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Breve contexto histórico-social.
El nombre “Generación del 27”. Integrantes.
Características (literarias) del Grupo del 27: mezcla tradición y vanguardia, influencia
de la poesía pura, etc. Se puede citar alguna obra o poema para ejemplificar las
características.
Etapas.
Las primeras décadas del siglo XX en España estuvieron marcadas por el colapso del sistema liberal, sumado a
la dictadura de Primo de Rivera y el nacimiento de la Segunda República que fue interrumpida por la Guerra
Civil. Fue en este contexto cuando en 1932 se publicó la antología de Gerardo Diego, en la que se dieron a
conocer los jóvenes poetas de “la generación del 27”.
Entre los figurantes de la generación del 27 destacamos a Pedro Salinas, Jorge Guillén, Gerardo Diego, Federico
García Lorca, Rafael Alberti, Dámaso Alonso, Vicente Aleixandre, Luis Cernuda, Manuel Altolaguirre y Emilio
Prados. Todos ellos son considerados una generación literaria en la medida en que nacieron en torno a 1900 y
se visibilizaron públicamente como grupo en la reunión en el Ateneo de Sevilla en 1927, con motivo del
homenaje a Góngora en el tricentenario de su muerte. Sin embargo, también fueron autores que convivieron
en otros espacios, entre los que destacamos la Residencia de Estudiantes, donde establecieron amistad figuras
como Lorca, Dalí o Luís Buñuel. Además, en el panorama literario publicaban en revistas literarias comunes,
como “Litoral”, “Verso y Prosa”, o “Caballo Verde para la poesía”.
Todos ellos cultivaron fervientemente la poesía, renovándola. Sin embargo, escriben una poesía diversa que
combina rasgos de la vanguardia y la tradición, aunque está sujeto a la evolución personal de cada poeta. Con
todo, atraviesan las mismas etapas.
En la primera, que abarca del 1922 hasta el 27, su poesía se ve influida por la vanguardia: una poesía más
ultraísta y creacionista, rompedora en los temas y en las formas, como es el caso de Gerardo Diego en su
poemario Manual de espumas (1924) o la poesía pura, esencializada, con tendencia a la nominalización y al
verso corto y eliminación de lo anecdótico (Salinas, La voz a ti debida), combinada con la expresión
aparentemente sencilla del neopopularismo (Alberti, Marinero en tierra (1925).
En la segunda etapa de la generación, que abarca del 1927 hasta el 1936 (Guerra Civil), se observa de forma
muy clara la influencia del surrealismo, dando importancia a la metáfora que se convierte en la herramienta
principal de expresión poética, y se vincula temas como la angustia o el deseo (Espadas como labios, de
Aleixandre). Paralelamente a esta estética, en la segunda etapa del 27 se aprecia también el cultivo del
neorromanticismo, una poesía eminentemente subjetiva, que supone una vuelta a los temas humanos,
especialmente al amor, que están generalmente idealizados. (Cernuda, Donde habite el olvido). Por último, el
advenimiento de la guerra civil hizo virar la estética de algunos autores del grupo hacia la poesía
comprometida o social, paralelamente a la militancia de autores como Alberti. Es una poesía dirigida a la
colectividad, al «nosotros» y a la apelación (Alberti, De un momento a otro (1937).