguidamente, pediremos a los niños que piensen situaciones donde tienen


o han tenido miedo. Les pediremos que lo apunten y que lo compartan con
algún compañero.

Lo anotaremos en papeles adhesivos y uno a uno los iremos comentando


en voz alta, invitando a los alumnos a que muestren aquello a lo que tienen
miedo, qué sienten cuando tienen miedo, etc.
Para trabajar el miedo (y en general las emociones) es importante atender
a las señales físicas de las emociones (qué siento) y distinguirlos de la
parte emocional de la emoción (cómo me siento). Esto es importante de
cara a lograr un buen trabajo en todas las áreas de la inteligencia
emocional.

Además, las competencias de la inteligencia emocional pasan porque la


persona sea capaz de identificar también las señales físicas que produce
nuestro propio cuerpo y que nos avisan de la emoción que está detrás.

7- El dado de las emociones

Se trata de que hagamos un dado y en cada uno de los lados pongamos


una de las emociones básicas: alegría, tristeza, asco, ira, miedo y sorpresa.

Una vez lo tengamos hecho y decorado (recordar, la emoción facial puede


ser quizá lo más útil para representarla, pero si resulta demasiado
complicado podes hacerlo simplemente con la palabra), podemos hacer
muchas actividades distintas.

Una de ellas puede ser la de inventar historias o frases donde el niño tenga
que utilizar esta emoción. Así, por turnos, se lanza el dado y con la
emoción que haya salido podemos inventar una historia.

O podemos animar a los niños a que lancen el dado y representen con


mímica alguna situación donde se exprese dicha emoción. O bien que sean
capaces de argumentar y de buscar en qué situaciones en su vida cotidiana
han sentido esa emoción.

Podemos trabajar también cuáles serían las estrategias inadecuadas para


gestionar esas emociones o cuáles serían las adecuadas. El dado puede
ofrecernos muchas oportunidades y con un poco de imaginación, puede ser
un juego muy útil y divertido.
¿Por qué es importante trabajar las
emociones en la infancia?
Las emociones están presentes de manera constante en cualquier situación
que viven los niños (y que vivimos los adultos). Tanto en casa, en el
colegio, con los amigos… las emociones nos acompañan siempre.

Los niños se ven inmersos constantemente en intercambios emocionales.


Esto hace especialmente importante el hecho de aprender a detectar y a
gestionar de manera adecuada las emociones.

Aunque existe la creencia de que las emociones son “innatas” y que


muchas veces no podemos hacer nada por controlarlas, lo bien cierto es
que la inteligencia emocional es un constructo aprendido y que puede (y
debe) enseñarse.

Los padres y los maestros tenemos una gran tarea por delante en este
sentido. Los estudios dicen que el éxito personal y profesional depende, en
gran medida, de la inteligencia emocional que tiene la persona.

La inteligencia emocional supone ayudar a detectar, comprender y


gestionar de manera adecuada los estados emocionales, pero también
ayudar al niño a desarrollar el autocontrol, la automotivación, las
habilidades sociales, la empatía o la asertividad. 

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